La Bodega

—¿Y cómo sabéis que no os echo sangre muy diluida en las bebidas? Ahora te traigo algo, va.

Luego atendí a Noel.

—Otro que quiere sorpresa. ¿Qué he hecho para ganarme vuestra confianza ciega? —les dije mirando a ambos, divertido. Noel me había dado una idea con lo último.

Entonces llegó Vac. Le saludé levantando ambos brazos y con "hey, chaval" antes de que me palmeara la espalda. Escuché lo que quería y lo anoté rápidamente mientras hablaba.

—¿Veis? Vac sabe a lo que viene. Su paladar tiene más estilo que vosotros, tsk —y me fui chasqueando la lengua, y sin girarme añadí—. ¡El resto pensad lo que queréis o tendré que echaros!


Lo que primero preparé fue lo del hado. Le puse exactamente lo que quería. Noté que los camareros me miraban extrañados, pero Elunin me aseguró que no ocurría nada así que les ignoré: tenía clientes que atender. Les pregunté si tenían ya listo el vino especiado y, tras la respuesta afirmativa, serví un poco para Gael. Solo faltaba lo de Noel, pero eso fue rápido: sidra. Lo puse todo en su bandeja, añadí un cuenco de frutos secos, y volví con ellos. Empecé a repartir las cosas.

—Esto para Vac —le pasé su copa—, esto para ti. Es vino especiado —le di a Gael lo suyo y luego dejé la bandeja en la mesa, saqué una petaca—. Y para Noel... —y la abrí bocabajo sobre el draco. Estaba vacía, obviamente. Chasqueé la lengua como fingiendo disgusto—. Vaya, hombre, no queda "sangre derramada" para el variopinto caballero inhumano... Bueno, te he puesto una sidra a ver si te gusta. Ojo, que me la trajeron de Suecia, para que luego digas.

Finalmente, miré a los demás con los ojos muy abiertos y los brazos en jarras:

—¿Voy a tener que echaros u os habéis decidido ya? Venga, venga, venga, venga.

Wen entró alegremente por la puerta de la bodega acompañando a los cuchitrileros. Aunque no sabía exactamente que iba a ocurrir, el hecho de que Noel les hubiera pedido específicamente que fueran aquel día auguraba diversión segura y la perspectiva de pasar un buen rato en compañía de los amigos. La vouivre se sentó al lado del draco y sonrió socarronamente a Jack cuando este se acercó.

- ¿A quién llamas tu víbora?- preguntó fingiendo indignación.

A la británica, como gran amante del buen vino que era, le costó algo decidirse, pero terminó decantándose por uno de sus favoritos.

- Te pediría tu opinión, pero creo que me voy a ir a lo seguro. ¿Tienes vino de serpiente?- preguntó refiriéndose a aquel vino que había probado en la fiesta del palacete y cuyo nombre provenía de su sabor picante que simulaba el sabor del veneno de serpiente.- Y sí, algo para picar, eso estaría bien, pero que sea algo sencillo, nada demasiado complicado de conseguir. Trufas blancas, caviar,… yo que sé… pudor frivy.

Vac también se había acercado a ver el espectáculo, al parecer, si es que él no era la pieza que faltaba. Gael lo recibió con una sonrisa y continuó observando cómo se desarrollaban los acontecimientos. Estaba un poco alucinado con las prisas que les metía Jack a todos para pedir, al tiempo que apenas les dejaba margen para hablar y hacerlo. Aunque se echó unas risas no mucho después con su broma de la sangre derramada, mientras atraía el vino especiado hacia sí. Lo olió previamente y después probó un primer sorbo. Jack había escogido bien, después de todo, aunque tal como estaba ese día lo había dudado al principio.

Todavía se reía de la broma de Wen cuando levantó el índice para que Jack no se fuera aún.
—Porfa, algo de picar también, que me ha entrado envidia de toda esta gente. Siento no haberme dado cuenta antes, pero como hoy pareces Flash tampoco es fácil pedir de una sentada —rio por lo bajo mientras se llevaba de nuevo la copa a la boca.

—Eso, eso, ¿así es cómo tratas a tus mejores clientes? —increpó a Jack después del comentario de Adara sobre el libro de reclamaciones mientras el alemán se alejaba quejándose de su “falta de paladar”—. La próxima vez me voy a la taberna, allí por lo menos no son tan elitistas y no te cuestionan aunque pidas vino de garrafón.
El draco se divertía enormemente observando el comportamiento claramente alterado por la sustancia que presentaba el vampiro. Sentía curiosidad por cómo le afectaría según pasase el tiempo y el efecto de la droga fuese mayor, y pensó que iba a descubrirlo cuando Jack volvió con sus pedidos y le dio la vuelta a una petaca encima de él. Su primer instinto fue levantarse bruscamente de la silla, pero enseguida comprobó que la petaca estaba vacía.
>>Muy gracioso, sanguijuela —dijo mientras volvía a sentarse—. Pero en realidad lo único que me hubiese preocupado de que me echases sangre encima son tus instintos de chupasangre —bromeó con sarcasmo mientras se servía la sidra que el vampiro había elegido para él—. Te perdono porque con esto sí te has portado bien —añadió señalando su bebida.

A continuación se rio con los comentarios de sus amigos, que todavía seguían pidiéndole cosas a su espectáculo particular y decidió continuar con el símil que había hecho Gael.
—Al menos no es Drácula además de Flash. Podremos sacar la cámara y decir que nos hemos hecho una foto con Flash.

Chasqueé la lengua en respuesta a Noel y negué con la cabeza varias veces.
—No haría uso de eso que llamas "instinto de chupasangre" aquí, ¡hombre, que ya dejé el Burdel! Pero si te va el exhibicionismo, avisa la próxima vez y te tiro sangre... O mejor te la saco... Y si tu chica se apunta, pues mejor. ¡Donde caben dos, caben muchos más! —y señalé a Wen con el lápiz de las comandas y una mirada de reojo.

No pude evitarlo así que solté una carcajada antes de atender a los demás. Después se quejó Adara de broma. Teníamos ese libro que decía, sí, pero... Por favor.

—¿Libro de reclamaciones? Preciosa, si tienes alguna queja me la puedes comentar en mi despacho... O en mi cama... —le respondí con un guiño y luego le saqué la lengua al draco—. Ni mi sitio ni yo somos elitistas, pero mi clientela tiene cierto... nivel. La Taberna me encanta, ojo, y a algunos de mis clientes también, pero... —y a partir de ahí el tono fue de indignación—. ¡Por favor! ¡Es como ir de tapas a un bar pequeño o ir a cenar a un restaurante con varios premios! ¡Este es el de los premios! —y alcé las manos a la altura de la cabeza, con los dedos extendidos, como de frustración.

Obviamente, las cosas que tenía se me cayeron... Mejor dicho: volaron. En cuanto escuché el "clanc" de la bandeja contra el suelo, reaccioné en un visto y no visto. Lo recogí todo a toda velocidad y luego me volví hacia Adara para tomar nota de lo suyo. Luego anoté lo de Wen, aunque no estaba muy seguro de algo...

—Hace unas semanas metimos a un esclavo frivy en un tonel de vino... Estaba bien limpio por dentro y fuera y sin un vello, ¿eh? No creo que le quede pudor... Puedo pedir que hagan unos filetes o algo —y finalmente miré a Gael y asentí sin decir nada más.

Y eché a volar hacia la barra. Literalmente, ya que lo hice en forma de humo. Era la forma más rápida de sortear las mesas, aunque no la más elegante. Realmente no solía hacerlo.

<<Veamos...>> El whisky de Adara: no tenía ni idea de qué era un Pendiryn o Penderyn, o como se llamara, así que ordené que mezclaran varios en un vaso con hielo y arreando. <<Si se da cuenta, que saque esa lengua suya para quejarse si se atreve>> El vino de Wen fue fácil, pues había cierta demanda. Y luego para picar... platos con frutos secos y un cuenco de doritos. Después volví casi corriendo junto al grupo y, casi a la misma velocidad que todo lo que llevaba haciendo y diciendo desde que llegaron, les serví cada cosa. Todo muy rápido.

—Y encima os quejaréis de que os trato mal —les dije al volver tras repartirlo todo—. Lo del filete de frivy sigue en pie, por si a alguien le apetece... Y si no pues el vino sin frivy. No sé cómo podéis beberos ese vino de serpiente —comenté con desagrado—Ah, y en la barra me dicen que Flash es uno que corre mucho... Drácula sé quién es, pero no pillo el chiste, linternita.

Wen se rió absurdamente del chiste de Noel. El comportamiento de Jack era errático y tenía la lengua más suelta de lo normal, lo que le hizo bastante gracia a la vouivre, que rió al verlo tan loco y desinhibido incluso para ser él mismo. Cuando el vampiro se fue en forma de humo de vuelta a la barra, Wen se giró al resto.

- ¿Se puede saber por qué alguien querría meter un frivy en un tonel de vino?- preguntó con una mueca de confusión.

A pesar de todo lo que tenía que servir, el alemán volvió enseguida cargando con la orden, la cual repartió en un visto y no visto.

- Porque es como beber vino con veneno de serpiente, pero sin la parálisis, la muerte lenta y dolorosa, y todo eso- contestó sin darle importancia y luego cogió un fruto seco, se lo metió dudosamente a la boca y lo paladeó exageradamente-. Ya no preparan las trufas blancas como en mis tiempos. Y aunque Matt opine que es un manjar de los dioses, realmente no es ni remotamente parecido al caviar- terminó diciendo levantando un dorito entre sus dedos.

Vac apunto estuvo de escupir el primer trago que le había dado a la copa de vino cuando Jack volcó su petaca vacía sobre la cabeza de Noel, pues el bote que dio su hermano no tuvo desperdicio. Había que reconocerle al alemán la que en opinión de hado había sido una buena replica al comentario del draco sobre la sangre derramada.
—A estado bastante agudo —comentó en voz alta, apurando el tinto antes de empezar con la cerveza.

Observó en silencio los movimientos del vampiro mientras daba cuenta de los frutos secos, ignorando los temas de las conversaciones y centrándose en su lugar en las reacciones del rubio. Estaba bastante claro que no actuaba normal, pues aun dejando de lado los comentarios subidos de tono poco le faltaba para rebotar en el sitio, y cuando echó a volar en forma de humo se dirigió al sueco con una ceja alzada.
—¿Tienes tú algo que ver con eso? —preguntó señalando hacia la barra, donde el propietario del local trasteaba con unas cuantas botellas para atender las últimas comandas—. Es como si le hubiera chupado la sangre a un saltimbanqui hiperactivo con la enfermedad de Parkinson... —comentó, tamborileando sobre la mesa con los dedos de su mano libre.

Jack regresó corriendo antes de recibir una respuesta, por lo que el hado aprovechó para pedir algo mas de comer esquivando la pregunta acerca de la broma de Flash.
—Jack, ¿podrías traer algo de comer con mas sustancia? —inquirió—. No me malinterpretes, los frutos secos están muy bien para picar, pero me muero de hambre —explicó con una amplia sonrisa.

«Madre mía, ¿pero qué se ha tomado este hombre hoy?» se preguntaba el fuego fatuo mientras reía. A Jack le encantaban las insinuaciones, pero nunca antes había llegado a tanto. Indudablemente algo no andaba normal en él. «¿Casualidad? No lo creo».

Como tapa, recibieron unos platillos que bien podrían haber venido del bar de la esquina del pueblo de los abuelos de Gael. Como no podía ser de otro modo, también tenía quejas al respecto.
—Pero hombre, acabas de decir que la taberna es una tasca de mala muerte al lado de tu bodega y nos traes tapas de tasca de mala muerte. ¡Vaya forma de demostrarlo! —Su forma de decirlo era completamente bromista, por supuesto. Había no pocos años de confianza detrás de su relación con Jack como para no poder hablar sin pelos en la lengua, y Gael realmente tenía ganas de algo que llenase un poco más la tripa. Aun así, echó mano de un puñado de frutos secos tras hablar.

Noel arqueó las cejas manteniendo una expresión con la que claramente quería decir “¿en serio?” aunque sin perder la sonrisa.
—Si esa cama tuya se puede utilizar para otra clase diferente de perversiones que las que sugieres, vale. Sino ya puedes echarme en las tapas una buena cantidad de las setas alucinógenas que seguro consumes para que acepte tu propuesta.
Mientras el vampiro continuó con su ronda de insinuaciones, el draco dio otro sorbo a su bebida mientras se reía para sus adentros tratando de buscar alguna manera de sacarle alguna otra cosa divertida al vampiro: al fin y al cabo aquello ya lo hacía tan habitualmente que por un instante ni siquiera se había notado la diferencia entre el Jack de siempre.

Aunque a continuación el propio vampiro desmintió aquella sensación mientras decía incoherencias acerca de meter frivys en toneles y se encogió de hombros, divertido, ante la pregunta de Wen al respecto. Apenas le había dado tiempo a reírse de la pregunta y el comentario de Vac y no pudo responderle porque Jack regresó en ese momento con “las tapas”, ante lo cual mostró su acuerdo con la apreciación hecha por Gael.
—Sí, deja los Doritos para el saco de arena —añadió después de que la vouivre mencionase a Matt, aunque mientras lo decía cogió uno de todos modos para llevárselo a la boca—. Ya has oído a tus clientes viperinos: esfuérzate más o no seré yo quien detenga a Adara cuando haga ese “uso abusivo de tu cama de reclamaciones”, que probablemente no se refiera a lo que tú piensas, ¿verdad? —añadió dirigiendo un leve codazo de complicidad a la ángel negro.


Mientras tanto, a unas mesas de donde se encontraba reunido el grupo, el cíclope había seguido refunfuñando por lo bajo y en ese momento alzó la voz para llamar la atención de Jack.
—¡Camarero, traéme ya lo que te pedí!
No había pedido nada desde que el vampiro le había servido la primera vez.

Lo de Wen no tenía sentido. ¿Quién querría beber vino de serpiente?

—¡Pero si lo que mola de las serpientes es el veneno! ¿Nunca habéis visto rondas de chupitos venenosos en la Taberna?

Para colmo, parecía que ninguno estaba conforme con lo que había traído para picar. ¡Algo con sustancia! ¡Trufas blancas! ¡Caviar! Metí la libreta en un bolsillo del uniforme y apreté los dedos con frustración pero sin llegar a cerrar el puño, casi como si fueran unas garras, y exclamé:

—¡Mal Luna os transforme, haberlo dicho antes! Pedid por esa boquita, pedid, que incluso podría conseguir la cabeza de Sir Wilson cubierta de chocolate, pero decidlo claro, carajo —exclamé tras oír todas las quejas—. Puedo traer todo eso y más, pero tendréis que pagarlo. No creía que pudiérais permitíroslo y no quise dejaros sin un duro, entendedme. Viviendo en ese cuchitril cómo voy a saber que podéis pagar tanto... —dije con una sonrisa de falsa inocencia. Luego miré a Adara y alcé las cejas—. Entonces la próxima vez me aseguraré de que tengas que usarla, aunque me cuidaré de no matarte...

—Hmm... A la parejita le traigo una tabla de setas alucinógenas a la plancha con caviar espolvoreado, ¿no? —rematé mientras dirigía una mirada a Noel. Luego saqué la libreta, la lancé al aire mientras sacaba el lápiz y empecé a anotar cuando la recuperé. Pero, antes, me giré sobre mí mismo para mirar a la barra y hacer memoria de lo que había. Luego giré otra vez para encararles, todo con gestos muy exagerados—. Puedo traeros un par de tablas de quesos y embutidos de varios mundos... También sigue en pie la oferta del filete de frivy. O si no, tenemos platos de comida decente, no esa birria de frutos secos. ¿Osogrifo al vodka, por ejemplo?

Después seguí enumerando platos de carne de bichos de mundos vinculados, algunos inventados y otros demasiado raros. Todo muy rápido. Eso sí, no me corté en incluir cosas caras. Si decían que pagarían, que pagaran pero bien. ¿No querían finuras? Pues ale.

—O lenguas de dragón, que se le ocurrió a Elunin. Son lenguas de lagartos de los subterráneos con especias y aliños. Eso sí, no sé si os gusta el picante o si podréis soportarlo... —y por lo bajini, añadí lo último para picarles—. Blandengues.

Eso fue lo último porque, repentinamente, uno de mis otros clientes me llamó. Al oír el motivo, fruncí el entrecejo, pasé las hojas de la libreta en un visto y no visto, fruncí el ceño una segunda vez y volé, literalmente, hacia su mesa.

—Disculpe pero no sé de qué me habla. Le serví antes eso —lo señalé— y no tengo nada más anotado... De hecho llevo todo el rato con mis amigos y no me ha pedido nada, así que o bien pretende fastidiarme o bien le ha pedido algo a la barra y no le han hecho caso... —dije y miré a mis empleados como buscando una explicación, pero solo recibí gestos de duda y negativos, así que volví a mirar al cíclope y apreté el entrecejo. Normalmente me habría disculpado y le habría hecho "repetir" el pedido, pero no lo hice—. Si quiere fastidiar, puerta. Si quiere pedir algo, aproveche que estoy aquí, pero rapidito que no tengo todo el día.

Wen rió por el palabrerío del vampiro.

- Hombre, que no estamos forrados de dinero, pero tenemos suficientes para una cenita, digo yo. ¿O es que acaso piensas sablarnos de mala manera? Eso no se le hace a los amigos, que lo sepas- dijo la vouivre-. Y yo paso de las setas, para viajes extrasensoriales y ponerme la cabeza como un bombo me basta con tener conversaciones sobre política y economía con frivy’s, gracias. Pero no te digo que no a esa tabla de quesos, que suena estupendamente.

A la británica le hizo gracia la cantidad de platos que podían llegarse a cocinar en un lugar especializado en bebidas, sospechando a su vez que la mayoría de ellos o eran inventados o eran nombrados por agrandar la lista. Cuando el vampiro los llamó “blandengues”, Wen se giró en dirección al resto de sus amigos.

- Creo que no es consciente de con quién está hablando realmente- les dijo con una sonrisa-. Y es posible que vaya a empezar una pelea con ese tipo en cualquier momento.

Vac sonrió cuando el vampiro empezó a enumerar una lista de platos demasiado larga. Las formas del alemán y la incansable verborrea que salía de su boca le hacían mucha gracia, pero lograba contener a duras penas las carcajadas que pugnaban por escaparsele.
—A mi tráeme ese osogrifo al vodka, salsa de queso fundido y una buena ración de esas lenguas de "dragón" —pidió con una amplia sonrisa, enfatizando las comillas con los dedos—. Y no te cortes con el picante, compañero, convivir con cierta demonio del fuego ha curtido el paladar de este blandengue —añadió, guiñándole un ojo al gerente hiperactivo.

Observó como se alejaba en dirección al ciclope con mirada atenta, dispuesto a intervenir si aquello se iba de madre.
—No creó que el grandullón sea tan estúpido —le replico a su cuñada tras darle un sorbo a su jarra—, pero una buena pelea nos amenizaría la mañana, ¿no os parece? —preguntó a nadie en particular, lamiendo la espuma de sus labios—. ¿Qué le has hecho, hermanito? Aprovecha esta falta de atención por parte de nuestro mosquito favorito para ponernos al corriente, ¿no? —sugirió en tono confidencial.

Noel puso los ojos en blanco cuando Jack insistió con el tema de las setas pero lo hizo mientras, de todos modos, se reía. Se habría fingido el ofendido con el comentario del vampiro acerca del cuchitril, pero Jack decía tantos disparates por segundo que no le daba tiempo a replicarle. De hecho, todavía se reía de los comentarios de sus amigos cuando observó con cierta preocupación el inicio de la discusión entre el alemán y aquel cíclope gruñón. Por ese motivo decidió no hacerse el misterioso por más tiempo –al menos no del todo- y aprovechó la pregunta de Vac.
—Digamos que les he pedido ayuda a Nia y Erika para castigar a nuestro vampiro preferido por condenar a todos los cosechados a muerte —dijo en un tono sarcástico distraído mientras no quitaba el ojo de encima a la situación un par de mesas más allá—. Le prometí a Erika que si sucedía algo… excesivo me haría cargo, así que espero que la sanguijuela no se meta en demasiados problemas con ese o tendré que intervenir ya.


En la barra no podían saber nada de ningún pedido de aquel tipo porque efectivamente no había vuelto a pedir nada. El cíclope aumentó la frecuencia de sus gruñidos mientras Jack se dirigía a él.
—Menuda mierda de servicio tienen aquí. Sí, voy a pedir algo: traeme la mejor cerveza que tengas y más vale que la casa invite por esta vez.

Cuando el cíclope me respondió, bajé el brazo de la libreta e hice un gesto con los dedos. En la barra lo entenderían.

—Caballero, lo lamento pero ninguno de mis empleados tiene apuntada comanda suya alguna. Y eso de que invite la casa... ¡Les estoy cobrando a mis amigos!—le respondí riendo burlón.

Al poco de decir eso, vi a Elunin acercarse por detrás del cíclope. El nublino tenía sus propias runas defensivas y tatuajes de armas, todo oculto bajo el uniforme, pero solo los clientes nuevos desconocían ese detalle. Vamos, debería ser así, porque siempre que había problemas acudía y no había que atar muchos cabos pues ni estaba transformado ni hacía magia... Yo dejé la bandeja y la libreta en la mesa antes de volver a hablarle.

—¿De veras cree que le vamos a invitar a algo más que a salir de aquí sin molestar más? ¡Por favor! O se decide por algo y paga por ello o se larga. Y rapidito que no tengo todo el día para escenas. Ah, por si no lo sabía, está en un lugar especializado en vinos, así que la cerveza que ha pedido le costará un ojo de la cara, así que yo en su lugar me lo pensaría dos veces —y le guiñé.

Pretendía haber seguido hablando, pues tenía ganas de decirle de todo y estaba embalado, pero Elunin me miró fijamente y negó lentamente con la cabeza. Casi a la vez, mis empleados de la barra se disculparon con el resto de clientes. Eso solía ser tarea mía, pues una disculpa del dueño tenía más peso, pero con un "cliente" potencialmente peligroso la tarea recaía en ellos. <<No estará tan loco como para querer pelea con los mercenarios aquí, ¿no? Aunque si la inicia será mejor matarlo o puede volver... O borrarle la memoria desde que empezó el follón, servirle algo y mandarlo a casa. ¡Esto es Rocavarancolia y eso de que el "cliente siempre tiene la razón" es una leyenda terrícola!>> En cualquier caso, entre unos y otros me distraje y olvidé lo que le iba a decir más, me callé y esperé su respuesta. O su reacción. Pero por algún motivo no lograba concentrarme en los hechizos que podrían hacernos falta, pues pasaba mentalmente de uno a otro, y no seguía un orden de prioridad sino aleatorio. <<¿Qué demonios me pasa hoy?>>