La Bodega

Wen rió por el palabrerío del vampiro.

- Hombre, que no estamos forrados de dinero, pero tenemos suficientes para una cenita, digo yo. ¿O es que acaso piensas sablarnos de mala manera? Eso no se le hace a los amigos, que lo sepas- dijo la vouivre-. Y yo paso de las setas, para viajes extrasensoriales y ponerme la cabeza como un bombo me basta con tener conversaciones sobre política y economía con frivy’s, gracias. Pero no te digo que no a esa tabla de quesos, que suena estupendamente.

A la británica le hizo gracia la cantidad de platos que podían llegarse a cocinar en un lugar especializado en bebidas, sospechando a su vez que la mayoría de ellos o eran inventados o eran nombrados por agrandar la lista. Cuando el vampiro los llamó “blandengues”, Wen se giró en dirección al resto de sus amigos.

- Creo que no es consciente de con quién está hablando realmente- les dijo con una sonrisa-. Y es posible que vaya a empezar una pelea con ese tipo en cualquier momento.

Vac sonrió cuando el vampiro empezó a enumerar una lista de platos demasiado larga. Las formas del alemán y la incansable verborrea que salía de su boca le hacían mucha gracia, pero lograba contener a duras penas las carcajadas que pugnaban por escaparsele.
—A mi tráeme ese osogrifo al vodka, salsa de queso fundido y una buena ración de esas lenguas de "dragón" —pidió con una amplia sonrisa, enfatizando las comillas con los dedos—. Y no te cortes con el picante, compañero, convivir con cierta demonio del fuego ha curtido el paladar de este blandengue —añadió, guiñándole un ojo al gerente hiperactivo.

Observó como se alejaba en dirección al ciclope con mirada atenta, dispuesto a intervenir si aquello se iba de madre.
—No creó que el grandullón sea tan estúpido —le replico a su cuñada tras darle un sorbo a su jarra—, pero una buena pelea nos amenizaría la mañana, ¿no os parece? —preguntó a nadie en particular, lamiendo la espuma de sus labios—. ¿Qué le has hecho, hermanito? Aprovecha esta falta de atención por parte de nuestro mosquito favorito para ponernos al corriente, ¿no? —sugirió en tono confidencial.

Noel puso los ojos en blanco cuando Jack insistió con el tema de las setas pero lo hizo mientras, de todos modos, se reía. Se habría fingido el ofendido con el comentario del vampiro acerca del cuchitril, pero Jack decía tantos disparates por segundo que no le daba tiempo a replicarle. De hecho, todavía se reía de los comentarios de sus amigos cuando observó con cierta preocupación el inicio de la discusión entre el alemán y aquel cíclope gruñón. Por ese motivo decidió no hacerse el misterioso por más tiempo –al menos no del todo- y aprovechó la pregunta de Vac.
—Digamos que les he pedido ayuda a Nia y Erika para castigar a nuestro vampiro preferido por condenar a todos los cosechados a muerte —dijo en un tono sarcástico distraído mientras no quitaba el ojo de encima a la situación un par de mesas más allá—. Le prometí a Erika que si sucedía algo… excesivo me haría cargo, así que espero que la sanguijuela no se meta en demasiados problemas con ese o tendré que intervenir ya.


En la barra no podían saber nada de ningún pedido de aquel tipo porque efectivamente no había vuelto a pedir nada. El cíclope aumentó la frecuencia de sus gruñidos mientras Jack se dirigía a él.
—Menuda mierda de servicio tienen aquí. Sí, voy a pedir algo: traeme la mejor cerveza que tengas y más vale que la casa invite por esta vez.

Cuando el cíclope me respondió, bajé el brazo de la libreta e hice un gesto con los dedos. En la barra lo entenderían.

—Caballero, lo lamento pero ninguno de mis empleados tiene apuntada comanda suya alguna. Y eso de que invite la casa... ¡Les estoy cobrando a mis amigos!—le respondí riendo burlón.

Al poco de decir eso, vi a Elunin acercarse por detrás del cíclope. El nublino tenía sus propias runas defensivas y tatuajes de armas, todo oculto bajo el uniforme, pero solo los clientes nuevos desconocían ese detalle. Vamos, debería ser así, porque siempre que había problemas acudía y no había que atar muchos cabos pues ni estaba transformado ni hacía magia... Yo dejé la bandeja y la libreta en la mesa antes de volver a hablarle.

—¿De veras cree que le vamos a invitar a algo más que a salir de aquí sin molestar más? ¡Por favor! O se decide por algo y paga por ello o se larga. Y rapidito que no tengo todo el día para escenas. Ah, por si no lo sabía, está en un lugar especializado en vinos, así que la cerveza que ha pedido le costará un ojo de la cara, así que yo en su lugar me lo pensaría dos veces —y le guiñé.

Pretendía haber seguido hablando, pues tenía ganas de decirle de todo y estaba embalado, pero Elunin me miró fijamente y negó lentamente con la cabeza. Casi a la vez, mis empleados de la barra se disculparon con el resto de clientes. Eso solía ser tarea mía, pues una disculpa del dueño tenía más peso, pero con un "cliente" potencialmente peligroso la tarea recaía en ellos. <<No estará tan loco como para querer pelea con los mercenarios aquí, ¿no? Aunque si la inicia será mejor matarlo o puede volver... O borrarle la memoria desde que empezó el follón, servirle algo y mandarlo a casa. ¡Esto es Rocavarancolia y eso de que el "cliente siempre tiene la razón" es una leyenda terrícola!>> En cualquier caso, entre unos y otros me distraje y olvidé lo que le iba a decir más, me callé y esperé su respuesta. O su reacción. Pero por algún motivo no lograba concentrarme en los hechizos que podrían hacernos falta, pues pasaba mentalmente de uno a otro, y no seguía un orden de prioridad sino aleatorio. <<¿Qué demonios me pasa hoy?>>

Le miré sin parpadear mientras respondía y se erguía. Parecía a punto de empezar una pelea, pero Elunin y yo también estábamos preparados para ponerle fin... Más o menos, si yo controlaba lo que fuera que me pasara. Pero no hizo falta. Cuando se dirigió a la puerta sin dejar de decir estupideces, le seguimos a una distancia prudencial por si acababa sacando algún arma. Aun así, esperaba que no sucediera nada. Me costaba mantener el equilibrio y seguía sin poder concentrarme en hechizos o en cómo manejar una pelea allí en medio. Pero por algún motivo mi lengua también estaba más suelta que de costumbre.

—Exacto, es un sitio de calidad y por eso te vas. ¡Anotad una ronda para todo el mundo por las molestias! ¡Y apuntad su jeta en la lista de indeseables! —exclamé sin mirar a mis empleados, pero acataron la orden—. Aunque también podría poner una recompensa para aquel cliente que me traiga su cabeza; seguro que podré darle algún uso a su cabeza o a su ojo —dije mientras miraba a mis amigos de reojo brevemente.

Brevemente porque el cíclope tenía la puerta al alcance de la mano, pero a saber lo que haría tras haberme escuchado. Si era cliente habitual, sabría que la "ronda gratis" era de cualquier cosa que pidieran los menos habituales de media calidad y los "veteranos" una pequeña cantidad de algo de categoría alta. Si no lo era y se pensaba que era algo de más calidad, quizá se hubiera enfadado del todo y pensara hacer efectiva su amenaza en aquel momento.

—La pega es que su cerebro no servirá más que para alimentar colaespinas... O envenenarlas.

Elunin me dirigió una mirada de reproche por haberle provocado con aquello, pero le miré de vuelta con cierta frustración pues no había sido mi intención... No del todo. Sí que lo había pensado, ¡pero no esperaba decirlo!

Su reacción era de esperar. Pero yo no sabía qué hacer realmente... Estaba claro que el cíclope iba a salir de la Bodega dentro de poco; tan claro como que nadie excepto él podría acabar de rodillas disculpándose.

—Oh, sí, claro que sí, por supuesto. Aquí todo el mundo sabe quién ha empezado esto, querido... —le respondí dándole la razón aparentemente. Esperaba de veras que no le creyeran los demás clientes.

Y entonces Elunin, que se había adelantado al girarse el cíclope y quedaba un poco entre los dos, me miró fijamente y luego dirigió la mirada a mis amigos. No solo fijamente sino que parecía enfadado... ¿Pero con ellos o por todo el follón del idiota del cíclope? ¿Había algún plan en marcha contra este energúmeno y no me había enterado? Hicieran lo que hicieran, yo no me sentía en condiciones para pelearme con nadie dentro.

—Pero qué te parece si hablamos fuera, ¿eh? Seguro que podemos llegar a un acuerdo económico bastante apropiado para la... ofensa sufrida, ¿eh? —le insistí después mientras con un gesto lento de la mano le invitaba a salir y con la otra me palmeaba un bolsillo en el que sonaron monedas.

Elunin nos acompañó, caminando un paso por delante de mí y otro por detrás de él, pero un poco más a la izquierda (como un triángulo)... Y si realmente los otros iban a hacer algo tenía sentido: el otro lateral daba directamente en la dirección de la mesa de mis amigos.

—Vale, ese tipo ha tenido mucha puntería. O yo, según se mire —comentó en tono de resignación a través de una sonrisa cansada mientras se levantaba de la silla y sabiéndose el destinatario de la mirada asesina de Elunin—. No podía elegir otro día para venir a liarla, no…
El grupo siguió los pasos de Jack y el cíclope a distancia prudencial. El draco suponía que el vampiro querría alejarse de la bodega para evitar espectadores indiscretos, pero el “cliente insatisfecho” parecía tener otros planes. Reaccionaron en cuanto el cíclope hizo amago de atacar al alemán y, sin darle oportunidad apenas a alzar uno de sus grandes brazos, lo dejaron fuera de combate en una actuación tan rápida como eficaz.

Tras debatir qué hacer con el tipejo, acordaron borrarle los recuerdos recientes y dejarlo tirado en un callejón a medio camino entre la bodega y la taberna, con una botella vacía de alguna bebida alcohólica de alta gradación en sus manos.
—La parte de la borrachera probablemente sea cierta de todos modos —comentó con una sonrisa sardónica una vez emprendieron la marcha de vuelta.

Varios de los clientes que se habían reunido en la puerta de la bodega y habían asistido a la primera parte del “espectáculo” todavía continuaban allí y murmuraban entre ellos comentando el incidente. El sueco supo que debía hacer algo más al respecto para cubrir todos los posibles perjuicios que la fatal casualidad hubiese causado a Jack, por lo que, mientras atravesaban el umbral de la puerta del local, sujetó al vampiro por los hombros y comenzó a arrastrarlo hacia el interior. <<Sígueme el rollo>> le dijo telepáticamente al alemán.
—El encargado ha sido víctima de un intento de sabotaje y evenenamiento planeado con premeditación por parte de nuestro amigo el cíclope —dijo alzando la voz y girando la cabeza hacia la multitud reunida —. Necesita recuperarse, pero imagino que el resto del personal de la bodega seguirá atendiendo el local. Si alguien necesita algo del encargado, que se dirija al nublino Elunin —concluyó señalando al susodicho con la cabeza.

A continuación acompañó a Jack hasta su cuarto y, tras asegurarse de que nadie indeseado les había seguido, se dirigió a él con una sonrisa burlona.
—Te aconsejaría que comieses para empezar a rebajar los efectos, pero no sé si la sangre tiene el mismo efecto en las sanguijuelas. Esto… ¿feliz April Fools por adelantado? Alégrate, al menos ya has saldado tu deuda de perdedor —le explicó con jocosidad, preparándose para su reacción.

Oh, por favor, solo faltaba al tío este para complementar el espectáculo. Ahora voy a mirar a Noel con cara de “¿esto también es cosa tuya o sólo me lo parece a mí que has contratado a un actor?”. Bueno, realmente no creo que pueda expresar algo tan largo y completo solo con mirarlo. ¡Pero da igual, lo haré! Y casi diría que ha funcionado, a juzgar por lo que ha dicho. Pero no sé yo, no sé yo… Esto es divertido, muy divertido.

Ay, pues parece que Jack va muy en serio. Bueno, normal, claro. Para él solo es un alborotador más, no un posible elemento de atrezo para la obra de hoy: Jack on fire. Dios. Menuda mierda de título.

—¡Eh! Pero hombre, ¿qué forma es esta de reclamar? —¡Lo hemos tumbado como si nada! Si es que somos la hostia, clarísimo—. Pero a ver, ¿no has oído al dueño y su peculiar soporte de reclamación? —Doy la vuelta al pobre desgraciado con el pie. Sí, qué pasa, me gusta hablar con tipejos inconscientes.


Creo que todos hemos pensado lo mismo, sí: borrado de memoria y borrachera simulada. Parece que empezamos a actuar como un equipo, y esas cosas. Bah, ni que fuera la primera vez.

Pues mira, Noel se querrá ir a ayudar al pobre dueño perjudicado, pero a mí me apetece más echar un traguito. Y de paso pico un poco de esto que ha traído el señor.

—¡Salud! —Por nosotros.

Lo que pasó tras salir de la Bodega sucedió tan rápido que me mareé, pero realmente creo que yo ya estaba mareado y que el asunto discurrió a velocidad "normal". No intervine ni en incapacitarle ni en el borrado de memoria, pero sí que le dirigí un par de palabras malsonantes. ¡Quién se había creído!

—Bien dicho, Adara. Bueno, asunto zanjado... Vamos para adentro y os termino de atender.

En el interior había gente comentando el suceso así que empecé a pensar en cómo arreglarlo, pero Noel me habló por telepatía y me limité a alzar las cejas cuando entramos. El draco fue quien dio la explicación y entonces todo cobró sentido. ¡Envenenado! ¿Pero cómo? ¿Solo me había afectado a mí? ¿Algo que me echase en la bebida? ¿Pero cómo? Parpadeé varias veces y me aflojé el cuello del traje. Aquello fue inesperado, mucho. Y un tanto alarmante. Tanto que miré en dirección a la puerta mientras Noel terminaba de explicarse. Quería salir a por el cíclope y hacerl... <<Un momento. Si sabe que me envenenó, ¿por qué lo ha dejado irse así? Si te envenenan, lo mismo es descuartizarle, no darle una tunda y borrarle la memoria... ¿Qué me he perdido?>> pensé mientras devolvía la mirada al draco. Seguro que tenía algún plan de venganza mejor que dejarle allí fuera. <<Lo único que podría encajar con dejar vivo al tarugo aquel era que Noel estuviera implicado, pero había que estar muy loco y borracho para creer algo así. Aunque a mí me han drogado... ¿Se incluye paranoia en los efectos o qué? Puñetero cíclope>>

Por eso le seguí, o más bien le indiqué el camino hasta mi despacho y residencia. ¿Quizá el cíclope había sido solo un cebo y había alguien más implicado en la clientela pero no lo había dicho en voz alta por motivos obvios? Cuando abrí y entramos, miré al draco con una ceja alzada. Lerka nos recibió entre maullidos y se acercó a rozarse con nuestras piernas.

—¿Que coma? Pf, ahora voy a tener que comprobar todo lo que... —le interrumpí, paranoico, pero entonces razoné lo que dijo, pues él no había dejado de hablar—. ¿Qué? ¿April fools...?

Fruncí el entrecejo unos segundos y aunque al principio no recordé qué era aquello, el mismo Noel me dio la clave. <<Perdedor... ¡PERDEDOR! ¡Hostias!>> Fue casi como un puñetazo... solo que empecé a reírme a carcajadas. ¡Habían sido ellos!

—¡Todo es cosa vuestra! ¡Yo os mato! ¿Por eso no hemos matado a ese capullo, porque era un actor? ¡Estáis locos, menudo susto se llevarían mis clientes! Os mato, en serio.

Por suerte había cerrado al poco de entrar. Prácticamente me dio un ataque de risa, quizá potenciado por lo que fuera que me hubieran dado. Me senté en la mesa del despacho para tomar aire e intentar dejar de reír.

—Si me habéis dado algo... ¿Pedisteis ayuda a Nia? ¿Fue idea tuya, verdad? ¿Teníais otros cómplices a los que deba matar? Sois unos cabroncetes. ¿Por qué no han subido los demás? ¡Cobardes! —añadí entre risas.

- ¡Oh! ¿En serio?- dijo cuando Noel descubrió el pastel y les confesó que había drogado de alguna manera a Jack-. Pues ha sido un buen trabajo. Esta como… muy él… más de lo que suele estar.

En ese momento las cosas comenzaron a desmadrarse cuando un cliente comenzó a reclamar un pedido que no había hecho, comenzando una discusión con Jack. El vampiro invitó “amablemente” al ciclope a que le acompañara al exterior y todos salieron tras ellos. No les costó mucho reducir al ciclope e idear un plan para que aquella situación no afectara a la clientela de la bodega ni a Jack. Una vez todo estuvo solucionado, todos entraron de nuevo, dejando a Elunin a cargo por completo del lugar y ellos se dirigieron al cuarto privado del vampiro, donde Noel le explicó la situación. Como cabía esperar, Jack primero se vio confuso y más tarde comenzó a reírse.

- Oye, no creo que haya sido para tanto- dijo ella riendo-. De hecho, creo que ha sido bastante corto. Yo hubiera preferido que hubieras estado más rato así, sin darte cuenta, y nosotros podríamos habernos divertido más. Tienes una clientela realmente hostil, Jack, deberías hacértelo mirar.

Cuando Gael se enteró de en qué consistía la broma se llevó las manos a la cabeza pero con una sonrisa.
—Madre mía —dijo para sí mismo.
Se giró inmediatamente hacia la mesa a la que se había dirigido el vampiro y puso en ella toda su atención, ligeramente preocupado.
—Las dotes de comerciante de Jack hoy no sirven ni para barrer el suelo… —comentó durante el principio del intercambio entre vampiro y cíclope. Le sabía mal que Jack se creara un problema con un cliente por culpa de lo que estaba pasando.

No tardó mucho en escalar hasta convertirse en un verdadero conflicto, siendo Jack la parte que metía más la pata por segundo, teniendo en cuenta que era el dueño del local y pretendía vivir de ello. Con movimientos perezosos, el fuego fatuo se levantó para apuntarse a la batida de caza del cíclope, tras el debate pertinente. Prefería terminar deprisa aquel asunto y volver a la mesa con sus pedidos –por desgracia, el espectáculo de Jack ya lo podían dar por finalizado–.

A la vuelta, Gael se quedó con Adara por no hacer una migración masiva tras Jack, pero mientras levantaba su bebida para el brindis propuesto por la ángel negro, tenía los ojos puestos en el descubrimiento que estaba haciendo el vampiro en la otra habitación. Cualquier que lo mirase vería en sus ojos la niebla que indicaba exactamente lo que estaba haciendo.
—Bueno, al menos se está riendo. Lo mismo no se ríe tanto cuando se le acabe de pasar —comentó divertido, y luego echó la mano a la fuente con picoteos.

Vac estuvo a punto de atragantarse cuando Noel les contó lo que le había hecho a Jack con la ayuda de Erika. Si lo pensaba bien era un buen castigo por haber perdido la apuesta, pero el ambiente jocoso se enturbió tras la intervención de un cliente insatisfechó. Durante la discusión entre el vampiro y el cíclope Vac permaneció tenso, dispuesto a saltar si su amigo necesitaba ayuda, pero al final no hizo falta y la disputa se trasladó al exterior tras un intercambio de palabras un tanto feo. Los cuchitrileros y cia siguieron a los tres hombres y, una vez lejos de miradas indiscretas, redujeron al alborotador en cuestión de segundos. Tras una breve discusión acordaron que lo mejor era borrarle la memoria y dejarle tirado en algún callejón con una botella vacía en las manos, plan que llevarón a cabo eficazmente.

Una vez estuvieron de vuelta en la Bodega el sueco se encargó de limpiar la imagen del gerente ante la clientela, escoltándolo después a su estudio para que descansara.
—Siento mucho lo ocurrido, Elunin —se disculpó el hado con una leve sonrisa, palmeando la espalda del nublino con afecto—, está bastante claro que se nos ha ido un poco de las manos. Ha sido una lastima que apareciera ese gilipollas unicejo, podríamos habernos reído un poco mas y todo habría terminado bien —se lamentó, despidiéndose del hombre en la barra y regresando con sus amigos a tiempo de unirse al brindis de Adara.

—Si Jack no se ríe mañana de esto lo haremos nosotros por él, no te preocupes —le respondió a Gael con una carcajada, dejando su jarra en la mesa y mirando a continuación toda la comida que había dispuesta frente a ellos—. No se vosotros, pero yo me muero de hambre —comentó con una sonrisa, alcanzando el osogrifo y empezando a dar buena cuenta del plato.

Noel se echó a reír en cuanto Jack hizo lo propio, sintiéndose satisfecho con su reacción y también con el comentario de Wen. Aquella era la clase de bromas que le gustaba llevar a cabo: unas en las que tanto los espectadores como la víctima pudieran pasárselo bien y reírse de lo sucedido. El cíclope había estado a punto de tirarlo todo por la borda, no obstante, y de hecho como mínimo había provocado que hubiese que cortar por lo sano antes de lo esperado. No importaba, había sido suficiente de todas formas.
—Claro que fue idea mía, me correspondía como ganador —le respondió en tono jocoso—. Nia y Erika me ayudaron, efectivamente. Pero… nuestro amigo de un solo ojo en realidad no entraba en los planes —le confesó al vampiro—. No sé cuál sería el problema de ese tipejo, aunque quizás solo se trate de una borrachera importante —se encogió de hombros—. Lo podemos investigar por si acaso, pero no te preocupes por él: si había algún motivo detrás de su comportamiento no se volverá a repetir —afirmó esbozando una sonrisa siniestra.

Para finalizar, el draco palmeó ligeramente la espalda del vampiro y recogió a Lerka del suelo, que en ese momento pasaba por entre sus piernas, para colocarlo en el regazo de Jack.
—Ahora sé bueno y descansa el resto del día con tranquilidad —le aconsejó a su amigo en el mismo tono que hubiese usado con un niño –salvo que en realidad con un niño nunca utilizaría aquel tono y además había un tinte de sarcasmo mezclado- y después dejó escapar una risotada.

—Pues menuda coincidencia lo del cíclope —le respondí riendo—. Estaré atento por si vuelve, y si noto algo raro os avisaré, pero de momento no creo que haga falta —a continuación miré a Wen y me encogí de hombros—. Ha estado bien, ¿no? Hacía tiempo que no me reía así; deja que me ría, ¡mujer!— luego negué varias veces, despacio, con la cabeza ladeada—. ¿Más rato en serio? ¿Sabéis? Creo que la próxima Luna os va a reconvertir en algo relacionado con todo esto... ¡En unos cabritos!

Después de las risas, recogí a Lerka y asentí varias veces a las palabras del draco.
—Sí, descuida, día libre hasta que esto se me pase... Ahora me pegaba un baño en las termas del Burdel... Quizá algún día se las robe a Cain —bromeé—. Bueno, ¿bajamos o bajáis a comer en paz?

Mientras tanto, Elunin suspiró cuando Vac se dirigio a él y acabó encogiéndose de hombros.
—Si a Jack no le ha disgustado, no hay nada que disculpar. Ahora, si dice de matar a quien tuvo la idea, me apuntaré —dijo con una media sonrisa—. Bueno, que aproveche; estaré por aquí si necesitáis algo.

Varios ratos después, mis amigos se fueron y yo me volví al despacho, donde me senté en mi sillón con Lerka en el regazo. Le acariciaba las orejas y el lomo mientras pensaba. Según se me había ido pasando el efecto, le había empezado a dar vueltas a un detalle: seguridad frente a envenenamientos. Realmente no bebía nada que no hubiera llenado y cerrado yo mismo, así que no debía haber brechas... Pero el riesgo estaba ahí. <<Así que Nia y Erika... >> repetí mentalmente las palabras de Noel. Cuando lo reveló, no conseguí deducir cómo lo habrían hecho, pero ahora no era tan difícil adivinar cómo me habían drogado: Erika. <<Pues creo que sí que voy a ir al Burdel esta noche, mira por dónde>>

Toc, toc

—¿Sí?

La puerta se abrió y se asomó Elunin, que tras un gesto mío entró.
—Jefe... Lo de hoy, la broma de tus amigos. También estaba implicado. Por eso, además de por lo obvio, me acerqué tan rápido cuando sucedió lo del cíclope. La clientela se ha quedado tranquila y he asegurado varias veces a los interesados que estás bien. Pero creo que te has tomado a bien la broma, ¿no?

No sabía a qué quería llegar hasta que dijo lo último. ¡Ni que fuera a echarle o bajarle el sueldo por algo así!

—¡Ah, amigo! Ay, hombre, no te preocupes. Sí, claro que me lo tomé bien. Ya sabes cómo es esta gente... Bueno, mejor dicho: ya sabes como somos. Eso sí, si veis rondando cerca al cíclope, avisad. Quizá salga esta noche... pero mañana ya estaré como nuevo.
—Bien, vale, me alegra oírlo. Estaré abajo si necesitas algo.

Y se fue. Y yo me quedé descansando y trabajando con cualquier cosa que requiriese poco esfuerzo, tareas que duraron poco. Me esperaba que al pasarse el efecto trayera algo secundario, pero me encontré como si nada hubiera pasado. Así que salí al anochecer a darme una vuelta y luego al Burdel.

En algún momento de la tarde del día de la mudanza novatil...
Onyx, Dama Estribo y Evelhan van a buscar a Melodes

Les habían dicho que solía rondar la "Bodega". Menudo nombre más original. No fue difícil encontrarla... Pero maldita sea si tenía que estar bien protegida a la vista para los cosechados porque aquel edificio llamaba la atención desde que se veía. Para colmo estaba cerca del Burdel, que al menos tenía otro añadido al nombre, no solo "La Bodega". Al menos fue fácil de encontrar. Otro asunto sería dar con el soñador. Su plan era ir a la barra y preguntar por el vampiro y que les indicara.

—Vamos de mal en peor —bromeó—. La Taberna es baratita pero este sitio pinta muy pero que muy pijo. Al menos no cobran entrada como en algunos sitios de la Tierra... —comentó en voz alta a sus amigos según se acercaban. A poco de llegar a la puerta se detuvo—. Skarog me ha comentado que es buena gente así que no creo que haya nada que temer. El vampiro es raro pero parece de fiar también... ¿Vamos?

Y entraron. Aquel sitio no pegaba con la ruina del exterior. <<Ya podrían haberlo disimulado con una fachada hecha polvo>> Le parecía hasta ridículo el lujo que había dentro. <<Ya podrían esmerarse más en reconstruir la ciudad que tener locales tan sibaritas... >> Fue directa a la barra, donde había visto al vampiro y tras un breve intercambio de palabras, le señaló una mesa.

—Es ese de allí. Mientras no seáis maleducados no debería morderos —rió y luego siguió atendiendo.

La bruja, un poco nerviosa pero decidida, llegó a la mesa indicada y carraspeó para llamar la atención del individuo. Sabía que la broma del vampiro iba sin maldad, pero no conocían al soñador de nada.

—¿Melodes? Soy Onyx... Me han dicho que podríamos hablar... D-de sueños y eso... ¿Puedo..., ejem, podemos sentarnos?—consiguió decir. Una cosa era el plan en su cabeza y otra ejecutarlo sin tartamudear.

Aquello era súper raro. ¡Era un total desconocido! Y le estaban invadiendo su espacio vital y su rato de ocio y todo por una tontería... <<No es una tontería por mucho que las onyces lo piensen>> Que por cierto, iban como siempre, en silencio y ocultas en la ropa mientras que las demás esperaban fuera. Esperaba que sus amigos estuvieran bien y que aquello no fuera meterse en la boca del lobo. No quería ni pensar que les podía haber puesto en peligro por nada. <<Aunque eligieron venir voluntariamente, solo les conté el plan y aquí están... ¡Da igual, ya está hecho!>>