Bastión Palpitante

Shizel cortó el enlace una vez el brujo empezó a incorporar al hombre, y dedicó un suspiro mental al cambiante, ahora en privado.
>> "Tenías razón", admitió con desgana. "Prefiero no dejarle solo, aunque tú si quieres puedes ser el más sensato de los tres y marcharte."
-La seguiremos al interior, si no le importa- dijo en voz alta para que dama Azahar no se oliese nada extraño.

El movimiento a sus espaldas atrajo su atención. Al parecer Enredo había tomado un decisión y según le informo Shizel telepaticamente era la opción mas peligrosa. Iba a entrar. DL no se lo pensó mucho, su sentido común le diría de irse y no meterse en problemas, pero no podía dejarlos solos...si, era irremediablemente idiota.

"Creo que la luna se llevo mi sensatez. Tres son mejor que dos en caso de ponerse la cosa fea...no os voy a dejar solos" termino respondiendo al skrymir. Si movían bien sus fichas aun tenían la posibilidad de salir con sus propias pieles en su lugar. DL suspiro internamente intentando calmarse y no ponerse ansioso, mientras miraba Shizel de reojo siguiendo a Enredo hacía el interior del edificio de carne.

-Estoy de acuerdo, la seguimos -añadió dando el visto bueno a la invitación de la mujer.

La mujer se tomó bastante bien el hecho de que le siguiera, algo no muy tranquilizador a pesar de todo. DL la siguió poniéndose en cierta forma entre ella y Enredo que aun cargaba al esclavo. Un escalofrió le recorrió al internarse dentro del bastión siguiendo a la mujer. El interior estaba hecho de carne, el suelo, las paredes, todo palpitaba de aquella forma evidenciando la vida que parecía correr por aquel entramado de venas azuladas. Era como si se hubiera internado en el interior de un cuerpo vivo, pues incluso los espacios abiertos en el corredor le recordaron a DL como se veían los órganos interno de un ser vivo.

"Me siento como si me hubiesen comido y estuvieran paseándome por los intestinos de un monstruo" pensó con el estomago un poco encogido intentando concentrarse en la situación. Escuchar hablar ala mujer del poderío del bastión le recordó por un instante la devoción que una vez sintió Branniel por el culto a los dioses de Rocavrancolia. "Oh, genial...a ver céntrate. Esta mujer es peligrosa en muchos aspectos. <<Shizel a ver si se te ocurre alguna forma de salir de aquí o de convencerla, intentare darle conversación a ver si sacamos algo>>" sus pensamientos pasaron de tranquilizarse a informar a Shiz y pedirle un poco de ayuda. El era el mas calmado y con mas cabeza para salir de ese tipo de situaciones que necesitaban de diplomacia.

-Lo es -respondió DL mientras su mirada se paseaba por el interior del bastión un tanto interesado a decir verdad. Mejor era saber que terreno pisaban- En el caso de dos nosotros, este lugar nos salvo. Cuando aun solo eramos parte de una cosecha la presencia de este bastión permitió que llegásemos a la luna - afirmo mostrando un pequeño respeto por el lugar, imponía y no mentía en lo que decía. Pues ciertamente si este no hubiese estado esa vez Shizel y el lo habrían tenido mas difícil-Decidimos volver a ver este lugar desde los ojos de alguien bendecido por el astro rojo. No sabíamos que alguien vivía aquí -admitió  no teniendo realmente idea si estaba sirviendo de algo sus palabras. Solo esperaba darle tiempo a los otros dos de ponerse de acuerdo y con suerte sacar algo en claro de la mujer y de la situación que les esperaba.

-Podrías levitarlo- le sugirió a Enredo en voz baja antes de acceder al interior del bastión, refiriéndose al esclavo dormido.

Los pasillos de la construcción orgánica, por suerte, eran lo bastante amplios para que su claustrofobia no lanzase un toque de advertencia: Shizel tenía la sensación de sentirse engullido, pero no aprisionado. Sin embargo no podía dejar de mirar con recelo cada nuevo recodo, evaluando si era más estrecho que el anterior.
El skrýmir aún no había roto el escudo, y de vez en cuando detectaba una chispa mínima de magia en algún lugar por delante de él. En esas ocasiones escrudriñaba a dama Azahar intrigado, pero no se le ocurría ningún hechizo que requiriese tan poca energía. Dejó que DL se encargara de la explicación de cómo habían llegado allí, ya que él mismo tenía poco que aportar.

Había mantenido su vínculo telepático abierto para que sus compañeros pudieran oírle cuando lo viera conveniente. Como ellos no estaban entrenados para enviarle nada por ese mismo canal el idrino se limitaba a estar alerta por si alguno de los dos demostraba tener intención de decirle algo. Entrar en sus mentes era una invasión tremenda del espacio personal, aun cuando ellos no notasen nada, y además la mente de Enredo concretamente era en ese momento un torbellino, de modo que solo las comprobaba cada cierto intervalo de tiempo, sin pararse demasiado.

Miró a DL con una ceja alzada cuando notó que a su extremo del vínculo un pensamiento del foner tomaba forma articulada, indicando que el cambiante quería que lo escuchase. Accedió a la superficie de su mente para verlo.
>>"Me sobrestimas", la respuesta que envió estaba teñido de un tono irónico. "Yo ya doy al esclavo más que por perdido. Estoy aquí para asegurarme de que Enredo no se une a la fiesta de sacrificios."

No obstante al final sonrió un poquito, pero por un motivo totalmente diferente. Le gustaba aquella especie de canal secreto, que era el sustituto más fiel que había allí a las señales subyacentes que se intercambiaban entre amigos en Idris. Además en aquella ocasión les sería a los tres, con suerte, increíblemente útil para no dar un paso en falso.

Por fin llegaron al final del recorrido. Shizel reconoció la sala que tenía delante y se le pusieron los pelos de punta. Aquella vez accedió a la mente de Enredo. Decidió explicarle de viva voz lo que había visto en lugar de mostrarle un fogonazo mental. El brujo no estaría acostumbrado.
>>"¿Ves ese altar? No he comprendido qué pretende exactamente, pero ten claro que esos tres van a ser sacrificados ahí. Los necesita, así que buena suerte con hacerla cambiar de opinión."

Carraspeó a modo de introducción.
-Si me permite, ¿para qué los necesita?- alzó la voz para que dama Azahar le oyera. Él ya lo sabía, pero si ella misma lo expresaba quizá encontrasen un recodo por el que insistir, o la maldita prueba definitiva que necesitase Enredo para acceder a salir pitando de allí.

Entré derás de DL con el cuerpo del esclavo levitando delante de mi, sugerencia cortesía de Shiz. No sabía lo que pasaría en ese lugar pero prefería no ir desarmado, ocultándome tras el esclavo por si a la mujer le daba por darse la vuelta metí la mano en mi cinturón y agarré unas bolas, las apreté en mi mano hasta que oí el ligero chasquido de un fino cristal al romperse. Haciendo eso podría acceder a mis enredaderas sin tener que romper las esferas más adelante, cosa que suponía una ventaja, apenas de segundos pero una ventaja al fin y al cabo.

Observé la evolución del hombre, seguía sin entender qué le ocurría y si quería curarlo iba a necesitar saber más cosas así que poniendo una voz llana, en la que intenté no dejar escapar toda la repugnancia que me provocaba tanto el lugar como la mujer, pregunté:

-¿Qué es lo que le pasa a este hombre? La magia curativa ha dado el resultado opuesto.

Más adelante vi un altar y la voz del idrino se coló en mi mente otra vez. Sacrificios humanos, había leído acerca de ello en libros de la Tierra, pero eran historias o directamente era historia, hacía siglos que no se hacían. De todas formas sacrificados a qué dios, que yo supiera no había oído nada de un dios rocavarancolés. Fuera lo que fuese parecía que no iba a tardar en averiguarlo por la pregunta de Shiz

"¿Que el bastión los reclama?"
Shizel no tenía mucha experiencia con los edificios vivos de Rocavarancolia. Nunca había pisado la avenida de las casas carnívoras, que solo conocía de oídas. No tenía muy claro hasta qué punto los desvaríos que había oído de boca de la anciana a partir de los recuerdos de su esclava eran verdaderos mensajes del bastión, o solo una muestra más de su locura al oír voces en su cabeza.

Aprobó la neutralidad en la voz de Enredo al preguntar: que los demás notasen que intentabas ocultar algo era algo mejor que mostrarlo al fin y al cabo. Una fracción de su mente se preguntó con curiosidad descarnada, ajena a lo que estaba viviendo, qué clase de magia permitía invertir los efectos de un hechizo de curación. ¿Existiría algún hechizo de inversión, o sería una serie de cláusulas enlazadas? Maldijo al no haberse fijado en si el hombre llevaba runas tatuadas o cualquier otro denominador similar.

Se puso en tensión cuando dama Azahar le hizo un gesto a Enredo para que acercase al hombre al altar. Estaba seguro de que el brujo no pretendía entregárselo por las buenas, y aunque lo hicieran a este paso acabarían presenciando el sacrificio en directo.
-Muy... loable que se tome el tiempo de honrar viejas costumbres- comentó con cautela-. Si es tan antiguo, ¿cómo ha averiguado los detalles? ¿Por qué tres personas y no más, o menos? ¿Tienen algo de especial, o cualquiera puede ocupar su lugar?
Quizá a Enredo no le importase salvar a aquel desgraciado a cambio de que otro ocupase su lugar, aunque el idrino no ponía la mano en el fuego por ello. Shizel no aspiraba a negociar a nada más, y esa era la posibilidad más optimista.

Al final todo se resume en que no podía salvar a ese hombre, no tenía los conocimientos médicos para ello. Por si fuera poco Shiz me había advertido que aquella mujer era peligrosa. Me debatí interiormente lo que me parecieron horas y tan solo fueron segundos, luego vería heridas en mis manos resultado de lo apretados que tenía los puños.

Pero no podía salvarlos, no sin poner a mis amigos en peligro. De haber estado sólo otro gallo habría cantado, a día de hoy me sigo preguntando qué habría pasado si me hubiese negado, si hubiese plantado cara y hubiese sido una persona más egoísta. Pero no fue el caso.

Empujé al hombre levitante hacia ella con una mirada sombría. <<Lo siento, siento no poder salvaros>>.

Contemplé el espectáculo completamente horrorizado, lo que acababa de presenciar me perseguiría durante semanas. Mis únicos pensamientos eran que tenía que salir de allí cuanto antes, no podía soportar más y si me volvía a ver algo como aquello explotaría.

-Asqueroso - dije dejando ver todo lo que sentía en una sola palabra. Nada más dicho eso me dirigí hacia las escaleras con intención de irme pero unas cintas se interpusieron entre yo y la salida.- Apártate - espeté dirigiéndole una mirada que habría hecho que un skrýmir sintiese escalofríos.

Sabía lo que pasaría si me quedaba. Y esta vez entre los gritos del esclavo rebotando en mi mente y su expresión grabada a fuego en mis retinas no iba a tener consideración alguna hacia mis amigos.

Shizel se había visto en un brete. Había pretendido no quedar mal con la anciana, pero también había pretendido que se escabulleran discretamente, y no presenciar el sacrificio. No encontró excusa alguna que le permitiese cumplir ambas cosas.

El idrino era egoísta pero no era de piedra, y las súplicas del pobre desgraciado le encogieron el corazón. Casi deseaba que uno de sus compañeros cometiese una locura e interrumpiese el sacrificio, para así poder maldecirles, llamarles imprudentes, pero así quedar libre de culpa sobre lo que sucediera y al mismo tiempo tranquilo con su conciencia.
No sucedió, y el sangriento festín tuvo lugar frente a sus ojos. Su cara fue una máscara de hielo casi imperturbable durante todo el proceso, pero fue más por haberse quedado bloqueado que por verdadero autocontrol. Como siempre, su mente diseccionó aquel espectáculo en fracciones individuales para analizarlas mejor, pero podían resumirse básicamente en dos. La primera se preguntaba fríamente qué clase de magia permitía vivir a un edificio, y por qué éste exigiría sacrificios humanos. La segunda solo quería vomitar.

Estaba pensando qué contestar ante la pregunta de dama Azahar cuando Enredo, para bien o para mal, se encargó de contestar por él. Shizel sintió la chispa de la parálisis demasiado tarde: había alzado el escudo, contando con que podría desviar lo que se les viniera encima, sin acordarse de que las runas no tenían por qué seguir una trayectoria como sí hacían los hechizos. Un error de cálculo que podía haberle costado muy caro al brujo de haberse tratado de un embrujo más potente.

Se agachó junto al brujo, examinándole para asegurarse de que se trataba de una parálisis normal. Ya se habían llevado una sorpresa desagradable con las curaciones antes.
>> "DL, ¿puedes aplicarle una restauración?", le pidió mentalmente. Su cabeza empezaba a sacudirse la perplejidad y volvía a funcionar con eficiencia.

El tono de dama Azahar, más que ninguna otra cosa, fue lo que le airó. Shizel no estaba acostumbrado a que le dieran órdenes, ni a que le tratasen como si fuese inferior.
-Sus pertenencias se le escaparon, dama- dijo al levantarse, enfatizando el desdén en aquella palabra-. No estábamos hurgando en ninguna parte. Si la ley de Rocavarancolia es "quien lo encuentra se lo queda", podríamos habernos largado sin más con él, así que piénselo mejor antes de llamarnos basura. Como ve, estaremos encantados de marcharnos de aquí sin armar un alboroto, y dejarla tranquila.

Se colocó justo delante de sus amigos, dispuesto a actuar de escudo si se daba la ocasión. Notaba chispas mágicas orbitando en el ambiente, y estaba tratando de localizar de qué vendas venían. Sin embargo su hielo no era una gola, y tenía un amplio margen de error.

Prestó total atención a la respuesta que la mujer le dio a Shizel sin decir nada al respecto, cada palabra le sonaba mas inquietante y la locura Que en su momento Shizel le había dicho que poseía, cobró mas fuerza. Dl no tenia mucha idea de ritos, pero el decir que un edificio podía reclamar la vida de alguien le sonaba un tanto absurdo. "Recuerda las casa carnívoras...tan absurdo no es" se recordó DL observando las paredes de carne que palpitaban con vida propia.

La respuesta que a su vez le dio a Enredo en cuanto a lo de la curación no lo tranquilizo, ni tampoco cuando le pidió al esclavo cosa que le hizo tensarse. por suerte Enredo no hizo nada para oponerse aunque era evidente que de haber estado solo...posiblemente habría puesto mas resistencia, mucha mas resistencia a darle al hombre.

DL no podía apartar la vista de lo que Dama Azahar hacia con el esclavo, la mirada de terror de este, sus intentos infructuosos de huir de la "eternidad". Se sentía asqueado de quedarse mirando aquello sin hacer nada, pero de algún modo...expectante, casi curioso de lo que iba a pasar. Por un segundo, esa voz que lo había atormentando cuando menos se lo esperaba se escucho en apenas un murmullo en un rincón de su mente inquietandole "Eres tan monstruo como ella. Lo estas disfrutando"

El cambiante no supo que responderle, no podía negarlo tanto como le hubiese gustado. No cuando vio de principio a fin como aquellas manos salidas de la pared de huesos tomaba al pobre esclavo y entre gritos lo espachurraba contra la mole de huesos y carne. Sangre salpico el suelo frente a ellos, el cuerpo del esclavo paso a ser uno con el edificio.Dama Azahar no era ninguna mensajera...tan solo trataba al Bastión como si fuese su mascota y tuviese que alimentarla.

El movimiento junto a el le alerto, viendo a aquella mujer varmana buscando protección sabedora de su futuro. DL se sintió repentinamente culpable, asqueado e impotente...¿que podían hacer por ella? No había podido ayudar a aquel hombre y dudaba que pudiera hacerlo con la mujer. "Quieres verlo de nuevo ¿verdad?" escucho de nuevo e intento ignorar apenas el murmullo vago en su cabeza. No podía dejar que tomara fuerza...no quería seguir viendo eso. El no era así, no podía disfrutar con esas cosas. "Mentiroso"escucho la tenue voz riéndose de el."¡Déjame en paz!"la risa fue despareciendo en su cabeza y se hizo el total silencio. Por el momento. Preocupado miró a enredo de reojo, temiendo que Shizel hubiese percibido esa "discusión".

Enredo, que casi echando humo se dispuso a salir del lugar. DL no tuvo tiempo de reaccionar de modo alguno, cuando Dama Azahar ya estaba atacando al brujo, paralizandolo con las runas de las tiras de piel y encarandoseles después, de un humor de perros. Aquello solo podía empeorar. Y el hecho de que la mujer dejara inconsciente a sus esclavos dejaba claro que estaba mas que dispuesta a atacarles con todo de ser necesario. Empezaba a ser un autentico fastidio y las ganas de decirle de todo a la mujer era casi imposibles de aguantar, aun así se contuvo...pues Enredo seguía ahí paralizado y aunque tenia sus enredaderas no podían fiarse de que mas tipos de runas tenia esa mujer bajo la manga. "Puedo hacerlo pero mejor planear una salida por si le da la locura" respondió formando las palabras en su cabeza. Por un segundo ver como el idrino respondía a la mujer le inquieto, pero procuro centrarse en quitarle la parálisis al brujo.

-Se como te sientes pero contrólate o solo provocaras que se enoje mas -susurro como advertencia antes de realizar el hechizo sobre Enredo. Cuando termino se incorporo mirando a Dama Azahar- Si nos lo permite nos iremos sin causar mas alboroto ni seguir interrumpiendo su ritual.

Cuando vi el latigazo ya era demasiado tarde para interceptarlo, de todas formas supuse que mis protecciones se encargarían de detenerlo y así fue. Sin embargo no me fijé en las runas que venían grabadas y lo pagué caro.

Un calambrazo recorrió todo mi cuerpo y acto seguido me quedé paralizado. No me podía mover pero eso no hacía que doliese menos, cuando recuperé el control de mi mente estaba fuera de mis casillas. <<¿Quieres pelear a latigazos? Bien, te aseguro que tienes las de perder>>. Escuché con satisfacción el sonido del cristal rompiéndose, a una orden mía las enredaderas cuyas bolas había roto previamente habían crecido un poco y estaban rompiendo el resto.

A punto estuve de lanzar mi ofensiva cuando me detuve en seco. Shiz se había interpuesto entre la mujer y yo, cosa que muy probablemente nos había salvado la vida. Oí a DL a mi lado diciéndome que me tranquilizase y comenzando un hechizo que reconocí en seguida. Vale, no me tranquilicé, pero me tragué el enfado y lo que me quedaba de orgullo por ellos. En cuanto hube recuperado la movilidad me dirigí raudo a las escaleras sin cruzar una palabra con nadie.

Salí y esperé a que bajasen.

-Lo siento - les dije sin mirarles.