Bastión Palpitante
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Evanna
Naeryan
Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Bastión Palpitante
06/11/12, 05:02 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Sólido edificio hecho enteramente de tejidos orgánicos. La fachada está surcada por una intrincada red de inmensas venas azules, y a medida que se avanza en su interior los tejidos se vuelven más rojos y vivos. Un hueco entre los pliegues permite la entrada. Desde calles de distancia puede oírse proveniente del interior el lento latir de un corazón.
- Interior:
Creado en un principio como un ambicioso proyecto nigromántico y más tarde usada como santuario a la inmortalidad para moribundos dementes. Las paredes, suelo y techo palpitan con vida propia. Cada uno de los cuatro pisos tiene una estructura concéntrica. En el centro de la entreplanta hay un altar construido con brazos de todo tipo, colocado sobre una pared de carne a través de la cual se puede entrever un mosaico de huesos. En el sótano se encuentra un gigantesco corazón que palpita y que es el núcleo del edificio. Está protegido por varias capas de costra ósea similares a espinas y prácticamente impenetrables. En las plantas primera y segunda hay habitaciones con ambiguas estructuras de órganos. En el tercer piso descansa una montaña de masa cerebral desparramada de la que parten cientos de nervios que surcan el suelo.
- Naeryan
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Re: Bastión Palpitante
11/06/17, 11:41 pm
Había entrevisto brevemente a la mujer caimán en los sueños de la vieja, de la forma difusa en que se filtraban los recuerdos repetitivos de la vida diaria, y a sabiendas de cómo se las gastaba Corann tanteó mentalmente el espacio a su alrededor en busca de alguna mente dormida a través de la que escapar si era necesario. No llegó a poner en marcha ningún plan de escape, porque por fortuna dama Azahar parecía tenerla atada corto.
Corann siguió a la momia a las profundidades del bastión. El latido del edificio se le colaba entre las costillas y hacía retumbar su propio corazón. Le recordó a tiempos pasados, tiempos de oír sonidos que no sabía si eran reales, y el íncubo de las pesadillas torció el gesto a espaldas de la vieja. Le dolía la cabeza.
Al llegar al altar dirigió una mirada fugaz a la pareja de desgraciados del rincón, tomando nota de meterse en sus sueños en busca de inspiración antes de que fuera demasiado tarde. La posibilidad sirvió como un incentivo para permanecer en el sitio y no sucumbir al impulso de hundir las uñas en los antebrazos para tranquilizarse.
—Corann —ocultar su identidad solo serviría para que, si dama Azahar husmeaba luego más de la cuenta, desconfiase de él de encontrar algo que no coincidiese—. Sé que no has creado el bastión, pero sé que lo alimentas —dudó un poco antes de formular su pregunta—. ¿Crees que tiene una conciencia?
Corann siguió a la momia a las profundidades del bastión. El latido del edificio se le colaba entre las costillas y hacía retumbar su propio corazón. Le recordó a tiempos pasados, tiempos de oír sonidos que no sabía si eran reales, y el íncubo de las pesadillas torció el gesto a espaldas de la vieja. Le dolía la cabeza.
Al llegar al altar dirigió una mirada fugaz a la pareja de desgraciados del rincón, tomando nota de meterse en sus sueños en busca de inspiración antes de que fuera demasiado tarde. La posibilidad sirvió como un incentivo para permanecer en el sitio y no sucumbir al impulso de hundir las uñas en los antebrazos para tranquilizarse.
—Corann —ocultar su identidad solo serviría para que, si dama Azahar husmeaba luego más de la cuenta, desconfiase de él de encontrar algo que no coincidiese—. Sé que no has creado el bastión, pero sé que lo alimentas —dudó un poco antes de formular su pregunta—. ¿Crees que tiene una conciencia?
- YberGM
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Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Bastión Palpitante
12/06/17, 01:27 am
Dama Azahar retiró un par de capuchas que le cubrían la cara y permitió que su apariencia de músculos, tendones y grasa calara en su interlocutor. Llevaba tapado parte del rostro con la piel muerta de su cara, pero el horror asomaba por los muchos agujeros.
—No lo creo, niño —la vieja tenía la necesidad de recordar constantemente a todo el mundo que jamás madurarían a sus ojos—. Estoy segura de que la tiene. Este edificio es mucho más que una bestia hambrienta y es mucho más que la amalgama de almas que viven dentro.
La anciana se acercó a la pared y plantó la palma de su mano sobre ella. La piel se enroscaba entre sus dedos de forma más trabajada que la de su cara, apenas quedaban huecos que mostraran el verdadero ser de la momia.
—Acércate y toca —la invitación no era sino una orden—. Esta enormidad nació de magia primordial, tanto o más poderosa que la que te dio a ti los cuernos hace dos días. Desde que lo cuido, he sido testigo de sus emociones. El bastión se altera, se asusta: su carne tembló durante la guerra y su ser se estremeció de alivio cuando acabó. Sus latidos fluyen y cambian y crecen y menguan, igual que los tuyos y los míos.
>>Dentro de él existe la vida eterna, niño Corann, y eso no es algo que se guarde dentro de un perro callejero; ni de un dragón, por majestuosos que puedan ser.
—No lo creo, niño —la vieja tenía la necesidad de recordar constantemente a todo el mundo que jamás madurarían a sus ojos—. Estoy segura de que la tiene. Este edificio es mucho más que una bestia hambrienta y es mucho más que la amalgama de almas que viven dentro.
La anciana se acercó a la pared y plantó la palma de su mano sobre ella. La piel se enroscaba entre sus dedos de forma más trabajada que la de su cara, apenas quedaban huecos que mostraran el verdadero ser de la momia.
—Acércate y toca —la invitación no era sino una orden—. Esta enormidad nació de magia primordial, tanto o más poderosa que la que te dio a ti los cuernos hace dos días. Desde que lo cuido, he sido testigo de sus emociones. El bastión se altera, se asusta: su carne tembló durante la guerra y su ser se estremeció de alivio cuando acabó. Sus latidos fluyen y cambian y crecen y menguan, igual que los tuyos y los míos.
>>Dentro de él existe la vida eterna, niño Corann, y eso no es algo que se guarde dentro de un perro callejero; ni de un dragón, por majestuosos que puedan ser.
- Naeryan
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Re: Bastión Palpitante
13/06/17, 01:22 pm
Corann se quedó mirando la cara de la momia con una fijeza que rayaba la mala educación. Había repulsión en su mirada pero a la vez la atracción morbosa de algo que había pasado con el tiempo de serle horrible a interesante.
Sí, eso era. La torre también era mucho más que la suma de sus partes, contenía algo más que los sueños amalgamados de las conciencias que quedaban atrapadas en ella. Escuchó con avidez a dama Azahar, sin darle importancia al desprecio en su tono. A aquel lado del sueño estaba acostumbrado a que se hablara mal de él. De nuevo un coletazo de recuerdos, de cuando todavía vivía en un torreón. Lo ahogó hundiendo la mano en la carne del edificio. Pegajosa, real.
"¿Sienten?" ¿El bastión era capaz de sentir? Corann estuvo inseguro de cómo tomarse aquella información, inquieto. No habría sido capaz de adivinar si lo que anidaba en los cimientos de la torre era capaz de albergar emociones. Estaba seguro de que la niña no era más que una proyección.
—¿Alguna vez te ha hablado? —preguntó mal escondiendo su ansia—. ¿O ha poseído a algún sacrificio para decir algo, alguna cosa?
Sí, eso era. La torre también era mucho más que la suma de sus partes, contenía algo más que los sueños amalgamados de las conciencias que quedaban atrapadas en ella. Escuchó con avidez a dama Azahar, sin darle importancia al desprecio en su tono. A aquel lado del sueño estaba acostumbrado a que se hablara mal de él. De nuevo un coletazo de recuerdos, de cuando todavía vivía en un torreón. Lo ahogó hundiendo la mano en la carne del edificio. Pegajosa, real.
"¿Sienten?" ¿El bastión era capaz de sentir? Corann estuvo inseguro de cómo tomarse aquella información, inquieto. No habría sido capaz de adivinar si lo que anidaba en los cimientos de la torre era capaz de albergar emociones. Estaba seguro de que la niña no era más que una proyección.
—¿Alguna vez te ha hablado? —preguntó mal escondiendo su ansia—. ¿O ha poseído a algún sacrificio para decir algo, alguna cosa?
- YberGM
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Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Bastión Palpitante
13/06/17, 02:45 pm
Dama Azahar disfrutaba con la cara de cada retoño al verla a ella o al bastión. Después de décadas para acostumbrarse a su propia atrocidad, la momia atesoraba cada pequeño matiz de asco, miedo y horripilancia que generaba en la gente. Las caras nunca se repetían, los músculos que tan bien conocía variaban en sus gestos tanto en una misma persona como entre distintos. La variedad de especies solo lo hacía más divertido. Sus preferidos eran los idrinos, los estoicos amos del lenguaje corporal. La momia sonrió al muchacho con su boca descarnada y un ademán altivo.
—No, nunca —la momia retiró la mano del bastión y cruzó los brazos. Su regazo se convirtió en un nido de arrugas de mangas y más mangas. Apenas se veian sus manos entre las telas—. ¿A qué viene tanta curiosidad por el bastión? No te veo con interés por rezar a la inmortalidad —al contrario, parecía estar pidiendo que lo mataran; como un polluelo huérfano que se cae del nido y pia con todas sus fuerzas.
—No, nunca —la momia retiró la mano del bastión y cruzó los brazos. Su regazo se convirtió en un nido de arrugas de mangas y más mangas. Apenas se veian sus manos entre las telas—. ¿A qué viene tanta curiosidad por el bastión? No te veo con interés por rezar a la inmortalidad —al contrario, parecía estar pidiendo que lo mataran; como un polluelo huérfano que se cae del nido y pia con todas sus fuerzas.
- Naeryan
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Re: Bastión Palpitante
17/06/17, 01:44 am
"Nunca..." Corann no había esperado encontrar una pista sólida, pero tampoco aquella negativa categórica. Sin embargo habría estado mintiéndose a sí mismo (ja) si se hubiera declarado sorprendido por la respuesta de la momia. Aquella visita había sido a la vez necesidad de averiguar cualquier cosa, lo que fuera, sobre cómo funcionaban aquellos edificios especiales, y un intento flojo de posponer qué iba a hacer ahora que sólo él conocía algo tan importante. No había esperado realmente que, aunque tuvieran conciencia, los demás edificios pudieran hacer aquella clase de cosas, cosas diferentes a meras proyecciones como sí lo hacían las casas carnívoras. La torre había sido una sede de soñadores, al fin y al cabo. Por eso era especial.
Corann vaciló a la hora de elegir cuánta información revelaba a la vieja. No quería llamar atenciones indeseadas sobre la torre y que le arrebataran el único lugar que tejía sueños para él.
Al final, acabó por confesar solamente la razón que le había atraído inicialmente a explorar la torre negra.
—Quiero saber si edificios como éstos pueden soñar.
Corann vaciló a la hora de elegir cuánta información revelaba a la vieja. No quería llamar atenciones indeseadas sobre la torre y que le arrebataran el único lugar que tejía sueños para él.
Al final, acabó por confesar solamente la razón que le había atraído inicialmente a explorar la torre negra.
—Quiero saber si edificios como éstos pueden soñar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bastión Palpitante
18/06/17, 02:47 pm
La curiosidad del íncubo pedía respuestas demasiado concretas y avivó la desconfianza de la momia.
—Quieres saber demasiado, niño Corann —dama Azahar no se molestó en esconder que se estaba hartando. Jamás había tenido paciencia con los recién nacidos; no iba a empezar a cultivarla ahora, cuando las cosechas parecían salir defectuosas—. El bastión no duerme, pero no será raro que otros sí lo hagan.
Su rostro bajo la piel muerta se torció en una mueca de impaciencia.
—Quieres saber demasiado, niño Corann —dama Azahar no se molestó en esconder que se estaba hartando. Jamás había tenido paciencia con los recién nacidos; no iba a empezar a cultivarla ahora, cuando las cosechas parecían salir defectuosas—. El bastión no duerme, pero no será raro que otros sí lo hagan.
Su rostro bajo la piel muerta se torció en una mueca de impaciencia.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Bastión Palpitante
20/06/17, 01:46 am
El desagrado era casi como un hedor. En sueños lo era, pero incluso en el plano real Corann sabía intuirlo de la misma forma sutil. Sabía también que emergía naturalmente con frecuencia en torno a él, allá adonde fuera. Lo asumía y lo resentía a partes iguales.
—Gracias por la colaboración, dama. Dejaré en paz tus sueños —"tendré cuidado de que no me identifiques". Pensaba exprimirle el resto de la información por medio de ellos.
Se inclinó, a su forma desgarbada que casi parecía más una falta de respeto que una reverencia, y se desvaneció en el aire rumbo a su verdadero hogar. En cuanto la vieja le había confirmado que ningún otro edificio podría soñar como la torre la decisión había venido rápida y brusca, como todo en su vida desde que había traspasado el portal hace tres años.
—Gracias por la colaboración, dama. Dejaré en paz tus sueños —"tendré cuidado de que no me identifiques". Pensaba exprimirle el resto de la información por medio de ellos.
Se inclinó, a su forma desgarbada que casi parecía más una falta de respeto que una reverencia, y se desvaneció en el aire rumbo a su verdadero hogar. En cuanto la vieja le había confirmado que ningún otro edificio podría soñar como la torre la decisión había venido rápida y brusca, como todo en su vida desde que había traspasado el portal hace tres años.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
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Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bastión Palpitante
23/07/17, 10:18 pm
El bastión palpitaba nervioso, Fauces había pasado tanto tiempo en su interior que reconocía los pequeños cambios en su latir. Su jornada de trabajo había acabado y abandonaba la mole carnosa para volver a casa en plena noche. Sin embargo, apenas pudo avanzar un par de pasos antes de que el nerviosismo del bastión se contagiara en su propio cuerpo. Los brazos de la caimántropa se ensancharon y se cubrieron de escamas más duras que las suyas. Aferradas a las empuñaduras de dos espadas bastardas, sus manos se convirtieron en garras.
—Fauces —la asreniana reconoció la voz del desgraciado de Shain.
El hombre murciélago la sobrevolaba convertido en un bicharraco enorme. Fauces hizo crujir su cuello y desenvainó sus armas.
—No pienso volver a trabajar contigo, cerdo con alas.
Fauces no se relajó, al contrario. La caimántropa llevó a cabo una transformación parcial, su morro se extendió y se plagó de dientes amarillentos, la figura de Fauces se encorvó y su cola aumentó en grosor y envergadura.
—¿Y quién te dice que haya venido a ofrecerte trabajo?
La respuesta de Fauces fue activar un talismán de visión. La noche se volvió clara y las sombras no pudieron ocultar más la compañía de Shain. Una decena de perros aguardaba en las distintas calles que afluían en el bastión y Fauces reconoció a dos figuras más: la varmana dama Silbato y el humano Aquiles. Una era bruja de los perros; el otro, un guerrero. Ambos eran excompañeros de Fauces, como el propio Shain.
—¿Tres contra una? Sois patéticos.
El insulto de Fauces sirvió de escopetazo de salida. Dama Silbato hizo gala de su nombre y mandó avanzar a sus animales de un silbido. Una hueste de galgos, pitbulls y perros de diferentes razas corrió contra la caimántropa. Fauces dio marcha atrás hacia la entrada del bastión, despachando tajo a tajo a los perros más cercanos. Aquellas criaturas no podían con ella, pero eso no era ningún secreto para sus excompañeros.
Un virote voló hacia ella y se abrió camino por su muslo. Shain se había parapetado en un tejado y sonreía con malicia. Fauces trastabilló y soltó un quejido que se extendió cuando varios de los canes aprovecharon para abrir su carne a dentelladas. La facilidad con la que le mordieron solo se explicaba con magia y Fauces temió por primera vez por su vida. La caimántropa abrió el cráneo de uno de los animales con un latigazo de su cola y hundió su espada en otro en un movimiento rabioso.
Un tercer perro perdió la cabeza y un cuarto se rompió de un pisotón bajo el pie derecho de Fauces. Sin embargo, un segundo virote se le clavó, esta vez, en el costado. Fauces dio un par de pasos hacia atrás, chocó con la pared del bastión y sintió asco en contacto con la carne viva. Tenía la entrada a escasos metros, pero estaba rodeada de bestias.
—Me cago en todos vosotros —gruñó. Fauces empezaba a ser consciente de la posición en la que se encontraba.
La caimántropa dio un par de tajos horizontales para obligar a los perros a retroceder y trató de escabullirse entre las bestias. Quería acercarse a la puerta del bastión, pero Aquiles le cortó el paso. El guerrero iba armado con un pavés y un espadón, pero se movía con una destreza equivalente a la de una persona con broquel y estoque. Fauces sabía de sobra que a Aquiles jamás le había ido el juego limpio y supo que no había cambiado nada de la peor manera posible.
El guerrero la embistió con el escudo y, mientras Fauces trataba de recomponerse, sintió como el acero del espadón desgarraba la carne de su tobillo y partía el hueso. La asreniana se dejó los pulmones en un chillido y cayó al suelo de espaldas. Fauces comenzó a llorar, tanto por el dolor como por la certeza de que perdería algo más que un pie. Algo más irreparable. En torno a ella se congregaron los perros, las criaturas más asquerosas que jamás vería; así como Aquiles, Silbato y Shain, los cuales no se quedaban atrás.
—¿Unas últimas palabras, víbora? —Shain no disimuló el asco que sentía por ella y Fauces supo qué sería lo último que haría antes de morir.
Antes de que un virote le atravesara la frente, Fauces hizo buen uso de su pie bueno y propinó a Aquiles, el más cercano, una potente patada en la entrepierna. El guerrero gritó más que la asreniana durante toda aquella contienda.
—Fauces —la asreniana reconoció la voz del desgraciado de Shain.
El hombre murciélago la sobrevolaba convertido en un bicharraco enorme. Fauces hizo crujir su cuello y desenvainó sus armas.
—No pienso volver a trabajar contigo, cerdo con alas.
Fauces no se relajó, al contrario. La caimántropa llevó a cabo una transformación parcial, su morro se extendió y se plagó de dientes amarillentos, la figura de Fauces se encorvó y su cola aumentó en grosor y envergadura.
—¿Y quién te dice que haya venido a ofrecerte trabajo?
La respuesta de Fauces fue activar un talismán de visión. La noche se volvió clara y las sombras no pudieron ocultar más la compañía de Shain. Una decena de perros aguardaba en las distintas calles que afluían en el bastión y Fauces reconoció a dos figuras más: la varmana dama Silbato y el humano Aquiles. Una era bruja de los perros; el otro, un guerrero. Ambos eran excompañeros de Fauces, como el propio Shain.
—¿Tres contra una? Sois patéticos.
El insulto de Fauces sirvió de escopetazo de salida. Dama Silbato hizo gala de su nombre y mandó avanzar a sus animales de un silbido. Una hueste de galgos, pitbulls y perros de diferentes razas corrió contra la caimántropa. Fauces dio marcha atrás hacia la entrada del bastión, despachando tajo a tajo a los perros más cercanos. Aquellas criaturas no podían con ella, pero eso no era ningún secreto para sus excompañeros.
Un virote voló hacia ella y se abrió camino por su muslo. Shain se había parapetado en un tejado y sonreía con malicia. Fauces trastabilló y soltó un quejido que se extendió cuando varios de los canes aprovecharon para abrir su carne a dentelladas. La facilidad con la que le mordieron solo se explicaba con magia y Fauces temió por primera vez por su vida. La caimántropa abrió el cráneo de uno de los animales con un latigazo de su cola y hundió su espada en otro en un movimiento rabioso.
Un tercer perro perdió la cabeza y un cuarto se rompió de un pisotón bajo el pie derecho de Fauces. Sin embargo, un segundo virote se le clavó, esta vez, en el costado. Fauces dio un par de pasos hacia atrás, chocó con la pared del bastión y sintió asco en contacto con la carne viva. Tenía la entrada a escasos metros, pero estaba rodeada de bestias.
—Me cago en todos vosotros —gruñó. Fauces empezaba a ser consciente de la posición en la que se encontraba.
La caimántropa dio un par de tajos horizontales para obligar a los perros a retroceder y trató de escabullirse entre las bestias. Quería acercarse a la puerta del bastión, pero Aquiles le cortó el paso. El guerrero iba armado con un pavés y un espadón, pero se movía con una destreza equivalente a la de una persona con broquel y estoque. Fauces sabía de sobra que a Aquiles jamás le había ido el juego limpio y supo que no había cambiado nada de la peor manera posible.
El guerrero la embistió con el escudo y, mientras Fauces trataba de recomponerse, sintió como el acero del espadón desgarraba la carne de su tobillo y partía el hueso. La asreniana se dejó los pulmones en un chillido y cayó al suelo de espaldas. Fauces comenzó a llorar, tanto por el dolor como por la certeza de que perdería algo más que un pie. Algo más irreparable. En torno a ella se congregaron los perros, las criaturas más asquerosas que jamás vería; así como Aquiles, Silbato y Shain, los cuales no se quedaban atrás.
—¿Unas últimas palabras, víbora? —Shain no disimuló el asco que sentía por ella y Fauces supo qué sería lo último que haría antes de morir.
Antes de que un virote le atravesara la frente, Fauces hizo buen uso de su pie bueno y propinó a Aquiles, el más cercano, una potente patada en la entrepierna. El guerrero gritó más que la asreniana durante toda aquella contienda.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bastión Palpitante
24/07/17, 11:11 pm
El arrojo que les había regalado Corann estaba envenenado, Shain lo sabía ahora, amordazado como estaba en el interior del bastión palpitante. El hombre murciélago estaba inmovilizado en el salón de rituales, tanto con magia como por tiras de piel viejas y hechizadas. La momia se había curado en salud y los había atado de pies y manos y les había metido sus pellejos hasta en las bocas. El sabor a cuero provocaba a Shain ganas de vomitar.
—Niños de teta, eso es lo que sois —el asco natural de dama Azahar se teñía de rabia y de tristeza—. Ensuciáis Rocavarancolia con vuestra esencia envenenada.
Dama Azahar activó una runa bajo sus capas de abrigo y sus tres prisioneros sufrieron una descarga eléctrica. Shain mordió la piel de la mordaza dividido entre el dolor y la repugnancia. Buscó a sus compañeros con la mirada húmeda. Aquiles permanecía estoico, apoyado contra la pared con los ojos cerrados; después de la patada de Fauces solo sentía cosquillas. Dama Silbato, sin embargo, lloraba sin control, guardando un silencio obligado. Los tres sabían que iban a morir pero, además, la bruja había visto como la vieja mataba a toda su manada.
Dama Silbato cruzó su mirada con la de Shain, pero sus ojos transmitían tal pavor que el hombre murciélago no fue capaz de mantener el contacto visual y se apartó.
—Lo que habéis hecho a Fauces no tiene perdón —volvió a hablar dama Azahar—. Pero lo que habéis intentado hacerme a mí me demuestra lo mediocres que sois. ¿Os creeis que soy débil porque soy vieja? —Dama Azahar les fulminó con la mirada—. Soy una momia, desdentados, soy vieja porque he sobrevivido a todos los que han intentado matarme antes que vosotros. Gente temible de verdad, con talento para segar vidas y un historial a sus espaldas. Avergonzais a todo lo bueno que ha traido la Luna Roja.
Dama Azahar colocó en el altar el cadáver de Fauces con un mimo que contrastaba con la dureza de sus palabras. La momia había limpiado el cuerpo de su guardaespaldas y había extraído la flecha asesina.
—Lo siento mucho —dama Azahar acarició a la caimántropa y se giró hacia sus cautivos a la vez que el bastión se volvía loco.
Las paredes tras Shain, Silbato y Aquiles comenzaron a temblar a un ritmo frenético. Unos pulsos sobrecogedores movían la sangre por las paredes carnosas del bastión, que subían y bajaban como una vez había hecho el pecho de Fauces. Shain sintió como su propio corazón trataba de seguir el ritmo al edificio y corría y corría y corría. El hombre murciélago sudaba y sus ganas de vomitar se habían convertido en un fuerte dolor de pecho.
La pared junto al altar dio a luz un millar de manos de músculo y grasa que se estiraron con ansia hacia el cadáver de la asreniana. Los dedos se cerraron sin pudor por todo su cuerpo y tiraron de él hacia la pared. Shain no pudo apartar la mirada ante un espectáculo tan grotesco y, por los gritos que se ahogaban en pellejo ajeno, supo que dama Silbato tampoco.
Dama Azahar contemplaba sus gestos de horror con una sonrisa siniestra, sin colgajos de piel que la escondieran. La momia se acercó a Aquiles, le abrió los ojos con sus dedos desollados y lo forzó a contemplar el milagro del bastión. Le obligó a ver cómo una pared de carne se tragaba el cadáver de la caimántropa que alguna vez fue su amiga. El hombre murciélago había relevado a Silbato en cuanto a llantos y deseaba con todo su ser no haber aceptado aquel trato.
—No sintáis envidia de ella, hay bastión para todos —dama Azahar se agachó frente a ellos y se dirigió a él en concreto—. Los llorones van primero.
Dama Azahar agarró a Shain del pelo con fuerza. Varias tiras de piel serpentearon fuera de sus ropajes y se liaron en torno al cuerpo del hombre murciélago. La momia lo alzó y lo condujo hacia el altar.
—Sé uno con la carne, niño de la luna.
—Niños de teta, eso es lo que sois —el asco natural de dama Azahar se teñía de rabia y de tristeza—. Ensuciáis Rocavarancolia con vuestra esencia envenenada.
Dama Azahar activó una runa bajo sus capas de abrigo y sus tres prisioneros sufrieron una descarga eléctrica. Shain mordió la piel de la mordaza dividido entre el dolor y la repugnancia. Buscó a sus compañeros con la mirada húmeda. Aquiles permanecía estoico, apoyado contra la pared con los ojos cerrados; después de la patada de Fauces solo sentía cosquillas. Dama Silbato, sin embargo, lloraba sin control, guardando un silencio obligado. Los tres sabían que iban a morir pero, además, la bruja había visto como la vieja mataba a toda su manada.
Dama Silbato cruzó su mirada con la de Shain, pero sus ojos transmitían tal pavor que el hombre murciélago no fue capaz de mantener el contacto visual y se apartó.
—Lo que habéis hecho a Fauces no tiene perdón —volvió a hablar dama Azahar—. Pero lo que habéis intentado hacerme a mí me demuestra lo mediocres que sois. ¿Os creeis que soy débil porque soy vieja? —Dama Azahar les fulminó con la mirada—. Soy una momia, desdentados, soy vieja porque he sobrevivido a todos los que han intentado matarme antes que vosotros. Gente temible de verdad, con talento para segar vidas y un historial a sus espaldas. Avergonzais a todo lo bueno que ha traido la Luna Roja.
Dama Azahar colocó en el altar el cadáver de Fauces con un mimo que contrastaba con la dureza de sus palabras. La momia había limpiado el cuerpo de su guardaespaldas y había extraído la flecha asesina.
—Lo siento mucho —dama Azahar acarició a la caimántropa y se giró hacia sus cautivos a la vez que el bastión se volvía loco.
Las paredes tras Shain, Silbato y Aquiles comenzaron a temblar a un ritmo frenético. Unos pulsos sobrecogedores movían la sangre por las paredes carnosas del bastión, que subían y bajaban como una vez había hecho el pecho de Fauces. Shain sintió como su propio corazón trataba de seguir el ritmo al edificio y corría y corría y corría. El hombre murciélago sudaba y sus ganas de vomitar se habían convertido en un fuerte dolor de pecho.
La pared junto al altar dio a luz un millar de manos de músculo y grasa que se estiraron con ansia hacia el cadáver de la asreniana. Los dedos se cerraron sin pudor por todo su cuerpo y tiraron de él hacia la pared. Shain no pudo apartar la mirada ante un espectáculo tan grotesco y, por los gritos que se ahogaban en pellejo ajeno, supo que dama Silbato tampoco.
Dama Azahar contemplaba sus gestos de horror con una sonrisa siniestra, sin colgajos de piel que la escondieran. La momia se acercó a Aquiles, le abrió los ojos con sus dedos desollados y lo forzó a contemplar el milagro del bastión. Le obligó a ver cómo una pared de carne se tragaba el cadáver de la caimántropa que alguna vez fue su amiga. El hombre murciélago había relevado a Silbato en cuanto a llantos y deseaba con todo su ser no haber aceptado aquel trato.
—No sintáis envidia de ella, hay bastión para todos —dama Azahar se agachó frente a ellos y se dirigió a él en concreto—. Los llorones van primero.
Dama Azahar agarró a Shain del pelo con fuerza. Varias tiras de piel serpentearon fuera de sus ropajes y se liaron en torno al cuerpo del hombre murciélago. La momia lo alzó y lo condujo hacia el altar.
—Sé uno con la carne, niño de la luna.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bastión Palpitante
10/03/19, 07:30 pm
[En los días previos al Desfile]
Dama Azahar no puede decepcionarse porque el consejo no frenara a tiempo a una simple torre, eso querría decir que había depositado su fe en ellos para empezar. Con ayuda de sus tiras de piel, arrastra un par de esclavos moribundos hasta la mesa de sacrificios. Activa una runa en cada girón y hace levitar los cuerpos: uno es un anciano nublino que ha perdido una pierna y una mano durante el sueño, el otro pertenece a una joven ochroria que se ha quedado ciega. Ambos esclavos están paralizados en una posición encogida, la niña es practicamente un ovillo; en sus ojos fijos se refleja la angustia. Para la momia es más barato buscar dos esclavos nuevos que arreglar sus desperfectos y, además, cree que al bastión le vendrá bien comer después del desastre del sueño.
—¡Es vergonzoso! —se queja. Parece que habla sola, o a los esclavos quizás, pero se dirige a la carne de las paredes—. Esa panda de inútiles ha tenido meses, ¡meses!, y no han sido capaces de detener a un niñato mustio que prácticamente nació ayer…
Primero deposita al anciano. Lo libra de la parálisis un segundo antes de que la carne del altar se alce en una decena de manos fibrosas y tire de él. Inmovilizado de nuevo por una fuerza mucho más poderosa que el hechizo, el esclavo mira aterrorizado a la joven y emite un alarido que se apaga al mismo tiempo que el bastión lo consume.
—Qué pensaría Su Majestad Sardaurlar si nos viera... —Suspira. Su rostro en carne viva dirige una mirada de hastío a la que será el segundo plato del edificio—. O Annais Perlaverde, o dama Hiena…
Durante un breve instante se puede ver algo de pena en sus facciones, pero se pierde entre una urgencia repentina: alguien ha entrado en el bastión. La momia activa un par de runas que guardan conjuros de vuelo y protección y se olvida de la segunda esclava. Cruza los pasillos a una velocidad endiablada, sus túnicas ondeando en el aire; sabe cuándo frenar para girar, cuándo acelerar… El Bastión Palpitante es a estas alturas una extensión de su propio ser.
Dama Azahar frena a tiempo para aparcar frente al intruso, toda la rabia que habita sus entrañas refulge en su rostro despellejado.
—Dame una buena razón para que no te parta el cuello. —La momia no se anda con rodeos. Después de lo que ha pasado tiene los nervios a flor de piel, no dejará que nada se interponga entre ella y la Eternidad que tanto añora. Nada.
El retoño se presenta como Heraldo Rocuo, viene de parte del consejo y resulta tener buenos motivos para vivir. La noticia que le entrega sorprende a dama Azahar para bien por primera vez en años.
—Por los dioses oscuros...
Por un lado siente gratitud porque el tiempo que ha servido a la ciudad trae al fin su recompensa. Por otro, no puede evitar pensar de nuevo en Sardaurlar y Annais y dama Hiena. Dama Azahar había rechazado al consejo desde hacía años y se había dicho a sí misma que jamás participaría en el teatro en el que se ha convertido con el niño piromante en cabeza. Esa pantomima es una mancha para Rocavarancolia, no refleja lo que son de verdad, ni lo que una vez fueron. Es una deshonra para el legado de sus héroes, de viejos amigos, y sin embargo…. La momia muestra al ominario dos filas de dientes amarillos y gastados, una sonrisa llena de la esperanza más viscosa.
—Vuelve al castillo y asegúrate de que los sirvientes limpien a fondo la silla de Siloco.
Dama Azahar no puede decepcionarse porque el consejo no frenara a tiempo a una simple torre, eso querría decir que había depositado su fe en ellos para empezar. Con ayuda de sus tiras de piel, arrastra un par de esclavos moribundos hasta la mesa de sacrificios. Activa una runa en cada girón y hace levitar los cuerpos: uno es un anciano nublino que ha perdido una pierna y una mano durante el sueño, el otro pertenece a una joven ochroria que se ha quedado ciega. Ambos esclavos están paralizados en una posición encogida, la niña es practicamente un ovillo; en sus ojos fijos se refleja la angustia. Para la momia es más barato buscar dos esclavos nuevos que arreglar sus desperfectos y, además, cree que al bastión le vendrá bien comer después del desastre del sueño.
—¡Es vergonzoso! —se queja. Parece que habla sola, o a los esclavos quizás, pero se dirige a la carne de las paredes—. Esa panda de inútiles ha tenido meses, ¡meses!, y no han sido capaces de detener a un niñato mustio que prácticamente nació ayer…
Primero deposita al anciano. Lo libra de la parálisis un segundo antes de que la carne del altar se alce en una decena de manos fibrosas y tire de él. Inmovilizado de nuevo por una fuerza mucho más poderosa que el hechizo, el esclavo mira aterrorizado a la joven y emite un alarido que se apaga al mismo tiempo que el bastión lo consume.
—Qué pensaría Su Majestad Sardaurlar si nos viera... —Suspira. Su rostro en carne viva dirige una mirada de hastío a la que será el segundo plato del edificio—. O Annais Perlaverde, o dama Hiena…
Durante un breve instante se puede ver algo de pena en sus facciones, pero se pierde entre una urgencia repentina: alguien ha entrado en el bastión. La momia activa un par de runas que guardan conjuros de vuelo y protección y se olvida de la segunda esclava. Cruza los pasillos a una velocidad endiablada, sus túnicas ondeando en el aire; sabe cuándo frenar para girar, cuándo acelerar… El Bastión Palpitante es a estas alturas una extensión de su propio ser.
Dama Azahar frena a tiempo para aparcar frente al intruso, toda la rabia que habita sus entrañas refulge en su rostro despellejado.
—Dame una buena razón para que no te parta el cuello. —La momia no se anda con rodeos. Después de lo que ha pasado tiene los nervios a flor de piel, no dejará que nada se interponga entre ella y la Eternidad que tanto añora. Nada.
El retoño se presenta como Heraldo Rocuo, viene de parte del consejo y resulta tener buenos motivos para vivir. La noticia que le entrega sorprende a dama Azahar para bien por primera vez en años.
—Por los dioses oscuros...
Por un lado siente gratitud porque el tiempo que ha servido a la ciudad trae al fin su recompensa. Por otro, no puede evitar pensar de nuevo en Sardaurlar y Annais y dama Hiena. Dama Azahar había rechazado al consejo desde hacía años y se había dicho a sí misma que jamás participaría en el teatro en el que se ha convertido con el niño piromante en cabeza. Esa pantomima es una mancha para Rocavarancolia, no refleja lo que son de verdad, ni lo que una vez fueron. Es una deshonra para el legado de sus héroes, de viejos amigos, y sin embargo…. La momia muestra al ominario dos filas de dientes amarillos y gastados, una sonrisa llena de la esperanza más viscosa.
—Vuelve al castillo y asegúrate de que los sirvientes limpien a fondo la silla de Siloco.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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