Torreón Maciel (Archivo III)
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Giniroryu
Naeryan
Esmael
Fundador
MewtwoEsMiAmanteBandido
Dys
Elliot
LEC
Administración
dama draco
Matt
Frikomid
C.a.e
Muffie
hechdi
19 participantes
- hechdi
Ficha de cosechado
Nombre: Lief
Especie:
Habilidades: buen oido, reflejos y velocidadPersonajes : -Lief: 15 años. Varmano, raza balera. Altura media, pelo azul con tonos morados, piel clara y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo, y le gusta llevarse bien con la gente.
-Athan: 16 años. Es griego. Estatura media y complexión fuerte. Pelo castaño y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo y se agobia con facilidad. El mar le apasiona.
Torreón Maciel (Archivo III)
15/04/12, 12:20 am
Recuerdo del primer mensaje :
Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.
- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.
Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.
Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.
- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.
Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.
- MewtwoEsMiAmanteBandido
Ficha de cosechado
Nombre: Resizsan
Especie:
Habilidades: Valor, fuerza bruta y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
25/04/12, 09:32 pm
Después de la comilona y de que ese ser, todavía sin determinar, me hubiera rechazado, el grupo empezó a moverse hacia algún sitio seguro, donde pasar la noche. Estoy dispuesto a conseguir sexo con alguno de ellos, sino, con solo con comida, y además cocinada, ¡reventaré! Sea ese ser o cualquier otro. Da igual, lo necesito.
Parece que tendré que moverme, sino, los perderé. “Aunque, ¿por qué no quedarse aquí? después de todo ya estoy tumbado y tendría que levantarme” pienso esperanzado, pero no creo que eso sea considerado una razón de peso, y no voy a discutirlo con ellos abiertamente. “Si hubiese algún modo de seguirlos sin tener que levantarme... podría reptar.” Empiezo a reptar clavando los dientes en el suelo e impulsando mi cuerpo hacia adelante, pero me parece demasiado agotador y decido levantarme y andar.
Las voces de mi cabeza no callan, así que, aunque en silencio, me uno lo suficiente al grupo como para escucharlos más a ellos que a mi propia locura.
Andando llegamos de nuevo a los callejones de antes, todos seguían pareciendo iguales a mi criterio, pero por lo visto ninguno digno para pasar la noche por ahora. Por lo visto para mis compañeros… ”Espera... ¿compañeros? ¿Cuándo han pasado a ser mis compañeros? jamás los he tenido, yo no quiero tener compañeros...”
Enfadado conmigo mismo, cansándome de la pandilla que no se decidía y recordando que me había tenido que levantar ya dos veces del acogedor suelo para seguir a estos bichejos, por fin llegamos a un gran edificio que les parece lo bastante buena.
“No sé que le ven, parece que la calavera nos invita a pasar una noche de terror, podría investigarla esta noche quizás le quede algún resto de carne que relamer.” El grupo se fue separando para dormir en las camas que había, parecidas a las que desperté cuando llegue aquí.“ No las necesito, con un rincón para dormir estando alerta me vale.” Me acurruco en la segunda planta entre una pared y un pilar, medio sentado. Descanso un poco los ojos y, después de unas horas, empiezo a oir movimiento. Unos salían de las habitaciones y bajaban, otros seguían ahí metidos.
Cuando se me acabaron de dormir las piernas por la mala postura, decido levantarme y bajar a comer algo. Algo de esa comida tan...como decirlo, tan poco cruda.
Bajo las escaleras con intención, hoy si, de al menos, si no podía aliarme con esos seres, poder conocer sus habilidades. Por ahora en fuerza física solo veía como una amenaza a mi “compi” de planeta. Lo que no entendí fue porque le gustaban tanto esos seres extraños y menos ese pequeñajo, que no tenía muy buen color. A decir verdad, ninguno tenía buen color.
Cuando voy por los últimos escalones, escucho voces que vienen de la cocina. Bultos. “¿hablan de bultos?, umm buena pregunta kitade...” me paro y escucho, “así que, las de los bultos son hembras...interesante.”
Después de eso, la, ahora alborotadora del cuchillo para mi, tuvo otra pequeña trifulca, ”¿qué le pasa a esa? ¿Es que no es feliz si no amenaza a la peña?...bueno no soy precisamente quién para juzgar eso, pero nunca hay sangre, y eso no mola nada...mucho ruido y...”.
Lo siguiente que escucho es a un larguirucho parecido a la alborotadora que pregunta por los nombres de los demás. “es mi oportunidad.” Pienso. Después de todo, con toda mi insociabilidad no se presentará otra ocasión como esta. Avanzo con paso firme hacia donde estaban y cuando me encuentro lo suficientemente cerca como para que me oigan, digo:
- Resizsan.- después de hablar, me dí cuenta de que más bien, lo grité.
Sin pensar demasiado en sus reacciones, me acerco a la comida y empiezo a alimentarme como si en ello me fuera la vida. En cierto modo, así es, pero creo que no quiero quedarme sin comida y así tener una escusa para no mirarlos. Después de todo, lo primero que les he dicho, ha sido gritando. “insociable, ya me lo decía mi madre...”
Parece que tendré que moverme, sino, los perderé. “Aunque, ¿por qué no quedarse aquí? después de todo ya estoy tumbado y tendría que levantarme” pienso esperanzado, pero no creo que eso sea considerado una razón de peso, y no voy a discutirlo con ellos abiertamente. “Si hubiese algún modo de seguirlos sin tener que levantarme... podría reptar.” Empiezo a reptar clavando los dientes en el suelo e impulsando mi cuerpo hacia adelante, pero me parece demasiado agotador y decido levantarme y andar.
Las voces de mi cabeza no callan, así que, aunque en silencio, me uno lo suficiente al grupo como para escucharlos más a ellos que a mi propia locura.
Andando llegamos de nuevo a los callejones de antes, todos seguían pareciendo iguales a mi criterio, pero por lo visto ninguno digno para pasar la noche por ahora. Por lo visto para mis compañeros… ”Espera... ¿compañeros? ¿Cuándo han pasado a ser mis compañeros? jamás los he tenido, yo no quiero tener compañeros...”
Enfadado conmigo mismo, cansándome de la pandilla que no se decidía y recordando que me había tenido que levantar ya dos veces del acogedor suelo para seguir a estos bichejos, por fin llegamos a un gran edificio que les parece lo bastante buena.
“No sé que le ven, parece que la calavera nos invita a pasar una noche de terror, podría investigarla esta noche quizás le quede algún resto de carne que relamer.” El grupo se fue separando para dormir en las camas que había, parecidas a las que desperté cuando llegue aquí.“ No las necesito, con un rincón para dormir estando alerta me vale.” Me acurruco en la segunda planta entre una pared y un pilar, medio sentado. Descanso un poco los ojos y, después de unas horas, empiezo a oir movimiento. Unos salían de las habitaciones y bajaban, otros seguían ahí metidos.
Cuando se me acabaron de dormir las piernas por la mala postura, decido levantarme y bajar a comer algo. Algo de esa comida tan...como decirlo, tan poco cruda.
Bajo las escaleras con intención, hoy si, de al menos, si no podía aliarme con esos seres, poder conocer sus habilidades. Por ahora en fuerza física solo veía como una amenaza a mi “compi” de planeta. Lo que no entendí fue porque le gustaban tanto esos seres extraños y menos ese pequeñajo, que no tenía muy buen color. A decir verdad, ninguno tenía buen color.
Cuando voy por los últimos escalones, escucho voces que vienen de la cocina. Bultos. “¿hablan de bultos?, umm buena pregunta kitade...” me paro y escucho, “así que, las de los bultos son hembras...interesante.”
Después de eso, la, ahora alborotadora del cuchillo para mi, tuvo otra pequeña trifulca, ”¿qué le pasa a esa? ¿Es que no es feliz si no amenaza a la peña?...bueno no soy precisamente quién para juzgar eso, pero nunca hay sangre, y eso no mola nada...mucho ruido y...”.
Lo siguiente que escucho es a un larguirucho parecido a la alborotadora que pregunta por los nombres de los demás. “es mi oportunidad.” Pienso. Después de todo, con toda mi insociabilidad no se presentará otra ocasión como esta. Avanzo con paso firme hacia donde estaban y cuando me encuentro lo suficientemente cerca como para que me oigan, digo:
- Resizsan.- después de hablar, me dí cuenta de que más bien, lo grité.
Sin pensar demasiado en sus reacciones, me acerco a la comida y empiezo a alimentarme como si en ello me fuera la vida. En cierto modo, así es, pero creo que no quiero quedarme sin comida y así tener una escusa para no mirarlos. Después de todo, lo primero que les he dicho, ha sido gritando. “insociable, ya me lo decía mi madre...”
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
25/04/12, 09:39 pm
“Mierda.” Fue lo primero que pensó Wednesday al ver la reacción de Nasher. Los pequeños avances que había hecho en su plan para hacer aliados acababan de caer en saco roto. Tenía que arreglarlo, explicarle al lagarto el por qué de su reacción, pero si ya de por si se le daba mal hacer amigos, odiaba tener que pedir perdón, y más teniendo en cuenta que no había hecho nada que mereciera hacerlo. Reacia, siguió a Nasher dispuesta a explicarse.
- Tienes razón, Nasher, te he dicho que no sirven para nada. Pero realmente es para mí algo que en mi mundo se llama un vicio. Algo que, aunque te perjudica, no puedes vivir sin él. Me quedan muy pocos y estoy segura de que en este mundo no los hay, por eso he reaccionado así. - le dijo, intentando no parecer brusca ni enfadada.- No suelo ser agresiva, así que supongo que… lo… lo siento si no has comprendido mi reacción.
Volvió a la cocina sin esperar contestación, ya se había humillado lo suficiente por un día. No comentó nada de el “cariño” que le había dedicado Matt porque no necesitaba más problemas ese día, por lo que se dedicó a recostarse contra la pared, fumando tranquilamente y reprimiendo el impulso de patear una silla. “¿desde cuándo soy tan agresiva?” se preguntó a sí misma, pero rápidamente le llegó la contestación cuando se dio cuenta de que no era agresividad lo que la embargaba, sino una gran incomodidad por tener que convivir con tanta gente desconocida.
Matt empezó a presentarse y animó a los demás a que lo hicieran. La verdad, es que a Wen también le interesaba la procedencia de todos ellos, por lo que no hizo comentario alguno y se dedico a escrutar con la mirada a todos los presentes. La pregunta de las tortugas ninja se le antojó una pregunta que hubiera hecho Chruch, pero desechó el recuerdo enseguida. No valía la pena recordar un mundo al que no pretendía volver, por lo menos, no inmediatamente.
Fumó tranquilamente esperando a que alguien hablara, a la vez que recordaba el por qué estaban ahí. “Especiales... Sé que yo lo soy, aunque no sé por qué, pero ¿ellos? ¿Y qué se supone que tendremos que hacer para descubrirlo? ¿Y qué se supone que esperan de nosotros?” se dijo para sí misma.
Recordando la fuente y el cómo había cambiado su idioma con tanta facilidad, le hizo pensar en magia y lo que le gustaría ser capaz de utilizarla. Quizás podría volver a Londres y buscar a sus padres, y, ahí, le asalto el mismo dilema de siempre: ¿qué haría cuando los encontrara? Sus ideas eran tan dispares que iban desde matarlos a sangre fría sin preguntar si quiera el por qué de su abandono, hasta echarse en sus brazos a llorar suplicando que la quisieran. No, no necesitaba amor. Todo el cariño que había requerido en su vida se lo había dado Margaret y, después de su muerte y de manera diferente, Church. Nunca había necesitado nada más ni a nadie más. Ahora estaba en esa ciudad sin nadie que la conociera y saldría de ahí siendo alguien grande. No volvería a ser nunca más “Miércoles, la huerfanita” como en el colegio, o “Beca, Ann, Rita, Britana, Catey, Dais, Edna.” Ni ninguno de los muchos nombres con los que las madres de acogida la “bautizaban” porque su verdadero nombre no les gustaba. Ahora sería como en las calles, donde era ella la que mandaba, pero mejor, porque aquí no estaría la policía buscándola constantemente. ¿Qué tenía que sobrevivir hasta que saliera la luna? En esos momentos, no había nada de lo que no fuera capaz.
El lagarto que le tiró los tejos justo a la bañera, apareció gritando su nombre en la cocina y se abalanzó hacia la comida. La británica agradeció al instante haber comido tanto el día anterior y seguir teniendo las galletitas saladas, pues parecía que esa bestia iba a devorar toda la cocina. Wen miró por encima del hombro levemente al lagarto y decidió presentarse, simplemente para evitar tener que soportar constantes preguntas sobre cómo se llamaba.
- Tengo tantos nombres que realmente podéis llamarme como os plazca, pero si queréis que os escuche, llamarme Wed o Wen. - dijo con un leve tono arrogante, sin darle demasiada importancia.
- Tienes razón, Nasher, te he dicho que no sirven para nada. Pero realmente es para mí algo que en mi mundo se llama un vicio. Algo que, aunque te perjudica, no puedes vivir sin él. Me quedan muy pocos y estoy segura de que en este mundo no los hay, por eso he reaccionado así. - le dijo, intentando no parecer brusca ni enfadada.- No suelo ser agresiva, así que supongo que… lo… lo siento si no has comprendido mi reacción.
Volvió a la cocina sin esperar contestación, ya se había humillado lo suficiente por un día. No comentó nada de el “cariño” que le había dedicado Matt porque no necesitaba más problemas ese día, por lo que se dedicó a recostarse contra la pared, fumando tranquilamente y reprimiendo el impulso de patear una silla. “¿desde cuándo soy tan agresiva?” se preguntó a sí misma, pero rápidamente le llegó la contestación cuando se dio cuenta de que no era agresividad lo que la embargaba, sino una gran incomodidad por tener que convivir con tanta gente desconocida.
Matt empezó a presentarse y animó a los demás a que lo hicieran. La verdad, es que a Wen también le interesaba la procedencia de todos ellos, por lo que no hizo comentario alguno y se dedico a escrutar con la mirada a todos los presentes. La pregunta de las tortugas ninja se le antojó una pregunta que hubiera hecho Chruch, pero desechó el recuerdo enseguida. No valía la pena recordar un mundo al que no pretendía volver, por lo menos, no inmediatamente.
Fumó tranquilamente esperando a que alguien hablara, a la vez que recordaba el por qué estaban ahí. “Especiales... Sé que yo lo soy, aunque no sé por qué, pero ¿ellos? ¿Y qué se supone que tendremos que hacer para descubrirlo? ¿Y qué se supone que esperan de nosotros?” se dijo para sí misma.
Recordando la fuente y el cómo había cambiado su idioma con tanta facilidad, le hizo pensar en magia y lo que le gustaría ser capaz de utilizarla. Quizás podría volver a Londres y buscar a sus padres, y, ahí, le asalto el mismo dilema de siempre: ¿qué haría cuando los encontrara? Sus ideas eran tan dispares que iban desde matarlos a sangre fría sin preguntar si quiera el por qué de su abandono, hasta echarse en sus brazos a llorar suplicando que la quisieran. No, no necesitaba amor. Todo el cariño que había requerido en su vida se lo había dado Margaret y, después de su muerte y de manera diferente, Church. Nunca había necesitado nada más ni a nadie más. Ahora estaba en esa ciudad sin nadie que la conociera y saldría de ahí siendo alguien grande. No volvería a ser nunca más “Miércoles, la huerfanita” como en el colegio, o “Beca, Ann, Rita, Britana, Catey, Dais, Edna.” Ni ninguno de los muchos nombres con los que las madres de acogida la “bautizaban” porque su verdadero nombre no les gustaba. Ahora sería como en las calles, donde era ella la que mandaba, pero mejor, porque aquí no estaría la policía buscándola constantemente. ¿Qué tenía que sobrevivir hasta que saliera la luna? En esos momentos, no había nada de lo que no fuera capaz.
El lagarto que le tiró los tejos justo a la bañera, apareció gritando su nombre en la cocina y se abalanzó hacia la comida. La británica agradeció al instante haber comido tanto el día anterior y seguir teniendo las galletitas saladas, pues parecía que esa bestia iba a devorar toda la cocina. Wen miró por encima del hombro levemente al lagarto y decidió presentarse, simplemente para evitar tener que soportar constantes preguntas sobre cómo se llamaba.
- Tengo tantos nombres que realmente podéis llamarme como os plazca, pero si queréis que os escuche, llamarme Wed o Wen. - dijo con un leve tono arrogante, sin darle demasiada importancia.
- dama draco
Ficha de cosechado
Nombre: Liarnha
Especie:
Habilidades: Nociones de lucha, velocidad y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
25/04/12, 09:43 pm
Lief me lo cuenta, dice que él veía el bosque cada día “Algunos sí que tienen suerte” me digo. Siento envidia hacia él, pero es una envidia sana, “Si se hace tu amigo podrías pedirle que te hablara del bosque todos los días”. Lief me interrumpe y como si hubiera leído mis pensamientos anteriores me pregunta que si enseñaré a luchar al resto. No quiero contestar, no quiero volver a pensar en ello, pero mi conciencia me obliga a hablar.-Os he hecho una promesa, y he de cumplirla-Miro al torreón, las palabras se atropellan en mi garganta.-Aunque alomejor no hace falta que enseñe a todos- Con una media sonrisa en la cara imito el movimiento amenazante que la chica de orejas menudas me dedicó en el callejón.-Además, si esta ciudad es tan peligrosa como la pintan mejor estar prevenidos- Enfundo la espada y sigo a lief adentro del torreón. Aunque mis labios hallan pronunciado estas últimas palabras con una asombrosa confianza mi mente me dice que no es más que un engaño, que si ella me lo pide no me quedará más remedio que enseñarla “Ya le buscaremos una solución a eso” me digo intentando que mi cara siga mostrando una sonrisa confiada.
Lief Está diciendo en estos momentos que deberíamos salir a ver la ciudad, pero yo sé que lo que intenta decir es que deberíamos conseguir más cestas. -No creo que nos haga falta más comida de momento- Exclamo y me dirijo al resto.-Aunque no sería una mala idea salir a explorar un poco esto ¿No os pica la curiosidad? Además tenemos que intentar enterarnos de que pintamos aquí, y más importante, de qué significa eso de la luna roja-Se me da bien hablar en público, pero ni yo estoy segura de lo que acabo de decir. Lo que Matt ha dicho antes es también algo importante, no nos conocemos, aún no nos hemos presentado y debemos hacerlo ya.-Por cierto, mi nombre es Lía, ¿Cuáles son los vuestros?
Lief Está diciendo en estos momentos que deberíamos salir a ver la ciudad, pero yo sé que lo que intenta decir es que deberíamos conseguir más cestas. -No creo que nos haga falta más comida de momento- Exclamo y me dirijo al resto.-Aunque no sería una mala idea salir a explorar un poco esto ¿No os pica la curiosidad? Además tenemos que intentar enterarnos de que pintamos aquí, y más importante, de qué significa eso de la luna roja-Se me da bien hablar en público, pero ni yo estoy segura de lo que acabo de decir. Lo que Matt ha dicho antes es también algo importante, no nos conocemos, aún no nos hemos presentado y debemos hacerlo ya.-Por cierto, mi nombre es Lía, ¿Cuáles son los vuestros?
- Frikomid
Ficha de cosechado
Nombre: Tsusu
Especie:
Habilidades: - Sentido Comun, reflejos, conocimiento de técnicas de supervivencia
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
25/04/12, 09:55 pm
No hay quien duerma con este alboroto, pensé que este baul iba a ser un buen aislante del ruido, pero no, veo que está medio roto, no dejan de hablar, ir de un lado a otro, discutir, pelearse... pesados.
*Sois unos pesados, sois como mi gente, pesados*
E intentando hacer tanto ruido como puedo, empiezo a respirar mas fuerte de lo normal haciendo que mis poros silben de manera no uniforme y caóticamente, todo el torreon debe de haberlo oido.
Voy hecho una furia directamente a esos gigantones, a mi no me despiertas nadie.
- Yo me llamo Tsusu; Tsus para mis pocos amigos, me habéis despertado... ¿No tenéis compasión de un pobre ser con sueño?
- Ah, y sois muy pesados
Alguno me mira extrañado y otro por ahí se ríe de mi. ¿Donde está mi estaca de madera cuando hace falta?
*Sois unos pesados, sois como mi gente, pesados*
E intentando hacer tanto ruido como puedo, empiezo a respirar mas fuerte de lo normal haciendo que mis poros silben de manera no uniforme y caóticamente, todo el torreon debe de haberlo oido.
Voy hecho una furia directamente a esos gigantones, a mi no me despiertas nadie.
- Yo me llamo Tsusu; Tsus para mis pocos amigos, me habéis despertado... ¿No tenéis compasión de un pobre ser con sueño?
- Ah, y sois muy pesados
Alguno me mira extrañado y otro por ahí se ríe de mi. ¿Donde está mi estaca de madera cuando hace falta?
- Fundador
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
25/04/12, 09:59 pm
¡¡Puntería no es una de tus habilidades!! Como mucho acertarías un tiro. De todos modos, ¿estás segura de querer matar a las estirges? Por lo general no son muy agresivas, pero si te empeñas en atacarlas, habrá consecuencias, tendrás que vértelas con su venganza...
- Esmael
Ficha de cosechado
Nombre: Kestel hijo de Raler
Especie:
Habilidades: nociones de lucha(esgrima),rapidez mental y instinto animal.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
26/04/12, 01:57 am
La gente avanza hacia un torreón, no todos mis compañeros son humanos, cosa que da un aire de variedad al grupo, al parecer, es muy normal que los chicos y las chicas hablen entre sí, cosa que desprecio de forma horrorosa solo con ver las caras de esos cerdos egoístas babeando sobre las chicas, me avergüenza pertenecer al mismo género. Me acerco a la chica de voz dulce por detrás. Ella, está ocupado pensando en su mundo interior, por lo que decido no molestarla, solo seguirla y observarla.
Llegamos al torreón prometido, la parte superior, la cuarta planta para ser más exactos, ha sido sustituida por un enorme esqueleto, que por lo que veo, sirve de colmena a una especie de pajarracos negros.
Al entrar, los decorados de puntas me recuerdan a mi mundo natal < me repito en mi interior, y por alguna razón me tranquiliza. La planta baja está decorada con una capa blanquecina de polvo, pero no tardo en darme cuenta de que todo el edificio está igual. Me mantengo en la planta baja sin llamar la atención. De momento he oído un par de nombres sin emparejar con ninguna cara, por lo que aún no conozco a nadie.
Al rato empiezan a llegar noticias, en los dos pisos superiores hay habitaciones, mientras que en la planta inferior hay una armería. Los sentimientos florecen y pienso en la infinidad de cosas que les hare a esos cerdos como se atrevan a hacer sufrir mínimamente a alguna chica.
Me dirijo a la armería con el fi de descubrir alguna cosa que me sea útil, de pequeño, estudie esgrima, por lo que busco floretes, Al rato encuentro un par de ellos, pero están en tan mal estado que la única parte útil de ellos, la punta, ha sido destruida, eso sin contar que uno de ellos esta partido por la mitad. Al no encontrar floretes, al menos no en condiciones, decido buscar algo parecido: << Estamos en otro mundo, eso, al menos, significa otras armas >>. Con un sentimiento de optimismo desbordante reprendo mi búsqueda, pero esta vez no solo de floretes, cualquier cosa con punta y un poco larga me basta. De lejos visualizo al capullo de metro noventa y pelo oscuro, ha encontrado unas pequeñas dagas con una forma curiosamente similar a los floretes: << Capullo >>. No le doy importancia, pero me fijo en que ha empezado a hablar con la chica de voz de ángel: << Me pregunto si le llegara oxigeno allá arriba; capullo >>. Me centro en la búsqueda de mi arma, al rato veo una caja de una largura considerable, me acerco y observo un largo sable de hierro, está un poco mellado, pero al pasar el dedo por él , me hago un pequeño corte en el dedo. Sonrió: << Perfecto>>. En la caja viene una vaina, no es gran cosa, pero servirá para no cortarme al llevarla. Sinceramente es mejor de lo que esperaba encontrarme, como mucho esperaba una daga como la de ese capullo, pero esto es mucho mejor.
A llegado la hora de ir a escoger habitación, pero, para mi sorpresa, todas tienen ya dueño, incluso, el lagarto se ha sentado en la habitación al tercer piso, si tuviera que salvar a uno de estos cerdos, sin duda escogería al reptil, no sé si es por su falta de apariencia humana, o porque es el que conoce más su lugar, yendo a dormir con los pájaros; eso sin contar claro está, con el chico gato, que incluso siendo un hombre, es un felino. Elimino esa idea de mi cabeza, estoy seguro de que no salvaría a ninguno.
Lo de la cama me plantea un problema, pero es un problema con fácil solución: cojo las toallas del lavabo de la planta baja y bajo a la armería, donde extiendo una sobre el frio suelo, hago una bola con otra para que me sirva de cojín y finalmente me coloco las toallas restante encima, después situó mi nuevo sable al lado de mi “cama”. En este ambiente, no tardo en dormirme.
La mañana siguiente me despiertan unos gritos desacostumbrados, seguidos de corredizas y algún capullo gritando su nombre. Pero que les pasa a esos imbéciles, ¿no se puede dormir en paz aquí o qué?
He dormido bastante bien, claro que no es lo mismo que dormir sobre un colchón pero, ¿algo es algo no?
Al levantarme, me doy cuenta, que con los movimientos que hago mientras duermo, el sable se ha desplazado cinco metros: << Pero qué coño >>. En ese momento me doy cuenta que necesitare algo mas, algo escondido y rápido de sacar si lo necesito, por lo que cojo la primera daga que encuentro y me la meto en el zapato, envainada claro. La daga, que corta por los dos lados, o mejor dicho, cortaba por los lados, tiene una parte mellada, con lo que es posible utilizarla de sierra si lo llego a precisar en algún momento.
Ahora que lo pienso, no he comido nada en décadas, me muero de hambre por lo que cojo las mantas, las pliego y las llevo al cuarto de baño la escena con la que me encuentro al subir las escaleras, me toca bastante la moral, una de las lagartijas esta gritando mientras la chica castaña, la de la voz de ángel y los dos felinos lo soportan, pero parecen bastante despreocupados delante de la inminente llegada del moco escamoso ese.
Paso por el baño y dejo las toallas, cojo algo de fruta y, con un cuchillo de cocina, la corto en varios cachos, observo que todos, en cierta manera, me prestan atención, por lo que supongo que desean oír mi nombre, la verdad es que no tengo muchas ganas de ir soltando mi nombre por ahí, pero al darme cuenta que lo tendré que hacer tarde o temprano, lo suelto:
-Mi nombre es Kestel hijo de Raler, estoy aquí para servirlas. Culmino mi nombre con una reverencia mientras como otro trozo de fruta.
Llegamos al torreón prometido, la parte superior, la cuarta planta para ser más exactos, ha sido sustituida por un enorme esqueleto, que por lo que veo, sirve de colmena a una especie de pajarracos negros.
Al entrar, los decorados de puntas me recuerdan a mi mundo natal <
Al rato empiezan a llegar noticias, en los dos pisos superiores hay habitaciones, mientras que en la planta inferior hay una armería. Los sentimientos florecen y pienso en la infinidad de cosas que les hare a esos cerdos como se atrevan a hacer sufrir mínimamente a alguna chica.
Me dirijo a la armería con el fi de descubrir alguna cosa que me sea útil, de pequeño, estudie esgrima, por lo que busco floretes, Al rato encuentro un par de ellos, pero están en tan mal estado que la única parte útil de ellos, la punta, ha sido destruida, eso sin contar que uno de ellos esta partido por la mitad. Al no encontrar floretes, al menos no en condiciones, decido buscar algo parecido: << Estamos en otro mundo, eso, al menos, significa otras armas >>. Con un sentimiento de optimismo desbordante reprendo mi búsqueda, pero esta vez no solo de floretes, cualquier cosa con punta y un poco larga me basta. De lejos visualizo al capullo de metro noventa y pelo oscuro, ha encontrado unas pequeñas dagas con una forma curiosamente similar a los floretes: << Capullo >>. No le doy importancia, pero me fijo en que ha empezado a hablar con la chica de voz de ángel: << Me pregunto si le llegara oxigeno allá arriba; capullo >>. Me centro en la búsqueda de mi arma, al rato veo una caja de una largura considerable, me acerco y observo un largo sable de hierro, está un poco mellado, pero al pasar el dedo por él , me hago un pequeño corte en el dedo. Sonrió: << Perfecto>>. En la caja viene una vaina, no es gran cosa, pero servirá para no cortarme al llevarla. Sinceramente es mejor de lo que esperaba encontrarme, como mucho esperaba una daga como la de ese capullo, pero esto es mucho mejor.
A llegado la hora de ir a escoger habitación, pero, para mi sorpresa, todas tienen ya dueño, incluso, el lagarto se ha sentado en la habitación al tercer piso, si tuviera que salvar a uno de estos cerdos, sin duda escogería al reptil, no sé si es por su falta de apariencia humana, o porque es el que conoce más su lugar, yendo a dormir con los pájaros; eso sin contar claro está, con el chico gato, que incluso siendo un hombre, es un felino. Elimino esa idea de mi cabeza, estoy seguro de que no salvaría a ninguno.
Lo de la cama me plantea un problema, pero es un problema con fácil solución: cojo las toallas del lavabo de la planta baja y bajo a la armería, donde extiendo una sobre el frio suelo, hago una bola con otra para que me sirva de cojín y finalmente me coloco las toallas restante encima, después situó mi nuevo sable al lado de mi “cama”. En este ambiente, no tardo en dormirme.
La mañana siguiente me despiertan unos gritos desacostumbrados, seguidos de corredizas y algún capullo gritando su nombre. Pero que les pasa a esos imbéciles, ¿no se puede dormir en paz aquí o qué?
He dormido bastante bien, claro que no es lo mismo que dormir sobre un colchón pero, ¿algo es algo no?
Al levantarme, me doy cuenta, que con los movimientos que hago mientras duermo, el sable se ha desplazado cinco metros: << Pero qué coño >>. En ese momento me doy cuenta que necesitare algo mas, algo escondido y rápido de sacar si lo necesito, por lo que cojo la primera daga que encuentro y me la meto en el zapato, envainada claro. La daga, que corta por los dos lados, o mejor dicho, cortaba por los lados, tiene una parte mellada, con lo que es posible utilizarla de sierra si lo llego a precisar en algún momento.
Ahora que lo pienso, no he comido nada en décadas, me muero de hambre por lo que cojo las mantas, las pliego y las llevo al cuarto de baño la escena con la que me encuentro al subir las escaleras, me toca bastante la moral, una de las lagartijas esta gritando mientras la chica castaña, la de la voz de ángel y los dos felinos lo soportan, pero parecen bastante despreocupados delante de la inminente llegada del moco escamoso ese.
Paso por el baño y dejo las toallas, cojo algo de fruta y, con un cuchillo de cocina, la corto en varios cachos, observo que todos, en cierta manera, me prestan atención, por lo que supongo que desean oír mi nombre, la verdad es que no tengo muchas ganas de ir soltando mi nombre por ahí, pero al darme cuenta que lo tendré que hacer tarde o temprano, lo suelto:
-Mi nombre es Kestel hijo de Raler, estoy aquí para servirlas. Culmino mi nombre con una reverencia mientras como otro trozo de fruta.
- C.a.e
Ficha de cosechado
Nombre: Cira Álbar
Especie:
Habilidades: Intuición, instinto animal y memoria
Personajes : Cira y Llunna (http://rocavarancolia.freeforo.com/t295-ficha-de-llunna-d-allegra)
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
26/04/12, 06:47 pm
Me revolví inquieta en el balcón, Matt tenía razón y una parte de mí desea poder explicarle a alguien lo de las voces pero... No soy capaz. Siempre he sido la chica callada y silenciosa que cargaba con los marrones de la gente. Soy incapaz de tener ideas originales, y ni que los demás me hagan caso.
Suspiro
-Yo me llamo Cira y lo único que me hace especial es que.... No puedo recordar mi infancia. Mi primer recuerdo es de cuando tenía ocho años el resto, es como una niebla.
Y me callo volviendo un poco más a mi mutismo. Nunca me ha importado lo que piensen de mí pero por lo menos que me llamen por mi nombre.
Suspiro
-Yo me llamo Cira y lo único que me hace especial es que.... No puedo recordar mi infancia. Mi primer recuerdo es de cuando tenía ocho años el resto, es como una niebla.
Y me callo volviendo un poco más a mi mutismo. Nunca me ha importado lo que piensen de mí pero por lo menos que me llamen por mi nombre.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
28/04/12, 04:46 pm
-No es nada...- dijo Nasher ante la disculpa de Wen.
Arrugó la nariz, pues el humo del cigarrillo olía bastante mal, nada que ver con el humo de las hoqueras funerarioas... << En el fondo me da pena, no poder vivir sin algo que te está haciendo daño...>> Estuvo tentado de preguntarle como empezó, pero prefirió dejarlo estar y tomar nota mental de no tocar los palitos y sobretodo de no acercarse mucho ni respirar el humo. No tenía muy claro cómo hacían daño.
El chico blandito y alto (pues ahora tenía claro que era un chico, pues no tenía bultos) les pidió que dijeran sus nombres. Humanos... era así como se llamaban los blanditos? Humanos? Y además tenían que tener hasta un color en particular pues al parecer no considereban a Enna de su misma especie. ¿De dónde habría salido toda esa gente? Nasher no conocía mucho de su mundo (casi nada más allá de su tribu) así que no tenía ni idea de si aquellos seres extraños venían de la propia Asrena o... << ¿puede haber más lugares aparte de Asrena? ¿Algo más allá del gran desierto...?>> Para todos aparte de él parecía evidente. Hablaban de lugares de nombres exóticos y extraños, de cosas que Nasher no conocía y de las que jamás había oído. Toda esa información, aunque incompleta, se le antojó emocionante...
La llegada del ranta le hizo ponerse tenso automáticamente. No había advertido a los demás de su naturaleza, no tenía muy claro que debiera hacerlo. Tal vez el ranta se enfadaba y decidía atacarle por haberle descubierto... No había hecho nada peligroso hasta ahora, ningún acto violento... << La gente sospechará que no hable con él a pesar de ser de mi misma especie...>> se dijo mentalmente. Pero dudaba que la gente estuviese pendiente de esas cosas. Decidió guardar silencio. Tal vez avisase a Enna en un futuro, pero por le momento y visto que no hacía nada prefirió dejarlo estar. Confiaba en eso que le hacía especial, en la razón por la que Nassandra lo había elegido para ir a Rocavarancolia.
Se alejó unos pasos del ranta y empezó su presentación:
-Me llamo Nasher, eligieron mi nombre por Nassandra- explicó, con orgullo.- Vivía en una tribu kitade, cerca de un lago semioculto en una cueva. Los ancianos decían que yo era importante para la tribu y no me dejaban salir, apenas me podía alejar del poblado... Pero yo quería ver mundo, por eso acepté la noche en que ese ser tan parecido a Nassandra me pfreció venir aquí, y mirad- hizo un gesto abarcándolos a todos.- Jamás se me habría ocurrido que fuera de mi tribu fuese a econtrarme con esto- se echó a reír- Es todo demasiado raro, y aún así me encanta. Quiero saber cosas de vosotros, muchas cosas- pidió, entusiasmado- Para empezar quiero saber qué es una madre- dijo mirando a Matt
Recordó el tema de los bultos y creyó apropiado decir cómo eran las hembras en Asrena, ya que allí no había ninguna que sirviese de ejemplo.
-Hmmm, lo de los bultos... Es que en Asrena las chicas son como...- se puso de puntillas señaland una altura, al menos un par de cabezas superior a él.- Más altas. Som mucho más grande que los chicos. En mi mundo tú- señaló a Matt- serías una chica bajjita- Y aparte de eso no hay muchas más diferencias... Tal vez en la voz un poco... - se quedó pensativo
Arrugó la nariz, pues el humo del cigarrillo olía bastante mal, nada que ver con el humo de las hoqueras funerarioas... << En el fondo me da pena, no poder vivir sin algo que te está haciendo daño...>> Estuvo tentado de preguntarle como empezó, pero prefirió dejarlo estar y tomar nota mental de no tocar los palitos y sobretodo de no acercarse mucho ni respirar el humo. No tenía muy claro cómo hacían daño.
El chico blandito y alto (pues ahora tenía claro que era un chico, pues no tenía bultos) les pidió que dijeran sus nombres. Humanos... era así como se llamaban los blanditos? Humanos? Y además tenían que tener hasta un color en particular pues al parecer no considereban a Enna de su misma especie. ¿De dónde habría salido toda esa gente? Nasher no conocía mucho de su mundo (casi nada más allá de su tribu) así que no tenía ni idea de si aquellos seres extraños venían de la propia Asrena o... << ¿puede haber más lugares aparte de Asrena? ¿Algo más allá del gran desierto...?>> Para todos aparte de él parecía evidente. Hablaban de lugares de nombres exóticos y extraños, de cosas que Nasher no conocía y de las que jamás había oído. Toda esa información, aunque incompleta, se le antojó emocionante...
La llegada del ranta le hizo ponerse tenso automáticamente. No había advertido a los demás de su naturaleza, no tenía muy claro que debiera hacerlo. Tal vez el ranta se enfadaba y decidía atacarle por haberle descubierto... No había hecho nada peligroso hasta ahora, ningún acto violento... << La gente sospechará que no hable con él a pesar de ser de mi misma especie...>> se dijo mentalmente. Pero dudaba que la gente estuviese pendiente de esas cosas. Decidió guardar silencio. Tal vez avisase a Enna en un futuro, pero por le momento y visto que no hacía nada prefirió dejarlo estar. Confiaba en eso que le hacía especial, en la razón por la que Nassandra lo había elegido para ir a Rocavarancolia.
Se alejó unos pasos del ranta y empezó su presentación:
-Me llamo Nasher, eligieron mi nombre por Nassandra- explicó, con orgullo.- Vivía en una tribu kitade, cerca de un lago semioculto en una cueva. Los ancianos decían que yo era importante para la tribu y no me dejaban salir, apenas me podía alejar del poblado... Pero yo quería ver mundo, por eso acepté la noche en que ese ser tan parecido a Nassandra me pfreció venir aquí, y mirad- hizo un gesto abarcándolos a todos.- Jamás se me habría ocurrido que fuera de mi tribu fuese a econtrarme con esto- se echó a reír- Es todo demasiado raro, y aún así me encanta. Quiero saber cosas de vosotros, muchas cosas- pidió, entusiasmado- Para empezar quiero saber qué es una madre- dijo mirando a Matt
Recordó el tema de los bultos y creyó apropiado decir cómo eran las hembras en Asrena, ya que allí no había ninguna que sirviese de ejemplo.
-Hmmm, lo de los bultos... Es que en Asrena las chicas son como...- se puso de puntillas señaland una altura, al menos un par de cabezas superior a él.- Más altas. Som mucho más grande que los chicos. En mi mundo tú- señaló a Matt- serías una chica bajjita- Y aparte de eso no hay muchas más diferencias... Tal vez en la voz un poco... - se quedó pensativo
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
28/04/12, 07:06 pm
Recuerdo a los que vayan a postear a partir de ahora que ha tenido lugar un evento que afecta a toda la ciudad, el pregón. Aunque las noticias sobre mundos vinculados no afectan a todos los mundos de los que procedéis, el aviso se oye por la ciudad y su contenido es curioso de por sí, así que he creído preferible avisar con antelación a que luego todo el mundo ande editando sus post. Tenedlo en cuenta al postear, por favor.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Dys
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Habilidad mental, dibujo y resistencia.Personajes : Nuuuu, demasiado vago para eso. D:
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
28/04/12, 10:19 pm
Todo era blanco. Todo lo que su visión abarcaba. También era algo frio. Estaba en el suelo y no veia más allá. Se levantó con esfuerzo. Juraría que ya había visto todo aquello. Recuerdos, eso eran. Posiblemente. ¿De quién? Se veía a sí mismo corriendo a dos centenas de metros, ¿qué hacía allí, en medio de toda esa nieve, corriendo hacia un desconocido? Más preguntas, no acababan. La de que qué hacia quien corría era especialmente inquietante. Pocos segundos después estuvo más cerca. Aquel no era él, ¿por que se le aparecía en sus recuerdos entonces?
-¡Eh! -gritó cuando ya casi había llegado- ¿Se puede saber dónde te metes?
Para su sorpresa, hubo respuesta. Fue su voz la que respondió, solo que no lo parecía. "¿Yo soy el que lo ve?", se pregunto. Aquellla no parecía su voz, sino la de allguien extrañamennte animado, al que le gustaba tumbarse en la helada nieve que lo rodeba todo. Antes de que se diese cuenta, ya estaba charlando fluidamennte con el otro. Había demasiada confianza entre ellos. El otro también tenía el pelo del mismo color, pero probablemente solo fuese cosa de su mundo. Correcto, aquello no era otra región, sino otro mundo. En aquel preciso momento hablaban sobre el futuro. Por desgracia, apenas habían pasado veinte minutos de conversación cuando el recuerdo se desvaneció. Lo último que alcanzó a oir fue a sí mismo diciendo que pennsaba ir a la grann ciudad, Vara-algo, y aprender más sobre el lugar en el que estaba actualmente.
Vuelta al presente:
Dys silbaba. Aquello era un claro signo de que se aburría bastante. Seguía sin suceder nada interesante, así que se conformaba con ver pasar a la gente. Pese a todo, silbaba bajito, tampoco es que quisiera que le escucharan o algo así. Se acarició la piel algo por debajo del cuello. La chica a la que había salvado parecía haber malinterpretado totalmente sus intenciones y le había agredido salvajemente. Debía de ser una maldita broma del destino, pensaba. ¿Qué debería hacer la próxima vez? Un dilema. Podía huir. Huir y dejar que muriera sola. Lo cierto es que todo aquello no era divertido. La gente no debería ser tan ruda. La violencia no traía nada bueno. Claro que ¿qué sabía él?
Violencia. Cerca, alguien se había reido de otro, el más pequeño, aquel para el que incluso él debía de resultarle grande. Todo parecía llevar a la la violencia; en su imaginación, el menudo ser se convertía en una bestia humanoide enorme, tanto que derrumbaba todo el techo, y se tiraba sobre ellos, riéndose. Aquella inútil imaginación de nuevo. ¿Se sentiría solo? El grupo femenino había vuelto a reunirse, pero no se molestó en mirar hacia allí. Le hizo un gesto con algo parecido a una sonrisa al hombrecillo maceteriano. Le vino un dicho a la memoria, otro recuerdo fugaz más, que traducido vendría a decir algo así como que "todo corazón responde a la llamada de otro corazón". ¿O debería decir alma? Aquello sonaba más rocavarancoliano. En definitiva, se podía interpretar como que cualquier persona con un corazón lo suficientemente grande respondería a una sonrisa con otra sonrisa. Por desgracia, el otro o no lo vio o decidió ignorarle.
Desde su esquina, observó (o más bien cotilleó) a uno de los que pasaban por allí. Un estirado. Puede que algo orgulloso y con un porte excesivamente elaborado. Aburrido, aunque no tanto como él. Con un aire muy digno y de caballero. Bah. Se dirigió hacia la armería, privándole un rato de su diversión. Cuando salió, llevaba un objeto alargado. Un arma. Lo cual, por cierto, le recordaba que él estaba indefenso. Debería tener algo para protegerse por si alguno de los demás se volvía loco de nuevo y le atacaba; había empezado a darle importancia al instinto que le protegía del peligro. Cuando todos parecían distraidos, se dirigió allí.
Había tal variedad que sería una pérdida total de tiempo describirla. Hurgando entre las cosas, encontró un enorme espadón. Entusiasmado, lo cogió con ambas manos y lo alzó hacia el techo en una pose triunfal. Era un bravo guerrero al que nadie podía detener, eso era. Invencible, fortísimo. Dos segundos más tarde, el hierro cayó al suelo. No sabía que aquellas cosas fueran tan terriblemente pesadas. La tentativa de leventar el espadón del suelo no tuvo éxito esta vez. El golpe provocó un tremendo estrépito, que lo alarmó a él mismo. Dentro de no mucho vendría a alguien a preguntarle si pasaba algo. Aquello no era lo que quería, por lo que optó por coger las cosas más llamativas y salir por patas. Agarró rápidamente un bastón de madera roja, ligero, que, si bien no tan sólido como una espada, podría venirle bien a la hora de apoyarse. También había algo curioso, aparentemente el resultado de unir decenas de pequeñísimas espadas en un hilo, como un collar de púas; al cogerlo, seis o siete puntas se le clavaron, pero no se enteró con las prisas. También cogió un artefacto averiado que se componía de círculos de metal que giraban, esa era la impresión que daban, en torno a una esfera metálica. No tenía utilidad alguna, pero aquel trasto perdido entre las armas le interesaba bastante, quería desmontarlo.
Volvió a su rincón velozmente y escondió lo que llevaba bajo su ropa, salvo el bastón de madera, que era demasiado grande, además de carecer de sentido la idea de ocultarlo, no era más que un bastón. Lo puso a un lado y se puso a darle vueltas a aquella cosa tan rara de metal que había hallado. En algunos aros había bolitas. Podría ser un objeto mágico. Entonces reparó en que, en una de las bolitas, alguien había dibujado una cruz y escrito algo al lado. "Mi casa", ponía. ¿La casa de quién? ¿Sería aquella casa también suya? ¿De dónde venía? La pregunta no le preocupaba demasiado, llevaba suficientes horas dándole vueltas a preguntas mucho más confusas que esa.
En ese momento, se escuchó una voz retumbante. Dys se tapó las orejas apresuradamente, peros resonaba fuertemente incluso a través de aquella vana protección, con mucha fuerza. Era... ¿un pregón? ¿Qué era un pregón?, para empezar. Se respondió a sí mismo. ¿Qué contaban? Por lo visto, noticias de otras regiones. Ojalá supiera dónde quedaban todos aquellos lugares. Cuando llegó a la parte sobre Nublia se destapó los oidos de inmediato y se puso de pies. Se quedó mirando en dirección al origen de la voz, aunque había un cierto eco que lo confundía un tanto. Aquel nombre... aquel nombre le era tan conocido, era como...
Todo era blanco...
-¡Eh! -gritó cuando ya casi había llegado- ¿Se puede saber dónde te metes?
Para su sorpresa, hubo respuesta. Fue su voz la que respondió, solo que no lo parecía. "¿Yo soy el que lo ve?", se pregunto. Aquellla no parecía su voz, sino la de allguien extrañamennte animado, al que le gustaba tumbarse en la helada nieve que lo rodeba todo. Antes de que se diese cuenta, ya estaba charlando fluidamennte con el otro. Había demasiada confianza entre ellos. El otro también tenía el pelo del mismo color, pero probablemente solo fuese cosa de su mundo. Correcto, aquello no era otra región, sino otro mundo. En aquel preciso momento hablaban sobre el futuro. Por desgracia, apenas habían pasado veinte minutos de conversación cuando el recuerdo se desvaneció. Lo último que alcanzó a oir fue a sí mismo diciendo que pennsaba ir a la grann ciudad, Vara-algo, y aprender más sobre el lugar en el que estaba actualmente.
Vuelta al presente:
Dys silbaba. Aquello era un claro signo de que se aburría bastante. Seguía sin suceder nada interesante, así que se conformaba con ver pasar a la gente. Pese a todo, silbaba bajito, tampoco es que quisiera que le escucharan o algo así. Se acarició la piel algo por debajo del cuello. La chica a la que había salvado parecía haber malinterpretado totalmente sus intenciones y le había agredido salvajemente. Debía de ser una maldita broma del destino, pensaba. ¿Qué debería hacer la próxima vez? Un dilema. Podía huir. Huir y dejar que muriera sola. Lo cierto es que todo aquello no era divertido. La gente no debería ser tan ruda. La violencia no traía nada bueno. Claro que ¿qué sabía él?
Violencia. Cerca, alguien se había reido de otro, el más pequeño, aquel para el que incluso él debía de resultarle grande. Todo parecía llevar a la la violencia; en su imaginación, el menudo ser se convertía en una bestia humanoide enorme, tanto que derrumbaba todo el techo, y se tiraba sobre ellos, riéndose. Aquella inútil imaginación de nuevo. ¿Se sentiría solo? El grupo femenino había vuelto a reunirse, pero no se molestó en mirar hacia allí. Le hizo un gesto con algo parecido a una sonrisa al hombrecillo maceteriano. Le vino un dicho a la memoria, otro recuerdo fugaz más, que traducido vendría a decir algo así como que "todo corazón responde a la llamada de otro corazón". ¿O debería decir alma? Aquello sonaba más rocavarancoliano. En definitiva, se podía interpretar como que cualquier persona con un corazón lo suficientemente grande respondería a una sonrisa con otra sonrisa. Por desgracia, el otro o no lo vio o decidió ignorarle.
Desde su esquina, observó (o más bien cotilleó) a uno de los que pasaban por allí. Un estirado. Puede que algo orgulloso y con un porte excesivamente elaborado. Aburrido, aunque no tanto como él. Con un aire muy digno y de caballero. Bah. Se dirigió hacia la armería, privándole un rato de su diversión. Cuando salió, llevaba un objeto alargado. Un arma. Lo cual, por cierto, le recordaba que él estaba indefenso. Debería tener algo para protegerse por si alguno de los demás se volvía loco de nuevo y le atacaba; había empezado a darle importancia al instinto que le protegía del peligro. Cuando todos parecían distraidos, se dirigió allí.
Había tal variedad que sería una pérdida total de tiempo describirla. Hurgando entre las cosas, encontró un enorme espadón. Entusiasmado, lo cogió con ambas manos y lo alzó hacia el techo en una pose triunfal. Era un bravo guerrero al que nadie podía detener, eso era. Invencible, fortísimo. Dos segundos más tarde, el hierro cayó al suelo. No sabía que aquellas cosas fueran tan terriblemente pesadas. La tentativa de leventar el espadón del suelo no tuvo éxito esta vez. El golpe provocó un tremendo estrépito, que lo alarmó a él mismo. Dentro de no mucho vendría a alguien a preguntarle si pasaba algo. Aquello no era lo que quería, por lo que optó por coger las cosas más llamativas y salir por patas. Agarró rápidamente un bastón de madera roja, ligero, que, si bien no tan sólido como una espada, podría venirle bien a la hora de apoyarse. También había algo curioso, aparentemente el resultado de unir decenas de pequeñísimas espadas en un hilo, como un collar de púas; al cogerlo, seis o siete puntas se le clavaron, pero no se enteró con las prisas. También cogió un artefacto averiado que se componía de círculos de metal que giraban, esa era la impresión que daban, en torno a una esfera metálica. No tenía utilidad alguna, pero aquel trasto perdido entre las armas le interesaba bastante, quería desmontarlo.
Volvió a su rincón velozmente y escondió lo que llevaba bajo su ropa, salvo el bastón de madera, que era demasiado grande, además de carecer de sentido la idea de ocultarlo, no era más que un bastón. Lo puso a un lado y se puso a darle vueltas a aquella cosa tan rara de metal que había hallado. En algunos aros había bolitas. Podría ser un objeto mágico. Entonces reparó en que, en una de las bolitas, alguien había dibujado una cruz y escrito algo al lado. "Mi casa", ponía. ¿La casa de quién? ¿Sería aquella casa también suya? ¿De dónde venía? La pregunta no le preocupaba demasiado, llevaba suficientes horas dándole vueltas a preguntas mucho más confusas que esa.
En ese momento, se escuchó una voz retumbante. Dys se tapó las orejas apresuradamente, peros resonaba fuertemente incluso a través de aquella vana protección, con mucha fuerza. Era... ¿un pregón? ¿Qué era un pregón?, para empezar. Se respondió a sí mismo. ¿Qué contaban? Por lo visto, noticias de otras regiones. Ojalá supiera dónde quedaban todos aquellos lugares. Cuando llegó a la parte sobre Nublia se destapó los oidos de inmediato y se puso de pies. Se quedó mirando en dirección al origen de la voz, aunque había un cierto eco que lo confundía un tanto. Aquel nombre... aquel nombre le era tan conocido, era como...
Todo era blanco...
- Frikomid
Ficha de cosechado
Nombre: Tsusu
Especie:
Habilidades: - Sentido Comun, reflejos, conocimiento de técnicas de supervivenciaPersonajes : .
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
28/04/12, 11:53 pm
Los seres gigantes se siguen presentando y hablandose, nadie se ha debido percatar de mi presencia... ¿Quien se daría cuenta de la existencia de un ser tan pequeño? Nadie... ¡A NO SER QUE LES CLAVE MI ESTACA EN LAS PIERNAS! pero eso no tendría sentido y lograría que me odiasen...
Por Flora, ¿quién está hablando?
Una voz que parece venir de todas partes parece anunciar algo sobre unos mundos vinculados... ¿que es un mundo vinculado? ¿Que es Libo? ¿Quien es el rey ese?
Y como vino esa voz, se fue.
Vale, aquí pasan unas cosas muy raras...
De repente, fijo mi vista un una especia de cosas de cristal... parecen estar hechas del mismo material que los artefactos de los devotos del lugar del cual procedo... son brillantes y transparentes, y diría que dejan pasar la luz a través...
Que hermosura... por fin algo hermoso en una ciudad gris... Esto me ayudará a recordar el color de la vida al otro lado del mundo...
Resulta que este artefacto no es el único, hay algunos por ahí tirados, si los ven mis compañeros me los robarán... pero para que iba a quererlos yo todos? Con uno solo creo que me baste para recordar mi pasado.
Me aproximo al huequecito del mueblo roto bajo el cual se encuentran tirados estos artefactos y recojo uno.
Es más hermoso de lo que pensaba...
Mientras, por el rabillo del ojo vea a alguien, que al igual que yo, está aislado del grupo, no se ha integrado, no había reparado en su presencia hasta ahora, está con unas cosas muy coloridas en su mano. Me guardo al artefacto cristalino en un trapo que me recubre el cuerpo y me dirijo a el.
- Hola...!
No contesta... igual no sabe lo que digo... me mira, y juraría que quiere decirme algo, pero parece que no me entiende o no se atreve... tengo una idea.
H... O... L... poco a poco voy dibujando imaginariamente las letras del mensaje con mis manos en su pecho. A...
Por Flora, ¿quién está hablando?
Una voz que parece venir de todas partes parece anunciar algo sobre unos mundos vinculados... ¿que es un mundo vinculado? ¿Que es Libo? ¿Quien es el rey ese?
Y como vino esa voz, se fue.
Vale, aquí pasan unas cosas muy raras...
De repente, fijo mi vista un una especia de cosas de cristal... parecen estar hechas del mismo material que los artefactos de los devotos del lugar del cual procedo... son brillantes y transparentes, y diría que dejan pasar la luz a través...
Que hermosura... por fin algo hermoso en una ciudad gris... Esto me ayudará a recordar el color de la vida al otro lado del mundo...
Resulta que este artefacto no es el único, hay algunos por ahí tirados, si los ven mis compañeros me los robarán... pero para que iba a quererlos yo todos? Con uno solo creo que me baste para recordar mi pasado.
Me aproximo al huequecito del mueblo roto bajo el cual se encuentran tirados estos artefactos y recojo uno.
Es más hermoso de lo que pensaba...
Mientras, por el rabillo del ojo vea a alguien, que al igual que yo, está aislado del grupo, no se ha integrado, no había reparado en su presencia hasta ahora, está con unas cosas muy coloridas en su mano. Me guardo al artefacto cristalino en un trapo que me recubre el cuerpo y me dirijo a el.
- Hola...!
No contesta... igual no sabe lo que digo... me mira, y juraría que quiere decirme algo, pero parece que no me entiende o no se atreve... tengo una idea.
H... O... L... poco a poco voy dibujando imaginariamente las letras del mensaje con mis manos en su pecho. A...
- Spoiler:
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
29/04/12, 01:55 pm
A Nasher parece que tampoco le gusta demasiado el olor a humo del palito raro. Me saluda y yo sonrio ampliamente.
La niña enferma me dice que el palito solo sirve para respirar el humo. ¿Porque alguien querria comerse el humo? Sigo sin entenderlo demasiado bien...
Luego, para mi sorpresa Nasher pregunta qué sonlos pechos. Durante unos segundos me quedo callada, pensando acerca de sus palabras... ¿como puede no saberlo? Antes de que yo pueda abrir la boca, la niña enferma respode, y su tono no me gusta del todo, pero supongo que no me gusta el tono de ninguno de los que estan aqui. Ninguno trata de suavizarlo y eso hace que inconscientemente siempre esté alerta.
Algo hace que de un bote en el sitio. Un niño gris coge el "tabaco" de la niña enferma y lo tira al suelo pisoteandolo.La niña, notablemente enfadada sale tras él, amenazandole. Luego volvio a su sitio encendiendo otro palito. Nasher corrió a ayudar al chico gris.
La niña enferma explica que el "tabaco" es un vicio... Abro mucho los ojos mientras asocio las ideas. El tabaco es como la Gula
-¡Eso es malo! -Digo en tono casi preocupado. - En mi mundo tambien existe un vicio. Se llama Gula... los que lo toman... no viven mucho pero no pueden dejar de hacerlo... - ¿Eso son ellos? ¿Consumidores de Gula? Si lo son, tengo claro que no van a sobrevivir mucho tiempo... Ahora comprendo la reaccion de la chica enferma... he visto matar a gente por un poco de Gula. Quizás sean mas útiles muertos...
Luego Matt comienza a hablar, diciendo que nos presentemos. Despues de presentarse comienza a hacernos preguntas a todos.
-Mis padres me dieron el nombre de Ennakhai, mi mundo es el mundo creado por el Demiurgo, Daelicia. Y, la tonalidad de mi piel es la adecuada, justo con la que nací y con la que he de morir. - Obvié la parte de que mi paelo es del color de la muerte pues parece que ellos no le dan importancia a eso.
Otro lagarto baja las escaleras, gritando una palabra que por un intante hace que me lleve las manos a los oidos. Luego simplemente se pone a comer.
La niña enferma tambien dice su nombre, se llama Wen. Memorizo su nombre mientras escucho a la chica rara que habla ahora y que dice llamarse Lia. Otro ser, en el que apenas se distingue la forma humana pero cuya piel azul destaca sobre el resto dice llamarse Tsusu y que le hemos despertado.
-Mis disculpas, Tsusu, en ningun momento tuve la intentcion de interrumpir tu sueño. - Contesto en un tono formal pero amistoso.
Para mi asombro, otro chico con el pelo del color de la muerte se acerca diciendo que se llama Kestel y que está para servirnos. Habla en femenino por lo que supongo que se refiere a las chicas. ¿porque lo hace?
Nasher tambien se presenta, aunque yo ya conozco su nombre y luego explica como se distinguen a las chicas de los chicos en su mundo.
Pero todos mis pensamientos se ven interrumpidos de golpe. Una voz habla desde ninguna parte.
La niña enferma me dice que el palito solo sirve para respirar el humo. ¿Porque alguien querria comerse el humo? Sigo sin entenderlo demasiado bien...
Luego, para mi sorpresa Nasher pregunta qué sonlos pechos. Durante unos segundos me quedo callada, pensando acerca de sus palabras... ¿como puede no saberlo? Antes de que yo pueda abrir la boca, la niña enferma respode, y su tono no me gusta del todo, pero supongo que no me gusta el tono de ninguno de los que estan aqui. Ninguno trata de suavizarlo y eso hace que inconscientemente siempre esté alerta.
Algo hace que de un bote en el sitio. Un niño gris coge el "tabaco" de la niña enferma y lo tira al suelo pisoteandolo.La niña, notablemente enfadada sale tras él, amenazandole. Luego volvio a su sitio encendiendo otro palito. Nasher corrió a ayudar al chico gris.
La niña enferma explica que el "tabaco" es un vicio... Abro mucho los ojos mientras asocio las ideas. El tabaco es como la Gula
-¡Eso es malo! -Digo en tono casi preocupado. - En mi mundo tambien existe un vicio. Se llama Gula... los que lo toman... no viven mucho pero no pueden dejar de hacerlo... - ¿Eso son ellos? ¿Consumidores de Gula? Si lo son, tengo claro que no van a sobrevivir mucho tiempo... Ahora comprendo la reaccion de la chica enferma... he visto matar a gente por un poco de Gula. Quizás sean mas útiles muertos...
Luego Matt comienza a hablar, diciendo que nos presentemos. Despues de presentarse comienza a hacernos preguntas a todos.
-Mis padres me dieron el nombre de Ennakhai, mi mundo es el mundo creado por el Demiurgo, Daelicia. Y, la tonalidad de mi piel es la adecuada, justo con la que nací y con la que he de morir. - Obvié la parte de que mi paelo es del color de la muerte pues parece que ellos no le dan importancia a eso.
Otro lagarto baja las escaleras, gritando una palabra que por un intante hace que me lleve las manos a los oidos. Luego simplemente se pone a comer.
La niña enferma tambien dice su nombre, se llama Wen. Memorizo su nombre mientras escucho a la chica rara que habla ahora y que dice llamarse Lia. Otro ser, en el que apenas se distingue la forma humana pero cuya piel azul destaca sobre el resto dice llamarse Tsusu y que le hemos despertado.
-Mis disculpas, Tsusu, en ningun momento tuve la intentcion de interrumpir tu sueño. - Contesto en un tono formal pero amistoso.
Para mi asombro, otro chico con el pelo del color de la muerte se acerca diciendo que se llama Kestel y que está para servirnos. Habla en femenino por lo que supongo que se refiere a las chicas. ¿porque lo hace?
Nasher tambien se presenta, aunque yo ya conozco su nombre y luego explica como se distinguen a las chicas de los chicos en su mundo.
Pero todos mis pensamientos se ven interrumpidos de golpe. Una voz habla desde ninguna parte.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- Dys
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Habilidad mental, dibujo y resistencia.Personajes : Nuuuu, demasiado vago para eso. D:
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
29/04/12, 07:05 pm
Le dolía la mano y no sabía por qué. Levantó la mirada. Parecía que, después de todo, sí que le había visto. Antes de acercarse a él, había estado rebuscando entre algo colorido, ya miraría más tarde de qué se trataba. Por el momento se limitó a saludar en respuesta a lo que decía el otro. ¿Por qué estaba gesticulando? Podría ser que no pudiese hablar. Decidió callar para no molestarle con su voz. Como el otro no hizo nada más, se deslizó hacia un lado, acercándose, y siguió a lo suyo, sin darse cuenta de que al moverse, las cartas quedaban repartidas casualmente por el suelo.
Continuó girando los aros con bolitas hasta aburrirse. Entonces, lo desmontó a la fuerza pero con precisión: le dio un golpe no demasiado fuerte, haciendo que del interior de la parte central se desparramasen una serie de mecanismos. Interesente, muy muy interesante, de hecho. Una de las bolas salió rodando hacia un lado y Dys fue tras ella. Antes de que la pudiese coger, frenó ante el obstáculo de una pila de cartas y se quedó quieta sobre una de ellas. Qué curioso... La bola era blanca, como lo que veía en la carta. La Luna. ¿La bola era la luna? ¡Entonces, aquellas bolas representaban planetas! ¿Dónde estaba el suyo?
Cogió la bola y la contempló de nuevo. La giró. ¡¡Estaba roja!! De un color rojo sangre. No es que pareciera sangre, es que era sangre, olía a sangre. Entonces reparó en la herida que se había hecho con aquella cosa similar a un collar de cuchillas. Donde él vivía había habido una especie de mito sobre un país en el que los magos hacían que las luna se volviese roja para celebrar una ocasión especial. O algo así, lo cierto es que le sonaban que por ahí iban los tiros, pero en realidad no recordaba de qué iba la historia, solo que los dioses rocavarancolianos estaban, como siempre, relacionados.
¿Qué hacía otra vez embelesado? Lo que necesitaba era un trapo para secar aquel pequeño reguero de sangre; había dejado algunas gotas en el suelo y se había manchado un poco la manga. Fue corriendo hacia el armario. Entonces, algo colorido le llamó la atención, algo que sobresalía por un hueco. Metió la mano y logró sacar lo que parecían dos cristales de colores. Totalmente inútiles para su situación. Se apresuró a buscar algo dentro del armarito, sin percatarse de que de su mano habían caído unas pocas gotas de sangre, que mancharon uno de los cristales. De repente, ese brilló.
Continuó girando los aros con bolitas hasta aburrirse. Entonces, lo desmontó a la fuerza pero con precisión: le dio un golpe no demasiado fuerte, haciendo que del interior de la parte central se desparramasen una serie de mecanismos. Interesente, muy muy interesante, de hecho. Una de las bolas salió rodando hacia un lado y Dys fue tras ella. Antes de que la pudiese coger, frenó ante el obstáculo de una pila de cartas y se quedó quieta sobre una de ellas. Qué curioso... La bola era blanca, como lo que veía en la carta. La Luna. ¿La bola era la luna? ¡Entonces, aquellas bolas representaban planetas! ¿Dónde estaba el suyo?
Cogió la bola y la contempló de nuevo. La giró. ¡¡Estaba roja!! De un color rojo sangre. No es que pareciera sangre, es que era sangre, olía a sangre. Entonces reparó en la herida que se había hecho con aquella cosa similar a un collar de cuchillas. Donde él vivía había habido una especie de mito sobre un país en el que los magos hacían que las luna se volviese roja para celebrar una ocasión especial. O algo así, lo cierto es que le sonaban que por ahí iban los tiros, pero en realidad no recordaba de qué iba la historia, solo que los dioses rocavarancolianos estaban, como siempre, relacionados.
¿Qué hacía otra vez embelesado? Lo que necesitaba era un trapo para secar aquel pequeño reguero de sangre; había dejado algunas gotas en el suelo y se había manchado un poco la manga. Fue corriendo hacia el armario. Entonces, algo colorido le llamó la atención, algo que sobresalía por un hueco. Metió la mano y logró sacar lo que parecían dos cristales de colores. Totalmente inútiles para su situación. Se apresuró a buscar algo dentro del armarito, sin percatarse de que de su mano habían caído unas pocas gotas de sangre, que mancharon uno de los cristales. De repente, ese brilló.
- Frikomid
Ficha de cosechado
Nombre: Tsusu
Especie:
Habilidades: - Sentido Comun, reflejos, conocimiento de técnicas de supervivenciaPersonajes : .
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
02/05/12, 10:20 pm
Me ignora, pasa de mi. Me abro a una persona y se dedica a pasar de mi. ¿Pero que clase de ser es este? Que modestia la suya... Me amarro bien la tela en la que guardo el artefacto luminoso que cogí porque estaba apunto de caerse.
Mira tu por donde, hay un buen Sepalian que se disculpa por el alboroto montado, seres como ese hacen falta en esta dimensión.
Noto algo a mis espaldas aleteando, me giro y veo a un bicho con alas que esta acercándose peligrosamente a mi persona, no creo que darle un garrotazo con mi garrotuco de madera sirva de algo... ¿Y si le pido ayuda a los Sepalians? ... Seguramente me ignoren... pero en estos casos solo hay una cosa útil que hacer.
¡¡¡HUIR!!!
Como puedo intento dar esquinazo a ese bicho volador aunque voy medio ciego pues las partes por las que paso están a oscuras casi, el bicho sigue empeñado en darme caza, y yo sigo huyendo... esto no puede seguir así mucho más yo estoy cada vez más cansadoOOoooOOOOOO!!!
* -Ay! - Uy! - Au!*
Me he caído por una escalera y para colmo de males me he clavado el artefacto en un brazo; tengo que encontrar un lugar donde esconderme...
Por providencia divina o algo, me encuentro el baúl en frente mío, así que antes de que ese bicharraco vuelva me meto en el baúl y cierro la tapa. Todo estará oscuro, que lata... pero espera, hay algo que se ilumina y ese foco de luz sale del trapo.
¡El artefacto cristalino está brillando! Seguro que es un mensaje de Flora... seguro que Flora me está diciendo por medio de esta luz que no debo darme por vencido en mi labor de hacer de este lugar un vergel... aunque con una luz poco voy a hacer... pero es hermosa... la mantendré viva siempre que pueda...
Ahora que lo pienso... esto tiene algo de parecido a los artefactos de los repobladores devotos... Voy a probar a hacer lo que hacen ellos, primero hay que mover la mano, luego decir algo y... nada; ¿que estaba esperando que ocurriese? Las cosas no salen solo con buenas intenciones... en fin... al menos no me va a faltar luz...
Mira tu por donde, hay un buen Sepalian que se disculpa por el alboroto montado, seres como ese hacen falta en esta dimensión.
Noto algo a mis espaldas aleteando, me giro y veo a un bicho con alas que esta acercándose peligrosamente a mi persona, no creo que darle un garrotazo con mi garrotuco de madera sirva de algo... ¿Y si le pido ayuda a los Sepalians? ... Seguramente me ignoren... pero en estos casos solo hay una cosa útil que hacer.
¡¡¡HUIR!!!
Como puedo intento dar esquinazo a ese bicho volador aunque voy medio ciego pues las partes por las que paso están a oscuras casi, el bicho sigue empeñado en darme caza, y yo sigo huyendo... esto no puede seguir así mucho más yo estoy cada vez más cansadoOOoooOOOOOO!!!
* -Ay! - Uy! - Au!*
Me he caído por una escalera y para colmo de males me he clavado el artefacto en un brazo; tengo que encontrar un lugar donde esconderme...
Por providencia divina o algo, me encuentro el baúl en frente mío, así que antes de que ese bicharraco vuelva me meto en el baúl y cierro la tapa. Todo estará oscuro, que lata... pero espera, hay algo que se ilumina y ese foco de luz sale del trapo.
¡El artefacto cristalino está brillando! Seguro que es un mensaje de Flora... seguro que Flora me está diciendo por medio de esta luz que no debo darme por vencido en mi labor de hacer de este lugar un vergel... aunque con una luz poco voy a hacer... pero es hermosa... la mantendré viva siempre que pueda...
Ahora que lo pienso... esto tiene algo de parecido a los artefactos de los repobladores devotos... Voy a probar a hacer lo que hacen ellos, primero hay que mover la mano, luego decir algo y... nada; ¿que estaba esperando que ocurriese? Las cosas no salen solo con buenas intenciones... en fin... al menos no me va a faltar luz...
- Spoiler:
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
05/05/12, 08:25 pm
Observó los movimientos y las reacciones de todos los del grupo que se iban presentando. No pasó por alto el femenino del ofrecimiento de Kestel, el cual hizo que se le pasaran por la cabeza varias formas de aprovecharse de él, pero pronto se le olvidaron cuando Nasher comenzó a hablar. Parecía emocionado y orgulloso al contarnos su vida en su mundo, pero no fue eso lo que le hizo enfadar, fue su pregunta y el darse cuenta de que ella nunca sería capaz de contestar a una pregunta tan sencilla. No sabía cómo definir algo que nunca había tenido.
Se distrajo repasando los nombres mentalmente. No quería caer en un error cuando necesitara, esperaba que nunca, llamar a alguno de ellos. “Matt, Resizsan, Lía, Tsusu, Kestel, Cira, Nasher, Ennakhai.”
De pronto, algo que venía del exterior resonó en el torreón. Parecía un anuncio real sobre algún tipo de conflicto externo. “Libo, Ochoria, nublino de… ¿Nublo, Nuble, Nubla?”
- ¿de qué se supone que habla? ¿son regiones? ¿otro países de este mundo? - preguntó en voz alta, contrariamente a lo habitual en ella, esperando que alguien le respondiera para no sentirse cada vez más frustrada.
Tenía la sensación de estar perdiendo las riendas de su vida, al darse cuenta que no sabía nada acerca de lo que la rodeaba. Necesitaba hacer algo para recuperarlas enseguida. Encendió otro de sus cigarros mientras su mente cavilaba una idea tras otra, buscando la manera de volver a sentirse segura y reforzar el muro de sus emociones, que se había resquebrajado la noche anterior.
Salió al patio para, irónicamente, respirar aire fresco mientras fumaba. Al hacer un movimiento brusco, la espada corta que llevaba colgando le golpeó la pierna. La desenvainó y la movió algunas veces en el aire, viendo que el manejo de espadas se le daba fatal. La tiró al suelo y sacó su navaja, la cual se movió entre sus dedos con maestría y hasta un poco de elegancia. Al parar, miró alternativamente la espada y la navaja y se dio cuenta que no la beneficiaba de ninguna manera llevar ese trozo de metal colgando. Además, no era muy práctico para correr, pues el movimiento hacía que esta golpeara su pierna, molestándola. Al mirar de nuevo ambas armas, se dio cuenta de que había encontrado la manera de volver a sentirse segura: una nueva arma. Una diferente, que no fuera para la pelea cuerpo a cuerpo, pues para eso ya tenía su navaja, y que le permitiera correr largas distancias sin molestias.
Cuando se hubo terminado el cigarro, entró adentro del torreón y bajó a la armería. Una vez ahí, observó y acarició cada una de las espadas y dagas de ahí abajo, pero ninguna se adaptaba a lo que ella buscaba. Frustrada, movió su brazo bruscamente y propinó un golpe a un arco que cayó al suelo con un ruido sordo. Observándolo con detenimiento, Wen lo recogió del suelo y comenzó a tensarlo y destensarlo hasta que consiguió tensarlo del todo. Necesitaría más fuerza en sus brazos para conseguir utilizarlo sin que le terminaran doliendo, pero no parecía muy difícil su uso. Colocó una flecha en él y disparó. La flecha se clavó en la junta entre dos piedras. Cierto era que ella había apuntado como unos 15 centímetros más arriba en diagonal, pero eso no quitaba que había clavado la flecha.
- Como se nota que te gusta clavarlas, pequeña. - se dijo a sí misma, contenta con su hazaña.
Colgó el arco y el carcaj de su hombro, pasándolo por su cabeza y comenzó a correr escaleras arriba, hasta que salió al patio de nuevo. Sonrió levemente al darse cuenta de que apenas le molestaba al correr. Acababa de encontrar un arma perfecta y ya se la había adjudicado como suya, a pesar de lo poco agraciada de esta, pudiendo haber elegido un arco más bonito. Los había y los había visto abajo, pero ese poco agraciado arco negro la había enamorado. Además, tenía algo, algo especial que le hacía completar su estilo personal.
Si quería mejorar su puntería debía empezar a practicar desde ese mismo momento, pero, la verdad, es que tenía cosas más urgentes que hacer, por lo que decidió probar unos cuantos tiros, simplemente para acomodarse un poco al arco, antes de ponerse en busca de lo que necesitaba: cuerda, leña, jabón, toallas y algo de ropa. Necesitaba lavar su ropa y un baño caliente urgente, y nadie se lo iba a impedir.
- Matt
Ficha de cosechado
Nombre: Matthew Lowell/Korasihanna Sebrhon
Especie: Humano/ Daeliciana
Habilidades: Agilidad, velocidad mental y nociones de supervivencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
13/05/12, 09:20 pm
“Menudo elenco tengo ante mis ojos, al menos Matt ya por lo menos sabes como se llaman. Es un punto positivo.” Me digo mientras veo esbozando una sonrisa como todos se van presentando. Aunque yo sigo en mi misma posición, desde allí podía ver a todos los que se encontraban allí reunidos. Con esto a mi favor pude observar como empezaban a moverse en la sala.
De pronto una voz irrumpe en la sala escuchándose perfectamente como si la voz proviniese de todas partes.
“¿Nubla? ¿Libo? ¿Serán distritos? Dice que han ocurrido cambios en las zonas”
Me pierdo en mis divagaciones hasta que una figura se cruza ante mi. Era Wedn, se dirigía a la parte de afuera del torreón. “¿A donde va esta mujer?” Me incorporo y salgo por el mismo lado desde donde ha salido la chica Británica. Era un patio sin muchas cosas que destacar, si obviamos la enorme estatua de un pajaro con un reloj en medio de el patio rodeado de muros con cristales. “Parece una carcel extraña, no me gusta.”Busco con la mirada hasta encontrar la figura de la niña Britanica. Me coloco detrás de ella mientras la veo como intenta tirar con un arco que no le había visto antes nunca. “Encima acierta la capuya” -Oye, buen tiro, ¿Habías tirado antes con uno de esos?- Mientras me dirijo hacia Wedn señalando el arco esbozo una sonrisa amable.
Antes de que me pudiese responder comienzo a hablarle de lo que llevo pensando desde que me levante de aquel camastro que consideraba cama.
-Sabes, he estado pensando. ¿No crees que podríamos salir a ver un poco los alrededores. ¿Quien sabe? A lo mejor nos encontramos una cafetería en condiciones y todo.- Suelto una carcajada sonora mientras observo los movimientos de mi pequeña nueva amiga Wedn.
De pronto una voz irrumpe en la sala escuchándose perfectamente como si la voz proviniese de todas partes.
“¿Nubla? ¿Libo? ¿Serán distritos? Dice que han ocurrido cambios en las zonas”
Me pierdo en mis divagaciones hasta que una figura se cruza ante mi. Era Wedn, se dirigía a la parte de afuera del torreón. “¿A donde va esta mujer?” Me incorporo y salgo por el mismo lado desde donde ha salido la chica Británica. Era un patio sin muchas cosas que destacar, si obviamos la enorme estatua de un pajaro con un reloj en medio de el patio rodeado de muros con cristales. “Parece una carcel extraña, no me gusta.”Busco con la mirada hasta encontrar la figura de la niña Britanica. Me coloco detrás de ella mientras la veo como intenta tirar con un arco que no le había visto antes nunca. “Encima acierta la capuya” -Oye, buen tiro, ¿Habías tirado antes con uno de esos?- Mientras me dirijo hacia Wedn señalando el arco esbozo una sonrisa amable.
Antes de que me pudiese responder comienzo a hablarle de lo que llevo pensando desde que me levante de aquel camastro que consideraba cama.
-Sabes, he estado pensando. ¿No crees que podríamos salir a ver un poco los alrededores. ¿Quien sabe? A lo mejor nos encontramos una cafetería en condiciones y todo.- Suelto una carcajada sonora mientras observo los movimientos de mi pequeña nueva amiga Wedn.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
13/05/12, 11:50 pm
Nasher se distrae momentáneamente para escuchar una voz venida aparentemente de ningún sitio, y de todos a la vez. Estaba tan fascinado de ese fenómeno que ni siquiera prestó mucha atención a lo que decían y aunque hubiese prestado atención no habría entendido gran cosa, pues el pregón no hablaba de nada que él conociera. Miró a su alrededor para asegurarse de que no era el único que podía oírlo... Pero al parecer la chica blandita también lo había oído. No se paró a pensar que escuchar voces en tu cabeza no era muy buena señal, pero al hacerlo bastante después le hizo sentirse preocupado y aliviado al mismo tiempo.
El blandito alto le ignoró completamente. No había respondido a ninguna de sus preguntas, y de verdad quería saber lo que era una madre... << A lo mejor tiene algo que ver con su tribu... >> divagó. El comportamiento del tal Matt le había ofendido un poco, no le gustaba que le ignorasen pero viendo que el chico estaba en su propio mundo decidió seguir a Wen, pues parecía que se dirigía al sótano, y ese era el único sitio que no había explorado...
A Nasher le gustaron las mazmorras. Eran frías y húmedas, pero le trajeron recuerdos de las cuevas de Asrena. Además estaban llenos de artilugios curiosos, la mayoría de esa roca con olor a sangre y a frío, moldeada en lazos y en barras. Siguiendo a la blandita se topó con una habitación llena hasta arriba de... Nasher no tenía muy claro lo que eran... Reconocío cuchillos de muchos tipos, todos hechos con la roca fría, pero también había algunos de formas tan raras que no podían ser cuchillos de ninguna forma. Los ojos del asreniano no podían estarse quietos entre tanto brillo y tantas cosas nuevas. No vio a Wen salir del cuarto, estaba demasiado ocupado cogiendo y toqueteando todo lo que encontraba a su paso, mirándolo desde todos los ángulos posibles. Muchos eran cuchillos, y sabía que los cuchillos cortaban y podían ser peligrosos, así que tuvo mucho cuidado. Acabó con un cuchillo curvo con la empuñadura trabajada en hueso y casi se puso a dar saltitos histérico. Le parecía precioso, demasiado bonito para una herramienta de trabajo, incluso más que los cuchillos ceremoniales para los funerales, y eran tantas las preguntas que se agolpaban en su cabeza que la voz le falló cuando llamó a Enna a gritos:
-¡¡Enna!! ¡¡Ven a ver esto! ¡¡Corre!!
El blandito alto le ignoró completamente. No había respondido a ninguna de sus preguntas, y de verdad quería saber lo que era una madre... << A lo mejor tiene algo que ver con su tribu... >> divagó. El comportamiento del tal Matt le había ofendido un poco, no le gustaba que le ignorasen pero viendo que el chico estaba en su propio mundo decidió seguir a Wen, pues parecía que se dirigía al sótano, y ese era el único sitio que no había explorado...
A Nasher le gustaron las mazmorras. Eran frías y húmedas, pero le trajeron recuerdos de las cuevas de Asrena. Además estaban llenos de artilugios curiosos, la mayoría de esa roca con olor a sangre y a frío, moldeada en lazos y en barras. Siguiendo a la blandita se topó con una habitación llena hasta arriba de... Nasher no tenía muy claro lo que eran... Reconocío cuchillos de muchos tipos, todos hechos con la roca fría, pero también había algunos de formas tan raras que no podían ser cuchillos de ninguna forma. Los ojos del asreniano no podían estarse quietos entre tanto brillo y tantas cosas nuevas. No vio a Wen salir del cuarto, estaba demasiado ocupado cogiendo y toqueteando todo lo que encontraba a su paso, mirándolo desde todos los ángulos posibles. Muchos eran cuchillos, y sabía que los cuchillos cortaban y podían ser peligrosos, así que tuvo mucho cuidado. Acabó con un cuchillo curvo con la empuñadura trabajada en hueso y casi se puso a dar saltitos histérico. Le parecía precioso, demasiado bonito para una herramienta de trabajo, incluso más que los cuchillos ceremoniales para los funerales, y eran tantas las preguntas que se agolpaban en su cabeza que la voz le falló cuando llamó a Enna a gritos:
-¡¡Enna!! ¡¡Ven a ver esto! ¡¡Corre!!
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