Torreón Maciel (Archivo III)
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Giniroryu
Naeryan
Esmael
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MewtwoEsMiAmanteBandido
Dys
Elliot
LEC
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dama draco
Matt
Frikomid
C.a.e
Muffie
hechdi
19 participantes
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- hechdi
Ficha de cosechado
Nombre: Lief
Especie:
Habilidades: buen oido, reflejos y velocidadPersonajes : -Lief: 15 años. Varmano, raza balera. Altura media, pelo azul con tonos morados, piel clara y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo, y le gusta llevarse bien con la gente.
-Athan: 16 años. Es griego. Estatura media y complexión fuerte. Pelo castaño y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo y se agobia con facilidad. El mar le apasiona.
Torreón Maciel (Archivo III)
15/04/12, 12:20 am
Recuerdo del primer mensaje :
Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.
- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.
Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.
Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.
- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.
Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.
- dama draco
Ficha de cosechado
Nombre: Liarnha
Especie:
Habilidades: Nociones de lucha, velocidad y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
16/04/12, 11:29 pm
“¿¡Que acaba de decir Lief!? ¿¡Armería!? ¿¡Es posible eso?!” Pensaba Lía temblando de excitación. Habían entrado en el viejo edificio que ella había propuesto en un principio. Desde luego por dentro era mucho más acogedor que por fuera, Ese esqueleto daba mal rollito… por dentro estaba un poco oscuro, y Lía se había golpeado en un pie con la pata de una mesa. Es por eso que entre maldiciones y gemidos no pudo escuchar claramente a su amigo, pero no le hizo falta. Nada más aparecer Lief, incluso dolorida como estaba tras el golpe en la penumbra, su vista se había desviado hacia la daga que este sujetaba. No tuvo tiempo de preguntar de donde la había sacado cuando su amigo emocionado como ella, aunque no tanto, había dicho que tenían una armería entera. Dos segundos después se encontraba bajando por la escalera a toda velocidad, cojeando aún, pero no tardó en olvidar el dolor, no tardó en olvidar el mundo entero de hecho. Sus ojos no podían menos que maravillarse con todas aquellas maravillas mortales que se presentaban a su alrededor. Se abalanzó sobre ellas eufórica -¡Por fin armas! ¡Por fin! – Exclamó mientras soltaba una carcajada de pura alegría “¡Con todo lo que había deseado tenerlas cerca antes! ¡Ahora todas para mí!” Ni siquiera pensaba lo que hacía, Todo eran espadas, dagas, flechas en sus aljabas, escudos, arcos tallados, lanzas, alabardas, hachas de guerra, armaduras, yelmos, Incluso una extraña silla de montar… Encontró Dos espadas de hoja negra que se acopló a la cintura. Eran bastante largas, pero estaban equilibradas de tal manera que manejarlas era muy sencillo, a la vez efectivo, quedaba claro que estaban hechas para ser manejadas en conjunto. Un hermoso arco con su aljaba a juego, cargada con infinidad de flechas, era pequeño pero estaba tan bien tensado que parecía poder atravesar cualquier garganta…
Cuando porfín subió al piso superior un gran estrundo de metal chocar contra metal sacudió la escalera. Los que estaba allí pudieron verla aparecer boquiabiertos.Estaba completamente cubierta de armas. De la cabeza a los pies todo era una gran mole metálica que se desplazaba con lentitud debido al peso del acero.-¿¡Que tal!?- Preguntó girándose para que pudieran verla bien. Llevaba dos escudos a la espalda y tres espadas a la cintura, un arco y sus flechas le pendían de un costado, y en la mano derecha sujetaba una ballesta cargada, mientras que la izquierda sujetaba con firmeza una albarda u un hacha de gran tamaño a la vez, en sus piernas pendían docenas de dagas y cuchillos y un gran Yelmo con forma de testuz de lagarto coronaba su cabeza. Incluso con todo el peso que llevaba encima estaba erguida muy tiesa con la mirada brillante de euforia. Parecía un ejercito de una sola persona, y eso le daba un aspecto bastante cómico. Una de las dagas se desprendió de su atadura y calló al suelo formando un gran estruendo. Se miró mejor y comprendió su error - ¿Un poco escesivo quizás?- Dijo con una risilla entre los labios. Comenzó a desprenderse de su envoltorio de metal, con una rapidez increíble, como si lo llevara haciendo toda la vida. Dejó todas las armas encima de la mesa con la que había tropezado, solo se quedó con las espadas, el peto y el pequeño arco –He hecho una amplia selección armamentística ahí abajo. Si quereis bajar a verlo está muy chulo, pero os aseguro que esto es lo mejor, si las quereis son vuestras, está claro que yo no puedo yo puedo abarcarlas todas-Dijo con una amplia sonrisa. Después en represalia con la mesa clavó un último puñal en ella y salió al patio. Comenzó a soltar estocadas al aire con las espadas como i estuviera combatiendo a un enemigo invisible. Era casi un baile, sus movimientos fluidos se fundían con la brisa que comenzaba a soplar. -¡Ven Lief!- Gritó tendiéndole una espada- ¡Te enseñaré a usarlas!- Le dijo, le gustaba conbatir contra el aire, pero era mejor si al otro lado había alguien que respondiera a sus estocadas -¿¡Alguien sabemanejar una espada!? ¡Venid aquí! ¡Os dare unas lecciones! ¡Sera muy divertido!- Grito al grupo con una amplia sonrisa en su cara. Desde luego que el descubrimiento de la armería la había puesto de buen humor. Tenía que conseguir hacer amigos, los necesitaría llegado el momento, ¿y que mejor forma de entablar amistad con alguien que enseñándole a defenderse de lo que teme?
Cuando porfín subió al piso superior un gran estrundo de metal chocar contra metal sacudió la escalera. Los que estaba allí pudieron verla aparecer boquiabiertos.Estaba completamente cubierta de armas. De la cabeza a los pies todo era una gran mole metálica que se desplazaba con lentitud debido al peso del acero.-¿¡Que tal!?- Preguntó girándose para que pudieran verla bien. Llevaba dos escudos a la espalda y tres espadas a la cintura, un arco y sus flechas le pendían de un costado, y en la mano derecha sujetaba una ballesta cargada, mientras que la izquierda sujetaba con firmeza una albarda u un hacha de gran tamaño a la vez, en sus piernas pendían docenas de dagas y cuchillos y un gran Yelmo con forma de testuz de lagarto coronaba su cabeza. Incluso con todo el peso que llevaba encima estaba erguida muy tiesa con la mirada brillante de euforia. Parecía un ejercito de una sola persona, y eso le daba un aspecto bastante cómico. Una de las dagas se desprendió de su atadura y calló al suelo formando un gran estruendo. Se miró mejor y comprendió su error - ¿Un poco escesivo quizás?- Dijo con una risilla entre los labios. Comenzó a desprenderse de su envoltorio de metal, con una rapidez increíble, como si lo llevara haciendo toda la vida. Dejó todas las armas encima de la mesa con la que había tropezado, solo se quedó con las espadas, el peto y el pequeño arco –He hecho una amplia selección armamentística ahí abajo. Si quereis bajar a verlo está muy chulo, pero os aseguro que esto es lo mejor, si las quereis son vuestras, está claro que yo no puedo yo puedo abarcarlas todas-Dijo con una amplia sonrisa. Después en represalia con la mesa clavó un último puñal en ella y salió al patio. Comenzó a soltar estocadas al aire con las espadas como i estuviera combatiendo a un enemigo invisible. Era casi un baile, sus movimientos fluidos se fundían con la brisa que comenzaba a soplar. -¡Ven Lief!- Gritó tendiéndole una espada- ¡Te enseñaré a usarlas!- Le dijo, le gustaba conbatir contra el aire, pero era mejor si al otro lado había alguien que respondiera a sus estocadas -¿¡Alguien sabemanejar una espada!? ¡Venid aquí! ¡Os dare unas lecciones! ¡Sera muy divertido!- Grito al grupo con una amplia sonrisa en su cara. Desde luego que el descubrimiento de la armería la había puesto de buen humor. Tenía que conseguir hacer amigos, los necesitaría llegado el momento, ¿y que mejor forma de entablar amistad con alguien que enseñándole a defenderse de lo que teme?
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
17/04/12, 03:15 pm
Aviso para cosechados en general y dama draco en particular: las armas guardadas en Maciel son cutres. Lo más que podéis usar desde el principio sin que se os caiga el brazo del esfuerzo son espadas cortas. Las armaduras, al igual que en el libro, apenas se encuentran aquí y desde luego no os esperéis que van a ser de mitril ligero con piedras preciosas. Como mucho alguna rodillera u hombrera suelta.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
17/04/12, 09:54 pm
Desde su posición estratégicamente inofensiva, Wen pudo ver como el resto del grupo se iba moviendo: algunos en busca de habitaciones, otros explorando el torreón,… Ella, personalmente, prefirió quedarse en la cocina comiendo disimuladamente todo lo que podía. Gracias a su estancia en las calles había aprendido que nunca se sabe cuándo va a faltar la comida.
Una vez terminada su comida, subió a su habitación de nuevo. Cogió un paquete de tabaco y el mechero para metérselos al bolsillo del pantalón y guardó de nuevo la mochila, esta vez dentro del baúl, escondida entre algunas mantas que había dentro.
Se encendió un cigarro mientras bajaba de nuevo a la cocina, donde buscó un plato pequeño que le hiciera las veces de cenicero. Se volvió a sentar en el mismo lugar que antes, de manera que pudiera ver perfectamente los pies de su puerta, y observó de nuevo al grupo mientras disfrutaba del humo introduciéndose en sus pulmones.
Vió como la chica gato subió corriendo, literalmente cubierta de armas y armaduras. “La gatita se ha preparado para salir a cazar ratones.” No pudo evitar soltar una risa disimuladamente. En cuanto vió la efusividad con la que reaccionó la chica gato a la noticia de una armería, supo que las armas no le eran indiferente y que, de alguna manera, intentaría impresionarlos, y su intuición no le fallo.
Siguió fumando sin prestarle demasiada atención. No parecía tener intenciones de atacarla, así que, por ahora, no era alguien que mereciera su atención. Esperó a que esta hubiera salido a fuera, después de haberse quitado la mayoría de las armas y haberlas dejado ahí. Las atisbó por encima y, tras hacer una pequeña selección con la mirada, tanteó con sus manos las armas hasta dar con la perfecta para ella. Era una espada corta, de un metal oscuro. Realmente, no era gran cosa, pero era lo suficientemente ligera como para manejarla de forma correcta, y eso le bastaba.
Una vez elegida su arma y terminado su cigarro, no vió la necesidad de hacer nada más y subió de nuevo a su habitación. En ella, movió un par de veces el arma entre sus manos, la cambio de mano, la lanzó y la volvió a recoger, y dio algunas estocadas al aire. Quizás no fuera una experta, pero tampoco parecía que se le diera tan mal.
Wen se recostó en la cama y estiró los brazos para comprobar cuál sería el mejor lugar en el que dejar la espada corta y la navaja para cualquier percance. Una vez hecho esto, se colocó en distintos puntos de la habitación para medir distancias entre los muebles y, así, encontrar la distribución más funcional de acuerdo a sus necesidades. Puso una silla con dos patas en el suelo y otras dos en equilibrio contra la puerta como modo de aviso improvisado por si a algún intruso se le pasaba por la cabeza entrar mientras ella dormía.
Cuando toda la habitación estuvo a su gusto, comenzó a prepararse para la noche: se quitó las camisetas y se puso únicamente la de manga corta morada que, aunque no le tapaba todo lo que a ella le gustaría, era la más cómoda para dormir; se quitó las botas y los pantalones; sacó el peine y, con ayuda de sus dedos, se desenredó como pudo el pelo. No había tenido tiempo de airear o limpiar las sabanas y no sabía quién podía haber dormido antes que ella ahí, así que decidió recogerse el pelo en un moño hecho únicamente con el coletero y cubrirse la mayoría del pelo con el pañuelo. Finalmente, aunque reacia en un principio, terminó por quitarse los guantes y dejarlos encima de su mochila, debajo de su ropa doblaba.
Wednesday se encontraba recostada y arropada en la cama de su nueva habitación. Sabía perfectamente que, hasta que no oyera ningún ruido confirmando que todo el torreón se encontraba dormido, no podría dormirse ella, por lo que comenzó a recordar su vida en Londres y las personas que había dejado atrás. Una solitaria lagrima recorrió su mejilla por culpa de los recuerdos y, ya que nadie iba a verla más esa noche, se permitió llorar en silencio.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
17/04/12, 10:51 pm
Llegamos al torreón y los otros empezaron a explorarlo. Yo simplemente subí a las habitaciones y cogí la más alejada de las escaleras, que estaba vacía. Me dormí casi al momento.
Me desperté en una habitación que me costó reconocer al principio. No era demasiado amplia y no tenía muchos muebles: una cama infinitamente más cómoda que en la que me desperté al llegar aquí, un escritorio de madera oscura bastante antiguo, por lo que se veía, una silla que no estaba en mucho mejor estado que el escritorio al que acompañaba y un pequeño baúl. Es más de lo que necesitaba para dormir. Con tener una cama medianamente decente me conformaba.
Cuando desperté esta mañana vi que todos estaban comentando algo de una armería. No me gustan las armas, pero fijo que voy a necesitar una aquí. Supuse que bajaría luego a ver que había por ahí, porque en ese momento había demasiada gente. Mientras tanto, fui a la cocina y cogí algo de comer. No era mucho, porque no quería que nos quedásemos sin comida por mi culpa. Simplemente cogí algo que parecía fruta y me lo comí.
Cuando el caos inicial que trajo la armería se fue disipando decidí bajar a ver qué había. Baje los peldaños despacio, casi con temor de lo que pudiese encontrar ahí abajo. Llego a la armería y lo que veo allí me impresiona. Armas, de todas las clases y tamaños. Probablemente no pueda con ninguna, ni siquiera con una espada corta. Por ese motivo acabo cogiendo una daga.
Vuelvo a mi habitación y dejo la daga sobre el escritorio, a esperas de saber cómo se entrena con eso. Podría practicar a tirarla, como si fuera un arma arrojadiza…Ya se verá. Me tumbo en la cama y pienso en Nubla, en lo que echo de menos mi casa. También en mis compañeros. ¿Sabrán lo de la Luna Roja? ¿Se lo debería contar? No veo motivos para no hacerlo. Mañana. Se lo contaré, si es que quieren escucharme. Ahora es tarde… Sin siquiera meterme en la cama, cierro los ojos e intento dormirme.
Me desperté en una habitación que me costó reconocer al principio. No era demasiado amplia y no tenía muchos muebles: una cama infinitamente más cómoda que en la que me desperté al llegar aquí, un escritorio de madera oscura bastante antiguo, por lo que se veía, una silla que no estaba en mucho mejor estado que el escritorio al que acompañaba y un pequeño baúl. Es más de lo que necesitaba para dormir. Con tener una cama medianamente decente me conformaba.
Cuando desperté esta mañana vi que todos estaban comentando algo de una armería. No me gustan las armas, pero fijo que voy a necesitar una aquí. Supuse que bajaría luego a ver que había por ahí, porque en ese momento había demasiada gente. Mientras tanto, fui a la cocina y cogí algo de comer. No era mucho, porque no quería que nos quedásemos sin comida por mi culpa. Simplemente cogí algo que parecía fruta y me lo comí.
Cuando el caos inicial que trajo la armería se fue disipando decidí bajar a ver qué había. Baje los peldaños despacio, casi con temor de lo que pudiese encontrar ahí abajo. Llego a la armería y lo que veo allí me impresiona. Armas, de todas las clases y tamaños. Probablemente no pueda con ninguna, ni siquiera con una espada corta. Por ese motivo acabo cogiendo una daga.
Vuelvo a mi habitación y dejo la daga sobre el escritorio, a esperas de saber cómo se entrena con eso. Podría practicar a tirarla, como si fuera un arma arrojadiza…Ya se verá. Me tumbo en la cama y pienso en Nubla, en lo que echo de menos mi casa. También en mis compañeros. ¿Sabrán lo de la Luna Roja? ¿Se lo debería contar? No veo motivos para no hacerlo. Mañana. Se lo contaré, si es que quieren escucharme. Ahora es tarde… Sin siquiera meterme en la cama, cierro los ojos e intento dormirme.
- hechdi
Ficha de cosechado
Nombre: Lief
Especie:
Habilidades: buen oido, reflejos y velocidad
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
18/04/12, 09:11 pm
“Si que se ha emocionado Lia con las armas” Me dije mientras la veia subir recubierta de armas como si le fuera la vida en ello, claro que, es posible que así fuera. Deja unas cuantas y sale fuera y me dice que quiere enseñarme a usar las armas. – Vale, pero mañana empezamos las clases. La contesté sin poder evitar una risilla al verla luchar contra el aire. – No se tú, pero yo ahora mismo solo quiero dormir. La dije, y bostecé. Me di media vuelta y volví a entrar en el torreón. Subí las escaleras. Había gente que ya se había ido a dormir. Yo fui a mi habitación, me quedé en ropa interior, y me dormí antes de de lo que esperaba.
“¿Donde estoy?” Me pregunté, por un momento pensé que había sido un sueño, pero no era así. Tenía frio, las mantas no eran demasiado gordas, y la humedad de la habitación, que aunque era poca, no ayudaba. Me vestí, cogí la daga y abrí la puerta de la habitación despacio, para no hacer ruido, pues era temprano y los demás seguirían durmiendo. Fui al baño. Después fui a la cocina. Cogí de una cesta una fruta igual a la que cogí por primera vez y un trozo de carne. Apenas quedaba ya algo de comida. Me senté en un sofá y comí, partiendo con la daga. Despues de comer y limpiar la daga, bajé a la armería. Me acerqué a una espada ligera, cuya vaina y empuñadura eran negras. La desenvainé y hice lo mismo que Lia había hecho la noche anterior: "luché contra el aire". Subí las escaleras y salí al patio. El día anterior no me había fijado en el siniestro pájaro. Decidí volver a entrar. Me senté en un butacón que había en una esquina del salón, que quedaban las escaleras justo de frente. Desenvainé la daga. Nunca me había gustado quedarme solo, pero no iba a despertar a nadie por que no me gustara estar solo. - En cuanto bajen voy a tener que decir que tenemos que ir a por la comida. Dije en voz baja hablando conmigo mismo. "¿Nos deberíamos separar para coger más comida?" Me decía, con tal de no pensar en mi familia, en Varmania... Pienso en subir a mi habitación, pero que más da estar en un sitio que en otro. Cuando me levanté, decidido para subir a mi habitación vi bajar a Lia las escaleras. - ¡Hola! La dije a Lia contento de que bajara alguien. - Apenas queda comida, creo que deberíamos ir a por ella. Y si es posible intentar ir a por dos bañeras por lo menos. La digo un poco acelerado. Y me volví a sentar en el butacón esperando su contestación. Todavía pensaba en Varmania. Solo había estado fuera un día y no se podía creer que lo echara de menos. Y además, ¿para qué les querían en esa ciudad? nada tenía el menor sentido. ¿Y nadie era de fiar de todos los del torreón? Solo se fiaba de Lia, y muy poco, claro que no había mantenido contacto con la mayoría, no conocía lo más mínimo a la gente con la que estaba durmiendo. Miró a Lia y desenvainó la espada. - ¿Qué te parece la espada que he cogido? La dije mostrándosela.
“¿Donde estoy?” Me pregunté, por un momento pensé que había sido un sueño, pero no era así. Tenía frio, las mantas no eran demasiado gordas, y la humedad de la habitación, que aunque era poca, no ayudaba. Me vestí, cogí la daga y abrí la puerta de la habitación despacio, para no hacer ruido, pues era temprano y los demás seguirían durmiendo. Fui al baño. Después fui a la cocina. Cogí de una cesta una fruta igual a la que cogí por primera vez y un trozo de carne. Apenas quedaba ya algo de comida. Me senté en un sofá y comí, partiendo con la daga. Despues de comer y limpiar la daga, bajé a la armería. Me acerqué a una espada ligera, cuya vaina y empuñadura eran negras. La desenvainé y hice lo mismo que Lia había hecho la noche anterior: "luché contra el aire". Subí las escaleras y salí al patio. El día anterior no me había fijado en el siniestro pájaro. Decidí volver a entrar. Me senté en un butacón que había en una esquina del salón, que quedaban las escaleras justo de frente. Desenvainé la daga. Nunca me había gustado quedarme solo, pero no iba a despertar a nadie por que no me gustara estar solo. - En cuanto bajen voy a tener que decir que tenemos que ir a por la comida. Dije en voz baja hablando conmigo mismo. "¿Nos deberíamos separar para coger más comida?" Me decía, con tal de no pensar en mi familia, en Varmania... Pienso en subir a mi habitación, pero que más da estar en un sitio que en otro. Cuando me levanté, decidido para subir a mi habitación vi bajar a Lia las escaleras. - ¡Hola! La dije a Lia contento de que bajara alguien. - Apenas queda comida, creo que deberíamos ir a por ella. Y si es posible intentar ir a por dos bañeras por lo menos. La digo un poco acelerado. Y me volví a sentar en el butacón esperando su contestación. Todavía pensaba en Varmania. Solo había estado fuera un día y no se podía creer que lo echara de menos. Y además, ¿para qué les querían en esa ciudad? nada tenía el menor sentido. ¿Y nadie era de fiar de todos los del torreón? Solo se fiaba de Lia, y muy poco, claro que no había mantenido contacto con la mayoría, no conocía lo más mínimo a la gente con la que estaba durmiendo. Miró a Lia y desenvainó la espada. - ¿Qué te parece la espada que he cogido? La dije mostrándosela.
- dama draco
Ficha de cosechado
Nombre: Liarnha
Especie:
Habilidades: Nociones de lucha, velocidad y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
18/04/12, 10:08 pm
Lía se removió incómoda en su lecho. Se estaba clavando algo en el costado derecho y pronto se dio cuenta de que era el arco que había cogido. Ni siquiera se había desvestido la noche anterior para irse a dormir, si por ella fuera no habría dormido, pero le parecía insensato quedarse sola en el patio, por muchas espadas que una tuviera. Había subido a una de las habitaciones del torreón, en ella había un baúlbastante carcomido y ennegrecido por la humedad, pero aún en uso, además de una camastro y una mesita, en igual estado que el anterior. Sin miramientos se había tirado en el camastro y había caído rendida, había sido un día duro y estaba muy cansada. Se levantó rascándose el costado dolorido y se miró en elfilo de su espada. “menudas pintas” pensó para si. No era para menos, s melena estaba de punta, y su vestido arrugado, las armas con las cuales había dormido le daban un aspecto peligroso, pero combinadas con las ojeras y la enmarañada melena el aspecto era ridículo, para rematar aquella imagen sus tripas comenzaron a sonar estridentemente.Comencé a reir.No había comido nada el día anterior, lo hubiera hecho cuando descubrieron las cestas pero olvidó toda su hambre cuando aquella chica la ame nazó, o cuando llegaron al torreón, pero el descubrimiento de la maravillosa armería había ocupado todo su tiempo.
Al recordar el incidente en el callejón el pelo de le erizó. “Que se atrevan ahora a sacarme una navajita” Pensó con una sonrisa entre dientes mientras acariciaba una de sus dos espadas,solo en aquel momento se dió cuenta de que estaba un poco mellada y la otra espada parecía algo oxidada en la punta "Qizá me emocioné demasiado ayer y no lo pude ver con claridad..." se dijo.Aún asi no iba a bajar a cambiarlas, ella sabía que aún con la locura inicial esas espadas eran lo mejor que había en la armería, almenos lo mejor que ella supiera manejar.
Bajó al piso inferior sin hacer ruido, no quería despertar a nadie, pero parece que es tarde, Lief está abajo y me mira curioso, -buenos días- le digo respondiendo a su saludo. Las tripas vuelven a sonarme, tengo que comer algo ya. Me dirijo a la cocina justo cuando Lief comenta la comida, dice que quizá deberíamos separarnos para ir a por ella. Tiene razón. La cesta está casi vacía y todos querrán desayunar, pronto no quedará nada. Pero yo no quiero que nos separemos sería mala idea, cuantos más seamos mejor nos defenderemos, pero no nos queda otra a no ser que nos guste pasar hambre.
Lief vuelve a dirigirse a mí. Esta vez desenvaina y me muestra una nueva espada. Es una espada corta, curvada, y poco afilada… es bastante peor que las mias, pero suficiente para él.
-Es bonita- le digo-Pero deberías afilarla un poco, y no se coge así, te destrozarás la muñeca. Mira se hace así…-Le digo mostrándole como se debe hacer y levantándola en el aire.- Aprenderás poco a poco- Le devuelvo la espada y él se queda mirándola con un gesto triste.- ¿te pasa algo?- Le pregunto. Me siento a su lado, parece que necesita hablar.- Te pasa algo. A mí me lo puedes contar, ¿Nostalgia quizás?- Le digo con una mirada comprensiva- Lo sé, a mí también me pasa, ¿Varmania era mucho más bonito que esto verdad?-Suspiro y espero su respuesta- ¿Cómo era tu vida antes de esto?...
Al recordar el incidente en el callejón el pelo de le erizó. “Que se atrevan ahora a sacarme una navajita” Pensó con una sonrisa entre dientes mientras acariciaba una de sus dos espadas,solo en aquel momento se dió cuenta de que estaba un poco mellada y la otra espada parecía algo oxidada en la punta "Qizá me emocioné demasiado ayer y no lo pude ver con claridad..." se dijo.Aún asi no iba a bajar a cambiarlas, ella sabía que aún con la locura inicial esas espadas eran lo mejor que había en la armería, almenos lo mejor que ella supiera manejar.
Bajó al piso inferior sin hacer ruido, no quería despertar a nadie, pero parece que es tarde, Lief está abajo y me mira curioso, -buenos días- le digo respondiendo a su saludo. Las tripas vuelven a sonarme, tengo que comer algo ya. Me dirijo a la cocina justo cuando Lief comenta la comida, dice que quizá deberíamos separarnos para ir a por ella. Tiene razón. La cesta está casi vacía y todos querrán desayunar, pronto no quedará nada. Pero yo no quiero que nos separemos sería mala idea, cuantos más seamos mejor nos defenderemos, pero no nos queda otra a no ser que nos guste pasar hambre.
Lief vuelve a dirigirse a mí. Esta vez desenvaina y me muestra una nueva espada. Es una espada corta, curvada, y poco afilada… es bastante peor que las mias, pero suficiente para él.
-Es bonita- le digo-Pero deberías afilarla un poco, y no se coge así, te destrozarás la muñeca. Mira se hace así…-Le digo mostrándole como se debe hacer y levantándola en el aire.- Aprenderás poco a poco- Le devuelvo la espada y él se queda mirándola con un gesto triste.- ¿te pasa algo?- Le pregunto. Me siento a su lado, parece que necesita hablar.- Te pasa algo. A mí me lo puedes contar, ¿Nostalgia quizás?- Le digo con una mirada comprensiva- Lo sé, a mí también me pasa, ¿Varmania era mucho más bonito que esto verdad?-Suspiro y espero su respuesta- ¿Cómo era tu vida antes de esto?...
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
18/04/12, 10:14 pm
A ver, Dama Draco, no sé si me explico pero las armas de Maciel, al igual que las del resto de torreones son tremendamente cutres y no hay tantas armaduras. Edita ya.
- Frikomid
Ficha de cosechado
Nombre: Tsusu
Especie:
Habilidades: - Sentido Comun, reflejos, conocimiento de técnicas de supervivencia
Personajes : .
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
18/04/12, 11:04 pm
Poco a poco y como puedo voy subiendo los escalones a donde el resto del grupo sube con tanto ímpetu. A base de esfuerzo estoy logrando subir los escalones... Soy insignificante para las escaleras, que voy a ser para esos Sepalians?
Los sepalians estos hablan de un lugar llamado "la armería" y están como locos con lo que ahí hay.
Poco a poco llego a "la Armería" y lo único que veo son grandes cosas de color gris que parecen pesar demasiado y que me aplastarían si se me cayesen encima.
Voy avanzando por la sala a ver si veo algo que pueda coger o que sea utilizable.
*PUM* - AAARRRGHH!!!!!!!! -grito como puedo y salgo huyendo.
Alguien ha tirado un trasto gigante delante mío y casi me aplasta; la vida me ha dado el haberme parado a ver una armadura semejante a una tras la cual me oculté en las mazmorras. Aunque esta es más gris y lúgubre aún si cabe.
Lo único verde que hay por aquí es una cosa gigante y afilada, y a juzgar por su aspecto oscuro diría que lo verde son manchas de algún ser con sangre verde que tapan el color gris de eso.
Según los sepalians, aquí hay espadas, dagas, flechas, arcos...
Aquí hay algo interesante. Es un poco inferior a mi tamaño y es fino. Aunque pesa bastante a duras penas lo puedo levantar. Como puedo lo lanzo a un montón de cosas que están por ahí tiradas. Del montón tras haber tirado esa "daga" cae algo más fino aún si cabe y con la punta afilada. Según me dice alguien riéndose eso s una flecha, algo inutil sin un arco. Bien, ríete de quien tu quieras maldito gigante, pero un día igual esta "flecha" te salva la vida. Cojo otras dos flechas que había por ahí tiradas y me vuelvo a mi escondrijo.
Ya buscaré el modo de hacer de estas tres flechas, con las cuales puede cargar, algo con lo que apañarme. Aunque siempre puedo usar la astilla de madera...
m... molaría si ademas de mis cuatro brazos tuviese un par de flechas a cada lado para disuadir... podría parecer un repoblador de la montaña o del pantano con sus puas... sería interesante intentar algo... m... si... yo creo que no pierdo nada por intentarlo...
Una flecha a este lado, otra a este, otra en la espalda, unos trapos por aquí...
Los sepalians estos hablan de un lugar llamado "la armería" y están como locos con lo que ahí hay.
Poco a poco llego a "la Armería" y lo único que veo son grandes cosas de color gris que parecen pesar demasiado y que me aplastarían si se me cayesen encima.
Voy avanzando por la sala a ver si veo algo que pueda coger o que sea utilizable.
*PUM* - AAARRRGHH!!!!!!!! -grito como puedo y salgo huyendo.
Alguien ha tirado un trasto gigante delante mío y casi me aplasta; la vida me ha dado el haberme parado a ver una armadura semejante a una tras la cual me oculté en las mazmorras. Aunque esta es más gris y lúgubre aún si cabe.
Lo único verde que hay por aquí es una cosa gigante y afilada, y a juzgar por su aspecto oscuro diría que lo verde son manchas de algún ser con sangre verde que tapan el color gris de eso.
Según los sepalians, aquí hay espadas, dagas, flechas, arcos...
Aquí hay algo interesante. Es un poco inferior a mi tamaño y es fino. Aunque pesa bastante a duras penas lo puedo levantar. Como puedo lo lanzo a un montón de cosas que están por ahí tiradas. Del montón tras haber tirado esa "daga" cae algo más fino aún si cabe y con la punta afilada. Según me dice alguien riéndose eso s una flecha, algo inutil sin un arco. Bien, ríete de quien tu quieras maldito gigante, pero un día igual esta "flecha" te salva la vida. Cojo otras dos flechas que había por ahí tiradas y me vuelvo a mi escondrijo.
Ya buscaré el modo de hacer de estas tres flechas, con las cuales puede cargar, algo con lo que apañarme. Aunque siempre puedo usar la astilla de madera...
m... molaría si ademas de mis cuatro brazos tuviese un par de flechas a cada lado para disuadir... podría parecer un repoblador de la montaña o del pantano con sus puas... sería interesante intentar algo... m... si... yo creo que no pierdo nada por intentarlo...
Una flecha a este lado, otra a este, otra en la espalda, unos trapos por aquí...
- Spoiler:
- Matt
Ficha de cosechado
Nombre: Matthew Lowell/Korasihanna Sebrhon
Especie: Humano/ Daeliciana
Habilidades: Agilidad, velocidad mental y nociones de supervivencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
19/04/12, 03:26 pm
Un fogonazo de luz me despierta cuando me doy la vuelta en la cama. “Mierda... ¿Ya es de día?” Me pregunto mientras pongo en dirección a la ventana de donde sale el rayo de luz.
Mientras me termino de despertar mi mano derecha se desliza por las sabanas para averiguar que es el objeto que noto en los pantalones. “Ostia mierda, me dormí con ellos” De el cinturón saco una de las dagas con las que me metí en la cama. “Menos mal que no me he cortado, es que estaba reventado y metí de golpe en la cama.” Levanto el sai a la altura de la cara y la observo. “ ¿De verdad tendré que usar esto? Bueno me pondré a hacer un rato el verga a ver si recuerdo como se usaba esto” Me incorporo en la cama y me peino un poco con las manos.
“Venga arriba, no escucho a nadie a si que estarán aún sopas” Me levanto de la cama y saco el otro sai de mi cinturón. “Adelante, una, dos y tres.” comienzo a girar primero un solo sai. -Bueno, no se me da mal, ahora el otro- Paro de girar el sai de la derecha y comienzo a girar el de la izquierda. -Mm... no esta mal- De pronto empiezo a mover el sai derecho al mismo tiempo que el izquierdo. “Joder, Matt, no se te da tan mal esto. Estas imponente con estas dagas. Me gusta”
Comienza a dar pequeñas estocadas al aire, doy un giro entero mientras empuño las dagas y adelanto la derecha para dar una rápida punzada al aire. Continuo haciendo movimientos y practicando con las dagas cuando me percato de una cosa. “Joder ¿Cuanto tiempo ha pasado? Me empieza a entrar hambre”. Me fijo en la silla que esta al lado de el escritorio “Mm ¿y si lo intento?” Miro el sai y echo una sonrisa. “Adelante Matt, puedes hacerlo”.
Agarro fuertemente el sai de la mano izquierda y lo levanto a la altura de mi cara. “¡Ya!” De golpe mi mano se extiende y lanzo el sai hacia la silla. La daga silva en el aire y golpea el respaldo de la silla.
La daga choca en el respaldo y se cae al suelo. -Tss, valiente mierda ¿Que esperabas? ¿Que se clavase?- Digo mientras miro la daga en el suelo y echo una risa. -Bueno, ya que hay dos....-.
Proyecto mi brazo derecho agarrando el sai y lo lanzo contra la silla. El sai vuela en la habitación y choca contra el respaldo de nuevo pero este golpe y para mi sorpresa el sai se queda clavado. “ No me lo puedo creer ¡Ha funcionado!” Me acerco corriendo a la silla con una sonrisa de oreja a oreja y observo el sai clavado en la silla. “No ha penetrado mucho en la silla, pero al menos se ha quedado clavado... algo es algo” Cojo el sai del suelo y saco del respaldo la otra que he conseguido clavar.
“Hora de desayunar” Digo mientras vuelvo a girar los sais y los guardo en mi cinturón. Me doy la vuelta y me encamino a la puerta de la habitación. Bajo las escaleras y para mi sorpresa no era el único despierto en el edificio. “Vaya, no les he escuchado” Ante mi están la pareja de gatos, uno se llama Lief y la otra desconozco su nombre. -Buenos días señores- Digo a la pareja y me escabullo rápido hacia la cocina. Miro dentro de las cestas y hago una mueca. “No hay mucho aquí la verdad. Veo que les gusta picar entre horas, por que esto a dado un buen bajón” Escojo de entre las pocas cosas que quedan en la cesta y agarro una especie fruta y un trozo cecina. “La cecina se que me gusta, nunca he sido amigo de la fruta pero menos da una piedra” Me como el trozo de carne y salgo de la cocina con la pieza de fruta en la mano. La pareja de gatos sigue en el salón hablando entre ellos.
-Hola, ¿Habéis desayunado?- “Matt le estas preguntando a dos gatos gigantes si han desayunado ¿Estas enfermo?, esto sigue siendo surrealista” Me digo mirando a los dos gatos y dándole un bocado a la fruta. “No esta mal, si las comidas son así, pasar hambre no pasaré”
Me acerco a los dos gatos. Mientras me dirijo a ellos comienzo a hablarles. -Te llamabas.. ¿Lief?- Digo mirando al gato mas grande. -¿Y tu eras? ¿Kitty?- Digo refiriéndome al otro gato.
Miro en la habitación buscando un sitio en el que sentarme y veo una silla cerca de mi, cojo la silla y me siento mirando hacia los dos gatos. Doy dos enérgicos muerdos a la la fruta y pongo el hueso en el suelo al lado mio.
Mientras me termino de despertar mi mano derecha se desliza por las sabanas para averiguar que es el objeto que noto en los pantalones. “Ostia mierda, me dormí con ellos” De el cinturón saco una de las dagas con las que me metí en la cama. “Menos mal que no me he cortado, es que estaba reventado y metí de golpe en la cama.” Levanto el sai a la altura de la cara y la observo. “ ¿De verdad tendré que usar esto? Bueno me pondré a hacer un rato el verga a ver si recuerdo como se usaba esto” Me incorporo en la cama y me peino un poco con las manos.
“Venga arriba, no escucho a nadie a si que estarán aún sopas” Me levanto de la cama y saco el otro sai de mi cinturón. “Adelante, una, dos y tres.” comienzo a girar primero un solo sai. -Bueno, no se me da mal, ahora el otro- Paro de girar el sai de la derecha y comienzo a girar el de la izquierda. -Mm... no esta mal- De pronto empiezo a mover el sai derecho al mismo tiempo que el izquierdo. “Joder, Matt, no se te da tan mal esto. Estas imponente con estas dagas. Me gusta”
Comienza a dar pequeñas estocadas al aire, doy un giro entero mientras empuño las dagas y adelanto la derecha para dar una rápida punzada al aire. Continuo haciendo movimientos y practicando con las dagas cuando me percato de una cosa. “Joder ¿Cuanto tiempo ha pasado? Me empieza a entrar hambre”. Me fijo en la silla que esta al lado de el escritorio “Mm ¿y si lo intento?” Miro el sai y echo una sonrisa. “Adelante Matt, puedes hacerlo”.
Agarro fuertemente el sai de la mano izquierda y lo levanto a la altura de mi cara. “¡Ya!” De golpe mi mano se extiende y lanzo el sai hacia la silla. La daga silva en el aire y golpea el respaldo de la silla.
La daga choca en el respaldo y se cae al suelo. -Tss, valiente mierda ¿Que esperabas? ¿Que se clavase?- Digo mientras miro la daga en el suelo y echo una risa. -Bueno, ya que hay dos....-.
Proyecto mi brazo derecho agarrando el sai y lo lanzo contra la silla. El sai vuela en la habitación y choca contra el respaldo de nuevo pero este golpe y para mi sorpresa el sai se queda clavado. “ No me lo puedo creer ¡Ha funcionado!” Me acerco corriendo a la silla con una sonrisa de oreja a oreja y observo el sai clavado en la silla. “No ha penetrado mucho en la silla, pero al menos se ha quedado clavado... algo es algo” Cojo el sai del suelo y saco del respaldo la otra que he conseguido clavar.
“Hora de desayunar” Digo mientras vuelvo a girar los sais y los guardo en mi cinturón. Me doy la vuelta y me encamino a la puerta de la habitación. Bajo las escaleras y para mi sorpresa no era el único despierto en el edificio. “Vaya, no les he escuchado” Ante mi están la pareja de gatos, uno se llama Lief y la otra desconozco su nombre. -Buenos días señores- Digo a la pareja y me escabullo rápido hacia la cocina. Miro dentro de las cestas y hago una mueca. “No hay mucho aquí la verdad. Veo que les gusta picar entre horas, por que esto a dado un buen bajón” Escojo de entre las pocas cosas que quedan en la cesta y agarro una especie fruta y un trozo cecina. “La cecina se que me gusta, nunca he sido amigo de la fruta pero menos da una piedra” Me como el trozo de carne y salgo de la cocina con la pieza de fruta en la mano. La pareja de gatos sigue en el salón hablando entre ellos.
-Hola, ¿Habéis desayunado?- “Matt le estas preguntando a dos gatos gigantes si han desayunado ¿Estas enfermo?, esto sigue siendo surrealista” Me digo mirando a los dos gatos y dándole un bocado a la fruta. “No esta mal, si las comidas son así, pasar hambre no pasaré”
Me acerco a los dos gatos. Mientras me dirijo a ellos comienzo a hablarles. -Te llamabas.. ¿Lief?- Digo mirando al gato mas grande. -¿Y tu eras? ¿Kitty?- Digo refiriéndome al otro gato.
Miro en la habitación buscando un sitio en el que sentarme y veo una silla cerca de mi, cojo la silla y me siento mirando hacia los dos gatos. Doy dos enérgicos muerdos a la la fruta y pongo el hueso en el suelo al lado mio.
- hechdi
Ficha de cosechado
Nombre: Lief
Especie:
Habilidades: buen oido, reflejos y velocidad
Personajes : -Lief: 15 años. Varmano, raza balera. Altura media, pelo azul con tonos morados, piel clara y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo, y le gusta llevarse bien con la gente.
-Athan: 16 años. Es griego. Estatura media y complexión fuerte. Pelo castaño y ojos oscuros. Es tímido, imaginativo y se agobia con facilidad. El mar le apasiona.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
19/04/12, 07:46 pm
Parece que Lia sabe bastante de armas. Es más cómodo cogerla como me dice. Envainé la espada. Me pregunta que me pasa. - Sí, nostalgia. La respondo desganado. - Es que... todo esto me supera. La dije mirando al techo. - No me esperaba esto. Apenas llevamos ni un día y ya echo de menos Varmania. La dije despacio. Giré la cabeza para mirarla directamente. - Mi vida no era la mejor. Pero era feliz. Vale que tenía que trabajar en la granja de mis padres todos los días todo el día, pero lo echo de menos. La dije, y de repente empecé a reír. - No... no me puedo creer que te esté diciendo esto. La decía sin poder parar de reír. Apenas me salían las palabras entre las carcajadas. - ¿Cómo puedo echar de menos una vida en la que no hacía otra cosa que trabajar? Y callé de pronto. Tales eran mis carcajadas que había podido haber despertado al torreón entero. - Solo tengo que esperar a esa famosa luna y seré libre de verdad, o eso me dijo quien me cosechó. Vi entonces bajar a uno de los chicos de orejas menudas... Matt. Parecía que no había oido nada, y eso me tranquilizaba. Nos saludó y se fue a la cocina sin que me diera tiempo a decirle que apenas quedaba comida. Volví a mirar a Lia. - ¿Cómo era tu vida? La pregunte. - Quiero decir antes de que te trajeran aquí. Le aclaré y la miré fijamente. No sabía si me contestaría, pero por lo menos... "¿No estaré cogiendo demasiada confianza con Lia?" Me dije mirándola. Pero antes de que la diera tiempo a contestar apareció el chico de orejas menudas.
Preguntó si habíamos desayunado.- Yo si he desayunado, y sí, soy Lief. Le dije con el ceño fruncido. - Le decía a Lia que va a haber que ir a buscar comida, que apenas queda algo para el resto. Le dije. No quería llevarme mal con él, pero nunca me gustó que me interrumpieran en una conversación. - No debemos coger mucho nosotros, si no, no quedará para los demás. Le dije al ver que llevaba carne y fruta. Me levanté y salí al patio. - ¿Cuando vamos a empezar las clases de espada? Le pregunté a Lia desde fuera. "Cuanto antes pueda defenderme mejor" Me dije desenvainando la espada ligera con cuidado de cogerla como Lia me había dicho un rato antes. Me puse en guardia y di un par de estacadas al aire muy torpemente. - ¿Qué tal lo he hecho? La pregunté a Lia riendome, sabía la respuesta, pero quería aprender, no sabía cuando iba a poder necesitarlo.
Preguntó si habíamos desayunado.- Yo si he desayunado, y sí, soy Lief. Le dije con el ceño fruncido. - Le decía a Lia que va a haber que ir a buscar comida, que apenas queda algo para el resto. Le dije. No quería llevarme mal con él, pero nunca me gustó que me interrumpieran en una conversación. - No debemos coger mucho nosotros, si no, no quedará para los demás. Le dije al ver que llevaba carne y fruta. Me levanté y salí al patio. - ¿Cuando vamos a empezar las clases de espada? Le pregunté a Lia desde fuera. "Cuanto antes pueda defenderme mejor" Me dije desenvainando la espada ligera con cuidado de cogerla como Lia me había dicho un rato antes. Me puse en guardia y di un par de estacadas al aire muy torpemente. - ¿Qué tal lo he hecho? La pregunté a Lia riendome, sabía la respuesta, pero quería aprender, no sabía cuando iba a poder necesitarlo.
- C.a.e
Ficha de cosechado
Nombre: Cira Álbar
Especie:
Habilidades: Intuición, instinto animal y memoriaPersonajes : Cira y Llunna (http://rocavarancolia.freeforo.com/t295-ficha-de-llunna-d-allegra)
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
20/04/12, 04:47 pm
Poco a poco me fui despertándome. La cabeza me da vueltas aún más que anoche. Antes de salir me anudo con ayuda de un retal el cuchillo en el muslo. Se que no seré capaz de hacer nada con él, pero así me siento más segura.
Bajo las escaleras en silencio, no quiero despertar a los demás y que se enfaden por mi culpa. en especial a la chica del cuchillo y a la púrpura.
Cuando llego a la cocina veo que ya está ocupada por los dos chicos felinos y el otro humano. Mientras ellos juegan con las armas él está comiendo. Musitó un buenos días, cojo algo de comida y me largo al patio.
Todavía no se de quienes fiarme o no. Son todos tan extraños... Como la propia ciudad.
Bajo las escaleras en silencio, no quiero despertar a los demás y que se enfaden por mi culpa. en especial a la chica del cuchillo y a la púrpura.
Cuando llego a la cocina veo que ya está ocupada por los dos chicos felinos y el otro humano. Mientras ellos juegan con las armas él está comiendo. Musitó un buenos días, cojo algo de comida y me largo al patio.
Todavía no se de quienes fiarme o no. Son todos tan extraños... Como la propia ciudad.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
20/04/12, 05:26 pm
AVISO: Para empezar, las habitaciones de Maciel son bastante grandecitas, y no hay tantas como habéis puesto, están repartidas entre la segunda y la tercera planta. En la primera planta tenéis un baño (una habitación con una bañera desconchada, algunos cubos y toallas viejas) y un estudio en el que no hay gran cosa. Algunos tendréis que compartir habitaciones, así que encontraréis más camas y colchones, si queréis podéis poner que están en el tercer piso. No hay mucho muebles, como mucho baúles (todos los que queráis y con ropa ropa dentro) y alguna mesa o sillas sueltas, pero nada de armarios ni nada de eso, que no estáis en un hotel. No hay espejos, si queréis miraros, podéis hacerlo en espadas o escudos de la armería o en el agua del pozo.
En cuanto a la comida; no lleváis ni un día en la ciudad, y tenéis mucha comida, así que no os tendréis que preocupar de ella por un tiempo.
Haced el favor de editar o postear en consecuencia, y no repitáis estos fallos. Si tenéis dudas sobre qué encontrar en el torreón, preguntad por el xat a un veterano o a un GM
En cuanto a la comida; no lleváis ni un día en la ciudad, y tenéis mucha comida, así que no os tendréis que preocupar de ella por un tiempo.
Haced el favor de editar o postear en consecuencia, y no repitáis estos fallos. Si tenéis dudas sobre qué encontrar en el torreón, preguntad por el xat a un veterano o a un GM
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
20/04/12, 06:09 pm
Nasher se sentía... raro. Era una sensación que venía arrastrando todo el camino. Las casas tan altas, las calles tan estrechas y oscuras, y esa sensación de peligro constante, que le hacía recordar una y otra vez las tediosas advertencias que le hacían los ancianos cada vez que mostraba intención de alejarse del poblado... Al llegar al torreón la sensación de peligro se esfumó, pero no del todo, al ver la mole de piedra azul coronada de criaturas voladoras, recortada en el cielo oscuro y nublado se dió cuenta de lo lejos que estaba de su casa, y no tenía muy claro si eso le hacía sentirse triste o contento. En realidad, era lo que siempre había querido, alejarse de su tribu y ser libre, conocer gente nueva y mundo, pero se le hacía muy extraño que el único miembro de su grupo que era como él fuese... << Un ranta... De todas las opciones, tenía que ser un ranta... Pero eh, los otros no parecen tan malos, algunos son hasta majos cuando no amenazan con cuchillos o se gritan>> Pensó divertido.
El torreón le pareció incluso más grande por dentro que por fuera. Todo era de piedra, era frío y estaba lleno de polvo y telarañas. Había algunos muebles extraños hechos de madera, hasta cubiertos de tela raída. << Qué rara es aquí la gente>> Pensó, paseándose por la planta baja. Nasher exploró bastante más que sus compañeros. Llegó a la tercera planta donde las habitaciónes tenían colchones apilados y baúles llenos de ropa repartida por el suelo. También llegó a la cuarta, pero se quedó a mitad de la escalera, pues el piso que faltaba estaba lleno de pájaros de aspecto agresivo. Fue allí donde pasó la noche, sentado en un escalón, cubierto con una manta para protegerse dle frío y dejando que los pájaros se acostumbrasen a él. Cada vez que uno se acercaba demasiado, bajaba un escalón, y cuando volvían a alejarse subía de nuevo. Así pasaron las horas, con ese juego estúpido que concluyó al quedarse Nasher dormido en uno de los rellanos.
Despertó por el graznido de una de las estirges que ya casi se le había subido a las rodillas y dió un salto del susto. Rodando el último tramo de escaleras hasta le pasillo.
-Maldito bicho...- maldijo
Bajó a la cocina después de dejar la manta en una habitación al azar, y se encontró allí a varios de sus compañeros.
-Buenos días- saludó, rebuscando en la cesta que había sobre la mesa. No tenía ganas de fruta así que cogió algo de carne salada y esa cosa con moho que olía tan fuerte. << Si ellos se lo comen y no les pasa nada...>> Le dio un bocado dubitativo- Oye, está bueno y todo- comentó, y se sentó en una silla- Y Enna, ¿se ha despertado ya? Por cierto, soy Nasher
El torreón le pareció incluso más grande por dentro que por fuera. Todo era de piedra, era frío y estaba lleno de polvo y telarañas. Había algunos muebles extraños hechos de madera, hasta cubiertos de tela raída. << Qué rara es aquí la gente>> Pensó, paseándose por la planta baja. Nasher exploró bastante más que sus compañeros. Llegó a la tercera planta donde las habitaciónes tenían colchones apilados y baúles llenos de ropa repartida por el suelo. También llegó a la cuarta, pero se quedó a mitad de la escalera, pues el piso que faltaba estaba lleno de pájaros de aspecto agresivo. Fue allí donde pasó la noche, sentado en un escalón, cubierto con una manta para protegerse dle frío y dejando que los pájaros se acostumbrasen a él. Cada vez que uno se acercaba demasiado, bajaba un escalón, y cuando volvían a alejarse subía de nuevo. Así pasaron las horas, con ese juego estúpido que concluyó al quedarse Nasher dormido en uno de los rellanos.
Despertó por el graznido de una de las estirges que ya casi se le había subido a las rodillas y dió un salto del susto. Rodando el último tramo de escaleras hasta le pasillo.
-Maldito bicho...- maldijo
Bajó a la cocina después de dejar la manta en una habitación al azar, y se encontró allí a varios de sus compañeros.
-Buenos días- saludó, rebuscando en la cesta que había sobre la mesa. No tenía ganas de fruta así que cogió algo de carne salada y esa cosa con moho que olía tan fuerte. << Si ellos se lo comen y no les pasa nada...>> Le dio un bocado dubitativo- Oye, está bueno y todo- comentó, y se sentó en una silla- Y Enna, ¿se ha despertado ya? Por cierto, soy Nasher
- dama draco
Ficha de cosechado
Nombre: Liarnha
Especie:
Habilidades: Nociones de lucha, velocidad y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
20/04/12, 07:03 pm
Kitty?? ¿¡Pero qué nombre tonto es ese!?-Dijo incorporándose de un salto con el ceño fruncido. No le gustaba que la pusieran motes…-¡para tu información mi nombre es Liarnha!-Le dijo con desdén, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y continuó hablando con un tono más amistoso.-Pero puedes llamarme Lía.-Aquel chico la ponía un poco nerviosa, pero nada a comparar con la de la navajita y la otra lila. Podía ser irritante, pero era inofensivo, al menos ella no pensaba que fuera a sacarle los cuchillos que llevaba atados al cinturón sin más ni más como ya le había pasado. Lief se levantó y se fue al patio. Lía recordó lo que había ocurrido en el callejón de nuevo y se arrepintió de haber contestado así al chico de los sais.-Perdona por cómo te contesté antes en el callejón- Se sentía culpable-Ya sabes lo que pasa cuando las cosas se dicen en caliente, yo no quería contestarte así- Le dijo esto sin mirarle a los ojos, con la vista fija en su espada, acariciándola. Le miró y le dijo-¿Me perdonas?- Justo en ese momento Lief la llamó, quería empezar las clases y ella se lo había prometido, de hecho se lo había prometido a todo el torreón “cuando las cosas se dicen en caliente…” se empezaba a arrepentir también de eso. Ella cumplía sus promesas “¿y si la chica lila o la de la navaja te pidieran que las enseñases a usar las armas? ¿Las enseñarías?” Estaba claro que no, aunque esperaba que no se lo pidieran, enseñarlas sería como afilar la espada que va matarte, algo en su interior le decía que no debía fiarse, en el caso de la primera era obvio que había intentado amenazarla, y la chica lila… no sabía muy bien porqué, pero no le gustaba nada ni su mirada ni su extraño gesto. No era capaz de olvidar aquello. Había visto algo raro y lo sabía, tal vez el catalejo no hubiera sido suficientemente potente para averiguarlo, pero aquella chica escondía algo raro y no lo iba a pasar por alto. “¿No te estás excediendo un poco?, al fin y al cabo no viste nada… tal vez solo se rascaba” lo sopesó unos instantes. Su mente le estaba jugando una mala pasada “¡NO! No se rascaba, ahí hay algo más…”
Lief se impacientaba. Había comenzado a dar estocadas al aire de una manera penosa,” Si sigue así se va a cortar un brazo el solo… “pensó con una media sonrisa. –Tengo que irme, me reclaman-Le dijo al chico- Cuando podamos hablar ya me dirás tú tu nombre.- Se dirigía ya afuera cuando se volvió de nuevo a él- Y de paso podrías explicarme que es un gato, al menos en mi mundo no existen referencia a ellos.- salió al patio y se encaró a Lief. Antes de que este se diera cuenta detuvo una de sus estocadas al aire.-Yo en Varmania vivía en el centro de una de las grandes ciudades del sur, con mi tío y mi hermano-hablaba con el mientras mantenía su espada cruzada con fuerza. Lief estaba petrificado, “ ¡¿tanto le ha sorprendido mi entradita?!” se dijo con una sonrisa.- Mi tío era un auténtico tirano,-Le decía mientras se impulsaba para amagar un golpe, aunque luego no llegara a tocarlo realmente, la cosa no iba de herir al contrario, sino de enseñarle.-No me dejaba salir de casa ¿¡Te lo puedes creer!?- Lief golpeó entonces, pero no llegó a alcanzarla –Y mis padres murieron cuando yo era niña y tenía que convivir con ese hombre horrendo...- Lía se agachó para esquivar un nuevo golpe y en el mismo movimiento que hizo para incorporarse lo desequilibró con el pié y su amigo cayó al suelo.-La única vez que fui feliz fue en su entierro. Nunca había visto el bosque y me encantó desde el momento en que llegamos. No es triste, el único momento verdaderamente feliz de mi vida fue en el entierro de mis propios padres.-Lief la observaba hablar desde el suelo, dolorido.-Ese tipo raro lo tuvo fácil para traerme aquí, me dijo que había magia y bosques, ¡Pero me mintió! ¡Aquí no hay nada de eso! ¡Solo hay piedras y ciudad! ¡Para eso me hubiera quedado en Varmania con mi pobre hermanito! ¿Cómo estará ahora?.-Miró a su amigo y volvió al mundo real-Tu vivias en una granja… ¿Estaba a las afueras? ¿¡Alguna vez viste el bosque!? –Le tendió la mano para ayudarle a levantarse-¡por favor cuéntamelo! ¡Dime como es! ya no lo recuerdo…- Y una lágrima rodo por su mejilla.
Lief se impacientaba. Había comenzado a dar estocadas al aire de una manera penosa,” Si sigue así se va a cortar un brazo el solo… “pensó con una media sonrisa. –Tengo que irme, me reclaman-Le dijo al chico- Cuando podamos hablar ya me dirás tú tu nombre.- Se dirigía ya afuera cuando se volvió de nuevo a él- Y de paso podrías explicarme que es un gato, al menos en mi mundo no existen referencia a ellos.- salió al patio y se encaró a Lief. Antes de que este se diera cuenta detuvo una de sus estocadas al aire.-Yo en Varmania vivía en el centro de una de las grandes ciudades del sur, con mi tío y mi hermano-hablaba con el mientras mantenía su espada cruzada con fuerza. Lief estaba petrificado, “ ¡¿tanto le ha sorprendido mi entradita?!” se dijo con una sonrisa.- Mi tío era un auténtico tirano,-Le decía mientras se impulsaba para amagar un golpe, aunque luego no llegara a tocarlo realmente, la cosa no iba de herir al contrario, sino de enseñarle.-No me dejaba salir de casa ¿¡Te lo puedes creer!?- Lief golpeó entonces, pero no llegó a alcanzarla –Y mis padres murieron cuando yo era niña y tenía que convivir con ese hombre horrendo...- Lía se agachó para esquivar un nuevo golpe y en el mismo movimiento que hizo para incorporarse lo desequilibró con el pié y su amigo cayó al suelo.-La única vez que fui feliz fue en su entierro. Nunca había visto el bosque y me encantó desde el momento en que llegamos. No es triste, el único momento verdaderamente feliz de mi vida fue en el entierro de mis propios padres.-Lief la observaba hablar desde el suelo, dolorido.-Ese tipo raro lo tuvo fácil para traerme aquí, me dijo que había magia y bosques, ¡Pero me mintió! ¡Aquí no hay nada de eso! ¡Solo hay piedras y ciudad! ¡Para eso me hubiera quedado en Varmania con mi pobre hermanito! ¿Cómo estará ahora?.-Miró a su amigo y volvió al mundo real-Tu vivias en una granja… ¿Estaba a las afueras? ¿¡Alguna vez viste el bosque!? –Le tendió la mano para ayudarle a levantarse-¡por favor cuéntamelo! ¡Dime como es! ya no lo recuerdo…- Y una lágrima rodo por su mejilla.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
20/04/12, 07:57 pm
Despertó al oir ruidos fuera de la habitación. No le costó demasiado situarse con ayuda de sus recuerdos. “Rocavarancolia.” Todavía no se lo creía. Era totalmente surrealista. Pero era verdadero, no lo había soñado.
Se irguió en el colchón, observando la habitación con detenimiento, al no ver alteración alguna se dispuso a vestirse adecuadamente. No es que fuera pudorosa, pero tampoco era exhibicionista. Lo primero que se puso fueron sus guantes, lo que le hizo respirar tranquila por fin. Tras colocarse toda su ropa correctamente, se quitó el pañuelo del pelo y lo volvió a poner en su cuello. Decidió no dejar su cabello suelto y se hizo una trenza que le caía por el hombro derecho hacia adelante, haciéndola ver inocente.
Una vez lista, volvió a mirar el interior de su mochila. En ella no había nada de gran valor, excepto por el tabaco y el dinero, aunque estaba segura de que este último en ese mundo no servía para nada; pero contenía sus tesoros, lo único que le quedaba de su antigua vida. Tenía que encontrar un sitio en el que esconderlo, pues no podía llevarlo todo siempre con ella. Realmente eran pocas las cosas que quería esconder: las llaves de Church, la cartera y los paquetes de tabaco nuevos. El resto de cosas, las necesitaba a mano. Por lo que un hueco pequeño serviría. “Un doble fondo en el baúl, eso sería lo mejor.” Pensó mientras en su mente se gestaba el proyecto. Hasta el momento, tendría que conformarse con meter sus tesoros dentro del forro del colchón envueltas en la manta más pequeña que encontró para que nadie las encontrara, colocándolo de tal forma que solo alguien que durmiera en ese colchón sabría que ahí se escondía algo.
Cogió las galletas saladas, el paquete de tabaco abierto y el mechero, y dejó el resto dentro de su mochila, encima del baúl. No dudó en volver a esconder la navaja en su bota y a colgarse la espada del cinturón. En un único día se había dado cuenta de que tenía que estar armada y alerta tantas horas al día como fueran posibles.
Bajó a la cocina masticando una galletita salada y se encontró con Matt y uno de los lagartos, el que no se le había insinuado. Había llegado a tiempo para oir como este último se presentaba.
- Buenos días. - musitó con su típica expresión seria. Se recostó contra la pared con actitud despreocupada y siguió comiendo galletitas como único desayuno. Aunque bastante reacia, decidió avanzar un poco más en su campaña de hacer aliados ofreciendo de sus galletas al resto.- ¿alguien quiere? Estaban en mi mochila, parece ser que el yonqui no me la quitó cuando me trajo.
Cogió un puñado de galletas y dejó la caja sobre la mesa. Cuando terminó con ellas, saco un cigarro y se lo encendió, llenando sus pulmones de ese adictivo humo que tanto le gustaba. Observó con disimuladamente a Nasher, todavía no sabía de lo que era capaz un lagarto de esos.
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
21/04/12, 10:50 pm
Llegamos a un torreón de piedra azulada, lo que sin duda suponia un gran cambio a comparacion de los demás edificios que eran de un anodino color gris. En la ultima planta del ruinoso edificio, la pared se había derrumbado y mostraba un enorme esqueleto de algun ser monstruoso y gigantesco incrustrado en él.
Entré la última al torreón, cuyo interior apestaba a polvo acumulado y putrefacción. Rápidamente todo el mundo comienza a subir las escaleras y a buscar habitaciones y en un minuto me encuentro sola en la entrada del torreón sin saber demasiado bien que hacer.
De pronto uno de los chicos raros sube diciendo que abajo hay una armería y en mi interior, una parte de mi sonríe y tiembla. En la armería puedo encontrar muchos juguetitos útiles, muchas armas con las que entrenerme y defenderme... pero ellos también pueden. Ellos también tendrán a su disposición todos esos utensilios y, ¿quien sabe? Puede que hasta sepan utilizarlos... Y eso no me gusta. Decido bajar a ver que encuentro allí, a inspeccionar el terreno, saber lo que tengo y a lo que voy a tener que enfrentarme. Prefiero estar preparada y preveer cualquier contratiempo.
Abajo encuentro al chico enfermo, mirando unas dagas pero decido no hacerle caso por el momento. Me pongo a mirar todas las armas, cogiendolas de una en una, pasando el dedo por el filo de las espadas y los chuchillos para comprobar si estan afilados, agarrando las dagas para ver cómo se adaptan a mi mano, comprobando su peso y disfrutando mas que nunca. Pienso en todas las cosas que podría hacer con ellas, en todos los usos que podría darle a aquellas armas, a todas las posibles formas de defenderme de cada una de ellas y de atacar. Luego paso a las espadas grandes. Hay un par de espadas algo curvadas y ligeras que podrían servirme, pero no me gusta la empuñadura, sin apenas proteccion. Encuentro una espada enorme, casi tan alta como yo y mas ancha que una de mis piernas, pero al tratar de levantarla, me doy cuenta que es poco util para mi pues pesa algo mas de cinco kilos y no podría levantarla más de dos veces seguidas. Cuando la dejo caer al suelo el niño enfermo se da la vuelta para hablarme y yo sonrío.
Hablo un poco con él, preguntándole sobre algunas armas extrañas que nunca he visto antes, pero que por lo que observo, el sí conoce. Eso me pone sobre aviso... debo tener mucho cuidado. Le pido que me deje ver sus armas y las inspecciono con cuidado. Se trata de unas dagas sin filo, hechas para clavar y parar otras armas... fácilmente evitables si sabes cómo.
Yo sigo con mi búsqueda de armas para encontrar una que se adecúe a mi. Despues de dar bastantes vueltas por la armería y de inspeccionarlo todo, consigo dar unas espadas completamente de metal, que tienen una especie de gancho al final y guardamano. Cojo las armas comprobando su peso y sonriendo al ver que no pasaban del medio kilo cada una. Las levanto moviendome un par de veces, con gestos más torpes de lo que realmente puedo hacer por si hay alguien cerca mirando.
Luego subo a uno de los cuartos, en el que apenas hay una destartalada cama de hierro tosco y un colchón demasiado blando, con un gran baul cerrado con llave. No consigo abrirlo por mas que lo intento por lo que decido poner la cama contra la pared y apoyar las espadas entre estas dos para que nadie pueda quitármelas, pero tenerlas a mano por si acaso
Incluso aunque las sabanas raspan y hace frío, aunque fuera la completa oscuridad, mayor de la que nunca antes haya vivido, deja ver de vez en cuando destellos de luz extraños y los ruidos pronto inundan la noche, no es eso lo que me impide dormir. Metida bajo las sabanas y libre de todas las fachadas que me obligan a parecer buena, acaricio el contorno de las espadas con una risa enfermiza en la cara, riendo en completo silencio al sentirme absolutamente libre. Por primera vez en mucho tiempo me siento bien, me siento feliz, sin ninguna atadura, sin miedo a nada. Aunque la muerte me aceche de cerca en esta ciudad, un sitio donde los niños juegan con armas, donde la oscuridad se traga los edificios de noche, donde no hay nadie que me castigue por lo que haga mal, tiene que ser mi hogar. Este tiene que ser mi sitio...
Tardo mucho en dormirme, sumida en un extraño nerviosismo que me recorre como corrientes electricas a traves de mis venas, siendo consciente al fin de todo lo que me ha pasado. "Pobres Daelicianos... llorais por un mundo perfecto que jamás alcanzareis... pobres criaturas... la perfeccion está aqui. Creen que la belleza está en aquel mundo, pero no conocen esto. No ven mas allá de su sociedad perfecta, de su alegría fingida, de sus modales impecables... Pobres ilusos... La belleza se encuentra en el fulgor de un cuchillo al cortar, en el sonido de la sangre al caer y de las lagrimas de dolor al quemar la piel; En los gritos de quien sabe que está muriendo, en el olor a carne consumiendose, en el frío de la oscuridad... No saben apreciar la deslumrante belleza de la muerte y el dolor... Buscan el mundo anterior en cualquier nimiedad que haya a su alrededor olvidandose (o evitando) hacerlo en el fin de la vida y la agonía... pero es tan desconocido para la gran mayoría... tan hermoso..."
Con estos pensamientos acabo quedandome profundamente dormida, y no me despierto hasta que la luz que entra por la ventana roza la superficie metálica de las espadas y estas sueltan un destello hacia mi. Me levanto de un salto, llena de energía, estirando con las manos la ropa. Escondo las espadas debajo de la cama con mucho cuidado para que queden ocultas entre las sombras para que nadie pueda cogerlas. Miro a mi alrededor. Anoche no me había fijado en la cantidad de mugre que tiene la habitacion... tendré que limpiarla en otro momento... y también tendré que mirar las demás y explorar un poco el torreón.. anoche estaba demasiado emocionada como para hacerlo y ademas estaba muy oscuro.
Bajo las escaleras de dos en dos, con una alegría desbordante que se refleja en la sonrisa que luce mi cara. Abajo, varias personas estan ya despiertas, entre ellos Matt y Nasher.
-¡Enna ya se ha despertado! - Exclamo con voz cantarina mientras doy un saltito para bajar el ultimo tramo de escaleras. - Buenos días a todos. - Me acerco a ellos haciendo una ligera reverencia de cortesía y arreglándome un poco el pelo con las manos. Luego cojo de la cesta una de las frutas extrañas que comí en aquella plaza, mordiendola con gula y, por unos segundos, echando de menos la comida Daeliciana.
Otra de las chicas enfermas baja comiendo una especie de galletas y luego enciende otro palito humeante como el que Matt tenía cuando lo conocí. El olor a quemado inunda mis pulmones haciendo que tosa.
-Hola... ¿puedo hacerte una pregunta si no te molesta? - le digo a la chica acercandome un poco, pero aun así manteniendo las distancias con la barrita extraña. - ¿Que es eso que comes... y porque sale humo de el? ¿Es medicina? ¿Teneis que comer eso para vivir? ¿Por que huele tan... raro? - pregunto atropelladamente incapaz de contener mi curiosidad, pero tampoco queriendo ser impertinente.
Entré la última al torreón, cuyo interior apestaba a polvo acumulado y putrefacción. Rápidamente todo el mundo comienza a subir las escaleras y a buscar habitaciones y en un minuto me encuentro sola en la entrada del torreón sin saber demasiado bien que hacer.
De pronto uno de los chicos raros sube diciendo que abajo hay una armería y en mi interior, una parte de mi sonríe y tiembla. En la armería puedo encontrar muchos juguetitos útiles, muchas armas con las que entrenerme y defenderme... pero ellos también pueden. Ellos también tendrán a su disposición todos esos utensilios y, ¿quien sabe? Puede que hasta sepan utilizarlos... Y eso no me gusta. Decido bajar a ver que encuentro allí, a inspeccionar el terreno, saber lo que tengo y a lo que voy a tener que enfrentarme. Prefiero estar preparada y preveer cualquier contratiempo.
Abajo encuentro al chico enfermo, mirando unas dagas pero decido no hacerle caso por el momento. Me pongo a mirar todas las armas, cogiendolas de una en una, pasando el dedo por el filo de las espadas y los chuchillos para comprobar si estan afilados, agarrando las dagas para ver cómo se adaptan a mi mano, comprobando su peso y disfrutando mas que nunca. Pienso en todas las cosas que podría hacer con ellas, en todos los usos que podría darle a aquellas armas, a todas las posibles formas de defenderme de cada una de ellas y de atacar. Luego paso a las espadas grandes. Hay un par de espadas algo curvadas y ligeras que podrían servirme, pero no me gusta la empuñadura, sin apenas proteccion. Encuentro una espada enorme, casi tan alta como yo y mas ancha que una de mis piernas, pero al tratar de levantarla, me doy cuenta que es poco util para mi pues pesa algo mas de cinco kilos y no podría levantarla más de dos veces seguidas. Cuando la dejo caer al suelo el niño enfermo se da la vuelta para hablarme y yo sonrío.
Hablo un poco con él, preguntándole sobre algunas armas extrañas que nunca he visto antes, pero que por lo que observo, el sí conoce. Eso me pone sobre aviso... debo tener mucho cuidado. Le pido que me deje ver sus armas y las inspecciono con cuidado. Se trata de unas dagas sin filo, hechas para clavar y parar otras armas... fácilmente evitables si sabes cómo.
Yo sigo con mi búsqueda de armas para encontrar una que se adecúe a mi. Despues de dar bastantes vueltas por la armería y de inspeccionarlo todo, consigo dar unas espadas completamente de metal, que tienen una especie de gancho al final y guardamano. Cojo las armas comprobando su peso y sonriendo al ver que no pasaban del medio kilo cada una. Las levanto moviendome un par de veces, con gestos más torpes de lo que realmente puedo hacer por si hay alguien cerca mirando.
Luego subo a uno de los cuartos, en el que apenas hay una destartalada cama de hierro tosco y un colchón demasiado blando, con un gran baul cerrado con llave. No consigo abrirlo por mas que lo intento por lo que decido poner la cama contra la pared y apoyar las espadas entre estas dos para que nadie pueda quitármelas, pero tenerlas a mano por si acaso
Incluso aunque las sabanas raspan y hace frío, aunque fuera la completa oscuridad, mayor de la que nunca antes haya vivido, deja ver de vez en cuando destellos de luz extraños y los ruidos pronto inundan la noche, no es eso lo que me impide dormir. Metida bajo las sabanas y libre de todas las fachadas que me obligan a parecer buena, acaricio el contorno de las espadas con una risa enfermiza en la cara, riendo en completo silencio al sentirme absolutamente libre. Por primera vez en mucho tiempo me siento bien, me siento feliz, sin ninguna atadura, sin miedo a nada. Aunque la muerte me aceche de cerca en esta ciudad, un sitio donde los niños juegan con armas, donde la oscuridad se traga los edificios de noche, donde no hay nadie que me castigue por lo que haga mal, tiene que ser mi hogar. Este tiene que ser mi sitio...
Tardo mucho en dormirme, sumida en un extraño nerviosismo que me recorre como corrientes electricas a traves de mis venas, siendo consciente al fin de todo lo que me ha pasado. "Pobres Daelicianos... llorais por un mundo perfecto que jamás alcanzareis... pobres criaturas... la perfeccion está aqui. Creen que la belleza está en aquel mundo, pero no conocen esto. No ven mas allá de su sociedad perfecta, de su alegría fingida, de sus modales impecables... Pobres ilusos... La belleza se encuentra en el fulgor de un cuchillo al cortar, en el sonido de la sangre al caer y de las lagrimas de dolor al quemar la piel; En los gritos de quien sabe que está muriendo, en el olor a carne consumiendose, en el frío de la oscuridad... No saben apreciar la deslumrante belleza de la muerte y el dolor... Buscan el mundo anterior en cualquier nimiedad que haya a su alrededor olvidandose (o evitando) hacerlo en el fin de la vida y la agonía... pero es tan desconocido para la gran mayoría... tan hermoso..."
Con estos pensamientos acabo quedandome profundamente dormida, y no me despierto hasta que la luz que entra por la ventana roza la superficie metálica de las espadas y estas sueltan un destello hacia mi. Me levanto de un salto, llena de energía, estirando con las manos la ropa. Escondo las espadas debajo de la cama con mucho cuidado para que queden ocultas entre las sombras para que nadie pueda cogerlas. Miro a mi alrededor. Anoche no me había fijado en la cantidad de mugre que tiene la habitacion... tendré que limpiarla en otro momento... y también tendré que mirar las demás y explorar un poco el torreón.. anoche estaba demasiado emocionada como para hacerlo y ademas estaba muy oscuro.
Bajo las escaleras de dos en dos, con una alegría desbordante que se refleja en la sonrisa que luce mi cara. Abajo, varias personas estan ya despiertas, entre ellos Matt y Nasher.
-¡Enna ya se ha despertado! - Exclamo con voz cantarina mientras doy un saltito para bajar el ultimo tramo de escaleras. - Buenos días a todos. - Me acerco a ellos haciendo una ligera reverencia de cortesía y arreglándome un poco el pelo con las manos. Luego cojo de la cesta una de las frutas extrañas que comí en aquella plaza, mordiendola con gula y, por unos segundos, echando de menos la comida Daeliciana.
Otra de las chicas enfermas baja comiendo una especie de galletas y luego enciende otro palito humeante como el que Matt tenía cuando lo conocí. El olor a quemado inunda mis pulmones haciendo que tosa.
-Hola... ¿puedo hacerte una pregunta si no te molesta? - le digo a la chica acercandome un poco, pero aun así manteniendo las distancias con la barrita extraña. - ¿Que es eso que comes... y porque sale humo de el? ¿Es medicina? ¿Teneis que comer eso para vivir? ¿Por que huele tan... raro? - pregunto atropelladamente incapaz de contener mi curiosidad, pero tampoco queriendo ser impertinente.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo III)
22/04/12, 12:46 pm
Nasher olisqueó lo que el ser blandito de piel clara le estaba ofreciendo. No olía mal, y estuvo tentado de probarlo, pero el humo pestilente que empezó a desprender el palito cuando lo encendió hizo que el kitade retrocediera.
-Puaj!
Era el mismo olor (no exactamente pero casi) que el que había olido en la cueva donde despertó. Incluso él, que estaba acostumbrado al humo y el fuego, acabó tosiendo un poco, aunque trató de disimularlo. Entonces llegó Enna desbordando felicidad y energía, y Nasher no pudo evitar estallar en carcajadas por el saludo tan raro que les dedicó.
-Buenos días-saludó tratando de imitar su efusividad y la reverencia.
Parece que a Enna tampoco le gusta el palito humeante y tose igual que él. Nasher escucha atentamente las preguntas que plantea su nuevo amigo morado mientras come queso disimuladamente. ¿Medicina? ¿Y si realmente es medicina? << Tal vez hasta tenga que ver con esos bultos que tenían en el pecho... >> En realidad, el blandito del pelo negro casi no tiene... Y Enna tiene un poco más y no conoce los palitos. A lo mejor no tiene la enfermedad tan avanzada pero ¿y los demás? De los peluditos solo uno tiene y muy enfermo no parece... Pero los otros co bultos sí que parecen enfermos... Ladeó la cabeza mirando fijamente los bultos del pecho del blandito al que Enna interrogaba, dándole vueltas a sus múltiples y en el fondo absurdas teorías sobre bultos y palitos humeantes. Tras mucho cavilar se decidió a preguntar él tambien.
-Si es medicina, ¿es por esos bultos que tenéis en el pecho? ¿Qué tipo de enfermedad es?- << Pensándolo mejor...>>-¿ Es una enfermedad? ¿Crecen mucho?
Esperó ansioso la respuesta, mirando a los blanditos de forma inocente.
-Puaj!
Era el mismo olor (no exactamente pero casi) que el que había olido en la cueva donde despertó. Incluso él, que estaba acostumbrado al humo y el fuego, acabó tosiendo un poco, aunque trató de disimularlo. Entonces llegó Enna desbordando felicidad y energía, y Nasher no pudo evitar estallar en carcajadas por el saludo tan raro que les dedicó.
-Buenos días-saludó tratando de imitar su efusividad y la reverencia.
Parece que a Enna tampoco le gusta el palito humeante y tose igual que él. Nasher escucha atentamente las preguntas que plantea su nuevo amigo morado mientras come queso disimuladamente. ¿Medicina? ¿Y si realmente es medicina? << Tal vez hasta tenga que ver con esos bultos que tenían en el pecho... >> En realidad, el blandito del pelo negro casi no tiene... Y Enna tiene un poco más y no conoce los palitos. A lo mejor no tiene la enfermedad tan avanzada pero ¿y los demás? De los peluditos solo uno tiene y muy enfermo no parece... Pero los otros co bultos sí que parecen enfermos... Ladeó la cabeza mirando fijamente los bultos del pecho del blandito al que Enna interrogaba, dándole vueltas a sus múltiples y en el fondo absurdas teorías sobre bultos y palitos humeantes. Tras mucho cavilar se decidió a preguntar él tambien.
-Si es medicina, ¿es por esos bultos que tenéis en el pecho? ¿Qué tipo de enfermedad es?- << Pensándolo mejor...>>-¿ Es una enfermedad? ¿Crecen mucho?
Esperó ansioso la respuesta, mirando a los blanditos de forma inocente.
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