Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Despierto. Bajo demasido deprisa lss escaleras, tropiezo yantes de poder hacer nada estoy tirada en el suelo. Me levanto lo mas rapido que puedo y voy a la cocina.Saludo a Martalar y a Freejey y cojo una pieza de fruta, que como con voracidad.

Me despierto gritando, sin parar de decir "No fue mi culpa". Pero no solo grito, también lloro. Me miro las manos para comprobar si hay sangre, pero solo están mojadas de las lagrimas.
Me abrazo las piernas con los brazos y vuelvo a llorar de nuevo, intentando olvidar aquella pesadilla. Tengo calor y la cama está irreconocible; La almohada había terminado en el suelo y las sabanas están enredadas entre si. También había dejado un pequeño rastro de agua procedentes de las lagrimas donde había apoyado la cabeza.
Todavía gritaba, pero más bajito, creía que aún estaba soñando, <<Ha sido una pesadilla, no pasa nada>> repetía constantemente en mi cabeza. Pero no podía dejar de pensar en lo terrible que había sido, todo tan real...Incluso solo de pensarlo me da miedo.
Intento calmarme, respiro profundamente y dejo de llorar, pero no es tan fácil, el recuerdo del rostro de mi padre aún seguía vivo en mi cabeza.

Me despierto en mi habitacion. He vuelto a tener la pesadilla. Desde el dia de la tormenta se ha intensificado. Me quedomirando al techo, sin decidirme a baja con los demas o no.

Me despido de ellos y subo a mi cuarto.
No tengo mucho sueño, y, sin embargo, tumbarme me sienta bastante bien.
Con los ojos cerrados, pienso qué estará haciendo Alexander en este momento. No le he visto en todo el día.
Esbozando una débil sonrisa, aún tumbada, me voy quedando dormida lentamente. Tengo el presentimiento de que mañana va a ser un día muy largo.

Tumbado en la cama, juego con mis cuchillos, mientras recuerdo la pesadilla. Cierro los ojos veo la calavera alada que tengo tatuada en el pecho y me recorre un escalofrio. los vuelvo abrir y me quedo sorprendido. En mi pecho desnudo, el tatuaje parece brillar, con una luz suave. Lo recorro con el dedo lentamente, pensando si sera consecuencia del rayo.

Me quedo empanada, no me entero ni de que Martalar se ha ido. Cuando me doy cuenta, estoy sola con Freejey. Me despido y subo al primer piso. Me tumbo en el suelo enfrente de mi cuarto e imagino que estoy bajo un cielo estrellado y sonrio como una tonta. Cualquiera que me vea va a pensar que estoy loca.

cansado de pensar en las pesadillas, me levanto de la cama y me pongo la camisa por encima. Cojo los cuchillos y los cuelgo del cinturon y me dirijo al dojo. Alli, preparo la diana y comienzo a entrenar la rutina de todos los dias. Sonrio al recordar la primera vez que lanze los cuchillos y contemplo satisfecho que he mejorado mucho desde entonces.

Desde que Jack me contó lo que quería hacer con la madera y me pidió ayuda, me he pasado todas las mañanas con el diccionario y la tarde practicando puntería. Sin embargo, el arco que hay en el burdel no me sirve de mucho. Es demasiado largo y tengo que estirarme demasiado para tensarlo, además de que me fallan las fuerzas a veces. Se puede decir que he mejorado mi puntería con el arco igual que se puede mejorar el equilibrio andando a gatas, nada de nada, pero al menos me he mantenido ocupado.

De todas formas, todo no es tan negro, pues con el idioma avanzo mejor. He aprendido a conjugar los verbos regulares en varios tiempos y ya no sonaré como un indio cada vez que hable. Al menos intentaré no sonar así, aunque a veces se me pueda olvidar...

Con todas mis minucias lingüisticas rondando mi cabeza, llego hasta una de las habitaciones vacías del primer piso y entro al interior. He decidido cambiarme a una habitación distinta por no ser una carga para Erika. Allí acomodo mis cosas en los armarios y me meto en la cama. Está más fría que las otras, o quizá yo ya me habré acostumbrado a dormir acompañado y ahora echo en falta el calor humano, no sabría decir. Me arropo hasta el cuello y me abrazo a la almohada con fuerza, hasta caer rendido.

Lanzo un cuchillo con cada mano y los dos impactan en el centro de la diana.
-SI!-Exclamo entusiasmado. Es la primera vez que lo consigo. Con una sonrisa en el rostro me adelanto para recuperar los cuchillos y sigo practicando.

Cain llega al burdel y se da cuenta de que se han dejado la puerta abierta. <<Serán idiotas>> Entra con cara de malas pulgas y coge un trozo de pan de la cocina, le unta aceite y se hace un bocadillo con algo de carne curada. No le ha preguntado a Jack si viene de vuelta al burdel, de hecho, se ha ido de forma tan repentina que ha dejado atrás a todo el mundo <<Al final el idiota soy yo...>> Se sienta en un diván, con la música al mínimo, atento a cualquier sonido del exterior. Pero la caminata le ha cansado bastante <<Flojo>> y los párpados le pesan.

A todo correr, con la espada, arco y demás que llevo encima peligrando por caerse, llego sudando al burdel. Jadeando, intento abrir la puerta, pero solo consigo que se choque con la madera las garras de los guantes. <<Joerr>> Empiezo a quitármelos, lanzando miradas temerosas hacia la plaza de vez en cuando ycon la diestra liberada, doy varios golpecitos <<Diantre, Caín pensará que soy una rata o algo...Menos mal que no llevo la piel puesta...Por si acaso...>>
-¡Soy Jack, no soy ninguna rata!

Cain se despierta sobresaltado. Se había quedado dormido?? Alguien llama a la puerta con urgencia, así que corre a abrir. Era Jack, al final sí iba a dormir en el burdel
-Siento ahberme ido tan de repente...- se disculpa dejándole pasar. Cuando entra asegura la puerta y vuelve a sentarse en el diván, observando al alemán. Era curioso, pero cada vez que le miraba se le venía el recuerdo de la dominatrix a la cabeza... -Te ha seguido algo?- pregunta dirigiendo su mirada a la puerta con desconfianza, ya no contaba ni con las nuevas defensas ni con el Estigma, cuanto más lejos mantuvieran a los bichos del burdel, mejor...

Caín me recibe y sonrío
-Perdón por las garras, no lo pensé...
Una vez dentro, respiro hondo varias veces para relajarme y niego con la cabeza
-No me ha seguido nada y...No pasa nada por irte de pronto, pero la próxima vez avisa, así no nos preocuparemos en vano.-le digo, aunque no como una regañina.-Necesito un baño. Ahora volveré
El kimono se me pega con el sudor, la espada, escudo, arco y ballesta chocan entre sí, así que para no armar demasiado escándalo decido dejarlo todo en el salón, en la parte interna del escudo. <<Como se despierte alguien por mi culpa...Me sentará mal...>> Miro al techo, deseando que no les moleste el ruido a los que duermen. Después voy a la cocina a comer algo de carne y pan. Aún masticando, voy a por ropa limpia a mi cuarto y bajo a darme un baño a las termas, que hace ya dos días que no me lavo. Y en el agua caliente, limpio por fin, me quedo pensando en todo lo ocurrido, de nuevo, pero más relajado. Pero una idea oscura vuelve a asaltarme, esta vez recordando lo que dijeron en el torreón de transformarnos y salgo del agua rápidamente <<Nada de transformarse, borra esa idea de tu mente, el único cambio posible es el de la casa de ayer, descarta todo lo demás>> me obligo a repetirme mentalmente. Después me visto el kimono limpio, uno carmesí con detalles lineales negros, el látigo a la cintura y vuelvo al salón.
-Limpio.
Y agotado, me dejo caer en un diván.
-Están pasando cosas muy raras...Menos mal que tenemos la poza para relajarnos y pensar con claridad, pero...Esto es de locos...-digo cansado, no sé si para mí o para Caín, pero en voz alta.

De locos sí.... es lo último que piensa Caín antes de caer dormido en el mismo diván de antes. Su cabeza trabaja casi por su cuenta, analizando y repasando todo lo acontecido en el día, todos sus altibajos, la nueva información aprendida, las nuevas imágenes algunas grabadas a fuego en su mente, otras que no tradará en condenar al olvido. Murmura palabras al azar, sin sentido, en sueños, con el pelo cubriéndole los ojos y en postura fetal, abrazado a una figura imaginaria.

Pero Cain ya no es Cain, al menos no el de este mundo. Ahora es un Cain dormido, soñador, tumbado en el diván. Y yo aquí, sin saber si subirle al cuarto o traerle una manta, pero acabo por decidirme por subirle <<No quiero que Alex le encuentre así, a saber qué locura haría>> me digo mentalmente, quizá como excusa, quizá sea lo que realmente pienso. No lo sé, lo importante ahora es que Cain duerma cómodo y no despierte dolorido por una mala postura o algo. Así que, aprovechando que está tumbado, le cojo en brazos y subo de lado la escalera, para evitar golpearle la rubia cabeza con la pared. Llego al dormitorio y le tumbo con delicadeza en un lado de la cama, abro las mantas del otro y tras descalzarlo, no me atrevo a más y, tras cogerle de nuevo, le dejo en la cama y le tapo un poco con las mantas.
-Buenas noches.-le susurro mientras le arropo.
Salgo, cierro la puerta y me encierro en mi cuarto, con el libro de armas y una idea para una nueva ballesta en la cabeza. <<Solo necesitamos el cuerpo de una ballesta, cosa que tenemos hecha, y un arco corto, cosa que hay en la armería. Y...oh...buena idea. Perrrfecto. Mañana se lo contaré a Dirke>> Y en paños menores, tapado, acabo por dormirme tras dejar el libro encima del baúl, junto con el látigo. . .

Despierto ahogando un bostezo, otra vez con los payasos en mente. Desde que ayer tuve ese extraño sueño, no he dejado de plantearme que Eso podría existir en ese mundo. Quizás en la Tierra no, pero en Rocavarancolia no me extrañaría.
Me levanto, intentando apartar esos horripilantes pensamientos de mi mente. Al fin y al cabo, hoy tengo la intención de salir por primera vez del burdel. Cojo mi daga y, sin salir de mi cuarto, me imagino que lucho contra algún enemigo invisible. Cuando al fin noto mis músculos calientes, aunque no sobrecargados, guardo la daga entre uno de los pliegues de mi kimono, y bajo a la cocina. Rebusco en la cesta, en la que cada vez quedan menos cosas. Como siempre, una pieza de fruta para desayunar.

Me despierto en mi habitacion, agotado. Ayer me quede entrenando hasta tarde. Me levanto, me pongo la camisa sobre los hombros, pero la dejo abierta. Quiero poder ver el tatuaje en todo momento, por si vuelve a brillar. Bajo las escaleras inmerso en mis pensamientos, y me dirijo a la cocina, a ver si encuentro algo para comer. Al entrar, veo a una chica que no conozco. <<Cada dia que bajo conozco a alguien nuevo>> pienso mientras sonrio.
-hola, ¿quien eres?-saludo.

Yo, perdida en mis pensamientos, apenas soy consciente del chico rubio que entra.
Cuando me hablar, me fijo en él. No lo conozco.
-Me llamo Martalar... ¿Y tú? Tampoco te había visto nunca- contesto.