El Río

Toima, Tania y Nia

-¡¡Escurridizo... Mariposón!!- gritó Toima con rabia, al ver que se le volvia a escapar de su llave. Al principio de la pelea, habia estado más o menos igualada, ambos intercambiando golpes. Pudo comprobar lo dura que estaba su piel y, por consiguiente, su mandibula, al lanzar un derechazo directo a ella, usando su tinta como distracción. Sus dientes, algo más redondos y duros eran inamovibles. Ya llevaba un par de intentos, pero no conseguia arrancarselos. Sin embargo, la balanza se intercambio cuando pasó a la defensiva el griego.
Usando su resistencia como arma, el ulterano entró en cólera al ver que su constante ataque era suprimido y se llevaba buenos contraataques, perdiendo dientes en el proceso. La ira le cegaba y constantemente caia en el mismo truco hasta que finalmente, el último de sus dientes fue arrancado. Trastabilló y cayó de espaldas al agua con la mirada sombria y algo cansada en sus ojos.

El griego entonces le halagó, cosa a la que Toima no respondio, sin moverse, tumbado sobre el lecho del río. Su respiración se fue tranquilizando. Habia perdido. Habia perdido y todavia no se lo creia. El chapoteo del agua le sacó de su ensimismamiento cuando el griego le ofrecio, en acto de amistad, un trago de su petaca. El ulterano estudio sus facciones, oscuras como el resto de su piel, pero sinceras. Una sonrisa desdentada se asomó a sus labios, dandole un aspecto espeluznante mientras rompia a reir, reir a carcajadas, por la ironia de todo esto y aún conmocionado por los ultimos minutos. Le arrebató la petaca y le dio un largo trago.
-Futas fiedras que fienes en la foca, mafipofa...-dijo entre carcajadas, dandole otro trago. Se incorporó, notando como cada hueso y músculo le dolia, no por los golpes del griego, sino por la dureza de este, habia hecho que sus músculos y huesos se resintieran.-Fero... la froxima no la ferderé...-le dijo tendiendole de vuelta la petaca, notablemente más calmado y amigable, quizás por el alcohol, o por el respeto que, a golpe de puñetazo limpio, el ulterano habia adquirido hacia el hado.

-Era previsible que perdieras. Los humanos nos sacan una notable ventaja en cuanto a dureza en la mandibula.-le explicó Nia, que pronto se habia acercado a Vacuum para curarle. Cuando terminó el tratamiento externo, le obligó a abrir la boca.-Vas a necesitar uno o dos empastes, pero por lo demás estará bien...-
-¿Empafte? Aún es jofen, que fe lo arranque y ya le faldrá uno nuefo...-dijo el argos despreocupado e ignorante.
-Los dientes humanos no funcionan así. Solo tienen una regeneración; por eso son tan duros.-dijo la ulterana girandose hacia el argos, dispuesto a curarle.
-Oye, a mi no fafe falta que me curef... No me gufta que otrof me curen...-
-Ya, pero aqui tus opiniones no cuentan. Este es mi trabajo. Si te quieres meter en peleas, allá tú pero no pienso dejarte en este estado cada vez que lo hagas. Ni a ti, ni a nadie.-dijo, apresurando los hechizos de curación. El ulterano gruñó algo por lo bajo que facilmente podia recordar a cualquiera a un niño que acababa de ser regañado por su madre, mientras su mirada se desvio para prestar atención a Tania quien, en los últimos minutos, se habia pasado por el lecho del rio, recogiendo los pequeños dientes que habia diseminados por el lugar. Toima alzó la cabeza y vociferó en su dirección, mientras forcejeaba con la niña que le queria poner un unguento en el paladar, para asegurar que no se infectase y el otro, receloso, no queria más curas.
-¡Fania! ¡Focorro!-
La nublina se giró guardando los dientes en su bolsillo antes de acercarse. Nia sacó la lengua, concentrada en apartar los gruesos brazos del ulterano de su boca.
-Ayudadme a... quitarle los... brazos...-dijo, concentrada.

Al poco de poner a salvo a Wen y Nasher, este último estalla de rabia y nos grita. Lo miro con preocupación, se está viendo sobrepasado por todo lo que ocurre. Se calma un poco y me da las gracias, pero antes de que tenga tiempo a detenerlo echa a correr. Considero que es peligroso que vaya solo por la ciudad llamando tanto la atención como llama, pero la serpiente dice que es mejor dejarle estar sólo, a lo que no ponemos pegas pues Tsusu envía al lacayo grotesco a vigilarle: así nos enteraremos de si le ocurre algo.

Jack por fin explica cómo sabía más que nosotros acerca de los nuevos transformados y ofrece cobijo a Wen. Me río cuando me llama "joven padawan".
-Eso es hacer trampa, Jack, tienes un aliado que no es de este mundo -bromeo.
Adara aprovecha el chiste de Jack para responder a mi petición de permitirme ser maestro. Sonrío maliciosamente cuando reconozco la regla de la que habla.
-Muy bien, maestra, combaitremos igual que esos dos, en un momento igual de malo a poder ser -señalo hacia Vac y Toima con la cabeza, quienes ya empezaban su singular combate.

Mi atención se desvía por completo hacia ellos mientras contemplo fascinado tal despliegue de fuerza por parte del hado y el argos. Estaban muy igualados y por un momento parecía que terminaría con los dos exhaustos en el suelo, hasta que Vac logra imponerse. Cuando el último diente del ulterano queda clavado en el puño de Vac, la pelea se da por concluida y ambos combatientes comparten un trago de la petaca de Vac, quien ofrece su amistad a Toima.
-Creo que he cambiado de opinión, maestra, no me gustaría perder los dientes de esa manera -le digo a Adara mientras observo la disputa entre Nia y Toima por curar a este último.
Entonces me acerco a Vac para saludarle, ya que hasta ahora fue imposible.
-Hola, Vac, encantado de verte de nuevo -le tiendo una garra-. ¿Te gusta hacer entradas triunfales, eh? -bromeo-. Pero ha sido impresionante, no creo que haya muchos que puedan vencer a Toima en combate cuerpo a cuerpo. Lo sé muy bien, que me entreno con él todos los días.

Estaba a punto de ayudar a Nia a curar a Toima, aunque solo fuese por hacer rabiar un rato al ulterano, cuando por casualidad me llegan algunas palabras de la conversación que Matt está manteniendo en voz baja con Wen algo alejados. Aunque podía escucharles debido a mi buen oído no pretendía espiar su conversación, pero no puedo evitar prestar atención al oír que se plantean si pueden confiar en nosotros.
-Pasamos por lo mismo que vosotros hace un año o dos, no hace tanto que todavía éramos cosechados -les dije acercándome-. Perdonad, no he podido evitar escuchar una parte de vuestra conversación. ¿Qué interés podríamos tener en haceros daño? Y si quisiéramos haceroslo ya lo habríamos hecho, ¿no creéis? Sólo Jack sabía acerca de la gema de Wen y os aseguro que su intención es buena -hablo ahora un poco más alto para me oigan todos-. Escuchad, como parece que algunos corréis peligro o tenéis bastantes dificultades, creo que lo mejor es que os hablemos de la Torre Serpentaria y la Sede de los Taumaturgos.

Entre todos les explicamos la funcionalidad de cada uno de los refugios y que deberían irse a vivir a uno de ellos a menos que prefiriesen buscar otra cosa por su cuenta.
-En Serpentaria ahora mismo vivimos Gael, Nia, Giz, Azura y yo. Vac y Jack viven en un burdel junto a algunos antiguos cosechados más, y el resto de los que estamos aquí viven en la Sede. Deberíais decidiros cuanto antes; de todas formas el consejo os avisará muy pronto de que tenéis que abandonar el torreón, al menos así fue para nosotros.

Esperaba que mis argumentos fuesen lo suficientemente convincentes para que aceptasen que era cierto que tan sólo queríamos ayudarles. Además, la posibilidad de tener nuevos compañeros en Serpentaria me resultaba emocionante.

Cuando terminan en combate en el que Vaccum resulta vencedor, me acerca más a ellos junto con Noel.

-Menudo numerito nos montas nada más llegar -le digo al hado infernal como saludo-. Contigo por la ciudad, ¿quién necesita circos? -Entonces dirijo unas palabras para responder al draco-. Joven aprendiz, estoy de acuerdo con que deberíamos buscarnos otro ritual menos perjudicial para nuestras encías.

Al oir las quejas de Nia por el comportamiento de Toima, decido acercarme a ayudarla. No puedo evitar que se me escape una sonrisita cuando inmovilizo al ulterano en el suelo con una llave. Vale que él está agotado por el combate-ritual, pero no por ello deja de ser más fuerte que yo, así que me resulta gracioso verlo inmovilizado debajo mío.

-Venga, va, kaiser. ¿No sabes que todo esto es por tu bien? -Y añado con voz socarrona-: vamos, abre la boquita para que la dentista de la arregle~.

Mientras ayudo a la náyade a curar a Toima, escucho lo que Noel les dice a los nuevos transformados. No tengo nada que añadir a lo dicho así que permanezco en silencio.

- Y yo te recordaba menosz granudo. - le contestó Wen a Matt bufando, mientras seguía atenta a la pelea entre los dos mastodontes.

Wen había visto muchas peleas a lo largo de su vida, pero ninguna como esa. La morena estaba casi segura de que si les hubieran intentado separar, hubiera sido una catástrofe. Ambos contrincantes se veían extremadamente fuertes y parecían bastante igualados. “No parece que esta pelea vaya a durar muy poco.” Rió socarronamente. La británica no recordaba la última vez que se había divertido tanto. Aunque por fuera solo mostraba una leve sonrisa por la que sacaba su lengua bífida con diversión, por dentro estaba como una niña pequeña en el mejor espectáculo de su vida. “Parece que va a ser divertido la convivencia con este variopinto grupo.” Rió para sí misma.

- No vamosz a ponernosz quiszquilloszosz, no tenemosz mejoresz opcionesz szi eszo esz lo que eszperasz. Nosz han prometido comida, cama y entrenamiento. ¿Qué mász quieresz, Yankiee? ¿Maszajesz y szervicio de habitacionesz? - se mofó la serpiente.- Y, por cierto, no te pongasz en plan héroe, szabesz de szobra que puedo cuidarme yo miszma. Esz mász, szi tu y yo nos pelearamosz como eszos dosz. - comentó indicando con la cabeza hacia el rio, donde la pelea había terminado.- Yo szería quien ganara.

Wen miró con sus ojos de serpiente a Noel mientras les hablaba de los lugares donde podrían vivir. Tanto la torre, como la sede y el burdel, parecían unos buenos lugares en los que quedarse a vivir, pero había un pequeño detalle que todos habían pasado por alto.

- Ningún szitio me deszagrada, pero ¿Cuál tiene una habitación lo szuficientemente grande para una szerpiente de unosz 10 metrosz? - preguntó.

Todos parecen dispuestos a quedarse a ver la pelea, excepto el joven Nasher al que la confusión de sus sentidos aumentados le puede y acaba retirándose a la carrera, seguido de cerca por el lacayo invocado de << ¿Tsuzsu? Algo así... >> Noel y Adara bromean con la película aquella a la que me referí antes y el combate se recrudece a la par que los dientes del ulterano van saliendo volando.

Tamborileo sobre la vaina de la espada de Vac mientras contemplo la resistencia de este, que encaja los golpes sin apenas tambalearse. << Vaya cuerpo... >> Cierto que a ambos se les nota la gran musculatura a simple vista, pero creo que podría aguantar un combate similar, quizá sin tantos puñetazos a la boca << ¿Qué manía se tienen a sus bocas?? No tiene sentido... >> ¿O quizá sí? De pronto el griego se detiene, tras arrancar un diente a puñetazo limpio al ulterano y el combate acaba ahí. << ¿Consistía en dejar sin dientes al rival? Quizá como a los ulteranos les crecen rápidamente de nuevo sea por eso... Diablos >> Me levanto para acercarme a Vac y devolverle la espada, impecable, cuando acaba de hablar con Toima.

-Vaya visita y vaya momento, ¿eh? Jaja, da igual, ya sois amigos.-le saludo bromeando y le alargo la vaina.-A ver cuando pruebo tu espada...-sigo, con un tono que se me escapa y vuelvo a hablar alegre, repentina y extrañamente nervioso.-Que... que hace tiempo que no entrenamos. Y Norou está de vuelta y reponiéndose, también podría apuntarse...

<< Cállate, Jack... ¡Cállate! Demasiada sangre... >> Justo Wen y los demás empiezan a hablar de los diversos hogares en que cada uno vive y me giro cuando la oigo siseando algo de su tamaño.
-Er... Se me olvidó añadir que puedes volver a tu forma humana, siempre y cuando aprendas a hacerlo. Imagino que será como mover un brazo... O como esto.-y me convierto el humo para luego rodear el cuerpo de la cosechada hacia arriba, para transformarme en el aire y aterrizar sin problemas.-Podrías probar. Pero de todas formas, el Burdel es de los refugios más espaciosos, lo demás son todo torreones, esto es un edificio en condiciones.-digo en broma más para el resto de gente que para los novatos.

"¿Salir de Maciel? La verdad es que me gustaría conocer un poco más la ciudad." La idea de abandonar lo que ha sido mi hogar hace tantos meses me apena pero la idea de buscar un nuevo alojamiento donde poder practicar tranquilo me entusiasma. "Quiero un sitio nuevo. A poder ser en tonos tierra. Espacioso y tranquilo."

-Chicos. Yo voy a volver al torreón y creo que me pasaré después por la biblioteca a hacerle una visita a mi amigo el bibliotecario.- Diciendo esto me levanto de un salto dejando caer bastantes granos de arena al suelo. -Esto de disolverse cada dos por tres es una mierda. Pica.- Me agacho riéndome para recoger los granos de arena que al estar en contacto con mis dedos ascienden y se recolocan en su posición.

-A la. Listo. Señores. Muchisimas gracias por hacer acto de presencia y venir a vernos. Ha sido un placer conocerles. Espero volver a verles pero tengo que volver a Maciel.- Hago una reverencia recia y me doy la vuelta. Comienzo a caminar pero al segundo paso me doy la vuelta.

-¿Serpentaria, la Sede y el Burdel? Parecen todos buenos sitios.- "Ya veré donde tendréis que soportarme." Sigo caminando algo agobiado por la cantidad de nueva información recibida mientras escucho detrás mía a los congregados hablando entre sí. Quiero que el tiempo se detenga, necesito analizar todas las nuevas cosas y por lo que veo no tendré suficiente tiempo. "El tiempo. Tiempo es lo único que necesito." De pronto me detengo cuando un dolor punzante me ataca de nuevo a la cabeza.

-¡Jodeeeer! ¡Cuando van a parar estos dolooores!- Nadie responde a mi pregunta, No escucho a nadie hablar. Es como si todos hubiesen enmudecido de golpe.

Me giro hacia todos los presentes y parecen haberse detenido todos. -¿Chicos?- Nadie responde a mi pregunta."De nuevo el tiempo... es como cuando ese pajarraco se acercó a Kaethe"- Ok. Que le den a Maciel. Necesito saber que me está pasando ya.- Tras decir esto cambio el rumbo de mis pasos y me dirijo a hacer un camino que he hecho muchas veces. "La ultima vez que fui por estos caminos era un chico normal."

Mientras voy pasando por las calles impregnadas de esa tonalidad roja sangre voy dándome cuenta como toda rocavarancolia segrega vida por cualquier lado. En un edificio al fondo de la calle puedo escuchar como unas criaturas gritan y se mueven dentro de la casa frenéticamente. "Por hay no Matt." Cojo un callejón para evitarlos rápidamente y continuo perdido en mis pensamientos. "Matt... ¿Ahora qué?" Al llegar a la cicatriz me detengo y una sonrisa picarona se dibuja en mi cara de arena.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

-Tsu, Deberias venirte un poco mas por este lado. Una ostia de esas para ti tiene que ser como que... Muy fatal.
- Me dijo Matt. Hago caso a su consejo, pues efectivametne, un golpe suyo me haría pupa. Soy ágil, pero débil.

Al final acabó el dantesco espectáculo de los luchadores del río con la aparente derrota de Vac. Me sorprende el hecho de que el perdedor sonría y pretenda hacerse amigo del otro en lugar de cabrearse y lanzar maldiciones, la gente aquí es muy rara... y agradable tambien.


Noel nos asegura de que no podremos volver al torreón pues los extraños miembros del consejo nos mandarían retirarlos y un montón de cosas más que no le entendí, así mismo se ofrecía a darnos cobijo en los lugares habitados por ellos; la torre serpentaria, la sede de los taumaturgos y un burdel. Es la primera vez que oigo la palabra "burdel", su nombre me recuerda a una extraña flor de mi lugar de origen, pero ese chaval nos dice que lo mejor sería ir a la torre serpentaria o a la sede...

A partir de aquí se abre una nueva etapa en mi vida... ¿que puedo hacer?

Un burdel espacioso con no muchos habitantes, algo de taumaturgos que sabe Flora que es eso y un torreón lleno de gente amable... y acordándome del libro que acarreo encima -, que podrían ayudarme a traducir el libro.

Finalmente, Tsusu opta por seguirlos a la Torre Serpentaria hasta que logre dominar el vuelo, el libro de magia y encuentre un lugar verde, pero Tsusu empezaba a perder la esperanza sobre esto último.

Sigue en la Torre Serpentaria.

Vac rió las palabras y las reacciones del argos, llevándose la mano al estómago dolorido, tenía los músculos resentidos. Cogió a petaca que le devolvía y le dio otro trago, limpiando los últimos restos de sangre de su boca. Cuando Nia se acercó, se dejo curar en silencio, abriendo la boca cuando la náyade se lo ordenó. Cuando la ulterana se volvió hacia Toima, Vac deshizo el hechizo que protegía sus alas, y aceleró la sanación de sus heridas con un par de hechizos, dejando solo los moretones superficiales, no merecía la pena el gasto de energía.

Noel se acercó a saludarle, y el hado le devolvió el gesto con una sonrisa, al igual que a Adara, que también se había acercado. Rió las bromas y agradeció los cumplidos, conversando alegremente con sus compañeros. Luego Adara decidió ayudar a Nia, ya que el argos se resistía a los cuidados de la náyade; mientras tanto, Noel se puso a hablar con los nuevos transformados, informándoles de que en poco tiempo tendrían que dejar los torreones.

-No seas así, Kaiser, si me has aguantado a mi una cura no es nada -le dijo al argos con una sonrisa amistosa.

Jack se acercó en ese momento, devolviéndola su espada y su ropa, lo que el hado le agradeció. Mientras Vac se ponía la camisa, el chaleco y el abrigo, escuchaba atentamente las palabras de Jack. Cuando la lengua del vampiro se trabó y empezó a farfullar algo sobre entrenar, el hado no pudo evitar la risa, al entender lo que a Jack se le había escapado. Sin embargo lo atribuyó a la Luna y al empachó de sangre, así que no dijo nada.

Mientras los recién trasformados empezaban a decidirse porqué residencia escoger, el hado observó a su alrededor. Vio como Tania terminaba de recoger los dientes del argos, y como se los guardaba en el bolsillo, acercándose a donde el Kaiser, Adara y Nia aun se peleaban para curar la boca del ulterano. Recordando que aun conservaba uno de los dientes del argos, se acercó a Tania.

-Espera Tania. Ese es tu nombre, ¿verdad? -le preguntó el hado, alcanzándola.

Tomo una de sus manos con suavidad, y le puso el ultimo diente del argos en la palma con la otra, no trataba de incomodarla como otras veces con los guiños, estaba demasiado cansado para ello.

-Faltaba este último -le dijo, sonriendole con amabilidad-. Siento el numerito, de verdad, supongo que es culpa mía -se disculpó con la nublina-. Con esta ya son dos veces las que causo problemas con el ulterano -murmuro, recordando el follón del bar-, si puedo hacer algo para compensarlo, no dudes en pedírmelo -le aclaró el griego con otra sonrisa.

Los ojos verdes de Vac eran sinceros, no había rastro de picardía ni malas intenciones, solo quería disculparse.

Nia, Toima y Tania

Finalmente, y con la ayuda de varios, consiguen reducir a Toima una vez más para que Nia le aplicara ese unguento en las desdentadas y sangrantes encias. Cuando le soltaron, el ulterano se puso de pie y comenzó a escupir violentamente, ya que era un sabor bastante desagradable.
-¡Bruja!-le ladró finalmente a Nia, llevandose las manos a lengua, ya que no podia quitarse el sabor.
-De nada.-le respondio frunciendo el ceño. Pero tampoco es que esperase una grata recepción de sus curas. Nunca la habia.-Hablando de brujas, yo deberia irme ya...-dijo, notablemente más nerviosa, enredando con sus dedos sus mechones rubios.-Tengo... Tengo cosas importantes cosas que hacer... Si venis a la torre serpentaria, sereis bienvenidos y ahora, me despido. Adios...-dijo antes de levitar hacia el cielo, perdiendose en él. La abrupta despedida de la ulterana hizo que el argos ladeara la cabeza mientras que la seguia con los ojos en la dirección que iba, ya cuando nadie era capaz de mirarla. Parecia tener muy claro a donde iba.
-Al castillo...-musitó, tiempo después el argos.

(Continua en el castillo [Nia])

Pero aquel día de intenso desenfreno no habia acabado y ya Tania temblaba al ver como el hado, ahora casi recuperado de sus heridas, se acercaba ya a ella. No sabia como deberia comportarse con él ahora, ni si queria tener trato con él. Un sentimiento de miedo y verguenza inexplicable cruzó su mente mientras este le llamó y se acercó, cabizbaja. Con sorpresa (y un enrojecer inexplicable en sus mejillas), el griego tomó una de sus manos y Tania se quedó de piedra al ver que este depositaba uno de los dientes de Toima en sus manos. Lo trajo para sí, y se quedó mirandolo unos segundos, antes de guardarlo con los demás. Finalmente reunió valor para hablarle.
-N-no es su culpa... El amo Toima lleva en su sangre los problemas, si no se metiera en lios, no seria él mismo...-dijo, al tiempo que intentaba forzar una sonrisa.-A-así que n-no hay nada para c-compensar...-
En ese momento estaba mentalmente dandose cabezazos contra la pared. No podia evitar tartamudear por la mezcla de nerviosismo y la verguenza, hablando con un rocavarancolés que, además, tenia un forma peculiar de atacarla. Tragó saliva esforzandose por no tartamudear en su siguiente frase.
-N-no... No le cuente lo de los dientes p-por favor... -

El hado observo a Nia alejarse flotando, y las palabras del argos le inquietaron. ¿Qué quería tratar la pequeña ulterana?.

A Vac no se le pasó por alto el rubor de las mejillas de Tania, y percibió la mezcla de miedo y vergüenza que dominaban a la nublina. El tartamudeo de su voz le hizo revolverse, un tanto incómodo, no quería asustarla. Escuchó sus palabras con atención, preguntándose porque no quería que le dijera nada a Toima sobre los dientes.

-Claro, no te preocupes, sera un secreto entre tu y yo -le dijo, sonriendole con amabilidad, pero dejándole algo mas de espacio, para no asustarla tanto-. ¿Pero a cambio me harías tu un favor? -le pregunto-. No me trates de usted, por favor -le pidió-. En mi mundo se trata de usted a las personas mayores, y yo no soy tan viejo, solo tengo 18 años -le dijo a Tania riendo, llevándose la mano a la nuca, algo incómodo-. Y siento también si te he asustado antes -masculló el griego.

Era cierto que su aspecto imponía, su piel oscura y sus alas rojas resultaban extrañas para cualquiera que no fuera rocavarancoles, y la demostración de salvajismo que acababa de hacer en la pelea contra Toima, dejaría con las piernas temblando a un hombre hecho y derecho, sin embargo no se sentía cómodo asustando a alguien sin motivo.

Toima y Tania

La nublina suspiró de alivio, agradeciendo el silencio del hado. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando el griego le pedio un favor.
-¿S-Si?-respondio, sorprendida. En cuanto escuchó su petición, la nublina se sonrojó un poco y asintio, sonriendo.-V-vale...Vacuum.-dijo antes de tomarse su tiempo para reunir valor y contestarle. Entonces negó con la cabeza.-No era ese tipo de miedo... Estaba p-preocupada de que os fuerais a m-matar...-dijo, costandole tratarle de tú.
Fue en ese momento como un Toima, notablemente contento, se abalanzó contra ellos, atrayendoles con sus grandes brazos, en un abrazo a ambos.
-¡Y todof contentof! ¡Para que figan que la fiolenfia no folufiona laf cofaf!-
Tania pegó un grito de sorpresa cuando el ulterano la rodeó con sus brazos.

Mientras hablamos, Matt decide irse a buscar información por su propia cuenta y riesgo, así que ya nos veremos otra vez. Mi comentario no ha pasado inadvertido y oigo al griego reírse, pero no dice nada y suspiro agradecido, no sin perder los colores de la piel, rosado todo mi cuerpo. Nia sigue curando a Toima con ayuda de Vac y por fin acaban, provocando un improperio en él hacia la náyade. Esta luego se despide, de forma nerviosa y se va, así que me encojo de hombros y me acerco al trío: Vac hablando con Tania y Toima aún en silencio, aún, porque de pronto salta y abraza a los otros dos y se me escapa una carcajada por lo cómico de todo, a la par que un gritito escapa de Tania.

Después miro a Wen y me acerco a esta, ya que dice algo de ir a Maciel a por sus cosas. Asiento y vuelvo a donde Vacuum, a ver si vuelve con nosotros
-Hey chaval, ¿volvemos ya a casa? Wen se viene con nosotros, pero primero pasaremos por su torreón, que tiene que coger unas cosas.-el griego asiente y le dejo que se despida del otro par.

Vuelvo con Wen, empezando a hartarme del ir y venir y miro al resto del grupo
-Bueno, que tengáis buena noche y buen día mañana, nosotros nos vamos. Y ah, Adara, tengo nuevas runas, quizá te sirvan, un día te las enseño. Una noche mejor.-acabo riendo.

Coinciden en irse y cada grupo toma su camino, yendo Tsusu con los de Serpentaria. Finalmente, la vouivre inicia la marcha, aprendiendo a deslizarse arrastrando su nuevo cuerpo, conmigo al lado caminando a zancadas con los sentidos alerta, así como las dagas listas; y el griego que ya nos alcanzará en cuanto pueda. Primero Maciel y luego...
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.

El hado sonrió cuando la nublina dejo de tratarle de usted, agradeciéndole el gesto con un asentimiento. El miedo de la nublina resulto ser distinto del que había creído en un principio, y no pudo evitar una pequeña risa.

-Toima y yo somos mas duros que esto -aseguro el hado a la nublina-, y ademas, el Kuri Kabana no es ritual enfocado a causar la muerte -explicó, mirándola a los ojos.

No le dio tiempo a decir mas antes de que el argos los alzara del suelo en un abrazo. El hado rió, sonriendo ante el grito de sorpresa de la nublina. Pese al alboroto que montaba el ulterano, el griego escuchó las palabras de Jack. Aun riendo, palmeó la espalda de Toima, pidiéndole que le bajara. Antes de que el hado siguiera a Jack y Wen, el ulterano le dijo que tenía algo que ofrecerle, aunque decidió esperar a otro momento.

-En fin, nos vemos pronto -dijo Vac, dándole un puñetazo suave en el hombro al argos-. Un placer señorita -le sonrió a Tania, posando una mano sobre su cabeza y revolviéndole un poco el pelo.

Vac se acercó a Feliks, tras despedirse del resto de amigos y transformados recientes, y susurró algo al fénix, subiéndose a su espalda. El ave voló bajo hasta alcanzar a Jack y a la vouivre, a los que acompañó hasta el torreón Maciel, donde el propio Vac entró a recoger las cosas de Wen, ya recogidas en una mochila.

El resto del camino, Vac lo hizo andando, caminando junto a Jack y Wen, mientras Feliks les sobrevolaba en círculos. El chico estaba algo cansado, pero intuía que en casa no le esperaban buenas noticias. El hado sacudió la cabeza y desvió sus pensamientos a la conversació con sus dos compañeros, lo que tendría que ser, sería.

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.

tras algún tiempo de camina, el sonido del agua corriente llamo mi atención. Había pasado la mayor parte de la caminata mirando el cielo, el tener aquella inmensa masa azul sobre mi cabeza en lugar del opaco domo, o las grises alcantarillas aun era un shock para mi, pero lo fue aun más llegar finalmente a un río. El agua corriente es rara de donde vengo, en las alcantarillas encuentras agua sucia corriendo por el suelo, pero nada más, y en la cuidad solo vez agua en los sitios autorizados, como los baños, pero tener agua así, como aquella, un verdadero río natural, era algo que ni siquiera podría haber imaginado en F.O.N.E.R.A.

Me acerque con cautela y mire el agua con cierta desconfianza, parecía limpia, pero en esta cuidad no todo era lo que parecía. Tome un poco entre mis manos y la probé con la punta de la lengua, estaba fría y fresca, sonreí. Finalmente me quite toda la ropa y me sumergí en sus aguas, también sumergí mis ropas, o lo que quedaba de ellas y las lave lo mejor que puse.

Era el primer baño de verdad que tomaba en 7 años, el agua limpia era escasa en las alcantarillas y prefería beberla que usarla para lavarme. Sentí como mi pelo se soltaba de los gruesos mechones apelmazados, como la tierra se desprendía de mi piel y como mis músculos se relajaban un poco. Mi cabello volvió a lucir blanco, no como aquel color marrón que había tenido los últimos años, finalmente me senté cerca de la orilla, con el cuerpo aun sumergido, y me quede un rato, mientras esperaba que mi ropa se secara.

Cerré los ojos y deje que la sensación de tranquilidad se apoderara de mi. Baje la guardia y la cuidad no demoro mucho en demostrarme que era una mala idea.

En un principio pensé que aquel cosquilleo era alguna alga u otra cosa que traía la corriente, por es me sobresalte cuando los tentáculos comenzaron a hacer presión y de un solo y fuerte tirón me arrastraron hasta la parte más profunda del río. Mis músculos te tensaron de forma automática, en un instante todo el relajo desapareció, dejando solo espació para una sensación de peligro inminente. Rocavarancolia era aun más peligrosa que las alcantarillas de F.O.N.E.R.A, y si salía de esta habría aprendido una valiosa lección, esta cuidad no perdonaba, bajar la guardia significaba una muerte casi segura, si salia con vida no permitiría que eso ocurriera nuevamente. Antes de poder reaccionar estaba totalmente envuelto y una molesta descarga recorrió todo mi cuerpo, entorpeciendo mis movimientos

Casi podía escuchar engranajes funcionando en mi cabeza, hacía todo lo posible para apartar el miedo de mi cabeza y buscar una solución, pero la falta de aire no ayudaba para nada. Si usaba toda mi fuerza era posible que lograra soltarme, pero la probabilidad de salir del agua antes de que la cosa me atrapara de nuevo era muy baja, tenía que buscar otra forma.

Solo se me ocurrió una posible idea, no sabía si funcionaria, pero era mejor que irme sin luchar.

"Viviré, no importa como, pero veré el milagro del que hablo la mujer lobo"

Reuní todas mis fuerza he intente separar mis brazos y mis piernas, la idea no era soltar los tentáculos, sino separarlos de mi el tiempo suficiente para el siguiente movimiento. En cuanto sentí que gana algunos centímetro, relaje todos los muslos de mi cuerpo de forma simultanea he intente comprimirme lo más posible y me de un fuerte empujón con los pies hacía la superficie.

Si mi plan funcionaba, lograría deslizarme entre los tentáculos y salir de su presa, y ademas podría ganar algunos valiosos segundos cuando la criatura chocara sus tentáculos entre ellos. Si no funcionaba, probablemente me apresaría con más fuerza aun para evitar un nuevo intento de escape. Como sea, solo esperaba ganar el tiempo suficiente para nadar hasta el exterior y echar a correr...