El Río

Dios... qué grima! Tiene colmillos y todo... En fin, será mejor que le dedique una mirada risueña y le diga:

-Vamos a buscar otro sitio... Si te contara, vamos... Ha caído una ballena del cielo y todo está en plan putrefacto. Será mejor que vayamos a buscar otro sitio para pasar la noche.

Y así, me voy con el extraterrestre en busca de un lugar donde dormir.

(CONTINÚA EN EL BURDEL. PV, MUEVO A TU PERSONAJE CONMIGO)

El río no era precisamente lo que habían esperado. A Norou le chocó un poco no encontrar vegeación alrededor, pero a Cain no le disgustó del todo. Pasearon un poco por la orilla y buscaron un sitio donde el agua no cubriese demasiado. Norou se arremangó hasta las rodillas y se metió en el agua, atento al sonido de la corriente. Cain se sentó en el borde, se le ocurrió que podrían intentar pescar algo.. la idea fue descartada rápidamente cuando se dio cuenta de que todas las criaturas vivientes de los alrededores habían huído. Suspiró y se sumió en sus pensamientos...
Tras un rato empezó a sentir frío, así que le dio una voz a Norou y ambos emprendieron el camino de vuelta. Se adelantó, y cuando miró hacia atrás vio que Norou había cogido una especie de cangrejos, los más rápidos en ocupar el agua cuando Cain se alejó.

(sigue en la plaza de los colaespinas)

Harm llega al río. Mete los pies en el agua un momento y descansa por el trayecto. Enseguida ve su objetivo: Cangrejos de rio. Se levanta y comienza a coger tantos como puede usando bolsillos y la falda para transportarlos. Ve una piedra plateada bonita y tambien la coge. Se queda un rato más, descansando y finalmente vuelve al torreon.
(CONTINUA EN EL TORREON LETARGO)

La presencia de Cain se hizo palpable en el río al silenciarse por completo. Toda criatura viviente se ocultó de la esencia amenazante del Estigma. A Cain esto le tranquilizaba y le inquietaba al mismo tiempo, porque tenía la impresión de presentir la amenaza de algunas de esas criaturas, sabía que seguían allí, acechándole, ocultas a sus ojos... Se acercó al río por la parte a la que pudo acercarse y sacó la libreta para comprobar si algunas de las plantas que crecían en la rivera coincidía con las que estaba buscando. Tan solo encontró dos especies, y de una de ellas apenas pudo sacarn un par de hojas, pero se llevó uno de los tallos, preservando las raíces para ver si podría trasplantarlo en casa... Casa. Le divertía el modo en que había aceptado aquel burdel como su casa. Guardó las plantas en la bolsa de piel y la libreta en el bolsillo y miró en derredor. Anillos. Pocos, pero visibles. Mientras dudaba si ir o no a comprobar qué marcaban esos anillos lo vio; Era un... torreón? Pero tenía algo enrome empotrado en el tejado. Fue a acercarse para verlo mejor-

(sigue en el torreón maciel)

Llegamos al río. Me aseguro de que las cestas están limpias y las dejo un poco apartadas del río para que no se mojen. Aprovecho un momento para descansar, y más recuperada hago por centrarme en la caza de cangrejos. Me saqué un cuchillo de las botas por si acaso lo necesitaba y bordeé toda la orilla del río buscándolos.
- Mira haber si tú tienes suerte con los peces - le digo a Aníbal.
Al ser la segunda vez que volvemos ya tenemos una idea de lo que se puede comer y no en el rio.

Asiento y, quitándome la camisa para evitar que se me moje como la otra vez, me meto en el rio hasta que el agua me cubre hasta las rodillas. Espero quieto a que los peces se acostumbren a mi presencia y, con movimientos rápidos, cojo un par. Los dejo en una cesta y repito la operación. Con paciencia llego a llenar hasta la mitad una cesta. Con unos pocos más bastará.
En todo el rato, no dejo de mirar periódicamente a mi alrededor para evitar que ningún bicho al que se le haya metido en la cabeza que seremos su cena nos pille desprevenidos.
-Abi, ¿cómo vas tú por ahi?-pregunto.

- He pillado dos - le digo mientras sostengo en mi mano a dos cangrejos dos con las pinzas juntos para que no me piquen - son muy grandes.
Sigo vadeando el río con cuidado y meto otros dos cangrejos más en una de las cestas. Me quedo mirando a lo lejos... algo absorta. Me echo el pelo hacia un lado y cojo un poco de agua en mi mano izquierda y me la echo por la nuca. Intento refrescarme, soy incapaz de quitarme de la cabeza el sueño por más paredes blancas que quiera interponer entre mi cabeza y él. Dejo la cesta a un lado y me mojo la cara un poco. Como la camiseta me quedaba muy grande me seco con un estremo de ella.
Me levanto, intentando estar animada y sin alejarme mucho de donde Aníbal pescaba pillé un montón de cangrejos como cuatro o cinco. Los pegué a todos bien con el cuchillo para dejarlos atontados. Después seguí buscando.

Sigo buscando hasta que la cesta ya está bastante llena. Satisfecho, miro la cesta de los cangrejos y veo que hay unos cuantos bien gordos. Sonrio, satisfecho.
-¡Por aquí todo bien! ¿Te ayudo con los cangrejos o te bastas tú sola?
Entonces veo que Abi está algo distraída...nerviosa quizá.
-Oye, ¿te pasa algo?-me acerco a ella con cara de preocupación.

Sigo distraida bordeando el río y no me he dado cuenta de que me hablaba.
- ¿Em? No, no... estoy perfectamente - le digo - ya me apaño yo sola - le digo alejándome de su lado.
Cojo algún cangrejo más. Después los aporreo otro poco con el mango del cuchillo para asegurarme de que no nos vayan a molestar. Miro ambas cestas llenas, suspiro.
- Podemos irnos... a no ser que quieras coger algo más - añado.

Niego con la cabeza y la miro con el ceño fruncido.
-No, ya está bien...-digo.
A Abi le pasa algo, pero no me lo quiere decir. Está muy distraída...y parece que la he incomodado un poco. ¿Qué le pasará?
Muevo la cabeza. ya tendré tiempo de preguntarle en la seguridad del torreón. Seguir fuera es como llamar a la mala suerte...así que me dirijo rápidamente el torreón con Abi detrás.
(SIGUE EN EL TORREÓN MACIEL)

Le sigo cargando con las dos cestas con cangrejos, estoy un poco distraida y sé que se ha dado cuenta, pero sigo como si nada. Al final no puedo evitarlo y me sumo a mis pensamientos. Evadiéndome. Ahora solo soy una figura que transporta dos cestas... mi mente está en otro sitio, no puedo evitarlo.
Ya no soy ni consciente de lo que pesan las cestas. Mis ojos siguen el contorno de los árboles, del Torreón... pero mi cabeza está en otro sitio. Al final llegamos al Torreón.

(SIGUE EN EL TORREÓN MACIEL)

El rio no esta muy lejos del torreón, pero con la carga que llevo me canso bastante para llegar, asi que en cuanto aparo las cosas me quedo en calzoncillos y me doy un baño para refrescarme. En cuanto termino me seco un poco y cojo la lanza para empezar a entrenar.

Aunque es bastante pesada consigo manejarla por todo el entrenamiento que llevo encima con la ballesta y lo que he trabajado en mi "taller". Empiezo a entrenar, aunque no tengo muy claro como cogerla o como utilizarla correctamente... supongo que tendré que buscar algun manual en la biblioteca o algo asi antes de ponerme en serip... de momento me conformo con intentar avanzar hacia delante y hacia atras con ella y ensartar el aire. La alabarda mide unos 2 metros y cansa muchisimo asi que despues de un rato lo dejo, aunque no me doy por vencido y ahora cojo el escudo. Es un escudo enorme, y redondo de hierro, con el podria desnucar a alguien si le diese bien, además me cubriría de todos los ataques si me escondo detrás... Empiezo a moverme con el escudo intentando que el peso no me tumbe, aunque estoy acostumbrado a usar uno, este pesa muchísimo más lo que hace complicado el movimiento, y después de un rato estoy exhausto. Por último, coloco el escudo a lo lejos para probar su resistencia y le disparo un par de veces con la ballesta, después lo compruebo y veo que solo tiene un aligera abolladura...

"No esta nada mal... arreglare esto como pueda porque me parece que me puede ser muuy util..."

Me baño otra vez para quitarme el sudor después de entrenar. Esta atardeciendo y no me parece muy seguro quedarme fuera, pero quiero ir a ver el torreón donde me desperte, porque puede que haya algo interesante que nos dejaramos el primer día porque simplemente no sabíamos que existiera...

Continua en la Ruinas de Margalar

Nia salio trás Gael y al salir se dio cuenta de que el dragón estaba sufriendo mucho y un sentimiento de pena se asomó a su cabeza mientras miraba ensimismada los charcos del camino. Aunque era agua sucia y lodo en su mayoria, Nia agradecia su humedad que le ayudaba a deslizarse con menor esfuerzo a la vez que recuperaba fuerzas. Nia siguio del lado de Gael durante todo el paseo. El chico de pronto le hizo una pregunta.
-No es como el fuego normal...no quemas tanto...-dijo Nia mientras observaba ensimismada una de las llamas de Gael.-Sip. Creo que podrás hacerlo pero...a este ritmo te vas a quedar sin ropa.-Nia selleva una mano a la boca, conteniendo la risa. Nia levantó la vista. En el cielo, imponente y de rojo brillante se alzaba la Luna Roja. No lo podia creer que una estrella tan bonita causase tanto caos y dolor. Nia volvio a quedarse ensimismada mirando a la Luna.
Finalmente, lo oyó. El sonido del fluir del agua.
-¡Ya estamos cerca!-dijo entusiasmada y cogio a Gael de la mano y apresuró la marcha. Cuando llegó al rio dio un salto y entró en el agua, fresca y sanadora para ella. Entro en un estado de relax máximo al verse en su medio. Su piel se lo agradecio. Tras estar un rato bajo el agua, salio a la superficie y vio como Gael se acercaba los últimos metros. ¿No le habia cogido la mano? Ah pero era verdad, no era tan tangible como de costumbre Nia sonrio una vez más y estiró los tentaculos bajo el agua que se esparcian y quedaban a merced de la corriente en un vaiven. Nia de prontó se dio cuenta, como si un peso enorme le hubiera caido en el pecho. Gael no se podria bañar. Se apagaria su fuego y puede que eso le hicera daño. No lo sabia.
-No se si puedes meterte...¿ese fuego se apaga con agua?-preguntó Nia, preocupada.

Después de dar un larguísimo paseo, todavía más lento por el pausado paso de Nia, llegamos finalmente al río. La Luna sigue brillando en lo alto, iluminando las aguas, que la reflejan perfectamente. Es una visión que me sigue sobrecogiendo. Aturdido como estoy no veo llegar a Nia, que me trata de agarrar una mano, pero dejo que se escurra entre sus dedos para no quemarla. Se aleja y se tira al río. Parece disfrutar enormemente nadando, por fin en su elemento. Sonrío al mirarla, está buceando por las profundidades. Me acerco al río flotando sobre él, a una distancia prudencial. Puedo ver el reflejo de la Luna, el tenue brillo de Nia en el fondo, y una llamarada azul bajo mis pies. Me inclino a observarla curioso. El agua fluye, formándose ondulaciones debido a la corriente, pero está lo suficientemente lisa como para ver mi reflejo recortado ante la luna. Resplandezco de color azulado por todas partes, es un azul que se me antoja muy bonito, alegre y mortecino a la vez. Miro mi cara y mi ropa, tiznada y quemada, y en mi cabeza chisporrotea una intensa llamarada azul por pelo.
Entonces veo como Nia empieza a emerger y me alejo, por si me salpica. Cuando sale y me mira, me acerco de nuevo. La pregunta que me hace es algo en lo que llevo pensando bastante tiempo. ¿Qué sucede si me mojo? Tengo miedo de intentarlo, pero es la única forma de saberlo.
-No lo sé -respondo quedamente-. Ojalá supiera lo que soy, así conocería qué puedo y qué no puedo hacer. Tengo miedo de lo que resulte que pueda ser...
Entonces me acerco más al río cada vez, y sin pensarlo siquiera, hundo un dedo llameante en el agua, que noto helada. El brillo azul desaparece, y continúa apagado cuando lo retiro. Lo miro fijamente, húmedo. No tiene nada de particular, pero no me gusta verlo así, siento como si faltase algo. Trato de frotarlo contra mi ropa chamuscada, y la humedad se va perdiendo, hasta que poco a poco la llama vuelve a brotar sobre el dedo.
-Me apago -murmuro-. No sé qué significa esto. Nia, necesito saber más. ¿Qué vas a hacer tú?
Empiezo a moverme en el aire, inquieto. Tengo el impulso de salir por ahí y averiguar qué soy, y me cuesta tranquilizarme mientras esa ansia hace palpitar cada vez más rápido mi corazón.

Nia observó como el chico introducia un dedo en el agua lentamente. Al sacarlo, las llamas habian desaparecido. Algo no debio de gustarle a Gael sobre eso y se secó el dedo en la ropa hasta que otra vez se prendio. Gael estaba preocupado. Nia lo intuia. Ella ya habia encontrado su lugar, sin embargo Gael, no. Decidio bromear con él.
-A mi me pareces una Antorcha humana.-Nia se rio bajo el agua y burbujas salieron a la superficie.-Quiero seguir nadando y llegar al mar...pero...no quiero estar sola y nos separaremos si remontó el río.-Nia miró a ambos lados, su mirada centelleaba de un lado al otro pasaba de una piedra en el camino a los pies de Gael, a la corriente de agua. Se fue poniendo más y más roja. Se hundio en el agua e intento pronunciar unas palabras que salieron como burbujas a la superficie. Como vio que Gael no habia podido escucharle sacó su cabeza fuera del agua y tragó saliva, preparada para repetir las palabras.
-No quiero separarme de ti...porque...porque yo...a ti...digo tú...me gustas.-con las últimas palabras los azules ojos de Nia, que destacaban en su cara completamente roja, entraron en contacto con los de Gael que contrastaban con sus llamas azules.

Nia hace bromas sobre mi aspecto, e intento sonreír para agradecer sus esfuerzos, pero la angustia no desaparece, porque la inquietud por saber lo que soy sigue ahí. Tal vez estoy siendo egoísta, ella tendrá los mismos problemas que yo, y no estoy haciendo nada por ella. Sin embargo, si ella está tranquila con su nueva forma, y yo también... ¿cuál es el problema? Ella parece saberlo mejor que yo. Se hunde en el agua, adivinándose el rubor en sus blanquecinas mejillas. Verla así provoca mi propio sonrojo, que tal vez no se note tras las llamas. Cuando sale del agua repite las palabras que solo había escuchando antes como un burbujeo. Inmediatamente un calor se extiende por mi interior, algo que nada tiene que ver con las llamas que cubren mi piel. Noto un calor excesivo en mis mejillas, tanto que las llamas parecen alimentarse con él. Suben tanto su intensidad que pierdo de vista los ojos de Nia, todavía fijos en mí. Al perder ese contacto hipnótico consigo apartar la mirada y voltearme para ascender más y más, allí donde la brisa sea más fresca. La Luna me recibe cuando logro ver algo a través de las llamas. Me doy cuenta de que he ascendido mucho, empujado por ese sentimiento de ser cada vez más ligero. Abajo Nia todavía me contempla. Me tapo la cara con las manos y sollozo. No sé qué hacer. Justo ahora... No somos... Ella es una criatura de agua, y yo de fuego. La miro con profunda tristeza desde lo alto, no creo que pueda interpretar mi mirada desde esta distancia, yo tampoco puedo ver qué pasa por sus ojos. ¿Qué hacer? ¿Quién podría decirme qué hacer a continuación? Desciendo lentamente, pero en medio del descenso cambio de idea y me detengo.
-¡Volveré, lo prometo! -anuncio en voz alta. Después mis llamas se intensifican de nuevo pero aunque tengo la visión temporalmente impedida, tomo el rumbo de nuevo al lugar del que venimos. Freno el avance cuando sé que debería estar llegando a los primeros edificios y doy tiempo a las llamas rebeldes a calmarse. Tanto ellas como yo estamos sumamente agitados ahora. No puedo pensar con claridad, el miedo, la vergüenza, el enfado conmigo mismo me carcomen. Necesito ir al torreón de nuevo y consultar el bestiario... si es que sirve de algo. Si no, moveré cielo y tierra para saber más de mí mismo. Y de Nia también.

(Sigue en Torreón Letargo).

Nia vio como se alejaba, por un momento pensó lo peor. Ni pestañeo una vez. Una angustia que se habia liberado al pronunciar esas palabras le ataba como si llevase un peso encima ahora mucho más opresor, tanto, que hasta dejó de respirar, de la tensión. A Nia le asoman lágrimas expectantes. Gael se para en el aire y le hace una promesa a Nia. Entonces parte veloz hacia el torreon. Nia observa la pequeña luz azul, en contraste de la luz roja omnipresente hasta que desaparece de su vista. Nia pega un grito de tensión sacando todo el nerviosismo que tenia adentro y se desploma sobre el agua, dejandose llevar por al corriente.
-No ha dicho que no...-Nia se secó las lágrimas y se volteo. Ahora es cuando, moviendose en su medio, se sentia fantastica y nadó deprisa, para olvidar lo mal que lo acaba de pasar y aun no habia concluido. Aun asi, no podia olvidarse de Gael y sus últimas palabras. Ojalá pudiera haber visto su rostro cuando las pronuncio. Nia se encontraba en un verdadero infierno sentimental, sin ni si quiera comprender lo que significaba una relación seria.
(continua en la playa de los naufragios)


Nia nadaba despacio contra la corriente, no es que se aburriera, sino que esta vez miraba atenta a ambos lados por si encontraba a alguien que conocia pero nada. Se capturó un cangrejo y se lo comio lentamente. Constantemente miraba al cielo, esperando un fuego azul acercarse, pero nada. La Luna tenia todo el protagonismo en el cielo. Le dio otro bocado al cangrejo y masticó despacio ensimismandose con su color rojizo. Aprovechó a practicar con su bioluminiscencia. Con parpadeos, creaba algo inaudito entre los Ulteranos: Ritmo. Y algunos insectos vinieron a molestarla asi que se volvio a meter en el agua y siguio practicando. Le divertia la cantidad de animales que se veian atraidos por su luz.