El Macetero
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
El Macetero
12/08/12, 06:35 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El Macetero
Portal situado en el continente, al centro, cerca de la isla.
Portal situado en el continente, al centro, cerca de la isla.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: El Macetero
09/08/20, 05:09 pm
Varsai recibió la bendición de la general de los ejércitos y llevó a un pequeño grupo con ella.
"Chicos, tenemos que derribar algunos árboles y prenderles fuego. Hay que arrancar la vegetación de la misma zona. Si lo quemamos nosotros con un incendio controlado luego el fuego no podrá extenderse por ahí. Si ya no hay nada que quemar no puede hacerse más grande. También podemos levantar un muro de tierra para separar parte del terreno y así el fuego tardará más en avanzar" Comentó antes de acelerar, ponerse el cubo en la boca y transformarse.
Evitó las llamas y se acercó a Zmey. "Monta" le dijo, "mantén las llamas lejos de mí e iremos más rápido".
Por supuesto la licántropa tenía runas inscritas para ayudarla en aquellos casos. Una barrera que filtraba el aire y la había activado para no ahogarse con el humo.
"Chicos, tenemos que derribar algunos árboles y prenderles fuego. Hay que arrancar la vegetación de la misma zona. Si lo quemamos nosotros con un incendio controlado luego el fuego no podrá extenderse por ahí. Si ya no hay nada que quemar no puede hacerse más grande. También podemos levantar un muro de tierra para separar parte del terreno y así el fuego tardará más en avanzar" Comentó antes de acelerar, ponerse el cubo en la boca y transformarse.
Evitó las llamas y se acercó a Zmey. "Monta" le dijo, "mantén las llamas lejos de mí e iremos más rápido".
Por supuesto la licántropa tenía runas inscritas para ayudarla en aquellos casos. Una barrera que filtraba el aire y la había activado para no ahogarse con el humo.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: El Macetero
09/08/20, 06:49 pm
Irenneil
Neil estaba teniendo un día bastante agradable. Había terminado sus tareas rápidamente, incluso había adelantando un poco del día siguiente y aún así le estaba quedando tiempo de sobra para visitar los panales y colmenas, revisar que todas las colonias estuvieran bien, sanas y felices y que estuvieran produciendo una buena cantidad de cera y miel. El brujo estaba extasiado con esta simbiosis que había alcanzando su proyecto con la plantación de manera que terminaba siendo mutuamente beneficiosa y además le otorgaba un extra de miel que el aurva apreciaba enormemente.
El sinhadre se encontraba feliz tarareando entre las colmenas cuando el olor a quemado comenzó. Alarmado en un principio pensando que sus abejas se estaban quemando, levitó para alzarse por encima de las plantas buscando de forma frenética el foco del olor y cuando vio el gran incendio en el horizonte ni siquiera pudo regodearse en el alivio de que sus abejas y la plantación estuvieran a salvo, porque claramente si el incendio seguía adelante no sería durante mucho tiempo.
Neil rápidamente se reunió con Irianna, quien ya tenía cubos y un hechizo de vuelo preparados para él, ya que era uno de esos hechizos que todavía no había aprendido, y no tardaron en juntarse con Jack y Erika, quienes también le lanzaron hechizos protectores, lo cual agradeció ya que, aunque tenía los suyos propios, no era tan experto ni seguramente serían tan potentes como los suyos.
Siguiendo a Irianna, comenzó a soltar el agua sobre el fuego cuando un fuerte sonido vino desde la dirección del portal y Neil pudo identificar al Ejercito apareciendo a la distancia. El brujo se alegró tanto de la llegada como le preocupó, ya que Adru estaría entre ellos y el aurva tenía miedo de que su edeel pudiera salir herido de aquel evento.
-¡Si! -gritó el aurva ante la pregunta de su edeel en cuanto este le localizó-. ¿Tú estás bien?
Neil, sudando agobiado, asintió a su petición, pero no dejó de lanzar cubos de agua al fuego mientras convocaba suficiente cera como para formar cápsulas del tamaño de repobladores que usaría para el rescate. Si se organizaba bien, podía conseguir que su cera rescatara a los repobladores mientras él seguía intentando apagar el fuego. Aunque se sintió más tranquilo cuando supo que Irianna iba en busca de más niebla, ya que aunque confiaba en su plan de rescate, nunca había sido especialmente perceptivo visualmente a larga distancia, su fuerte siempre había sido el detalle a corta distancia, y temía no ser capaz de localizar a los repobladores.
Karime
La licántropa estuvo lista en el momento en el que se la llamó a filas, libre de armas que pudieran darle más peso del necesario y armadura ignifuga anclada. Habiendo sido informada de la razón de la movilización del ejército, Karime se había preparado de acuerdo a las circunstancias y aunque se encontraba molesta ante la perspectiva de tener que usar el hechizo de vuelo su eficacia no iba a verse disminuida por este hecho y pretendía enfrentarlo con el mismo estoicismo con el que siempre ponía en práctica en los entrenamientos que incluían este tipo de hechizos de refuerzo. No era que a Karime no le gustara volar, de hecho cuando lo había subida a Saren, le encantaba, era el hechizo lo que desagradaba, ya que le daba una visión y percepción de independencia completamente falsa. La Luna Roja no le había la capacidad de volar y, por lo visto, tampoco la capacidad de querer hacerlo por si misma de forma artificial.
A pesar de todo, la determinación no le permitió otra cosa más que estar a la cabeza del pelotón y, siguiendo las órdenes de Cicatriz, comenzó a hacer uso del cubo de agua que le había proporcionado, intentando siempre que el agua no cayera de forma aleatoria, sino en zonas específicas que permitieran frenar el avance del fuego.
A su vez, y a pesar de que su vista no era la mejor, enfocó todos sus sentidos en encontrar repobladores que estuvieran todavía con vida y recogerlos a su lomo para ponerlos a salvo. Fue durante este trabajo que vio a Zmey adentrándose en las llamas.
-¡Zmey! ¡Ten cuidado y grita si necesitas ayuda! -le gritó posicionándose sobre él al vuelo.
Puede que el piromante no perteneciera al mismo batallón que ella debido a sus distintas especialidades, pero eso no significaba que no fuera a ir en su ayuda si su amigo lo necesitara.
Mientras seguía intentando localizar repobladores, se percató de que había un gran número de cadáveres y supervivientes en una dirección en concreto en la que una línea de fuego había separado dos zonas. Karime se acercó pensando que alguna avanzada o pequeña colonia que podría haberse visto afectada y para su sorpresa encontró algo bastante grande.
Rápidamente volvió a la zona de mando para informar a Cicatriz.
-Comandante, he avistado una colonia de tamaño significativo en esa dirección que tiene el fuego en la frontera y se encuentra rodeado por tres flancos. Solicito permiso para dirigir a un pequeño grupo de magos a dicha localización para frenar el avance del fuego en ese flanco, asegurar la zona y así minimizar las bajas civiles.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: El Macetero
10/08/20, 03:10 pm
Aquello era un auténtico caos y Samika no tenía necesidad de verlo con sus propios ojos para saberlo. Su ecolocalización le transmitían todo, aun sin verlo, escuchando el crepita del del fuego, los gritos y demandas de la comandante y del resto de gente existente en aquel desastre que estaban allí para refrenar el fuego y salvar a cuantos repobladores pudieran. Sus oídos estaba hipersensiblizados con todo lo que oía, pero Samika intento concentrare en lo que necesitaba.
Con hechizos para protegerse del fuego, otro para poder respirar pese al humo y mantener hidratada su garganta y algunos amuletos consigo para si lograba salvar a alguien, Smaika se unió al escuadrón que se encargaba de intentar apagar el fuego con cubos desde las alturas, cargando un inmenso cubo con el arnés de su cintura, que podía ser volteado con suma facilidad con sus piernas siempre que lo necesitaba. No podía saber cuan cerca o lejos estaba del fuego cuando lo sobrevolaba, pero ni falta que le hacía, aun a esa distancia las llamas tenían un fulgor anaranjado rojizo que resaltaba en sus pupilas incluso a pesar de su ceguera. Por primera vez era como si todo el fondo antes negro de Samika adquiriera una tonalidad anaranjada.
Había apenas atisbado a ver a Irianna, a Varsai, a algunos de los novatos, escuchado la voz de Karime hablando con la comandante a lo lejos cuya información llego a ella a trozos, peor cuya mención de una colonia cercada si llego hasta su mente. Pero Samika con el ceño profundamente fruncido se centraba en apagar el fuego con su cubo recargable, de un tamaño bastante las amplio gracias que podía cargar peso por aire sin problema y a su vez, juntaba toda su concentración y su sentido más desarrollado y habilidad en encontrar gente entre las llamas. Tal vez ella no podía ver el fuego, per se, pero podía “ver” a través de él.
Intentaba todo lo que podía, pero se sentía inmensamente frustrada por un lado por no poder hacer mas e irritada con lo que hubiera provocado aquello, no era malditamente normal el alcance que había adquirido ese fuego tan repentinamente, habiendo vigilantes en el lugar.
-¡Mierda, que bien nos vendría ahora un maldito dragón que escupa agua!-exclamo Samika frustrada. Se había alejado un poco del foco principal del fuego, ya que este seguía extendiéndose llevándose tras de sí cuanto árbol, flor, animal distraído y repoblador que pudiera. Su ecolocalización capto precisamente aquello último cuando vertió una inmensa cantidad de agua sobre la zona. Su ecolocalización le hizo llegar rastro de movimientos bajo ella, no muy lejos de donde estaba, ¿movimiento? ¡repobladores! ¡Una colonia cercada por el fuego!¿Cómo era posible? <<Me he movido más lejos de lo que esperaba intentando apagar esto ¿no era esta colonia inmensa de lo que hablaba Karime con la comandante? ¡El fuego se ha extendido demasiado rápido!>> Samika incrédula, frunciendo el ceño. No tenía tiempo de regresar y Karime ya debía estar en camino.
-¡Ey, los que estais volando por aqui, ayúdadme a rescatar a los repobladores desde arriba...estan aqui abajo nuestra, los magos ya deben estar al llegar para hacer de cortafuegos! - dijo sabiendo que su compañero Rasqa debía andar cerca y aguantando la respiración y rezando por que el hechizo de protección de fuego aun funcionara se sumergió entre el calor que rodeaba inmensa colonia. Había muchísimos repobladores que rescatar, no mucho tiempo y un fuego que apagar.
Con hechizos para protegerse del fuego, otro para poder respirar pese al humo y mantener hidratada su garganta y algunos amuletos consigo para si lograba salvar a alguien, Smaika se unió al escuadrón que se encargaba de intentar apagar el fuego con cubos desde las alturas, cargando un inmenso cubo con el arnés de su cintura, que podía ser volteado con suma facilidad con sus piernas siempre que lo necesitaba. No podía saber cuan cerca o lejos estaba del fuego cuando lo sobrevolaba, pero ni falta que le hacía, aun a esa distancia las llamas tenían un fulgor anaranjado rojizo que resaltaba en sus pupilas incluso a pesar de su ceguera. Por primera vez era como si todo el fondo antes negro de Samika adquiriera una tonalidad anaranjada.
Había apenas atisbado a ver a Irianna, a Varsai, a algunos de los novatos, escuchado la voz de Karime hablando con la comandante a lo lejos cuya información llego a ella a trozos, peor cuya mención de una colonia cercada si llego hasta su mente. Pero Samika con el ceño profundamente fruncido se centraba en apagar el fuego con su cubo recargable, de un tamaño bastante las amplio gracias que podía cargar peso por aire sin problema y a su vez, juntaba toda su concentración y su sentido más desarrollado y habilidad en encontrar gente entre las llamas. Tal vez ella no podía ver el fuego, per se, pero podía “ver” a través de él.
Intentaba todo lo que podía, pero se sentía inmensamente frustrada por un lado por no poder hacer mas e irritada con lo que hubiera provocado aquello, no era malditamente normal el alcance que había adquirido ese fuego tan repentinamente, habiendo vigilantes en el lugar.
-¡Mierda, que bien nos vendría ahora un maldito dragón que escupa agua!-exclamo Samika frustrada. Se había alejado un poco del foco principal del fuego, ya que este seguía extendiéndose llevándose tras de sí cuanto árbol, flor, animal distraído y repoblador que pudiera. Su ecolocalización capto precisamente aquello último cuando vertió una inmensa cantidad de agua sobre la zona. Su ecolocalización le hizo llegar rastro de movimientos bajo ella, no muy lejos de donde estaba, ¿movimiento? ¡repobladores! ¡Una colonia cercada por el fuego!¿Cómo era posible? <<Me he movido más lejos de lo que esperaba intentando apagar esto ¿no era esta colonia inmensa de lo que hablaba Karime con la comandante? ¡El fuego se ha extendido demasiado rápido!>> Samika incrédula, frunciendo el ceño. No tenía tiempo de regresar y Karime ya debía estar en camino.
-¡Ey, los que estais volando por aqui, ayúdadme a rescatar a los repobladores desde arriba...estan aqui abajo nuestra, los magos ya deben estar al llegar para hacer de cortafuegos! - dijo sabiendo que su compañero Rasqa debía andar cerca y aguantando la respiración y rezando por que el hechizo de protección de fuego aun funcionara se sumergió entre el calor que rodeaba inmensa colonia. Había muchísimos repobladores que rescatar, no mucho tiempo y un fuego que apagar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: El Macetero
10/08/20, 11:40 pm
Lo que le habían pedido iba en contra de todos sus principios: apagar un fuego y rescatar vivas a las víctimas. Sin embargo, Rasqa no había refunfuñado demasiado (dentro de lo que sería normal en él) por dos motivos: no lo habían mandado ni a Roca-Sagrada ni a Frivowaldanny, sino que lo habían enviado al único sitio que ardía, permitiéndole contemplar de primera mano los estragos que causaría un incendio tan grande sin que lo ejecutaran por traicionar no sé qué norma estúpida. Lo segundo, que era una recarga gratuita de magia, incluso si el humo que aspiraba no lo había generado él. Iba allí a sofocar un espectáculo magistral, una de cal y una de arena.
El moloch iba un poco a su bola, sobrevolando el fuego con alegría, con la excusa de portar uno de los cubos autorrecargables, y atravesando las columnas de humo para respirar de ellas. Contrario a otros, no solo no llevaba protecciones contra el fuego, sino que volaba bajo para sentir el calor en la tripa. No obstante, no ganduleaba por mucho que le pesara, estaba vertiendo agua sobre aquella obra de arte efímero y ayudaba a levantar barreras en los límites del incendio para contenerlo. Contribuía a su extinción inevitable.
—Eso no sería un dragón, Sami, sería una manguera —le río la gracia a la evaki mientras continuaba con el trabajo. Sin embargo, su voz no tardó en llegarlede nuevo y el el moloch no se lo pensó dos veces y viró, acudiendo de inmediato a su llamada. — ¡Voooooooy!
Se lanzó en picado, en la misma dirección que ella, sin ningún interés en evitar las llamas en la bajada. Al mismo tiempo activó tres de los muchos amuletos que colgaban de su cuello, uno para levantar una pequeña defensa física, por si se atrevían a lanzarle alguno de sus asquerosos venenos y para que no se quemasen con su piel caliente, y otro para hablar en el idioma de los hierbajos y amplificar su voz, tras lo cual gritó con su voz ronca:
—¡Enanos! Venimos en nombre de la Flora, los que queráis salvaros subid sobre nosotros; los que no podéis decidir cuándo os quemais, pero la Flora no está a favor de que os sacrifique is estúpidamente, por si os ayuda a decidir. ¡Rapido! ¡Arriba!
El moloch atisbó a varios grupos de repobladores arrinconados entre las ramas más altas de uno de aquellos árboles enormes. Los escasos supervivientes desperdigados de una tribu pequeña que se debatían en tiempo récord sobre si obedecer o no. Él se encaramó junto a uno de los grupusculos, clavando las garras en la corte a, e inclinó una de sus alas hacia ellos para que tuviesen por donde trepar. Sin embargo, no fue instantáneo. Hablaban muy bajo, por lo que le costaba entenderlos incluso con los amuletos, y a veces se tocaban como con ansiedad, dibujando figuras sobre sus pieles. Rasqa rodeó la rama con una cúpula protectora para darles algo de tiempo pero resopló para hostigarlos con un poco de comunicación no verbal, de la que les gustaba a ellos.
Uno de los repobladores más altos se echó atrás mientras los más pequeños se inclinaban temerosos hacia el moloch y utilizaban las púas más finas como puntos de agarre. Rasqa les sonrió, pero tal vez no resultó muy agradable para ellos ver sus dientes. Cuando sólo faltaba el mayor, que parecía convencido de morir, Rasqa resopló de nuevo y lo cogió con una de sus patas y cero consideración.
—Que dice la Flora que hoy no te mueres, cojones —<<si no te quemo yo no te vas a quemar solo>> pensó con cierta acritud—. ¡Respirad hondo y agarraos fuerte!
Y el moloch despegó y alzó el vuelo, esta vez con muchísimo cuidado para evitar los focos.Sus escamas moradas y marrones quedaron cubiertas de motas verdes en una escena tan irónica como la vida misma. Rasqa los estaba salvando, pero a la vez pensaba en lo divertido que sería encender las púas de repente.
Y eso solo era el principio, en la misma zona había muchos más. Iba a ser un día extraño, desde luego.
El moloch iba un poco a su bola, sobrevolando el fuego con alegría, con la excusa de portar uno de los cubos autorrecargables, y atravesando las columnas de humo para respirar de ellas. Contrario a otros, no solo no llevaba protecciones contra el fuego, sino que volaba bajo para sentir el calor en la tripa. No obstante, no ganduleaba por mucho que le pesara, estaba vertiendo agua sobre aquella obra de arte efímero y ayudaba a levantar barreras en los límites del incendio para contenerlo. Contribuía a su extinción inevitable.
—Eso no sería un dragón, Sami, sería una manguera —le río la gracia a la evaki mientras continuaba con el trabajo. Sin embargo, su voz no tardó en llegarlede nuevo y el el moloch no se lo pensó dos veces y viró, acudiendo de inmediato a su llamada. — ¡Voooooooy!
Se lanzó en picado, en la misma dirección que ella, sin ningún interés en evitar las llamas en la bajada. Al mismo tiempo activó tres de los muchos amuletos que colgaban de su cuello, uno para levantar una pequeña defensa física, por si se atrevían a lanzarle alguno de sus asquerosos venenos y para que no se quemasen con su piel caliente, y otro para hablar en el idioma de los hierbajos y amplificar su voz, tras lo cual gritó con su voz ronca:
—¡Enanos! Venimos en nombre de la Flora, los que queráis salvaros subid sobre nosotros; los que no podéis decidir cuándo os quemais, pero la Flora no está a favor de que os sacrifique is estúpidamente, por si os ayuda a decidir. ¡Rapido! ¡Arriba!
El moloch atisbó a varios grupos de repobladores arrinconados entre las ramas más altas de uno de aquellos árboles enormes. Los escasos supervivientes desperdigados de una tribu pequeña que se debatían en tiempo récord sobre si obedecer o no. Él se encaramó junto a uno de los grupusculos, clavando las garras en la corte a, e inclinó una de sus alas hacia ellos para que tuviesen por donde trepar. Sin embargo, no fue instantáneo. Hablaban muy bajo, por lo que le costaba entenderlos incluso con los amuletos, y a veces se tocaban como con ansiedad, dibujando figuras sobre sus pieles. Rasqa rodeó la rama con una cúpula protectora para darles algo de tiempo pero resopló para hostigarlos con un poco de comunicación no verbal, de la que les gustaba a ellos.
Uno de los repobladores más altos se echó atrás mientras los más pequeños se inclinaban temerosos hacia el moloch y utilizaban las púas más finas como puntos de agarre. Rasqa les sonrió, pero tal vez no resultó muy agradable para ellos ver sus dientes. Cuando sólo faltaba el mayor, que parecía convencido de morir, Rasqa resopló de nuevo y lo cogió con una de sus patas y cero consideración.
—Que dice la Flora que hoy no te mueres, cojones —<<si no te quemo yo no te vas a quemar solo>> pensó con cierta acritud—. ¡Respirad hondo y agarraos fuerte!
Y el moloch despegó y alzó el vuelo, esta vez con muchísimo cuidado para evitar los focos.Sus escamas moradas y marrones quedaron cubiertas de motas verdes en una escena tan irónica como la vida misma. Rasqa los estaba salvando, pero a la vez pensaba en lo divertido que sería encender las púas de repente.
Y eso solo era el principio, en la misma zona había muchos más. Iba a ser un día extraño, desde luego.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: El Macetero
11/08/20, 12:15 am
Ayudó a Irianna a subir tirando de ella desde arriba; algo brusco, pero no tenían tiempo que perder.
«No las des. Espero que no te moleste un poco más de humo» bromeó.
Jace siguió lanzando agua de forma errática al tener que estar en eso y guiar a su montura a la vez, retransmitiéndole las direcciones que Irianna le daba. La humedad se hizo notar al estar frente el banco de niebla, un verdadero alivio en contraste al calor seco del incendio. Duró poco, ya que Irianna se adueñó de toda.
«No jodas» se había fijado en su pequeña pausa, pero no había dicho nada por no molestarla. Su primer arrebato fue ir a por el sospechoso, frenado pronto al saber que había desaparecido ya. «Menuda mierda».
No era el deseo genuino de arrestar al posible culpable por un "sentido de la justicia", sino las ganas de probarse a sí mismo, de volver con un premio a su comandante y sentirse especial.
«Algo es algo, supongo.»
Dejó a Irianna en sitio seguro (pidiéndole en el proceso que tuviera cuidado) antes de preguntar por la localización de Cicatriz. No tuvo que dar muchas vueltas (por fortuna de Ares, que hacía rato no cerraba el pico de tanto jadear) antes de dar con ella y su grifo.
«Comandante» le habló en exclusiva. «He acompañado a Irianna a por niebla y ha notado la presencia de alguien dentro. Cree que ha huido usando el hechizo de-» hubo un segundo de ruido blanco mientras recordaba la palabra «translocación, eso.»
«No las des. Espero que no te moleste un poco más de humo» bromeó.
Jace siguió lanzando agua de forma errática al tener que estar en eso y guiar a su montura a la vez, retransmitiéndole las direcciones que Irianna le daba. La humedad se hizo notar al estar frente el banco de niebla, un verdadero alivio en contraste al calor seco del incendio. Duró poco, ya que Irianna se adueñó de toda.
«No jodas» se había fijado en su pequeña pausa, pero no había dicho nada por no molestarla. Su primer arrebato fue ir a por el sospechoso, frenado pronto al saber que había desaparecido ya. «Menuda mierda».
No era el deseo genuino de arrestar al posible culpable por un "sentido de la justicia", sino las ganas de probarse a sí mismo, de volver con un premio a su comandante y sentirse especial.
«Algo es algo, supongo.»
Dejó a Irianna en sitio seguro (pidiéndole en el proceso que tuviera cuidado) antes de preguntar por la localización de Cicatriz. No tuvo que dar muchas vueltas (por fortuna de Ares, que hacía rato no cerraba el pico de tanto jadear) antes de dar con ella y su grifo.
«Comandante» le habló en exclusiva. «He acompañado a Irianna a por niebla y ha notado la presencia de alguien dentro. Cree que ha huido usando el hechizo de-» hubo un segundo de ruido blanco mientras recordaba la palabra «translocación, eso.»
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Macetero
11/08/20, 12:43 am
Irianna
Volvieron deprisa cada uno con sus siguientes objetivos bastante claros. Le pidió a Jace que la dejase cerca de donde se encontraban Neil y Adru cuando los vio y se despidió con un “ten cuidado” antes de correr hacia ellos.
—Chicos, ¿todo bien aquí? Hola, Adru —saludó escuetamente al gamusino ya que todos sabían que no había tiempo que perder—. Veo que estáis rescatando repobladores ya: vengo con más niebla para buscarlos.
Expandiría su nuevo banco con más cautela de lo que sería ideal para aquella tarea, pues tampoco podía impedir la visibilidad de las tropas, pero no tardó en localizar un pequeño grupo de repobladores en un árbol que estaba a punto de caerse. Reforzó las protecciones de Adru sin preguntar y le dio indicaciones.
Adrune
—Claro, Neil, acabamos de llegar —respondió a su pregunta sin dejar de echar agua.
Hasta que no llegó Irianna, a la cual saludó también brevemente, se centró sobre todo en apagar el fuego mientras Neil se ocupaba de los repobladores. Dejó de hacerlo cuando la nebulomante le explicó la situación y, en cuanto sintió como se reforzaban las protecciones que le habían proveído los magos de las fuerzas armadas, echó a correr hacia donde le había indicado.
Unos cinco repobladores temblaban asustados entre las ramas más bajas de un árbol por cuyo tronco ascendían las llamas, implacables. El gamusino aceleró en dirección al tronco y dio un salto para alcanzarlos, dejando tras de sí una remanencia que apenas duró un instante, completamente consumida por el fuego. La sinhadre recogió a los repobladores en sus brazos y, antes de volver a tocar el suelo, notó magia en su dirección. La idrina, que apareció en su campo de visión en ese momento, estaba hechizándolos.
Le dijo que los había vuelto ignífugos para que pudiesen salir de allí sin mayor peligro, así que Adru se los llevó a Neil para que su cera los transportase a un lugar seguro y regresar al rescate de más pequeñas criaturas con la ayuda de Irianna.
Volvieron deprisa cada uno con sus siguientes objetivos bastante claros. Le pidió a Jace que la dejase cerca de donde se encontraban Neil y Adru cuando los vio y se despidió con un “ten cuidado” antes de correr hacia ellos.
—Chicos, ¿todo bien aquí? Hola, Adru —saludó escuetamente al gamusino ya que todos sabían que no había tiempo que perder—. Veo que estáis rescatando repobladores ya: vengo con más niebla para buscarlos.
Expandiría su nuevo banco con más cautela de lo que sería ideal para aquella tarea, pues tampoco podía impedir la visibilidad de las tropas, pero no tardó en localizar un pequeño grupo de repobladores en un árbol que estaba a punto de caerse. Reforzó las protecciones de Adru sin preguntar y le dio indicaciones.
Adrune
—Claro, Neil, acabamos de llegar —respondió a su pregunta sin dejar de echar agua.
Hasta que no llegó Irianna, a la cual saludó también brevemente, se centró sobre todo en apagar el fuego mientras Neil se ocupaba de los repobladores. Dejó de hacerlo cuando la nebulomante le explicó la situación y, en cuanto sintió como se reforzaban las protecciones que le habían proveído los magos de las fuerzas armadas, echó a correr hacia donde le había indicado.
Unos cinco repobladores temblaban asustados entre las ramas más bajas de un árbol por cuyo tronco ascendían las llamas, implacables. El gamusino aceleró en dirección al tronco y dio un salto para alcanzarlos, dejando tras de sí una remanencia que apenas duró un instante, completamente consumida por el fuego. La sinhadre recogió a los repobladores en sus brazos y, antes de volver a tocar el suelo, notó magia en su dirección. La idrina, que apareció en su campo de visión en ese momento, estaba hechizándolos.
Le dijo que los había vuelto ignífugos para que pudiesen salir de allí sin mayor peligro, así que Adru se los llevó a Neil para que su cera los transportase a un lugar seguro y regresar al rescate de más pequeñas criaturas con la ayuda de Irianna.
- InvitadoInvitado
Re: El Macetero
11/08/20, 01:30 am
Zmey volaba entre los árboles leyendo las llamas para encontrar el punto exacto en el que se había originado el incendio. Zarpa le dio alcance y se ofreció como montura, a lo que el piromante se negó.
-Tengo magia de sobra, no voy a dejar que corras con un peso innecesario encima. Reserva fuerzas -le respondió. -Y por favor, ocúpate de los repobladores que nos encontremos.
Cuando por fin encontró el origen empezó a conjurar varios hechizos de análisis y rastreo. No había rastro del perpetrador, como ya había imaginado, ni de ningún dispositivo mágico o alquímico. Las llamas eran puras, limpias. Le dio indicaciones a los magos que le acompañaban para que se ocupasen de cercar el incendio con barreras y les pidió que le avisasen en cuanto estuviese completamente acotado. Luego se puso en contacto con Cicatriz.
-Comandante, no hay rastros de ningún acelerante mágico ni alquímico en el origen del incendio -Había caído en la cuenta de algo y no le gustaba nada -¿Se sabe algo del piromante Hyter? Es de origen varmano.
No se le ocurrían muchas más personas de la ciudad que pudiesen hacer algo así. El incendio se había extendido demasiado rápido como para haber sido de forma natural.
-Tengo magia de sobra, no voy a dejar que corras con un peso innecesario encima. Reserva fuerzas -le respondió. -Y por favor, ocúpate de los repobladores que nos encontremos.
Cuando por fin encontró el origen empezó a conjurar varios hechizos de análisis y rastreo. No había rastro del perpetrador, como ya había imaginado, ni de ningún dispositivo mágico o alquímico. Las llamas eran puras, limpias. Le dio indicaciones a los magos que le acompañaban para que se ocupasen de cercar el incendio con barreras y les pidió que le avisasen en cuanto estuviese completamente acotado. Luego se puso en contacto con Cicatriz.
-Comandante, no hay rastros de ningún acelerante mágico ni alquímico en el origen del incendio -Había caído en la cuenta de algo y no le gustaba nada -¿Se sabe algo del piromante Hyter? Es de origen varmano.
No se le ocurrían muchas más personas de la ciudad que pudiesen hacer algo así. El incendio se había extendido demasiado rápido como para haber sido de forma natural.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Macetero
11/08/20, 01:37 am
—Adelante, Karime. Asume el mando del batallón secundario de magos.
La loba les ordenó a su vez que siguieran las órdenes de la libense.
Zmey se comunicó poco después con ella pregúntandole por el otro piromante de la ciudad.
—Se supone que se encontraba en Varmania y uno de los guardianes de portales quedó encargado de ir en su busca. No sé nada de él por ahora. ¿Acaso piensas que...? Un momento, Zmey, quieren comunicarme algo urgente.
En cuanto Cicatriz recibió las noticias de Cerbero no perdió más tiempo. Le preguntó por la distancia aproximada del avistamiento y mandó llamar a un rastreador del cuerpo de espías. Le dijo al dullahan que continuase con las tareas que se le habían asignado y alzó el vuelo en su hipogrifo, seguida muy de cerca por el rastreador.
Al aterrizar en la zona que le había dicho el dullahan, el mago no tardó en dar con el rastro del hechizo de traslocación, y pronto obtuvo las coordenadas que necesitaban. Cicatriz ordenó a su montura esperar allí y fue teletransportada primero por el rastreador, quien la seguiría de inmediato.
Lo primero que notó al aparecer fue el calor.
—¿Pero qué...? Estás de coña...
Se apresuró a salir de lo que era otro nuevo incendio: uno todavía más agresivo que el que estaban apagando muchos kilómetros en la distancia. Sus protecciones casi se rompieron en lo que duró el proceso de activar un talismán con el hechizo de vuelo y salir del alcance de las llamas. El rastreador no tardó en aparecer flotando a su lado, en el mismo estado.
>>¡Rápido, busca a esa persona!
En pocos minutos Cicatriz recibió un informe que, aunque esperaba, era el peor posible: alguien se había vuelto a traslocar desde allí y en esta ocasión había sido hacia las coordenadas del portal.
—Envíanos allí: deprisa. Te encargarás de interrogar a los guardianes de portales mientras yo aviso al Consejo. Este nuevo incendio... No es como el otro.
Era posible que lo que le había tratado de decir Zmey antes fuese cierto.
La loba les ordenó a su vez que siguieran las órdenes de la libense.
Zmey se comunicó poco después con ella pregúntandole por el otro piromante de la ciudad.
—Se supone que se encontraba en Varmania y uno de los guardianes de portales quedó encargado de ir en su busca. No sé nada de él por ahora. ¿Acaso piensas que...? Un momento, Zmey, quieren comunicarme algo urgente.
En cuanto Cicatriz recibió las noticias de Cerbero no perdió más tiempo. Le preguntó por la distancia aproximada del avistamiento y mandó llamar a un rastreador del cuerpo de espías. Le dijo al dullahan que continuase con las tareas que se le habían asignado y alzó el vuelo en su hipogrifo, seguida muy de cerca por el rastreador.
Al aterrizar en la zona que le había dicho el dullahan, el mago no tardó en dar con el rastro del hechizo de traslocación, y pronto obtuvo las coordenadas que necesitaban. Cicatriz ordenó a su montura esperar allí y fue teletransportada primero por el rastreador, quien la seguiría de inmediato.
Lo primero que notó al aparecer fue el calor.
—¿Pero qué...? Estás de coña...
Se apresuró a salir de lo que era otro nuevo incendio: uno todavía más agresivo que el que estaban apagando muchos kilómetros en la distancia. Sus protecciones casi se rompieron en lo que duró el proceso de activar un talismán con el hechizo de vuelo y salir del alcance de las llamas. El rastreador no tardó en aparecer flotando a su lado, en el mismo estado.
>>¡Rápido, busca a esa persona!
En pocos minutos Cicatriz recibió un informe que, aunque esperaba, era el peor posible: alguien se había vuelto a traslocar desde allí y en esta ocasión había sido hacia las coordenadas del portal.
—Envíanos allí: deprisa. Te encargarás de interrogar a los guardianes de portales mientras yo aviso al Consejo. Este nuevo incendio... No es como el otro.
Era posible que lo que le había tratado de decir Zmey antes fuese cierto.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Macetero
13/08/20, 10:55 pm
La Comandante daba órdenes a diestro y siniestro. La cosa iba bastante bien: ya tenían el fuego controlado y el alcance del incendio había comenzado a disminuir. Las llamas eran más dóciles gracias a la presencia de un piromante, y cuando lo redujesen lo suficiente él mismo podría absorber sin más lo que quedase.
Entonces vio aquel gigantesco torbellino de fuego y, tras dudar unos instantes, decidió desobedecer la orden que le había dado Andras y se traslocó hacia su posición.
Entonces vio aquel gigantesco torbellino de fuego y, tras dudar unos instantes, decidió desobedecer la orden que le había dado Andras y se traslocó hacia su posición.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: El Macetero
13/08/20, 11:57 pm
Karime
-Gracias, Comandante -agradeció con un saludo militar la loba cuando Cicatriz le dio el mando de un batallón de magos.
Enseguida la licántropa se giró en al dirección de los magos y comenzó a ordenarles seguirle, mientras explicaba la situación.
-En esa zona el fuego se ha desviado de la trayectoria que ha tenido hasta el momento -explicó mientras volaba en dicha dirección-. Esta amenazando una numerosa colonia asentada ahí y dada la vegetación que le sucede, es posible que sea más fácil para el fuego propagarse por esa zona. Vosotros contendréis el fuego frontal mientras vosotros acabáis con el brazo de fuego que se ha internado cercando la zona para que sea más fácil unificar la primera línea del incendio y sofocarla.
Una vez las órdenes fueron dadas, el batallón de magos se posicionó de acuerdo a estas y comenzaron con el trabajo, mientras Karime se mantenía en la retaguardia supervisando el trabajo de los magos y apoyando a su vez en el rescate de los repobladores.
-Samika, Rasqa. En esta zona es prioritario el control del fuego por encima del rescate al ser una zona donde la propagación ha sido mayor. Priorizad el rescate ha civiles graves y apoyad siempre que podáis la extinción del brazo de fuego que se ha internado en esta zona -indicó al ver que se habían hecho cargo del rescate de la zona-. Una vez consigamos sofocarla, será más fácil para los magos controlar los límites del fuego y podremos trabajar más eficientemente en disminuirlo.
Irenneil
Neil suspiró de alivio cuando Adru le dijo que estaba bien, aunque sabía que, puesto que acababa de llegar al mundo, no había realmente probabilidad de que el fuego le hubiera afectado antes de encontrarse.
Aunque el brujo hizo bastante uso de sus hechizos para ayudar a la extinción del fuego, se centró principalmente en el transporte de los repobladores a la zona segura que el ejército había delimitado.
Cuando Irianna volvió ofreciendo su niebla para buscar a los repobladores, el aurva le agradeció mucho la ayuda, ya que sospechaba que esto haría su trabajo de rescate más eficiente y que, con los tres haciendo equipo de esta manera para los rescates, podrían repartirse mejor el tiempo y ayudar más con la extinción.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: El Macetero
14/08/20, 01:00 pm
El piromante llegó pronto al lugar donde estaba el incendio más grande, solo. En pocos segundos ya estaba absorbiéndolo.
El Macetero, por una serie de características, era un mundo tremendamente valioso, pero no el que más. Y, sin embargo, había sido el más golpeado. Tenía una ligera sospecha de por qué, de ahí las cuidadosas órdenes que había dado a Cicatriz.
Escuchó un sonido minúsculo a su espalda y sonrió. Si algo amaba de las Joyas de la Iguana era la gran cantidad de magia que daban. La complejidad necesaria para enmascarar el hechizo de amplificación sensorial era tal que no hubiera podido lanzar esa versión sin la miríada de anillos, collares y todas las demás alhajas mágicas que vestía como gobernante de Rocavarancolia.
Se volvió hacia atrás y conjuró una barrera rápida y poderosa. ¿Un incendio gigante en el Macetero, siendo el rey un piromante? Solo un estúpido caería en semejante trampa.
Hyter, Poda y Outhal no eran estúpidos. Sabían qué se esperaba Andras. No lo atacarían con eso.
La rama, afilada como una espada, atravesó la barrera antimagia como si no le afectara (lo cual, por supuesto, era el caso). El rey de Rocavarancolia saltó apenas medio segundo antes de que aquello le trinchara como un cerdo. Se revolcó a un lado, conjurando una segunda barrera física y mágica, antes de mirar hacia el origen del sonido de antes.
La bruja conocida como dama Poda miraba entristecida los restos de aquel incendio. Su frustración porque aquella trampa no hubiera salido bien era evidente.
—Vaya, así que estás compinchada con el cachorro. Dime dónde está el piromante y no te daré una muerte demasiado dolorosa.
—Vamos, vamos, su Majestad, no sea tan descortés —la riña de la anciana era afablemente inquietante—. Y no deberíais apresuraros en conclusiones y… epítetos. No solo los piromantes pueden conjurar incendios. Lo sabéis.
Andras bufó. Se puso en guardia, preguntándose dónde estaría su compinche.
—Oh, sí, lo sé. Igual que sé que este en particular sí lo ha creado un piromante.
La anciana se quedó callada unos momentos, mirando a la nada. Luego, como si aquello no le importase del todo, se encogió un poco de hombros.
—No conozco al piromante del que estáis hablando ni lo he visto por aquí. Ahora hacedme el favor y morid rápido.
La mujer solo pudo levantar un bastón que hedía a poder antes de que el incendio que Andras expulsara en un torrente gigante todo el fuego que acababa de absorber. El radio de semejante destrucción se vería en kilómetros a la redonda.
Cuando todo se calmó el rey, ya maldiciendo su ímpetu y temiendo tener que llamar a Siloco, esperaba encontrar unos restos carbonizados. No fue así. Allí, indemne, estaba dama Poda. A ambos lados había sendos caminos de destrucción quemada, allí donde el torrente ígneo se había dividido en dos ante la protección de la bruja.
Quizás lo más extraño de todo era que Poda le miraba como si fuera un niño travieso.
—¿Hacía falta tanta destrucción, cachorro?
Andras le miró con la cara desencajada y, tras un grito de pura rabia, acudió a las Joyas de la Iguana para expulsar un torrente de hechicería maligna sobre la anciana, que las rechazó con una agilidad sorprendente.
Se volvió a un lado para evitar un ataque de la bruja cuando sintió el estremecimiento de una de sus protecciones cayendo. El rey de Rocavarancolia tuvo que hacer una finta y acudir a un bombardeo de relámpagos para distraer tanto a la mujer como al nuevo enemigo. Acto seguido intentó reforzar sus barreras, aunque apenas pudo antes de que sus contendientes hicieran llover sobre él una miríada de llamaradas y maldiciones.
Apenas había reconocido al segundo traidor cuando una sílaba larga se dejó escuchar en el bosque. Andras levantó brevemente la vista hacia arriba, viendo a un esqueleto con una luminosa equis en la caja torácica deslizándose por algo parecido a una liana.
Directamente hacia él.
El fuerte impacto no solo derribó lo que quedaba de sus defensas, sino que lo lanzó varios metros hacia atrás. Con la mayor rapidez posible intentó levantarse, usar un rapidísimo hechizo despejante y erigir nuevas protecciones.
Demasiado lento.
La lanza de magia le perforó de un lado a otro de las tripas como si hubiera sido una bala fulminante y explosiva. La agonía se extendió por el cuerpo de Andras Sula, que quedó congelado en el sitio, apenas creyendo lo que acababa de pasar. Observó a la bruja montar una flecha en una ballesta con la cara torcida en un gesto de desagrado cómicamente encantador. Un segundo después el asta de madera atravesaba su pulmón derecho de parte a parte.
—No me gusta usar árboles muertos, pero en esta ocasión es extrañamente adecuado —musitó dama Poda.
El joven piromante, el niño rey, cayó de rodillas en el suelo. Vio a sus asesinos musitar algo, pero apenas los escuchó. Lo único que oía era el torrente de sangre que rugía en sus oídos. El torrente de sangre, de vida, que se le escapaba.
Su pecho ardía, como si cada inspiración y espiración viniera acompañada de mil puñaladas. Andras tosía, y con cada espasmo un poco de sangre se escapaba con su boca.
Un maremágnum de voces empezó a oírse cerca. Adrián no sabía de qué o quiénes eran, pero asustaron a aquella anciana de cuento, al horrible esqueleto (¿ese era el hijo de Belgadeau?) y al hombre con brazos raros y largos. Se fueron a la vez que él caía al suelo, mirando a un cielo inusualmente vívido. Pronto varias decenas de personas inundaron el claro. Sus rápidos chillidos revelaron que lo habían visto.
El aire todavía olía a fuego y hierba. Y a sangre.
—¡¿Majestad?! ¡¿Majestad?! —gritaba la Comandante de los Ejércitos del Reino al arrodillarse ante él. No daba crédito al charco de sangre, a la flecha, a la brutal herida de los intestinos. Esto no podía estar sucediendo. No otra vez— ¡UN SANADOR! ¡¡TRAED A UN SANADOR, RÁPIDO!!
El rey, el piromante, el niño rubio con un pijama de borreguitos no escuchó nada de eso, por supuesto. Sus oídos parecían taponados: escuchaba sonidos, pero no era capaz de distinguir cuáles eran. Su vista sufría de forma similar. Veía los colores, y las formas… Solo en parte. Todo estaba emborronado. Ante él había un lobo rojo… ¿Alex? ¿Era Alex?
No, espera. Qué tontería. Alex estaba muerto. ¿Y por qué iba a ser un licántropo? Forzó su vista, y le pareció ver cicatri… Cica… ¡Cicatriz! ¡Eso era!
Alzó la mano hacia la mujer. A su alrededor escuchaba murmullos. Solo que, en realidad, no eran murmullos: eran las palabras de aliento de Cicatriz, dichas casi a voz de grito. Le estaba diciendo que luchara, que aguantara un poco más, que no iba a morir, que el maldito sanador estaba a punto de llegar. Que se salvaría.
Su Majestad Andras Sula fue cerrando los párpados, ajeno a las órdenes de su propia vasalla de que no, no lo hiciera, cómo se le ocurría que cerrar los ojos era buena idea.
Adrian tenía ganas de ver otra vez a Alex. Y a Dario. Y demonios, también a todos los demás.
El Macetero, por una serie de características, era un mundo tremendamente valioso, pero no el que más. Y, sin embargo, había sido el más golpeado. Tenía una ligera sospecha de por qué, de ahí las cuidadosas órdenes que había dado a Cicatriz.
Escuchó un sonido minúsculo a su espalda y sonrió. Si algo amaba de las Joyas de la Iguana era la gran cantidad de magia que daban. La complejidad necesaria para enmascarar el hechizo de amplificación sensorial era tal que no hubiera podido lanzar esa versión sin la miríada de anillos, collares y todas las demás alhajas mágicas que vestía como gobernante de Rocavarancolia.
Se volvió hacia atrás y conjuró una barrera rápida y poderosa. ¿Un incendio gigante en el Macetero, siendo el rey un piromante? Solo un estúpido caería en semejante trampa.
Hyter, Poda y Outhal no eran estúpidos. Sabían qué se esperaba Andras. No lo atacarían con eso.
La rama, afilada como una espada, atravesó la barrera antimagia como si no le afectara (lo cual, por supuesto, era el caso). El rey de Rocavarancolia saltó apenas medio segundo antes de que aquello le trinchara como un cerdo. Se revolcó a un lado, conjurando una segunda barrera física y mágica, antes de mirar hacia el origen del sonido de antes.
La bruja conocida como dama Poda miraba entristecida los restos de aquel incendio. Su frustración porque aquella trampa no hubiera salido bien era evidente.
—Vaya, así que estás compinchada con el cachorro. Dime dónde está el piromante y no te daré una muerte demasiado dolorosa.
—Vamos, vamos, su Majestad, no sea tan descortés —la riña de la anciana era afablemente inquietante—. Y no deberíais apresuraros en conclusiones y… epítetos. No solo los piromantes pueden conjurar incendios. Lo sabéis.
Andras bufó. Se puso en guardia, preguntándose dónde estaría su compinche.
—Oh, sí, lo sé. Igual que sé que este en particular sí lo ha creado un piromante.
La anciana se quedó callada unos momentos, mirando a la nada. Luego, como si aquello no le importase del todo, se encogió un poco de hombros.
—No conozco al piromante del que estáis hablando ni lo he visto por aquí. Ahora hacedme el favor y morid rápido.
La mujer solo pudo levantar un bastón que hedía a poder antes de que el incendio que Andras expulsara en un torrente gigante todo el fuego que acababa de absorber. El radio de semejante destrucción se vería en kilómetros a la redonda.
Cuando todo se calmó el rey, ya maldiciendo su ímpetu y temiendo tener que llamar a Siloco, esperaba encontrar unos restos carbonizados. No fue así. Allí, indemne, estaba dama Poda. A ambos lados había sendos caminos de destrucción quemada, allí donde el torrente ígneo se había dividido en dos ante la protección de la bruja.
Quizás lo más extraño de todo era que Poda le miraba como si fuera un niño travieso.
—¿Hacía falta tanta destrucción, cachorro?
Andras le miró con la cara desencajada y, tras un grito de pura rabia, acudió a las Joyas de la Iguana para expulsar un torrente de hechicería maligna sobre la anciana, que las rechazó con una agilidad sorprendente.
Se volvió a un lado para evitar un ataque de la bruja cuando sintió el estremecimiento de una de sus protecciones cayendo. El rey de Rocavarancolia tuvo que hacer una finta y acudir a un bombardeo de relámpagos para distraer tanto a la mujer como al nuevo enemigo. Acto seguido intentó reforzar sus barreras, aunque apenas pudo antes de que sus contendientes hicieran llover sobre él una miríada de llamaradas y maldiciones.
Apenas había reconocido al segundo traidor cuando una sílaba larga se dejó escuchar en el bosque. Andras levantó brevemente la vista hacia arriba, viendo a un esqueleto con una luminosa equis en la caja torácica deslizándose por algo parecido a una liana.
Directamente hacia él.
El fuerte impacto no solo derribó lo que quedaba de sus defensas, sino que lo lanzó varios metros hacia atrás. Con la mayor rapidez posible intentó levantarse, usar un rapidísimo hechizo despejante y erigir nuevas protecciones.
Demasiado lento.
La lanza de magia le perforó de un lado a otro de las tripas como si hubiera sido una bala fulminante y explosiva. La agonía se extendió por el cuerpo de Andras Sula, que quedó congelado en el sitio, apenas creyendo lo que acababa de pasar. Observó a la bruja montar una flecha en una ballesta con la cara torcida en un gesto de desagrado cómicamente encantador. Un segundo después el asta de madera atravesaba su pulmón derecho de parte a parte.
—No me gusta usar árboles muertos, pero en esta ocasión es extrañamente adecuado —musitó dama Poda.
El joven piromante, el niño rey, cayó de rodillas en el suelo. Vio a sus asesinos musitar algo, pero apenas los escuchó. Lo único que oía era el torrente de sangre que rugía en sus oídos. El torrente de sangre, de vida, que se le escapaba.
Su pecho ardía, como si cada inspiración y espiración viniera acompañada de mil puñaladas. Andras tosía, y con cada espasmo un poco de sangre se escapaba con su boca.
Un maremágnum de voces empezó a oírse cerca. Adrián no sabía de qué o quiénes eran, pero asustaron a aquella anciana de cuento, al horrible esqueleto (¿ese era el hijo de Belgadeau?) y al hombre con brazos raros y largos. Se fueron a la vez que él caía al suelo, mirando a un cielo inusualmente vívido. Pronto varias decenas de personas inundaron el claro. Sus rápidos chillidos revelaron que lo habían visto.
El aire todavía olía a fuego y hierba. Y a sangre.
—¡¿Majestad?! ¡¿Majestad?! —gritaba la Comandante de los Ejércitos del Reino al arrodillarse ante él. No daba crédito al charco de sangre, a la flecha, a la brutal herida de los intestinos. Esto no podía estar sucediendo. No otra vez— ¡UN SANADOR! ¡¡TRAED A UN SANADOR, RÁPIDO!!
El rey, el piromante, el niño rubio con un pijama de borreguitos no escuchó nada de eso, por supuesto. Sus oídos parecían taponados: escuchaba sonidos, pero no era capaz de distinguir cuáles eran. Su vista sufría de forma similar. Veía los colores, y las formas… Solo en parte. Todo estaba emborronado. Ante él había un lobo rojo… ¿Alex? ¿Era Alex?
No, espera. Qué tontería. Alex estaba muerto. ¿Y por qué iba a ser un licántropo? Forzó su vista, y le pareció ver cicatri… Cica… ¡Cicatriz! ¡Eso era!
Alzó la mano hacia la mujer. A su alrededor escuchaba murmullos. Solo que, en realidad, no eran murmullos: eran las palabras de aliento de Cicatriz, dichas casi a voz de grito. Le estaba diciendo que luchara, que aguantara un poco más, que no iba a morir, que el maldito sanador estaba a punto de llegar. Que se salvaría.
Su Majestad Andras Sula fue cerrando los párpados, ajeno a las órdenes de su propia vasalla de que no, no lo hiciera, cómo se le ocurría que cerrar los ojos era buena idea.
Adrian tenía ganas de ver otra vez a Alex. Y a Dario. Y demonios, también a todos los demás.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: El Macetero
15/08/20, 08:43 pm
Con la muerte del rey se planta la semilla de una nueva propagación. Cicatriz se fue con urgencia y no ha vuelto y algunos soldados han visto el torrente de llamas. Aquí y allí hablan dos soldados que a su vez hablan con otros cuatro que hablarán con otros ocho y esos ocho con otros tantos en un vaivén frenético mientras se esfuerzan por apagar el fuego o salvar a repobladores y otras criaturas autóctonas.
El rumor empieza pequeñito: “ha pasado algo”. Esa es la parte obvia, la verdad sobre la que se va a cimentar todo. Algunos soldados han visto cruzar al rey por el portal y otros lo han visto salir. “Está muy mal herido”. “Cicatriz parecía otra persona”. “Las joyas de la iguana le han fallado”. “Te juro que estaba muerto, se le notaba en la cara”. “Había magia negra entre las llamas”. “Antes nos cruzamos con una mujer extraña, tal vez…”. Poco a poco el rumor coge fuerza y muta y se divide hasta formar distintos rumores que a veces se compaginan y a veces se contradicen.
Hasta que la verdad las sofoque, los soldados a cargo del Macetero oirán todo tipo de historias.
El rumor empieza pequeñito: “ha pasado algo”. Esa es la parte obvia, la verdad sobre la que se va a cimentar todo. Algunos soldados han visto cruzar al rey por el portal y otros lo han visto salir. “Está muy mal herido”. “Cicatriz parecía otra persona”. “Las joyas de la iguana le han fallado”. “Te juro que estaba muerto, se le notaba en la cara”. “Había magia negra entre las llamas”. “Antes nos cruzamos con una mujer extraña, tal vez…”. Poco a poco el rumor coge fuerza y muta y se divide hasta formar distintos rumores que a veces se compaginan y a veces se contradicen.
Hasta que la verdad las sofoque, los soldados a cargo del Macetero oirán todo tipo de historias.
- Nota de GM:
- A partir de aquí, además de poder reaccionar a estos rumores que se esparcen, si queréis rolear rescates o algo concreto con repobladores o fauna local dentro de este evento, estoy disponible para rolearlo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: El Macetero
15/08/20, 10:57 pm
La comunicación con Cicatriz se cortó de forma repentina.
-¿Comandante? ¿Hola?
La señal se había perdido y Zmey tuvo un breve momento de pánico, hasta que Plumagris tomó el relevo de la línea y le ordenó que terminase su tarea. Ninguna opción a dudas ni preguntas, una orden directa. El piromante se puso a trabajar.
Una vez los magos le informaron de que habían terminado de acotar el incendio Zmey levitó por encima del bosque. Tomó altura para poder ver en un solo vistazo todo el parche rojo y negro que manchaba el verde del paisaje . Extendió los brazos frente a él, con las palmas hacia abajo, y respiró hondo. Se concentró en el fuego bajo él, en el lamer lento de las llamas sobre la madera viva, en los crujidos, en el humo que ascendía. Se concentró también en su propia respiración y en su pulso. Sus latidos, acelerados por la adrenalina y la presión de su tarea, bajaron lentamente. Se obligó a sí mismo a entrar en un estado de calma, y al mismo tiempo obligó al incendio a sus pies. Invadidas por una repentina pereza, las llamas se volvieron mansas. Mordían los árboles con lentitud y no podían defenderse del agua que caía sobre ellas. Zmey sintió tristeza con su muerte, pero se centró en mantener su posición. Podía ver el ir y venir de los equipos de rescate. Sus compañeros estaban ahí abajo y contaban con él.
De pronto, en la lejanía, algo llamó su atención. Primero sintió un extraño tirón en las entrañas, luego vio una enorme columna de humo. Otro incendio. Era mucho mayor y más rápido. Zmey se apresuró a informar a su superior pero su respuesta fue la misma: Termina tu tarea. Por mucho que el otro fuego le llamase no podía desobedecer. Continuó reteniendo las llamas hasta que las notó tan débiles que eran prácticamente arcilla en sus manos. El piromante descendió con la vista fija en las copas ennegrecidas de los árboles para evitar cualquier distracción. En cuanto tocó tierra llamó a los restos de incendio para que acudieran a él y los absorvió.
Necesitó apoyarse en un árbol para no perder el equilibrio. Nunca había tenido sus reservas tan llenas ni había tratado con semejante cantidad de fuego. Estaba mareado, se podría decir que un poco borracho. Sacó su comunicador.
-Karime, ¿cómo vais por allí? Yo ya he terminado, vuelvo al puesto de mando.
Necesitaba saber qué había ocurrido con el otro incendio, le parecía extraño que no le hubiesen dado ninguna información al respecto. Más aún la presencia del rey allí. ¿Había sido una ilusión? ¿Tanto se había descontrolado la situación? Fue volando directamente al puesto de mando y se presentó ante Plumagris.
-Señor, el incendio ha sido neutralizado.
Esperaba órdenes. Estaba henchido de magia y fuego.
-¿Comandante? ¿Hola?
La señal se había perdido y Zmey tuvo un breve momento de pánico, hasta que Plumagris tomó el relevo de la línea y le ordenó que terminase su tarea. Ninguna opción a dudas ni preguntas, una orden directa. El piromante se puso a trabajar.
Una vez los magos le informaron de que habían terminado de acotar el incendio Zmey levitó por encima del bosque. Tomó altura para poder ver en un solo vistazo todo el parche rojo y negro que manchaba el verde del paisaje . Extendió los brazos frente a él, con las palmas hacia abajo, y respiró hondo. Se concentró en el fuego bajo él, en el lamer lento de las llamas sobre la madera viva, en los crujidos, en el humo que ascendía. Se concentró también en su propia respiración y en su pulso. Sus latidos, acelerados por la adrenalina y la presión de su tarea, bajaron lentamente. Se obligó a sí mismo a entrar en un estado de calma, y al mismo tiempo obligó al incendio a sus pies. Invadidas por una repentina pereza, las llamas se volvieron mansas. Mordían los árboles con lentitud y no podían defenderse del agua que caía sobre ellas. Zmey sintió tristeza con su muerte, pero se centró en mantener su posición. Podía ver el ir y venir de los equipos de rescate. Sus compañeros estaban ahí abajo y contaban con él.
De pronto, en la lejanía, algo llamó su atención. Primero sintió un extraño tirón en las entrañas, luego vio una enorme columna de humo. Otro incendio. Era mucho mayor y más rápido. Zmey se apresuró a informar a su superior pero su respuesta fue la misma: Termina tu tarea. Por mucho que el otro fuego le llamase no podía desobedecer. Continuó reteniendo las llamas hasta que las notó tan débiles que eran prácticamente arcilla en sus manos. El piromante descendió con la vista fija en las copas ennegrecidas de los árboles para evitar cualquier distracción. En cuanto tocó tierra llamó a los restos de incendio para que acudieran a él y los absorvió.
Necesitó apoyarse en un árbol para no perder el equilibrio. Nunca había tenido sus reservas tan llenas ni había tratado con semejante cantidad de fuego. Estaba mareado, se podría decir que un poco borracho. Sacó su comunicador.
-Karime, ¿cómo vais por allí? Yo ya he terminado, vuelvo al puesto de mando.
Necesitaba saber qué había ocurrido con el otro incendio, le parecía extraño que no le hubiesen dado ninguna información al respecto. Más aún la presencia del rey allí. ¿Había sido una ilusión? ¿Tanto se había descontrolado la situación? Fue volando directamente al puesto de mando y se presentó ante Plumagris.
-Señor, el incendio ha sido neutralizado.
Esperaba órdenes. Estaba henchido de magia y fuego.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Macetero
16/08/20, 12:23 am
Plumagris estaba más huraño que de costumbre. Además de asumir el mando en ausencia de Cicatriz, también tenía que ocuparse de los soldados que se empeñaban en desatender sus tareas y, sobre todo, de acallar los rumores que iban de boca en boca y que cada vez se retorcían más y más. Las fantasías sobre la captura del responsable del incendio eran casi tan comunes como aquellas que hablaban de la muerte del rey, o de su sacrificio, o de un agujero negro que se había abierto de pronto en el lugar del segundo incendio y se había llevado al fuego, al piromante y probablemente pronto les sucedería lo mismo a ellos. El ziz estaba que echaba humo.
—¿Dónde podemos encontrar a la Comandante?
Una voz desconocida le hizo girarse a media bronca que estaba dirigiendo a un grupo de soldados. Supo quiénes eran al verlos, no obstante: aquel variopinto grupo de transformados con varias décadas a sus espaldas solo podían ser los miembros de la antigua Legión de los Audaces.
—La Comandante está ocupada con otro asunto: yo soy el siguiente en la cadena de mando, el Capitán Plumagris.
—De acuerdo, Capitán, entonces nos pondremos a sus órdenes. Venimos con el beneplácito de dama Aroma, Alquimista Mayor del Reino, para unirnos a las maniobras.
La driade extendió un documento firmado por dama Aroma hacia Plumagris, quien lo leyó a toda prisa. El ziz alzó el rostro y sostuvo la mirada a Leahrrä unos instantes, como si estuviese evaluándola.
—Muy bien. El control del fuego está bastante avanzado, pero todavía quedan civiles por rescatar.
—Gracias, ayudaremos con ello de inmediato. ¡Legionarios, seguidme!
---
Para su alivio, las maniobras continuaron de forma mucho más eficiente tras haber logrado acallar los primeros rumores. Supervisaba de cerca a la Legión, pues no terminaba de fiarse por completo, cuando Zmey se acercó para informar.
—Buen trabajo —fueron las primeras palabras de aquella índole que pronunció desde la llegada al planeta, aunque lo hizo en un tono completamente neutro—. Continuaremos buscando y ayudando a los repobladores durante unos minutos más. Atentos a la orden de retirada para regresar a la ciudad en formación y en orden. Y sobre todo en silencio —anunció para que le escuchase todo el mundo, imprimiendo un tono especialmente severo en la última frase.
—¿Dónde podemos encontrar a la Comandante?
Una voz desconocida le hizo girarse a media bronca que estaba dirigiendo a un grupo de soldados. Supo quiénes eran al verlos, no obstante: aquel variopinto grupo de transformados con varias décadas a sus espaldas solo podían ser los miembros de la antigua Legión de los Audaces.
—La Comandante está ocupada con otro asunto: yo soy el siguiente en la cadena de mando, el Capitán Plumagris.
—De acuerdo, Capitán, entonces nos pondremos a sus órdenes. Venimos con el beneplácito de dama Aroma, Alquimista Mayor del Reino, para unirnos a las maniobras.
La driade extendió un documento firmado por dama Aroma hacia Plumagris, quien lo leyó a toda prisa. El ziz alzó el rostro y sostuvo la mirada a Leahrrä unos instantes, como si estuviese evaluándola.
—Muy bien. El control del fuego está bastante avanzado, pero todavía quedan civiles por rescatar.
—Gracias, ayudaremos con ello de inmediato. ¡Legionarios, seguidme!
---
Para su alivio, las maniobras continuaron de forma mucho más eficiente tras haber logrado acallar los primeros rumores. Supervisaba de cerca a la Legión, pues no terminaba de fiarse por completo, cuando Zmey se acercó para informar.
—Buen trabajo —fueron las primeras palabras de aquella índole que pronunció desde la llegada al planeta, aunque lo hizo en un tono completamente neutro—. Continuaremos buscando y ayudando a los repobladores durante unos minutos más. Atentos a la orden de retirada para regresar a la ciudad en formación y en orden. Y sobre todo en silencio —anunció para que le escuchase todo el mundo, imprimiendo un tono especialmente severo en la última frase.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Macetero
16/08/20, 12:24 pm
Irianna
Al principio no prestaba ninguna atención a los cuchicheos que se iban volviendo cada vez más numerosos, centrada en buscar y ayudar a los repobladores, pero al cabo de un tiempo se volvieron difíciles de ignorar por completo. ¿El rey? ¿Por qué hablaban de él? Logró captar que alguien decía que Andras Sula había ido a sofocar el segundo incendio, cosa que en realidad tenía mucho sentido dadas las circunstancias y lo que habían visto en la lejanía. Pero los rumores no acababan ahí: historias a cada cual más sórdida sobre lo que había ocurrido a varios kilómetros de su posición pasaban de boca en boca mientras trabajaban, con el Capitán Plumagris tratando de callarlas cada vez más enfadado. La idrina se sintió intimidada por él: el ziz tenía un aire severo que, a pesar de que ella ni estaba esparciendo rumores ni se encontraba bajo su mando, le hacía sentir como que no estaba trabajando de forma correcta. <<Céntrate, Irianna>> se dijo a sí misma, volviendo a lo que le ocupaba.
Cuando el piromante del ejército absorbió las llamas restantes se hizo un silencio casi inquietante: llevaban tanto rato escuchando el crepitar del fuego y las plantas quemándose que la destrucción silenciosa resultante era una visión desoladora y triste. Ella no estaba obligada a seguir ninguna orden, pero desde luego seguiría ayudando a buscar a los últimos supervivientes del incendio junto con Adru y Neil. Las tropas también estaban en silencio, Plumagris había hecho un buen trabajo asegurándose de eso, pero se podía notar el peso de la incertidumbre en el ambiente.
Adrune
El gamusino no entendía nada de lo que se decía a su alrededor, ya que ni siquiera recordaba que Andras Sula era el nombre del monarca de Rocavarancolia hasta que alguien usó la palabra “rey”, pero tenía claro que fuese lo que fuese que decían no era más importante que continuar salvando a los repobladores y apagar el fuego. Además el Capitán Plumagris parecía muy enfadado con los que estaban hablando y ella no pensaba convertirse en uno de ellos: temía que si hacía algo mal le expulsasen de las Fuerzas Armadas por ser tan solo una novata recién llegada.
Observó con asombro como aquel chico que podría ser un edeel sinhadre absorbía lo que quedaba del incendio: nunca había visto a un brujo hacer algo así y se preguntó si Neil podía absorber cera de aquella forma tan espectacular. En cualquier caso, gracias a eso ahora podían centrarse por completo en el rescate de los pequeños habitantes del lugar. Al contemplar todos aquellos kilómetros arrasados por el fuego se sintió triste: ¿cuántos repobladores y animales habían perdido sus hogares o sus vidas en aquella devastación? ¿Por qué alguien haría algo así?
Al principio no prestaba ninguna atención a los cuchicheos que se iban volviendo cada vez más numerosos, centrada en buscar y ayudar a los repobladores, pero al cabo de un tiempo se volvieron difíciles de ignorar por completo. ¿El rey? ¿Por qué hablaban de él? Logró captar que alguien decía que Andras Sula había ido a sofocar el segundo incendio, cosa que en realidad tenía mucho sentido dadas las circunstancias y lo que habían visto en la lejanía. Pero los rumores no acababan ahí: historias a cada cual más sórdida sobre lo que había ocurrido a varios kilómetros de su posición pasaban de boca en boca mientras trabajaban, con el Capitán Plumagris tratando de callarlas cada vez más enfadado. La idrina se sintió intimidada por él: el ziz tenía un aire severo que, a pesar de que ella ni estaba esparciendo rumores ni se encontraba bajo su mando, le hacía sentir como que no estaba trabajando de forma correcta. <<Céntrate, Irianna>> se dijo a sí misma, volviendo a lo que le ocupaba.
Cuando el piromante del ejército absorbió las llamas restantes se hizo un silencio casi inquietante: llevaban tanto rato escuchando el crepitar del fuego y las plantas quemándose que la destrucción silenciosa resultante era una visión desoladora y triste. Ella no estaba obligada a seguir ninguna orden, pero desde luego seguiría ayudando a buscar a los últimos supervivientes del incendio junto con Adru y Neil. Las tropas también estaban en silencio, Plumagris había hecho un buen trabajo asegurándose de eso, pero se podía notar el peso de la incertidumbre en el ambiente.
Adrune
El gamusino no entendía nada de lo que se decía a su alrededor, ya que ni siquiera recordaba que Andras Sula era el nombre del monarca de Rocavarancolia hasta que alguien usó la palabra “rey”, pero tenía claro que fuese lo que fuese que decían no era más importante que continuar salvando a los repobladores y apagar el fuego. Además el Capitán Plumagris parecía muy enfadado con los que estaban hablando y ella no pensaba convertirse en uno de ellos: temía que si hacía algo mal le expulsasen de las Fuerzas Armadas por ser tan solo una novata recién llegada.
Observó con asombro como aquel chico que podría ser un edeel sinhadre absorbía lo que quedaba del incendio: nunca había visto a un brujo hacer algo así y se preguntó si Neil podía absorber cera de aquella forma tan espectacular. En cualquier caso, gracias a eso ahora podían centrarse por completo en el rescate de los pequeños habitantes del lugar. Al contemplar todos aquellos kilómetros arrasados por el fuego se sintió triste: ¿cuántos repobladores y animales habían perdido sus hogares o sus vidas en aquella devastación? ¿Por qué alguien haría algo así?
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: El Macetero
23/08/20, 03:20 pm
La llegada de Karime con los magos no pasó desapercibida para Samika, que intentaba rescatara los desconfiados repobladores en la mayor cantidad posible, dejándolos subir sobre su espalda, mientras iba vertiendo el contenido del cubo de agua sobre el fuego. Sentía el calor cada vez más cerca, y aunque no podía ver el fuego como tal, sus brasas llamaban en las esquinas de sus ojos cuando se acercaba, en un intenso tono anaranjado rojizo.
-Entendido, Karime - dijo Samika obedeciendo la orden de la loba, tras poner a salvo a un pequeño grupo de repobladores uso su ecolocalización para asegurar la zona antes de usar el agua de su cubo para ir limitando la extensión del fuego, que aprecia querer seguir extendiéndose.
Samika estaba centrada en ello, hasta que empezó a escucharlo, de fondo, entre el crepitar de las llamas y las órdenes, palabras que aprecian ir de boca a boca como un susurro contante que iba creciendo sinprar, al igual que el fuego que por fin estaba consiguiendo apagar. Samika no entendía de que hablaban, tal vez por ser incapaz como ellos de ver lo que acontecía a la distancia. Pero las palabras “rey” ”otro incendio” “desaparición “el rey ha muerto” “han encontrado al incendiario” y demás cosas, empezaron a llegar a su mente, como resquicios de información, que a saber cuánto de cierto tenían, y que solo hacían por confundirla.. ¿Qué era lo que estaba pasando más allá de su visión?
Samika intento hacer oídos sordos lo más posible a algo que no estaba ni siquiera a su alcance, sintiendo como la tensión recorría sus musculo mientras intentaba no solo dejar escuchar, sino también no darle importancia a los comentarios que iban y venir entre los soldados, los magos y la gente que apagaba el fuego desde las alturas al igual que ella.
Las órdenes del Capitan Plumagris, que había pasado con la comandante era algo que no podía evitar cuestionarse, no tardaron en llegar a ellos. Exigiendo acallar los rumores ordenando continuar con el rescato y el cese del fuego, que oyó empezaba a por fin a perder su fuerza gracias al piromante Zmey.
EL fuego donde ella, Rasqa había estado trabajando también estaba controlado, el salvamento de los repobladores que había perdido sus casa y los cuales alguno tenían heridas por el fuego se hizo prioritario. Mas pese al cese de habladurías que Samika agradeció por lejos de calmarla la tensaba aún más, Samika no terminaba de estar del todo tranquila. Su ceguera tanto conveniente para unas cosas como inconveniente para otras. Quería preguntar que había ocurrido, pero a juzgar por como los rumores anteriormente se contradecían unos a otros, estaba segura que no sacaría nada en claro.
- Karime, he rescatado a unos repobladores los que fuego logro alcanzar, necesitan ser tratados, pero parece que esta colonia está a mayormente a salvo. Estuve buscando, pero no di con más de ellos, revisare un poco más antes de retirarnos- informo Samika por el comunicador hacia Karime a ser su rango más alto en su cercanía, mientras bajaba hacia donde estaba encargándose los magos para los tratamientos dejando al grupo de rescatados con los repobladores más graves que había sido puestos a salvo.
Todo mientras intentaba que sus pensamientos no se agobiante cuando el fuego disminuyo y pudo ser controlado por los magos y sus mayores esfuerzos se centraron en el rescate, que estaba siendo bastante fructífero dada las circunstancias. Debía centrarse. en rescatar a los repobladores a los animales si era posible, antes que darse importancia a preocupación obtenida por aquellos rumores inciertos.
La ordenes de PlumaGris era retirarse pronto ahora que el fuego había dejado de destruirlo todo, pero Smaika quería esforzarse hasta el último segundo en rescatar cuanto repoblador pudiera. Era lo único que podía hacer por ellos. Y centrarse en eso hacia que el nerviosismo que sentia quedare relegado a un segundo plano.
-Entendido, Karime - dijo Samika obedeciendo la orden de la loba, tras poner a salvo a un pequeño grupo de repobladores uso su ecolocalización para asegurar la zona antes de usar el agua de su cubo para ir limitando la extensión del fuego, que aprecia querer seguir extendiéndose.
Samika estaba centrada en ello, hasta que empezó a escucharlo, de fondo, entre el crepitar de las llamas y las órdenes, palabras que aprecian ir de boca a boca como un susurro contante que iba creciendo sinprar, al igual que el fuego que por fin estaba consiguiendo apagar. Samika no entendía de que hablaban, tal vez por ser incapaz como ellos de ver lo que acontecía a la distancia. Pero las palabras “rey” ”otro incendio” “desaparición “el rey ha muerto” “han encontrado al incendiario” y demás cosas, empezaron a llegar a su mente, como resquicios de información, que a saber cuánto de cierto tenían, y que solo hacían por confundirla.. ¿Qué era lo que estaba pasando más allá de su visión?
Samika intento hacer oídos sordos lo más posible a algo que no estaba ni siquiera a su alcance, sintiendo como la tensión recorría sus musculo mientras intentaba no solo dejar escuchar, sino también no darle importancia a los comentarios que iban y venir entre los soldados, los magos y la gente que apagaba el fuego desde las alturas al igual que ella.
Las órdenes del Capitan Plumagris, que había pasado con la comandante era algo que no podía evitar cuestionarse, no tardaron en llegar a ellos. Exigiendo acallar los rumores ordenando continuar con el rescato y el cese del fuego, que oyó empezaba a por fin a perder su fuerza gracias al piromante Zmey.
EL fuego donde ella, Rasqa había estado trabajando también estaba controlado, el salvamento de los repobladores que había perdido sus casa y los cuales alguno tenían heridas por el fuego se hizo prioritario. Mas pese al cese de habladurías que Samika agradeció por lejos de calmarla la tensaba aún más, Samika no terminaba de estar del todo tranquila. Su ceguera tanto conveniente para unas cosas como inconveniente para otras. Quería preguntar que había ocurrido, pero a juzgar por como los rumores anteriormente se contradecían unos a otros, estaba segura que no sacaría nada en claro.
- Karime, he rescatado a unos repobladores los que fuego logro alcanzar, necesitan ser tratados, pero parece que esta colonia está a mayormente a salvo. Estuve buscando, pero no di con más de ellos, revisare un poco más antes de retirarnos- informo Samika por el comunicador hacia Karime a ser su rango más alto en su cercanía, mientras bajaba hacia donde estaba encargándose los magos para los tratamientos dejando al grupo de rescatados con los repobladores más graves que había sido puestos a salvo.
Todo mientras intentaba que sus pensamientos no se agobiante cuando el fuego disminuyo y pudo ser controlado por los magos y sus mayores esfuerzos se centraron en el rescate, que estaba siendo bastante fructífero dada las circunstancias. Debía centrarse. en rescatar a los repobladores a los animales si era posible, antes que darse importancia a preocupación obtenida por aquellos rumores inciertos.
La ordenes de PlumaGris era retirarse pronto ahora que el fuego había dejado de destruirlo todo, pero Smaika quería esforzarse hasta el último segundo en rescatar cuanto repoblador pudiera. Era lo único que podía hacer por ellos. Y centrarse en eso hacia que el nerviosismo que sentia quedare relegado a un segundo plano.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: El Macetero
23/08/20, 06:29 pm
Rasqa llevó a los repobladores a un lugar seguro, donde pudieran ser atendidos, y prestó atención a las palabras de Karime.
—¡Recibido! —respondió, asintiendo con vehemencia.
Obedeció sin rechistar. Irónicamente, se sentía como pez en el agua moviéndose a través de aquel incendio sin preocuparse de salir quemado. Se estaba divirtiendo incluso de tener que apagarlo o salvar a posibles víctimas, pues no llegaban a tiempo a todas partes y el humo de los caídos (y de absolutamente cada quemadura que sufrieran los que sobrevivían) alimentaba sus reservas mágicas. Individualmente habría sido inapreciable, pero eran tantos los afectados y los muertos que todos los poquitos se sumaban en un gran caudal.
Mientras trabajaba en apagar aquel brazo de fuego y localizar a posibles supervivientes, Rasqa escuchó a varios magos hablando y se estremeció ligeramente. Él era una persona bastante leal a los suyos y una traición como la que se rumoreaba le producía arcadas, más aún porque utilizaban como arma para dar el golpe el fuego. Eso le dio ánimos para poner todo su esfuerzo en apagar aquel incendio, por espectacular que fuese.
También tuvo la suerte de ver en directo a la Legión de los Audaces trabajando, lo cual lo llenó de gozo. Eran unas criaturas dispares, pero altamente experimentadas y muy, pero que muy coordinadas entre sí. Se sentía rodeado de profesionales y, de alguna forma, aspiraba a convertirse en lo que ellos.
Cuando los fuegos se extinguieron, Plumagrís les dejó buscar supervivientes durante unos minutos más. El moloch se armó con un hechizo de amplificación sensorial y se revolcó en las cenizas por puro gozo, con la excusa de buscar supervivientes. Cosa que hizo, claro, para que no pudieran ponerle un pero.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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