Luna Alta

Tras estar un rato levitando por las escaleras llegamos mis muñecos y yo a una sala oscura. "fiu.. Necesito algo de luz aquí." Tras unos movimientos rápidos invoco una esferita de luz parecida a una bombilla grande que me hace sonreír por lo que me muestra. "Muy interesante."

La sala donde me encuentro es una especie de buhardilla sin ventanas repleta de estanterías de suelo pequeñas llenas de libros. Me fijo en el suelo que al iluminarlo con la esfera puedo ver una bruma purpura que se mueve lentamente como si le costase fluir en el aire. El gas sube y baja haciendo hondas en sus recorridos. "Buh. No me fio." Pienso mientras miro a uno de los muñecos y le hago pasar en medio de la bruma. -Mmm no le ha pasado nada.- Digo trayendolo a mi lado de nuevo y tocándolo un poco. -Sigues con la consistencia. Parece ser inofensivo.- Divago mientras me asomo para comprobar que la bruma sigue fluyendo y me acerco para tocarla con mis propias manos. El gas es denso, tanto que puedo notar como pasa por entre mis dedos.

Mmm.. Imagino que tendré que limpiar esto también. De un par de gestos activo un hechizo de percepción mágica y la sensación de magia en el lugar me abruma un poco. Todos y cada uno de los libros desprenden magia. -Buff... demasiado trabajo.- Digo sin poder reprimir un bostezo. Miro a los dos muñecos y sonrío. -Niñoos dispersense.- Chasqueo los dedos y los muñecos de vuelven a dividivir siendo ahora cuatro maniquís de igual estatura como cuatrillizos de unos 50 cm de altura. -Y otra mas.- Los muñecos se vuelven a dividir en dos siendo ahora ocho maniquís de unos 27cm que tras recomponerse se quedan en fila como esperando una orden.

Hago que un par se vaya a cada lado de las paredes mientras que yo ojeo unos libros de una estantería que no me dieron malas vibraciones con el hechizo. Tras diez minutos los muñecos siguen toqueteando los lomos de los libros y sacándolos de los estantes. Uno de los muñecos saca un libro granate de su estantería y al parecer este pesaba mas de lo que parecía pues lo acaba espachurrando por el suelo.

El golpe del libro en el suelo es tan sumamente fuerte que me hace espabilarme. "¿Te estas quedando sopa?" Pienso mientras vuelvo a bostezar. -Ooostias que puuto sueño mas tonto.- Saco arena de mi cuerpo y creo un abanico que me da aire en la cara. -Venga Matt espabilate coño que te acabas de levantar hace un rato hombre.- Cuando de pronto caigo en algo. "Me he empezado a sentir así desde que he entrado aquí.... interesante. ¿Y si?" Divago sobre que la culpa la tenga el gas por lo que decido intentar ocuparme de él lo antes posible. -Mmm ¿y si?- Mi propio soliloquio se interrumpe por un bostezo enorme. -Jodeeer... que puto sueño-

Cojo a uno de los muñecos y lo destrozo entre mis manos creando un remolino de arena. Vuelvo a bostezar y maldigo por la poca luz que hay. Insuflo mas magia a la bola de luz que me ilumina mucho mas haciendo mi trabajo mas sencillo. Dudo sobre que hacer pero rápidamente hago una especie de murciélago redondo que mas que un murciélago parece una bola de arena con boca y alas.

Anclo en el muñeco un hechizo de eco con el mensaje de: -Chicos abrid las ventanas por favor y tratad de no respirar mucho humo. Creo que da sueño. Darme una voz cuando esteis listos. - Mando el murcielaguito abajo mientras vuelvo a bostezar. La voz del murcielaguito al final me ha salido algo aguda tanto que no parece mia. "Tengo que practicar más estos hechizos." Mientras bostezo puedo escuchar como la voz del murcielguito va desapareciendo por las escaleras. -Y me duermo con las tonterias. Venga a ponerse a hacer algo.-

Saco arena de mi cuerpo y tomo la que esta esparcida del suelo y formo la imagen de dos ventiladores de un radio de 30 cm con tres aspas en mi mente. La arena toma la forma que esperaba y con las manos retoco las aspas que, al terminar, las hago girar un poco viendo que funcionan en condiciones. Escucho la voz de Adara y comienzan a girar las aspas que absorben el aire y y el gas proyectándolo hacia la escalera. La idea comienza a funcionar por que el gas comienza a desaparecer de la buhardilla. Sigo sin poder parar de bostezar por lo que hago que el abanico me de mas aire en la cara para intentar espabilarme.

Tras un buen ratito el aire parece estar limpio y los muñecos están terminando de inspeccionar los libros. Algunos ya han acabado su tarea por lo que los hago que se vuelvan a juntar haciendo de nuevo los muñecos originales. Solo quedan cuatro maniquís terminando de explorar las estanterías de la pared norte y la de la esquina oeste de la habitación.

-Venga señores, hay que darse vida.-

El asiento de la silla descendió unos centímetros tan pronto se apoyó sobre él, pero no tuvo tiempo de pensar en ello debido a que el efecto que provocó ocupó inmediatamente su mente y, especialmente, sus oídos. Un caos de voces a todo volumen y de toda clase. Algunas hablaban en idiomas completamente desconocidos, pareciendo que recitasen algo, otras sólo gritaban y otras... se reían. El draco hizo una mueca de dolor al escuchar las risas, que sumadas al volumen de todo el conjunto en sí estaban irritándolo considerablemente. Durante un par de segundos se sintió tentado a liarse a hachazos contra los demenciales muebles, incluso llevó una garra a la empuñadura del arma, pero se contuvo a tiempo. <<Estupendo, ahora también tengo que preocuparme porque se ría el mobiliario... En fin, no habrá loco del hacha esta vez>>, pensó con fastidio mientras se apresuraba a conjurar un hechizo insonorizador a su alrededor.

Suspiró de alivio cuando el silencio volvió a llenar la sala, al menos para su propia conveniencia, y comenzó a pensar en qué debería hacer. ¿Sería aquel un hechizo de un sólo uso? Prefirió no deshacer la burbuja de silencio porque cabía la posibilidad de que tuviera que conjurarla inmediatamente de nuevo y sería un gasto de magia estúpido. Esperó unos segundos y realizó de nuevo la chispa de intuición. Al principio no notó absolutamente ninguna diferencia, pero según avanzaba por la sala se dio cuenta de que de vez en cuando había algún cambio. No estaba seguro de qué indicaba y siguió vagando por la estancia tratando de averiguarlo. Al cabo de un rato se dio cuenta de que la magia detectada había descendido respecto al principio. Algunas de las malditas sillas debían de haberse callado, pero era evidente que no todas. Probó a coger una silla pequeña y la introdujo dentro del rango del hechizo insonorizador. Nada. Ya había parado. Probó con otra silla, esta vez una mucho más grande. Su chillona y molesta risa lo hizo patearla ligeramente antes de volver a la tranquilidad de su silencio. <<Cada una de ellas debe de tener una duración diferente, pero parece que realmente basta con esperar... creo que no hay nada más que hacer aquí>>, pensó mientras caminaba hacia la pared por la que había llegado a aquel cuarto.

Seguía sin saber como salir de allí por su cuenta, quizás ni siquiera podía sin usar la intangibilidad. Pero gracias a Adara ahora tenía una vía de escape, no tenía más que repetir lo que había hecho para enviarle el papel. Colocó la nota con la runa en el suelo al lado de la pared y llamó la atención de la ángel negro haciendo gestos. Dio un golpecito en la pared y la señaló esperando que ella lo entendiera.

Un cambio repentino en lo que le rodeaba lo cogió por sorpresa al asomarse al baúl. Cuando retrocedió sencillamente tropezó con una pared a escasos centímetros, donde antes no había ninguna. Había acabado en un cuarto oscuro, estrecho y muy alto. «¿Pero qué demonios…?». Salió del colaespina y tanteó los límites del cuarto. Bajo la luz azulada se apreciaba que era la misma pared que acababa de dejar atrás, pero a su espalda tenía otra habitación, con una pared de diferente color y textura. «Mierda, entonces era este el hechizo que sentía… ¿en qué puede estar anclado?». No podía quedarse quieto, así que ascendió tanteando toda la pared mientras pensaba en qué lugar de la casa podía encontrarse. No había salida, aparentemente. «Si entré con magia, habrá que salir también con ella». Comenzó a preparar el hechizo de intangibilidad pero se paró en seco, «¿y si la pared tiene alguna clase de trampa para atrapar intangibles?». Le parecía excesivamente cruel, pero empezó a sentir paranoia con que podía volverse tangible en medio de la pared. El agobio de estar en aquel cuartucho no ayudaba, se moría por salir y sentir aire fresco. El de aquella habitación estaba viciado y olía a humedad, tenía las llamas prácticamente pegadas al cuerpo por ello.

Arrancó una espina de la cola del animal muerto y le dio vueltas en la mano mientras pensaba que con aquello sería suficiente para comprobarlo. Preparó el hechizo mientras retrocedía hasta pegarse a la pared opuesta y desde allí lanzó la espina, terminando el conjuro al tiempo que salía disparada. Rebotó y cayó al suelo como si ni la pared ni la espina tuvieran nada de especial, y después esta empezó a hundirse en el suelo, verificando que el hechizo le había acertado. «Quien quiera que se divirtiera hechizando esta casa ha pensado en todo» pensó con frustración. Se frotó la frente y trató de pensar algo nuevo. Podría intentar hacer intangible la propia pared, pero seguramente repelería el hechizo. Tirar abajo alguna o hacer un agujero tampoco era una buena opción. «Supongo que los demás han visto lo que ha pasado… también deben de estar trabajando en ello».

Cansado de dar vueltas en aquella jaula claustrofóbica, iba a probar el mismo hechizo en la pared, aunque fuera por tratar de hacer algo, cuando sintió lo mismo que le había llevado allí de nuevo y apareció en la sala anterior, como si nada hubiese ocurrido.
-¿Qué, cómo? –preguntó a nadie en particular antes de suspirar con alivio-. ¿Habéis sido vosotros? ¿Cómo habéis intercambiado de nuevo las habitaciones? –En ese momento se dio cuenta de que ni Matt ni Noel estaba en la habitación y se preocupó-. ¿No me habré cambiado por otro, verdad?

Giz se estremeció cuando sintió el tacto de su propia palma sobre el cristal. <<¿Me estoy tocando a mí mismo?>>. Era como si el espejo no solo reflejara visualmente, sino que parecía ir más allá. Giz retiró la mano y seguidamente volvió a pegarla contra el cristal, esta vez por el dorso. La sensación fue la misma; como si al otro lado, su reflejo le estuviera tocando. No le gustaba ni un pelo y, tras la advertencia de dama Aroma, aún menos. <<Hechizos con espejos... Hechizos con espejos...>>.

Mientras hacía memoria, se giró y se topó con la habitación llena de luces flotantes. No quería mirar al espejo para evitar caer en cualquiera que fuera su hechizo y se topó de bruces con otro. Con un par rachas de viento alejó los que tenía más cerca justo a tiempo para ver venir un... ¿murciélago de arena? <<Matt debería trabajar un poco la parte artística>> pensó divertido. Tras escuchar el -agudo- mensaje, Giz fue abriendo las ventanas a distancia.

Cuando acabó, saludó a Gael, que acababa de regresar de al otro lado de la pared, y se volvió hacia el espejo con una única solución en mente. Rasgó su poncho, relió la tela alrededor de su mano y realizó un hechizo de neutralización. Sabía su coste, pero estando dónde estaba no le preocupaba quedarse sin reservas. Acto seguido golpeó el cristal.

Bajar, ayudar con las ventanas y sacar a Noel.
‹‹¡Ahh!›› ¡Casi me caigo del susto! Ups, he gritado y todo. Pero es que no me lo esperaba, madre. Oh, la clienta de nuevo… no tocar, ¿eh? Le haré caso, sin duda es más bonito así. ¡Y curioso!

Oh, un ser arenoso. Qué voz más rara, ¿pero quién más aparte de Matt podría haberlo enviado? Abrir las ventanas, dice… no me puedo acercar a ellas debido a las luces, pero tomo el ejemplo de Giz y las abro usando magia. Cuando terminamos de abrirlas vocifero un ‹‹¡Todo abierto, Matt!››.

Ahora toca bajar. Bajar, bajar. Eh… ¿por dónde? Giro la cabeza a todos lados. Ups bueno, va a tocar descender a las bravas, pero intentaré no llevarme luces conmigo. A ver. Por aquí… no, un momento, por la ventana. Bueno, adiós a la iluminación por el camino. ¿Noel? ¿Qué hace? Está ocupado con unas sillas, parece que estas hacen algo y a él le duele como a ratos. Está experimentando con algún hechizo, creo. ¿Insonorización? ¿Acaso… las sillas se ríen? Si mi hipótesis es correcta, mucha mala pata ha tenido este chico. Mira, ya estoy fuera, y creo que no me he llevado muchas luces por delante. Desciendo sin ninguna dificultad y entro en el palacete de nuevo. Anda, Gael ha vuelto. ¿Cómo–? Noel de nuevo hace cosas raras mirando al papel. Bueno, más bien gestos. Oh, espera, creo que lo entiendo al pensar en Gael. ¿Cómo no se me pudo ocurrir antes? Adara, Adara, que hoy no estamos muy finas. Mientras me acerco al área mágica arrojo una de mis piedras, ya tengo al draco de vuelta.

—A tu maestra hoy le fallan las neuronas, chico –declaro para, a continuación, preguntar–: ¿qué se supone que pasaba ahí dentro? –Cuando Noel se aparte del campo mágico, arrojo otra piedrecita y la pared vuelve a cambiar. El pisapapeles metálico… pisapapeles… Bueno, realmente no sé si realmente es un pisapapeles. ¡Oh, ahí está! Realizo un hechizo de explosión sobre el artefacto mágico.

No tuvo que esperar mucho hasta que la sensación casi imperceptible del hechizo activado nuevamente por Adara hizo que volviese a la habitación donde están todos. La ángel negro enseguida se acerca para hablarle.
-Las jodidas sillas, ya las habrás visto. Las había de todas formas, tamaños y colores -explicó suspirando con fastidio-. Y cada una de ellas parecía tener anclado un hechizo de eco. Algunas recitaban cosas, otras sólo gritaban... y el resto ambientaban el espectáculo a base de risas enlatadas -dijo sonriendo sarcásticamente-. Aún así creo que habría usado la insonorización de cualquier forma, quien haya dejado eso ahí estaba muy sordo o sentía un fuerte deseo de reventar los tímpanos del primer desgraciado que apareciese, que resulté ser yo -acto seguido se encogió de hombros antes de añadir un último comentario-. Pero al menos creo que esa sala ya está limpia.

Después de explicar su pequeña aventura con las sillas parlantes, se interesó por lo que habían estado haciendo los demás. Así fue como se enteró de que Gael había activado un hechizo igual que el suyo y de los objetos que habían desactivado Giz y Adara en aquel mismo cuarto. Los hallazgos de Matt resultaron ser bastante fructíferos y el draco enseguida mostró interés por los grimorios que había encontrado en la buhardilla. Al parecer la nublina quería quedarse con todos ellos, pero lo cierto era que al grupo no lo vendría nada mal poseer al menos uno.

Mientras terminaban de limpiar la sala de hechizos menores, se acercó a Adara y le habló en voz bastante baja.
-Oye, ¿crees que podríamos pedir al menos uno de esos grimorios que ha encontrado Matt? Podríamos intentar negociar con dama Aroma... Desde que no tenemos acceso a la biblioteca de Serpentaria estamos bastante faltos de libros de magia, y quizás sean incluso mejores que los que se pueden sacar de la biblioteca

Tras hablarlo con Adara, decidieron proseguir con su trabajo. Pronto determinaron que lo mejor sería dividirse en dos grupos. Adara se sumaría al fuego fatuo y al brujo de la arena para investigar el jardín. El draco, por su parte, acompañaría a Giz escaleras arriba. Del piso superior se había empezado a escuchar un repiqueteo de campanas que hizo que el sueco mirase hacia el techo.
-Vamos, Giz, estoy deseando que una campana intente matarnos, o como mínimo reventarnos los oídos -dijo sonriendo burlonamente mientras lideraba la marcha subiendo los escalones-. Tú y yo solos como en los viejos tiempos. Quizás deberíamos buscar una armadura que ponernos -se rió rememorando cierta anécdota que había ocurrido durante la cosecha que había compartido con el asreniano.
Por último antes de desaparecer en el piso de arriba se giró hacia el resto del grupo y alzó el papel con la runa.
-Nos llevamos esto para aprovecharla. Vosotros si tenéis algún problema tan solo gritad -finalizó señalándose un oído.

Giz había acertado con el espejo, aunque le había dejado con las reservas mágicas bajo mínimos. Para el asreniano, que prácticamente lo confiaba todo a sus conocimientos mágicos por ser su mejor medio para defenderse, la sensación de estar limitado le sentaba peor que pillar gastroenteritis. Tenía la gola abierta y sabía que el lugar rebosaba magia, pero no con la afluencia que a Giz le habría gustado. Ahora la aleatoriedad del sitio le parecía más peligrosa e infinitamente menos divertida. <<Espero que las protecciones mágicas que puse me sirvan>>.

Cuando acabaron con los hechizos de la planta baja, se reunieron y se dividieron. Adara, Gael y Matt salieron al jardín mientras que Noel y Giz subían a la planta superior, de dónde procedía el ruido de campanas.

-Sí, como en los viejos tiempos-respondió divertido. El recordar la anécdota con la armadura le hizo soltar una carcajada. Giz no sabía mucho por esa época, pero la recordaba con buen sabor de boca-. Puede que nos encontremos con alguna por ahí arriba que intente matarnos...-comentó pensativo-. Si sobrevivimos primero a las campanadas-no sabía muy bien por qué se estaba tomando con tanto humor que les mataran, pero acabó suponiendo que era cosa de imaginar campanas asesinas.

Tras la escalinata, se encontraron un largo pasillo que acababa en una puerta. No hacía falta la gola para saber que las campanadas venían de al otro lado de dicha puerta, pero ciertamente la gola recordaba al asreniano que debían usar algo más que el oído. Algo indeciso, agarró el picaporte y abrió la puerta.

Giz le explicó lo que había pasado mientras estaba en la otra habitación y cómo habría salido de allí gracias a un mensaje que le trató de enviar. Viendo como del otro lado de la habitación lograron deshacer el encantamiento, hicieron lo propio en aquel buscando el objeto que lo activaba y por fin se dio aquella zona por limpia. Sin embargo aún parecía quedar mucho trabajo sin hacer, se podía escuchar el sonido de unas campanas escalera arriba.
-Somos como control de plagas -soltó sin pensar cuando se iban a repartir en grupos por los lugares que faltaban.

Cuando salían al jardín le iba preguntando a Matt por los grimorios que había visto.
-¿Les echaste un vistazo? ¿Había muchos, parecían poderosos?
Deseó que la nublina no supiera nada de ellos, pero era imposible, parecía conocer todo sobre la mansión. Algún día le encantaría conseguir grimorios para poder hacer poderosos hechizos nuevos. Se le ponían los dientes largos solo de pensarlo.
Afuera el cosquilleo de la magia le llegaba bastante claro mediante el hechizo de intuición, pero la dirección era vaga, posiblemente porque habría más de una fuente.
-Qué bonito jardín, quita el hipo -ironizó riendo mientras echaba un vistazo alrededor-. Bien, a ver por dónde empezamos... esto parece una selva en miniatura.
En el suelo las malas hierbas crecían por todas partes, menos en zonas donde la tierra estaba excesivamente pisoteada. Muchas de ellas estaban marchitas, secas, y lo mismo pasaba con los arbustos, que habían crecido en exceso y deformes por falta de poda. «Será mejor andar con pies de plomo... puede haber cualquier cosa entre las hierbas. Lo bueno es que aquí podemos ser un poco más brutos que dentro de la casa».
-Voy a volver al colaespina y meter el morro en todas partes.
Y dicho y hecho, se puso a avanzar entre los hierbajos, rogando que al menos no hubiese nada como una runa mina.

Vaya, risas, tal como había imaginado… bueno, el problema no sólo fueron esas, pero aun así ha tenido mala pata. En fin, vamos a terminar con esta sala ya, aunque parece que ha hemos terminado con lo más complicado. O eso espero.


Y no estaba equivocada, lo que quedaban eran minucias, más molestias que verdaderos peligros. Bueno, bueno, sigue siendo nuestro trabajo. Mientras estoy ocupada con los últimos hechizos de mi zona, Noel se acerca. Los libros de magia… no se me había pasado por la cabeza, pero…

—Supongo que lo podríamos negociar –respondo en su mismo tono de voz–. En cuanto a que sean mejores que los de la biblioteca… algo podría haber, pero no estoy muy segura de ello. –Además, dudo que dama Aroma negociara con esos libros.


Tras terminar con el salón principal, debatimos cómo organizarnos desde ahora. Determinamos que es mejor dividirnos para terminar antes, pues tanta gente en una sola sala puede acabar siendo más un estorbo que una ayuda. Yo hacia el jardín con Gael y Matt, tiene sentido la división, así Giz puede ocuparse de lo que, creo, debe ser más difícil. Al fin y al cabo, es nuestro experto en magia. Sigo a mis dos compañeros de camino al jardín, este terreno puede ser peligroso… no sabemos dónde podría haber una trampa. Coincido con tu evidente ironía, Gael. Por suerte, contamos con los cadáveres del fuego fatuo, el dominio del brujo sobre la arena y mis alas. Podría hacer…

—Voy a hacer un barrido por encima del jardín, es bastante espeso y no sabemos qué tamaño tiene –les digo mientras alzo el vuelo.

Se trata un jardín de tamaño generoso, mucho más largo que ancho. Recorre dos de los lados del palacete y está claramente dividido por un cambio de vegetación en el giro del recorrido. ¡Qué extraño! Las plantas que hemos visto en la zona por la que hemos salido se podrían clasificar de normales, aunque su crecimiento no me lo pareciera. En cambio, las de aquí son… ¿extrañas? No se me ocurre otra forma de englobar el caos de colores y seres que forman la vegetación en esta zona. No había visto nada igual en toda la ciudad… en la vida, mejor dicho. ¿Deben ser de otros planetas? Debería regresar… bueno, no creo que pase ningún mal por echarles un pequeño vistazo de cerca, aunque cerca de la zona más normal.

Desciendo, desciendo… ¡pero qué calor! Y de repente. Es como si… oh, claro, debe ser una zona climatizada. Vaya, nunca se me había pensado que se pudiera hacer esto, aunque tiene su sentido. Voy a bajar un poco más… ¡Qué exótico es! Oh, mira, esta zona tiene el suelo más descubierto. A ver… Ya toco con los pies en el suelo, voy a revisar si hay algún hechizo alrededor.

Noel y Giz no tardaron en dirigir su vista hacia el suelo pues los escalones se iluminaban y emitían un sonido según los pisaban.
-Definitivamente el que vivía aquí debía ser sordo, o no entiendo como podría vivir tranquilo con tanto maldito ruido. Pareciera que estuviésemos pisando un piano en el suelo... como en algún videojue...
El draco se paró a media frase al tiempo que se le borró la sonrisa de la cara, siendo sustituída por una expresión de sorpresa.

Cuando Giz había puesto la mano sobre el picaporte de la puerta, todo se volvió loco. El suelo y las paredes comenzaron a moverse frenéticamente, y el primer institinto del sueco fue elevarse en el aire.
-¿Qué diablos...? ¡Giz!
Vio que su amigo estaba siendo arrastrado sin remedio a toda velocidad por la puerta sobre la cual tenía la mano y sin apenas pensarlo se lanzó en picado hacia él ayudándose de un hechizo de impulso para reforzar el empuje. Con los brazos extendidos consiguió atraparlo antes de que se alejase demasiado y desapareciese por alguna esquina del demencial pasillo. Suspendido en medio de aquel caos en el aire y con el goliat en brazos, observó unos instantes como las habitaciones se movían sin control.
-Bien, después de frustar los intentos de secuestro por parte de la puerta... ¿Qué hacemos ahora? La maldita campana ahora se está moviendo, pero creo que puedo seguir su sonido con bastante precisión...
Aún así la habitación se movía muy rápido, tenían que trazar alguna clase de plan para poder entrar en ella e investigarla.

Tras vaciar de humo purpura la buhardilla y acabar con las estanterías la voz de Dama Aroma resuena en mi cabeza diciéndome que ya se ocupará ella de esa zona y que puedo seguir explorando. "¿Como sabe donde estoy si no hay ventanas? Mierda Matt.. que puede que te este escuchando... Patata.. Patata grande y patatosa." Voy pensando en mis gilipolleces mientras hago que los ventiladores se vuelvan a mi cuerpo y formando de nuevo el grupo de mini muñecos en los dos originales.

Bajo a la sala donde están todos los chicos que nos cuentan sus periplos. Bostezo de nuevo contándoles lo que hay arriba mientras que con el abanico de arena termino de sacar los cúmulos de bruma por la ventana. Tras un ratito comienzo a dejar de sentirme tan adormilado. Noel decide que nos separemos y a mi me toca ir al patio con Gael y Adara. De camino vamos desactivando los hechizos que vamos encontrando que por suerte son sencillas de desactivar. Con mover de sitio las cosas o tocarlas para que se activen es suficiente.

Llegamos al patio y a decir verdad me quedo boquiabierto. -¿Verde? No puedo creerme que haya este tipo de flores por aquí.- Digo a los chicos. A decir verdad lo único que había visto verde en la ciudad fueron las malas hierbas que crecían en el torreón y poco mas.

Los chicos nos separamos. Adara sale volando y el colaespina de Gael se va hacia la izquierda. -Bueno chicos, nos toca.- Hablo con mis muñecos que los adelanto delante mía para ir pisando. Voy pisando por donde hago pisar a los niños y al no encontrar nada activo un hechizo de percepción que me hace centrarme en un caminito a mi derecha. Hago que los maniquís vayan andando hasta que me topo con algo que no me imaginaba que pudiese estar alli. -¿Columpios?- Me acerco a la fila de los columpios y mientras que uno de mis muñecos toquetea unas flores que me han dado un escalofrio con mi percepción el otro se acerca a los columpios que al parecer es lo que me ha hecho que salte mi hechizo.

El muñeco toca uno de los columpios y de manera instantánea el columpio sale disparado hacia delante como si le hubiese empujado con mala leche haciendo que al regresar golpea al muñeco partiendomelo por la zona del hombro y tirándolo un par de metros detrás aterrizando sobre una especie de helecho. -¿Pero que mierda?- Digo mientras veo como todos los columpios empiezan a seguir al primero moviendose de manera bastante brusca y haciendo un sonido algo chirriante al moverse. Cuando voy a arreglar al muñeco de arena este se ha disuelto por completo. -Buf.. mierda.. que pereza.- Cojo el monton de arena y lo hago arrastrarse por el suelo hasta llegar al otro muñeco que lo adapta a su cuerpo volviendo a tener la misma forma que tenia al entrar.

Los columpios siguen moviéndose bruscamente por lo que me acerco a ellos y me apoyo en la barra. -¿Y que hago con vosotros?- Al apoyarme en los columpios puedo notar una vibración extraña. "Me imagino que será por el vaivén." El chirriar de los columpios me esta poniendo nervioso. -Ai por dios parad de una vez- Les grito mientras que me echo las manos a la cabeza. "Me pone de los putos nervios este sonidito."

Los columpios siguen en movimiento por lo que les miro mal. "¡Parad de una puta vez!" Al momento todos los columpios se detienen. "¿Funcionó?" Me pregunto mientras avanzo hacia los columpios. Me fijo en un escarabajo del suelo que también esta inmóvil en pleno intento de echar a volar. "Oh... ha vuelto a pasar".

Me acerco al final del caminito que da a parar a la parte trasera del jardin. Un dolor punzante me atraviesa la cabeza y al echarme la mano a la cabeza los columpios vuelven a moverse. -Tiene que pararse de alguna manera.- Me digo mientras siguen moviéndose.

-A la mierda- Me digo a mi mismo mientras suelto toda la arena retenida en mi cuerpo menos la capa en la que tengo impresa las runas. Arrastro al muñeco que explota al llegar a la nube de arena formada por la desprendida por mi. -Dios que sonido mas asqueroso.- Digo con una mueca en la cara mientras la nube de arena se acerca al columpio que lo atraviesa sin dificultad haciendo su recorrido. "Tres.. dos... uno... ¡ahora!"

Cuando vuelve a atravesarlo creo un muro grueso de arena de unos treinta y cinco centímetros de grosor y la apelmazo para hacerla lo mas dura posible haciendo que el columpio choque haciendo un ruido metálico. Conforme choca el columpio hago avanzar la arena aprisionándolo dentro. -A ver si así paráis de una puta vez.-

Esperaba cualquier cosa tras agarrar el picaporte.

-Pero qué...-cualquier cosa excepto que la puerta intentara llevárselo a dar una vuelta rápida por la casa. Por suerte, no mucho después de notar el tirón, notó también como Noel tiraba de él en dirección opuesta. Soltó el manillar y se dejó coger por el draco-. Ufff... Gracias-a saber a dónde habría acabado yendo si hubiera seguido agarrado al manillar.

En cuanto comprobó que el suelo se movía, decidió que seguir agarrado a Noel no era mala idea. Por si fuera poco con el mareo que producía el verlo todo moverse a lo loco, los cambios de dirección de las fuentes de magia estaban comenzando a marear al asreniano. Acabó llegando a un punto en el que Giz se vio obligado a cerrar la gola.

Por un momento, la situación le hizo gracia. Parecían una parodia de los típicos cuentos terrestres con princesas indefensas, monstruos malignos y campanadas de boda; siendo aquí la princesa un lagarto; el príncipe, un draco y el malo, las campanas. Sin embargo pronto dejó sus estudios sobre la complejidad intelectual de los escritores de cuentos de la Tierra y se dispuso a barajar con Noel las opciones que tenían.

No tardaron en darse cuenta de que las habitaciones parecían se movían en un patrón fijo, por lo que decidieron que lo mejor era colocarse en el camino de la habitación de las campanadas, guiándose gracias al oído de Noel. Poco antes de que la pared de dicha habitación les golpeara, Giz los hizo intangibles a ambos. Una vez dentro deshizo el hechizo y plantó los pies en el suelo, agradeciendo que no se moviera.

Estaban dentro de una habitación amplia con baldosas blancas y negras, salteadas, y cuatro campanas moviéndose al unísono. Giz probó a abrir la gola, pero con todo el batiburrillo mágico que había, decidió que era más útil si la cerraba como medida preventiva para el mareo.

-¿Y ahora?-dirigió una mirada confusa a Noel-. ¿Probamos a pararlas?-no se le ocurría nada mejor.

—¿Pero qué es esto? Me cago en la leche. –¿Enredaderas? Espera, no sólo están las que van a por mis tobillos–. ¡Eh, no! Agh. –Me han encerrado, en casi un abrir y cerrar de ojos. Y encima hay otras subiendo por mis piernas–. ¡A la porra! –Dirijo un hechizo de corte a las enredaderas que tengo ya a la altura de los muslos– ¡Cuidado dónde tocáis! –y, a continuación, me lanzo con las alas endurecidas a cortar las que me han encerrado. ¡Coño, son más duras! Miro atrás y puedo comprobar que algunas se han detenido, mientras otras siguen–. Espera un momento… –¿Es coincidencia o solo se mueven las que les da la luz? Despliego un ala–. ¡Premio! –Se han detenido, tal como yo quería. Ahora… eh… me quedan las de enfrente, maldición. Agh, ¿qué puedo hacer? Hechizo, hechizo… la oscuridad sólo les detiene, así q– ¡Coño, parad de subir! –Hechizo de corte, más fuera. La hacer que les de la sombra no es una opción, no. Encima el fuego no funciona, maldita sea… Espera, Jack usaba un hech– ¡Joder! ¡Malditas furcias!

…

¿Dónde? ¿Qué he hecho? Eh… me recuerdo protestando contra las enredaderas con palabras mas o menos bonitas y luego… vacío… esta oscuridad. ¿Oh, es posible que este sea el hechizo que intentaba recordar? Me pregunto si estarán muertas de todo… Al menos parece que me han dejado de subir. Alzo el brazo y las enredaderas de enfrente, las más duras, ceden sin casi ofrecer resistencia. ¿Debería desconvocar ya el hechizo? Sí, podría estar consumiendo mis reservas de forma exagerada.

Regresa la luz con un destello repentino. Negro, negro. Puntos de luz. Borroso… borroso… Gradualmente recupero la visión, la conciencia llega de repente. ¡Por poco no me desmayo! Debo haber consumido demasiada magia, tengo que regresar ya con Gael y Matt. Alzo el vuelo un poco como puedo y con la vista baja, aún no puedo mirar demasiado hacia la luz. Cuando me alzo lo suficientemente alto veo los efectos de mi hechizo en parte de la vegetación. ¿Pero hasta donde lo he convocado? Cerca del perímetro de la zona climatizada empiezo a dejar ver enredaderas y otras plantas muertas. Se me ha ido la pinza, ¡con razón estoy como estoy ahora! Necesito sentarme un rato.

Y cuando aterrizo en el mismo lugar en el que he despegado, eso es lo primero que hago. Estoy agotada.

Apartó hierbajos con hocico y cola, rebuscando en el jardín hacia una zona donde creía haber sentido algo. Un montoncito de tierra se interpuso en su camino, pero al ir a rodearlo acabó cayendo de nuevo, resbalando entre tierra y plantas. Estando ya bajo tierra se incorporó y estiró sus patas para comprobar que no había torcido ninguna al caer. «Creo que te has llevado más hostias de muerto que de vivo, amigo» le dijo mentalmente al colaespina. En el tunel algo le llamó la atención, estaba cubierto de runas, y siguiéndolas llegó al interior de una caseta a la que se podía acceder desde el suelo. «Bingo. Pero ojalá hubiera sido Adara la que encontrase esto, seguro que entendía la función de las runas y si esconden algún truco». Las examinó con atención, recurriendo a su todavía escaso conocimiento del tema, y lo único que sacó en claro era que se detonaban desde la caseta, pero no sabía cuál era su función. «Lo mejor será empezar a borrar por las del túnel... espero que no sea una trampa o un truco». Con las patas del colaespina empezó a rasgar las paredes del tunel, para poder deformar las runas grabadas allí.