Faro
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Faro
02/08/11, 06:25 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Construido en piedra blanca, de una sola pieza, mide 150 metros de alto, terminado en una linterna que atrae a los barcos para hacerlos naufragar.
- Descripción del interior:
- La puerta del faro da a un vestíbulo. Allí se encuentra una trampilla que conduce a una bodega repleta de maromas, herramientas y barriles. A todo esto se les suman unos rollos de papel fino, granuloso, apilados en el suelo. Cada uno mide más de dos metros y en cada extremo hay ceñida una arandela metálica.
Al fondo del vestíbulo también comienza una gran escalera de caracol robusta, con escalones de madera y una barandilla oxidada y poco fiable. Esta les conduce hasta la parte alta del faro, compuesta por dos pisos habitables y un tercero para la linterna.
La escalera acaba frente a un arco sin puerta tras el cual se abre paso una sala de estar muy sencilla, con muy poca coherencia a nivel estético. Pegado a una pared hay un sofá y, a ambos lados de este, un par de muebles entreabiertos, desordenados y más vacíos que llenos. Cada pieza de la decoración es de un color y formas diferentes, parecen no ser del mismo lugar o de la misma época; esto incluye los cajones de los muebles, que nisiquiera cierran bien. Dentro de ellos pueden encontrar algún que otro amuleto y ropa en desuso de varios mundos vinculados. Una mesa coja preside el salón, con la pata corta apoyada sobre un par de revistas de Frivowaldanny y la Tierra. Cuatro sillas de diferente tamaño la rodean.
En la pared frente al arco de entrada se abren dos puertas: una da a una cocina ligeramente más moderna que las de los torreones e igual de disparatada que la sala de estar. La otra da a un pasillo por el cual continúan las escaleras hasta el siguiente piso.
La segunda planta está ocupada enteramente por un baño y dos habitaciones. La primera es una estancia grande con cama de matrimonio, frente a esta hay un gran ventanal que ocupa toda la pared. Destacan un par de mesitas de noche en mitad de la habitación y un espejo rectangular, de cuerpo entero, apoyado en la misma pared que la cabecera de la cama. La segunda habitación es mucho más pequeña, apenas tiene una cama individual y un armario diminuto. La luz entra en ella por una ventana mucho más modesta, apenas mide el metro cuadrado.
El pasillo que une ambas habitaciones y el baño tiene unas escaleras que conducen al último piso. Esta planta es completamente circular: en el centro está la habitación de la linterna, a la cual se accede por una arcada. A un lado de esta arcada descansa un arpón clavado en la pared, sobre una vieja mancha de sangre. Desde la habitación de la linterna se puede salir a una balconada que rodea toda la planta y que permite asomarse al exterior. El suelo está repleto de mantas y toallas con motivos variopintos, entre las que destacan algunas con aspecto de banderas piratas.
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- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Faro
08/04/15, 02:07 am
Salí del faro pensando en las palabras del cambiante y su reacción al despedirnos. Al principio había parecido como si no le gustara que nos fuéramos, pero al final la cosa cambió. Realmente no me importaba mucho... Solo si suponía un peligro para mis amistades, pero no fue así. La pega es que si en el futuro yo cambiaba de opinión respecto al plan de visitarle, el cambiante lo había tomado como promesa y creo que es mejor no hacerse enemigos tan temprano. Menos aún si están algo desequilibrados.
Aunque para desequilibrado el grupito que formábamos al volver a casa. La Emperatriz Onyx, su fiel compañera Marsi, y su séquito de variopintas amistades (subordinados según las onyces) allanando el camino por delante de ellas mientras escuadrones de onyces y estirges les sobrevolaban y escoltaban. En unos años podríamos imponer mucho si nos esforzábamos. Y, por cierto, hablando de la varmana... En cuanto noté el apretón de su mano, sonreí y le pasé el brazo sobre el hombro para atraerla y decirle en voz baja "no te preocupes, anda". Seguimos caminando de esta guisa, aunque al cabo de un rato bajé la mano del hombro hasta por encima de la cintura por pura comodidad. Me gustaba caminar así acompañada, no con el brazo como antes... <<Para el carro...>> Caí en la cuenta de algo, aunque no detuve mi paso ni alteré mi semblante por ello: un ligero rubor en las mejillas, con un claro origen. Me tembló el brazo culpable unos milisegundos pero no lo aparté <<No, no la sueltes ahora, so tonta, pero deja de sonrojarte o habrá un nuevo faro en la ciudad... No creo que la incomode... y si le molesta siempre puede alejarse... ¿Me estará oyendo? ¿Me oyes? Tengo que aprender telepatía sí o sí>> Sea como fuere... Iríamos primero a la Sede y luego a Serpentaria. Pero sí, tenía que aprender eso pronto. Quizá incluso me sirviera para hablar con las onyces sin necesidad de burbujas de silencio.
Aunque para desequilibrado el grupito que formábamos al volver a casa. La Emperatriz Onyx, su fiel compañera Marsi, y su séquito de variopintas amistades (subordinados según las onyces) allanando el camino por delante de ellas mientras escuadrones de onyces y estirges les sobrevolaban y escoltaban. En unos años podríamos imponer mucho si nos esforzábamos. Y, por cierto, hablando de la varmana... En cuanto noté el apretón de su mano, sonreí y le pasé el brazo sobre el hombro para atraerla y decirle en voz baja "no te preocupes, anda". Seguimos caminando de esta guisa, aunque al cabo de un rato bajé la mano del hombro hasta por encima de la cintura por pura comodidad. Me gustaba caminar así acompañada, no con el brazo como antes... <<Para el carro...>> Caí en la cuenta de algo, aunque no detuve mi paso ni alteré mi semblante por ello: un ligero rubor en las mejillas, con un claro origen. Me tembló el brazo culpable unos milisegundos pero no lo aparté <<No, no la sueltes ahora, so tonta, pero deja de sonrojarte o habrá un nuevo faro en la ciudad... No creo que la incomode... y si le molesta siempre puede alejarse... ¿Me estará oyendo? ¿Me oyes? Tengo que aprender telepatía sí o sí>> Sea como fuere... Iríamos primero a la Sede y luego a Serpentaria. Pero sí, tenía que aprender eso pronto. Quizá incluso me sirviera para hablar con las onyces sin necesidad de burbujas de silencio.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Faro
14/04/15, 03:00 pm
No me sorprende lo más mínimo la reacción de Yip, vivir en este lugar tiene que ser aburrido. Me pregunto por qué no vivirá en otro sitio o si saldrá a menudo de aquí.
-No te preocupes, otro día volvemos -digo sonriente.
Al salir no se me escapa que Alice y Marsi están cogidas de la mano. <<Por fin, van exasperantemente lento>>. Sonrío y encabezo la marcha escaleras abajo. Me despido de mis amigos y vuelvo a la Sede con el pretexto de que me tengo que preparar bien para las pruebas.
Sigue en Donde se la necesite.
-No te preocupes, otro día volvemos -digo sonriente.
Al salir no se me escapa que Alice y Marsi están cogidas de la mano. <<Por fin, van exasperantemente lento>>. Sonrío y encabezo la marcha escaleras abajo. Me despido de mis amigos y vuelvo a la Sede con el pretexto de que me tengo que preparar bien para las pruebas.
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- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Faro
01/10/15, 04:51 pm
Cuando divisaron la Bahía y, a lo lejos, el Faro, Onyx ordenó que se movieran en horizontal mientras las alas batían la tormenta. Pero la misma fuerza de esta inutilizaba casi por completo las alas, así que las descartó. En su lugar, decidió levitar ella misma y correr por el aire a la vez que se valía del propio impulso de las onyces. Quizá con unas hélices se mejoraría el diseño, pero eso era demasiado complejo para ponerlo en práctica por primera vez. No, en su lugar parecía un cuchillo en forma de triángulo isósceles en cuya parte más ancha corría la bruja. Contaba con que ganarían Marsi o Dhelian, no porque sus monturas fueran voladoras, menuda ridiculez, sino porque la tormenta dispersaba o, directamente, fulminaba a las onyces en ocasiones.
—¿Alguna vez os ha caído un rayo? ¡¡No parece muy agradable!! —gritó a través de la tormenta con la voz amplificada después de que un rayo le pasara cerca.
No estaba asustada, pero tampoco era una kamikaze, así que por si acaso llevaba encima varias protecciones físicas, tanto sobre ella como sobre algunas de las onyces que más superficie de su cuerpo cubrían. Pero había olvidado la lluvia, que se llevó las protecciones de las sombras pero no así las propias, pues las onyces que las cubrían estaban bien apretadas.
—¿Alguna vez os ha caído un rayo? ¡¡No parece muy agradable!! —gritó a través de la tormenta con la voz amplificada después de que un rayo le pasara cerca.
No estaba asustada, pero tampoco era una kamikaze, así que por si acaso llevaba encima varias protecciones físicas, tanto sobre ella como sobre algunas de las onyces que más superficie de su cuerpo cubrían. Pero había olvidado la lluvia, que se llevó las protecciones de las sombras pero no así las propias, pues las onyces que las cubrían estaban bien apretadas.
- InvitadoInvitado
Re: Faro
04/10/15, 01:27 am
El cielo rugía, pero Marsi apenas podía oir los truenos. El viento había dispersado casi toda su niebla, dejando solo la que supuraba inmediatamente de su herida, y algunos jirones que quedaban al amparo de las plumas de Cárabo.
La dullahan daba las gracias por el vínculo telepático que compartía con su montura, pues lo único que era capaz de captar del entorno por sí misma era la lluvia helada empapando su ropa.
Cárabo batía las alas con fuerza, impulsándose a través de la tormenta como una bala. A veces tenían que hacer quiebros o dar rodeos entre los nubarrones para esquivar rayos por los pelos. Si subían demasiado, Marsi podía notarla elerctricidad en la piel.
Abajo la manada aullaba a la Luna Roja, y los monstruos se congregaban para disfrutar de su luz. La dullahan podía sentirla, incluso sorda y ciega, y la impulsaba a ir más y más rápido. Cárabo accedía a sus peticiones, queriendo poner a prueba sus alas, empapándose de magia y poder. A través de sus ojos, pudo ver el faro centelleando, como si quisiera hacerse pasar por un relámpago más. El olor a salitre se apoderó de la tormenta y pronto pudieron oir las olas. << El mar pide sangre.>> Pensó Marsi.
La dullahan daba las gracias por el vínculo telepático que compartía con su montura, pues lo único que era capaz de captar del entorno por sí misma era la lluvia helada empapando su ropa.
Cárabo batía las alas con fuerza, impulsándose a través de la tormenta como una bala. A veces tenían que hacer quiebros o dar rodeos entre los nubarrones para esquivar rayos por los pelos. Si subían demasiado, Marsi podía notarla elerctricidad en la piel.
Abajo la manada aullaba a la Luna Roja, y los monstruos se congregaban para disfrutar de su luz. La dullahan podía sentirla, incluso sorda y ciega, y la impulsaba a ir más y más rápido. Cárabo accedía a sus peticiones, queriendo poner a prueba sus alas, empapándose de magia y poder. A través de sus ojos, pudo ver el faro centelleando, como si quisiera hacerse pasar por un relámpago más. El olor a salitre se apoderó de la tormenta y pronto pudieron oir las olas. << El mar pide sangre.>> Pensó Marsi.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Faro
10/10/15, 04:09 pm
Volar en aquella tormenta era como pedir ser alcanzado por un rayo pero Dhelian, aunque precavido, estaba de alguna forma divirtiéndose. Era loco, era estúpido, era el chute de poder que daba la luna roja. Cabalgar su estirges bajo la lluvia y los rayos se sentía increíble. Mantenerlas a todas a buen recaudo ya era mas costoso, pues el viento las empujaba lejos y las desorganizaba. Sino fuera porque el levitaba, hacia tiempo que habría caído al vació.
Pero llevaban protección, tanto el como las estirges, que para algo se había asegurado de antemano, por lo que el peligro era ligeramente menor. Aun así intentó organizarlas y esquivar los rayos que caían cerca, amplificando su voz para hacerse oír entre la lluvia y responder a la bruja.
-¡Nunca y tampoco quiero experimentarlo! ¡Con morirme una vez tengo mas que suficiente para toda una vida!-respondió con una sonrisa por lo absurdo de su propia frase. Teniendo que dar un giro repentino en medio del aire por un rayo que casi lo rostiza a el y a sus pobre estirges que se quejaban entre graznidos por ser empujadas por el viento.
No tardaron en llegar al dichoso faro con las plumas, niebla y pelos de la mayoría seguramente hechas un manojo, al menos las partes referentes a Dhelian. Parecía acabar de pasar un huracán y no era muy errónea la comparación. Soltó una risa totalmente feliz por hacer algo tan temerario.
-¡Me siento estúpidamente vivo! -exclamo viendo a sus amigas- ¡Es la hora! -debía parecer un niño loco, pero le daba lo mismo, estaba demasiado feliz y drogado por la luna.
Pero llevaban protección, tanto el como las estirges, que para algo se había asegurado de antemano, por lo que el peligro era ligeramente menor. Aun así intentó organizarlas y esquivar los rayos que caían cerca, amplificando su voz para hacerse oír entre la lluvia y responder a la bruja.
-¡Nunca y tampoco quiero experimentarlo! ¡Con morirme una vez tengo mas que suficiente para toda una vida!-respondió con una sonrisa por lo absurdo de su propia frase. Teniendo que dar un giro repentino en medio del aire por un rayo que casi lo rostiza a el y a sus pobre estirges que se quejaban entre graznidos por ser empujadas por el viento.
No tardaron en llegar al dichoso faro con las plumas, niebla y pelos de la mayoría seguramente hechas un manojo, al menos las partes referentes a Dhelian. Parecía acabar de pasar un huracán y no era muy errónea la comparación. Soltó una risa totalmente feliz por hacer algo tan temerario.
-¡Me siento estúpidamente vivo! -exclamo viendo a sus amigas- ¡Es la hora! -debía parecer un niño loco, pero le daba lo mismo, estaba demasiado feliz y drogado por la luna.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro
10/10/15, 07:09 pm
El Faro estaba cada vez más cerca. La marabunta de onyces sorteaba los rayos como podían aunque no todas lo conseguían. Alice, envuelta en su manto de sombras protegidas con magia como ella misma, avanzaba en zigzag. Corría por el camino inexistente que le brindaba la levitación y saltaba hacia delante o en diagonal impulsada por sus onyces, que hacían las veces de trampolín de forma muy efectiva.
Iba empapada, con el cabello chorreando, pero eufórica. Cada vez que veía un rayo atravesar la noche, la bruja gritaba "¡rayo va!" con todas sus fuerzas y luego se reía. A su alrededor, las sombras daban forma a criaturas que corrían en manada, criaturas que veían sus formas cambiadas con cada salto de la bruja. No llegaría la primera pero su participación sería bastante vistosa, o esa era su intención.
—¡Ya queda menos!
Llegaron al Faro y poco antes de descender a descansar, Dhelian anunció lo que la bruja ya sabía. En el momento en que Cárabo tocó tierra, Alice envío un mensaje telepático a Marsi bastante sencillo:
<<¡Sorpresa!>> y, seguidamente, bajó al suelo y se acercó a su amiga y su montura <<Dhelian también puede. Ya sé que no te gustan las sorpresas pero no nos mates, ¿eh?>> le dijo entre risas, tanto telepáticas como lo contrario. Las onyces miraban la escena sin saber qué ocurría y la bruja lo sabía, lo cual sumaba puntos positivos a comunicarse así con sus amistades.
Iba empapada, con el cabello chorreando, pero eufórica. Cada vez que veía un rayo atravesar la noche, la bruja gritaba "¡rayo va!" con todas sus fuerzas y luego se reía. A su alrededor, las sombras daban forma a criaturas que corrían en manada, criaturas que veían sus formas cambiadas con cada salto de la bruja. No llegaría la primera pero su participación sería bastante vistosa, o esa era su intención.
—¡Ya queda menos!
Llegaron al Faro y poco antes de descender a descansar, Dhelian anunció lo que la bruja ya sabía. En el momento en que Cárabo tocó tierra, Alice envío un mensaje telepático a Marsi bastante sencillo:
<<¡Sorpresa!>> y, seguidamente, bajó al suelo y se acercó a su amiga y su montura <<Dhelian también puede. Ya sé que no te gustan las sorpresas pero no nos mates, ¿eh?>> le dijo entre risas, tanto telepáticas como lo contrario. Las onyces miraban la escena sin saber qué ocurría y la bruja lo sabía, lo cual sumaba puntos positivos a comunicarse así con sus amistades.
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- InvitadoInvitado
Re: Faro
10/10/15, 07:51 pm
Cárabo alcanzó el faro, o más bien casi chocó contra él, y bajó hasta tierra resbalando con las garras por su superficie y usando las alas para frenar su caída. Marsi pudo ver a través de sus ojos como sus compañeros aterrizaban y en cuanto tocó el suelo saltó de su montura, empapada y con la respiración agitada. Estaba pletórica, y sus amigos también. No sabía quién había ganado, pero tampoco importaba.
La extrañeza inicial del comentario de Dhelian se disipó cuando oyó a Alice hablar en su mente.
-<<¡No!>>- exclamó, y estalló en carcajadas. No podría creer que hubiesen estado aprendiendo telepatía a sus espaldas, pero lo mejor sin duda fue la reacción de las onyces, que al parecer quedaban fiera de la conversación. Ahora podría hablar con Alice sin ellas de por medio.
Les dio un tirón de la ropa para atraerlos hacia sí y les dio un fuerte abrazo. Cárabo también fue a unirse, pero Marsi lo apartó con un pie.
La extrañeza inicial del comentario de Dhelian se disipó cuando oyó a Alice hablar en su mente.
-<<¡No!>>- exclamó, y estalló en carcajadas. No podría creer que hubiesen estado aprendiendo telepatía a sus espaldas, pero lo mejor sin duda fue la reacción de las onyces, que al parecer quedaban fiera de la conversación. Ahora podría hablar con Alice sin ellas de por medio.
Les dio un tirón de la ropa para atraerlos hacia sí y les dio un fuerte abrazo. Cárabo también fue a unirse, pero Marsi lo apartó con un pie.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Faro
11/10/15, 09:25 pm
Dhelian estaba pletórico cuando llego por fin al suelo y deshizo la levitación, soltando un risita cuando vio como bajaba Cárabo con Marsi en su lomo, agarrado al faro y sonrió alegremente cuando Alice por fin abrió le veda del secreto. Las onyces lucían extrañadas y eso era un gran punto a favor, porque la estirges que oyeran o no, no era problema, pocas eran las cosas que podían repetir, pero aquellas sombras negras eran otro cantar.
-<<No te imaginas lo que me ha costado no hablarte. Alice me lo prohibía>>- dijo poniendo un puchero antes de ruborizarse al ser repentinamente abrazado por la dullahan, aunque viéndola tan feliz, vio que Alice tenia razón y que sorprenderla así había sido mucho mejor. El niño sonrió ampliamente, devolviendole el abrazo a la varmana y soltando un risita al ver como el pobre Cárabo era alejado- <<Pero me alegro mucho que lo hiciera. ¡Es genial verte tan feliz!>>- dejando que una nota alegre bailoteara en la mente de ambas. Fue el primero en alejarse, escurriéndose entre el cuerpo de ambas chicas para acercarse a Cárabo y regalarle también un pequeño abrazo al grifo, pequeño porque sus brazos no lo rodeaban ni queriendo.
-<<Deberíamos ir volviendo, Marsi. ¿Quedaste en ir a la taberna para ver al nuevo dullahan, no? Yo también quiero ir al concierto>>-añadió el brugho, viendo a sus estirges sacudiéndose el exceso de agua sin éxito, pues seguía lloviendo. Todas empapadas salvo la que estaba bajo la capucha que el daeliciano tenia puesta.
Se pusieron de nuevo en marcha a la taberna, con la adrenalina corriendo por su cuerpo invitándole a hacer locuras que procuraba no oír.
Sigue en La Taberna
-<<No te imaginas lo que me ha costado no hablarte. Alice me lo prohibía>>- dijo poniendo un puchero antes de ruborizarse al ser repentinamente abrazado por la dullahan, aunque viéndola tan feliz, vio que Alice tenia razón y que sorprenderla así había sido mucho mejor. El niño sonrió ampliamente, devolviendole el abrazo a la varmana y soltando un risita al ver como el pobre Cárabo era alejado- <<Pero me alegro mucho que lo hiciera. ¡Es genial verte tan feliz!>>- dejando que una nota alegre bailoteara en la mente de ambas. Fue el primero en alejarse, escurriéndose entre el cuerpo de ambas chicas para acercarse a Cárabo y regalarle también un pequeño abrazo al grifo, pequeño porque sus brazos no lo rodeaban ni queriendo.
-<<Deberíamos ir volviendo, Marsi. ¿Quedaste en ir a la taberna para ver al nuevo dullahan, no? Yo también quiero ir al concierto>>-añadió el brugho, viendo a sus estirges sacudiéndose el exceso de agua sin éxito, pues seguía lloviendo. Todas empapadas salvo la que estaba bajo la capucha que el daeliciano tenia puesta.
Se pusieron de nuevo en marcha a la taberna, con la adrenalina corriendo por su cuerpo invitándole a hacer locuras que procuraba no oír.
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Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro
12/10/15, 01:27 am
Vaya que si surtió efecto la sorpresa. A la bruja le encantó la reacción de Marsi. Pero muchisimo. Eso sí,, antes de nada tuvo que enviar una imagen mental de una colleja a Dhelian por irse de la lengua y hacer que se sonrojara un poco.
<<Vale, la idea fue mía, lo admito. Soy una bruja loca y maligna que os quiere mucho y conspira contra vosotros. ¡Temedme!>> rió. Lo dijo bastante en serio, por cierto. Lo de estar pirada y ser maligna.
Automáticamente después se fundió en el abrazo con los tres mientras reía por toda la situación y un poco por el pobre Cárabo. Después le palmearía el lomo.
<<¿A que es genial? La Luna, nosotros tres, y ahora podemos hablar sin tapujos>>
Podía sentir la estupefacción de las onyces, que, tras ella, revoloteaban como ansiosas por el silencio. Mandó un mensaje de calma a una de ellas para que lo pasara, a lo que respondieron con un par de muecas poco agradables... que ignoró. Dio un último apretón a sus amigos, se separó y se quitó el agua de la cara. Eso sí, antes de separarse del todo miró a Marsi un poco patidifusa, como pensativa porque sentía que le faltaba algo... y al final se decidió por cogerle de la mano y plantarle un beso. Luego se separó para no agobiarla, pues no quería estropear la noche, y volvió a quitarse agua de la cara.
<<Familia, vamos a pillar un resfriado triple a este paso... No me importaría, estando con vosotros, pero no pienso perderme el concierto ¡así que a la Taberna!>>
Sigue en la Taberna
<<Vale, la idea fue mía, lo admito. Soy una bruja loca y maligna que os quiere mucho y conspira contra vosotros. ¡Temedme!>> rió. Lo dijo bastante en serio, por cierto. Lo de estar pirada y ser maligna.
Automáticamente después se fundió en el abrazo con los tres mientras reía por toda la situación y un poco por el pobre Cárabo. Después le palmearía el lomo.
<<¿A que es genial? La Luna, nosotros tres, y ahora podemos hablar sin tapujos>>
Podía sentir la estupefacción de las onyces, que, tras ella, revoloteaban como ansiosas por el silencio. Mandó un mensaje de calma a una de ellas para que lo pasara, a lo que respondieron con un par de muecas poco agradables... que ignoró. Dio un último apretón a sus amigos, se separó y se quitó el agua de la cara. Eso sí, antes de separarse del todo miró a Marsi un poco patidifusa, como pensativa porque sentía que le faltaba algo... y al final se decidió por cogerle de la mano y plantarle un beso. Luego se separó para no agobiarla, pues no quería estropear la noche, y volvió a quitarse agua de la cara.
<<Familia, vamos a pillar un resfriado triple a este paso... No me importaría, estando con vosotros, pero no pienso perderme el concierto ¡así que a la Taberna!>>
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- InvitadoInvitado
Re: Faro
12/10/15, 01:50 am
Cárabo recibió feliz a Dhelian y le picoteó el pelo, juguetón. Marsi seguía riendo, aún con las secuelas de la sorpresa. Estaba realmente emocionada, por el gesto de sus amigos, por lo especial de la situación, por lo fuerte que se sentía en aquel momento si hacía recuento de todo lo que había vivido hasta entonces. Alice le dio un beso en la mano, algo que Marsi no podía devolverle, pero tomó la mano de la bruja entre las suyas y las acarició con cariño. Se sentía lo bastante valiente para decirle algo, ahora que podía, en un canal mental privado, pero sintió que el gesto era suficiente.
-<< ¡Ah, Jace! Si, y el concierto. Tenemos que darnos prisa o ya estarán todos borrachos para cuando lleguemos.>>
Le dio unas palmaditas a Cárabo antes de emprender el vuelo, de nuevo al interior de la tormenta, hacia la taberna.
Sigue en la taberna del Mago Tuerto
-<< ¡Ah, Jace! Si, y el concierto. Tenemos que darnos prisa o ya estarán todos borrachos para cuando lleguemos.>>
Le dio unas palmaditas a Cárabo antes de emprender el vuelo, de nuevo al interior de la tormenta, hacia la taberna.
Sigue en la taberna del Mago Tuerto
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Faro
06/07/16, 09:08 pm
Enredo siguió las indicaciones que le había dado para llegar al local, no tardó en dar con una tienda con bellos adornos expuestos tras un cristal. Abrió la puerta y sonó una campanilla hecha de conchas marinas.
-Bienvenido - lo saludó una voz femenina, el brujo miró alrededor y no vio a la persona que había hablado. Segundos después una mujer bajita y de piel cetrina salió de detrás de unos armarios. Enredo no tuvo más que observar sus orejas para saber que ella era la mujer que buscaba.
-¿En que puedo ayudarte? ¿Buscas algún tipo de joya? ¿Para tu pareja quizá? - la kell le sonrió y el brujo le devolvió la sonrisa de forma automática.
-No, en realidad he venido por algo más especializado que unas joyas, las cuales por cierto he de decir que son preciosas - respondió el brujo con la sonrisa aún en los labios.
-Bien, ¿en qué puedo ayudarte entonces? - preguntó la mujer bastante más interesada que antes. Dama Marina era bastante curiosa y el brujo había logrado despertar su curiosidad. Además había halagado sus creaciones, eso era un punto a favor.
-Verás, me han dicho que puedes hacer que los amuletos que creas sean capaces de almacenar energía mágica, ¿es cierto? - preguntó deseando que la respuesta fuese "Sí".
-En efecto - el brujo ensanchó su sonrisa, aquella respuesta también le servía.- ¿Deseas que le ponga a algún objeto las funciones de un amuleto? - la kell no esperaba otra respuesta que no fuese afirmativa, el joven brujo no era el primero en ir a su tienda requiriendo esos servicios y no sería el último, de eso estaba bastante segura.
-Así es - depositó el báculo sobre el mostrador y miró a la mujer.- ¿Sería posible hacerlo con esto?
-Por supuesto, pero necesitaré más tiempo. Es un objeto bastante grande así que serán un par de días, necesito que me lo dejes aquí claro - Marina lo miró y luego esbozó una sonrisa.- El pago se efectuará a la devolución del objeto cuando vea que estás satisfecho con los resultados.
El brujo asintió y, tras darle una tarjeta de su propio negocio y despedirse, se fue.
Sigue en Ya veremos.
-Bienvenido - lo saludó una voz femenina, el brujo miró alrededor y no vio a la persona que había hablado. Segundos después una mujer bajita y de piel cetrina salió de detrás de unos armarios. Enredo no tuvo más que observar sus orejas para saber que ella era la mujer que buscaba.
-¿En que puedo ayudarte? ¿Buscas algún tipo de joya? ¿Para tu pareja quizá? - la kell le sonrió y el brujo le devolvió la sonrisa de forma automática.
-No, en realidad he venido por algo más especializado que unas joyas, las cuales por cierto he de decir que son preciosas - respondió el brujo con la sonrisa aún en los labios.
-Bien, ¿en qué puedo ayudarte entonces? - preguntó la mujer bastante más interesada que antes. Dama Marina era bastante curiosa y el brujo había logrado despertar su curiosidad. Además había halagado sus creaciones, eso era un punto a favor.
-Verás, me han dicho que puedes hacer que los amuletos que creas sean capaces de almacenar energía mágica, ¿es cierto? - preguntó deseando que la respuesta fuese "Sí".
-En efecto - el brujo ensanchó su sonrisa, aquella respuesta también le servía.- ¿Deseas que le ponga a algún objeto las funciones de un amuleto? - la kell no esperaba otra respuesta que no fuese afirmativa, el joven brujo no era el primero en ir a su tienda requiriendo esos servicios y no sería el último, de eso estaba bastante segura.
-Así es - depositó el báculo sobre el mostrador y miró a la mujer.- ¿Sería posible hacerlo con esto?
-Por supuesto, pero necesitaré más tiempo. Es un objeto bastante grande así que serán un par de días, necesito que me lo dejes aquí claro - Marina lo miró y luego esbozó una sonrisa.- El pago se efectuará a la devolución del objeto cuando vea que estás satisfecho con los resultados.
El brujo asintió y, tras darle una tarjeta de su propio negocio y despedirse, se fue.
Sigue en Ya veremos.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Faro
21/06/17, 05:03 pm
En lo alto del faro, Yip sueña.
El cambiante huye de una maraña de hilos gigantes que se extienden por toda su conciencia y le persiguen para robarle la identidad. La carrera acaba con un tropiezo en una plaza soñada, frente a un burdel abandonado. Los hilos lo envuelven y le asfixian y su cuerpo de carne se deshinfla y muere.
—No eres nadie —le habla una voz que Yip apenas recuerda. La voz que había tenido dentro de él cuando aun tenía pulmones, su voz antes de tener todas las voces.
Yip despierta sobresaltado. Su apariencia se deforma; su cuerpo se cubre de labios que se separan y el cambiante boquea, y boquea, y boquea. Tiembla, suda y su apariencia no es capaz de quedarse quieta. Su rostro cambia de forma y de colores cada pocos segundos. Tan solo se mantiene la expresión de horror de haberse visto ahogado.
Necesita aire, más aire. Necesita respirar. Yip se pone de pie, de muchos pies. Tiene cuatro piernas y ahora cinco y ahora seis y ya no tiene brazos. Sale al balcón del faro, el aire le acaricia la cara y le remueve una cabellera que a veces existe y a veces no. El corazón o los corazones no cesan de latir alborotados y Yip no encuentra consuelo en respirar. Necesita moverse, dejar de pensar. No quiere recordar lo que ha soñado, quiere olvidar que no es nadie, que el primer yo que tuvo murió hace años.
El cambiante salta y pide alas a sus hilos, pero estos le devuelven un aspecto familiar. Dos brazos, dos pies, una boca y un corazón: un niño como el que llegó hace siete años a Rocavarancolia. Un niño que no sabe volar y que, en su ignorancia, sonríe.
Desde lo alto del faro, Yip cae.
El cambiante huye de una maraña de hilos gigantes que se extienden por toda su conciencia y le persiguen para robarle la identidad. La carrera acaba con un tropiezo en una plaza soñada, frente a un burdel abandonado. Los hilos lo envuelven y le asfixian y su cuerpo de carne se deshinfla y muere.
—No eres nadie —le habla una voz que Yip apenas recuerda. La voz que había tenido dentro de él cuando aun tenía pulmones, su voz antes de tener todas las voces.
Yip despierta sobresaltado. Su apariencia se deforma; su cuerpo se cubre de labios que se separan y el cambiante boquea, y boquea, y boquea. Tiembla, suda y su apariencia no es capaz de quedarse quieta. Su rostro cambia de forma y de colores cada pocos segundos. Tan solo se mantiene la expresión de horror de haberse visto ahogado.
Necesita aire, más aire. Necesita respirar. Yip se pone de pie, de muchos pies. Tiene cuatro piernas y ahora cinco y ahora seis y ya no tiene brazos. Sale al balcón del faro, el aire le acaricia la cara y le remueve una cabellera que a veces existe y a veces no. El corazón o los corazones no cesan de latir alborotados y Yip no encuentra consuelo en respirar. Necesita moverse, dejar de pensar. No quiere recordar lo que ha soñado, quiere olvidar que no es nadie, que el primer yo que tuvo murió hace años.
El cambiante salta y pide alas a sus hilos, pero estos le devuelven un aspecto familiar. Dos brazos, dos pies, una boca y un corazón: un niño como el que llegó hace siete años a Rocavarancolia. Un niño que no sabe volar y que, en su ignorancia, sonríe.
Desde lo alto del faro, Yip cae.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Faro
08/12/18, 02:16 pm
La lluvia arreciaba y los relámpagos, que caían sin cesar, le daban a la Luna Roja un aspecto glorioso.
Cerca del faro pero a un poco más de altura, Enredo e Irdil contemplaban el panorama. Desde que habían despegado del suelo el idrino se había agarrado al brujo como si le fuera la vida en ello.
-¿Sabes? No te voy a dejar caer - comentó Enredo con una nota de broma en la voz.
-Yo... perdona - dijo el chico aflojando el agarre pero sin llegar a soltarle, como si realmente temiera que el brujo lo fuese a dejar caer.
Enredo observó la imagen que tenía ante sí. Contempló las ráfagas de agua y viento muriendo contra la barrera que tenía levantada para que no se mojaran. Vio los rayos caer y el mar revuelto cuyas olas chocaban contra los acantilados, como si quisieran rebasarlos y tragarse la tierra de detrás.
Lo cierto era que le sorprendía que Irdil le hubiera pedido salir de casa. Supuso que hasta el chico sin esencia sentía la Luna en sus huesos. Normalmente tenía que arrastrarlo fuera prometiéndole que no le pasaría nada.
Irdil por su parte aún no se sentía del todo seguro en la ciudad. Empezaba a confiar en el brujo pero aún le llevaría tiempo depositar toda su confianza en nadie. Aunque había visto y comprobado que Enredo era de fiar en el tiempo que llevaba viviendo y trabajando para él.
Ciertamente el brujo había anclado protecciones a la ropa que el idrino usaba. Y también le había dado una pulsera por si se perdía, en ese caso podía activar una runa que llevaba para que fuese a por él.
Ésta vez, sin embargo él mismo había pedido salir. Llevaba todo el día sintiendo cierta expectación y cuando le preguntó a su jefe, Enredo contestó que esa noche salía la Luna. Intrigado Irdil se había asomado por la ventana cuando la noche llegó. Embelesado por el brillo le pidió al brujo salir cuando éste volvió a casa de su paseo.
-Bueno, ¿qué te parece? - le preguntó Enredo a su ayudante.- ¿Es como esperabas?
-Es mejor - fue la contestación del idrino.- Es... no lo sé. Siento que cualquier cosa que pudiera decir no le haría justicia.
Enredo asintió a sus palabras, el sentía lo mismo desde la primera vez que la había visto.
-En la ciudad no sólo hay monstruos, también existen cosas bellas. ¿Qué quieres hacer ahora? - preguntó el brujo con voz complaciente.- ¿Quieres volver?
-¿Podemos quedarnos un poco más? - pidió el idrino con voz insegura.
-Todo el tiempo que quieras - respondió con tranquilidad mientras tomaba asiento en el aire.
Cerca del faro pero a un poco más de altura, Enredo e Irdil contemplaban el panorama. Desde que habían despegado del suelo el idrino se había agarrado al brujo como si le fuera la vida en ello.
-¿Sabes? No te voy a dejar caer - comentó Enredo con una nota de broma en la voz.
-Yo... perdona - dijo el chico aflojando el agarre pero sin llegar a soltarle, como si realmente temiera que el brujo lo fuese a dejar caer.
Enredo observó la imagen que tenía ante sí. Contempló las ráfagas de agua y viento muriendo contra la barrera que tenía levantada para que no se mojaran. Vio los rayos caer y el mar revuelto cuyas olas chocaban contra los acantilados, como si quisieran rebasarlos y tragarse la tierra de detrás.
Lo cierto era que le sorprendía que Irdil le hubiera pedido salir de casa. Supuso que hasta el chico sin esencia sentía la Luna en sus huesos. Normalmente tenía que arrastrarlo fuera prometiéndole que no le pasaría nada.
Irdil por su parte aún no se sentía del todo seguro en la ciudad. Empezaba a confiar en el brujo pero aún le llevaría tiempo depositar toda su confianza en nadie. Aunque había visto y comprobado que Enredo era de fiar en el tiempo que llevaba viviendo y trabajando para él.
Ciertamente el brujo había anclado protecciones a la ropa que el idrino usaba. Y también le había dado una pulsera por si se perdía, en ese caso podía activar una runa que llevaba para que fuese a por él.
Ésta vez, sin embargo él mismo había pedido salir. Llevaba todo el día sintiendo cierta expectación y cuando le preguntó a su jefe, Enredo contestó que esa noche salía la Luna. Intrigado Irdil se había asomado por la ventana cuando la noche llegó. Embelesado por el brillo le pidió al brujo salir cuando éste volvió a casa de su paseo.
-Bueno, ¿qué te parece? - le preguntó Enredo a su ayudante.- ¿Es como esperabas?
-Es mejor - fue la contestación del idrino.- Es... no lo sé. Siento que cualquier cosa que pudiera decir no le haría justicia.
Enredo asintió a sus palabras, el sentía lo mismo desde la primera vez que la había visto.
-En la ciudad no sólo hay monstruos, también existen cosas bellas. ¿Qué quieres hacer ahora? - preguntó el brujo con voz complaciente.- ¿Quieres volver?
-¿Podemos quedarnos un poco más? - pidió el idrino con voz insegura.
-Todo el tiempo que quieras - respondió con tranquilidad mientras tomaba asiento en el aire.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro
25/03/19, 09:53 pm
Sinceridad
Evento de la Fiesta post Trama
Mientras la ciudad festejaba, una roquense estaba a punto de irse. Estaba atrapada entre la curiosidad y las ganas de mirar a todas partes, tantas criaturas, tantas transformaciones distintas, y el agobio y el mareo por ver tanto y a través de tanto. Quería alejarse, pero no quería alejarse de sus amistades, pero tampoco quería agobiarse... Así que echó a volar. Avisó de que no iría muy lejos y se elevó en línea recta. Así al menos tenía menos estímulos visuales a su alrededor
O no.
Algo neblinoso rondaba cerca. No pudo concretarlo bien hasta que lo tuvo a unos metros. No podía ser... ¡Otra vez!
—¿A ti también te han llamado? Joder, menudo estropicio tienes en la cara.
—Eh... Creo que avisaron a toda la ciudad... —respondió, confusa. Ni un saludo. Ni recordaba su nombre. Y le acababa de faltar.
—¿Sí? Pues a mí no me dijeron nada. Escuché jaleo y me acerqué a husmear, pero de pronto algo tiró de mí y aquí estamos. ¿Te pasa también?
—Ehhhh... ¿No? Yo estoy aquí por... —abrió un ojo para mirar hacia abajo por si alguien les observaba... y el roquense la interrumpió.
—¡Joder! ¡Tienes más ojos!
—Sí, ¿ya lo veo? Baja la voz, por favor.
El otro ignoró su petición y siguió como siempre.
—Así que te has transformado en una de esas criaturas raras... ¡Qué desastre, mira tus plumas!
—Pues sí, ya lo arreglaré, pero soy más fuerte y alta que antes —masculló, indignada. Estaba a punto de irse. ¿Podría ganarle volando?
—Eso te hará falta, que hay monstruos horrendos en esta ciudad.
—Bueno, tampoco planeo quedarme mucho. Volveré a casa en cuanto aprenda a dominar mis habilidades —le respondió, bastante despreocupada. La primera frase también iba con segundas.
El fantasma no respondió al momento. La miró con el ceño apretado y se cruzó de brazos. Aún recordaba su hogar con orgullo, pero no recordaba ni estaba seguro de saber de dónde era su interlocutora. ¿Cómo de paisanos eran? Mejor prevenir.
—No sabes que no podrás ir, ¿verdad?
Dio en el clavo, al menos en la estrategia que había decidido. La roquense estuvo a punto de perder la mandíbula por la sorpresa.
—¡Cómo... cómo que no! ¡Debo ir, me necesitan!
—Sí, ya. Y a mí. Soy un fantasma, allí sería útil, ¿no crees? ¿Pero por qué crees que yo sigo aquí? Porque estamos encerrados aquí para siempre. Nos prometieron verdades a medias, pero lo siento. Tú sigues viva, al menos, así que puedes darte con un canto en el pico —había adoptado un tono serio, indignado, pero sonreía por dentro.
La cara de la roquense hablaba por sí sola de su triunfo sobre sus esperanzas. Empezaba a sentir asco por ella, porque seguramente sería de Tierra Bruja, con esa inocencia y esa ilusión por ayudar a los demás. Si pudiera, le escupiría. Pero debía mantener la fachada.
Sinceridad, por su parte, estaba rota. Perdía altura por momentos, planeando sin ganas. ¿Sería cierto? Si el otro fuera del Coro, o de Tierra Bruja, podría haberse ido y ayudar como espía, informador, mediador..., lo que fuera, pues era inmune al contacto físico. Pero en cambio, decía estar atrapado aquí, y no era la primera vez que lo veía vagar por ahí. Debía saber más.
—¿Y cómo soportas esto?
—No lo soporto. Estoy muerto y atrapado. Vago de aquí para allá. Ese es el destino que esta poderosísima ciudad me ha concedido —gruñó con rintintín. No se arrepentía de haberse rebelado contra su torreón, pero prefería haber jugado sus opciones de otra manera que no hubiera acabado con su muerte. Pero tampoco quería caerle mal o sería poco creíble—. Y por eso soy tan borde, lo siento pero esto es un asco para los muertos.
—No puede ser, no puede ser...
—En fin... siento haberte dado la mala noticia, pero tienes que asimilarlo cuanto antes. Disfruta de la fiesta tú que puedes mientras yo intento alejarme de ella, porque parece que esté encerrado aquí. Parece que no quieren que los roquenses nos alejemos. Ya es la cuarta o quinta vez que me pasa en un sitio de esta ciudad, ten cuidado —se despidió mientras se alejaba.
—Pero, pero esper... ¡Espera!
No le hizo caso. El fantasma siguió flotando en el aire sin mirar atrás, en dirección a la ciudad, pero parecía que le costaba, como si algo tirase de él en dirección contraria. Al final le pudo ver girarse hacia ella, rendido, con una mueca triste, y encogerse de hombros antes de sumergirse en el suelo. Ella tragó saliva y aleteó unos metros lejos de la multitud. No podía ser verdad. Le prometieron poder para ser capaz de ayudar a los suyos, ¿pero cómo les iba a ayudar desde la ciudad? El otro roquense, en cambio, llevaba varios años allí, a saber cuántos, y el único motivo que se le ocurría para que le hubiera mentido era que fuera del Coro y la hubiera reconocido como una amenaza... ¿Pero por qué seguía en la ciudad, entonces? ¿O por qué no le había contado aquello en otra ocasión, o por qué no había fastidiado sus esperanzas en otro momento? Había tenido tiempo de sobra. Y por poder, podía incluso haberla distraído de sus prácticas de vuelo y haberla matado o herido de forma indirecta, si hubiera querido.
Y allí acabó, en lo alto del Faro, el segundo lugar de aquella ciudad en el que se sentía segura. Arriba, en la linterna, con las patas colgando en aire, recordando a Lebra, observando la fiesta que la nublina se estaba perdiendo. <<A lo mejor la está viendo desde el mar...>> pensaba, emocionada. Al menos su amiga no sería un fantasma tan horrible... pero, realmente, ¿cómo podía juzgar al otro? Él estaba muerto y no podía disfrutar de la vida en ningún aspecto, así que era comprensible que fuera tan arisco. No quería ese destino para Lebra ni para nadie querido, la verdad, y la idea de que su amiga pudiera haber corrido esa suerte le entristeció aún más.
Para colmo, se sumó con todo lo anterior. El fantasma le había roto muchas esperanzas, para ella y sus brujenses, pero sobre todo para ella: la de poder volver a casa, al hogar de verdad. No quería creerlo, pero llorar por Lebra le recordó a la crueldad de la ciudad. Allí todo lo ruin era posible.
Debía volver cuanto antes. Ir al Faro solo había empeorado su estado, pero necesitaba desahogarse y llorar tanto que había sido casi instintivo.
Evento de la Fiesta post Trama
Mientras la ciudad festejaba, una roquense estaba a punto de irse. Estaba atrapada entre la curiosidad y las ganas de mirar a todas partes, tantas criaturas, tantas transformaciones distintas, y el agobio y el mareo por ver tanto y a través de tanto. Quería alejarse, pero no quería alejarse de sus amistades, pero tampoco quería agobiarse... Así que echó a volar. Avisó de que no iría muy lejos y se elevó en línea recta. Así al menos tenía menos estímulos visuales a su alrededor
O no.
Algo neblinoso rondaba cerca. No pudo concretarlo bien hasta que lo tuvo a unos metros. No podía ser... ¡Otra vez!
—¿A ti también te han llamado? Joder, menudo estropicio tienes en la cara.
—Eh... Creo que avisaron a toda la ciudad... —respondió, confusa. Ni un saludo. Ni recordaba su nombre. Y le acababa de faltar.
—¿Sí? Pues a mí no me dijeron nada. Escuché jaleo y me acerqué a husmear, pero de pronto algo tiró de mí y aquí estamos. ¿Te pasa también?
—Ehhhh... ¿No? Yo estoy aquí por... —abrió un ojo para mirar hacia abajo por si alguien les observaba... y el roquense la interrumpió.
—¡Joder! ¡Tienes más ojos!
—Sí, ¿ya lo veo? Baja la voz, por favor.
El otro ignoró su petición y siguió como siempre.
—Así que te has transformado en una de esas criaturas raras... ¡Qué desastre, mira tus plumas!
—Pues sí, ya lo arreglaré, pero soy más fuerte y alta que antes —masculló, indignada. Estaba a punto de irse. ¿Podría ganarle volando?
—Eso te hará falta, que hay monstruos horrendos en esta ciudad.
—Bueno, tampoco planeo quedarme mucho. Volveré a casa en cuanto aprenda a dominar mis habilidades —le respondió, bastante despreocupada. La primera frase también iba con segundas.
El fantasma no respondió al momento. La miró con el ceño apretado y se cruzó de brazos. Aún recordaba su hogar con orgullo, pero no recordaba ni estaba seguro de saber de dónde era su interlocutora. ¿Cómo de paisanos eran? Mejor prevenir.
—No sabes que no podrás ir, ¿verdad?
Dio en el clavo, al menos en la estrategia que había decidido. La roquense estuvo a punto de perder la mandíbula por la sorpresa.
—¡Cómo... cómo que no! ¡Debo ir, me necesitan!
—Sí, ya. Y a mí. Soy un fantasma, allí sería útil, ¿no crees? ¿Pero por qué crees que yo sigo aquí? Porque estamos encerrados aquí para siempre. Nos prometieron verdades a medias, pero lo siento. Tú sigues viva, al menos, así que puedes darte con un canto en el pico —había adoptado un tono serio, indignado, pero sonreía por dentro.
La cara de la roquense hablaba por sí sola de su triunfo sobre sus esperanzas. Empezaba a sentir asco por ella, porque seguramente sería de Tierra Bruja, con esa inocencia y esa ilusión por ayudar a los demás. Si pudiera, le escupiría. Pero debía mantener la fachada.
Sinceridad, por su parte, estaba rota. Perdía altura por momentos, planeando sin ganas. ¿Sería cierto? Si el otro fuera del Coro, o de Tierra Bruja, podría haberse ido y ayudar como espía, informador, mediador..., lo que fuera, pues era inmune al contacto físico. Pero en cambio, decía estar atrapado aquí, y no era la primera vez que lo veía vagar por ahí. Debía saber más.
—¿Y cómo soportas esto?
—No lo soporto. Estoy muerto y atrapado. Vago de aquí para allá. Ese es el destino que esta poderosísima ciudad me ha concedido —gruñó con rintintín. No se arrepentía de haberse rebelado contra su torreón, pero prefería haber jugado sus opciones de otra manera que no hubiera acabado con su muerte. Pero tampoco quería caerle mal o sería poco creíble—. Y por eso soy tan borde, lo siento pero esto es un asco para los muertos.
—No puede ser, no puede ser...
—En fin... siento haberte dado la mala noticia, pero tienes que asimilarlo cuanto antes. Disfruta de la fiesta tú que puedes mientras yo intento alejarme de ella, porque parece que esté encerrado aquí. Parece que no quieren que los roquenses nos alejemos. Ya es la cuarta o quinta vez que me pasa en un sitio de esta ciudad, ten cuidado —se despidió mientras se alejaba.
—Pero, pero esper... ¡Espera!
No le hizo caso. El fantasma siguió flotando en el aire sin mirar atrás, en dirección a la ciudad, pero parecía que le costaba, como si algo tirase de él en dirección contraria. Al final le pudo ver girarse hacia ella, rendido, con una mueca triste, y encogerse de hombros antes de sumergirse en el suelo. Ella tragó saliva y aleteó unos metros lejos de la multitud. No podía ser verdad. Le prometieron poder para ser capaz de ayudar a los suyos, ¿pero cómo les iba a ayudar desde la ciudad? El otro roquense, en cambio, llevaba varios años allí, a saber cuántos, y el único motivo que se le ocurría para que le hubiera mentido era que fuera del Coro y la hubiera reconocido como una amenaza... ¿Pero por qué seguía en la ciudad, entonces? ¿O por qué no le había contado aquello en otra ocasión, o por qué no había fastidiado sus esperanzas en otro momento? Había tenido tiempo de sobra. Y por poder, podía incluso haberla distraído de sus prácticas de vuelo y haberla matado o herido de forma indirecta, si hubiera querido.
Y allí acabó, en lo alto del Faro, el segundo lugar de aquella ciudad en el que se sentía segura. Arriba, en la linterna, con las patas colgando en aire, recordando a Lebra, observando la fiesta que la nublina se estaba perdiendo. <<A lo mejor la está viendo desde el mar...>> pensaba, emocionada. Al menos su amiga no sería un fantasma tan horrible... pero, realmente, ¿cómo podía juzgar al otro? Él estaba muerto y no podía disfrutar de la vida en ningún aspecto, así que era comprensible que fuera tan arisco. No quería ese destino para Lebra ni para nadie querido, la verdad, y la idea de que su amiga pudiera haber corrido esa suerte le entristeció aún más.
Para colmo, se sumó con todo lo anterior. El fantasma le había roto muchas esperanzas, para ella y sus brujenses, pero sobre todo para ella: la de poder volver a casa, al hogar de verdad. No quería creerlo, pero llorar por Lebra le recordó a la crueldad de la ciudad. Allí todo lo ruin era posible.
Debía volver cuanto antes. Ir al Faro solo había empeorado su estado, pero necesitaba desahogarse y llorar tanto que había sido casi instintivo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro
05/12/22, 06:30 pm
Tras la desaparición de la gente en la trama
Sinceridad
La roquense no se lo podía creer. Su mejor amiga durante la cosecha, la persona más escrupulosa que conocía, y con quien mejores recuerdos tenía en la cosecha, sobre todo en el Faro, había desaparecido. Sin dejar ni rastro. Ni con sus decenas de ojos había conseguido dar con ella. Ni en las cercanías de la Sede. Ni en los barrios de más allá. Ni tan siquiera en el que había sido su segundo refugio junto a Lebra y el resto, o los acantilados donde se asentaba el susodicho Faro... Nada de nada. No podía ser cierto. Sabía que había desaparecido más gente, ¿pero por qué ella? ¿Se habría quedado atascada en algún espejo del que no podrían rescatarla nunca? ¿Por qué ella, dónde podía estar? Claramente no se había ido voluntariamente, les habría dicho algo, ¿pero quién podía tener algo en su contra? ¿Le habrían atacado en alguna salida de la torre? ¿Y entonces, por qué nadie sabía nada? La roquense se había pasado días y días sobrevolando la ciudad, preguntando aquí y allá por la bruja... sin éxito. ¿Por qué la ciudad les hacía esto, después de más de un año allí?
Los demás también habían organizado salidas para buscar a sus compañeros y ella se les unía. Peinaban barrios enteros con su magia y habilidades, vociferando sus nombres, pero nada. Ella misma recordó cómo llamaba Mónica a los sinhadres desaparecidos, "Picasso" y "Calimero", y se imaginó llamándola con algún mote al buscarla. «¿Cómo sería? ¿"Espejada" o "Espejitos"?» pero había roto a llorar después de haberlos pronunciado en voz baja una sola vez.
También se le había unido Tay de vez en cuando y en aquella ocasión habían decidido ir al Faro. No tenía sentido que estuviera allí, la verdad, pero era el último sitio que se le ocurría en que podía haberse ocultado o refugiado si le hubiera pasado algo o no quisiera implicarles por algún motivo. Y, en efecto, un rápido barrido con sus ojos se lo confirmó. Se llevó las manos a la cara, angustiada, y agachó la cabeza antes de pronunciar palabra alguna.
—Aquí tampoco está. Ya lo imaginaba, pero no lo entiendo... ¿a dónde han ido todos, qué les ha pasado? —se preguntó. Sabía que el chaval no tenía las respuestas, pero no salía otra cosa de su boca.
Sinceridad
La roquense no se lo podía creer. Su mejor amiga durante la cosecha, la persona más escrupulosa que conocía, y con quien mejores recuerdos tenía en la cosecha, sobre todo en el Faro, había desaparecido. Sin dejar ni rastro. Ni con sus decenas de ojos había conseguido dar con ella. Ni en las cercanías de la Sede. Ni en los barrios de más allá. Ni tan siquiera en el que había sido su segundo refugio junto a Lebra y el resto, o los acantilados donde se asentaba el susodicho Faro... Nada de nada. No podía ser cierto. Sabía que había desaparecido más gente, ¿pero por qué ella? ¿Se habría quedado atascada en algún espejo del que no podrían rescatarla nunca? ¿Por qué ella, dónde podía estar? Claramente no se había ido voluntariamente, les habría dicho algo, ¿pero quién podía tener algo en su contra? ¿Le habrían atacado en alguna salida de la torre? ¿Y entonces, por qué nadie sabía nada? La roquense se había pasado días y días sobrevolando la ciudad, preguntando aquí y allá por la bruja... sin éxito. ¿Por qué la ciudad les hacía esto, después de más de un año allí?
Los demás también habían organizado salidas para buscar a sus compañeros y ella se les unía. Peinaban barrios enteros con su magia y habilidades, vociferando sus nombres, pero nada. Ella misma recordó cómo llamaba Mónica a los sinhadres desaparecidos, "Picasso" y "Calimero", y se imaginó llamándola con algún mote al buscarla. «¿Cómo sería? ¿"Espejada" o "Espejitos"?» pero había roto a llorar después de haberlos pronunciado en voz baja una sola vez.
También se le había unido Tay de vez en cuando y en aquella ocasión habían decidido ir al Faro. No tenía sentido que estuviera allí, la verdad, pero era el último sitio que se le ocurría en que podía haberse ocultado o refugiado si le hubiera pasado algo o no quisiera implicarles por algún motivo. Y, en efecto, un rápido barrido con sus ojos se lo confirmó. Se llevó las manos a la cara, angustiada, y agachó la cabeza antes de pronunciar palabra alguna.
—Aquí tampoco está. Ya lo imaginaba, pero no lo entiendo... ¿a dónde han ido todos, qué les ha pasado? —se preguntó. Sabía que el chaval no tenía las respuestas, pero no salía otra cosa de su boca.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Faro
03/02/23, 12:09 pm
Las cosas iban de mal en peor. Los meses pasaban y la ciudad no tenía intención de darle tregua. Los momentos de felicidad que recordaba ahora estaban contaminados por una fina película de falsa seguridad. Podías morir en cualquier momento, y también desaparecer.
Su relación con Dafne era ya prácticamente inexistente y el belga se preguntaba si los vestigios del pasado era lo único que los unía. Pero no era ese el motivo de su desgracia, ni lo que provocaba una ansiedad que latía en su pecho cual parásito.
Como tantos otros Mónica ya no estaba, se había esfumado y borrado de la faz de Rocavarancolia. No se llevaba con ella lo suficiente como para notar su ausencia, pero se preocupó cuando Sinceridad comenzó a extrañarse. Además no era la única que hacía tiempo que no daba señales de vida.
¿Preparado para seguir despidiéndose de los suyos eternamente?
Tayron contemplaba el faro de piedra blanca con el ceño fruncido, desde ahí le venía una brisa empapada de un tufo salado. Arrugó la nariz antes de responder a su amiga.
—Ni puta idea... —cruzó los brazos sobre el pecho, sin saber qué es lo que debía sentir exactamente. La chica no pertenecía a su círculo cercano, pero compartieron cosecha y aquello creaba vínculos fuertes que al tiempo le costaba difuminar. Además, recordaba perfectamente cuando ambos se precipitaron metros hacia los bajos fondos al quebrarse el suelo sobre el que pisaban. La caída habría sido fatal de no ser por el anillo de Dana. Entre todo aquel caos de pensamientos distinguía como la española le ofreció su mano y permanecieron horas esperando como dos conejillos asustados a un final que nunca llegaría. Esto no podía estar pasando. ¿Mónica ya no estaba?—. Los fantasmas... no me dicen nada, no saben una mierda —dijo en voz queda.
Por un momento pensó en invocar niebla mágica sobre la edificación que tenían en frente, pero desestimó la idea. ¿Acaso había algo que Sinceridad no pudiera ver? Confiaba en la roquense. Y sus hechizos de búsqueda hasta el momento resultaron nulos. Se sentía inútil.
—Sé que ya te lo he preguntado alguna vez pero... tía... ¿Estás segura de que no te dijo nada la última vez que hablasteis? Algún dato importante o algo... —el tono del lémur era triste pero delicado. Sabía que eran mejores amigas y no quería pisar ninguna baldosa resbaladiza.
Su relación con Dafne era ya prácticamente inexistente y el belga se preguntaba si los vestigios del pasado era lo único que los unía. Pero no era ese el motivo de su desgracia, ni lo que provocaba una ansiedad que latía en su pecho cual parásito.
Como tantos otros Mónica ya no estaba, se había esfumado y borrado de la faz de Rocavarancolia. No se llevaba con ella lo suficiente como para notar su ausencia, pero se preocupó cuando Sinceridad comenzó a extrañarse. Además no era la única que hacía tiempo que no daba señales de vida.
¿Preparado para seguir despidiéndose de los suyos eternamente?
Tayron contemplaba el faro de piedra blanca con el ceño fruncido, desde ahí le venía una brisa empapada de un tufo salado. Arrugó la nariz antes de responder a su amiga.
—Ni puta idea... —cruzó los brazos sobre el pecho, sin saber qué es lo que debía sentir exactamente. La chica no pertenecía a su círculo cercano, pero compartieron cosecha y aquello creaba vínculos fuertes que al tiempo le costaba difuminar. Además, recordaba perfectamente cuando ambos se precipitaron metros hacia los bajos fondos al quebrarse el suelo sobre el que pisaban. La caída habría sido fatal de no ser por el anillo de Dana. Entre todo aquel caos de pensamientos distinguía como la española le ofreció su mano y permanecieron horas esperando como dos conejillos asustados a un final que nunca llegaría. Esto no podía estar pasando. ¿Mónica ya no estaba?—. Los fantasmas... no me dicen nada, no saben una mierda —dijo en voz queda.
Por un momento pensó en invocar niebla mágica sobre la edificación que tenían en frente, pero desestimó la idea. ¿Acaso había algo que Sinceridad no pudiera ver? Confiaba en la roquense. Y sus hechizos de búsqueda hasta el momento resultaron nulos. Se sentía inútil.
—Sé que ya te lo he preguntado alguna vez pero... tía... ¿Estás segura de que no te dijo nada la última vez que hablasteis? Algún dato importante o algo... —el tono del lémur era triste pero delicado. Sabía que eran mejores amigas y no quería pisar ninguna baldosa resbaladiza.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Faro
05/02/23, 08:25 pm
Sinceridad acabó sentándose en un cascote del terreno mientras escuchaba al chaval. También oía el bramido de las olas contra el acantilado y el olor a sal le traía recuerdos de sus días viviendo en el Faro que se erguía ante ellos. Había llegado a soñar que vivía allí de nuevo y que se la encontraba en la cocina al despertar un día cualquiera, pero ahora lo echaría abajo con sus propias manos. O encerraría dentro a todo aquel que les había hecho daño en el pasado y le prendería fuego, pues había aprendido que la ciudad no era un pozo de maldad sino que estaba poblada por la peor calaña de criaturas posible que habían decidido ganarse el odio de todo ser vivo. La ciudad no se había tragado a su amiga sino que alguien se la había arrebatado.
Los fantasmas no le decían nada al lémur igual que a sus amigos sus hechizos y a ella su visión no les mostraba nada desde hacía tiempo sobre su amiga. Nadie sabía nada. Y para colmo, lo que más le dolía era que ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que se vieron, ni si fue en Serpentaria o en la Sede, o qué estaban haciendo, si investigando, o de compras o paseando. Siguió rememorando ratos con ella según lo que iba diciendo Tay. Hablaban de sus transformaciones, sus progresos, sus amistades, la gente que podía gustarles a una y a otra, cotilleos... y por supuesto sobre la ciudad, sus peligros y sus bondades, pero nunca llegaron a comentar nada que pudiera estar relacionado con ponerse en peligro una de ellas o que les estuviera pasando algo concreto.
—No, chico, nada de nada. Nos iba bien, le iba bien. Nuestras idas y venidas con nuestras transformaciones, con vosotros nuestras amistades, y poco más. Si hubiera querido irse, imagino que nos habría avisado. Y nunca dijo nada de que le preocupase algún peligro o algo. Habríamos hecho algo si lo hubiéramos sabido, lo que fuera, aunque hubiera sido pedir ayuda a la gente de cribas anteriores... —dijo con voz queda, a medias entre frustración y estar a punto de echarse a llorar.
Para contenerse, le dio un puntapie a una piedra. Entonces, mientras la veía rebotar y rodar, se le ocurrió algo y se echó a reír al poco.
—Seguramente la muy cabrona se haya ido a esa Tierra vuestra a preparar alguna sorpresa y se haya quedado encerrada allí hasta la próxima cosecha... y cuando vuelva pienso perder todas mis plumas dándole una paliza.
Tenían varios proyectos de visitar sus mundos, por supuesto, y la broma al respecto no sirvió para alegrarle sino para hundirle aún más. Seguía riéndose un poco después, al terminar de decir aquello, pero no podía contener las lágrimas. ¿Cómo iba a evitarlo, si en Rocavarancolia había conocido a quien fue su mejor amiga desde su llegada y ahora simplemente ya no estaba? Si al menos tuvieran información sobre un suceso, o hubieran encontrado un cuerpo, un rastro... algo para cerrar aquel episodio de dolor, algo a lo que agarrarse para poder cerrarlo del todo. Cabeceaba y negaba con la cabeza mirando al suelo, pero finalmente miró a Tay y se sorbió la nariz. Ahora mismo daría pena, ella, tan grande, tan fuerte, ahí echa polvo, tan derrotada, con parches de plumas pegadas entre sí porque sus ojos lloraban sin ton ni son, unos sí y otros no.
—Siento haberte hecho venir hasta aquí para verme así —se disculpó con él.
Los fantasmas no le decían nada al lémur igual que a sus amigos sus hechizos y a ella su visión no les mostraba nada desde hacía tiempo sobre su amiga. Nadie sabía nada. Y para colmo, lo que más le dolía era que ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que se vieron, ni si fue en Serpentaria o en la Sede, o qué estaban haciendo, si investigando, o de compras o paseando. Siguió rememorando ratos con ella según lo que iba diciendo Tay. Hablaban de sus transformaciones, sus progresos, sus amistades, la gente que podía gustarles a una y a otra, cotilleos... y por supuesto sobre la ciudad, sus peligros y sus bondades, pero nunca llegaron a comentar nada que pudiera estar relacionado con ponerse en peligro una de ellas o que les estuviera pasando algo concreto.
—No, chico, nada de nada. Nos iba bien, le iba bien. Nuestras idas y venidas con nuestras transformaciones, con vosotros nuestras amistades, y poco más. Si hubiera querido irse, imagino que nos habría avisado. Y nunca dijo nada de que le preocupase algún peligro o algo. Habríamos hecho algo si lo hubiéramos sabido, lo que fuera, aunque hubiera sido pedir ayuda a la gente de cribas anteriores... —dijo con voz queda, a medias entre frustración y estar a punto de echarse a llorar.
Para contenerse, le dio un puntapie a una piedra. Entonces, mientras la veía rebotar y rodar, se le ocurrió algo y se echó a reír al poco.
—Seguramente la muy cabrona se haya ido a esa Tierra vuestra a preparar alguna sorpresa y se haya quedado encerrada allí hasta la próxima cosecha... y cuando vuelva pienso perder todas mis plumas dándole una paliza.
Tenían varios proyectos de visitar sus mundos, por supuesto, y la broma al respecto no sirvió para alegrarle sino para hundirle aún más. Seguía riéndose un poco después, al terminar de decir aquello, pero no podía contener las lágrimas. ¿Cómo iba a evitarlo, si en Rocavarancolia había conocido a quien fue su mejor amiga desde su llegada y ahora simplemente ya no estaba? Si al menos tuvieran información sobre un suceso, o hubieran encontrado un cuerpo, un rastro... algo para cerrar aquel episodio de dolor, algo a lo que agarrarse para poder cerrarlo del todo. Cabeceaba y negaba con la cabeza mirando al suelo, pero finalmente miró a Tay y se sorbió la nariz. Ahora mismo daría pena, ella, tan grande, tan fuerte, ahí echa polvo, tan derrotada, con parches de plumas pegadas entre sí porque sus ojos lloraban sin ton ni son, unos sí y otros no.
—Siento haberte hecho venir hasta aquí para verme así —se disculpó con él.
No Hope. No Dreams. No Love.
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