Bahía de los Naufragios
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Bahía de los Naufragios
02/08/11, 06:21 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Esta playa no es de arena, sino que está hecha de diminutos trozos de concha y cristal pulido que brillan cuando les da la luz, algo que no pasa muy a menudo, pues la playa está a la sombra de los acantilados, y solo se puede llegar a ella a través de un estrecho pasaje entre la roca. Una ingente cantidad de barcos naufragados y maderos descansan allí.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Bahía de los Naufragios
11/03/19, 05:02 pm
Aquellos días no habían sido muy alentadores. La muerte de Ina y Eorlir aún pesaba sobre sus hombros, demasiado reciente. Habían ido a la Capilla, donde sus compañeros habían encontrado a la pareja meses atrás, y habían inscrito allí sus nombres para que se les recordase siempre. Después de hacer eso el peso había disminuido, pero no del todo. Aun así Adrune hizo lo posible por animarse. Les invitaban a una fiesta, y eso prometía. Guille había insistido en que vistiesen “de etiqueta” y el gamusino no tenía ni idea de cómo hacer eso, aunque no le importaba cómo vestir mientras fuese ropa colorida y cómoda. Al final le pidió consejo a Rox, y entre ambos encontraron una camisa blanca que tenía un estampado de conejos con lunares de colores. Adru quiso ponérsela en cuanto la vio. La acompañaron con unos pantalones negros anchos de tela y el traje del gamusino para la fiesta estaba listo.
Saltaba en el sitio intentando ver mejor aquel barco volador tan increíble, sonriendo a sus compañeros cada vez que descendía. En una ocasión saltó demasiado alto y varios a su alrededor se quejaron para que se estuviese quieta. A partir de ese momento se limitó a coger a Neil de las manos y revolotear en el sitio a su alrededor, mientras el Rey hablaba. Volvió a saltar cuando toda la bahía vitoreó al velador, no siendo menos que nadie. El sinhadre gritaba con todas sus fuerzas “Granta es el mejor” y lo saludaba con la mano efusivamente aunque era improbable que la estuviese mirando a pesar de que se esforzó por hacerse ver sobre la multitud.
Cuando la volvieron a calmar para que atendiese en silencio a lo siguiente, se aburrió un poco con lo del nombramiento de los nuevos miembros del Consejo, aunque todos excepto la Señora de los Asesinos le parecieron simpáticos. No le gustaba la cara que puso aquella mujer, y si era una asesina era probable que no fuese buena persona. La edeel sabía poco sobre el Consejo Real, aunque se había empezado a interesar un poco más por ellos después de lo ocurrido.
Pero entonces, Cicatriz habló y se olvidó de todo lo demás. Se sentía ansiosa ante lo que dijo, ya que parecía que venía algo bueno. No estaba preparada para lo que ocurrió a continuación, ni tampoco todo el que se encontrase alrededor suyo. El dragón del Rey ya le resultaba increíble, ¡pero había más! Eran lagartos gigantes voladores, hermosos y de apariencia fiera. Eran maravillosos, perfectos. Gritó de emoción y no dejaba de señalárselos a Neil y los demás como si solo ella estuviese prestando atención. Necesitaba montar en uno de esos reptiles.
Saltaba en el sitio intentando ver mejor aquel barco volador tan increíble, sonriendo a sus compañeros cada vez que descendía. En una ocasión saltó demasiado alto y varios a su alrededor se quejaron para que se estuviese quieta. A partir de ese momento se limitó a coger a Neil de las manos y revolotear en el sitio a su alrededor, mientras el Rey hablaba. Volvió a saltar cuando toda la bahía vitoreó al velador, no siendo menos que nadie. El sinhadre gritaba con todas sus fuerzas “Granta es el mejor” y lo saludaba con la mano efusivamente aunque era improbable que la estuviese mirando a pesar de que se esforzó por hacerse ver sobre la multitud.
Cuando la volvieron a calmar para que atendiese en silencio a lo siguiente, se aburrió un poco con lo del nombramiento de los nuevos miembros del Consejo, aunque todos excepto la Señora de los Asesinos le parecieron simpáticos. No le gustaba la cara que puso aquella mujer, y si era una asesina era probable que no fuese buena persona. La edeel sabía poco sobre el Consejo Real, aunque se había empezado a interesar un poco más por ellos después de lo ocurrido.
Pero entonces, Cicatriz habló y se olvidó de todo lo demás. Se sentía ansiosa ante lo que dijo, ya que parecía que venía algo bueno. No estaba preparada para lo que ocurrió a continuación, ni tampoco todo el que se encontrase alrededor suyo. El dragón del Rey ya le resultaba increíble, ¡pero había más! Eran lagartos gigantes voladores, hermosos y de apariencia fiera. Eran maravillosos, perfectos. Gritó de emoción y no dejaba de señalárselos a Neil y los demás como si solo ella estuviese prestando atención. Necesitaba montar en uno de esos reptiles.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Bahía de los Naufragios
11/03/19, 05:40 pm
Valek:
Sinceramente no tenía muchas ganas de estar allí, algo que no era sorprendente ya que nunca había disfrutado particularmente ninguna celebración a la que había asistido, pero aquello era un evento de asistencia obligatoria organizado por el consejo, así que no me quedaba otra.
Ahora bien, como buen evento del consejo que era el presupuesto se notaba. El barco volador era impresionante, y aunque era una creación demiúrgica no pude evitar intentar imaginar cómo se podría recrear una nave similar pero con runas.
El discurso fue más o menos lo que esperaba: Empezó un agradecimiento a los que habían participado en arreglar la catástrofe de hacía unos días. Como siempre me divirtió la mención a los dioses oscuros, siempre me había hecho gracia que existiera una creencia como aquella en una ciudad en la que cada poco tiempo muchos de sus nuevos miembros se encontraban con sus propias creencias hechas pedazos. ¿O quizás esa era justo la razón? Bueno, tampoco importaba.
Cuando se recordó a los caídos me sorprendí al darme cuenta de que sentía algo de melancolía por la muerte de Doce Punto. Nunca le había conocido pero supongo que, en cierto modo, mi historia en esta ciudad había empezado con él. Los nuevos edificios nombrados tras los caídos eran un bonito detalle, supongo, pero no le dí más importancia que esa.
Sentí algo de lástima por Granta cuando fue su turno, el velador parecía tener tan pocas ganas de estar ahí como las habría tenido yo de estar en su lugar. Luego llegó el nombramiento de los nuevos miembros del consejo, algo a lo que presté atención para quedarme con las caras de los nuevos, miembros, pero no me interesaba tanto como para que me impresionara mucho los nombramientos. El último, sin embargo, sí que me hizo alzar una ceja al principio y contener una risita después.
Aunque nunca la había conocido en persona había estado investigando quienes en la ciudad eran buenos en el manejo de runas, de modo que sabía quien era dama Azahar. Que el nuevo señor de los asesinos fuera alguien cuya principal fuente de asesinatos era acabar con esclavos no hablaba bien de la calidad de los asesinos de la ciudad.
“¡Ja! Eso podría explicar por qué he podido cargarme sin problemas a los que me han atacado”
Mi diversión se vio sustituida por molestia cuando llegó el gran final, y algún que otro momento poniendo los ojos en blanco cuando estaba seguro de que no me miraban. Sospechaba que tenían planeado algo parecido teniendo en cuenta que habían reconstruido las dragoneras y que había un barco-dragón flotando delante de mis narices, aunque no me esperaba que hubieran podido reunir a tantos dragones.
Realmente no tenía nada en contra de aquello. Simplemente nunca había sido fan de los dragones… ni de cualquier cosa que echara fuego, en realidad, aunque supongo que en esa lista los dragones eran al menos mis favoritos. ¿Que eso me hacía un gruñón, pues que se aguanten. No haberme obligado a venir.
Una vez terminó el desfile me moví hacia la zona de aperitivos y bebidas. Ya que había tenido que venir al menos amortizaría mi estancia.
Sinceramente no tenía muchas ganas de estar allí, algo que no era sorprendente ya que nunca había disfrutado particularmente ninguna celebración a la que había asistido, pero aquello era un evento de asistencia obligatoria organizado por el consejo, así que no me quedaba otra.
Ahora bien, como buen evento del consejo que era el presupuesto se notaba. El barco volador era impresionante, y aunque era una creación demiúrgica no pude evitar intentar imaginar cómo se podría recrear una nave similar pero con runas.
El discurso fue más o menos lo que esperaba: Empezó un agradecimiento a los que habían participado en arreglar la catástrofe de hacía unos días. Como siempre me divirtió la mención a los dioses oscuros, siempre me había hecho gracia que existiera una creencia como aquella en una ciudad en la que cada poco tiempo muchos de sus nuevos miembros se encontraban con sus propias creencias hechas pedazos. ¿O quizás esa era justo la razón? Bueno, tampoco importaba.
Cuando se recordó a los caídos me sorprendí al darme cuenta de que sentía algo de melancolía por la muerte de Doce Punto. Nunca le había conocido pero supongo que, en cierto modo, mi historia en esta ciudad había empezado con él. Los nuevos edificios nombrados tras los caídos eran un bonito detalle, supongo, pero no le dí más importancia que esa.
Sentí algo de lástima por Granta cuando fue su turno, el velador parecía tener tan pocas ganas de estar ahí como las habría tenido yo de estar en su lugar. Luego llegó el nombramiento de los nuevos miembros del consejo, algo a lo que presté atención para quedarme con las caras de los nuevos, miembros, pero no me interesaba tanto como para que me impresionara mucho los nombramientos. El último, sin embargo, sí que me hizo alzar una ceja al principio y contener una risita después.
Aunque nunca la había conocido en persona había estado investigando quienes en la ciudad eran buenos en el manejo de runas, de modo que sabía quien era dama Azahar. Que el nuevo señor de los asesinos fuera alguien cuya principal fuente de asesinatos era acabar con esclavos no hablaba bien de la calidad de los asesinos de la ciudad.
“¡Ja! Eso podría explicar por qué he podido cargarme sin problemas a los que me han atacado”
Mi diversión se vio sustituida por molestia cuando llegó el gran final, y algún que otro momento poniendo los ojos en blanco cuando estaba seguro de que no me miraban. Sospechaba que tenían planeado algo parecido teniendo en cuenta que habían reconstruido las dragoneras y que había un barco-dragón flotando delante de mis narices, aunque no me esperaba que hubieran podido reunir a tantos dragones.
Realmente no tenía nada en contra de aquello. Simplemente nunca había sido fan de los dragones… ni de cualquier cosa que echara fuego, en realidad, aunque supongo que en esa lista los dragones eran al menos mis favoritos. ¿Que eso me hacía un gruñón, pues que se aguanten. No haberme obligado a venir.
Una vez terminó el desfile me moví hacia la zona de aperitivos y bebidas. Ya que había tenido que venir al menos amortizaría mi estancia.
- InvitadoInvitado
Re: Bahía de los Naufragios
11/03/19, 11:22 pm
Nihil tendría que estar orgullosa de su labor, aunque en un inicio el horror se hubiese desatado en parte por culpa suya, sin embargo estaba desconcertada. Durante mucho tiempo había sido persona non grata para los dirigentes de la ciudad y se había regocijado de ello cada vez que abusaba de su relación con Siloco para ser partícipe o estar al tanto de asuntos oficiales. Le divertía ver la cara de desagrado de Andras, de Gahna, de Doce, cuando aparecía en escena, imponer su presencia. Pero allí estaba, con el Consejo al completo sobre un barco volador, con una bolsa de oro en los brazos y una estatua en camino. Había hecho algo bueno por la ciudad, era una de las partícipes de su salvación, y le estaban dando el debido reconocimiento. La marabunta de gente a sus pies la vitoreaba a ella, a Melodes y a Granta y ella fingía pavonearse cuando posiblemente estaba más cerca de sentirse como el velador novato que como dama Azahar.
La vieja momia había sido la razón por la que ni siquiera había podido molestar a Andras. La incomodidad que la súcubo podía provocar no se comparaba al odio acérrimo que despertaba la nueva Señora de los Asesinos en... bueno, en toda la ciudad.
Le lanzó una mirada de soslayo al piromante, asegurándose de que él no la veía. Ni siquiera había sido capaz de darle el pésame debidamente durante el funeral. Nihil se sorprendió con muy pocas ganas de celebrar nada.
En cuanto le dieron permiso se bajó del dragón falso y guardó su bolsa de oro en el escote.
Siloco la esperaba abajo con Zmey. Parloteaba sin cesar sobre lo orgulloso que estaba de ella y lo decepcionado que estaba con el cáliz de sangre por nombrar a dama Azahar como su sustituta.
-Los objetos mágicos chochean también, te lo digo yo, y ese trasto tiene que estar para que lo jubilen -comentaba.
Zmey estaba de morros. No le había hecho ninguna gracia que lo mandasen fuera mientras el resto de la ciudad corría peligro. Le había echado en cara que no le dejase ayudar, que había quedado como un cobarde, y Nihil había necesitado toda su paciencia para no darle de collejas. Siloco no había tenido tanta paciencia y se había ocupado él mismo de cantarle las cuarenta al piromante.
<< Nihil ha hecho lo que ha creído conveniente para protegerte, nadie en la ciudad sabía exactamente lo que estaba pasando, pero si sigues teniendo ganas de sufrir pesadillas como los demás ahora mismo te fabrico una, y no me hace falta ni ser soñador ni íncubo>> le había dicho.
El piromante se había calmado y había acabado disculpándose pero seguía de un humor más bien malo. Nihil supuso que mejoraría cuando encontrase a sus amigos.
-Necesito que saquen ya el vino, no sé si voy a aguantar aquí sobria -comentó la súcubo acomodándose en una plataforma flotante que se habían traído porque eso de estar de pie en medio de la arena no era de su estilo.
-En mi experiencia con el Consejo he aprendido que siempre tardan en sacar el alcohol con la experiencia de que los asistentes se cansen y se vayan después de los discursos. Por eso siempre traigo mi propia bebida -dijo Siloco, y acto seguido sacó una petaca de whisky y se la pasó a la súcubo.
Los dragones fueron una sorpresa para todos. Por supuesto sabían que tarde o temprano llegarían, no estaban restaurando las dragoneras para las estirges, pero desde luego no esperaban que hubiesen logrado entrenar a tres en tan poco tiempo.
Zmey se puso como loco. Había intentado disimular la ilusión que le había hecho la barcaza demiúrgica con forma de dragón pero con dragones de carne y hueso era imposible. Sus ojos centelleaban de emoción y una sonrisa idiota de niño feliz se le había pintado en el rostro.
-¡Maestra, están cabalgando dragones! -gritó, y la emoción del momento le hizo olvidarse hasta de tener vergüenza.
Nihil se tapó la boca con la mano para ocultar su sonrisa. Después de tantos meses de ver a su aprendiz deprimido era una novedad refrescante que estuviera tan contento.
***
Los días que siguieron a la pesadilla fueron un velatorio silencioso. La muerte de sus compañeros les había afectado a todos pero al menos tuvieron tiempo para lamerse las heridas y descansar. Rena pasó todo el tiempo que pudo recuperando horas de sueño.
La noticia de la fiesta avivó un poco los ánimos. Aunque no tenía muchas ganas de jolgorio, la verdad es que la irrense tenía mucha curiosidad de cómo eran las fiestas en Rocavarancolia. Esperana que no hubiese cosas turbias como sacrificios y demás.
Elegir la ropa que llevarían fue divertido. Rena consiguió un vestido negro de algodón, de manga corta. Era muy sencillo, sin ningún adorno y corto, y debajo llevaba unos leggins también negros. Se había hecho con un chaleco vaquero que planeaba ir llenando de parches poco a poco y llevaba un par de botas de combate. Sus adornos eran sencillos; una improvisada gargantilla de cuero y pulseras de cuerda trenzadas. Lo que más feliz le hacía de su conjunto era que volvía a tener el pelo verde, gracias a Rox y Pam.
La verdad es que la fiesta no se parecía a nada que hubiera visto en su vida. Ya solo la barcaza dragón era impresionante y fue suficiente para que Rena se contagiara de la emoción. Había buen ambiente y era un gran contraste con la única situación en la que había visto a tantos ciudadanos reunidos en un mismo sitio.
Buscaron un sitio donde poder ver bien. Era difícil, había muchísima gente. Rena se subió a Nime a los hombros para que pudiese ver mejor.
-Sujétate bien que solo tengo un brazo para agarrarte -le dijo.
Los discursos la hicieron sentirse algo fuera de lugar. Había un sentimiento de unidad entre toda esa gente del que aún no se sentía parte. Aun así vitoreó a Granta como la que más. Incluso aunque no lo había tratado mucho sentía cierto orgullo de que fuese de su misma cosecha, y le daba esperanzas. Ser un novato no significaba que no pudieses hacer cosas importantes, al parecer. Y con esa esperanza el discurso de la señora peluda no hizo si no avivar su excitación. Eso era justo por lo que había firmado cuando la eligieron, esa fantasía. Gritó hasta hacerse daño en la garganta cuando los dragones hicieron su aparición. Silbó, hizo señas, Nime casi se le cae de los hombros… Una carcajada histérica se apoderó de ella, después de meses y meses de desgracias. La salida de la Luna Roja no había sido el comienzo de su vida en la ciudad, era ese, era en ese momento cuando Rocavarancolia de verdad les estaba dando la bienvenida.
La vieja momia había sido la razón por la que ni siquiera había podido molestar a Andras. La incomodidad que la súcubo podía provocar no se comparaba al odio acérrimo que despertaba la nueva Señora de los Asesinos en... bueno, en toda la ciudad.
Le lanzó una mirada de soslayo al piromante, asegurándose de que él no la veía. Ni siquiera había sido capaz de darle el pésame debidamente durante el funeral. Nihil se sorprendió con muy pocas ganas de celebrar nada.
En cuanto le dieron permiso se bajó del dragón falso y guardó su bolsa de oro en el escote.
Siloco la esperaba abajo con Zmey. Parloteaba sin cesar sobre lo orgulloso que estaba de ella y lo decepcionado que estaba con el cáliz de sangre por nombrar a dama Azahar como su sustituta.
-Los objetos mágicos chochean también, te lo digo yo, y ese trasto tiene que estar para que lo jubilen -comentaba.
Zmey estaba de morros. No le había hecho ninguna gracia que lo mandasen fuera mientras el resto de la ciudad corría peligro. Le había echado en cara que no le dejase ayudar, que había quedado como un cobarde, y Nihil había necesitado toda su paciencia para no darle de collejas. Siloco no había tenido tanta paciencia y se había ocupado él mismo de cantarle las cuarenta al piromante.
<< Nihil ha hecho lo que ha creído conveniente para protegerte, nadie en la ciudad sabía exactamente lo que estaba pasando, pero si sigues teniendo ganas de sufrir pesadillas como los demás ahora mismo te fabrico una, y no me hace falta ni ser soñador ni íncubo>> le había dicho.
El piromante se había calmado y había acabado disculpándose pero seguía de un humor más bien malo. Nihil supuso que mejoraría cuando encontrase a sus amigos.
-Necesito que saquen ya el vino, no sé si voy a aguantar aquí sobria -comentó la súcubo acomodándose en una plataforma flotante que se habían traído porque eso de estar de pie en medio de la arena no era de su estilo.
-En mi experiencia con el Consejo he aprendido que siempre tardan en sacar el alcohol con la experiencia de que los asistentes se cansen y se vayan después de los discursos. Por eso siempre traigo mi propia bebida -dijo Siloco, y acto seguido sacó una petaca de whisky y se la pasó a la súcubo.
Los dragones fueron una sorpresa para todos. Por supuesto sabían que tarde o temprano llegarían, no estaban restaurando las dragoneras para las estirges, pero desde luego no esperaban que hubiesen logrado entrenar a tres en tan poco tiempo.
Zmey se puso como loco. Había intentado disimular la ilusión que le había hecho la barcaza demiúrgica con forma de dragón pero con dragones de carne y hueso era imposible. Sus ojos centelleaban de emoción y una sonrisa idiota de niño feliz se le había pintado en el rostro.
-¡Maestra, están cabalgando dragones! -gritó, y la emoción del momento le hizo olvidarse hasta de tener vergüenza.
Nihil se tapó la boca con la mano para ocultar su sonrisa. Después de tantos meses de ver a su aprendiz deprimido era una novedad refrescante que estuviera tan contento.
***
Los días que siguieron a la pesadilla fueron un velatorio silencioso. La muerte de sus compañeros les había afectado a todos pero al menos tuvieron tiempo para lamerse las heridas y descansar. Rena pasó todo el tiempo que pudo recuperando horas de sueño.
La noticia de la fiesta avivó un poco los ánimos. Aunque no tenía muchas ganas de jolgorio, la verdad es que la irrense tenía mucha curiosidad de cómo eran las fiestas en Rocavarancolia. Esperana que no hubiese cosas turbias como sacrificios y demás.
Elegir la ropa que llevarían fue divertido. Rena consiguió un vestido negro de algodón, de manga corta. Era muy sencillo, sin ningún adorno y corto, y debajo llevaba unos leggins también negros. Se había hecho con un chaleco vaquero que planeaba ir llenando de parches poco a poco y llevaba un par de botas de combate. Sus adornos eran sencillos; una improvisada gargantilla de cuero y pulseras de cuerda trenzadas. Lo que más feliz le hacía de su conjunto era que volvía a tener el pelo verde, gracias a Rox y Pam.
La verdad es que la fiesta no se parecía a nada que hubiera visto en su vida. Ya solo la barcaza dragón era impresionante y fue suficiente para que Rena se contagiara de la emoción. Había buen ambiente y era un gran contraste con la única situación en la que había visto a tantos ciudadanos reunidos en un mismo sitio.
Buscaron un sitio donde poder ver bien. Era difícil, había muchísima gente. Rena se subió a Nime a los hombros para que pudiese ver mejor.
-Sujétate bien que solo tengo un brazo para agarrarte -le dijo.
Los discursos la hicieron sentirse algo fuera de lugar. Había un sentimiento de unidad entre toda esa gente del que aún no se sentía parte. Aun así vitoreó a Granta como la que más. Incluso aunque no lo había tratado mucho sentía cierto orgullo de que fuese de su misma cosecha, y le daba esperanzas. Ser un novato no significaba que no pudieses hacer cosas importantes, al parecer. Y con esa esperanza el discurso de la señora peluda no hizo si no avivar su excitación. Eso era justo por lo que había firmado cuando la eligieron, esa fantasía. Gritó hasta hacerse daño en la garganta cuando los dragones hicieron su aparición. Silbó, hizo señas, Nime casi se le cae de los hombros… Una carcajada histérica se apoderó de ella, después de meses y meses de desgracias. La salida de la Luna Roja no había sido el comienzo de su vida en la ciudad, era ese, era en ese momento cuando Rocavarancolia de verdad les estaba dando la bienvenida.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Bahía de los Naufragios
12/03/19, 12:50 pm
Habían pasado unos dias desde la crisis de sueños y Devoss había tenido tiempo de volver a afianzarse a la realidad. Al principio no dejaba de ver a su padre por las noches, cuando caía adormilado en su cama. Pero el paso de los días había hecho bien en él y tenía superado esa catástrofe. Sin embargo muchos murieron aquel día y el licántropo no podía estar más agradecido de que nadie cercano a él cayera.
Aquella noche toda la ciudad estaba reunida en la bahía, escuchando con alivio, emoción y orgullo las palabras del Consejo. Habían sobrevivido, otra vez. Y en esos momentos el holandés sentía que era invencible, que jamás le pasaría nada malo a él o a sus amigos. Muy en el fondo era consciente de la falsedad de esa sensación.
Lo más emocionante de esa reunión fueron los dragones, portentos gigantescos, milagros alados que miraban a la gente desde las alturas. Con portes regios y rugidos propios de quienes saben que son los reyes de todo. O al menos eso fue lo que Devoss tradujo de tales maravillas. Su boca en una eterna “o” señalaba el asombro y respeto que procesaba en aquel instante y de vez en cuando miraba a Ruth con cara de: “¿¡Estás viendo lo mismo que yo!?” No se le escapó el fulgor intenso de la demonio de fuego ni el brillo en sus ojos, quien tampoco podía quitar la vista de los dragones.
Había nacido algo nuevo en la ciudad. Y por una vez no era horrible y monstruoso. Esta vez era increíble y digno de la antigua Rocavarancolia, una Rocavarancolia que nunca había conocido el licántropo, pero que empezaba a hacerlo en ese mismo instante sin darse cuenta. Había nacido la esperanza en un lugar donde solo nacía la muerte.
Aquella noche toda la ciudad estaba reunida en la bahía, escuchando con alivio, emoción y orgullo las palabras del Consejo. Habían sobrevivido, otra vez. Y en esos momentos el holandés sentía que era invencible, que jamás le pasaría nada malo a él o a sus amigos. Muy en el fondo era consciente de la falsedad de esa sensación.
Lo más emocionante de esa reunión fueron los dragones, portentos gigantescos, milagros alados que miraban a la gente desde las alturas. Con portes regios y rugidos propios de quienes saben que son los reyes de todo. O al menos eso fue lo que Devoss tradujo de tales maravillas. Su boca en una eterna “o” señalaba el asombro y respeto que procesaba en aquel instante y de vez en cuando miraba a Ruth con cara de: “¿¡Estás viendo lo mismo que yo!?” No se le escapó el fulgor intenso de la demonio de fuego ni el brillo en sus ojos, quien tampoco podía quitar la vista de los dragones.
Había nacido algo nuevo en la ciudad. Y por una vez no era horrible y monstruoso. Esta vez era increíble y digno de la antigua Rocavarancolia, una Rocavarancolia que nunca había conocido el licántropo, pero que empezaba a hacerlo en ese mismo instante sin darse cuenta. Había nacido la esperanza en un lugar donde solo nacía la muerte.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Bahía de los Naufragios
12/03/19, 02:59 pm
Kimbra
Kimbra se había comportado de forma bastante mecánica desde que se había despertado en el salón del trono, agotándose hasta la extenuación e incluso negándose a dormir muchas veces y no porque temiera soñar, ella era ante todo un ser racional; sino porque el sueño le había hecho ver lo inútil que podía llevar a ser en un mundo como aquel. Aquello había sido una pesadilla, pero ¿Y si alguien conseguía inutilizarla y no era capaz de ayudar a sus amigos? La demonio no había tardado en decidir buscar alternativas a ella misma en lo referente a la protección de sus amigos decantándose principalmente por la doma y la nigromancia al sentirse más cómoda con dichas especialidades, de manera que había intensificado tanto su estudio y práctica que a penas tenía tiempo para dormir.
A pesar del cansancio acumulado, Kimbra asistió con su habitual estoicidad al evento de la bahía junto a Ámarok, quien también se había visto afectado por el sueño que dominó la ciudad y que había tardado algunos días en recuperarse.
La demonio se mantuvo silenciosa e inmóvil al lado de Irianna mientras los miembros del Consejo hablaban sobre aquella gigantesca nave en forma de dragón, escuchando de forma atenta y respetuosa pero sin verdadero interés en el acto. Entendía que muchos habían estado involucrados en salvarles la vida a todos y que merecían reconocimiento por ello, pero seguía sin comprender por qué se hacía de esa manera tan pomposa y sobrecargada.
Los dragones, por otro lado, si que generaron una palpable reacción en ella, que quedó impresionada por ellos pensando una y otra vez en lo increíble que sería tener la posibilidad de domar a una de esas bestias.
Irenneil
Neil había estado realmente apagado tras la traumática experiencia del sueño y la muerte de Eorlir e Ina, angustiado y temeroso ante la idea de lo que realmente una pesadilla podía hacerte en Rocavarancolia. El aurva tenía que recordarse una y otra vez antes de acostarse que los gobernantes de la ciudad habían acabado con lo que había provocado aquellas pesadillas mortales antes de poder conciliar realmente el sueño.
Para su buena suerte, logró contagiarse rápidamente de la alegría y motivación de algunos de sus amigos ante la fiesta que se acercaba y comenzó a buscar algo adecuado que ponerse para ella, ya que Guille le había dicho que debían ir "de etiqueta". Confuso ante el término, hizo varias preguntas al brujo, concluyendo que podía conseguir cumplir con los requisitos si ataba su bufanda con un gran lazo en el cuello convirtiéndola así en lo que Guille había llamado "pajarita".
Neil pasó la fiesta sonriendo, divirtiéndose e intentando que Adru, entre bote y bote, no dañará a alguien o así misma, emocionado con los discursos del Consejo, intentando con todas sus fuerzas ver mejor las estatuas y algo incómodo con el nombramiento de la nueva Señora de los Asesinos.
Neil quedó fascinado con los dragones sobrevolandolos. Eran preciosos y algo terroríficos, pero majestuosos e increíbles. La cera que siempre lo rodeaba comenzó a adoptar sus formas mientras él saltaba eufórico con Adru.
De repente, una idea cruzó su mente y Neil quedó horrorizado, mirando con los ojos como platos de forma simultánea entre los dragones y su edeel. Oh, por el Alma, eso podía acabar realmente mal.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Personajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Bahía de los Naufragios
12/03/19, 06:47 pm
Cuando se levantó del sueño, todavía tumbado apretó los dientes y sus ojos comenzaron a llorar, lloro tanto que las lagrimas de sus ojos se encontraron en su nuca, y le produjeron un escalofrió. Se arrastro corriendo, y busco a sus compañeros, entre el mar de personas.
-Renaa…. Reeeena- dijo llorando al verla, saltando a su cuello- tenía tanto miedo… no quería que os pasara nada malo… no era yo… yoyo nunca... os haría nada malo... -Lloraba en sus brazos agarrándose aún más fuerte- Rena quiero entrenar quiero quiero ser más fuerte... este sitio me da mucho miedo… mucho miedo... entrenare lo suficiente para no tener miedo para que le de miedo yo a él...
Cuando todos estuvieron listos Guillermo se iría con ellos. Las explicaciones que le habían dado no tenían ningún sentido para él, tampoco le hubiera valido ninguna.
Guille comenzaría a entrenar con los demás en el torreón, aun que ahora le protegían las Pendicularias de poco le serviría si no sabia luchar. Pediría aprender a usar hechizos simples y quería aprender a usar a las Pendicularias, a cambio estas podían ser un buen rival en el combate cuerpo a cuerpo contra los que quisieran practicar combate. No solo tendría que aprender a darles ordenes claras, sino que además debían ser rápidas, sin siquiera hablar, demostrando su conexión con estos seres, algo que claramente por ahora estaba muy fuera de su alcance, las situaciones y los malentendidos, se tornaban en accidentes o malentendidos cómicos.
-NOS HAN INVITADO A UNA FIESTAAAAA!!!!-apareció gritando Guillermo cuando se presentaron los pájaros con el mensaje- Tenemos que buscarnos algo que ponernos!! Habrá que ir de etiqueta – sentencio ilusionado Guillermo- seguro que habrá muchas cosas divertidas y muchas cosas ricas… ¡¡FIESTAAAAA!!- busco que Nime y Etnie apoyaran sus ganas de ir a la celebración.
Explicó en que consistía ir de etiqueta, pajarita, esmoquin, vestidos, ir con las mejores joyas… Y siguiendo lo establecido según las reglas de protocolo, que estaba convencido que se conocía, se vistió de pingüino con pajarita. Pidió ayuda para desde un trozo de tela oscura pinturas y telas blancas hacer un disfraz que más o menos se asemejaba a un pingüino, incluso le había puesto una capucha con visera como si fuera el pico del pingüino. Guillermo estaba muy contento y orgulloso, aunque pareciera un saco con visera. Además, resulto que las manos eran más habilidosas de lo que parecían, cuando no se ponían a romper cosas por aburrimiento.
Guillermo se preparó corriendo el día de la celebración y espero a los demás impaciente sentía que necesitaban un día para relajarse los mayores siempre estaban haciendo cosas y ayudándole. Ya ahí como de costumbre no atendió al discurso, pero esta vez porque estaba demasiado ocupado mirando todo que ocurría a su alrededor, ante él se abría una ciudad viva, llena de personas y seres que jamás había visto, miraba todo el mundo y quería saludarlos a cada uno, en cada momento Guillermo quería ir a elogiar las plumas de alguien, su vestimenta, sus armas o preguntar qué tal se lo estaba pasando, pero el momento que daba mas de dos pasos y levantaba la mano para saludar Kétchup (la Pendicularia con la pulsera roja) aparecía de algún punto ciego y lo volvía a traer al grupo y lo colocaba en su sitio.
-Renaa…. Reeeena- dijo llorando al verla, saltando a su cuello- tenía tanto miedo… no quería que os pasara nada malo… no era yo… yoyo nunca... os haría nada malo... -Lloraba en sus brazos agarrándose aún más fuerte- Rena quiero entrenar quiero quiero ser más fuerte... este sitio me da mucho miedo… mucho miedo... entrenare lo suficiente para no tener miedo para que le de miedo yo a él...
Cuando todos estuvieron listos Guillermo se iría con ellos. Las explicaciones que le habían dado no tenían ningún sentido para él, tampoco le hubiera valido ninguna.
Guille comenzaría a entrenar con los demás en el torreón, aun que ahora le protegían las Pendicularias de poco le serviría si no sabia luchar. Pediría aprender a usar hechizos simples y quería aprender a usar a las Pendicularias, a cambio estas podían ser un buen rival en el combate cuerpo a cuerpo contra los que quisieran practicar combate. No solo tendría que aprender a darles ordenes claras, sino que además debían ser rápidas, sin siquiera hablar, demostrando su conexión con estos seres, algo que claramente por ahora estaba muy fuera de su alcance, las situaciones y los malentendidos, se tornaban en accidentes o malentendidos cómicos.
-NOS HAN INVITADO A UNA FIESTAAAAA!!!!-apareció gritando Guillermo cuando se presentaron los pájaros con el mensaje- Tenemos que buscarnos algo que ponernos!! Habrá que ir de etiqueta – sentencio ilusionado Guillermo- seguro que habrá muchas cosas divertidas y muchas cosas ricas… ¡¡FIESTAAAAA!!- busco que Nime y Etnie apoyaran sus ganas de ir a la celebración.
Explicó en que consistía ir de etiqueta, pajarita, esmoquin, vestidos, ir con las mejores joyas… Y siguiendo lo establecido según las reglas de protocolo, que estaba convencido que se conocía, se vistió de pingüino con pajarita. Pidió ayuda para desde un trozo de tela oscura pinturas y telas blancas hacer un disfraz que más o menos se asemejaba a un pingüino, incluso le había puesto una capucha con visera como si fuera el pico del pingüino. Guillermo estaba muy contento y orgulloso, aunque pareciera un saco con visera. Además, resulto que las manos eran más habilidosas de lo que parecían, cuando no se ponían a romper cosas por aburrimiento.
Guillermo se preparó corriendo el día de la celebración y espero a los demás impaciente sentía que necesitaban un día para relajarse los mayores siempre estaban haciendo cosas y ayudándole. Ya ahí como de costumbre no atendió al discurso, pero esta vez porque estaba demasiado ocupado mirando todo que ocurría a su alrededor, ante él se abría una ciudad viva, llena de personas y seres que jamás había visto, miraba todo el mundo y quería saludarlos a cada uno, en cada momento Guillermo quería ir a elogiar las plumas de alguien, su vestimenta, sus armas o preguntar qué tal se lo estaba pasando, pero el momento que daba mas de dos pasos y levantaba la mano para saludar Kétchup (la Pendicularia con la pulsera roja) aparecía de algún punto ciego y lo volvía a traer al grupo y lo colocaba en su sitio.
- ☽◯☾:
BRUJA 1.ªHabla.BRUJA 2.ªPregúntanos.BRUJA 3.ªÁ todo te responderemos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Bahía de los Naufragios
12/03/19, 11:48 pm
Nime llegó al día de aquella fiesta sin demasiado ánimo. ¿Cómo iban a recuperarlo tras todo lo que había pasado? La ausencia de los sinhadres seguía doliendo, pero al mismo tiempo era consciente de que podía haber sido aún peor, que haber sobrevivido ya era algo por lo que dar gracias.
A la demonio mineral no le interesaba particularmente lo que tuviese que anunciar el consejo, pero sí quería ver el ambiente, quería ver qué pasaba en aquel evento. La idea de Guille de ir bien vestidos consiguió animarla un poco más a participar, pero no encontró nada que le gustaría llevar y la ropa con la que había sido cosechada le quedaba tan pequeña que la había dejado en el torreón. Improvisó como pudo, con unos pantalones cortos, un top y unas botas, pero lo que más quería no lo podía tener. Si hubiese estado en Libo no habría dudado, habría rebuscado entre el maquillaje de sus padres y se habría pintado la cara. Allí no tenía nada, por eso, cuando llegó el día, decidió usar carbón y agua para darse color en los ojos. Era una chapuza, y empezaron a picarle tan pronto salieron de la sede, pero le dio igual. Se sentía más mayor de esa manera.
La fiesta no pintaba muy divertida, pero Rena la subió sobre sus hombros y Nime le dio las gracias con una sonrisa de oreja a oreja. Ya no tenía edad de ser aupada, pero no se sentía mal porque Rena era fuertísima. Desde esa altura podía ver bien el navío, y el dragón que había sobre él. Al principio Nime creyó que era una estatua, pero cuando lo vio moverse abrió mucho los ojos, sorprendida.
Ver a Granta allá arriba, entre lo que parecía gente inalcanzable, era extraño. No había reconocido al asreniano en el salón del trono, pero ahora que sabía que era él resultaba evidente. Aunque seguía teniéndole manía por cómo había tratado a Erevelin en el torreón cuando le había conocido.
Lo mejor de todo, sin duda alguna, fue cuando abrieron paso a aquellas bestias magníficas, que sobrevolaron a todos los presentes en formación. Nime se quedó sin habla, parecían demasiado grandes y pesados para volar. Los dragones parecían sacados directamente de una historia fantástica, aunque aquello no desentonaba en la ciudad en que estaban.
—¡Rena, Rena! ¿Te imaginas subirse a uno de esos? —gritaba, removiéndose sobre sus hombros, como si por ganar un poco de altura fuese a verlos mejor. Hasta que casi perdió el equilibrio no aprendió la lección, pero siguió moviendo el culo de forma inquieta, para desgracia de la irrense.
A la demonio mineral no le interesaba particularmente lo que tuviese que anunciar el consejo, pero sí quería ver el ambiente, quería ver qué pasaba en aquel evento. La idea de Guille de ir bien vestidos consiguió animarla un poco más a participar, pero no encontró nada que le gustaría llevar y la ropa con la que había sido cosechada le quedaba tan pequeña que la había dejado en el torreón. Improvisó como pudo, con unos pantalones cortos, un top y unas botas, pero lo que más quería no lo podía tener. Si hubiese estado en Libo no habría dudado, habría rebuscado entre el maquillaje de sus padres y se habría pintado la cara. Allí no tenía nada, por eso, cuando llegó el día, decidió usar carbón y agua para darse color en los ojos. Era una chapuza, y empezaron a picarle tan pronto salieron de la sede, pero le dio igual. Se sentía más mayor de esa manera.
La fiesta no pintaba muy divertida, pero Rena la subió sobre sus hombros y Nime le dio las gracias con una sonrisa de oreja a oreja. Ya no tenía edad de ser aupada, pero no se sentía mal porque Rena era fuertísima. Desde esa altura podía ver bien el navío, y el dragón que había sobre él. Al principio Nime creyó que era una estatua, pero cuando lo vio moverse abrió mucho los ojos, sorprendida.
Ver a Granta allá arriba, entre lo que parecía gente inalcanzable, era extraño. No había reconocido al asreniano en el salón del trono, pero ahora que sabía que era él resultaba evidente. Aunque seguía teniéndole manía por cómo había tratado a Erevelin en el torreón cuando le había conocido.
Lo mejor de todo, sin duda alguna, fue cuando abrieron paso a aquellas bestias magníficas, que sobrevolaron a todos los presentes en formación. Nime se quedó sin habla, parecían demasiado grandes y pesados para volar. Los dragones parecían sacados directamente de una historia fantástica, aunque aquello no desentonaba en la ciudad en que estaban.
—¡Rena, Rena! ¿Te imaginas subirse a uno de esos? —gritaba, removiéndose sobre sus hombros, como si por ganar un poco de altura fuese a verlos mejor. Hasta que casi perdió el equilibrio no aprendió la lección, pero siguió moviendo el culo de forma inquieta, para desgracia de la irrense.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Bahía de los Naufragios
14/03/19, 09:30 pm
Milo:
Los días posteriores a la destrucción de la Torre de los Soñadores fueron muy extraños. Por una parte el alivio que suponía poder dormir tranquilamente era inmenso, pero la muerte de Inna e Eorilir fue un golpe amargo que enturbio aquella buena noticia. Que dos de sus compañeros murieran cuando se suponía que tras la criba estaban mucho más seguros era un recordatorio deloroso de lo dura que era aquella ciudad, y la sensación de malestar que dejaba no era agradable.
Durante esos días Milo se centró bastante en el trabajo, metiendo horas extras para mantenerse ocupado, y como su fatiga empezó a remitir se sintió con fuerzas para retomar el entrenamiento físico que había dejado prácticamente de lado durante las últimas semanas de la cosecha. No sabía a que se debía aquella relajación en el drenaje por parte de Rutilante, pero lo achacó a una sobredosis de energía por parte de la Luna y dio gracias por aquel respiro mientras se pensaba como contárselo a Rena y a Rox. Prefería no meter en aquel embrollo a ninguno de sus compañeros, pero estaba empezando a superarle y necesitaba desahogarse con alguien cuanto antes.
Por otro lado no se vio capaz de asistir al funeral oficial que se celebro en nombre de los caídos y volvió a refugiarse en la excusa del trabajo, pero de la fiesta no se pudo librar y tuvo que aceptar por no desilusionar a los más pequeños.
—Pero yo voy a ir como siempre, Guille, paso de ir todo emperifollado. —le replicó al niño humano con fingida seriedad cuando este propuso que todos fueran elegantes, ahorrándose la explicación de que no tenía un duro para irse a comprar algo bonito porque todo el dinero que ganaba iba para el fondo común que cubriría la deuda de Rena y Eitne.
El día de la fiesta el irrense iba con la hora pegada al culo, por eso llegó tarde a la Sede y se encontró con que sus amigos ya habían salido.
—Maldita sea... —masculló, subiendo las escaleras de dos en dos hasta la puerta de su cuarto y abriéndola con celeridad. No necesito más de un segundo para darse cuenta de que alguien había estado allí, y cuando vio lo que le habían dejado sobre la cama se le escapó una sonrisa.
La nota de Rox decía así:
Milo negó con la cabeza, ligeramente abochornado, pero fue a darse una ducha rápida y regresó para vestirse. Unos vaqueros desgastados ligeramente ceñidos, una camiseta oscura de algún grupo terrícola que no conocía, una camisa vaquera y la cazadora de Tommy Hilfilger, además de unas zapatillas blancas de su talla. En conjunto se veía bien, aunque no estaba acostumbrado a aquel tipo de ropa, así que se encogió de hombros y salió de la habitación a la carrera seguido por su bola de cobre flotante.
El camino hasta la bahía lo hizo en tiempo record y llegó justo para oír el inicio del discurso del rey, pero el lugar estaba muy concurrido y le costó localizar a sus amigos entre la multitud, por lo que los dragones ya estaban alzando el vuelo cuando vio el pelo verde de su compatriota entre las cabezas de la gente.
—¡QUE PASADA! —gritó cuando los reptiles surcaron el cielo, uniéndose a la ovación de los ciudadanos mientras se abría paso hacia los letarguinos con los brazos alzados.
La aparición de Granta había sido uno de los momentos clave del evento para el Milo, pues ver a alguien de su criba subido allí arriba era una pasada y le llenaba de un orgullo, por lo que había silbado como el que más. Solo la aparición estelar de aquellas criaturas pudo superar lo del velador, por lo que poder disfrutarla con sus amigos era importante.
—Siento llegar tarde —se disculpo con una sonrisa avergonzada—, había demasiada gente y no os encontraba. ¿Alguien quiere darse una vuelta en vuelabola para compensar? —les preguntó a los más pequeños tras oir las palabras de Nime, mencionando un juego que había empezado a practicar hacía relativamente poco.
Los días posteriores a la destrucción de la Torre de los Soñadores fueron muy extraños. Por una parte el alivio que suponía poder dormir tranquilamente era inmenso, pero la muerte de Inna e Eorilir fue un golpe amargo que enturbio aquella buena noticia. Que dos de sus compañeros murieran cuando se suponía que tras la criba estaban mucho más seguros era un recordatorio deloroso de lo dura que era aquella ciudad, y la sensación de malestar que dejaba no era agradable.
Durante esos días Milo se centró bastante en el trabajo, metiendo horas extras para mantenerse ocupado, y como su fatiga empezó a remitir se sintió con fuerzas para retomar el entrenamiento físico que había dejado prácticamente de lado durante las últimas semanas de la cosecha. No sabía a que se debía aquella relajación en el drenaje por parte de Rutilante, pero lo achacó a una sobredosis de energía por parte de la Luna y dio gracias por aquel respiro mientras se pensaba como contárselo a Rena y a Rox. Prefería no meter en aquel embrollo a ninguno de sus compañeros, pero estaba empezando a superarle y necesitaba desahogarse con alguien cuanto antes.
Por otro lado no se vio capaz de asistir al funeral oficial que se celebro en nombre de los caídos y volvió a refugiarse en la excusa del trabajo, pero de la fiesta no se pudo librar y tuvo que aceptar por no desilusionar a los más pequeños.
—Pero yo voy a ir como siempre, Guille, paso de ir todo emperifollado. —le replicó al niño humano con fingida seriedad cuando este propuso que todos fueran elegantes, ahorrándose la explicación de que no tenía un duro para irse a comprar algo bonito porque todo el dinero que ganaba iba para el fondo común que cubriría la deuda de Rena y Eitne.
—
El día de la fiesta el irrense iba con la hora pegada al culo, por eso llegó tarde a la Sede y se encontró con que sus amigos ya habían salido.
—Maldita sea... —masculló, subiendo las escaleras de dos en dos hasta la puerta de su cuarto y abriéndola con celeridad. No necesito más de un segundo para darse cuenta de que alguien había estado allí, y cuando vio lo que le habían dejado sobre la cama se le escapó una sonrisa.
La nota de Rox decía así:
- Spoiler:
- “Hola, soy tu hada madrina (no, en realidad solo soy Rox)
He encontrado esta ropa por ahí (sabes, super casual todo) y pensé “oye, Milo no tiene que ir como un vagabundo a la fiesta!!”, así que por favor, póntelo. Espero que sepas que la chaqueta es de TOMMY HILFILGER, así que por tu madre, no se te ocurra venir sin ella. Sabes lo que puede costar esa chaqueta??? Me ha costado no quedarmela para mi. Bueno de hecho es que me la vas a dar cuando termine la fiesta. Los pantalones están un poco comidos de mierda (es polvo, no va en serio, solo estan viejos) pero eso le da un look ochentero. No sé cual es tu talla de zapatos pero te he encontrado varios de cada. Pruébatelos y llévate el que más te mole. Como vengas con tus botas roñosas te vamos a coser Guille y yo a golpes.
Atentamente tu hada madrina de la moda. Hazme caso que trabajo de esto, por favor.”
Milo negó con la cabeza, ligeramente abochornado, pero fue a darse una ducha rápida y regresó para vestirse. Unos vaqueros desgastados ligeramente ceñidos, una camiseta oscura de algún grupo terrícola que no conocía, una camisa vaquera y la cazadora de Tommy Hilfilger, además de unas zapatillas blancas de su talla. En conjunto se veía bien, aunque no estaba acostumbrado a aquel tipo de ropa, así que se encogió de hombros y salió de la habitación a la carrera seguido por su bola de cobre flotante.
El camino hasta la bahía lo hizo en tiempo record y llegó justo para oír el inicio del discurso del rey, pero el lugar estaba muy concurrido y le costó localizar a sus amigos entre la multitud, por lo que los dragones ya estaban alzando el vuelo cuando vio el pelo verde de su compatriota entre las cabezas de la gente.
—¡QUE PASADA! —gritó cuando los reptiles surcaron el cielo, uniéndose a la ovación de los ciudadanos mientras se abría paso hacia los letarguinos con los brazos alzados.
La aparición de Granta había sido uno de los momentos clave del evento para el Milo, pues ver a alguien de su criba subido allí arriba era una pasada y le llenaba de un orgullo, por lo que había silbado como el que más. Solo la aparición estelar de aquellas criaturas pudo superar lo del velador, por lo que poder disfrutarla con sus amigos era importante.
—Siento llegar tarde —se disculpo con una sonrisa avergonzada—, había demasiada gente y no os encontraba. ¿Alguien quiere darse una vuelta en vuelabola para compensar? —les preguntó a los más pequeños tras oir las palabras de Nime, mencionando un juego que había empezado a practicar hacía relativamente poco.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 01:08 am
Jace
Pasar la página de su ex en la cosecha había sido difícil, pero olvidarla una segunda vez no había sido mejor. Cada vez que subía a lomos de su quebrantahuesos su mente le jugaba malas pasadas: escuchaba los gritos, oía el sonido de las alas quebrar el viento y el crujir del monstruo bajo sus garras. Luego la veía a ella, asustada, incapaz de reconocerle, y el miedo a que la cosecharan le persiguió durante los primeros días. Sin embargo, nadie cercano a él había muerto, lo cual vista la estampa le parecía todo un milagro, y eso, sumado a su parte más despreocupada, hicieron de aquello solo un mal trago.
No asistió al funeral al no ver la necesidad, por suerte, pero aquella fiesta en la bahía era otra cosa. Convenció a Sekk para que fueran juntos y, por una vez, el dullahan decidió que sería bueno ir con algo diferente, no con sus conjuntos repetidos de siempre o peor, con muñecos de nieve infernales. Pidió ayuda a Twix para la elección de su ropa, pero se aseguró de que la veela no le viese con ella puesta, parte de la sorpresa que hacía de aquello más divertido. No iba de esmoquin, pero sí con la versión más casual de uno. Llevaba pantalones de traje, la chaqueta abierta del mismo y una camisa negra sencilla debajo, con los primeros botones sin abrochar, así como unas botas cortas negras. En momentos así es cuando más lamentaba no tener la cabeza sobre los hombros.
El berserker y él llegaron a la bahía a lomos del quebrantahuesos, el cual les sirvió para abrir hueco entre la muchedumbre. Cada vez que alguien se quejaba del animal, este inflaba las plumas en amenaza. Querían buscar a sus compañeros, pero para cuando quisieron moverse el rey comenzó a hablar. Se cruzó de brazos y apoyó la espalda en el pájaro, compartiendo pensamientos con el rubio sobre cada persona que subía y hablaba. Incluso en sus estándares de traérsela todo muy floja, Jace se encontró aplaudiendo varias veces, así como inquieto por la nueva Señora de los Asesinos. Doce Punto podría haberle dado lástima, de no ser porque había estado tan borracho la noche de su cosecha que apenas podía ponerle cara.
Luego llegó el verdadero espectáculo. Más dragones llenaron el cielo de la ciudad, y por un momento estuvo a punto de explotar mentalmente la cabeza de más de uno con sus alaridos. Zarandeó a Sekk como un crío emocionado, alzando las manos al cielo ante la idea de volar sobre uno de ellos. A su quebrantahuesos no le gustó ni la mitad. El pájaro se había hecho una bola de plumas y miraba a los lagartos como si fueran la peor amenaza existente, en miedo y rabia a la par.
Al notarlo, el dullahan se apresuró en acercarse y acariciarle el pico, demasiado extasiado como para tomárselo muy en serio.
«¡No pasa nada chico! ¡Solo son... lagartijas gigantes que escupen fuego! ¡¡Solo son una puta pasada!!»
El pájaro soltó un bufido, molesto por su amo, el ruido y aquellas criaturas cruzando su cielo orgullosas. El joven siguió acariciando el pico del animal sin quitar humo de los dragones, hasta que una silueta conocida se dejó ver entre el barullo.
«Sekk, creo que acabo de ver a Twix ¿Me cuidas al pollo un segundo?»
Y sin más, se perdió en camino a la veela. El quebrantahuesos miraría a Sekk como si fuera una broma, y si este no hacía nada por evitarlo, él solo se alejaría caminando hacia alguna zona donde los dragones fueran menos visibles, levantando las quejas de aquellos que aplacaba.
Rox
Tras todo el panorama de los sueños, la muerte de los sinhadre y revivir todos sus miedos, Rox había quedado exhausto mentalmente. Ya había tenido indicios al mudarse a la Sede, pero entonces había sido fácil aplacar las pequeñas taquicardias que, a veces, sufría en mitad de la noche sin venir a cuento. Tras la pesadilla que habían vivido, sus taquicardias habían evolucionado a verdaderos ataques de pánico y ansiedad, que no se iban a menos que encendiera la luz y se mantuviese distraído con otra tarea. Había leído que los cambiantes eran dados a todo tipo de crisis de identidad, con un buen historial de vulnerabilidad ante acontecimientos delicados, pero el chico no sabía que tanto estaba ligado aquello con su transformación. El trastorno de estrés postraumático le jugaba las peores cartas durante sus sueños, reviviendo situaciones que se había esforzado por borrar y cadáveres que intentaba olvidar. Hubo noches en las que no dormía en absoluto, pero para su suerte podía borrar las ojeras de su rostro con solo desearlo. No le contaría nada a sus amigos de momento, no pensando lo mal que podrían estar pasándolo ellos también, creyendo que su problema se marcharía solo con el tiempo. Cada mañana guardaba su miedo y se decía que no había sido para tanto.
La tentativa de una fiesta fue recibida con una pizca de sal por su parte. No hallaba forma de que eso fuera a compensar todo lo vivido, no ya como ciudadanos de la ciudad, sino como cosechados secuestrados. Su desdén hacia los veteranos había menguado de buenas maneras, pero con el Consejo era otro cantar. Después de todo ellos eran los que imponían estúpidas reglas sobre sus vidas y les hacían vivir durante meses en pésimas condiciones. Rox no prometió asistir, pero vistos los ánimos y alegría de sus compañeros, especialmente por parte de Guille, el coreano dejó de lado su resquemor y pensó en pasárselo bien por una vez. Le hacía falta.
El que había sido reticente a presentarse pronto estuvo vuelto loco con qué ropa llevar. En la Tierra elegir atuendo siempre le era un quebradero de cabeza, pero ahora era toda una fiesta en sí. Primero aconsejó a Adru, y aquello bastó para crear efecto dominó. Pronto estaba buscando ropa para la gamusino, para él y para Milo, el cual amenazaba con ir con sus trapos de siempre. Aprovechando que éste estaba trabajando, Rox dejó varios zapatos en el suelo de su cuarto y el conjunto que le había buscado sobre la cama junto a una nota.
El cambiante se vistió con unos vaqueros ajustados negros, una camiseta blanca sencilla bajo una camisa-kimono negra con estampados de grullas japonesas, unos zapatos masculinos de charol y la joya de su corona, un sombrero negro de ala ancha. El joven se separaría la cabeza antes de llevar algo remotamente parecido a un fedora, pero ese estaba a otro nivel. Lo mejor de todo es que aunque los zapatos no fueran de su talla, ahora daba igual. Verse tan bien vestidos (pinguinos y pajaritas gigantes incluidas), subió todas sus ganas de fiesta.
La introducción al evento se le hizo cuesta arriba, y no dejó de pensar que aquella debía de ser la playa más muerta y fea existida y por existir. Al menos, la impresionante imagen del dragón del rey le entretenía lo suficiente. ¡Era un dragón de verdad! No despegó sus ojos del animal, absorbiendo cada rasgo en su memoria, prestando escueta atención a nada de lo que dijeran, y solo la intervención de Granta logró sacarle varios gritos de ánimo y aplausos sinceros. La situación mejoró sobremanera cuando el cielo se llenó de dragones, volando con la ligereza de un pájaro, como burlándose de él por no haber creído en su existencia hasta entonces. Aupado por el entusiasmo y los gritos de Rena, Rox gritó hasta que sus pulmones no pudieron más y sonreír doliese. De no ser por el peso de Eitne y el recordatorio de que lo estaba cargando, el cambiante bien podría haber menguado hasta ser un niño de nuevo, porque era tal y como se sentía. Ese espectáculo era un sueño hecho realidad, y solo por verlo pensó que toda su desgracia había merecido la pena.
— ¡EH, REY, YO QUIERO UNO! —gritó, sabiendo que su comentario se perdería entre el vocerío, aunque era audible para sus amigos—. ¡Podemos compartirlo! ¡CON DOS NOS BASTA!
El irrense llegó a tiempo para sacarlo de sus gritos, y por unos segundos no supo reaccionar. Llevaba la ropa que le había dejado y la imagen hizo que su corazón palpitara con entusiasmo. Quizás demasiado entusiasmo. Revisó al chico de arriba a abajo sin vergüenza alguna, ruborizándose por orgullo de sus buenas elecciones antes de hacer el gesto de “ok” y sonreír.
—¡Eeeeeeh!... Sin tus viejos trapos estás hasta de buen ver, que locura —añadió sin pensar, riendo y sonrojándose más por su propio comentario. La cara le dolió un poco más.
Se agachó para dejar a Eitne bajar en caso de querer participar, arreglándose el gorro en el proceso.
Pasar la página de su ex en la cosecha había sido difícil, pero olvidarla una segunda vez no había sido mejor. Cada vez que subía a lomos de su quebrantahuesos su mente le jugaba malas pasadas: escuchaba los gritos, oía el sonido de las alas quebrar el viento y el crujir del monstruo bajo sus garras. Luego la veía a ella, asustada, incapaz de reconocerle, y el miedo a que la cosecharan le persiguió durante los primeros días. Sin embargo, nadie cercano a él había muerto, lo cual vista la estampa le parecía todo un milagro, y eso, sumado a su parte más despreocupada, hicieron de aquello solo un mal trago.
No asistió al funeral al no ver la necesidad, por suerte, pero aquella fiesta en la bahía era otra cosa. Convenció a Sekk para que fueran juntos y, por una vez, el dullahan decidió que sería bueno ir con algo diferente, no con sus conjuntos repetidos de siempre o peor, con muñecos de nieve infernales. Pidió ayuda a Twix para la elección de su ropa, pero se aseguró de que la veela no le viese con ella puesta, parte de la sorpresa que hacía de aquello más divertido. No iba de esmoquin, pero sí con la versión más casual de uno. Llevaba pantalones de traje, la chaqueta abierta del mismo y una camisa negra sencilla debajo, con los primeros botones sin abrochar, así como unas botas cortas negras. En momentos así es cuando más lamentaba no tener la cabeza sobre los hombros.
El berserker y él llegaron a la bahía a lomos del quebrantahuesos, el cual les sirvió para abrir hueco entre la muchedumbre. Cada vez que alguien se quejaba del animal, este inflaba las plumas en amenaza. Querían buscar a sus compañeros, pero para cuando quisieron moverse el rey comenzó a hablar. Se cruzó de brazos y apoyó la espalda en el pájaro, compartiendo pensamientos con el rubio sobre cada persona que subía y hablaba. Incluso en sus estándares de traérsela todo muy floja, Jace se encontró aplaudiendo varias veces, así como inquieto por la nueva Señora de los Asesinos. Doce Punto podría haberle dado lástima, de no ser porque había estado tan borracho la noche de su cosecha que apenas podía ponerle cara.
Luego llegó el verdadero espectáculo. Más dragones llenaron el cielo de la ciudad, y por un momento estuvo a punto de explotar mentalmente la cabeza de más de uno con sus alaridos. Zarandeó a Sekk como un crío emocionado, alzando las manos al cielo ante la idea de volar sobre uno de ellos. A su quebrantahuesos no le gustó ni la mitad. El pájaro se había hecho una bola de plumas y miraba a los lagartos como si fueran la peor amenaza existente, en miedo y rabia a la par.
Al notarlo, el dullahan se apresuró en acercarse y acariciarle el pico, demasiado extasiado como para tomárselo muy en serio.
«¡No pasa nada chico! ¡Solo son... lagartijas gigantes que escupen fuego! ¡¡Solo son una puta pasada!!»
El pájaro soltó un bufido, molesto por su amo, el ruido y aquellas criaturas cruzando su cielo orgullosas. El joven siguió acariciando el pico del animal sin quitar humo de los dragones, hasta que una silueta conocida se dejó ver entre el barullo.
«Sekk, creo que acabo de ver a Twix ¿Me cuidas al pollo un segundo?»
Y sin más, se perdió en camino a la veela. El quebrantahuesos miraría a Sekk como si fuera una broma, y si este no hacía nada por evitarlo, él solo se alejaría caminando hacia alguna zona donde los dragones fueran menos visibles, levantando las quejas de aquellos que aplacaba.
___
Rox
Tras todo el panorama de los sueños, la muerte de los sinhadre y revivir todos sus miedos, Rox había quedado exhausto mentalmente. Ya había tenido indicios al mudarse a la Sede, pero entonces había sido fácil aplacar las pequeñas taquicardias que, a veces, sufría en mitad de la noche sin venir a cuento. Tras la pesadilla que habían vivido, sus taquicardias habían evolucionado a verdaderos ataques de pánico y ansiedad, que no se iban a menos que encendiera la luz y se mantuviese distraído con otra tarea. Había leído que los cambiantes eran dados a todo tipo de crisis de identidad, con un buen historial de vulnerabilidad ante acontecimientos delicados, pero el chico no sabía que tanto estaba ligado aquello con su transformación. El trastorno de estrés postraumático le jugaba las peores cartas durante sus sueños, reviviendo situaciones que se había esforzado por borrar y cadáveres que intentaba olvidar. Hubo noches en las que no dormía en absoluto, pero para su suerte podía borrar las ojeras de su rostro con solo desearlo. No le contaría nada a sus amigos de momento, no pensando lo mal que podrían estar pasándolo ellos también, creyendo que su problema se marcharía solo con el tiempo. Cada mañana guardaba su miedo y se decía que no había sido para tanto.
La tentativa de una fiesta fue recibida con una pizca de sal por su parte. No hallaba forma de que eso fuera a compensar todo lo vivido, no ya como ciudadanos de la ciudad, sino como cosechados secuestrados. Su desdén hacia los veteranos había menguado de buenas maneras, pero con el Consejo era otro cantar. Después de todo ellos eran los que imponían estúpidas reglas sobre sus vidas y les hacían vivir durante meses en pésimas condiciones. Rox no prometió asistir, pero vistos los ánimos y alegría de sus compañeros, especialmente por parte de Guille, el coreano dejó de lado su resquemor y pensó en pasárselo bien por una vez. Le hacía falta.
El que había sido reticente a presentarse pronto estuvo vuelto loco con qué ropa llevar. En la Tierra elegir atuendo siempre le era un quebradero de cabeza, pero ahora era toda una fiesta en sí. Primero aconsejó a Adru, y aquello bastó para crear efecto dominó. Pronto estaba buscando ropa para la gamusino, para él y para Milo, el cual amenazaba con ir con sus trapos de siempre. Aprovechando que éste estaba trabajando, Rox dejó varios zapatos en el suelo de su cuarto y el conjunto que le había buscado sobre la cama junto a una nota.
El cambiante se vistió con unos vaqueros ajustados negros, una camiseta blanca sencilla bajo una camisa-kimono negra con estampados de grullas japonesas, unos zapatos masculinos de charol y la joya de su corona, un sombrero negro de ala ancha. El joven se separaría la cabeza antes de llevar algo remotamente parecido a un fedora, pero ese estaba a otro nivel. Lo mejor de todo es que aunque los zapatos no fueran de su talla, ahora daba igual. Verse tan bien vestidos (pinguinos y pajaritas gigantes incluidas), subió todas sus ganas de fiesta.
La introducción al evento se le hizo cuesta arriba, y no dejó de pensar que aquella debía de ser la playa más muerta y fea existida y por existir. Al menos, la impresionante imagen del dragón del rey le entretenía lo suficiente. ¡Era un dragón de verdad! No despegó sus ojos del animal, absorbiendo cada rasgo en su memoria, prestando escueta atención a nada de lo que dijeran, y solo la intervención de Granta logró sacarle varios gritos de ánimo y aplausos sinceros. La situación mejoró sobremanera cuando el cielo se llenó de dragones, volando con la ligereza de un pájaro, como burlándose de él por no haber creído en su existencia hasta entonces. Aupado por el entusiasmo y los gritos de Rena, Rox gritó hasta que sus pulmones no pudieron más y sonreír doliese. De no ser por el peso de Eitne y el recordatorio de que lo estaba cargando, el cambiante bien podría haber menguado hasta ser un niño de nuevo, porque era tal y como se sentía. Ese espectáculo era un sueño hecho realidad, y solo por verlo pensó que toda su desgracia había merecido la pena.
— ¡EH, REY, YO QUIERO UNO! —gritó, sabiendo que su comentario se perdería entre el vocerío, aunque era audible para sus amigos—. ¡Podemos compartirlo! ¡CON DOS NOS BASTA!
El irrense llegó a tiempo para sacarlo de sus gritos, y por unos segundos no supo reaccionar. Llevaba la ropa que le había dejado y la imagen hizo que su corazón palpitara con entusiasmo. Quizás demasiado entusiasmo. Revisó al chico de arriba a abajo sin vergüenza alguna, ruborizándose por orgullo de sus buenas elecciones antes de hacer el gesto de “ok” y sonreír.
—¡Eeeeeeh!... Sin tus viejos trapos estás hasta de buen ver, que locura —añadió sin pensar, riendo y sonrojándose más por su propio comentario. La cara le dolió un poco más.
Se agachó para dejar a Eitne bajar en caso de querer participar, arreglándose el gorro en el proceso.
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 03:17 am
Después de la caída de la Torre de los Soñadores dama Isis decidió mandarlo todo a la mierda y tomarse un descanso. Aún con la explicación del Consejo y la pijamada improvisada de después en Serpentaria no podía quitarse de la cabeza la maldita pesadilla y eso le impedía concentrarse en el trabajo. Estaba sensible e irritable, y el cuerpo le pedía mimos, estar cerca de los suyos y confirmar que la querían, así que dejó las tareas de la tienda a un lado por unos días y se centró en encuentros sociales y en cuidarse.
La noticia de la fiesta le llegó como caída del cielo. Era la oportunidad perfecta para desconectar, pasar un buen rato y lo más importante: lucirse. Desde la salida de la Luna no había tenido otra ocasión para arreglarse y esa noche tuvo un final no muy bueno así que estaba deseando redimirse. Por supuesto atendió a todas sus amistades en lo que necesitasen con respecto a qué llevar, siempre era divertido elegir ropa para otras personas.
A Samika le improvisó un vestido a partir de un top de lentejuelas y gasa azul. No les habían dejado muchos días de preparación por lo que tuvo que trabajar a partir de ropa frivy. Ella misma eligió un conjunto de su armario antes de ser cosechada: un body traslúcido cubierto de pedrería con una cola abierta de gasa que había hechizado para que flotase a unos centímetros del suelo. El cabello le caía por la espalda en ondas azul cian. Llevaba sandalias plateadas adornadas con la misma pedrería que el body, además de brazaletes y unos enormes pendientes a juego. El maquillaje era brillante y llamativo todo en plateado con destellos irisados, incluso se había puesto brillantes diminutos en las pestañas. Se sentía bien y sentía todas las miradas clavándose en ella allá donde fuera.
El discurso no hizo si no encenderla aún más. Sentía orgullo en saber que había formado parte de las operaciones de rescate, que en parte la ciudad estaba a salvo también gracias a ella. Era parte de esa ciudad mágica y grandiosa y eso la hacía importante, y hacía importante también a todos los compañeros que habían pasado por lo mismo que ella. Se sintió afortunada.
Ignoró descaradamente a dama Azahar y todas las reacciones que provocaron su presencia para no arruinar el momento. Estaba demasiado feliz para preocuparse por nada, mucho menos por una vieja sucia que no conocía. Cuando el discurso terminó y Cicatriz anunció la entrada de los dragones la veela se puso a chillar. Sus pies no tocaban el suelo (no iba a andar por la arena con tacones) pero igual se puso a dar saltitos en el aire abrazando y zarandeando a cualquiera de sus pobres amigos que tuviese más cerca. Dama Isis no había crecido con leyendas de dragones ni bestias majestuosas, pero eso no iba a frenar su fascinación ni iba a evitar que se contagiase de la locura colectiva.
Chillar le secó la garganta o puede que solo estuviera acalorada por tantas emociones juntas, así que propuso ir a por bebidas. Habían dicho que habría bebida y comida para los asistentes, ¿no? ¿Qué clase de fiesta sería si no la hubiera? Iba camino a las mesas de aperitivos cuando oyó una voz llamándola en su cabeza. Se giró con la sonrisa preparada para saludar a Jace, pero cuando lo vio su corazón dio un pequeño saltito dentro de su pecho. Había algo discordante, una incoherencia que estaba tardando en procesar; por su cultura, estaba acostumbrada al exhibicionismo, la piel era lo normal y los cuerpos se mostraban con orgullo, así que… ¿cómo era posible que encontrase tan atractivo a alguien con tanta ropa encima? Había algo en el corte de sus prendas, en la forma en la que se ajustaban al cuerpo del dullahan, los pequeños detalles que hacían el conjunto suyo y mostraban su personalidad. Dama Isis se quedó sin habla unos instantes, se recompuso inmediatamente después y tomó a Jace por el cuello de la camisa con delicadeza contenida.
-Hola Jace -saludó – Vas muy elegante.
La noticia de la fiesta le llegó como caída del cielo. Era la oportunidad perfecta para desconectar, pasar un buen rato y lo más importante: lucirse. Desde la salida de la Luna no había tenido otra ocasión para arreglarse y esa noche tuvo un final no muy bueno así que estaba deseando redimirse. Por supuesto atendió a todas sus amistades en lo que necesitasen con respecto a qué llevar, siempre era divertido elegir ropa para otras personas.
A Samika le improvisó un vestido a partir de un top de lentejuelas y gasa azul. No les habían dejado muchos días de preparación por lo que tuvo que trabajar a partir de ropa frivy. Ella misma eligió un conjunto de su armario antes de ser cosechada: un body traslúcido cubierto de pedrería con una cola abierta de gasa que había hechizado para que flotase a unos centímetros del suelo. El cabello le caía por la espalda en ondas azul cian. Llevaba sandalias plateadas adornadas con la misma pedrería que el body, además de brazaletes y unos enormes pendientes a juego. El maquillaje era brillante y llamativo todo en plateado con destellos irisados, incluso se había puesto brillantes diminutos en las pestañas. Se sentía bien y sentía todas las miradas clavándose en ella allá donde fuera.
El discurso no hizo si no encenderla aún más. Sentía orgullo en saber que había formado parte de las operaciones de rescate, que en parte la ciudad estaba a salvo también gracias a ella. Era parte de esa ciudad mágica y grandiosa y eso la hacía importante, y hacía importante también a todos los compañeros que habían pasado por lo mismo que ella. Se sintió afortunada.
Ignoró descaradamente a dama Azahar y todas las reacciones que provocaron su presencia para no arruinar el momento. Estaba demasiado feliz para preocuparse por nada, mucho menos por una vieja sucia que no conocía. Cuando el discurso terminó y Cicatriz anunció la entrada de los dragones la veela se puso a chillar. Sus pies no tocaban el suelo (no iba a andar por la arena con tacones) pero igual se puso a dar saltitos en el aire abrazando y zarandeando a cualquiera de sus pobres amigos que tuviese más cerca. Dama Isis no había crecido con leyendas de dragones ni bestias majestuosas, pero eso no iba a frenar su fascinación ni iba a evitar que se contagiase de la locura colectiva.
Chillar le secó la garganta o puede que solo estuviera acalorada por tantas emociones juntas, así que propuso ir a por bebidas. Habían dicho que habría bebida y comida para los asistentes, ¿no? ¿Qué clase de fiesta sería si no la hubiera? Iba camino a las mesas de aperitivos cuando oyó una voz llamándola en su cabeza. Se giró con la sonrisa preparada para saludar a Jace, pero cuando lo vio su corazón dio un pequeño saltito dentro de su pecho. Había algo discordante, una incoherencia que estaba tardando en procesar; por su cultura, estaba acostumbrada al exhibicionismo, la piel era lo normal y los cuerpos se mostraban con orgullo, así que… ¿cómo era posible que encontrase tan atractivo a alguien con tanta ropa encima? Había algo en el corte de sus prendas, en la forma en la que se ajustaban al cuerpo del dullahan, los pequeños detalles que hacían el conjunto suyo y mostraban su personalidad. Dama Isis se quedó sin habla unos instantes, se recompuso inmediatamente después y tomó a Jace por el cuello de la camisa con delicadeza contenida.
-Hola Jace -saludó – Vas muy elegante.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 10:39 am
Jace tuvo bastantes problemas para seguir acercándose a la frivy con normalidad. Lo bueno de no tener cabeza es que sus expresiones faciales no le delataban, y al menos su humo era (solo un poco) más discreto. La veela estaba despampanante, tanto que a Jace se le derritió el cerebro más de lo normal y hasta olvidó llenarse de aire los pulmones cuando la tuvo cerca. Era difícil no mandarle de golpe todo lo que pensaba. Twix tenía ese efecto en él desde tiempo ha, daba igual lo que llevase, el color de pelo que tuviese o la cantidad de maquillaje, y al dullahan le encantaba. Su humo empezó a salir más despacio, más oscuro y cargado, arremolinándose sobre su cuello como una pequeña nube de tormenta. Bien podría haber dejado caer un trueno cuando la joven le agarró de la camisa.
Automáticamente, puso ambas manos con firmeza sobre su cintura, deslizando los dedos por la fina pedrería y las curvas de la chica, atrayéndola contra sí. Se acordó de respirar.
«Hola Isis» dijo, imitando casi un susurro. Subió una mano a su pelo, acariciándolo con suavidad «Y tú vas espectacular.»
Y ahí estaba lo peor de no tener cabeza. El dullahan se moría por comerle la boca (no hay manera más fina de decirlo), aunque dada la situación y el lugar, quizás fuera lo mejor. Quería ser un caballero, aunque más quisiera mandarlo todo a paseo. Los dragones habían pasado a un quinto plano, mas se aferró a la imagen de estos para evitar que se le embotaran los pensamientos.
«¿Lo estás pasando bien? ¿Quieres tomar algo?»
Automáticamente, puso ambas manos con firmeza sobre su cintura, deslizando los dedos por la fina pedrería y las curvas de la chica, atrayéndola contra sí. Se acordó de respirar.
«Hola Isis» dijo, imitando casi un susurro. Subió una mano a su pelo, acariciándolo con suavidad «Y tú vas espectacular.»
Y ahí estaba lo peor de no tener cabeza. El dullahan se moría por comerle la boca (no hay manera más fina de decirlo), aunque dada la situación y el lugar, quizás fuera lo mejor. Quería ser un caballero, aunque más quisiera mandarlo todo a paseo. Los dragones habían pasado a un quinto plano, mas se aferró a la imagen de estos para evitar que se le embotaran los pensamientos.
«¿Lo estás pasando bien? ¿Quieres tomar algo?»
- ♪♫♬:
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 03:08 pm
Samika
Los días posteriores al despertar fueron un poco caóticos para Samika y sus amigos. Ni siquiera aquella noche donde todos se acurrucaron juntos en la sala fue un total calmante. Samika aun tenia el miedo en el cuerpo y esa sensación extraña donde perdía todos sus sentidos.
No quiso preguntar que eran lo que habían soñado los demás en aquella situación, estaba segura que todos tenían sus propios miedos y demonios. Y estaba segura que no querrían hablar de ellos. Por una vez Samika no cuestionó, tan solo se aseguró de mantenerse mas unida que nunca a sus amigos, lo cerca que había estado de perderlos sin poder hacer nada por evitarlo era algo que se le había grabado a fuego. La certeza de ser mas débil de lo que esperaba si le quitaban le había pensar mucho y se sentía bastante mal por ello, deprimida y cabizbaja, sin su usual animo y buen talante.
La noticia de la muerte de Silente y Doce puntos no ayudo mucho a su animo. Había conocido a ambos, solo un poco pero lo había hecho. Hacía tiempo que había dejado ir sus pensamientos sobre darle un buen puñetazo a Doce Puntos por traerla hacia esa ciudad, quedándose como un simple vestigio de amenaza juguetona sin maldad ni intención. Si antes no habría podido realizar aquello, ahora muchísimo menos. Y Silente había sido su examinador para el ejercito, hablaron poco, cierto pero Samika no olvidaba una voz tras escucharla, por poco hablador que fueras.
No dudo en ir al entierro, aconsejando a Isis el tipo de ropa que necesitaría ponerse para tal evento ya que ella también accedió a ir y acompañarla. Asistió vistiendo de negro, tal y como era usual el luto en su tierra. no lloro, ni tampoco sintió un gran peso por aquello solo una suerte de desgana y desilusión por todo, por lo sencillo que era que las cosas se torcieran en ese lugar y también por lo feliz que había sido siendo tan despreocupada. El saber que Virai Nura, a quien también llego a conocer, sería el sustituto de Silente en el puesto le alegro un poco. El saber que aun había gente que había conocido, aparte de sus amigos que había sobrevivido a toda esa pesadilla era al menos esperanzador.
Y no existía el descanso, un llamado del propio consejo en la bahía a todos los ciudadanos fue el aviso posterior..Samika estaba bastante perdida sobre que ocurriría en esa ocasión pues ni siquiera sus preguntas entre sus compañeros del ejercito traían respuesta. Estaba tan confundidos como ella. Su idea principal fue ir vistiendo con normalidad, pero no pudo tan siquiera ser un pensamiento consciente cuando Isis la secuestro sin lugar a dudas para ponerla de punta en blanco. Aquellas acciones de la frivy y su preocupación para que fuera divina a ese lugar atrajo las primeras risas de la evaki, aligerando un poco esa sensación de desilusión y tristeza que había estado acompañándola por días sin saber quitársela.
El brillo de la frivy, que aun así también estaba algo decaída, traspaso incluso sus ojos ciegos, como recordandole que la pesadilla había pasado, que seguía viendo a sus amigas, que seguía pudiendo oírles, que seguía siendo capaz de tocarles. Que estaban aun vivos. Fue como si el velo que había estado cubriendo sus sentidos físicos y sus propias emociones se desvaneciera. Algo tan sencillo y cotidiano como buscar un vestido para una fiesta. Resultaba tan ridículo y extrañamente alentador.
La pesadilla ya había pasado no hacia falta hundirse por ello, con el fin de aquella había obtenido otra oportunidad de sobrevivir, una nueva reencarnación en sus propias mentes y cuerpos. Samika decidió ir a aquella reunión con la cabeza en alto y animo un poco mas renovado, vistiendo aquel fino vestido encontrado por Isis, que dejaba su espalda y brazos desnudos para sus alas
Este era de un azul pálido, similar a su color de ojos antes de su transformación, su color favorito ademas. Sujetado detrás alrededor de su cuello con un fina gargantilla de pedrería, que se unía a un corpiño de pedrería con unas finas transparencias. Este se ajustaba justo bajo su pecho, dejando que la falda que llegaba hasta por encima de las rodillas. El vestido le era cómodo y preciosos, la falda especialmente cómoda al tacto. Recogio su cabello ya bastante largo en un relajado recogido dejando que algunos mechones largos sueltos enmarcasen sus facciones. No se maquillo, eso era un hecho misteriosos de realizar para ella, así que dejo a Isis trabajar con su cara como le pareciera.
Una vez listos decidieron ir al bahía para escuchar las palabras del Rey, Samika atendió claramente a las palabra los cambios realizados en el consejo, a como se aplaudieron las acciones de aquel que prácticamente los salvo a todos por una parte despertando. Samika también se sintió claramente agradecida por todos aquellos que ayudaron en ese desastre.
Pero definitivamente lo que mas le sobrecogió, y asusto casi agarrandose a Isis, fueron los rugidos y la exclamaciones de sorpresa, con su ecolocalizacion lo vio. Inmensas criaturas aladas, muy similares en forma a lo descripción de los dragones. Samika aun sin poder verlos realmente como el resto hacia no cabía en su asombro. ¿¡Tenían dragones!? <<¿¡De donde han sacado esta gente dragones!? >> obviamente imaginaba que de algún mundo vinculado o algo así, que dado que habían estado construyendo las dragoneras meses atrás era suponer que traerían algo para llenarlas. Pero de saberlo a tener la certeza en frente había un amplio trecho.
Una vez la primera impresión dejó de tenerla boquiabierta como una estúpida, pudo atender a los pasos que se acercaban entre las finas piedras del suelo de la bahía que tan difícil se le había hecho andar con sus zapatos. La figura alta y la brumita que salia de su cuello para arriba una vez entro en su campo visual le advirtió de quien era y de como dicha persona no dudo ni medio segundo en aferrarse a su amiga. Mutuamente ala parecer. La evaki alzo una ceja con aire divertido al ser tan clarisimamente ignorada. Ya sabía desde hacía tiempo que su amiga se traía algo con el descabezado de Jace, aunque era la primera vez que prácticamente lo veía con sus ojitos dentro de sus limitaciones.
- Hola Jace a ti también. - añadió con un sutil énfasis en el “también”, con el mismo efecto que si lo pinchase con un palo- Veo que no soy la única ciega en este lugar. Ese humito tuyo me ofende ignorándome así- añadió Samika cruzándose de brazos claramente divertida por aquello, mirándolos a ambos por un momento. Podía notar a su amiga algo mas animada y seguramente llevaba algún tiempo queriendo tener mas contacto con Jace, que con todo lo que había estado pasando había sido todo un autentica mierda. Les sonrió, prefiriendo hacer en esos momentos el buen acto de salir por patas con gracia- Bueno parejita, os dejo por ahora, no hagáis cosas indebidas...o al menos no las hagáis aquí en medio, que hay mucho enano inquieto por aquí. Vuelvo luego, voy a darme un paseo a ver quien mas sigue por aquí- dijo guiñándoles un ojo antes de darle un beso en la mejilla a Isis, teniendo que ponerse un poco de puntillas para ello. Luego se despidió de Jace con una sonrisa y con un suave apretón en el hombro con el claro de mensaje de "cuídala, cabeza de humo, o te arrancare las bolas", antes de alejarse para dejarlos en su salsa por un rato, silbando animada.
Con suerte se toparía con Eriel o Cain o con ambos, que con una cosa y otra con el primero no había hablado en esos días y a Cain no lo había vuelto a ver. Aun así no llegó alejarse demasiado, posiblemente aun seguiría a la vista de sus amigos, cuando piso mal con uno de sus tacones y tuvo que mantener el equilibrio a duras penas. Ya había notado la dificultades para moverse desde que llegó en la bahía pero había mantenido el tipo hasta ahora. Pero definitivamente el tiempo limite de esos zapatos en sus pies había terminado.
-Uhm ¿perdona? ¿Me puedo agarrar de ti mientras me quito los zapatos, antes de matarme estúpidamente? -preguntó a la primera persona que paso cerca suya sin poner mucha atención en quien era, esperando que le permitiera agarrarse para sacarse los zapatos.
Los días posteriores al despertar fueron un poco caóticos para Samika y sus amigos. Ni siquiera aquella noche donde todos se acurrucaron juntos en la sala fue un total calmante. Samika aun tenia el miedo en el cuerpo y esa sensación extraña donde perdía todos sus sentidos.
No quiso preguntar que eran lo que habían soñado los demás en aquella situación, estaba segura que todos tenían sus propios miedos y demonios. Y estaba segura que no querrían hablar de ellos. Por una vez Samika no cuestionó, tan solo se aseguró de mantenerse mas unida que nunca a sus amigos, lo cerca que había estado de perderlos sin poder hacer nada por evitarlo era algo que se le había grabado a fuego. La certeza de ser mas débil de lo que esperaba si le quitaban le había pensar mucho y se sentía bastante mal por ello, deprimida y cabizbaja, sin su usual animo y buen talante.
La noticia de la muerte de Silente y Doce puntos no ayudo mucho a su animo. Había conocido a ambos, solo un poco pero lo había hecho. Hacía tiempo que había dejado ir sus pensamientos sobre darle un buen puñetazo a Doce Puntos por traerla hacia esa ciudad, quedándose como un simple vestigio de amenaza juguetona sin maldad ni intención. Si antes no habría podido realizar aquello, ahora muchísimo menos. Y Silente había sido su examinador para el ejercito, hablaron poco, cierto pero Samika no olvidaba una voz tras escucharla, por poco hablador que fueras.
No dudo en ir al entierro, aconsejando a Isis el tipo de ropa que necesitaría ponerse para tal evento ya que ella también accedió a ir y acompañarla. Asistió vistiendo de negro, tal y como era usual el luto en su tierra. no lloro, ni tampoco sintió un gran peso por aquello solo una suerte de desgana y desilusión por todo, por lo sencillo que era que las cosas se torcieran en ese lugar y también por lo feliz que había sido siendo tan despreocupada. El saber que Virai Nura, a quien también llego a conocer, sería el sustituto de Silente en el puesto le alegro un poco. El saber que aun había gente que había conocido, aparte de sus amigos que había sobrevivido a toda esa pesadilla era al menos esperanzador.
Y no existía el descanso, un llamado del propio consejo en la bahía a todos los ciudadanos fue el aviso posterior..Samika estaba bastante perdida sobre que ocurriría en esa ocasión pues ni siquiera sus preguntas entre sus compañeros del ejercito traían respuesta. Estaba tan confundidos como ella. Su idea principal fue ir vistiendo con normalidad, pero no pudo tan siquiera ser un pensamiento consciente cuando Isis la secuestro sin lugar a dudas para ponerla de punta en blanco. Aquellas acciones de la frivy y su preocupación para que fuera divina a ese lugar atrajo las primeras risas de la evaki, aligerando un poco esa sensación de desilusión y tristeza que había estado acompañándola por días sin saber quitársela.
El brillo de la frivy, que aun así también estaba algo decaída, traspaso incluso sus ojos ciegos, como recordandole que la pesadilla había pasado, que seguía viendo a sus amigas, que seguía pudiendo oírles, que seguía siendo capaz de tocarles. Que estaban aun vivos. Fue como si el velo que había estado cubriendo sus sentidos físicos y sus propias emociones se desvaneciera. Algo tan sencillo y cotidiano como buscar un vestido para una fiesta. Resultaba tan ridículo y extrañamente alentador.
La pesadilla ya había pasado no hacia falta hundirse por ello, con el fin de aquella había obtenido otra oportunidad de sobrevivir, una nueva reencarnación en sus propias mentes y cuerpos. Samika decidió ir a aquella reunión con la cabeza en alto y animo un poco mas renovado, vistiendo aquel fino vestido encontrado por Isis, que dejaba su espalda y brazos desnudos para sus alas
Este era de un azul pálido, similar a su color de ojos antes de su transformación, su color favorito ademas. Sujetado detrás alrededor de su cuello con un fina gargantilla de pedrería, que se unía a un corpiño de pedrería con unas finas transparencias. Este se ajustaba justo bajo su pecho, dejando que la falda que llegaba hasta por encima de las rodillas. El vestido le era cómodo y preciosos, la falda especialmente cómoda al tacto. Recogio su cabello ya bastante largo en un relajado recogido dejando que algunos mechones largos sueltos enmarcasen sus facciones. No se maquillo, eso era un hecho misteriosos de realizar para ella, así que dejo a Isis trabajar con su cara como le pareciera.
Una vez listos decidieron ir al bahía para escuchar las palabras del Rey, Samika atendió claramente a las palabra los cambios realizados en el consejo, a como se aplaudieron las acciones de aquel que prácticamente los salvo a todos por una parte despertando. Samika también se sintió claramente agradecida por todos aquellos que ayudaron en ese desastre.
Pero definitivamente lo que mas le sobrecogió, y asusto casi agarrandose a Isis, fueron los rugidos y la exclamaciones de sorpresa, con su ecolocalizacion lo vio. Inmensas criaturas aladas, muy similares en forma a lo descripción de los dragones. Samika aun sin poder verlos realmente como el resto hacia no cabía en su asombro. ¿¡Tenían dragones!? <<¿¡De donde han sacado esta gente dragones!? >> obviamente imaginaba que de algún mundo vinculado o algo así, que dado que habían estado construyendo las dragoneras meses atrás era suponer que traerían algo para llenarlas. Pero de saberlo a tener la certeza en frente había un amplio trecho.
Una vez la primera impresión dejó de tenerla boquiabierta como una estúpida, pudo atender a los pasos que se acercaban entre las finas piedras del suelo de la bahía que tan difícil se le había hecho andar con sus zapatos. La figura alta y la brumita que salia de su cuello para arriba una vez entro en su campo visual le advirtió de quien era y de como dicha persona no dudo ni medio segundo en aferrarse a su amiga. Mutuamente ala parecer. La evaki alzo una ceja con aire divertido al ser tan clarisimamente ignorada. Ya sabía desde hacía tiempo que su amiga se traía algo con el descabezado de Jace, aunque era la primera vez que prácticamente lo veía con sus ojitos dentro de sus limitaciones.
- Hola Jace a ti también. - añadió con un sutil énfasis en el “también”, con el mismo efecto que si lo pinchase con un palo- Veo que no soy la única ciega en este lugar. Ese humito tuyo me ofende ignorándome así- añadió Samika cruzándose de brazos claramente divertida por aquello, mirándolos a ambos por un momento. Podía notar a su amiga algo mas animada y seguramente llevaba algún tiempo queriendo tener mas contacto con Jace, que con todo lo que había estado pasando había sido todo un autentica mierda. Les sonrió, prefiriendo hacer en esos momentos el buen acto de salir por patas con gracia- Bueno parejita, os dejo por ahora, no hagáis cosas indebidas...o al menos no las hagáis aquí en medio, que hay mucho enano inquieto por aquí. Vuelvo luego, voy a darme un paseo a ver quien mas sigue por aquí- dijo guiñándoles un ojo antes de darle un beso en la mejilla a Isis, teniendo que ponerse un poco de puntillas para ello. Luego se despidió de Jace con una sonrisa y con un suave apretón en el hombro con el claro de mensaje de "cuídala, cabeza de humo, o te arrancare las bolas", antes de alejarse para dejarlos en su salsa por un rato, silbando animada.
Con suerte se toparía con Eriel o Cain o con ambos, que con una cosa y otra con el primero no había hablado en esos días y a Cain no lo había vuelto a ver. Aun así no llegó alejarse demasiado, posiblemente aun seguiría a la vista de sus amigos, cuando piso mal con uno de sus tacones y tuvo que mantener el equilibrio a duras penas. Ya había notado la dificultades para moverse desde que llegó en la bahía pero había mantenido el tipo hasta ahora. Pero definitivamente el tiempo limite de esos zapatos en sus pies había terminado.
-Uhm ¿perdona? ¿Me puedo agarrar de ti mientras me quito los zapatos, antes de matarme estúpidamente? -preguntó a la primera persona que paso cerca suya sin poner mucha atención en quien era, esperando que le permitiera agarrarse para sacarse los zapatos.
- Así va al desfile:
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 05:24 pm
-¡YO QUIERO OTRO, REY, POR AQUÍ! -se unió Rena a los gritos de Rox -¡Ay, Nime, coño estate quieta que me corres el maquillaje!
La niña estaba un poco demasiado revolucionada como para llevarla en los hombros y con solo un brazo no podía manejarla bien. Por suerte Milo llegó al rescate.
-Por fin vienes, Cenicienta -dijo. Había pasado el tiempo suficiente con Guille y Rox como para usar alguna que otra referencia terrícola. Dejó a Nime en el suelo para dejar el brazo libre y poder saludar a su amigo. -Oye, si al final vas a tener estilo y todo -añadió dedicándole una mirada de aprobación, sin embargo la vista se le fue a Rox -Ah, no, que has hecho trampa. Manda huevos que un alienígena tenga que enseñarte a vestir bien.
No se le había escapado la expresión de Rox al llegar el otro irrense. Por un momento pensó que se lo había imaginado pero era tan obvio que daba un poco de risa. No dijo nada, sin embargo, ya se lo guardaría para cachondearse del humano en otro momento.
-Bueeeeeno a mi tantos bichos voladores me han dado hambre y dicen que hay buffet libre ¿Vamos a por aperitivos?
Más que los aperitivos lo que Rena tenía mucha curiosidad pro probar era el alcohol. Ya le habían hablado varias veces pero en la Sede no había y no tenía dinero para ir a la taberna esa que Kin le había mencionado.
**
A menudo añoraba la cabeza de Jace, pero era divertido aprender poco a poco como funcionaban ahora sus expresiones. Creía saber leerlo bastante bien, al menos lo suficiente como para saber qué le provocaba al dullahan su presencia. Permitió que la tomara por la cintura, aún jugueteando con el cuello de su camisa.
-Lo estoy pasando genial -respondió con un ronroneo -Y sí, estoy espectacular. Ahora iba a por una bebida, podríamos ir juntos…
Samika la trajo de vuelta a la Tierra. Se sintió un poco avergonzada por haberla hecho sentirse ignorada pero vio que su amiga no se lo había tomado a mal así que se limitó a reírse.
-¿Cosas indebidas? ¿Qué dices? ¿Por quién me tomas? -dijo conteniendo una risilla traviesa y desviando la mirada como si la hubiesen pillado en falta.
Le devolvió el beso a su amiga y se despidió de ella. En cuanto se quedaron solos retomó su atención al dullahan, acariciándole con las uñas empedradas la piel expuesta de su cuello.
-Creo que íbamos a por bebidas, ¿no?
Quería lucir su conjunto un poco más, refrescarse, y luego a ser posible desaparecer con Jace a un sitio más tranquilo. Dama Isis no era vergonzosa y no podía importarle menos estar rodeada de gente, o al menos nunca le había importado, pero sí era verdad que aquella fiesta no era exactamente como los clubes de Frivo. Claro que eso no le impidió deslizar una mano por debajo de la chaqueta del chico como quien no quiere la cosa.
La niña estaba un poco demasiado revolucionada como para llevarla en los hombros y con solo un brazo no podía manejarla bien. Por suerte Milo llegó al rescate.
-Por fin vienes, Cenicienta -dijo. Había pasado el tiempo suficiente con Guille y Rox como para usar alguna que otra referencia terrícola. Dejó a Nime en el suelo para dejar el brazo libre y poder saludar a su amigo. -Oye, si al final vas a tener estilo y todo -añadió dedicándole una mirada de aprobación, sin embargo la vista se le fue a Rox -Ah, no, que has hecho trampa. Manda huevos que un alienígena tenga que enseñarte a vestir bien.
No se le había escapado la expresión de Rox al llegar el otro irrense. Por un momento pensó que se lo había imaginado pero era tan obvio que daba un poco de risa. No dijo nada, sin embargo, ya se lo guardaría para cachondearse del humano en otro momento.
-Bueeeeeno a mi tantos bichos voladores me han dado hambre y dicen que hay buffet libre ¿Vamos a por aperitivos?
Más que los aperitivos lo que Rena tenía mucha curiosidad pro probar era el alcohol. Ya le habían hablado varias veces pero en la Sede no había y no tenía dinero para ir a la taberna esa que Kin le había mencionado.
**
A menudo añoraba la cabeza de Jace, pero era divertido aprender poco a poco como funcionaban ahora sus expresiones. Creía saber leerlo bastante bien, al menos lo suficiente como para saber qué le provocaba al dullahan su presencia. Permitió que la tomara por la cintura, aún jugueteando con el cuello de su camisa.
-Lo estoy pasando genial -respondió con un ronroneo -Y sí, estoy espectacular. Ahora iba a por una bebida, podríamos ir juntos…
Samika la trajo de vuelta a la Tierra. Se sintió un poco avergonzada por haberla hecho sentirse ignorada pero vio que su amiga no se lo había tomado a mal así que se limitó a reírse.
-¿Cosas indebidas? ¿Qué dices? ¿Por quién me tomas? -dijo conteniendo una risilla traviesa y desviando la mirada como si la hubiesen pillado en falta.
Le devolvió el beso a su amiga y se despidió de ella. En cuanto se quedaron solos retomó su atención al dullahan, acariciándole con las uñas empedradas la piel expuesta de su cuello.
-Creo que íbamos a por bebidas, ¿no?
Quería lucir su conjunto un poco más, refrescarse, y luego a ser posible desaparecer con Jace a un sitio más tranquilo. Dama Isis no era vergonzosa y no podía importarle menos estar rodeada de gente, o al menos nunca le había importado, pero sí era verdad que aquella fiesta no era exactamente como los clubes de Frivo. Claro que eso no le impidió deslizar una mano por debajo de la chaqueta del chico como quien no quiere la cosa.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 05:58 pm
A pesar de haber tenido el placer de reirse de Resizsan antes de despertar, Wen no había superado ni de lejos la pesadilla. Y a pesar de que el Consejo había dicho que Rocavarancolia estaba libre de la influencia de la torre, Wen no podía dejar de pensar en Resizsan. Había sido un ranta sin transformación que había muerto y aún así, de alguna manera, había conseguido mantenerse en el plano onírico, acechándole, aguardando su momento. ¿cómo podía estar segura de que se había librado de él? ¿Cómo iba a ignorar la posibilidad de que le hubiera contado su secreto en sueños a alguna persona?
La vouivre estaba aterrorizada ante la posibilidad de quedarse dormida y entrar de nuevo en la pesadilla, pero tampoco quería no dormir realmente. Ella sabía cómo podía afectarle dejar de dormir y tampoco quería deteriorar su salud de esa manera. La británica había optado por agotar su mente durante todo el día con la intención de dormir sin sueño, lo que en líneas generales le había salido bien, pero todavía se le habían colado algunas pesadillas. Durante una de ellas, el aura de desesperación y horror comenzó a atenuarse finalmente desapareciendo en un remanso de calma esponjosa. Anestesiada por la tranquilidad del ambiente, Wen a penas se percató de la presencia de Melodes hasta que este no le habló.
Al principio, la vouivre se encontraba reticente ante su presencia, pero a medida que iban hablando, Wen fue confiando más en él. El soñador solo quería asegurarle que su secreto estaba a salvo y que Resizsan finalmente había desaparecido. A la vouivre no le hacía mucha gracia que la gente supiera sobre su transformación, como era obvio, pero Melodes les había salvado la vida a todos y, lo más importante, había demostrado ser de confianza. Por otro lado, no estaba del todo convencida con la desaparición de Resizsan, paranoica con la idea de que si había conseguido librarse una vez de la desaparición, le veía capaz de volver a hacerlo. A pesar de eso, parte de ella confiaba en que el ranta se había ido con la torre que ella finalmente estaba a salvo del ruido. Quizás aquello no iba a devolverle a Nasher, pero al menos aliviaría su sentimiento de venganza.
La vouivre no había puesto mucha resistencia en ir a la fiesta que se había preparado en la bahía, principalmente porque esperaba que también ella ayudara con su concienciación de que todo aquello había acabado, a pesar de que Melodes había conseguido bastante con ella en ese campo; así que tampoco había dudado en arrastrar ahí a todos, animándoles a divertirse y a aprovecharse de la comida y bebida que se había servido.
Wen sabía que aquel evento se usaría para dar reconocimiento a aquellos que habían muerto y luchado por evitar que aquella pesadilla se convirtiera en catástrofe, pero no se había esperado que también se usara para nombrar a los nuevos miembros del Consejo y mucho menos que dos de los nuevos miembros del Consejo fueran Melodes y dama Aroma. La verdad era que se alegraba mucho por ellos, pero no pudo evitar tener un poco de lástima también por ellos al tener que compartir trabajo con dama Azahar como nueva Señora de los Asesinos. No es que conociera personalmente a la momia, pero sí había oído hablar de ella en algunas ocasiones y la verdad es que nunca le había parecido ni remotamente una persona de fiar.
Y entonces aparecieron los dragones. Grandes y majestuosos, como a prácticamente la mayoría de la ciudad, aquellas criaturas dejaron fascinada a la vouivre. Aunque no era la primera vez que los veía y ella misma se parecía bastante a ellos, no había duda de que eran impresionantes.
- Oh, mira, Noel, la familia ha venido a cenar- le comentó con ironía.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 06:47 pm
Todos necesitaban tiempo para cerrar por completo las heridas, pero al draco le preocupaba bastante el estado de Adara sobre todo. Wen le preocupó al no querer dormir durante demasiado tiempo, pero acabó haciéndolo y cuando supo de la visita de Melodes se alivió considerablemente. La ángel negro, en cambio, no parecía tener ganas de nada y se le hacía muy extraño verla así. Había perdido un brazo, pero ya le estaba volviendo a crecer y pronto se recuperaría del todo. Esperaba que entonces pudiesen dejar completamente atrás aquella etapa de mal descanso, pesadillas continúas y muerte. Empezaba a acostumbrarse demasiado rápido a las muertes de seres queridos y eso, si lo pensaba demasiado, le asustaba. Pero la vida seguía.
Le alegró recibir la invitación por una vez, sobre todo porque no hacía falta que sacase el dichoso traje de nuevo como para asistir al funeral de Doce Punto, ya que tal vez una buena fiesta animase el ambiente. La comida y bebida gratis eran un plus bastante grande, y de todos modos tenía la sensación de que más que una invitación era una orden velada.
Debía reconocer que el barco era impresionante y que parecían habérselo montado bastante bien en general aunque asistió a los primeros discursos con no demasiado interés y se compadeció de Granta, quien estaba visiblemente incómodo. Aun así no dudaba que se merecía los vítores y aplausos y se sumó a los mismos. También lo hizo cuando nombraron a nada menos que Melodes y dama Aroma como nuevos miembros del Consejo, considerándolos a ambos una buena elección. No podía decir lo mismo acerca de dama Azahar, de quien no había oído precisamente nada bueno. Su actitud desde luego no le estaba haciendo mejorar su imagen y se rio ante la indignación de Adara.
Entonces Cicatriz habló y el sueco prestó atención, intuyendo lo que venía a continuación. No era muchos y ya sabían que llegarían tarde o temprano, pero eso no los hacía menos espectaculares. Sus rugidos le ensordecían, pero no podía molestarse ante semejante demostración de poderío. Había llegado la auténtica artillería pesada a la ciudad, las criaturas majestuosas que hasta ese momento solo habían sido promesas de la antigua gloria de Rocavarancolia. Debía reconocer que estaba impresionado. El comentario de Wen le hizo reír en voz alta y le devolvió una sonrisa divertida.
—Yo no me quejaría de tener familiares como esos, para ser sincero. Lástima que no cabrían en el Cuchitril.
Le alegró recibir la invitación por una vez, sobre todo porque no hacía falta que sacase el dichoso traje de nuevo como para asistir al funeral de Doce Punto, ya que tal vez una buena fiesta animase el ambiente. La comida y bebida gratis eran un plus bastante grande, y de todos modos tenía la sensación de que más que una invitación era una orden velada.
Debía reconocer que el barco era impresionante y que parecían habérselo montado bastante bien en general aunque asistió a los primeros discursos con no demasiado interés y se compadeció de Granta, quien estaba visiblemente incómodo. Aun así no dudaba que se merecía los vítores y aplausos y se sumó a los mismos. También lo hizo cuando nombraron a nada menos que Melodes y dama Aroma como nuevos miembros del Consejo, considerándolos a ambos una buena elección. No podía decir lo mismo acerca de dama Azahar, de quien no había oído precisamente nada bueno. Su actitud desde luego no le estaba haciendo mejorar su imagen y se rio ante la indignación de Adara.
Entonces Cicatriz habló y el sueco prestó atención, intuyendo lo que venía a continuación. No era muchos y ya sabían que llegarían tarde o temprano, pero eso no los hacía menos espectaculares. Sus rugidos le ensordecían, pero no podía molestarse ante semejante demostración de poderío. Había llegado la auténtica artillería pesada a la ciudad, las criaturas majestuosas que hasta ese momento solo habían sido promesas de la antigua gloria de Rocavarancolia. Debía reconocer que estaba impresionado. El comentario de Wen le hizo reír en voz alta y le devolvió una sonrisa divertida.
—Yo no me quejaría de tener familiares como esos, para ser sincero. Lástima que no cabrían en el Cuchitril.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 08:15 pm
Enredo e Irdil.
Llegaron a la bahía levitando, Enredo vestido de negro con su bata de color verde como único punto de color además de su pelo. Irdil llevaba una camiseta azul y unos vaqueros cómodos.
Durante todo el acto el rostro de Enredo expresó cierto orgullo por haber participado en la salvación de la ciudad. Expresión que se avinagró cuando dijeron que la nueva Señora de los asesinos era Azahar. Ni la visión de los dragones consiguió animar al brujo. Sólo un pensamiento se hizo eco en su mente "Tengo que preparar más pomada para las quemaduras".
A quien sí emocionó la presencia de los dragones fue al idrino. Soltó un grito ahogado y movió el peso de un pie a otro nervioso.
-Enredo mira, mira - empezó a decirle señalando el cielo. Se calló cuando vio la expresión del brujo. No se atrevió a decirle nada más.
En cuestión de días había visto cosas nuevas del brujo que no había conocido aún. El cansancio extremo era una de ellas, y la chispa de rabia que dejaban entrever sus ojos era otra. Irdil dio un paso atrás apartándose de su jefe, pero cuando Enredo miró en su dirección esa chispa desapareció.
- Sí, ya los veo - respondió con una tranquilidad fingida que el idrino no se creyó.- ¿Por qué no vas a por algo de comer a la mesa para los dos? - le preguntó. Irdil no necesitó que se lo pidieran dos veces.
Para Enredo no era más que una excusa para tener un minuto y ordenar sus ideas. Se le había quitado el hambre.
Eriel e Irdil.
Eriel apenas conocía a la gente del Consejo, había oído rumores y sabía que algunos se habían sacrificado por ellos. Para salvar la ciudad. Pero estaban muertos, ya no tenía importancia. Los dragones sin embargo sí lo impresionaron, además sintió un cosquilleo en todo su cuerpo señal de la recarga mágica. Era una mejor sensación que la que describía el libro..
Aquella mujer sin embargo... Nihil, su transformación le sonaba a Eriel, creía haber visto algo parecido en el libro donde estaba su propia transformación. Quizá pudiera acercarse y verla mejor.
Se disculpó de sus amigos y fue en la dirección en que había bajado la mujer. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio al idrino y tropezó con él, cayendo los dos al suelo.
-Perdona, perdona - dijo el idrino mientras se levantaba.
-Disculpa, no te había visto - respondió el nublino.- Y tengo algo de prisa, luego te veo - le dijo antes de perderse e la multitud.
"¿Luego te veo? Soy imbécil, si no lo conozco de nada" pensó el gárgola continuando su camino. Por otra parte Irdil se quedó mirando el lugar donde había desaparecido el otro chico, el hecho de que no llevase camiseta no fue ni el primer pensamiento en cruzar por su mente. Todavía aturdido se hizo con un plato y empezó a llenarlo con comida sin mirar de qué lo llenaba en realidad.
Por fin localizó a la mujer que estaba buscando. Trató de disimular mientras la observaba, sí que se parecía al dibujo del libro pero había algunas diferencias. "No, no debe ser. Ya sueñas Eriel".
Sura y Gran Colmillo.
Los integrantes del ejército estaban comentando los puestos del Consejo mientras se iban nombrando. Cuando llegó Azahar la naga siseó molesta, aunque luego soltó una carcajada.
-Entiendo que le den el puesto - le dijo al licántropo con sorna.- Sabe mucho de la muerte, al fin y al cabo ya debe tener un pie en la tumba.
El otro ulterano no pudo si no reírse. Aunque la risa no le duró mucho, la aparición estelar de los dragones le hizo abrir la boca de par en par. Por supuesto que se esperaban dragones, para algo habían estado reparando las torres pero... ¿tan pronto?
-¡AH, NO! - gritó Sura.- ¡SI ROMPEN ALGO ME NIEGO A REPARARLO. CONTRATA CARPINTEROS GARONI!
La risa del licántropo llegó enseguida. Y se atragantó con su propia saliva.
-Eso, encima muérete tu también - la naga le dio un puñetazo en el hombro.- Venga, vamos a por comida que es gratis.
-Pero si tú siempre comes gratis, ¿qué diferencia hay? - se burló su compañero.
Sura resopló y dejó atrás a Gran mientras se acercaba a la mesa. Las risas la siguieron de cerca.
Varsai.
Si hubo alguien que disfrutó con la aparición de los dragones esa fue Varsai. En cuanto los vio lo olvidó todo, las pesadillas, las muertes, los nombramientos y la comida.
Los ojos le hicieron chiribitas y el grito mental que soltó pudo oírse en todas las mentes cercanas. Si pertenecían al ejército iba a necesitar preguntarle a alguien como podía acercarse a uno.
Desde que había llegado a la ciudad los dragones habían sido más que un interés, habían sido su obsesión. No había parado de leer sobre ellos, de memorizar datos, historias y aprender como cuidarlos, entrenarlos y montarlos.
Antes sólo había uno, pero ahora había más, y pronto habría muchos más. La vida iba a volverse interesante desde ese momento.
Llegaron a la bahía levitando, Enredo vestido de negro con su bata de color verde como único punto de color además de su pelo. Irdil llevaba una camiseta azul y unos vaqueros cómodos.
Durante todo el acto el rostro de Enredo expresó cierto orgullo por haber participado en la salvación de la ciudad. Expresión que se avinagró cuando dijeron que la nueva Señora de los asesinos era Azahar. Ni la visión de los dragones consiguió animar al brujo. Sólo un pensamiento se hizo eco en su mente "Tengo que preparar más pomada para las quemaduras".
A quien sí emocionó la presencia de los dragones fue al idrino. Soltó un grito ahogado y movió el peso de un pie a otro nervioso.
-Enredo mira, mira - empezó a decirle señalando el cielo. Se calló cuando vio la expresión del brujo. No se atrevió a decirle nada más.
En cuestión de días había visto cosas nuevas del brujo que no había conocido aún. El cansancio extremo era una de ellas, y la chispa de rabia que dejaban entrever sus ojos era otra. Irdil dio un paso atrás apartándose de su jefe, pero cuando Enredo miró en su dirección esa chispa desapareció.
- Sí, ya los veo - respondió con una tranquilidad fingida que el idrino no se creyó.- ¿Por qué no vas a por algo de comer a la mesa para los dos? - le preguntó. Irdil no necesitó que se lo pidieran dos veces.
Para Enredo no era más que una excusa para tener un minuto y ordenar sus ideas. Se le había quitado el hambre.
Eriel e Irdil.
Eriel apenas conocía a la gente del Consejo, había oído rumores y sabía que algunos se habían sacrificado por ellos. Para salvar la ciudad. Pero estaban muertos, ya no tenía importancia. Los dragones sin embargo sí lo impresionaron, además sintió un cosquilleo en todo su cuerpo señal de la recarga mágica. Era una mejor sensación que la que describía el libro..
Aquella mujer sin embargo... Nihil, su transformación le sonaba a Eriel, creía haber visto algo parecido en el libro donde estaba su propia transformación. Quizá pudiera acercarse y verla mejor.
Se disculpó de sus amigos y fue en la dirección en que había bajado la mujer. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio al idrino y tropezó con él, cayendo los dos al suelo.
-Perdona, perdona - dijo el idrino mientras se levantaba.
-Disculpa, no te había visto - respondió el nublino.- Y tengo algo de prisa, luego te veo - le dijo antes de perderse e la multitud.
"¿Luego te veo? Soy imbécil, si no lo conozco de nada" pensó el gárgola continuando su camino. Por otra parte Irdil se quedó mirando el lugar donde había desaparecido el otro chico, el hecho de que no llevase camiseta no fue ni el primer pensamiento en cruzar por su mente. Todavía aturdido se hizo con un plato y empezó a llenarlo con comida sin mirar de qué lo llenaba en realidad.
Por fin localizó a la mujer que estaba buscando. Trató de disimular mientras la observaba, sí que se parecía al dibujo del libro pero había algunas diferencias. "No, no debe ser. Ya sueñas Eriel".
Sura y Gran Colmillo.
Los integrantes del ejército estaban comentando los puestos del Consejo mientras se iban nombrando. Cuando llegó Azahar la naga siseó molesta, aunque luego soltó una carcajada.
-Entiendo que le den el puesto - le dijo al licántropo con sorna.- Sabe mucho de la muerte, al fin y al cabo ya debe tener un pie en la tumba.
El otro ulterano no pudo si no reírse. Aunque la risa no le duró mucho, la aparición estelar de los dragones le hizo abrir la boca de par en par. Por supuesto que se esperaban dragones, para algo habían estado reparando las torres pero... ¿tan pronto?
-¡AH, NO! - gritó Sura.- ¡SI ROMPEN ALGO ME NIEGO A REPARARLO. CONTRATA CARPINTEROS GARONI!
La risa del licántropo llegó enseguida. Y se atragantó con su propia saliva.
-Eso, encima muérete tu también - la naga le dio un puñetazo en el hombro.- Venga, vamos a por comida que es gratis.
-Pero si tú siempre comes gratis, ¿qué diferencia hay? - se burló su compañero.
Sura resopló y dejó atrás a Gran mientras se acercaba a la mesa. Las risas la siguieron de cerca.
Varsai.
Si hubo alguien que disfrutó con la aparición de los dragones esa fue Varsai. En cuanto los vio lo olvidó todo, las pesadillas, las muertes, los nombramientos y la comida.
Los ojos le hicieron chiribitas y el grito mental que soltó pudo oírse en todas las mentes cercanas. Si pertenecían al ejército iba a necesitar preguntarle a alguien como podía acercarse a uno.
Desde que había llegado a la ciudad los dragones habían sido más que un interés, habían sido su obsesión. No había parado de leer sobre ellos, de memorizar datos, historias y aprender como cuidarlos, entrenarlos y montarlos.
Antes sólo había uno, pero ahora había más, y pronto habría muchos más. La vida iba a volverse interesante desde ese momento.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 10:41 pm
Se había creado una burbuja en torno a Twix, tanto que dio un leve respingo cuando escuchó la voz de Samika. Se sintió un poco culpable por no haberla visto, pero… con la frivy al lado le era inevitable.
«Hey, Samika. Perdona, no… estaba un poco ido» soltó con una risa excusada, apartando lentamente las manos de la cintura de la otra. Su humo se descondensó, saliendo de un color mucho más suave, y dejó sonar otra risa más sincera cuando la evaki les riñó. «¿Nosotros? Venga, no estamos tan salidos. ¿A qué no?»
De haber podido, habría mirado a la veela con una sonrisa poco inocente. Se conformó con dejar clara la intención con su voz y una cortina de humo más oscuro. Cuando la evaki le apretó el hombro no pudo evitar reírse, comprendiendo perfectamente el gesto: Sekk solía hacerlo, solo que era un poco menos delicado. En cuanto se despidieron de ella Jace volvió tan fugaz como Twix al asunto. Un leve escalofrío placentero le recorrió todo el cuerpo cuando notó su tacto sobre el cuello, a lo que respondió rodeando su cintura con un brazo. El humo dejó de salir un instante, solo para hacerlo después en un suspiro.
«Sí, creo que sí.»
Jace no apartó el brazo en su camino a la mesa, y cuando notó la de ella bajo su chaqueta tuvo que resistir toda urgencia de bajar su mano a otras partes. Mantenerla en su cintura estaba siendo todo un trabajo.
«Dame valor para que no haga ninguna locura sobre esta mesa, por favor» pensó para sí mismo.
Echó un vistazo a lo que tenían servido. Tenía especial interés por los chupitos de colores dispuestos a un lado, aunque igualmente dejaría que la chica eligiese primero.
«Hey, Samika. Perdona, no… estaba un poco ido» soltó con una risa excusada, apartando lentamente las manos de la cintura de la otra. Su humo se descondensó, saliendo de un color mucho más suave, y dejó sonar otra risa más sincera cuando la evaki les riñó. «¿Nosotros? Venga, no estamos tan salidos. ¿A qué no?»
De haber podido, habría mirado a la veela con una sonrisa poco inocente. Se conformó con dejar clara la intención con su voz y una cortina de humo más oscuro. Cuando la evaki le apretó el hombro no pudo evitar reírse, comprendiendo perfectamente el gesto: Sekk solía hacerlo, solo que era un poco menos delicado. En cuanto se despidieron de ella Jace volvió tan fugaz como Twix al asunto. Un leve escalofrío placentero le recorrió todo el cuerpo cuando notó su tacto sobre el cuello, a lo que respondió rodeando su cintura con un brazo. El humo dejó de salir un instante, solo para hacerlo después en un suspiro.
«Sí, creo que sí.»
Jace no apartó el brazo en su camino a la mesa, y cuando notó la de ella bajo su chaqueta tuvo que resistir toda urgencia de bajar su mano a otras partes. Mantenerla en su cintura estaba siendo todo un trabajo.
«Dame valor para que no haga ninguna locura sobre esta mesa, por favor» pensó para sí mismo.
Echó un vistazo a lo que tenían servido. Tenía especial interés por los chupitos de colores dispuestos a un lado, aunque igualmente dejaría que la chica eligiese primero.
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