Bahía de los Naufragios

-Tesoros ¿eh? Puede que algún día podamos ir a ver si encontramos algo interesante - los ojos me brillan al pensar en un desafío.- Pero primero habrá que entrenarse más, cuanto mejores seamos menos peligros - aunque a mi el peligro me da igual, lo digo más por ellas.

El viento me trae un olor que conozco bien. No puedo evitar sonreír al paladear el sabor a electricidad y a metal, parece que mi irrense preferido anda cerca. Y no me equivoco cuando oigo su voz, lo que hace que mi sonrisa se ensanche.

-Hola Cío, ¿cómo te va todo? - pregunto levantado la cola y moviéndola de un lado a otro en forma de saludo.- Pues nada, aquí de picnic, ¿te quedas a comer? - ofrezco, dudo que al resto les importe cuando tenemos comida más que de sobra.- Por cierto, ¿nunca te han dicho que hueles bien? - le pregunto con una sonrisa pícara.

Había algo infantiloide en los comentarios y el comportamiento general de las onyces, o eso le pareció a Marsi. Eran como crios caprichosos y tocanarices, evidentemente al nivel de Rocavarancolia. La dulahan tamborileó sobre la arena hasta que terminaron de hablar, sin hacer ningún comentario al respecto. Ninguno de sus compañeros iba a picar en una provocación tan burda.

Recibió a Alice a su lado cruzando los brazos delante del pecho para alzarse un poco y flexionando las rodillas, levantando los pies, moviendolos adelante y atrás un par de veces. Era un movimiento juguetón, algo infantil, y Marsi se avergonzó de ello y volvió a bajar los pies, quedando completamente estirada boca abajo sobre la toalla.

Kin apareció. No parecía saber de sus planes, posiblemente se los hubiera encontrado. Giró quedando sobre su espalda y se incorporó un poco para saludar con un gesto de la mano. El no tener cabeza le permitía verle sin necesitar levantarse mucho.

-<<Sí, quédate a comer>>- insistió, y a continuación añadió- <<Ignora a Sura y sus intentos fallidos de acoso, nosotras la controlamos>>

El saludo despreocupado de Alice le hizo soltar una carcajada.
—Sé de primera mano la clase de mierdas que viven en este mar y no pienso molestarlas. Tampoco creo que un chispazo les preocupe demasiado. —Eso tal vez podía cambiar si almacenaba carga durante el tiempo suficiente, pero prefería no tener que hacerlo. «Como sea. No quiero reencontrarme con viejos conocidos».

La bruja lo había confundido dando a entender lo contrario, pero al parecer estaba invitado cualquiera que quisiera ir.
—No, no vi nada. Vengo de Serpentaria, por cierto. Pero parece que no se ha fijado mucha gente en el mensaje —le respondió a Dhelian. Entre tanto Sura lo invitaba a quedarse, pero había usado su viejo nombre y el irrense ya no sabía cómo metérselo en la cabeza. Por si eso fuera poco con lo que lidiar para responder, añadió un comentario sobre su olor que le hacía dudar de si estaba burlándose de él. Suerte que la intervención de Marsi, cuya intrusión aún tendía a cogerlo desprevenido, le hizo reírse a la vez que tomaba asiento con las piernas cruzadas en la arena.

—¿A cables y electrónica chamuscada? No es mi ideal de olor agradable. Por cierto, Sura, te voy a conseguir suplementos para la memoria. Que ya van meses.
Mientras decía eso buscaba con la mirada en qué consistía el menú del picnic. No había traído nada, pero gracias a que la comida corría a cargo de la ciudad solo había que preocuparse de la cantidad.
—Espero que no haga falta que retire lo de antes, pero si falta comida siempre puedo freír unos pescados —bromeó.
Rechazó la invitación del daeliciano y se acomodó allí donde se había dejado caer. Habían escogido un día muy agradable para estar en la bahía. Kin se preguntó si acabaría llegando alguna persona más. Casi había olvidado lo que era divertirse en multitud. «En compañía o a secas. No hay mucho espacio a la diversión últimamente».

Al ver a Marsi mover los pies, hice lo mismo después de que lo hiciera ella y luego le di unos toques en los suyos con los míos. Por suerte no era playa de arena así que los pies estaban limpios y no era un roce incómodo. Mientras, atendí a los saludos y... Tontatontatonta. ¡Había olvidado lo del mensaje en Serpentaria completamente! Aunque no me extrañaba, conociéndome, pero tenía que poner más atención. Y Kin... ¿Había tenido algún encontronazo con algún bicho marino? Tenía que preguntarle... Di la vuelta completa y, bocabajo, me apoyé para decirle algo. Pero nuestra amiga hizo algo imposible de ignorar y, en cuanto respondió Marsi, tomé el turno de palabra.

—¡Pero Sura! —exageré un poco— ¿Vamos a tener que atarte a un m... —y ahí me dio la risa tonta—. Per... —más risas—... dón... —aún más risas—. ¿Vamos a tener que atarte a una roca?

Y todo por una tontería. Iba a decir de atarla a un mástil cual Ulises cuando las sirenas, pero con la tontería de que Sura era una naga y que Kin haría el papel de "héroe" solo que todo totalmente invertido: sirena atada y héroe en el agua (o en la playa). Una enorme tontería, pero me hacía mucha gracia la imagen. La pega fue recapacitar sobre lo dicho, recordar otras tonterías y habladurías de mis amistades terrícolas y ligarlas a lo que había dicho de atar. Con suerte no tendrían ni idea —como yo— de qué era lo que estaba pensando. <<¿Oye y por qué no? Por poder... Ha cosas en las que nos parecemos mucho... Diantre, di algo por si acaso, rápidorápido>>

—Que conste que era una referencia a un libro donde un héroe se ata a sí mismo a un mástil para no rendirse ante las sirenas que intentan seducirle para comérselo —dije para aclarar lo anterior. Y en efecto, lo dije más rápido de lo habitual. Luego miré a Kin como si nada de lo anterior hubiera pasado y le dije—. Eh, por la comida no te preocupes.  Y oye, ¿cómo es que... Bueno, si no te importa: ¿te las has visto con algún bicho marino? Yo aún recuerdo el condenado caballo de arena que nos atacó en Gamides. Si lo viera ahora lo... —empecé con un tono nada agradable ni usual. Uno que a las onyces les gustaba, pero sacudí la cabeza y volví a lo normal— Gamides. A donde por cierto podríamos volver; es diver. Podríamos organizar excursiones para explorar todos juntos, oye —sugerí mirando a mis amigas, y luego me detuve en el irrense— ¿Te apuntarías a explorar la ciudad, Kin?

Pues nosotras queremos saber si ha matado a algún monstruo marino. Que le has dejado con la palabra en la boca. ¡Cuéntanoslo! —me interrumpió una onyce.
Y tu silla ya está terminada. ¿Te vas a sentar o qué? —gruñó otra.

Al oírlo, volví a girarme y quedé boca arriba, donde me senté para ver el resultado final. Molaba. Pero no pegaba para nada con el paisaje.
—No era para sentarme —respondí sin más. Luego miré a mis amigos— ¿Alguien la quiere probar? Si no...  Quitadla. Ya me sentaré cuando conquistemos la ciudad.
¿Tú y quién más? ¿Estos? —inquirió despectivamente.
—Pues sí. Yo seré reina y quizá necesite otra reina guerrera a mi lado con la que perder la cabeza. Y los demás pues que se repartan el Consejo.
Bah.
Y dicho eso volví a tumbarme bocabajo, ignorando a las onyces que destruían la silla al separarse en desbandada. Las onyces a veces cansaban. No, mejor dicho, cansaban cuando estaba con mis amigos, y más sabiendo que no les caían bien. Se toleraban mutuamente por mí, prácticamente... Pero bueno. A ver qué decía Kin y los demás.

NfdR: en este post, todo lo que dicen las onyces lo entienden todos.

Podia ver a la distancia a sus amigas junto a Kin charlando de algo que no podía escuchar pero que una de su estirges ya estaban curioseando desde cerca mientras el se sentaba en la orilla metiendo apenas los pies en el agua. "¿Cómo que no estas esos amigos tuyos?" grazno uno de las estirges que se encontraba entretenida amontonado peidrecitas brillantes

-Vine a ver que hacíais -respondió recostándose su mejilla sobre una de sus rodillas observandolo dibujando círculos en el agua "¿Por que? Podemos valernos sola si tener una cría de humano cerca" grazno una segunda estirge un poco mas grande que la anterior tras tragar un trozo de pescado que con tanto esfuerzo había conseguido pescar.

-Porque quiero, simplemente me siento cómodo alrededor de ustedes- añadió acariciando el lomo de la estirge mas cercana que le dirigió un mirada que bien podría significar que apartaba la mano o picotazo que se llevaba y que le hizo reír por lo bajo. Aunque ya había conseguido que le obedecieran y estas hacían cosas por el sin tener que ordenarselas expresamente seguían muy reacias a que las tocara mucho, pues no eran mascotas como le repetían a menudo. "Déjalo, los humanos no lo están echando en falta de todos modos." grazno en un sonido similar a una risa la primera estirge provocando un coro de graznidos que mas aprecian carcajadas. Dhelian las miro mal pero no se molesto en discutirles, que hubiese conseguido controlarlas no implicaba que se llevaran totalmente bien aun y dudaba que eso fuese a pasar algún día.

Perezosamente se levanto llamando con un suave silbido a la estirge junto a sus amigos que se le acerco volando, diciéndole de lo que habían estado hablando antes de irse para seguir con sus jugueteos en los barcos. Mientras volvía con sus amigos, Hugin volvió de jugar y al verlo solo se subió sobre su hombro. Ya las estirges se turnaban en acompañarle siempre incluso sin que se les dijeses nada.

-Una estirge me acaba de chivatear que hay planes de intentar controlar el consejo-dijo en cuanto llego junto a sus amigos con una leve risa- Seria prudente no contar planes malignos si hay alguna de estas cerca -añadió con humor, señalando con un gesto de cabeza a Hugin que grazno en clara muestra de estar de acuerdo- Por cierto Alice, que morro autoproclamandote reina-añadió con fingida molestia mientras se sentaba junto al resto Hugin bajaba al suelo para juguetear con las peidrecitas, lanzandole miradas a las onyces cercanas.

Empiezo a reírme por la ocurrencia del demonio.

-Oye, que yo te lo digo en serio - hago una pequeña pausa y me acerco a él mientras digo.- No, hueles a un día de tormenta, al aire antes de la caída de un relámpago y a energía contenida que busca ser liberada - con cada palabra me iba acercando más al irrense hasta llegar a susurrarle al oído.- Y eso me pone - me alejo rápidamente y le dirijo una sonrisa traviesa.

-Eh, como que intentos fallidos - niego con la cabeza.- Está claro que no voy a poder intentar ligar con nadie delante vuestra - comento siseando divertida.- Puedes intentar atarme, pero ibas a tener serios problemas con las piernas - estoy de buen humor y se me nota por que estoy bromeando.- Yo me sentaría, pero tengo un pequeño problemilla - comento señalando la cola.

Levanto la mirada al oír a Dhelian comentar los planes de conquista de Alice.

-Yo me apunto, pelearos por el puesto del rey si quereis, pero yo me quedo con el de Cicatriz. La iba a destronar yo rápidamente - y menos mal que estamos bromeando por que sinceramente no me veo con posibilidades de ganar en un combate a la Comandante de los ejércitos.- Hablando de lo cual, en unos días tengo las pruebas. Pero estoy bastante segura de que las voy a pasar. Así que cuando reciba mi primera paga os invito a una copa en la taberna, ¿te apuntas Cí...Kin?

Marsi le tiró una bola de arena a Sura para que dejase a Kin tranquilo, dejando escapar una risa mental que se extendió por los cerebros de los presentes.

-<< Tampoco querríamos verte>>- respondió al comentario de la naga sobre ligar estando ellos presentes.

Empezaron a bromear sobre tomar el Consejo, apoderarse del trono y repartirse los puestos, conquistar la ciudad. Una bocanada de humo salió de su cuello cuando Alice dijo lo de la ''reina guerrera''. Se encogió en el sitio avergonzada, y trató de cambiar de tema.

-<< Bueno, vamos a comer, ¿no?>>

Se sentó en su toalla con las piernas cruzadas, extendiendo el brazo para alcanzar su bolsa.

-<< Juntad las toallas para que podamos sentarnos todos>>- pidió.

Empezó a vaciar la bolsa, sacando la fruta, el queso, los bizcochos, las tortas, poniéndolo todo cuidadosamente sobre las toallas para que no se llenasen de arena. Tomó un bizcocho y se lo llevó al corte, la niebla negra lo despedazó poco a poco, hasta hacerlo desaparecer. El mosto se evaporó de la misma forma, pasando a formar parte del humo.

-<< ¿Quereis?>>- ofreció.

Las risas de Alice lo obligaron a mirarla largamente sin abrir la boca. Se preguntaba de qué se reía y, cuando trató de explicarlo, realmente solo logró desconcertarlo un poco más «¿también se ríe de mí?». Terminó por decidir que desistía de entenderlas, y eso fue incluso antes de que Sura comenzase a acercársele describiendo algo que no terminaba de asociar –hasta sintió el impulso de olisquearse la ropa para entender dónde estaba la gracia de todo aquello– para acabar llegando a lo que parecía una declaración de intenciones. Una que no entendía, y se giró hacia la naga mirándola con incredulidad. Su desconcierto parecía preguntar qué tornillo se le había caído y su cara dejó claro que creía que le tomaban el pelo. Al final se encogió de hombros, decidiendo ignorar la ronda de bromas, acompañada de la risa de Marsi, y respondió a Alice y a la onyce curiosa.
—Hm… Sí, diría que el agua está llena de monstruos —«incluso el cielo»—, pero solo vimos uno. Y no, ni de coña lo habríamos podido matar, era enorme. —La bruja ese día estaba especialmente habladora y, en realidad, ya había cambiado de tema, por eso no especificó más—. Pero sobre la ciudad… intentaba explorarla desde hace un tiempo, pero siendo yo solo no me gusta jugármela demasiado. Puede que me interesen esas excursiones, si me avisáis antes… más eficazmente que hoy —terminó con una media sonrisa.

Cuando Dhelian volvió de su corto paseo se dio el pistoletazo de salida para atacar a la comida. Kin se limitó a escuchar mientras se hacían bromas subversivas, sin quitar el ojo de lo que salía de las cestas con curiosidad. Ya habían pasado demasiadas horas desde el desayuno y la comida parecía llamarlo. Mientras escogía de qué servirse la primera ración, respondió a la invitación de la naga.
—Ah, sí, las pruebas. ¿Demasiado confiada, no? —Añadió la pregunta enarcando una ceja, medio en broma—. Supongo que iré, no es que haya nada mejor que hacer por aquí. Celebraremos que al menos alguien de nuestra generación se esté ganando las habas. —En el fondo, Kin querría estar en la misma situación, solo que el ejército no le llamaba y todavía no había encontrado algo que encajase con él allí.

—No parece que vaya a llegar ya nadie más —dijo mientras comía—. ¿Tenéis planes para la hora de la digestión? Aparte de rascarla, quiero decir.

Lo que Kin dijo sobre los monstruos me hizo pensar: ¿se habrían parado los demás a pensar qué bichos podríamos hacer frente en el circo (si es que no se echaban atrás)? No teníamos ni idea de lo que podría haber, aunque las onyces hacían sugerencias escalofriantes cuando les preguntaba. Quizá explorando la ciudad o investigando en la Biblioteca... Sí, mejor tener una idea de lo que puede haber, ¿no?

—Te avisaremos, descuida. ¿Te importa que lo haga con mis onyces o de otra manera? Sé que a varios no os gustan... También propondría cotillear bestiarios y algo así en la Biblioteca... para ir preparados por si nos sale algún bicho desconocido, ya sabéis —añadí, mirando significativamente a los letarguinos.

Lo último era una clara referencia al circo. Y si no la cogían, ya les diría más tarde. No quería que Kin se enterara por si se ofrecía o se le ocurría preocuparse.

Luego juntamos las toallas, nos acercamos y empezamos a comer. Bizcochos, bocadillo, bebidas... Nada mal.

—¡Mosto! Rico, rico. Gracias. Me acuerdo de una vez en un bar de la Tierra. Pedí mosto y me pusieron vino super fuerte y eugh qué malo estaba aquello —comenté haciendo muecas—. Así que tendrás trabajo y sueldo... Yo no tengo prisa por trabajar. ¿Y vosotros? —y luego, en respuesta a Kin, señalé al faro con un brazo mientras terminaba de masticar. Tenía la boca llena pero quería decirlo así que me empecé a reír de una manera un tanto estúpida hasta que conseguí tragar —. Agh. Queee yo tenía pensado ir al Faro a visitar a Yip. ¿Le recordáis? Es un cambiante... Y creo que está poco cuerdo pero se lo prometí cuando le conocimos en la cosecha. ¿Se apunta alguien?

No tardaron mucho en disponerse a comer entre la charla que inicio Surasara sobre su próxima prueba para entrar al ejercito en la que sabia había estado preparándose todo lo posible. La confianza de su amiga de que entraría le causo gracia.

-Ojala lo consigas sin problema, las pruebas deben ser realmente difíciles al fin y al cabo- comento Dhelian mientras acomodaban ya las toallas para poder comer y el sacaba su propia comida aparte de la del resto de su bolsa-Y estaré encantado de ir si es que lo consigues, aprovechemos que beber alcohol es algo que si puedo hacer- añadió con una risita dándole un buen mordisco al trozo de carne que acaba de sacar y que aun estaba lo suficientemente fresco para gotear sangre que se aseguro de relamer- A ver si consigo averiguar si este cuerpo puede emborracharse, ¿os imagináis un ghoul borracho? Tiene que ser digno de ver...

Aunque bromeara al respecto sobre el hecho de Surasara consiguiendo entrar en el ejercito, la simple idea de que alguien estuviera encaminándose a su futuro tan rápido, como bien había dicho Kin le hacia pensar en lo que el haría y que aun no terminaba de decidir. De momento el único plan que tenia a corto plazo era el de acabar con aquello que les había perjudicado durante la cosecha y que Alice menciono indirectamente no mucho después, o al menos así lo entendió Dhelian.

-Planeamos hacer muchas visitas también a nuestros mundos y a otros que no conocemos, también podrías venirte Kin-añadió a las palabras de Alice pero dirigiéndose a Kin con ello y estando de acuerdo con la visita a Yip para la tarde, era mejor que nada- Cierto, se lo prometimos. Aunque ahora conocemos a otro cambiante aparte de el...no debería sorprendernos en esta ocasión...que aun recuerdo el enorme susto que nos dio cuando lo conocimos - respondió con una risa al recordar la forma de titerero con la que apareció la primera vez que lo vieron- Es un poco extraño el conocer gente que ya conocíamos de antes siendo ahora también parte de ellos ¿No creéis? Me hace querer saber aun mas detalles de sus transformaciones.

-Por favor - digo poniendo los ojos en blanco.- Gracias por el voto de confianza, te vas a enterar en el próximo entrenamiento - le dirijo una sonrisa al irrense y vuelvo a poner los ojos en blanco por el comentario de Dhelian.- Ya veréis como las paso, todo en un abrir y cerrar de ojos. No me he estado entrenando para nada - siseo.

Cojo un sándwich y lo mastico con tranquilidad mientras Alice expone un par de ideas.

-Me sumo a lo del bestiario, mejor prevenir que luego encontrarnos una bestia que no podamos vencer. También me apunto a ver a Yip, tengo que enseñarle que a mi la luna también me dio el don de aplastar la cabeza de la gente - siseo divertida. Mi cola se agita hacia delante y atrás como si siguiese el compás de alguna música.

-Respecto a lo de los mundos... el mío es complicado, me he informado un poco y parecer ser que hay unas cuantas restricciones que deben cumplirse antes de ir, pero si lo conseguimos por mi encantada de enseñaros Ibolia - comento.

-Por cierto, me pregunto como lo llevarán los novatos que lleguen en unos días. ¿Creéis que habrá algún ulterano?

-<<Yo también había pensado unirme al ejército>> - comentó Marsi.

Posiblemente Sura fuese la única a la que esa idea no le cogiese de sorpresa, pues se lo había comentado una vez de pasadadurante un entrenamiento. El problema era que la confianza de Marsi en su propia fuerza no era demasiado alta, y aún no tenía claro si se apuntaría a esas pruebas, a las siguientes, o entraría siquiera al ejército.

No quería ver a Yip, no le gustaba, recordar el día en que le conocieron le ponía de mal humor. En su lugar, le gustaría pasar la hora de la digestión haciendo castillos de arena y charlando. Era curioso como ahora que no tenía boca se había vuelto más habladora que nunca. Como fuera sabía que acabaría yendo, pues no le agradaba dejar a Alice sola con ese lunático.

-<< Mi mundo tiene pocas restricciones, y aunque no pudiesemos entrar en las cuidades, hay muchas zonas de bosque que merece la pena visitar. He oído que hace falta que un veterano nos acompañe... podríamos pedírselo a Dirke.>>- propuso.

A Kin le extrañó que Alice preguntase si podía avisar usando sus onyces. Una cosa era que le pareciesen unas groseras y otra diferente que se negase a tener trato con ellas. Las comandaba la bruja, en cualquier caso.
—No, claro que no me importa. Creo que podemos tolerarnos —añadió, divertido—. ¿Qué tal si ademáis le preguntáis a los veteranos qué monstruos nos podemos encontrar? Hasta yo tengo trato con algunos que nos ayudarían sin pedir nada a cambio —aportó cuando se habló de consultar bestiarios.

Ante la pregunta de buscar trabajo, guardó silencio convenientemente. Sí respondió cuando se habló de los mundos vinculados de cada uno, alegrándose del cambio de tema.
—Me gustaría ver más mundos, siempre que las normas no nos restrinjan mucho. Sé que al mío, por ejemplo, solo se puede pasar si das el pego como… como algo no-monstruo. —Sabía bastante de las normas porque, aunque él no había podido, Archi sí lo había visitado en más de una ocasión. Le molestaba carecer de libertad en su propio mundo, especialmente porque a él mantener aquella fachada para Rocavarancolia le daba completamente igual—. Creo que no sabría ni cómo camuflarme en la gran mayoría.

Se mostró de acuerdo en visitar aquel faro. Lo había visto a lo lejos en más de una ocasión, pero no se había acercado a la construcción, creyéndola vacía. No conocía de nada a aquel Yip, pero si todos los demás iban, no iba a quedarse solo en la playa por eso.

—¿Cómo crees que van a llevarlo? Creo que podemos hacernos una idea aproximada —le respondió a Sura, con un deje agrio que desapareció al continuar hablando—. Puede que haya ulteranos. Puede que haya irrenses también. Y, si te digo la verdad, no creo que llegue a apetecerme ir a comprobarlo.
No se veía con ganas de observar a lo lejos a otros chicos, inexpertos y abandonados en Rocavarancolia, sobrevivir a los primeros días de cosecha. A cualquier día de la cosecha. Tenía demasiado reciente lo que era vivir aquello y se sentía extraño al saber que la historia se iba a repetir en algún lugar de la ciudad. Empezó a juguetear con los cristales de la playa, amontonándolos en círculos concéntricos.

—No sabía de las restricciones... No lo he mirado ni pensado, pero tiene sentido. Tendré que consultar las de la Tierra. ¿Estará prohibido escribir sobre este mundo? Podría colar como fantasía... y nadie tiene que creérselo... No seré yo, pero alguien podría, oye —bromeé—. Dirke, Dirke... es el mini ent de la Sede, ¿no? Osea, el chico árbol. Vale. Nosotros conocemos a otro, Skarog, pero dudo que nos acompañara.

Está loco. Y es muy borde—dijo una onyce y me hizo reír.

—Podríamos hacer picnics en esos bosques, Marsi. Y ver a los osogrifos y el resto de animales. En la Tierra te van a encantar nuestros animalitos. Y habéis tenido suerte: se dice que en mi país viven los bichos más raros del mundo. Si nadie se lo cree solo tiene que mirarme —dije riendo.

A lo de los novatos cosechados no sabía qué decir. Mis amigos no sabían aún lo de la trampa que había desmontado cerca de Letargo y personalmente no tenía ganas de acercarme por los torreones, ni ahora ni cuando la cosecha empezara. Ojalá les fuera bien, sí, pero no iría a comprobarlo... O quizá algún día por curiosidad... Miré a las onyces, pensando en esto, y una me devolvió la mirada.

Ah, no, ni se te ocurra. No vamos a perder el tiempo viendo novatos ineptos.
—Haréis lo que a mí me salga, ¿no te digo? —le respondí con brusquedad—. Pero sí, sería perder el tiempo. Ya les veremos en la Luna. Oye... No nos pasará nada raro cuando salga de nuevo, ¿no?
Sí, explotaréis —y se echó a reír— ¿Tú te oyes, niña?
—Yo qué sé. Apenas sabemos de los habitantes, como dice Dhelian... ¿Sabes cuántas transformaciones hay?
Con la Luna en el cielo estaréis pletóricos, pero ya está. No vais a transformaros otra vez ni a explotar ni nada.
—Ah, vale, guay.
Sobre las transformaciones: ni idea. Hay de todo. A veces salen hasta bichos raros como el ghoul este.
—Discúlpate.
No fastidies. Si no le ha molestado. ¿A que no, ghoul?
—Ni caso, Dhelian... Bueno, entonces..., volviendo a un tema más nuestro y que me interesa... Sura al ejército, ¿Marsi también? Creo que te iría bien, con tu montura y las habilidades de la transformación —luego miré a los chicos—. Hum, Kin, Dhelian, ¿tenéis algo pensado? Yo no tengo ni idea, de momento. ¿Qué creéis que me pegaría?

Me había dado un poquillo de envidia que Sura y Marsi tuvieran ideas sobre su futuro, pero más que envidia me frustraba no tener ni puñetera idea de qué hacer. Había tantas cosas que me atraían, a las que podía dedicarme... Pero quería hacer algo grande, algo que me moviera, que me sacase de la cama con ilusión; no estar todo el día haciendo la misma tarea aburrida.

Mientras los demás respondían, una onyce llegó de por ahí y nos dijo:
Si vais a ir a visitar al del Faro, le acabo de ver entrando.

El mismo había mencionado lo de las visitas a los mundos, pero pensando bien tras escuchar las palabras de los demás, cayo en cuenta en un pequeño detalle que hasta el momento no había recordado. La comida de su mundo no le sentaba bien a sus compañeros, al menos cuando aun no estaban transformados, no sabia ahora.

-Sobre mi mundo, pues, recordé ahora que no parece sentaros bien la comida de allí...al menos la miel, por si la recordáis. Aunque bueno ahora tampoco me sentaría bien a mi- añadió Dhelian con una leve risa burlona, recordando lo malo que se pusieron en su torreón cuando la tomaron- Así que no se si os seguirá afectando ahora, por si acaso llevaros comida si lo visitamos. De todos modos ya que parece haber esas restricciones intentare enterarme cuales hay en Daelicia antes de deciros, podríais hacer lo mismo con vuestros mundos y así lo ponemos en grupo- añadió pegándose un papelito mental para no olvidarse de aquello, sobretodo porque ya tenias varias cosas que hacer entre ellas terminar de solucionar el asuntillo del circo aun pendiente con sus compañeras. La mención de Alice sobre Skarog le hizo imaginarse al helion comandando al grupito que formaba y la imagen le causo risa, este les había ayudado de vez en cuando pero no se podía negar que era un tipo serio y bastante gruñón.

- Conocemos varios transformados mas, como los que nos visitaron el día de la luna. Enredo que esta en Serpentaria y el otro DL, que esta con vosotros en la sede, creo -añadió Dhelian acordándose del cambiante y de Enredo a pesar de no haber tratado mucho con ellos- Aunque bueno no sabría yo sinos ayudarían en el caso de tener que ir acompañarnos a pesar de que ambos parecen un poco menos gruñones que Skarog -añadió mirando a Alice con entretenimiento aprovechando que el helion no se encontraba cerca. Total no era un insulto, era la verdad por mucho que dicho transformado le cayera bien. Fuese como fuese y dando igual quienes les acompañaran, de verdad le gustaría visitar todos esos sitios que sus compañeros mencionaban, por mucho que en algunos al parecer iban a necesitar métodos para camuflarse. Seguro debía existir magia para ello, sino ¿como iba n a visitar dichos mundos transformados no humanos? No pudo pensar mucho mas ello pues la voz de una de las onyces atrajo su atención.

-Nah, no me molesta...no es muy habitual transformaciones dobles - añadió risueñamente observando a Hugin que seguía jugueteando con las piedretas al parecer compitiendo con Kin en ello- Tu que dices Hugin ¿soy raro?- pregunto al pájaro que le lanzo una mirada tan expresiva que de haber sido humano habría mostrado todo el desprecio del mundo. 


"Eres un un polluelo humano que habla con las aves y se mueve a pesar de estar muerto ¿tu que crees? Aunque todos sois unos monstruos..." pregunto el ave el ave con un graznido, transmitiendo tanto sarcasmo que le dio risa. En cierta forma ser el único capaz de entender a las estirges, a diferencia de las onyces que podían darse a entender por cualquiera si querían, le hacia sentir un poco especial. Sabía que las aves podían aprender a hablar, o al menos repetir frases con total precisión pues alguna vez lo habían hecho con el.

Ya en otro orden de ideas totalmente diferente, estaba las palabras de Surasara y luego en las de Marsi sobre el ejercito. No había insistido en ello, al menos tenían idea de que  hacer a futuro lo cual no era su caso. Ya no solo era cuestión del dinero, que iba necesitarlo próximamente, sino porque después de algo mas de un año de aventura, nervios, superación no le apetecía lo mas mínimo volver a lo cotidiano que había vivido en Daelicia. Quería usar su dominio para ello, pero para eso necesitaría también de Alice, esperaba que estuviera de acuerdo en probarlo.

-Alice, ¿podemos hablar mas tarde de una cosilla que se me ocurrió? - susurro acercándose a ella, viendo a una onyces acercarse con la información de que ya podían ir donde Yip, por lo que se incorporo sacudiéndose un poco la ropa mientras Hugin volaba a su hombro al verlo levantarse- Entonces, vayamos a verle antes de que decida nuevamente irse ¿que decís? Nos sobro algo de comida, también podríamos llevársela...digo, para no aparecernos así por la cara, otra vez. -añadió esperando al respuesta del resto.

-Si te unes me harás muy feliz Marsi, al menos tendré a alguien conocido allí. Que conozco a Karime, pero no es lo mismo - comento con una mueca, encontrarme sola en medio de los veteranos del ejército no es una idea que me entusiasme y sé que se me hará mucho más llevadero si tengo una compañera como Marsi.

-Yo creo que sí que les haré una visita a los cosechados, sólo para comprobar si hay alguien interesante - digo después de tragar la comida.- No os preocupéis, no dejaré que me vean, entre otras cosas porque igual me toman por un bicho de la ciudad y me atacan, y las cosas se podrían poner feas - hago una pequeña pausa.- Y no quiero nada por el estilo.

Escucho las palabras de la onyce y compongo una sonrisa.

-Perfecto, será mejor que nos vayamos moviendo hacia allí.

Sigue en El Faro

Twixy's hizo un mohín a pesar de la broma de Ayne. Nohabía pensado en que también habría monstruos en el agua. ¿Es que no podían hacer nada en esa ciudad sin estar pendientes de los monstruos o las trampas? Se cruzó de brazos y no añadió nada más. Como traje de baño podrían usar cualquier cosa en realidad, que aguantase bien el salitre. O ir desnudos como decía Samika, aunque en cierto modo le daba un poco de asco meterse en aguas desconocidas sin llevar nada para protegerse.

Salieron decididos y bien pertrechados. La frivy tenía una buena sensación sobre aquella salida, y su instinto no le decepcionó. Llegaron a la bahía por la ruta acordada y sin ningún percance. La brisa marina recibió al grupo de cosechados de forma menos romántica, arrastrando consigo cierto olor a agua estancada y madera podrida. Bueno, era mejor que nada.

-¡Supermirad esa arena!- chilló Twixy's cuando salieron del estrecho pasadizo y llegaron a la playa. Recordó en el último momento que tenía que comprobar los alrededores para ver si eran seguros, y luego echó a correr para tocar el suelo de conchas y cristales.