Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Nia agradeció el gesto de Gael. De verdad se estaba esforzando para insuflarla ánimos, cosa que le alegraba por dentro y le hacia su carga menos pesada.
-Gracias...Gael-salieron las palabras como si el sonido de una pequeña brisa se tratara. La mirada de Nia recorría las tumbas de una en una. Horrorizada de recordar como murió cada uno. Negó con la cabeza. Tuvo la impresión de que Harm murió por otros motivos que desconocía. Nia le dio vueltas y vueltas a la cabeza. No se sentía con ánimos como para hacer nada y comenzaba a tener sueño. Se acercó a Gael y le dio un fuerte beso en la mejilla a lo que añadió, con lágrimas en los ojos:
-Eres muy bueno conmigo...-y entonces sonrió levemente.-Me gustaría dormir hoy contigo...-admitió.-No quiero pasar la noche sola...y menos hoy...¿puedo?-
Serenidad, al fin. La tristeza quedaba, dentro de ella.

Nia no tarda demasiado en aparecer, o al menos a mí no me ha parecido demasiado tiempo. Pero la verdad es que es tarde ya, y no sé ni por dónde se ha ido el día. Me planta un beso en la mejilla y lo recibo con aturdimiento. ¿Bueno yo? No he hecho nada útil... ni ahora ni en toda mi vida, a decir verdad.
-Claro, vamos... -le digo mientras me levanto de la silla-. Siento que no haya nada para comer... -Me callo al instante, dudo que tenga hambre, si ni yo la tengo.
Subimos las escaleras, ella delante y yo detrás y le digo que se meta en la bañera, que todavía tiene al gua de ayer. Subo a por la manta que dejé doblada en la cuarta planta y bajo otra vez ya envuelto en ella. Me acomodo en el aire al lado de la bañera donde está Nia y le dirijo una mirada que trato que sea alentadora.
-Buenas noches... que descanses -murmuro.
Cierro los ojos y espero a que el sueño me lleve. Pero tarda, y no poco. Escucho a Nia revolverse en al gua hasta el último momento, seguramente ella vaya a tener una noche aún peor, pero necesita dormir. En algún momento antes de quedar dormido me acerqué más a la bañera, para tratar de recordarle que estoy aquí con ella. Aunque creo que el resplandor azulado que hay en la habitación es suficiente para reconocer la presencia de cualquiera de los dos. Cuando ya mi cabeza no puede dar más vueltas a todo me rindo al sueño y me quedo dormido.

Nia se despertó, sumergida bajo el agua. Tenia la mano derecha dormida así que se la frotó con la contraria. Se incorporó, y se estrujó el pelo, soltando agua. En seguida, se secó completamente el largo pelo rubio y se quedó mirando a Gael, dormido. Era bastante mono cuando dormía. Nia apoyó sus brazos en el borde de la bañera y siguió contemplando a Gael, en su sueño. No sabia como pero no podía llorar más. Simplemente, había soltado todas las lágrimas que podía. Ahora Nia, se dio cuenta de la fugacidad de la vida, que, alguien como Harm, que había podido escapar de la muerte una vez, no pudo hacerlo otra. Nia no quería que nadie más muriera. No podía imaginarse un mundo en el que su familia, o amigos no estuvieran. Se rizaba un mechón del pelo. No estaba bien. Quizás habría alguna magia para al menos, hablar a Harm. Quería decirle un último adiós...
Nia salio del agua y su piel absorbió la humedad. Gael aun dormía. Nia se acercó a él, silenciosamente y le dio un discreto beso en la frente. Fue a la cocina y comprobó como no había comida. Nia suspiró. Hambre no tenia. Y menos en ese estado pero le parecía mal que los demás no tuvieran nada que comer. Más tarde traería una avalancha de pescado y lo guardaría en la nevera mágica. Nia se rascó la mano. El entumecimiento no desaparecía. Salio al patio y se estiró.
Mirando al horizonte, se quedó sumida en sus pensamientos.

Empiezo a despertarme poco a poco tras notar un roce en la frente. Empecé a tomar conciencia de donde estaba algo confuso por el sueño. Me doy cuenta de que estoy en el baño en cuanto abro los ojos, y entonces recuerdo toda la noche anterior y busco a Nia en la bañera, pero ya no la encuentro. Hago una maraña con la manta y salgo con ella bajo el brazo para dejarla sobre la que solía ser mi cama. Bajo las escaleras rápidamente y me encuentro la cocina también vacía. Se me ocurre entoncesa salir al patio y al asomar la cabeza ya me encuentro con Nia allí, mirando al horizonte sin más. Me acerco a ella con cautela. Seguramente ya escuchó la puerta y sabe que estoy aquí. Me aclaro la voz.
-Hola... ¿qué tal has dormido? -le pregunto con la voz más aguda de lo que querría. Se nota en su cara que todavía no está bien... ni esperaba que lo estuviera. No digo nada más y me quedo a su lado, mirando también el horizonte.
Después de un rato suspiro y, pensando que tal vez le vendría bien despejarse, le propongo salir a por comida.
-Te parece si... ¿vamos a pescar algo? Tal vez podamos ver ese fondo marino que tanto te gusta... o bueno, no... no sé. Pero estaría bien hacerse con algo de comer... -Jugueteo con los dedos mientras miro el suelo-. ¿Te apetece?

Nia se giró al oír a Gael. Su cara tenia una mirada de melancolía, pero ya no estaba llorando.
-No he podido dormir mucho...-el picor en la mano desapareció así que Nia dejó colgando ambos brazos por el costado.
-Vale...En el torreón no hay comida...-dijo Nia, cabizbaja. Al menos saldria con Gael al mar. La idea de explorar el fondo marino le anima un poco y una media sonrisa se asoma en su cara, pero, no importaba lo que hiciera en ese momento, ahora tenia su mente colapsada de sentimientos y dolor. Por lo menos, la idea que propone Gael la iba a ayudar a distraer la mente. Nia coge de la mano a Gael e intenta mantener la sonrisa.
-¿Nos vamos?

Nia parece dispuesta a venir conmigo, y me alegra saberlo. Si puedo hacer que se anime de alguna manera ya me siento un poco mejor. Cuando me coge de la mano y pregunta si nos vamos, asiento.
-Claro, vamos allá -le digo sonriendo tímidamente también.
Utilizo yo mismo el hechizo de levitación sobre ella y salimos del torreón elevándonos por los aires. De camino le señalo una bandada de pájaros que hacía piruetas en el aire para cambiar de dirección, sonriendo. Era un bonito espectáculo que complementaba la luz anaranjada que anunciaba la llegada de la noche, y seguro que su comportamiento se parece al de los peces que tanto le gustan. Después seguimos nuestro avance hacia el mar sin hablar demasiado. No soy capaz de romper el silencio con nada, pero espero que cuando lleguemos al mar consiga distraerse un poco más. Me gustaría nadar con ella pero no tengo claro si podría poseer a algún pez. Cuando empiezo a escuchar el oleaje a lo lejos avanzo más deprisa, sintiéndome ya impaciente. La noche pronto caerá, y aunque no la temo, no me gusta no ver lo que hay a mi alrededor.

(Sigue en la playa de los naufragios -edición del último mensaje allí-).

Nia asintió ante la propuesta de Gael. El chico la sonrió y ella apartó la mirada otra vez, sonrojada levemente. Gael se adelantó y, tras apagar el fuego, subió por el acantilado. Nia miró a su alrededor y subió tras él. Había un incómodo silencio constante. Nia se preguntaba en que estaría pensando el chico. Sobretodo, si estaría pensando en lo mismo que ella...
-Si...-dijo suavemente y bostezó. Empezaba a tener sueño.
Pronto, el torreón se podía divisar a lo lejos. Los dos pequeños cruzaron el foso y entraron por la puerta. Nia suspiró.
-¿Te encargas tú del pescado?-dijo con una voz cansada.

-Claro que sí -le contesto a Nia sonriéndole-, tú vete a dormir, anda, que se te ve cansada. Buenas noches.
Mientras ella sube las escaleras hacia el baño me pongo a guardar los pescados en la improvisada nevera. Después desanudo mi camiseta humedecida y la olisqueo para comprobar si huele a pescado. Al final decido buscar otra para ponerme en un arcón y dejo esa de lado para lavarla al día siguiente. Trato de recordar el hechizo que hacía ignífuga la ropa pero descubro que lo he olvidado y no encuentro el libro de hechizos por ninguna parte. Al final recojo la camiseta y me la llevo conmigo hasta mi vieja cama. Cojo la manta que dejé sobre ella y me cubro. Mañana lavaré la camiseta, y ya me haré con otro libro de hechizos.
Subo hasta la cuarta planta y allí me pongo como siempre en una esquina, pensando en Nia sola en el baño. Ojalá pudiera ella dormir en otro lugar, pero sin la bañera se secaría demasiado, y yo estoy más a gusto en esta habitación amplia. Suspiro sonoramente entonces, al recordar aquello que me había dicho en el río aquella noche ya tiempo atrás. Abro los ojos y me quedo mirando el techo, pensando sobre ello. Niego con la cabeza y cierro los ojos. No hay nada que hacer, pero está mal haberme callado, bueno ¿lo está o no? ¿Debería hablar con ella o no? Es todo tan complicado... Resoplo y me doy la vuelta arrastrando la manta. Es complicado y me siento estúpido, porque no sé por qué me tiene que pasar esto... pero a la vez me gusta... me gusta estar a su lado, con ella, me gusta ella. Pero no sé qué tengo que hacer para decirlo, o después de decirlo. Es una tontería. O no. O no sé. Solo sé que soy estúpido, y por eso tardo en quedarme dormido, por darle vueltas a algo que me viene demasiado grande.

-Buenas noches.-dijo Nia, sin atreverse a mirar los ojos de Gael y subió al baño.
Nia se acomodó en la bañera. El agua, como siempre, no tenia comparación con la del mar, pero era la mejor de sus opciones. Se colocó el mojado pelo a la espalda e intentó conciliar el sueño, pero no podía. Quería intentar una cosa. Nia se concentró y juntó sus dedos indices y pulgares con los extremos. Al instante, un pequeño romboide apareció en sus manos. Nia lo cogió, estaba frío. Cerró fuertemente la mano y se concentró en su forma original, cuando tenia piernas. Cuando abrió los ojos, se encontraba con su cuerpo antiguo, no, era tan solo una ilusión, puesto que ni notaba las piernas y había muchos otros detalles, pero a simple vista, podía parecer que tuviera piernas. Solo para confirmarlo, intentó tocarse las piernas pero se detuvo instantes antes, tocando algo suave e invisible. Había dado con su "falda". Nia suspiró y en el instante que su concentración le falló, el romboide explotó con un sonido de cristales, produciendo después un pequeño fogonazo que deslumbró a Nia.
Cuando volvió a abrir los ojos, volvía a aparentar su cuerpo. Se volvió a concentrar y sus manos adoptaron la misma postura. Esta vez, el romboide tenia un color metálico y Nia "recuperó" sus piernas. Sonrió. Así, puede que pudiera volver a ser la misma, así a lo mejor Gael...
¿A quien pretendía engañar? No cambiaría nada el hecho de que volviera a aparentar tener piernas, sino las podía usar pero...sin embargo...se sentía más cómoda así. Nia se concentró e insufló todo su poder mágico restante en aquel romboide para que aguantase solo hasta la mañana siguiente, mientras ella dormía y reponía fuerzas. Y así, la pequeña Ulterana concilio el sueño, con una sonrisilla inocente, con una ilusión de piernas, pero piernas después de todo para ella.

Me despierto ya tarde y sacudo la cabeza extrañado por dormir tantas horas. Guardo la manta doblada en la esquina y bajo al piso de abajo buscando a alguien despierto, pero no me encuentro con nadie. Saco algunos pescados de la nevera y les aplico un hechizo de calor para descongelarlos. Después busco una olla y la pongo a un fuego que enciendo en los restos de leña de la cocina. Echo dentro agua del pozo y un poco de sal. Miro el pescado a palo seco y se me ocurre echar también algunas hierbas para dar sabor. La única que reconozco se parece al perejil, de una ramita que cuelga boca abajo , y echo un poco dentro. Después, mientras el agua empieza a hervir, salgo en busca de un tubérculo como el que había cogido la otra noche, que no tenía mal sabor, se parecía a un nabo. Lo limpio y corto y lo echo a cocer junto con los peces.

Mientras hierve no sé qué hacer y subo las escaleras en busca de Nia. Cuando llego ante la puerta del baño doy dos golpes rápido y la llamo.
-¿Nia, estás ahí? -Espero no haberla despertado si necesitab dormir más-. Estoy haciendo algo de comida...

Nia se sobresaltó al oír que llamaban a la puerta. Se tranquilizó al oír la voz de Gael al otro lado.
-¡Si! ¡Ya voy!-de pronto dirigió su mirada al agua y vio que su ilusión de piernas aun seguía activada. Y lo peor de todo, al volver conseguir su cuerpo antiguo, volvió a conseguir su desnudez así que cogió el romboide metálico e intentó anular su poder pero, como le había suministrado suficiente poder mágico para que siguiera solo, ahora era imposible su anulación. Nia entró en pánico y se adelantó a los hechos así que dijo a Gael lo siguiente:
-¡No entres!-a la vez que intentaba salir del agua pero se resbaló y se dio con la cabeza contra el suelo, con un sonido fuerte. Cuando se incorporó se quejaba y masajeaba la frente, donde una zona morada se estaba curando a gran felicidad. Por temor a qué el chico entrara preocupado y la viera desnuda, hizo levitar una toalla para sí y se la tiró por encima.
-¡A-Ahora salgo!-Nia comenzó a golpear el romboide con la pared, fuertemente, agrietandola y finalmente el romboide cedió y estalló con un fogonazo estruendoso. Nia tosió y se lanzó el hechizo levitador. Salio del baño y cerró tras ella rápidamente, para que no viera el desastre en el que había dejado el baño. Algo sonrojada, y activa por toda la tensión y adrenalina acumulada Nia habló.
-¿Que...¿Qué estas haciendo de cena?-dijo con una sonrisa nerviosa.

Nia parece estar despierta al otro lado, pero aunque dice que enseguida sale, de pronto su voz se vuelve más nerviosa y me dice que no entre. No pensaba hacerlo, pero de pronto me preocupa, ¿es que ha pasado algo? Entonces escucho un golpe y me siento tentado de entrar, pero aunque acerco la mano a la manilla la retiro inmediatamente.
-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? -pregunto apresuradamente. Ella insiste en que sale enseguida y empiezo a escuchar pequeños golpes-. ¿Pero que estás haciendo? ¿Nia?
entonces se escucha un estallido y me sobresalto. ¿Qué ha pasado ahí dentro? ¿Está bien? ¿Estará jugando con magia o algo así? De pronto se abre la puerta y sale Nia, cerrándola rápidamente detrás de sí. Habla de forma nerviosa y me la quedo mirando asombrado.
-¿Qué... qué ha pasado ahí dentro? -pregunto ignorando lo que ella me había preguntado primero.
Alargo la mano para abrir la puerta pero la miro interrogante.

-Jeje...nada.-la sonrisa nerviosa de Nia no se borra e intenta distraer a Gael pero el chico alarga la mano para intentar abrir la puerta asi que ella le coge del brazo y tira de él escaleras abajo hacia la cocina.
-Y me estabas contando que estabas haciendo cena...¿Qué has hecho?-preguntó Nia ladeando la cabeza mientras bajaban las escaleras.

-O... oooye... -le digo cuando tira de mi intentando distraerme-. Estoy cociendo pescado, pero no me has dicho que ha sido ese estallido. -Nia me sigue arrastrando por las escaleras, ignorándome-. Nia, dime al menos que estás bien... y el baño...
Parece nerviosa pero no herida, al menos. Me pregunto qué habrá podido estallar allí dentro y por qué. Es sospechoso que no quiera decírmelo y me frustra que no quiera decírmelo. Si ha roto algo puedo intentar ayudarla a repararlo. Cuando llegamos a la planta baja me doy cuenta de que el pescado ya huele a cocinado y me apresuro hacia la olla para comprobar que no se está quemando. Mientras revuelvo con un cucharón vuelvo a mirar a Nia inquisitivamente.
-Si no me lo dices acabaré enfadándome -bromeo con cara seria mientras vuelvo a tapar la olla-. Esto casí está -murmuro-. Vamos... si has hecho algo malo igual puedo ayudarte a arreglarlo.
La miro suplicante.

Nia dudó, al principio, estaba resoluta a no contarle nada, pero se tomó demasiado en serio la broma de Gael así que decidió contárselo.
-Te lo contaré. pero espera aquí...-dijo Nia saliendo por la puerta. Al poco rato se volvió a asomar por la puerta.-No...No mires...-se sonrojó y subió escaleras arriba para coger un camisón blanco y bajo deprisa otra vez. Se echó el camisón blanco por encima y suspiró, relajándose. Sus dedos formaron la postura y, tras concentrarse, volvió a formar aquel romboide metálico. Levantó el camisón para comprobar que le colgaban las piernas. Tragó saliva, no sabia si Gael se enfadaría o le gustaría pero había llegado demasiado lejos como para echarse atrás. Resopló y entró en la cocina. El camisón tapaba su cuerpo así que Nia se lo remangó lo suficiente como para que se le vieran las piernas.
-Lo...lo he descubierto hace poco...-dijo casi en un susurro.-No son de verdad, altero la luz y creo ilusiones...He pensado que echaba de menos mis piernas y...-Nia tragó saliva iba a coger al toro por los cuernos. Su cara se puso roja como un tomate y se lanzó al ruedo, tartamudeando.-¿T-t-te gu-gu-gusto a-a-así?-
Nia no se lo podía creer, lo había dicho y ahora se arrepentía se soltó el camisón que cayó al suelo y negó con la cabeza.
-Mejor, olvidalo...es una tontería...-intentó excusarse.

Nia cede y desaparece sonrojándose. ¿Qué he dicho? Pensé que no me tomaría en serio. Mientras espero revuelvo la cazuela pasmado, mientras la escucho subir las escaleras y bajar de nuevo. Al poco rato regresa a la cocina con un camisón largo puesto y la miro interrogante. Se sube un poco el camisón y veo dos piernas donde solían estar sus tentáculos... donde deberían estar sus piernas antes de la luna.
-¿Pero q... qué...? -comienzo a decir mientras suelto el cucharón. Ella empieza a dar sus explicaciones en un susurro. ¿Echa de menos sus piernas? Entiendo su postura... el cambio... todos hemos cambiado, pero no todos han perdido algo tan importante como Elliot o ella.
Cuando me pregunta si me gusta apenas me da tiempo a responder. Está muy nerviosa y solo por esto. Me ha pillado por sorpresa pero no es para tanto.
-No es ninguna tontería -le digo, acercándome-. Claro... claro que me gusta, pero tanto como normalmente. Pero no necesitas echar de menos tus piernas... eres como eres. -Me froto un brazo tímidamente y después alargo la mano para coger la suya-. Eres perfecta así, es como eres, y si te preocupa que yo no lo piense, sí lo pienso. -Me sonrojo y la atraigo hacia mí para darle un corto abrazo-. A mí me gustas de cualquier manera -susurro-. Además tienes un poder muy interesante.
Me separo y vuelvo hacia la olla para extinguir el fuego. Olisqueo el aire y me vuelvo hacia ella.
-Ah, y no me has dicho el por qué del estallido del baño -añado sonriendo pícaramente-. ¿Es que querías distraerme de eso?

Nia contuvo la respiración mientras Gael hablaba. No solo le agradó profundamente lo buena persona que era el chico, sino que, aparte de preocuparse por ella más de lo que merecía, juraría haberle escuchado decir que le gustaba como se veía ella. Que le gustaba...Nia se quedó ensimismada en los ojos del chico. Después, se abrazaron, y lo que duró unos instantes, para Nia fue mucho más. Finalmente se separaron. Gael le preguntó por lo del estallido del baño.
-No...es que...verás...-La chica atrajo el romboide para sí y se lo enseñó.- Aquí se concentra normalmente el poder, si esto se rompe, estalla con mucho ruido, y, ahora...el baño esta un poco destrozado...-admitió Nia, cabizbaja.
Algo le decía a Nia que confirmase las palabras del chico. Necesitaba volver a oírlas, como, si fuera un sueño que no pudiera creer. Pero Nia negó la con la cabeza e intentó apartar esa necesidad imperiosa.
<<No puede ser, si eso fuera así, seria como si fuéramos... fuéramos...>>Nia se manoteo la cara y se dio cuenta de que había quedado muy estúpida delante del chico así que no se le ocurrió otra cosa que sonreír estúpidamente.