Plaza de los Colaespina
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Rocavarancolia Rol
42 participantes
- Rocavarancolia Rol
Plaza de los Colaespina
02/08/11, 06:15 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Plaza pequeña y rectangular rodeada de casas abandonadas donde los colaespinas han hecho sus madrigueras. Allí aterriza una de las bañeras de suministros.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Re: Plaza de los Colaespina
11/07/17, 07:06 pm
Cuando el Hada le explico como había muerto, Guille se escandalizo.
-Pues que mala gente, si tu nunca has hecho nada malo, solo coges los dientes a los niños.- concluyó indignado.
Cuando Eitne y Nime hablaron, recordandole que tenían que irse.
-Es verdad, nos tenemos que ir yendo, hemos encontrado chocolate y lo vamos a compartir con todos.- indico al Hada, secundando a Eitne y a Nime
-Ha sido un placer conocerla, Hada de los Dientes, nos vemos.- se inclinó un poco como despedida.
Se giró, agarró bien la bolsa, y se empezó a mover, aunque poco le faltaba para estar arrastrándola.
-¿Nos vamos?-dijo mirando Milo.
-Pues que mala gente, si tu nunca has hecho nada malo, solo coges los dientes a los niños.- concluyó indignado.
Cuando Eitne y Nime hablaron, recordandole que tenían que irse.
-Es verdad, nos tenemos que ir yendo, hemos encontrado chocolate y lo vamos a compartir con todos.- indico al Hada, secundando a Eitne y a Nime
-Ha sido un placer conocerla, Hada de los Dientes, nos vemos.- se inclinó un poco como despedida.
Se giró, agarró bien la bolsa, y se empezó a mover, aunque poco le faltaba para estar arrastrándola.
-¿Nos vamos?-dijo mirando Milo.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/17, 03:23 am
A pesar de lo pequeña que era, o quizás por ese mismo detalle, aquella mujer resultaba excesivamente inquietante, y cuanto más hablaba más incómodo se sentía el irrense. Había algo en la forma de sonreír del hada que le producía escalofríos, por lo que agradeció internamente que los niños, encabezados por Nime, señalaran que debían irse.
—Si, tenemos que regresar antes de que nos empiecen a echar de menos —le respondió a Guille con una media sonrisa, asegurándose de que el saco que cargaba a la espalda estaba bien sujeto antes de dirigirse a la fantasma—. Ha sido un placer hablar contigo, dama Encía. Hasta pronto. —se despidió, ocupando la retaguardia del grupo cuando este empezó a alejarse.
Esperaría a perder de vista a la criatura antes de comentar nada al respecto de aquel encuentro, pero no dejaría de darle vueltas al mismo durante todo el trayecto hasta Letargo. Le había intrigado en un principio porque se originaban los fantasmas, pues tal vez ese había sido el destino de Ain y Drake, pero por lo que había dicho Encía no todos los que morían en la ciudad terminaban del mismo modo. Se había quedado con las ganas de preguntar al respecto, pero a pesar de haber estado hablando con ella a Milo le pasaba lo mismo que a Nime: no se fiaba de la criatura.
—Demonos prisa, pero permaneced alerta... será mejor que evitemos más encuentros como este último, chicos. —les dijo a sus compañeros, bajando la voz por si el hada aún estaba cerca.
Continúa en el Torreón Letargo.
—Si, tenemos que regresar antes de que nos empiecen a echar de menos —le respondió a Guille con una media sonrisa, asegurándose de que el saco que cargaba a la espalda estaba bien sujeto antes de dirigirse a la fantasma—. Ha sido un placer hablar contigo, dama Encía. Hasta pronto. —se despidió, ocupando la retaguardia del grupo cuando este empezó a alejarse.
Esperaría a perder de vista a la criatura antes de comentar nada al respecto de aquel encuentro, pero no dejaría de darle vueltas al mismo durante todo el trayecto hasta Letargo. Le había intrigado en un principio porque se originaban los fantasmas, pues tal vez ese había sido el destino de Ain y Drake, pero por lo que había dicho Encía no todos los que morían en la ciudad terminaban del mismo modo. Se había quedado con las ganas de preguntar al respecto, pero a pesar de haber estado hablando con ella a Milo le pasaba lo mismo que a Nime: no se fiaba de la criatura.
—Demonos prisa, pero permaneced alerta... será mejor que evitemos más encuentros como este último, chicos. —les dijo a sus compañeros, bajando la voz por si el hada aún estaba cerca.
Continúa en el Torreón Letargo.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/17, 02:34 pm
El hada contiene a duras penas una sonrisa de dientes afilados, apenas curvando las comisuras de los labios en su lugar. Qué monos, están intentando no ofenderla. No se han dado cuenta de que hace mucho que no está en condiciones de cumplir su precio y arrancarles los dientes, aun de querer arriesgarse a cometer intervención.
—Adiós, pimpollos. Nos veremos esta Luna, si me acuerdo de llevar bien la cuenta —se despide, y espera a que doblen la esquina antes de emprender el vuelo adondequiera que se dirigiera originalmente. Le divierte ver cómo se están asegurando de poner distancia rápido.
—Adiós, pimpollos. Nos veremos esta Luna, si me acuerdo de llevar bien la cuenta —se despide, y espera a que doblen la esquina antes de emprender el vuelo adondequiera que se dirigiera originalmente. Le divierte ver cómo se están asegurando de poner distancia rápido.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/18, 02:15 am
—Cerril, Cerril.
El guerrero gruñó por toda respuesta sin dejar de mirar hacia la plaza. Él y Étrame estaban esperando, bajo una burbuja de silencio conjurada por el chanenque y detrás de un muro desde el que miraban con la niebla mágica, a que pasase por allí cierto individuo al que pensaban devolvérsela. El tipo con cuernos que les había prometido en sueños la fuerza necesaria para derrotar a aquellos que los humillaban tenía razón: no podían pasarse toda la vida siendo pisoteados con tanta facilidad. Necesitaban hacer saber quién mandaba allí.
—¡Cerril, coño! ¿Quieres escucharme?
—Rrrr... ¿Qué carajo quieres, pesado?
—Está tardando demasiado. ¿Seguro que ese informante tuyo es de fiar?
—Joder, que sí. Se habrá detenido porque habrá visto algún farolillo encendido, yo qué sé—. El guerrero no tenía ganas ni de reírse de su propio chiste—. Deja de cuestionar mi autoridad. Ya me cuesta bastante mantener mi atención usando este hechizo tan mareante. Sobre todo porque hace más de un día que no me llevo alcohol a la gar... ¡Eh! Ya viene ese desgraciado.
Y tal y como habían acordado, el chanenque intangibilizó a Cerril para que saliera a cortarle el paso a su víctima. Étrame trataría de acercarse por su espalda utilizando un conjuro de tinieblas y poder dispararle un hechizo que había aprendido a hacer hacía poco... más o menos: un lanzazo mágico.
—Buenas, polilla con gigantismo. ¿Me recuerdas? Creo que tú y yo tenemos una deuda pendiente.
Cerril se había plantado delante de Vac, intangible, blandiendo un espadón y también una sonrisa torcida tan horrible como ridícula.
El guerrero gruñó por toda respuesta sin dejar de mirar hacia la plaza. Él y Étrame estaban esperando, bajo una burbuja de silencio conjurada por el chanenque y detrás de un muro desde el que miraban con la niebla mágica, a que pasase por allí cierto individuo al que pensaban devolvérsela. El tipo con cuernos que les había prometido en sueños la fuerza necesaria para derrotar a aquellos que los humillaban tenía razón: no podían pasarse toda la vida siendo pisoteados con tanta facilidad. Necesitaban hacer saber quién mandaba allí.
—¡Cerril, coño! ¿Quieres escucharme?
—Rrrr... ¿Qué carajo quieres, pesado?
—Está tardando demasiado. ¿Seguro que ese informante tuyo es de fiar?
—Joder, que sí. Se habrá detenido porque habrá visto algún farolillo encendido, yo qué sé—. El guerrero no tenía ganas ni de reírse de su propio chiste—. Deja de cuestionar mi autoridad. Ya me cuesta bastante mantener mi atención usando este hechizo tan mareante. Sobre todo porque hace más de un día que no me llevo alcohol a la gar... ¡Eh! Ya viene ese desgraciado.
Y tal y como habían acordado, el chanenque intangibilizó a Cerril para que saliera a cortarle el paso a su víctima. Étrame trataría de acercarse por su espalda utilizando un conjuro de tinieblas y poder dispararle un hechizo que había aprendido a hacer hacía poco... más o menos: un lanzazo mágico.
—Buenas, polilla con gigantismo. ¿Me recuerdas? Creo que tú y yo tenemos una deuda pendiente.
Cerril se había plantado delante de Vac, intangible, blandiendo un espadón y también una sonrisa torcida tan horrible como ridícula.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Plaza de los Colaespina
23/07/18, 09:54 pm
Vac caminaba con cierta prisa en dirección al burdel cuando alguien le salió al paso armado con un espadón. Durante unos instantes se alarmó, preguntándose en que lío se había metido ahora, pero cuando reconoció al guerrero su expresión paso de la sorpresa al desagrado.
—Como iba a olvidarte, Cerril, la peste a licor barato que desprendéis tu y tus perritos falderos me persigue en sueños —respondió con una sonrisa burlona, metiéndose las manos en los bolsillos con actitud despreocupada—. ¿Qué es lo que quieres, tonelete? Que yo recuerde no me debes nada, así que siéntete libre de dar media vuelta y perderte de nuevo en la jarra de aguarrás de la que hayas salido. —añadió, entornando la mirada.
El hado estaba alerta a pesar de su fachada de tranquilidad, buscando con todos sus sentidos señales de más enemigos. Aquel imbécil no era capaz de resolver sus asuntos solo, como indicaba el hechizo que le había permitido atravesar la pared, y el griego estaba seguro de que al menos uno de sus esbirros rondaba cerca.
No había que ser muy listo para intuir que el guerrero estaba a punto de saltar, pero aún seguía envuelto en el sortilegio de intangibilidad y el hado se preguntó si era posible que lo hubiera olvidado. Siguiendo una corazonada preparó un conjuro de garra etérea que si Cerril era lo bastante estúpido, algo por lo que se podía poner la mano en el fuego sin miedo a quemarse, golpearía al descerebrado guerrero entre los omóplatos en cuanto le atravesara con su acometida.
—Como iba a olvidarte, Cerril, la peste a licor barato que desprendéis tu y tus perritos falderos me persigue en sueños —respondió con una sonrisa burlona, metiéndose las manos en los bolsillos con actitud despreocupada—. ¿Qué es lo que quieres, tonelete? Que yo recuerde no me debes nada, así que siéntete libre de dar media vuelta y perderte de nuevo en la jarra de aguarrás de la que hayas salido. —añadió, entornando la mirada.
El hado estaba alerta a pesar de su fachada de tranquilidad, buscando con todos sus sentidos señales de más enemigos. Aquel imbécil no era capaz de resolver sus asuntos solo, como indicaba el hechizo que le había permitido atravesar la pared, y el griego estaba seguro de que al menos uno de sus esbirros rondaba cerca.
No había que ser muy listo para intuir que el guerrero estaba a punto de saltar, pero aún seguía envuelto en el sortilegio de intangibilidad y el hado se preguntó si era posible que lo hubiera olvidado. Siguiendo una corazonada preparó un conjuro de garra etérea que si Cerril era lo bastante estúpido, algo por lo que se podía poner la mano en el fuego sin miedo a quemarse, golpearía al descerebrado guerrero entre los omóplatos en cuanto le atravesara con su acometida.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de los Colaespina
24/07/18, 02:48 am
—Me la sudan tus provocaciones, insecto come-ropa —escupió Cerril de forma que quedaba claro que no le resultaban tan indiferentes—. Deberías recordar mejor tus deudas: me debes tu cráneo para que pueda verter mi "aguarrás" en él.
Sintiéndose muy orgulloso de lo que él creía que era una réplica extremadamente ingeniosa y su recién descubierta confianza se lanzó al ataque.
Tal y como Vac había previsto, el imbécil que tenía delante había olvidado por completo que era intangible, al no estar acostumbrado a ello. La garra etérea lo atrapó de inmediato y el guerrero lanzó varias maldiciones mientras era zarandeado.
—¿Qué... qué diablos? ¡Étrame! ¿Qué coño es esto?
El chanenque había completado la conjuración del lanzazo, el cual le salió regular al verse sobresaltado por los gritos de su jefe. Un lanzazo de poca potencia impactó contra las protecciones que llevase el hado y, poco después, el guerrero fue rentangibilizado por su compañero al reconocer lo que estaba pasando. Cerril cayó al suelo con un golpe seco y se levantó hecho una furia. Ni siquiera había pensado en que había revelado que no estaba solo. Solo podía pensar en que estaba dejándose humillar una vez más y se sentía igual de furioso hacia el hado infernal que hacia su propio subordinado por no haber pensado antes en que algo así pudiera ocurrir. Por supuesto en ningún momento achacó el error a su completo olvido del hecho de que estaba intangible.
—Ahora ya no te servirá ese truquito, maldito chupaflores.
Blandió su espada con la intención de asestar un tajo hacia el pecho de Vac. Étrame, mientras tanto, preparaba otro lanzazo esperando que el siguiente saliese mejor.
Sintiéndose muy orgulloso de lo que él creía que era una réplica extremadamente ingeniosa y su recién descubierta confianza se lanzó al ataque.
Tal y como Vac había previsto, el imbécil que tenía delante había olvidado por completo que era intangible, al no estar acostumbrado a ello. La garra etérea lo atrapó de inmediato y el guerrero lanzó varias maldiciones mientras era zarandeado.
—¿Qué... qué diablos? ¡Étrame! ¿Qué coño es esto?
El chanenque había completado la conjuración del lanzazo, el cual le salió regular al verse sobresaltado por los gritos de su jefe. Un lanzazo de poca potencia impactó contra las protecciones que llevase el hado y, poco después, el guerrero fue rentangibilizado por su compañero al reconocer lo que estaba pasando. Cerril cayó al suelo con un golpe seco y se levantó hecho una furia. Ni siquiera había pensado en que había revelado que no estaba solo. Solo podía pensar en que estaba dejándose humillar una vez más y se sentía igual de furioso hacia el hado infernal que hacia su propio subordinado por no haber pensado antes en que algo así pudiera ocurrir. Por supuesto en ningún momento achacó el error a su completo olvido del hecho de que estaba intangible.
—Ahora ya no te servirá ese truquito, maldito chupaflores.
Blandió su espada con la intención de asestar un tajo hacia el pecho de Vac. Étrame, mientras tanto, preparaba otro lanzazo esperando que el siguiente saliese mejor.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Plaza de los Colaespina
25/07/18, 04:44 pm
En cuanto Vac atrapo a Cerril con su hechizo empezó a zarandearlo de un lado a otro, esbozando una sonrisa de suficiencia al ver a aquel imbécil flotar por el aire. Los gritos del mercenario, al igual que el débil impacto que sufrieron sus defensas mágicas, le confirmaron que uno de sus esbirros estaba cerca.
—Eres una marioneta con mucho talento —comentó el hado cuando el chanenque liberó al guerrero del hechizo de intangibilidad provocando que este se diera un golpetazo contra suelo—, pero aun tienes que trabajar tu bailoteo aéreo. —añadió, riendo con ganas ante la cara de indignación del mercenario.
Aquello no había acabado, pues Cerril seguía teniendo ganas de bronca, y cuando el guerrero le lanzó un tajo con su espadón el hado se agachó para esquivarlo. Vac aprovechó el movimiento para dirigir un potente hechizo de impulso al pecho de su adversario, lanzándole por los aires hacia el borrón de oscuridad en el que suponía se ocultaba su secuaz.
—No debería jugar con los niños grandes, Cerril —masculló, preparando un nuevo sortilegio—, puedes hacerte pupita. —añadió, disparando unas cuantas centellas ambarinas bastante cebadas hacia el nudo de miembros en el que se habían convertido el guerrero y el chanenque.
—Eres una marioneta con mucho talento —comentó el hado cuando el chanenque liberó al guerrero del hechizo de intangibilidad provocando que este se diera un golpetazo contra suelo—, pero aun tienes que trabajar tu bailoteo aéreo. —añadió, riendo con ganas ante la cara de indignación del mercenario.
Aquello no había acabado, pues Cerril seguía teniendo ganas de bronca, y cuando el guerrero le lanzó un tajo con su espadón el hado se agachó para esquivarlo. Vac aprovechó el movimiento para dirigir un potente hechizo de impulso al pecho de su adversario, lanzándole por los aires hacia el borrón de oscuridad en el que suponía se ocultaba su secuaz.
—No debería jugar con los niños grandes, Cerril —masculló, preparando un nuevo sortilegio—, puedes hacerte pupita. —añadió, disparando unas cuantas centellas ambarinas bastante cebadas hacia el nudo de miembros en el que se habían convertido el guerrero y el chanenque.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de los Colaespina
25/07/18, 05:08 pm
—Hijo de...
A Cerril se le habian acabado los insultos "ingeniosos", pero de todas formas no habría podido terminar ninguna frase al verse repentinamente lanzado por los aires. Étrame, que estaba a punto de lanzar el hechizo, se vio bruscamente interrumpido por un guerrerazo en la cara y emitió un grito de dolor agudo al ser aplastado por todo el peso de su jefe.
—Joder, esto no está funcionando...
—¡No me digas, genio! ¿Qué puñetera mierda de mago eres que no pudiste prever nada en absoluto, cernícalo?
—Pero yo...
—¡Ni pero ni pera, levanta el culo!
—¡Pues deja de aplastarme!
No tuvieron tiempo de levantarse cuando recibieron las centellas ambarinas. Durante largos segundos ambos mercenarios se retorcieron en el suelo lanzando exclamaciones, echándose la culpa el uno al otro y soltando más maldiciones que en un ritual vudú.
Cuando por fin lograron levantarse, tambaleantes, Étrame se dedicaba a curarse mientras Cerril trató de esbozar su mejor sonrisa mientras cargaba la espada al hombro.
—Nos has cogido por sorpresa esta vez, la próxima te vas a enterar.
No pensaba decirle que, efectivamente, no iba a haber una próxima vez.
>>Larguémonos, Étrame, aun tenemos mucha gente en la lista a la que hacer una visita.
—Hm hm —asintió el chanenque sin dejar de conjurar hechizos de curación varios.
—¡Vamos, hostia!
Cerril lo sujetó por el cuello de la túnica y echó a correr sin mirar atrás. Lo último que vería Vac sería la desdentada sonrisa de Étrame antes de desaparecer por una esquina.
A Cerril se le habian acabado los insultos "ingeniosos", pero de todas formas no habría podido terminar ninguna frase al verse repentinamente lanzado por los aires. Étrame, que estaba a punto de lanzar el hechizo, se vio bruscamente interrumpido por un guerrerazo en la cara y emitió un grito de dolor agudo al ser aplastado por todo el peso de su jefe.
—Joder, esto no está funcionando...
—¡No me digas, genio! ¿Qué puñetera mierda de mago eres que no pudiste prever nada en absoluto, cernícalo?
—Pero yo...
—¡Ni pero ni pera, levanta el culo!
—¡Pues deja de aplastarme!
No tuvieron tiempo de levantarse cuando recibieron las centellas ambarinas. Durante largos segundos ambos mercenarios se retorcieron en el suelo lanzando exclamaciones, echándose la culpa el uno al otro y soltando más maldiciones que en un ritual vudú.
Cuando por fin lograron levantarse, tambaleantes, Étrame se dedicaba a curarse mientras Cerril trató de esbozar su mejor sonrisa mientras cargaba la espada al hombro.
—Nos has cogido por sorpresa esta vez, la próxima te vas a enterar.
No pensaba decirle que, efectivamente, no iba a haber una próxima vez.
>>Larguémonos, Étrame, aun tenemos mucha gente en la lista a la que hacer una visita.
—Hm hm —asintió el chanenque sin dejar de conjurar hechizos de curación varios.
—¡Vamos, hostia!
Cerril lo sujetó por el cuello de la túnica y echó a correr sin mirar atrás. Lo último que vería Vac sería la desdentada sonrisa de Étrame antes de desaparecer por una esquina.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Plaza de los Colaespina
31/07/18, 09:20 pm
Vac rió con ganas al presenciar los movimientos espasmódicos y las maldiciones que se dirigían el uno al otro mientras se retorcían en el suelo, sacudidos una y otra vez por las centellas ambarinas.
—Sois patéticos. —logró murmurar cuando ya se levantaban, negando para si mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano y prestaba atención a las amenazas vacías de Cerril.
Les observó partir en silencio, agitando la mano a modo de despedida, y lo último que vio de ellos fue la desdentada sonrisa del chanenque antes de que desaparecieran tras una esquina.
—Me pregunto como consiguen mantenerse con vida esos capullos. —inquirió para si mientras se daba la vuelta y retomaba el camino hacia el burdel con paso apresurado, apartando de su mente poco a poco aquel inesperado encuentro.
Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.
—Sois patéticos. —logró murmurar cuando ya se levantaban, negando para si mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano y prestaba atención a las amenazas vacías de Cerril.
Les observó partir en silencio, agitando la mano a modo de despedida, y lo último que vio de ellos fue la desdentada sonrisa del chanenque antes de que desaparecieran tras una esquina.
—Me pregunto como consiguen mantenerse con vida esos capullos. —inquirió para si mientras se daba la vuelta y retomaba el camino hacia el burdel con paso apresurado, apartando de su mente poco a poco aquel inesperado encuentro.
Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Plaza de los Colaespina
24/03/20, 06:36 pm
Kimbra se deslizó detrás de un muro parcialmente derruido de forma silenciosa. Para esta caza no había traído a Ámarok ya que no solo no era necesario, sino que su gran tamaño podría espantar a las alimañas que había decidido cazar. Para la demonio sería bastante fácil atraer a los colaespinas con comida y luego disparar a algunos para atraparlos con hechizos, pero aquella caza tenía una finalidad más de práctica que de conseguir al animal. Desde que la idea de la doma con magia había cruzado por su mente, la krabelinense había investigado sobre todos los posibles hechizos y técnicas existentes, encontrando métodos bastante variopintos dependiendo del mundo de origen y del animal, lo que había sido bastante enriquecedor para ella, ya que Kimbra no quería simplemente lanzar un hechizo de implantación del orden sin más sobre sus bestias. Ella pretendía realizar un entrenamiento y doma completo que permitiera que el animal cumpliera órdenes sin rechistar pero sin perder su instinto, personalidad y carácter. Para ello había diseñado gracias a sus investigaciones un sistema que mezclaba lo "tradicional" y lo mágico y que variaba y se especializaba dependiendo del animal concreto y de su mundo de origen. De manera que podía realizar su trabajo de forma eficiente independientemente del hábitat, origen y características del animal.
Ciertamente, no iba a necesitar de su complejo sistema para una alimaña tan simple como un colaespina, pero había decidido elegir a estos para practicar diversos hechizos por su agresividad y su tamaño reducido y manejable. Además, tenía curiosidad sobre el veneno de sus espinas.
La demonio sacó de su bolsa una trampa mágica que había creado vinculada a un trozo de carne y lo hizo levitar hacia el centro de la plaza antes de esperar pacientemente a que el primer colaespina apareciera atraído por el olor intensificado mágicamente de la carne y se acercara a él. Como siempre, apareció un grupo de ellos pero solo uno, el más grande, iba a la cabeza. Kimbra dedujo que se trataría de algún tipo de alfa o proveedor de la madriguera y espero que así fuera, ya que aquello le ayudaría también a estudiar sobre su dinámica y jerarquía. En un principio, había pretendido cazar uno y llevárselo para estudiarlo, pero según como fuera su investigación, no descartaba la posibilidad de volver a implantar un rastreador al siguiente alfa para estudiar la madriguera al completo y quizás diseñar un nuevo sistema de doma que le permitiera controlar a toda la manada a través del alfa.
Cuando las alimañas se percataron de que el colaespina que iba en cabeza había sido atrapado junto al pedazo de carne y ante la ausencia de amenaza física puesto que no veían a nadie a quien atacar, decidieron huir dejando a su compañero a su suerte. Kimbra levitó la trampa de vuelta a su escondite y procedió inyectar a la alimaña antes de liberarla. La engendro había creado un somnífero con hojas blancas de ayxa junto a otros ingredientes que podía suprimir la agresividad de un animal manteniéndolo soñoliento y tranquilo, pero sin que llegara a dormirse del todo, de esta manera se podía mantener consciente pero sin amenaza a la bestia mientras le lanzaba el hechizo de implantación del orden. Así conseguía que el animal le siguiera sin problema hasta una zona restringida donde podría comenzar el proceso de doma y estudio.
La demonio guardó tranquilamente sus utensilios de nuevo en su bolsa y se levantó para volver a la torre, satisfecha con el trabajo realizado. El colaespina soltó un chirrido cuando el efecto del somnífero pasó, ya que la dosis no había sido muy grande, y siguió sin problema a la krabelinense sin mirar si quiera a su madriguera.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Plaza de los Colaespina
11/07/23, 07:47 pm
Cruzar el puente empezó a ser más fácil después de dar los primeros pasos. Se seguía moviendo más de lo que había hecho cualquier puente que hubiera cruzado nunca, pero al menos parecía estable de sobra. Y Damian no se había puesto a saltar sobre él, lo cual también era agradable, porque viendo lo… motivado que estaba a cruzar se lo habría llegado a esperar.
El tener suelo firme bajo sus pies fue un alivio aunque al final el puente no hubiera sido para tanto. Esperó a que el resto cruzase vigilando las calles cercanas, por si acaso salía algo, al igual que Rick estaba haciendo al otro lado. Los gusanos no le generaban tanta preocupación: no parecían haberles visto ese día, y de todas maneras tendrían que ser muy grandes o saltar mucho para salir del cementerio y atacarles.
No fue muy consciente de cuántos habían cruzado hasta que oyó a Räg decirle a Abel que el puente era seguro. Se giró momentáneamente para verle ahí parado en medio, con el escudo caído. Apretó los labios, sin decir nada. No podían permitirse perder tiempo, y que estuviera pasando aquello… «No tendría que haber salido». Mantuvo la cara más neutral posible para que no se le notase la exasperación, aunque de todas maneras se giraría hacia las calles para que nadie la viese, por si acaso. Además, seguir vigilando que nada les atacaba no estaba de más, y era mucho más útil que seguir mirando a Abel.
Al final Rick pareció ayudar, y pudieron seguir a la bañera hacia la que era sin duda la plaza más cutre y fea que había visto nunca. Al menos la del día anterior tenía una fuente, aunque también estuviera en ruinas. Miró hacia la bañera, esperando ver a dónde la tenían que seguir, pero parecía estar empezando a detenerse.
—Parece que para aquí —dijo.
En ese momento la bañera dejó de tener su atención, centrándose en los alrededores. No podía ser tan fácil como eso, desde luego. Tenía que haber más que cruzar un puente cutre y llegar a una plaza aún más cutre en aquella prueba.
El tener suelo firme bajo sus pies fue un alivio aunque al final el puente no hubiera sido para tanto. Esperó a que el resto cruzase vigilando las calles cercanas, por si acaso salía algo, al igual que Rick estaba haciendo al otro lado. Los gusanos no le generaban tanta preocupación: no parecían haberles visto ese día, y de todas maneras tendrían que ser muy grandes o saltar mucho para salir del cementerio y atacarles.
No fue muy consciente de cuántos habían cruzado hasta que oyó a Räg decirle a Abel que el puente era seguro. Se giró momentáneamente para verle ahí parado en medio, con el escudo caído. Apretó los labios, sin decir nada. No podían permitirse perder tiempo, y que estuviera pasando aquello… «No tendría que haber salido». Mantuvo la cara más neutral posible para que no se le notase la exasperación, aunque de todas maneras se giraría hacia las calles para que nadie la viese, por si acaso. Además, seguir vigilando que nada les atacaba no estaba de más, y era mucho más útil que seguir mirando a Abel.
Al final Rick pareció ayudar, y pudieron seguir a la bañera hacia la que era sin duda la plaza más cutre y fea que había visto nunca. Al menos la del día anterior tenía una fuente, aunque también estuviera en ruinas. Miró hacia la bañera, esperando ver a dónde la tenían que seguir, pero parecía estar empezando a detenerse.
—Parece que para aquí —dijo.
En ese momento la bañera dejó de tener su atención, centrándose en los alrededores. No podía ser tan fácil como eso, desde luego. Tenía que haber más que cruzar un puente cutre y llegar a una plaza aún más cutre en aquella prueba.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Plaza de los Colaespina
12/07/23, 10:25 am
Tras la acumulación progresiva de preguntas Rag respondió las que pudo declarando que no había tales gusanos en su mundo, a lo que Damian resopló un poco decepcionado. Agradeció mucho que su amigo lagarto estuviese siempre a su lado incluso para cruzar aquel puente, agarrado fuerte a él no por el miedo a las alturas sino por lo bien que se sentía su contacto cálido.
Hablando de miedo a lo alto, el larguilucho parecía tener problemas y el italiano se giró con un rostro que indicaba poquísima paciencia con aquel chico en particular. Se le hacía algo raro, para sus estándares “normales”. Mientras veía el espectáculo que andaba formando por una cosa tan sencilla como cruzar un puente el circense resopló por la narín pensando en lo cagueta que estaba siendo. Como no quería separarse de Rag, Damian también se acercó un poco al fideo de pelo largo.
—¡Y no mires abajo! Si sigues haciéndolo normal que te cagues vivo… —aportó en su experiencia con saltos de pértiga, con aun menos paciencia.
Ya que Rick, Rag y alguno que otro más estaban ayudando a Abel, Damian estuvo mirando como Kalna terminaba de cruzar y el chico, ni corto ni perezoso, decidió adelantarse pensando que en algún momento cruzará el otro. No quería perder de vista a la bañera bajo ningún motivo.
Y después de un rato, el grupo fue movilizándose mas allá de la enorme raja del suelo llegando finalmente a una plaza que se le hizo bonita al niño. Un poco destruida en sus alrededores, pero bonita. Las palabras de Kalna fueron acompañadas por un enorme rugido de tripas provocado por Damian, resonando como la garganta de una bestia hambrienta.
—¡Oh, se está parando en el aire! ¡Ahora, ahora hay que llamarla vamos, vamos! ¡¡AQUIIII!! ¡¡AQUIII, TENEMOS HAMBRE!! —ya no podía esperar más, llamando la atención de la bañera o de quien sea que la esté llevando con un repentino escándalo e ignorando peligros debido a lo famélico que estaba, alzando los brazos y saltando para hacerse ver.
Hablando de miedo a lo alto, el larguilucho parecía tener problemas y el italiano se giró con un rostro que indicaba poquísima paciencia con aquel chico en particular. Se le hacía algo raro, para sus estándares “normales”. Mientras veía el espectáculo que andaba formando por una cosa tan sencilla como cruzar un puente el circense resopló por la narín pensando en lo cagueta que estaba siendo. Como no quería separarse de Rag, Damian también se acercó un poco al fideo de pelo largo.
—¡Y no mires abajo! Si sigues haciéndolo normal que te cagues vivo… —aportó en su experiencia con saltos de pértiga, con aun menos paciencia.
Ya que Rick, Rag y alguno que otro más estaban ayudando a Abel, Damian estuvo mirando como Kalna terminaba de cruzar y el chico, ni corto ni perezoso, decidió adelantarse pensando que en algún momento cruzará el otro. No quería perder de vista a la bañera bajo ningún motivo.
Y después de un rato, el grupo fue movilizándose mas allá de la enorme raja del suelo llegando finalmente a una plaza que se le hizo bonita al niño. Un poco destruida en sus alrededores, pero bonita. Las palabras de Kalna fueron acompañadas por un enorme rugido de tripas provocado por Damian, resonando como la garganta de una bestia hambrienta.
—¡Oh, se está parando en el aire! ¡Ahora, ahora hay que llamarla vamos, vamos! ¡¡AQUIIII!! ¡¡AQUIII, TENEMOS HAMBRE!! —ya no podía esperar más, llamando la atención de la bañera o de quien sea que la esté llevando con un repentino escándalo e ignorando peligros debido a lo famélico que estaba, alzando los brazos y saltando para hacerse ver.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Plaza de los Colaespina
12/07/23, 01:17 pm
Como si pudieran escuchar al niño, las cestas que se bamboleaban a los lados de la cubierta del buque de bronce empezaron a descender sobre el pavimento desmejorado de la plaza. No se veía el mecanismo por el que ocurría, pero las cuerdas que las sostenían se alargaron para soltar la mercancía en el suelo. El espantapájaros abordo, entre tanto, no callaba.
—¡Lenguas de bebé! ¡Ancas de sapo! ¡La comida está servida, ar! Tenemos deliciosos hígados de quimera y paletillas de cabrito.
En el momento en que las cestas tocaran el suelo se soltarían las cuerdas y la bañera retomaría su camino de vuelta impasible y en silencio. Poco le importaba al espantapájaros que, tras haber cumplido su función, los primeros colaespinas comenzasen a asomar desde sus madrigueras entre los escombros, alertados por los sonidos y el olor a comida. Aquel era, para ellos, su punto de abastecimiento durante buena parte del año, y aunque el día anterior habían podido dar cuenta de la comida sin problema, esta vez parecía que tendrían que competir por ella.
Cuatro de los roedores gigantes, con su cola bien cargada de espinas, empezaron a rodear la comida por el lado opuesto al que habían llegado los cosechados, bufando con la espalda arqueada. Otro grupo de ejemplares más pequeños se quedó tras ellos, esperando tal vez alguna clase de orden por parte de los primeros.
—¡Lenguas de bebé! ¡Ancas de sapo! ¡La comida está servida, ar! Tenemos deliciosos hígados de quimera y paletillas de cabrito.
En el momento en que las cestas tocaran el suelo se soltarían las cuerdas y la bañera retomaría su camino de vuelta impasible y en silencio. Poco le importaba al espantapájaros que, tras haber cumplido su función, los primeros colaespinas comenzasen a asomar desde sus madrigueras entre los escombros, alertados por los sonidos y el olor a comida. Aquel era, para ellos, su punto de abastecimiento durante buena parte del año, y aunque el día anterior habían podido dar cuenta de la comida sin problema, esta vez parecía que tendrían que competir por ella.
Cuatro de los roedores gigantes, con su cola bien cargada de espinas, empezaron a rodear la comida por el lado opuesto al que habían llegado los cosechados, bufando con la espalda arqueada. Otro grupo de ejemplares más pequeños se quedó tras ellos, esperando tal vez alguna clase de orden por parte de los primeros.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/23, 03:24 am
El comentario de Connor le pilló tan desprevenido que se tuvo que aguantar la risa nerviosa en mitad del puente, dio gracias a lo mucho que le descolocó el humor negro de su compañero pues debido a ello el resto del camino se le hizo más ameno. Solo al tocar tierra firme se permitió dar la vuelta para observar detenidamente el foso que acababa de atravesar aunque pronto, la llamada de auxilio de Abel le hizo centrarse en los que aún seguían el recorrido.
-¡Vas muy bien! Míranos a nosotros, que en nada estáis ya. - Se sumó a los ánimos colectivos, colocándose al lado contrario de donde estaba Räg para aguardar también su llegada. En cuanto pasaron a su lado pudo volver a sonreír, dejando escapar un suspiro de alivio al ver que esa escena se iba a quedar en una mera anécdota. A Rick le dio un ligero cabeceo como unas gracias silenciosas y a Abel en cambio se le acercó para hablarle en bajito, no era como tal un susurro, si no una conversación que buscaba ser un poco más privada.
-Hey, lo has hecho de puta madre, quiero decir es normal que te de miedo, nos lo ha dado a todos… Dios yo ni siquiera podía mirar abajo del susto que daba, pero bueno al menos ahora sabemos que es seguro aún yendo varios a la vez así que a la vuelta podemos ir de dos en dos sin problema alguno. -Aquellas palabras eran tan afables como sinceras, confesaba sus propios miedos para que el chico pudiera sentirse arropado, y de paso ofrecía una alternativa que, siendo sinceros hasta él prefería. Tener a Connor detrás diciendo barbaridades era una aproximación bastante diferente a que Rick te guiara de la mano, pero el consuelo seguía estando ahí a su extraña manera.
Cuando volvieron a avanzar regresó junto a Connor hasta que la plaza se abrió ante ellos, el lugar era sospechoso pero estaba tan desolado como el resto de la ciudad. Quizá iban a tener suerte después de todo y…. Damian empezó a chillar. Ethan se activó como un resorte movido por el susto y luego por el pánico, se giró hacía el pequeño y aunque alzó la voz, lejos quedaba su tono de aquel griterío de hace escasos segundos.
-¡Damian baja la voz ahora mismo! La madre que… no sabemos qué puede haber por aquí, ni siquiera si… - ¨Estamos solos¨ terminó la frase en su mente pues, con el aterrizaje de las cestas acababa de responderse así mismo. Efectivamente, no lo estaban.
No quería creer que después de todo Kalna tuviera razón y efectivamente les estuvieran poniendo pruebas de mierda, pues asumirlo significaba dibujar en su cabeza un panorama aún más horrible del que ya tenían. Las ratas gordas eran notablemente grandes comparándolas con las de la tierra pero al menos encontraba consuelo en que con ese tamaño no parecían suponer un verdadero peligro o eso intentaba venderse así mismo.
En otra situación probablemente habría dicho de huir por patas pero tenía hambre, estaba frustrado ante el cansancio acumulado y sobre todo aquel malestar tenían a gente esperando su regreso con alimentos. No podía permitirse regresar con las manos vacías cuando dos niños dependían de esas cestas para poder llevarse algo a la boca y si bien su mente intentaba alertarle de que nada de aquello era normal, su cuerpo estaba actuando por cuenta propia. Eran un par de alimañas, no tenían ni porque pegarse con ellas, solo ahuyentarlas.
Desenfundo la lanza de su espalda y sin pensar mucho, porque ni tenía tiempo, ni se podía plantear hacerlo o la adrenalina que empezaba a generarse en su cuerpo daría paso al terror, salió disparado hacía el otro lado de las cestas.
-¡CARGUEN TODO LO QUE PUEDAN Y NOS VAMOS CAGANDO HOSTIAS!
Se quedó frente a las mismas como una barrera que mantuviera apartadas a las bestias de su comida. Piernas flexionadas y lanza en alto cargada hacía uno de sus hombros, de forma que lejos de razonar que podía usarla para apuñalar, la tenía agarrada a modo de un palo auxiliar con el que poder defenderse si alguno de esos bichos quería lanzarse sobre su persona. Batear era la funcionalidad más básica que podía darle al arma pero ante su nulo conocimiento no llegaba a más que el intento desesperado de poder usarla como defensa. Su corazón latía con furia y el temblor de sus manos solo quedaba disipado por la tensión del agarre, dejando que su piel adquiriera un tono más blanco allí donde ejercía considerable fuerza.
No podía apartar la vista de aquellos seres, pero en silencio rogaba que el grupo pudiera intimidar lo suficiente como para que no quisieran acercarse. ¨Cogemos las cestas y nos piramos, cogemos las cestas y nos piramos¨ Empezó a repetirse como un mantra con la esperanza de que no tuviera que llegar a la violencia.
Y entonces, en aquella vorágine de pensamientos demasiado rápidos y caóticos para el poco tiempo en el que se habían formado Ethan fijó su mirada en algo.
¿Las putas ratas tenían púas en la cola?
-¡Vas muy bien! Míranos a nosotros, que en nada estáis ya. - Se sumó a los ánimos colectivos, colocándose al lado contrario de donde estaba Räg para aguardar también su llegada. En cuanto pasaron a su lado pudo volver a sonreír, dejando escapar un suspiro de alivio al ver que esa escena se iba a quedar en una mera anécdota. A Rick le dio un ligero cabeceo como unas gracias silenciosas y a Abel en cambio se le acercó para hablarle en bajito, no era como tal un susurro, si no una conversación que buscaba ser un poco más privada.
-Hey, lo has hecho de puta madre, quiero decir es normal que te de miedo, nos lo ha dado a todos… Dios yo ni siquiera podía mirar abajo del susto que daba, pero bueno al menos ahora sabemos que es seguro aún yendo varios a la vez así que a la vuelta podemos ir de dos en dos sin problema alguno. -Aquellas palabras eran tan afables como sinceras, confesaba sus propios miedos para que el chico pudiera sentirse arropado, y de paso ofrecía una alternativa que, siendo sinceros hasta él prefería. Tener a Connor detrás diciendo barbaridades era una aproximación bastante diferente a que Rick te guiara de la mano, pero el consuelo seguía estando ahí a su extraña manera.
Cuando volvieron a avanzar regresó junto a Connor hasta que la plaza se abrió ante ellos, el lugar era sospechoso pero estaba tan desolado como el resto de la ciudad. Quizá iban a tener suerte después de todo y…. Damian empezó a chillar. Ethan se activó como un resorte movido por el susto y luego por el pánico, se giró hacía el pequeño y aunque alzó la voz, lejos quedaba su tono de aquel griterío de hace escasos segundos.
-¡Damian baja la voz ahora mismo! La madre que… no sabemos qué puede haber por aquí, ni siquiera si… - ¨Estamos solos¨ terminó la frase en su mente pues, con el aterrizaje de las cestas acababa de responderse así mismo. Efectivamente, no lo estaban.
No quería creer que después de todo Kalna tuviera razón y efectivamente les estuvieran poniendo pruebas de mierda, pues asumirlo significaba dibujar en su cabeza un panorama aún más horrible del que ya tenían. Las ratas gordas eran notablemente grandes comparándolas con las de la tierra pero al menos encontraba consuelo en que con ese tamaño no parecían suponer un verdadero peligro o eso intentaba venderse así mismo.
En otra situación probablemente habría dicho de huir por patas pero tenía hambre, estaba frustrado ante el cansancio acumulado y sobre todo aquel malestar tenían a gente esperando su regreso con alimentos. No podía permitirse regresar con las manos vacías cuando dos niños dependían de esas cestas para poder llevarse algo a la boca y si bien su mente intentaba alertarle de que nada de aquello era normal, su cuerpo estaba actuando por cuenta propia. Eran un par de alimañas, no tenían ni porque pegarse con ellas, solo ahuyentarlas.
Desenfundo la lanza de su espalda y sin pensar mucho, porque ni tenía tiempo, ni se podía plantear hacerlo o la adrenalina que empezaba a generarse en su cuerpo daría paso al terror, salió disparado hacía el otro lado de las cestas.
-¡CARGUEN TODO LO QUE PUEDAN Y NOS VAMOS CAGANDO HOSTIAS!
Se quedó frente a las mismas como una barrera que mantuviera apartadas a las bestias de su comida. Piernas flexionadas y lanza en alto cargada hacía uno de sus hombros, de forma que lejos de razonar que podía usarla para apuñalar, la tenía agarrada a modo de un palo auxiliar con el que poder defenderse si alguno de esos bichos quería lanzarse sobre su persona. Batear era la funcionalidad más básica que podía darle al arma pero ante su nulo conocimiento no llegaba a más que el intento desesperado de poder usarla como defensa. Su corazón latía con furia y el temblor de sus manos solo quedaba disipado por la tensión del agarre, dejando que su piel adquiriera un tono más blanco allí donde ejercía considerable fuerza.
No podía apartar la vista de aquellos seres, pero en silencio rogaba que el grupo pudiera intimidar lo suficiente como para que no quisieran acercarse. ¨Cogemos las cestas y nos piramos, cogemos las cestas y nos piramos¨ Empezó a repetirse como un mantra con la esperanza de que no tuviera que llegar a la violencia.
Y entonces, en aquella vorágine de pensamientos demasiado rápidos y caóticos para el poco tiempo en el que se habían formado Ethan fijó su mirada en algo.
¿Las putas ratas tenían púas en la cola?
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/23, 02:00 pm
Finalmente lograron cruzar el puente, y aunque no lo había pasado especialmente mal se alegró de estar lejos de la grieta. Cuando miró hacia atrás para ver cómo iban el resto no pudo evitar soltar un suspiro impaciente, al ver a Abel en estado de shock sin poder andar.<< Joder, no es el puto momento...>> Pensó con los brazos cruzados mientras esperaba con ceño fruncido. Entendía que pudiera tener miedo, pero la verdad es que el motero se preocupó más en vigilar la bañera que en los progresos del chico de pelo largo o en las palabras de ánimo. Aún no conocía lo suficiente a Abel, pero no le había inspirado confianza que se hubiera bloqueado de esa manera. Además, después tendrían que volver por el maldito puente de nuevo. Rick terminó ayudándolo por suerte y cuando todos estuvieron al otro lado Connor se giraría con los demás para seguir la estela de la bañera.
Tener la comida tan cerca pero aún no poder alcanzarla lo sacaba un poco de quicio. No sabían cuánto tiempo tendrían que estar detrás de ella, y cuánto más caminaran más recorrido habría que hacer a la vuelta. Tenía interés por explorar la ciudad, pero no aquel día. Hoy solo deseaba comer y recostarse en una cama hasta que el sueño le venciera. Caminó un rato más cerca de Ethan, y vigilando las calles por si había algún peligro. Pero aquella parte de la ciudad parecía tan muerta y solitaria como todas las demás, quizás hasta el punto de sentir que era una zona donde tener cuidado. O quizás solo eran paranoias suyas. Pronto llegarían a una plaza derruida y en cuanto la bañera empezó a parar Damian habló de nuevo a gritos. El rostro de Connor se convertiría en una mueca airada y se giraría hacia él con la intención de callarle. <<Ya es suficiente, me cago en la puta>>.
-¿¡Quieres cerrar la jodida boca, cojones!?- Diría entre susurros alterados, en un tono que no dejaba lugar a dudas sobre lo cabreado que estaba. Las cestas cayeron al suelo finalmente, acompañadas por la loca cantinela del espantapájaros y entonces dejaron de estar solos en aquella plaza. Connor no supo de dónde habían salido, solo que en un momento no había nada y al siguiente habían aparecido varias ratas más grandes de lo normal enfrente de ellos, con ganas de llevarse la comida. Pero ahí acababan las diferencias, ya que sus garras delanteras eran muy afiladas y sus colas estaban llenas de espinas. Aún así no dejaban de ser ratas del tamaño similar al de los gatos, y aunque el motero se había puesto algo alerta por la sorpresa inicial pronto adoptó una postura más confiada con el ceño fruncido.
A ojos de Connor no había peligro. <<Son solo unas cuántas ratas de mierda>> Pensó el motero poniéndose la maza en la mano derecha. Tenía intención de decir esto por si alguno de sus compañeros estaba nervioso o acojonado, porque lo importante era recoger la comida ahora que la tenían delante. Y si aquellos bichos querían atacarles tenían que reventarlas contra el jodido suelo sin dudarlo. Pero antes de que pudiera decir nada Ethan actuó y fue a por las cestas, gritando algo parecido a lo que iba a decir él sobre recoger la comida. -¡Joder!- Dijo el motero al pillarle desprevenido esa reacción, pero rápidamente siguió al británico poniéndose a su derecha, delante de las cestas. Ahora no podían actuar con lentitud.
-¡Los que no tengan armas que cojan la puta comida!- Dijo sin mirar atrás, mientras se ponía algo en guardia, sin dejar de observar a las ratas. No sentía miedo por ellas, pero tampoco pensaba darles ninguna oportunidad o perderlas de vista. Su corazón bombeaba con algo más de fuerza al tratarse de un conflicto, aunque al ser esa la "amenaza" la verdad es que el motero estaba algo más tranquilo que si hubiera sido una pelea de bar.-¡ATRÁS, HIJAS DE PUTA! ¡OS REVENTARÉ LA CABEZA, CABRONAS DE MIERDA!- Gritó con todas sus fuerzas mientras hacía movimientos horizontales con la maza, con la intención de parecerle a aquellas alimañas amenazante. Su rostro estaba marcado por la determinación, sentimiento provocado por la idea de que ni de coña pensaba dejar que les robaran la comida. Ni a ellos ni mucho menos a los dos críos.
Tener la comida tan cerca pero aún no poder alcanzarla lo sacaba un poco de quicio. No sabían cuánto tiempo tendrían que estar detrás de ella, y cuánto más caminaran más recorrido habría que hacer a la vuelta. Tenía interés por explorar la ciudad, pero no aquel día. Hoy solo deseaba comer y recostarse en una cama hasta que el sueño le venciera. Caminó un rato más cerca de Ethan, y vigilando las calles por si había algún peligro. Pero aquella parte de la ciudad parecía tan muerta y solitaria como todas las demás, quizás hasta el punto de sentir que era una zona donde tener cuidado. O quizás solo eran paranoias suyas. Pronto llegarían a una plaza derruida y en cuanto la bañera empezó a parar Damian habló de nuevo a gritos. El rostro de Connor se convertiría en una mueca airada y se giraría hacia él con la intención de callarle. <<Ya es suficiente, me cago en la puta>>.
-¿¡Quieres cerrar la jodida boca, cojones!?- Diría entre susurros alterados, en un tono que no dejaba lugar a dudas sobre lo cabreado que estaba. Las cestas cayeron al suelo finalmente, acompañadas por la loca cantinela del espantapájaros y entonces dejaron de estar solos en aquella plaza. Connor no supo de dónde habían salido, solo que en un momento no había nada y al siguiente habían aparecido varias ratas más grandes de lo normal enfrente de ellos, con ganas de llevarse la comida. Pero ahí acababan las diferencias, ya que sus garras delanteras eran muy afiladas y sus colas estaban llenas de espinas. Aún así no dejaban de ser ratas del tamaño similar al de los gatos, y aunque el motero se había puesto algo alerta por la sorpresa inicial pronto adoptó una postura más confiada con el ceño fruncido.
A ojos de Connor no había peligro. <<Son solo unas cuántas ratas de mierda>> Pensó el motero poniéndose la maza en la mano derecha. Tenía intención de decir esto por si alguno de sus compañeros estaba nervioso o acojonado, porque lo importante era recoger la comida ahora que la tenían delante. Y si aquellos bichos querían atacarles tenían que reventarlas contra el jodido suelo sin dudarlo. Pero antes de que pudiera decir nada Ethan actuó y fue a por las cestas, gritando algo parecido a lo que iba a decir él sobre recoger la comida. -¡Joder!- Dijo el motero al pillarle desprevenido esa reacción, pero rápidamente siguió al británico poniéndose a su derecha, delante de las cestas. Ahora no podían actuar con lentitud.
-¡Los que no tengan armas que cojan la puta comida!- Dijo sin mirar atrás, mientras se ponía algo en guardia, sin dejar de observar a las ratas. No sentía miedo por ellas, pero tampoco pensaba darles ninguna oportunidad o perderlas de vista. Su corazón bombeaba con algo más de fuerza al tratarse de un conflicto, aunque al ser esa la "amenaza" la verdad es que el motero estaba algo más tranquilo que si hubiera sido una pelea de bar.-¡ATRÁS, HIJAS DE PUTA! ¡OS REVENTARÉ LA CABEZA, CABRONAS DE MIERDA!- Gritó con todas sus fuerzas mientras hacía movimientos horizontales con la maza, con la intención de parecerle a aquellas alimañas amenazante. Su rostro estaba marcado por la determinación, sentimiento provocado por la idea de que ni de coña pensaba dejar que les robaran la comida. Ni a ellos ni mucho menos a los dos críos.
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manualPersonajes : Serena: humana (1,60 cm)
Unidades mágicas : 5/5
Re: Plaza de los Colaespina
13/07/23, 08:14 pm
Serena no tardó en descubrir que el mejor fin que podía darle a la lanza era usarla a modo de bastón, asegurándose así de no sobrecargar demasiado el pie herido. Antes de salir del torreón había conseguido encontrar unas zapatillas que, aunque bastante desgastadas y alguna que otra talla superior a la suya, conseguían que se sintiera un poco más preparada para salir al exterior. Seguía tratando de encontrar el momento exacto para delatar a Rick, pero las amenazantes calles de Rocavarancolia captaban todos sus sentidos por más que intentara evitarlo. Incluso agradeció que fuera él quien sacara el tema, a pesar de que eso le concediera mayor ventaja en la conversación.
—No intentes disimular —gruñó mirándolo con desprecio—. No sé qué clase de relación tendrás con este mundo, pero lo que está claro es que estás metido en todo lo que está pasando. ¿De verdad pensabas que nadie se daría cuenta de que nos estabas traicionando?
Sabía que Rick no iba a confesarle nada importante en un primer momento, por lo que su reacción no le sorprendió en absoluto. Sin embargo, su teoría comenzó a debilitarse cuando le enseñó la libreta en la que había estado escribiendo. Tan solo pudo leer un par de anotaciones superficiales sobre cada uno de ellos, que difícilmente podían formar parte de un plan superior. Le hubiera gustado continuar leyendo la libreta para despejar por completo sus dudas, pero su atención cambió rápidamente hacia el ya familiar barranco que se encontraba frente a ellos. Esta vez aprovechó que podía andar sin necesidad de ayuda para acercarse al precipicio de la grieta y contemplar el cúmulo de huesos y restos de criaturas que yacía en el fondo.
Tan solo los gritos de Damian consiguieron que apartara la mirada de aquella especie de cementerio para observar al niño con desdén. Esperó a que la mayoría cruzara el sospechoso puente para asegurarse de que no cedería con su peso, incluso comprobó con la lanza que cada tabla de madera estuviera sujeta a medida que caminaba; si de algo estaba segura era de que no quería acabar enterrada entre aquel montón de huesos. Aún parecía que el corazón se le fuera a salir del pecho cuando escuchó que Abel pedía ayuda al alcanzar la mitad del puente. Su cuerpo entero se puso en alerta al ver que Rick se acercaba decidido hacia él, y cambió el agarre de la lanza por si se veía obligada a defender a Abel de un posible ataque. Agradeció que no tuviera que hacerlo, ya que notaba la lanza se le comenzaba a resbalar entre sus temblorosas manos.
Por fin alcanzaron las cestas de comida y la barriga de Serena rugió a pesar de las palabras del espantapájaros, pero la alegría desapareció en cuanto entraron en su campo de visión una especie de ratas gigantes. Y por si el ilógico tamaño de aquellos animales no fuera suficiente, pronto reparó en las espinas que recorrían sus colas. Ethan y Connor actuaron rápidamente situándose frente a las cestas a modo de barrera, aunque dudaba que eso fuera a detener a aquellas bestias durante mucho tiempo, por lo que no tenían ni un segundo que perder.
—¡Rápido, coged la comida! ¡Yo defiendo!
No se lo pensó dos veces antes de levantar la lanza sobre su cabeza y coger impulso mientras dibujaba en su mente la trayectoria que debía de seguir el arma para alcanzar a alguna de las ratas. Sabía que la puntería nunca había sido uno de sus puntos fuertes, pero no parecía demasiado difícil acertar en un objetivo de ese tipo. Sin embargo, observó aterrorizada cómo la lanza salía disparada en el aire, perdiendo velocidad a medida que se acercaba a las cestas y, con ello, a sus compañeros. «A ellos no, por favor. A ellos no.» Suspiró aliviada cuando vio que la lanza caía justo detrás de Connor, resonando en el suelo sin conseguir ningún tipo de respuesta en las bestias. Ahora tenían una lanza menos, pero al menos seguían todos con vida.
—No intentes disimular —gruñó mirándolo con desprecio—. No sé qué clase de relación tendrás con este mundo, pero lo que está claro es que estás metido en todo lo que está pasando. ¿De verdad pensabas que nadie se daría cuenta de que nos estabas traicionando?
Sabía que Rick no iba a confesarle nada importante en un primer momento, por lo que su reacción no le sorprendió en absoluto. Sin embargo, su teoría comenzó a debilitarse cuando le enseñó la libreta en la que había estado escribiendo. Tan solo pudo leer un par de anotaciones superficiales sobre cada uno de ellos, que difícilmente podían formar parte de un plan superior. Le hubiera gustado continuar leyendo la libreta para despejar por completo sus dudas, pero su atención cambió rápidamente hacia el ya familiar barranco que se encontraba frente a ellos. Esta vez aprovechó que podía andar sin necesidad de ayuda para acercarse al precipicio de la grieta y contemplar el cúmulo de huesos y restos de criaturas que yacía en el fondo.
Tan solo los gritos de Damian consiguieron que apartara la mirada de aquella especie de cementerio para observar al niño con desdén. Esperó a que la mayoría cruzara el sospechoso puente para asegurarse de que no cedería con su peso, incluso comprobó con la lanza que cada tabla de madera estuviera sujeta a medida que caminaba; si de algo estaba segura era de que no quería acabar enterrada entre aquel montón de huesos. Aún parecía que el corazón se le fuera a salir del pecho cuando escuchó que Abel pedía ayuda al alcanzar la mitad del puente. Su cuerpo entero se puso en alerta al ver que Rick se acercaba decidido hacia él, y cambió el agarre de la lanza por si se veía obligada a defender a Abel de un posible ataque. Agradeció que no tuviera que hacerlo, ya que notaba la lanza se le comenzaba a resbalar entre sus temblorosas manos.
Por fin alcanzaron las cestas de comida y la barriga de Serena rugió a pesar de las palabras del espantapájaros, pero la alegría desapareció en cuanto entraron en su campo de visión una especie de ratas gigantes. Y por si el ilógico tamaño de aquellos animales no fuera suficiente, pronto reparó en las espinas que recorrían sus colas. Ethan y Connor actuaron rápidamente situándose frente a las cestas a modo de barrera, aunque dudaba que eso fuera a detener a aquellas bestias durante mucho tiempo, por lo que no tenían ni un segundo que perder.
—¡Rápido, coged la comida! ¡Yo defiendo!
No se lo pensó dos veces antes de levantar la lanza sobre su cabeza y coger impulso mientras dibujaba en su mente la trayectoria que debía de seguir el arma para alcanzar a alguna de las ratas. Sabía que la puntería nunca había sido uno de sus puntos fuertes, pero no parecía demasiado difícil acertar en un objetivo de ese tipo. Sin embargo, observó aterrorizada cómo la lanza salía disparada en el aire, perdiendo velocidad a medida que se acercaba a las cestas y, con ello, a sus compañeros. «A ellos no, por favor. A ellos no.» Suspiró aliviada cuando vio que la lanza caía justo detrás de Connor, resonando en el suelo sin conseguir ningún tipo de respuesta en las bestias. Ahora tenían una lanza menos, pero al menos seguían todos con vida.
No existen los finales felices; son espejismos. No te cuentan que siempre, al final, todos mueren.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Plaza de los Colaespina
14/07/23, 11:47 am
En la más completa oscuridad, Abel seguía intentando avanzar a lo largo del puente, con escasos resultados debido al miedo que le provocaba la situación. Oía la voz de Räg intentando animarle a continuar, pero ni siquiera la verbalización de ese apoyo logró aumentar la velocidad del chico. Es más, interpretó las palabras de Damian como una forma de meterle prisa, lo cual tuvo el efecto contrario. Por lo tanto, Rick tuvo que acercarse ayudar y, aunque al principio Abel estaba reticente a hacer cualquier tipo de movimiento, las palabras de Rick consiguieron calar en el chico, quien finalmente aceptó su mano y así fue capaz de cruzar el puente con él.
- Gracias. No… No habría podido cruzar sin ti… – le dijo Abel cada vez con tono más calmado, habiendo pasado ya el puente. – Miré hacia abajo sin querer y después mi cuerpo ya no respondía.
Abel ya estaba bastante más tranquilo y volvía a tener el escudo entre sus manos, le sabía mal haber retrasado al grupo, pero también agradeció la tranquilidad que le estaban dando algunos de estos. Desde hacía años, cuando todavía vivía con su hermano, que no había podido contar con la ayuda de nadie de esa forma. De hecho, lo primero que pensó era que sus compañeros le iban a criticar abiertamente y, sin embargo, había pasado todo lo contrario; Rick, Räg e Ethan no le habían juzgado y habían intentado comprenderle y apoyarle. De hecho, este último se le acercó adrede para hablar en privado.
- Ha sido muy difícil, pero me alegra ver que no estoy solo en esto. - le dijo a Ethan, un poco más animado e intentando sonreir.- Y sí, la verdad es que a mí también me gustaría ir acompañado a la vuelta.
No solo agradecía las palabras del chico, sino que la reacción que estaban teniendo sus compañeros le estaba haciendo confiar más en el grupo y olvidarse de las supuestas teorías de traición a las que había estado dando vueltas, sobre todo con respecto a los tres que le habían apoyado.
Aun así, la tranquilidad duró bien poco. En cuanto el niño se puso a berrear hacia las bañeras, estas soltaron las cestas de comida, que cayeron en la plaza, pero no le dio tiempo a maldecir la conducta de Damian, ya que enseguida unas ratas de tamaño considerable se adentraron en la plaza, dirigiéndose hacia las cestas. Todo sucedió demasiado rápido como para que el asustado joven pudiese reaccionar.
Ethan y Connor empezaron a gritar y se lanzaron sin ningún tipo de duda hacia sus nuevos enemigos. Aunque sus compañeros ya estaban en plena acción, él todavía no podía decidirse, lo observaba todo desde la distancia y se sentía como si fuese el espectador de una película, inmóvil y ajeno a todo lo que estaba ocurriendo. Los enemigos no imponían tanto como se esperaba, apenas tenían el tamaño de un gato, pero lo que sí que le preocupaba y no podía dejar de mirar fijamente eran las amenazadoras espinas que enfrentaban hacia el grupo, como si de unos escorpiones se tratasen.
Entonces, Serena se unió a la batalla, lanzando su lanza de forma fallida hacia el enemigo. De hecho, lo que casi logra es clavársela a alguno de sus compañeros. Fue en ese momento que a Abel se le vino una imagen muy clara y vivida a la cabeza de sus compañeros siendo atravesados por sus afiladas colas, intuía que las largas espinas de las ratas podían ser igual que esa lanza y que estas podían estar preparándolas para perforarles en cuanto se acercasen o les diesen la espalda para escapar, lo cual podía ser muy peligroso para los que ya estaban prácticamente a su lado.
- ¡Cuidado con las espinas! – dijo escondiéndose él mismo detrás del escudo – ¡Creo que son su principal arma!
Aun así, no se atrevía a acercarse y le temblaban las piernas lo suficientemente como para no poderse mover, pero, tras ver a Serena, quien seguramente estaba tan asustada como él, intentar aportar su granito de arena, no se iba a permitir que el miedo le paralizase. Así, cogió una piedra de tamaño considerable del suelo y la lanzó hacia el monstruo más apartado del grupo, la cual no acertó, pero cayó cerca de él y llamó claramente su atención. Instintivamente el chico cogió su espada y se ocultó tras el escudo todavía más de lo que ya estaba.
- Gracias. No… No habría podido cruzar sin ti… – le dijo Abel cada vez con tono más calmado, habiendo pasado ya el puente. – Miré hacia abajo sin querer y después mi cuerpo ya no respondía.
Abel ya estaba bastante más tranquilo y volvía a tener el escudo entre sus manos, le sabía mal haber retrasado al grupo, pero también agradeció la tranquilidad que le estaban dando algunos de estos. Desde hacía años, cuando todavía vivía con su hermano, que no había podido contar con la ayuda de nadie de esa forma. De hecho, lo primero que pensó era que sus compañeros le iban a criticar abiertamente y, sin embargo, había pasado todo lo contrario; Rick, Räg e Ethan no le habían juzgado y habían intentado comprenderle y apoyarle. De hecho, este último se le acercó adrede para hablar en privado.
- Ha sido muy difícil, pero me alegra ver que no estoy solo en esto. - le dijo a Ethan, un poco más animado e intentando sonreir.- Y sí, la verdad es que a mí también me gustaría ir acompañado a la vuelta.
No solo agradecía las palabras del chico, sino que la reacción que estaban teniendo sus compañeros le estaba haciendo confiar más en el grupo y olvidarse de las supuestas teorías de traición a las que había estado dando vueltas, sobre todo con respecto a los tres que le habían apoyado.
Aun así, la tranquilidad duró bien poco. En cuanto el niño se puso a berrear hacia las bañeras, estas soltaron las cestas de comida, que cayeron en la plaza, pero no le dio tiempo a maldecir la conducta de Damian, ya que enseguida unas ratas de tamaño considerable se adentraron en la plaza, dirigiéndose hacia las cestas. Todo sucedió demasiado rápido como para que el asustado joven pudiese reaccionar.
Ethan y Connor empezaron a gritar y se lanzaron sin ningún tipo de duda hacia sus nuevos enemigos. Aunque sus compañeros ya estaban en plena acción, él todavía no podía decidirse, lo observaba todo desde la distancia y se sentía como si fuese el espectador de una película, inmóvil y ajeno a todo lo que estaba ocurriendo. Los enemigos no imponían tanto como se esperaba, apenas tenían el tamaño de un gato, pero lo que sí que le preocupaba y no podía dejar de mirar fijamente eran las amenazadoras espinas que enfrentaban hacia el grupo, como si de unos escorpiones se tratasen.
Entonces, Serena se unió a la batalla, lanzando su lanza de forma fallida hacia el enemigo. De hecho, lo que casi logra es clavársela a alguno de sus compañeros. Fue en ese momento que a Abel se le vino una imagen muy clara y vivida a la cabeza de sus compañeros siendo atravesados por sus afiladas colas, intuía que las largas espinas de las ratas podían ser igual que esa lanza y que estas podían estar preparándolas para perforarles en cuanto se acercasen o les diesen la espalda para escapar, lo cual podía ser muy peligroso para los que ya estaban prácticamente a su lado.
- ¡Cuidado con las espinas! – dijo escondiéndose él mismo detrás del escudo – ¡Creo que son su principal arma!
Aun así, no se atrevía a acercarse y le temblaban las piernas lo suficientemente como para no poderse mover, pero, tras ver a Serena, quien seguramente estaba tan asustada como él, intentar aportar su granito de arena, no se iba a permitir que el miedo le paralizase. Así, cogió una piedra de tamaño considerable del suelo y la lanzó hacia el monstruo más apartado del grupo, la cual no acertó, pero cayó cerca de él y llamó claramente su atención. Instintivamente el chico cogió su espada y se ocultó tras el escudo todavía más de lo que ya estaba.
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
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