Taberna del Mago Tuerto

Gael le había echado a la evaki unos diecisiete años, así que pensó que no había ido tan desencaminado.
—En mi cosecha ni siquiera era yo el más joven. N… Urticaria me ganaba, ella tenía diez. Pero es cierto que cada mundo tiene sus estándares, y a veces difieren bastante de los terrestres. Tal vez se pueda equiparar la madurez de la esencia a la madurez mental, pero eso no puede medirse con números.
»Como quiera que sea, creo que nadie está preparado para lo que se va a encontrar en Rocavarancolia, tenga diez o tenga veinte. En cierto modo, a más joven seas, más flexible eres a la hora de transformarte, ¿no? Puede que no sea tan malo llegar aquí siendo muy joven —reflexionó en voz alta.

La conversación sobre el trabajo de Giz y Pokémon le divertía, pero no sabía aportar mucho ya que solamente había llegado a jugar un juego, y parecía hacer una eternidad de eso. Lo que le seguía asombrando era la capacidad de Samika de abrirse a ellos con tanta facilidad, y se encontró deseando que la ciudad no la cambiase demasiado. Aunque sí lo justo para volverse más cuidadosa con respecto a quiénes contaba qué cosas, si no lo era ya a pesar de no parecerlo.

Giz había conseguido soltarse, quizás ayudado por la bebida, y por fin se sentía a gusto, por muy callado que estuviera.

—Espero estar haciéndolo mejor. Sería muy triste si no, contando con la ventaja de la magia —se rió. No sabía de qué pokemon hablaban, pero los diseños que se estaba imaginando eran realmente feos—. Se podría decir que sí, que soy un científico. Uno loco, segun Miloslava. Si alguna vez sientes curiosidad por lo que hago, puedes acercarte a mi laboratorio, en el barrio de los gigantes.

>>Hace poco tuve un altercado y escaparon varias de mis creaciones, ahora que lo dices. Espero que no hayan matado a nadie. —No aclaró que era una broma, a medias al menos, porque no creyó que fuera necesario. Sin embargo, su semblante serio podría dar lugar a dudas.

Para variar, no sabía muy bien cómo seguir en la conversación, así que se limitó a beber y a escuchar hasta que lo viera claro.

Samika sonrió ante la pregunta de Noel.

-Creo que era algo asi, si...muy estético no parecía, pero útil desde luego.- admitió , sin decir nada del de la basura que ni el nombre recordaba porque le parecía absurdo y prefirió prestar mas atención a la respuesta a su pregunta y recordó un poco sobre que Twixy's era mayor que ella por algunos años y el propio Lanor era mas joven.

-Ah si, no me parece tan absurdo, Twixy's tiene sino recuerdo mal, algunos años mas que yo, no estoy segura cuantos exactamente a estas alturas. - no le resultaría ni tan raro si tenia en cuenta que los frivy's  tenían una fase de crecimiento bastante peculiar- Bueno, lo de la esencia siempre ha sido un concepto algo extraño, se que es lo que nos permite transformarnos,pero no puedo ni imaginar como se calcula algo así – comento Samika, que ya de por el hecho de que pudiera encontrar a alguien con esencia entre cientos de o millones de personas le aprecia muy singular.

<< Capaz brillemos entre uno montón de gente o algo así, quien sabe >> pues recordaba que cuando se topo con Doce Puntos parecía perfectamente saber con quien andaba tratando-Y si...a amas joven mas flexible, eso es cierto...pero también es una forma muy brutal de mandar al cuerno la inocencia infantil. Eso tiene que dejar marca de seguro -Samika tomo un trago de su bebida pensando sobre eso, si ya para su propio grupo había sido bastante curiosos digerir la situación un niño pequeño imaginaba que se lo tomaría de forna diferente...pero no era la transformación lo que le preocupaba en ese caos,que también, sino todo el proceso antes de llegar a ella, que era lo que al fin de cuentas realmente marcaba y preparaba para bien o para mal. Tu etapa como cosechado.

Ella podía dar gracias de tener suerte con sus compañeros de torreón, definitivamente. Porque de haber acabado con gente menos tolerante a estar con alguien que para ciertas cosas necesitaba ayuda, especialmente al inicio, definitivamente no habría tenido una cosecha tan decente. Y eso suponiendo que hubiese llegado a la luna. Samika no pudo evitar el escalofrió que la recorrió, por lo que frunció el ceño, buscando eliminar eso de su mente que ya estaba en el pasado y bebió otro trago de su ya casi vaciá jarra.

Las palabras finales de Giz, hicieron que bajara la  jarra y lo mirase con algo de sorpresa.¿Estaba de broma no? Suponia que si, eso o tenia muy mal gusto para comentar algo así y no parecía de ese tipo de persona malrollera. Por lo que Samika prefirió tomarse lo por la vía de humor negro mas que por la de en serio.

-No tengo idea, nunca he llegado a a estar lo suficientemente cerca de ningún bicho para enfrentarme a el. Bueno mentira, una vez, en mi prueba de entrenamiento para el ejercito, pero no creo que fuese tuyo, lucia bastante humanoide...- suponía vaya, porque lo que ella recordaba era una forma humanidad que al parecer era algún tipo de mutante extraño. Eso suponiendo que Giz no hiciera ese tipo de modificaciones genemagias que tampoco podía asegurarlo- Aunque si me da curiosidad que tipo de criaturillas creas, aunque no vaya a poder percibirlas del todo, ais de seguro me pasare algún día de estos- dijo Samika finalmente sonriendo terminando lo que quedaba de su jarra de un trago final. Aun podía sentir el dulzor en su lengua y se sentía relajada y de buen humor sin duda, había sido un rato bastante relajante y bueno la verdad y esperaba se repitiera. Peor tampoco le aprecia bien tenerlos ocupados allí todo el día

>>-Agradezco que vinierais, ha sido bastante bueno conocer a alguien nuevo sin acabar a tortas con el- admitió Samika divertida recordando a sus compañeros del ejercito- Espero que nos volvamos a encontrar de esta forma en alguna otra ocasión – aseguro pues sinceramente no le había causado mala impresión y esperaba haber hecho lo mismo. Sabia que tal vez lucia un poco confiada e ilusa con prácticamente extraños, pero sencillamente ella percibía parte del carácter de alguien por como hablaban, no con exactitud claro, pero se podía notar muchas cosas por la simple forma de habla ro la entonación...era así como conseguía alejarse de los imbéciles apenas oyendoles, aun sin verles.

No era algo como que los ojos eran los espejos del alma o algo así, bueno para ella eran las voces. Y Su primera impresión de los amigos de Noel y del propio no el era bastante buena, << Pero si, se que no debo confiarme, que haya tenido suerte esta vez no significa que lo vaya a tener siempre >> necesitaba volverse mas perspectiva astuta y un poco mas desconfiada, lo justo para evitarse problema sin necesarios.

La primera de los tres en llegar fue Sura, llegó casi con media hora de antelación, tampoco tenía nada mejor que hacer. Se acercó a la barra, dejó unas monedas sobre ésta y pidió lo de siempre. El trasgo le puso una jarra grande de hidromiel y recogió las monedas con un asentimiento hacia la naga.

Sura buscó una mesa cerca del escenario y se sentó sobre su propia cola. Se aseguró de que hubiera dos sillas y se dedicó a escuchar la música del Violinista. Estaba de espaldas a la puerta por eso no vio a la gente que fue entrando.

Gran Colmillo entró en ma taberna y saludó al trasgo con un gesto de la cabeza. El camarero ya le estaba poniendo una copa antes de que él se acercase a la barra.

-Apúntalo en mi cuenta jefe, te pago al irme - tomó un trago a su salud y luego fue a sentarse con su amiga.- Bueno bueno, ¿como una naga tan sexy en un cuchitril como este? Tienes demasiada clase para un sitio así.

Sura puso los ojos en blanco pero una ligera sonrisa asomó a sus labios. Mentiría si dijese que no le gustaba ese tipo de adulación.

-Compórtate Gran, no quiero que mi discípula salga corriendo antes de que pueda sentarse - le dijo de buen humor.

-Eso es imposible, en cuanto me vea la cara se pira del planeta y se exilia voluntariamente. ¿No ves que voy rompiendo espejos por donde paso? Un brujo de los espejos se enfadaría conmigo - comentó bromeando.

-Veo que sabes de la nueva cosecha - respondió con cierta acritud.

-Qué quieres que te diga, en esta época el ejército es un lugar de marujas. No necesito preguntar a la sección de espionaje, los reclutas normales ya se enteran de todo. Sólo hay que saber preguntar - se encogió de hombros tomando un sorbo de su jarra.

-Siempre intento no darle mucho crédito a los rumores. La mitad son mentira y la otra mitad son sólo medias verdades - repuso la naga con un siseo molesto.

-Por lo que he oído la Sede casi tiene superávit, ¿has pensado en mudarme a algún sitio? - preguntó curioso.

- Pues sí, lo barajaré los próximos días. Por cierto, he aceptado un nuevo aprendiz...

-Pobre chico, no sabe dónde se ha metido - murmuró el licántropo y tomó otro trago.

-...un rapiña. No soy sorda ¿sabes? - frunció el ceño amenazante.

- Soy perfectamente consciente de que no estás gorda, Sura. Pero ¿por qué sacas el tema? - soltó con una sonrisa descarada.

La naga puso los ojos en blanco. Era imposible tener una conversación seria con él.

Varsai entró la taberna con cierto respeto. No era la primera vez que iba allí, y la música le gustaba. Pero a veces había gente que le daba escalofríos. Se acercó a la barra y pidió algo dulce que no llevase alcohol. El trasgo le sirvió una copa de lo que parecía zumo. Por el camino a la mesa de su maestra alguien de una mesa cercana le silbó. También oyó algo de pasar un buen rato pero decidió ignorarlos.

Se sentó en la silla libre y saludó a su maestra y a la otra persona.

-Zarpa, éste es Gran Colmillo. Gran Colmillo, Zarpa - la naga los presentó sin muchos miramientos.

-Llámame Gran - dijo él.

"Encantada" repuso sonriente. "Una pregunta, ¿quiénes son aquellos?" preguntó señalando con la cabeza a la mesa donde le habían silbado.

Puesto que Sura estaba de espaldas Gran fue el primero en contestar.

-La banda de Cerril. Un grupo de mercenarios venidos a menos - respondió con sencillez.

-Unos imbéciles a los que les tengo ganas desde el día que los conozco - repuso Sura.- ¿Por qué lo preguntas?

"Al pasar me dijeron algo de pasar un buen rato" comentó sin mucha preocupación.

-Bien, les parto la cara - dejó con fuerza la jarra sobre la mesa. Estaba a punto de darse la vuelta para encararse a ellos cuando una mano se cerró en su muñeca como si de un cepo se tratase.

Gran la estaba sujetando sin muchas dificultades, la piel del brazo se le había vuelto de color gris.

-Relájate, Sura. No es el momento - le dijo con voz tranquilizadora.

Con reticencia la naga aceptó y volvió a sumergirse en su bebida.

-Volvamos al tema para el que nos has reunido - retomó el licántropo soltando la muñeca de la ibolense.- Sura me ha contado que eres licántropa de tipo felino, y a pesar de haber entrenado con ella casi un año aún no has elegido un arma. Así que me ha llamado a mí para esto, yo también soy licántropo así que creo que te puedo echar una mano con el tema.

Varsai atendió a las explicaciones de Gran. Con calma, y las indicaciones de la varmana el chico fue descartando armas, reduciéndolas en cantidad. Al final terminaron con una pequeña lista de la que Varsai debería elegir una.

Pasaron el resto del tiempo escuchando la música y bebiendo algo. Para la varmana era raro ver a su maestra fuera de clases y más en presencia de un amigo suyo. Era muy distinta, más alegre, más tranquila, menos... rígida. Era algo que Varsai podía disfrutar. Además Gran le cayó bien, era interesante y llevaba más tiempo que ella y Sura en la ciudad. Era un verdadero veterano.

Después de unas horas se fueron de la taberna. Gran insistió en acompañarlas a la Sede y después se fue a su casa. Al parecer no vivía demasiado lejos.

Tras su encuentro fortuito con Vac habían quedado para tomar algo aquel día en la taberna y a la lacustre le venía bien despejar su mente de preocupaciones durante un rato. Lo que le había contado Sekk no le gustaba ni un pelo y menos aún el hecho de que no hubiese conseguido disuadirlo de acudir a una reunión de la que simplemente no podía salir nada bueno. A aquellas alturas, de hecho, a la nebulomante ya no le importaba que realmente se tratase de una petición sincera de ayuda: por ella Roaxen podía tener la muerte más lenta y dolorosa que, aunque tampoco lo celebraría, no hubiese podido resultarle si no apropiado. No había querido saber los detalles exactos del encuentro para evitar correr el riesgo de, en un impulso, seguir al berserker como medida cautelar. Él podía cuidarse solo a fin de cuentas y no quería hacerse a sí misma algo como volver a ver de forma (casi) voluntaria el rostro del cizaña.

Pero cuando finalmente entró por la puerta lo hizo con buena cara, sonriendo en cuanto localizó al hado infernal que ya la esperaba sentado a una mesa. Roaxen no le estropearía una reunión con un amigo. Además creía firmemente que tenía muchas más buenas que malas noticias.
—Has llegado pronto —dijo mientras tomaba asiento frente a él—. ¿Todo bien?
Cuando se acercaron a atenderla pidió un zumo y, tras la respuesta de Vac, continuó hablando.
>>Yo finalmente tomé una decisión. Ya sabes, el tema del mentalismo —aclaró al darse cuenta de que podía no saber de qué hablaba—. Ya he hablado con Naeleth para que me ayude a eliminar por completo los últimos resquicios de ese capullo —explicó con una sonrisa tímida: insultar a Veril le salía natural, pero todavía se le hacía extraño poder usar aquella clase de lenguaje en voz alta sin que sus interlocutores la juzgasen duramente.
Agradeció cuando le sirvieron su vaso y dio un sorbo.

Vac llevaba solo unos minutos sentado cuando Irianna entró por la puerta del local con aparente buen humor. El hado al verla le hizo un gesto desde la mesa que había ocupado y le devolvió la sonrisa en cuanto cruzaron miradas, saludandola mientras la nebulomante tomaba asiento.
—Apenas te llevo unos minutos de ventaja, descuida. —replicó riendo, llamando a la camarera pelirroja para que los atendiera.

Estuvo tentado de pedir lo mismo que la albina cuando la kitsune se acercó a tomarles nota, pero al final se decantó por un café bien cargado y algo para picar.
—Yo bien, como siempre —respondió a su pregunta—. Tu en cambio pareces más alegre que de costumbre, ¿no? —inquirió curioso, observando a su amiga expectante. Las palabras de la lacustre no tardaron en arrojar algo de luz sobre aquel hecho y el griego comprendió por fin por qué parecía tan feliz.
>>Eso es genial, Irianna —aseguró con una sonrisa, alzando la taza en su dirección a modo de reconocimiento cuando se la sirvieron—. Dice mucho de ti que te atrevas a dar un paso semejante, de verdad. —aseguró con un asentimiento de cabeza mientras daba un sorbo a su bebida.

El ambiente en la taberna era tranquilo, algo habitual a primera hora de la tarde, y entre el murmullo de la clientela se deslizaban desde un anticuado gramófono las notas musicales de una canción terrícola igual de vieja.

Le dedicó a Vac una sonrisa orgullosa.
—Una buena parte te lo debo a ti porque tus consejos me ayudaron a aclararme. Pero coincido en que creo haber tomado la mejor decisión —aseguró contenta—. Gracias.
Bebió un poco más antes de continuar hablando.

Decidió cambiar de tema: no quería que aquello se convirtiese en la parte central de la conversación ni tampoco le apetecía hablar de ello allí, donde cualquiera podría oírlo.
—¿Te han hablado los de la Brecha acerca de su trabajo en la Cercanía? Saria los contrató para perseguir a un desgraciado y yo les acompañé para ayudarles con mi dominio.
Daría o no más detalles de la operación según lo que le respondiese el hado.
>>Lo cierto es que… lo disfruté  —confesó—. Quiero decir… No la parte en la que mataron al tal Seide, aunque por lo que contó Saria no se merecía mucho más. Pero lo de ayudar a tus amigos con mi dominio y buscar pistas del paradero de Seide… Me divertí y me hizo sentir muy a gusto con mi niebla.

Karime se despidió alegremente del piromante para volver a su trabajo, olvidada ya su intención de hablar con la Comandante. No era urgente lo que quería comentar con Cicatriz y podría hacerlo al día siguiente sin problema. Incluso le daría tiempo para preparar una presentación de proyecto para sus ideas de cómo mejorar los procedimientos. No es que ella fuera una fanática de la escritura o de ese tipo de formalidades burocráticas, pero recordaba perfectamente a su madre quejarse desde su despacho de como los reclutas y soldados no sabían escribir un informe decente ni aunque fuera para salvar sus vidas, por lo que ella había aprendido que ese tipo de presentaciones formales solía impresionar a los superiores y espera que al menos se diera de la misma manera en Rocavarancolia que en Libo.

La loba cumplió su jornada de forma más animada que lo habitual ya que estaba bastante feliz por la perspectiva de pasar un tiempo con Yrio. Con alegres saltitos y meneando la cola, Karime recogió al sinhadre justo donde lo había dejado y le agarró del brazo con familiaridad para poder caminar a la par.

La licántropa monopolizó la conversación de camino a la taberna hablando de las novedades del ejército, de los nuevos reclutas y de los cambios debido a los dragones, también pidió la opinión de Yrio sobre dichos temas y cuando ya se encontraban en la puerta de la taberna le consultó sobre lo que quería beber.

- Tú busca una buena mesa y yo me encargo del resto- le indicó guiñándole un ojo.

La loba se acercó a la barra y rápidamente pidió y pagó las dos bebidas y algo para picar antes de volver con ello a la mesa elegida por Yrio.

- Ahora cuéntame qué has estado haciendo en los últimos tiempos. Quiero todos los detalles, incluso los escabrosos. Especialmente los escabrosos. Y cuantos más mejor. Necesito más emociones en mi vida.

Zmey dejó que Karime se le colgara del brazo y llevase las riendas de la conversación. De vez en cuando hacía algún apunte o respondía con un monosílabo pero casi todo el tiempo se limitó a escucharla, hasta que mencionó a los dragones. En cuanto salió el tema el piromante se apropió del hilo y cogió carrerilla; le apasionaban y estaba deseando poder verlos de cerca.

-Quiero ser jinete de dragón -dijo -Es la razón principal por la que he vuelto al ejército.

La taberna seguía como siempre. Llevaba mucho tiempo sin ir, las pocas veces que había salido había ido al Pub Muerto con su maestra y Siloco y no había sido precisamente agradable. Pidió un vino especiado y buscó una mesa libre lo bastante alejada del escenario como para que la música no estorbara su conversación. En cuanto llegó Karime echó mano del cuenco de picoteo, frutos secos con picante, y se metió un puñado en la boca.

-Hmmm… creo que tú has tenido más emociones que yo. Mi maestra me mandó a Libo para alejarme de todo el lío que hubo con la Torre y antes de eso casi me limitaba a estudiar. Ver el desfile de la bahía ha sido lo más emocionante que me ha pasado en meses, es un milagro que no me haya muerto de aburrimiento.

Seguía picándole que la súcubo lo hubiese mantenido lejos de la acción, ya no era ningún crío, pero igual no había tenido más remedio que aceptar. Dio un sorbo a su vaso de vino y torció el morro al notar que no estaba lo bastante caliente. Lo calentó un poco más con magia.

-¿Y tú qué? Cuéntame alguna novedad que no sea trabajo.

Las anécdotas de la loba siempre eran entretenidas de oír. Seguro que después de tanto sin verse tenía un montón.

Karime se alegró mucho cuando Yrio le dijo que su intención era ser jinete de dragones. Si hubiera sido otra persona, podría haberse preocupado, pero Ka confiaba en la perseverancia y fuerza del sinhadre, además de que sabía que su poder podría facilitarle algunas cuestiones de afinidad con su futura montura. La loba estaba ansiosa de ver sus progresos.

- ¡Será genial! Y cuando consigas el puesto, porque no dudo que lo harás más pronto que tarde, podrías pensar en darle un paseito a tu buena amiga Ka. Hace mucho tiempo que nadie me lleva a volar. Soy más fan de tierra firme, claro, pero a veces es bonito ver la ciudad desde lo alto- comentó soñadoramente de forma exagerada.

Karime bebió un largo trago de su cerveza mientras escuchaba al piromante. La loba conocía vagamente a la persona a la que su amigo se refería como maestra, aunque solo fuera porque la susodicha se había vuelto bastante famosa tras los acontecimientos recientes, pero no tenía un especial interés en ella, sino más bien en su tiempo en Libo.

- Espero que no pienses que voy a olvidar que has estado viviendo una larga temporada en mi tierra. Voy a querer saber todo lo que has hecho y a dónde has ido, pero por el momento te concederé tu pregunta primero- le contestó haciéndole una pequeña reverencia-. Tampoco he tenido mucho este tiempo, desgraciadamente. Me he dedicado al trabajo, a entrenar con Saren, poco más en realidad. ¡Oh! Me he hecho un nuevo tatuaje, mira- exclamó levantándose la pernera del pantalón corto que ocultaba la mitad del tatuaje de su muslo-. Me lo ha hecho Saren de hecho. Por lo visto me ha ocultado durante estos años que es un increíble dibujante, el niño malo. De todas maneras, también podría decirse que el desfile de la bahía ha sido lo más emocionante para mi últimamente. La verdad es que fue francamente divertido. Nos reencontramos con DL y también vimos a Tap y a Pablo. Nos pusimos al día y fue bastante bonito. Hablamos de quedar algún día de estos para tomar unas copas y hablar largo y tendido y al menos yo planeo que no se quede en solo una vez o palabras al aire. Espero que tampoco planees hacer bomba de humo tú después de esto. Soy una perra con una misión y sabes que no abandono mis motivaciones fácilmente.

-¿Eh? ¿Saren no te lleva a volar por ahí? -preguntó con una sonrisa ladeada, apoyando la cabeza en la mano -¿Cómo es eso? Que a mi no me importa llevarte pero, ¿no estarás perdiendo facultades?

Zmey esperaba que Karime se indignase con esa afirmación, no porque quisiera fastidiarle si no porque le divertían las reacciones tan exageradas de la libense. En cierto modo era un poco como Nai.

Cuando le enseñó el tatuaje Zmey se inclinó sobre ella para verlo bien. Era un buen trabajo, sin duda. No sabía mucho de tatuajes pero en Libo se había hartado de verlos.

-¡Qué guay! A lo mejor le pido alguno, aunque no sé cómo se tomaría Quem que me fuera a la competencia -bromeó. Le dio un trago a su bebida justo cuando Karime mencionó a Tap y Pablo y tuvo que hacer grandes esfuerzos para no reirse y echársela toda encima -¿Esos dos siguen vivos?

Era una sorpresa injustificada. La última vez que se había encontrado con Tap estaba… tratable, aunque no había podido hacer la misma comprobación con Pablo. Zmey le dio un par de vueltas a lo que decía la loba de volver a encontrarse y, no sin muchas dudas, accedió a unirse:

-No me importaría ir si me invitáis. En realidad me gustaría saber qué es de todos.

Iba siendo hora de tener algo de vida social más allá de Evelhan, Ariven y su maestra.

-Sobre mi estancia en Libo… Resulta que Cain tiene un burdel en la Capital y Nihil le pagó para que me mantuviera allí escondido, pero mi estancia no fue tan divertida como te estás imaginando -le contó. -Pasé la mayor parte del tiempo en mi habitación y no me dejaban ir más allá de una plaza cercana a por dulces. ¡Pero sí que hice amigos! Son geniales, seguro que te caerían bien.

La loba jadeó indignada con la insinuación de Yrio.

- ¿Pero cómo te atreves? - exclamó exageradamente -. Mis facultades están perfectamente, muchas gracias. Y mi Burbujita sí que me lleva a volar a veces. Lamentablemente no está tan predispuesto a que le monte de otras maneras mucho más interesantes- dijo haciendo un mohin con los labios-. A veces pienso que no le gusto lo suficiente. Lo que es una tontería, porque estamos hablando de mi. ¿Crees que soy demasiado sutil?

La licántropa sonrió complacida ante la admiración del piromante por su tatuaje.

- Pues la verdad es que es muy bueno en ello. Y no solo haciendo tatuajes. Deberías ver sus dibujos, son increíbles-. Ka no pudo evitar reirse cuando Yrio preguntó sí Tap y Pablo seguían vivos-. Sí, todavía no se han matado el uno al otro y creo que ya no lo harán a estas alturas. La verdad es que yo les vi muy bien juntos. No de la manera interesante que a mi siempre me motiva, porque tampoco me parecería aceptable que Pablo descubriera los misterios anatómicos de los repobladores antes que yo y menos de un polstergeit. A lo que me refiero es que no se les veía que tuvieran intenciones homicidas de ningún tipo en ese momento. Aunque quién sabe. Pablo mantenía su cara de palo permanente y no soy tan buena como para identificar los rasgos faciales de una armadura poseída como me gustaría.

A Karime siempre le habían hecho bastante gracia las discusiones que solían llevarse entre manos esos dos, pero le alegraba haberles visto más tranquilos el uno con el otro, dejando de lado sus conflictos.

- ¡Oh! ¡Pero eso es terrible! - exclamó cuando el piromante le contó sobre su estancia en su mundo natal-. No puedes haber estado en Libo y no haber hecho turismo. Tengo que llevarte algún día y así podré enseñarte todo lo bonito que la ciudad tiene para ofrecer y podrás presentarme a tus amigos. ¡Y yo puedo presentarte a Lima! Mi más mejor amiga en ese mundo y en este. Incluso si tenemos suerte podemos visitar el palacio y puedes conocer a la Reina Madre y te podría presentar a Ilol, mi hermanito. Y no tendríamos por qué ser solo tu y yo. DL también me dijo que pasó una temporada en Libo y también quiero enseñarle mis sitios favoritos. Podría terminar siendo una excursión muy agradable.

Vac le devolvió la sonrisa a Irianna cuando la idrina mencionó que sus consejos le habían ayudado a aclararse, pero le quitó importancia a su papel con un gesto de la mano cuando le dio las gracias por ello.
—No se merecen, enserio, cualquiera con algo de sentido común te habría dicho que yo. —rió, siguiendo el ejemplo de la muchacha y dejando el tema aparcado en ese punto. No tenía sentido que aquel aspecto de su vida que quería dejar atrás acaparara la conversación.

El hado estaba al tanto del trabajo que sus amigos habían hecho en la Cercanía, pues era un mundo bastante curioso y relativamente nuevo al que ir, pero lo cierto es que no conocía muchos detalles al respecto.
—Me comentaron que les ayudaste con tu dominio, pero no se muchos más detalles en realidad —respondió, dando otro sorbo a su café mientras observaba a su amiga con la curiosidad pintada en el rostro—. Soy todo oídos si quieres contarme la historia, ¿eh? —aseguró, sonriendo cuando la lacustre mencionó que se había sentido muy a gusto con su dominio y que le había gustado la parte de la misión que implicaba la búsqueda del objetivo—. Suena a una aventura interesante de detectives y los relatos de misterio son los mejores… —comentó con naturalidad, acomodándose en su silla para escuchar.

—Son los que más me gusta escribir —comentó, su instinto de escritora reaccionando con agrado a la comparación—. Fue bastante emocionante. Probablemente peligroso también, pero tus amigos hacen que estas cosas parezcan fáciles —río.
Procedió a contarle a Vac como persiguieron a Seide, manteniéndolo localizado en todo momento gracias a que la nebulomante podía sentir su presencia en el interior de la permanente niebla de la Cercanía.
>>Una vez en su guarida también pude utilizar mi dominio en busca de posibles trampas y así —contó en medio de su relato. No omitió en absoluto detalles sobre la participación de los demás, pero sí que se notaba que le entusiasmaba haber podido emplear su niebla de aquella forma—. Tienes razón: sí que hice un trabajo muy detectivesco. No creo que yo sirva para matar y amenazar gente por dinero, pero esa parte, en cambio… Ya lo saben, pero diles a tus amigos que pueden llamarme cuando quieran si mi niebla les viene bien. O tú, que también haces trabajos de ese tipo para Cain, ¿verdad?
Sonrió a Vac y dio un trago a su bebida.

-Creo que desde que te conozco jamás te he visto ser sutil, Ka -confesó Zmey, luchando por contener una carcajada. -Tal vez se sienta amenazado por tí.

Lo cierto es que si no fuese por sus sesiones con Ariven él también lo estaría.
Su injustificada sorpresa se convirtió en una más que justificada cuando Karime le contó que parecía que Tap y Pablo se habían reconciliado, y por mucho que la loba dudara Zmey se fiaba de su instinto. Le dio un poco de esperanza. Mantenía las cicatrices que le habían dejado los conflictos de su criba bien presentes, pero tampoco significaba que quisiese llevarse mal con todo su torreón. Cuando Karime habló de estudiar la anatomía repobladora hizo una mueca.

-¿No son todos los repobladores asexuales o algo así? -preguntó. Lo cierto es que no tenía ni idea, preguntaría por el burdel la próxima vez que fuera.

Aprovechó que la loba estaba cogiendo carrerilla en la conversación para darle un buen trago a la bebida. Y de nuevo otra sorpresa.

-¿DL estuvo en Libo? Joder, no lo sabía. ¿Fue en la misma época en la que estuve yo? -Si fuera así le daría algo de rabia. Le gustó mucho la visita de Evelhan y no le habría importado que DL también le hubiese sacado de su bucle de aburrimiento – Te tomo la palabra con eso del turismo. Veren y Nai no paraban de hablarme de sitios alucinantes y yo me moría por verlos pero no nos dejaban ir. Pero por favor, no me lleves a ver a ninguna reina ni noble, me sentiría muy incómodo.

Mantener la fachada en el burdel había sido relativamente fácil, pero no le apetecía tener que mentir delante de la gobernante de Libo. Todo el protocolo y la parafernalia le daban pereza en el mejor de los casos y le ponían muy muy nervioso en el peor.

El hado infernal escuchó con atención el relato, bebiendo de los detalles con una sonrisa expectante en el rostro. Irianna tenía talento para narrar historias, suponía que por sus años escribiendo, y además los idrinos eran muy buenos con las palabras, por lo que fue una historia realmente entretenida que le tuvo en vilo hasta el último momento.
—Detectivesca total, me reafirmo en lo que dije antes. —rió cuando acabó, tamborileando con los dedos sobre la superficie de la mesa.

Entendía que la bruja disfrutara utilizando su dominio y que le resultara emocionante darle diversos usos a su niebla, por eso asintió en señal de afirmación ante su última petición.
—Se lo recordaré, no hay problema, y también lo tendré en cuenta si a Cain le hace falta un buen detective. —prometió riendo, alzando la taza de café en su dirección antes de dar otro trago.

Durante unos segundos ninguno de los dos dijo nada, pero antes de que la conversación se enfriara del todo la mente del griego hizo una asociación extraña.
—Oye Irianna, ¿tu has jugado alguna vez a videojuegos con algún conocido tuyo? —preguntó, mirandola con curiosidad—. Se que en Idris no existen, ¿pero a lo mejor algún compañero de cosecha o de torreón te ha hablado del tema? Algunos de la Brecha también son muy aficionados —añadió sonriente—. Lo digo porque con todo este tema de los detectives a lo mejor te gustaría probar algún videojuego de misterio o similar… fíjo que los Danganronpa y los Ace Attorney te encantarían. —sugirió.

Reía suavemente con los comentarios de Vac. Lo cierto era que la idea le empezaba a gustar más de lo que estaba dispuesta a admitir en un principio: le hacía sentir como la protagonista de uno de sus propios relatos de misterio. O de novelas ajenas del mismo género.

El hado infernal pasó entonces a hablarle de algo que no resultaba en absoluto familiar para ella. Por más que lo pensó no recordaba que ninguno de sus amigos le hubiese hablado de “videojuegos”. Por el propio término supuso que se trataba de algún tipo de entretenimiento avanzado, pero no tenía ni idea de qué se trataba. Su interés aumentó considerablemente cuando, por lo que dijo el humano, guardaba algún tipo de similitud con una novela. O eso creyó intuir. Lo último que le dijo parecían títulos en un idioma desconocido, quizás.
—No me suena… ¿Es algo que se puede hacer con un móvil, tal vez? Explícame más, por favor.
Sin ser idrino, Vac podría notar perfectamente que la nebulomante no le había pedido más información solo por pura educación.