Taberna del Mago Tuerto

Gael no había olvidado lo que les había contado Noel sobre la evaki. Se sintió un poco mal al darse cuenta de que no podía participar en la conversación sin identificar a lo lejos a la nueva camarera, aunque por otro lado, si no era habitual de la taberna podía no resultarle un tema de conversación muy interesante. Él tampoco tenía pensado ponerse a cotillear sobre la chica nueva, de todos modos.

El fuego fatuo tenía en mente pedir una cerveza, pero escuchar a los demás hablar de hidromiel le hizo cambiar de idea.
—Yo también me voy a subir al carro —dijo, mirando a Giz y luego, de reojo, a Noel. Se había dado cuenta de que el draco estaba intentando ayudarlo a entrar en la conversación—. Y tú, Samika, ¿vienes mucho por aquí? —le preguntó a la evaki, ya que fue lo primero que se le ocurrió. La nueva camarera ya venía hacia ellos para tomarles el pedido.

Giz calló durante un rato, atendiendo al o que se decía mientras sus pensamientos volaban. ¿Sería la ceguera de la evaki algo genético? ¿Podría curárselo? ¿Sería maleducado ofrecerle esa posibilidad sin apenas conocerla y en mitad de la taberna? Supuso que sí, por lo que lo dejó estar.

Asintió a la pregunta de Noel y añadió:

—El dulce fue uno de mis descubrimientos desde que llegué a Rocavarancolia, junto a la magia y los colchones. —Sonrió con algo de incomodidad, pues aunque quería mostrarse alegre, no lo estaba del todo—. ¿Cómo fue para ti el choque de culturas durante la cosecha?

Giz pensaba que tal vez la ceguera supusiera una dificultad extra, pero también barajó la posibilidad de que ayudara a la evaki a no prejuzgar tan a la ligera como habían hecho otros. El goliat no tuvo problemas en su cosecha, más allá de todo lo que desconocía, pero había oído hablar de verdaderos encontronazos en cosechas posteriores.

Samika ante la descripción de Noel parpadeo rápidamente al oír eso, porque aunque no recordaban hubiesen hablando mucho realmente, estaba segura que alguna otra vez se había topado con una chica con dicha descripción. Eso o alguien similar, vaya, que de primeras en su caso si que había oportunidades de error.

-Creo que la he visto antes, valga la redundancia- dijo Samika sonriendo ante lo difícil que  era eso precisamente- Digo creo que vive en la Sede al igual que yo, estoy segura alguna vez nos hemos encontrado por los pasillos y eso...a no ser que haya mas kitsunes, claro. - añadió Samika que un peculiaridad tan notoria incluso con su ecolocalizacion, que le era mas facial distinguir partes del cuerpo prominentes, como era el caso de las alas por ejemplo-Pero ahora me he quedado con la duda también...- murmuro Samika curiosa esperando que la camarera se acercara en algún momento y así poder verificarlo mejor, cosa que no tardaría  en ocurrir porque tanto Koval como Giz decidieron pedir lo mismo que ella.

-Pues la verdad es que no, estoy siempre yendo y viniendo por los entrenamientos del ejercito y mis propias amistades andan bastante ocupadas de serie intentando hacerse hueco en la ciudad. Incluso les comente de venir, pero la mayoria estaban ya ocupados -aseguró Samika sonriendo pues realmente tenia amigos con objetivos bastante altos, y otros que se lo tomaban con mas calma, cosa que envidiaba, sinceramente- Y bueno, esta es mi primera vez...o casi, bebiendo alcohol- confeso Samika ruborizándose con una sonrisa divertida, alzando su jarra de hidromiel para darle un trago-pero quería desocuparme un poco para variar,que últimamente solo hablo de cosas de trabajo y con gente del trabajo, así que esto me vino genial -admitió la evaki alegremente, antes de acomodarse en ella siento,soltando un suave risa ante el apodo que le había dado Noel a Gi.

-¿No hay cosas dulces o colchones en tu mundo? Debió ser realmente raro entonces -parpadeo Samika con profunda confusión- Ah,creo que no había nadie de tu mundo en mi cosecha entonces...perdona si así de primera no reconozco de donde provienes, a veces me cuesta distinguir que es transformación y que es la raza de origen sin mas- aseguro Samika que bueno, sabia era un lagarto y sabia que había una raza de reptiles de otro mundo por supuesto, pero así de primeras lera difícil catalogar si era alguien de tal o cual sitio cuando averiguar las transformaciones, o incluso la raza, de primeras podía ser por pura suerte a no ser que se la dijeran- La magia es algo que me quede sin saber hacer al final, es una lastima...-añadió pensativa aunque no lamentándose mucho ya, osea aun le daba curiosidad de probarla pero bueno, se limitaba aprender magia por saber como contrarrestarla y cuando hacerlo. Sonrió finalmente ante la pregunta de Giz, haciendo memoria.

-Un poco caótico, no había en si malas relaciones en mi grupo, aunque al inicio tuvimos nuestros mas y menos con un par de roquenses por la causa del fanatismo y también algún que otro incidente desagradable cortesía de la ciudad- añadió Smaika sin entrar mucho en detalle porque no quería amargar la cosa , continuando hablando- Pero a mi acostumbrarme a nuevos entornos siempre supone un extra...reconocer el lugar, las voces, siempre es algo con lo que tengo que lidiar. Salvo por que habíamos varios humanos y esos dos roquenses, los demás eran todos de mundos diferentes, muy dispares, pero nos entendimos bastante bien aun así - añadió recordando especialmente a Tesón con eso, el cual seguía pululando por la ciudad como fantasma, algo que sinceramente le ponía  el vello de punta pues jamas podría saber si estaba cerca suya o no-Sus ojos no daban para tanto

-Me considero bastante abierta en conocer otros aspectos de la gente y en respetar que sean diferentes a mi...como no puedo verles pues me es mas difícil prejuzgar por la simple apariencia, incluso algunos no llegue a saber que no eran humanos como yo hasta muuuucho después de llegar y fue mas como algo sorpresivo y natural como si simplemente fuesen de un país diferente al mio, así que por mi parte gracias a eso no tuve muchos problemas con las diferencias culturales, me llamabas mucho la atención pero mas que un choque creo que fue como un aventura – admitió Samika que quitando el asuntillo del fanatismo roquense y algún detalle mas que surgió que siempre caía mal fuera del mundo en el que fueras, por lo demás no tuvo problemas  mayores que ella recordara.

-También debido a mi ceguera me costo bastante trabajo convencer a mis compañeros de que podía salir y hacer las cosas casi con la misma normalidad que ellos, eran muy protectores conmigo con eso -sonrió Samka entretenida aunque en cierta forma lo entendía.

>>-¿Y en tu caso, Giz? Se que no todos erais de la misma cosecha – dijo viendo tanto al borrón que era Giz como al de Koval, pues la pregunta era para ambos aunque le hubiese preguntado directamente a Giz- Pero no se quienes coincidisteis y quienes no. ¿Tuvisteis muchas diferencias culturales al juntaros entre vosotros?-pregunto interesada, pues ya sabia que Noel era humano, evidentemente Giz no parecía serlo, de Koval no tenia idea y de tal Toima que Noel siempre mencionaba con tanto cariño, tampoco.

—Es muy posible, yo no la había visto antes así que debe de pertenecer a alguna de las nuevas cosechas. No me consta que haya más kitsunes de nueve colas —respondió cuando la evaki mencionó la posibilidad de que ya la hubiera visto antes.

El intento por incluir a Giz en la conversación parecía haber surtido efecto y el asreniano dijo más que un par de palabras por fin. Tanto él como Gael le habían hecho un par de preguntas a Samika, por lo que dejó que las contestase mientras la nueva camarera ya se acercaba para tomar nota.
—Pues bebe despacio o seguramente no te siente muy bien —le aconsejó cuando dijo que era su primera vez bebiendo alcohol, dándole un trago a su propia botella después.

Prefirió dejar que fuese el propio goliat quien respondiese a las preguntas acerca de su especie y planeta de origen y pasó a escuchar el relato que siguió a la pregunta que le había hecho el asreniano.
—No conocemos a ningún roquense, pero si eran del Coro me puedo imaginar el percal —intervino en algún momento de la historia, dejando escapar una leve risa.
Conocía el fanatismo de los roquenses y lo cierto era que se sentía afortunado de no haber tenido que tratar durante su criba con gente de aquella clase. Los fanáticos religiosos no los llevaba bien.

—Giz y yo compartimos criba. Koval es de la anterior y vino a ayudarnos la misma noche de Luna —respondió parcialmente a su última pregunta—. Toima también coincidió con nosotros, pero durante el período de criba apenas le vimos porque estábamos en refugios distintos… —Se echó a reír al recordar el primer encuentro con el ulterano—. Lo primero que hicimos al vernos fue amenazarnos mutuamente, seguro que Giz se acuerda —le dirigió una mirada jocosa al goliat—, pero solo nos vimos una vez antes del día de Luna porque él llegó a Maciel más tarde. Aparte de ellos, vivimos también con dos chicas, una es de la misma criba que Koval y la otra de la posterior a la nuestra.
Volvió a dar un largo trago a su botella. Había omitido a Tania a propósito porque no sabía cómo se tomaría una recién llegada el hecho de que convivieran con una nublina sin esencia. Tania no era una esclava en ningún sentido, pero podría ser bastante difícil de explicar la relación que tenían con ella y qué hacía allí sin que lo pareciese. Después de todo sí que había sido llevada allí como una, a fin de cuentas, aunque en la actualidad fuese completamente libre de hacer lo que quisiera.

No tardó en hacerse evidente que, tal y como la había descrito Noel, Samika era muy habladora y abierta. Era capaz de conversar con ellos con la naturalidad de quien ya se conoce desde hace tiempo, pero eso era refrescante teniendo en cuenta lo habitual que era la desconfianza en su entorno. Al principio Gael se limitó a escuchar y reaccionar, pero cuando la conversación se desvió hacia las experiencias en las cosechas empezó a intervenir.
—Roca Sagrada es un sitio interesante, pero lidiar con roquenses… eso ya no me atrae para nada —comentó tras la mención de Noel al Coro. Luego se dirigió a Samika—. Aun así parece que tuviste suerte con tus compañeros. Quiero decir… tenías a esos roquenses, pero el grupo se preocupaba por ti. No siempre hay tan buen rollo, la verdad. Ah, y no lo digo por mí, simplemente conozco casos. Considero que tuve mucha suerte yo también, era de los más jóvenes de mi grupo y mis compañeros se hicieron cargo de mí y mis arranques de cobardía. —Sonreía mientras recordaba sus inicios en la ciudad.

Cuando Noel terminó de explicar la formación de su grupo a la evaki, Gael añadió:
—No vivimos juntos desde el principio, así que lo de acostumbrarnos unos a otros fue muy progresivo. Pero sí sabíamos lo que era convivir de haber estado en los refugios, que no es lo mismo que hacerte cargo de tu propia vivienda y comida. Pero cuando nos mudamos a la posada fue porque estábamos seguros de que podíamos aguantarnos unos a otros. Y hasta hoy. —Al fuego fatuo le hacía feliz recordar de vez en cuando que aquella familia la había encontrado él. Que se habían encontrado todos unos a otros. Rara vez se paraba a darle importancia, pero la tenía.

La chica era muy agradable, aunque el exceso de confianza y su soltura incomodaban un poco a Giz, que no era capaz de fingir que la conocía de toda la vida. Aun así, empezaba a animarse un poco y a olvidarse de los pensamientos recurrentes.

—Soy asreniano —le explicó—. La luna tan solo me dio la gola, el resto ya venía. —Abrió y cerró la gorguera para que la chica pudiese vislumbrarla, aunque fuera de forma borrosa—. En cuanto al choque de culturas, en mi caso fue enriquecedor y muy divertido. Noel y el resto de compañeros me enseñaron un montón de costumbres y me explicaron muchas de las cosas que tenéis allí. Todavía me gusta buscar en la biblioteca lo que dicen de la Tierra y otros mundos.

>>En cuanto al mío, no, ni colchones ni dulces —esbozó media sonrisa—. Obviamente conocía el dulce por algunos frutos, pero no hay nada como tartas o magdalenas. Nos falta lo mejor.

Mientras sus amigos hablaban, él calló y aprovechó para beber. No volvió a intervenir hasta que salió, cómo no, Toima a colación. Toima daba lugar a situaciones a veces difíciles, pero de ellas siempre salía una buena anécdota.

—Ese día volaron cuchillos, literalmente. Aunque debo añadir que eso fue en parte culpa mía.

El suave consejo de Noel al decirle que bebiera despacio, tan simple y coherente  hizo que Samika sonriera con ligero humor pues había escuchado esas mis palabras algún que otra vez en colapsado.

-Acabas de sonar como uno de mis hermanos...es mas creo que posiblemente tendrías su edad ahora mismo – comentó Samika entretenida porque aunque era una simple frase de sentido común le había sonado tan el que le hizo sentir algo de nostalgia,que se sacudió con un  movimiento de cabeza bebiendo otro trago despacio y relamiéndose los labios antes de asentir.

-Teníamos una roquense del Coro llamada Armonía y otro que no lo era, su nombre es Tesón, pero era muy religiosos, eso si, se le notaba y no dudaba en transmitirlo. El  aun sigue por la ciudad, aunque en forma de fantasma- anuncio aun sintiendo un leve escalofrió ante el hecho. No porque Tesón pudiera hacer nada o fuese a querer hacerlo, pero de nuevo eso de no poder verlo aun si lo tuviera en frente era incomodo- Pero si no puedo quejarme de mis compañeros, ni siquiera de ellos en realidad...me alegro de haber acabado con ellos en mi torreón, eramos bastante animada siempre la cosa. Era imposible que no fuese así teniendo a Twixy's, irradiaba tanta personalidad en la cosecha como ahora -dijo Samika con una leve risa, escuchando curiosa lo que decían tanto Noel como Koval delo que fue la convivencia de ellos, por fin enterando quien era el “viejo” del grupo, en cuanto a edad cosechil -¿Con que edad te trajeron Koval? Por que imagino todos sois mayores que yo -preguntó con curiosidad observándolos a todos,  pues luciendo de esa forma tan azulada que aprecia moverse no sabría ponerle edad ni por asomo.

Oír que a pesar de ser cosechas diferentes habían acabado siendo realmente buenos amigos le agrado bastante, pues eso significaba que siempre existía oportunidad de entablar lazos fuertes con otra gente que no fuese la de tu propia cosecha, siempre que se saltase todo ese factor de la desconfianzas tan rocavarancolesas. Y con razón, lamentablemente. Era algo que para Samika que le gustaba hablar con todo el mundo era bastante esperanzador de que no todos tenían que ser tan malos como algunas veces se lo pintaban.

-Pues si alguna vez necesitas saber cualquier otra cosilla de la Tierra, puedo contarte. Por ejemplo, te enseñaría la forma escritura para ciegos, si la recordara aun...aunque bueno eso ya lo solucionare a mi manera- dijo a Giz con un sonrisa de humor al verlo tan interesado en su mundo. No sabia mucho de Asrena, solo que si que era un mundo primitivo, en comparación a la Tierra claro, así que para el asreniano todo lo que decía el resto debía sonarle inicialmente a chino.

No pudo evitar la risa cuando su mención del primer encuentro entre Toima y Noel, por de alguna extraña forma no podía imaginarselo de otro forma con todo lo que decía de este, parpadeando incrédula ante lo de “lanzarse cuchillos” porque le sonara surrealista y a la vez creíble.

-Dios, lo siento..seguro que fue súper serio en el momento...pero no puedo evitar que me haga gracia ¿cuchillos? ¿como es eso?- se disculpó Samika con una sonrisa divertida aun en  los labios, incrédula- Cada vez me dan mas ganas de conocer a vuestro compañero...de lejos -admitió con buen humor sin poder evitarlo, pues aunque lo ponían como un tipo claramente de llama rápida y poco tratable, le hacia mucha gracia como aun así lo aguantaban- Realmente parece que os lleváis bien a pesar de todo, suena genial y casi esperanzador, con tanta desconfianzas que me encuentro por todos lados para tratar con otros...mas de una vez he sentido que me ha mirado mal por tener la naturalidad de hablar con la gente, me hacen sentir un bicho raro. Aunque si, imagino que tantas confianzas viniendo de una extraña debe ser raro - admitió no sintiéndose ofendida por ello, bebiendo un trago de su bebida relajada.

Estaba segura la tomaban por estúpida por hablar con todo el mundo sin medir si podría ser peligroso o no, cosa que si que hacia, simplemente no le veía sentido a ir de malas con alguien sino le daba motivos. A veces bastante con escuchar a alguien hablar, si ni siquiera verle, para saber si era un capullo que era mejor mantener alejado o era alguien tratable. Y como ella no podía ver a la gente sin invadir su espacio personal, y eso si que podría meterle en un buen lio, pues no le quedaba otra que escucharles.

-Pero que le voy a  hacer, necesito escuchar a la gente para saber si estoy a punto de tratar con un capullo o no – añadió lo que andaba pensado con un risita, mientras acomodaba el codo sobre la mesa cuidando de que su ala se mantuviera bien plegada.

Al sueco le hizo gracia que Gael se describiese a sí mismo como cobarde en su época de cosechado, teniendo en cuenta que tenía solo doce años por aquel entonces. No comentó nada porque Samika le había hecho esa pregunta a él y prefería no hablar por otros, pero él recordaba bastante bien el miedo que había pasado durante su criba aun siendo un par de años mayor que el fuego fatuo por aquel entonces. Asintió en cambio a la explicación breve acerca de cómo formaron el grupo unido, la familia, que eran hoy en día. Ya podía recordarlo sin sentir que era un recuerdo agridulce, debido a lo que habían hecho el día que habían tomado la decisión. A fin de cuentas aquello se había convertido en su día a día. Habían conseguido exactamente lo que decidieron aquella noche tan plagada de tristeza y culpa. Y por eso mismo ya podía pensar en ello sin sentir ninguna de las dos.
—Creo que las ganas de suspirar profundamente que nos provoca pensar en que tenemos que ir arreglando los desastres de Toima nos unen mucho —añadió a lo dicho por el español en tono jocoso.
Era obviamente una broma, pero en el fondo no podía evitar pensar que tenía algo de cierto.
 
La conversación derivó en la edad y el sueco rio ante el comentario de que le recordaba a uno de sus hermanos. No sabía qué edad se pensaba Samika que tenía, porque a otros solía costarles discernirla y solían pensar que era mayor de lo que en realidad era. De todos modos al draco aquello le importaba bien poco y no pasaba de ser una simple curiosidad.
—Yo en un par de meses cumpliré veinte.
También le había hecho gracia la descripción de su compañera la veela, aunque se ahorro cualquier comentario porque teniendo en cuenta la naturaleza de una transformación como la frivy quería evitar sonar como un pervertido o algo parecido.

—Ahí donde lo ves Don Lagartone es un experto en cultura humana ya: incluso sabe más de Pokémon que algunos niños de diez años —aportó a aquella parte de la conversación dedicándole una sonrisa divertida a Giz, quien parecía estar un poco más animado al menos.
Rio cuando Samika mostró interés en aquella vieja anécdota debido al comentario de Giz acerca de los cuchillos.
>>Supongo que en aquel momento no nos hizo ninguna gracia, pero recuerdo haber estado más enfadado que otra cosa —le explicó quitándole importancia—. Como dije, era la primera vez que veíamos a Toima. Nada más llegamos a Maciel decidió lanzarnos un cuchillo, y aunque ya era una mole por aquel entonces, Giz y yo estábamos ya tan hartos que lo único que hicimos fue amenazarle y seguir nuestro camino. Ni siquiera recuerdo bien por qué estábamos cabreados. Lo peor es que parece que le caímos en gracia a Toima precisamente por amenazarle… Aunque a nosotros no nos causó precisamente buena impresión que nos arrojase un cuchillo nada más llegar.
Aquella anécdota siempre le causaba gracia no importando cuantas veces la recordase. Era como si las cosas hubiesen cambiado mucho y nada al mismo tiempo con respecto a la relación que tenían con el argos.

Gael escuchó sobre los compañeros de cosecha de Samika sin intervenir, curioso sobre todo por la convivencia con los roquenses (y a uno de ellos al parecer aún podía encontrárselo por la ciudad). Cuando le hizo una pregunta, se incorporó levemente, ya que había apoyado un codo sobre la mesa.
—¿A mí? Con doce años. Ahora tengo dieciocho. ¿Tú cuántos? —añadió, al no saber responder realmente a si eran todos ellos mayores. No era capaz de estimar la edad de la evaki, podría ser de su edad o menor.

El fuego fatuo ya conocía la anécdota de cómo habían conocido a Toima sus amigos, pero no intervino y escuchó, ya que siempre era divertido volver a oírlo. Por otro lado, el comentario final de Samika le hizo gracia, y le dijo:
—Esa es una costumbre muy sana que mantener aquí. —Sonrió de medio lado mirando a la evaki—. Capullos hay hasta debajo de las piedras, vale la pena tenerlos fichados.
Gael jugueteaba con su vaso, y por momentos breves se abstraía mirándolo.

Giz escuchaba mientras bebía, con moderación suficiente para asegurarse de que no se marcaba un Toima. Lo bueno de que la evaki hablara tanto era que no recaía sobre él el peso de la conversación y podía limitarse ha responder cuando le tocaba. Se sentía más cómodo así en días como este.

—Me encantaría —le respondió a Samika. Todo lo que fuera aprender cosas nuevas sobre culturas ajenas le llamaba la atención, su respuesta fue totalmente sincera. El comentario de Noel le sacó una carcajada y se vio en la obligación de añadir—: Por eso me hice genemago, para hacerme con todos.

Otro sorbo.

—Yo tengo 21 ahora mismo —añadió brevemente, antes de dejar que la conversación siguiera su curso.

Ayudado en parte por lo que estaba bebiendo, cada vez sus sonrisas se llenaban un poco más, sobre todo cuando bromeaban sobre Toima.

Se le estaba haciendo bastante ameno y no podía evitar sonreír con cierto humor cada vez que Noel soltaba algún comentario refiriéndose a su tan aclamado compañero liante. Le costaba un poco imaginárselo cuando entre sus propio grupo de amistades todos eran bastante centrados, o al menos los fueron los de su torreón claro está.

-Oh, tienes la edad de mi hermano Aakil, aunque el cumple mas tarde que tu los 20...si mis cálculos no están mal. Aunque igual no es a el a quien decía que te parecía, sino a Liam, es el mayor de nosotros - dijo Samika haciendo algunos cálculos mentales, pues incluso ella ya debería tener 16, aunque ciertamente no podría asegurar al fecha exacta en la que los cumplió en la ciudad. Tenía aun cierto desajuste temporal incluso si ya había viajado a la Tierra al inicio de Samhein*- Ya si te pareces físicamente a el o no...sin contar alas claro, no tengo idea -admitió divertida pues solo poda saber que tenia el pelo negro, de rasgos no era posible a esa distancia

-Y yo tengo ahora mismo 16, los cumplí en algún momento de la cosecha – añadió ante la pregunta de Koval, imaginándose a un niño de 12 años en la ciudad, resultaba bastante aterrador en realidad- Llegaste bastante joven a la ciudad ¿no hay un limite sobre hasta que edad puede ser uno cosechado? Porque no es igual llegar con 15 a llegar, no ser, con 10...al menos si eres terrestre.– pregunto con curiosidad porque claro  a mas pequeño en edad mas difícil sobrevivir. Por que los repobladores, que según tenia entendido eran los cosechados mas pequeñitos de tamaño que podía haber en la ciudad, ya venían con capacidades de supervivencia debido al mundo donde vivían, era diferente.

<< El comentario de Noel sobre “Don Lagartone" a este paso se le iba a quedar mas ese mote que su real nombre e iba a ser muy vergonzosos como se le saliera de pronto, hasta que menciono lo d elos Pokemon. Imaginarse  de pronto a una especie de dinosaurio con gola del Jurassic Park cazando un montón de bichejos con pokebolas, le hizo tener que cubrirse la boca para aguantarse la risa. Era una imagen demasiado surrealista sin duda, carraspeando antes de conseguir hablar de nuevo con una sonrisa imborrable en su cara.

-Pues seguro haces un mejor trabajo que alguno de los que diseñan los pokemon....porque aun no supero lo del pokemon con forma de basura o el que podía ser una lavadora, un horno, una nevera...- comento Samika con una risa tomando un tranquilo trago de su bebida saboreando en los labios alegremente. Ella nunca había jugado a Pokemon ni a ningun otro juego del estilo, por la obviedad, pero si había visto imágenes gracias a su amiga Sara que si le gustaba los juegos y a veces le mostraba imágenes agrandadas de estos con cada generación que iba saliendo. Y algunos daban a que pensar que se habían fumado los creadores para crearlos, la verdad- En fin, lo de genemagia suena realmente genial, ¿eres como un cientifico o algo así, no? Mutando y creando quimeras, debes tener muchas si llevas tanto en la ciudad....espero que no se te escapen a menudo si las tienes– sonaba interesante de algún modo aunque ponía un poco en pie de duda cuanto sufrirían los bichos ese proceso cosa que le ponía un poco la piel de gallina, sinceramente y no sabia si le gustarla conocer los detalles en si. Lamentablemente era muy curiosidad con lo que desconocía y muy ávida de mas conocimientos, de lo que fuese, ademas se sentía animada y energética, aunque también eso era en parte la bebida.

-No voy a preguntar que se le pasaba  vuestro amigo por la mente como para creer que decir “!Hola¡” lanzando un cuchillo, era una buena idea para presentarse y causar una buena impresión. Creo que ni ustedes sabéis la respuesta aun - comento Samika medio flipando aun por la anécdota, osea era ta surrealista ¿ese tipo no estaba muy bien de la cabeza, no?.. y aun así no podía evitar contener la risa, muy a pesar de que si le hubiera ocurrido a ella no habría estado tampoco de muy buen humor que se dijera. Mas por que de serie le abría costado esquivarlo- No entiendo vuestro amigo, palabra que no...- parpadeo Samika al oirlo que precisamente le cayeron  bien por algo así, era para llevarse las manos ala cabeza para buscarle lógica al asunto. Pero no, se rindió, no la tenía.

El sueco asintió con expresión resignada y mientras daba un trago a su bebida ante las palabras de Gael y rio ante el uso del eslogan de Pokémon por parte de Giz. Todos dijeron su edad y Samika le había parecido un par de años mayor de lo que dijo, pero no sabía cómo se tomaría el comentario así que se limitó a asentir.
—¿Cómo se llamaba? ¿Algo parecido a “Roto”? —dijo entre risas con la explicación de Samika acerca de un Pokémon en particular—. Tanto ese como la bolsa de basura todavía los llegué a conocer yo, pero a saber cómo serán los más nuevos—. Sobre la edad… En el caso de los humanos suele coincidir con la adolescencia, pero realmente el criterio que se sigue es la maduración de la esencia. Varía en cada persona y en cada especie, pero es raro ver a niños muy pequeños o a jóvenes mayores de unos veinte años siendo cosechados.
Ellos tenían una clara excepción en su grupo, que era Adara, pero era el único caso que conocía.

Gael le había echado a la evaki unos diecisiete años, así que pensó que no había ido tan desencaminado.
—En mi cosecha ni siquiera era yo el más joven. N… Urticaria me ganaba, ella tenía diez. Pero es cierto que cada mundo tiene sus estándares, y a veces difieren bastante de los terrestres. Tal vez se pueda equiparar la madurez de la esencia a la madurez mental, pero eso no puede medirse con números.
»Como quiera que sea, creo que nadie está preparado para lo que se va a encontrar en Rocavarancolia, tenga diez o tenga veinte. En cierto modo, a más joven seas, más flexible eres a la hora de transformarte, ¿no? Puede que no sea tan malo llegar aquí siendo muy joven —reflexionó en voz alta.

La conversación sobre el trabajo de Giz y Pokémon le divertía, pero no sabía aportar mucho ya que solamente había llegado a jugar un juego, y parecía hacer una eternidad de eso. Lo que le seguía asombrando era la capacidad de Samika de abrirse a ellos con tanta facilidad, y se encontró deseando que la ciudad no la cambiase demasiado. Aunque sí lo justo para volverse más cuidadosa con respecto a quiénes contaba qué cosas, si no lo era ya a pesar de no parecerlo.

Giz había conseguido soltarse, quizás ayudado por la bebida, y por fin se sentía a gusto, por muy callado que estuviera.

—Espero estar haciéndolo mejor. Sería muy triste si no, contando con la ventaja de la magia —se rió. No sabía de qué pokemon hablaban, pero los diseños que se estaba imaginando eran realmente feos—. Se podría decir que sí, que soy un científico. Uno loco, segun Miloslava. Si alguna vez sientes curiosidad por lo que hago, puedes acercarte a mi laboratorio, en el barrio de los gigantes.

>>Hace poco tuve un altercado y escaparon varias de mis creaciones, ahora que lo dices. Espero que no hayan matado a nadie. —No aclaró que era una broma, a medias al menos, porque no creyó que fuera necesario. Sin embargo, su semblante serio podría dar lugar a dudas.

Para variar, no sabía muy bien cómo seguir en la conversación, así que se limitó a beber y a escuchar hasta que lo viera claro.

Samika sonrió ante la pregunta de Noel.

-Creo que era algo asi, si...muy estético no parecía, pero útil desde luego.- admitió , sin decir nada del de la basura que ni el nombre recordaba porque le parecía absurdo y prefirió prestar mas atención a la respuesta a su pregunta y recordó un poco sobre que Twixy's era mayor que ella por algunos años y el propio Lanor era mas joven.

-Ah si, no me parece tan absurdo, Twixy's tiene sino recuerdo mal, algunos años mas que yo, no estoy segura cuantos exactamente a estas alturas. - no le resultaría ni tan raro si tenia en cuenta que los frivy's  tenían una fase de crecimiento bastante peculiar- Bueno, lo de la esencia siempre ha sido un concepto algo extraño, se que es lo que nos permite transformarnos,pero no puedo ni imaginar como se calcula algo así – comento Samika, que ya de por el hecho de que pudiera encontrar a alguien con esencia entre cientos de o millones de personas le aprecia muy singular.

<< Capaz brillemos entre uno montón de gente o algo así, quien sabe >> pues recordaba que cuando se topo con Doce Puntos parecía perfectamente saber con quien andaba tratando-Y si...a amas joven mas flexible, eso es cierto...pero también es una forma muy brutal de mandar al cuerno la inocencia infantil. Eso tiene que dejar marca de seguro -Samika tomo un trago de su bebida pensando sobre eso, si ya para su propio grupo había sido bastante curiosos digerir la situación un niño pequeño imaginaba que se lo tomaría de forna diferente...pero no era la transformación lo que le preocupaba en ese caos,que también, sino todo el proceso antes de llegar a ella, que era lo que al fin de cuentas realmente marcaba y preparaba para bien o para mal. Tu etapa como cosechado.

Ella podía dar gracias de tener suerte con sus compañeros de torreón, definitivamente. Porque de haber acabado con gente menos tolerante a estar con alguien que para ciertas cosas necesitaba ayuda, especialmente al inicio, definitivamente no habría tenido una cosecha tan decente. Y eso suponiendo que hubiese llegado a la luna. Samika no pudo evitar el escalofrió que la recorrió, por lo que frunció el ceño, buscando eliminar eso de su mente que ya estaba en el pasado y bebió otro trago de su ya casi vaciá jarra.

Las palabras finales de Giz, hicieron que bajara la  jarra y lo mirase con algo de sorpresa.¿Estaba de broma no? Suponia que si, eso o tenia muy mal gusto para comentar algo así y no parecía de ese tipo de persona malrollera. Por lo que Samika prefirió tomarse lo por la vía de humor negro mas que por la de en serio.

-No tengo idea, nunca he llegado a a estar lo suficientemente cerca de ningún bicho para enfrentarme a el. Bueno mentira, una vez, en mi prueba de entrenamiento para el ejercito, pero no creo que fuese tuyo, lucia bastante humanoide...- suponía vaya, porque lo que ella recordaba era una forma humanidad que al parecer era algún tipo de mutante extraño. Eso suponiendo que Giz no hiciera ese tipo de modificaciones genemagias que tampoco podía asegurarlo- Aunque si me da curiosidad que tipo de criaturillas creas, aunque no vaya a poder percibirlas del todo, ais de seguro me pasare algún día de estos- dijo Samika finalmente sonriendo terminando lo que quedaba de su jarra de un trago final. Aun podía sentir el dulzor en su lengua y se sentía relajada y de buen humor sin duda, había sido un rato bastante relajante y bueno la verdad y esperaba se repitiera. Peor tampoco le aprecia bien tenerlos ocupados allí todo el día

>>-Agradezco que vinierais, ha sido bastante bueno conocer a alguien nuevo sin acabar a tortas con el- admitió Samika divertida recordando a sus compañeros del ejercito- Espero que nos volvamos a encontrar de esta forma en alguna otra ocasión – aseguro pues sinceramente no le había causado mala impresión y esperaba haber hecho lo mismo. Sabia que tal vez lucia un poco confiada e ilusa con prácticamente extraños, pero sencillamente ella percibía parte del carácter de alguien por como hablaban, no con exactitud claro, pero se podía notar muchas cosas por la simple forma de habla ro la entonación...era así como conseguía alejarse de los imbéciles apenas oyendoles, aun sin verles.

No era algo como que los ojos eran los espejos del alma o algo así, bueno para ella eran las voces. Y Su primera impresión de los amigos de Noel y del propio no el era bastante buena, << Pero si, se que no debo confiarme, que haya tenido suerte esta vez no significa que lo vaya a tener siempre >> necesitaba volverse mas perspectiva astuta y un poco mas desconfiada, lo justo para evitarse problema sin necesarios.

La primera de los tres en llegar fue Sura, llegó casi con media hora de antelación, tampoco tenía nada mejor que hacer. Se acercó a la barra, dejó unas monedas sobre ésta y pidió lo de siempre. El trasgo le puso una jarra grande de hidromiel y recogió las monedas con un asentimiento hacia la naga.

Sura buscó una mesa cerca del escenario y se sentó sobre su propia cola. Se aseguró de que hubiera dos sillas y se dedicó a escuchar la música del Violinista. Estaba de espaldas a la puerta por eso no vio a la gente que fue entrando.

Gran Colmillo entró en ma taberna y saludó al trasgo con un gesto de la cabeza. El camarero ya le estaba poniendo una copa antes de que él se acercase a la barra.

-Apúntalo en mi cuenta jefe, te pago al irme - tomó un trago a su salud y luego fue a sentarse con su amiga.- Bueno bueno, ¿como una naga tan sexy en un cuchitril como este? Tienes demasiada clase para un sitio así.

Sura puso los ojos en blanco pero una ligera sonrisa asomó a sus labios. Mentiría si dijese que no le gustaba ese tipo de adulación.

-Compórtate Gran, no quiero que mi discípula salga corriendo antes de que pueda sentarse - le dijo de buen humor.

-Eso es imposible, en cuanto me vea la cara se pira del planeta y se exilia voluntariamente. ¿No ves que voy rompiendo espejos por donde paso? Un brujo de los espejos se enfadaría conmigo - comentó bromeando.

-Veo que sabes de la nueva cosecha - respondió con cierta acritud.

-Qué quieres que te diga, en esta época el ejército es un lugar de marujas. No necesito preguntar a la sección de espionaje, los reclutas normales ya se enteran de todo. Sólo hay que saber preguntar - se encogió de hombros tomando un sorbo de su jarra.

-Siempre intento no darle mucho crédito a los rumores. La mitad son mentira y la otra mitad son sólo medias verdades - repuso la naga con un siseo molesto.

-Por lo que he oído la Sede casi tiene superávit, ¿has pensado en mudarme a algún sitio? - preguntó curioso.

- Pues sí, lo barajaré los próximos días. Por cierto, he aceptado un nuevo aprendiz...

-Pobre chico, no sabe dónde se ha metido - murmuró el licántropo y tomó otro trago.

-...un rapiña. No soy sorda ¿sabes? - frunció el ceño amenazante.

- Soy perfectamente consciente de que no estás gorda, Sura. Pero ¿por qué sacas el tema? - soltó con una sonrisa descarada.

La naga puso los ojos en blanco. Era imposible tener una conversación seria con él.

Varsai entró la taberna con cierto respeto. No era la primera vez que iba allí, y la música le gustaba. Pero a veces había gente que le daba escalofríos. Se acercó a la barra y pidió algo dulce que no llevase alcohol. El trasgo le sirvió una copa de lo que parecía zumo. Por el camino a la mesa de su maestra alguien de una mesa cercana le silbó. También oyó algo de pasar un buen rato pero decidió ignorarlos.

Se sentó en la silla libre y saludó a su maestra y a la otra persona.

-Zarpa, éste es Gran Colmillo. Gran Colmillo, Zarpa - la naga los presentó sin muchos miramientos.

-Llámame Gran - dijo él.

"Encantada" repuso sonriente. "Una pregunta, ¿quiénes son aquellos?" preguntó señalando con la cabeza a la mesa donde le habían silbado.

Puesto que Sura estaba de espaldas Gran fue el primero en contestar.

-La banda de Cerril. Un grupo de mercenarios venidos a menos - respondió con sencillez.

-Unos imbéciles a los que les tengo ganas desde el día que los conozco - repuso Sura.- ¿Por qué lo preguntas?

"Al pasar me dijeron algo de pasar un buen rato" comentó sin mucha preocupación.

-Bien, les parto la cara - dejó con fuerza la jarra sobre la mesa. Estaba a punto de darse la vuelta para encararse a ellos cuando una mano se cerró en su muñeca como si de un cepo se tratase.

Gran la estaba sujetando sin muchas dificultades, la piel del brazo se le había vuelto de color gris.

-Relájate, Sura. No es el momento - le dijo con voz tranquilizadora.

Con reticencia la naga aceptó y volvió a sumergirse en su bebida.

-Volvamos al tema para el que nos has reunido - retomó el licántropo soltando la muñeca de la ibolense.- Sura me ha contado que eres licántropa de tipo felino, y a pesar de haber entrenado con ella casi un año aún no has elegido un arma. Así que me ha llamado a mí para esto, yo también soy licántropo así que creo que te puedo echar una mano con el tema.

Varsai atendió a las explicaciones de Gran. Con calma, y las indicaciones de la varmana el chico fue descartando armas, reduciéndolas en cantidad. Al final terminaron con una pequeña lista de la que Varsai debería elegir una.

Pasaron el resto del tiempo escuchando la música y bebiendo algo. Para la varmana era raro ver a su maestra fuera de clases y más en presencia de un amigo suyo. Era muy distinta, más alegre, más tranquila, menos... rígida. Era algo que Varsai podía disfrutar. Además Gran le cayó bien, era interesante y llevaba más tiempo que ella y Sura en la ciudad. Era un verdadero veterano.

Después de unas horas se fueron de la taberna. Gran insistió en acompañarlas a la Sede y después se fue a su casa. Al parecer no vivía demasiado lejos.

Tras su encuentro fortuito con Vac habían quedado para tomar algo aquel día en la taberna y a la lacustre le venía bien despejar su mente de preocupaciones durante un rato. Lo que le había contado Sekk no le gustaba ni un pelo y menos aún el hecho de que no hubiese conseguido disuadirlo de acudir a una reunión de la que simplemente no podía salir nada bueno. A aquellas alturas, de hecho, a la nebulomante ya no le importaba que realmente se tratase de una petición sincera de ayuda: por ella Roaxen podía tener la muerte más lenta y dolorosa que, aunque tampoco lo celebraría, no hubiese podido resultarle si no apropiado. No había querido saber los detalles exactos del encuentro para evitar correr el riesgo de, en un impulso, seguir al berserker como medida cautelar. Él podía cuidarse solo a fin de cuentas y no quería hacerse a sí misma algo como volver a ver de forma (casi) voluntaria el rostro del cizaña.

Pero cuando finalmente entró por la puerta lo hizo con buena cara, sonriendo en cuanto localizó al hado infernal que ya la esperaba sentado a una mesa. Roaxen no le estropearía una reunión con un amigo. Además creía firmemente que tenía muchas más buenas que malas noticias.
—Has llegado pronto —dijo mientras tomaba asiento frente a él—. ¿Todo bien?
Cuando se acercaron a atenderla pidió un zumo y, tras la respuesta de Vac, continuó hablando.
>>Yo finalmente tomé una decisión. Ya sabes, el tema del mentalismo —aclaró al darse cuenta de que podía no saber de qué hablaba—. Ya he hablado con Naeleth para que me ayude a eliminar por completo los últimos resquicios de ese capullo —explicó con una sonrisa tímida: insultar a Veril le salía natural, pero todavía se le hacía extraño poder usar aquella clase de lenguaje en voz alta sin que sus interlocutores la juzgasen duramente.
Agradeció cuando le sirvieron su vaso y dio un sorbo.