Taberna del Mago Tuerto

Por suerte Enredo estuvo de acuerdo en marcharse junto con Ytria y a decir verdad el propio DL también estaba pensado el marcharse ya. Apenas había bebido pero lo poco que tomo había sido bastante fuerte para alguien que en su vida había tomado alcohol, sentía como mil insectos zumbándole en la cabeza y era irritante, así que echo un vistazo alrededor a sus compañeros de la Sede haber si había alguno dispuesto a marcharse ya.

-Yo me voy a marchar ya, por si alguien se interesa en volver conmigo a la Sede- añadió en un tono audible para sus compañeros que estaban mas cerca antes de girarse para ver a Branniel- Ya nos vemos, a ver si te pasas por la Sede de vez en cuando-añadió sonriendole y despidiendo finalmente se largo de allí, la cabeza le daba mil vueltas por segundo y en esos momentos su prioridad era llegar a su cuarto y dormir, a ver si así se le pasaba ese zumbido.

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Jack
Al fin, Vac y Mikk empezaron a tocar. Sin duda, la música hacía temblar el local. No era música a la que atender sentado con las manos en los bolsillos ni con la boca seca, pero ya estaba harto de la sangre de lata. A través de la espesa neblina oscura que acababa de invocar, vi a Erika pedir algo en la barra. Al poco, la chica volvía con una copa de vodka sin que le quitase ojo de encima, sin parpadear; por unos segundos, sólo existieron su figura, la música, su mano en mi hombro, y, cuando se sentó en mi regazo, su sangre.

La invitación llegó al sentarse de espaldas al escenario, frente a mí, con las piernas entrelazadas tras la silla y con la sola distancia de nuestros alientos, interrumpidos o acelerados al ritmo de nuestras manos. Ajenos por completo a los demás, ¿qué importaba? La mayoría eran amigos y algunos tampoco es que se quedasen atrás. Además, tampoco es que nadie pudiera ver qué pasaba bajo el hechizo. Como mucho intuir, oír, oler.

Erika se terminó el vodka a la par que enterraba la cabeza en su cuello. Repartía besos por toda su superficie, subiendo hasta morder la oreja, bajando hasta casi los hombros, para luego desandar el camino y morder.

De nuevo volví a olvidarme de todo lo demás, ya fueran las conversaciones o planes para el futuro que afectasen a ciertos novatos. Ahora como si se iba al garete la Bodega, o si los subterráneos volvían a abrirse a la superficie o cualquier cosa se cargaba la ciudad. Ahora mismo sólo importaba Erika, aunque la música era un buen añadido. <<"Relación peculiar", dijo el cambiante. ¿Qué sabrá él?>> pensé, divertido.

No me olvidaba, sin embargo, de cuidarme de que la herida dejase de sangrar, limpiando a besos algunas de las gotas. Pero no era el único que mordía, y la cafre lo hacía con saña, ya fuera en la oreja que tenía más cercana o en la clavícula. Mientras, nuestras manos se deslizaban por o bajo la ropa, jugando con el contraste de temperatura. Y aunque fuera en apenas susurros, reíamos. Los besos callaban cualquier sonido extra provocado por nuestros movimientos.

La cosa era que si seguíamos así... Empezaría a importar bastante el detalle de estar en público y sobre una silla que estaba empezando a ser, también, bastante incómoda. Me tuve que forzar a separarme, aunque apenas unos centímetros, para mirarla con intensidad. Fui disipando el hechizo para volver a la realidad, lentamente.

-¿Puedo decir que te quiero?
-¿Te vas a poner empalagoso delante de Noel?-me cortó, riendo, ya sin oscuridad alrededor.
Ambos miramos a la pareja, un par de sillas más allá, y nos sobrevino una carcajada.
-T de tonto, E de empalagoso. Qu de querer, I de idiota, Erre de... ¿Erika? ¿Qué demonios estoy diciendo?
Me miró de hito en hito, interrumpida brevemente por el vodka para todos de Vac, para luego seguir riendo.
-¿No lo sé? Ibas por "te quier". ¡Vodka!-exclamó entonces, como si aún estuvieran cantando.-¿Quieres? Ay, que no puedes...
-Ah, sí, decía que... Eh. Eso te está sentando mal, ¿eh? Na, no te preocupes, yo prefiero algo más fuerte. Es un licor de tonos azulados, ¿lo conoces?

Para cuando dije eso, ya estábamos de pie y cogidos de la cintura, su cabeza en mi hombro, a punto de irnos.
-Hm... No, creo que no caigo. ¡Buenas noches!
-Se llama "te quiero, Erika". ¡Que durmáis bien!

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Atol
Vaya que si mereció la pena la música. No entendía nada de la letra excepto la última en la que insistían en ¡vodka! Y, por supuesto, pasé de cervezas a vodka en esa canción. ¡No iba a ser menos! <<¡Eh, con estas uñas podría tocar una guitarra! Mira, algo que hacer en el futuro en mis ratos libres>> Acabé coreando a voz en grito lo que parecían los estribillos, sentado en mi mesa y golpeándola con los cantos de las manos al ritmo. La cosa mejoraría cuando tuviera mi propio dinero, pero visto lo visto, eso sucedería pronto.

No me acerqué a ningún grupo, no hablé con nadie, simplemente estuve atendiendo a la música, ajeno a todo, a mi bola. Eso sí, de vez en cuando echaba miradas para ver qué era de mis antiguos compañeros, pero todos estaban charlando y bebiendo alegremente así que dejé de preocuparme por si pasaba algo. Total, los "veteranos" que nos habían invitado aún seguían cerca <<Si pasa algo, ya se encargarán>> O no, porque según avanzaban las canciones, algunas de las parejas empezaron a juguetear. No conocía a la de Jack, por ejemplo, y fue algo inesperado. <<Qué pareja más rara. ¡Eh, que secuestran a Alder!>> me percaté, estallando en carcajadas tras el grito de la libense.

Cuando la música llegó a su fin, me incorporé y liquidé en pocos tragos la última ronda de vodka. Algo tambaleante, escuché las últimas conversaciones cercanas.
-¡"Que durmáis bien", sí, no tan bien como algunos! Yo me... hip... marcho. Gracias por la invitación y hasta otra, vecinos.

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Animó a Vac desde cerca lo mejor que supo, cantando las partes que se sabía de las canciones y silbando y pidiendo más. Cuando invitó a la ronda de vodka aceptó su parte, aunque ya no tenía ganas de beber más. Brindó con Noel, Kaethe, y más gente con la que se encontró para después ir terminándoselo a pequeños tragos. Detectó la mirada significativa de Noel y le devolvió una reprobadora. Pronto el espectáculo llegó a su fin y la gente empezó a desbandarse. Hubo unos momentos de bastante barullo en la taberna en los que perdió de vista a muchos de sus amigos. Llegó a ver a alguno atravesando la puerta y Kaethe y él se fueron tras ellos.
—Espero que repitamos algo parecido pronto, estaba harto de estar siempre trabajando. Se echaban de menos los días de relax —le decía a la ghoul mientras salían. Un poco más adelante estaban algunos del burdel, así que no quiso entretenerla más para que se fuera con ellos—. ¡Hasta pronto!

A continuación buscó con la mirada a sus amigos, y lo que encontró fue a Tania regresando sola a lomos de la lagarta. «¿Dónde está Toima?» pensó alarmado. Se temía cualquiera de las tonterías del argos, y no sabía ni en compañía de quién estaba. Se elevó en el aire y una calle más allá encontró al ulterano vagando, definitivamente no en dirección a casa. Además, estaba completamente solo. Gael meneó la cabeza y se dispuso a ir a buscarlo, aunque le dedicó una última mirada a Tania, preocupado. El cuchitril estaba cerca, pero si al final a quien siguió fue a Toima, se debía al papel que sabía que tenía a mano la nublina.

Lo siguiente que hizo fue volver a la calle y perseguir al ulterano. Lo alcanzó en un callejón oscuro, solo iluminado débilmente por su propio cuerpo, y lo llamó.
—¡Eh! ¿Adónde vas? El cuchitril no está por ahí.

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«No sé si concederle la valentía o el masoquismo» me dije al escuchar la respuesta de DL, menos en broma de lo que podría parecer. Tenía claro a quien elegiría para visitar primero de tener que elegir entre un solitario habitante del faro y una persona que vivía en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad y que trabajaba para alguien que, en apariencia, no vivía precisamente en la base de la pirámide social.

Aunque por lo menos DL parecía estar más sereno que Enredo. «Por la Luna, cómo está el patio...». Evité una risita fingiendo un ataque de tos, sospechando que al día siguiente algunos iban a pasarlo muy mal. Solté mi propia copa en la mesa, decidiendo que no quería pasar de la alegría que tenía. No quería exponerme al peligro de que un desconocido decidiese que era demasiado atrevido para tener la tripa dentro del cuerpo. Entre tanto, el transformado que había advertido a DL se subió al escenario seguido de uno de los que nos visitaron y pronto comenzaron a cantar. La canción era movida, animada, y pronto el aire de la taberna volvió a vibrar con la canción.

—A mí no me importa cómo te comportas —resoplé ante las palabras de DL y el humano, aunque tuve que gritar algo para hacerme oír por encima de la música—. A quien le va a importar va a ser a ti mañana, cuando te libres del espantoso dolor de cabeza que vas a tener —la música siguió sonando, aunque ya faltaba poco para terminar la fiesta a juzgar por lo despoblada que comenzaba a quedar la taberna, incluyendo al foner y el brujo—. Sí, tengo que visitaros un día de estos. Me da cosa teneros tan abandonados y solo visitar a los hechiceros —bromeé cuando me despedí del foner. Si bien era cierto que últimamente visitaba con más frecuencia a mis compañeros, estas se producían casi exclusivamente a la torre de hechicería. Me sentía algo mareado de la noche y también bastante cansado, así que abandoné la taberna no demasiado después del dúo.

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Bailo con Sandy ajeno a todo lo que me rodea hasta que los acordes de la famosa canción de vodka me sacan de mi mundo para devolverme a la realidad. Con el chupito en la mano grito salud a pleno pulmón ingiriendo el preciado liquido que ya no siento ni pasar por mi esófago.

Comienzo a mirar los empalagamientos de mis amigos suciamente emparejados. Agarrando a mi muñeca comenzamos a negar con la cabeza a la vez y mirándola comento a nadie. -De verdad... Que ganas de emparejarse que tienen... con lo a gusto que estamos tu y yo solos y desamparados ¿Verdad?- Tras decir esto suelto una profunda carcajada ante mi comentario. Comienzo a ver como todos los chicos comienzan a salir, tanto los viejos como los nuevos, por lo que apurando mi jarra salgo subiendo los escalones hasta la superficie apoyado en la totalidad de mi peso en Sandy que no parece inmutarse.

-De verdad. Estáis ya mayores. ¡Continuemos con la fiesta! ¡Fiessssta de la arenaaa!- Digo alzando los brazos al cielo. Ante la falta de apoyo de los chicos me encamino a la torre agarrado de mi creación. -Aunque se empareje la gente.- La frase queda cortada por un hipo repentino que me hace parecer mas ebrio de lo que en realidad estoy. -Yo soy feliz tal y como estoy con mis niños.- Remato con otro espasmo muscular que hace que el hipo resuene por las calles.

-Mejor solo que mal acompañado.- Continuo con mi soliloquio por las calles. "Madre que mareo mas tonto tengo. Que taja mas curiosa la virgen...¿Donde esta todo el mundo?" Me percato que me he confundido de camino y que ahora solo estoy yo y mi muñeca caminando por las calles de la ciudad. -Bueno, como yo soy el crea mis propias compañías.... ¡Nunca puedo equivocarme!- En ese momento suelto una carcajada que se corta al tropezarme con un adoquin mal puesto en el suelo.

Sandy sale disparada casi al instante para agarrarme antes de que mi recorrido acabe en el suelo por lo que, agarrándome a su pelo, giro quedando colgado de sus mechones. -Sandy llévame a casa anda.- Tarareando canciones inventadas y la canción de la taberna me encamino hacia la torre de los brazos de mi creación.

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Saren:
Saren asistió a las insinuaciones entre Alder y K con la mirada perdida, pero cuando Seon llamó su atención con la mirada y le señalo la puerta, volvió a la realidad y se puso en pie, asintiendo hacia la soñadora. La licántropa y la peliverde no tardaron en salir por la puerta, pero no antes de que la libense diera la nota dirigiéndose a toda la taberna para informarles de lo que se habían perdido. El norteño negó ligeramente con la cabeza y salió del local en compañía de Seon tras despedirse de sus compañeros y conocidos con un gesto leve.
-¿Tendrás sitio para dormir en Serpentaria? -le preguntó a la muchacha una vez estuvieron en la calle, señalando con una mirada significativa las figuras de la loba y su jinete que se alejaban en la distancia-, en mi cuarto tienes sitio si quieres. Yo puedo dormir en el sofá o en el nido de cojines que usó cuando estoy trasformado, no pienses mal -le sugirió con una leve sonrisa.

La sinhadre declinó el ofrecimiento, alegando que había cuartos de sobra en la torre. El idrino se encogió de hombros con ligereza y no insistió, pero volvió a hablar.
-De todos modos no me sentiría cómodo si al menos no te acompañara a casa -dijo con una burlona reverencia, tras la cual sacó su piel de debajo del abrigo y se cubrió con ella, trasformándose al instante en roc. Los efectos del alcohol en su sangre se disiparon, y el norteño se sintió completamente despejado.
-"¿Le apetece un vuelo nocturno a la señorita?" -preguntó en la mente de la soñadora, inclinando la cabeza y observándola con uno de sus grandes ojos tormentosos.

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Vac:
Cuando el espectáculo llegó a su fin, el hado bebió su copa de un trago y felicitó al hipnotizador y al violinista enérgicamente, complacido por la actuación que habían ofrecido entre los tres. Tras esto bajó de un salto del escenario para encontrarse con su hermano y sus amigos. El draco le dedicó una frase que no entendió del todo, pero se encogió de hombros aceptando el "cumplido" y no le dio mas importancia, suponiendo que era algún tipo de broma cuando el sueco empezó a reír. Aceptó algunas felicitaciones de la clientela, pero le cedió todo el mérito a Mikk y al dullahan, asegurando a quien le preguntaba que eran ellos los que merecían las felicitaciones.

El local empezaba a vaciarse, y sus amigos y los novatos empezaron a abandonar la taberna, adentrándose en la noche en dirección a sus hogares. El griego no tardó en seguir su ejemplo, y tras ajustar cuentas con el tabernero por las consumiciones, salió por la puerta, perdiéndose entre las sombras. Su intención era ir directo al burdel, pero terminó por desviarse de su camino cuando se topó con las dos brujas con la que había conversado antes y estas le invitaron a continuar la fiesta en otro local.

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.

El draco y el hado entraron en la taberna charlando acerca de la clase que acababan de realizar con Deferentia y acerca del torneo al que el sueco se había apuntado.
—¿Tú no estás interesado en participar? Yo creo que le pediré a Deferentia aumentar la frecuencia de las clases de nuevo, no quiero hacer el ridículo en duelo mágico —le contaba a su hermano mientras se iban acercando a la barra—. Ahora me puedo permitir pagárselas sin problemas, el último trabajo fue altamente lucrativo —sonrió divertido—. Y por eso me vas a dejar invitarte esta vez, ¿de acuerdo?

Noel no le dio tiempo a responder a su última petición y pagó al trasgo una vez hubieron pedido ambos sus consumiciones. Se sentaron en una mesa algo apartada, aunque en realidad el local no estaba demasiado lleno a aquellas horas habitualmente. El sueco le dio un sorbo a su jarra de cerveza negra y alzó la mirada hacia Vac, sentado enfrente de él.
—A propósito, quería aprovechar para pedirte los amuletos que tienes para Ulterania. Tanto el de ilusión como el logomántico. Ya sabes, pronto tendremos que ir a cazar al puto —añadió con una leve risa jocosa antes de darle un trago más largo a su bebida. Tras apoyarla con un golpe seco sobre la mesa, volvió a hablar—. Por suerte podemos conseguir otro artefacto con un hechizo ilusorio anclado más. Giz me ha dicho que eso era lo que contenía aquella pulsera que le regaló al vampiro novato cuando regateó con los gilipollas de Gar —finalizó bajando el tono de voz pero casi escupiendo las últimas palabras.

Vac entró tras Noel en la taberna mientras conversaban de la última clase con Deferentia y del torneo al que se había apuntado el draco.
—Me parece que no puedo negarme, ¿no es así? —comentó tras la propuesta de su hermano, que ya estaba pidiendo mientras le ignoraba descaradamente— No es que no quiera participar, estaría bien patear unos cuantos traseros, pero últimamente tengo demasiado trabajo, ya sabes —comentó, pidiendo una jarra de la misma cerveza que había pedido el sueco y caminando hasta una mesa ligeramente apartada—. No obstante creo que te acompañare a esas clases de refuerzo, no estaría bien que me quedara atrás con respecto a mi hermanito pequeño, ¿no te parece? —rió el hado, dando un trago a su cerveza— En cualquier caso estaré allí para animarte, no lo dudes, y así de paso abucheare a tus oponentes —aclaró, sonriente.

El griego atendió a la petición de Noel acerca de los amuletos que había usado en Ulterania. Al final Cain había encargado la tarea de "contratar" al nuevo puto a Wen y al draco, que irían al mundo vinculado en compañía de Nía. A Vac le parecía una buena decisión, y aunque en su interior estuviera ligeramente resentido con el Consejo por el castigo que le habían impuesto, prefería que fueran su hermano y la vouivre los que se encargaran del trabajo, con la nayáde estarían en buenas manos.
—Claro, no hay problemas, luego nos podemos pasar por el burdel y te prestó el amuleto logomántico, el ilusorio te lo puedo dejar ya —aclaró, quitándose un colgante del cuello y tendiéndoselo por encima de la mesa—. Este es muy útil, el hechizo ilusorio que lleva vinculado no se limita a un aspecto ulterano, puedes aparentar ser lo que te apetezca —sonrió, enseñándole como funcionaba—. Vamos, prueba a transformarte en algo o en alguien —rió, dando otro trago a su jarra y esperando expectante.

El draco recogió el amuleto, observándolo con interés mientras atendía a lo que le decía el hado.
—¿Cualquier cosa? Si el que compró Giz ya valía un riñón y parte del hígado, no me quiero imaginar cuánto te clavaron por este… —comentó mientras se lo colgaba del cuello—. Nosotros saqueamos un par de ellos a dama Aurora, pero servían solo para una única apariencia e idioma.
A continuación lo manipuló, haciendo algunas pruebas, pensando en qué podría “transformarse”.

Con una leve risa se le ocurrió una idea. Se fijó lo más disimuladamente que pudo en los rasgos de Vac y se cambió la cara y el pelo para que se pareciesen lo máximo posible a los de su hermano.
—Seguramente sea una chapuza porque lo he hecho a lo rápido, pero como nos parecemos no es tan desastroso. ¿Qué te parece? —dijo sonriendo con diversión tratando de imitar la forma de curvar la boca del hado—. Así serías tú si te hubieras transformado en draco de Estínfalo.

—No fue para tanto, trabajar en el sector del placer da buenos beneficios —aclaró, dedicándole su media sonrisa tan peculiar.
El draco observó el amuleto con curiosidad y se lo colgó al cuello, dedicándole unos instantes a reflexionar en que apariencia tomar. Mientras pensaba, el griego echó un vistazo a la escasa clientela, tratando de identificar a algún conocido. Sus ojos se toparon con las dos brujas con las que había salido del local la última vez que toco allí, pero estaban demasiado ocupadas camelándose a un individuo bajito, así que se guardo el gesto de saludo.

Cuando volvió a prestar atención a su hermano, se topó con una versión de si mismo de un draco de Estínfalo. A pesar de que según el sueco era un tanto chapuza, el griego o pensaba lo mismo, sus rasgos parecidos le habían facilitado la tarea. Casi se le escapa el último trago de cerveza por la nariz cuando Noel imitó su sonrisa, rompiendo a reír entre tosidos. El chico aun conservaba la barba, y el hado no pudo evitar el gesto de pasarse una mano por sus mejillas lampiñas, como si se mesara una barba inexistente.
—Muy logrado —alabó, aun riendo—. Por fin soy consciente de que la barba me favorecería, vas a estar equivocado cuando afirmas que me lleve todos los genes buenos, hermano —sonrió—. La Luna es muy caprichosa, a veces maldigo el día en que me trasformo en hado infernal, ¿de que sirve esta trasformación si no me sale ni pelusilla? —comentó entre risas, apurando su cerveza y haciendo un gesto al camarero para que le trajera otra.

Permaneció unos instantes reflexivo, dándole vueltas a cosas sin sentido. A su cabeza volvía la inminente expedición a Ultrania, y aunque era consciente de la capacidad de su hermano y sus amigas, no podía evitar preocuparse. Sabía de primera mano lo peligroso que era aquel mundo, y en su fuero interno deseaba que todo fuera bien.
—Me alegro de poder contribuir a que vaya bien el trabajo, con ese amuleto salvareis muchos obstáculos, pero tened cuidado, ¿de acuerdo? —le dijo al draco, con un tono algo mas serio—. Al menos Nía y Wen van contigo... Tienes suerte, ¿sabes?, tu vouivre es increíble —sonrió, ligeramente pensativo—. Fue una suerte poder convencerte para que te lanzaras —rió recordando—, si no lo hubieras hecho habría terminado intentándolo yo. Wen es una de esas raras joyas que solo encuentras una vez en la vida, soy afortunado de teneros a los dos. A todos en realidad, pero ya me entiendes —aclaró, se estaba poniendo un tanto sentimental.

Escondió la nariz en su nueva jarra unos segundos, a pesar de que últimamente estaba de mejor humor su alegría había decaído un tanto.

Noel sonrió con jocosidad ante la reacción de Vac y se dedicó a deshacer la ilusión mientras este seguía hablando y dejó escapar una breve carcajada ante su comentario acerca de la barba.
—Se te nota resentido con ese detalle en concreto. A otros, en cambio, nos estallan los tímpanos cada vez que oímos una risa —le replicó sarcásticamente y riéndose a pesar de todo—. Aun así comprendo tu descontento, ser resistente al fuego no compensa por completo el no tener barba—bromeó antes de vaciar un poco más su bebida.

La conversación pasó entonces a versar acerca de la próxima incursión a Ulterania y el draco hizo un gesto con la mano queriendo decir que no se preocupase cuando el hado mencionó que tuvieran cuidado.
—Yo no tengo varios pares de ojos ni soy albino —aseguró divertido.

El cariz que tomó inmediatamente después la conversación ya no le resultaba tan divertido, no obstante, especialmente porque notó que el tono de Vac había decaído mientras hablaba y se sintió ligeramente incómodo.
—A veces aún no me creo la suerte que tengo —le aseguró suspirando y esbozando una media sonrisa nerviosa mientras se revolvía ligeramente en su asiento. No le resultaba precisamente agradable hablar acerca de sus inseguridades—. En realidad debería agradecerte más de lo que lo he hecho el que me dieras aquel empujón para lanzarme porque, sinceramente, por mi cuenta nunca se me hubiera pasado por la cabeza hacerlo. Además, de llegar a eso, contra ti no tendría nada qué hacer —continuó dejando escapar una leve risa.
No estaba muy seguro de si el hado habría hecho aquel comentario en serio o de broma, pero el sueco no pudo evitar distraerse unos segundos pensando en cómo habría sido de haber sucedido de ese modo. Y no le hacía ninguna gracia. Por eso sacudió ligeramente la cabeza para centrarse en la conversación.

>>Oye, ¿te preocupa algo? —preguntó finalmente—. Pero no es que los demás no tengamos suerte de tenerte a ti, que conste —añadió tras una breve pausa mientras se mesaba distraídamente la barba.

Vac se autoincrepó su estupidez cuando Noel comentó en tono sarcástico que a él le estallaban los tímpanos con las risas tras su comentario sobre la barba, no tenía derecho a bromear con los temas de las putadas de la Luna, pues su transformación no salia perjudicada si la comparaba con otras similares. Era cierto que el polvo de sus alas era muy codiciado, pero él había tenido suerte y había superado aquel obstáculo hacía tiempo, poca gente se atrevería a atacarle por ese motivo.
—Siento el comentario, no debería bromear con esas cosas, he sido un gilipollas —se disculpó en voz baja.

El draco continuó hablando, agradeciéndole de nuevo el empujón que le había dado para con Wen. Vac notaba algunos de los pensamientos que pasaban tras los ojos de su hermano al hablar del tema, por eso frunció ligeramente el ceño ante su último comentario.
—Ahora estas siendo tu el gilipollas. No deberías ser tan inseguro hermano, digas lo que digas tenemos los mismos genes, y si me consideras tan talentoso como dices, tu estas a la par —aclaró—. De haber llegado a eso, como dices, te habría escogido a ti melón, recuerda que le encanta tu barba —bromeó—. Mierda, lo he vuelto a hacer... El caso, eres mi hermano y ella es mi cuñada, no hay mas que hablar, nunca llegue a pensarlo y nunca lo voy a hacer.

Observó unos segundos el contenido de su jarra, sopesando la ultima pregunta que le había hecho el sueco. No sabía si responderle, no le era fácil hablar de aquello y ni siquiera estaba muy seguro de porque estaba así. Trazó una burbuja de silencio entorno a su mesa y se miro los dedos unos segundos, midiendo sus palabras.
—No lo se, tal vez, aunque pueden ser estupideces. Tu y yo pertenecemos al peor tipo de monstruos que se pasea por esta ciudad, y a pesar de que lo hemos aceptado, no ha sido tarea fácil. Todas esas torturas, todo ese dolor y esas muertes... no, definitivamente no es fácil, al menos para mi. No me malinterpretes, como ya he dicho tengo muy claro lo que soy, pero a veces me doy miedo, ¿sabes? Se que nunca me volvería contra mis amigos, sin embargo en algunas situaciones no soy consciente de mis actos, cuando empieza a correr la sangre no me detengo a pensar, me limito a aplastar lo que tengo delante. ¿No te pasa?, ¿no notas algo siniestro dentro de ti cuando entras en batalla? La matanza de Nubla, la carnicería de la última Luna Roja... a veces creo que voy a volverme loco, hermano. Hasta la secta de Ewa me tiene echado el ojo —rió sin alegría, apurando su cerveza—. Se que os tengo a vosotros para apoyarme, pero aun así... —murmuró, pero se cayó y no siguió hablando.

Noel arqueó una ceja cuando Vac se disculpó por el comentario y chaqueó la lengua.
—No digas chorradas, estaba de coña. Si no se pudiese bromear con mi transformación, eso me convertiría en el prototipo de draco de Estínfalo amargado que describen algunos libros —le aseguró resoplando levemente y esbozando una sonrisa.

El draco alzó la vista hacia el hado cuando este le increpó acerca de los comentarios que había esperado, en vano, que pasase como una broma más entre todas las tonterías que habitualmente salían de su boca. El sueco suspiró para sus adentros, diciéndose que a aquellas alturas no podía esperar otra cosa por parte de los que ya lo conocían tan bien. Por supuesto, no estaba de acuerdo con la réplica de Vac. Nunca lo estaba. Pero, también como siempre, no pensaba permitir que la conversación siguiese por ese camino.
—Bueno, pero no estábamos hablando de mí —esquivó el tema acompañando sus palabras con un gesto de descarte con la mano, tratando de transmitir que le quitaba importancia al asunto. Aunque no pudo evitar componer una sonrisa cansada ante lo que añadió su hermano a continuación—. No te tomes tan en serio mis comentarios, hombre. Pero mejor dejémoslo, no tiene mucho sentido teorizar sobre algo así.
<<Ni es agradable; ni cómodo>>, añadió para sí mientras daba un trago a la cerveza.

A continuación Vac pasó a contarle, por fin, lo que parecía estar rondándole por la cabeza. Y lo que contó cogió por sorpresa al sueco, pero no precisamente porque le extrañase que el hado albergase esa clase de dudas. El draco, ahora sin rastro de humor en su expresión, alzó la mirada hacia su hermano mientras este enumeraba una por una todas las preocupaciones que a él mismo le asaltaban a menudo relacionadas con lo que ahora era. Noel parecía tener la cabeza en otra parte mientras veía sin realmente ver como Vac daba un largo trago a su bebida, habiéndose olvidado aparentemente por completo de la suya propia a pesar de que tenía la jarra agarrada por el asa con una mano mientras que la otra descansaba sobre parte de su cara.

—Es lo mismo —dijo de pronto saliendo de su ensimismamiento y dejando caer los brazos sobre la mesa, cruzándolos a medias, tras unos breves segundos de silencio—. Todo lo que acabas de describir… Me pasa exactamente igual. Yo también me doy miedo a mí mismo a veces —le aseguró en tono grave—. Siento que pierdo el control y me asusta pensar que en otra ocasión podría ir a peor. Llegar a un punto donde no haya vuelta de hoja. Volverse loco, en definitiva, tal y como acabas de decir… —volvió a intercambiar una mirada seria con el hado mientras meditaba la última apreciación de su hermano. Se dio cuenta entonces de la relación de lo que había comentado anteriormente con lo que le estaba explicando ahora. Tras otra breve pausa volvió a hablar—. Pero Wen siempre consigue calmarme. Me basta con tenerla cerca, su presencia me tranquiliza… Creo que te referías a eso, ¿verdad?

Noel se había ensimismado en cuanto Vac había terminado de hablar, lo cual no pareció importar demasiado al griego, que agradeció aquel silencio táctico. No duro mucho, sin embargo, pues el draco lo interrumpió de forma repentina y le contó al hado que él tenia las mismas dudas. Vac sonrió sin alegría durante el discurso, observando a su hermano por encima del borde de su jarra y confirmando que aquellas dudas no solo eran cosa suya. El propio draco fue quien llegó a una conclusión, y cuando terminó de hablar, Vac permaneció en silencio.

Su segunda jarra de cerveza estaba vacía, así que le hizo un nuevo gesto al camarero y le encargó una botella de hidromiel y un par de vasos, asegurándose cuando lo trajo de que se lo cobrara a él. Sirvió ambos vasos y le tendió uno a Noel, saboreando después un trago del propio. Todavía no había contestado a su hermano, y aun tardó unos minutos mas en decidirse a hablar. Hacía girar el licor en el fondo de su vaso con un giro continuo de muñeca, y su mirada quedaba atrapada en el fondo del remolino.
—Puede que si —dijo por fin—. Me como la cabeza con dudas sobre mi monstruosidad y sobre si algún día me volveré loco, y al parecer la solución es echarse novia —su voz se apagó en cuanto terminó la frase, y tras unos segundos de pausa, señalo a su hermano con la mano que sostenía su copa y volvió a hablar—. Borra eso último, dicho en voz alta suena completamente ridículo —aclaró, riendo sin ganas—, pero supongo que hay algo de verdad en ello. Quizás necesite ese tipo de complicidad con alguien, una persona que comprenda y aplaque la peor parte de mi. No lo se, realmente no lo se, y si te soy sincero, prefiero dejar el tema —concluyó, la mirada perdida y el ceño fruncido—. Siento haberte hecho perder el tiempo con mis tonterías, olvídalo.

Noel no dijo nada mientras su hermano parecía estar meditando qué responderle. Se limitó a esperar mientras terminaba lo poco que quedaba de su cerveza poco a poco, sumido también en sus propios pensamientos sobre el asunto.

Aceptó el hidromiel que pidió Vac por sorpresa también para él aunque dirigiéndole una mirada reprobatoria mientras el hado le acercaba uno de los vasos.
—No te invité para que me la devolvieses. —Chasqueó la lengua justo antes de darle un trago a la nueva bebida.

El hado por fin se decidió a continuar hablando y el draco lo escuchó sin interrumpirle mientras de vez en cuando daba algún trago al hidromiel. Tan solo dejó escapar una leve risa sin mucho rastro de humor cuando el hado se rió sin ganas.
—Suena muy ridículo y si me lo hubieses dicho hace más de un año probablemente te habría mirado como si estuvieras mal de la cabeza —le concedió con cierto aire sarcástico en su expresión—. Pero no voy a ser precisamente yo quien te diga que estás loco ahora. —Volvió a ponerse serio—. No se solucionan todos los problemas, no creo que haya nada que pueda simplemente hacerlos desaparecer y es probable que haya que convivir con ellos durante toda la vida. Pero al menos para mí se han vuelto más llevaderos gracias a Wen. A lo mejor a ti también te funcionaría, o a lo mejor no —concluyó encogiéndose ligeramente de hombros transmitiendo duda—. Y no me haces perder el tiempo ni me parece una tontería. ¿Cómo iba a parecérmelo, precisamente a mí? —Negó con la cabeza con reprobación—. Si no quieres seguir hablando de ello ya lo dejo, pero que no sea porque “me molestas” o alguna idiotez semejante.

—Si, posiblemente yo también pensara que estoy loco si me viese con los ojos que tenía hace cinco años, pero han cambiado mucas cosas —comentó el hado, apurando su segundo vaso de hidromiel—. Se que los problemas no desaparecen, me exprese mal, simplemente parecen menos importantes, ¿no es cierto? —el último comentario del sueco le hizo reír, y alzó su copa hacia él en señal de brindis— Lo tendré en cuenta para la próxima vez, pero por ahora prefiero hablar de cosas mas felices, ¿si?
Conversar con su hermano resultaba bastante fácil, y aunque era incómodo abordar aquella clase de temas, parecía un poco mas fácil si era el draco quien le escuchaba.
—A veces me preguntó como habrían sido las cosas de haber estado juntos desde niños —sonrió distraído—, tal vez todo hubiese sido mucho más fácil entonces.

La conversación desembocó en temas menos trascendentales, como el inminente torneo, los progresos de Noel con la batería, o las clases con Deferentia. La botella de hidromiel fue bajando poco a poco, y cuando por fin se la terminaron, los dos hermanos se pusieron en pie de mutuo acuerdo. Empezaba a anochecer y había cosas que hacer.

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.