Antiguo Mercado
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Antiguo Mercado
02/08/11, 06:11 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Área llena de puestos y negocios de todo tipo que ha ido creciendo con el paso de los años y cada nueva Luna ve amentado su trajín. La mayoría de comerciantes establecen tenderetes temporales que recogen a diario o con cierta frecuencia, pero el número de pequeños locales fijos también ha empezado a aumentar cada vez más debido a su prosperidad como punto de abastecimiento. El bullicio ha provocado que los negocios más turbios de la ciudad se trasladasen a lugares menos concurridos y obvios.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Antiguo Mercado
29/11/23, 05:14 pm
No quería pecar de prejuicioso, ni tampoco quería gafarse pensando que ese par de personas eran peligrosas pero por como hablaban. Pero no se podía engañar, en el fondo quería irse y no meterse en ningún fregado a ser posible. Erknest, sin embargo, tenía intenciones de acercarse y no sabía que diantres hacer para decirle bien que “a veces uno debe mirar por su propio pellejo”.
Amira, por suerte, estaba de casualidad por la zona y tenía esperanzas en ella para que lo parase. Estaba preguntandole quienes eran y, lo mismo, Erknest sabía algo de ellos, que era el caso. Eso le hizo tener dudas, quizás el Caballero Ciervo sabía por donde tantear el terreno por muy dudosa que pareciese su intervención.
No sabía si meterse también, teniendo ese conflicto interno de salir por patas o no. ¿Acaso no hizo lo mismo con el caso de Kolja? Diantres, pensar en eso le dolió demasiado, le tocó un nervio bien sensible que le hizo torcer la cara mientras reconsideraba lo que debía hacer. En mitad de la reflexión pudo alcanzar a ver a Fleur, la chica cisne, que iba acompañada de Kahlo quien pareció preguntar algo de una invitación.
Adam suspiró, encima tenía delante a dos amigas suyas viéndolo. Tenía que hacerlo, solamente tenía que hacerlo, quizás saldría bien. Las miró a las dos con la cara llena de cansancio, no por ellas sino por lo que estaba a punto de hacer. Exhaló todo el aire de sus pulmones, volvió su cuerpo y se adentró en la tienda con Erknest quien estaba diciendo unas verdades que, por el tono, vaya que si sonaba directo para ser él. Eso para su sorpresa le dio fuerzas, eran más que ellos y Adam aunque bastante temeroso, pudo sacar una mirada de muy mala ostia dirigida al oso y a la chica que, por miedo al primero, fue la que más recibió.
El pegaso se puso bien firme cuando oyó hablar a la tipa, intentando sacar su lado intimidante y aprovechar su cuerpo ancho ya que para eso lo tenía. Eso, se estaban acobardando, eso era lo que quería oír.
Por desgracia, aparte de unos suspiros nasales fuertes, no le salía media palabra teniendo al hombre-oso delante. Estaba en guardia, no parecía tan dispuesto a irse y Adam seguía arrugándole la cara.
«VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE POR DIOS» —rogaba mentalmente mientras mantenía sus verdes al oso con mala ostia sin mostrar debilidad, aunque era más el propio ruso el que se quería pirar de ahí.
Amira, por suerte, estaba de casualidad por la zona y tenía esperanzas en ella para que lo parase. Estaba preguntandole quienes eran y, lo mismo, Erknest sabía algo de ellos, que era el caso. Eso le hizo tener dudas, quizás el Caballero Ciervo sabía por donde tantear el terreno por muy dudosa que pareciese su intervención.
No sabía si meterse también, teniendo ese conflicto interno de salir por patas o no. ¿Acaso no hizo lo mismo con el caso de Kolja? Diantres, pensar en eso le dolió demasiado, le tocó un nervio bien sensible que le hizo torcer la cara mientras reconsideraba lo que debía hacer. En mitad de la reflexión pudo alcanzar a ver a Fleur, la chica cisne, que iba acompañada de Kahlo quien pareció preguntar algo de una invitación.
Adam suspiró, encima tenía delante a dos amigas suyas viéndolo. Tenía que hacerlo, solamente tenía que hacerlo, quizás saldría bien. Las miró a las dos con la cara llena de cansancio, no por ellas sino por lo que estaba a punto de hacer. Exhaló todo el aire de sus pulmones, volvió su cuerpo y se adentró en la tienda con Erknest quien estaba diciendo unas verdades que, por el tono, vaya que si sonaba directo para ser él. Eso para su sorpresa le dio fuerzas, eran más que ellos y Adam aunque bastante temeroso, pudo sacar una mirada de muy mala ostia dirigida al oso y a la chica que, por miedo al primero, fue la que más recibió.
El pegaso se puso bien firme cuando oyó hablar a la tipa, intentando sacar su lado intimidante y aprovechar su cuerpo ancho ya que para eso lo tenía. Eso, se estaban acobardando, eso era lo que quería oír.
Por desgracia, aparte de unos suspiros nasales fuertes, no le salía media palabra teniendo al hombre-oso delante. Estaba en guardia, no parecía tan dispuesto a irse y Adam seguía arrugándole la cara.
«VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE, VETE POR DIOS» —rogaba mentalmente mientras mantenía sus verdes al oso con mala ostia sin mostrar debilidad, aunque era más el propio ruso el que se quería pirar de ahí.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Antiguo Mercado
29/11/23, 05:46 pm
Erknest no sabía nada. O sí, pero no lo especificó demasiado. Tampoco importaba, solo se quedó mirando fijamente al tío, sin bajar la mirada. Sus puños se apretaron sin que Amira fuera consciente, y el mundo perdía y recuperaba la consistencia poco a poco, al ritmo de una respiración lenta que buscaba calmar la tensión que sentía. La gente se volvía borrosa, y no había llegado a reconocer a Fleur y Kahlo entre la multitud. Tampoco sabía si eso hubiera influenciado las ganas crecientes que tenía de partirle la cara a aquel imbécil de la radio. Por ponerse chulo, por pagarla con un pobre trabajador que solo iba a salir perdiendo, bien porque el oso le pegase o bien porque su jefe fuera a cebarse luego con él y a hacerle pagar lo que le habían robado.
Daba igual la intuición sobre su fuerza, que debía estar en torno a la de ella, porque aunque hubiera estado por encima no hubiera cambiado que cada vez tenía más seguro que no iba a pasar de aquello. A lo mejor así sentía que podía serle útil a alguien, que podía conseguir cosas. La rabia empezaba a llenar lo que hasta entonces había sido vacío y dolor. No llegó a ser consciente de que Adam se acercaba, y la otra chica apenas era algo secundario. No le tenía ningún miedo al oso.
Secundaba todas y cada una de las palabras del kamaitachi, y tal vez en otra ocasión le hubieran hecho sonreír, pero en aquellos momentos le cegaban demasiadas cosas. Lo injusto de todo, el mal trago de las muertes recientes, la necesidad de sentir que era útil. La voz de la otra interrumpió de repente la bola de pensamientos, que empezaban a ser fragmentos incoherentes.
—¿Por qué no haces caso a tu compañera y te largas? Parece tener ideas bastante inteligentes —no pretendía que fuera una amenaza, pero lo tensa que seguía no ayudaba a conciliar.
Dentro de lo que cabía, Amira no era una persona que buscase la violencia por la violencia, y se iban por las buenas era la mejor solución. ¿Pero si aquel imbécil se quería encarar con Erknest? ¿Si estallaba algo violento? No pensaba rechazarlo, y estaría allí para apoyar al kamaitachi.
Daba igual la intuición sobre su fuerza, que debía estar en torno a la de ella, porque aunque hubiera estado por encima no hubiera cambiado que cada vez tenía más seguro que no iba a pasar de aquello. A lo mejor así sentía que podía serle útil a alguien, que podía conseguir cosas. La rabia empezaba a llenar lo que hasta entonces había sido vacío y dolor. No llegó a ser consciente de que Adam se acercaba, y la otra chica apenas era algo secundario. No le tenía ningún miedo al oso.
Secundaba todas y cada una de las palabras del kamaitachi, y tal vez en otra ocasión le hubieran hecho sonreír, pero en aquellos momentos le cegaban demasiadas cosas. Lo injusto de todo, el mal trago de las muertes recientes, la necesidad de sentir que era útil. La voz de la otra interrumpió de repente la bola de pensamientos, que empezaban a ser fragmentos incoherentes.
—¿Por qué no haces caso a tu compañera y te largas? Parece tener ideas bastante inteligentes —no pretendía que fuera una amenaza, pero lo tensa que seguía no ayudaba a conciliar.
Dentro de lo que cabía, Amira no era una persona que buscase la violencia por la violencia, y se iban por las buenas era la mejor solución. ¿Pero si aquel imbécil se quería encarar con Erknest? ¿Si estallaba algo violento? No pensaba rechazarlo, y estaría allí para apoyar al kamaitachi.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Antiguo Mercado
02/12/23, 09:13 am
El tono agudo de la varmana y la manera tan vívida que tenía de reaccionar a las idas y venidas de su relación con Maila sonaban como unas notas de piano bien tocadas. La francesa sonrió cuando su amiga le estrujó el brazo con cariño, alegrándose de poder vivir un momento de frescura al encontrarse inmersas en una charla cotidiana. No tuvo opción de compartir algún acto parecido con cualquiera de sus compañeras del convento, así que resultaba fascinante poder hablar de chicas en voz alta entre risitas que afloraban cual pétalos tímidos al recibir los primeros rayos del día.
—Te prometo que con todo... una parte de mí prefería que no me abriera la puerta —bromeó—. Ya muriera deshidratada o de inanición por tal de no encontrármela enfadada —sin embargo el hecho de no estar rodeada de los muros de su abadía significaba que debía pagar un precio y pronto la viva voz del mercado dio un grito en alto, pronunciándose como lo que era, el seno de decenas de negocios con artefactos mágicos tan dispares que nunca podrías imaginarlos todos juntos, sí, pero también hogar de transeúntes de mala fe y condición.
La pregunta de la aparición nocturna llegó a sus oídos como un rumor sordo al que contestó de manera mecánica. Ambas se habían percatado de que algo estaba sucediendo ante sus ojos.
—Invitarla a un mesón...—murmuró, los ojos bien abiertos y su largo cuello algo tenso y de marfil—. Me han hablado bien de ese lugar...
Precisamente creía que Amira trabajaba allí, pero avistar a la propia muchacha entre la multitud y metida de pronto en el conflicto apartó aquel hilo de pensamientos. No sabía si apostaba todavía por algún Dios, pero Fleur rezó todo lo que sabía para que la francesa y Adam no acompañaran en absoluto al chico con casco de ciervo.
Una vez más nadie pareció oír sus plegarias.
La siwani aminoró el paso al ritmo de su compañera, ahora sí permaneciendo completamente quieta en el sitio e interpretando la mirada de cansancio que el ruso les había mandando a las dos como que no tenía más remedio que cuadrarse allí delante. La musiquita y el tamaño del gran oso polar resultaban inquietantes a partes iguales, pero las palabras envalentonadas de la valkyria terminaron por encajar las piezas del puzzle. Estaba segura de que debían conocer al joven de la armadura.
Fleur dejó escapar el aire entrecortado sin saber muy bien cómo se sentía al respecto pues hacía tiempo que ayudar al prójimo en la cristiandad se había vuelto una prioridad terciaria o cuaternaria. Podía apreciar el gesto, más no la imprudencia.
—Ehm —su boca se entreabrió con voz trémula, exhalando cierta preocupación latente—. ¿Kahlo? —la interrogó, sin la mera intención de acudir a su nombre porque sí.
—Te prometo que con todo... una parte de mí prefería que no me abriera la puerta —bromeó—. Ya muriera deshidratada o de inanición por tal de no encontrármela enfadada —sin embargo el hecho de no estar rodeada de los muros de su abadía significaba que debía pagar un precio y pronto la viva voz del mercado dio un grito en alto, pronunciándose como lo que era, el seno de decenas de negocios con artefactos mágicos tan dispares que nunca podrías imaginarlos todos juntos, sí, pero también hogar de transeúntes de mala fe y condición.
La pregunta de la aparición nocturna llegó a sus oídos como un rumor sordo al que contestó de manera mecánica. Ambas se habían percatado de que algo estaba sucediendo ante sus ojos.
—Invitarla a un mesón...—murmuró, los ojos bien abiertos y su largo cuello algo tenso y de marfil—. Me han hablado bien de ese lugar...
Precisamente creía que Amira trabajaba allí, pero avistar a la propia muchacha entre la multitud y metida de pronto en el conflicto apartó aquel hilo de pensamientos. No sabía si apostaba todavía por algún Dios, pero Fleur rezó todo lo que sabía para que la francesa y Adam no acompañaran en absoluto al chico con casco de ciervo.
Una vez más nadie pareció oír sus plegarias.
La siwani aminoró el paso al ritmo de su compañera, ahora sí permaneciendo completamente quieta en el sitio e interpretando la mirada de cansancio que el ruso les había mandando a las dos como que no tenía más remedio que cuadrarse allí delante. La musiquita y el tamaño del gran oso polar resultaban inquietantes a partes iguales, pero las palabras envalentonadas de la valkyria terminaron por encajar las piezas del puzzle. Estaba segura de que debían conocer al joven de la armadura.
Fleur dejó escapar el aire entrecortado sin saber muy bien cómo se sentía al respecto pues hacía tiempo que ayudar al prójimo en la cristiandad se había vuelto una prioridad terciaria o cuaternaria. Podía apreciar el gesto, más no la imprudencia.
—Ehm —su boca se entreabrió con voz trémula, exhalando cierta preocupación latente—. ¿Kahlo? —la interrogó, sin la mera intención de acudir a su nombre porque sí.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Antiguo Mercado
03/12/23, 09:49 pm
—Es un sitio bonito, seguro que le gusta… —musitó. Lo decía de veras, aunque su tono ausente no fuese el adecuado. Estaba entretenida con el escenario, aunque no precisamente para bien.
¿Qué estaban haciendo? Parecía el inicio de una pelea, y quizás fuera la naturaleza discreta de su transformación o el carácter que tenía de serie, que Kahlo no quería inmiscuirse. El rol protagonista era uno agradecido (y Santos, cuanto había peleado por conseguirlo) pero hasta ella tenía que admitir que había momentos donde ser secundario era una bendición. No haber tenido encontronazo directo con otro ciudadano no la hacía pecar de incauta, e igual que no era necesario errar para aprender (especialmente en un sitio donde meter la pata podía matarte), Kahlo era perfectamente consciente de los asuntos turbios que algunos llevaban en Rocavarancolia, criaturas inmorales o perturbados de mente como los que habían robado la vida de sus compañeros, pero ella no sería quien juzgase o persiguiese que hacían o dejaban de hacer siempre y cuando no le afectase. Los justicieros estaban bien, pero ella prefería a los huidizos ladrones de guante blanco. Por eso arrugó el morro cuando escuchó a Erknest responder, a Amira apoyarle y a Adam posicionarse. Prudente o no, no podía dejar que barriesen el suelo con sus amigos.
—Sí —respondió a Fleur con el suspiro angustiado de una madre abochornada. Con ella tenía poco filtro—. Lo veo, sí…
¿Tan difícil era dejar que el oso siguiera con lo que quiera que estuviese haciendo? Vamos, ni que robar fuese para tanto. O intimidar. O amenazar verbalmente. O- mira, la verdad, más allá del chisme no quería saberlo. Le dedicó una mirada a Fleur, una pregunta silenciosa y un permiso antes de acercarse con ella a los problemas, a paso lento pero firme no porque no tuviera nervios, sino porque al menos contaban con la ventaja numérica. Estaba esforzándose por no soltar sus benditas toxinas.
—¡Hoooola queridos! ¿Qué tal? —anunció con emoción y una sonrisa—. ¡Saaantos, que tensos os veo! —miró al dependiente, al que dedicó una pequeña pero bonita reverencia, cerrando los ojos para hacerla más significativa—. Muy buenas tardes.
No sabía ni qué diantres vendían, así que chequeó el puestecillo sin soltar el brazo de Fleur con fingida naturalidad, chequeando botecitos alquímicos e incluso cogiéndolos para inspeccionarlos más de cerca. Evitaba mirar a los dos desconocidos, ignorando su presencia.
—Qué casualidad encontrarnos por aquí. ¿Habéis venido a comprar también? Hoy está movidito el mercado. ¡Uy-! ¡Hola! —saltó con voz aguda, como si fuera la primera vez que reparaba en los otros dos—. Santos, pero dónde están mis modales —removió suavemente el brazo derecho para soltarse de Fleur—. Disculpa cielo, la diestra es mi dominante —y con una sonrisa le tendió la mano a cualquiera de los dos, oso y chica sin cambios—. ¿Sois amigos de mis amigos?
Kahlo era tan novata como el que más, pero había cierta estrategia en hacerse la tonta, en tender la prótesis como presentación. Igual que su hermano jugaba a ser un libertino tanto como un miembro de la alta sociedad, Kahlo mantenía oculta una mente afilada y brillante como una gema bajo sus aires infantiles. A veces era más fácil ser subestimado, menospreciado; tus cartas ganaban impacto. Y ella les estaba tendiendo su baraja. Si de por sí los implantes irrenses eran caros, esa niña ingenua excesa en confianza tenía una bien excéntrica, color blanco marfil, de sinuosos decorados y oro que relucía en las juntas de las articulaciones, con anillos fundidos en los dedos. No era una formalidad, era una advertencia, una muestra de poder. Que creyeran que era lo que no era.
Total, si fallaba ninguno recordaría cuando se marchase.
¿Qué estaban haciendo? Parecía el inicio de una pelea, y quizás fuera la naturaleza discreta de su transformación o el carácter que tenía de serie, que Kahlo no quería inmiscuirse. El rol protagonista era uno agradecido (y Santos, cuanto había peleado por conseguirlo) pero hasta ella tenía que admitir que había momentos donde ser secundario era una bendición. No haber tenido encontronazo directo con otro ciudadano no la hacía pecar de incauta, e igual que no era necesario errar para aprender (especialmente en un sitio donde meter la pata podía matarte), Kahlo era perfectamente consciente de los asuntos turbios que algunos llevaban en Rocavarancolia, criaturas inmorales o perturbados de mente como los que habían robado la vida de sus compañeros, pero ella no sería quien juzgase o persiguiese que hacían o dejaban de hacer siempre y cuando no le afectase. Los justicieros estaban bien, pero ella prefería a los huidizos ladrones de guante blanco. Por eso arrugó el morro cuando escuchó a Erknest responder, a Amira apoyarle y a Adam posicionarse. Prudente o no, no podía dejar que barriesen el suelo con sus amigos.
—Sí —respondió a Fleur con el suspiro angustiado de una madre abochornada. Con ella tenía poco filtro—. Lo veo, sí…
¿Tan difícil era dejar que el oso siguiera con lo que quiera que estuviese haciendo? Vamos, ni que robar fuese para tanto. O intimidar. O amenazar verbalmente. O- mira, la verdad, más allá del chisme no quería saberlo. Le dedicó una mirada a Fleur, una pregunta silenciosa y un permiso antes de acercarse con ella a los problemas, a paso lento pero firme no porque no tuviera nervios, sino porque al menos contaban con la ventaja numérica. Estaba esforzándose por no soltar sus benditas toxinas.
—¡Hoooola queridos! ¿Qué tal? —anunció con emoción y una sonrisa—. ¡Saaantos, que tensos os veo! —miró al dependiente, al que dedicó una pequeña pero bonita reverencia, cerrando los ojos para hacerla más significativa—. Muy buenas tardes.
No sabía ni qué diantres vendían, así que chequeó el puestecillo sin soltar el brazo de Fleur con fingida naturalidad, chequeando botecitos alquímicos e incluso cogiéndolos para inspeccionarlos más de cerca. Evitaba mirar a los dos desconocidos, ignorando su presencia.
—Qué casualidad encontrarnos por aquí. ¿Habéis venido a comprar también? Hoy está movidito el mercado. ¡Uy-! ¡Hola! —saltó con voz aguda, como si fuera la primera vez que reparaba en los otros dos—. Santos, pero dónde están mis modales —removió suavemente el brazo derecho para soltarse de Fleur—. Disculpa cielo, la diestra es mi dominante —y con una sonrisa le tendió la mano a cualquiera de los dos, oso y chica sin cambios—. ¿Sois amigos de mis amigos?
Kahlo era tan novata como el que más, pero había cierta estrategia en hacerse la tonta, en tender la prótesis como presentación. Igual que su hermano jugaba a ser un libertino tanto como un miembro de la alta sociedad, Kahlo mantenía oculta una mente afilada y brillante como una gema bajo sus aires infantiles. A veces era más fácil ser subestimado, menospreciado; tus cartas ganaban impacto. Y ella les estaba tendiendo su baraja. Si de por sí los implantes irrenses eran caros, esa niña ingenua excesa en confianza tenía una bien excéntrica, color blanco marfil, de sinuosos decorados y oro que relucía en las juntas de las articulaciones, con anillos fundidos en los dedos. No era una formalidad, era una advertencia, una muestra de poder. Que creyeran que era lo que no era.
Total, si fallaba ninguno recordaría cuando se marchase.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Antiguo Mercado
04/12/23, 03:31 pm
El otro humano se acercó a los otros dos, lo cual no era buena señal. Si Nari ya estaba tensa, en cuanto el chico le miró con una expresión digna de Iceberg, dio un respingo escondiéndose un poco tras su compañero. No, no se merecía pasar esos disgustos. Al menos la otra chica había sido más considerada, estaba bien que les plantaran cara (era lo lógico y por lo que le tenía dicho al ursántropo que no les convenía llamar la atención) pero ella no tenía ni la mitad de la culpa. Fue por ello que asintió a las palabras de la francesa, colaborando a sus esfuerzos por terminar la situación. -¿Ves? ¿Por qué no nos volvemos a la guarida?- comenzó tímidamente a intentar convencerle, pero no sirvió de nada.
-Aguanta- interrumpió seco Iceberg, dejando caer el radiocasete al lado de la carabesa sin apartar la mirada de los tres. Nari tuvo que reaccionar rápido a algo que no se esperaba y, justo antes de que tocara el suelo, seguramente rompiéndose y llevándose una bronca al volver, consiguió terminar un hechizo de levitación para mantenerla en el sitio y cogerla. -(Por los pelos)- pensó quitándose el agobio momentáneo mientras pausaba la música.
Erknest había ganado algo de coraje tanto como por haber conseguido plantar cara a aquel malhechor como por la cercanía de sus amigos. Tal vez sí que era más valiente de lo que pensaba. Aunque lo que pasó a continuación le pondría a prueba de nuevo. El ursántropo dio un par de pasos todo lo erguido que podía, quedando prácticamente frente a ellos. Su mirada estaba cargada de arrogancia y un orgullo que se negaba a romper. -¿Por qué tendría que hacer caso a unos mindundis?- comenzó, esforzándose en sonar más intimidante aún y mirando uno por uno al grupito. -Los Dragonfly tenemos un propósito más importante que preocuparnos por si nos llevamos algo sin pagar. Más os vale no meteros con nosotros o lo lamentaréis.- El kamaitachi temblaba un poco, pero consiguió mantenerse firme sin echarse atrás. No tenía ni idea de que misión hablaba, pero si consistía en robos tenía claro que no podía permitirlo. -No, no vas a salirte con la tuya- declaró en un subidón de calma y valentía. Y, aunque no se hubiera dado cuenta, el resto tal vez sí que podría entrever algo más en las palabras del medio oso. Entre la aparente furia empezaba a asomar algo de nerviosismo, su coraza se estaba desarmando con cada persona que se sumaba y no se amedrentaba con las amenazas. Hizo otro intento, cerrando uno de sus puños: -Si no queréis entenderlo por las buenas, tal vez os quede claro si...-
Sin embargo, la bronca se vio truncada con la entrada en escena de Kahlo y Fleur. Nari no sabía dónde meterse ya e Iceberg se quedó desconcertado (y algo tenso, ahora eran 5 contra 2) con la tranquilidad que llevaban. A Erknest le pasaba parecido, incrédulo ante la aparición de la varmana y la otra chica que, aunque no hubieran hablado antes, sabía que era compañera del resto. -Ah, bu-buenos días. Qué agradable sorpresa verte por aquí- saludó nervioso, tanto por la situación como por encontrarse con ella. ¿No podría haber sido en otro momento, no? El tendero también estaba perplejo por cómo estaba derivando la discusión, aunque estaba un pelín más tranquilo ahora que la mercancía no peligraba tanto, así que devolvió el saludo con relativa calma. Ya podían estar matándose delante del puesto que su jefe seguramente se enfadaría si no daba el cien por cien con los posibles clientes.
El caballero entreabrió la boca varias veces buscando las palabras para explicar lo que sucedía, temiéndose que fueran a tomarla también con las dos. Mientras tanto, Nari se lo pensó un poco aunque acabó cediendo la mano a la varmana en un agarre que duró casi nada, dedicándole una sonrisa con todos los nervios posibles. Por supuesto se había fijado en la prótesis. No tenía ni idea de si estaba a la par con la que tenía Klaas en cuanto a funcionalidades, pero era lo suficientemente avispada para caer en que había sido cara, ya quedaba saber si era una veterana en la ciudad o una novata como ellos pero con mayor suerte o habilidad. Ninguna opción le convencía cuando ya incluso antes de que se acercara estaban jodidos. -Esto...- intentó explicarse para salir del paso, pero Iceberg se robó el foco.
El ursántropo también había caído en lo de la prótesis, pero aún con ello le daba igual. O al menos, se esforzaba en que le diera igual. Él era fuerte, alguien que infundía respeto, no iba a dejarse amedrentar por cinco chavales. Aunque una cosa era lo que pensaba y otra la realidad. La realidad es que se le estaban acabando las opciones y desde el primer momento tenía las de perder. Miró a los tres primeros "enfadado" y para nada nervioso: -¿¡Y ahora éstas quienes son!? ¿¡Tanta ayuda necesitáis para plantarme cara!?-
-Aguanta- interrumpió seco Iceberg, dejando caer el radiocasete al lado de la carabesa sin apartar la mirada de los tres. Nari tuvo que reaccionar rápido a algo que no se esperaba y, justo antes de que tocara el suelo, seguramente rompiéndose y llevándose una bronca al volver, consiguió terminar un hechizo de levitación para mantenerla en el sitio y cogerla. -(Por los pelos)- pensó quitándose el agobio momentáneo mientras pausaba la música.
Erknest había ganado algo de coraje tanto como por haber conseguido plantar cara a aquel malhechor como por la cercanía de sus amigos. Tal vez sí que era más valiente de lo que pensaba. Aunque lo que pasó a continuación le pondría a prueba de nuevo. El ursántropo dio un par de pasos todo lo erguido que podía, quedando prácticamente frente a ellos. Su mirada estaba cargada de arrogancia y un orgullo que se negaba a romper. -¿Por qué tendría que hacer caso a unos mindundis?- comenzó, esforzándose en sonar más intimidante aún y mirando uno por uno al grupito. -Los Dragonfly tenemos un propósito más importante que preocuparnos por si nos llevamos algo sin pagar. Más os vale no meteros con nosotros o lo lamentaréis.- El kamaitachi temblaba un poco, pero consiguió mantenerse firme sin echarse atrás. No tenía ni idea de que misión hablaba, pero si consistía en robos tenía claro que no podía permitirlo. -No, no vas a salirte con la tuya- declaró en un subidón de calma y valentía. Y, aunque no se hubiera dado cuenta, el resto tal vez sí que podría entrever algo más en las palabras del medio oso. Entre la aparente furia empezaba a asomar algo de nerviosismo, su coraza se estaba desarmando con cada persona que se sumaba y no se amedrentaba con las amenazas. Hizo otro intento, cerrando uno de sus puños: -Si no queréis entenderlo por las buenas, tal vez os quede claro si...-
Sin embargo, la bronca se vio truncada con la entrada en escena de Kahlo y Fleur. Nari no sabía dónde meterse ya e Iceberg se quedó desconcertado (y algo tenso, ahora eran 5 contra 2) con la tranquilidad que llevaban. A Erknest le pasaba parecido, incrédulo ante la aparición de la varmana y la otra chica que, aunque no hubieran hablado antes, sabía que era compañera del resto. -Ah, bu-buenos días. Qué agradable sorpresa verte por aquí- saludó nervioso, tanto por la situación como por encontrarse con ella. ¿No podría haber sido en otro momento, no? El tendero también estaba perplejo por cómo estaba derivando la discusión, aunque estaba un pelín más tranquilo ahora que la mercancía no peligraba tanto, así que devolvió el saludo con relativa calma. Ya podían estar matándose delante del puesto que su jefe seguramente se enfadaría si no daba el cien por cien con los posibles clientes.
El caballero entreabrió la boca varias veces buscando las palabras para explicar lo que sucedía, temiéndose que fueran a tomarla también con las dos. Mientras tanto, Nari se lo pensó un poco aunque acabó cediendo la mano a la varmana en un agarre que duró casi nada, dedicándole una sonrisa con todos los nervios posibles. Por supuesto se había fijado en la prótesis. No tenía ni idea de si estaba a la par con la que tenía Klaas en cuanto a funcionalidades, pero era lo suficientemente avispada para caer en que había sido cara, ya quedaba saber si era una veterana en la ciudad o una novata como ellos pero con mayor suerte o habilidad. Ninguna opción le convencía cuando ya incluso antes de que se acercara estaban jodidos. -Esto...- intentó explicarse para salir del paso, pero Iceberg se robó el foco.
El ursántropo también había caído en lo de la prótesis, pero aún con ello le daba igual. O al menos, se esforzaba en que le diera igual. Él era fuerte, alguien que infundía respeto, no iba a dejarse amedrentar por cinco chavales. Aunque una cosa era lo que pensaba y otra la realidad. La realidad es que se le estaban acabando las opciones y desde el primer momento tenía las de perder. Miró a los tres primeros "enfadado" y para nada nervioso: -¿¡Y ahora éstas quienes son!? ¿¡Tanta ayuda necesitáis para plantarme cara!?-
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Antiguo Mercado
05/12/23, 10:43 am
Ya notaba los sudores fríos por todo su cuerpo teniendo la mirada clavada en aquellas dos personas desconocidas. Quería creer en la solución más pacífica y eso le llevó de vuelta a cuando tenía sus 14 años.
Eso siempre le servía, meter cuerpo. Era consciente de su genética, de su anchura. De pequeño fue siempre mas grande que los demás y siempre sacaba tajada de eso. No era exactamente pacifismo pues se aprovechaba de eso para sacar lucro propio, buscando intimidar a quien le andaba molestando y en el peor de los casos siempre tenía más de 10 kilos de ventaja.
¿Pero contra un puto oso? No quería acobardarse, no estaba solo. No, eso no ayudaba, ya se estaba imaginando el peor escenario. ¿Acaso sería capaz de siquiera levantar la mano a otro, por mucho que se lo esté buscando? Confiaba en Amira para salvar el pellejo a Erknest, ella ha demostrado tener una fuerza bastante alta gracias al don que le otorgó la Luna Roja pero tampoco quería ser tan egoísta y depender de su amiga y el Caballero Ciervo para que se pongan a pelearse en mitad de la tienda y correr el riesgo de que se lastimen. Apretó el puño, notando la tensión porque el tipo, aparte de no hacer ni puñetero caso a su compañera quien parecía más sensata y de lejos, soltó ese radiocasete. Adam tensó la cara, esperando el impacto contra el suelo que nunca llegó.
Vale, era de esos también por si aun no quedaba lo suficientemente claro. El tipo tenía pinta de saber que su apariencia daba miedo y vaya si lo estaba haciendo. Adam arrugó más la cara cuando se acercó, viendo de cerca sus rasgos. Antaño eso era diario, ponerse uno enfrente del otro cuando habían rencillas en su banda. No iba a ceder, ya no quería. Solo debía quedarse enfrente del otro y mostrar valentía, nada de achantarse. El tipo habló, justificando sus acciones por un bien mayor, en de esos Dragonfly. ¿A qué mierda se puede saber que estaban jugando?
Erknest se pronunció de nuevo, decía verdades como puños y admiraba su valentía. Adam no veía oportunidad de decir nada como sus dos amigos y temía caldear más el ambiente, en parte porque notaba que por dentro se estaba cabreando bastante con toda la situación.
—¿Eh?
Pero todo esa compostura iracunda, toda esa cara arrugada del ruso se esfumó de un plumazo cuando escuchó una voz familiar. Adam, blanco como un bote de lejía, miró a Kahlo saludando tan casualmente a pesar de la tensión. Apenas le salió un saludo alzando la mano porque vio que encima venía acompañada de Fleur. En mitad de una crisis de nervios tuvo un tinte extraño de alivio, ellas dos se defendían muy bien con la magia y… Adam se recompuso de nuevo, ¿por qué pensaba de nuevo en una camorra? No va a pasar, no va a suceder.
Sin embargo el ursantropo perdió los cabales ahí en medio, mirandolos a ellos tres y gritando con exigencias injustas. A Adam le apretaba el pecho, frenando algo que se estaba guardando pero las puertas de sus sentimientos no pudieron contener sus palabras, recuperando su enfado y, esta vez, muy genuino.
—Más vale que te calmes, solo queremos solucionar esto. Marchaos con tranquilidad y ya podéis estar dejando a este hombre en paz —quería decir eso tranquilo pero se le notaban los sentimientos agitados en su voz, soltando esas palabras que le salieron del alma en una valentía adquirida por efecto de grupo—. Así que ya esta bien, fuera de aquí —terminó tajante, señalando con su mano a la calle y no quitando la vista al que estaba formando el espectáculo.
El último comentario del oso a dos patas tocó una parte de Adam que tuvo muy sensible desde que se transformó. Le hirió el orgullo, mucho. ¿En que momento a ese tío se le infló tanto la cabeza? ¿Tanto se creía? Pensó con mucho coraje lo bien que le vendría un poco de humildad al imbécil que tenía delante. Quería decirle de todo, auténticas barbaridades, pero prefirió callar para no pecar de imprudente, ya tuvo suficiente aquella semana.
Eso siempre le servía, meter cuerpo. Era consciente de su genética, de su anchura. De pequeño fue siempre mas grande que los demás y siempre sacaba tajada de eso. No era exactamente pacifismo pues se aprovechaba de eso para sacar lucro propio, buscando intimidar a quien le andaba molestando y en el peor de los casos siempre tenía más de 10 kilos de ventaja.
¿Pero contra un puto oso? No quería acobardarse, no estaba solo. No, eso no ayudaba, ya se estaba imaginando el peor escenario. ¿Acaso sería capaz de siquiera levantar la mano a otro, por mucho que se lo esté buscando? Confiaba en Amira para salvar el pellejo a Erknest, ella ha demostrado tener una fuerza bastante alta gracias al don que le otorgó la Luna Roja pero tampoco quería ser tan egoísta y depender de su amiga y el Caballero Ciervo para que se pongan a pelearse en mitad de la tienda y correr el riesgo de que se lastimen. Apretó el puño, notando la tensión porque el tipo, aparte de no hacer ni puñetero caso a su compañera quien parecía más sensata y de lejos, soltó ese radiocasete. Adam tensó la cara, esperando el impacto contra el suelo que nunca llegó.
Vale, era de esos también por si aun no quedaba lo suficientemente claro. El tipo tenía pinta de saber que su apariencia daba miedo y vaya si lo estaba haciendo. Adam arrugó más la cara cuando se acercó, viendo de cerca sus rasgos. Antaño eso era diario, ponerse uno enfrente del otro cuando habían rencillas en su banda. No iba a ceder, ya no quería. Solo debía quedarse enfrente del otro y mostrar valentía, nada de achantarse. El tipo habló, justificando sus acciones por un bien mayor, en de esos Dragonfly. ¿A qué mierda se puede saber que estaban jugando?
Erknest se pronunció de nuevo, decía verdades como puños y admiraba su valentía. Adam no veía oportunidad de decir nada como sus dos amigos y temía caldear más el ambiente, en parte porque notaba que por dentro se estaba cabreando bastante con toda la situación.
—¿Eh?
Pero todo esa compostura iracunda, toda esa cara arrugada del ruso se esfumó de un plumazo cuando escuchó una voz familiar. Adam, blanco como un bote de lejía, miró a Kahlo saludando tan casualmente a pesar de la tensión. Apenas le salió un saludo alzando la mano porque vio que encima venía acompañada de Fleur. En mitad de una crisis de nervios tuvo un tinte extraño de alivio, ellas dos se defendían muy bien con la magia y… Adam se recompuso de nuevo, ¿por qué pensaba de nuevo en una camorra? No va a pasar, no va a suceder.
Sin embargo el ursantropo perdió los cabales ahí en medio, mirandolos a ellos tres y gritando con exigencias injustas. A Adam le apretaba el pecho, frenando algo que se estaba guardando pero las puertas de sus sentimientos no pudieron contener sus palabras, recuperando su enfado y, esta vez, muy genuino.
—Más vale que te calmes, solo queremos solucionar esto. Marchaos con tranquilidad y ya podéis estar dejando a este hombre en paz —quería decir eso tranquilo pero se le notaban los sentimientos agitados en su voz, soltando esas palabras que le salieron del alma en una valentía adquirida por efecto de grupo—. Así que ya esta bien, fuera de aquí —terminó tajante, señalando con su mano a la calle y no quitando la vista al que estaba formando el espectáculo.
El último comentario del oso a dos patas tocó una parte de Adam que tuvo muy sensible desde que se transformó. Le hirió el orgullo, mucho. ¿En que momento a ese tío se le infló tanto la cabeza? ¿Tanto se creía? Pensó con mucho coraje lo bien que le vendría un poco de humildad al imbécil que tenía delante. Quería decirle de todo, auténticas barbaridades, pero prefirió callar para no pecar de imprudente, ya tuvo suficiente aquella semana.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Antiguo Mercado
05/12/23, 11:55 am
Amira no tenía ni la consistencia ni la altura de Adam (y mucho menos la del tal Iceberg), pero no por ello iba a cortarse; mantenerle la mirada al oso era una manera de dejarle claro que si estaba intentado intimidarla a base simplemente de aspecto, no estaba funcionando. El verse rodeada de gente conocida ayudaba también, por supuesto, pero se había atrevido a plantarle cara a 77, y aquel imbécil ni siquiera le llegaba a la punta de los zapatos en el miedo que daba.
La música paró de golpe, y solo entonces Amira registró que todo ese rato había seguido puesta, pues se había convertido en ruido de fondo, dándole prioridad a la “conversación” que estaban manteniendo. A cada palabra que decía el oso más le ardía la sangre en las venas, y el vacío de la pérdida empezaba a llenarse poco a poco. Probablemente la rabia no fuera la mejor emoción para suplirlo, pero era la primera vez en días que sentía algo, lo que fuera, y aquello solo daba alas a querer seguir. «Será gilipollas», pensó. Uno de esos idiotas del bien mayor, de que el fin justificaba los medios. Podía imaginar qué tipo de perfil en redes sociales habría tenido, y no era algo bueno.
—Nada justifica que la tomes con un pobre trabajador —apuntó tras Erknest. ¿Si le estuvieran robando a una gran multinacional? Ahí no hubiera tenido ningún problema, probablemente lo hubiera visto bien. Pero aquel puestecito pequeño no tenía pinta de ser precisamente el Amazon de Rocavarancolia, y aquel empleado que tenía tanto pánico no era Bezos.
Y de pronto el grifo se cortó. La llegada de Kahlo (y de Fleur) pusieron fin a la suma y suma de pequeñas cosas que solo la cabreaban más y más. Saludó con la mano en un gesto pequeñito, y por unos segundos apartó la mirada a sus pies mientras la punta de su zapato se movía en el suelo, nerviosa. Como si su madre la hubiera pillado en una trastada. Muy en el fondo sabía que lo mejor era desescalar aquello, que buscar una pelea era estúpido… Pero no tenía la cabeza en el mejor momento para ser lógica.
Y tras aquello, Amira no iba a decir más. Ya estaba. No hacía falta más, aquello había terminado de manera rápida gracias a Kahlo. Hasta que el gilipollas que era Iceberg volvió a amenazar. Fue como romper un dique, la contención de sus emociones que había supuesto la entrada de más gente estaba rota del todo. Le miró con más rabia si cabía, su mano buscando el pomo de la espada en el cinto aunque sin intención de sacarla.
—¿A ti? Me basto yo sola para que necesites un veterinario —masculló entre dientes. Quería que lo oyese el tal Iceberg, pero no Kahlo o Fleur.
Que antes que ella Adam hubiese hecho un intento de acabar del todo con la discusión no impidió que ella la escalase mucho más. ¿Quién se creía que era para amenazar a sus amigos? Había perdido a demasiados sin poder hacer nada, y no iba a tolerar la más mínima intención de nadie en contra de los que seguían vivos si ella estaba presente.
La música paró de golpe, y solo entonces Amira registró que todo ese rato había seguido puesta, pues se había convertido en ruido de fondo, dándole prioridad a la “conversación” que estaban manteniendo. A cada palabra que decía el oso más le ardía la sangre en las venas, y el vacío de la pérdida empezaba a llenarse poco a poco. Probablemente la rabia no fuera la mejor emoción para suplirlo, pero era la primera vez en días que sentía algo, lo que fuera, y aquello solo daba alas a querer seguir. «Será gilipollas», pensó. Uno de esos idiotas del bien mayor, de que el fin justificaba los medios. Podía imaginar qué tipo de perfil en redes sociales habría tenido, y no era algo bueno.
—Nada justifica que la tomes con un pobre trabajador —apuntó tras Erknest. ¿Si le estuvieran robando a una gran multinacional? Ahí no hubiera tenido ningún problema, probablemente lo hubiera visto bien. Pero aquel puestecito pequeño no tenía pinta de ser precisamente el Amazon de Rocavarancolia, y aquel empleado que tenía tanto pánico no era Bezos.
Y de pronto el grifo se cortó. La llegada de Kahlo (y de Fleur) pusieron fin a la suma y suma de pequeñas cosas que solo la cabreaban más y más. Saludó con la mano en un gesto pequeñito, y por unos segundos apartó la mirada a sus pies mientras la punta de su zapato se movía en el suelo, nerviosa. Como si su madre la hubiera pillado en una trastada. Muy en el fondo sabía que lo mejor era desescalar aquello, que buscar una pelea era estúpido… Pero no tenía la cabeza en el mejor momento para ser lógica.
Y tras aquello, Amira no iba a decir más. Ya estaba. No hacía falta más, aquello había terminado de manera rápida gracias a Kahlo. Hasta que el gilipollas que era Iceberg volvió a amenazar. Fue como romper un dique, la contención de sus emociones que había supuesto la entrada de más gente estaba rota del todo. Le miró con más rabia si cabía, su mano buscando el pomo de la espada en el cinto aunque sin intención de sacarla.
—¿A ti? Me basto yo sola para que necesites un veterinario —masculló entre dientes. Quería que lo oyese el tal Iceberg, pero no Kahlo o Fleur.
Que antes que ella Adam hubiese hecho un intento de acabar del todo con la discusión no impidió que ella la escalase mucho más. ¿Quién se creía que era para amenazar a sus amigos? Había perdido a demasiados sin poder hacer nada, y no iba a tolerar la más mínima intención de nadie en contra de los que seguían vivos si ella estaba presente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Antiguo Mercado
05/12/23, 09:21 pm
En otra circunstancia el suspiro abochornado de su amiga le habría arrancado una risa, pero en esta ocasión aquel poco filtro y la pregunta silenciosa que parecieron compartir indicaron el inicio de algo que parecía inevitable. Si Kahlo arrugó el morro Fleur puso los ojos en blanco. Luego asintió con la cabeza y se encaminaron juntas hacia un salto de fe, Dios sabía si esta vez aterrizaría con éxito o se dejaría las costillas en el pavimento.
El chico con la armadura de ciervo parecía nervioso. Adam incómodo y Amira solo les dedicó un saludo escueto como si rehuyera sus miradas. Ninguna de aquellas reacciones la pilló por sorpresa, más la actitud y el carisma que la aparición nocturna se granjeó en cada detalle terminaron por hacer que su voz se hiciera un nudo, y que sus mejillas parecieran arder al descubrirse deseando tener algún día la mitad de su temple.
La francesa no se atrevió a saludar con un despliegue de modales y en su lugar un movimiento de cabeza sería suficiente para hacer ver a sus amigos que la caballería estaba allí. No es que no los tuviera pero era incapaz de disimular tan bien lo que sentía. Además, no quería estropear el teatrillo de Kahlo la cual parecía un diente de león que había aterrizado en el mercado por casualidad, mecida por el viento. Sí, era mejor guardar silencio.
Sin embargo todo cambió en los segundos siguientes. El oso polar se mostró enfadado e irrespetuoso y durante un segundo la francesa dio un paso atrás por inercia, preparada para cualquier cosa.
¿Qué debía hacer? Las cosas no estaban a su favor precisamente. Los alborotadores eran dos y ellos cinco. Ellos eran cinco pero la carabesa y el animorfo no parecían novatos. Eso solo significaba tablas, lo cual no era un buen resultado tratándose de Rocavarancolia. Kahlo ya parecía haber entendido esa cuestión desde un inicio y estaba segura de que tras el tono tajante del ruso éste también. Pero Amira...
Tomó aire para recomponerse y quien dio un paso al frente esta vez no fue Fleur, si no la siwani.
—Mi nombre es Fleur, encantada —no tendió ninguna mano en vistas de que iban a rechazarla pero su voz sonó dulce, no como alguien resuelta, si no más parecido a como se dirigiría una criada a sus superiores, hecho que había contemplado cientos de veces en el abrigo de su mansión. La chica-cisne esbozó una sonrisa en dirección a Nari al detectarla como alguien con sentido común y más pronto que tarde acortó distancias hasta posicionarse al lado de Amira, quien mascullaba.
—¿Plantarte cara? —exigió saber, mientras pestañeaba con su plumón negro al compás de un ritmo dócil y excesivamente sumiso. Conociéndola era probable que aquello alterara a la Valkyria así que su mano se posó en la firmeza de su espalda, trazando círculos con sus dedos en una señal de que por favor, mantuviera la calma.
Fue entonces cuando activó su don. Fleur recopiló los consejos más importantes de sus libros de transformaciones y decidió aplicarlos en una única mirada. Lo más fácil era imaginar un lago azul y cristalino en su mente, un oasis de quietud que parecía latir con ondas suaves y casi imperceptibles. Sus ojos celestes se asemejaban al hielo de un Iceberg y siguiendo la estela del propio nombre se clavaron en éste, produciendo que al menos sus emociones se amansaran.
—No se nos ocurriría enfrentaros a ninguno... —prosiguió sin deshacer el contacto visual, calma y serena—. Solo paseábamos con la tranquilidad de ver algo bonito que comprar... ¿No es mejor así? —sus labios se curvaron en una mueca que trataba de hacer ver que era la mejor idea—. Seguro que para ti también... en este lugar hay muchos negocios y nadie olvida nunca una cara con ganas de problemas... —aventuró—. Quizá nadie se preste a hacer tratos si vas por ahí sacudiendo al puesto del vecino...
Volvió a pestañear. Quería parecer asustada. Quería que la viera como un cervatillo indefenso. Quería que se apiadara tanto de ellos que se marchara para no volver nunca jamás.
El chico con la armadura de ciervo parecía nervioso. Adam incómodo y Amira solo les dedicó un saludo escueto como si rehuyera sus miradas. Ninguna de aquellas reacciones la pilló por sorpresa, más la actitud y el carisma que la aparición nocturna se granjeó en cada detalle terminaron por hacer que su voz se hiciera un nudo, y que sus mejillas parecieran arder al descubrirse deseando tener algún día la mitad de su temple.
La francesa no se atrevió a saludar con un despliegue de modales y en su lugar un movimiento de cabeza sería suficiente para hacer ver a sus amigos que la caballería estaba allí. No es que no los tuviera pero era incapaz de disimular tan bien lo que sentía. Además, no quería estropear el teatrillo de Kahlo la cual parecía un diente de león que había aterrizado en el mercado por casualidad, mecida por el viento. Sí, era mejor guardar silencio.
Sin embargo todo cambió en los segundos siguientes. El oso polar se mostró enfadado e irrespetuoso y durante un segundo la francesa dio un paso atrás por inercia, preparada para cualquier cosa.
¿Qué debía hacer? Las cosas no estaban a su favor precisamente. Los alborotadores eran dos y ellos cinco. Ellos eran cinco pero la carabesa y el animorfo no parecían novatos. Eso solo significaba tablas, lo cual no era un buen resultado tratándose de Rocavarancolia. Kahlo ya parecía haber entendido esa cuestión desde un inicio y estaba segura de que tras el tono tajante del ruso éste también. Pero Amira...
Tomó aire para recomponerse y quien dio un paso al frente esta vez no fue Fleur, si no la siwani.
—Mi nombre es Fleur, encantada —no tendió ninguna mano en vistas de que iban a rechazarla pero su voz sonó dulce, no como alguien resuelta, si no más parecido a como se dirigiría una criada a sus superiores, hecho que había contemplado cientos de veces en el abrigo de su mansión. La chica-cisne esbozó una sonrisa en dirección a Nari al detectarla como alguien con sentido común y más pronto que tarde acortó distancias hasta posicionarse al lado de Amira, quien mascullaba.
—¿Plantarte cara? —exigió saber, mientras pestañeaba con su plumón negro al compás de un ritmo dócil y excesivamente sumiso. Conociéndola era probable que aquello alterara a la Valkyria así que su mano se posó en la firmeza de su espalda, trazando círculos con sus dedos en una señal de que por favor, mantuviera la calma.
Fue entonces cuando activó su don. Fleur recopiló los consejos más importantes de sus libros de transformaciones y decidió aplicarlos en una única mirada. Lo más fácil era imaginar un lago azul y cristalino en su mente, un oasis de quietud que parecía latir con ondas suaves y casi imperceptibles. Sus ojos celestes se asemejaban al hielo de un Iceberg y siguiendo la estela del propio nombre se clavaron en éste, produciendo que al menos sus emociones se amansaran.
—No se nos ocurriría enfrentaros a ninguno... —prosiguió sin deshacer el contacto visual, calma y serena—. Solo paseábamos con la tranquilidad de ver algo bonito que comprar... ¿No es mejor así? —sus labios se curvaron en una mueca que trataba de hacer ver que era la mejor idea—. Seguro que para ti también... en este lugar hay muchos negocios y nadie olvida nunca una cara con ganas de problemas... —aventuró—. Quizá nadie se preste a hacer tratos si vas por ahí sacudiendo al puesto del vecino...
Volvió a pestañear. Quería parecer asustada. Quería que la viera como un cervatillo indefenso. Quería que se apiadara tanto de ellos que se marchara para no volver nunca jamás.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antiguo Mercado
06/12/23, 02:40 pm
Su saludo se vio reforzado por una sonrisa, sonrisa que no llegó a morir cuando tras la chica el enorme oso no le estrechó la mano. "Mejor", dijo una vocecilla prudente en su cabeza. Si se pasaba con la fuerza y le destrozaba la mano...
En su cabeza el plan no tenía fisuras: el oso se amedrentaría como su compañera y ya estaría todo el pescado vendido, podría soltar el teatrillo e irse, pero por supuesto las cosas no eran tan fáciles. Tuvo la decencia de suavizar su descontento, o al menos de maquillarlo con teatralidad para no salirse del personaje. Era una diva, una ciudadana relevante, es lo que tenía que hacerles creer, un trabajo relativamente sencillo cuando su ego la protegía. Puede que no lo fuera ahora estrictamente hablando, pero era cuestión de tiempo.
—¿Hah? Oh cielo, es normal que no me conozcas. No me llaman Dama Efímera por nada —sonrió con ternura—. No me gusta dejar rastro —remarcó con una risa cuyo nervio camuflaba con humor. Verdad no le faltaba—. ¿A lo mejor el nombre de mi socia os suena más, Dama Isis? Regenta una boutique... —miró a la carabesa—. Ha hecho encargos para el burdel y otros locales...
El trato que tenía con dama Isis era anecdótico, solo le vendía joyas de vez en cuando (y muchas de estas ni siquiera eran obra suya), el burdel llevaba tiempo cerrado y de este tan solo había hablado con Wheem, pero como buena varmana de alta cuna sabía lo importante que era una buena red social, incluso si esta no era más que una red de mentiras llena de logros ajenos y gente que personalmente ni conocía. Quizás habría sido más fácil sin participación, a ella no podía importarle menos si querían robar por fuerza o amenaza, solo quería sacar a sus amigos de un berenjenal, pero la agitación en la voz de Adam, el lenguaje corporal de Amira tan discreto como un lobo territorial, su mano buscando la espada... gracias a los Santos no podían verla rodar los ojos, ni tiempo tenía de apretar los dientes. De no ser porque se supone tenía que estar de su lado le habría dado senda colleja con la mano buena.
Por suerte Fleur también estaba allí. Sabía lo que la chica podía hacer y confiaba plenamente en ella. Con toda la inocencia que se gastaba la siwani, Kahlo estaba convencida en que no le harían falta ni poderes, pero mejor incluso si les daba uso.
—Oh, Santos, ¡no! —se llevó la prótesis al pecho, como afligida, con los ojos bien abiertos. Mientras Fleur se encargase del oso ella se dirigiría a la otra—. Estábamos de paso —coincidió tras la francesa, tras la cual señaló a Adam, Amira y Erknest con la palma abierta—, pero vimos a unos conocidos —les sonrió—, y no podíamos dejarlos pasar.
Su izquierda seguía sujetando el tarrito alquímico que había estado inspeccionado antes, ahora quieto tras tantas vueltecitas entre sus dedos por incomodidad mimetizada en desinterés, pero su derecha volvió fielmente a Fleur, entrelazándose con su brazo para darle refugio, como quien nota el miedo en otro y desea consolarlo.
—Disculpadnos si interrumpimos algo de ser el caso —continuó sumisa—. Estoy segura de que ninguno queremos problemas...
Y en un último cambio sutil, lento, su tono adquirió seriedad y aviso, todo redirigido a la carabesa. "Controla a tu bestia", parecía decir. Su filo el de un cuchillo tan sumamente pequeño que cuando lo notas es porque ya lo tienes clavado.
A fin de cuentas era hija de su madre.
En su cabeza el plan no tenía fisuras: el oso se amedrentaría como su compañera y ya estaría todo el pescado vendido, podría soltar el teatrillo e irse, pero por supuesto las cosas no eran tan fáciles. Tuvo la decencia de suavizar su descontento, o al menos de maquillarlo con teatralidad para no salirse del personaje. Era una diva, una ciudadana relevante, es lo que tenía que hacerles creer, un trabajo relativamente sencillo cuando su ego la protegía. Puede que no lo fuera ahora estrictamente hablando, pero era cuestión de tiempo.
—¿Hah? Oh cielo, es normal que no me conozcas. No me llaman Dama Efímera por nada —sonrió con ternura—. No me gusta dejar rastro —remarcó con una risa cuyo nervio camuflaba con humor. Verdad no le faltaba—. ¿A lo mejor el nombre de mi socia os suena más, Dama Isis? Regenta una boutique... —miró a la carabesa—. Ha hecho encargos para el burdel y otros locales...
El trato que tenía con dama Isis era anecdótico, solo le vendía joyas de vez en cuando (y muchas de estas ni siquiera eran obra suya), el burdel llevaba tiempo cerrado y de este tan solo había hablado con Wheem, pero como buena varmana de alta cuna sabía lo importante que era una buena red social, incluso si esta no era más que una red de mentiras llena de logros ajenos y gente que personalmente ni conocía. Quizás habría sido más fácil sin participación, a ella no podía importarle menos si querían robar por fuerza o amenaza, solo quería sacar a sus amigos de un berenjenal, pero la agitación en la voz de Adam, el lenguaje corporal de Amira tan discreto como un lobo territorial, su mano buscando la espada... gracias a los Santos no podían verla rodar los ojos, ni tiempo tenía de apretar los dientes. De no ser porque se supone tenía que estar de su lado le habría dado senda colleja con la mano buena.
Por suerte Fleur también estaba allí. Sabía lo que la chica podía hacer y confiaba plenamente en ella. Con toda la inocencia que se gastaba la siwani, Kahlo estaba convencida en que no le harían falta ni poderes, pero mejor incluso si les daba uso.
—Oh, Santos, ¡no! —se llevó la prótesis al pecho, como afligida, con los ojos bien abiertos. Mientras Fleur se encargase del oso ella se dirigiría a la otra—. Estábamos de paso —coincidió tras la francesa, tras la cual señaló a Adam, Amira y Erknest con la palma abierta—, pero vimos a unos conocidos —les sonrió—, y no podíamos dejarlos pasar.
Su izquierda seguía sujetando el tarrito alquímico que había estado inspeccionado antes, ahora quieto tras tantas vueltecitas entre sus dedos por incomodidad mimetizada en desinterés, pero su derecha volvió fielmente a Fleur, entrelazándose con su brazo para darle refugio, como quien nota el miedo en otro y desea consolarlo.
—Disculpadnos si interrumpimos algo de ser el caso —continuó sumisa—. Estoy segura de que ninguno queremos problemas...
Y en un último cambio sutil, lento, su tono adquirió seriedad y aviso, todo redirigido a la carabesa. "Controla a tu bestia", parecía decir. Su filo el de un cuchillo tan sumamente pequeño que cuando lo notas es porque ya lo tienes clavado.
A fin de cuentas era hija de su madre.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Antiguo Mercado
07/12/23, 11:56 am
Al igual que cuando la música cambiaba cuando al jefe le quedaba poco tiempo para ser vencido, Erknest entendió que lo estaban consiguiendo. Tanto las palabras de todos como sus acciones estaban frenando al ursántropo. Si había un momento en el que estar seguro y decidido era ahora. -En efecto. La violencia no nos va a llevar a ningún lado, así que lo mejor es que renunciéis a estos actos viles y mejoréis como ciudadanos- declaró luego de Adam con un convencido tono heroico. Había que dejarles claro que el Caballero Ciervo siempre velaría por el bien de la ciudad. Y bueno, una pequeña parte de él también quería lucirse frente a la varmana.
Amira también quería cortar la discusión y sus métodos, totalmente distintos de lo que intentaban Kahlo y Fleur, le sorprendieron de la misma manera. Ya se había dado cuenta en el momento en que se había puesto a su lado en cuanto se había acercado a los dos maleantes, pero con lo de ahora le quedaba más que claro lo valiente que era la chica. Los cinco lo estaban siendo solo con plantarle cara, pero ella parecía dispuesta a luchar de ser necesario, cosa que el kamaitachi esperaba que no hiciera falta. -(Le podría preguntar si quiere formar parte del grupo más tarde)- pensó, mientras volvía a esperar la reacción de Iceberg con sus respuestas.
Si Nari se temía lo peor, Iceberg ahora mismo estaba aterrorizado. Pensaba que asustarlos sería fácil solo con las pintas a medio transformar, creía que le daban un aire más fiero, pero no. Por más amenazas que hiciera, no se estaban amedrentando y al menos una de ellos se estaba preparando para darle una paliza. A pesar de lo que hubiera dicho, lo que menos quería el libense era una pelea. Desde que se había acercado, esa fue la primera vez que dio un paso atrás sin quitarles la vista de encima, lleno de nerviosismo. La explicación de la varmana hizo parte de su efecto. Si bien lo primero solo lo pilló la carabesa, a ambos le sonaba el nombre de Dama Isis. La ropa que llevaban la habían conseguido gracias a los Dragonfly ya fuera traída desde algún mundo vinculado o de alguna tienda más humilde, pero habían pasado alguna vez cerca de la boutique. -(Joder, pues sí que se adapta rápido la gente a la ciudad. Y nosotros todavía estamos perdidísimos)- pensó amargamente la chica. Fuera novata o no, tenía contactos y dinero, más alertas aún.
En cuanto la siwani empezó a hablar, Iceberg sintió un sudor frío. La varmana se hacía la distraída pero ya había dejado claro que tenía más capacidades de lo que aparentaba, por eso le daba mala espina que Fleur pareciera tan inocente. ¿Sería también otra persona con recursos aunque la hubiera tomado por novata al principio? Y fue entonces cuando, mientras la miraba, sintió una repentina calma. El miedo y los nervios se iban esfumando por momentos. Los motivos que le estaba dando... Si hubiera aparecido desde el principio seguramente se habría aprovechado para intimidarla más fácilmente y les dejaran en paz, pero ahora... No parecía tan buena idea, casi que prefería explicárselo con más calma, pero... Estaba algo mosca con ese cambio, algo andaba mal, pero no conseguía sentir un miedo que empezaba a aparecer solo en su cabeza.
La intervención de Kahlo afectó primero a Nari. Igual que su compañero no estaba segura de lo que tramaban ellas dos, pero lo último que dijo le dio el mismo escalofrío que cuando vio a la chica con plumas en las orejas llevarse la mano a la espada. Se acabó, tenían que irse ya. Los cinco eran capaces de reventarles, les estaban dando vía libre antes de que pasaran a la acción. La carabesa miró angustiada a Iceberg, una angustia que solo creció en cuanto le escuchó hablar. -Claro, claro. Se entiende, tampoco nos apetece tener que acabar en golpes, pero uno tiene que mantener una reputación por la banda. Quiero decir, ir de malote también sirve para que no intenten timarte y puede ayudar a la causa- respondió con tranquilidad. Nari abrió la boca y los ojos como platos. ¿Desde cuándo Iceberg se había vuelto alguien con un mínimo de diplomacia? Lo que no sabía es que el ursántropo estaba igual de acojonado que ella, pero sus emociones estaban siendo trastocadas sin entender el cómo.
Erknest estaba perplejo con el cambio de humor, pero no iba a negar que así era más fácil llegar a un entendimiento. El chico puso los brazos en jarra y dijo: -Pero ese no es el camino de un buen ciudadano, menos si quieres que la gente te apoye en algo. No es un mal consejo el que os están dando, deberíais probar a ser más respetuosos- Parecía que al final todo iba a acabar bien.
Mientras tanto, el tendero solo tenía una preocupación ya. Gracias a esos cinco el puesto estaba a salvo, pero no quería quitarle el ojo de encima al tarro que tenía la chica con alas de polilla por si acaso. No creía que fuera a robárselo, pero le daba cosa que pudiera romperse. Era una poción un pelín cara, no tanto como otras que vendían allí pero sobrepasaba a la gama más básica que tenían. Pero hubo algo más que le puso una expresión tensa, algo que el resto no tardaría en notar. Al principio era sutil, pero por segundos un curioso olor se haría más fuerte. Era como... ¿manzanilla?
Amira también quería cortar la discusión y sus métodos, totalmente distintos de lo que intentaban Kahlo y Fleur, le sorprendieron de la misma manera. Ya se había dado cuenta en el momento en que se había puesto a su lado en cuanto se había acercado a los dos maleantes, pero con lo de ahora le quedaba más que claro lo valiente que era la chica. Los cinco lo estaban siendo solo con plantarle cara, pero ella parecía dispuesta a luchar de ser necesario, cosa que el kamaitachi esperaba que no hiciera falta. -(Le podría preguntar si quiere formar parte del grupo más tarde)- pensó, mientras volvía a esperar la reacción de Iceberg con sus respuestas.
Si Nari se temía lo peor, Iceberg ahora mismo estaba aterrorizado. Pensaba que asustarlos sería fácil solo con las pintas a medio transformar, creía que le daban un aire más fiero, pero no. Por más amenazas que hiciera, no se estaban amedrentando y al menos una de ellos se estaba preparando para darle una paliza. A pesar de lo que hubiera dicho, lo que menos quería el libense era una pelea. Desde que se había acercado, esa fue la primera vez que dio un paso atrás sin quitarles la vista de encima, lleno de nerviosismo. La explicación de la varmana hizo parte de su efecto. Si bien lo primero solo lo pilló la carabesa, a ambos le sonaba el nombre de Dama Isis. La ropa que llevaban la habían conseguido gracias a los Dragonfly ya fuera traída desde algún mundo vinculado o de alguna tienda más humilde, pero habían pasado alguna vez cerca de la boutique. -(Joder, pues sí que se adapta rápido la gente a la ciudad. Y nosotros todavía estamos perdidísimos)- pensó amargamente la chica. Fuera novata o no, tenía contactos y dinero, más alertas aún.
En cuanto la siwani empezó a hablar, Iceberg sintió un sudor frío. La varmana se hacía la distraída pero ya había dejado claro que tenía más capacidades de lo que aparentaba, por eso le daba mala espina que Fleur pareciera tan inocente. ¿Sería también otra persona con recursos aunque la hubiera tomado por novata al principio? Y fue entonces cuando, mientras la miraba, sintió una repentina calma. El miedo y los nervios se iban esfumando por momentos. Los motivos que le estaba dando... Si hubiera aparecido desde el principio seguramente se habría aprovechado para intimidarla más fácilmente y les dejaran en paz, pero ahora... No parecía tan buena idea, casi que prefería explicárselo con más calma, pero... Estaba algo mosca con ese cambio, algo andaba mal, pero no conseguía sentir un miedo que empezaba a aparecer solo en su cabeza.
La intervención de Kahlo afectó primero a Nari. Igual que su compañero no estaba segura de lo que tramaban ellas dos, pero lo último que dijo le dio el mismo escalofrío que cuando vio a la chica con plumas en las orejas llevarse la mano a la espada. Se acabó, tenían que irse ya. Los cinco eran capaces de reventarles, les estaban dando vía libre antes de que pasaran a la acción. La carabesa miró angustiada a Iceberg, una angustia que solo creció en cuanto le escuchó hablar. -Claro, claro. Se entiende, tampoco nos apetece tener que acabar en golpes, pero uno tiene que mantener una reputación por la banda. Quiero decir, ir de malote también sirve para que no intenten timarte y puede ayudar a la causa- respondió con tranquilidad. Nari abrió la boca y los ojos como platos. ¿Desde cuándo Iceberg se había vuelto alguien con un mínimo de diplomacia? Lo que no sabía es que el ursántropo estaba igual de acojonado que ella, pero sus emociones estaban siendo trastocadas sin entender el cómo.
Erknest estaba perplejo con el cambio de humor, pero no iba a negar que así era más fácil llegar a un entendimiento. El chico puso los brazos en jarra y dijo: -Pero ese no es el camino de un buen ciudadano, menos si quieres que la gente te apoye en algo. No es un mal consejo el que os están dando, deberíais probar a ser más respetuosos- Parecía que al final todo iba a acabar bien.
Mientras tanto, el tendero solo tenía una preocupación ya. Gracias a esos cinco el puesto estaba a salvo, pero no quería quitarle el ojo de encima al tarro que tenía la chica con alas de polilla por si acaso. No creía que fuera a robárselo, pero le daba cosa que pudiera romperse. Era una poción un pelín cara, no tanto como otras que vendían allí pero sobrepasaba a la gama más básica que tenían. Pero hubo algo más que le puso una expresión tensa, algo que el resto no tardaría en notar. Al principio era sutil, pero por segundos un curioso olor se haría más fuerte. Era como... ¿manzanilla?
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Antiguo Mercado
11/12/23, 07:57 pm
Por muy ofendido que estuviese por la actitud de aquel ciudadano transformado debía ser cauteloso. Por eso lo largó con decisión, que se notasen sus palabras pero que también buscasen solucionar el conflicto que envolvía a aquel pobre tendero. Erknest incluso dijo unas palabras que Adam esperó ayudasen aunque sea un poco. Todo sea por calmar las aguas, que todos se calmasen y que nadie se metiese en ningún fregado.
Perdió la mirada hacia el alborotador, enfocándose en Amira cuando ella estuvo buscando las cosquillas del maldito bruto medio-animal. ¿Por qué? Adam tuvo los ojos abiertos en su amiga, mirada que retiró rápidamente y tomó aire, guardándose ya demasiadas cosas en su interior. Antes dirigidas a Iceberg y ahora, por desgracia, a la valquiria. No la quería culpar, no se sentía bien, pero lo que menos quería era meter más leña al fuego a todo el berenjenal. Adam intentó ponerse en su lugar, comprendía que ese tío fuese un tocapelotas de cuidado pero no, no veía buena idea meterse así de fuerte.
Ahora todo restaba a qué podían hacer, a saber si se terminaría metiendo en la primera camorra que viviría en Rocavarancolia. Suspiró en silencio, tensando sus manos cerradas y ya teniendo en mente el hechizo de barrera. En las peores debía estar preparado y aunque no se estaba fijando muy bien, la chica si que parecía nerviosa y el otro retrocedió un paso. No sabía si esa burda contestación estaba funcionando pero a saber, prefería no jugársela ni un poco.
Para su sorpresa Fleur también intervino después de presentarse en un tono suave. Preguntó acerca de las contestaciones directamente a su autor. La chica, como santo caído del cielo, medió la situación con una labia bastante buena demostrando un lado elocuente. Kahlo afirmó las palabras de su acompañante e incluso incluyó a su grupo en la ecuación.
—Claro. Nadie quiere problemas por supuesto —tuvo una ligera culpa por seguir las palabras de Kahlo sin permiso pero lo añadió porque sentía que debía reiterar que de verdad no quería ninguna movida ya incluso hablando por sí mismo. Asintió levemente con cansancio, solo quedaba ver como terminaría la negociación.
Ya estaba en una vorágine de sentimientos contradictorios cuando el pedazo de bruto contestón, para ya añadirle más surrealismo al caldo, se mostró tranquilo y hablando del tema con calma. Lo escuchó igualmente, alzando la ceja cuando habló de reputación que mantener para su banda. Vaya Deja Vu tuvo. ¿Ir de malote? ¿Que sirva?
Mientras Erknest daba el discurso Adam se estaba mordiendo la lengua, bastante. Miró al hombre-oso ya más calmado y bastante harto de todo, le parecía un gilipollas por pensar así de la gente. ¿Acaso se piensan que son inmunes o que? Suspiró de nuevo y puso por un segundo los ojos en blanco, lamentando su propio silencio y sintiéndose en la conversación ya de adorno, porque vamos, de todo diría, pero no quería que subiese más el pan. Ya se acabaría… Cada uno para su casa, él para la Torre, leería algo para distraerse y…
¿Por qué olía a infusión? No pudo evitar detectarlo del aire, quizás el tendero tendría alguna taza con algo.
Perdió la mirada hacia el alborotador, enfocándose en Amira cuando ella estuvo buscando las cosquillas del maldito bruto medio-animal. ¿Por qué? Adam tuvo los ojos abiertos en su amiga, mirada que retiró rápidamente y tomó aire, guardándose ya demasiadas cosas en su interior. Antes dirigidas a Iceberg y ahora, por desgracia, a la valquiria. No la quería culpar, no se sentía bien, pero lo que menos quería era meter más leña al fuego a todo el berenjenal. Adam intentó ponerse en su lugar, comprendía que ese tío fuese un tocapelotas de cuidado pero no, no veía buena idea meterse así de fuerte.
Ahora todo restaba a qué podían hacer, a saber si se terminaría metiendo en la primera camorra que viviría en Rocavarancolia. Suspiró en silencio, tensando sus manos cerradas y ya teniendo en mente el hechizo de barrera. En las peores debía estar preparado y aunque no se estaba fijando muy bien, la chica si que parecía nerviosa y el otro retrocedió un paso. No sabía si esa burda contestación estaba funcionando pero a saber, prefería no jugársela ni un poco.
Para su sorpresa Fleur también intervino después de presentarse en un tono suave. Preguntó acerca de las contestaciones directamente a su autor. La chica, como santo caído del cielo, medió la situación con una labia bastante buena demostrando un lado elocuente. Kahlo afirmó las palabras de su acompañante e incluso incluyó a su grupo en la ecuación.
—Claro. Nadie quiere problemas por supuesto —tuvo una ligera culpa por seguir las palabras de Kahlo sin permiso pero lo añadió porque sentía que debía reiterar que de verdad no quería ninguna movida ya incluso hablando por sí mismo. Asintió levemente con cansancio, solo quedaba ver como terminaría la negociación.
Ya estaba en una vorágine de sentimientos contradictorios cuando el pedazo de bruto contestón, para ya añadirle más surrealismo al caldo, se mostró tranquilo y hablando del tema con calma. Lo escuchó igualmente, alzando la ceja cuando habló de reputación que mantener para su banda. Vaya Deja Vu tuvo. ¿Ir de malote? ¿Que sirva?
Mientras Erknest daba el discurso Adam se estaba mordiendo la lengua, bastante. Miró al hombre-oso ya más calmado y bastante harto de todo, le parecía un gilipollas por pensar así de la gente. ¿Acaso se piensan que son inmunes o que? Suspiró de nuevo y puso por un segundo los ojos en blanco, lamentando su propio silencio y sintiéndose en la conversación ya de adorno, porque vamos, de todo diría, pero no quería que subiese más el pan. Ya se acabaría… Cada uno para su casa, él para la Torre, leería algo para distraerse y…
¿Por qué olía a infusión? No pudo evitar detectarlo del aire, quizás el tendero tendría alguna taza con algo.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Antiguo Mercado
13/12/23, 03:07 pm
No entendía muy bien las reacciones del resto. Aquel idiota no era tan fuerte. Era grande y estaba tratando de dar miedo, pero Amira estaba bastante segura de que podía enfrentarse a él en un uno contra uno. No entendía el parecer vulnerable como si realmente fuese un peligro mayor. Hacía tiempo que había leído de pasada sobre la intuición de las valkyrias sobre la fuerza de sus oponentes, pero viendo que la mayoría de libros tenían bastante decoración lo había considerado una magufada narrativa. A lo mejor, después de ver que nadie tenía la impresión de Iceberg que ella tenía, empezaba a tomárselo más en serio.
Se tensó levemente al notar la mano de Fleur en su espalda, más por no esperarse el contacto que porque la pusiera más nerviosa en sí, y después dejó que sus músculos se relajasen levemente. Estaba claro que le pedía calma, y muy, muy en el fondo sabía que era lo mejor, así que se esforzó en respirar hondo y relajarse. Era lo mejor, pero no lo que quería en aquel momento, así que costaba. Sus dedos se apartaron lentamente de la empuñadura del arma, aunque no dejaría de clavarle la mirada a Iceberg. “Más te vale que te largues antes de que cambie de idea”, parecía decir.
Entre Fleur y Kahlo parecieron calmar bastante los ánimos, y desde luego que no esperaba el cambio de tono del oso. Iba a añadir algo tras Erknest, pero algo le hizo olvidar por completo lo que estaba pensando. Olía a hogar. A su madre preparando una infusión para el dolor de estómago mientras ella se arrebujaba entre mantas en el sofá. A sujetar la taza aún ardiendo con las manos, mirando el vapor desaparecer poco a poco al ascender. Si había algo que aquel momento que estuviera ayudando a calmarla más de lo que lo habían hecho las caricias de Fleur, era aquella manzanilla.
Se tensó levemente al notar la mano de Fleur en su espalda, más por no esperarse el contacto que porque la pusiera más nerviosa en sí, y después dejó que sus músculos se relajasen levemente. Estaba claro que le pedía calma, y muy, muy en el fondo sabía que era lo mejor, así que se esforzó en respirar hondo y relajarse. Era lo mejor, pero no lo que quería en aquel momento, así que costaba. Sus dedos se apartaron lentamente de la empuñadura del arma, aunque no dejaría de clavarle la mirada a Iceberg. “Más te vale que te largues antes de que cambie de idea”, parecía decir.
Entre Fleur y Kahlo parecieron calmar bastante los ánimos, y desde luego que no esperaba el cambio de tono del oso. Iba a añadir algo tras Erknest, pero algo le hizo olvidar por completo lo que estaba pensando. Olía a hogar. A su madre preparando una infusión para el dolor de estómago mientras ella se arrebujaba entre mantas en el sofá. A sujetar la taza aún ardiendo con las manos, mirando el vapor desaparecer poco a poco al ascender. Si había algo que aquel momento que estuviera ayudando a calmarla más de lo que lo habían hecho las caricias de Fleur, era aquella manzanilla.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Antiguo Mercado
14/12/23, 12:14 pm
Fleur tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para esconder la sonrisa velada que deseaban esgrimir sus labios. Era la primera vez que sus poderes parecían llegar a buen puerto pues el oso polar parecía más calmado y cauto de manera repentina, como si entendiera al fin que llegar a una pelea en mitad del mercado no era la decisión más inteligente.
Por suerte la francesa se vio respaldada por Kahlo, quien no tardó en sumarse al anzuelo que la siwani tendía con la intención de parecer dos jovencitas temerosas que solo pasaban allí por casualidad. Una dulce e inocente, la otra primaveral y con contactos importantes a sus espaldas que solo gritaban una palabra sorda e invisible. Cuidado.
Con el regreso de la derecha de la aparición entrecruzando su brazo y el temple de Amira la francesa vio aplacados sus propios nervios. Sin embargo su rostro dejó de sonreír con el cambio de tono de la granta dirigido hacia la carabesa. Fleur hizo lo propio, mirándola con seriedad al notar el giro sutil de una amenaza descifrable bajo varias capas. Una cosa era parecer débil y otra demasiado débil, tampoco les convenía que creyeran poder aprovecharse de ellas y esperaba que entendieran ese hecho. Ninguno quería pelear, pero no permitirían que hicieran daño a sus amigos.
Tras la intervención del caballero-ciervo logró no suspirar, más la respuesta escueta de Adam le hizo recobrar cierto alivio, parecían estar en la misma sincronía.
—Desde luego... la reputación es importante y créeme... intimidas mucho... —le halagó con el corazón en la garganta y pensando en que la información que ahora poseían era importante.
Así que pertenecían a una banda. Lo que quería decir que quizás no estaban tan solos como creía al principio. Sus ojos celestes se movieron con rapidez por el mercado pero esta vez no estaba fingiendo recelo si no que buscaba potenciales atacantes a sus espaldas. Volvió a sonreír, pero con cierto atisbo de duda.
—Bueno... es un bonito día para seguir mirando comercios... ¿Verdad? ¿Adam, Amira? ¿Os unís a nosotras? —para cualquiera podía resultar una pregunta sin más pero quien la conociera un mínimo sabía que su cuello tenso como el acero solo pedía a gritos salir de allí y reconsiderar si como recién llegados estaban en condiciones de ayudar a un ciudadano que no había abierto la boca en ningún momento.
Lástima, porque una nueva parte de ella arañaba sus entrañas con disimulo y le susurraba al oído las ganas que tenía de que la Valkyria desenfundara su espada de una vez por todas.
Por suerte la francesa se vio respaldada por Kahlo, quien no tardó en sumarse al anzuelo que la siwani tendía con la intención de parecer dos jovencitas temerosas que solo pasaban allí por casualidad. Una dulce e inocente, la otra primaveral y con contactos importantes a sus espaldas que solo gritaban una palabra sorda e invisible. Cuidado.
Con el regreso de la derecha de la aparición entrecruzando su brazo y el temple de Amira la francesa vio aplacados sus propios nervios. Sin embargo su rostro dejó de sonreír con el cambio de tono de la granta dirigido hacia la carabesa. Fleur hizo lo propio, mirándola con seriedad al notar el giro sutil de una amenaza descifrable bajo varias capas. Una cosa era parecer débil y otra demasiado débil, tampoco les convenía que creyeran poder aprovecharse de ellas y esperaba que entendieran ese hecho. Ninguno quería pelear, pero no permitirían que hicieran daño a sus amigos.
Tras la intervención del caballero-ciervo logró no suspirar, más la respuesta escueta de Adam le hizo recobrar cierto alivio, parecían estar en la misma sincronía.
—Desde luego... la reputación es importante y créeme... intimidas mucho... —le halagó con el corazón en la garganta y pensando en que la información que ahora poseían era importante.
Así que pertenecían a una banda. Lo que quería decir que quizás no estaban tan solos como creía al principio. Sus ojos celestes se movieron con rapidez por el mercado pero esta vez no estaba fingiendo recelo si no que buscaba potenciales atacantes a sus espaldas. Volvió a sonreír, pero con cierto atisbo de duda.
—Bueno... es un bonito día para seguir mirando comercios... ¿Verdad? ¿Adam, Amira? ¿Os unís a nosotras? —para cualquiera podía resultar una pregunta sin más pero quien la conociera un mínimo sabía que su cuello tenso como el acero solo pedía a gritos salir de allí y reconsiderar si como recién llegados estaban en condiciones de ayudar a un ciudadano que no había abierto la boca en ningún momento.
Lástima, porque una nueva parte de ella arañaba sus entrañas con disimulo y le susurraba al oído las ganas que tenía de que la Valkyria desenfundara su espada de una vez por todas.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antiguo Mercado
15/12/23, 09:00 pm
Por fin las cosas estaban saliendo bien, y ante el razonamiento del enorme oso -a sus ojos claramente hipnotizado por Fleur- sonrió con una calidez que no sentía. No le había gustado lo más mínimo esa mención a una banda, fuesen ellos unos mindundis o no -y para Kahlo no había forma de discernir si era el caso-, una banda siempre tenía un líder y un líder contaba con ni que fuese un mínimo de poder y contactos, ambos reales, no como lo que ella pregonaba tener. Estaban caminando sobre hielo frágil, por muy cerca que estuvieran de la orilla lo bien que estuviera saliendo todo.
—¡Me alegro de que nos entendamos! —su agarre a Fleur se hizo ligeramente más fuerte, una demostración silenciosa de sus nervios. Al menos no estaba soltando toxinas, pero aguantar resultaba casi tan agradable como contener un bostezo—. Por todos los Santos, y que lo digas —admitió tras la francesa, dejando caer los hombros—. ¡Hacía tiempo no veía a alguien tan grande e intimidante como tú! —le halagó con humor, como si dar miedo fuera tan positivo como ser atractivo, quitándole hierro al asunto. Había sobrevivido a 77 (más o menos), el listón estaba alto.
La respuesta de Erknest le dio una vergüenza ajena terrible y su sonrisa durante unos segundos se vio comprometida a una que claramente estaba conteniendo una carcajada. El camino de un buen ciudadano… Si ella se estaba marcando tremendo speedrun era robando, y no es que estuviera muy arrepentida de ello precisamente. ¡Pero sí, oh, ciudadana modelo era ella! Si tan solo supieran que tenía ganas de decirle a esos dos que si por ella fuera podían robar tanto como quisieran.
Dejó el tarrito de vuelta en el mostrador con el cuidado con el que su yo menor dejaba las tazas de porcelana después de jugar con su hermano y sus peluches, y con una sonrisa demasiado dulce para ser suya se volteó a sus compañeros. No le dio mayor importancia al olor a infusión: estaban en un mercado abierto a fin de cuentas.
—¿Tenéis algún plan? —secundó con tono apacible. Lo que realmente quería la aparición eran explicaciones.
—¡Me alegro de que nos entendamos! —su agarre a Fleur se hizo ligeramente más fuerte, una demostración silenciosa de sus nervios. Al menos no estaba soltando toxinas, pero aguantar resultaba casi tan agradable como contener un bostezo—. Por todos los Santos, y que lo digas —admitió tras la francesa, dejando caer los hombros—. ¡Hacía tiempo no veía a alguien tan grande e intimidante como tú! —le halagó con humor, como si dar miedo fuera tan positivo como ser atractivo, quitándole hierro al asunto. Había sobrevivido a 77 (más o menos), el listón estaba alto.
La respuesta de Erknest le dio una vergüenza ajena terrible y su sonrisa durante unos segundos se vio comprometida a una que claramente estaba conteniendo una carcajada. El camino de un buen ciudadano… Si ella se estaba marcando tremendo speedrun era robando, y no es que estuviera muy arrepentida de ello precisamente. ¡Pero sí, oh, ciudadana modelo era ella! Si tan solo supieran que tenía ganas de decirle a esos dos que si por ella fuera podían robar tanto como quisieran.
Dejó el tarrito de vuelta en el mostrador con el cuidado con el que su yo menor dejaba las tazas de porcelana después de jugar con su hermano y sus peluches, y con una sonrisa demasiado dulce para ser suya se volteó a sus compañeros. No le dio mayor importancia al olor a infusión: estaban en un mercado abierto a fin de cuentas.
—¿Tenéis algún plan? —secundó con tono apacible. Lo que realmente quería la aparición eran explicaciones.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Antiguo Mercado
18/12/23, 12:25 pm
A Nari le estaba gustando aún menos que antes la situación en la que se habían metido e Iceberg, por fin, empezaba a darse cuenta que tal vez no había sido su mejor idea ponerse a amenazar al tendero, no al menos ese día. Mientras unos todavía mantenían una expresión seria, señal de que no tendrían problemas en acabar en pelea (y probablemente tendrían las de ganar), las dos chicas nuevas seguían con una tranquilidad que no tenía claro que fuera buena para ellos. Lo mirara como lo mirara el ursántropo, estaban jodidos. -Oh, eh... Gracias. Se hace el esfuerzo, je- respondió con calma aunque en sus pensamientos ya estaba a kilómetros de distancia del mercado. ¿Por qué le salía tan natural hablar de eso?
Los dos compañeros de banda se miraron por un momento, la carabesa preocupada y el libense con esa tranquilidad que se le hacía extraña, haciendo la conexión de que estaban pensando lo mismo. Volvieron a mirar al grupo e Iceberg dijo con una ligera incomodidad: -Bueno, tenemos otras cosas que hacer. Así que... Nos vamos, ¿eh? Todo bien, ¿no?- Independientemente de lo que dijera el grupo, levantaría una de sus zarpas seguido de un -Nos abrimos- y poco a poco se irían alejando de allí sin mirar atrás. Nari se despidió tímidamente, con una sonrisa nerviosa.
Erknest, aunque un pelín disgustado de que no hubieran recapacitado con lo que les había dicho, se sintió aliviado de que todo se hubiera arreglado sin problemas. -Espero que si nos volvemos a encontrar hayáis recapacitado- diría antes de que empezaran a marcharse, no tanto como una amenaza sino como un deseo de que pudieran mejorar. Si habían decidido hablar tranquilamente luego, tal vez todavía estarían a tiempo de redimirse. Aunque lo que había dicho sobre la banda no sonaba demasiado bien. Si ya antes tenía curiosidad por los Dragonfly, ahora tenía claro que tenía que investigar sobre ellos a riesgo de que pudieran poner en peligro a la ciudad. No podía dejar que unos maleantes camparan a sus anchas.
Con aquel asunto solucionado, se centró en sus compañeros. Por supuesto no captó ni de lejos la tensión de Fleur ni las intenciones de Kahlo con aquella pregunta, así que respondió tan tranquilamente a algo a lo que ni siquiera sabía si estaba invitado: -Sería un honor si pudiera unirme, todavía me quedaban por ver algunos puestos antes de que tuviéramos este encontronazo- Con una pequeña reverencia, tanto a ellas dos como a Adam y a Amira, añadió algo cortado: -Y muchas gracias por la ayuda, no... no se si solo hubiera podido- Una cosa es que estuviera aprendiendo a abrirse, pero otra muy distinta que siguiera dándole vergüenza.
Mientras tanto, el nublino tendero agradeció a Kahlo que dejara el frasco de nuevo en el mostrador y siguió con la mirada por un momento a los dos pandilleros antes de volverse a los cinco. Seguía un poco tenso por el olor creciente del ambiente, pero esos desconocidos le habían quitado un peso enorme de encima. -Muchas gracias, de verdad. Sois muy amables- comentó agradecido con una amplia sonrisa. El Caballero Ciervo le devolvió la sonrisa con confianza y contestó con ánimo y sus características poses: -No hay que darlas. Es mi misión como héroe de Rocavarancolia. Si alguna vez vuelven a molestarte solo tienes que buscar a Erknest, el Caballero Ciervo- Desde lo ocurrido con Masacre, se había dicho que sus títulos no eran más que sueños tontos, pero por primera vez desde entonces sentía que, tal vez, no era algo imposible. Le quedaba un largo camino, pero si se lo proponía podía llegar a ser el justiciero al que siempre había aspirado a ser. Solo necesitaba confiar, esforzarse en su meta y tener a sus amigos.
En aquel final bien todavía quedaba un personaje por aparecer por desgracia del nublino. Ya que estaba todo arreglado, cuando volviera su jefe no se llevaría ninguna bronca y simplemente el intento de robo quedaría como una anécdota. El olor de manzanilla iría desapareciendo y todos contentos... Pero hasta entonces lo único que había hecho era aumentar hasta que una voz a su espalda le dio escalofríos mucho mayores que cualquiera de las amenazas del ursántropo. -¿¡QUE COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ!?- bramó alguien que no tardaría en aparecer de un salto en el mostrador. Para sorpresa de todos, un repoblador con una furia enorme, hasta el punto que humeaba de la ira, era el dueño de aquella voz. Posó la mirada rápidamente por el grupo, pero buscó también a los otros dos que había visto mientras volvía a su tienda. -¡EH, VOSOTROS!- gritó en dirección a ellos, pudiendo recordar ligeramente a una olla a presión a punto de estallar. En cuanto Iceberg y Nari lo escucharon, ambos empezaron a correr por sus vidas. La calma del ursántropo polar se esfumaba por momentos ante la idea de una paliza. Lo único que podrían llegar a escuchar antes de que desaparecieran sería a la carabesa regañando a su compañero: -¡Si es que te había dicho que era mala idea, idiota!- El repoblador tuvo el impulso de perseguirle y exigirles explicaciones a puñetazos, pero aún había más gente allí.
El valiente kamaitachi pegó un vote en el sitio aterrorizado en cuanto el primer grito del pequeño berserker sonó. Si podía haber alguna duda de que su estatura podía hacer que no fuera una amenaza, su mala hostia fue suficiente para desechar la idea al instante. Cuando volvió a mirarles, tragó saliva preparándose a salir por patas si hacía falta, incluso podía salir volando. En el aire no podría alcanzarlo, ¿verdad? ¿Verdad...? En cuanto el repoblador perdió el foco en sus posibilidades de escape. -¡Vosotros! ¿Qué ha pasado aquí? ¿También estabais montando bronca en mi puesto?- vociferó una pizca menos cabreado. A los otros ya los había visto alguna vez molestando en otros puestos, pero ellos eran nuevos. Les estaba dando una oportunidad para explicarse. Sería un berserker, pero tampoco estaba ciego de la ira. No siempre.
Los dos compañeros de banda se miraron por un momento, la carabesa preocupada y el libense con esa tranquilidad que se le hacía extraña, haciendo la conexión de que estaban pensando lo mismo. Volvieron a mirar al grupo e Iceberg dijo con una ligera incomodidad: -Bueno, tenemos otras cosas que hacer. Así que... Nos vamos, ¿eh? Todo bien, ¿no?- Independientemente de lo que dijera el grupo, levantaría una de sus zarpas seguido de un -Nos abrimos- y poco a poco se irían alejando de allí sin mirar atrás. Nari se despidió tímidamente, con una sonrisa nerviosa.
Erknest, aunque un pelín disgustado de que no hubieran recapacitado con lo que les había dicho, se sintió aliviado de que todo se hubiera arreglado sin problemas. -Espero que si nos volvemos a encontrar hayáis recapacitado- diría antes de que empezaran a marcharse, no tanto como una amenaza sino como un deseo de que pudieran mejorar. Si habían decidido hablar tranquilamente luego, tal vez todavía estarían a tiempo de redimirse. Aunque lo que había dicho sobre la banda no sonaba demasiado bien. Si ya antes tenía curiosidad por los Dragonfly, ahora tenía claro que tenía que investigar sobre ellos a riesgo de que pudieran poner en peligro a la ciudad. No podía dejar que unos maleantes camparan a sus anchas.
Con aquel asunto solucionado, se centró en sus compañeros. Por supuesto no captó ni de lejos la tensión de Fleur ni las intenciones de Kahlo con aquella pregunta, así que respondió tan tranquilamente a algo a lo que ni siquiera sabía si estaba invitado: -Sería un honor si pudiera unirme, todavía me quedaban por ver algunos puestos antes de que tuviéramos este encontronazo- Con una pequeña reverencia, tanto a ellas dos como a Adam y a Amira, añadió algo cortado: -Y muchas gracias por la ayuda, no... no se si solo hubiera podido- Una cosa es que estuviera aprendiendo a abrirse, pero otra muy distinta que siguiera dándole vergüenza.
Mientras tanto, el nublino tendero agradeció a Kahlo que dejara el frasco de nuevo en el mostrador y siguió con la mirada por un momento a los dos pandilleros antes de volverse a los cinco. Seguía un poco tenso por el olor creciente del ambiente, pero esos desconocidos le habían quitado un peso enorme de encima. -Muchas gracias, de verdad. Sois muy amables- comentó agradecido con una amplia sonrisa. El Caballero Ciervo le devolvió la sonrisa con confianza y contestó con ánimo y sus características poses: -No hay que darlas. Es mi misión como héroe de Rocavarancolia. Si alguna vez vuelven a molestarte solo tienes que buscar a Erknest, el Caballero Ciervo- Desde lo ocurrido con Masacre, se había dicho que sus títulos no eran más que sueños tontos, pero por primera vez desde entonces sentía que, tal vez, no era algo imposible. Le quedaba un largo camino, pero si se lo proponía podía llegar a ser el justiciero al que siempre había aspirado a ser. Solo necesitaba confiar, esforzarse en su meta y tener a sus amigos.
En aquel final bien todavía quedaba un personaje por aparecer por desgracia del nublino. Ya que estaba todo arreglado, cuando volviera su jefe no se llevaría ninguna bronca y simplemente el intento de robo quedaría como una anécdota. El olor de manzanilla iría desapareciendo y todos contentos... Pero hasta entonces lo único que había hecho era aumentar hasta que una voz a su espalda le dio escalofríos mucho mayores que cualquiera de las amenazas del ursántropo. -¿¡QUE COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ!?- bramó alguien que no tardaría en aparecer de un salto en el mostrador. Para sorpresa de todos, un repoblador con una furia enorme, hasta el punto que humeaba de la ira, era el dueño de aquella voz. Posó la mirada rápidamente por el grupo, pero buscó también a los otros dos que había visto mientras volvía a su tienda. -¡EH, VOSOTROS!- gritó en dirección a ellos, pudiendo recordar ligeramente a una olla a presión a punto de estallar. En cuanto Iceberg y Nari lo escucharon, ambos empezaron a correr por sus vidas. La calma del ursántropo polar se esfumaba por momentos ante la idea de una paliza. Lo único que podrían llegar a escuchar antes de que desaparecieran sería a la carabesa regañando a su compañero: -¡Si es que te había dicho que era mala idea, idiota!- El repoblador tuvo el impulso de perseguirle y exigirles explicaciones a puñetazos, pero aún había más gente allí.
El valiente kamaitachi pegó un vote en el sitio aterrorizado en cuanto el primer grito del pequeño berserker sonó. Si podía haber alguna duda de que su estatura podía hacer que no fuera una amenaza, su mala hostia fue suficiente para desechar la idea al instante. Cuando volvió a mirarles, tragó saliva preparándose a salir por patas si hacía falta, incluso podía salir volando. En el aire no podría alcanzarlo, ¿verdad? ¿Verdad...? En cuanto el repoblador perdió el foco en sus posibilidades de escape. -¡Vosotros! ¿Qué ha pasado aquí? ¿También estabais montando bronca en mi puesto?- vociferó una pizca menos cabreado. A los otros ya los había visto alguna vez molestando en otros puestos, pero ellos eran nuevos. Les estaba dando una oportunidad para explicarse. Sería un berserker, pero tampoco estaba ciego de la ira. No siempre.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Antiguo Mercado
20/12/23, 12:42 pm
Al final Adam le quitó cierta importancia al olor a infusión, capaz y vendría de algún otro sitio o a saber. Lo que si estaba en su foco de mira eran la varmana y la francesa que confesaron lo… ¿intimidante que era el oso? Al principio se encontraba confundido pero seguramente le estarían bailando el agua al matón. A ver si se marchaban de una buena vez, solo quería eso.
La acompañante del bruto se dignó a hablar respondiendo a la lección de vida de Erknest. Su mirada seca no hacía sino aumentar cuando el oso se decidió pirar, visiblemente incomodo y, al menos, estuvo cumpliendo su deseo mental de que se fuesen a un boquete como mínimo. Por incomodo lo estaba el propio Adam, que sentía como si una parte de el escapaba de su cuerpo al verlos irse, aliviado. Eso sí, cuando Erknest les volvió a hablar alzó las cejas mordiéndose de nuevo la lengua y ya le dolía por hacerlo tanto.
Quería entenderlo pero pensó que lo mejor era dejarlos ir sin decir nada ya a ese punto, estaba ya hasta el mismísimo de tanta bronca y tanta tensión y tanto todo. Ya habían cumplido y por lo menos Fleur y Kahlo tenían ganas de mirar mas cosas, ofreciendo una vía de escape para olvidar tan incómoda tertulia. Se fueron sin un escarmiento real pero a sus ojos, todo desembocó en el mejor final al menos. Gilipollas fuera, ellos a salvo.
—Me encantaría «Al menos para salir de aquí y estar tranquilo» —aceptó en un suspiro, con una sonrisa muy cansada. Ya si de por sí se encontraba anímicamente horrible, no se sentía del todo derecho con lo de aquellos matones y la juerga que han montado para acabar todo en un susto—. No tengo… mucho planeado, podría ver algo con vosotros —asintió a Kahlo seguido del Cabalero Ciervo.
Erknest se impulsó a agradecer a todos por la ayuda y la sonrisa previa de Adam pasó a tener un tinte incómodo, pensando que él realmente no hizo nada aparte de poner cara de malos humos y aportar su “útil” presencia
»No es nada, de verdad —meneó la mano en un intento de quitar importancia al asunto—. Lo que cuenta es que estas bien —tampoco deseaba verlo lastimado. Por mucho que en su momento se haya arrepentido de estar frente a un oso bípedo y a una tipa desconocida, ahora estaba, como mínimo, satisfecho de que entre todos los lograsen expulsar de ahí y ahorrar una posible paliza a Erknest.
El comentario del tendero le hizo girar la cara, avergonzado por el halago que dio gracias a que lo pudo responder Erknest primero. Adam se limitó a asentir un poco, al menos Erknest seguía más animado que nunca pero deseaba decirle que tenga un poquito más de cuidado para la próxima, al fin y al cabo lo que le pasó con aquel tal Masacre seguía fresco en su memoria y conocía bien a esa clase de tipos, balas perdidas que se le pueden cruzar los cables y a la mínima te puedan partir la cara o algo mucho peor. El dúo anterior parecía medianamente razonable o, al menos, una parte, tuvieron suerte esa vez.
Y justo cuando pensaba que ya no habría nada más aquel día, un gran grito invadió su calma como si un tren lo atropellase. Adam apretó los dientes del susto y tensó su espalda para ver que un repoblador gritaba con toda sus ganas. Nunca había visto nada igual, era la primera vez que veía un repoblador echar humo, literalmente. Olía mucho más fuerte a infusión, para sumar mas surrealismo al asunto. Encima se puso a gritar a los matones y Adam miro a todos bien ojiplático.
—¿Eh? ¡N-No, solo estábamos espantando a esos de ahí! Estaban amenazando al tendero y solamente queríamos que-que se fueran —negó rotundamente, incluyéndose en el plan de Erknest por inercia cuando él en un inicio siquiera quería hacerlo y eso le sentó mal en el fondo. Esperó que ese señor tuviese dos dedos de frente con todas sus fuerzas.
La acompañante del bruto se dignó a hablar respondiendo a la lección de vida de Erknest. Su mirada seca no hacía sino aumentar cuando el oso se decidió pirar, visiblemente incomodo y, al menos, estuvo cumpliendo su deseo mental de que se fuesen a un boquete como mínimo. Por incomodo lo estaba el propio Adam, que sentía como si una parte de el escapaba de su cuerpo al verlos irse, aliviado. Eso sí, cuando Erknest les volvió a hablar alzó las cejas mordiéndose de nuevo la lengua y ya le dolía por hacerlo tanto.
Quería entenderlo pero pensó que lo mejor era dejarlos ir sin decir nada ya a ese punto, estaba ya hasta el mismísimo de tanta bronca y tanta tensión y tanto todo. Ya habían cumplido y por lo menos Fleur y Kahlo tenían ganas de mirar mas cosas, ofreciendo una vía de escape para olvidar tan incómoda tertulia. Se fueron sin un escarmiento real pero a sus ojos, todo desembocó en el mejor final al menos. Gilipollas fuera, ellos a salvo.
—Me encantaría «Al menos para salir de aquí y estar tranquilo» —aceptó en un suspiro, con una sonrisa muy cansada. Ya si de por sí se encontraba anímicamente horrible, no se sentía del todo derecho con lo de aquellos matones y la juerga que han montado para acabar todo en un susto—. No tengo… mucho planeado, podría ver algo con vosotros —asintió a Kahlo seguido del Cabalero Ciervo.
Erknest se impulsó a agradecer a todos por la ayuda y la sonrisa previa de Adam pasó a tener un tinte incómodo, pensando que él realmente no hizo nada aparte de poner cara de malos humos y aportar su “útil” presencia
»No es nada, de verdad —meneó la mano en un intento de quitar importancia al asunto—. Lo que cuenta es que estas bien —tampoco deseaba verlo lastimado. Por mucho que en su momento se haya arrepentido de estar frente a un oso bípedo y a una tipa desconocida, ahora estaba, como mínimo, satisfecho de que entre todos los lograsen expulsar de ahí y ahorrar una posible paliza a Erknest.
El comentario del tendero le hizo girar la cara, avergonzado por el halago que dio gracias a que lo pudo responder Erknest primero. Adam se limitó a asentir un poco, al menos Erknest seguía más animado que nunca pero deseaba decirle que tenga un poquito más de cuidado para la próxima, al fin y al cabo lo que le pasó con aquel tal Masacre seguía fresco en su memoria y conocía bien a esa clase de tipos, balas perdidas que se le pueden cruzar los cables y a la mínima te puedan partir la cara o algo mucho peor. El dúo anterior parecía medianamente razonable o, al menos, una parte, tuvieron suerte esa vez.
Y justo cuando pensaba que ya no habría nada más aquel día, un gran grito invadió su calma como si un tren lo atropellase. Adam apretó los dientes del susto y tensó su espalda para ver que un repoblador gritaba con toda sus ganas. Nunca había visto nada igual, era la primera vez que veía un repoblador echar humo, literalmente. Olía mucho más fuerte a infusión, para sumar mas surrealismo al asunto. Encima se puso a gritar a los matones y Adam miro a todos bien ojiplático.
—¿Eh? ¡N-No, solo estábamos espantando a esos de ahí! Estaban amenazando al tendero y solamente queríamos que-que se fueran —negó rotundamente, incluyéndose en el plan de Erknest por inercia cuando él en un inicio siquiera quería hacerlo y eso le sentó mal en el fondo. Esperó que ese señor tuviese dos dedos de frente con todas sus fuerzas.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Antiguo Mercado
22/12/23, 01:07 pm
El oso y la chica no tardaron demasiado en hacer patente que se irían y en empezar a hacerlo como si no hubiera pasado nada. No pensaba volver a decirles nada, y dudaba mucho que fueran a recapacitar como les pedía Erknest, especialmente si andaban con alguna banda como habían dicho.
No es que Amira tuviera demasiadas ganas de pasar un rato en compañía, pero buscar una excusa para volver sola a Serpentaria se le hacía más difícil a medida que el resto aceptaba seguir de compras. La presión social, fuera intencionada o no, no ayudaba, pero lo que menos quería era tener que fingir que todo iba bien y que era fuerte.
—Yo pensaba volver ya a Serpentaria… —le diría a Fleur, aunque no sonaba del todo convencida. Esperaba que la siwani, o cualquier otro de sus compañeros, no insistiera mucho, porque le había costado negarse y no tenía voluntad como para hacerlo más.
Le quitó importancia al agradecimiento de Erknest con un gesto de la mano, porque realmente era algo que había hecho porque quería, y no veía ningún motivo para que se lo agradeciera. La verdad es que todo aquello de ser un “héroe de Rocavarancolia” le daba un poco de vergüenza ajena, pero no iba a decirle nada al kamaitachi. Al fin y al cabo, sus motivaciones no eran tan distintas, aunque la visión que tenían de los fines de estas y como lograrlos sí lo fuesen.
—No ha sido nada, de verdad —le respondió al tendero con amabilidad.
Al menos parecía que todo iba bien. A lo mejor antes de volver a Serpentaria podía pasar por el puesto que vendiese aquella manzanilla y comprarse algo. Lo que no esperaba era que el olor viniera de un repoblador fuera el causante de este, y que llegase pegando gritos y de bastante mala hostia. Amira no tenía ni la fuerza ni las ganas de ponerse en el modo “cara al público” que mantenía en el trabajo, pero al menos sí sabía que tenía que tener un mínimo de respeto ante lo que suponía que era el jefe de alguien cuando estaba exigiendo explicaciones.
—Justo eso —secundó tras Adam— .Esos dos pretendían robar a base de amenazas y estábamos tratando de que no lo hicieran.
A ver si con eso se tranquilizaba del todo. Joder, que solo quería volver a su cuarto.
No es que Amira tuviera demasiadas ganas de pasar un rato en compañía, pero buscar una excusa para volver sola a Serpentaria se le hacía más difícil a medida que el resto aceptaba seguir de compras. La presión social, fuera intencionada o no, no ayudaba, pero lo que menos quería era tener que fingir que todo iba bien y que era fuerte.
—Yo pensaba volver ya a Serpentaria… —le diría a Fleur, aunque no sonaba del todo convencida. Esperaba que la siwani, o cualquier otro de sus compañeros, no insistiera mucho, porque le había costado negarse y no tenía voluntad como para hacerlo más.
Le quitó importancia al agradecimiento de Erknest con un gesto de la mano, porque realmente era algo que había hecho porque quería, y no veía ningún motivo para que se lo agradeciera. La verdad es que todo aquello de ser un “héroe de Rocavarancolia” le daba un poco de vergüenza ajena, pero no iba a decirle nada al kamaitachi. Al fin y al cabo, sus motivaciones no eran tan distintas, aunque la visión que tenían de los fines de estas y como lograrlos sí lo fuesen.
—No ha sido nada, de verdad —le respondió al tendero con amabilidad.
Al menos parecía que todo iba bien. A lo mejor antes de volver a Serpentaria podía pasar por el puesto que vendiese aquella manzanilla y comprarse algo. Lo que no esperaba era que el olor viniera de un repoblador fuera el causante de este, y que llegase pegando gritos y de bastante mala hostia. Amira no tenía ni la fuerza ni las ganas de ponerse en el modo “cara al público” que mantenía en el trabajo, pero al menos sí sabía que tenía que tener un mínimo de respeto ante lo que suponía que era el jefe de alguien cuando estaba exigiendo explicaciones.
—Justo eso —secundó tras Adam— .Esos dos pretendían robar a base de amenazas y estábamos tratando de que no lo hicieran.
A ver si con eso se tranquilizaba del todo. Joder, que solo quería volver a su cuarto.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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