Antiguo Mercado
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Antiguo Mercado
02/08/11, 06:11 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Área llena de puestos y negocios de todo tipo que ha ido creciendo con el paso de los años y cada nueva Luna ve amentado su trajín. La mayoría de comerciantes establecen tenderetes temporales que recogen a diario o con cierta frecuencia, pero el número de pequeños locales fijos también ha empezado a aumentar cada vez más debido a su prosperidad como punto de abastecimiento. El bullicio ha provocado que los negocios más turbios de la ciudad se trasladasen a lugares menos concurridos y obvios.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Antiguo Mercado
14/12/23, 12:14 pm
Fleur tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para esconder la sonrisa velada que deseaban esgrimir sus labios. Era la primera vez que sus poderes parecían llegar a buen puerto pues el oso polar parecía más calmado y cauto de manera repentina, como si entendiera al fin que llegar a una pelea en mitad del mercado no era la decisión más inteligente.
Por suerte la francesa se vio respaldada por Kahlo, quien no tardó en sumarse al anzuelo que la siwani tendía con la intención de parecer dos jovencitas temerosas que solo pasaban allí por casualidad. Una dulce e inocente, la otra primaveral y con contactos importantes a sus espaldas que solo gritaban una palabra sorda e invisible. Cuidado.
Con el regreso de la derecha de la aparición entrecruzando su brazo y el temple de Amira la francesa vio aplacados sus propios nervios. Sin embargo su rostro dejó de sonreír con el cambio de tono de la granta dirigido hacia la carabesa. Fleur hizo lo propio, mirándola con seriedad al notar el giro sutil de una amenaza descifrable bajo varias capas. Una cosa era parecer débil y otra demasiado débil, tampoco les convenía que creyeran poder aprovecharse de ellas y esperaba que entendieran ese hecho. Ninguno quería pelear, pero no permitirían que hicieran daño a sus amigos.
Tras la intervención del caballero-ciervo logró no suspirar, más la respuesta escueta de Adam le hizo recobrar cierto alivio, parecían estar en la misma sincronía.
—Desde luego... la reputación es importante y créeme... intimidas mucho... —le halagó con el corazón en la garganta y pensando en que la información que ahora poseían era importante.
Así que pertenecían a una banda. Lo que quería decir que quizás no estaban tan solos como creía al principio. Sus ojos celestes se movieron con rapidez por el mercado pero esta vez no estaba fingiendo recelo si no que buscaba potenciales atacantes a sus espaldas. Volvió a sonreír, pero con cierto atisbo de duda.
—Bueno... es un bonito día para seguir mirando comercios... ¿Verdad? ¿Adam, Amira? ¿Os unís a nosotras? —para cualquiera podía resultar una pregunta sin más pero quien la conociera un mínimo sabía que su cuello tenso como el acero solo pedía a gritos salir de allí y reconsiderar si como recién llegados estaban en condiciones de ayudar a un ciudadano que no había abierto la boca en ningún momento.
Lástima, porque una nueva parte de ella arañaba sus entrañas con disimulo y le susurraba al oído las ganas que tenía de que la Valkyria desenfundara su espada de una vez por todas.
Por suerte la francesa se vio respaldada por Kahlo, quien no tardó en sumarse al anzuelo que la siwani tendía con la intención de parecer dos jovencitas temerosas que solo pasaban allí por casualidad. Una dulce e inocente, la otra primaveral y con contactos importantes a sus espaldas que solo gritaban una palabra sorda e invisible. Cuidado.
Con el regreso de la derecha de la aparición entrecruzando su brazo y el temple de Amira la francesa vio aplacados sus propios nervios. Sin embargo su rostro dejó de sonreír con el cambio de tono de la granta dirigido hacia la carabesa. Fleur hizo lo propio, mirándola con seriedad al notar el giro sutil de una amenaza descifrable bajo varias capas. Una cosa era parecer débil y otra demasiado débil, tampoco les convenía que creyeran poder aprovecharse de ellas y esperaba que entendieran ese hecho. Ninguno quería pelear, pero no permitirían que hicieran daño a sus amigos.
Tras la intervención del caballero-ciervo logró no suspirar, más la respuesta escueta de Adam le hizo recobrar cierto alivio, parecían estar en la misma sincronía.
—Desde luego... la reputación es importante y créeme... intimidas mucho... —le halagó con el corazón en la garganta y pensando en que la información que ahora poseían era importante.
Así que pertenecían a una banda. Lo que quería decir que quizás no estaban tan solos como creía al principio. Sus ojos celestes se movieron con rapidez por el mercado pero esta vez no estaba fingiendo recelo si no que buscaba potenciales atacantes a sus espaldas. Volvió a sonreír, pero con cierto atisbo de duda.
—Bueno... es un bonito día para seguir mirando comercios... ¿Verdad? ¿Adam, Amira? ¿Os unís a nosotras? —para cualquiera podía resultar una pregunta sin más pero quien la conociera un mínimo sabía que su cuello tenso como el acero solo pedía a gritos salir de allí y reconsiderar si como recién llegados estaban en condiciones de ayudar a un ciudadano que no había abierto la boca en ningún momento.
Lástima, porque una nueva parte de ella arañaba sus entrañas con disimulo y le susurraba al oído las ganas que tenía de que la Valkyria desenfundara su espada de una vez por todas.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Antiguo Mercado
15/12/23, 09:00 pm
Por fin las cosas estaban saliendo bien, y ante el razonamiento del enorme oso -a sus ojos claramente hipnotizado por Fleur- sonrió con una calidez que no sentía. No le había gustado lo más mínimo esa mención a una banda, fuesen ellos unos mindundis o no -y para Kahlo no había forma de discernir si era el caso-, una banda siempre tenía un líder y un líder contaba con ni que fuese un mínimo de poder y contactos, ambos reales, no como lo que ella pregonaba tener. Estaban caminando sobre hielo frágil, por muy cerca que estuvieran de la orilla lo bien que estuviera saliendo todo.
—¡Me alegro de que nos entendamos! —su agarre a Fleur se hizo ligeramente más fuerte, una demostración silenciosa de sus nervios. Al menos no estaba soltando toxinas, pero aguantar resultaba casi tan agradable como contener un bostezo—. Por todos los Santos, y que lo digas —admitió tras la francesa, dejando caer los hombros—. ¡Hacía tiempo no veía a alguien tan grande e intimidante como tú! —le halagó con humor, como si dar miedo fuera tan positivo como ser atractivo, quitándole hierro al asunto. Había sobrevivido a 77 (más o menos), el listón estaba alto.
La respuesta de Erknest le dio una vergüenza ajena terrible y su sonrisa durante unos segundos se vio comprometida a una que claramente estaba conteniendo una carcajada. El camino de un buen ciudadano… Si ella se estaba marcando tremendo speedrun era robando, y no es que estuviera muy arrepentida de ello precisamente. ¡Pero sí, oh, ciudadana modelo era ella! Si tan solo supieran que tenía ganas de decirle a esos dos que si por ella fuera podían robar tanto como quisieran.
Dejó el tarrito de vuelta en el mostrador con el cuidado con el que su yo menor dejaba las tazas de porcelana después de jugar con su hermano y sus peluches, y con una sonrisa demasiado dulce para ser suya se volteó a sus compañeros. No le dio mayor importancia al olor a infusión: estaban en un mercado abierto a fin de cuentas.
—¿Tenéis algún plan? —secundó con tono apacible. Lo que realmente quería la aparición eran explicaciones.
—¡Me alegro de que nos entendamos! —su agarre a Fleur se hizo ligeramente más fuerte, una demostración silenciosa de sus nervios. Al menos no estaba soltando toxinas, pero aguantar resultaba casi tan agradable como contener un bostezo—. Por todos los Santos, y que lo digas —admitió tras la francesa, dejando caer los hombros—. ¡Hacía tiempo no veía a alguien tan grande e intimidante como tú! —le halagó con humor, como si dar miedo fuera tan positivo como ser atractivo, quitándole hierro al asunto. Había sobrevivido a 77 (más o menos), el listón estaba alto.
La respuesta de Erknest le dio una vergüenza ajena terrible y su sonrisa durante unos segundos se vio comprometida a una que claramente estaba conteniendo una carcajada. El camino de un buen ciudadano… Si ella se estaba marcando tremendo speedrun era robando, y no es que estuviera muy arrepentida de ello precisamente. ¡Pero sí, oh, ciudadana modelo era ella! Si tan solo supieran que tenía ganas de decirle a esos dos que si por ella fuera podían robar tanto como quisieran.
Dejó el tarrito de vuelta en el mostrador con el cuidado con el que su yo menor dejaba las tazas de porcelana después de jugar con su hermano y sus peluches, y con una sonrisa demasiado dulce para ser suya se volteó a sus compañeros. No le dio mayor importancia al olor a infusión: estaban en un mercado abierto a fin de cuentas.
—¿Tenéis algún plan? —secundó con tono apacible. Lo que realmente quería la aparición eran explicaciones.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Antiguo Mercado
18/12/23, 12:25 pm
A Nari le estaba gustando aún menos que antes la situación en la que se habían metido e Iceberg, por fin, empezaba a darse cuenta que tal vez no había sido su mejor idea ponerse a amenazar al tendero, no al menos ese día. Mientras unos todavía mantenían una expresión seria, señal de que no tendrían problemas en acabar en pelea (y probablemente tendrían las de ganar), las dos chicas nuevas seguían con una tranquilidad que no tenía claro que fuera buena para ellos. Lo mirara como lo mirara el ursántropo, estaban jodidos. -Oh, eh... Gracias. Se hace el esfuerzo, je- respondió con calma aunque en sus pensamientos ya estaba a kilómetros de distancia del mercado. ¿Por qué le salía tan natural hablar de eso?
Los dos compañeros de banda se miraron por un momento, la carabesa preocupada y el libense con esa tranquilidad que se le hacía extraña, haciendo la conexión de que estaban pensando lo mismo. Volvieron a mirar al grupo e Iceberg dijo con una ligera incomodidad: -Bueno, tenemos otras cosas que hacer. Así que... Nos vamos, ¿eh? Todo bien, ¿no?- Independientemente de lo que dijera el grupo, levantaría una de sus zarpas seguido de un -Nos abrimos- y poco a poco se irían alejando de allí sin mirar atrás. Nari se despidió tímidamente, con una sonrisa nerviosa.
Erknest, aunque un pelín disgustado de que no hubieran recapacitado con lo que les había dicho, se sintió aliviado de que todo se hubiera arreglado sin problemas. -Espero que si nos volvemos a encontrar hayáis recapacitado- diría antes de que empezaran a marcharse, no tanto como una amenaza sino como un deseo de que pudieran mejorar. Si habían decidido hablar tranquilamente luego, tal vez todavía estarían a tiempo de redimirse. Aunque lo que había dicho sobre la banda no sonaba demasiado bien. Si ya antes tenía curiosidad por los Dragonfly, ahora tenía claro que tenía que investigar sobre ellos a riesgo de que pudieran poner en peligro a la ciudad. No podía dejar que unos maleantes camparan a sus anchas.
Con aquel asunto solucionado, se centró en sus compañeros. Por supuesto no captó ni de lejos la tensión de Fleur ni las intenciones de Kahlo con aquella pregunta, así que respondió tan tranquilamente a algo a lo que ni siquiera sabía si estaba invitado: -Sería un honor si pudiera unirme, todavía me quedaban por ver algunos puestos antes de que tuviéramos este encontronazo- Con una pequeña reverencia, tanto a ellas dos como a Adam y a Amira, añadió algo cortado: -Y muchas gracias por la ayuda, no... no se si solo hubiera podido- Una cosa es que estuviera aprendiendo a abrirse, pero otra muy distinta que siguiera dándole vergüenza.
Mientras tanto, el nublino tendero agradeció a Kahlo que dejara el frasco de nuevo en el mostrador y siguió con la mirada por un momento a los dos pandilleros antes de volverse a los cinco. Seguía un poco tenso por el olor creciente del ambiente, pero esos desconocidos le habían quitado un peso enorme de encima. -Muchas gracias, de verdad. Sois muy amables- comentó agradecido con una amplia sonrisa. El Caballero Ciervo le devolvió la sonrisa con confianza y contestó con ánimo y sus características poses: -No hay que darlas. Es mi misión como héroe de Rocavarancolia. Si alguna vez vuelven a molestarte solo tienes que buscar a Erknest, el Caballero Ciervo- Desde lo ocurrido con Masacre, se había dicho que sus títulos no eran más que sueños tontos, pero por primera vez desde entonces sentía que, tal vez, no era algo imposible. Le quedaba un largo camino, pero si se lo proponía podía llegar a ser el justiciero al que siempre había aspirado a ser. Solo necesitaba confiar, esforzarse en su meta y tener a sus amigos.
En aquel final bien todavía quedaba un personaje por aparecer por desgracia del nublino. Ya que estaba todo arreglado, cuando volviera su jefe no se llevaría ninguna bronca y simplemente el intento de robo quedaría como una anécdota. El olor de manzanilla iría desapareciendo y todos contentos... Pero hasta entonces lo único que había hecho era aumentar hasta que una voz a su espalda le dio escalofríos mucho mayores que cualquiera de las amenazas del ursántropo. -¿¡QUE COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ!?- bramó alguien que no tardaría en aparecer de un salto en el mostrador. Para sorpresa de todos, un repoblador con una furia enorme, hasta el punto que humeaba de la ira, era el dueño de aquella voz. Posó la mirada rápidamente por el grupo, pero buscó también a los otros dos que había visto mientras volvía a su tienda. -¡EH, VOSOTROS!- gritó en dirección a ellos, pudiendo recordar ligeramente a una olla a presión a punto de estallar. En cuanto Iceberg y Nari lo escucharon, ambos empezaron a correr por sus vidas. La calma del ursántropo polar se esfumaba por momentos ante la idea de una paliza. Lo único que podrían llegar a escuchar antes de que desaparecieran sería a la carabesa regañando a su compañero: -¡Si es que te había dicho que era mala idea, idiota!- El repoblador tuvo el impulso de perseguirle y exigirles explicaciones a puñetazos, pero aún había más gente allí.
El valiente kamaitachi pegó un vote en el sitio aterrorizado en cuanto el primer grito del pequeño berserker sonó. Si podía haber alguna duda de que su estatura podía hacer que no fuera una amenaza, su mala hostia fue suficiente para desechar la idea al instante. Cuando volvió a mirarles, tragó saliva preparándose a salir por patas si hacía falta, incluso podía salir volando. En el aire no podría alcanzarlo, ¿verdad? ¿Verdad...? En cuanto el repoblador perdió el foco en sus posibilidades de escape. -¡Vosotros! ¿Qué ha pasado aquí? ¿También estabais montando bronca en mi puesto?- vociferó una pizca menos cabreado. A los otros ya los había visto alguna vez molestando en otros puestos, pero ellos eran nuevos. Les estaba dando una oportunidad para explicarse. Sería un berserker, pero tampoco estaba ciego de la ira. No siempre.
Los dos compañeros de banda se miraron por un momento, la carabesa preocupada y el libense con esa tranquilidad que se le hacía extraña, haciendo la conexión de que estaban pensando lo mismo. Volvieron a mirar al grupo e Iceberg dijo con una ligera incomodidad: -Bueno, tenemos otras cosas que hacer. Así que... Nos vamos, ¿eh? Todo bien, ¿no?- Independientemente de lo que dijera el grupo, levantaría una de sus zarpas seguido de un -Nos abrimos- y poco a poco se irían alejando de allí sin mirar atrás. Nari se despidió tímidamente, con una sonrisa nerviosa.
Erknest, aunque un pelín disgustado de que no hubieran recapacitado con lo que les había dicho, se sintió aliviado de que todo se hubiera arreglado sin problemas. -Espero que si nos volvemos a encontrar hayáis recapacitado- diría antes de que empezaran a marcharse, no tanto como una amenaza sino como un deseo de que pudieran mejorar. Si habían decidido hablar tranquilamente luego, tal vez todavía estarían a tiempo de redimirse. Aunque lo que había dicho sobre la banda no sonaba demasiado bien. Si ya antes tenía curiosidad por los Dragonfly, ahora tenía claro que tenía que investigar sobre ellos a riesgo de que pudieran poner en peligro a la ciudad. No podía dejar que unos maleantes camparan a sus anchas.
Con aquel asunto solucionado, se centró en sus compañeros. Por supuesto no captó ni de lejos la tensión de Fleur ni las intenciones de Kahlo con aquella pregunta, así que respondió tan tranquilamente a algo a lo que ni siquiera sabía si estaba invitado: -Sería un honor si pudiera unirme, todavía me quedaban por ver algunos puestos antes de que tuviéramos este encontronazo- Con una pequeña reverencia, tanto a ellas dos como a Adam y a Amira, añadió algo cortado: -Y muchas gracias por la ayuda, no... no se si solo hubiera podido- Una cosa es que estuviera aprendiendo a abrirse, pero otra muy distinta que siguiera dándole vergüenza.
Mientras tanto, el nublino tendero agradeció a Kahlo que dejara el frasco de nuevo en el mostrador y siguió con la mirada por un momento a los dos pandilleros antes de volverse a los cinco. Seguía un poco tenso por el olor creciente del ambiente, pero esos desconocidos le habían quitado un peso enorme de encima. -Muchas gracias, de verdad. Sois muy amables- comentó agradecido con una amplia sonrisa. El Caballero Ciervo le devolvió la sonrisa con confianza y contestó con ánimo y sus características poses: -No hay que darlas. Es mi misión como héroe de Rocavarancolia. Si alguna vez vuelven a molestarte solo tienes que buscar a Erknest, el Caballero Ciervo- Desde lo ocurrido con Masacre, se había dicho que sus títulos no eran más que sueños tontos, pero por primera vez desde entonces sentía que, tal vez, no era algo imposible. Le quedaba un largo camino, pero si se lo proponía podía llegar a ser el justiciero al que siempre había aspirado a ser. Solo necesitaba confiar, esforzarse en su meta y tener a sus amigos.
En aquel final bien todavía quedaba un personaje por aparecer por desgracia del nublino. Ya que estaba todo arreglado, cuando volviera su jefe no se llevaría ninguna bronca y simplemente el intento de robo quedaría como una anécdota. El olor de manzanilla iría desapareciendo y todos contentos... Pero hasta entonces lo único que había hecho era aumentar hasta que una voz a su espalda le dio escalofríos mucho mayores que cualquiera de las amenazas del ursántropo. -¿¡QUE COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ!?- bramó alguien que no tardaría en aparecer de un salto en el mostrador. Para sorpresa de todos, un repoblador con una furia enorme, hasta el punto que humeaba de la ira, era el dueño de aquella voz. Posó la mirada rápidamente por el grupo, pero buscó también a los otros dos que había visto mientras volvía a su tienda. -¡EH, VOSOTROS!- gritó en dirección a ellos, pudiendo recordar ligeramente a una olla a presión a punto de estallar. En cuanto Iceberg y Nari lo escucharon, ambos empezaron a correr por sus vidas. La calma del ursántropo polar se esfumaba por momentos ante la idea de una paliza. Lo único que podrían llegar a escuchar antes de que desaparecieran sería a la carabesa regañando a su compañero: -¡Si es que te había dicho que era mala idea, idiota!- El repoblador tuvo el impulso de perseguirle y exigirles explicaciones a puñetazos, pero aún había más gente allí.
El valiente kamaitachi pegó un vote en el sitio aterrorizado en cuanto el primer grito del pequeño berserker sonó. Si podía haber alguna duda de que su estatura podía hacer que no fuera una amenaza, su mala hostia fue suficiente para desechar la idea al instante. Cuando volvió a mirarles, tragó saliva preparándose a salir por patas si hacía falta, incluso podía salir volando. En el aire no podría alcanzarlo, ¿verdad? ¿Verdad...? En cuanto el repoblador perdió el foco en sus posibilidades de escape. -¡Vosotros! ¿Qué ha pasado aquí? ¿También estabais montando bronca en mi puesto?- vociferó una pizca menos cabreado. A los otros ya los había visto alguna vez molestando en otros puestos, pero ellos eran nuevos. Les estaba dando una oportunidad para explicarse. Sería un berserker, pero tampoco estaba ciego de la ira. No siempre.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Antiguo Mercado
20/12/23, 12:42 pm
Al final Adam le quitó cierta importancia al olor a infusión, capaz y vendría de algún otro sitio o a saber. Lo que si estaba en su foco de mira eran la varmana y la francesa que confesaron lo… ¿intimidante que era el oso? Al principio se encontraba confundido pero seguramente le estarían bailando el agua al matón. A ver si se marchaban de una buena vez, solo quería eso.
La acompañante del bruto se dignó a hablar respondiendo a la lección de vida de Erknest. Su mirada seca no hacía sino aumentar cuando el oso se decidió pirar, visiblemente incomodo y, al menos, estuvo cumpliendo su deseo mental de que se fuesen a un boquete como mínimo. Por incomodo lo estaba el propio Adam, que sentía como si una parte de el escapaba de su cuerpo al verlos irse, aliviado. Eso sí, cuando Erknest les volvió a hablar alzó las cejas mordiéndose de nuevo la lengua y ya le dolía por hacerlo tanto.
Quería entenderlo pero pensó que lo mejor era dejarlos ir sin decir nada ya a ese punto, estaba ya hasta el mismísimo de tanta bronca y tanta tensión y tanto todo. Ya habían cumplido y por lo menos Fleur y Kahlo tenían ganas de mirar mas cosas, ofreciendo una vía de escape para olvidar tan incómoda tertulia. Se fueron sin un escarmiento real pero a sus ojos, todo desembocó en el mejor final al menos. Gilipollas fuera, ellos a salvo.
—Me encantaría «Al menos para salir de aquí y estar tranquilo» —aceptó en un suspiro, con una sonrisa muy cansada. Ya si de por sí se encontraba anímicamente horrible, no se sentía del todo derecho con lo de aquellos matones y la juerga que han montado para acabar todo en un susto—. No tengo… mucho planeado, podría ver algo con vosotros —asintió a Kahlo seguido del Cabalero Ciervo.
Erknest se impulsó a agradecer a todos por la ayuda y la sonrisa previa de Adam pasó a tener un tinte incómodo, pensando que él realmente no hizo nada aparte de poner cara de malos humos y aportar su “útil” presencia
»No es nada, de verdad —meneó la mano en un intento de quitar importancia al asunto—. Lo que cuenta es que estas bien —tampoco deseaba verlo lastimado. Por mucho que en su momento se haya arrepentido de estar frente a un oso bípedo y a una tipa desconocida, ahora estaba, como mínimo, satisfecho de que entre todos los lograsen expulsar de ahí y ahorrar una posible paliza a Erknest.
El comentario del tendero le hizo girar la cara, avergonzado por el halago que dio gracias a que lo pudo responder Erknest primero. Adam se limitó a asentir un poco, al menos Erknest seguía más animado que nunca pero deseaba decirle que tenga un poquito más de cuidado para la próxima, al fin y al cabo lo que le pasó con aquel tal Masacre seguía fresco en su memoria y conocía bien a esa clase de tipos, balas perdidas que se le pueden cruzar los cables y a la mínima te puedan partir la cara o algo mucho peor. El dúo anterior parecía medianamente razonable o, al menos, una parte, tuvieron suerte esa vez.
Y justo cuando pensaba que ya no habría nada más aquel día, un gran grito invadió su calma como si un tren lo atropellase. Adam apretó los dientes del susto y tensó su espalda para ver que un repoblador gritaba con toda sus ganas. Nunca había visto nada igual, era la primera vez que veía un repoblador echar humo, literalmente. Olía mucho más fuerte a infusión, para sumar mas surrealismo al asunto. Encima se puso a gritar a los matones y Adam miro a todos bien ojiplático.
—¿Eh? ¡N-No, solo estábamos espantando a esos de ahí! Estaban amenazando al tendero y solamente queríamos que-que se fueran —negó rotundamente, incluyéndose en el plan de Erknest por inercia cuando él en un inicio siquiera quería hacerlo y eso le sentó mal en el fondo. Esperó que ese señor tuviese dos dedos de frente con todas sus fuerzas.
La acompañante del bruto se dignó a hablar respondiendo a la lección de vida de Erknest. Su mirada seca no hacía sino aumentar cuando el oso se decidió pirar, visiblemente incomodo y, al menos, estuvo cumpliendo su deseo mental de que se fuesen a un boquete como mínimo. Por incomodo lo estaba el propio Adam, que sentía como si una parte de el escapaba de su cuerpo al verlos irse, aliviado. Eso sí, cuando Erknest les volvió a hablar alzó las cejas mordiéndose de nuevo la lengua y ya le dolía por hacerlo tanto.
Quería entenderlo pero pensó que lo mejor era dejarlos ir sin decir nada ya a ese punto, estaba ya hasta el mismísimo de tanta bronca y tanta tensión y tanto todo. Ya habían cumplido y por lo menos Fleur y Kahlo tenían ganas de mirar mas cosas, ofreciendo una vía de escape para olvidar tan incómoda tertulia. Se fueron sin un escarmiento real pero a sus ojos, todo desembocó en el mejor final al menos. Gilipollas fuera, ellos a salvo.
—Me encantaría «Al menos para salir de aquí y estar tranquilo» —aceptó en un suspiro, con una sonrisa muy cansada. Ya si de por sí se encontraba anímicamente horrible, no se sentía del todo derecho con lo de aquellos matones y la juerga que han montado para acabar todo en un susto—. No tengo… mucho planeado, podría ver algo con vosotros —asintió a Kahlo seguido del Cabalero Ciervo.
Erknest se impulsó a agradecer a todos por la ayuda y la sonrisa previa de Adam pasó a tener un tinte incómodo, pensando que él realmente no hizo nada aparte de poner cara de malos humos y aportar su “útil” presencia
»No es nada, de verdad —meneó la mano en un intento de quitar importancia al asunto—. Lo que cuenta es que estas bien —tampoco deseaba verlo lastimado. Por mucho que en su momento se haya arrepentido de estar frente a un oso bípedo y a una tipa desconocida, ahora estaba, como mínimo, satisfecho de que entre todos los lograsen expulsar de ahí y ahorrar una posible paliza a Erknest.
El comentario del tendero le hizo girar la cara, avergonzado por el halago que dio gracias a que lo pudo responder Erknest primero. Adam se limitó a asentir un poco, al menos Erknest seguía más animado que nunca pero deseaba decirle que tenga un poquito más de cuidado para la próxima, al fin y al cabo lo que le pasó con aquel tal Masacre seguía fresco en su memoria y conocía bien a esa clase de tipos, balas perdidas que se le pueden cruzar los cables y a la mínima te puedan partir la cara o algo mucho peor. El dúo anterior parecía medianamente razonable o, al menos, una parte, tuvieron suerte esa vez.
Y justo cuando pensaba que ya no habría nada más aquel día, un gran grito invadió su calma como si un tren lo atropellase. Adam apretó los dientes del susto y tensó su espalda para ver que un repoblador gritaba con toda sus ganas. Nunca había visto nada igual, era la primera vez que veía un repoblador echar humo, literalmente. Olía mucho más fuerte a infusión, para sumar mas surrealismo al asunto. Encima se puso a gritar a los matones y Adam miro a todos bien ojiplático.
—¿Eh? ¡N-No, solo estábamos espantando a esos de ahí! Estaban amenazando al tendero y solamente queríamos que-que se fueran —negó rotundamente, incluyéndose en el plan de Erknest por inercia cuando él en un inicio siquiera quería hacerlo y eso le sentó mal en el fondo. Esperó que ese señor tuviese dos dedos de frente con todas sus fuerzas.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Antiguo Mercado
22/12/23, 01:07 pm
El oso y la chica no tardaron demasiado en hacer patente que se irían y en empezar a hacerlo como si no hubiera pasado nada. No pensaba volver a decirles nada, y dudaba mucho que fueran a recapacitar como les pedía Erknest, especialmente si andaban con alguna banda como habían dicho.
No es que Amira tuviera demasiadas ganas de pasar un rato en compañía, pero buscar una excusa para volver sola a Serpentaria se le hacía más difícil a medida que el resto aceptaba seguir de compras. La presión social, fuera intencionada o no, no ayudaba, pero lo que menos quería era tener que fingir que todo iba bien y que era fuerte.
—Yo pensaba volver ya a Serpentaria… —le diría a Fleur, aunque no sonaba del todo convencida. Esperaba que la siwani, o cualquier otro de sus compañeros, no insistiera mucho, porque le había costado negarse y no tenía voluntad como para hacerlo más.
Le quitó importancia al agradecimiento de Erknest con un gesto de la mano, porque realmente era algo que había hecho porque quería, y no veía ningún motivo para que se lo agradeciera. La verdad es que todo aquello de ser un “héroe de Rocavarancolia” le daba un poco de vergüenza ajena, pero no iba a decirle nada al kamaitachi. Al fin y al cabo, sus motivaciones no eran tan distintas, aunque la visión que tenían de los fines de estas y como lograrlos sí lo fuesen.
—No ha sido nada, de verdad —le respondió al tendero con amabilidad.
Al menos parecía que todo iba bien. A lo mejor antes de volver a Serpentaria podía pasar por el puesto que vendiese aquella manzanilla y comprarse algo. Lo que no esperaba era que el olor viniera de un repoblador fuera el causante de este, y que llegase pegando gritos y de bastante mala hostia. Amira no tenía ni la fuerza ni las ganas de ponerse en el modo “cara al público” que mantenía en el trabajo, pero al menos sí sabía que tenía que tener un mínimo de respeto ante lo que suponía que era el jefe de alguien cuando estaba exigiendo explicaciones.
—Justo eso —secundó tras Adam— .Esos dos pretendían robar a base de amenazas y estábamos tratando de que no lo hicieran.
A ver si con eso se tranquilizaba del todo. Joder, que solo quería volver a su cuarto.
No es que Amira tuviera demasiadas ganas de pasar un rato en compañía, pero buscar una excusa para volver sola a Serpentaria se le hacía más difícil a medida que el resto aceptaba seguir de compras. La presión social, fuera intencionada o no, no ayudaba, pero lo que menos quería era tener que fingir que todo iba bien y que era fuerte.
—Yo pensaba volver ya a Serpentaria… —le diría a Fleur, aunque no sonaba del todo convencida. Esperaba que la siwani, o cualquier otro de sus compañeros, no insistiera mucho, porque le había costado negarse y no tenía voluntad como para hacerlo más.
Le quitó importancia al agradecimiento de Erknest con un gesto de la mano, porque realmente era algo que había hecho porque quería, y no veía ningún motivo para que se lo agradeciera. La verdad es que todo aquello de ser un “héroe de Rocavarancolia” le daba un poco de vergüenza ajena, pero no iba a decirle nada al kamaitachi. Al fin y al cabo, sus motivaciones no eran tan distintas, aunque la visión que tenían de los fines de estas y como lograrlos sí lo fuesen.
—No ha sido nada, de verdad —le respondió al tendero con amabilidad.
Al menos parecía que todo iba bien. A lo mejor antes de volver a Serpentaria podía pasar por el puesto que vendiese aquella manzanilla y comprarse algo. Lo que no esperaba era que el olor viniera de un repoblador fuera el causante de este, y que llegase pegando gritos y de bastante mala hostia. Amira no tenía ni la fuerza ni las ganas de ponerse en el modo “cara al público” que mantenía en el trabajo, pero al menos sí sabía que tenía que tener un mínimo de respeto ante lo que suponía que era el jefe de alguien cuando estaba exigiendo explicaciones.
—Justo eso —secundó tras Adam— .Esos dos pretendían robar a base de amenazas y estábamos tratando de que no lo hicieran.
A ver si con eso se tranquilizaba del todo. Joder, que solo quería volver a su cuarto.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Antiguo Mercado
23/12/23, 12:19 pm
Fleur maldecía la suerte que los vientos le habían traído ese día. Qué ingenua había sido al pensar que podía pasear tan tranquila con una amiga por las sinuosas calles del mercado. Por primera vez deseaba ver los recursos que les ofrecía la ciudad y sus gentes, pero las circunstancias quisieron que sus planes se vieran truncados y ahora estaba envuelta en un conflicto del que no quería ser partícipe. Y ya ni siquiera le valía la excusa de que sus amigos se encontraban inmersos en el problema.
Por eso la siwani ya estaba dando marcha atrás ante la despedida de la chica y el oso polar. Y también avanzó algunos pasos con lentitud como la que no quería la cosa mientras les dedicaba una sonrisa amable y sincera al caballero ciervo y al nublino.
—Encantada de conoceros... —esgrimió, con tono de quien va abandonando la conversación porque tiene prisa. Sus ojos se cruzarían brevemente con los de Adam, y más tarde con los de Amira, asintiendo a lo que se le antojaba como una retirada también por parte de la Valkyria, quién había parecido entender que en realidad no había ningún plan conjunto a la espera, o tal vez solo le apetecía volver sola a Serpentaria. En cualquier caso las explicaciones, de darse, ocurrirían en otro momento.
No fue hasta que aquel olor a manzanilla inundó sus pulmones que se detuvo una última vez, congelada en el sitio y con sus ojos celestes clavados en los del repoblador. Parecía de la especie de Jara, pero su carácter distaba demasiado del otro repoblador y de hecho provocó la huida desesperada del animorfo y su compañera. Ahora sin embargo se dirigía directamente a ellos.
—Bueno... —se aclaró la garganta, tras las intervenciones del ruso y la francesa. La verdad es que se las estaban apañando bien y creía que el apoyo de una tercera persona podía verse como un intento de poner excusas a la desesperada. Si se marchaba ahora le quitaría más importancia al asunto porque no tenían nada que esconder—. Qué tonta soy... había olvidado que Maila me está esperando... —aunque dónde y a qué hora no hacía falta especificarlo. La suave voz de Fleur brotó de nuevo, con una amabilidad conciliadora y genuina en su máxima expresión—. Menos mal que ellos han intervenido... —diría en dirección al jefe del puestecito mientras sus piernas la iban llevando a otros lares mientras se marchaba en lateral como un cangrejo—. Si no... no sé qué habría pasado... bueno... hasta pronto a todos.
Y con la respiración más sosegada se despediría con un gesto de la mano, en especial para la aparición. Era una invitación a que la siguiera, pero también un "lo siento ojalá podamos volver otro día" en caso de que decidiera quedarse. Después de todo si nadie se percataba de su excusa ella era la única que sabía a ciencia cierta que ni la pobre Maila ni la arena que solía danzar a su alrededor la aguardaban en absoluto.
Por eso la siwani ya estaba dando marcha atrás ante la despedida de la chica y el oso polar. Y también avanzó algunos pasos con lentitud como la que no quería la cosa mientras les dedicaba una sonrisa amable y sincera al caballero ciervo y al nublino.
—Encantada de conoceros... —esgrimió, con tono de quien va abandonando la conversación porque tiene prisa. Sus ojos se cruzarían brevemente con los de Adam, y más tarde con los de Amira, asintiendo a lo que se le antojaba como una retirada también por parte de la Valkyria, quién había parecido entender que en realidad no había ningún plan conjunto a la espera, o tal vez solo le apetecía volver sola a Serpentaria. En cualquier caso las explicaciones, de darse, ocurrirían en otro momento.
No fue hasta que aquel olor a manzanilla inundó sus pulmones que se detuvo una última vez, congelada en el sitio y con sus ojos celestes clavados en los del repoblador. Parecía de la especie de Jara, pero su carácter distaba demasiado del otro repoblador y de hecho provocó la huida desesperada del animorfo y su compañera. Ahora sin embargo se dirigía directamente a ellos.
—Bueno... —se aclaró la garganta, tras las intervenciones del ruso y la francesa. La verdad es que se las estaban apañando bien y creía que el apoyo de una tercera persona podía verse como un intento de poner excusas a la desesperada. Si se marchaba ahora le quitaría más importancia al asunto porque no tenían nada que esconder—. Qué tonta soy... había olvidado que Maila me está esperando... —aunque dónde y a qué hora no hacía falta especificarlo. La suave voz de Fleur brotó de nuevo, con una amabilidad conciliadora y genuina en su máxima expresión—. Menos mal que ellos han intervenido... —diría en dirección al jefe del puestecito mientras sus piernas la iban llevando a otros lares mientras se marchaba en lateral como un cangrejo—. Si no... no sé qué habría pasado... bueno... hasta pronto a todos.
Y con la respiración más sosegada se despediría con un gesto de la mano, en especial para la aparición. Era una invitación a que la siguiera, pero también un "lo siento ojalá podamos volver otro día" en caso de que decidiera quedarse. Después de todo si nadie se percataba de su excusa ella era la única que sabía a ciencia cierta que ni la pobre Maila ni la arena que solía danzar a su alrededor la aguardaban en absoluto.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antiguo Mercado
23/12/23, 07:46 pm
Se despidió del oso y la desconocida con un sutil movimiento y se mordió la lengua una última vez por las enseñanzas morales de Erknest. Por manso que fuese el lobo mejor no pisarle la cola, ¿es que no tenían ese dicho en su mundo? La paciencia de un Santo convertido en nogal, eso es lo que estaba teniendo, por eso cuando los ladronzuelos abandonaron el lugar, igual que las raíces de un árbol rompen el pavimimento tras años de tensión, Kahlo liberó sus hombros con alivio.
Su sonrisa perdió consistencia cuando uno a uno, Erknest y Adam, fueron uniéndose al falso plan, esa invitación creada solo como vía de escape. Agradecía la sinceridad de Amira más de lo que esta podía imaginar, y es que igual que ella Kahlo tenía ganas de todo menos de socializar con el grupo ahora mismo. Solo quería respuestas, chismorrear con Fleur y robar alguna cosita que se le antojase sin pena a tener un par de ojos justicieros extras dándole charlitas estúpidas detrás.
—No hay de qué, pero la próxima- —fue interrumpida por el dependiente, por el cual volvió a su repulida sonrisa dulce, una cuyo sabor se había desgastado más que un chicle masticado por media hora.
Pero incluso esta fue puesta a prueba otra vez por el caballero ciervo, el cual si antes había tenido la decendia de mostrarse humilde, ahora llenaba sus títulos con ego. Oh, Santos, podría matarlo aquí y ahora. Como abriese la boca lloverían tantos cuchillos que la tienda bien podría mutar en armería. Le dedicó una mirada perpleja a Adam y Amira, cada vez más segura de que se habían visto arrastrados a esa performance igual que Fleur y ella. Y por si fuera poco estalló la bolsita de té dentro de la tetera. Un repoblador, tan lindo como los recordaba, irrumpió en el puesto que exclamaba como suyo ahuyentando lo que quedaba de los ladrones y, como guinda a un pastel al que ya no le cabían más cerezas, luego la tomó con ellos. Por bien que oliera y adorable que resultase, la granta no aguantaba más tonterías. Menos mal que Adam y Amira se explicaron antes, porque ella ya no podía.
—¡Esto es el acabose! Una dama no empieza conflictos, pero puede terminarlos —chasqueó la lengua—. Se molesta uno por el bienestar del comercio local y le acusan de desorden público, ¡ja! ¡Menos mal que no me pasa a menudo! —resopló con bochorno, asintiendo solemnemente a las palabras de la siwani, captando el anzuelo de su mirada ipso facto—. Ugh, te acompaño. Si tenía idea de comprar aquí ya la he perdido toda.
Y conteniendo como una campeona la explosión de pulsaciones y toxinas que hacían picar sus alas, comenzó a andar con la cabeza bien alta en dirección a Fleur. Se giró una última vez.
—Adam, Amira, muchas gracias. Caballero —les dedicó una brevísima reverencia, más con los párpados que con la cabeza—. Ya hablaremos de lo sucedido aquí hoy —de nuevo ese tono pausado de advertencia. No tenía pupilas, pero si las tuviera Erknest vería como la mirada de la aparición se le clavaba como si ella fuera el dardo y él la diana—, y de cómo deberíamos tener cuidado con lo que hacemos, porque la suerte no siempre aparece de la nada.
E igual que la francesa, puso marcha ligera. Al aire libre sus toxinas se repartirían como un frasquito de tinta en un lago, pero eran tantas que Fleur y ella pasarían a ser un borrón difuso para todo aquel que se cruzara en su camino.
—Lo siento —su tono firme se cayó, un cuchicheo tambaleante—. Santos, lo he pasado fatal. Estoy hecha un manojo de nervios —confesó a la nada en realidad, pues la bailarina no recordaría haber olvidado en primer lugar—. Tendría que haber robado media tienda delante suya.
Su sonrisa perdió consistencia cuando uno a uno, Erknest y Adam, fueron uniéndose al falso plan, esa invitación creada solo como vía de escape. Agradecía la sinceridad de Amira más de lo que esta podía imaginar, y es que igual que ella Kahlo tenía ganas de todo menos de socializar con el grupo ahora mismo. Solo quería respuestas, chismorrear con Fleur y robar alguna cosita que se le antojase sin pena a tener un par de ojos justicieros extras dándole charlitas estúpidas detrás.
—No hay de qué, pero la próxima- —fue interrumpida por el dependiente, por el cual volvió a su repulida sonrisa dulce, una cuyo sabor se había desgastado más que un chicle masticado por media hora.
Pero incluso esta fue puesta a prueba otra vez por el caballero ciervo, el cual si antes había tenido la decendia de mostrarse humilde, ahora llenaba sus títulos con ego. Oh, Santos, podría matarlo aquí y ahora. Como abriese la boca lloverían tantos cuchillos que la tienda bien podría mutar en armería. Le dedicó una mirada perpleja a Adam y Amira, cada vez más segura de que se habían visto arrastrados a esa performance igual que Fleur y ella. Y por si fuera poco estalló la bolsita de té dentro de la tetera. Un repoblador, tan lindo como los recordaba, irrumpió en el puesto que exclamaba como suyo ahuyentando lo que quedaba de los ladrones y, como guinda a un pastel al que ya no le cabían más cerezas, luego la tomó con ellos. Por bien que oliera y adorable que resultase, la granta no aguantaba más tonterías. Menos mal que Adam y Amira se explicaron antes, porque ella ya no podía.
—¡Esto es el acabose! Una dama no empieza conflictos, pero puede terminarlos —chasqueó la lengua—. Se molesta uno por el bienestar del comercio local y le acusan de desorden público, ¡ja! ¡Menos mal que no me pasa a menudo! —resopló con bochorno, asintiendo solemnemente a las palabras de la siwani, captando el anzuelo de su mirada ipso facto—. Ugh, te acompaño. Si tenía idea de comprar aquí ya la he perdido toda.
Y conteniendo como una campeona la explosión de pulsaciones y toxinas que hacían picar sus alas, comenzó a andar con la cabeza bien alta en dirección a Fleur. Se giró una última vez.
—Adam, Amira, muchas gracias. Caballero —les dedicó una brevísima reverencia, más con los párpados que con la cabeza—. Ya hablaremos de lo sucedido aquí hoy —de nuevo ese tono pausado de advertencia. No tenía pupilas, pero si las tuviera Erknest vería como la mirada de la aparición se le clavaba como si ella fuera el dardo y él la diana—, y de cómo deberíamos tener cuidado con lo que hacemos, porque la suerte no siempre aparece de la nada.
E igual que la francesa, puso marcha ligera. Al aire libre sus toxinas se repartirían como un frasquito de tinta en un lago, pero eran tantas que Fleur y ella pasarían a ser un borrón difuso para todo aquel que se cruzara en su camino.
—Lo siento —su tono firme se cayó, un cuchicheo tambaleante—. Santos, lo he pasado fatal. Estoy hecha un manojo de nervios —confesó a la nada en realidad, pues la bailarina no recordaría haber olvidado en primer lugar—. Tendría que haber robado media tienda delante suya.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Antiguo Mercado
28/12/23, 05:25 pm
-(Bueno, al menos no nos ha matado en el acto)- pensó intentando sacar el lado bueno de la situación y tomándola con algo de humor, porque sino lo más probable es que saliera corriendo pidiendo piedad. Que los mirara tan inquisitivamente mientras esperaba explicaciones no le ayudaba en absoluto a intentar solucionar aquello. Por ello agradeció desde el fondo de su corazón que el resto fuera más rápido.
El caballero asintió a cada argumento de sus compañeros mientras iba calmando poco a poco los nervios. Algo estaban consiguiendo desde luego. El repoblador, aunque todavía visiblemente cabreado, no transmitía la misma hostilidad que antes y los escuchaba con un par de sus brazos cruzados. Era un alivio que se estuviera pasando el malentendido tan rápido.
El kamaitachi se giró hacia la siwani y la aparición cuando la primera se aclaró la garganta. Le salió un bajito Oh, claro lleno de comprensión. Todo marchaba por buen camino y si tenía otros asuntos veía comprensible que no quisiera retrasarse. Por supuesto no vio ni de lejos las verdaderas intenciones de Fleur. Se llevó sonriente una mano al pecho cuando Kahlo empezó a despedirse, listo para devolverle una reverencia con toda la cortesía de un caballero, pero la sonrisa dio paso rápido a una mueca de tensión de nuevo. -Va-Vale...- musitó con un nudo en la garganta, preocupado por lo que podría pasar en esa futura conversación. ¿Dónde la había cagado esta vez? Dentro de su lógica como justiciero de la ciudad había hecho bien en enfrentarse a los dos maleantes, había confiado en que esta vez iría todo bien al no echarse atrás. No había sido un imprudente... ¿No? Se despidió de las chicas levantando una mano tímidamente: -Hasta la próxima. Y muchas gracias por la ayuda.-
El dueño del puesto comenzaba a calmarse, reduciéndose poco a poco el concentrado olor a infusión. Miró al nublino y éste le asintió corroborando los hechos. -Uhmm...- murmuró sonando como la nota sostenida de una flauta. Andaba pensativo con la mirada en ninguna parte, así que cuando se dio cuenta que las dos se iban alejando ya era tarde. -Eh, un momento- intentó llamar su atención, pero ya estaban lejos. Al menos parecía que eran conocidas del resto, así que podrían darle las gracias de su parte más tarde. Ya totalmente en calma, habló a los que quedaban: -Perdón por la confusión. Últimamente hay unos cuantos de esos Dragonfly dando problemas por aquí pero no había visto como eran hasta ahora. Os agradezco la ayuda, que la Flora os pague la buena fe- Si le preguntaban a Erknest, aún con un tono más tranquilo le seguía pareciendo que imponía, pero podía ser que fuera por haber visto la muerte tan cerca.
-No hay de qué. No podía quedarme de brazos cruzados ante un intento de robo, es lo mínimo que puedo hacer para ayudar a la ciudad- le respondió todavía con un poco de corte. Luego de lo que le dijeran Adam y Amira, el repoblador volvería a centrarse en sus mercancías y en su empleado, preguntándole por todo lo ocurrido y asegurándose de que no les faltaba nada. En otro momento simplemente se habría marchado a seguir con lo que había venido a hacer, pero justo se le había presentado la oportunidad para saber más de ese desconocido grupo que, por lo que había comprobado, podía ser negativo para Rocavarancolia. Se giró a sus compañeros con cansancio después de toda la tensión pero con una decisión renovada. -Yo... voy a quedarme un rato más por aquí. Si tenéis planes no molesto más, pero de verdad, muchísimas gracias por todo- dijo con sinceridad, inclinándose luego haciendo una reverencia a uno y otro. Una acogedora sonrisa les esperaría luego de que el kamaitachi se levantara. Ese había sido su primer paso de verdad para convertirse en el héroe que soñaba ser y estaba orgulloso de tener a unos maravillosos amigos a su lado que lo apoyaran en el camino.
El caballero asintió a cada argumento de sus compañeros mientras iba calmando poco a poco los nervios. Algo estaban consiguiendo desde luego. El repoblador, aunque todavía visiblemente cabreado, no transmitía la misma hostilidad que antes y los escuchaba con un par de sus brazos cruzados. Era un alivio que se estuviera pasando el malentendido tan rápido.
El kamaitachi se giró hacia la siwani y la aparición cuando la primera se aclaró la garganta. Le salió un bajito Oh, claro lleno de comprensión. Todo marchaba por buen camino y si tenía otros asuntos veía comprensible que no quisiera retrasarse. Por supuesto no vio ni de lejos las verdaderas intenciones de Fleur. Se llevó sonriente una mano al pecho cuando Kahlo empezó a despedirse, listo para devolverle una reverencia con toda la cortesía de un caballero, pero la sonrisa dio paso rápido a una mueca de tensión de nuevo. -Va-Vale...- musitó con un nudo en la garganta, preocupado por lo que podría pasar en esa futura conversación. ¿Dónde la había cagado esta vez? Dentro de su lógica como justiciero de la ciudad había hecho bien en enfrentarse a los dos maleantes, había confiado en que esta vez iría todo bien al no echarse atrás. No había sido un imprudente... ¿No? Se despidió de las chicas levantando una mano tímidamente: -Hasta la próxima. Y muchas gracias por la ayuda.-
El dueño del puesto comenzaba a calmarse, reduciéndose poco a poco el concentrado olor a infusión. Miró al nublino y éste le asintió corroborando los hechos. -Uhmm...- murmuró sonando como la nota sostenida de una flauta. Andaba pensativo con la mirada en ninguna parte, así que cuando se dio cuenta que las dos se iban alejando ya era tarde. -Eh, un momento- intentó llamar su atención, pero ya estaban lejos. Al menos parecía que eran conocidas del resto, así que podrían darle las gracias de su parte más tarde. Ya totalmente en calma, habló a los que quedaban: -Perdón por la confusión. Últimamente hay unos cuantos de esos Dragonfly dando problemas por aquí pero no había visto como eran hasta ahora. Os agradezco la ayuda, que la Flora os pague la buena fe- Si le preguntaban a Erknest, aún con un tono más tranquilo le seguía pareciendo que imponía, pero podía ser que fuera por haber visto la muerte tan cerca.
-No hay de qué. No podía quedarme de brazos cruzados ante un intento de robo, es lo mínimo que puedo hacer para ayudar a la ciudad- le respondió todavía con un poco de corte. Luego de lo que le dijeran Adam y Amira, el repoblador volvería a centrarse en sus mercancías y en su empleado, preguntándole por todo lo ocurrido y asegurándose de que no les faltaba nada. En otro momento simplemente se habría marchado a seguir con lo que había venido a hacer, pero justo se le había presentado la oportunidad para saber más de ese desconocido grupo que, por lo que había comprobado, podía ser negativo para Rocavarancolia. Se giró a sus compañeros con cansancio después de toda la tensión pero con una decisión renovada. -Yo... voy a quedarme un rato más por aquí. Si tenéis planes no molesto más, pero de verdad, muchísimas gracias por todo- dijo con sinceridad, inclinándose luego haciendo una reverencia a uno y otro. Una acogedora sonrisa les esperaría luego de que el kamaitachi se levantara. Ese había sido su primer paso de verdad para convertirse en el héroe que soñaba ser y estaba orgulloso de tener a unos maravillosos amigos a su lado que lo apoyaran en el camino.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Antiguo Mercado
07/01/24, 08:55 pm
Por lo menos hubo un poco de buena cara en un ambiente tan incómodo ya que el gerente del lugar los escuchaba. No le gustaba para nada formar parte del estropicio formado por los otros dos, ni siquiera dentro de la cabeza del repoblador. Ellos no eran como esos dos gilipollas, qué diantres estaban ayudando, todo lo contrario.
Lo siguiente, sin embargo y en un momento en el que pensó que podría distraerse en cosas mejores, Fleur declaró que debía marchar ya que la reclamaba un deber. Adam tuvo una creciente decepción dentro, de la amarga y la autoculpable, pegajosa y difícil de quitar. Quería entenderlo pero no entendía, más con las quejas de Kahlo quien se mostró indignada con las acusaciones del repoblador. Y quien no, vaya, pero…
Se tenía que ir también.
—Ah… Vale —dijo en una rota respuesta ante la despedida de Kahlo.
Sin embargo ahí vino un afilado sermón sobre vigilar lo que uno hace, que quizás no era hacia él precisamente pero Adam se veía inevitablemente como el objetivo principal. ¿Que podía decir? Contuvo sentimientos muy amargos dentro de él, con la mirada cansada ya que el corte que sintió lo envenenó. Le comía la rabia hacia sí mismo, hacia las palabras de la varmana y hacia la excusa de Fleur. Y las palabras que tenía en su garganta, las que quería decir a todos para conservar su dignidad, se hallaban bien restringidas en voluntad del propio pegaso por mucho que le doliese ya que la inseguridad de repetir los mismos errores que cometió antaño en el Palacete estaba ahí, en su nuca, susurrante. No decir algo apropiado, diablos si ni siquiera poder decir su propia opinión le hacía sentir como si fuese a reventar.
Y ahí se quedó, sin distracción, ni siquiera algo que le diese media alegría. Si, lo de acompañar a ella dos era una excusa que Adam pensó era verdad. Pero no por ello se sintió mejor, ni siquiera un poco. Todo su interior eran heridas recientes que con cualquier brisa dolían. Decidió hacerse el puto héroe, por convicción propia y así acabó. El tipo tuvo su tienda a salvo pero él no se sintió como para celebrar nada, siquiera escuchó al repoblador disculpándose por la confusión.
Un mudo chasqueo de lengua estuvo presente cuando Erknest dijo que se quedaría un rato más. Adam lo miró, culpable por lo que iba a decir.
—Mira Erknest, ehhh —ni excusa tenía, a diferencia de Fleur—. Sé que te dije de salir pero no estoy muy allá hoy, ¿vale? Voy de vuelta así que… ya nos veremos. Adiós a ti también Amira. Hasta luego.
Forzó una mueca lo más parecida a una sonrisa antes de irse del lugar. En su marcha fue relativamente ligero y no quería siquiera mirar atrás, quería meterse en un boquete y no salir por una larga temporada.
—Que puto desastre, para que coño me meto —soltó frustrado en mitad del camino, maldiciendo para sí.
Lo siguiente, sin embargo y en un momento en el que pensó que podría distraerse en cosas mejores, Fleur declaró que debía marchar ya que la reclamaba un deber. Adam tuvo una creciente decepción dentro, de la amarga y la autoculpable, pegajosa y difícil de quitar. Quería entenderlo pero no entendía, más con las quejas de Kahlo quien se mostró indignada con las acusaciones del repoblador. Y quien no, vaya, pero…
Se tenía que ir también.
—Ah… Vale —dijo en una rota respuesta ante la despedida de Kahlo.
Sin embargo ahí vino un afilado sermón sobre vigilar lo que uno hace, que quizás no era hacia él precisamente pero Adam se veía inevitablemente como el objetivo principal. ¿Que podía decir? Contuvo sentimientos muy amargos dentro de él, con la mirada cansada ya que el corte que sintió lo envenenó. Le comía la rabia hacia sí mismo, hacia las palabras de la varmana y hacia la excusa de Fleur. Y las palabras que tenía en su garganta, las que quería decir a todos para conservar su dignidad, se hallaban bien restringidas en voluntad del propio pegaso por mucho que le doliese ya que la inseguridad de repetir los mismos errores que cometió antaño en el Palacete estaba ahí, en su nuca, susurrante. No decir algo apropiado, diablos si ni siquiera poder decir su propia opinión le hacía sentir como si fuese a reventar.
Y ahí se quedó, sin distracción, ni siquiera algo que le diese media alegría. Si, lo de acompañar a ella dos era una excusa que Adam pensó era verdad. Pero no por ello se sintió mejor, ni siquiera un poco. Todo su interior eran heridas recientes que con cualquier brisa dolían. Decidió hacerse el puto héroe, por convicción propia y así acabó. El tipo tuvo su tienda a salvo pero él no se sintió como para celebrar nada, siquiera escuchó al repoblador disculpándose por la confusión.
Un mudo chasqueo de lengua estuvo presente cuando Erknest dijo que se quedaría un rato más. Adam lo miró, culpable por lo que iba a decir.
—Mira Erknest, ehhh —ni excusa tenía, a diferencia de Fleur—. Sé que te dije de salir pero no estoy muy allá hoy, ¿vale? Voy de vuelta así que… ya nos veremos. Adiós a ti también Amira. Hasta luego.
Forzó una mueca lo más parecida a una sonrisa antes de irse del lugar. En su marcha fue relativamente ligero y no quería siquiera mirar atrás, quería meterse en un boquete y no salir por una larga temporada.
—Que puto desastre, para que coño me meto —soltó frustrado en mitad del camino, maldiciendo para sí.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Antiguo Mercado
09/01/24, 07:14 pm
Sus ojos no se apartaron del repoblador. Estaba claro que aquel ser chiquitito podía reventarla si quería, y le tenía mucho más respeto que al oso gigante. Ver que al menos parecía mucho menos dispuesto a pagarla con ellos a medida que se explicaban era tan relajante como el olor a manzanilla. Entonces Fleur puso lo que supuso una excusa para irse, y se despidió de ella con un gesto de la mano mientras se mordía el labio con frustración. ¿Por qué a ella no se le había ocurrido poner una a esas alturas?
Lo mismo pasó con Kahlo, que aprovechó las circunstancias para irse, aunque sus palabras se quedarían un poco con la valkyria. Tal vez no fueran para ella directamente, pero no por ello le habían pasado desapercibidas. «Pero quién te crees para querer hablar con nadie», pensó, con rabia. ¿Qué autoridad tenía para ir cuestionando lo que hacía nadie? Ya tendrían consecuencias. Y suerte, pf. En aquel momento no la hubiera necesitado, y no era tan inconsciente para meterse en una pelea que sabía perdida desde el principio. Claro que muy posiblemente todo aquello fuera solo para Erknest, y ella estuviera en un momento demasiado sensible como para darse cuenta de que en realidad no era un ataque a su persona.
«Al que deberías pagárselo tú es a tu pobre empleado». No es que ella quisiera cosas por hacer una buena acción, pero el pobre tendero se merecía al menos un día libre, o algo, por compensar el estrés del momento. Si ya trabajar de cara al público era complicado, en un sitio como Rocavarancolia era todavía peor.
—De verdad que no ha sido nada —aseguró.
Agh. Y ahora Erknest le ofrecía quedarse. Mira que tenía pocas ganas, y buscó en Adam ver si él pensaba quedarse o no antes de decidir qué hacer. Visto que el pegaso quería huir de allí tanto como ella, no iba ni a hacer el esfuerzo de estar allí ni un minuto más.
—Yo me vuelvo, pero ya nos veremos por Serpentaria —se despidió.
No tardaría más de un par de segundos en emprender la marcha, buscando alejarse lo más posible no ya solo de sus amigos, sino del gentío en general. Necesitaba estar sola.
Lo mismo pasó con Kahlo, que aprovechó las circunstancias para irse, aunque sus palabras se quedarían un poco con la valkyria. Tal vez no fueran para ella directamente, pero no por ello le habían pasado desapercibidas. «Pero quién te crees para querer hablar con nadie», pensó, con rabia. ¿Qué autoridad tenía para ir cuestionando lo que hacía nadie? Ya tendrían consecuencias. Y suerte, pf. En aquel momento no la hubiera necesitado, y no era tan inconsciente para meterse en una pelea que sabía perdida desde el principio. Claro que muy posiblemente todo aquello fuera solo para Erknest, y ella estuviera en un momento demasiado sensible como para darse cuenta de que en realidad no era un ataque a su persona.
«Al que deberías pagárselo tú es a tu pobre empleado». No es que ella quisiera cosas por hacer una buena acción, pero el pobre tendero se merecía al menos un día libre, o algo, por compensar el estrés del momento. Si ya trabajar de cara al público era complicado, en un sitio como Rocavarancolia era todavía peor.
—De verdad que no ha sido nada —aseguró.
Agh. Y ahora Erknest le ofrecía quedarse. Mira que tenía pocas ganas, y buscó en Adam ver si él pensaba quedarse o no antes de decidir qué hacer. Visto que el pegaso quería huir de allí tanto como ella, no iba ni a hacer el esfuerzo de estar allí ni un minuto más.
—Yo me vuelvo, pero ya nos veremos por Serpentaria —se despidió.
No tardaría más de un par de segundos en emprender la marcha, buscando alejarse lo más posible no ya solo de sus amigos, sino del gentío en general. Necesitaba estar sola.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Antiguo Mercado
22/01/24, 12:05 am
El camino de la caballería que empezaba a abrirse no era perfecto, por supuesto. Daba pie a momentos de duda, peligros y algún que otro contratiempo, a pesar de lo que quisiera convencerse Erknest en ese momento de ciego optimismo. Por ejemplo, lo que pasó a continuación de su pregunta fue una de esas preocupaciones.
No iba a molestarse en absoluto si tenían otros asuntos que atender, más cuando ya habían ayudado mucho con aquel encontronazo, pero las palabras y la expresión de Adam lo desconcertaron un poquito. ¿Le había pasado algo antes de venir? ¿Era por el cansancio tras la tensión? ¿La había cagado en algo y ahora estaba incómodo con él? Cuando sobrepensabas las posibilidades eran infinitas y pocas veces había visto a su amigo así. -Oh. No pasa nada, tranquilo- le respondió dubitativo, aunque intentara aguantar sin ningún éxito su porte. Amira también se marchaba, aunque sin conocerla tanto no tuvo el mismo efecto. -Pues nada, nos vemos luego- se despidió con la mano un pelín más calmado. La aventura se había acabado, tal vez no con un final tan bonito como habría esperado pero bueno en líneas generales. Aunque aún quedaba un detalle importante. Había que preparar el camino para su siguiente gesta.
El kamaitachi se giró cuando los dos se marcharon y, luego de coger aire y enderezar la espalda con convicción, volvió a acercarse al puesto del repoblador con paso firme. -Perdone, mi estimado ciudadano. Quería hacerle unas preguntas sobre esos rufianes, le prometo que no llevará mucho tiempo- preguntó en su habitual teatralidad en cuanto estuvo frente al mostrador.
El nublino y su jefe andaban organizando las nuevas pócimas que había traído en una bolsa algo más grande que él. Era un transformado y además uno con una fuerza a tener en cuenta, pero aún así a Erknest le parecía sorprendente que hubiera podido cargarla solo siendo tan pequeño. -Oh, ¿sigues por aquí? preguntó el repoblador, que pensaba que ya se habrían ido todos. Le hizo un par de señas para indicarle a su empleado que siguiera con aquella tarea y finalmente le prestó total atención al chico. -Te debo una, así que adelante. ¿Qué quieres saber?- dijo con uno de sus pares de brazos cruzados y el segundo par en jarra.
El Caballero Ciervo asintió agradecido con una leve sonrisa. -Como le había explicado a su compañero, me dedico a velar por la seguridad de la ciudad y sus habitantes. Lo cierto es que hace poco me topé con el nombre de ese grupo de maleantes, aunque ha sido justo hoy que he descubierto que son un peligro real. Si tiene alguna pista o conoce a alguien que pudiera proporcionarme información para detenerlos, se lo agradecería en nombre de toda Rocavarancolia- fue contándole con seriedad impostada, aunque él no fuera consciente del todo.
El repoblador sí lo era, y no dudó en mostrarse escéptico de que el chaval que tenía delante pudiera ni soplarle a toda una banda solo. De tener cejas, se habrían arqueado tanto que le habrían llegado a la nuca. Había dado su palabra y lo ayudaría, ya luego era libre de hacer lo que quisiera aunque lo viera como una temeridad. Además, el kamaitachi ni parecía inmutarse con su expresión. Suspiró, cual flauta algo desafinada, y luego dijo: -Solo he escuchado a otros tenderos hablar de que también los han molestado esos cabrones, pero nada más. Te puedo indicar algunos puestos que han tenido más problemas, lo mismo allí puedes conseguir más detalles-
Agradecido, Erknest aceptó la oferta y fue anotando mentalmente dónde se encontraban las distintas tiendas para ir preguntando luego. Una vez terminó, le dio unas sinceras y exageradas gracias al repoblador -¡Ha hecho una gran acción en nombre de la ciudad. Puede sentirse orgulloso de haber ayudado a Erknest, el Caballero Ciervo!- y se marchó raudo a preguntar al resto de tenderos. Las horas siguientes se pasaron volando de un lado a otro del mercado. Algunos accedían a contarle lo poco que sabían y los rumores, otros no tenían ni idea y algunos pensaban que le faltaba un tornillo (con razón) y le tomaban el pelo. Y aunque la información era escasa y en ocasiones hasta contradictoria, el kamaitachi no flaqueaba en su búsqueda, con una sonrisa tontorrona por todo el camino. Tal vez no lo estaba haciendo perfectamente, tal vez le llevara más tiempo del que querría, pero aquellos eran los primeros pasos de verdad que daba para cumplir sus metas. Hasta los más grandes héroes tenían comienzos humildes. Para cuando terminó de investigar allí, ya tenía algunas pistas sólidas para poder encontrarlos. Se aseguraría de que la información fuera correcta y, luego por fin, comenzaría el primer desafío para el justiciero de la ciudad.
No iba a molestarse en absoluto si tenían otros asuntos que atender, más cuando ya habían ayudado mucho con aquel encontronazo, pero las palabras y la expresión de Adam lo desconcertaron un poquito. ¿Le había pasado algo antes de venir? ¿Era por el cansancio tras la tensión? ¿La había cagado en algo y ahora estaba incómodo con él? Cuando sobrepensabas las posibilidades eran infinitas y pocas veces había visto a su amigo así. -Oh. No pasa nada, tranquilo- le respondió dubitativo, aunque intentara aguantar sin ningún éxito su porte. Amira también se marchaba, aunque sin conocerla tanto no tuvo el mismo efecto. -Pues nada, nos vemos luego- se despidió con la mano un pelín más calmado. La aventura se había acabado, tal vez no con un final tan bonito como habría esperado pero bueno en líneas generales. Aunque aún quedaba un detalle importante. Había que preparar el camino para su siguiente gesta.
El kamaitachi se giró cuando los dos se marcharon y, luego de coger aire y enderezar la espalda con convicción, volvió a acercarse al puesto del repoblador con paso firme. -Perdone, mi estimado ciudadano. Quería hacerle unas preguntas sobre esos rufianes, le prometo que no llevará mucho tiempo- preguntó en su habitual teatralidad en cuanto estuvo frente al mostrador.
El nublino y su jefe andaban organizando las nuevas pócimas que había traído en una bolsa algo más grande que él. Era un transformado y además uno con una fuerza a tener en cuenta, pero aún así a Erknest le parecía sorprendente que hubiera podido cargarla solo siendo tan pequeño. -Oh, ¿sigues por aquí? preguntó el repoblador, que pensaba que ya se habrían ido todos. Le hizo un par de señas para indicarle a su empleado que siguiera con aquella tarea y finalmente le prestó total atención al chico. -Te debo una, así que adelante. ¿Qué quieres saber?- dijo con uno de sus pares de brazos cruzados y el segundo par en jarra.
El Caballero Ciervo asintió agradecido con una leve sonrisa. -Como le había explicado a su compañero, me dedico a velar por la seguridad de la ciudad y sus habitantes. Lo cierto es que hace poco me topé con el nombre de ese grupo de maleantes, aunque ha sido justo hoy que he descubierto que son un peligro real. Si tiene alguna pista o conoce a alguien que pudiera proporcionarme información para detenerlos, se lo agradecería en nombre de toda Rocavarancolia- fue contándole con seriedad impostada, aunque él no fuera consciente del todo.
El repoblador sí lo era, y no dudó en mostrarse escéptico de que el chaval que tenía delante pudiera ni soplarle a toda una banda solo. De tener cejas, se habrían arqueado tanto que le habrían llegado a la nuca. Había dado su palabra y lo ayudaría, ya luego era libre de hacer lo que quisiera aunque lo viera como una temeridad. Además, el kamaitachi ni parecía inmutarse con su expresión. Suspiró, cual flauta algo desafinada, y luego dijo: -Solo he escuchado a otros tenderos hablar de que también los han molestado esos cabrones, pero nada más. Te puedo indicar algunos puestos que han tenido más problemas, lo mismo allí puedes conseguir más detalles-
Agradecido, Erknest aceptó la oferta y fue anotando mentalmente dónde se encontraban las distintas tiendas para ir preguntando luego. Una vez terminó, le dio unas sinceras y exageradas gracias al repoblador -¡Ha hecho una gran acción en nombre de la ciudad. Puede sentirse orgulloso de haber ayudado a Erknest, el Caballero Ciervo!- y se marchó raudo a preguntar al resto de tenderos. Las horas siguientes se pasaron volando de un lado a otro del mercado. Algunos accedían a contarle lo poco que sabían y los rumores, otros no tenían ni idea y algunos pensaban que le faltaba un tornillo (con razón) y le tomaban el pelo. Y aunque la información era escasa y en ocasiones hasta contradictoria, el kamaitachi no flaqueaba en su búsqueda, con una sonrisa tontorrona por todo el camino. Tal vez no lo estaba haciendo perfectamente, tal vez le llevara más tiempo del que querría, pero aquellos eran los primeros pasos de verdad que daba para cumplir sus metas. Hasta los más grandes héroes tenían comienzos humildes. Para cuando terminó de investigar allí, ya tenía algunas pistas sólidas para poder encontrarlos. Se aseguraría de que la información fuera correcta y, luego por fin, comenzaría el primer desafío para el justiciero de la ciudad.
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