Supervivencia y liderazgo (adiestramiento)

Cuando los que van a participar han dado todos un paso al frente la instructora abre la puerta y nos indica que entremos, nadie duda y nos adentramos en la casa, error ... caemos al no encontrar piso bajo nuestros pies, pero la caída es corta. Mis pies tocan el suelo y flexiono las rodillas para caer bien. A mi alrededor esta todo oscuro, pero al parpadear mi visión cambia, me fijo sorprendido en las huellas de calor de mis compañeros, ¿visión térmica?, que raro. Me olvido de ello en cuanto me fijo que hay muchas mas huellas de calor de las que debería haber. Estamos rodeados de bichos, de toda clase de criaturas que no distingo bien, mis compañeros caen a mi lado, uno cae gritando, le miro con cara de "este es imbécil" y sigo restando atención a mi entorno. Trato de ocultarme con la capa, con la intención de esconderme en la negrura de la galería, pero no va a dar resultado, estas criaturas están acostumbradas a vivir aquí abajo, esto no sirvo. Sospeso las opciones rápidamente, no me ayuda el hecho de que Alex grite algo en al alto ... ¿miedo?,¿qué miedo?, yo no he tenido en ningún momento, pero entonces los oigo, la respiración acelerada de los demás, están asustados, y Alex se alimenta de ese . Pero no los ha liberado de el, siguen asustados, lo oigo, aunque el tonto de antes cree lo contrario, dice algo de que lo sigamos y antes de darme cuenta se adelanta el solo, hago el amago de advertirle, pero la instructora dice algo. Miro y veo caer una piedrecita, cierro los ojos por instinto y un fogonazo atraviesa mis parpados, abro los ojos para ver y veo claramente a las criaturas que nos rodean. Una esta muy cerca del audaz, y antes de que pueda hacer nada lo engulle y se larga con el, todo se convierte en un caos cuando las criaturas se lanzan sobre nosotros, la voz de la instructora suena por encima de nuestras cabezas ... gruño por su ocurrencia y murmuro unas palabras tras advertir a los demás que cierren los ojos. Cierro los míos y doy una palmada que resuena en la galería. Un fogonazo mucho mas potente que el de antes ilumina la estancia con una luz blanquecina, muchas de las criaturas chillan de dolor y se llevan las extremidades a los ojos, o lo que tengan, peor otras ni se inmutan. La luz desaparece y veo a las criaturas atontadas gracias a la huella de calor, pero hay algunos que se mueven normal. E incluso percibo mas criaturas, oigo mas roces de los que aparenta a ver, huelo cosas donde no hay nada, frunzo el ceño enfadado, si no nos organizamos no saldremos de aquí con vida. Alex dice algo de que hay mas de lo que vemos, no creo que se refiera a lo que yo he percibido, trato de buscar eso que dice, pero solo detecto una zona vacía, una zona que no me gusta. Tengo que hacer algo ya ...
-¡Escuchadme! - digo con fuerza, necesito que me escuchen - ... haced un corro, en el centro los que no puedan defenderse bien cuerpo a cuerpo, en el exterior los que si, los que pueden hacer magia ... hacedla, no hay tiempo para remilgos, atacar con todo lo que podáis, y no os contengáis. Son demasiados si, pero nosotros queremos salir de aquí ¿verdad? - al no obtener respuesta alzo la voz - ... ¿VERDAD? ...
Me encaro hacia las huellas de calor de la galería con los ojos de un color oscuro, no pienso morir aquí, no puedo hacerlo, podría salir volando, pero no los voy a dejar atrás. Desenvaino la espada y con un hechizo la prendo fuego, las flamas lamen mis manos, pero no queman, solo noto sus cálidas caricias ... me pongo en posición y espero, no tardaran en volver a atacar ...

Alguien empieza a hablar sin sentido, de forma muy extraña. No merece la pena ni escucharle. Poco después, un chico más se une, pero no le miro, solo creo que es un chico por la voz. Lo que dice está bien, pero si me acerco a los demás, será demasiado irresistible. Y de pronto, algo cae al suelo y tras un chispazo se ilumina todo el lugar. La espantosa visión me obliga a asir mis cuchillos mientras las bestias retroceden, asustadas por la luz. Pero pronto el flash se desvanece y la oscuridad se apodera de la gruta. <<¡A las armas!>> Con los sentidos alerta, miro a donde estaban las criaturas justo hace unos segundos, intentando vislumbrarlas para defenderme mejor. Cicatriz dice algo y sacudo la cabeza <<El máximo posible>> Los ruidos aumentan y se nos acercan a toda velocidad, sin darme tiempo apenas a reaccionar. Algo me roza la pierna izquierda y blando el cuchillo contra la negrura, buscando al causante. Al tiempo que escucho un gemido de dolor, una especie de brazo, no uno sino varios, se me echan encima, inmovilizándome. No sé lo que son ni me importa, pero ¡empiezan a morderme! Forcejeo con los seres, mas el abrazo es demasiado fuerte. Solo me queda una opción: me disuelvo en humo y por fin me libero de ellos, me alejo un poco y los veo: no eran brazos, sino orejas bastante largas, sobresaliendo de cabezas peladas, con unas fauces amenazadoras. ¿Qué diantres? Y me han visto, me están viendo y se me acercan, como esperando a que vuelva a hacerme sólido. Conocen a los vampiros, diantre. ¿Y si la instructora nos ha mandado a nuestros depredadores "naturales"? Maldita sea... Les esquivo aún convertido en humo y vuelvo sólidos mis brazos de vez en cuando, "bailando" cerca de las criaturas mientras mis cuchillos les atacan. Y esta danza me está dejando sediento, noto la garganta como si hubiese tragado arena ardiente. ¿Y los demás? Hago recuento mental y falta un olor de los más recientes que llegaron, ni idea de qué habrá sido del chico. Alex nos grita algo pero no le hago caso, sigo repartiendo cuchilladas a diestro y siniestro. Una de las criaturas intenta atraparme el brazo derecho pero lo retiro a tiempo y capturo la larga oreja entre mis colmillos, pero tengo que soltar a la presa, asqueado. Me alejo, con una mueca de desagrado, pues estaba viscoso por dentro y sabía horrible. Pero cuando olisqueo al tigre, su delicioso aroma sustituye al de los orejudos, tanto que me olvido de lo que ocurre y me acerco a él, con la mirada perdida, directo a su cuello. <<Ya estoy a unos centímetros, solo un paso más>> pienso, horrorizado, mientras abro la boca y preparo los colmillos mientras me relamo, con el resto del cuerpo convertido en humo todavía...Pero un grito me hace volverme y veo a Vacuum dando instrucciones a los demás, en pro de sobrevivir todos a una. Y caigo en la cuenta de lo que he estado a punto de hacer, así que me aparto asustado del tigre, pero no puedo formar el corro con los demás. ¡Y con una espada en llamas! Ni loco me acerco...
-¡Vac! ¡Si me acerco a vosotros, me convertiré en un monstruo más!-le grito. <<Y si me acerco demasiado, acabaré atontado o fulminado con su espada>>. Así que sigo con mi baile entorno a los calvitos orejudos, lanzando hechizos paralizantes de vez en cuando...

-AAAAAAAAGGGGGh!

PUM

-Ouch!

No tardo en darme cuenta de que estamos rodeados, aun que al principio no vea qué cosas nos rodean.

Cuando la chispa ilumina la zona, veo que he acabado un poco mas lejos del grupo, a unos pocos metros. Tendré que hacer algo rápido, antes de que los bichos estes se den cuenta de que soy una presa fácil.

Lo primero es conseguir luz, apenas he practicado el hechizo de crear fuego, pero consigo hacer una llama lo suficientemente grande como para ver que una especie de buho con cabeza de cocodrilo intenta morderme el brazo.

La luz a penas llega a iluminar dos metros, pero consigo acercarme al grupo y algunos bichos retroceden cuando ven la luz.

-¡Hey, gente!, será mejor que consigamos mas luz o estaremos en desventaja.

Consigo llegar al centro del grupo principal y me concentro en hacer la llama lo mas grande y luminosa posible.
Cada pocos segundos aumenta progresivamente el tamaño de la llama, ahora puedo ver claramente a varios metros, si sigo asi en poco tiempo tendré iluminada buena parte de la zona.

Entramos en la casa que nos había dicho la instructora, pero al pasar por la puerta caemos a un pozo que nos lleva a un subterráneo. La caída nos es muy dura, pero estaba distraído y caigo un poco mal haciéndome daño en la pierna. La oscuridad es impenetrable, y solo oigo unas voces y los ruidos de las bestias que deben vivir aquí abajo... "A esto se refería con lo de infierno..."

De repente un fogonazo ilumina la cueva y y durante un instante podemos ver lo que nos espera aquí abajo, agradezco que vuelva la oscuridad pues las aberraciones que he visto son peores de lo que me había imaginado, pero, en el momento en el que la luz desaparece los monstruos se abalanzan sobre nosotros...

El caos del ataque es extremo, no veo nada y además oigo a todos mis compañeros luchando con cosas que sí que nos pueden detectar... "Están acostumbradas a esto..." De repente oigo voces que dicen que nos agrupemos, intento despejarme y no dejarme llevar por el miedo "Cabeza fría... Vamos Niko... Tu puedes..."

Otro fogonazo distrae a las criaturas y Vacuum nos dice que nos agrupemos. Me meto en el centro del círculo junto con otro mago y le ayudo a hacer el hechizo de fuego. Juntos la bola es muy grande, pero no creo que sea muy buena idea... En un ambiente tan cerrado como la bola llegue a un sitio sin un agujero en el que el ambiente este más viciado podría estallar todo... Paro de hacer el hechizo de fuego y empiezo con uno de luz, es más tenue, pero al menos no es peligroso y podemos vernos mejor.

La mayoría de las criaturas le tienen miedo a la luz, así que se apartan, pero hay algunas que siguen echándose sobre nosotros. No tengo cobre suficiente como para hacer un arma en condiciones y en un sitio tan cerrado y con criaturas tan pequeñas la ballesta que llevo no sirve de mucho. Aún así, la saco y me cubro con el escudo que tiene. Después ayudo al resto con magia, curándoles y atacando como puedo al resto de las criaturas.

Al final, después de ofrecernos unos pocos para la prueba, nos hacen pasar al interior de una casa en mal estado, tanto que acabamos cayendo todos por el agujero que es su suelo. Lo que nos encontramos abajo nada tenía que ver con las expectativas, me hubiera esperado un sótano oscuro, pero aquella negrura era insondable y a saber por cuanto espacio se extendía. Pero eso solamente no hubiese sido tan terrible, pronto empezamos a escuchar sonidos en la oscuridad, de lo más escalofriante. Cosas arrastrándose, zumbando, aterradores chasquidos... Miro en todas direcciones pero está tan oscuro que no consigo ver absolutamente nada. Y el ambiente allí abajo está tan viciado que empiezo a sentir cómo se debilitan mis llamas, cada vez más apagadas, y con ellas se debilita mi poder también.

Todos empiezan a hablar a la vez, no puedo escucharlos a todos, estoy demasiado embargado por el miedo. Tenemos que hacer algo enseguida, debo pensar con claridad o tal vez ni siquiera salga vivo de aquí. No puedo ser tan negativo. Observo a mi alrededor pero eso no me tranquiliza. La loba ha hecho que podamos ver a todas las criaturas que nos rodean. Me da un vuelco el corazón e intento retroceder... pero no hay a donde retroceder, están por todas partes. Me pego al grupo cuando la oscuridad vuelve, y entonces empiezan los ataques. Profiero un grito en cuanto noto fauces cerrándose demasiado cerca, tal vez atacando a alguien... montones de sonidos se acercaron. ¿Qué hago, qué hago? A mí todavía no se han acercado... ¿será por la ténue luz que emito? Escucho a Vacuum dando órdenes, estoy con el pequeño grupo, pero no en el centro. Pero yo no sé cómo defenderme y ni siquiera llevo armas encima. Otros compañeros encienden fuegos para poder iluminar un poco y controlar la situación. Si sus hechizos se agotan estaré preparado para sustituirlos. Si no estuviese tan asombrado ya habría reaccionado antes que ellos.

La voz de la loba truena entonces desde un lugar más elevado, diciéndonos que debemos salir de aquí como podamos y por donde podamos. Me estremezco y aprieto los puños. Esta prueba no se parece en nada a las anteriores. Era verdad que arriesgábamos la vida en ella. Me arrimo a mis compañeros y trato de calmarme.
-¡Vac! -lo llamo, sin alzar demasiado la voz-. Necesito un cadáver de alguno de estos bichos... necesito... uno fresco, que pueda luchar y moverse en la oscuridad.
Intento distinguir a alguno de los animales. No sé cuál sería el más conveniente. No podría acercarme a la luz, y por lo tanto a mis compañeros, pero tal vez podría adelantarme en busca de una salida o algo así. Y ayudarlos... ahora estoy desarmado y con mi energía bastante mermada. Espero que esto funcione.

Los demás obedecen a Vacuum y forman un círculo desde el que empiezan a lanzar hechizos y espadazos a las bestias que se les acercan. Y a algún loco se le ha ocurrido crear una gran bola de fuego <<Si se les descontrola, morirán...Moriremos...>> Así que me alejo, para seguir acuchillando y paralizando a toda criatura que tenga cerca, ya sean los orejudos o cualquier otra criatura. Y de pronto se escucha ruido que da paso a Cicatriz hablándonos. Hablándome, sí, a mí. Pero no me da tiempo a reaccionar pues aparezco a su lado sin poderlo evitar. A mis pies, el agujero con los demás luchanco con uñas y dientes, magia, espadas, con lo que pueden, contra las bestias. Y ya han desecho la bola de fuego, menos mal. Miro a Cicatriz cuando me habla. <<¿Algo preparado para mí? ¿Qué será?>> Luego se dirige a los demás y cuando el agujero empieza a cerrarse, les grito
-¡Tened cuidado!
Luego Cicatriz me lleva hasta una habitación que al contrario de la casa, sigue en buen estado. No hay nada excepto una silla apartada y una jaula en el centro. <<¿De qué va esto?>> Y de pronto me veo en la jaula, sin poder escabullirme.
-¿Qué...?-pero no me da tiempo a mostrar mi sorpresa.
La jaula se cierra y una de las lobas se me acerca. ¡Lleva a Drew! Y bastante herido. ¿Qué hace? ¿Por qué me lo acerca tanto? ¡Maldita sea! Me echo hacia atrás en la jaula, en un intento de alejarme del olor y miro a Cicatriz, comprendiendo mi prueba cuando me habla. <<Autocontrol...Terapia de choque...>> Pero algo en lo que dice me anima a intentar controlarme a toda costa: demostrar a mis compañeros que soy digno de confianza. Por fin tengo unos amigos, gente a quien quiero a mi alrededor, cosa que en la Tierra solo se personificaba en la figura de mi madre...No puedo fallarles, no puedo fallarle a Drew, a pesar de haber estado con él en muy pocos instantes...Pero eso da igual, es un hum...¿Qué más dará lo que sea? Tengo que controlarme y punto. No puedo convertirme en un monstruo, ya se lo grité a la Luna y hoy casi me dejo llevar...No, hoy me he dejado llevar. Y el otro día con Erika lo conseguí gracias a las correas... ¿Solo gracias a las correas? Algo de mí también influyó, un ápice de autocontrol... Debo aguantar, me dice. Debo controlarme, aguantar, dominar al vampiro. Y en un instante en el que dejo de pensar, el olor de Drew me embarga por completo, su deliciosa fragancia hace que me relama los labios inconscientemente. Embelesado me voy al otro extremo de la jaula, hacia Drew, pero un grito tanto mental como oral surge de mi garganta y me lanzo hacia atrás
-¡Basta!
Tengo que sobreponerme, yo soy Jack, no un sádico y violento vampiro. ¡Jack! Y Jack tiene amigos, no bidones de sangre fresca. Quiero poder hablar con Cain, con Norou, con Erika, ¡con todos! sin que me tienten a morderles... Cicatriz lo ha dicho, no puedo fallarles, tengo que demostrarles que pueden confiar en mí. Antes lo hacían, ahora también, vampiro o no. ¿Que olerán deliciosamente? Sí, pero ya encontraré otras presas, Sepalian me dio un manuscrito para eso. Y lo de controlar mi sed... En batalla me puede ayudar para luchar de forma más frenética, pero controlándome para no cometer errores. Y el carmesí premio posterior, claro. Éramos un grupo, una gran familia donde todos nos ayudábamos... ¿Por qué ha de morir esto? ¿Por culpa de la Luna y del vampiro que soy ahora? No, no lo creo. Me apreto contra la jaula mientras pienso y lucho contra el vampiro. Pero descubro que esta es un tanto endeble. ¿Cicatriz me ha metido en una celda de la que podría haberme escapado con facilidad? ¿Por qué? ¿Creía que iba a ser capaz de controlarme? No le voy a demostrar lo contrario, aunque... No se trata de demostrárselo a ella o a la Luna o a los demás sino... ¡Sino a mí mismo! Y, a medida que voy pensando, luchando, convenciéndome, el aroma de Drew se va difuminando, volviéndose más borroso, aunque sigue ahí, pero sin atraerme tanto. <<Funciona, es posible controlarme...>> pienso, aliviado. Y mi mirada ya no está en el chico herido como si fuese un tonel de sangre, sino cayendo en la cuenta de que está herido. Se me ocurre una cosa y me acerco lentamente al otro extremo de la jaula, controlándome tanto mentalmente como físicamente (nada de relamerse los labios y colmillos). Alargo la mano derecha hacia el cuerpo del chico y me fijo en el hechizo de curación del brazo izquierdo. ¿Por qué lo apunté? Pues para, llegado el momento en que pudiese controlarme, poder curar las heridas de los demás. Aunque es de curación muy leve, pero espero que funcione. Cuando siento el cosquilleo de la magia en los dedos, pasando al cuerpo de Drew, sigo recitando el hechizo mirando a la loba y a Cicatriz, sin que me tiemble el cuerpo como lo hacía cuando me acercaba a los demás. Algunas de las heridas se cierran, no sé si todas, pero si sigo así me acabaré agotando, así que dejo el hechizo y me siento en la jaula con las piernas cruzadas, <<como hacía Norou...>> pensamiento que me hace sonreír mientras cierro los ojos. De necesitarlo, ahora estaría respirando relajadamente...

El caos de la batalla es increíble, sombras se alzan ante mi y caen abatidas o heridas por mi espada o por mis hechizos, mis compañeros tampoco se quedan cortos, unos nos apoyan con magia, cubriendo lo que nosotros no vemos, otros nos aportan luz para que no estemos ciegos del todo, pero es demasiada luz ... no nos conviene. Saco mi espada del pecho de una criatura extraña. Tiene forma de oso, pero la cabeza es la de una lechuza y su garras delanteras se parecen a las de ese pájaro. Alguna pluma se entreve en su pelaje, y su cabeza esta plagada. Era un engendro rápido y fuerte, de echo me ha arañado el brazo, pero reaccione rápido y lo esquive, el fuego consume los restos de sangre de la espada. Me giro en el momento en el que la instructora nos dice las nuevas ordenes, Gael me dice algo, quiere una criatura para no se que exactamente, miro a mi alrededor y le señalo el oso lechuza. Luego valoro las opciones, no se por que me molesto en hacerlo, ni siquiera se si me harán caso. Un esbozo de plan surge en mi cabeza.
-Tenemos que trabajar juntos para salir de aquí - comienzo, vigilando a las criaturas que nos rodean, nos han dado un respiro - ... Gael se puede adelantar con el cuerpo de la criatura para encontrar una salida, pasara desapercibido en los túneles, los demás seguiremos su camino, por allí parece una buena opción - digo señalando un pasillo por el que apenas hay monstruos - , necesito que me cubráis en la huida, creo que puedo intentar una cosa para frenarlos, aunque no se si funcionara bien del todo, vamos allá, nos abriremos paso hasta el túnel - les digo mientras Gael posee el cuerpo de la criatura - ...
Nos lanzamos hacia adelante, abriéndonos paso entre los engendros, tratando de alcanzar el pasillo. Tras unos minutos de batalla llegamos al túnel y me pongo a inspeccionar las paredes, buscando grietas. Cuando encuentro una lo suficientemente grande les digo a los demás que se adelanten a la siguiente estancia y me cubran de lejos. Me concentro y realizo un hechizo de impulso, un hechizo que según he leído puede causar bastantes estragos. El hechizo se hunde en la grieta y la pared tiembla, la grieta crece, extendiéndose por el techo de la galería, hacia el grupo de monstruos. Echo a correr hacia mi grupo, con la espada por delante, pero un engendro me sale al paso, me entretengo demasiado, consigo cercenarle una extremidad y salto por encima de el para alcanzarlos. Esquivo un pedrusco por los pelos, y salto hacia delante. La galería se derrumba detrás de mi, y yo me golpeo contra el suelo de mala manera, me araño toda la palma de las manos y me magullo el costado, me pongo en pie y me doy cuenta de que la criatura me ha clavado una espina en la pierna. No parece estar envenenada, la quito con cuidado, mordiéndome el labio para no gritar. Cuando sale me fijo en la piel de alrededor de la herida, esta agrietada, y la sangre brota de ella, realizo el hechizo de curación, y me queda una extraña cicatriz, me pongo en pie tambaleante, demasiada magia ...
-Bajad la intensidad de la luz - les pido - ... si es muy fuerte atraeremos a demasiadas criaturas, vamos a movernos - digo mientras Gael se adelanta en su nuevo cuerpo - ...
Sujeto la espada con las manos heridas, no son heridas graves y necesito reservar energía para posibles ataques ...

Ahora que no estamos siendo acosados no nos hace falta tanta luz, así que decido apagar totalmente el fuego que estaba haciendo y me acerco a la vanguardia con la lanza en ristre.

-Eh tu, el de la luz, si ves que necesitas descansar en cualquier momento dime como hacer el hechizo de luz y me encargaré yo de seguir.

Por ahora solo tenemos que preocuparnos de seguir adelante, entre el monstruo poseído y el resto que encabezamos la marcha no tenemos ningún problema en limpiar el camino, no al menos por ahora.

El plan es estable, podemos mantenerlo durante bastante tiempo si la situación no se desmadra, pero entonces Vacuum golpea con magia una pared intentando abrir un camino y el techo empieza a caer.

Esquivo las rocas como malamente puedo, la luz es suficiente como para poder ver las rocas poco antes de que nos aplasten, pero aun así consigo evadirlas.

En ese momento Freejey enciende una luz y puedo ver al circo de engendros que nos rodea. Solo tengo miedo de lo que no puedo ver (y de Ronald Macdonald). Formo unas garras de unos cuantos metros en torno a mis brazos y me acerco hacia Freejey para cubrir su retirada. Por el camino me encuentro con algunas extrañas criaturas como un búho con con cabeza de cocodrilo,que mierda es éso? extiendo la garra y cojo al monstruito como si fuera un plátano y lo aprieto hasta que explota. Vuelvo hacia la luz con el resto. al lado del fuego mi aura se ve como un hálito negro que me cubre casi por completo y me miran extrañados.
-Mmmmm...luego os lo explico-un murciélago gigante se acerca al grupo-!Cuidado!-el aura toma forma de estaca y empala al "animalico"-No podemos quedarnos aquí parados,tenemos que encontrar la salida ya!
Ahora seguimos a Vacuum,que nos guía. Le ayudo por el frente con mis garras,hasta que decide explotar una grieta,entonces un monstruo le ataca y le clava una espina. Formo una barrera de oscuridad circular entre nuestro grupo y los monstruos y le pregunto:
-Red,¿estás bien? Ahora estoy formando una barrera que nos protegerá de momento,pero no es sostenible,porque estáis perdiendo el miedo y el dolor no es igual de bueno. Dentro de poco tendré que pararla,y entonces tendremos que saber hacia donde ir. Cuando estéis preparados la retiraré,alguna idea?
Una roca cae en la barrera y sufro para poder contenerla,al final rebota.
-¿Véis lo que os decía? No sirve de mucho,hay que decidir,rápido por favor.

Vacuum hace caso de mi petición y me señala una criatura que no había visto como abatían. Me precipito hacia ella mientras él da instrucciones para poder salir de aquí. Rápidamente y me fundo con ese cuerpo nuevo. Cuando tomo conciencia dentro de él, dos criaturas se estaban abalanzando hacia el cadáver en busca de carne. Mordieron las patas traseras de la criatura y me tuve que deshacer de ellos a zarpazos. Clavé las garras que parecían de ave en sus cabezas y se retiraron hacia la oscuridad con profiriendo un agudo chillido. Habían logrado despellejar parte de las piernas, pero seguían siendo funcionales y mi posesión no se había debilitando. Por suerte el cuerpo todavía está calinte y se mueve con fluidez. Me uno al grupo de nuevo, que avanza hacia el pasillo abriéndose paso entre los monstruos. Doy zarpazos a todas las criaturas que se me ponen delante, tratando de dejar sitio para avanzar y proteger a mis compañeros. Trato de ponerme delante, porque para mí las embestidas no serían mortales, solo se despedazaría este cuerpo temporal. En nuestro avance algunas bestias consiguen herir el cuerpo, que evalúo cuando logramos llegar al túnel. Hay zarpazos y mordiscos por la piel, algunos músculos con cortes, pero nada que me impida moverme.

Vacuum mientras se ha quedado rezagado, no me di cuenta de lo que iba a hacer mientras daba instrucciones a los demás, estaba demasiado ocupado observando los cortes. Reconozco el hechizo de impulso cuando lo lanza y enseguida todo se precipita. El techo cae sobre las criaturas que nos perseguían, y otra le sale al paso cuando intenta huir. Me dirijo hacia él para ayudarlo, pero logra escapar antes de que yo reaccione, aunque no muy bien parado. Sin embargo él sigue adelante, y yo también. Abandono el cuerpo un instante para poder acercarme al foco de luz, molesto para la criatura, y hablar.
-Voy a adelantarme -les digo-, igual que encuentre así una salida, la luz me molesta, veo mejor en la oscuridad y las criaturas no me prestarán tanta atención. Si nos perdemos demasiado tal vez podamos usar hechizos localizadores... espero. Intentaré no alejarme mucho. Tened cuidado...
Cuando acabo de hablar salgo corriendo a perderme en la oscuridad. En pocos pasos todos han perdido de vista hasta el fulgor azulado de los ojos de la criatura que, manejada por mí, los seguía mirando mientras se distanciaba.

Cuando los pierdo de vista me da un vuelco el corazón. No quiero alejarme mucho, y no sé si es por tener miedo por ellos o por mí mismo. Piso un suelo pedregoso, parecen escombros que provienen desde una pared, pero no son más que pedazos de algún edificio que se vino abajo hace demasiado tiempo. El aire allí está igual de viciado y no se filtra luz por ningún lado. Dos criaturas extrañas pasan a escasos metros de mí, una reptando y la otra pegando saltos. Parece que se quedan mirando mis ojos, pero enseguida pasan de largo, tal vez divisando a lo lejos la luz que ilumina la oscuridad para mis amigos. Sin pensármelo dos veces troto hacia ellas y alcanzo a la primera, una especie de serpiente de piel dura. No me paro a pensar en qué es ese engendro y le corto el cuello con una garra mientras da coletazos contra el suelo. El otro animal se escapa sin que llegue a poder alcanzarlo... Pero seguro que no será un problema para ellos. No puedo distrarme matando más bichos, tengo que encontrar una salida. Sigo alejándome, con el corazón en un puño. El suelo, las paredes y el techo, todo es irregular, pero parece hermético. Hay grietas en las paredes, habitadas también por insectos de todas las clases. Me cruzo con criaturas a las que no soy capaz de poner nombre, muchas me esquivan, otras me ignoran. Pero temo el momento en que me encuentre una de un tamaño mayor al de este cuerpo, porque entonces no sabré qué hacer si me ataca.

Intento guiarme por mis sentidos, o mejor dicho, por los del cadáver. Todavía funcionan aceptablemente, pero empieza a enfriarse. Espero que nos de tiempo. Según tengo entendido el cadáver se endurecerá en unas horas, no sé cuántas, y no creo que sea muy manejable entonces... como el primero que poseí, que temblaba y renqueaba. Bueno, siempre puedo matar y ecoger otro, aunque el siguinte será más débil seguramente. Mientras pensaba en todas las posibilidades llegué a una zona habitada por algo similar a cucarachas. Las pisoteé sin poder esquivarlas, asqueado, y seguí mi camino olfateando y fijando la vista. Tal vez pueda seguir a alguna criatura que salga al exterior, pero no sé cuál podría ser una de esas. Alguna que no tuviera miedo a la luz. Me pregunto si sería muy complicado atraer con luz y comprobar qué criaturas no se asustan por esta... Después matarla y buscar una manada o algo así. Si son criaturas que no se asustan por la luz tal vez puedan encontrar más fácil la salida o vivan cerca de éstas.

Abandono entonces el cuerpo y realizo un hechizo para iluminar estancias. Su alcance se ve mermado en esta oscuridad total, pero estoy seguro de que algunas criaturas lo verán. Me elevo en el aire solo para estar más seguro, aunque he visto ya aquí criaturas voladoras, y espero. Miro en todas direcciones, asustado. Cuando algo venga apenas no veré antes de que me ataque, y eso me asusta. Pero sé que ahora no soy como antes, mi cuerpo es resistente. Me tienta meterme en la criatura de nuevo, pero la luz la ciega demasiado, y no puedo hacer magia. De pronto escucho un aleteo y me da un vuelco el corazón. Me giro en todas direcciones sin poder adivinar su procedencia. Desciendo hacia donde dejé la criatura. Me doy cuenta de que mi poder está debilitado, pero debería poder hacer lo que tengo en mente de todas formas. Una especie de murciélago gigante atraviesa el círculo de luz, buscándome. Alzo la mano preparando el hechizo de paralización pero la bestia ya no está. Vuelo a elevarme cuando escucho que aterriza y cambia de dirección. No paro de moverme rápidamente para despistarla. Lanzo el hechizo a ciegas a donde me parece escuchar sus aleteos, pero la criatura emerge de la oscuridad una vez más, buscándome. Extinguiendo el hechizo de luz me escondo dentro de la critura que ocupaba hasta ahora y el animal se abalanza sobre ella, tratando de tomar pedazos de carne para llevar consigo. Mientras desgarra una pata trasera salgo del interior del cadáver y, tomando desprevenido a ese murciélago enorme, lo paralizo. Poseo entonces de nuevo al animal, más débilmente ahora por su mal estado, y le propino un zarpazo que desgarra su cara y rompe su cuello, haciéndolo caer a mis pies. Lo poseo a él abandonado completamente al anterior y me yergo extendiendo sus alas membranosas. Todavía puede volar, y eso seguramente va a ser una gran ventaja.

Avanzo dando saltos y tratando de planear, buscando el olor de los congéneres, o mejor dicho, sus ultrasonidos. Este animal podía "ver" igual que los murciélagos que conocíamos en la tierra. Igual que detecto los ultrasonidos del cuerpo que poseo puedo detectar los de otros. Rastreo la gruta sin descanso, tratando de no perder la orientación, para poder volver a donde estan mis amigos. Por suerte este cuerpo parece muy útil para orientarse... algo típico de los murciélagos terrestres, según creo. Dando vueltas me parece sentir a un animal similar al que poseo a lo lejos. Aleteo y doy saltos alternativamente para llegar a donde lo localizo y después lo digo a cierta ditancia. Él seguramente me ha detectado pero no ha notado nada extraño. Espero que esté cazando o algo parecido, tal vez le de por acercarse a una salida al exterior. Decido que lo seguiré durante un rato y si no sirve de nada me seguiré explorando por mi cuenta. Tal vez con los ultrasonidos de esta criatura detecte cosas que con los ojos no podía detectar.

Sigo sentado, hablando conmigo mismo, repitiéndome una y otra vez que no puedo fallar a los demás, que no puedo fallarme. Que puedo aguantar y controlarme, puedo y debo. No existe el tiempo, ni la jaula, nada, solo un embriagador aroma que se va emborronando, desapareciendo casi por completo, mientras "domino" a la bestia, al vampiro. Cuando ya estoy más y más relajado, puedo pensar con claridad en otras cosas... Me viene a la cabeza la "despedida" del otro día... Ya no será una despedida, creo que podré aguantarme, controlarme. No quiero ser un monstruo. No soy un monstruo, en absoluto. Y hace unos días pensé en cambiar de nombre mientras el vampiro me dominase, pero ya no ocurre. Es cierto que no soy el Jack terrícola, pero tampoco he cambiado tanto como para cambiar de nombre. ¿O sí? No, no lo creo. No, no me cambiaré el nombre. Lo que sí puede suceder es que cuando viaje a alguno de esos mundos vinculados, me haga llamar de otra forma. Pero aquí, en Rocavarancolia, seguiré siendo Jack. Soy Jack, vampiro, pero Jack. Solo se me ocurre "Despeus", que simbolizaría el Jack "de después", pero no me convence del todo... Definitivo y decidido: Jack oficial, Despeus u otros para los otros mundos. Parpadeo, pues llevo no sé cuánto tiempo sentado. Y he ahí el por qué de que salga de mis pensamientos: Cicatriz se me acerca al tiempo que la loba se aleja con Drew. Empieza a hablarme y la escucho sin mostrar sentimiento alguno hacia la copa que me acerca. Asiento levemente a todo lo que me dice y luego se aleja. No había visto antes esos jarrones. Y tampoco he olido con anterioridad su carmesí contenido, ahora derramado por el suelo. ¿Otra prueba? Toda la sala se inunda poco a poco, exceptuando la jaula. Magia por todas partes, diantre. Vuelve a acercarme la copa y la cojo mientras termina de hablarme. Una mueca de horror pasa como un rayo por mi cara: beber esa sangre del suelo no implica matar a nadie, pero aún así tengo que resistirla. Diantre... Pero tiene razón, no puedo aprender a controlarme sin aprender a racionar. Es como ir de viaje con pocas provisiones: hay que racionar. Y usando la cabeza. Miro el contenido de la copa y luego a Cicatriz.
-Lo intentaré.-digo con férrea decisión.
No sé cuánto tiempo queda hasta que los demás salgan de los subterráneos, tengo menos de cinco tragos de la copa... ¿Qué es mejor? ¿Resistir a la sed hasta un límite exagerado y saciarla de golpe, o poco a poco? Poco a poco, mejor, sí. Y además, entre la magia y el debate interno con el vampiro, además de la pelea con los orejudos en la gruta...Eso da sed. Y dar un trago me dará más sed, pero debo controlarme. Así pues, acerco la copa a mis labios, los cuales noto como agrietados, arenosa la garganta. Pero cuando sorbo la fresca y carmesí sangre, esas sensaciones desaparecen, dando paso a una especie de revitalización sublime... Pero la vuelvo a dejar en el suelo, apretando los labios y con movimientos bruscos, casi obligando a la mano derecha con la zurda. Pero esta vez no cierro los ojos: no puedo vivir eternamente ciego ante los que me rodeen, ante la sangre que ahora me rodea, sino que tengo que enfrentar la situación y sobreponerme a ella. Las razones son las mismas que con Drew, solo que todo lo anterior no tiene sentido si no aprendo a regular el consumo de sangre, por así llamarlo. Si me descontrolase, estoy seguro de poder dejar toda la sala limpia de sangre en menos de un minuto, pero no va a pasar eso, de ningún modo. Sigo mirando la copa, crujiendo de vez en cuando el cuello, con todo el cuerpo tenso por la sed y los labios aún húmedos. Pero no evito relamerme cuando, en mis labios, una gota amenaza con suicidarse. . .

Toda esta situación era como una maldita pesadilla.
Insectos que se subían por todas partes, aves sombrías que arrasaban con sus vuelos y alimañas sin una forma definida, nos atacaban a todos como en una guerra...
Los compañeros que dominaban la magia atacaban demoliendo a los que se le ponían por delante y alumbraban a los más físicos que atacaban con espadas o con lo que podían.
A mi me subían por las piernas una especie de alimañas pequeñas con muchas patas y las intentaba apartar a zarpazos. Después me atacaban por arriba unas aves que no lograba distinguir si tenían pico o una punta como si fuera de herramienta e intentaba esquivarlas.
Era agobiante tanto bicharrajo para tan pocas personas... Mientras pegaba zarpazos a los insectos y esquivaba a las aves, veía venir una especia de grandes ardillas corriendo a cuatro patas y, desesperado, rugí con mucha fuerza, y conseguir espantar las aves...
Después me transforme en tigre e iba arramblando todo lo que encontraba por el camino. Conseguía ver todo a mi alrededor gracias a mi buena visión nocturna y no necesitaba estar en la luz que producían los demás compañeros.

Estábamos todos luchando como podíamos y caminando poco a poco hacia alguna salida. Yo trotaba todo lo rápido que podía al rededor del grupo, rugiendo, corriendo y lanzando mordiscos y zarpazos a toda alimaña que me encontraba por el camino, intentando formar una pequeña barrera defensiva arramblando con todo lo que podía para que podamos salir más rápidamente.

Cuando quedaron menos bicharrajos, me volví a transformar en persona humanoide. Seguí rugiendo igual y lazando zarpazos, mientras esquivaba todo lo que veía con mucha dificultad en ese mar de seres indefinidos.

Me puse cerca de Vacuum, que estaba peleando como podía con la espada e intentaba ayudarle transformándome en tigre y en humano según la situación y el número de amenazas.
Poco a poco íbamos encontrando un poco de luz en esa angustiosa oscuridad, mientras seguíamos luchando, impasibles y como un grupo...

Avanzamos en silencio, tratando de no llamar la atención de muchas criaturas. Pero la luz las atrae de forma alarmante, a pesar de su baja intensidad. Aun así nos defendemos bien, vienen en grupos de dos o de tres a los sumo, si no vienen de una en una, así que resulta fácil librarse de ellas sin hacer mucho ruido. No se si es por suerte o por otra cosa, pero en ningún momento nos encontramos nada que no podamos dominar, aun así no me confío. Sigo atento a todo, a cualquier movimiento, a cualquier perturbación térmica, a cualquier olor extraño que se acerque demasiado, en fin ... a todo. Tengo que salir de aquí, mierda ... es mi última clase, quiero volver a casa, quiero sentirlos de nuevo cercanos, sentir su calor, su aliento ... sacudo la cabeza y e concentro en el camino, tenemos que salir de aquí, no solo yo, todos los que vienen conmigo, todos volverán a sus hogares, a lo que ellos consideren su hogar, pero hay que salir de aquí. Jau y Alex me ayudan a despejar el camino de criaturas, con el apoyo de nuestros compañeros, y he perdido la cuenta de las heridas pequeñas que tengo. Las ignoro y sigo avanzando, el camino se esta haciendo interminable, si esto sigue así nuestra luz no sera los suficientemente grande, si nuestras fuerzas flaquean la oscuridad nos devorara antes de que lo hagan los monstruos que moran en ella, si nuestra voluntad decae todos se ira al garete, todas las clases habrán sido un desperdicio, todo este esfuerzo habrá sido en vano, y el dedicamiento hasta la extenuación habrá sido una farsa, una comedia sin sentido que no estoy dispuesto a aceptar. Recorro la oscuridad que hay frente a mi, buscando un destello azul, una señal que me indique que Gael vuelve y trae buenas noticias, noticias de que ha encontrado una salida de este submundo en el que llevamos ya varias horas ...

Persigo durante un rato al animal que he encontrado hurmeando por una escombrera, pero este empieza a avanzar zigzagueando, tal vez tratando de perderme de vista. Es posible que no quiera compartir sus presas o quiera alejarme de un nido o algo así. Siento que pierdo el tiempo tratando de seguirlo, y no nos queda demasiado... confío en que resistan, pero no nos conviene estar aquí abajo demasiado tiempo. Quién sabe qué clase de criaturas habrá por aquí abajo además de las que ya hemos visto. Muevo mis alas tratando de volar en otra dirección, pero lo máximo que consigo es planear de vez en cuando. No logro controlar el vuelo, y menos en un lugar tan estrecho como la galería en la que me encuentro ahora. Rastreo el aire, ignorando los bichos que trepan por las patas del murciélago, y otros animales más pequeños que reptan y los cuales dejo atrás lo más rápido que puedo. Olfateo el aire con esa nariz todavía funcional, buscando resquicios por los que entre algo de aire fresco. Retrocedo por otro túnel, sin perder de vista su salida. Más o menos me oriento sobre el punto cardinal hacia el que avanzo gracias al nuevo cuerpo que he tomado, y espero que eso me sirva para encontrar después a los demás. Sigo un rastro que me recuerda al olor de los murciélagos, y curiosamente no me encuentro apenas bichos de otros tipos. Rastreo las rocas sobre mi cabeza, prestando atención a todas las grietas y aperturas. Para mi sorpresa, el aire en esa galería parece menos viciado. Al fondo... tal vez... Los ojos del animal son un poco imprecisos, pero al fondo me parece ver un fulgor leve. Me apresuro hacia ese brillo que emerge del techo y me planto bajo él. Al otro lado se puede ver indudablemente la luz del sol. Tengo dos opciones, o seguir buscando una salida, o tratar de retirar las piedras de esa. Sin embargo, me decanto por lo segundo, ya que aquella pared y aquel techo parecían importantes para sostenerse la galería. Si la derrumbaba no podría volver con mis compañeros.

Abandono el cuerpo de la critura durante unos momentos, para usar mis propios ojos, y entonces me doy cuenta de que esa zona de los subterráneos está más iluminada de lo normal, y no solo por la pequeña grieta ante la que estamos. Vuelvo al murciélago y avanzo aleterando más y más metros, hacia donde la luz parece cada vez mayor. Al fondo se puede ver el sol, al fondo hay una salida, una casa derruída tal vez, como por la que entramos. Llego a ella con la vista casi nublada de alegría y compruebo que es una salida hábil. Habría que salir levitando pero podemos ayudarnos unos a los otros. Al recordar a los demás vuelvo sobre mi pasos rápidamente, sin perder un minuto, añorando los cálidos rayos del sol. Todavía me queda un trecho hasta volver a ellos, y eso contando con que no se hayan alejado demasiado del camino que yo seguí. Me oriento de nuevo al salir de la galería y regreso sobre mis pasos en la paralela, aleteando. Paso de nuevo por la última escombrera, y sigo el rastro del primer animal que había poseído. Consigo llegar hasta él, pero por el olor de la sangre, que es lo único que queda de lo que una vez fue. El rastro de sangre se perdía hacia una gruta, pero eso no me importa ahora en lo más mínimo. Seguí en línea recta hacia donde me parecía que había venido antes, a toda velocidad. No puedo olerlos pero tal vez sí pueda ver su luz, aunque sea ahora demasiado ténue. Doy vueltas en la oscuridad, esperando detectarlos de alguna manera, hasta que al fondo escucho un rugido, ruidos de batalla retumbando entre las piedras. Persigo ese sonido hasta divisar una luz ténue en la oscuridad. Me gustaría acercarme gritando los nombres de mis amigos pero solo consigo hacer chirriar las cuerdas vocales del cadáver. No puedo presentarme así ante ellos o despedazarán el cadáver. Si pudiera volar me acercaría pero así no será nada fácil... Y no quiero perder este cuerpo que se orienta tan bien. Me acerco a ellos por detrás de una criatura con aspecto de reptil que se acercaba a Vacuum para atacar y le clavo las garras en el cuello. No son tan fuertes como las del otro animal y solo consigo que se vuelva hacia mí con agresividad. Retrocedo unos pasos y pego un salto cuando se dispone a atacarme. Cuando caigo de nuevo quedo frente a Vacuum y lo miro con el fulgor azulado de mis ojos. Espero que me reconozca por ese pequeño detalle. Entonces abandono la posesión y el cuerpo cae a mis pies mientras yo me elevo un poco en el aire, con mis llamas casi apagadas.
-He encontrado una salida -anuncio triunfal-. ¡Seguidme! -Exclamo mientras vuelvo a poseer el cuerpo caído, a por el cual la criatura que había esquivado volvía a tratar de atacar.

No se cuanto tiempo llevaremos aquí abajo,pero estoy empezando a perder la esperanza. Los enemigos no paran de llegar,y cada vez me quedan menos fuerzas y creatividad. Otro murciélago se abalanza sobre nosotros.
-Oh venga ya! ¿Es qué esta mierda no va a acabar nunca?-suspiro mientras descuartizo al murciélago con tentaculos de seguridad- No quiero morir aquí,aún soy virgen!
Se me escapa una mirada acusadora a Marta,la pobre debe de estar agotada y eso es tristemente bueno para mí. Un monstruo se acerca,mi impulso es cortarle la cabeza,pero en el último momento veo que es el chico ígneo. Ha encontrado la salida!
-¿Has encontrado la salida?! Condúcenos por favor-ruego.