Plaza del Estandarte

Su carcajada chirriante me taladra los oídos, su voz resuena en mi cabeza y no me hacen ninguna gracia sus palabras, no presagian nada bueno, me provocan escalofríos. Sus palabras calan hondo en mi cabeza, ¿un hado infernal?, ¿insecto de las tinieblas? ... no, mierda, le miro fijamente y sus últimas palabras me hace reaccionar, estoy seguro de que lo hará, esta como una puta cabra ...
-No, no saldrá mas - digo echando a correr sin mirar atrás - ...
Mis pies golpean el suelo con fuerza, sin detenerme, sin apartar la mirada del frente, por mi cabeza vuelan miles de pensamientos, se cruzan y se mezclan entre si, la criatura, Ewa, su aspecto, su anuncio, seré un hado infernal, seré una criatura muy rara, y también estaré como una puta cabra, mierda ... ¿me arrancaran los ojos?, ni en sueños, y una mierda ... nadie me quitara los ojos, y no quiero una madre, no quiero que Ewa sea mi madre, yo ya tengo madre, tenía, ahora esta muerta, pero eso no cambia las cosas, no quiero otra madre, sea del tipo que sea ...
-No, no tendre una madre - mascullo con los ojos húmedos - ... mierda, eres un jodido estúpido, todo te pasa a ti, por inútil ... un puto hado infernal, como te me acerques de nuevo te parto las alas - balbuceo por decir algo, las lágrimas surcan mi rostro mientras corro y corro, sin dirección fija, alejándome de la plaza y del que ¿sera mi hermano? - ...

Continúa en el Torreón Letargo.

Yip llega corriendo a la plaza, mientras los últimos vestigios de lo que era sus sistema circulatorio se evaporan, siendo seguidos por su musculatura, daba un espectáculo dantesco, un esqueleto con trozos de músculo y trozos de órganos en su interior

-¡Que acabe esta pesadilla!-Grita Yip, pues dado que no le duele, es imposible que sea otra cosa, después, sigue corriendo, debería estar sudando pero la falta de glándulas se lo impide, y siente el cansancio, pero no resuella, es como si le faltase el trozo superior de los pulmones. Finalmente, se tropieza y se encalla la rótula, pues ya no había nada que la cubriese, en un saliente de una pared mientras doblaba la esquina, con agitación en su no-respiración, observa aterrado como termina de irse cualquier tejido muscular que tuviese, y como el hueso daba paso a unos hilos, que se entretejían en cuerdas de movimiento continuo a las que les daban espasmos, transformandose momentaneamente en otras cosas como cubiertas de escamas, piel blanca, su piel anterior... no, su piel anterior no era tan oscura ¿o sí?

-¿Qué soy? mejor dicho ¿Quién soy?

Algo dentro de él, como un eco, susurraba una sílaba, algo parecido a un nombre, pero era demasiado raro, no podía ser un nombre, los nombres no solían ser tan cortos, en cambio Samuel le gustaba ¿su nombre era Samuel? no, él no era Samuel Viñas ¿Se llamaba Elliot? le sonaba ese nombre, pero no recordaba de qué ¿O se llamaba Vacuum?¿Helli acaso? todos esos nombres le sonaban, pero no sabía cual era el suyo. Destellos de lo que creía que era su pasado se le asomaban a la mente, pero no más de unos segundos antes de esfumarse para no volver.

La transformación se completó, el nuevo ser se miró las manos, compuestas de nudos, cuerdas e hilos en movimiento constante. Una serie de imágenes le cruzaron la mente y cuando volvió a mirarse las manos, las vio cubiertas de pelo, las piernas, llenas de escamas que iban cambiando de color, y notaba como si la boca se estuviese saliendo de su mandibula hasta formar un pico. Al ver esto, se sorprendió, pues era una mezcla de las imagenes que habían surcado por su mente. Probando, miró a uno de los humanos petrificados y vio como se empezaba a transformar, primero los huesos, luego los músculos, y luego... nada más, los músculos y los huesos se volvieron a evaporar, y el cambiante intentó concentrarse para recuperarlos, pero mientras creaba la mano, perdía la pierna, y mientras hacía la cabeza, perdía el brazo, por lo que exasperado se sentó en un banco con las nudosas manos en la cara.

Andando bajo la luna me olvido de todo y me pierdo entre los callejones de la ciudad. Se que había más gente conmigo pero la Luna me tiene embelesado. La luz rojiza me arrastra y deambulo por las calles hasta que llego a una plaza llena de estatuas. Me acerco a una de ellas y al mirarla me parece muy real, tanto que da miedo...

Miro de nuevo al cielo, podría estar haciéndolo para siempre, me encanta la Luna, es lo más bonito que he visto nunca... Inspiro hondo, me relajo y dejo que la sensación de felicidad recorra todo mi cuerpo...

De repente oigo un ruido, cerca de mi, en un banco hay un... "Que es eso? Esta cambiando!" De repente empiezan a salirle brazos y piernas, le cambia la cara y parece recubierto de cuerdas. Ignorando el peligro potencial debido a la sensación de relajación y de que esta es una noche para pasarlo bien y no para sufrir como parece estar haciendo él me acerco y le digo.

-Estás bien?

La nueva criatura ve como se le acerca otro ser, y al mirarlo, su cuerpo empieza a cambiar, intentado asemejarse a él, pero sólo consigue simular el tamaño y obtener una forma humanoide, ya que el resto de rasgos van cambiando de lugar, el ojo derecho, se desplaza, cayendo, hasta el lateral de la boca, y las orejas desaparecen, junto con la mayoría de los órganos internos, después, les sigue la nariz, quedando dos sendos huecos donde debería estar, finalmente, todo el pelo que había conseguido crear, va decreciendo hasta dejar de existir, y frustrado, el cambiante vuelve a su forma original, mientras se levanta, y con una voz gutural empieza a hablarle al recién llegado
-Se lo dije. Se lo dije. Mano de milenio y gamba. Les dije, les dije, les dije. Oh no. Pero ellos se fueron corriendo, se lo dije. Que les den por culo a los recuerdos. Umbrales. Dije, dije, dije. Dientes ¡Escamas! ¡TRANSFORMACIONES!. Cómo se llama la edad, les dije que les dije, no es culpa mía, nocabeduda, nocabeduda, es de sentido común.
Ante la mirada de sorpresa e incomprensión por parte del recién llegado, el metamorfo, se acerco a él y repitió la misma sarta de frases sin sentido aparente. Al obtener la misma respuesta previa. El cambiaformas se puso iracundo, al ver la incomprensión ¿acaso no entendía un idioma tan fácil? intentó decirlo de otra manera, que esperaba fuese más comprensible
-¿Quien soy?¿Qué soy?¿Dónde?¿cuando?¿Porqué? ARRRRRRG ¡Incógnitas! ¡nombres! Yo ¡Tú! ¡Gente piedra! Piel ¡Cambios! huesos ¡desaparecer! Músculos ¡Nudos y cuerdas!

El ser se levanta y se me acerca balbuceando cosas incomprensibles. Empieza a cambiar de forma y de tamaño de maneras grotescas hasta que al final se da por vencido y frustrado vuelve a intentar comunicarse.

No le entiendo demasiado pero parece tener una crisis de identidad y no creo que lo este pasando muy bien. Algo me dice que es mejor dejar que lo aguante solo y que me aleje para que no intente pagar su cabreo conmigo. No se me ocurre que puedo hacer para ayudarle asi que me alejo de allí y sigo paseando por la ciudad.

Me pongo a silbar una canción que recuerdo de cuando estaba en la Tierra, ya no se que significa, pero me da igual, recuerdo que me gustaba y bajo la luz de la Luna me voy acercando a la catedral roja.

Sigue en los Jardines de la Memoria

El ser se enfada aún más cuando la única persona que ha conocido se larga, entonces, el cambiante empieza a hiperventilar, bueno, mejor dicho, acelera la velocidad con la que las cuerdas se desplazan por su cuerdo, y se empiezan a formar nudos, que se desenrollan a la misma velocidad en que son formados, después, empieza a transformarse en diferentes seres de formas mixtas, entre los que predominan las escamas y el color rojo, mientras dice para sí
-Quelejodan ¡¿Atragantar a un chatarrero?! ¡Malaje! Se lo dije ¡Puñalada en el trasero y patada en la espalda! Queleden. Esomismo Señor Cable. No intente engullirme con su labia, atontado, se lo dije, no pienso trapichear con la nobleza. ¡Puñeta!.
Después siguió deambulando por la plaza de las estatuas de piedra, mirando cada estatua e intentando copiarlas, con resultados que hubiesen hecho poner un candado en el armario y dormir con guardaespaldas a cualquier niño, pues todavía no controlaba la parte de que algunas zonas del cuerpo no deberían estar desplazándose continuamente, y los ojos no deberían multiplicarse o deslizarse por toda la cara