Biblioteca Mágica
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Fundador
Rocavarancolia Rol
49 participantes
- Rocavarancolia Rol
Biblioteca Mágica
02/08/11, 04:22 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio de mármol gris de tamaño medio visto desde el exterior, pero que en realidad cuenta con una gran cantidad de espacio en el interior debido a un hechizo. Dos grandes portones de madera permiten el acceso al interior.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
- Cómo se creó la Biblioteca Mágica:
- El proyecto inicial de construcción de la Biblioteca Mágica fue llevado a cabo por el Consejo tras la finalización del conflicto del regreso de Hárex y Hurza. Se recopilaron una enorme cantidad de libros y manuscritos a lo largo de los años con la colaboración de una buena parte de los ciudadanos y decenas de magos ayudaron en la elaboración del entramado de hechizos anclados que contiene el edificio. Uno de estos magos, Littero Ara, que se involucró tanto en el proceso como para perder la vida tras invocar a Bilbios y anclarlo a la biblioteca, culminó el proyecto con lo que es hoy en día. El catálogo de la Biblioteca siguió y sigue aumentando año tras año.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Re: Biblioteca Mágica
29/11/11, 07:10 am
Podía esperar, esperar era mi especialidad. Antes, en mi planeta, esperaba en busca de aprobación y del perdón. Aquí, en este nuevo planeta, esperaría por información. No es que hubiera mucha diferencia. Me volví a las estanterias donde rebosaban los llamados libros, como los había llamado Noel. Jamás había visto nada igual, era muy extraño y no parecía que durase mucho, a diferencia de nuestras piedras, las cuales llenábamos de escrituras para guiar a los que pasarian por detras nuestro sobre los peligros de ese lugar, hacia donde había un oasis... y cosas por el estilo. No importaba cuanto tiempo pasase o el tiempo que hiciese, las piedras allí seguirian más tiempo de lo que yo podría llegar a vivir. Aún así eran imposibles de llevar encima, eran grandes y pesados, muy diferentes de estos libros, los cuales eran ligeros y pequeños, perfectos para la trasportación. Eso facilitaría las cosas.
Caminé por muchas estanterías mirando a cada título. "La Caida del Rey Caido", "Cómo torturar a alguien sin matarlo de placer" y libros más se encontraban allí. Nada realmente ut... ¿Qué demonios? Un extraño ser apareció y, tras tenderle a Noel el libro que realmente necesitaba según él, desapareció de la misma forma que había aparecido, como si nunca hubiese existido, como si hubiese sido una ilusión. Pero había sido real. Era muestra de ello el libro que ahora tenía en las manos el humano, el olor que había percibido de aquel extraño ser o mis manos que volvían a empuñar las armas que tan familiares se estaban volviendo.
Lo demás empezaron a recoger lo que habían encontrado y a salir. Ella metió el único libro que le pareció interesante en su mochila e iba siguiendo a sus compañeros cuando su nariz captó un olor similar al suyo, pero al mismo tiempo diferente. No tuvo tiempo de advertirles, de tan confundida que se encontraba, pero descubrieron por si mismos el gran serpiente alado que pretendía comerlos. Parecía que estaban en la lista de comida de muchos de aquellos monstruos.
- Corred - grité.
A Alicia se le calleron los libros mientras sacaba su arma aunque estaba muy impresionada, gracias a que Noel le había sacado de su ensimismamiento todos empezaron a correr. Yo debía hacer otro tanto. Metí en su lugar la daga y, en la carrera, tuve el tiempo de coger unos cuantos libros de los que se le habían caido a Alicia. No podía perder más tiempo debía apresurarme, apresurarme hacia nuestro nuevo refugio, el Torreón Letargo, como habíamos descubierto que se llamaba.
Sigue en el Torreón Letargo
Caminé por muchas estanterías mirando a cada título. "La Caida del Rey Caido", "Cómo torturar a alguien sin matarlo de placer" y libros más se encontraban allí. Nada realmente ut... ¿Qué demonios? Un extraño ser apareció y, tras tenderle a Noel el libro que realmente necesitaba según él, desapareció de la misma forma que había aparecido, como si nunca hubiese existido, como si hubiese sido una ilusión. Pero había sido real. Era muestra de ello el libro que ahora tenía en las manos el humano, el olor que había percibido de aquel extraño ser o mis manos que volvían a empuñar las armas que tan familiares se estaban volviendo.
Lo demás empezaron a recoger lo que habían encontrado y a salir. Ella metió el único libro que le pareció interesante en su mochila e iba siguiendo a sus compañeros cuando su nariz captó un olor similar al suyo, pero al mismo tiempo diferente. No tuvo tiempo de advertirles, de tan confundida que se encontraba, pero descubrieron por si mismos el gran serpiente alado que pretendía comerlos. Parecía que estaban en la lista de comida de muchos de aquellos monstruos.
- Corred - grité.
A Alicia se le calleron los libros mientras sacaba su arma aunque estaba muy impresionada, gracias a que Noel le había sacado de su ensimismamiento todos empezaron a correr. Yo debía hacer otro tanto. Metí en su lugar la daga y, en la carrera, tuve el tiempo de coger unos cuantos libros de los que se le habían caido a Alicia. No podía perder más tiempo debía apresurarme, apresurarme hacia nuestro nuevo refugio, el Torreón Letargo, como habíamos descubierto que se llamaba.
Sigue en el Torreón Letargo
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Biblioteca Mágica
29/11/11, 10:49 am
Salgo del edificio totalmente embobado, pensando como en Asrena no se nos había ocurrido hacer algo así. Es decir, no con escritos en piedras, sino algún tipo de almacén de información, como esta... << ¿Biblioteca? >>. Sí, así le había dicho Noel que se llamaba. Veo a Alicia mirar hacia arriba y perder los libros de repente, como asustada. Alzo la cabeza igual que ella y descubro el por qué. Un enorme reptil alado se acerca volando hasta nosotros. Es una especie que jamás había visto y mi curiosidad me insta por unos segundos a estudiarlo. El olor es bastante parecido al de cualquier reptil, pero este tiene un matiz que me inquieta. A pesar de la vejez y el deterioro del animal, huele a sangre y esta debe de ser reciente para que yo haya podido percibirlo. Suficiente para que mi curiosidad ceda el paso a mi valiente cobardía y comience a correr tras el resto del grupo.
Me alejo del sitio dando las zancadas tan grandes como mis piernas me lo permitían hasta que alcanzo al resto del grupo. De vez en cuando echaba un vistazo atrás, no sé si para cerciorarme de que el animal no nos sigue o si para volver a echarle un último vistazo antes de perderlo de vista por entre las calles. En uno de esos vistazos, alcanzo a ver un nuevo ser, tiene la piel completamente negra y parece brillar, como si tuviera cristales por el cuerpo. De su espalda emergían unas preciosas alas rojas que utiliza para decapitar al animal que nos había atacado, o al menos eso es lo que me parece entender desde mi lejana posición. << No puede ser... >> jamás había visto unas alas que pudieran cortar, pero... << ¡Qué demonios!, claro que puede ser. Aquí sí >>.
Aferré el libro con fuerza, aún sabiendo que lo que debería llevar a punto era el arma que seguía colgando de mi cinturón, y continué mi carrera apresurada hasta nuestro torreón. << Torreón Letargo >> recordé.
Sigue en el Torreón Letargo.
Me alejo del sitio dando las zancadas tan grandes como mis piernas me lo permitían hasta que alcanzo al resto del grupo. De vez en cuando echaba un vistazo atrás, no sé si para cerciorarme de que el animal no nos sigue o si para volver a echarle un último vistazo antes de perderlo de vista por entre las calles. En uno de esos vistazos, alcanzo a ver un nuevo ser, tiene la piel completamente negra y parece brillar, como si tuviera cristales por el cuerpo. De su espalda emergían unas preciosas alas rojas que utiliza para decapitar al animal que nos había atacado, o al menos eso es lo que me parece entender desde mi lejana posición. << No puede ser... >> jamás había visto unas alas que pudieran cortar, pero... << ¡Qué demonios!, claro que puede ser. Aquí sí >>.
Aferré el libro con fuerza, aún sabiendo que lo que debería llevar a punto era el arma que seguía colgando de mi cinturón, y continué mi carrera apresurada hasta nuestro torreón. << Torreón Letargo >> recordé.
Sigue en el Torreón Letargo.
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e Imaginación
Re: Biblioteca Mágica
29/11/11, 05:13 pm
Llevaba dias y dias metida dentro de la biblioteca, quedándome dormida sobre montañas de libros que se extendían a mi alrededor. El libro de telepatía se había acabado demasiado rápido y pronto me vi envuelta en decenas de tomos relacionados con el tema. Había memorizado páginas enteras, hechizos que me prometian, no solo poder comunicarme de nuevo con todo el mundo, sino un millon de proezas mas. En alguna ocasión había escuchado voces y pasos recorriendo los pasillos de la biblioteca, pero me limité a lanzar un hechizo de invisibilidad sobre mi y continuar leyendo, no quería que nadie me interrumpiese. Durante todo el tiempo que había permanecido allí, apenas había tenido tiempo de pensar en cualquier cosa que no fuese lo que ponía el libro y, de vez en cuando, algun pensamiento se escapaba hacia Vacuum y Cain a quienes no veia desde hacía demasiado tiempo. No sabía si era de dia o de noche, no sentia hambre ni sed, ni cansancio. Sentía que podía estar allí durante meses... tanto tiempo como fuese necesario... pero de poco me servia tanta teoría si no podía llevarla a la práctica... ademas comenzaba a querer algo de accion. Tantos dias apartada del mundo no debían ser buenos... y... y los chicos a lo mejor estaban preocupados ya... despues de mucho pensarlo, cerré el libro que tenía entre las manos y lo dejé en el suelo, junto a los demás. La energía que no había usado durante este tiempo estalló en mi de golpe. Tenía ganas de correr, de saltar, de moverme... salí de la biblioteca e hice un hechizo de levitación para volver al burdel.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
- InvitadoInvitado
Re: Biblioteca Mágica
09/12/11, 10:01 pm
Cain descendió del león y le indicó que esperase en la puerta. La luz del sol ya entraba por las ventanas, iluminando las interminables estanterías y algunos libros ya comenzaban a despertarse, emitiendo gruñidos y cacareos. Como siempre, ni rastro del bibliotecario, pero a Cain no le importó, tal vez eso incluso acelerase las cosas. Recorrió los pasillos con la soltura de alguien que ha pasado muchas horas entre ellos, y avanzó acariciando los lomos de los libros a su paso como solía hacer. Llegó a la sección que creía la correcta y paseó la mirada con rapidez por los títulos, en busca del correcto. No tardó en dar con lo que buscaba, un tomo grueso, pero bajo, encuadernado en cuero marrón oscuro cuya tapa rezaba en letras de plata gastada: ''El Precio del Poder''. Cain lo tomó y comenzó a hojearlo. Las páginas pasaban ante sus ojos mostrándole todas las transformaciones que la luna daba, todos los seres capaces de hacer magia, y por supuesto, el precio que debían pagar para hacerla... En su búsqueda frenética por dar con la transformación de Vacuum, pues el libro carecía de cualquier tipo de índice o señal que le facilitase el trabajo, Cain se dio cuenta de que el libro parecía tenr infinitas páginas. Lo cerró de un golpe, aunque aun se negaba a rendirse, y miró con rabia la tapa. Se lo quedó mirando fijamente hasta que creyó oir al libro reír, una risa polvorienta y asfixiada.
-No tengo tiempo para juegos- le advirtió Cain frunciendo el ceño. Abrió el libro desde el final, por una página al azar, y allí estaba lo que buscaba- Hados del Infierno...
Según aquel libro los hados infernales tomaban su poder de las lágrimas provocadas por el dolor o la desesperación. << Vaya una forma sádica de conseguir poder...>> pensó, ligeramente divertido. Siguió pasando páginas y se sorprendió de ir encontrando criaturas que conocía. Los vampiros, que toman el poder de la sangre; los ángeles negros, que lo toman de las vidas que arrebatan... << Bueno... lo de Vac no está tan mal...>> Se sintió realmente aliviado. Beber lágrimas no era para tanto, y se alegraba de que no fuese algo tan traumático como el dolor que tenía que sentir él o... << ¿Jack?>> Entonces llegó a los dullahan... Era un apartado pequeñito, y parecía que alguien había tratado de arrancar la página en algun momento, pero el libro no se lo había permitido.
Los jinetes decapitadores, toman la magia de aquellos a los que convierten en iguales.
¿Eso quería decir que Elliot debía cortar cabezas para poder hacer magia? No le gustaba. No le gustaba un pelo...
Un aleteo en su cabeza sacó a Cain de sus cavilaciones y le alertó de peligro. Era el demonio al que había ordenado seguir a Elliot, y ya parecía haber dado con su posición exacta. Con el libro bajo el brazo salió a toda prisa de la biblioteca y se montó en el león que aguardaba obediente en la puerta.
Sigue en los Subterráneos.
-No tengo tiempo para juegos- le advirtió Cain frunciendo el ceño. Abrió el libro desde el final, por una página al azar, y allí estaba lo que buscaba- Hados del Infierno...
Según aquel libro los hados infernales tomaban su poder de las lágrimas provocadas por el dolor o la desesperación. << Vaya una forma sádica de conseguir poder...>> pensó, ligeramente divertido. Siguió pasando páginas y se sorprendió de ir encontrando criaturas que conocía. Los vampiros, que toman el poder de la sangre; los ángeles negros, que lo toman de las vidas que arrebatan... << Bueno... lo de Vac no está tan mal...>> Se sintió realmente aliviado. Beber lágrimas no era para tanto, y se alegraba de que no fuese algo tan traumático como el dolor que tenía que sentir él o... << ¿Jack?>> Entonces llegó a los dullahan... Era un apartado pequeñito, y parecía que alguien había tratado de arrancar la página en algun momento, pero el libro no se lo había permitido.
Los jinetes decapitadores, toman la magia de aquellos a los que convierten en iguales.
¿Eso quería decir que Elliot debía cortar cabezas para poder hacer magia? No le gustaba. No le gustaba un pelo...
Un aleteo en su cabeza sacó a Cain de sus cavilaciones y le alertó de peligro. Era el demonio al que había ordenado seguir a Elliot, y ya parecía haber dado con su posición exacta. Con el libro bajo el brazo salió a toda prisa de la biblioteca y se montó en el león que aguardaba obediente en la puerta.
Sigue en los Subterráneos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Biblioteca Mágica
13/12/11, 07:45 pm
Para volver a la biblioteca, esta vez no nos resulta necesario utilizar el olfato siquiera, el camino es corto y se puede llegar desde varias calles, por lo que resulta difícil perderse. El edificio me sigue pareciendo monumental, pero esta vez, recordando al bicho que casi nos ataca, decido que es más seguro pasar dentro. << Ya tendré tiempo para admirar fachadas... >> Las puertas están abiertas y no tardo en percibir el olor de los libros. Nada más ver las estanterías, comienzo a sentirme pequeño por segundos, da igual las veces que pase, estoy seguro de que esta sensación es totalmente inevitable. Solo de pensar en la cantidad de información, de historias, hechizos, etc... que puede haber aquí me siento abrumado.
Nada más entrar compruebo el aire y no descubro ningún olor destacable o que me indique peligro, solo el de los propios libros y ese aroma a viejo que me hace arrugar las narices de vez en cuando. A simple vista tenemos vía libre, aunque... << El tío ese podría venir de nuevo >>. Ya lo había olvidado, pero recordando su forma de aparecer de la nada la primera vez que estuvimos aquí, ahora tengo claro que lo que hizo fue algún hechizo.
-¿HOLA, HAY ALGUIEN?-la mera posibilidad de que el tipo ese conozca más conjuros y pueda enseñárnoslos, hace que mi principal intención, la de regresar vivos al torreón, se volatilice y me ponga a llamarlo a gritos. El eco hace rebotar mi pregunta por todo el edificio, por lo que decido no repetirla. Mientras espero algún tipo de respuesta, me encamino hacia las estanterías, leyendo los lomos de los libros en busca de algo de interés.
Nada más entrar compruebo el aire y no descubro ningún olor destacable o que me indique peligro, solo el de los propios libros y ese aroma a viejo que me hace arrugar las narices de vez en cuando. A simple vista tenemos vía libre, aunque... << El tío ese podría venir de nuevo >>. Ya lo había olvidado, pero recordando su forma de aparecer de la nada la primera vez que estuvimos aquí, ahora tengo claro que lo que hizo fue algún hechizo.
-¿HOLA, HAY ALGUIEN?-la mera posibilidad de que el tipo ese conozca más conjuros y pueda enseñárnoslos, hace que mi principal intención, la de regresar vivos al torreón, se volatilice y me ponga a llamarlo a gritos. El eco hace rebotar mi pregunta por todo el edificio, por lo que decido no repetirla. Mientras espero algún tipo de respuesta, me encamino hacia las estanterías, leyendo los lomos de los libros en busca de algo de interés.
- InvitadoInvitado
Re: Biblioteca Mágica
13/12/11, 09:46 pm
Mánia entró en el edificio como un torbellino, sin pararse a mirar la fachada del edificio ni su decoración. No, ella quería ver como era de grande por dentro. Y era grande, sin duda, aunque no tanto como el Archivo Real pero superaba varias veces la biblioteca de Madre. Corrió a perderse entre las estanterías pasando los ojos a toda velocidad por los nombres de las secciones y algunos títulos. ¡Los libros allí eran una locura! Los había de ciendos de tamaños diferentes, colores, encuadernaciones; algunos estaban encerrados en jaulas, otros susurraban o desprendían olores desde el interior de sus páginas. Mánia quería verlos todos, y fue cogiendo varios al azar y amontonándolos sobre sus brazos hasta llegar a una de las mesas. Los repartió por toda la superficie y fue buscando uno por el cual empezar. Descartó desde el inicio Bipel Bapel y sus canciones divertidas y Cosas que jamás tienes que hacer delante de una serpiente bicéfala de Parna aunque el segundo libro seguro que le habría parecido utila a cualquier otra persona. Tenía dos libros de mágia, uno sobre los reyes arácnidos y... El arte de tocador Mánia abrió ese libro con sumo cuidado y descubrió... Fórmulas para el cuidado de todo tipo de pieles; maquillaje resistente al agua, al fuego y a los hechizos; abrillantamiento de escamas y garras; tintes y crecepelos; hechidos transfiguradores... Sus ojos violeta pasaban frenéticos por las páginas sin decidirse por donde empezar a leer. Había demasiadas cosas, demasiados trucos que no conocía, demasiadas cosas que quería probar y otras que le llamaban la atención simplemente por lo absurdas que sonaban. Rió al pasar por un hechizo abrillantador de escamas tentada de enseñárselo a los lagartos y se fue a la parte de maquillaje. En los primeros capítulos hablaba de los pigmentos y aglutinantes, creyó reconocer una de las plantas que aparecían dibujadas encima de las definiciones pero las demás eran todas desconocidas para ella, al igual que la mayoría de los pigmentos. También explicaba como fabricar maquillaje, qué propiedades tenía cada fórmula, cómo aplicarlo y algunos ejemplos. Mánia acarició un retrato a color que ocupaba una página entera del libro; era una mujer realmente hermosa, con el cabello cobrizo y los ojos adornados con tonos irisados, diminutos diamantes y plumas en las pestañas. Pasó lentamente las páginas deteniéndose en cada ilustración cada vez más maravillada, tanto por lo hermosos que eran los motivos y loc olore como por lo extraños que eran los seres que los lucían. Mánia pensó que tal vez hubiese más gente de otros mundos como Giz y Caillech... << Tiene que ser eso... Vienen de otro mundo...>> pensó al mirar a un ser de piel oscura salpicada de diamantes y el cabello tan rojo que parecía en llamas. Su mirada encerraba tal violencia que Mánia creyó quedarse sin respiración durante unos instantes.
Dejó el libro a un lado y cogió otro. Era un tratado de mágia, bastante más completo que el que tenían en el torreón, aunque en peor estado. Mánia lo hojeó con bastante menos interés que con el otro libro, parándose solo en los hechizos que no había leído nunca. El tercer libro era sobre plantas, y en un principio no quiso llevárselo, pero vivían en un torreón lleno de plantas así que de algo serviría. Los cogió y fue en busca de los demás, lista para volver.
-Quiero estos tres- dijo al primer compañero al que se encontró al doblar una esquina. Los libros pesaban bastante y uno de ellos se le estaba escurriendo entre los brazos.
Dejó el libro a un lado y cogió otro. Era un tratado de mágia, bastante más completo que el que tenían en el torreón, aunque en peor estado. Mánia lo hojeó con bastante menos interés que con el otro libro, parándose solo en los hechizos que no había leído nunca. El tercer libro era sobre plantas, y en un principio no quiso llevárselo, pero vivían en un torreón lleno de plantas así que de algo serviría. Los cogió y fue en busca de los demás, lista para volver.
-Quiero estos tres- dijo al primer compañero al que se encontró al doblar una esquina. Los libros pesaban bastante y uno de ellos se le estaba escurriendo entre los brazos.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Biblioteca Mágica
14/12/11, 07:17 am
Había decidido ir con ellos. No porque quisiera saber ni encontrar unos libros magicos que no harían más que decepcionarme nuevamente por mi inutilidad a la hora de llevar a cabo hechizos más fáciles tales como lo sería calentar mi capa o invocar ese ser que Mánia invocaba para su diversión. No, yo solo iba con ellos en calidad de su seguridad. Tal y como había dicho Giz en nuestra pequeña charla era la más dicha en las armas y nunca se sabe cuando se necesitaran las armas para hacer el trabajo sucio.
Antes de lo que habíamos llegado en la anterior ocasión gracias al mapa que aquel extraño ser le dio a Noel la última vez que estubimos aqui. No paré de mirar al cielo y olfatear el aire mientras entrábamos todos en aquel edificio de piedra. Mi esperiencia me decia que esos seres tenían la mala costumbre de aparecer cuando menos se lo espera una. De modo que, ¿que mejor que estarles esperando? Así no nos llevaríamos sorpresas desagradables.
No hubo ningún incidente mientras todos los que habíamos venido entramos. Vi como cada uno empezaba a mirar los libros que les interesaba. Giz llamaba a aquel extraño ser que la vez anterior nos ayudó y Mánia parecía haber encontrado algún libro útil. Yo, mientras tanto, iba revoloteando de pila de libro a pila de libro en busca del libro que me diese alguna pista de donde se encontraban las armas mágicas o algún libro que me aportase más información sobre el arte de la lucha o uno que me dijese como se sabe si uno tiene una oportunidad con la mágia.
Vi muchos libros. Algunos bastante inutiles para mi como para siquiera hecharles un vistazo y otros que ni siquiera comprendía lo que decía. Debía encontrar algo, y debía hacerlo ya, antes de que los demás quisieran volver al Torreón.
- Maldita sea, esto de encontrar el libro idoneo es más dificil de lo que creía - murmure para mi misma mientras me encontraba inspecionando otra pila de libros casi tan grande como yo.
Antes de lo que habíamos llegado en la anterior ocasión gracias al mapa que aquel extraño ser le dio a Noel la última vez que estubimos aqui. No paré de mirar al cielo y olfatear el aire mientras entrábamos todos en aquel edificio de piedra. Mi esperiencia me decia que esos seres tenían la mala costumbre de aparecer cuando menos se lo espera una. De modo que, ¿que mejor que estarles esperando? Así no nos llevaríamos sorpresas desagradables.
No hubo ningún incidente mientras todos los que habíamos venido entramos. Vi como cada uno empezaba a mirar los libros que les interesaba. Giz llamaba a aquel extraño ser que la vez anterior nos ayudó y Mánia parecía haber encontrado algún libro útil. Yo, mientras tanto, iba revoloteando de pila de libro a pila de libro en busca del libro que me diese alguna pista de donde se encontraban las armas mágicas o algún libro que me aportase más información sobre el arte de la lucha o uno que me dijese como se sabe si uno tiene una oportunidad con la mágia.
Vi muchos libros. Algunos bastante inutiles para mi como para siquiera hecharles un vistazo y otros que ni siquiera comprendía lo que decía. Debía encontrar algo, y debía hacerlo ya, antes de que los demás quisieran volver al Torreón.
- Maldita sea, esto de encontrar el libro idoneo es más dificil de lo que creía - murmure para mi misma mientras me encontraba inspecionando otra pila de libros casi tan grande como yo.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Fundador
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Biblioteca Mágica
14/12/11, 11:21 am
Uno de los libros que sujetaba Mánia se le escurrió definitivamente y cayó, pero no se oyó ningún sonido. Cuando se agachó a recogerlo, descubrió a alguien tumbado junto a ella sin tocar el suelo, con los brazos en alto, sujetando el libro con la cara tensa de alguien que acaba de detener la caida de un jarrón precioso.
—¡Eh, eh! —protestó— ¿Y si no llego a estar aquí?
No recibió respuesta y siguió bufando algo contrariado.
—¿El Arte de Tocador? Si intentas engatusar a alguien, deberías saber que no hay arsentya en polvo en este mundo. El maquillaje ignífugo tiene unos efectos secundarios peculiares en humanos. Y el brillo iridiscente provoca un olor de los más desagradable para todo ser que no tenga ocho patas —despotricó—. Además, solo puedes sacar uno. Lo mismo va para tus amigos.
Tras aquella fugaz aparición, se levantó del aire tan dignamente como pudo, se sacudió un polvo que hubiera tenido de haber tocado el suelo con su traje impecable y se dirigió a la sección V haciendo como si caminase mientras silbaba.
—¡Eh, eh! —protestó— ¿Y si no llego a estar aquí?
No recibió respuesta y siguió bufando algo contrariado.
—¿El Arte de Tocador? Si intentas engatusar a alguien, deberías saber que no hay arsentya en polvo en este mundo. El maquillaje ignífugo tiene unos efectos secundarios peculiares en humanos. Y el brillo iridiscente provoca un olor de los más desagradable para todo ser que no tenga ocho patas —despotricó—. Además, solo puedes sacar uno. Lo mismo va para tus amigos.
Tras aquella fugaz aparición, se levantó del aire tan dignamente como pudo, se sacudió un polvo que hubiera tenido de haber tocado el suelo con su traje impecable y se dirigió a la sección V haciendo como si caminase mientras silbaba.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Biblioteca Mágica
14/12/11, 05:05 pm
Llegamos a la biblioteca enseguida, pues está cerca de Letargo y ya sabíamos más o menos el camino. A la mayoría se nos notaba tensos durante el camino, pues casi siempre que salíamos nos ocurría algo. Además en las puertas de la propia biblioteca había sido donde presenciamos el combate entre la chica alada y la serpiente. No hubo, sin embargo, ningún incidente y pudimos entrar a la biblioteca sin problemas.
Una vez más mis ojos se pierden entre tanta diversidad de libros y escritos de toda clase. El bibliotecario había dicho que sólo teníamos permiso para acceder a la primera sección, por lo que sentía curiosidad por saber qué más libros habría en el edificio. Giz, sin tomar precauciones como solía hacer habitualmente, eleva la voz para preguntar si hay alguien, pero no parece tener respuesta.
Mánia había cogido tres libros, casi no podía con su peso, y manifestó su interés por llevárselos. Pero entonces, sin previo aviso igual que la última vez, el bibliotecario apareció de la nada, justo cuando a la chica se le escurría sin remedio uno de los libros. Como la última vez se pone a hablar sin descanso y sin que dé tiempo a que repliquemos.
-Pues la otra vez no tuvo reparos en desaparecer de golpe y dejar que el libro se cayese al suelo -le digo a Giz en voz baja cuando el chico sermonea a Mánia.
Mencionó, además, que sólo podíamos llevarnos un libro por persona.
-Entonces sólo podemos llevarnos tres libros más, ya tenemos cuatro en el torreón -digo mientras me acerco a Mánia para ver qué libros había cogido.
Uno era el que había mencionado el bbliotecario, parecía un libro sobre maquillaje. Pasé la vista sobre él sin el más mínimo interés. << Espero que no haya cogido todos los libros en ese plan... >> Pero pronto compruebo que me equivocaba, uno de los libros llama inmediatamente mi atención. Se trataba de otro libro sobre magia. El otro libro parece versar sobre agricultura y plantas en general.
-Giz, creo que estos dos libros que ha cogido Mánia pueden ser útiles -le hago un gesto para que se acerque-. Necesitamos otro libro de magia y este nos servirá para empezar a cuidar del huerto que tenemos en el patio. Si a los demás os parece bien nos llevaremos estos dos... Uno Ethan y otro Mánia -me dirijo a Mánia directamente. Estoy seguro de lo que le voy a decir a continuación no le va a gustar-. No te ofendas, pero ese otro libro no nos va a ser de ninguna utilidad y ahora mismo necesitamos estos libros. De todos modos ya has oído lo que ha dicho el bibliotecario. Puede que otro día puedas llevártelo...
Traté de hablarle intentando ser razonable con ella, viendo su comportamiento estaba seguro de que no iba a aceptarlo dócilmente.
Una vez más mis ojos se pierden entre tanta diversidad de libros y escritos de toda clase. El bibliotecario había dicho que sólo teníamos permiso para acceder a la primera sección, por lo que sentía curiosidad por saber qué más libros habría en el edificio. Giz, sin tomar precauciones como solía hacer habitualmente, eleva la voz para preguntar si hay alguien, pero no parece tener respuesta.
Mánia había cogido tres libros, casi no podía con su peso, y manifestó su interés por llevárselos. Pero entonces, sin previo aviso igual que la última vez, el bibliotecario apareció de la nada, justo cuando a la chica se le escurría sin remedio uno de los libros. Como la última vez se pone a hablar sin descanso y sin que dé tiempo a que repliquemos.
-Pues la otra vez no tuvo reparos en desaparecer de golpe y dejar que el libro se cayese al suelo -le digo a Giz en voz baja cuando el chico sermonea a Mánia.
Mencionó, además, que sólo podíamos llevarnos un libro por persona.
-Entonces sólo podemos llevarnos tres libros más, ya tenemos cuatro en el torreón -digo mientras me acerco a Mánia para ver qué libros había cogido.
Uno era el que había mencionado el bbliotecario, parecía un libro sobre maquillaje. Pasé la vista sobre él sin el más mínimo interés. << Espero que no haya cogido todos los libros en ese plan... >> Pero pronto compruebo que me equivocaba, uno de los libros llama inmediatamente mi atención. Se trataba de otro libro sobre magia. El otro libro parece versar sobre agricultura y plantas en general.
-Giz, creo que estos dos libros que ha cogido Mánia pueden ser útiles -le hago un gesto para que se acerque-. Necesitamos otro libro de magia y este nos servirá para empezar a cuidar del huerto que tenemos en el patio. Si a los demás os parece bien nos llevaremos estos dos... Uno Ethan y otro Mánia -me dirijo a Mánia directamente. Estoy seguro de lo que le voy a decir a continuación no le va a gustar-. No te ofendas, pero ese otro libro no nos va a ser de ninguna utilidad y ahora mismo necesitamos estos libros. De todos modos ya has oído lo que ha dicho el bibliotecario. Puede que otro día puedas llevártelo...
Traté de hablarle intentando ser razonable con ella, viendo su comportamiento estaba seguro de que no iba a aceptarlo dócilmente.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Biblioteca Mágica
14/12/11, 09:16 pm
Agradeció la novedad de la excursión en cuanto se propuso a la mañana siguiente. Aquella noche había estado practicando hechizos. A pesar de la queja por tener que entrenar, Alicia llevaba religiosamente aquel tema, y la magia se había incluído en su lista. Se dio cuenta que podía hacer bastantes cosas y, por lo visto, no todo el mundo podía. ( De hecho, Cail parecía llevar eso bastante mal). Como Giz y Mánia, fue capaz de hacer levitar algunos objetos.
Ella no había gritado emocionada la primera vez que había usado la magia, y lo llevaba de forma discreta, pero decidió que debía decirlo, porque podría ayudar con lo de las bañeras.
- Yo puedo ayudar.- dijo con simpleza cuando se habló de hacer levitar la comida que caía a la Cicatriz.- estuve practicando ayer lo de la levitación y no se me da mal, aunque me temo que no seré capaz de salvar mucha cantidad.
Luego no volvió a mencionar el tema, porque su nueva locuacidad no le daba para tanto, pero en seguida se echó la daga al cinto cuando hablaron de salir, y fue la primera en estar de pie frente a la puerta del torreón, vestida y con el pelo trenzado.
En la biblioteca, esta vez vio perfectamente al chico salir de la nada para salvar a un libro de Mánia de su caida. Alicia se quedó atonita al ver que no llegada a tocar el suelo aunque estuviese sentado, si no que flotaba. Luego se incorporó, le devolvió el libro, se sacudio el polvo.
Alicia le echó una mirada incrédula. ¿Que polvo se sacude si no ha tocado el suelo?
Y le hecho un discurso sobre uno de sus libros, el arte del tocador. Incluso un tema tan... vanal, daba para muchas cosas extrañas en rocavarancolia. Luego les avisó que solo podían llevar un libro por persona.
Mánia había escogido tres libros, y por sus calculos, solo podrían llevar dos a Letargo. Noel dijo que excepto el de maquillaje, los otros dos les eran utiles. De una forma u otra las plazas estaban ocupadas.
- Esperad!- dijo sin poder evitarlo.- ¿podemos quedarnos un rato? No hemos tardado en decidir los libros, pero este lugar... este lugar me recuerda a casa.
Lo último lo dijo con su voz plana de los primeros días. La voz ceniza, de mal humor, hecha para lo desconocidos.
Corrió a escabullirse entre las secciones.
- ¡No tardaré, lo prometo!- se escuchó.
Ella no había gritado emocionada la primera vez que había usado la magia, y lo llevaba de forma discreta, pero decidió que debía decirlo, porque podría ayudar con lo de las bañeras.
- Yo puedo ayudar.- dijo con simpleza cuando se habló de hacer levitar la comida que caía a la Cicatriz.- estuve practicando ayer lo de la levitación y no se me da mal, aunque me temo que no seré capaz de salvar mucha cantidad.
Luego no volvió a mencionar el tema, porque su nueva locuacidad no le daba para tanto, pero en seguida se echó la daga al cinto cuando hablaron de salir, y fue la primera en estar de pie frente a la puerta del torreón, vestida y con el pelo trenzado.
En la biblioteca, esta vez vio perfectamente al chico salir de la nada para salvar a un libro de Mánia de su caida. Alicia se quedó atonita al ver que no llegada a tocar el suelo aunque estuviese sentado, si no que flotaba. Luego se incorporó, le devolvió el libro, se sacudio el polvo.
Alicia le echó una mirada incrédula. ¿Que polvo se sacude si no ha tocado el suelo?
Y le hecho un discurso sobre uno de sus libros, el arte del tocador. Incluso un tema tan... vanal, daba para muchas cosas extrañas en rocavarancolia. Luego les avisó que solo podían llevar un libro por persona.
Mánia había escogido tres libros, y por sus calculos, solo podrían llevar dos a Letargo. Noel dijo que excepto el de maquillaje, los otros dos les eran utiles. De una forma u otra las plazas estaban ocupadas.
- Esperad!- dijo sin poder evitarlo.- ¿podemos quedarnos un rato? No hemos tardado en decidir los libros, pero este lugar... este lugar me recuerda a casa.
Lo último lo dijo con su voz plana de los primeros días. La voz ceniza, de mal humor, hecha para lo desconocidos.
Corrió a escabullirse entre las secciones.
- ¡No tardaré, lo prometo!- se escuchó.
- InvitadoInvitado
Re: Biblioteca Mágica
14/12/11, 11:21 pm
Mánia se sobresaltó al ver al tipo extraño en el suelo y estuvo a punto de pisarle la cara, pero por alguna extraña razón que no alcanzaba a comprender se detuvo. El tipo de blanco dijo que solo podían llevarse un libro por persona. Era una difícil decisión sin duda, y empezaba a darle vueltas a qué libro iba a llevarse cuando Noel decidió por ella. La cara de Mánia se convirtió en una mueca de indignacion absoluta, y cuando dirigió su mirada al chico la expresión cambió, era como si Noel hubiese dicho una blasfemia imperdonable.
-¿No puedo llevarme el libro de maquillaje??- preguntó en un tono tan agudo que taladraba los oídos- ¡Pero yo lo quiero! ¡Quiero este libro!- se abrazó al libro con fuerza y se alejo como si temiese que se lo fueran a arrancar de las manos, incluso desplegó las garras, poniéndose a la defensiva- No es un libro inutil- gimoteó- Yo lo necesito, es mi libro, ¡tengo que elegirlo yo!- sus ojos habían empezado a llenar de lágrimas y su actitud se parecía ya demasiado a la de una niña pequeña a la que le han negado un capricho, casi parecía que fuese a ponerse a patalear... pero era más que eso. Mánia había encontrado un trozo de su mundo en ese libro, y la oportunidad de volver a ser la Mánia que era y no una niña vulgar en una ciudad desconocida. Se alejó hasta meterse por uno de los pasillos y desaparecer con el libro. Pensó que si salía con él del edificio no tendrían más remedio que llevárselo, así ella habría elegido el libro que ella quería y no lo que el que le habían dicho que cogiese... Sonreía pensando en esto cuando tropezó de pront con una silla y se cayó de bruces contra el suelo, aún agarrando el libro con fuerza. Al golpearse las garras se le clavaron en los brazos desgarrando su fina piel y la tela de la blusa. No eran tajos excesivamente profundos, pero sangraban en abundancia. Mánia bufó, aun con los ojos llorosos y se sentó apartando el libro a un lado, que milagrosamente no se había manchado de sangre. Pronunció el hechizo de curación una vez, y la herida apenas se cerró, pero dejó de sangrar, repitió el hechizo varias veces si demasiado éxito; era un hechizo muy lento y efectivo más en heridas superficiales. Sentada en el suelo se abrazó las piernas, haciendo que una de las heridas sangrase un poco. Su orgullo estaba herido, sus propios actos, y no los de los demás, le habían demostrado que estaba equivocada y ahora un descuido le obligaría a volver con el rabo entre las piernas a pedir ayuda. Miró el libro de maquillaje tirado en el suelo como si todo fuese culpa suya. Resignada, lo abrió y lo repasó una última vez, como para despedirse, luego se cubrió las heridas con las manos y volvió a buscar a los otros del grupo. Trató de conservar la dignidad todo lo que pudo, no se disculpó ni mencionó nada relacionado con los aparatosos cortes de sus brazos, tan solo buscó con la mirada el tratado de magia, lo arrancó de las manos que lo portaban y buscó entre los hechizos de curación hasta dar con uno más apropiado para heridas como las que padecía que el que ya conocía. También tuvo que repetirlo varias veces, y se cansó bastante más que con el otro, pero fue increíblemente más efectivo. Cuando el cosquilleo mágico que rodeaba la zona donde antes habían estado los cortes se disipó, Mánia se fue hacia la puerta con el libro en las manos y visiblemente enfurruñada.
-Me llevaré este...- dijo casi en un murmullo sin dirigirle la mirada a nadie. Reconocía que los otros libros eran más urgentes, pero no pensaba rendirse, conseguiría el libro de maquillaje de alguna forma...
Sigue en la Cicatriz de Arax.
-¿No puedo llevarme el libro de maquillaje??- preguntó en un tono tan agudo que taladraba los oídos- ¡Pero yo lo quiero! ¡Quiero este libro!- se abrazó al libro con fuerza y se alejo como si temiese que se lo fueran a arrancar de las manos, incluso desplegó las garras, poniéndose a la defensiva- No es un libro inutil- gimoteó- Yo lo necesito, es mi libro, ¡tengo que elegirlo yo!- sus ojos habían empezado a llenar de lágrimas y su actitud se parecía ya demasiado a la de una niña pequeña a la que le han negado un capricho, casi parecía que fuese a ponerse a patalear... pero era más que eso. Mánia había encontrado un trozo de su mundo en ese libro, y la oportunidad de volver a ser la Mánia que era y no una niña vulgar en una ciudad desconocida. Se alejó hasta meterse por uno de los pasillos y desaparecer con el libro. Pensó que si salía con él del edificio no tendrían más remedio que llevárselo, así ella habría elegido el libro que ella quería y no lo que el que le habían dicho que cogiese... Sonreía pensando en esto cuando tropezó de pront con una silla y se cayó de bruces contra el suelo, aún agarrando el libro con fuerza. Al golpearse las garras se le clavaron en los brazos desgarrando su fina piel y la tela de la blusa. No eran tajos excesivamente profundos, pero sangraban en abundancia. Mánia bufó, aun con los ojos llorosos y se sentó apartando el libro a un lado, que milagrosamente no se había manchado de sangre. Pronunció el hechizo de curación una vez, y la herida apenas se cerró, pero dejó de sangrar, repitió el hechizo varias veces si demasiado éxito; era un hechizo muy lento y efectivo más en heridas superficiales. Sentada en el suelo se abrazó las piernas, haciendo que una de las heridas sangrase un poco. Su orgullo estaba herido, sus propios actos, y no los de los demás, le habían demostrado que estaba equivocada y ahora un descuido le obligaría a volver con el rabo entre las piernas a pedir ayuda. Miró el libro de maquillaje tirado en el suelo como si todo fuese culpa suya. Resignada, lo abrió y lo repasó una última vez, como para despedirse, luego se cubrió las heridas con las manos y volvió a buscar a los otros del grupo. Trató de conservar la dignidad todo lo que pudo, no se disculpó ni mencionó nada relacionado con los aparatosos cortes de sus brazos, tan solo buscó con la mirada el tratado de magia, lo arrancó de las manos que lo portaban y buscó entre los hechizos de curación hasta dar con uno más apropiado para heridas como las que padecía que el que ya conocía. También tuvo que repetirlo varias veces, y se cansó bastante más que con el otro, pero fue increíblemente más efectivo. Cuando el cosquilleo mágico que rodeaba la zona donde antes habían estado los cortes se disipó, Mánia se fue hacia la puerta con el libro en las manos y visiblemente enfurruñada.
-Me llevaré este...- dijo casi en un murmullo sin dirigirle la mirada a nadie. Reconocía que los otros libros eran más urgentes, pero no pensaba rendirse, conseguiría el libro de maquillaje de alguna forma...
Sigue en la Cicatriz de Arax.
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e Imaginación
Personajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Re: Biblioteca Mágica
18/12/11, 08:57 pm
Llegué volando a la puerta de la biblioteca. Me sentía casi peor que tras la paliza del niño. Todos mis musculos dolían. Tenía la sensación de que tenía agujetas en músculos que ni conocía. Aun llevaba puesto el maillot negro con el que me había vestido para hacer gimnasia. Me cambié en un segundo, poniendome un vestido corto muy sencillo. Entré en la biblioteca, dejandome invadir por el olor a papel antiguo, a piel y a madera. Me perdí entre los pasillos, buscando por las estanterías. Encontré la sección libros sobre armas, y comencé a mirar los gruesos volumenes. Tras mirar varios de ellos, decidí coger uno especializado en espadas, estaba encuadernado en un metal brillante, con las letras grabadas y sus bordes tenían filos que cortaban, otro, un enorme libro de piel marrón con las paginas amarillentas y desordenadas, que trataba una gran cantidad de armas de distintos tipos y uno que explicaba como luchar sobre una montura, a petición del dragón. Iba a salir de la biblioteca para volver al burdel cuando me acordé de una cosa. Busqué la sección de magia y tardé bastante rato en encontrar lo que estaba buscando. Era un libro gordísimo, muy, muy viejo, con las páginas escritas a mano, muchas de ellas sueltas. No había letras ni dibujos en la cubierta, pero dentro estaba lleno de hechizos... bueno, mas bien de contraechizos y conjuros para hacerse inmune a la magia. Sonreí interiormente mientras guardaba los cuatro libros en la bolsa sin fondo. Esta vez no me quedaría en la biblioteca a leérmelos. La última vez que lo había hecho las consecuencias no habían sido demasiado buenas, y prefería no complicar mas las cosas. Salí de allí e hice el hechizo de levitación de nuevo, para volver a casa.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Biblioteca Mágica
02/01/12, 01:12 pm
Una vez más yo era la que abría la marcha hacia la biblioteca. Esto se había empezado a convertir en un hábito. Lugar al que íbamos, lugar al que yo o alguien de los mios los guiaba. Había sido demostrado con hechos que nosotros, los hijos e hijas de Asrena, eramos los más indicados para hacer el trabajo de guía gracias a nuestro fino olfato. Una habílidad más que útil en este mundo desconocido lleno de peligros y del que hacíamos gala la gran mayoría de los de mi especie.
Miré a la pequeña de reojo. Parecía que no era yo la única que encabezaba la lista negra del Ranta. Sonreía para mis adentros al pensar en aquello. Realmente me empezaba a caer bien la pequeñita por el simple hecho de que tenía las agalllas suficientes como para hacerle frente a Sezk sin siquiera dar ninguna muestra de miedo en sus ojos. Puede que estubiese un poco malcriada la humana, pero no podía negar que era valiente. Y eso de que iba hacer un bolso con sus escamas... Eso realmente me habría gustado ver, hasta la habría ayudado y todo. Puede que así consiguiese hacerme un par de guantes. Las noches aquí eran muy frías y no me vendrían mal. Perdería a un Ranta que era peor que un dolor en la cola y ganaría algo realmente útil en este lugar.
Me lo estaba empezando a plantear cuando vi aparecer las grandes paredes de la biblioteca mágica. Ebalué los alrededores. No había nadie. Por ahora. Debíamos apresurarnos a entrar todos nosotros al interior, donde estaríamos más seguros que estando en un campo descubierto donde había muchos lugares donde los enemigos podrían esconderse. Podrían llamarme paranóica, si quisieran, pero no estaba dispuesta a arriesgarme por nada del mundo. Mi plan era que ellos encontraran sus dichosos libros lo más pronto posible y que pudiese alejarme así tanto de los dos locos como del constante peligro de esta ciudad para centrarme en mi entrenamiento. Lo único importante en estos momentos.
No tardé ni un segundo en entrar al edificio, pero no guardé mis armas aún así. Debía estar preparada por si a alguno de los locos se le ocurriese atacarnos.
- Bien, ya hemos llegado - les dije señalando con mi daga las pilas de estanterias y libros -. Aquí encontrareis todo lo que habeis estado busca y no lo habeis encontrado hasta este preciso instante, pero os agradecería que no tardarais mucho en ello. Desearía estar en mi torreón lo antes posible, ya he perdidos unos momentos preciosos de entrenamiento y quisiera recuperarlo lo antes posible - además de que aún tenía pendiente de hacer esos monigotes para los entrenamientos, pensé mirando hacia Noel. Él me había dicho que me ayudaría, esperaba que no hubiese cambiado de opinión. Yo no era muy hábil en eso de las manualidades, mis conocimientos eran bastante rudimentarios en esa área, y no me vendría mal un poco de ayuda.
Vi como los empezaban a moverse todos, queriendo encontrar los que buscaban. Yo mientras tanto me trasladé a la mesa donde había dejado los libros tan interesantes que había visto para leerlos mientras los demas buscaban su libro. Ya que no podía llevarme ni uno más, aprovecharía el tiempo en leer algunos de ellos, aunque fuesen en otros idiomas que ella no conociese, para algo había encontrado unos cuantos diccionarios sobre esas lenguas extrañas. Al fin y al cabo, el conocimiento era poder. Algo que yo necesitaba en un mundo como este si quería sobrevivir, cosa que siempre había movido todas mis acciones en el pasado. Y eso no cambiaría ahora.
Miré a la pequeña de reojo. Parecía que no era yo la única que encabezaba la lista negra del Ranta. Sonreía para mis adentros al pensar en aquello. Realmente me empezaba a caer bien la pequeñita por el simple hecho de que tenía las agalllas suficientes como para hacerle frente a Sezk sin siquiera dar ninguna muestra de miedo en sus ojos. Puede que estubiese un poco malcriada la humana, pero no podía negar que era valiente. Y eso de que iba hacer un bolso con sus escamas... Eso realmente me habría gustado ver, hasta la habría ayudado y todo. Puede que así consiguiese hacerme un par de guantes. Las noches aquí eran muy frías y no me vendrían mal. Perdería a un Ranta que era peor que un dolor en la cola y ganaría algo realmente útil en este lugar.
Me lo estaba empezando a plantear cuando vi aparecer las grandes paredes de la biblioteca mágica. Ebalué los alrededores. No había nadie. Por ahora. Debíamos apresurarnos a entrar todos nosotros al interior, donde estaríamos más seguros que estando en un campo descubierto donde había muchos lugares donde los enemigos podrían esconderse. Podrían llamarme paranóica, si quisieran, pero no estaba dispuesta a arriesgarme por nada del mundo. Mi plan era que ellos encontraran sus dichosos libros lo más pronto posible y que pudiese alejarme así tanto de los dos locos como del constante peligro de esta ciudad para centrarme en mi entrenamiento. Lo único importante en estos momentos.
No tardé ni un segundo en entrar al edificio, pero no guardé mis armas aún así. Debía estar preparada por si a alguno de los locos se le ocurriese atacarnos.
- Bien, ya hemos llegado - les dije señalando con mi daga las pilas de estanterias y libros -. Aquí encontrareis todo lo que habeis estado busca y no lo habeis encontrado hasta este preciso instante, pero os agradecería que no tardarais mucho en ello. Desearía estar en mi torreón lo antes posible, ya he perdidos unos momentos preciosos de entrenamiento y quisiera recuperarlo lo antes posible - además de que aún tenía pendiente de hacer esos monigotes para los entrenamientos, pensé mirando hacia Noel. Él me había dicho que me ayudaría, esperaba que no hubiese cambiado de opinión. Yo no era muy hábil en eso de las manualidades, mis conocimientos eran bastante rudimentarios en esa área, y no me vendría mal un poco de ayuda.
Vi como los empezaban a moverse todos, queriendo encontrar los que buscaban. Yo mientras tanto me trasladé a la mesa donde había dejado los libros tan interesantes que había visto para leerlos mientras los demas buscaban su libro. Ya que no podía llevarme ni uno más, aprovecharía el tiempo en leer algunos de ellos, aunque fuesen en otros idiomas que ella no conociese, para algo había encontrado unos cuantos diccionarios sobre esas lenguas extrañas. Al fin y al cabo, el conocimiento era poder. Algo que yo necesitaba en un mundo como este si quería sobrevivir, cosa que siempre había movido todas mis acciones en el pasado. Y eso no cambiaría ahora.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Biblioteca Mágica
05/01/12, 04:29 pm
LLegamos a la biblioteca siguiendo a Noel y a Caillech los cuales parecían estar acostumbrados a las visitas a este lugar. Mire a mi alrededor, era una biblioteca inmensa, la seguridad de los demás me permitió estar tranquilo, pero luego de volver a mirar la biblioteca me sobresalté, me recordó a la biblioteca de mi sueño, en ella me quede atrapado en sus infinitos pasillos....bueno, pero esto era real, y aunque estuviéramos en Rocavarancolia ellos me habían asegurado que no corríamos ningún peligro
Después de escuchar a Caillech asentí con la cabeza, tenía razón ellos querían volver, y estaban gastando su tiempo por nuestra culpa, asi que me apresure..no debía hacerles esperar
-No te preocupes, volveré cuanto antes, em...siento haceros esperar-dije
Recorrí los pasillos buscando por las estanterias una a una libros que me resultaran interesantes, la mayoría eran aburridos, había uno de dragones, la verdad es que poco me interesaban, pero ¿Había dragones en Rocavarancolia?Me encantaría poder ver uno...aunque claro....esperaba no ser su comida. Por otra parte me interesaron mucho más otro tipo de libros como Teología Rocavarancolesa:La historia olvidada o El poder de las sombras y el controlesos títulos parecían interesantes, me vendría bien informarme sobre ambas cosas si quería sobrevivir en Rocavarancolia, aunque había muchos fragmentos escritos en idiomas extraños
Al poco encontre otro libro llamado Teoría mágica elemental...me costó decidirme entro los 3 libros, pero al final elegí el último(aunque este fuera el que menos me interesaba)...sería injusto coger uno solo para mí....
Seguí paseando por los pasillos dirigiéndome hacia los demás, que mala suerte....no me había encontrado con el librero...
Después de escuchar a Caillech asentí con la cabeza, tenía razón ellos querían volver, y estaban gastando su tiempo por nuestra culpa, asi que me apresure..no debía hacerles esperar
-No te preocupes, volveré cuanto antes, em...siento haceros esperar-dije
Recorrí los pasillos buscando por las estanterias una a una libros que me resultaran interesantes, la mayoría eran aburridos, había uno de dragones, la verdad es que poco me interesaban, pero ¿Había dragones en Rocavarancolia?Me encantaría poder ver uno...aunque claro....esperaba no ser su comida. Por otra parte me interesaron mucho más otro tipo de libros como Teología Rocavarancolesa:La historia olvidada o El poder de las sombras y el controlesos títulos parecían interesantes, me vendría bien informarme sobre ambas cosas si quería sobrevivir en Rocavarancolia, aunque había muchos fragmentos escritos en idiomas extraños
Al poco encontre otro libro llamado Teoría mágica elemental...me costó decidirme entro los 3 libros, pero al final elegí el último(aunque este fuera el que menos me interesaba)...sería injusto coger uno solo para mí....
Seguí paseando por los pasillos dirigiéndome hacia los demás, que mala suerte....no me había encontrado con el librero...
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Biblioteca Mágica
05/01/12, 07:40 pm
Muy raramente los libros de la biblioteca están en el rocavarancolés de la fuente. Están escritos en idiomas de mundos vinculados puesto que, además de que algunos hechizos necesitan pronunciaciones que el rocavarancolés de la fuente no abarca, los hechiceros, quienes pueden aprender fácilmente idiomas gracias a la logomancia, no se van a molestar en hacer accesibles sus libros de hechizos a los cosechados, además del aliciente de que escribir ciertos libros en idiomas rarísimos puede ayudarles a encriptarlos frente a otros hechiceros. Así que por favor, dejad de ver tantísimos libros en rocavarancolés de la fuente. Si los queréis en ese idioma, preguntad al bibliotecario dónde encontrarlos en medio de tan caótica biblioteca, si no buscad algún diccionario o un libro traducido y arregláoslas para descifrar la información.
Esto no se aplica a los ya bendecidos por la Luna puesto que puede suponerse que cuenten con medidas para arreglárselas en idiomas extraños.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Biblioteca Mágica
08/01/12, 10:00 pm
Alicia caminaba entre los pasillos de estanterías sin un rumbo concreto. En realidad, apenas se detenía a leer los lomos de los libros, estuvieran o no en su idioma. Era tan solo que le gustaba caminar, y no se sentía en peligro en la biblioteca. Por una vez en mucho tiempo, su cabeza no bullía con pensamientos, teorías y opiniones. Ni si quiera había dedicado mucho tiempo a pensar en las amenazas de Sezk contra Mánia, incluso la ternura que le despertaba la niña estaba como diluida entre las paredes del edificio. Se paró frente a una estantería y acarició un lomo cubierto de grabados cobrizos que igual podían ser palabras que adornos. Alicia se abstraía a menudo, y su necesidad de compañía por muchas reglas de sí misma que rompiera, se saciaba más rápido que en otras personas. No saltaba con facilidad; de puertas hacia fuera, su expresión siempre había sido bastante plana. Así se habría descrito durante toda su vida. Rocavarancolia era como beber demasiado alcohol. Todo eso se había desvanecido a lo largo de los días. Había sufrido estallidos, se había derrumbado, e incluso había sido relativamente feliz, y todo sin mucho tiempo entre un ánimo y otro. Y ahora era como ese momento que llega durante una fiesta, en el que todo el subidón, el descontrol... parecía apagarse, y se quedaba como aletargada. Los libros tenían ese efecto en ella, los leyese o no. El ambiente que daba rodearse de ellos, bueno, era más o menos el mismo en cualquier parte, incluso en Rocavarancolia. Daba igual de que tratasen los libros, o si tenían nombres rídiculos, extraños o violentos. Y tener esa certeza de que la sensación era la misma allá donde fuese, la hacía sentir a salvo. Cuando se sentía así, prefería olvidar el resto; era desperdiciar un tiempo valioso de tranquilidad. Como le gustaría ver al librero lo suficiente como para hablar con él, tenía una curiosidad enorme por él, porque era el primero que veía en Rocavarancolia, que sin ser parte de la cosecha, no resultaba grotesco. Mentira, el ángel de alas rojas no le había resultado grotesco tampoco, a pesar de la escena en la que se cargaba al avez rapaz con las alas (Alicia aun no sabía como había hecho eso), una vez que se paró a pensarlo, lo consideró una critura bastante hermosa. Y los brillantes de su piel negra, era lo más parecido a estrellas que había visto desde su llegada. Pero ni siquiera se le ocurría mantener una conversación con ella. Con, el librero, por algún motivo sí. Le daba curiosidad. De eso saltóa pensar en cosas sin ninguna relación, como por ejemplo, plantearse cuando le vendría la regla. Notaba los primeros síntomas, pero no tenía claro en que día le había llegado en Octubre.
Sin darse cuenta, y agradablemente perdida en pensamientos sin importancia, Alicia se fue perdiendo entre estanterías, cada vez más lejos de la puerta, y lejos de la mirada de sus compañeros.
Nota: cuando os vayais a ir, tendreis que buscarla primero o llamarla.
Sin darse cuenta, y agradablemente perdida en pensamientos sin importancia, Alicia se fue perdiendo entre estanterías, cada vez más lejos de la puerta, y lejos de la mirada de sus compañeros.
Nota: cuando os vayais a ir, tendreis que buscarla primero o llamarla.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Biblioteca Mágica
10/01/12, 09:10 pm
Vladimir entró en la biblioteca y observó el enorme espacio lleno de estanterías rebosantes de libros. La mortecina iluminación permitía ver sobre ellos una pátina gris de polvo y una cantidad de telas de araña que podrían haber pasado por lámparas venecianas si se les hubieran puesto velas y cristal.
Las grandes galerías de estanterías le hicieron pensar que aquel edificio podía ser más grande por dentro que por fuera, cosa que no le extrañaría nada en aquel mundo que ahora habitaba.
Sintió una enorme y mórbida satisfacción ante aquel maremagnum de información, y permitió que saliera a la luz con una insana y macabra media sonrisa en su rostro y un brillo enfermizo en los ojos, que sumados daban en su conjunto resultante algo que nada tenía que ver con la felicidad. Al menos no con la que siente un individuo con la mente en orden.
Sin pensárselo dos veces y sin prestar atención a sus compañeros, comenzó a vagar entre los estantes de aquella catedral del saber, aquel mausoleo del conocimiento, mientras leía en los estantes los títulos en las lápidas de aquellas tumbas de sabiduría recubiertas del polvo del olvido.
Acercaba una mano a cada uno, acercando el dedo a los lomos para ayudarse en la lectura en la penumbra, sin llegar a tocar nunca ninguno, por miedo a mancillar el sello de los siglos y profanar así su descanso. No supo descifrar muchos, pues estaban escritos en incontables lenguas, a cada cual más extraña que la anterior.
Finalmente, sus ojos se detuvieron en un grueso volumen sin título en los lomos. Estaba encuadernado en gastado cuero negro, y tenía refuerzos metálicos bastante oxidados. Había grabados en ellos, y Vlad creyó distinguir cráneos dibujados en el metal con finas líneas ya borrosas por la herrumbre. Así pues, estaba cerrado con un viejo cerrojo metálico que aún relucía. Sobre él, una calavera recreada a bajorrelieve sostenía en su boca abierta el ojo de la cerradura, que aún contenía la llave en su interior. Una extraña atracción hizo que la mano del Conde se aproximara al libro, tomándolo con lentitud y reverencia.
Cuando lo tuvo entre las manos, retiró el polvo que había sobre la tapa del manuscrito, pero no halló más que otro cráneo dibujado sobre su negra superficie con hilo de plata. Estaba recreado con todo lujo de sombras creadas con el noble material argénteo, con un estilo que le recordaba a los gravados de Hans Holbein. Tras unos segundos observando, algo en el dibujo lo inquietó sobremanera. En las cuencas oculares del cadavérico retrato, llenas de aquellas sombras plateadas, dónde antes no había yacido más que tinieblas argénteas, pudo divisar dos pequeñas esferas brillantes hechas del mismo material que el resto del dibujo. Pero eran diferentes al resto en dos detalles:
Para empezar, aun por su pequeño tamaño y la escasa luz, parecían brillar cómo dos lentejuelas diminutas. Cómo estrellas distantes, perdidas en el negro infinito que titilaban con agónico brillo.
Por otra parte, estaba el hecho quizás menos poético pero sí más inquietante de que se movían sobre el dibujo.
El Conde observó cómo los pequeños ojos se desplazaban lentamente, cómo astros gemelos de un solitario firmamento, hasta clavarse en los suyos. Durante el instante de puro terror que siguió a aquello, la sangre se le heló en las venas, y Vlad tuvo frío. Mucho.
Sin perder más tiempo, se apresuró a abrir el libro, alejando la terrible mirada de la calavera de plata de sí. El papel crujió cómo los viejos huesos artríticos de un muerto que se mueven tras décadas de inmovilidad en la oscuridad de la cripta. (Por alguna razón, a Vlad aquel lugar le inspiraba unos símiles bastante macabros, aunque no le sorprendió en absoluto. Estaba bastante acostumbrado a lo macabro.)
En la primera página pudo leer en letras capitales:
Intrigado, pasó las viejas páginas amarillas y ojeó su contenido manuscrito. En efecto parecía obra de la pluma del ignoto noble. Parecía haber sido un hombre virtuoso. Entre las narraciones fechadas de su vida había anotaciones cómo partituras y dibujos. Lo que hubiera podido resultar inquietante es que la mayor parte de las personas macabras miniaturas eran parte de explicaciones a cerca de métodos de tortura, extraños rituales profanos con cadáveres, hechizos de magia negra, enciclopédicas descripciones de criaturas no muertas y otros seres de la noche, y un largo y escalofriante etcétera. Una perfecta guía para el necrómano aficionado.
Sin pensárselo dos veces, Vladimir cerró el libro y se lo echó bajo el hombro, manteniendo la portada contra su costado para evitar que nadie la viera. Sobre todo él.
Era un grueso volumen, y tubo que acostumbrarse a su peso. Guardó la llave en su bolsillo, no sin antes cerrar el libro. Volvió a recorrer el camino andado por la biblioteca hasta llegar al lugar dónde se encontraban los demás. Ya estaba más que listo.
Ahora sólo quedaba salir de la biblioteca…
Las grandes galerías de estanterías le hicieron pensar que aquel edificio podía ser más grande por dentro que por fuera, cosa que no le extrañaría nada en aquel mundo que ahora habitaba.
Sintió una enorme y mórbida satisfacción ante aquel maremagnum de información, y permitió que saliera a la luz con una insana y macabra media sonrisa en su rostro y un brillo enfermizo en los ojos, que sumados daban en su conjunto resultante algo que nada tenía que ver con la felicidad. Al menos no con la que siente un individuo con la mente en orden.
Sin pensárselo dos veces y sin prestar atención a sus compañeros, comenzó a vagar entre los estantes de aquella catedral del saber, aquel mausoleo del conocimiento, mientras leía en los estantes los títulos en las lápidas de aquellas tumbas de sabiduría recubiertas del polvo del olvido.
Acercaba una mano a cada uno, acercando el dedo a los lomos para ayudarse en la lectura en la penumbra, sin llegar a tocar nunca ninguno, por miedo a mancillar el sello de los siglos y profanar así su descanso. No supo descifrar muchos, pues estaban escritos en incontables lenguas, a cada cual más extraña que la anterior.
Finalmente, sus ojos se detuvieron en un grueso volumen sin título en los lomos. Estaba encuadernado en gastado cuero negro, y tenía refuerzos metálicos bastante oxidados. Había grabados en ellos, y Vlad creyó distinguir cráneos dibujados en el metal con finas líneas ya borrosas por la herrumbre. Así pues, estaba cerrado con un viejo cerrojo metálico que aún relucía. Sobre él, una calavera recreada a bajorrelieve sostenía en su boca abierta el ojo de la cerradura, que aún contenía la llave en su interior. Una extraña atracción hizo que la mano del Conde se aproximara al libro, tomándolo con lentitud y reverencia.
Cuando lo tuvo entre las manos, retiró el polvo que había sobre la tapa del manuscrito, pero no halló más que otro cráneo dibujado sobre su negra superficie con hilo de plata. Estaba recreado con todo lujo de sombras creadas con el noble material argénteo, con un estilo que le recordaba a los gravados de Hans Holbein. Tras unos segundos observando, algo en el dibujo lo inquietó sobremanera. En las cuencas oculares del cadavérico retrato, llenas de aquellas sombras plateadas, dónde antes no había yacido más que tinieblas argénteas, pudo divisar dos pequeñas esferas brillantes hechas del mismo material que el resto del dibujo. Pero eran diferentes al resto en dos detalles:
Para empezar, aun por su pequeño tamaño y la escasa luz, parecían brillar cómo dos lentejuelas diminutas. Cómo estrellas distantes, perdidas en el negro infinito que titilaban con agónico brillo.
Por otra parte, estaba el hecho quizás menos poético pero sí más inquietante de que se movían sobre el dibujo.
El Conde observó cómo los pequeños ojos se desplazaban lentamente, cómo astros gemelos de un solitario firmamento, hasta clavarse en los suyos. Durante el instante de puro terror que siguió a aquello, la sangre se le heló en las venas, y Vlad tuvo frío. Mucho.
Sin perder más tiempo, se apresuró a abrir el libro, alejando la terrible mirada de la calavera de plata de sí. El papel crujió cómo los viejos huesos artríticos de un muerto que se mueven tras décadas de inmovilidad en la oscuridad de la cripta. (Por alguna razón, a Vlad aquel lugar le inspiraba unos símiles bastante macabros, aunque no le sorprendió en absoluto. Estaba bastante acostumbrado a lo macabro.)
En la primera página pudo leer en letras capitales:
“Diario de Sir Havran Métvola”
Intrigado, pasó las viejas páginas amarillas y ojeó su contenido manuscrito. En efecto parecía obra de la pluma del ignoto noble. Parecía haber sido un hombre virtuoso. Entre las narraciones fechadas de su vida había anotaciones cómo partituras y dibujos. Lo que hubiera podido resultar inquietante es que la mayor parte de las personas macabras miniaturas eran parte de explicaciones a cerca de métodos de tortura, extraños rituales profanos con cadáveres, hechizos de magia negra, enciclopédicas descripciones de criaturas no muertas y otros seres de la noche, y un largo y escalofriante etcétera. Una perfecta guía para el necrómano aficionado.
Sin pensárselo dos veces, Vladimir cerró el libro y se lo echó bajo el hombro, manteniendo la portada contra su costado para evitar que nadie la viera. Sobre todo él.
Era un grueso volumen, y tubo que acostumbrarse a su peso. Guardó la llave en su bolsillo, no sin antes cerrar el libro. Volvió a recorrer el camino andado por la biblioteca hasta llegar al lugar dónde se encontraban los demás. Ya estaba más que listo.
Ahora sólo quedaba salir de la biblioteca…
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
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