Biblioteca Mágica

Nia se acercó a Gael un poco más.
-¡Yo quiero saber más cosas de tu planeta!-dijo entusiasmada.
De pronto, dio un brinco cuando oyó una voz a su espalda.
-¿Quien es?- Pero al ver a Jack se tranquilizó. Debían de andar con los pies de plomo en estos tiempos. ¿Se habría dado cuenta el vampiro de la autoria de su última broma? No parecía que así fuera y Nia río por lo bajo.
-Es justo como dice Gael, aquí vienen cosas sobre muchos planetas.-Agarró firmemente el libro infantil entre sus brazos, contra el pecho y sonrió.

La primera reacción que noto y casi huelo como un súbito acelerón de su torrente sanguíneo es nada más y nada menos que miedo. ¿Por qué? Si venía hacindo sonoros los pasos y sin ánimo de asustarles... ¿Mi mera presencia les ha asustado? Maldita sea... Me están hablando, sí, pero no presto atención pues estoy sumido en mis pensamientos... Miedo... Doy miedo... Vale que mis presas se aterren al olerme, pero que estos dos también... Nia, vale, alguna vez le he dado un susto, tendré que disculparme... Pero Gael... ¿De veras doy miedo? Que le de miedo a los ciudadanos, a desconocidos y a mis presas, de acuerdo. Pero a amigos... malamente..."Me asustaste por un momento", dice Gael... Asustarse, miedo... Maldito seas, Jack. Y encima voy dando sustos a Nia, casi salta del susto como otras veces...Una sombra cruza mi rostro y digo de pronto, sin responder a ninguno de los dos
-Os he asustado... Perdón...Y perdón por los sustos anteriores, Nia... Lo siento de veras, solo era de broma pero no volverá a repetirse...En vistas de que mi sola presencia da miedo...Y respondiendo-en un tono cada vez más apagado.-estoy aquí solo para leer sobre una reina vampiresa con un dragón vampiro que gobernó la ciudad. Dudo que llegue a tener yo una criatura similar y realmente sería bastante peligrosa, pues a saber qué cantidad de sangre tendría que beber...Y daría bastante miedo y no quiero que la gente se aterre a mi paso, al menos no mis amigos...
Una vocecilla me repite lo del experimento de Gael, para cambiar de tema, pero no estoy con ánimo. ¿Y si se asusta por lo que le he preparado? Diantre... Y mírate, Jack, entero de negro, con tu camiseta y pantalón negros, y encima envuelto en la capa de pelo de lobo, negro también. ¿Y tú quieres no ir asustando a la gente? Pues vas listo...

Jack de repente se pone un tanto extraño. Se empieza a disculpar por asustarnos y por haber asustado a Nia antes. ¿Qué le pasa? Normalmente es tan alegre cuando nos gasta bromas... Lo miro extrañado mientras habla y cuando termina le contesto.
-¿Por qué te disculpas? Solo me alertaron los pasos, nada más, no te estoy culpando... Creí -decido que es mejor explicárselo todo- que podría ser algún habitante de la ciudad... o los nuevos cosechados. No quiero incumplir las normas, no quiero toparme con ellos. Y... y lo del dragón no da miedo, ¡es genial! Algo difícil de alimentar tal vez, pero con ayuda... ¿Quieres que te ayudemos a buscar libros? -pregunto mirando a Kaila y a Nia para ver si están de acuerdo con eso. He visto a Jack tan desanimado que trato de buscar cualquier excusa para distraerlo.
Me pongo en marcha buscando por las estanterías, revisando los lomos de los libros. Sobre licantropía recuerdo haber visto algún tratado, pero sobre vampirismo... tal vez estuvieran cerca de aquella otra sección. No estaba muy lejos de donde nos encontrábamos, así que me desplacé allí y traté de buscar algo de utilidad en los lomos. Me vuelvo hacia Jack y le pregunto:
-¿Recuerdas por qué sección estaba aquel libro?
Yo mismo tengo ahora interés por leer también sobre vampiros. En realidad me gustaría encontrar información de las transformaciones de todos mis amigos, y cualquier otra que pueda. Quiero saber cómo son, qué pasa ahora con sus cuerpos... Muchos siguen siendo aparentemente humanos, pero también me interesan sus habilidades, sus puntos débiles... Todo el mundo mágico es fascinante. Cada vez me resulta más fácil pensar en mi anterior vida como aburrida, carente de sentido. Faltaba algo, algo tan importante que no entiendo cómo podía vivir con su ausencia.

Nia comenzó a sentirse mal consigo misma porque se había vengado de Jack que se sentía profundamente apenado por haberla asustado tantas veces. Nia se lo tomaba como un juego, nada más.
-No...no tienes que disculparte.-dijo Nia sacudiendo las manos arriba y abajo.-Yo solo me he sorprendido porque cuando me quedo absorta en algo, cualquier ruido me asusta...Soy una miedica.-dice golpeándose suavemente la cabeza y sacando la lengua, intentando animarle.
Jack continua hablando y en cuanto menciona a un dragón vampiro, Nia se queda de piedra, si, aparte de su dracofobia le añadías la ferocidad de los vampiros Nia podía imaginar su peor pesadilla. No dijo nada pero se quedó rígida imaginándose al behemoth vampiro.
-S-si...vayamos a por libros.-dijo siguiéndoles. Mientras andaban, Nia comenzó a canturrear el abecedario Ulterano. Un conjunto de chascarrillos y otros sonidos extraños que no salían de la boca de Nia desde hace un año. La canción, era invención suya e incluso tenia un tono único que ninguna voz humana era capaz de alcanzar. Podia recordar al mítico canto de las sirenas, aunque solo estaba canturreando letras. Si alguien descubrió que era lo que canturreaba podía descubrir dos cosas: Había muchísimas más letras o sonidos en el lenguaje Ulterano que en el rocavarancolense o cualquiera humano y, otra cosa, que algunos sonidos eran muy graves o muy agudos.

Gael empieza a hablar y al principio ni le escucho, pero voy prestándole atención y se me pasa el cabreo conmigo mismo poco a poco, aunque su huella sigue muy adentro, como marcada a fuego.
-Por los nuevos...Ya veo...Vale...-pero para nada convencido por la respuesta de Nia...
En fin, dice de ir a por el libro pero no estaba en mis planes, para nada. Solo lo dije como comentario pero me dejo llevar por ambos, aún pensativo en lo de haberles asustado. Y hay algo en Nia que me desconcierta: su reacción ante mi disculpa. Pero a saber... Quizá por ser de otro mundo en ese tengan esa reacción frente a las disculpas de otros... Ni idea, no quiero saberlo. Quizá quiera saberlo pero no ahora. ¿El libro? Estaba por aquí, lo recuerdo bastante bien... Y por fin llegamos a la estantería con los pesados tomos encuadernados en carmesí, de tal forma que parece sangre líquida lo que realmente cubre las tapas duras. Lo cojo casi sin notar su peso y lo pongo en una mesa con cuidado, abriéndolo por donde habla de aquella reina, la cual aparece en una ilustración bellamente dibujada, montada a lomos de su colosal y vampírico dragón. Pero la curiosidad lleva un rato creciendo en mi interior por algo que Nia dijera sobre el otro libro, el de los otros mundos, así que salgo disparado del sitio y lo recojo, volviendo a la mesa con este, para luego abrirlo de par en par.
-Conque otros mundos, ¿eh? Eso es bastante interesante... Y debe ser leído de principio a fin.
Pero no solo leído, mejor dicho: entendido. Memorizado tal vez, pero mejor entender a los otros mundos, sus culturas sobre todo. Las primeras páginas hablaban de uno desértico...¡Desierto! Hum... malamente para vivir allí con mi condición... Y no eran humanos, si acaso humanoides pero con características de reptil, como lagartos pero erguidos. Y su cultura era bastante interesante. De lo que sí puedo estar seguro según voy impregnándome de conocimiento sobre ellos es de que no me gustaría entrar en guerra con su mundo. Y no veo motivos para ello, realmente. A no ser que cosecharan a un ranta y este hiciese algo como asesinar al Consejo pero uf, esto es realmente complicado y suicida. ¿Suicida? ¿Tan poderoso es el Consejo? Si es tan poderoso... ¿Por qué nos "cosechan", reclutan? Y si realmente lo son... ¿Por qué no devuelven esta ciudad a su estado antiguo? No les comprendo... Creo que nunca lo haré... Ni siquiera entiendo por qué algunos rechazan a alumnos pero en fin... Y otra cosa... No, descarta eso, no podría ir a ese mundo a saciarme, es todo un gran desierto, me cocería. Pero este de los bosques, quizá...Un momento...¿No había uno que era mitad gato? ¿Cómo era el nombre? Fre... ¿Frejay? ¿Frejoy? ¿Frejey? Algo así me suena... Pero no le he vuelto a ver, es más, quizá esté estrujándome la memoria para buscar el nombre de un cadáver... Esto de ser tantos y vivir separados durante la criba no es bueno... Bueno y malo, de acuerdo, pero no saber si tus conocidos están muertos o no... Uf... ¿Cómo les irá a los nuevos? No podré ni acercarme, tendré que evitar cruzar la cicatriz para vencer a la curiosidad, maldita esta...Pero... ¿Podrían darme caza los de Varmania en sus rápidos vehículos si me viesen beber de alguno de ellos? Eso sí que sería digno de probar, una carrera tras alimentarme, una carrera en pos de la vida en muerte... Ya veré. De momento seguiré leyendo... Es más, casi he olvidado que estoy con Gael, Kaila y Nia...

Jack parece más relajado, e incluso se interesa por los otros mundos que nosotros estábamos mirando cuando él llegó. Nos indica dónde están los libros que él había visto y nos lo enseña, y aunque decía haber venido a mirar esos libros, se va con los que estaban ya sobre la mesa. De camino a la estantería Nia entona una extraña canción, que sonaba diferente, con sonidos que una garganta humana nunca podría haber hecho tal vez. La miro interrogante, preguntándome si puede recordar algo en su idioma, que recuerdo que sonaba de ese modo, aunque malamente.
Mientras Jack sigue estudiando los otros libros yo cojo el de los vampiros y empiezo a hojearlo. Tiene unas ilustraciones impresionantes, y la tapa me desconcierta... parece líquida. Llego el libro a la mesa y paso las páginas con avidez. Y mientras, el tiempo pasa y pasa. En el exterior se nota que es noche cerrada y debe de estar haciéndose tarde. Miro a mis compañeras con complicidad y señalando al exterior les comento ese detalle.
-Se está haciendo algo tarde... ¿Creéis que deberíamos ir volviendo? Ya vendremos otro día a seguir estudiando a la biblioteca. -Guardo los libros que había sacado en los estantes y después me vuelvo hacia Jack, que sigue ensimismado en su lectura-. Um... ¿Jack? -pregunto con inseguridad, esperando que me preste atención-. Nosotros ya deberíamos irnos... aún queda un viajecito hasta Serpentaria. Si te quedas aquí... ya nos veremos otro día. Intentaré pasarme otro día por el burdel -digo sonriéndole-. ¡Nos vemos!

Kaila y Nia salen conmigo por la puerta y fuera nos encontramos con la noche ventosa de Rocavarancolia. Kaila se arrebuja en su ropa y yo me resigno a sentir el frío peleando contra mis llamas. Apuramos el paso para volver a Serpentaria antes de que se haga más tarde, hablando de lo que hemos descubierto revisando los libros. Todavía nos queda un buen rato de trayecto.

(Sigue en la Torre Serpentaria).

Me duele todo... ¿Dónde estoy? Levanto la cabeza con lentitud y miro en derredor con ojos borrosos...¿Libros?
-Qué diantre...
<<¿Qué hago aquí? Recuerda, Jack, recuerda...>> Echo hacia el pasado la mirada, recuperando las imágenes de anoche... ¿Anoche? No, ayer noche mejor dicho. ¡Ah, sí! Gael, Kaila y Nia, sí... ¿Y esa cancioncita extraña de fondo? No recuerdo haberla escuchado nunca, ni siquiera mientras leía...¿Qué leía? Miro a mi alrededor de nuevo y veo el libro a un lado de la mesa sobre la que estaba dormido. Vale, vamos avanzando. ¿De qué iba? Alargo una temblorosa mano pálida, ávida de sangre, y abro el libro de par en par, buscando algo que me haga recordar. Doy con un nombre rápidamente: Asrena; y empiezo a recordar todo lo que leí ayer y hasta que me he quedado dormido. Y de alguna forma, rememorar la información sobre aquellos otros seres, habitantes de esos otros mundos aún sin explorar por nosotros, me da más sed. Sed real. Llevo tres días prácticamente sin beber nada... Estoy palidísimo... ¿Qué me pasaría si estuviese semanas y semanas sin alimentarme? ¿Me quedaría transparente? No lo sé y prefiero no saberlo realmente.
-Buah...
Me estiro por completo en la silla, balanceándola hacia atrás y luego me levanto para depositar el libro en su estante. ¿A dónde dijeron que iban? A la torre serpiente... ¡No! Serpentaria, diantre. Eso era. Pero no puedo presentarme allí así, tan pálido. Si el otro día se asustaron, imagina si voy ahora, que parezco de maldito mármol...Así pues salgo a la calle en silencio y me elevo hacia el cielo nocturno convertido en humo, para después empezar a dirigirme hacia el sur. Pero...¡maldita sea! Desde aquí arriba distingo a los nuevos cosechados corriendo hacia Letargo... ¿Y qué es esa mole que los persigue? No importa, no deben verme ni puedo ayudarles. Entonces... ¿Al barrio derruido? Me giro hacia este y gracias a la elevada posición distingo unas montañas en tinieblas, montañas las cuales no conocía ni he visitado. ¿Y si...? Lo malo sería que el sol me pillase desprevenido, pero debe haber alguna cueva o alguna grieta en el terreno que me sirva. Pero con tal de no fastidiar la nueva cosecha, lo que sea...
(Continúa en Las Montañas)

Llego a la biblioteca cansado y aburrido del largo viaje en solitario. Todo está más o menos tranquilo en la ciudad, o eso creo. Cuando ando, lo hago siempre atento a lo que me rodea, una costumbre que he cogido desde que llegué aquí. Y ahora, más que nada, vigilo que no ande la nueva cosecha cerca. Me gustaría acercarme y verlos... me gustaría incluso ayudarlos, pero no está permitido. No quiero ni acercarme, por temor a las consecuencias. Me aseguro de que dentro de la biblioteca no se escuchan voces, y me adentro en ella para empezar a consultar manuales. Busco primero los libros de mundos vinculados, tan interesantes para los descansos, y luego busco también algún otro tratado interesante que tenga que ver con las magias que puedo hacer. Encuentro otro libro de fuegos mágicos, similar al que tengo, pero que muevo a la mesa con esperanza de encontrar en él algún hechizo nuevo.
Me inclino sobre los libros y empiezo a pasar páginas, cambiando de uno a otro. El de fuegos no es muy diferente del que tengo, pero el otro... me distrae constantemente, con sus curiosidades. Sobre geografía, costumbres, formas de vida de otros mundos. Es como leerse un libro de fantasía, pero con la certeza de que es real y está en algún lugar. Incluso alguna vez podría llegar a visitar alguno de ellos...
Leo libros durante algunas horas, haciendo un descanso para dar buena cuenta de mi bocadillo, y cuando oscurece recuerdo por qué estaba allí. Ya era hora de encontrarme con Jack. Guardo los libros en sus respectivos estantes y me aseguro de dejar todo tal y como estaba cuando llegué. Salgo al exterior y echo a andar hacia el lugar indicado, sonriendo al imaginarme la sorpresa que Jack me ha preparado.

(Continúa en Barrio Derruido).

Nada más llegar, Cain se sentó a las puertas de la biblioteca y sacó u pipa y algo de hierba. Encendió la pipa con un hechizo de fuego y le dió una larga calada

>>Cuando tiempo, amo. Creí que ya se había olvidado del pobre Dantalian<<

-Corta el rollo, tan solo necesito algo de información, y estoy seguro de que no hará falta que te diga el tipo de información que quiero...

>>Por supuesto que no, amo...<<

Cain dejó que la información pasase por su mente como un río torrencial de imágenes. Ya no le afectaban tanto los estropicios que el demonio hacía en su cerebro, aun así trataba de recurrir a él lo menos posible. Una vez consumida la pipa, se levantó trabajosamente y todavía un poco aturdido entró en la biblioteca. Buscó varios libros de geografía de la ciudad y algunos relacionados con la metalirgia y el manejo del oro. El efecto de Dantalian le facilitaba la memorización de la información, por lo que casi no necesitó tomar apuntes. Al acabar con los libros que necesitaba, volvió a repasar por última vez el mapa de la ciudad, buscó una pluma para copiarlo y marcar la ruta que seguiría y se guardó la copia en el bolsillo de la túnica, antes de guardar cada libro en su sitio y volver a salir.

Sigue en el Barrio Quemado.

-Nah, es lo que debía hacer-digo totalmente convencido a Noel tras escuchar su comentario y sonrío con una expresión divertida y algo inocente.

Una vez estamos los que irémos, todos a excepción de Mania y Ethan, que no habían manifestado su intención de ir, emprendemos la marcha hacia el edificio alto que tanto había llamado la atención de los que vinieron al torreón el primer día. No nos cuesta mucho trabajo dar con una calle que nos conduzca hasta él, pues están bastante cerca el uno del otro, y en este sitio, todos los caminos parecían dar a todos lados. Es un sitio muy confuso. El edificio al que llegamos es monumental, o al menos a mí me lo parece. Aunque en Asrena no se ven edificios casi de ningún tipo y no soy muy apto para definir donde empieza lo monumental. Además su fachada estaba llena de ornamentos y todo tipo de decoración. Las puertas eran de madera tallada, el material que mejor conozco, y la verdad es que el trabajo que han hecho con ellas es reseñable.


Tomo la delantera emocionado por ver lo que habrá dentro y entro sin llamar ni dar ningún tipo de señal a cualquier ser que pudiera vivir en el interior del edificio. En cuanto mis ojos se acostumbran al cambio de luz con respecto al interior del lugar, no consigo ahogar un gritillo de sorpresa ni impedir que mi boca se abra hasta desencajarse de manera exagerada. El edificio entero está lleno de estantes de madera repletos todos de escritos de esos tan raros como los que Alphonse estudiaba en el otro torreón.

-¿Cómo llamáis a estos conjuntos escritos tan enormes?-le pregunto en voz baja a Noel, para evitar quedar como un ignorante con todo el grupo. Él, sin embargo, me inspira más confianza a la hora de preguntarle mis dudas sobre su especie y sus costumbres.

Mientras espero su respuesta, me fijo en el olor del lugar, si consigo recordarlo, llegar hasta aquí podría costarnos incluso menos la próxima vez. Es un olor algo enrarecido, supongo que por estar constantemente cerrado y no tener apenas aberturas al exterior. Sin embargo, me resulta agradable y consigue que me entren ganas de adentrarme por los pasillos de estantes hasta perderme y poder saciar así mi curiosidad nata con todo el material que hay aquí. << Este sitio es increíble >>

Sigo a Giz por las calles de Rocavarancolia con decisión. El edificio que tanto interés tenía por explorar no se encontraba muy alejado del torreón. Era un edificio enorme e imponente. Observo como Giz contempla el edificio, maravillado. Parece tener ganas de entrar pues se adelanta sin mirar atrás. No puedo sino compartir su entusiamos y franqueo las enormes puertas tras él sin ni siquiera pensar que podía ser peligroso.

Nada más entrar me queda claro cual es la finalidad del edificio. Libros. Estanterías cubiertas de ellos y, a su vez, las estanterías ocupan casi todo el lugar. También hay algunas mesas donde se encuentran aún más libros, algunos abiertos de par en par como dejados así por alguien que tenía mucha prisa por irse. Observo emocionado la ingente cantidad de libros que ocupan el eidficio entero. Giz también parece admirado. Entonces me pregunta qué son los libros. Claro, es posible que no conozcan el concepto en su mundo...
-Se llaman libros y este lugar es una biblioteca -le digo también en voz baja, seguramente no quiera que los demás nos escuchen-. Están hechos de... bueno, no estoy seguro de si usarán papel, pergamino o...
Cojo un libro al azar y estudio sus hojas; las observo y las toco con las puntas de los dedos. Parecía papel, aunque amarillento... Sin embargo mi vista se posa sobre uno de los libros abiertos en una mesa cercana. Indudablemente ese libro estaba hecho de pergamino. Asiento y me dirijo de nuevo a Giz.
-Parece que están hechos de varios materiales. En la Tierra actualmente utilizamos esto -le enseño el libro de papel que había cogido-. Es papel y se saca de los árboles, imagino que vosotros no conocéis la técnica para hacerlo. En cambio ese otro libro -señalo el que había abierto sobre la mesa -parece hecho de pergamino. En la Tierra se usaba hace siglos, se fabrica con la piel de algunos animales. Imagino que también los habrá por ejemplo de papiro, que es otro material utilizado antiguamente sacado de plantas, y quien sabe que otros materiales, pero esos son los que usábamos en la Tierra -le vuelvo a sonreír a Giz-. Si tienes alguna duda más intentaré respondete como mejor sepa. Si te digo la verdad adoro los libros, leía muchas novelas... Lectura de ocio, quiero decir, si no tenéis libros en vuestro planeta no sé si entenderás lo que quiero decir. ¿Cómo escribíais vosotros?

Ya había pensado que sin duda me surgirían muchas preguntas que realizar a los Arsenianos y sin duda esta era una de ellas. Me interesé al instante por el tema. Mientras Giz me respondía seguí observando los libros, sacando algunos al azar para mirarlos. Ninguno de los que había sacado hasta el momento estaban escritos en el idioma que habíamos aprendido al llegar a Rocavarancolia. No me detuve mucho pero pensé que quizás alguno estuviese escrito en algún lenguaje de la Tierra, aunque sentía inseguridad dado que no sabía si iba a reconocerlo tras haber olvidado todo. Me fijé entonces en que las estanterías estaban ordenadas por secciones y vi que había carteles indicando qué contenían. En la "sección 1" parecían encontrarse los libros que hablaban sobre la ciudad. Bien, eso podía sernos muy útil. Me llamó la atención enseguida una sección llamada "cartografía". A parte de libros había varios mapas. Observé algunos con atención hasta que encontre uno que me pareció bastante claro. Alguno estaba escrito en idiomas extraños, pero la mayoría en el idioma de la fuente como era lógico.
-Mirad -dije a mis compañeros-. Es un mapa de la ciudad, creo que deberíamos llevárnoslo.
Lo abro sobre la mesa y busco en él la biblioteca donde nos encontramos en él. Pongo un dedo sobre ella y lo voy deslizando hasta dar con nuestro torreón.
-Torreón Letargo -leo el nombre escrito en él con un ligero sentimiento de triunfo-. ¡Ya sabemos como se llama nuestro nuevo hogar! Voy a buscar el otro torreón...
Deslizo mi mirada por el plano y veo varios torreones en él. Algunos los descarto pos su posición respecto a Letargo.
-Torreón Margalar, Torreón Maciel... -leo en voz alta-. Diría que el otro torreón es uno de esos dos, pero no sabría decir cual, están bastante cerca y no soy ningún experto en mapas ni tengo un gran sentido de la orientación. ¿Vosotros qué creeis?

Con Noel al frente, pues era él quien sabía donde se encontraba aquel lugar, yo ni siquiera me había fijado en él la primera vez que vinimos aqui tan mal había estado tras el encuentro con ese maloliente ser. Además, no tenía ni idea del olor que debía de tener para poder guiarlos en su dirección, de tenerlo todo habría sido diferente no hubiese sentido esa sensación de no saber por donde iba. Por fortuna iba olfateando el aire registrando cada olor que pudiese emplear para el futuro de modo que pudiese indicarles como volver al torreón que acababa de convertirse en nuestro nuevo refugio o ir a alguno de los otros edificios de piedra que estábamos pasando en aquellos momentos. Pero esa no era la única razón por la que olfatease el aire, como siempre hacía cuando salía a un lugar que podría ser hostil, cosa que me había mostrado que podría serlo, en busca de un enemigo al acecho. De esa forma no nos pillarían con la guardia baja, de esa forma tendría tiempo de advertirles para que pudieramos salvarnos. Solo esperaba que el monstruo no fuese inoloro, que para este entonces no es que me extrañase, pues en ese caso no nos quedaría nada más que reaccionar y luchar para salvar nuestras vidas.

Gracias a Nasandra que nada de eso pasó, no hubo ni monstruos ni incidentes extraños. Eso estaba muy bien. Así fue fácil lograr llegar al edificio que Noel nos indicaba. Mi primera impresión, al igual al que había tenido Giz si podía fiarme de su expresión, fue de perplejidad y asombro. Jamás había conocido un lugar como ese, era impresionante, era gigante. A esta Asreniana que jamás había visto nada parecido a esto casi se le cortó la respiración, pese a que pudo disimularlo a tiempo. No quería parecer una estúpida.

Miró a sus compañeros humanos, los cuales no les parecían tan sorprendidos como ellos dos. En su mundo debían de ver edificios como estos más amenudo, pensé. Eso incitó mi curiosidad mientras entrábamos en sus entrañas. Me volví a Alicia, debía preguntar, y Noel parecía estar bastante enfrascado en su conversación con Giz sobre esas cosas llamadas libros.

- Tengo curiosidad - les dije a los que leían mientras paseaba por aquella impresionante estancia -, ya sabeis, sobre vuestra raza. Ahora soy capaz de diferenciar los machos con las hembras y se diferenciaros entre vosotros también, pero aún sigo sin saber mucho sobre vuestro mundo y vosotros. Debe haber algo más en vuestras vidas aparte de muerte y destruccion, sino seriais como Sezk, y no creo que lo seais. - espuse todo lo que pensaba en aquellas palabras -. Decidme pues ¿en que creeis vosotros? ¿donde vivis? ¿hay construcciones como esta en vuestro mundo? ¿cómo es la vida cotidiana allí? ¿Q...? - demasiado tarde me percaté que esas preguntas podrían hacerles daño, el recuerdo de lo perdido era doloroso, yo mejor que nadie debía saberlo - Esto... - no sabía que decir para enmendar aquello - Yo... comprendo que no os sintais cómodos hablando sobre este tema. Yo... no teneis por qué contestar, no quiero...- me callé, bastante ridículo estaba haciendo ya para empeorarlo y bastante mal me sentía ya por este ridículo intento. Estaba segura que Giz no hubiese tenido estos problemas, él era todo amabilidad, él habría sabido que decir y que hacer en aquella situación. Yo en cambio no era la reina de la sociabilidad que digamos.

Sólo Mánia y Ethan se quedaron en el torreón. Durante el trayecto, Alicia estuvo el doble de callada de lo normal, y aún más inexpresiva. Ya no rehuía la mirada de Noel, sino que había empezado a pasar con los ojos por encima como si mirase al aire. Nunca prestando atención al espacio en el que él se encontraba. Cualquiera podría haber pensado que simplemente andaba distraída, y que que no le hubiese echado ni un ojo al chico era una mera casualidad. Al contrario, tenía una parte intencionada, y ella misma dudaba que Noel no notase el cambio en su comportamiento.
También era cierto que estaba muy distraída. Cuando Alicia pensaba mucho en algo se olvidaba de lo que tenía alrededor. Retomó sus teorías sobre el cristal, y se sacó del bolsillo el primero que había encendido, que guardaba desde entonces separado del resto. Sin darse cuenta mientras miraba los débiles destellos del sol en el cristal, llegaron a un edificio bastante grande. Al atravesar sus puertas Alicia supo que sus deseos habían sido satisfechos con creces. Estaba dentro de una biblioteca. Sus ojos recorrieron las estanterías, los lomos de los libros, ajados por el tiempo, la sala entera, como si quisiese guardar una imagen milimétrica de aquello. ¡Una biblioteca, nada menos!
Le asaltó la duda de que, como en el primer torreón, los libros fuesen ilegibles. Se acercó a una de las librerías más cercanas. Comprobó que de los libros que tenían grabado el titulo en el lomo, más de uno lo entendía a la perfección, aunque tuvo que ir cambiando de estantería porque era una minoría. Los sacó sin hacer distinción de los títulos, apilándolos en su brazo izquierdo. Luego, cuando el peso comenzó a ser excesivo, revisó los que estaba sujetando y desechó enseguida algunos inútiles. «¿por qué he cogido esto? ¿Pasteles carnívoros y otros manjares. El arte de la comida asesina?» Releyó el título solo para asegurarse de que sus ojos no le engañaban , y lo dejo en un hueco vacío cualquiera como si se deshiciese de un bicho.
Escucho que Cail les bombardeaba a preguntas sobre su mundo. Sorprendentemente, fue Alicia quien contestó.
- Cail, Tenemos edificaciones como estas, a millones, de hecho. Y mucho más impresionantes. Depende mucho del lugar, pero normalmente todos nosotros nos procuramos un techo bajo el que protegernos. Lo de como vivimos... Es una pregunta dificil de contestar. Lo voy a simplificar al maximo y a decirte que podemos agruparnos una gran cantidad de personas, que nos asentamos en ciudades, en poblaciones. ¿alli existe el concepto de ciudad? La Tierra está llena de ellas. No somos nómadas, aunque podemos desplazarnos de un lugar a otro por placer. Y tenemos una jerarquía complicada, con varios jefes... que... - se dio cuenta de que aquello era mucho más complejo que lo que Cail habría visto en su vida en una sociedad, puesto que si no había entendido mal, vivían en tribus. Así que se llevo una mano a la frente y emepezó a ordenar sus ideas:- Empiezo desde el principio ¿de acuerdo?. Olvidate de edificios y ciudades. La unidad más pequeña en la que nos agrupamos, a groso modo, es la familia. Ya sabes, nuestros progenitores, y nuestros hermanos. Hasta que somos adultos y nos independizamos. Y entonces formamos nuestra propia unidad. Muchas familias forman una población. Hay poblaciones más o menos grandes. Y pueden vivir de forma muy parecida a la vuestra, o en absoluto, y vivir en edificios como estos, que comparten con más familias. Si por algo se caracteriza mi mundo es por la variedad, Cail. Somos tan distintos entre nosotros que intentar resumirlo todo es imposible. El clima, por ejemplo, ni siquiera se parece en un lado u en otro. Yo crecí entre vegetación. Bosques de coníferas, lagos... con mucho frío en invierno. El agua se vuelve sólida con el frío, y se transforma en hielo o nieve. Pero también hay lugares desérticos, de dunas de arenas, como Egipto. Ah, y este lugar, asi como este, lleno de libros, hay muchisimos. Se llama biblioteca. Y reune el saber de mucha gente, puesto por escrito. O su estupidez. Dejo aquí la explicación, ¿de acuerdo?
Ni Alicia misma supo porque se había explanado tanto. Ella nunca actuaba así. De todas formas, ya se daba cuenta de que tenía que borrar el "nunca" de su vocabulario. Desde que había llegado, no paraba de comportarse como si fuese otra persona, y por eso mismo estaba tan frustrada. Si no podía recuperar su hogar, al menos quería seguir siendo quien era. Se mordió el labio y dejo que su mente huyese de aquel tema tan molesto, vagando entre libros y rollos de pergaminos.
Según caminaba por inercia a través de la sala, llegó a una parte con un rotulo que rezaba “sección 2”. Allí encontró libros que iban sobre la ciudad. Lo supo porque algunos libros de las bandas superiores ponían claramente Rocavarancolia en su lomo. Apoyó los demás títulos que había cogido y observó atentamente cada uno, abriendo esta vez los que no tenían nada escrito en su cubierta. Decepcionándose si eran ilegibles y emocionándose si encontraba algo útil.

Noel encontró un mapa y se lo mostró al resto. Orientándose, pudo descubrir que la fosa de huesos se llamaba Cicatriz de Arax, su torreón actual Letargo, y el de Hannah y el resto, Maciel. Mientras Noel llevaba la cuenta de los edificios conocidos en alto.
Miró un rato más el pergamino intentando memorizar las posiciones de los edificios, y luego le pidió con voz inexpresiva a Noel que se lo pasara y lo guardó junto a una pila de escritos que iba en aumento. Había seleccionado un montón libros que estaban en rocavarancolés, y los había dejado apartados para después. Luego comenzó a sacar libros de los que no entendía nada y los abrió sobre la mesa. Empezó intentando separar libros que estuviesen aparentemente en la misma lengua. Intentaba ver caracteres que coincidiesen, o buscar ilustraciones entre sus páginas. Algunas ilustraciones eran realmente interesantes, pero no le decían nada sobre nada. En una encontró a un ser con rasgos humanos sujetando un puñado de cristales-linterna como los que ellos habían hallado en Maciel. Era un dibujo bastante realista, y el ser, bastante repugnante, pero ella solo miraba a su mano, que sujetaba inconfundibles octógonos. También llevaba colgado del cuello una cantidad de colgantes estrafalarios y horrendos. Eso fue todo lo que pudo sacar de aquella imagen, puesto que el libro no incluía nada más relacionado con esto, ni era posible leerlo.
Más frustrada que antes cerró el libro de un golpe, y abrió el siguiente.
El trabajo en la biblioteca se prolongó durante un largo tiempo, pero Alicia apenas notó que hubieran transcurrido unos minutos. Uno de sus compañeros le hizo notar que llevaban ya mucho, y ella asintió. Revisó por ultimo su botín, y le pidió ayuda a Giz para cargarlo de vuelta. Entre las cosas más útiles estaba el mapa que había encontrado Noel, un par de libros-diccionario que había encontrado después de mucho buscar, y unos cuantos libros sobre Rocavarancolia. También había encontrado uno que le gustaba especialmente. Ininteligible, pero lleno de ilustraciones de una persona usando distintas armas.

Mientras contemplo al mapa -ya habíamos acordado que el otro torreón se llamaba Maciel- escucho a Cai, de una forma muy insegura, preguntarle a Alicia cosas sobre nuestro mundo. Sobre nuestra sociedad. Alicia le responde con una explicación algo extensa. No puedo evitar sonreír al oírla vacilar para volver a empezar, sin duda era difícil explicar ese tipo de cosas a alguien de otro mundo. Además la sociedad de los arsenianos no parecía tan compleja como la nuestra. Me interesaba bastante el tema pues yo también quería saber cosas sobre su mundo.
-Cai, te explicaremos más cosas en otro momento y seguro que nosotros también tenemos muchas preguntas que haceros. No te preocupes por lo que preguntes, no creo que a ninguno de nosotros nos moleste hablar sobre eso.
Le sonrío a Cai y vuelvo a centrar mi atención en el mapa cuando de pronto escucho una voz sobre mí. No puedo evitar sobresaltarme y levantarme de un salto de la silla donde me había sentado a estudiar el mapa. Quien me hablaba era un joven vestido de forma elegante que estaba subido sobre la estantería que tenía delante. << Vaya un sitio para ponerse... >>, pienso. Comienza a hablar apresuradamente. Me había sobresaltado pero no parece peligroso en absoluto. Sólo quería ayudarnos así que musité un "hola" nervioso mientras él seguía hablando. Finalizó su retahíla y búsqueda dándome un libro con mapas detallados, pues según dijo el que tenía no iba a servirnos de mucho. Había estado rebuscando en la estantería estirándose hacia abajo de tal forma que a veces parecía que se iba a caer. Sonreí ligeramente, el chico parecía buena persona, un poco excéntrico tal vez, pero no era ningún problema para mí. Estiré la mano para recoger el libro que me tendía.
-Muchas gracias, señor -empecé a decir, pero ya había desaparecido por el otro lado de la estantería y el libro cayó al suelo con un golpe sordo.
Recogí el libro y miré a mis compañeros.
-Bueno... al menos sabemos que hay vida en esta ciudad a parte de los dos que nos dieron el discurso -dije. Me fijé que Alicia había cogido varios libros- ¿Nos vamos ya?

Echo un vistazo al libro que me había pasado Noel y toco las páginas con curiosidad, el papel tiene un tacto extraño y parece no muy resistente, pero también pesa poco y los hace más manejables. Es la primera vez que veo algo semejante. Le devuelvo el libro a Noel, o lo coloco en algún lado, pues no estaba muy concentrado en ello, y seguí buscando libros embelesado. La mayoría de lo que se escribe en las cubiertas de estos es ilegible o no parece tener mucho sentido para mí. Escucho la pregunta de Noel mientras mi vista pasea alegre por las páginas de "Anécdotas del último rey arácnido" y respondo al muchacho al tiempo que voy cambiando de libro, completamente abstraído.

-En nuestro planeta la escritura, y bueno... por lo visto todo en general, es mucho más básico que esto. Nuestra tribu fue la inventora de la escritura-le explico mientras cambio un libro que habla de criaturas marinas por uno que se titula "El poder de un eructo a tiempo", parece un libro escrito de broma sin ninguna intención de enseñar nada serio. Lo dejo en su sitio, cojo otro y sigo hablando- y se utilizaba básicamente para hacer inscripciones en piedras y poco más. Indicadores para el camino. Al ser una tribu nómada nos teníamos que orientar como buenamente podíamos y eso nos facilitaba las cosas. Pero no pasa de ahí-cojo un libro de cubierta azul que me llama la atención y leo en su cubierta: Magia básica. Lo abro y al principio, a pesar de entender el idioma, me suena a chino. Por un momento pienso que es uno de esos libros de ocio de los que hablaba Noel. Entonces una ilustración del libro me hace cambiar de opinión. En ella aparece un blandito, quizá un humano, y se ve cortándose con uno de los cristales iluminados. << Tal vez aquí descubramos cómo utilizarlos... >>-. He encontr...-un extrafalario humano aparece de repente ante nosotros y pego una encogida, perdiendo el libro que llevaba entre manos.

El tipo viste de forma extraña, supongo que la típica de la raza, y habla de los libros como si los conociese todos. Sugiere a Noel un libro distinto al que el había creído útil en un primer momento y desaparece, dejando caer el segundo. El más apropiado. Mi cara en ese momento se convierte en un bonito poema sobre la perplejidad. << Todo es tan... tan... >>. No hay palabras. Recojo el libro del suelo y estudio las reacciones de sus compañeros tras la aparición del hombre. Pero parece que el más sorprendido soy yo. << Al final siempre acabo dando la nota... >>. Me digo a mí mismo.

Veo que mis compañeros cogen los libros como si fueran suyos y no parecen preocupados de que el humano de antes les diga nada. << ¿Serán gratis? >>. Lo cierto es que no lo sé, ni me importa mucho realmente. << Les seguiré el rollo >>. Cojo el libro que me traía entre manos antes como si fuese tan mío como de cualquiera y echo a andar hacia la salida.