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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Para romper el silencio
04/09/23, 06:14 pm
Recuerdo del primer mensaje :
¿Qué sería más rápido, la antorcha o él?
Las llamas creaban sombras arrojadas sobre las sábanas que hacían de pared en aquella suerte de campamento. Lo había reacomodado al creer que los niños dormirían de nuevo con ellos, pero hacía poco menos de una hora estos le habían confirmado que no. Al varmano no le importaba que quisieran volver al cuarto que compartían con Rag, Airi, Tawar y Esesenia (ya le habían dejado dicho que irían cambiando), o al menos así era hasta que se dio cuenta de que la noche era oscura y estaba solo. Por primera vez en toda su vida, el espacio de dos colchones era demasiado grande para él.
La quietud fue abriéndose paso en el torreón como lluvia de otoño, primero suave, después escandalosa. Cada sonido se acentuaba como si tuviera su propio megáfono, así fuera el murmullo distante de las últimas voces en otro cuarto o el crujir de la madera por un simple cambio de temperatura. Incluso cuando sus ojos se habituaron a la luz tenue del fuego, cada esquina era una apertura a la paranoia. Esperaba poder dormirse antes de que la antorcha se consumiese o quien sabe si podría pegar ojo en primer lugar. A lo mejor Ethan se había encontrado con los niños y había decidido volver a la habitación con Rick y Connor. Debería sentirse afortunado de tener un cuarto para él solo, mas una noche había bastado para que abandonase el encontrar felicidad en la privacidad. Sobre todo tras haber visto a la Hoja Negra, o lo que fuese esa pesadilla hecha de nada y hueso.
Cuando la puerta se abrió se incorporó sobre uno de sus codos, y le costó no saltar como un resorte más allá. No podía ser el fantasma -no si atravesaba paredes- pero bien entrada la noche el granta pensaba de cualquier manera menos con lógica. Al ver aparecer a Ethan sus hombros se destensaron gradualmente para que no se notase que había estado como la cuerda de un violín mal calibrado en un intento de conservar su orgullo.
—Ah, hola —musitó—. Los niños no duermen aquí hoy.
Y calló. Se había apresurado en decir algo que a lo mejor ya sabía. Podría haberle preguntado donde estaba, más por cordialidad que por entrometido, aunque lo cierto es que sus motivaciones tiraban más a lo segundo. En su lugar se reacomodó en el sitio hasta quedar otra vez tumbado, paso a la gratificante calma de saberse acompañado.
—Pensé que te habrías ido en la otra habitación —un único segundo le hizo ser consciente de que podía sonar a reproche, y estar solo era lo último que quería, así que se apresuró en continuar—. No sabía si unirme yo también…
¿Qué sería más rápido, la antorcha o él?
Las llamas creaban sombras arrojadas sobre las sábanas que hacían de pared en aquella suerte de campamento. Lo había reacomodado al creer que los niños dormirían de nuevo con ellos, pero hacía poco menos de una hora estos le habían confirmado que no. Al varmano no le importaba que quisieran volver al cuarto que compartían con Rag, Airi, Tawar y Esesenia (ya le habían dejado dicho que irían cambiando), o al menos así era hasta que se dio cuenta de que la noche era oscura y estaba solo. Por primera vez en toda su vida, el espacio de dos colchones era demasiado grande para él.
La quietud fue abriéndose paso en el torreón como lluvia de otoño, primero suave, después escandalosa. Cada sonido se acentuaba como si tuviera su propio megáfono, así fuera el murmullo distante de las últimas voces en otro cuarto o el crujir de la madera por un simple cambio de temperatura. Incluso cuando sus ojos se habituaron a la luz tenue del fuego, cada esquina era una apertura a la paranoia. Esperaba poder dormirse antes de que la antorcha se consumiese o quien sabe si podría pegar ojo en primer lugar. A lo mejor Ethan se había encontrado con los niños y había decidido volver a la habitación con Rick y Connor. Debería sentirse afortunado de tener un cuarto para él solo, mas una noche había bastado para que abandonase el encontrar felicidad en la privacidad. Sobre todo tras haber visto a la Hoja Negra, o lo que fuese esa pesadilla hecha de nada y hueso.
Cuando la puerta se abrió se incorporó sobre uno de sus codos, y le costó no saltar como un resorte más allá. No podía ser el fantasma -no si atravesaba paredes- pero bien entrada la noche el granta pensaba de cualquier manera menos con lógica. Al ver aparecer a Ethan sus hombros se destensaron gradualmente para que no se notase que había estado como la cuerda de un violín mal calibrado en un intento de conservar su orgullo.
—Ah, hola —musitó—. Los niños no duermen aquí hoy.
Y calló. Se había apresurado en decir algo que a lo mejor ya sabía. Podría haberle preguntado donde estaba, más por cordialidad que por entrometido, aunque lo cierto es que sus motivaciones tiraban más a lo segundo. En su lugar se reacomodó en el sitio hasta quedar otra vez tumbado, paso a la gratificante calma de saberse acompañado.
—Pensé que te habrías ido en la otra habitación —un único segundo le hizo ser consciente de que podía sonar a reproche, y estar solo era lo último que quería, así que se apresuró en continuar—. No sabía si unirme yo también…
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Para romper el silencio
26/09/23, 02:25 am
La sorpresa de Nohlem le arrancó una carcajada que fue cortada tan rápido fue a cubrirse la boca para matarla ahogada en la palma de su mano. Vale no se esperaba esa reacción pero estaba empezando a cogerle un gusto inquietante a la idea de tergiversar la cultura terrestre. Ver el susto en los ojos del felino avivaba la risa como gasolina a un incendio así que intentaba no pensar en ello en una búsqueda de lograr calmar la tensión continua de sus hombros ante los suspiros entrecortados.
-Ah no tener tenemos, supuestamente el piercing además la mejora peroooo ya no te se decir tanto. -Estaba girado hacía él, de medio lado en la cama ya acomodado entre el mar de almohadas que había creado junto a los niños. Su sonrisa era tan amplia que aún le dolían las comisuras al intentar evitar echarse de nuevo a reír. Le costaba mantener una fachada creíble cuando le hacían gracia sus propias tonterías. -Podrías preguntarle a estos dos, con suerte lo tienen y te explican mejor el procedimiento… -Bajó el tono de voz a sabiendas de que así sería más inquietante, como un secreto que no debía de ser compartido en alto. -Y no…no son médicos… es… peor. No creo que quieras saberlo, de verdad que no. Es horrible.
Con lo que no había contado era que, en su intento de sonar serio, le saliera tan bien la jugada y a la confusión inicial de Nohlem se le sumó la suya propia al no entender por qué decía que el metal de su pierna tenía que ser redondo. Su procesamiento fue igualmente lento a lo que a su sonrisa confusa se le sumó un ¨Ah¨ cuando su vista siguió la del felino y dio con el foco en unos segundos donde quedo prácticamente bizco. Claro, no había especificado, tonto de él.
-Ah, no eh, era una broma por… Bueno, lo de la pierna. -Intentó corregirse con una vergüenza que manchaba de excesivo rojo su rostro. ¿Cómo iba a…? No necesitaba de una imaginación muy vívida para que la escena se creará en su cabeza, daba igual la película que se quisiera inventar, no había forma de rescatar el momento sin que pareciera alguna proposición indecente. Una risa un tanto nerviosa le hizo apartar la vista para volver a recostarse sobre la cama, rehuyendo esta vez del contacto para centrar su atención en un punto fijo del telar que tenían por techo.
-El de la lengua no pincha claro, es, es solo una bolita, que vamos eh… -No encontraba el hilo adecuado que seguir pues su cabeza trabajaba en diferentes vertientes a la vez, provocando que se atropellara al hablar más rápido de lo normal. -Me lo puedo quitar si tanta curiosidad tienes pero ay, no sé, está todo mojado, no se si es muy agradable.
La sobre explicación seguía en un intento de salir del fango que solo acaba por hundirlo más en el mismo. Necesitaba algo, un gancho para escapar, algún comentario recurrente o una broma absurda… El problema es que la timidez repentina era una buena barrera que lo separaba de cualquiera de esos intentos.
-Quiero decir, que si quieres no me importa pero quizá mejor mañana que así lo saco y te lo lavo antes y tal, claro por, sabes. Aunque vamos no es, es solo una bola de metal nada no se. -Acabo suspirando atrapado en su propio ciclo. -No se… No es tan guay como parece, vaya…
Para intentar quedar natural se incorporó un poco, empezando a tomar la sábana para poderse cubrir con ella. Solo que ni era natural, ni disimulaba demasiado sus claras intenciones de protegerse con ella.
-Ah no tener tenemos, supuestamente el piercing además la mejora peroooo ya no te se decir tanto. -Estaba girado hacía él, de medio lado en la cama ya acomodado entre el mar de almohadas que había creado junto a los niños. Su sonrisa era tan amplia que aún le dolían las comisuras al intentar evitar echarse de nuevo a reír. Le costaba mantener una fachada creíble cuando le hacían gracia sus propias tonterías. -Podrías preguntarle a estos dos, con suerte lo tienen y te explican mejor el procedimiento… -Bajó el tono de voz a sabiendas de que así sería más inquietante, como un secreto que no debía de ser compartido en alto. -Y no…no son médicos… es… peor. No creo que quieras saberlo, de verdad que no. Es horrible.
Con lo que no había contado era que, en su intento de sonar serio, le saliera tan bien la jugada y a la confusión inicial de Nohlem se le sumó la suya propia al no entender por qué decía que el metal de su pierna tenía que ser redondo. Su procesamiento fue igualmente lento a lo que a su sonrisa confusa se le sumó un ¨Ah¨ cuando su vista siguió la del felino y dio con el foco en unos segundos donde quedo prácticamente bizco. Claro, no había especificado, tonto de él.
-Ah, no eh, era una broma por… Bueno, lo de la pierna. -Intentó corregirse con una vergüenza que manchaba de excesivo rojo su rostro. ¿Cómo iba a…? No necesitaba de una imaginación muy vívida para que la escena se creará en su cabeza, daba igual la película que se quisiera inventar, no había forma de rescatar el momento sin que pareciera alguna proposición indecente. Una risa un tanto nerviosa le hizo apartar la vista para volver a recostarse sobre la cama, rehuyendo esta vez del contacto para centrar su atención en un punto fijo del telar que tenían por techo.
-El de la lengua no pincha claro, es, es solo una bolita, que vamos eh… -No encontraba el hilo adecuado que seguir pues su cabeza trabajaba en diferentes vertientes a la vez, provocando que se atropellara al hablar más rápido de lo normal. -Me lo puedo quitar si tanta curiosidad tienes pero ay, no sé, está todo mojado, no se si es muy agradable.
La sobre explicación seguía en un intento de salir del fango que solo acaba por hundirlo más en el mismo. Necesitaba algo, un gancho para escapar, algún comentario recurrente o una broma absurda… El problema es que la timidez repentina era una buena barrera que lo separaba de cualquiera de esos intentos.
-Quiero decir, que si quieres no me importa pero quizá mejor mañana que así lo saco y te lo lavo antes y tal, claro por, sabes. Aunque vamos no es, es solo una bola de metal nada no se. -Acabo suspirando atrapado en su propio ciclo. -No se… No es tan guay como parece, vaya…
Para intentar quedar natural se incorporó un poco, empezando a tomar la sábana para poderse cubrir con ella. Solo que ni era natural, ni disimulaba demasiado sus claras intenciones de protegerse con ella.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Para romper el silencio
27/09/23, 11:31 pm
—Ah —bueno, que mejorase la sensibilidad le daba un motivo, supuso. Quizás el granta era de gustos más sencillos, pues aunque el premio no sonaba mal, el proceso... —. No. No hace fal- no te molestes.
Lo peor de todo es que se veía preguntando en un futuro. De momento prefería ser feliz y conformarse con saciar la curiosidad que le generaba el piercing más peculiar de Ethan, aunque la expresión apurada del humano le dejó claro en seguida que lo había interpretado mal.
—Ah. ¡Aaah! ¡La pierna! —exclamó con una pequeña carcajada. Eso tenía mucho más sentido.
Su nuevo interés (¿podía tocarle la pierna metálica? ¿en serio pinchaba?) era superior a la vergüenza de un error que creía suyo, mas la sobrexplicación del otro hizo imposible aventurarse a nada. Nohlem se quedó con la miel en los labios, viendo como el chico reincidía una y otra vez en algo que había descartado ya, y lo mejor de todo es que no hizo nada por evitarlo. A cambio le miró con cara de póker, esa de fingir no estar haciendo trampas, agradeciendo ahora que veía lo rápido que enrrojecían las pieles blancas no tener ese problema. Su apuro le estaba dando pena, pero… él parecía haber disfrutado con su sufrimiento. Una sonrisa ladina cruzó su rostro lentamente, con obvia malicia, más Ethan no sabría como de mucho le estaba costando no romper a reír tras ella.
—¿No? A mi si me lo parece… Pero no hace falta que te lo quites —se reacomodó para tener mejor ángulo al otro, mirándole directamente a los ojos. Al hablar lo hizo suave, en lo que era un tono mucho más sugerente—. Me gusta donde está. ¿Tu lengua es más sensible también…?
Pensó en sujetarle barbilla para dar más enfasis, pero no solo era demasiado violento considerando la situación en la que estaban, sino que todo el paripé se desmontó bajo su propio peso cuando una única risa baja escapó de entre sus dientes abruptamente. Nohlem rompió el contacto visual, derrotado por sí mismo y las pequeñas carcajadas insonoras que hacían crecer su sonrisa y oscurecían la punta de sus orejas.
—¡La de vueltas que has dado tú solo…! —negó suavemente con la cabeza, y aquellas risas que le pillaban inhalando o expirando se volvían audibles—. No hace falta que me dejes tocar nada, tranquilo. Al menos —y con una miradita aún más pícara que la anterior, continuó con voz sedosa—: por ahora… ¡Pfff!
Tomó aire y resopló, sintiendo los mofletes demasiado calientes y altos. Miró a Ethan de refilón, acurrucándose en la cama para parecer cuanto menos amenaza posible, dejando caer sobre sí una capa -mínima, imperceptible- de seriedad.
—¿Por qué haces eso? —preguntó con suavidad—. No digo lo de ponerte nervioso —sonrió—, eso es comprensible, me he visto en el espejo —prosiguió con cuidado—. Menospreciarte. Lo has hecho ya varias veces… Entiendo el motivo de este último -aunque diré que el piercing sí es guay-, pero… —miró arriba, al techo de tela—. Cada vez que te dicen algo bueno rebotas el cumplido a otro o le quitas importancia. Eres lindo y: “¡no, Rick lo es más!”, que bonitos tus animales de papel: “¡ah, no son para tanto!” —gesticuló echando la mano de un lado a otro. Cuando su mirada volvió a Ethan no había dobles sentidos ni juegos en ella, solo genuina duda—. ¿Por qué?
Para alguien de alta cuna como él la humildad era algo de quita y pon, una herramienta que usabas en contadas ocaciones para demostrar bondad u obtener una validación de la que ya eras consciente. Él tenía que ser humilde delante de sus padres, pero incluso estos- no, sobre todo estos, esperaban de él que fuera orgulloso. Solo los Santos eran tan mártires.
Lo peor de todo es que se veía preguntando en un futuro. De momento prefería ser feliz y conformarse con saciar la curiosidad que le generaba el piercing más peculiar de Ethan, aunque la expresión apurada del humano le dejó claro en seguida que lo había interpretado mal.
—Ah. ¡Aaah! ¡La pierna! —exclamó con una pequeña carcajada. Eso tenía mucho más sentido.
Su nuevo interés (¿podía tocarle la pierna metálica? ¿en serio pinchaba?) era superior a la vergüenza de un error que creía suyo, mas la sobrexplicación del otro hizo imposible aventurarse a nada. Nohlem se quedó con la miel en los labios, viendo como el chico reincidía una y otra vez en algo que había descartado ya, y lo mejor de todo es que no hizo nada por evitarlo. A cambio le miró con cara de póker, esa de fingir no estar haciendo trampas, agradeciendo ahora que veía lo rápido que enrrojecían las pieles blancas no tener ese problema. Su apuro le estaba dando pena, pero… él parecía haber disfrutado con su sufrimiento. Una sonrisa ladina cruzó su rostro lentamente, con obvia malicia, más Ethan no sabría como de mucho le estaba costando no romper a reír tras ella.
—¿No? A mi si me lo parece… Pero no hace falta que te lo quites —se reacomodó para tener mejor ángulo al otro, mirándole directamente a los ojos. Al hablar lo hizo suave, en lo que era un tono mucho más sugerente—. Me gusta donde está. ¿Tu lengua es más sensible también…?
Pensó en sujetarle barbilla para dar más enfasis, pero no solo era demasiado violento considerando la situación en la que estaban, sino que todo el paripé se desmontó bajo su propio peso cuando una única risa baja escapó de entre sus dientes abruptamente. Nohlem rompió el contacto visual, derrotado por sí mismo y las pequeñas carcajadas insonoras que hacían crecer su sonrisa y oscurecían la punta de sus orejas.
—¡La de vueltas que has dado tú solo…! —negó suavemente con la cabeza, y aquellas risas que le pillaban inhalando o expirando se volvían audibles—. No hace falta que me dejes tocar nada, tranquilo. Al menos —y con una miradita aún más pícara que la anterior, continuó con voz sedosa—: por ahora… ¡Pfff!
Tomó aire y resopló, sintiendo los mofletes demasiado calientes y altos. Miró a Ethan de refilón, acurrucándose en la cama para parecer cuanto menos amenaza posible, dejando caer sobre sí una capa -mínima, imperceptible- de seriedad.
—¿Por qué haces eso? —preguntó con suavidad—. No digo lo de ponerte nervioso —sonrió—, eso es comprensible, me he visto en el espejo —prosiguió con cuidado—. Menospreciarte. Lo has hecho ya varias veces… Entiendo el motivo de este último -aunque diré que el piercing sí es guay-, pero… —miró arriba, al techo de tela—. Cada vez que te dicen algo bueno rebotas el cumplido a otro o le quitas importancia. Eres lindo y: “¡no, Rick lo es más!”, que bonitos tus animales de papel: “¡ah, no son para tanto!” —gesticuló echando la mano de un lado a otro. Cuando su mirada volvió a Ethan no había dobles sentidos ni juegos en ella, solo genuina duda—. ¿Por qué?
Para alguien de alta cuna como él la humildad era algo de quita y pon, una herramienta que usabas en contadas ocaciones para demostrar bondad u obtener una validación de la que ya eras consciente. Él tenía que ser humilde delante de sus padres, pero incluso estos- no, sobre todo estos, esperaban de él que fuera orgulloso. Solo los Santos eran tan mártires.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Para romper el silencio
28/09/23, 07:35 pm
Woah, espera ¿Siempre hablaba así? Ethan ya sabía de la voz grave del gato, era imposible que no resaltará cuando era incluso más profunda que la de Connor, que ya era decir, pero allí y en bajo sonaba aún mejor de lo que recordaba ¿Era consciente de la voz tan perfecta que tenía de interlocutor? Quizá, si en esos precisos instantes no estuviera profundamente avergonzado y si aquel tono no le pusiera incluso más nervioso se lo habría comentado, pero no era tan estúpido como para tirar leña a su propia fogata.
-Ah, eh ¿Gracias?. -Comentó dudoso ante una afirmación que no sabía diferenciar como ironía. Vista la repulsión que le daban los otros piercings la línea era extremadamente fina. -No, este no… Es más básico, supongo.
Que Nohlem le dirigiera la vista no significaba que él se viera en la obligación de devolverla, el techo era un espectáculo demasiado simple como para querer dejar de observar. Ahora bien, cuando empezó a reírse recuperó por completo su atención y reavivó ávidamente la rojez de su cara. Ethan se cubrió el rostro riendo por lo bajo, completamente avergonzado de haber caído en su trampa. ¡Obviamente le estaba tomando el pelo! Había pecado de ingenuo al responderle de forma automática a una pregunta que obviamente no iba en serio.
-Dios, eres… -Tragó el insulto para sí riendo algo más calmado, apartando las manos de su cara para volver a mirarle con una sonrisa de medio lado. -Va, me parece justo, por ahora estamos empatados. Bueno no, también te tomé el pelo la primera noche hmm hmm 2-1, voy ganando.
La picaresca de un juego tan infantil le hizo perder algo de timidez para sacarle brevemente la lengua, como un bleh corto que le dedicaría un niño. Se había acomodado de nuevo hacía su dirección para que la conversación pudiera fluir, pero para su desgracia lo que venía a continuación no iba a gustarle tanto como las burlas absurdas que se dedicaban.
-Ah. -Silencio, uno tan fuerte que se volvía sonoro ante su perpleja mirada. Ethan dejó la boca entreabierta incapaz de encontrar una respuesta inmediata. La cerró y pensó en silencio hasta que intentó volver a hablar pero de nuevo se encontró mudo. Fue una repetición abrumadora entre el querer y el no poder hasta que de forma temblorosa, como notas mal tocadas logró que algo escapara de su garganta. -¿No… lo sé? ¿Lo hago mucho?
Le hubiera gustado poderle decir cualquier otra cosa pero la verdad es que le pillaba de sorpresa aquella afirmación, no era realmente consciente de esa actitud y que se la mostraran era tan confuso como verse en una imagen donde no acababas de reconocerte.
>>Quiero decir no lo hago a malas ah, no sé. Lo de Rick supongo que es por que lo pienso de verdad, quiero decir sois todos bastante guapos y eh, lo otro pues… no sé. -Se encogió de hombros, su tono reflejaba su propia inseguridad al hablar, había bajado sin darse cuenta el volumen. -No es para tanto, es un hobby y me gusta pero supongo que es lo que es y ya. Doblar papeles al final no es tan interesante. Que vaya no digo que no sean tan bonitas, solo… -Volvió a encogerse de hombros apartando la vista al verse incapaz de seguir fijándose en los ojos del contrarío, sus manos buscaron el consuelo en un pequeño cojín al que mantuvo abrazado en su pecho. -No se, perdón, no se que decirte, lo siento supongo.
-Ah, eh ¿Gracias?. -Comentó dudoso ante una afirmación que no sabía diferenciar como ironía. Vista la repulsión que le daban los otros piercings la línea era extremadamente fina. -No, este no… Es más básico, supongo.
Que Nohlem le dirigiera la vista no significaba que él se viera en la obligación de devolverla, el techo era un espectáculo demasiado simple como para querer dejar de observar. Ahora bien, cuando empezó a reírse recuperó por completo su atención y reavivó ávidamente la rojez de su cara. Ethan se cubrió el rostro riendo por lo bajo, completamente avergonzado de haber caído en su trampa. ¡Obviamente le estaba tomando el pelo! Había pecado de ingenuo al responderle de forma automática a una pregunta que obviamente no iba en serio.
-Dios, eres… -Tragó el insulto para sí riendo algo más calmado, apartando las manos de su cara para volver a mirarle con una sonrisa de medio lado. -Va, me parece justo, por ahora estamos empatados. Bueno no, también te tomé el pelo la primera noche hmm hmm 2-1, voy ganando.
La picaresca de un juego tan infantil le hizo perder algo de timidez para sacarle brevemente la lengua, como un bleh corto que le dedicaría un niño. Se había acomodado de nuevo hacía su dirección para que la conversación pudiera fluir, pero para su desgracia lo que venía a continuación no iba a gustarle tanto como las burlas absurdas que se dedicaban.
-Ah. -Silencio, uno tan fuerte que se volvía sonoro ante su perpleja mirada. Ethan dejó la boca entreabierta incapaz de encontrar una respuesta inmediata. La cerró y pensó en silencio hasta que intentó volver a hablar pero de nuevo se encontró mudo. Fue una repetición abrumadora entre el querer y el no poder hasta que de forma temblorosa, como notas mal tocadas logró que algo escapara de su garganta. -¿No… lo sé? ¿Lo hago mucho?
Le hubiera gustado poderle decir cualquier otra cosa pero la verdad es que le pillaba de sorpresa aquella afirmación, no era realmente consciente de esa actitud y que se la mostraran era tan confuso como verse en una imagen donde no acababas de reconocerte.
>>Quiero decir no lo hago a malas ah, no sé. Lo de Rick supongo que es por que lo pienso de verdad, quiero decir sois todos bastante guapos y eh, lo otro pues… no sé. -Se encogió de hombros, su tono reflejaba su propia inseguridad al hablar, había bajado sin darse cuenta el volumen. -No es para tanto, es un hobby y me gusta pero supongo que es lo que es y ya. Doblar papeles al final no es tan interesante. Que vaya no digo que no sean tan bonitas, solo… -Volvió a encogerse de hombros apartando la vista al verse incapaz de seguir fijándose en los ojos del contrarío, sus manos buscaron el consuelo en un pequeño cojín al que mantuvo abrazado en su pecho. -No se, perdón, no se que decirte, lo siento supongo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Para romper el silencio
29/09/23, 02:27 pm
"Vuelve a sacarme la lengua y te juro que te la como" pensó de manera intrusiva, manteniendo su sonrisa estoica.
Como era de esperar el humor de Ethan bajó dos grados. El silencio no le incomodó, al menos no al principio, pues entendía el carácter de su pregunta y que llevase al otro a reflexión. El leve crepitar de la antorcha llenó la sala como llovizna a media tarde y Nohlem sencillamente se centró en él y las sombras que reflejaba.
—Bueno, no recuerdo haber atinado un solo cumplido esta noche —respondió con media sonrisa sin malicia alguna.
Le dejó explicarse de corrido, sin interrumpir, aunque su duda no quedó resuelta. Si acaso comprendió que el chico no tenía ni remedio ni constancia de estar repitiendo lo que le acababa de señalar, porque ahí estaba otra vez, quitándose valor y pidiendo disculpas. ¿Acaso el exceso de humildad era una actitud común en aquellos no tan pudientes...? Olván lo hacía a veces, pero hasta él tenía su orgullo y no se amedrentaba cuando Nohlem le adulaba. Sus orejas lucían bajas, pensativo.
—Hmm... ¿Y piensas que te piropearía por que sí? —de hecho sí, era más que capaz y acostumbraba a hacerlo, pero no venía al caso. También tenía un poco de estima—. Que otro sea bastante guapo no significa que tú lo seas menos. ¿Insinuas que tengo mal gusto? ¿Que soy un mentiroso? ¡Oh! ¡Eso sí que es ofensivo! —se llevó una mano al pecho para darle dramatismo—. Disculpas NO aceptadas. Supongo que tendré que ser mas intenso a partir de ahora para que me creas —y le sacó la lengua—. Quizás si soy más específico... Hm... Ah, y antes de que me digas que no es lo mismo: ya lo sé, pero a mi me gusta tocar el piano y tampoco sirve para nada. Te podría decir que solo es darle a las teclas para que suenen notas y sería verdad —se encogió de hombros–. Ahora- se me da de lujo—añadió con una sonrisa suficiente—. Nadie me ha dicho nunca lo contrario y no está mal creérselo. Así que no se te ocurra quitarte mérito, chico lindo, te he visto hacer una rapaz con papel cuando yo solo sé hacer barquitos. A lo mejor para ti parece fácil pero no lo es. Y porque al dragón de Connor llegué tarde, que sino... Pero oye, si tienes que mandar lejos el cumplido por lo menos devuélvemelo a mi y no a Rick, ¿no? Que menos.
En su risa se notaba la nula seriedad del reproche. Claro que entre broma y broma...
Como era de esperar el humor de Ethan bajó dos grados. El silencio no le incomodó, al menos no al principio, pues entendía el carácter de su pregunta y que llevase al otro a reflexión. El leve crepitar de la antorcha llenó la sala como llovizna a media tarde y Nohlem sencillamente se centró en él y las sombras que reflejaba.
—Bueno, no recuerdo haber atinado un solo cumplido esta noche —respondió con media sonrisa sin malicia alguna.
Le dejó explicarse de corrido, sin interrumpir, aunque su duda no quedó resuelta. Si acaso comprendió que el chico no tenía ni remedio ni constancia de estar repitiendo lo que le acababa de señalar, porque ahí estaba otra vez, quitándose valor y pidiendo disculpas. ¿Acaso el exceso de humildad era una actitud común en aquellos no tan pudientes...? Olván lo hacía a veces, pero hasta él tenía su orgullo y no se amedrentaba cuando Nohlem le adulaba. Sus orejas lucían bajas, pensativo.
—Hmm... ¿Y piensas que te piropearía por que sí? —de hecho sí, era más que capaz y acostumbraba a hacerlo, pero no venía al caso. También tenía un poco de estima—. Que otro sea bastante guapo no significa que tú lo seas menos. ¿Insinuas que tengo mal gusto? ¿Que soy un mentiroso? ¡Oh! ¡Eso sí que es ofensivo! —se llevó una mano al pecho para darle dramatismo—. Disculpas NO aceptadas. Supongo que tendré que ser mas intenso a partir de ahora para que me creas —y le sacó la lengua—. Quizás si soy más específico... Hm... Ah, y antes de que me digas que no es lo mismo: ya lo sé, pero a mi me gusta tocar el piano y tampoco sirve para nada. Te podría decir que solo es darle a las teclas para que suenen notas y sería verdad —se encogió de hombros–. Ahora- se me da de lujo—añadió con una sonrisa suficiente—. Nadie me ha dicho nunca lo contrario y no está mal creérselo. Así que no se te ocurra quitarte mérito, chico lindo, te he visto hacer una rapaz con papel cuando yo solo sé hacer barquitos. A lo mejor para ti parece fácil pero no lo es. Y porque al dragón de Connor llegué tarde, que sino... Pero oye, si tienes que mandar lejos el cumplido por lo menos devuélvemelo a mi y no a Rick, ¿no? Que menos.
En su risa se notaba la nula seriedad del reproche. Claro que entre broma y broma...
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Para romper el silencio
29/09/23, 04:54 pm
La vergüenza inicial se fue transformando en una extraña calma a medida que Nohlem hablaba, como un gusanito que tras un largo descanso meditando en el interior de su pupa empezaba a dar con algunas soluciones a un problema que si quiera sabía que tenía. No era fácil eliminar una cadena de pensamientos tan arraigada en la mente del joven, pero poco a poco algunos engranajes fueron girando en diferentes direcciones, buscando nuevos senderos donde avanzar.
-No creo que… -En su pequeño escondite se giró a verlo, parte de la manta cubriendo, el flequillo improvisado revuelto y el sonrojo aún visible ante una timidez convertida en gracia. Una sonrisa suave fue ganando hueco en sus mejillas a medida que Nohlem seguía con su discurso incapaz de guardar para sí una risa silenciosa, de las que salían por la nariz en vez de por la boca. -Okay, okay tú ganas, lo capto.
-Oye, crear música es muy útil, yo soy un fiel creyente de que sin ella la vida es muy sosa, insípida no se, muy insonora.
No había mentiras en sus palabras, el ejemplo era bastante efectivo pues era verdad que si quería simplificar una actividad, podía hacerlo hasta el absurdo. Eso no significaba tampoco que estuviera del todo de acuerdo, no quería iniciar un debate del porque ambas actividades no podían tener comparativas pues, por mucho que le rondara la cabeza, sabía que era caer en el mismo punto que estaba intentando abandonar. Aún así no podía estar más agradecido con todo lo que le dedicaba el gato, apenas habían tenido un contacto más personal pero podía asegurar que tras una primera apariencia superficial de niño rico, se veía que tenía buen corazón, al menos lo suficientemente grande como para andar aguantando sus tonterías.
-Vale, no es, no me parece mal trato. -Respondió al final tomando el contexto de manera literal, había recobrado parte de su confianza así que su valor volvía a germinar como una pequeña flor, aún tenía miedo de lucir todos los colores pero bien podría recibir sin pudor el primer rocío del alba. -Uno para mi y otro para ti. ¿Te parece un trato justo? Me daría una vergüenza horrible tener que hablar solo de mí, la verdad.
Y entonces como una cinta de VHS que tenías que volver a enrollar para ir hacía atrás trato de ir rememorando poco a poco. A diferencia de otras aptitudes no tenía mala memoria, al contrario, era enfermizamente buena para recordar algunas cosas.
-Nunca he querido llevar el origami más allá de un hobby pero tampoco creo que sea algo malo, es una actividad que me relaja mucho y siempre me alegra ver con que felicidad aceptáis todos los animalitos, es muy guay. -La mirada inevitablemente se le iba hacía los lados, a veces trataba de recuperar el contacto visual pero apenas eran unos milisegundos, fragmentos esporádicos por miedo a compartir de más las emociones que retenían dentro. -También me gusta mucho bailar, creo que se me da bien y eh, hacer deporte, en su día salía un montón a correr y cuando no, iba en bicicleta o monopatín con los amigos. Me sabía unos trucos chulísimos en su día y todo.
Era curioso, una suave risa cortó el proceso cuando razonó lo bien que se sentía hablar desde un lado más luminoso. Recuperar recuerdos desde una nostalgia inocente resultaba más reconfortante que todas las veces donde solo acababan siendo dolorosos.
>>Y bueno claro, esos son mis hobbys, tu tienes pinta de tener unos también increíbles. Tocar el piano me parece precioso y elegante, te pega mucho si. Además creo que tú también bailabas ¿No?
Estaba intentando hacer un primer paso, claro que le acompañaba aún sus fieles aliados desprestigio y timidez pero si lo intentaba enfocar así como una conversación a dos, le resultaba un poco más llevadero… y eso que solo hablaba de hobbys, cuando tuviera que meterse en el físico sería otro cantar.
-No creo que… -En su pequeño escondite se giró a verlo, parte de la manta cubriendo, el flequillo improvisado revuelto y el sonrojo aún visible ante una timidez convertida en gracia. Una sonrisa suave fue ganando hueco en sus mejillas a medida que Nohlem seguía con su discurso incapaz de guardar para sí una risa silenciosa, de las que salían por la nariz en vez de por la boca. -Okay, okay tú ganas, lo capto.
-Oye, crear música es muy útil, yo soy un fiel creyente de que sin ella la vida es muy sosa, insípida no se, muy insonora.
No había mentiras en sus palabras, el ejemplo era bastante efectivo pues era verdad que si quería simplificar una actividad, podía hacerlo hasta el absurdo. Eso no significaba tampoco que estuviera del todo de acuerdo, no quería iniciar un debate del porque ambas actividades no podían tener comparativas pues, por mucho que le rondara la cabeza, sabía que era caer en el mismo punto que estaba intentando abandonar. Aún así no podía estar más agradecido con todo lo que le dedicaba el gato, apenas habían tenido un contacto más personal pero podía asegurar que tras una primera apariencia superficial de niño rico, se veía que tenía buen corazón, al menos lo suficientemente grande como para andar aguantando sus tonterías.
-Vale, no es, no me parece mal trato. -Respondió al final tomando el contexto de manera literal, había recobrado parte de su confianza así que su valor volvía a germinar como una pequeña flor, aún tenía miedo de lucir todos los colores pero bien podría recibir sin pudor el primer rocío del alba. -Uno para mi y otro para ti. ¿Te parece un trato justo? Me daría una vergüenza horrible tener que hablar solo de mí, la verdad.
Y entonces como una cinta de VHS que tenías que volver a enrollar para ir hacía atrás trato de ir rememorando poco a poco. A diferencia de otras aptitudes no tenía mala memoria, al contrario, era enfermizamente buena para recordar algunas cosas.
-Nunca he querido llevar el origami más allá de un hobby pero tampoco creo que sea algo malo, es una actividad que me relaja mucho y siempre me alegra ver con que felicidad aceptáis todos los animalitos, es muy guay. -La mirada inevitablemente se le iba hacía los lados, a veces trataba de recuperar el contacto visual pero apenas eran unos milisegundos, fragmentos esporádicos por miedo a compartir de más las emociones que retenían dentro. -También me gusta mucho bailar, creo que se me da bien y eh, hacer deporte, en su día salía un montón a correr y cuando no, iba en bicicleta o monopatín con los amigos. Me sabía unos trucos chulísimos en su día y todo.
Era curioso, una suave risa cortó el proceso cuando razonó lo bien que se sentía hablar desde un lado más luminoso. Recuperar recuerdos desde una nostalgia inocente resultaba más reconfortante que todas las veces donde solo acababan siendo dolorosos.
>>Y bueno claro, esos son mis hobbys, tu tienes pinta de tener unos también increíbles. Tocar el piano me parece precioso y elegante, te pega mucho si. Además creo que tú también bailabas ¿No?
Estaba intentando hacer un primer paso, claro que le acompañaba aún sus fieles aliados desprestigio y timidez pero si lo intentaba enfocar así como una conversación a dos, le resultaba un poco más llevadero… y eso que solo hablaba de hobbys, cuando tuviera que meterse en el físico sería otro cantar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
30/09/23, 12:25 pm
Nohlem era de familia rica, por descontado era experto en darle valor a lo inútil: se ganaban el sueldo con ello. Puede que el papel no fuera el material más valioso del mundo, mas en las manos adecuadas y con un poco de grafito o pintura encima las tornas cambiaban fácilmente. Así pues, al esperar y no obtener un "pero" tras las primeras palabras del otro quedó conforme por no verse rebatido.
—Trato.
Y como un niño al que le van a contar un cuento, Nohlem se acomodó para oirle. Lejos quedaba el haber estado asustado por el vacío de la habitación y que su única compañía fuera la luz del fuego y sus pensamientos más agoreros. Incluso la charla sobre su hermana parecía cosa de otro día. Ahora sin rastro de aquella angustia anotaba pequeñas victorias porque otro trabajase el orgullo, y se preguntaba silenciosamente qué clase de montura sería un mono-patín o porque querría nadie salir a correr como concepto. "Tú tienes pinta de tener unos hobbys increíbles", oh. Una risa le atravesó el pecho durante el primer pequeño bostezo de la noche, interrumpiendo este bajo la palma que cubría su boca y cualquier contacto visual que hubiera al momento. Vaya que si los tenía. Apostarse el dinero de sus padres por cinco dados en un vaso, una ruleta, una baraja de cartas o el animal más rápido del hipódromo sin que su fuente de ingresos se enterase era sin duda un hobby muy elegante.
—Hm-hmm —asintió con la sonrisa torcida por el chiste interno. Por lo pronto se agarraría al marco que le había ofrecido—. ¿Precioso y elegante como yo? —cerró los ojos con una sonrisa más estable de niño bueno–. Sí claro, pero normal... O sea no soy tampoco ningún experto —no estaba siendo humilde porque sí, es que...—: En mi mundo quien no baila es más raro que un grillo verde. Hasta mi madre lo hace —arqueó las cejas—, y hazme caso cuando digo que eso es una excepcionalidad. Me gustaría bailar contigo.
Lo dijo sin pensar, pero por alguna razón ni un segundo después esa proposición se sintió demasiado fuerte, tanto como para oscurecer sus mejillas y orejas. Era una tontería garrafal, sobre todo cuando le había soltado insinuaciones y piropos sin ton ni son aún en broma, pero... bien pensado también era la primera frase seria que solía usar en fiestas cuando alguien le interesaba más que para una charla amena.
—Si tú bailas bien y yo también, bueno, seguro que... —no se hallaba todo lo rápido que quería y miraba más al techo que al humano—. Podrías enseñarme algunos pasos. ¡Pero bueno, sí! Bailar, tocar el piano, tirar con arco, también me gusta cantar... yyy- —un "hm" a modo de risa le ensachó la sonrisa—. Espera.
Nohlem se levantó (con cuidado para no llevarse el techo) y buscó entre sus cosas apiladas sobre un mueble vacío de la habitación. Al volver y antes de sentarse le tendió a Ethan un papel que había visto mejores vidas, un poco arrugado pero todavía "legible" si las runas que antes fueron su idioma aún estuvieran registradas en su cerebro. Por un lado solo había texto y apuntes de puño y letra, por otro era un bonito y colorido cartel art nouveau de un osogrifo y una chica, su jinete, al lomo. Vestía traje de montar y llevaba el casco bajo el brazo para que su pelo fluyera. Aún con el pomposo marco de flores y hojas se veía la pista de carrera y las manchas de otros animales corriendo en ella.
—Este es mi peor vicio. O sea, montar también, pero... Casinos, hipódromos, dados... bueno —se rió suavemente. Entre su círculo no-familiar no era un secreto, pero tampoco algo que contase de primeras. Secuestrados qué más daría—. No quieras jugar conmigo al engaño.
—Trato.
Y como un niño al que le van a contar un cuento, Nohlem se acomodó para oirle. Lejos quedaba el haber estado asustado por el vacío de la habitación y que su única compañía fuera la luz del fuego y sus pensamientos más agoreros. Incluso la charla sobre su hermana parecía cosa de otro día. Ahora sin rastro de aquella angustia anotaba pequeñas victorias porque otro trabajase el orgullo, y se preguntaba silenciosamente qué clase de montura sería un mono-patín o porque querría nadie salir a correr como concepto. "Tú tienes pinta de tener unos hobbys increíbles", oh. Una risa le atravesó el pecho durante el primer pequeño bostezo de la noche, interrumpiendo este bajo la palma que cubría su boca y cualquier contacto visual que hubiera al momento. Vaya que si los tenía. Apostarse el dinero de sus padres por cinco dados en un vaso, una ruleta, una baraja de cartas o el animal más rápido del hipódromo sin que su fuente de ingresos se enterase era sin duda un hobby muy elegante.
—Hm-hmm —asintió con la sonrisa torcida por el chiste interno. Por lo pronto se agarraría al marco que le había ofrecido—. ¿Precioso y elegante como yo? —cerró los ojos con una sonrisa más estable de niño bueno–. Sí claro, pero normal... O sea no soy tampoco ningún experto —no estaba siendo humilde porque sí, es que...—: En mi mundo quien no baila es más raro que un grillo verde. Hasta mi madre lo hace —arqueó las cejas—, y hazme caso cuando digo que eso es una excepcionalidad. Me gustaría bailar contigo.
Lo dijo sin pensar, pero por alguna razón ni un segundo después esa proposición se sintió demasiado fuerte, tanto como para oscurecer sus mejillas y orejas. Era una tontería garrafal, sobre todo cuando le había soltado insinuaciones y piropos sin ton ni son aún en broma, pero... bien pensado también era la primera frase seria que solía usar en fiestas cuando alguien le interesaba más que para una charla amena.
—Si tú bailas bien y yo también, bueno, seguro que... —no se hallaba todo lo rápido que quería y miraba más al techo que al humano—. Podrías enseñarme algunos pasos. ¡Pero bueno, sí! Bailar, tocar el piano, tirar con arco, también me gusta cantar... yyy- —un "hm" a modo de risa le ensachó la sonrisa—. Espera.
Nohlem se levantó (con cuidado para no llevarse el techo) y buscó entre sus cosas apiladas sobre un mueble vacío de la habitación. Al volver y antes de sentarse le tendió a Ethan un papel que había visto mejores vidas, un poco arrugado pero todavía "legible" si las runas que antes fueron su idioma aún estuvieran registradas en su cerebro. Por un lado solo había texto y apuntes de puño y letra, por otro era un bonito y colorido cartel art nouveau de un osogrifo y una chica, su jinete, al lomo. Vestía traje de montar y llevaba el casco bajo el brazo para que su pelo fluyera. Aún con el pomposo marco de flores y hojas se veía la pista de carrera y las manchas de otros animales corriendo en ella.
—Este es mi peor vicio. O sea, montar también, pero... Casinos, hipódromos, dados... bueno —se rió suavemente. Entre su círculo no-familiar no era un secreto, pero tampoco algo que contase de primeras. Secuestrados qué más daría—. No quieras jugar conmigo al engaño.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
03/10/23, 09:56 pm
Ethan ya podía esperar de todo en un lugar como aquel, pero una petición no entraba precisamente dentro de sus posibilidades. Sorpresivo giró el rostro hacía el felino cuando mencionó el bailar juntos y lejos de la timidez que pudiera ocasionar algo así, encontró un confort diferente, uno seguro, más conocido. No es que fuera excepcionalmente en el baile pero tampoco se le daba mal, era un hobby íntimo del que presumía en fiestas o en la privacidad de su cuarto y en esos momentos era donde encontraba una escapada a una realidad que quizá no le gustase tanto. La energía, el movimiento, la libertad que te daba el fluir acorde a una música era algo único. Sii hacer origami era una ayuda a su lado emocional, bailar lo era al físico y al igual que la pérdida de un hermano le había robado el disfrute del primer hobby, el perder la normalidad en la pierna le había arrebatado el segundo.
-No me importaría ¡Más bien me encantaría! Aunque vas a tener que ser paciente conmigo. -Le respondió sonriente, aunque de normal aborrecía su pierna también era consciente por las malas que tenía nuevas limitaciones. Indirectamente la levantó un poco moviendo las sábanas con ella como para querer enseñar a la culpable. -Esta cosa a veces colabora y otras no, hace lo que puede que en general no suele ser mucho.
Había una sonrisa en su rostro, conocedor de que con humor al menos lidiaba mejor con aquellas frustraciones, que el felino quisiera aclararse como antes había hecho él ante tal tontería le hizo ensanchar aún más la alegría en su rostro, divertido al visualizar como no era el único perdido en los nervios. Mejor así, no ser el único de sonrojo fácil era un completo alivio.
-Espera, espera… que también cantas! ¡Pero si tienes todo el pack! Joe, pues cuando bailemos juntos tienes que poner tú la música si te parece bien, así no es tan raro como bailar en silencio. -Aguardo un momento pensativo, recordando lo que el felino había mencionado la primera noche. -Aunque a mi no me importa si lo hacemos sin nada de fondo, bailar sin música tiene su aquel, deberías de probar alguna vez.
Vío con intriga como el pelirrojo se levantaba, preguntándose si acaso tendría alguna partitura pues tonto de él no caía en que ya no podían leer nada que fuera natal. Como no tenía nada escrito de su idioma había acabado normalizando demasiado rápido el nuevo lenguaje, como si siempre hubiera sido ese. Al ver el papel reafirmó una teoría que se derrumbó al darle la vuelta y mientras Nohlem le comentaba sobre el mismo él ojeaba curioso. El dibujo era precioso, un recordatorio de otra época que en la tierra seguramente acabaría expuesto en algún museo cercano, si era de Londres encima robado. Primero se centró en la chica ante lo alienígena que aún se le hacía vislumbrar otras razas: El morrito, el pelo rojizo y las orejas en punta se repetían como un común en aquella especie.
Y mientras giraba la vista a centrarse en la extraña montura de la joven su atención se vio polarizada por completo entre el extraño oso hormiguero y el comentario tan fuera de lugar de Nohlem. ¿Acababa de presumir sobre ser ludópata? Recuperando la atención en lo que pensaba inocentemente que era un bonito arte cayó en la cuenta de que no, era publicidad de caballos solo que bueno… caballos espaciales, caballos osos hormigueros con plumas espaciales.
-Ah… -Respondió con una admiración tan fingida como apagada. -Guay…. ¿supongo? -Su cara era una mueca confusa, a mitad de camino entre una sonrisa muerta y un ceño fruncido por la constante duda. -Perdón es que… en mi mundo esto está muy mal visto. Nosotros tenemos carreras de caballos que bueno, imagino que serán los sustitutos a este animal y eh, suelen estar muy maltratados en general… Y los casinos pues son famosos por arruinarle la vida a la gente, hacer que gasten todo lo que tienen a sabiendas de que no van a conseguir recuperarlo… Vaya, un completo timo. -Carraspeo con una risilla nerviosa negando apresurado. -Que no significa que sea vuestro caso. ¡Imagino que puede ser muy diferente!
Lo dudaba, pero que iba a decirle, eso era un terreno pantanoso donde no sabía si quería meterse.
-¡Que buenoooo cambiando de tema, me encanta el bicho este, no tenemos nada muy similar de donde vengo! En general los mamíferos no tienen plumas, vaya.
-No me importaría ¡Más bien me encantaría! Aunque vas a tener que ser paciente conmigo. -Le respondió sonriente, aunque de normal aborrecía su pierna también era consciente por las malas que tenía nuevas limitaciones. Indirectamente la levantó un poco moviendo las sábanas con ella como para querer enseñar a la culpable. -Esta cosa a veces colabora y otras no, hace lo que puede que en general no suele ser mucho.
Había una sonrisa en su rostro, conocedor de que con humor al menos lidiaba mejor con aquellas frustraciones, que el felino quisiera aclararse como antes había hecho él ante tal tontería le hizo ensanchar aún más la alegría en su rostro, divertido al visualizar como no era el único perdido en los nervios. Mejor así, no ser el único de sonrojo fácil era un completo alivio.
-Espera, espera… que también cantas! ¡Pero si tienes todo el pack! Joe, pues cuando bailemos juntos tienes que poner tú la música si te parece bien, así no es tan raro como bailar en silencio. -Aguardo un momento pensativo, recordando lo que el felino había mencionado la primera noche. -Aunque a mi no me importa si lo hacemos sin nada de fondo, bailar sin música tiene su aquel, deberías de probar alguna vez.
Vío con intriga como el pelirrojo se levantaba, preguntándose si acaso tendría alguna partitura pues tonto de él no caía en que ya no podían leer nada que fuera natal. Como no tenía nada escrito de su idioma había acabado normalizando demasiado rápido el nuevo lenguaje, como si siempre hubiera sido ese. Al ver el papel reafirmó una teoría que se derrumbó al darle la vuelta y mientras Nohlem le comentaba sobre el mismo él ojeaba curioso. El dibujo era precioso, un recordatorio de otra época que en la tierra seguramente acabaría expuesto en algún museo cercano, si era de Londres encima robado. Primero se centró en la chica ante lo alienígena que aún se le hacía vislumbrar otras razas: El morrito, el pelo rojizo y las orejas en punta se repetían como un común en aquella especie.
Y mientras giraba la vista a centrarse en la extraña montura de la joven su atención se vio polarizada por completo entre el extraño oso hormiguero y el comentario tan fuera de lugar de Nohlem. ¿Acababa de presumir sobre ser ludópata? Recuperando la atención en lo que pensaba inocentemente que era un bonito arte cayó en la cuenta de que no, era publicidad de caballos solo que bueno… caballos espaciales, caballos osos hormigueros con plumas espaciales.
-Ah… -Respondió con una admiración tan fingida como apagada. -Guay…. ¿supongo? -Su cara era una mueca confusa, a mitad de camino entre una sonrisa muerta y un ceño fruncido por la constante duda. -Perdón es que… en mi mundo esto está muy mal visto. Nosotros tenemos carreras de caballos que bueno, imagino que serán los sustitutos a este animal y eh, suelen estar muy maltratados en general… Y los casinos pues son famosos por arruinarle la vida a la gente, hacer que gasten todo lo que tienen a sabiendas de que no van a conseguir recuperarlo… Vaya, un completo timo. -Carraspeo con una risilla nerviosa negando apresurado. -Que no significa que sea vuestro caso. ¡Imagino que puede ser muy diferente!
Lo dudaba, pero que iba a decirle, eso era un terreno pantanoso donde no sabía si quería meterse.
-¡Que buenoooo cambiando de tema, me encanta el bicho este, no tenemos nada muy similar de donde vengo! En general los mamíferos no tienen plumas, vaya.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
05/10/23, 08:01 pm
—¡Cuando quiero tengo la paciencia de un Santo! —dijo mientras seguía de pie, guardando para sí la gracia de estar pidiendo baile a un cojo—. Por supuesto —respondió como si fuera obvio— tengo una voz muy bonita, ¿no me oyes?
Divertirse en apuestas era una actividad tan normalizada entre aquellos de su edad y poder económico que el varmano no se vio venir una reacción tan incolora. De nuevo, tampoco era algo a presumir, su madre y tantos otros adultos lo encontraban vulgar (algo hipócrita cuando eran los primeros en ocupar casinos y palcos), pero Ethan no le había parecido un chico de cristal, de esos tan finos que se alarman por un poco de diversión. “Oh vamos, ¡si tiene un metal atravesándole la lengua!”
Le escuchó atento, con la decepción pintada en el rostro. Que en la Tierra sus gustos estuvieron mal vistos le hizo agachar las orejas, juzgado, más su alarma saltó tan pronto insinuó que entre las similitudes de sus mundos se pudiese maltratar a las monturas.
—¿Qué? ¡No! —se apresuró en añadir, irrumpiendo justo antes de que el humano excusara diferencias—. ¡No, sí!, es muy diferente. ¡Nadie maltrataría un osogrifo! Sería como comprar una joya por el gusto de quebrarla con un martillo. ¡Peor! Las joyas al menos no están vivas. ¿Y a un osogrifo? —abrió mucho los ojos y bufó con sorna, como si fuera una locura. Lo era. ¿No?
No tenía defensa para los casinos, si no sabías retirarte a tiempo podías acababar roto (y según con quien te juntases, de muchas maneras distintas), mas la necesidad de defenderse a sí mismo era imperiosa. Había quedado mal y las palabras de Ethan calaban lo suficiente para que sus certezas flaqueasen. Además, había sembrado dudas sobre aquello que creía conocer.
—Oh. Eeh- ¿en serio? —y miró el panfleto buscando centrarse—. En Varmania tenemos varios plumíferos, sí, pero... Pero los osogrifos son especiales. No es un animal que tenga cualquiera... Y estos son de los más pequeños, los hay muchísimo más grandes. Por eso digo, dudo muchísimo que a nadie le interese hacerles daño. Son demasiado valiosos —exhaló una risa débil por la nariz—. A un loco muy excéntrico quizás… Que oye —continuó con una sonrisa comprometida, saltando de tema a otro—, yo tampoco es que vaya al casino y a las apuestas todos los días ¿eh? No... no es nada serio, vaya. Solo me lo paso bien.
"A mis padres tampoco les gusta" pensó con amargura, sabiendo que si lo decía en voz alta le estaría dando la razón de alguna forma. Al menos no mentía, Nohlem no tenía ni el tiempo ni la libertad para despilfarrar tanto como le gustaría: y menos mal, porque que el problema dormitase no significa que fuera inexistente.
—Entonceees... —se acercó a él, recuperando la distancia que habían tenido antes y su aire despreocupado. Con una sonrisita que amenazaba con ser pilla el tren volvía a sus raíles—. No tenéis osogrifos y bailáis sin música. Yo si quieres soy tu hombre orquesta: te canto, toco y bailo, peeeero… Me vas a tener que vender mejor eso del silencio —arrugó el morro de forma cómica—. Ahora tenemos la sala para nosotros, por si… —y señaló al vacío de fuera del refugio con las cejas bien arqueadas—. Que el fin del mundo te pille bailando, ¿no dicen eso? —una sola risa le hizo perder compostura. Negó con la cabeza un par de veces—. Ah- ¡Ah, por cierto! Por lo de los osogrifos, ¿qué es un mono patín?
Divertirse en apuestas era una actividad tan normalizada entre aquellos de su edad y poder económico que el varmano no se vio venir una reacción tan incolora. De nuevo, tampoco era algo a presumir, su madre y tantos otros adultos lo encontraban vulgar (algo hipócrita cuando eran los primeros en ocupar casinos y palcos), pero Ethan no le había parecido un chico de cristal, de esos tan finos que se alarman por un poco de diversión. “Oh vamos, ¡si tiene un metal atravesándole la lengua!”
Le escuchó atento, con la decepción pintada en el rostro. Que en la Tierra sus gustos estuvieron mal vistos le hizo agachar las orejas, juzgado, más su alarma saltó tan pronto insinuó que entre las similitudes de sus mundos se pudiese maltratar a las monturas.
—¿Qué? ¡No! —se apresuró en añadir, irrumpiendo justo antes de que el humano excusara diferencias—. ¡No, sí!, es muy diferente. ¡Nadie maltrataría un osogrifo! Sería como comprar una joya por el gusto de quebrarla con un martillo. ¡Peor! Las joyas al menos no están vivas. ¿Y a un osogrifo? —abrió mucho los ojos y bufó con sorna, como si fuera una locura. Lo era. ¿No?
No tenía defensa para los casinos, si no sabías retirarte a tiempo podías acababar roto (y según con quien te juntases, de muchas maneras distintas), mas la necesidad de defenderse a sí mismo era imperiosa. Había quedado mal y las palabras de Ethan calaban lo suficiente para que sus certezas flaqueasen. Además, había sembrado dudas sobre aquello que creía conocer.
—Oh. Eeh- ¿en serio? —y miró el panfleto buscando centrarse—. En Varmania tenemos varios plumíferos, sí, pero... Pero los osogrifos son especiales. No es un animal que tenga cualquiera... Y estos son de los más pequeños, los hay muchísimo más grandes. Por eso digo, dudo muchísimo que a nadie le interese hacerles daño. Son demasiado valiosos —exhaló una risa débil por la nariz—. A un loco muy excéntrico quizás… Que oye —continuó con una sonrisa comprometida, saltando de tema a otro—, yo tampoco es que vaya al casino y a las apuestas todos los días ¿eh? No... no es nada serio, vaya. Solo me lo paso bien.
"A mis padres tampoco les gusta" pensó con amargura, sabiendo que si lo decía en voz alta le estaría dando la razón de alguna forma. Al menos no mentía, Nohlem no tenía ni el tiempo ni la libertad para despilfarrar tanto como le gustaría: y menos mal, porque que el problema dormitase no significa que fuera inexistente.
—Entonceees... —se acercó a él, recuperando la distancia que habían tenido antes y su aire despreocupado. Con una sonrisita que amenazaba con ser pilla el tren volvía a sus raíles—. No tenéis osogrifos y bailáis sin música. Yo si quieres soy tu hombre orquesta: te canto, toco y bailo, peeeero… Me vas a tener que vender mejor eso del silencio —arrugó el morro de forma cómica—. Ahora tenemos la sala para nosotros, por si… —y señaló al vacío de fuera del refugio con las cejas bien arqueadas—. Que el fin del mundo te pille bailando, ¿no dicen eso? —una sola risa le hizo perder compostura. Negó con la cabeza un par de veces—. Ah- ¡Ah, por cierto! Por lo de los osogrifos, ¿qué es un mono patín?
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
08/10/23, 03:19 pm
El tema del casino era delicado y Ethan no contaba ni con los conocimientos, ni con el contexto, ni con las pruebas para poder juzgar más allá de los rumores base que susociedad conocía sobre ese lugar. Siendo justos estando tan perdidos como estaban entre ruinas y monstruos, poco importaba la mala ética o los vicios varios que pudieran tener sus compañeros, mientras no les llegara a perjudicar estaban en completo segundo plano. Así que asintió aún sin estar del todo de acuerdo con todo lo que Nohlem le contaba y lo dejó estar, ya lidiará cada cual con sus propias sombras, no se sentía acertado que el quisiera interrumpir ajenas.
Al menos el tema de los osogrifos si era bastante más interesante, aún sosteniendo el panfleto entrecerró sus ojos para poder discernir mejor el dibujo. Si esos eran pequeños terror le daban los que pudieran ser mayores, los osos grandes de la tierra ya infundía terror a su manera y aún así solían compartir tamaño respecto al que estaba viendo. Su imaginación fue más allá pensando que si tenían una categoría llamada plumíferos para los mamíferos mezclados quién podía saber qué más cosas tendrían. ¿Pegasos, serpientes emplumadas o quizá enormes tigres con colas de pavo real resplandecientes? Era increíble que coincidieran en tantas cosas, pero más lo era aún cuando siendo familiares no lo hacían.
-¿Tenéis más? Animales emplumados me refiero, que no sean pájaros claro. Es muy curioso. -Confesó animado e ignorando con un leve asentimiento las aclaraciones que vinieron después. Trató de sonreír para que no se le notará la incomodidad pero tampoco podía aportar nada. Casi se sentía como en un confesionario, sólo que ni Nohlem estaba para expiar sus pecados, ni él se sentía apto para algo así.
Lo que no se esperaba en absoluto iba a ser el ofrecimiento que recibió a continuación. Las mejillas se le encendieron al instante ante una proposición que llenó de esplendor sus negras pupilas. Nohlem no era consciente de la importancía que tenía para el joven una promesa así, una intencionalidad de sentirse tan vivo de nuevo como lo hacía cada vez que bailaba. ¿Cuándo fue la última vez? Ya no importaba, el rostro se le iluminó contrario a una habitación cada vez más apagada y sin planteárselo demasiado empezó a levantarse notablemente animado.
-¿Aquí? ¿Ahora? Ah espera. ¡Si, claro! -Le tomó de la mano sin esperar respuestas y salió con él del amasijo de sábanas y almohadas. Para la suerte de ambos la habitación era espaciosa y al haber construido el fuerte hacía el fondo quedaba mucho hueco sin usar, una pequeña pista de baile donde poder improvisar. -Vale, hmmm estoy pensando cómo podríamos hacer esto.
Pensativo le dedicó una torpe sonrisa al varmano antes de tratarlo como un pequeño títere dirigiendo ambas manos del pelirrojo hacía sus caderas. Era un buen inicio, suponía que los bailes de salón más clásicos ya se los sabría así que podía optar por uno más moderno, pasos sencillos y suaves para comenzar por un nivel básico.
>>En general como nuestro mundo es como es digamos que las chicas y los chicos bailan diferente, en este caso pues yo tomo el rol de chavala que sinceramente tampoco me molesta, da un poco de igual vaya. -Sí había timidez en sus gestos no se notaba, la magia de aquel hobby le permitía deshacerse de su lado más introvertido pues al fin y al cabo era un deporte de contacto, íntimo pero consensuado y sobre todo divertido. Guío ambos brazos sobre los hombros del granta, simulando lo que sería un baile cliché de fin de curso americano, apenas la suavidad de mecerse en los brazos mutuos. -Si te sientes con valor te voy marcando los pasos, ah y no lo olvide! El monopatín es como una tabla de madera con ruedas, dicho mal y pronto. Pones un pie encima, impulsas con el otro y luego te subes del todo para avanzar.
Se río ante su pobre explicación pero lamentablemente no escondía más misterio. Optó por moverse despacio hacía uno de los laterales, empezar a marcar lo que sería el primer movimiento pero…. la antorcha acabó de consumirse.
Y ambos se quedaron en la negrura absoluta de un cuarto donde ni la ventana proyectaba algo de luz.
-Oh oh...
Al menos el tema de los osogrifos si era bastante más interesante, aún sosteniendo el panfleto entrecerró sus ojos para poder discernir mejor el dibujo. Si esos eran pequeños terror le daban los que pudieran ser mayores, los osos grandes de la tierra ya infundía terror a su manera y aún así solían compartir tamaño respecto al que estaba viendo. Su imaginación fue más allá pensando que si tenían una categoría llamada plumíferos para los mamíferos mezclados quién podía saber qué más cosas tendrían. ¿Pegasos, serpientes emplumadas o quizá enormes tigres con colas de pavo real resplandecientes? Era increíble que coincidieran en tantas cosas, pero más lo era aún cuando siendo familiares no lo hacían.
-¿Tenéis más? Animales emplumados me refiero, que no sean pájaros claro. Es muy curioso. -Confesó animado e ignorando con un leve asentimiento las aclaraciones que vinieron después. Trató de sonreír para que no se le notará la incomodidad pero tampoco podía aportar nada. Casi se sentía como en un confesionario, sólo que ni Nohlem estaba para expiar sus pecados, ni él se sentía apto para algo así.
Lo que no se esperaba en absoluto iba a ser el ofrecimiento que recibió a continuación. Las mejillas se le encendieron al instante ante una proposición que llenó de esplendor sus negras pupilas. Nohlem no era consciente de la importancía que tenía para el joven una promesa así, una intencionalidad de sentirse tan vivo de nuevo como lo hacía cada vez que bailaba. ¿Cuándo fue la última vez? Ya no importaba, el rostro se le iluminó contrario a una habitación cada vez más apagada y sin planteárselo demasiado empezó a levantarse notablemente animado.
-¿Aquí? ¿Ahora? Ah espera. ¡Si, claro! -Le tomó de la mano sin esperar respuestas y salió con él del amasijo de sábanas y almohadas. Para la suerte de ambos la habitación era espaciosa y al haber construido el fuerte hacía el fondo quedaba mucho hueco sin usar, una pequeña pista de baile donde poder improvisar. -Vale, hmmm estoy pensando cómo podríamos hacer esto.
Pensativo le dedicó una torpe sonrisa al varmano antes de tratarlo como un pequeño títere dirigiendo ambas manos del pelirrojo hacía sus caderas. Era un buen inicio, suponía que los bailes de salón más clásicos ya se los sabría así que podía optar por uno más moderno, pasos sencillos y suaves para comenzar por un nivel básico.
>>En general como nuestro mundo es como es digamos que las chicas y los chicos bailan diferente, en este caso pues yo tomo el rol de chavala que sinceramente tampoco me molesta, da un poco de igual vaya. -Sí había timidez en sus gestos no se notaba, la magia de aquel hobby le permitía deshacerse de su lado más introvertido pues al fin y al cabo era un deporte de contacto, íntimo pero consensuado y sobre todo divertido. Guío ambos brazos sobre los hombros del granta, simulando lo que sería un baile cliché de fin de curso americano, apenas la suavidad de mecerse en los brazos mutuos. -Si te sientes con valor te voy marcando los pasos, ah y no lo olvide! El monopatín es como una tabla de madera con ruedas, dicho mal y pronto. Pones un pie encima, impulsas con el otro y luego te subes del todo para avanzar.
Se río ante su pobre explicación pero lamentablemente no escondía más misterio. Optó por moverse despacio hacía uno de los laterales, empezar a marcar lo que sería el primer movimiento pero…. la antorcha acabó de consumirse.
Y ambos se quedaron en la negrura absoluta de un cuarto donde ni la ventana proyectaba algo de luz.
-Oh oh...
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
09/10/23, 11:01 pm
El problema de ser un adulador empedernido es que a veces funcionaba. A veces funcionaba demasiado bien.
No esperaba que dijera que sí, si acaso que tuviera un arranque de timidez, que desplazara la oferta para otro día… y no es que Nohlem tuviera muchos planes para esa noche, pero segurísimo no contaba con bailar sin música entre sus posibilidades. Ethan no aguantó a que él confirmase, le tomó de la mano y el varmano se dejó arrastrar, a medio camino entre la sorpresa y las leves risas que le profería semejante arranque, pensando para sí que la abuela del humano tenía razón: los ojos oscuros de Ethan se llenaban de estrellas cuando se emocionaba.
—No te creo… —no era un reproche sino la más genuina sorpresa, divertido—. ¿Con música, quizás? —preguntó con ironía.
En cuanto empezaran a moverse se moriría de la vergüenza. Le pararía, sin duda, no pensaba dar un paso sin ritmo pues si se veía tan ridículo como se imaginaba bien podía acabar con su sufrimiento ahí mismo. Y sin embargo, cuando las manos de Nohlem descansaron en la cadera de Ethan supo que podía aguantar un poco más. Su sonrisa vaciló, queriendo ensancharse.
“Oh”. El moreno era… mucha ropa y pocas nueces. No en un mal sentido. La ropa ancha del chico ocultaba formas sinuosas, ángulos a los que daba gusto agarrarse. Nohlem sintió el cosquilleo previo a un ronroneo en un hueco en su cerebro, la serotonina emergiendo para enterrar sus problemas recientes un par de centímetros más hondo. Pilló la charla a medias, pues su atención estaba en todo lo que sus palmas le trasmitían. El pico de la pelvis en su meñique, las costillas más bajas en su pulgar…
—Ah. Vale —masculló más bajo, grave. Si no había comentario sarcástico fue por estar distraido. Cuando brazos ajenos se posaron en sus hombros el primer ronroneo irrumpió en su garganta, y varmano como era el sonido no le avergonzó. Culturalmente era un cumplido en su máximo esplendor, un arrebato generalmente positivo, y si Ethan era humano y por algún casual no lo entendía (tal como creía) no había porqué esconderse—. No esperaba que… fuéramos a hacer un baile de salón. Estos se me dan bien —sonrió con picardía antes de moverse por voluntad propia, marcando pasos tal como el chico se había ofrecido a hacer—. ¡¿Quéee?! ¿No es un animal? ¿Una tabla con ruedas, en serio? —se rió—. Es bastante menos épico que los barcos con raíles o… nuestras preciosas serpientes emplumadas —dijo con una sonrisita, no habiendo olvidado tampoco su curiosidad por los animales emplumados de Varmania. Si en la Tierra también tenían reptiles con plumas bueno, fallo suyo—. También tenemos-
Y la luz se fue. El aire pasó por su garganta con forma de exclamación, y presa de un miedo repentino se pegó más a Ethan en un repullo sin palabras, hasta que la superficie que abarcaban sus dedos llegó al centro de su espalda, aferrándose a tela. No pensó que el fuego se hubiera extinguido solo, al menos no los primeros cinco segundos que aguardó sin hacer ruido a la espera de que algo se manifestase a su alrededor, un ente, la criatura horrenda de hace unos días, lo que fuera, con el corazón en la boca. Cuando olió el humo y comprendió que, simple y llanamente, la antorcha les había ganado la carrera (justo como había temido en la soledad de la habitación) Nohlem se permitió reír de nervio y bochorno, soltándole por lo mismo.
—Sin música y sin luz a lo mejor ya va a ser mucho, ¿no? ¡Como me digas que véis en la oscuridad me rindo, eh!
No esperaba que dijera que sí, si acaso que tuviera un arranque de timidez, que desplazara la oferta para otro día… y no es que Nohlem tuviera muchos planes para esa noche, pero segurísimo no contaba con bailar sin música entre sus posibilidades. Ethan no aguantó a que él confirmase, le tomó de la mano y el varmano se dejó arrastrar, a medio camino entre la sorpresa y las leves risas que le profería semejante arranque, pensando para sí que la abuela del humano tenía razón: los ojos oscuros de Ethan se llenaban de estrellas cuando se emocionaba.
—No te creo… —no era un reproche sino la más genuina sorpresa, divertido—. ¿Con música, quizás? —preguntó con ironía.
En cuanto empezaran a moverse se moriría de la vergüenza. Le pararía, sin duda, no pensaba dar un paso sin ritmo pues si se veía tan ridículo como se imaginaba bien podía acabar con su sufrimiento ahí mismo. Y sin embargo, cuando las manos de Nohlem descansaron en la cadera de Ethan supo que podía aguantar un poco más. Su sonrisa vaciló, queriendo ensancharse.
“Oh”. El moreno era… mucha ropa y pocas nueces. No en un mal sentido. La ropa ancha del chico ocultaba formas sinuosas, ángulos a los que daba gusto agarrarse. Nohlem sintió el cosquilleo previo a un ronroneo en un hueco en su cerebro, la serotonina emergiendo para enterrar sus problemas recientes un par de centímetros más hondo. Pilló la charla a medias, pues su atención estaba en todo lo que sus palmas le trasmitían. El pico de la pelvis en su meñique, las costillas más bajas en su pulgar…
—Ah. Vale —masculló más bajo, grave. Si no había comentario sarcástico fue por estar distraido. Cuando brazos ajenos se posaron en sus hombros el primer ronroneo irrumpió en su garganta, y varmano como era el sonido no le avergonzó. Culturalmente era un cumplido en su máximo esplendor, un arrebato generalmente positivo, y si Ethan era humano y por algún casual no lo entendía (tal como creía) no había porqué esconderse—. No esperaba que… fuéramos a hacer un baile de salón. Estos se me dan bien —sonrió con picardía antes de moverse por voluntad propia, marcando pasos tal como el chico se había ofrecido a hacer—. ¡¿Quéee?! ¿No es un animal? ¿Una tabla con ruedas, en serio? —se rió—. Es bastante menos épico que los barcos con raíles o… nuestras preciosas serpientes emplumadas —dijo con una sonrisita, no habiendo olvidado tampoco su curiosidad por los animales emplumados de Varmania. Si en la Tierra también tenían reptiles con plumas bueno, fallo suyo—. También tenemos-
Y la luz se fue. El aire pasó por su garganta con forma de exclamación, y presa de un miedo repentino se pegó más a Ethan en un repullo sin palabras, hasta que la superficie que abarcaban sus dedos llegó al centro de su espalda, aferrándose a tela. No pensó que el fuego se hubiera extinguido solo, al menos no los primeros cinco segundos que aguardó sin hacer ruido a la espera de que algo se manifestase a su alrededor, un ente, la criatura horrenda de hace unos días, lo que fuera, con el corazón en la boca. Cuando olió el humo y comprendió que, simple y llanamente, la antorcha les había ganado la carrera (justo como había temido en la soledad de la habitación) Nohlem se permitió reír de nervio y bochorno, soltándole por lo mismo.
—Sin música y sin luz a lo mejor ya va a ser mucho, ¿no? ¡Como me digas que véis en la oscuridad me rindo, eh!
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
17/10/23, 02:56 pm
Volver a recuperar el baile, aunque fuera de esa manera tan modesta le infundía ánimos renovados. Ethan era feliz con poco, ver al varmano seguirle en aquella tontería dibujaba en su rostro la mejor de sus sonrisas, pequeños pasos que dejó que marcará su compañero para poder acompañarlo en una calma sosegada. Se sentía oxidado en su propio hobby, pero aquello era como montar en bicicleta, solo había que sufrir un inicio torpe para conseguir soltarse poco a poco. Lo bueno es que mientras bailaba, allí fuera en un territorio horrible, con prácticamente un desconocido alienígena y con el impedimento de su pierna, siempre podía encontrar un confort conocido, una calidez amigable que le hacía sentirse confiado y dejar la timidez retenida en la rojez de sus mejillas.
-Bueno, hay que empezar lentito que se dice, luego ya si quieres nos anima.. Uy. -Dejó la frase a medias cuando conecto el ruido novedoso del gato, ¿Estaba ronroneando? Ya había escuchado algo similar durante la primera noche juntos pero esta vez era tan vivido y cercano que difícilmente podía pasar desapercibido. Su sonrisa se convirtió en una de dientes, tan ancha que luchaba por contener la risa, no por que le hiciera gracia aquel gesto, si no por lo entrañable que estaba resultando ser. -Ay, ay, ¿Podéis ronronear a voluntad?
Su mirada era la viva imagen de la curiosidad, tan inocente como cualquier pregunta que pudiera hacer Aniol. Desconocía si llamarlo ronroneo era ofensivo o denigrante, para su suerte la luz se fue antes de que una comparativa directa con un felino pudiera echar por polvo el acercamiento mutuo. La verdad es que la oscuridad le asustó menos que notar el agarre sobre su espalda, un gestó que le pilló de sorpresa pero al que reaccionó tardío, con ambos brazos congelados en el aire y la confusión perpleja vislumbrando en su rostro.
¨Ah, se ha asustado¨
Razonó una vez intuyó que el felino se había apartado (Por qué ver veía lastimosamente poco). Es normal conociendo el sitio, que las noches hubieran sido tranquilas no significaban que estuvieran exentas de peligro, su pequeño compañero en ascuas le había hecho olvidar ese sutil detalle y es que era extraño cómo podían llegar a normalizar una situación tan peliaguda en aquellos momentos de calma.
-No veo una mierda, en plan, nada, cero. Es más pensaba que en todo caso tú tendrías que ver mejor. -Una risa rompió el silencio antes de que volviera a asentarse, con la tensión disipada por el malentendido esporádico. Estiró un brazo a ciegas, golpeando con suavidad el aire hasta que dio con uno de los brazos del granta y ahí se quedó anclado usándolo de seguro. -No te me alejes que me voy a matar, se me olvidaba que por la noche no se ve ni dios.
No sabía si moverse era la mejor opción, la alternativa era esperar como una estatua hasta que la vista se le acostumbrara un mínimo y aunque empezaba a diferenciar manchas ni de coña se atrevía a meterse en la tienda mal construida que habían creado. Como diera un paso en falso se llevaba consigo un somier, las tablas de madera que usaban a modo de pared y a ver cómo explicaban a los niños porque él tenía rota la espalda y ellos habían perdido su cama.
-Oye, y ehm… ¿Estás bien? Quiero decir, dentro estamos seguros, no te preocupes.
Esto lo comentó más bajito, intentando que quedara aquel susto en la intimidad de ambos. La mano que tenía sobre su brazo apretó ligeramente como forma de animar mientras la otra que empezaba también a buscar seguro empezó a tantear por uno de sus hombros. No pensaba abrazarlo a riesgo de que fuera incómodo, solo lo estaba usando como bastón provisional.
-Bueno, hay que empezar lentito que se dice, luego ya si quieres nos anima.. Uy. -Dejó la frase a medias cuando conecto el ruido novedoso del gato, ¿Estaba ronroneando? Ya había escuchado algo similar durante la primera noche juntos pero esta vez era tan vivido y cercano que difícilmente podía pasar desapercibido. Su sonrisa se convirtió en una de dientes, tan ancha que luchaba por contener la risa, no por que le hiciera gracia aquel gesto, si no por lo entrañable que estaba resultando ser. -Ay, ay, ¿Podéis ronronear a voluntad?
Su mirada era la viva imagen de la curiosidad, tan inocente como cualquier pregunta que pudiera hacer Aniol. Desconocía si llamarlo ronroneo era ofensivo o denigrante, para su suerte la luz se fue antes de que una comparativa directa con un felino pudiera echar por polvo el acercamiento mutuo. La verdad es que la oscuridad le asustó menos que notar el agarre sobre su espalda, un gestó que le pilló de sorpresa pero al que reaccionó tardío, con ambos brazos congelados en el aire y la confusión perpleja vislumbrando en su rostro.
¨Ah, se ha asustado¨
Razonó una vez intuyó que el felino se había apartado (Por qué ver veía lastimosamente poco). Es normal conociendo el sitio, que las noches hubieran sido tranquilas no significaban que estuvieran exentas de peligro, su pequeño compañero en ascuas le había hecho olvidar ese sutil detalle y es que era extraño cómo podían llegar a normalizar una situación tan peliaguda en aquellos momentos de calma.
-No veo una mierda, en plan, nada, cero. Es más pensaba que en todo caso tú tendrías que ver mejor. -Una risa rompió el silencio antes de que volviera a asentarse, con la tensión disipada por el malentendido esporádico. Estiró un brazo a ciegas, golpeando con suavidad el aire hasta que dio con uno de los brazos del granta y ahí se quedó anclado usándolo de seguro. -No te me alejes que me voy a matar, se me olvidaba que por la noche no se ve ni dios.
No sabía si moverse era la mejor opción, la alternativa era esperar como una estatua hasta que la vista se le acostumbrara un mínimo y aunque empezaba a diferenciar manchas ni de coña se atrevía a meterse en la tienda mal construida que habían creado. Como diera un paso en falso se llevaba consigo un somier, las tablas de madera que usaban a modo de pared y a ver cómo explicaban a los niños porque él tenía rota la espalda y ellos habían perdido su cama.
-Oye, y ehm… ¿Estás bien? Quiero decir, dentro estamos seguros, no te preocupes.
Esto lo comentó más bajito, intentando que quedara aquel susto en la intimidad de ambos. La mano que tenía sobre su brazo apretó ligeramente como forma de animar mientras la otra que empezaba también a buscar seguro empezó a tantear por uno de sus hombros. No pensaba abrazarlo a riesgo de que fuera incómodo, solo lo estaba usando como bastón provisional.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
20/10/23, 09:26 pm
—¿Yo? —se rió por lo bajo, una risa con forma de interrongante—. Bueno, no tengo tus ojos para comprobar quien ve mejor de los dos ahora mismo, pero… Creo que… —entornó los ojos—. ¿Creo que me veo las manos?
Las estaba alzando frente sus narices y a penas veía el relucir de sus anillos, débil por la escasísima luz. Dada la anatomía de sus ojos el varmano vería un poco mejor que el londinense (sus pupilas podían hacerse enormes a fin de cuentas), pero era una cuestión escasa que como mucho le haría adaptarse a la oscuridad un poco antes que él. Nada de eso le hizo captar a Ethan antes de que le agarrase a tientas. El repentino contacto le hizo erguir la espalda y soltar un breve improperio con nombre de Santo.
—Disculpa —se apresuró en añadir por lo bajini, esperando que su repullo no se hubiera notado demasiado—. Vale. A ver, eh, voy a, a ver si puedo encontrar la cama…
Se estaba dando la vuelta cuando Ethan le preguntó por su estado y su otra mano le atrapó el hombro. Nadie lo vería, pero sus orejas se agacharon levemente en síntoma de vergüenza. Se había notado su susto, genial.
—Eh- ¡Ah! ¡Claro, claro! No ha sido nada, o sea… —el silencio de sus pensamientos se alargó más de lo que le hubiera gustado—. Solamente ha sido por lo inesperado, tranquilo. Es que no… —le agarró el brazo sin presionar, dando un par de palmaditas suaves—. Estoy bien.
Dio un par de pasos cuidadosos en dirección al refugio, intuyendo más que viendo la silueta de la estructura que hacía las de pared y techo, guiando a Ethan consigo. Solo se había apagado la antorcha, vale, pero eso no le quitaría la repentina paranoia de encima tan fácilmente. Por el rabillo del ojo seguía buscando algo paranormal, algo que estuviera vigilándoles en una esquina….
—Es que no estoy… hecho a que el mundo de tanto miedo —se sinceró finalmente con una exhalación humorística—. O sea, Varmania da miedo a veces, pero son miedos más como “he sacado malas notas y Madre me va a reñir”, no “un ente ha apagado la luz de repente” —rió—. Vale, aquí está. ¿Te importa si bailamos otro día entonces?
Nohlem se agachó despacio, asegurándose de que el otro le seguía para marcar los topes, sin soltarle hasta que estuvieran sobre seguro. La habitación se había vuelto un gris sucio muy indefinido, pues sin farolas y con el cielo desprovisto de estrellas no había fuente de luz suficiente para aclarar el espacio, pero al menos no era un pozo de absoluto negro como antes. No se había olvidado de la primera pregunta, y ahora que se encontraba un poco más confiado, cual niño bajo la seguridad de sus sábanas y su fuerte de almohadas, Nohlem la repescaría.
—Y sí, podemos ronronear. ¿Vosotros no? —en realidad se lo imaginaba, igual que sus pupilas apenas cambiaban y sus orejas no se movían—. Aunque no lo hacemos a voluntad. Hay gente que puede, como doblar la lengua en formas raras, pero no es lo normal. Lo hacemos cuando algo nos… —se calló un segundo, consciente ahora de la trampa en la que se había metido— agrada.
Vendido el pescado mejor actuar natural, ¿no?
>>Cuando algo nos gusta o nos hace felices, pues… ronroneamos. A veces también cuando algo nos da mucha pena. Hay gente que ronronea cuando se asusta. Lo hacemos sobre todo de pequeños pero no lo perdemos nunca. Es como un cumplido o una forma de empatizar, ¿supongo? Y como no se puede controlar siempre sabes que es genuino.
Lo había vendido de tal forma que esperaba que Ethan lo tomase como que bailar con él le había hecho feliz, y no como la realidad: que había sido una reacción desvergonzada por la cercanía, por poder sujetar esa bonita cintura suya. Otro varmano le habría calado en seguida y le habría dado igual, pero la barrera cultural de repente estaba ahí y- Augurios, es que ni siquiera eran de la misma galaxia. Y ahora que lo pensaba en frío, que triste sería no poder ronronear. Lo principal era demostrar cariño, pero no quería confundirle con cosas que podían ser malinterpretables.
Las estaba alzando frente sus narices y a penas veía el relucir de sus anillos, débil por la escasísima luz. Dada la anatomía de sus ojos el varmano vería un poco mejor que el londinense (sus pupilas podían hacerse enormes a fin de cuentas), pero era una cuestión escasa que como mucho le haría adaptarse a la oscuridad un poco antes que él. Nada de eso le hizo captar a Ethan antes de que le agarrase a tientas. El repentino contacto le hizo erguir la espalda y soltar un breve improperio con nombre de Santo.
—Disculpa —se apresuró en añadir por lo bajini, esperando que su repullo no se hubiera notado demasiado—. Vale. A ver, eh, voy a, a ver si puedo encontrar la cama…
Se estaba dando la vuelta cuando Ethan le preguntó por su estado y su otra mano le atrapó el hombro. Nadie lo vería, pero sus orejas se agacharon levemente en síntoma de vergüenza. Se había notado su susto, genial.
—Eh- ¡Ah! ¡Claro, claro! No ha sido nada, o sea… —el silencio de sus pensamientos se alargó más de lo que le hubiera gustado—. Solamente ha sido por lo inesperado, tranquilo. Es que no… —le agarró el brazo sin presionar, dando un par de palmaditas suaves—. Estoy bien.
Dio un par de pasos cuidadosos en dirección al refugio, intuyendo más que viendo la silueta de la estructura que hacía las de pared y techo, guiando a Ethan consigo. Solo se había apagado la antorcha, vale, pero eso no le quitaría la repentina paranoia de encima tan fácilmente. Por el rabillo del ojo seguía buscando algo paranormal, algo que estuviera vigilándoles en una esquina….
—Es que no estoy… hecho a que el mundo de tanto miedo —se sinceró finalmente con una exhalación humorística—. O sea, Varmania da miedo a veces, pero son miedos más como “he sacado malas notas y Madre me va a reñir”, no “un ente ha apagado la luz de repente” —rió—. Vale, aquí está. ¿Te importa si bailamos otro día entonces?
Nohlem se agachó despacio, asegurándose de que el otro le seguía para marcar los topes, sin soltarle hasta que estuvieran sobre seguro. La habitación se había vuelto un gris sucio muy indefinido, pues sin farolas y con el cielo desprovisto de estrellas no había fuente de luz suficiente para aclarar el espacio, pero al menos no era un pozo de absoluto negro como antes. No se había olvidado de la primera pregunta, y ahora que se encontraba un poco más confiado, cual niño bajo la seguridad de sus sábanas y su fuerte de almohadas, Nohlem la repescaría.
—Y sí, podemos ronronear. ¿Vosotros no? —en realidad se lo imaginaba, igual que sus pupilas apenas cambiaban y sus orejas no se movían—. Aunque no lo hacemos a voluntad. Hay gente que puede, como doblar la lengua en formas raras, pero no es lo normal. Lo hacemos cuando algo nos… —se calló un segundo, consciente ahora de la trampa en la que se había metido— agrada.
Vendido el pescado mejor actuar natural, ¿no?
>>Cuando algo nos gusta o nos hace felices, pues… ronroneamos. A veces también cuando algo nos da mucha pena. Hay gente que ronronea cuando se asusta. Lo hacemos sobre todo de pequeños pero no lo perdemos nunca. Es como un cumplido o una forma de empatizar, ¿supongo? Y como no se puede controlar siempre sabes que es genuino.
Lo había vendido de tal forma que esperaba que Ethan lo tomase como que bailar con él le había hecho feliz, y no como la realidad: que había sido una reacción desvergonzada por la cercanía, por poder sujetar esa bonita cintura suya. Otro varmano le habría calado en seguida y le habría dado igual, pero la barrera cultural de repente estaba ahí y- Augurios, es que ni siquiera eran de la misma galaxia. Y ahora que lo pensaba en frío, que triste sería no poder ronronear. Lo principal era demostrar cariño, pero no quería confundirle con cosas que podían ser malinterpretables.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
24/10/23, 03:56 pm
Definitivamente el gato tenía que ver mejor porque siendo honestos, ni con el tiempo su visión lograba adaptarse a algo que no fuera un amasijo de sombras negruzcas. Ethan era de ciudad y aunque Londres no era el sitio más adecuado para presumir de cielo estrellado se notaba exageradamente la falta de luces en el firmamento, siquiera había una triste luna y el sol que tenían era tan gris que no le extrañaba lo mustio de la luz en aquel horrible lugar. A esas alturas no se iba a quejar si tenían un minimo de color, ahí fuera el rojo más inquietante del mundo.
-Si te ves las manos vas ganando.
Comentó con cierta burla antes de que la cadena de acontecimientos torpes se diera en una secuencia propia de una serie de comedía mala. No se tomó a lo personal el agravio, más bien se disculpó por lo bajo ante el repentino susto, agradeciendo que Nohlem le quisiera guiar a pesar del mismo. La diferencia visual se hizo tangible tan pronto empezaron a moverse y el joven londinense empezó a sentirse como un pato mareado tropezando con la más absoluta nada, le hubiera gustado seguir la conversación pero su atención estaba retenida en no llevarse a su propio guía por delante.
Un resbalón al pisar una sábana caída, un pequeño susto cuando uno de los anillos de Nohlem se reflejó repentinamente en la oscuridad y un último golpetazo en la frente cuando el pelirrojo supo agacharse a tiempo pero él no calculó bien. Ethan se quejó lastimosamente por el golpetazo, soltando el agarre para ir a gachas (4 patas) desde el suelo hasta el interior de la tienda de campaña, ya con la lección aprendida en una frente un tanto rojiza.
-Perdón, mierda, no pensé muy bien al montar todo este circo. -Murmuró más para sí en una queja alargada tanteando los cojines y después las paredes para encontrar bien el sitio donde le correspondía estar. Crearse una cúpula tan hermética cuando no había luz no era de sus mejores invenciones, no. Por suerte Nohlem seguía aportando tema de conversación así que mientras le escuchaba se sentía menos mal por andar revolviendo el sitio, apartando almohadas y buscando con torpeza el inicio de unas mantas donde poder meterse.
-Que va, que va, supongo que somos bastante menos visuales. -Le respondió una vez se encontró acomodado. Con una oscuridad aún más cerrada al estar escondidos entre paredes pero unos ojos un poco más acostumbrados se giró hacía el felino, no es como si supiera a ciencia cierta dónde miraba pero le era más agradable esa sensación de compañía que la absoluta negrura del entorno. -Ay, eso es bonito. Creo que nosotros no tenemos nada ¨único¨ por decirlo así. Sonreímos si estamos felices, nos sonrojamos si tenemos vergüenza y como mucho mucho se nos pone la piel de gallina supongo.
Se encogió de hombros aunque no podía verlo, contagiado por una alegría compartida que no sabía que en parte era falsa. Ethan obviamente pensaba que se refería al baile, simpatizaba con esa emoción tan viva y agradable que compartían dos personas en una danza. Era bonito, tan bonito que desentonaba con todo lo que estaban viviendo, como si permitirse ser felices significara ser irrespetuosos con aquella ciudad.
-Oye, ¿No lo sientes como raro? Respecto a lo que has dicho antes, quiero decir. Ronronear, bailar, reír, como que todo desentona mucho ahora. Se lo que dices, en mi mundo me ocurría lo mismo. -Sonrío con nostalgia, tenía que rebobinar demasiado para empezar a recolectar memorias felices. -Mi madre era igual, ¨Ethan un notable no es aceptable, uno tiene que sobresalir¨, ¨¿Ethan te has vuelto a escapar de casa?¨, ¨Ethan baja la música por dios¨ -No pudo evitar reírse ante su propia voz vuelta aguda, un intento de burla hacía una familia distante que empezaba a echar en falta. -Ah mierda, no es como que quiera volver a mi casa, pero echo un pelín de menos a mis padres. No quiero ni imaginarme como es para el resto, mucho menos para los que venís solos.
Esto último lo dijo bajando la voz, empatizando a medida que su mente iba hilando. El primer día él se había encontrado solisimo y Connor tan estadounidense como era le había salvado de esa sensación angustiosa. Tener compañeros de la tierra era un bote salvavidas, algo tan normalizado que nunca se había parado a pensar cómo lo vivió el resto. Räg y Colmillo estaban rodeados de especies para nada similares y aunque Airi, Kalna o Nohlem fueran más humanoides seguían chocando culturalmente.
-Quiero decir, solo de especie. ¡Solo no estás! -Trató de aclarar rápidamente visto la metida de pata que podía haber cometido. -Ay, perdón, solo decía que lo entiendo. Este lugar da miedo, es normal tener miedo, yo soy el primero acojonado vamos, lo bueno es que al menos estamos todos juntos en la misma mierda.
Intentó buscar su brazo para enfatizar las palabras, pero a ciegas como estaba su mano empezó a hacer pat pat en diferentes puntos de la cama, siendo tan ruidoso que resultaba extrañamente cómico para la serenidad con la que intentaba expresarse.
-Uoh, okay, no. Olvida lo que acabo de hacer, que ridículo. No me importaría volver a bailar juntos, sí.
-Si te ves las manos vas ganando.
Comentó con cierta burla antes de que la cadena de acontecimientos torpes se diera en una secuencia propia de una serie de comedía mala. No se tomó a lo personal el agravio, más bien se disculpó por lo bajo ante el repentino susto, agradeciendo que Nohlem le quisiera guiar a pesar del mismo. La diferencia visual se hizo tangible tan pronto empezaron a moverse y el joven londinense empezó a sentirse como un pato mareado tropezando con la más absoluta nada, le hubiera gustado seguir la conversación pero su atención estaba retenida en no llevarse a su propio guía por delante.
Un resbalón al pisar una sábana caída, un pequeño susto cuando uno de los anillos de Nohlem se reflejó repentinamente en la oscuridad y un último golpetazo en la frente cuando el pelirrojo supo agacharse a tiempo pero él no calculó bien. Ethan se quejó lastimosamente por el golpetazo, soltando el agarre para ir a gachas (4 patas) desde el suelo hasta el interior de la tienda de campaña, ya con la lección aprendida en una frente un tanto rojiza.
-Perdón, mierda, no pensé muy bien al montar todo este circo. -Murmuró más para sí en una queja alargada tanteando los cojines y después las paredes para encontrar bien el sitio donde le correspondía estar. Crearse una cúpula tan hermética cuando no había luz no era de sus mejores invenciones, no. Por suerte Nohlem seguía aportando tema de conversación así que mientras le escuchaba se sentía menos mal por andar revolviendo el sitio, apartando almohadas y buscando con torpeza el inicio de unas mantas donde poder meterse.
-Que va, que va, supongo que somos bastante menos visuales. -Le respondió una vez se encontró acomodado. Con una oscuridad aún más cerrada al estar escondidos entre paredes pero unos ojos un poco más acostumbrados se giró hacía el felino, no es como si supiera a ciencia cierta dónde miraba pero le era más agradable esa sensación de compañía que la absoluta negrura del entorno. -Ay, eso es bonito. Creo que nosotros no tenemos nada ¨único¨ por decirlo así. Sonreímos si estamos felices, nos sonrojamos si tenemos vergüenza y como mucho mucho se nos pone la piel de gallina supongo.
Se encogió de hombros aunque no podía verlo, contagiado por una alegría compartida que no sabía que en parte era falsa. Ethan obviamente pensaba que se refería al baile, simpatizaba con esa emoción tan viva y agradable que compartían dos personas en una danza. Era bonito, tan bonito que desentonaba con todo lo que estaban viviendo, como si permitirse ser felices significara ser irrespetuosos con aquella ciudad.
-Oye, ¿No lo sientes como raro? Respecto a lo que has dicho antes, quiero decir. Ronronear, bailar, reír, como que todo desentona mucho ahora. Se lo que dices, en mi mundo me ocurría lo mismo. -Sonrío con nostalgia, tenía que rebobinar demasiado para empezar a recolectar memorias felices. -Mi madre era igual, ¨Ethan un notable no es aceptable, uno tiene que sobresalir¨, ¨¿Ethan te has vuelto a escapar de casa?¨, ¨Ethan baja la música por dios¨ -No pudo evitar reírse ante su propia voz vuelta aguda, un intento de burla hacía una familia distante que empezaba a echar en falta. -Ah mierda, no es como que quiera volver a mi casa, pero echo un pelín de menos a mis padres. No quiero ni imaginarme como es para el resto, mucho menos para los que venís solos.
Esto último lo dijo bajando la voz, empatizando a medida que su mente iba hilando. El primer día él se había encontrado solisimo y Connor tan estadounidense como era le había salvado de esa sensación angustiosa. Tener compañeros de la tierra era un bote salvavidas, algo tan normalizado que nunca se había parado a pensar cómo lo vivió el resto. Räg y Colmillo estaban rodeados de especies para nada similares y aunque Airi, Kalna o Nohlem fueran más humanoides seguían chocando culturalmente.
-Quiero decir, solo de especie. ¡Solo no estás! -Trató de aclarar rápidamente visto la metida de pata que podía haber cometido. -Ay, perdón, solo decía que lo entiendo. Este lugar da miedo, es normal tener miedo, yo soy el primero acojonado vamos, lo bueno es que al menos estamos todos juntos en la misma mierda.
Intentó buscar su brazo para enfatizar las palabras, pero a ciegas como estaba su mano empezó a hacer pat pat en diferentes puntos de la cama, siendo tan ruidoso que resultaba extrañamente cómico para la serenidad con la que intentaba expresarse.
-Uoh, okay, no. Olvida lo que acabo de hacer, que ridículo. No me importaría volver a bailar juntos, sí.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
30/10/23, 08:59 pm
Vale, puede que sí que viese mejor que Ethan, pero teniendo en cuenta lo mal que lo hacía él de base lo que le sorprendía no eran sus capacidades, sino las nulas del otro. No estaba siendo espectador de su torpeza, a duras penas reconocía los bordes de su propio cuerpo, y aunque por los sonidos y las disculpas le divertía la estampa, se ahorró ningún comentario burlón que involucrase lo mal que le dejaba eso por su miopía o el hecho de que llevase gafas.
—Mientras no se nos caiga la carpa encima está bien.
Una vez estuvo tumbado a su lado entrecerró los ojos en busca de la silueta de Ethan a modo de reto personal, algo que quedó relegado a segundo plano al sumirse en sus pensamientos, lo extrañísimo y frío que sería no poder ronronear. Ya se lo había imaginado de los humanos y por descontado de aquellos más diferentes a él, pero seguía siendo raro oírlo, como que un alien te confirmase que le era imposible sonreír. Al menos había otras formas de ser evidente, y bien se las había demostrado Ethan poniéndose del color de los mangos maduros.
Sonrió al verse reflejado, profiriendo un soplido humorístico al caer en que de visuales no podían tirar, riendo de forma más audible y sorprendida después.
—Espera espera, ¿también te escapabas de casa? ¡Rebelde! —se tumbó de lado, dirección al otro aunque hubiera poco que ver. Ethan era un cajón de sorpresas: delante de según que gente era una mosquita muerta bien educada, un mártir que luego tenía metales en la lengua, tendencias escapistas y gustos claros—. Estoy empezando a creer que nos habríamos llevado bien y todo antes de esto.
“No es como que quiera volver a mi casa”.
Aquello le extrañó tanto que creyó haber oído mal. La continuación no dejaba margen a error, no obstante, y el varmano sintió como sus orejas bajaban junto su ceño en una extrañeza muy bien escrita. ¿Se refería a casa como casa o a algo más general? Él tenía una relación como poco complicada con su vida, donde los privilegios y el deber, los lujos y el machaque mental colisionaban constantemente, pero aún cuando había huido por la parte negativa ansiaba regresar. Además, como bien había dicho el moreno… estaba solo.
El humano tuvo tiempo de rectificar, y es que el granta se quedó rumiando sus palabras en silencio. No era únicamente la pesada ausencia de nadie de su especie, sino algo más: el cuándo y cómo se volvía tu mejor opción unas ruinas llenas de fantasmas. ¿Cuánto fondo había tocado Ethan para eso? Iba a emitir una afirmación de boca cerrada, de esas que tienen más dudas que respuestas, cuando un puñado de golpeteos al colchón delante de sus narices le dejaron con el “hm” en la garganta. Hasta la disculpa Nohlem no entendió que es lo que Ethan había intentado, mas cuando lo hizo se permitió reír ligeramente por ello.
—Si te sirve de consuelo no te he visto. ¿Me estabas buscando? —en lugar de imitarle su mano se deslizó delante suyo por la superficie del colchón, como una serpiente ciega y precavida, hasta dar con la mano del otro. No la cogió, pero posó la propia sobre su muñeca tras dos pequeñas palmaditas de consentimiento—. Estoy aquí.
Soltó el aire por la nariz, divertido. No quería dejarle sin respuesta, tampoco que pareciera que le habían afectado sus palabras cuando- vale, puede que sí, pero no las que Ethan imaginaba.
—Ya sé que no estoy tan solo —mintió a medias. A veces no lo sabía tanto—. Incluso si estoy molesto con la mitad del grupo por lo del otro día o soy el único de mi mundo, bueno… Mira, ¡hoy pensaba que iba a estar solo y aquí estás! Intentando golpearme la cara, sacándome a bailar sin música ni luz —se rió—. Es broma. Lo de golpearme, digo. Espero —apartó la mano sin irse muy lejos, simplemente haciéndola a un lado, su peso aún tangible cerca de la suya—. Y la verdad es que no lo había pensado, lo de… que sea raro ser feliz aquí. Pero es verdad que si no me has oído ronronear hasta ahora es por algo, supongo.
Inspiró profundamente, audible, y el murmullo de las sábanas demostró su inquietud al estirar las piernas. Quería indagar en sus circunstancias, por supuesto, pero no hallaba como sin ser entrometido o irrespetuoso. Si de algo le servía volver a tener a su hermana en mente era para recordar no inmiscuirse en asuntos familiares, y los de Ethan parecían particularmente difíciles.
—Además oye, ser el único varmano me convierte por eliminación en el varmano más guapo y exótico del grupo.
—Mientras no se nos caiga la carpa encima está bien.
Una vez estuvo tumbado a su lado entrecerró los ojos en busca de la silueta de Ethan a modo de reto personal, algo que quedó relegado a segundo plano al sumirse en sus pensamientos, lo extrañísimo y frío que sería no poder ronronear. Ya se lo había imaginado de los humanos y por descontado de aquellos más diferentes a él, pero seguía siendo raro oírlo, como que un alien te confirmase que le era imposible sonreír. Al menos había otras formas de ser evidente, y bien se las había demostrado Ethan poniéndose del color de los mangos maduros.
Sonrió al verse reflejado, profiriendo un soplido humorístico al caer en que de visuales no podían tirar, riendo de forma más audible y sorprendida después.
—Espera espera, ¿también te escapabas de casa? ¡Rebelde! —se tumbó de lado, dirección al otro aunque hubiera poco que ver. Ethan era un cajón de sorpresas: delante de según que gente era una mosquita muerta bien educada, un mártir que luego tenía metales en la lengua, tendencias escapistas y gustos claros—. Estoy empezando a creer que nos habríamos llevado bien y todo antes de esto.
“No es como que quiera volver a mi casa”.
Aquello le extrañó tanto que creyó haber oído mal. La continuación no dejaba margen a error, no obstante, y el varmano sintió como sus orejas bajaban junto su ceño en una extrañeza muy bien escrita. ¿Se refería a casa como casa o a algo más general? Él tenía una relación como poco complicada con su vida, donde los privilegios y el deber, los lujos y el machaque mental colisionaban constantemente, pero aún cuando había huido por la parte negativa ansiaba regresar. Además, como bien había dicho el moreno… estaba solo.
El humano tuvo tiempo de rectificar, y es que el granta se quedó rumiando sus palabras en silencio. No era únicamente la pesada ausencia de nadie de su especie, sino algo más: el cuándo y cómo se volvía tu mejor opción unas ruinas llenas de fantasmas. ¿Cuánto fondo había tocado Ethan para eso? Iba a emitir una afirmación de boca cerrada, de esas que tienen más dudas que respuestas, cuando un puñado de golpeteos al colchón delante de sus narices le dejaron con el “hm” en la garganta. Hasta la disculpa Nohlem no entendió que es lo que Ethan había intentado, mas cuando lo hizo se permitió reír ligeramente por ello.
—Si te sirve de consuelo no te he visto. ¿Me estabas buscando? —en lugar de imitarle su mano se deslizó delante suyo por la superficie del colchón, como una serpiente ciega y precavida, hasta dar con la mano del otro. No la cogió, pero posó la propia sobre su muñeca tras dos pequeñas palmaditas de consentimiento—. Estoy aquí.
Soltó el aire por la nariz, divertido. No quería dejarle sin respuesta, tampoco que pareciera que le habían afectado sus palabras cuando- vale, puede que sí, pero no las que Ethan imaginaba.
—Ya sé que no estoy tan solo —mintió a medias. A veces no lo sabía tanto—. Incluso si estoy molesto con la mitad del grupo por lo del otro día o soy el único de mi mundo, bueno… Mira, ¡hoy pensaba que iba a estar solo y aquí estás! Intentando golpearme la cara, sacándome a bailar sin música ni luz —se rió—. Es broma. Lo de golpearme, digo. Espero —apartó la mano sin irse muy lejos, simplemente haciéndola a un lado, su peso aún tangible cerca de la suya—. Y la verdad es que no lo había pensado, lo de… que sea raro ser feliz aquí. Pero es verdad que si no me has oído ronronear hasta ahora es por algo, supongo.
Inspiró profundamente, audible, y el murmullo de las sábanas demostró su inquietud al estirar las piernas. Quería indagar en sus circunstancias, por supuesto, pero no hallaba como sin ser entrometido o irrespetuoso. Si de algo le servía volver a tener a su hermana en mente era para recordar no inmiscuirse en asuntos familiares, y los de Ethan parecían particularmente difíciles.
—Además oye, ser el único varmano me convierte por eliminación en el varmano más guapo y exótico del grupo.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
02/11/23, 12:54 pm
-Ah, si, puede.
Admitió en apenas un murmullo avergonzado tras su estrepitoso intento de consuelo, solo le quedaba soltar un pequeño suspiro en forma de risa rota ante su situación después de encima haberse delatado tan torpemente. Una risa que murió en el proceso cuando fue la mano del otro quien encontró la suya y quedó doblegada en una suave sonrisa agradecido por el gesto.
-Gracias. -Respondió en voz baja para no interrumpir lo que el felino le andaba contando. Cuando Nohlem se apartó esta vez fue Ethan quien le siguió, apenas una distancia burda en la que podía acariciar su palma con las yemas, no había intencionalidad de buscar más allá de ese ínfimo contacto, solo de reafirmar que en esa oscuridad tan opaca seguían siendo dos. No se sentía tan confiado como para darle la mano, pero tampoco para quitársela así que la mantuvo ahí, en un roce tan sutil que prácticamente parecía accidental.
-Bueno, que te voy a decir en eso no mientes pero es injusto -Volvió a reír un poco más queda pues poco a poco lo que era una conversación normal se convertía en una susurrada a medida que se iba aproximando el cansancio. -Yo tengo demasiada competencia y ni siquiera me dejan en buen lugar, hasta Kalna que es extranjera la confunden por un humano… Y eh, no quería darte en la cara!
Se sentía bien tener una conversación tan cotidiana y en su ingenuidad pensó que si el resto de noches estuviera igual de acompañado no le importaría aguantar un año entre ruinas. Si, daba miedo pero al menos durante esos momentos el cálido confort ganaba al frío viento y mientras se mantuvieran entre esas paredes los aullidos podrían ser mitigados por sus propias voces. Estaban bien, estarían bien.
-Oye… -Retomó su diálogo tras una breve pausa, aún miraba en su dirección discerniendo poco a poco su silueta entre el mar de manchas negruzcas del lugar. Pasó su mano libre bajo su rostro para quedarse apoyado, acomodado entre tanta almohada. -Quizá en otro mundo si hemos coincidido y todo, quizá tengo un morrito muy lindo y eh, el pelo verde o azul? No me acuerdo, perdón.
Dejó su imaginación volar durante esos breves instantes en el que el sueño se apoderaba de la conciencia y uno simplemente empezaba a divagar al aire. Creando escenarios imposibles pero bonitos, un consuelo de lo que podría haber sido pero no sería. ¿Se vería bien con las orejas en punta y el pelo azul vibrante? Le chocaba la idea pero no le resultaba tampoco desagradable. Sus párpados se fueron cerrando poco a poco y si bien aún seguía pudiendo escuchar en algún punto simplemente dejaría de hacerlo, contestando con leves murmullos a todo lo que se le dijera.
>>Yo también lo creo, lo de que nos llevamos bien digo. Ojalá ese hubiera sido el caso, habría sido todo más fácil.
El sueño pronto lo abrazó pero al menos durante esa noche el simple contacto de una compañía fugaz sirvió para mantener alejados a los malos presagios. Ninguna pesadilla invadió el fuerte que tenían montado pues incluso las sombras podían tener miedo y por una vez su presa lucía con la sonrisa de quien se sabía protegido en el calor ajeno.
Admitió en apenas un murmullo avergonzado tras su estrepitoso intento de consuelo, solo le quedaba soltar un pequeño suspiro en forma de risa rota ante su situación después de encima haberse delatado tan torpemente. Una risa que murió en el proceso cuando fue la mano del otro quien encontró la suya y quedó doblegada en una suave sonrisa agradecido por el gesto.
-Gracias. -Respondió en voz baja para no interrumpir lo que el felino le andaba contando. Cuando Nohlem se apartó esta vez fue Ethan quien le siguió, apenas una distancia burda en la que podía acariciar su palma con las yemas, no había intencionalidad de buscar más allá de ese ínfimo contacto, solo de reafirmar que en esa oscuridad tan opaca seguían siendo dos. No se sentía tan confiado como para darle la mano, pero tampoco para quitársela así que la mantuvo ahí, en un roce tan sutil que prácticamente parecía accidental.
-Bueno, que te voy a decir en eso no mientes pero es injusto -Volvió a reír un poco más queda pues poco a poco lo que era una conversación normal se convertía en una susurrada a medida que se iba aproximando el cansancio. -Yo tengo demasiada competencia y ni siquiera me dejan en buen lugar, hasta Kalna que es extranjera la confunden por un humano… Y eh, no quería darte en la cara!
Se sentía bien tener una conversación tan cotidiana y en su ingenuidad pensó que si el resto de noches estuviera igual de acompañado no le importaría aguantar un año entre ruinas. Si, daba miedo pero al menos durante esos momentos el cálido confort ganaba al frío viento y mientras se mantuvieran entre esas paredes los aullidos podrían ser mitigados por sus propias voces. Estaban bien, estarían bien.
-Oye… -Retomó su diálogo tras una breve pausa, aún miraba en su dirección discerniendo poco a poco su silueta entre el mar de manchas negruzcas del lugar. Pasó su mano libre bajo su rostro para quedarse apoyado, acomodado entre tanta almohada. -Quizá en otro mundo si hemos coincidido y todo, quizá tengo un morrito muy lindo y eh, el pelo verde o azul? No me acuerdo, perdón.
Dejó su imaginación volar durante esos breves instantes en el que el sueño se apoderaba de la conciencia y uno simplemente empezaba a divagar al aire. Creando escenarios imposibles pero bonitos, un consuelo de lo que podría haber sido pero no sería. ¿Se vería bien con las orejas en punta y el pelo azul vibrante? Le chocaba la idea pero no le resultaba tampoco desagradable. Sus párpados se fueron cerrando poco a poco y si bien aún seguía pudiendo escuchar en algún punto simplemente dejaría de hacerlo, contestando con leves murmullos a todo lo que se le dijera.
>>Yo también lo creo, lo de que nos llevamos bien digo. Ojalá ese hubiera sido el caso, habría sido todo más fácil.
El sueño pronto lo abrazó pero al menos durante esa noche el simple contacto de una compañía fugaz sirvió para mantener alejados a los malos presagios. Ninguna pesadilla invadió el fuerte que tenían montado pues incluso las sombras podían tener miedo y por una vez su presa lucía con la sonrisa de quien se sabía protegido en el calor ajeno.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
03/11/23, 01:57 pm
Su cuerpo se tensó momentáneamente como las cuerdas de un piano, un segundo o dos, cuando vaciló ante aquel roce. La idea de tomar su mano prendió como una cerilla y murió con la misma rapidez de un soplido intencionado, pues desconocía cuan voluntario había sido el movimiento del humano.
—Hm. Al final me vas a obligar a mentir y decirte que no eres guapo —resopló una risa—. No te pienso dar la razón.
El silencio se deslizaba entre ellos como la niebla a primera hora, invisible hasta que la tenías totalmente encima. No era incómoda. El único monstruo que había traído la oscuridad era la calma del sueño y el peso en sus párpados.
—Azul —respondió—, o morado.
Nohlem cerró los ojos aunque no hubiera casi diferencia, su imaginación vívida gracias a la falta de otros estímulos. Le imaginó con un morrito rosáceo, con ojos cálidos y pupilas en rombo, con orejas de punta caliente por sus fáciles rubores. Una pequeña sonrisa adornó su rostro, perceptible solo para él aún habiendo toda la luz de una estrella.
—Serías lindísimo —se reafirmó—. Nunca he conocido a un balera, así que tú serías el primero —porque por supuesto, su secuestradora no contaba—. Me habrías llamado mucho la atención... nadie es tan blanco en mi tierra. A lo mejor hasta me habría asustado un poco. Querría acercarme a ti por eso.
Las respuestas de Ethan eran breves, murmullos de una consciencia que estaba en otro plano, pero él continuó, bajo.
—Yo habría querido presumir de ti, porque no conozco a nadie que haya conocido a un balera, solo a okaes, y te preguntaría mil cosas... Sobre ti, sobre tu casa... y querría tocarte para saber si es verdad que estáis fríos.
Esperó. Ethan ya no respondía, así que con el coraje de un cobarde colocó la mano sobre la suya, despacio y con cuidado, sin peso. Quizás la sangre de un sureño corriera llena de escarcha, pero la suya estaba tan cálida como la propia. Por supuesto se le ocurrían otras cosas, deseos impulsados por su yo más pícaro, ideas a comprobar sobre una piel tan clara, pero esos los reservó para sí.
Al dejarse llevar Nohlem soñó con una mezcla de mundos, a veces Londres a veces Bermellón, y el tren que los unía. Soñó con la textura de las cicatrices que colmaban la mano del humano y sus extraños orígenes, un chico que en sus sueños era varmano como él, en ocasiones tanto que se volvía irreconocible. Su tacto se perdería al moverse en sueños, aunque quedaría guardado junto un tímido agradecimiento en algún hueco de su mente.
—Hm. Al final me vas a obligar a mentir y decirte que no eres guapo —resopló una risa—. No te pienso dar la razón.
El silencio se deslizaba entre ellos como la niebla a primera hora, invisible hasta que la tenías totalmente encima. No era incómoda. El único monstruo que había traído la oscuridad era la calma del sueño y el peso en sus párpados.
—Azul —respondió—, o morado.
Nohlem cerró los ojos aunque no hubiera casi diferencia, su imaginación vívida gracias a la falta de otros estímulos. Le imaginó con un morrito rosáceo, con ojos cálidos y pupilas en rombo, con orejas de punta caliente por sus fáciles rubores. Una pequeña sonrisa adornó su rostro, perceptible solo para él aún habiendo toda la luz de una estrella.
—Serías lindísimo —se reafirmó—. Nunca he conocido a un balera, así que tú serías el primero —porque por supuesto, su secuestradora no contaba—. Me habrías llamado mucho la atención... nadie es tan blanco en mi tierra. A lo mejor hasta me habría asustado un poco. Querría acercarme a ti por eso.
Las respuestas de Ethan eran breves, murmullos de una consciencia que estaba en otro plano, pero él continuó, bajo.
—Yo habría querido presumir de ti, porque no conozco a nadie que haya conocido a un balera, solo a okaes, y te preguntaría mil cosas... Sobre ti, sobre tu casa... y querría tocarte para saber si es verdad que estáis fríos.
Esperó. Ethan ya no respondía, así que con el coraje de un cobarde colocó la mano sobre la suya, despacio y con cuidado, sin peso. Quizás la sangre de un sureño corriera llena de escarcha, pero la suya estaba tan cálida como la propia. Por supuesto se le ocurrían otras cosas, deseos impulsados por su yo más pícaro, ideas a comprobar sobre una piel tan clara, pero esos los reservó para sí.
Al dejarse llevar Nohlem soñó con una mezcla de mundos, a veces Londres a veces Bermellón, y el tren que los unía. Soñó con la textura de las cicatrices que colmaban la mano del humano y sus extraños orígenes, un chico que en sus sueños era varmano como él, en ocasiones tanto que se volvía irreconocible. Su tacto se perdería al moverse en sueños, aunque quedaría guardado junto un tímido agradecimiento en algún hueco de su mente.
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