Buscando ayuda para Limón

Eitne hizo caso a Zobriel y esperó al día siguiente para ponerle nombre al animalillo, pero también tergiversó al nublino y lo hizo nada más despertarse. Sin esperar el día de rigor. Había subido fruta a su habitación y había hablado con el híbrido hasta que lo vio comer, una vez se quedó tranquilo buscó opciones que le gustaran y dio con Limón: una fruta nueva muy extraña con un sabor muy fuerte. Le parecía que los limones le hacían cosquillas en el paladar y el animalillo las hacía al tacto, de lo suave que era. Además tenía manchas amarillas en las alas. Era el nombre perfecto.

Todavía en su forma diurna, el niño cojo bajó levitando a la cocina con Limón dentro de una caja de cartón. En su interior reposaba el pobre ratón-jilguero con su ala rota, entre los restos de un racimo de uvas y varias cacas. En la cocina tuvo la suerte de encontrarse a Dhelian, el brujo de Daelicia con la piel apagada, y a una mujer serpiente que imponía muy, pero que muy mucho. Sin querer, se vio incapaz de apartar los ojos de su cola; las escamas eran de un color muy bonito.

—¡Hola, Evelhan Kaw y señora desconocida! ¿Os puedo pedir ayuda? —dijo a los pocos segundos, cuando se dio cuenta de que el daeliciano trabajaba con aves. Deseaba que su aura funcionara (o que no hiciera falta)—. Tengo una mascota nueva que está malita. Se parece mucho a tus estirges, o bueno… ¿Un poco? O bueno, se parece en lo que se parece, no sé. Pero tiene alas como ellas y una está rota. ¿Sabéis cómo la puedo curar?

El niño se mordió el labio con preocupación y levitó hasta la mesa para soltar la caja. Dentro, el híbrido se había hecho un ovillo en una esquina con el ala rota estirada.

Habia ido aquel a encontrar con Surasara con intención de almorzar con ella, ya que con todo y estando en torreones diferentes y estando su amiga metida en el ejercito hacia dificil verse. Ademas, ahora se encontraba sola en el torreón, pues anteriormente ella vivía allí junto a Marsi. El cambio se notaba y para brughou era notorio que a Surasara le afectaba. Evidentemente no era la única, pero tal vez se debiera al condición propia del brughou que vivía literalmente con la muerte a cuestas, lidiar con aquello se le había hecho un poco mas fácil. No menos duro y doloroso pero si se habai terminado recomponiendo.

Volver de entre los muertos no era algo para todos y sinceramente tampoco quería que Marsi lo hiciera de la forma en la que los nigromantes podían devolverle la vida, por ello nunca hablo de aquello con Zmey. Aun si le devolviesen la vida a su cuerpo, Marsi ya no estaría allí. No seria ella.

-Tienes que pasar mas tiempo con nosotros Sura...te echamos de menos ¿sabes? -dijo el brughou con un leve puchero, escuchando una vocecita de campanilla parecer. Se giro viendo la reconocida apariencia de de Eitne al que solo vio con su firma de daeliciano durante corto tiempo, por un momento se sintió confundido viniendo sobretodo a la mente su forma de enorme felino negro hecho de sombras. Sonrió hacia el- Ella es Surasara, e sun amiga que compartí torreón conmigo...nosotros también fuimos de Letargo, todo lo que tiene de dura e imponente, lo tiene de ser toda protectora y agradable, no te preocupes- aseguro el brughou riendo y luego vio a su amiga- El es uno de los recien trasnformados, su nombre es Eitne...aunque bueno seguramente te habrás topado con el mas veces que yo- añadió el brughou antes de mirar con interés la cajita flotante del niño, viendo en su interior al pequeño ave-ratoncillo. Le alegraba realmente que la bestia del crepúsculo contara con ellos, Evelhan quería lucirse aunque fuese un poquito con Eitne ya que venia de su mismo mundo y le aprecia genuinamente pequeñito y que había pasado por mucho.

-¿Una mini quimera? Nunca he visto este animal...- añadió claramente extrañado y curioso aunque viendo que era un animal raro, claramente mezcla de dos, solo podía pensar en que era cosa del genemago de la ciudad. No seria la primera vez que se le escapaba o dejaba suelto a algún bichejo. Munin, que era quien le acompañaba ese día y que andaba sobre el espaldar de una silla, miró hacia la caja con ojillos afilados y golosos pero Evelhan conociendo sus intenciones le miro fijamente y el ave grazno en protesta ante la muda orden, robandole de su plato de comida un trozo de higado, que andaba comiéndose rato antes en venganza.

-Puedo echarle un vistazo, si, alguna vez he tenido que curar a mis estirges - dijo Evelhan cercando sus manos al animal notándolo muy tranquilo, cosa que llamo su atención- Es raro que ande tan calmado...¿eres tu?-preguntó alzando una ceja interesado.

Sura conversó tranquilamente con el brujo mientras comieron, le ofreció una taza de té y se volvió a sentar sobre su cola.

-He estado ocupada - respondió. No era del todo cierto, podría haber sacado tiempo si ella hubiera querido, pero mantenerse ocupada era lo mejor que podía hacer para no pensar.- Te juro que parece que el ejército sólo nos quiere para reconstruir edificios, al próximo recién transformado que rompa algo lo voy a poner a arreglarlo con la lengua. Ya sé que la ciudad no caga dinero, pero Garoni podría abaratar costes si pusiese esclavos a trabajar. Vale que el ejército existe para mejorar y proteger la ciudad, pero he tenido menos combates en mi vida que piedras apiladas en esas torres para dragones. Y ahora que te apuestas a que nos toca reconstruir Maciel. Ya podían poner al hijo de la grandísima puta que le tiró la ballena para empezar.

Claramente la naga estaba quemada con el tema, pero no le quedaba otra que apechugar y su única vía de escape era quejarse a alguien externo.

La voz de campanillas que sonó en sus oídos le hicieron girar la cabeza de forma casi instantánea hacia el chico. Al parecer conocía a Dhelian y necesitaba algo de ayuda.

-Llámame Sura - se había acostumbrado a que la llamasen así y que usaran su nombre completo la hacía sentir rara. Estuvo a punto de añadir "encantada" cuando vio al animal que llevaba en las manos.

Y entonces todo le vino encima a la vez. Parpadeó y una imagen se superpuso con la del pequeño animal, la de Cárabo. Y con la imagen le vinieron muchos recuerdos, dama Estribo sobre su montura, Álvaro muerto en sus brazos, el resto de sus compañeros de torreón muertos. Compañeros del ejército, su hermana y finalmente Marsi.

-No va a volver... - dijo con voz queda. La naga no se dio cuenta pero gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.

Había estado posponiendo aceptar la realidad demasiado tiempo, ahogando las lágrimas con rabia, trabajo y con cualquier cosa que no la hiciera pensar. Pero el tiempo había pasado, la ira ya no ardía en su interior con la misma intensidad, el trabajo se había vuelto una rutina y tarde o temprano la presa que había construido alrededor de su dolor terminaría requebrajándose. La primera grieta acababa de producirse.

Había habido otras señales, la más clara de todas era que había cogido a Varsai bajo sus alas. Si bien no era la misma raza que había sido su amiga pertenecían al mismo mundo. Quizá la culpa seguía comiéndose a la naga, quizá seguía diciéndose cada día que podría haber hecho algo para salvar a su amiga. Pero nadie iba a saberlo, o eso pretendía la ulterana.

Una vez empezó a llorar le dio igual.

—¡Encantado, Sura! —respondió a la mujer serpiente una vez se presentó con ayuda de Evelhan Kaw.

La pregunta de Dhelian le sacó una sonrisa pilla y el niño asintió fervorosamente. Claro que era él. ¡Su afinidación!

—Le hablo mucho para que no se preocupe y… —la sonrisa se le borró de golpe. El niño había alzado la cabeza ante un comentario de Sura que no entendió y se la encontró llorando. Su boca se arrugó en un gesto de preocupación. Miró al brujo de las estirges confundido y luego se giró de nuevo a la mujer serpiente—. ¿Estás bien? ¿He dicho algo malo? Lo siento mucho si sí…

Si la conociera más le habría dado un abrazo. O no, porque a lo mejor habría sabido si no le gustan. Sin embargo, como en esa ocasión no veía muy bien que hacer, se limitó a flotar a su altura y acariciarle el hombro.

—Llorar por fuera es mejor que llorar por dentro… —dijo en voz muy bajita, de forma que solo Sura lo pudiese oír. Como todas las frases importantes, la autora era su abuela, y como siempre con ellas, solo se acordaba cuando no se las tenía que aplicar a sí mismo.

El niño estaba un poco incómodo, pero podía aguantarlo y lo de Limón podía esperar un poco.

El brughou no se esperó para nada la reacción de su amiga. Sabía que se sentía mal, era algo evidente, que es decaída y sin ganas de nada, que la perdida de Marsi le había afectado profundamente, como a todos en realidad, pero que ella no estaba encontrando salidas al dolor. Y al parecer su dolor había decidido desbordarle en ese momento. Ver a Sura llorar le sorprendió y acongojó, Nunca la había visto así de destruida.

Evelhan sintió como sus ojos picaron un poco ante el dolor de su amiga, viendo como el pequeño daeliciano se sentía confundido e incómodo por la situación.

-No, no dijiste nada malo- le aseguro Evelhan a Eitne, mientras se acercaba a su amiga para abrazarla, haciendo que apoyase su cabeza contra él, viendo como el niño se levitaba para acariciarle el hombro en un gesto de consuelo acompañado de sabias palabras- Perdimos a una buena amiga, una miembro de nuestra familia de cosecha hace un tiempo. Y no todos hemos podido llorarla - explicó Evelhan con voz suave y dulce abrazando a Sura y acariciando sus cabellos-Tranquila, Sura, llora…llora todo lo que sea necesario. Él tiene tanta razón. No te contengas nada. Sino sacas todo el dolor te consumirá- susurro el niño abrazándola con fuerza con sus brazos.

Él había llorado mucho a Marsi, en público y en el rinconcito de su habitación. Había llorado durante horas hasta quedarse dormido. Hasta no poder más. Le había resultado sorprendente cuán difícil le había sido aceptar la muerte de su amiga. También había buscado formas de distraerse y no pensar, enfrascándose aún más en su proyecto en cualquier trabajo que surgiera. Mantener la mente ocupada.

Y aun así, tal vez había sido de entre todos quien más se había recuperado y aceptado lo que ya no tenía remedio. El hecho de estar muerto, de su base alimenticia, de haber aprendido sobre nigromancia le había concienciado mucho más que a sus amigos a la perdida.

Por que prefería mil veces a Marsi, lejos, descansado en paz en cuerpo y alma, que siendo alimento para criaturas como él. O acabar siendo un ser revivido sin alma ni personalidad. Sus amigos tal vez habían sentido la perdida, pero el había sentido la perdida y repugnancia consigo mismo por ello.

También le había hecho asumir a la larga una realidad inevitable. Todos morirían, más tarde o más temprano y al contrario de como él lo había hecho en la luna, lo harían para siempre. Él era un jodido niño eterno mientras mantuviera la podredumbre frenada y nadie lo matase, sus amigos no lo eran. Si era por simple tiempo de vida, sin situaciones inesperadas ajenas a ellos mismos, Evelhan sabía que en un futuro tendría que despedirlos a todos, ya mayores, ya probablemente ancianos, mientras el seguiría siendo un niño. Por eso había preferido quedarse con los recuerdos de la Marsi viva, de disfrutar de su tiempo con ellos mientras vivieran, cada segundo y de recordarlo no con tristeza, sino con alegría y afecto. Hacia más fácil asimilarlo.

-No te sientas mal Eitne, de verdad no hiciste nada malo. Al contrario…gracias- dijo viendo al niño daeliciano con un sonrisa ligera- Gracias por hacer que llore y suelte todo la que con nosotros nunca quiso soltar. Eres un niño bueno y sabio

Sura lloró lágrimas pero con ellas salieron más cosas. Salió amargura, rabia, dolor, todo aquello que había guardado durante meses, años incluso. Apretó al brujo contra sí agradeciendo el contacto físico. Poco a poco su respiración se normalizó y dejaron de brotar lágrimas.

-Lo siento - se disculpó restregándose los ojos con las manos. Aquel muro tras el que lo había ocultado todo estaba agrietado y ya nunca volvería a ser el mismo.- Discúlpame, has venido pidiendo ayuda, no a lidiar con mis mierdas.

Se recompuso como buenamente pudo, y se alejó hacia la encimera de la cocina. Se sirvió otra taza de té, les ofreció a los dos chicos y volvió a la mesa.

-¿Decías que tiene un ala rota? - preguntó de forma retórica.- Seguro que Evhelan puede arreglarla - aseguró tratando de dar ánimos para que ambos vieran que estaba bien.- ¿Qué te parece de momento la ciudad, Eitne? Ahora que eres novato digo.

El niño se sintió un poco contrariado por la situación, era extraño ver a una persona de apariencia tan poderosa en un momento tan vulnerable. Más aún nada más conocerla. La explicación de Evelhan Kaw le puso en contexto, pero también ayudó a que se le humedecieran los ojos, recordando a quienes él también había perdido. El niño se mordió el labio y agachó la cabeza brevemente, pero de nuevo Evelhan le habló y le ayudó a recomponerse. Después apretó los ojos con fuerza para espantar las lágrimas y le dedicó a ambos una sonrisa amable. Esperaba que al menos su aura pudiese ser de ayuda en este momento.

—Los sentimientos no son mierdas... —dijo lo primero, antes de volver a centrarse en el pequeño híbrido tal y como Sura le pidió—. Lo de limón no parece muy grave —se dirigió a Evelhan, ofreciéndole la caja—. ¿Me podrás enseñar a curarlo para la próxima?

Mientras esperaba una respuesta de él, se apresuró a responder las preguntas de ella.

—Es un poco igual que antes, la ciudad, digo, pero a la vez es muy chulo todo. ¡Ahora solo soy cojo la mitad del tiempo! —se rio, carcajada y cascabeles. Era una broma, por supuesto—. Todavía tenemos que tener cuidado cuando salimos, pero cada vez menos. —Recordaba aún la conversación de anoche, pero también el chocolate de después—. Y la Luna… ¿Sabéis hasta cuándo se va a quedar ahí? A veces parece que nos vigila, como si fuese nuestra abuela rara del espacio.

Notó como poco a poco Sura empezó a normalizar su respiración y como el llanto empezó lentamente a dejar de salir junto con su dolor. Tal vez seria la primera vez de muchos desahogos pero era un buen comienzo. No podía quedarse con todo eso dentro para siempre.

El brugho sonrió dulcemente al verla al mas recompuesta, solo entonces la libero un poco de su férreo abrazo para poder volver su mirada a Eitne y a Limón. Mas tarde tal vez hablaría con Sura y vería como ayudarla poco a poco a que volviera estar mas con ellos, pero por el momento ella había decidido continuar la charla con Eitne y Evelhan no iba a decirle que no.

Se acercó de nuevo para revisar un poco mejor a Limón, cogiéndolo de la caja con cuidado para poder revisar mejor el estado de su ala y como se la había roto. Realizó un par de hechizos para examinarlo mas claramente y asegurarse que todo estaba en orden por el interior del ave y ver como estaba rota su ala, solo por precaución.

-No, no parece grave, seguramente realizo alguna maniobra difícil o se golpeo contra algo y se lo rompió con la mala caída -dijo Evelhan suspirando aliviado, porque por lo demás el ave se veía perfectamente bien. Sonrió al niño- Una vez sabes como es el daño interno es sencillo, puedo enseñarte los hechizos que use, no se si podrás usarlos peor no pierdes nada por probarlo, sino puedes pedirle a tu amigo brujo que lo haga el si que posee magia suficiente. Es simplemente para revisar su estado por dentro y ver como han sido quebrados los huesos o si simplemente se le desencajo el ala. En su caso si que tiene un hueso del ala roto. Lo he visto varias veces en mis estirges ya, te enseñare luego como curarla...por suerte su alas sin son de ave común aunque sea mitad ratoncillo- dijo Evelhan como explicación antes de agarrar al ave y formular un hechizo sueño con caricias al ave para que no sufriera mucho y seguidamente otro de reparación de huesos sobre la zona afectada, dejando que Eitne se fijara y peguntase lo que fuese necesario.

Mientras terminaba con eso escucho la breve charla de Etine con Sura con curiosidad, pero sin quitar su atención de Limón. Una vez logro terminar. Por suerte era un huesecito pequeño y no había tanto problema, se aseguro que el ala se movía bien y sin problemas con movimientos delicados de su mano. Tuvo que realizar otro hechizo para bajar la inflamación del músculo del ala tras tanto tiempo rota, antes de volver a meter a Limón en su caja.

- La luna hace regalos inusuales, a algunos les da piernas y otros se las quita- añadió señalando con suave humor la larga y brillante cola escamosa de Sura. Luego asintió levemente ante lo de las salidas, aunque no era quien para regañar a nadie, el chute que provocaba la Luna Roja en el cielo siempre hacia que uno cometiera locuras- Ser cuidadoso nunca esta mas en esta ciudad ya sea que lleves un mes como transformado o años. No es que vayas a toparte con puras personas desagradables...pero algunos hay siempre, luego están las trampas y esas cosas, que siempre son inesperadas. Por eso siempre es bueno saber como defenderse aunque sea un poco - continuó Evelhan que había tenido situaciones de ambos tipos y luego señalo con humor

- Y aun queda aun poco ante de que el cielo vuelva a quedarse completamente en sombras. La luna no dura mucho en el cielo, si la comparamos a todo el tiempo que no esta, ni tampoco las estrellas. Pero eso de que parece la mirada fija de una buela...te entiendo completamente, de verdad parece que cuando está vigila cada movimiento- dijo con un leve suspiro porque lo que menos le gustaba de Rocavarancolia era definitivamente lo pagada que se veía siempre durante buena parte del tiempo mientras no existía estrellas ni luna en el cielo. Era lo único que no se había terminado de acostumbrar del todo, tan diferente a Daelicia.

-Tuvo que ser enormemente raro para ti cuando llegaste y notaste que oscurecía del todo, imagino ya no tienes problemas con eso. Yo me acostumbre, pero sigue siendo extraño a veces.- admitió Evelhan, viéndole curios- A todo eso, el hecho de que Limón, este tan calmado cerca tuya, ¿es por alguna habilidad de tu transformación? Eres el primero con tu transformación que conozco, no siquiera si habrá alguno mas en la ciudad- añadió pensativo pues tampoco es como si conociera a todo el mundo y teniendo en cuenta que era dual y de día no existía mucho cambio en Eitne como daeliciano durante el día, bien podría ser cualquiera. En su caso si se notaba que era algo diferente a un brujo normal en cuanto veías a otros brujos, si se sabia que era daeliciano ya que su piel para nada se parecía a la que tendría uno, no al menos uno saludable.

Pero dado que el niño no había dado muestras de percatarse ni de darle importancia el no iba a ser quien se lo rebelase por las buenas, no es como si todo el mundo pudiese aceptar fácilmente  a los ghoul y lo que comían. Prefería quedarse con la buena imagen que tenia frente al niño el tiempo que pudiera.

Sura sonrió al niño y dirigió una mirada de complicidad al brujo. La ciudad no había cambiado en nada, los que habían cambiado eran ellos, y poco a poco serían cada vez más independientes, más confiados. La naga sintió la necesidad de advertir al chico, la ciudad solía destruir sin miramientos a los confiados.

- Aún con todo debéis tener cuidado - le dijo.- Hay lugares en esta ciudad en los que ni el propio rey pondría un pie. Los subterráneos por ejemplo son un lugar que debéis evitar a toda costa. Allí no hay nada bueno, sólo muerte y oscuridad.

-Nunca he calculado el tiempo que está en el cielo - respondió agradeciendo el cambio de tema,- pero si vais a la biblioteca debería haber varios libros que hablen sobre el tema.

-Yo creo que nos observa siempre, desde el mismo momento en que ponemos un pie en la ciudad. No sólo cuando está en el cielo - dijo pensativa.- Por cierto, ¿tenéis pensado viajar a algún mundo de visita? - preguntó al niño.

Ahora que veía a Sura más alegre, Eitne no escondió una sonrisa enorme. La felicidad se había convertido en su estado de ánimo el 90% del tiempo, solo alterado por lo que les estaba costando dormir, por las pesadillas y por el pequeño drama de las abejas. Sentía que se les había abierto a todos un mundo de posibilidades, ya no eran extranjeros en una ciudad de horrores, eran ciudadanos capaces de plantarles cara. Las conversaciones con el brujo y la naga reforzaban ese sentimiento. Se sentía uno más, charlando con dos veteranos tan imponentes.

—¡Pobrecito mi Limoncito! —le dijo con la voz impostada al híbrido a la vez que le acariciaba la nuca, levantando sus plumillas—. ¡Qué bien que te está curando Evelhan!

Atendió sin pestañear al proceso mágico y asintió varias veces a las explicaciones del brujo. Él tampoco sabía si podría realizar los hechizos, había muchos que se le escapaban, pero sabía que o Guille o Neil o Milo le ayudarían en ese caso. Una vez curado Limón, el animalillo canturreó y Eitne extendió la mano para que se subiera. En lugar de trepar por ella, Limón batió las alas y subió a su hombro.

El chiste de Evelhan le sacó una carcajada, tímida al principio, hasta que vio que Sura no se lo tomaba a mal. Luego continuó escuchando a los mayores, anotando mentalmente todo lo que decían y respondiendo cuando tocaba.

—Al principio era todo como feo y desabrido. Pero me acostumbré… Lo peor era la noche. —Irónciamente, ahora era el mejor momento del día—. Lo de Limón es porque tengo un aura, creo, es como una magia rara que no se apaga nunca, nisiquiera de noche —giró la cabeza y le hizo carantoñas a Limón—. Le caigo bien a los animales.

Sura le advirtió que no podían confiarse y el niño asintió fervorosamente. La sonrisa se borró un instante porque justo eso se lo habían dicho el día anterior.

—Llevas razón.

>>¿A vosotros os costaron mucho los primeros días tras la luna?

Sabía que ellos habían podido dormir bien, que los problemas que estaban teniendo eran cosa de una única vez. Algo muy malo que esperaba que acabase pronto. Aun asi… aprender a moverse con ese cuerpo de ofidio debía de ser muy complicado. Sospechaba, sin embargo, que al brujo le había ido mejor. Tenía a tres amigos brujos para contrastarlo.

Ver la enorme sonrisa en el rostro de  Eitne hizo que, Evelhan suspirara, también sonriendole en respuesta. El pequeño niño daeliciano se le hacia adorable de cierta forma al brugho y esperaba que la ciudad y todo lo que vería a apartida de entonces no cambiase demasiado aquella personalidad alegre. Lo que si era evidente para cualquiera que lo viera era que se trataba de un crio realmente fuerte para mantenerse tan entero mentalmente incluso tras perder una pierna.

Estaba seguro de que el no lo habría soportado en ese entonces de haberle ocurrido lo mismo.

-¿Les caes bien a los animales? Vaya, suena genial...me habría venido estupendamente ese tipo de aura para conseguir que estas malditas me hicieran caso mas rápido- añadió señalando con un dedo a la estirge que se encontraba posada ahora sobre el espalda de la silla con la cabeza entre sus plumas, dormitando- No te imaginas la de picotazos, arañazos y tratadas que me hicieron cuando las obtuve. Aunque bueno, eso le pasa especialmente a todos los brujos de dominio vivo...sus criaturas son bastante rebeldes al comienzo. - en su caso especialmente le costo un poco mas que le hicieran caso al no ser un brujo completo, por eso se había tomado tan en serio lo de criarlas desde que eran huevos en cuanto lo entendió. Le había ido bastante bien con esa decisión sin duda. Seguían haciéndole jugarretas, pero mas en un tono de tocarle las narices y bromearle que como algo riesgoso.

-Ya te imagino queriendo tener una espacio enorme para todos los animales que atraigas- rio Evelhan imaginándose la cara de sus compañeros y recordando vagamente aquel primer encuentro en el cementerio y como quisieron llevarse las abejas.

La siguiente pregunta sobre como les fue sus primeros días, hizo que mirase a Sura atentamente por un momento. Lo recordaba bien por un lado y vagamente por otro. Ocurrieron tantísimas cosas la noche de la luna y los días posteriores que ahora casi parecían un sueño. El paralizado y muriéndose, la cabeza de Marsi desprendiéndose de su cuello, aquel poltergesit apareciendo para tocar las narices, las estirges, Sura inmovilizada y sufriendo por la salida de la cola... Fue una noche especialmente loca y los días siguiente no se quedaron atrás.

-Para mi fue ajetreado. Las estirges no me tenían en mucha estima y tenia que estar cuidando todo el rato que no me atacasen a mi o amis amigos. También tuve que hacerme a la idea de la peculiaridad de mi nuevo cuerpo o de que mi corazón ya no latía - dijo sonriendo ligeramente al daeliciano señalando su propia piel de un tono que mezclaba un gris azulado, tan impropio de alguien de ese mundo. Se había dicho de no decirle su transformación doble pero ¿servia de algo esconderlo con tanta ansia? Igual no seria especifico, no quería asustarle o que le odiara tan pronto- Porque bueno...cambio algo mas en mi con la Luna aparte de convertirme en brujo. Aunque no sea tan evidente como la preciosa cola de Sura- rió, viendo al pequeño Limón sobre Eitne totalmente feliz tras haber sido curado.