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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Para romper el silencio
04/09/23, 06:14 pm
¿Qué sería más rápido, la antorcha o él?
Las llamas creaban sombras arrojadas sobre las sábanas que hacían de pared en aquella suerte de campamento. Lo había reacomodado al creer que los niños dormirían de nuevo con ellos, pero hacía poco menos de una hora estos le habían confirmado que no. Al varmano no le importaba que quisieran volver al cuarto que compartían con Rag, Airi, Tawar y Esesenia (ya le habían dejado dicho que irían cambiando), o al menos así era hasta que se dio cuenta de que la noche era oscura y estaba solo. Por primera vez en toda su vida, el espacio de dos colchones era demasiado grande para él.
La quietud fue abriéndose paso en el torreón como lluvia de otoño, primero suave, después escandalosa. Cada sonido se acentuaba como si tuviera su propio megáfono, así fuera el murmullo distante de las últimas voces en otro cuarto o el crujir de la madera por un simple cambio de temperatura. Incluso cuando sus ojos se habituaron a la luz tenue del fuego, cada esquina era una apertura a la paranoia. Esperaba poder dormirse antes de que la antorcha se consumiese o quien sabe si podría pegar ojo en primer lugar. A lo mejor Ethan se había encontrado con los niños y había decidido volver a la habitación con Rick y Connor. Debería sentirse afortunado de tener un cuarto para él solo, mas una noche había bastado para que abandonase el encontrar felicidad en la privacidad. Sobre todo tras haber visto a la Hoja Negra, o lo que fuese esa pesadilla hecha de nada y hueso.
Cuando la puerta se abrió se incorporó sobre uno de sus codos, y le costó no saltar como un resorte más allá. No podía ser el fantasma -no si atravesaba paredes- pero bien entrada la noche el granta pensaba de cualquier manera menos con lógica. Al ver aparecer a Ethan sus hombros se destensaron gradualmente para que no se notase que había estado como la cuerda de un violín mal calibrado en un intento de conservar su orgullo.
—Ah, hola —musitó—. Los niños no duermen aquí hoy.
Y calló. Se había apresurado en decir algo que a lo mejor ya sabía. Podría haberle preguntado donde estaba, más por cordialidad que por entrometido, aunque lo cierto es que sus motivaciones tiraban más a lo segundo. En su lugar se reacomodó en el sitio hasta quedar otra vez tumbado, paso a la gratificante calma de saberse acompañado.
—Pensé que te habrías ido en la otra habitación —un único segundo le hizo ser consciente de que podía sonar a reproche, y estar solo era lo último que quería, así que se apresuró en continuar—. No sabía si unirme yo también…
Las llamas creaban sombras arrojadas sobre las sábanas que hacían de pared en aquella suerte de campamento. Lo había reacomodado al creer que los niños dormirían de nuevo con ellos, pero hacía poco menos de una hora estos le habían confirmado que no. Al varmano no le importaba que quisieran volver al cuarto que compartían con Rag, Airi, Tawar y Esesenia (ya le habían dejado dicho que irían cambiando), o al menos así era hasta que se dio cuenta de que la noche era oscura y estaba solo. Por primera vez en toda su vida, el espacio de dos colchones era demasiado grande para él.
La quietud fue abriéndose paso en el torreón como lluvia de otoño, primero suave, después escandalosa. Cada sonido se acentuaba como si tuviera su propio megáfono, así fuera el murmullo distante de las últimas voces en otro cuarto o el crujir de la madera por un simple cambio de temperatura. Incluso cuando sus ojos se habituaron a la luz tenue del fuego, cada esquina era una apertura a la paranoia. Esperaba poder dormirse antes de que la antorcha se consumiese o quien sabe si podría pegar ojo en primer lugar. A lo mejor Ethan se había encontrado con los niños y había decidido volver a la habitación con Rick y Connor. Debería sentirse afortunado de tener un cuarto para él solo, mas una noche había bastado para que abandonase el encontrar felicidad en la privacidad. Sobre todo tras haber visto a la Hoja Negra, o lo que fuese esa pesadilla hecha de nada y hueso.
Cuando la puerta se abrió se incorporó sobre uno de sus codos, y le costó no saltar como un resorte más allá. No podía ser el fantasma -no si atravesaba paredes- pero bien entrada la noche el granta pensaba de cualquier manera menos con lógica. Al ver aparecer a Ethan sus hombros se destensaron gradualmente para que no se notase que había estado como la cuerda de un violín mal calibrado en un intento de conservar su orgullo.
—Ah, hola —musitó—. Los niños no duermen aquí hoy.
Y calló. Se había apresurado en decir algo que a lo mejor ya sabía. Podría haberle preguntado donde estaba, más por cordialidad que por entrometido, aunque lo cierto es que sus motivaciones tiraban más a lo segundo. En su lugar se reacomodó en el sitio hasta quedar otra vez tumbado, paso a la gratificante calma de saberse acompañado.
—Pensé que te habrías ido en la otra habitación —un único segundo le hizo ser consciente de que podía sonar a reproche, y estar solo era lo último que quería, así que se apresuró en continuar—. No sabía si unirme yo también…
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
04/09/23, 07:41 pm
Aún no tenía nombre, pero empezaba a plantearse el ponerle uno. Allí, en una noche tan cerrada y solitaria sus pequeñas alas centelleaban con la misma intensidad que un náufrago descubría la salvación de un faro tras meses a la deriva. Su silenciosa compañía era tan agradable como las sombras titilantes que se proyectaban gracias a la luz que desprendía. Era curioso lo rápido que había aceptado su presencia, mientras la ciudad desprendía miedo e incertidumbre aquella pequeña criatura le traía una familiaridad conocida. Sí, vale, su cuerpo estaba parcialmente en llamas, pero su comportamiento era tan inofensivo como los murciélagos de su hogar.
Tenerlo cerca servía de antorcha apagada, y si bien se sabía de memoría todas las dobleces como para poder terminar la figurita sin mirar, agradecía el crepitar rojizo de ese candil movíl. En cuanto su querido amigo sin nombre se terminó la cena desplegó sus alas y volvió a dejarle en la oscuridad de un cielo sin estrellas, ni luna. Definitivamente lo de esperar a la Luna Roja no era una metáfora ni un juego de palabras, marcaba una fecha que por suerte cuando llegara les dejaría libres de aquel macabro juego.
Pero hasta entonces no le quedaba otra que aceptar esa extraña convivencia, al menos las noches compartiendo aquel palacio de seda con los peques eran livianas y reconfortantes. Una hoguera familiar en tan inhóspito lugar. Abrió la puerta ignorante de que la compañía se había reducido de 3 a 1 y para cuando se dio cuenta no hubo marcha atrás, ya no podía huir del lugar sin que fuera horrendamente incómodo.
-Oh. -En su completa negación trató igualmente de localizar a ambos niños, razonando que quizá solo le estaban gastando alguna broma, solo que no, nada indicaba que Nohlem le estuviera engatusando. Su sonrisa se ensanchó al momento presa de unos nervios repentinos ante una situación que si bien tenía mucha lógica no se había llegado a plantear.
-No, eh, qué va, no sabía que los peques iban a cambiar de habitación. -No sabía que decir, no sabía qué hacer, una de sus manos fue a reajustarse el cuello de la camisa incapaz de tomar distancia con el marco de la puerta. Una cosa era dormir todos juntos en un intento de pijamada, pero otra muy diferente encontrarse solo y a expensas con otro chico que tenía su edad. Siquiera pensaba en nada romántico, más bien en la incomodidad de dormir tan pegado junto a una persona que le caía bien pero que apenas conocía.
-Yo eh, no creo que vaya a dormir con ellos pero si quieres ir tú, genial. -Se quedó en silencio durante unos segundos, antes de carraspear dándose cuenta de lo mucho que podía malinterpretarse la frase. -Quiero decir, que no me importa si prefieres una cama individual ya que esto es ahora eh, diferente… ¡Que no es que sea incómodo, vaya, a mi no me resulta incómodo! Me daría igual dormir aquí, no quiero forzarte simplemente a una situación que quizá no quieras y entendería que, bueno, yo puedo si no irme a otro lado y te quedas aquí, que no digo que sea lo que tu quieras, solo que si es lo que tu quieres a mi no me importaría irme.
El titubeo inicial se había convertido en una carrerilla al final y Nohlem debía de darle gracias a la fuente pues si Ethan conservará gran parte de su acento se habría comido la mitad de las sílabas hasta hacer indescifrable el mensaje. Por suerte, aún torpe se le seguía entendiendo y tras rascarse la nuca avergonzado por su desliz acabo bajando la cabeza rendido. -Perdón, lo que quería decir es que me da igual quedarme aquí si a ti no te importa.
Tenerlo cerca servía de antorcha apagada, y si bien se sabía de memoría todas las dobleces como para poder terminar la figurita sin mirar, agradecía el crepitar rojizo de ese candil movíl. En cuanto su querido amigo sin nombre se terminó la cena desplegó sus alas y volvió a dejarle en la oscuridad de un cielo sin estrellas, ni luna. Definitivamente lo de esperar a la Luna Roja no era una metáfora ni un juego de palabras, marcaba una fecha que por suerte cuando llegara les dejaría libres de aquel macabro juego.
Pero hasta entonces no le quedaba otra que aceptar esa extraña convivencia, al menos las noches compartiendo aquel palacio de seda con los peques eran livianas y reconfortantes. Una hoguera familiar en tan inhóspito lugar. Abrió la puerta ignorante de que la compañía se había reducido de 3 a 1 y para cuando se dio cuenta no hubo marcha atrás, ya no podía huir del lugar sin que fuera horrendamente incómodo.
-Oh. -En su completa negación trató igualmente de localizar a ambos niños, razonando que quizá solo le estaban gastando alguna broma, solo que no, nada indicaba que Nohlem le estuviera engatusando. Su sonrisa se ensanchó al momento presa de unos nervios repentinos ante una situación que si bien tenía mucha lógica no se había llegado a plantear.
-No, eh, qué va, no sabía que los peques iban a cambiar de habitación. -No sabía que decir, no sabía qué hacer, una de sus manos fue a reajustarse el cuello de la camisa incapaz de tomar distancia con el marco de la puerta. Una cosa era dormir todos juntos en un intento de pijamada, pero otra muy diferente encontrarse solo y a expensas con otro chico que tenía su edad. Siquiera pensaba en nada romántico, más bien en la incomodidad de dormir tan pegado junto a una persona que le caía bien pero que apenas conocía.
-Yo eh, no creo que vaya a dormir con ellos pero si quieres ir tú, genial. -Se quedó en silencio durante unos segundos, antes de carraspear dándose cuenta de lo mucho que podía malinterpretarse la frase. -Quiero decir, que no me importa si prefieres una cama individual ya que esto es ahora eh, diferente… ¡Que no es que sea incómodo, vaya, a mi no me resulta incómodo! Me daría igual dormir aquí, no quiero forzarte simplemente a una situación que quizá no quieras y entendería que, bueno, yo puedo si no irme a otro lado y te quedas aquí, que no digo que sea lo que tu quieras, solo que si es lo que tu quieres a mi no me importaría irme.
El titubeo inicial se había convertido en una carrerilla al final y Nohlem debía de darle gracias a la fuente pues si Ethan conservará gran parte de su acento se habría comido la mitad de las sílabas hasta hacer indescifrable el mensaje. Por suerte, aún torpe se le seguía entendiendo y tras rascarse la nuca avergonzado por su desliz acabo bajando la cabeza rendido. -Perdón, lo que quería decir es que me da igual quedarme aquí si a ti no te importa.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
05/09/23, 10:16 pm
“¿Entonces dónde estabas?” preguntó a nadie echando un vistazo a un lado para ver mejor a Ethan aún en la puerta. Estaba haciendo girar uno de sus anillos a toques torpes con el pulgar, y es que la nula movilidad del chico y unas palabras tan distantes entre sí hablaban claro de la incomodidad que estaría sintiendo. “Se va a ir”, pensó, agachando levemente las orejas. Entonces sus palabras no fueron pocas sino demasiadas, aceleradas y encadenadas en una excusa que cada vez se soportaba menos sobre su peso. Nohlem abandonó la brevísima calma que había tenido para volver a reincoporarse sobre ambos codos, mirándole con una expresión que ya fuera por la penumbra o la confusión, no se leía con claridad.
—Eh… —silencio, un silencio largo. Esa conversación estaba siendo como enhebrar una aguja—. ¿No? O sea, estoy acostumbrado a dormir con gente —se rió, una risa tan real como rara en cuanto se dio cuenta de las connotaciones erróneas que estaba dando. O sea, no, no eran erróneas, pero hablaba en otro sentido que para nada ayudaba al caso. Carraspeó—. O sea no- no me importa. Que- eh… Si quieres separamos las camas.
Dejó caer la mano sobre el colchón (pues en algún momento había empezado a hacer gestos con esta) y se encogió de hombros. Odiaba tener que confesar su miedo a la soledad y el patético miedo a la oscuridad que este había derivado, pero si quería justificarse mejor estaba viendo que iba a terminar haciéndolo. Suspiró hacia dentro, resignado.
—Mira, no… De verdad que me da igual. Solo… me quedo más tranquilo si me acompaña quien sea. Que no sean Connor y Rick ahora mismo —sentenció—. O Serena, obvio, o… da igual, ya me entiendes —“o tal vez no”, arrugó el morro por su ineptitud. No había verbalizado con nadie tanto sobre su enfado. Suspiró de nuevo, esta vez audible—. No… No me gusta estar solo de noche. Había pensado si acaso ir al cuarto comunal pero ya es tarde y no quiero molestar, así que… no sé. Prefiero que estés aquí. Eh, a ver.
Empujó el colchón de al lado, los centímetros escasos que el somier-pared le permitía, un hueco de suelo en el que cabía su mano. Seguramente cediera en cuanto se moviera alguno. La tela arriba suya se tensó.
—O bueno —se irguió hasta quedar sentado en una actitud más dispuesta—. Podemos desmontar esto y hacer más espacio.
—Eh… —silencio, un silencio largo. Esa conversación estaba siendo como enhebrar una aguja—. ¿No? O sea, estoy acostumbrado a dormir con gente —se rió, una risa tan real como rara en cuanto se dio cuenta de las connotaciones erróneas que estaba dando. O sea, no, no eran erróneas, pero hablaba en otro sentido que para nada ayudaba al caso. Carraspeó—. O sea no- no me importa. Que- eh… Si quieres separamos las camas.
Dejó caer la mano sobre el colchón (pues en algún momento había empezado a hacer gestos con esta) y se encogió de hombros. Odiaba tener que confesar su miedo a la soledad y el patético miedo a la oscuridad que este había derivado, pero si quería justificarse mejor estaba viendo que iba a terminar haciéndolo. Suspiró hacia dentro, resignado.
—Mira, no… De verdad que me da igual. Solo… me quedo más tranquilo si me acompaña quien sea. Que no sean Connor y Rick ahora mismo —sentenció—. O Serena, obvio, o… da igual, ya me entiendes —“o tal vez no”, arrugó el morro por su ineptitud. No había verbalizado con nadie tanto sobre su enfado. Suspiró de nuevo, esta vez audible—. No… No me gusta estar solo de noche. Había pensado si acaso ir al cuarto comunal pero ya es tarde y no quiero molestar, así que… no sé. Prefiero que estés aquí. Eh, a ver.
Empujó el colchón de al lado, los centímetros escasos que el somier-pared le permitía, un hueco de suelo en el que cabía su mano. Seguramente cediera en cuanto se moviera alguno. La tela arriba suya se tensó.
—O bueno —se irguió hasta quedar sentado en una actitud más dispuesta—. Podemos desmontar esto y hacer más espacio.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
05/09/23, 11:50 pm
Fueron solo un par de segundos, pero a Ethan se le hicieron tan eternos como cuando aguardaba el resultado de una prueba médica o sus padres se mantenían en completo silencio, analizando fríamente las notas que les acababa de entregar. El retumbar de sus latidos le hizo plantearse en tan escaso tiempo multitud de panoramas donde él la había liado en todos y cada uno de ellos. Mierda, tenía que haberse quedado en el pozo, prefería mil veces la frialdad del aire que….. ¿Se había reído?
El londinense tuvo que contener malamente un suspiro de puro alivio ante una respuesta tan fácil de malinterpretar como las anteriores, en esa torpeza conjunta encontró un salvavidas para no naufragar en su propia vergüenza dejando que la tensión momentánea acabará escapando en forma de una suave risa, apenas el gesto mudo.
Igualmente espero paciente, aún con las dudas retenidas y dejó que Nohlem siguiera expresándose. Él ya había hecho el ridículo una vez, le tocaba al otro enrevesarse en sus propias palabras. Podía entender el rechazo inicial hacía las personas que nombraba pues era un sentimiento compartido, pero el confesar que no quería dormir solo le pilló por sorpresa.
-Oh… -Exclamó como única respuesta inicial. Lo que decía el felino tenía mucha lógica pero como tantas otras veces se sentía fuera de lugar. Claro que no quería dormir solo en un lugar tan desagradable, nadie deseaba algo así. Menos. al parecer, su propia persona que siquiera había pensado acerca de ello. Las noches solitarias en una camilla, interrumpido a malas horas por la visita incómoda de enfermeros y una casa a la que regresar tan vacía como dolorosa habían logrado que ese tipo de comodidades simplemente se le olvidaran. De alguna manera se había acostumbrado a simplemente estar solo.
>>Está bien -Sonrió pudoroso, acercándose al sitio con un leve rubor en las mejillas. -Sienta bien eso de que te quieran de compañía. -Confesó en ese arranque de valor temporal. Su corazón se había enternecido ante un gesto que consideraba tan dulce como gratificante y la añoranza a que hubiera alguien, quien fuera, esperando por él era un sentimiento tan grande que consiguió disipar un poco la incomodidad para dar paso a una timidez más inocente.
Viendo como estaban la tirantez de las sábanas se encargó de reajustar una que estaba rozando peligrosamente el borde antes de agacharse para ir a la entrada de aquel castillo improvisado. -No hace falta creo yo… -Dijo en bajito sin saber si volver a juntar ambas camas. -Bueno, a menos que tu quieras claro. -Se corrigió igual, pues la educación no se iba tan rápido. -Pero digo eh, el espacio es suficientemente grande para los dos, creo yo. A mi no me molesta si las juntamos y ya, o eso…
Volvió a rascarse la nuca razonando al dar con su pelo que no tenía la coleta puesta al estar preparado para acostarse. Bingo, recogió el coletero de su muñeca y empezó a trazar formas varias entre sus dedos con el mismo mientras acababa sentándose en el somier que no estaba ocupado.
-¿Oye y como es eso que en tu sitio dormís juntos? ¿Es una costumbre de allí? -Sí, decidió pecar de ingenuo y que su curiosidad ganase al raciocinio pues siendo sinceros, nadie iba a esperarse que una frase con un doble sentido tan específico fuera el mismo en dos culturas diferentes.
El londinense tuvo que contener malamente un suspiro de puro alivio ante una respuesta tan fácil de malinterpretar como las anteriores, en esa torpeza conjunta encontró un salvavidas para no naufragar en su propia vergüenza dejando que la tensión momentánea acabará escapando en forma de una suave risa, apenas el gesto mudo.
Igualmente espero paciente, aún con las dudas retenidas y dejó que Nohlem siguiera expresándose. Él ya había hecho el ridículo una vez, le tocaba al otro enrevesarse en sus propias palabras. Podía entender el rechazo inicial hacía las personas que nombraba pues era un sentimiento compartido, pero el confesar que no quería dormir solo le pilló por sorpresa.
-Oh… -Exclamó como única respuesta inicial. Lo que decía el felino tenía mucha lógica pero como tantas otras veces se sentía fuera de lugar. Claro que no quería dormir solo en un lugar tan desagradable, nadie deseaba algo así. Menos. al parecer, su propia persona que siquiera había pensado acerca de ello. Las noches solitarias en una camilla, interrumpido a malas horas por la visita incómoda de enfermeros y una casa a la que regresar tan vacía como dolorosa habían logrado que ese tipo de comodidades simplemente se le olvidaran. De alguna manera se había acostumbrado a simplemente estar solo.
>>Está bien -Sonrió pudoroso, acercándose al sitio con un leve rubor en las mejillas. -Sienta bien eso de que te quieran de compañía. -Confesó en ese arranque de valor temporal. Su corazón se había enternecido ante un gesto que consideraba tan dulce como gratificante y la añoranza a que hubiera alguien, quien fuera, esperando por él era un sentimiento tan grande que consiguió disipar un poco la incomodidad para dar paso a una timidez más inocente.
Viendo como estaban la tirantez de las sábanas se encargó de reajustar una que estaba rozando peligrosamente el borde antes de agacharse para ir a la entrada de aquel castillo improvisado. -No hace falta creo yo… -Dijo en bajito sin saber si volver a juntar ambas camas. -Bueno, a menos que tu quieras claro. -Se corrigió igual, pues la educación no se iba tan rápido. -Pero digo eh, el espacio es suficientemente grande para los dos, creo yo. A mi no me molesta si las juntamos y ya, o eso…
Volvió a rascarse la nuca razonando al dar con su pelo que no tenía la coleta puesta al estar preparado para acostarse. Bingo, recogió el coletero de su muñeca y empezó a trazar formas varias entre sus dedos con el mismo mientras acababa sentándose en el somier que no estaba ocupado.
-¿Oye y como es eso que en tu sitio dormís juntos? ¿Es una costumbre de allí? -Sí, decidió pecar de ingenuo y que su curiosidad ganase al raciocinio pues siendo sinceros, nadie iba a esperarse que una frase con un doble sentido tan específico fuera el mismo en dos culturas diferentes.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
06/09/23, 01:23 am
Una sonrisa infantil adornó su rostro al recibir la positiva, un gesto que se molestó en limitar (un poquito nada más) por no sentirse tan idiota. Ya se había contentado al ser aceptado en la anterior habitación conjunta, pero ahora que la situación era bastante más delicada lo recibía con mayor gusto. Cuando Ethan expresó su agradecimiento, no obstante, el varmano permitió que las comisuras de sus labios recuperaran terreno.
—Hombre, ¿por qué no iba a querer? —“a parte de porque me vuelve a dar miedo la oscuridad como si tuviera 5 años”. Contuvo la continuación un segundo, cocinándola para asegurarse de que no era tan extraña como a él le parecía—. Me caes bien. Y no porque en competencia haya otros que me caigan peor, sino que… bueno —se encogió de hombros y exhaló una breve risa por la nariz. Nohlem no acostumbraba a expresar ese tipo de impresiones, no de forma tan genuina o sin otros intereses—. Eres agradable.
Se echó a un lado por pura inercia cuando Ethan se acercó, dejando muy claro que si le inquietaba la cercanía que por él no fuera. Nohlem no era una persona a la que le molestase dormir de cara o de espalda a un recién conocido, así que podía amoldarse a sus necesidades.
—Ah, no, es… Está bien así —dijo antes de que acabase solo para abrir más los ojos cuando añadió lo de juntar los colchones de nuevo—. Ah, bueno, da igual.
“Parecemos tontos” pensó, y entonces recordó que esa palabra era demasiado fuerte para los humanos así que se ahorró la gracia de decirlo.
—Te queda bien el pelo suelto —añadió en su lugar sin pensar al verle sentarse a su lado, algo más tranquilo. Ya no le importaba ni apagar la antorcha o que esta se consumera tan rápido como quisiera. Su intensidad no era tan fuerte como para molestar el sueño de nadie, algo así como la luz dorada de un atardecer.
Algo que sí terminó por hacerle mirar a otro lado fue su última pregunta, la misma que tiró de sus orejas hacia atrás con una nueva incomodidad de la que no veía salida limpia. Sonrió de lado, un gesto que gracias a todas las fiestas y eventos a los que había tenido que asistir en su vida controlaba perfectamente, incluso si acababa de oír o decir la mayor burrada de la historia. Contener la risa era un arte cuando podías enfadar a un magnate. El problema es que… no estaba en la mentalidad de enfrentarse a alguien importante, ni tan siquiera al primo más lejano de uno, y el revés le pilló de lleno.
—Ah, eeeh… Sí, claro. Somos muy… pegajosos. Tampoco nada raro —levantó ligeramente las manos, fuera a espantarle—, solo puesss…
Santos quería partirse la caja. Tenía una casa inmensa, una habitación inmensa y una cama matrimonial -spoiler- inmensa para él solo, pero es que era taaaan generoso que adoraba compartirla. Por otro lado estaban sus padres, que si dormían juntos era más por viejas costumbres que por compañía, eso y un acuerdo situacional porque el colchón era excelente. No podía estar dándole una imagen más errónea al chico. “¡Claro!, tenemos una mansión para 3 pero hacemos pijamadas con el servicio todos los días.”
—A ver, aún siendo una cuestión cultural, que lo es, yo es que soy especialmente dado a… —hizo girar las manos una sobre otra—. Deleitar a otros con mi bellísima presencia cuando cae la noche.
No hubo bufido de risa que le incriminase, pero para el caso daba igual: el gesto que tuvo al encogerse sobre sí mismo con una sonrisa demasiado boba ya sería suficiente.
—No tengas mala imagen de mi, por favor. No soy un… —¿“gato en celo”? No. ¡Tampoco había estado con tanta gente, carajo! Necesitaba otro enfoque—. Es que cuando te crías con un mellizo…
Se calló. De repente la sonrisa se volvió una carcasa, y aunque mantenerla era fácil la sentía tan hueca por dentro que dolía.
—Hombre, ¿por qué no iba a querer? —“a parte de porque me vuelve a dar miedo la oscuridad como si tuviera 5 años”. Contuvo la continuación un segundo, cocinándola para asegurarse de que no era tan extraña como a él le parecía—. Me caes bien. Y no porque en competencia haya otros que me caigan peor, sino que… bueno —se encogió de hombros y exhaló una breve risa por la nariz. Nohlem no acostumbraba a expresar ese tipo de impresiones, no de forma tan genuina o sin otros intereses—. Eres agradable.
Se echó a un lado por pura inercia cuando Ethan se acercó, dejando muy claro que si le inquietaba la cercanía que por él no fuera. Nohlem no era una persona a la que le molestase dormir de cara o de espalda a un recién conocido, así que podía amoldarse a sus necesidades.
—Ah, no, es… Está bien así —dijo antes de que acabase solo para abrir más los ojos cuando añadió lo de juntar los colchones de nuevo—. Ah, bueno, da igual.
“Parecemos tontos” pensó, y entonces recordó que esa palabra era demasiado fuerte para los humanos así que se ahorró la gracia de decirlo.
—Te queda bien el pelo suelto —añadió en su lugar sin pensar al verle sentarse a su lado, algo más tranquilo. Ya no le importaba ni apagar la antorcha o que esta se consumera tan rápido como quisiera. Su intensidad no era tan fuerte como para molestar el sueño de nadie, algo así como la luz dorada de un atardecer.
Algo que sí terminó por hacerle mirar a otro lado fue su última pregunta, la misma que tiró de sus orejas hacia atrás con una nueva incomodidad de la que no veía salida limpia. Sonrió de lado, un gesto que gracias a todas las fiestas y eventos a los que había tenido que asistir en su vida controlaba perfectamente, incluso si acababa de oír o decir la mayor burrada de la historia. Contener la risa era un arte cuando podías enfadar a un magnate. El problema es que… no estaba en la mentalidad de enfrentarse a alguien importante, ni tan siquiera al primo más lejano de uno, y el revés le pilló de lleno.
—Ah, eeeh… Sí, claro. Somos muy… pegajosos. Tampoco nada raro —levantó ligeramente las manos, fuera a espantarle—, solo puesss…
Santos quería partirse la caja. Tenía una casa inmensa, una habitación inmensa y una cama matrimonial -spoiler- inmensa para él solo, pero es que era taaaan generoso que adoraba compartirla. Por otro lado estaban sus padres, que si dormían juntos era más por viejas costumbres que por compañía, eso y un acuerdo situacional porque el colchón era excelente. No podía estar dándole una imagen más errónea al chico. “¡Claro!, tenemos una mansión para 3 pero hacemos pijamadas con el servicio todos los días.”
—A ver, aún siendo una cuestión cultural, que lo es, yo es que soy especialmente dado a… —hizo girar las manos una sobre otra—. Deleitar a otros con mi bellísima presencia cuando cae la noche.
No hubo bufido de risa que le incriminase, pero para el caso daba igual: el gesto que tuvo al encogerse sobre sí mismo con una sonrisa demasiado boba ya sería suficiente.
—No tengas mala imagen de mi, por favor. No soy un… —¿“gato en celo”? No. ¡Tampoco había estado con tanta gente, carajo! Necesitaba otro enfoque—. Es que cuando te crías con un mellizo…
Se calló. De repente la sonrisa se volvió una carcasa, y aunque mantenerla era fácil la sentía tan hueca por dentro que dolía.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
06/09/23, 05:20 pm
Si Nohlem había sonreído como un niño chico ahora le tocaba el turno a Ethan, un brillo repentino que alumbró el negro de sus iris ante la emocion de sentirse validado. La sonrisa torpe que se empezaba a dibujar en su rostro se contuvo por una mezcla entre educación y vergüenza, pero el rubor que germinaba como un campo de amapolas a cada halago era algo que simplemente no podía esconder, una cualidad de la que agradece no ser testigo en momentos así. Guardo el cumplido junto a todos los agradecimientos recibidos a lo largo de la semana, desde simples gracias hasta frases enteras describiendo lo bonitas que eran sus figuritas. Gestos que no sabía devolver en el momento, pero con los que se sentía agradecido a la larga.
-Ah, bueno, ¡Tú también lo eres! -Respondió sin pensar mucho, podría parecer simple respeto pero no mentía, tras su distanciamiento con Connor había agradecido contar con otro apoyo durante esa semana. -Además me alegra contar contigo, no sé qué habría hecho si no con todo el lío con.. bueno… ya sabes.
La separación entre ambas camas era tan ridícula que simplemente asintió, no iba a aportarles mucho más que un confort psicológico, así que estuviera 5cm o no más pegada al final le era indiferente. Su vista cambió entonces de enfoque, del pequeño agujero a su coletero y no se desvió de ahí. Era el único que tenía, quizá con suerte podía conseguir hebras de alguna de las cuerdas para hacerse más pero mientras tanto lucharía por mantenerlo todo lo intacto posible o el pelo sería un incordio. No iba a negar que había encontrado cierto gusto a su melena despeinada, una tontería de peinado que inició por desinterés y que se mantuvo por gusto estético. Su aspecto descuidado no significaba falta de aseo, más bien el resultado de haber acostumbrado a su cabello al desorden, pues ni cepillado conseguía que tomara una forma menos caótica a esas alturas, ahora bien, era consciente de cómo se veía a ojos de la gente y ciertamente no esperaba un halago a esa parte en concreto de su cuerpo. Un simple ¨Gracias¨ susurrado en bajo fue su contestación sin atreverse a desviar la atención de un coletero que carecía de tanto interés.
¿De verdad le quedaba bien? Prefería las tristes coletas sueltas que se hacía pero aunque encontrara gusto al mismo no podía evitar compararlo con otros estilos, teniendo a Kalna como un referente resultaba hasta ofensivo que su despojo negruzco le sentará bien, ahora bien, que lo hiciera le hizo encogerse de hombros como un búho tímido, ladeando la cabeza hacía uno de ellos sin saber como ocultar lo bien que le sentaban las palabras bonitas.
Por suerte su última pregunta hizo que el tema se desviase y un Ethan ignorante no supo leer en el ambiente la incomodidad de su compañero por lo que, mientras le explicaba alzó ambas rodillas para abrazarse a ellas atento. Había escondido un cojín entre su pecho y sus piernas por lo que a falta de un niño al que abrazar, estaba estrujando un intento pobre de peluche. La ambigüedad de su respuesta le hizo alzar una ceja empezando a dudar seriamente si de verdad no guardaba las mismas segundas que en un principio había creído, pero al mencionar que tenía un mellizo la bruma se disipó para dar una solución bastante más sencilla. Claro, dormía con su hermano.
-Oh, ¿Tienes hermanos? -Motivado por un arranque de conversación no se había dado cuenta de lo intrusivo que podía resultar así que rápidamente se corrigió. -Bueno, perdón, no quiero ser un entrometido, es… simplemente me dio curiosidad. Yo soy el menor de mi familia. -Le regalo la información sin entrar en detalles, como un intercambio justo ante la confesión.
-Ah, bueno, ¡Tú también lo eres! -Respondió sin pensar mucho, podría parecer simple respeto pero no mentía, tras su distanciamiento con Connor había agradecido contar con otro apoyo durante esa semana. -Además me alegra contar contigo, no sé qué habría hecho si no con todo el lío con.. bueno… ya sabes.
La separación entre ambas camas era tan ridícula que simplemente asintió, no iba a aportarles mucho más que un confort psicológico, así que estuviera 5cm o no más pegada al final le era indiferente. Su vista cambió entonces de enfoque, del pequeño agujero a su coletero y no se desvió de ahí. Era el único que tenía, quizá con suerte podía conseguir hebras de alguna de las cuerdas para hacerse más pero mientras tanto lucharía por mantenerlo todo lo intacto posible o el pelo sería un incordio. No iba a negar que había encontrado cierto gusto a su melena despeinada, una tontería de peinado que inició por desinterés y que se mantuvo por gusto estético. Su aspecto descuidado no significaba falta de aseo, más bien el resultado de haber acostumbrado a su cabello al desorden, pues ni cepillado conseguía que tomara una forma menos caótica a esas alturas, ahora bien, era consciente de cómo se veía a ojos de la gente y ciertamente no esperaba un halago a esa parte en concreto de su cuerpo. Un simple ¨Gracias¨ susurrado en bajo fue su contestación sin atreverse a desviar la atención de un coletero que carecía de tanto interés.
¿De verdad le quedaba bien? Prefería las tristes coletas sueltas que se hacía pero aunque encontrara gusto al mismo no podía evitar compararlo con otros estilos, teniendo a Kalna como un referente resultaba hasta ofensivo que su despojo negruzco le sentará bien, ahora bien, que lo hiciera le hizo encogerse de hombros como un búho tímido, ladeando la cabeza hacía uno de ellos sin saber como ocultar lo bien que le sentaban las palabras bonitas.
Por suerte su última pregunta hizo que el tema se desviase y un Ethan ignorante no supo leer en el ambiente la incomodidad de su compañero por lo que, mientras le explicaba alzó ambas rodillas para abrazarse a ellas atento. Había escondido un cojín entre su pecho y sus piernas por lo que a falta de un niño al que abrazar, estaba estrujando un intento pobre de peluche. La ambigüedad de su respuesta le hizo alzar una ceja empezando a dudar seriamente si de verdad no guardaba las mismas segundas que en un principio había creído, pero al mencionar que tenía un mellizo la bruma se disipó para dar una solución bastante más sencilla. Claro, dormía con su hermano.
-Oh, ¿Tienes hermanos? -Motivado por un arranque de conversación no se había dado cuenta de lo intrusivo que podía resultar así que rápidamente se corrigió. -Bueno, perdón, no quiero ser un entrometido, es… simplemente me dio curiosidad. Yo soy el menor de mi familia. -Le regalo la información sin entrar en detalles, como un intercambio justo ante la confesión.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
06/09/23, 08:33 pm
¿Era muy tarde para volver sobre sus pasos y hablar de otra cosa más sencilla? Como, no sé, lo violento que había sido que Rick se le acercase esa mañana cuando estaba con el arco, o en que tipo de mafia estaría metido Connor: ¿sería como los hombres a los que les debía dinero en las casas de juegos, o más como los que trapicheaban con droga? Pero no, no. Él solito se había metido en ese agujero y en un intento de salir cavando hacia abajo había encontrado lava, no una salida.
Su sonrisa peligró por unos instantes y tuvo que atizarla para que volviese. Por una milésima de segundo pensó en el cumplido que le había devuelto Ethan, ese confort de poder contar con alguien incluso si no eran de la misma especie ni del mismo mundo, que quizás, quizás… Que quizás no le juzgase por estar loco. Con suerte y de verdad no lo estaba…
Inspiró y expulsó el aire por la nariz, un resoplido de pesar que bien podría malinterpretarse como simple y llana melancolía por la falta de un ser querido. Ojalá fuera tan sencillo. Recogió una pierna, imitando a medias los gestos del moreno inconscientemente. No sabía qué hacer con los brazos y empezaba a notársele.
—Hm-hm — “creo”. Había pensado mucho en ello, demasiado—. Una hermana. Yo soy el… mayor, por unos minutos.
Las memorias que guardaba de ella se sentían tan reales como los botes que había dado de pequeño al ver aparecer a los hombres que trajeron su piano nuevecito, reales como cuando su tío le había ofrecido quedarse con él en el cuarto de invitados, atento a un cuento del que apenas recordaba nada sobre un precioso cangrejo gigante con tenazas doradas, protegido de la tormenta de duras palabras que intercambiaban sus padres al final del pasillo. Momentos tan clave como extraños ahora que Kahlo también estaba presente en ellos. ¿De verdad había sido así, o acaso Rocavarancolia había invadido su mente como un parásito? Estuvo convencido de tener una hermana a la que por algún motivo había olvidado, pero… ¿y si no?
Como siguiera girando el anillo iba a hacer mantequilla con su dedo.
—Oye, esto… Esto que te voy a contar es muy raro —cerró la mano en torno a la otra. Mierda. Como se estaba arrepintiendo—. Es… muy raro —remarcó. Se reacomodó en el sitio sin dejar de mirar abajo—. No se lo he dicho a nadie aún porque es que- no sé como hacerlo. Tengo… ¿tenía? Tengo —hizo un gesto para quitar importancia al tiempo del verbo—, una hermana melliza, como te he dicho. Se llama Kahlo. Nos parecemos un montón físicamente pero bueno, ella es… “ella”, y tiene la piel un poco más oscura y los ojos… Da igual —negó con la cabeza. Entrar en detalles la hacía parecer más real, una prueba de que no una mera alucinación. Eso o estaba alucinando muchísimo. Miró a Ethan en busca de algo. ¿Compasión? ¿Comprensión? Lo que fuera—. La cosa es que… no me acordaba de ella hasta hace unos días, hasta que llegué aquí. A la ciudad. Pero… nada. Es como si hubiera desaparecido, y de verdad que lo hizo, estoy seguro de que hemos vivido sin ella en casa por lo menos un año, pero de ahí para atrás ha vuelto de repente a mi cabeza, igual que este idioma extraño que estamos hablando todos y- —suspiró—. Santos.
Se tapó el rostro con ambas manos, resopló ruidosamente y se tumbó bocarriba. Tardó un rato en apartarlas, solo mirando arriba.
—Lo siento, es que… No sé si tengo una hermana. Creo que sí, o… o me han hechizado el cerebro. Joder, parece una excusa muy enrrevesada para no decirte porque he dormido con mucha gente —replicó con un toque dejado de humor. Mentalmente estaba exhausto.
Su sonrisa peligró por unos instantes y tuvo que atizarla para que volviese. Por una milésima de segundo pensó en el cumplido que le había devuelto Ethan, ese confort de poder contar con alguien incluso si no eran de la misma especie ni del mismo mundo, que quizás, quizás… Que quizás no le juzgase por estar loco. Con suerte y de verdad no lo estaba…
Inspiró y expulsó el aire por la nariz, un resoplido de pesar que bien podría malinterpretarse como simple y llana melancolía por la falta de un ser querido. Ojalá fuera tan sencillo. Recogió una pierna, imitando a medias los gestos del moreno inconscientemente. No sabía qué hacer con los brazos y empezaba a notársele.
—Hm-hm — “creo”. Había pensado mucho en ello, demasiado—. Una hermana. Yo soy el… mayor, por unos minutos.
Las memorias que guardaba de ella se sentían tan reales como los botes que había dado de pequeño al ver aparecer a los hombres que trajeron su piano nuevecito, reales como cuando su tío le había ofrecido quedarse con él en el cuarto de invitados, atento a un cuento del que apenas recordaba nada sobre un precioso cangrejo gigante con tenazas doradas, protegido de la tormenta de duras palabras que intercambiaban sus padres al final del pasillo. Momentos tan clave como extraños ahora que Kahlo también estaba presente en ellos. ¿De verdad había sido así, o acaso Rocavarancolia había invadido su mente como un parásito? Estuvo convencido de tener una hermana a la que por algún motivo había olvidado, pero… ¿y si no?
Como siguiera girando el anillo iba a hacer mantequilla con su dedo.
—Oye, esto… Esto que te voy a contar es muy raro —cerró la mano en torno a la otra. Mierda. Como se estaba arrepintiendo—. Es… muy raro —remarcó. Se reacomodó en el sitio sin dejar de mirar abajo—. No se lo he dicho a nadie aún porque es que- no sé como hacerlo. Tengo… ¿tenía? Tengo —hizo un gesto para quitar importancia al tiempo del verbo—, una hermana melliza, como te he dicho. Se llama Kahlo. Nos parecemos un montón físicamente pero bueno, ella es… “ella”, y tiene la piel un poco más oscura y los ojos… Da igual —negó con la cabeza. Entrar en detalles la hacía parecer más real, una prueba de que no una mera alucinación. Eso o estaba alucinando muchísimo. Miró a Ethan en busca de algo. ¿Compasión? ¿Comprensión? Lo que fuera—. La cosa es que… no me acordaba de ella hasta hace unos días, hasta que llegué aquí. A la ciudad. Pero… nada. Es como si hubiera desaparecido, y de verdad que lo hizo, estoy seguro de que hemos vivido sin ella en casa por lo menos un año, pero de ahí para atrás ha vuelto de repente a mi cabeza, igual que este idioma extraño que estamos hablando todos y- —suspiró—. Santos.
Se tapó el rostro con ambas manos, resopló ruidosamente y se tumbó bocarriba. Tardó un rato en apartarlas, solo mirando arriba.
—Lo siento, es que… No sé si tengo una hermana. Creo que sí, o… o me han hechizado el cerebro. Joder, parece una excusa muy enrrevesada para no decirte porque he dormido con mucha gente —replicó con un toque dejado de humor. Mentalmente estaba exhausto.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
07/09/23, 01:14 pm
¿La había liado? Probablemente la había liado. Era lógico, si él estaba aquí significaba que su hermana seguía en su hogar, no era un tema bonito del que hablar, mucho menos del que pensar. Entendía que podría echarla en falta o incluso estar preocupado por lo que pensaría ante su desaparición espontánea, era un tema tan complicado como frágil de tratar y él como un estupido había ido de cabeza a preguntar por el mismo.
-Hmm, ¿claro?. -Intrigado ante el cambio de voz se giró para tenerlo de cara, bajando el cojín para que no interfiriera con su visión. Sonaba por la reciente tensión a conflictos familiares, pero en su cabeza no acababa de enlazar porque algo tan cotidiano era descrito como ¨raro¨. Fue el cambio en el verbo lo que hizo que Ethan se quedara congelado en el sitio, presa de un terror que estaba reflejando en su compañero ¨Tengo, tenía¨ y si bien el curso de la conversación no fluía hacía lo tétrico que era esa mención ya no podía simplemente obviarla.
Lo siguiente, si bien en su cabeza mejoró, no fue precisamente a un lugar más positivo. Olvidos, secuestros, juegos mentales.. Ethan ladeo la cabeza un tanto confuso, incapaz de responder nada más el felino había guardado silencio. Trató de asumir la información poco a poco, como quien aún sediento prefiere saborear el agua a sumergir el rostro en un lago sin fondo. Era… bueno razonable el por que no quería compartir semejantes datos a la ligera, sus únicas hipótesis eran todas tan alarmantes como fantasiosas, pero si algo era verdad, es que a esas alturas le resultaba factible.
-Te… te creo. -Comentó en bajo pues aún trabajaban a fuego los engranajes de su mente por llegar a algún punto común. -Mírame, vaya, tú y yo sí quiera compartimos mundo y, y las criaturas que hay por aquí son inverosímiles… A estas alturas me creería casi cualquier cosa, lo que dices … tiene sentido, ¿no?
Busco su mirada con la duda de quien se veía metiendo la pata en una trampa de osos. Si de un inicio el tema le parecía delicado ahora se enfrentaba a unas arenas movedizas y no es que tuviera miedo de pisar en falso, le preocupaba más bien que al hacerlo pudiera arrastrar a los dos a asfixiarse en ellas. Sus hipótesis eran horribles, su hermana probablemente había sido secuestrada y siendo una familia noble con recursos suficientes para buscarla podrían haberla querido borrar del mapa para evitarse problemas a la hora de regresar a por su mellizo… Ahora bien, eso significaba que o la promesa de regresar a su hogar al año siguiente era falsa o… Trago saliva, sintiendo su propia garganta rasposa, no era su familia y aún así notaba el peso de la culpa como un yunque que le hundía en el sitio.
-Quizá ella esté por aquí, quizás os borraron la memoria para que eh, tú fueras más fácil de captar… -Trató de sonar convincente, hablando con una voz suave para acompañar una mentira que apenas se creía. -El juego dura un año así que no. tal vez, ¡ella regresó! -Sí eso sonaba mejor, más fantasioso pero mejor. -Un intercambio, ella pasó las pruebas tan bien que quisieron probar contigo… Supongo… nooo, no lo sé, perdón, si quieres podemos hablar de la gente con la que duermes, parece un tema interesante la verdad.
Le dedico una sonrisa horrorosamente nerviosa. Joder, es que no podía ser más incomodo el tema.
-Hmm, ¿claro?. -Intrigado ante el cambio de voz se giró para tenerlo de cara, bajando el cojín para que no interfiriera con su visión. Sonaba por la reciente tensión a conflictos familiares, pero en su cabeza no acababa de enlazar porque algo tan cotidiano era descrito como ¨raro¨. Fue el cambio en el verbo lo que hizo que Ethan se quedara congelado en el sitio, presa de un terror que estaba reflejando en su compañero ¨Tengo, tenía¨ y si bien el curso de la conversación no fluía hacía lo tétrico que era esa mención ya no podía simplemente obviarla.
Lo siguiente, si bien en su cabeza mejoró, no fue precisamente a un lugar más positivo. Olvidos, secuestros, juegos mentales.. Ethan ladeo la cabeza un tanto confuso, incapaz de responder nada más el felino había guardado silencio. Trató de asumir la información poco a poco, como quien aún sediento prefiere saborear el agua a sumergir el rostro en un lago sin fondo. Era… bueno razonable el por que no quería compartir semejantes datos a la ligera, sus únicas hipótesis eran todas tan alarmantes como fantasiosas, pero si algo era verdad, es que a esas alturas le resultaba factible.
-Te… te creo. -Comentó en bajo pues aún trabajaban a fuego los engranajes de su mente por llegar a algún punto común. -Mírame, vaya, tú y yo sí quiera compartimos mundo y, y las criaturas que hay por aquí son inverosímiles… A estas alturas me creería casi cualquier cosa, lo que dices … tiene sentido, ¿no?
Busco su mirada con la duda de quien se veía metiendo la pata en una trampa de osos. Si de un inicio el tema le parecía delicado ahora se enfrentaba a unas arenas movedizas y no es que tuviera miedo de pisar en falso, le preocupaba más bien que al hacerlo pudiera arrastrar a los dos a asfixiarse en ellas. Sus hipótesis eran horribles, su hermana probablemente había sido secuestrada y siendo una familia noble con recursos suficientes para buscarla podrían haberla querido borrar del mapa para evitarse problemas a la hora de regresar a por su mellizo… Ahora bien, eso significaba que o la promesa de regresar a su hogar al año siguiente era falsa o… Trago saliva, sintiendo su propia garganta rasposa, no era su familia y aún así notaba el peso de la culpa como un yunque que le hundía en el sitio.
-Quizá ella esté por aquí, quizás os borraron la memoria para que eh, tú fueras más fácil de captar… -Trató de sonar convincente, hablando con una voz suave para acompañar una mentira que apenas se creía. -El juego dura un año así que no. tal vez, ¡ella regresó! -Sí eso sonaba mejor, más fantasioso pero mejor. -Un intercambio, ella pasó las pruebas tan bien que quisieron probar contigo… Supongo… nooo, no lo sé, perdón, si quieres podemos hablar de la gente con la que duermes, parece un tema interesante la verdad.
Le dedico una sonrisa horrorosamente nerviosa. Joder, es que no podía ser más incomodo el tema.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
09/09/23, 10:34 pm
De haber sido alrevés, Ethan la fuente y él el oyente, Nohlem no habría sabido que augurios decir. Se imaginaba pidiendo perdón como si tuviera que dar luto y… poco más. Sin embargo el asiático estaba rascando palabras para él, palabras que si bien no iban a arrojar nueva luz sobre el asunto daban fuerza a sus teorías y validez a su cordura.
—He… he pensado lo mismo. Más o menos —respondió con los ojos bien abiertos, agachando orejas y mirada al pensar en la posibilidad de que fuera parte de un plan mayor para secuestrarlos a los dos—. Que Kahlo haya estado aquí, pasase el año y esté de vuelta en casa… —tomó aire profunda pero silenciosamente—. Eso… significaría que me han olvidado a mi también.
Las connotaciones que eso tenía eran… horribles. Si moría… no había vuelta atrás. Nadie le recordaría en su casa. Que bien pensado, desaparecer por un año era a fin de cuentas lo mismo, les estaba ahorrando la pena y el pesar a sus padres de ser el caso, pero Nohlem no era tan humilde como para querer eso. Quería que le recordasen, quería que llorasen por él, aún si no tenían cuerpo que enterrar ni alma que liberar, Nohlem se negaba a dejar de existir para nadie como lo había hecho su hermana. Claro que… había estado centrándose en la parte menos cruda de aquello: ¿y si Kahlo no había superado las pruebas? Y si… ¿no había vuelto?
Entonces la idea de que la existencia de Kahlo era una ilusión producto de un hechizo se volvía la opción más amable. Atinó a dedicarle una sonrisa escueta al chico, aferrándose por su propio bien a una cuerda que si bien raspaba demasiado sus manos, siempre era mejor que el abismo que eran sus pensamientos más fugaces.
—No, no, lo siento yo. Es que- —se rió débilmente, abochornado—. De verdad que no he dormido con tanta gente, tengo un listón más alto del que pudiera parecer. No todo el mundo se merece un trozo de esto —dijo señalándose de arriba a abajo con ambas manos, como si fuera mercandía. Aún se sentía raro y sin el cuerpo para bromas, y aún esforzándose por sacar su orgullo se notaba flojo. Tampoco ayudaba la ropa cutre que llevaba para dormir. Resopló por la nariz—. Además soy más de… ¡eso que decíamos la otra noche! El viaje y no el destino. Charlar y conocer, flirtear…
Y besar, y tensar y aflojar la cuerda, y perseguir y ser perseguido, y liarse a escondidas en sitios peculiares antes de que nadie les pillase, como esa vez en el establo que-… Soltó un corto bufido divertido. Al final no solo había sacado un tema escabroso a la luz para huir del tema, es que había caído de vuelta a lo que trataba de esquivar como un idiota. Bueno. Mejor que secuestros y funerales sin lágrimas tenía que ser.
—Prometo que soy un tipo normal —añadió más bajo—. Oye… gracias. Por… por escucharme. Tú ¿tienes muchos hermanos?
—He… he pensado lo mismo. Más o menos —respondió con los ojos bien abiertos, agachando orejas y mirada al pensar en la posibilidad de que fuera parte de un plan mayor para secuestrarlos a los dos—. Que Kahlo haya estado aquí, pasase el año y esté de vuelta en casa… —tomó aire profunda pero silenciosamente—. Eso… significaría que me han olvidado a mi también.
Las connotaciones que eso tenía eran… horribles. Si moría… no había vuelta atrás. Nadie le recordaría en su casa. Que bien pensado, desaparecer por un año era a fin de cuentas lo mismo, les estaba ahorrando la pena y el pesar a sus padres de ser el caso, pero Nohlem no era tan humilde como para querer eso. Quería que le recordasen, quería que llorasen por él, aún si no tenían cuerpo que enterrar ni alma que liberar, Nohlem se negaba a dejar de existir para nadie como lo había hecho su hermana. Claro que… había estado centrándose en la parte menos cruda de aquello: ¿y si Kahlo no había superado las pruebas? Y si… ¿no había vuelto?
Entonces la idea de que la existencia de Kahlo era una ilusión producto de un hechizo se volvía la opción más amable. Atinó a dedicarle una sonrisa escueta al chico, aferrándose por su propio bien a una cuerda que si bien raspaba demasiado sus manos, siempre era mejor que el abismo que eran sus pensamientos más fugaces.
—No, no, lo siento yo. Es que- —se rió débilmente, abochornado—. De verdad que no he dormido con tanta gente, tengo un listón más alto del que pudiera parecer. No todo el mundo se merece un trozo de esto —dijo señalándose de arriba a abajo con ambas manos, como si fuera mercandía. Aún se sentía raro y sin el cuerpo para bromas, y aún esforzándose por sacar su orgullo se notaba flojo. Tampoco ayudaba la ropa cutre que llevaba para dormir. Resopló por la nariz—. Además soy más de… ¡eso que decíamos la otra noche! El viaje y no el destino. Charlar y conocer, flirtear…
Y besar, y tensar y aflojar la cuerda, y perseguir y ser perseguido, y liarse a escondidas en sitios peculiares antes de que nadie les pillase, como esa vez en el establo que-… Soltó un corto bufido divertido. Al final no solo había sacado un tema escabroso a la luz para huir del tema, es que había caído de vuelta a lo que trataba de esquivar como un idiota. Bueno. Mejor que secuestros y funerales sin lágrimas tenía que ser.
—Prometo que soy un tipo normal —añadió más bajo—. Oye… gracias. Por… por escucharme. Tú ¿tienes muchos hermanos?
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
11/09/23, 11:25 pm
Ah mierda, había pasado por alto ese pequeño e insulso dato… Ethan enfocó su mirada en la del felino preocupado por todas las connotaciones que ganaban peso con esa afirmación. Si seguían el juego podía ser que nadie le recordara, ya había pasado con su hermana tenía sentido que ahora le tocase a él. Era un tema tan escabroso como perturbador y lo peor era la incertidumbre que generaba tener un testigo del mismo. ¿Cuáles eran los requisitos para que sucediera eso? ¿Tener un hermano apto para el secuestro, ser de familia noble, venir del mundo del felino, haber muerto durante las pruebas o simplemente ser abducido? Tantas preguntas y ninguna respuesta, las dudas simplemente se amontonaban en un cajón donde ya no había espacio para más y las que sobraban caían desbordadas en una mente saturada por tanto cambio.
-Aún no lo sabemos. -Se aventuro a conjeturar. -Y si fuera el caso, no importa, tu hermana está de vuelta y tu lo podrás estar en unos meses… -La positividad estaba pinchada como la rueda de un coche que se negaba a ser cambiada, desesperado porque la conversación terminase antes de que pudiera quedarse varado en un lado del arcén. -Por ahora.. Sé que no es lo mismo, ni de lejos, pero todos te conocemos, nadie de aquí se va a olvidar de ti.
¨Y tampoco te va a pasar nada como para tener que recordarte.¨
No, superaba sus limitaciones al pronunciar esas palabras en voz alta, no iba a regalar una promesa en la que no sabía si había recorrido. No le importaba consolar, pero hasta engañar tenía un límite humano e intentar forzar tanto la maquinaría le resultaba injusto para ambos. Por suerte el tema cambió de rumbo y aún persistiendo la amargura del anterior en este había un ápice de cobijo, o eso pensaba él.
-¡Oh, entonces no te entendí mal! -Respondió con una sonrisa avergonzada y un ligero rubor que lejos de ser por el tema que trataba el felino, se formaba ante lo estúpido que se sentía habiendo caído en una ignorancia voluntaria. -Ay perdón, es que no razone que pudiéramos compartir frases hechas entre mundos, error mío.
Y tan pronto como recuperaba cierto alivio al deshacerse del peso de una conversación inquietante notó un yunque atrapado en su pierna herida, arrastrándolo al fondo del mar. Claro, había dejado caer el tema familiar, obvio iba a preguntar acerca de ello. Ethan se sentía estupido por aquel desliz. No culpaba al gato por tenerlo arrinconado contra un abismo pues él desconocía de su existencia, ahora bien, le seguía dando miedo las alturas.
-Uno. -Respondió en un tono tan neutro que resultaba hasta robótico, carente de emoción. -Perooooo bueno, poco importa esos detalles mientras estemos atrapados aquí. -Y si el inicio había sido extraño, el intento de sonar gracioso era tan forzado como la risa que dejó morir al poco de iniciar, sin fuelle para existir en esas condiciones. -Perdón, no es… me refiero a mi familia, no es nada interesante de contar, a mi me agrada saber de la tuya, claro.
Un carraspeó incómodo le hizo bajar la mirada al coletero con el que jugaba, entreteniéndose durante unos breves instantes sin saber cómo continuar. Perfecto, acababan de salir de una conversación incómoda para ir directos a otra.
-Parece un mundo muy interesante… Tenéis trabajos chulos, estilo para la ropa, libertad sexual y eh, una nariz bastante más cuca que la nuestra. Es… es guay, siempre he sentido curiosidad sobre si esta fría.
Ahora hablaba bajo, no lo suficiente como para convertirse en susurro pero sí como para sentirse algo protegido al hablar, con el miedo de quien escapaba de una duna para excavar su tumba en la siguiente.
-Aún no lo sabemos. -Se aventuro a conjeturar. -Y si fuera el caso, no importa, tu hermana está de vuelta y tu lo podrás estar en unos meses… -La positividad estaba pinchada como la rueda de un coche que se negaba a ser cambiada, desesperado porque la conversación terminase antes de que pudiera quedarse varado en un lado del arcén. -Por ahora.. Sé que no es lo mismo, ni de lejos, pero todos te conocemos, nadie de aquí se va a olvidar de ti.
¨Y tampoco te va a pasar nada como para tener que recordarte.¨
No, superaba sus limitaciones al pronunciar esas palabras en voz alta, no iba a regalar una promesa en la que no sabía si había recorrido. No le importaba consolar, pero hasta engañar tenía un límite humano e intentar forzar tanto la maquinaría le resultaba injusto para ambos. Por suerte el tema cambió de rumbo y aún persistiendo la amargura del anterior en este había un ápice de cobijo, o eso pensaba él.
-¡Oh, entonces no te entendí mal! -Respondió con una sonrisa avergonzada y un ligero rubor que lejos de ser por el tema que trataba el felino, se formaba ante lo estúpido que se sentía habiendo caído en una ignorancia voluntaria. -Ay perdón, es que no razone que pudiéramos compartir frases hechas entre mundos, error mío.
Y tan pronto como recuperaba cierto alivio al deshacerse del peso de una conversación inquietante notó un yunque atrapado en su pierna herida, arrastrándolo al fondo del mar. Claro, había dejado caer el tema familiar, obvio iba a preguntar acerca de ello. Ethan se sentía estupido por aquel desliz. No culpaba al gato por tenerlo arrinconado contra un abismo pues él desconocía de su existencia, ahora bien, le seguía dando miedo las alturas.
-Uno. -Respondió en un tono tan neutro que resultaba hasta robótico, carente de emoción. -Perooooo bueno, poco importa esos detalles mientras estemos atrapados aquí. -Y si el inicio había sido extraño, el intento de sonar gracioso era tan forzado como la risa que dejó morir al poco de iniciar, sin fuelle para existir en esas condiciones. -Perdón, no es… me refiero a mi familia, no es nada interesante de contar, a mi me agrada saber de la tuya, claro.
Un carraspeó incómodo le hizo bajar la mirada al coletero con el que jugaba, entreteniéndose durante unos breves instantes sin saber cómo continuar. Perfecto, acababan de salir de una conversación incómoda para ir directos a otra.
-Parece un mundo muy interesante… Tenéis trabajos chulos, estilo para la ropa, libertad sexual y eh, una nariz bastante más cuca que la nuestra. Es… es guay, siempre he sentido curiosidad sobre si esta fría.
Ahora hablaba bajo, no lo suficiente como para convertirse en susurro pero sí como para sentirse algo protegido al hablar, con el miedo de quien escapaba de una duna para excavar su tumba en la siguiente.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Para romper el silencio
12/09/23, 07:23 pm
“Te conocemos, nadie de aquí se va a olvidar de ti”.
Ethan no podía ni imaginarse como de valiosas eran para él esas palabras. Es verdad que no quería pensar en el extremo en el que hiciera falta hablar de él en pasado ni echarle de menos, pero si algo estaba descubriendo a raíz de esa conversación era que a su creciente lista de miedos se acababa de sumar el olvido. A fin de cuentas, ¿no era sino la máxima expresión de la soledad? No serían sus padres, ni su profesor de piano, ni la hija de la jardinera o el chico de cocina, pero… al menos su existencia no sería mero polvo.
El chico le pidió perdón por un engaño que él mismo había motivado y aunque lo encontró gracioso prefirió no delatarse como culpable. Al menos el tema había sido lo suficientemente delicado como para que la incomodidad del otro quedase relegado a lo que era, una tontería en comparación. E Ethan no estaba huyendo, eso era un punto.
—Oh.
No, a lo mejor el que quería huir era él.
No había que ser diestro en leer a la gente para notar la frialdad de aquella respuesta. Ni siquiera en la relación que tenía con su madre, donde la palabra “tensa” se quedaba corta, se imaginaba a sí mismo expresándose así. Su primera idea fue que Ethan debía llevarse extremadamente mal con su hermano, y bueno, si los recuerdos que tenía de Kahlo eran ciertos… en eso algo de experiencia tenía. No porque él la odiase, más bien… como raíz del problema. ¿Odiarían todos los hermanos pequeños a sus hermanos mayores? En la mentalidad varmana adinerada al menos era fácil entenderlo. Sonrió con poca fuerza.
—No, sí, no… no te preocupes. Es un tema delicado.
Santos, que horror. El silencio era como gelatina. De repente no había crugidos ni nada que lo salvase de otra cosa que no fuera el pitido de sus oídos y las ganas de que una tela como la del techo los separase. Eso o que el sueño se llevara lejos su consciencia. Nohlem se acomodó en la cama, echándose la manta por encima a pesar de no tener frío solo por hacer algo. Antes de soltar el típico “bueeeeno” que precede a un “que descanses” Ethan rescató la situación. Menos mal, porque ni de coña iba a poder dormirse así.
Aunque difería en lo de los trabajos al varmano le gustaba muchísimo su mundo, claro que no era un pensamiento que hubiera tenido en cuenta cuando aún vivía en él. La Tierra también llamaba su atención (a pesar de la variedad inconexa de cosas con las que contaban) como para devolver el interés de forma genuina, pero... Un rubor ligero y una sonrisa apurada decoró su rostro, un tanto más ligera que antes cuando, sin tener tiempo a responder primero, el moreno demostró curiosidad por su nariz. Exhaló una risa, divertido. No se lo esperaba. Tampoco podía culparle, no cuando él mismo se moría por estrujarle el morro a Schecheniak con la violencia que gasta un abuelo al ver las mejillas de su nieto.
—¿Quieres tocarla? No sé si está muy fría ahora mismo… —y con el dedo índice se pulsó el centro del morro como un botón. Luego apuntó con la cabeza en su dirección, dispuesto. Su sonrisa era un “3” mal contenido.
Ethan no podía ni imaginarse como de valiosas eran para él esas palabras. Es verdad que no quería pensar en el extremo en el que hiciera falta hablar de él en pasado ni echarle de menos, pero si algo estaba descubriendo a raíz de esa conversación era que a su creciente lista de miedos se acababa de sumar el olvido. A fin de cuentas, ¿no era sino la máxima expresión de la soledad? No serían sus padres, ni su profesor de piano, ni la hija de la jardinera o el chico de cocina, pero… al menos su existencia no sería mero polvo.
El chico le pidió perdón por un engaño que él mismo había motivado y aunque lo encontró gracioso prefirió no delatarse como culpable. Al menos el tema había sido lo suficientemente delicado como para que la incomodidad del otro quedase relegado a lo que era, una tontería en comparación. E Ethan no estaba huyendo, eso era un punto.
—Oh.
No, a lo mejor el que quería huir era él.
No había que ser diestro en leer a la gente para notar la frialdad de aquella respuesta. Ni siquiera en la relación que tenía con su madre, donde la palabra “tensa” se quedaba corta, se imaginaba a sí mismo expresándose así. Su primera idea fue que Ethan debía llevarse extremadamente mal con su hermano, y bueno, si los recuerdos que tenía de Kahlo eran ciertos… en eso algo de experiencia tenía. No porque él la odiase, más bien… como raíz del problema. ¿Odiarían todos los hermanos pequeños a sus hermanos mayores? En la mentalidad varmana adinerada al menos era fácil entenderlo. Sonrió con poca fuerza.
—No, sí, no… no te preocupes. Es un tema delicado.
Santos, que horror. El silencio era como gelatina. De repente no había crugidos ni nada que lo salvase de otra cosa que no fuera el pitido de sus oídos y las ganas de que una tela como la del techo los separase. Eso o que el sueño se llevara lejos su consciencia. Nohlem se acomodó en la cama, echándose la manta por encima a pesar de no tener frío solo por hacer algo. Antes de soltar el típico “bueeeeno” que precede a un “que descanses” Ethan rescató la situación. Menos mal, porque ni de coña iba a poder dormirse así.
Aunque difería en lo de los trabajos al varmano le gustaba muchísimo su mundo, claro que no era un pensamiento que hubiera tenido en cuenta cuando aún vivía en él. La Tierra también llamaba su atención (a pesar de la variedad inconexa de cosas con las que contaban) como para devolver el interés de forma genuina, pero... Un rubor ligero y una sonrisa apurada decoró su rostro, un tanto más ligera que antes cuando, sin tener tiempo a responder primero, el moreno demostró curiosidad por su nariz. Exhaló una risa, divertido. No se lo esperaba. Tampoco podía culparle, no cuando él mismo se moría por estrujarle el morro a Schecheniak con la violencia que gasta un abuelo al ver las mejillas de su nieto.
—¿Quieres tocarla? No sé si está muy fría ahora mismo… —y con el dedo índice se pulsó el centro del morro como un botón. Luego apuntó con la cabeza en su dirección, dispuesto. Su sonrisa era un “3” mal contenido.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Para romper el silencio
15/09/23, 07:21 pm
Nunca había sabido responder bien a ese tema.
Desde su ingreso todo su entorno era conocedor de la situación, no había preguntas incómodas porque entre otras cosas, se evitaban. Hasta pasados un mes siquiera recordaba bien el accidente, vivía anestesiado, criado entre algodones para que ninguna noticia le pudiera afectar de más. Luego llegó el dolor de sus padres y se lo llevó por delante como un devastador tsunami. Por ello los verbos siempre habían supuesto un problema, usar el presente era una ensoñación temporal, un abrigo de confort que solo usaba cuando hablaba al recuerdo de lo que una vez fue, pero hablar en pasado resultaba demoledor, asimilar una pérdida que aún escocía. Era mejor ser conciso, librarse del malestar psicológico a riesgo de resultar incómodo o desagradable.
Al igual que Nohlem era consciente de su malestar, Ethan no tardó en darse cuenta del que él había generado al ver como su compañero se acomodaba en la cama. Lo entendía, aunque le apenaba haber matado la conversación así. No había tenido muchos ratos a solas con el chico, menos para conocerse mejor y la forma de huir tan salvaje del tema familiar acababa de derrumbar los cimientos de una noche que podría haber sido más agradable.
Casi se le escaparon unas nuevas disculpas, por suerte, Nohlem fue más rápido reaccionando. Okay, esa salvada no se la esperaba, no solo había rescatado un barco hundido si no que encima estaban de nuevo a flote, todo por haberle confesado una intriga infantil como era la naricita de gato que el varmano poseía. La incomodidad dio paso de nuevo a la timidez, camuflada ante la sorpresa repentina por el ofrecimiento.
-N-no no, yo lo decía, es, era broma, vaya no… -Se le escapó una ligera risa nerviosa entre dientes, aquella petición se sentía tan estúpida como el querer tocar un pecho a Connor, las orejitas a Colmillo, la cola a Rag o un bíceps a Kalna, era mera curiosidad, no esperaba que le dejaran tener una posibilidad de ver cumplido tan caprichoso deseo. -Bueno, hmm.
¿Estaba bien si decía Boop? Quería decir Boop. Ethan que estaba sentado sobre él camastro se acercó al otro a base de arrastrarse levemente. Agachándose para llegar a una altura más cercana que la del felino. La mera cercanía le hacía arder sus mejillas, tratando de contener otra risa que luchaba por escapar, como si estuviera atrapado en un juego de miradas en el que ambos tuvieran la mentalidad de un crío. Menuda vergüenza daba todo, pero al menos podía contentarse.
-Boop. -Mierda, lo había dicho en alto. Su índice apenas había presionado la nariz, un leve toque para cerciorarse que tenía permiso. -Oh, es rugosa! .-Exclamó al momento, tan feliz como un crío al que acababan de regalarle un gato sorpresa por su cumpleaños. Al primer boop le siguió otro donde se permitió pulsarlo como si se tratase de un interruptor, sonriendo al ver como la naricilla se encogía bajo su peso. -¡Boop!, haha, ay perdón, es que esta gracioso, con la nuestra no se puede hacer.
-Boop. -Ah, la confianza daba asco y a falta de 2 quiso repetir una tercera antes de apartar la mano. Una suave risa y una mueca divertida hacía brillar un rostro que hacía escasos segundos se moría de incomodidad. Sí es que Ethan era de gustos sencillos, como por ejemplo, poder tocar una naricita de gato.
Desde su ingreso todo su entorno era conocedor de la situación, no había preguntas incómodas porque entre otras cosas, se evitaban. Hasta pasados un mes siquiera recordaba bien el accidente, vivía anestesiado, criado entre algodones para que ninguna noticia le pudiera afectar de más. Luego llegó el dolor de sus padres y se lo llevó por delante como un devastador tsunami. Por ello los verbos siempre habían supuesto un problema, usar el presente era una ensoñación temporal, un abrigo de confort que solo usaba cuando hablaba al recuerdo de lo que una vez fue, pero hablar en pasado resultaba demoledor, asimilar una pérdida que aún escocía. Era mejor ser conciso, librarse del malestar psicológico a riesgo de resultar incómodo o desagradable.
Al igual que Nohlem era consciente de su malestar, Ethan no tardó en darse cuenta del que él había generado al ver como su compañero se acomodaba en la cama. Lo entendía, aunque le apenaba haber matado la conversación así. No había tenido muchos ratos a solas con el chico, menos para conocerse mejor y la forma de huir tan salvaje del tema familiar acababa de derrumbar los cimientos de una noche que podría haber sido más agradable.
Casi se le escaparon unas nuevas disculpas, por suerte, Nohlem fue más rápido reaccionando. Okay, esa salvada no se la esperaba, no solo había rescatado un barco hundido si no que encima estaban de nuevo a flote, todo por haberle confesado una intriga infantil como era la naricita de gato que el varmano poseía. La incomodidad dio paso de nuevo a la timidez, camuflada ante la sorpresa repentina por el ofrecimiento.
-N-no no, yo lo decía, es, era broma, vaya no… -Se le escapó una ligera risa nerviosa entre dientes, aquella petición se sentía tan estúpida como el querer tocar un pecho a Connor, las orejitas a Colmillo, la cola a Rag o un bíceps a Kalna, era mera curiosidad, no esperaba que le dejaran tener una posibilidad de ver cumplido tan caprichoso deseo. -Bueno, hmm.
¿Estaba bien si decía Boop? Quería decir Boop. Ethan que estaba sentado sobre él camastro se acercó al otro a base de arrastrarse levemente. Agachándose para llegar a una altura más cercana que la del felino. La mera cercanía le hacía arder sus mejillas, tratando de contener otra risa que luchaba por escapar, como si estuviera atrapado en un juego de miradas en el que ambos tuvieran la mentalidad de un crío. Menuda vergüenza daba todo, pero al menos podía contentarse.
-Boop. -Mierda, lo había dicho en alto. Su índice apenas había presionado la nariz, un leve toque para cerciorarse que tenía permiso. -Oh, es rugosa! .-Exclamó al momento, tan feliz como un crío al que acababan de regalarle un gato sorpresa por su cumpleaños. Al primer boop le siguió otro donde se permitió pulsarlo como si se tratase de un interruptor, sonriendo al ver como la naricilla se encogía bajo su peso. -¡Boop!, haha, ay perdón, es que esta gracioso, con la nuestra no se puede hacer.
-Boop. -Ah, la confianza daba asco y a falta de 2 quiso repetir una tercera antes de apartar la mano. Una suave risa y una mueca divertida hacía brillar un rostro que hacía escasos segundos se moría de incomodidad. Sí es que Ethan era de gustos sencillos, como por ejemplo, poder tocar una naricita de gato.
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