Botica de la náyade
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Jack
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Giniroryu
Lops
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Leonart
Tak
13 participantes
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Botica de la náyade
09/02/13, 12:03 am
Recuerdo del primer mensaje :
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Botica de la náyade
20/07/14, 11:12 pm
Saren apenas reacciono al ataque de ira de Nia, y se limitó a observar a la náyade con expresión neutra. Entendía parte de lo que decía, pues era cierto que había sido imprudente de mas, pero el riesgo lo había corrido él, y la muchacha no lo conocía de nada, así que dudaba que la preocupación fuera un detonante para su repentino mal humor.
El selkie se puso en pie cuando la ulterana acabó su discurso, sacudiéndose el hollín de la chaqueta y acercándose a sus amigos, que se habían ofendido por las palabras de la niña. A pesar de todo lo que le había dicho, el norteño no le recriminaba nada, pues entendía que acababa de perderlo todo, pero había dejado de sentirse cómodo en aquel lugar. No creía que su presencia fuera a ayudar a Nia, y como Pablo y Bran tenían intención de irse, el idrino decidió seguirles, despidiéndose del helión con un gesto de la mano.
Continúa en la Taberna del Mago Tuerto.
El selkie se puso en pie cuando la ulterana acabó su discurso, sacudiéndose el hollín de la chaqueta y acercándose a sus amigos, que se habían ofendido por las palabras de la niña. A pesar de todo lo que le había dicho, el norteño no le recriminaba nada, pues entendía que acababa de perderlo todo, pero había dejado de sentirse cómodo en aquel lugar. No creía que su presencia fuera a ayudar a Nia, y como Pablo y Bran tenían intención de irse, el idrino decidió seguirles, despidiéndose del helión con un gesto de la mano.
Continúa en la Taberna del Mago Tuerto.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Botica de la náyade
21/07/14, 01:20 am
Nia
La ulterana parecia al borde de un ataque de ansiedad, al menos, para sus estándares. Por fuera solo parecia que se estaba hiperventilando. Quizás fue la respuesta o, mejor dicho, la no respuesta del Idrino que más le mosqueó. Preferiria que le hubiera lanzado algún comentario hiriente en su dirección. Ignoró a las dos criaturas de precio inmoral de más atrás, que solo quedaron como ruido de fondo ante su frustración.
La ulterana era consciente de lo enfurecida que se encontraba, como si algo se hubiera retorcido junto a su corazón. La adrenalina que bombeaba su corazón a toda prisa le mantenia concentrada en el presente, evitando que se distrayese a lamentarse más o a desesperarse. En una parte aquello le sirvió para salir del estado de shock, por otra, hizo que estallase en un ataque de nervios, tirandose del pelo.
-Perfecto.-dijo, resoplando por la nariz, hecha una furia.-Helión Atol, vuelve con tus amigos. Puedo seguir a partir de aquí yo sola. E informales que tienen la entrada prohibida de por vida en mi establecimiento. O lo que quede de él, después de este día.-
Procedió entonces, a colocarse la máscara a si misma y luego al niño. Tras comprobar el sellaje de ambas, se aseguró que el niño podia respirar con normalidad. Aupandole a su espalda, se despidió del Helión, sin cruzar una palabra más, internandose en los restos de la botica con un hechizo de intangibilidad puesto sobre ambos.
La ulterana parecia al borde de un ataque de ansiedad, al menos, para sus estándares. Por fuera solo parecia que se estaba hiperventilando. Quizás fue la respuesta o, mejor dicho, la no respuesta del Idrino que más le mosqueó. Preferiria que le hubiera lanzado algún comentario hiriente en su dirección. Ignoró a las dos criaturas de precio inmoral de más atrás, que solo quedaron como ruido de fondo ante su frustración.
La ulterana era consciente de lo enfurecida que se encontraba, como si algo se hubiera retorcido junto a su corazón. La adrenalina que bombeaba su corazón a toda prisa le mantenia concentrada en el presente, evitando que se distrayese a lamentarse más o a desesperarse. En una parte aquello le sirvió para salir del estado de shock, por otra, hizo que estallase en un ataque de nervios, tirandose del pelo.
-Perfecto.-dijo, resoplando por la nariz, hecha una furia.-Helión Atol, vuelve con tus amigos. Puedo seguir a partir de aquí yo sola. E informales que tienen la entrada prohibida de por vida en mi establecimiento. O lo que quede de él, después de este día.-
Procedió entonces, a colocarse la máscara a si misma y luego al niño. Tras comprobar el sellaje de ambas, se aseguró que el niño podia respirar con normalidad. Aupandole a su espalda, se despidió del Helión, sin cruzar una palabra más, internandose en los restos de la botica con un hechizo de intangibilidad puesto sobre ambos.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Botica de la náyade
21/07/14, 02:07 am
De nuevo la chica habló y atendí, asintiendo a sus palabras.
—De acuerdo. Cuídate.
Dicho eso me levanté y esperé a que entraran en la Botica. Cuando desapareció de mi vista, miré en la dirección en que habían ido los otros y lancé un hechizo de localización. <<Ajá>> Les daría el mensaje, me tomaría algo y me iría.
Sigue en la Taberna del Mago Tuerto
—De acuerdo. Cuídate.
Dicho eso me levanté y esperé a que entraran en la Botica. Cuando desapareció de mi vista, miré en la dirección en que habían ido los otros y lancé un hechizo de localización. <<Ajá>> Les daría el mensaje, me tomaría algo y me iría.
Sigue en la Taberna del Mago Tuerto
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Botica de la náyade
28/07/14, 02:39 am
Nia
A eso de la media hora, Nia salió con el niño todavia a cuestas, portando dos maletines, uno espejado y otro metálico. Tenia marcas de quemaduras y ambos estaban cubiertos en ceniza. Casi justo después de salir, la segunda planta se vino abajo, aplastando con ella a la primera. El estruendo que hizo paralizó a Nia, quien se quitó la máscara lentamente, con los ojos abiertos de par en par. Queria llorar. Queria gritarle a algo. Queria abrirse camino mediante la fuerza y vengarse de Grummanehell. De serlo posible, claro. Habia mandado a Muerte por su cuenta a su propia muerte y, si ella no lo habia conseguido, la náyade tendria menos oportunidades siquiera.
Ante su pensamiento, como si fuera una tremenda ironia, escuchó un estallido de algo cayendo en el suelo de la caseta en el jardín. Algo pesado.
Nia, imaginandose lo peor, invocó su alabarda y, asegurando el peso del niño a su espalda, se acercó lentamente y, aun màs lentamente la abrió. Con un chirrido la puerta se hizo a un lado. De dentro provenian unos jadeos gruturales e irregulares, como los de una bestia enorme herida. Nia alzó la alabarda e iluminó la oscura habitación de mantenimiento con un hechizo.
Lo que vió ahí la dejó paralizada unos instantes. Era Muerte, su ropa y armadura rasgada y abollada, manchada de sangre de dieferentes colores. El brazo derecho estaba ausente y de su lado derecho del cuerpo manaba una cantidad ingente de sangre. Con la mano que le quedaba, intentaba detener la hemorragia de su costado. Su cara estaba marcada por tres cortes en paralelo, hechos por una garra o cuchilla trifácica, debido a la limpieza de la herida, dedujo lo segundo. Aparte, un mechón habia sido cortado por lo sano y de este manaba un pequeño hilillo de sangre, que era insignificante al de otras heridas, pero Nia no lo pasó por alto.
-Por las barbas de...-dijo, al fín, entrando en acción la náyade.-¡Muerte!-exclamó, entre la alegria de verla viva y el horror de sus heridas. Todo parecia indicar que la infame se habia teletransportado de vuelta para escapar del enfrentamiento suicida al que Nia ignorantemente le habia mandado. Dejó al niño en el umbral de la puerta, todavia dormido y se dirigió a prisa hacia la infame.
Esta intentó ponerse de pie, pero la ulterana la empujó contra el suelo y, ayudandola a detener la hemorragia del costado con un hechizo y a la vez tapando la del otro brazo, la niña examinó a la guerrera.
-Mi ama... Le... Le corté el cuello, estoy segura de ello... No moria... No moria por mucho que le cortase...-decia con la voz débil, cada palabra sentandole como una puñalada en el abdomen. El dolor era terrible, más de lo que habia tenido que aguantar en su vida.-Mi ama... os... os he fallado...-dijo, al borde de las lágrimas.
La ulterana, demasiado nerviosa por la adrenalina y la carga de estrés que llevaba acarreando, explotó con un grito.
-¡NO!-exclamó, con los ojos clavados sobre la infame, mientras intentaba salvarle la vida.-Yo te he fallado a tí. No supe que era una trampa, o si lo supe, me cegue a mi misma para verlo y mucho menos para saber que poderes tenia el traidor de Grummanehell y su séquito.-
Habia examinado la herida de donde antes habia un brazo. Al parecer algun ser de una fuerza monstruosa se lo habia arrancado a la infame de cuajo, seccionando la clavicula a la vez que arrancaba el hombro de rebote. La herida tenia muy mala pinta, pero no era algo que ella no pudiera curar, por una vez, agradeció no haberlo perdido todo.
Abrió su zurrón y extrajo un liquido color verdoso claro en un botellín.
-Asi que vas a sobrevivir, porque tu no has hecho nada mal y soy yo. Y te voy a curar. Y te vas a poner bien, ¡Es una orden! ¿entendido?-le dijo, elevando el tono de voz, autoritaria mientras descorchaba el botellín.
La infame, al borde de las lágrimas, se llevó la sangrienta mano izquierda a la cara para ocultar el hecho que estaba llorando, quizás de dolor, quizás de verguenza, quizás de ambas. Y musito, en un tono de voz bajo y fragil.
-Ka-tûm... mi ama...-
La niña asintió, preparando la botella y examinando la herida una vez más.
-Bien, ahora, abre la boca.-
La infame entonces abrió la boca como si fuese aquello una visita al dentista, todavia tapandose la cara con la mano. No mostró sorpresa por fuera, pero si que la sintió por dentro cuando sintió que la ulterana estaba traspasandole un líquido, presupuestamente, el del botellín boca a boca. Al principio fue aparatoso para la infame pero acabó juntando los labios inconscientemente con la náyade.
Y, con ese beso, la infame comenzó a sentir alivio. El dolor desaparecia gradualmente y, poco a poco sus heridas fueron cerrandose, regenerandose a gran velocidad. Sin embargo, la herida del brazo arrancado todavia se resistia, no sanando tan rápido como las otras, persistente con llevarsela a la infame a la tumba. La náyade se limpió los labios de los residuos del vial y, sin perder el tiempo, procedió a sanear y a practicar un cerramiento quirurgijo de la brutal avulsión. A medida que avanzaba cosiendo, desinfectando y limpiando, iba suministrando a la infame con unos caramelos grandes como bolas de chicle de un color rojo intenso que sabian a hierro, que combatieron eficazmente la anemia de la mujer.
A eso de la media hora, Nia salió con el niño todavia a cuestas, portando dos maletines, uno espejado y otro metálico. Tenia marcas de quemaduras y ambos estaban cubiertos en ceniza. Casi justo después de salir, la segunda planta se vino abajo, aplastando con ella a la primera. El estruendo que hizo paralizó a Nia, quien se quitó la máscara lentamente, con los ojos abiertos de par en par. Queria llorar. Queria gritarle a algo. Queria abrirse camino mediante la fuerza y vengarse de Grummanehell. De serlo posible, claro. Habia mandado a Muerte por su cuenta a su propia muerte y, si ella no lo habia conseguido, la náyade tendria menos oportunidades siquiera.
Ante su pensamiento, como si fuera una tremenda ironia, escuchó un estallido de algo cayendo en el suelo de la caseta en el jardín. Algo pesado.
Nia, imaginandose lo peor, invocó su alabarda y, asegurando el peso del niño a su espalda, se acercó lentamente y, aun màs lentamente la abrió. Con un chirrido la puerta se hizo a un lado. De dentro provenian unos jadeos gruturales e irregulares, como los de una bestia enorme herida. Nia alzó la alabarda e iluminó la oscura habitación de mantenimiento con un hechizo.
Lo que vió ahí la dejó paralizada unos instantes. Era Muerte, su ropa y armadura rasgada y abollada, manchada de sangre de dieferentes colores. El brazo derecho estaba ausente y de su lado derecho del cuerpo manaba una cantidad ingente de sangre. Con la mano que le quedaba, intentaba detener la hemorragia de su costado. Su cara estaba marcada por tres cortes en paralelo, hechos por una garra o cuchilla trifácica, debido a la limpieza de la herida, dedujo lo segundo. Aparte, un mechón habia sido cortado por lo sano y de este manaba un pequeño hilillo de sangre, que era insignificante al de otras heridas, pero Nia no lo pasó por alto.
-Por las barbas de...-dijo, al fín, entrando en acción la náyade.-¡Muerte!-exclamó, entre la alegria de verla viva y el horror de sus heridas. Todo parecia indicar que la infame se habia teletransportado de vuelta para escapar del enfrentamiento suicida al que Nia ignorantemente le habia mandado. Dejó al niño en el umbral de la puerta, todavia dormido y se dirigió a prisa hacia la infame.
Esta intentó ponerse de pie, pero la ulterana la empujó contra el suelo y, ayudandola a detener la hemorragia del costado con un hechizo y a la vez tapando la del otro brazo, la niña examinó a la guerrera.
-Mi ama... Le... Le corté el cuello, estoy segura de ello... No moria... No moria por mucho que le cortase...-decia con la voz débil, cada palabra sentandole como una puñalada en el abdomen. El dolor era terrible, más de lo que habia tenido que aguantar en su vida.-Mi ama... os... os he fallado...-dijo, al borde de las lágrimas.
La ulterana, demasiado nerviosa por la adrenalina y la carga de estrés que llevaba acarreando, explotó con un grito.
-¡NO!-exclamó, con los ojos clavados sobre la infame, mientras intentaba salvarle la vida.-Yo te he fallado a tí. No supe que era una trampa, o si lo supe, me cegue a mi misma para verlo y mucho menos para saber que poderes tenia el traidor de Grummanehell y su séquito.-
Habia examinado la herida de donde antes habia un brazo. Al parecer algun ser de una fuerza monstruosa se lo habia arrancado a la infame de cuajo, seccionando la clavicula a la vez que arrancaba el hombro de rebote. La herida tenia muy mala pinta, pero no era algo que ella no pudiera curar, por una vez, agradeció no haberlo perdido todo.
Abrió su zurrón y extrajo un liquido color verdoso claro en un botellín.
-Asi que vas a sobrevivir, porque tu no has hecho nada mal y soy yo. Y te voy a curar. Y te vas a poner bien, ¡Es una orden! ¿entendido?-le dijo, elevando el tono de voz, autoritaria mientras descorchaba el botellín.
La infame, al borde de las lágrimas, se llevó la sangrienta mano izquierda a la cara para ocultar el hecho que estaba llorando, quizás de dolor, quizás de verguenza, quizás de ambas. Y musito, en un tono de voz bajo y fragil.
-Ka-tûm... mi ama...-
La niña asintió, preparando la botella y examinando la herida una vez más.
-Bien, ahora, abre la boca.-
La infame entonces abrió la boca como si fuese aquello una visita al dentista, todavia tapandose la cara con la mano. No mostró sorpresa por fuera, pero si que la sintió por dentro cuando sintió que la ulterana estaba traspasandole un líquido, presupuestamente, el del botellín boca a boca. Al principio fue aparatoso para la infame pero acabó juntando los labios inconscientemente con la náyade.
Y, con ese beso, la infame comenzó a sentir alivio. El dolor desaparecia gradualmente y, poco a poco sus heridas fueron cerrandose, regenerandose a gran velocidad. Sin embargo, la herida del brazo arrancado todavia se resistia, no sanando tan rápido como las otras, persistente con llevarsela a la infame a la tumba. La náyade se limpió los labios de los residuos del vial y, sin perder el tiempo, procedió a sanear y a practicar un cerramiento quirurgijo de la brutal avulsión. A medida que avanzaba cosiendo, desinfectando y limpiando, iba suministrando a la infame con unos caramelos grandes como bolas de chicle de un color rojo intenso que sabian a hierro, que combatieron eficazmente la anemia de la mujer.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Botica de la náyade
08/08/14, 07:40 pm
Tenía tantas ganas de despejarse como de sentirse útil. No llevó ningún cadáver a su paseo salvo el clásico ratón en el bolsillo, e hizo eso porque las sensaciones eran mucho más vívidas cuando era él mismo quien las recibía. Se metió las manos en los bolsillos y avanzó por la calle levitando como un alma en pena. Odiaba la brisa que agitaba sus llamas, pero era más elegante que caminar como un zombie en pena.
Tomó un desvío hacia el mercado, dispuesto a poner la oreja a posibles rumores al pasar. También cabía la posibilidad de toparse con algún conocido que hubiera oído sobre lo sucedido la noche de la luna, y prefería rehuírlos a ellos y a sus preguntas antes de llegar a ser visto. A pesar de eso, había tomado esa ruta porque había algo que quería comprobar. Nía no había abandonado todavía el cuchitril, y Gael no sabía si había dejado al frivy solo con la tienda. Nada le cuadraba, y después de haber pasado un día entero con la náyade necesitaba echarle un vistazo a la botica. Tenía motivos de sobra para tener un mal presentimiento, después de todo.
Sorteó el mercado sin percances ni novedades y cuando continuó hacia la botica se arrebujó en su chaqueta, subiendo el cierre hasta el cuello. Ya no volvió a meter las manos enguantadas en el bolsillo, sino que más bien se olvidó de ellas. La botica, a lo lejos, se hundía. No apretó el paso, porque ya era evidente que sus temores eran realidad. Las ruinas no le dieron demasiadas pistas sobre lo que podía haber pasado. ¿Una explosión, tal vez? El fuego fatuo no fue consciente de que bajaba la guardia contemplando el desastre que tenía delante de sí. ¿Por dónde podía comenzar a preguntarle a Nia? ¿Se dejaría ayudar? «Tuvo una noche horrible y aun así…». Sentía remordimientos, pero a la vez estaba confuso. «Debí haber preguntado antes… o no. No lo sé, nunca lo sé».
Tomó un desvío hacia el mercado, dispuesto a poner la oreja a posibles rumores al pasar. También cabía la posibilidad de toparse con algún conocido que hubiera oído sobre lo sucedido la noche de la luna, y prefería rehuírlos a ellos y a sus preguntas antes de llegar a ser visto. A pesar de eso, había tomado esa ruta porque había algo que quería comprobar. Nía no había abandonado todavía el cuchitril, y Gael no sabía si había dejado al frivy solo con la tienda. Nada le cuadraba, y después de haber pasado un día entero con la náyade necesitaba echarle un vistazo a la botica. Tenía motivos de sobra para tener un mal presentimiento, después de todo.
Sorteó el mercado sin percances ni novedades y cuando continuó hacia la botica se arrebujó en su chaqueta, subiendo el cierre hasta el cuello. Ya no volvió a meter las manos enguantadas en el bolsillo, sino que más bien se olvidó de ellas. La botica, a lo lejos, se hundía. No apretó el paso, porque ya era evidente que sus temores eran realidad. Las ruinas no le dieron demasiadas pistas sobre lo que podía haber pasado. ¿Una explosión, tal vez? El fuego fatuo no fue consciente de que bajaba la guardia contemplando el desastre que tenía delante de sí. ¿Por dónde podía comenzar a preguntarle a Nia? ¿Se dejaría ayudar? «Tuvo una noche horrible y aun así…». Sentía remordimientos, pero a la vez estaba confuso. «Debí haber preguntado antes… o no. No lo sé, nunca lo sé».
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Botica de la náyade
08/08/14, 08:04 pm
La despedida de mis amigos trajo consigo una noche de vagabundeo y borrachera, tanto mágica como alcohólica. Espié los torreones, me metí en nidos de alimañas, e incluso me peleé con algún transformado idiota. La Luna (y el alcohol) me pidieron que desatara por completo al trasgo, y yo me rendí a sus exigencias.
Entre la vorágine de la Luna y el necesario y merecido descanso posterior me comí todo el primer día. La siguiente mañana me encontró paseando por el área más habitada de la ciudad. Me había acercado a ver si los letarguinos ya se habían mudado, cosa que así había sido.
Ni siquiera recordaba el encontronazo con la náyade y su botica destruida, así que cuando lo vi a lo lejos me despertó la curiosidad. Fue cuando me acerqué a ella que al fin vinieron a mí las memorias de aquel lugar. Formé una pequeña sonrisa, parcialmente vengativa, al ver que aquel lugar seguía completamente destruido. No es que nunca pudiese entrar allí, es que, según parecía, nadie iba a hacerlo.
Al acercarme más me fijé que ya había alguien allí, un fuego fatuo, al parecer. Me quedé mirándole la espalda, estando seguro de que ya lo había visto antes, cuando los recuerdos de mi propia Luna surgieron en mi mente. Y también los recuerdos de esta... Reducí la distancia que nos separaba de unas zancadas, siguiendo mis impulsos.
—¿Koval, no? No sé si te acuerdas de mí. Soy Bastel, el trasgo de la que hasta ayer era la última cosecha exitosa. O bueno —torcí el gesto con algo parecido a una sonrisa, al recordar a Aleksei—, el único trasgo que sobrevivió —desvié la mirada al edificio derruido, una ruina más de una ciudad en ruinas. Mi memoria, sin embargo, estaba algo más lejos—. ¿Andas mirando el paisaje?
Entre la vorágine de la Luna y el necesario y merecido descanso posterior me comí todo el primer día. La siguiente mañana me encontró paseando por el área más habitada de la ciudad. Me había acercado a ver si los letarguinos ya se habían mudado, cosa que así había sido.
Ni siquiera recordaba el encontronazo con la náyade y su botica destruida, así que cuando lo vi a lo lejos me despertó la curiosidad. Fue cuando me acerqué a ella que al fin vinieron a mí las memorias de aquel lugar. Formé una pequeña sonrisa, parcialmente vengativa, al ver que aquel lugar seguía completamente destruido. No es que nunca pudiese entrar allí, es que, según parecía, nadie iba a hacerlo.
Al acercarme más me fijé que ya había alguien allí, un fuego fatuo, al parecer. Me quedé mirándole la espalda, estando seguro de que ya lo había visto antes, cuando los recuerdos de mi propia Luna surgieron en mi mente. Y también los recuerdos de esta... Reducí la distancia que nos separaba de unas zancadas, siguiendo mis impulsos.
—¿Koval, no? No sé si te acuerdas de mí. Soy Bastel, el trasgo de la que hasta ayer era la última cosecha exitosa. O bueno —torcí el gesto con algo parecido a una sonrisa, al recordar a Aleksei—, el único trasgo que sobrevivió —desvié la mirada al edificio derruido, una ruina más de una ciudad en ruinas. Mi memoria, sin embargo, estaba algo más lejos—. ¿Andas mirando el paisaje?
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
08/08/14, 09:12 pm
Cuando escuchó los pasos a su espalda el trasgo ya casi estaba a su lado. Se volvió ocultando su sobresalto, y tardó un segundo en recordar que le conocía. «Menos mal que se presenta, no recordaba siquiera si sabía su nombre». Le habló con una media sonrisa, pero era de todo menos alegre.
―No llamaría paisaje a esto. Tampoco le veo el punto artístico ―miró al trasgo en toda su altura e inconscientemente calibró la distancia del suelo a la que flotaba para hablar cara a cara―. Acabo de enterarme de que pasó esto, y la dueña es mi amiga. De hecho, hace casi dos días que se aloja en mi casa. ―Se metió las manos en los bolsillos soltando una risa seca y breve. Últimamente sucedían cosas demasiado absurdas hasta para tratarse de aquella ciudad. Sin embargo, dudaba que al trasgo le interesase en lo más mínimo lo que le acababa de contar. Era, de hecho, alguien de quien el fuego fatuo no terminaba de fiarse, en esencia debido a su relación con la secta―. ¿Qué te ha traído por aquí? ¿Buscabas a Urticaria, por casualidad?
―No llamaría paisaje a esto. Tampoco le veo el punto artístico ―miró al trasgo en toda su altura e inconscientemente calibró la distancia del suelo a la que flotaba para hablar cara a cara―. Acabo de enterarme de que pasó esto, y la dueña es mi amiga. De hecho, hace casi dos días que se aloja en mi casa. ―Se metió las manos en los bolsillos soltando una risa seca y breve. Últimamente sucedían cosas demasiado absurdas hasta para tratarse de aquella ciudad. Sin embargo, dudaba que al trasgo le interesase en lo más mínimo lo que le acababa de contar. Era, de hecho, alguien de quien el fuego fatuo no terminaba de fiarse, en esencia debido a su relación con la secta―. ¿Qué te ha traído por aquí? ¿Buscabas a Urticaria, por casualidad?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Botica de la náyade
08/08/14, 09:28 pm
«Así que es amigo de la chica». No pude evitar una minúscula sonrisa, que escondí mirando en una dirección distinta a la del chico en llamas.
—Oh, ¿eres amigo de la náyade? Entonces quizás sea mejor que no le digas que has hablado conmigo. No quisiera que te prohibiese también a ti la entrada a su establecimiento —así que eran tan amigos que ahora Urticaria se alojaba en su casa... Dato curioso, aunque la náyade venía a importarme entre nada y menos—. No, no la buscaba. Sólo había venido a ver si los letarguinos ya se habían ido, porque la noche de la Luna sólo pude hablarle a dos de ellos, pero parece que no se demoraron mucho tras el pregón.
—Oh, ¿eres amigo de la náyade? Entonces quizás sea mejor que no le digas que has hablado conmigo. No quisiera que te prohibiese también a ti la entrada a su establecimiento —así que eran tan amigos que ahora Urticaria se alojaba en su casa... Dato curioso, aunque la náyade venía a importarme entre nada y menos—. No, no la buscaba. Sólo había venido a ver si los letarguinos ya se habían ido, porque la noche de la Luna sólo pude hablarle a dos de ellos, pero parece que no se demoraron mucho tras el pregón.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
08/08/14, 09:41 pm
La afirmación del trasgo lo hizo fruncir levemente el ceño. ¿Nia le había prohibido la entrada a la botica? La inquietaba qué era lo que el trasgo podía haber hecho, aunque tal vez solo eran problemas de deudas. Se anduvo con ojo, aun así.
―Hicieron bien en mudarse cuanto antes ―comentó de pasada. El tema que le interesaba no eran los nuevos transformados―. Pero bueno, me has sorprendido con eso. ¿Has tenido algún problema con Urticaria? ―se tensó ligeramente, preocupado por adentrarse en terreno cenagoso. Quería averiguar qué había llevado a Nia a perder un cliente de por vida, y le preocupaba que el trasgo representase un problema para la náyade. ¿Tendría que ver con la secta o era solo cosa de Bastel? No le había hecho gracia lo que había escuchado pero ahora necesitaba saber más. Las ruinas que tenía delante eran la prueba de que la ulterana era vulnerable.
―Hicieron bien en mudarse cuanto antes ―comentó de pasada. El tema que le interesaba no eran los nuevos transformados―. Pero bueno, me has sorprendido con eso. ¿Has tenido algún problema con Urticaria? ―se tensó ligeramente, preocupado por adentrarse en terreno cenagoso. Quería averiguar qué había llevado a Nia a perder un cliente de por vida, y le preocupaba que el trasgo representase un problema para la náyade. ¿Tendría que ver con la secta o era solo cosa de Bastel? No le había hecho gracia lo que había escuchado pero ahora necesitaba saber más. Las ruinas que tenía delante eran la prueba de que la ulterana era vulnerable.
- Zarket
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Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
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Re: Botica de la náyade
08/08/14, 09:57 pm
«Chico listo» mi boca apenas se movió ante su pregunta, que la verdad me había gustado. No podía evitar recordar el problema que había tenido Saren hacía unos meses, y mal que bien era agradable comprobar que Rocavarancolia no era capaz de destruir algo como el mero deseo de defender a los amigos.
—Realmente no, pero cuando vi la columna de humo la noche que se alzó la Luna me acerqué a curiosear con unos compañeros de criba y... Bueno, naturalmente estaba de los nervios y demás, pero no me gustó que me definiese a mí y a un amigo vampiro como "Esos dos salvajes de ahí atrás" —había fruncido algo el ceño al recordar aquellas palabras. Yo no era un salvaje—. Así que... Sólo la chinché, pero supongo que necesitaba a alguien en quien descargar su frustración —me encogí de hombros, quitando algo de hierro al asunto.
—Realmente no, pero cuando vi la columna de humo la noche que se alzó la Luna me acerqué a curiosear con unos compañeros de criba y... Bueno, naturalmente estaba de los nervios y demás, pero no me gustó que me definiese a mí y a un amigo vampiro como "Esos dos salvajes de ahí atrás" —había fruncido algo el ceño al recordar aquellas palabras. Yo no era un salvaje—. Así que... Sólo la chinché, pero supongo que necesitaba a alguien en quien descargar su frustración —me encogí de hombros, quitando algo de hierro al asunto.
- TakGM
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Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
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Re: Botica de la náyade
08/08/14, 10:07 pm
A Gael casi se le quedó cara de tonto. Se había estado preocupando por nada, y en cualquier otra circunstancia incluso se habría echado a reír. «Es un alivio saber que era una tontería como esa». Se pasó la mano por el pelo con cansancio.
―Vaya ―acertó a decir. Su tensión se había suavizado por fin―. A menudo es una chica difícil. Pero debió de ser una noche nefasta para ella ―y al decir aquello no pensaba solo en el incendio o explosión de la botica―. ¿Sabes algo más sobre qué pasó aquí? ―Señaló el edificio―. Debería hablar con ella… ―añadió para sí mismo.
―Vaya ―acertó a decir. Su tensión se había suavizado por fin―. A menudo es una chica difícil. Pero debió de ser una noche nefasta para ella ―y al decir aquello no pensaba solo en el incendio o explosión de la botica―. ¿Sabes algo más sobre qué pasó aquí? ―Señaló el edificio―. Debería hablar con ella… ―añadió para sí mismo.
- Zarket
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- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
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Re: Botica de la náyade
08/08/14, 10:47 pm
Asentí a lo de una noche nefasta. Si aquel era el lugar donde vivía y también su trabajo tenía que haber sido un desastre horrible aquel accidente. Su pregunta hizo que mirara pensativamente el lugar, intentando recordar algo más.
—Pues... Dijo algo de que había estado a punto de morir. Aparte de ello tenía a un niño sin esencia a su lado, y dijo textualmente que era su víctima seiscientas dos. Y bueno, además de la enorme columna de humo, de la botica también salía una niebla bastante densa y oscura —el recuerdo había hecho que frunciera el ceño, más sabiendo que Saren se había metido allí dentro poniéndose en peligro y Urticaria había agradecido aquel favor con desprecio e insultos—. No sé si era exactamente mágica o no, pero ten por seguro que aquella niebla no tenía un origen común.
»Y desde luego su noche tuvo que ser nefasta, con todo eso de perder a la vez trabajo y casa, pero creo que decir que su comportamiento era de los mil demonios es quedarse corto —mencioné, con cierto tono desdeñoso en mi voz—. La verdad, un amigo se metió ahí dentro a cogerle unas cosas que ella le pidió y, aparte de pillar todo lo que debía también sacó un par de objetos más. Por algún motivo eso le desencadenó un ataque de ira y le dijo que había sido una pérdida de tiempo.
—Pues... Dijo algo de que había estado a punto de morir. Aparte de ello tenía a un niño sin esencia a su lado, y dijo textualmente que era su víctima seiscientas dos. Y bueno, además de la enorme columna de humo, de la botica también salía una niebla bastante densa y oscura —el recuerdo había hecho que frunciera el ceño, más sabiendo que Saren se había metido allí dentro poniéndose en peligro y Urticaria había agradecido aquel favor con desprecio e insultos—. No sé si era exactamente mágica o no, pero ten por seguro que aquella niebla no tenía un origen común.
»Y desde luego su noche tuvo que ser nefasta, con todo eso de perder a la vez trabajo y casa, pero creo que decir que su comportamiento era de los mil demonios es quedarse corto —mencioné, con cierto tono desdeñoso en mi voz—. La verdad, un amigo se metió ahí dentro a cogerle unas cosas que ella le pidió y, aparte de pillar todo lo que debía también sacó un par de objetos más. Por algún motivo eso le desencadenó un ataque de ira y le dijo que había sido una pérdida de tiempo.
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Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
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● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
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Re: Botica de la náyade
08/08/14, 11:58 pm
La versión del trasgo le vendría bien, pero conforme comenzó escuchando atentamente, la explicación fue tomando un tono más oscuro y empezó a costarle seguir la explicación. «Seicientas… ¿víctimas? ¿De qué?». Nia tenía una cierta tendencia a exagerar algunas cosas, o a culparse de lo que no tocaba, pero el fuego fatuo estaba confuso. Luego estaba la niebla, la rabieta con el amigo del trasgo… Nia tendría muchos defectos, pero ni esa actitud terminaba de cuadrarle en ella. Tal vez aquellos novatos habían metido las narices donde no tocaba esa noche, o quizá había más que la pérdida de la botica.
Confuso y pensativo, Gael no olvidó darle las gracias por los detalles a Bastel, aunque se le notaba sombrío.
―Te agradezco que me cuentes todo eso, no sabes cuánto ―. «Porque si no Nia no habría soltado prenda»―. No ha dicho nada de lo que pasó, como dije antes. En fin… ―Gael quería cambiar de tema, aunque no sabía hacia donde derivar la conversación. No dejaba de darle vueltas a lo que acababa de escuchar, a fin de cuentas―. Creo que entraré a echar un vistazo.
Por desgracia no llevaba encima nada más que el ratón. Se acercó con cautela a las ruinas y abandonó sus pertenencias en la puerta, pasando al cadáver por si en algún lugar quedaba algo de esa niebla que había mencionado Bastel. El agujero que se encontró en el interior era descomunal. Se preguntó siquiera si el edificio tenía arreglo posible. Había objetos calcinados, irreconocibles, por todas partes. Algunos parecían huesos. Bastantes, de hecho.
Cuando Gael regresó a la puerta estaba genuinamente asustado. ¿Qué podía haber pasado allí dentro? Miró al trasgo sin ocultar la mala cara que traía y se acercó a él levitando de nuevo.
―Creo que debería ime. ―Esperaba que al trasgo no le diera por entrar a curiosear… aunque su amigo habría visto mucho más que él durante aquella noche. Daba igual. Si Nia se había metido en algo turbio tampoco había tratado de ocultarlo―. Gracias por la información. Si ves a Nihil salúdala de mi parte ―añadió, sin saber bien por qué. Era una intentona por sacar a Nia de la conversación, porque no estaba seguro de querer enviarle un saludo a Nihil a través de otro de la secta―tal vez deberíamos… quedar pronto con nuestro maestro ―improvisó, aunque era cierto.
Confuso y pensativo, Gael no olvidó darle las gracias por los detalles a Bastel, aunque se le notaba sombrío.
―Te agradezco que me cuentes todo eso, no sabes cuánto ―. «Porque si no Nia no habría soltado prenda»―. No ha dicho nada de lo que pasó, como dije antes. En fin… ―Gael quería cambiar de tema, aunque no sabía hacia donde derivar la conversación. No dejaba de darle vueltas a lo que acababa de escuchar, a fin de cuentas―. Creo que entraré a echar un vistazo.
Por desgracia no llevaba encima nada más que el ratón. Se acercó con cautela a las ruinas y abandonó sus pertenencias en la puerta, pasando al cadáver por si en algún lugar quedaba algo de esa niebla que había mencionado Bastel. El agujero que se encontró en el interior era descomunal. Se preguntó siquiera si el edificio tenía arreglo posible. Había objetos calcinados, irreconocibles, por todas partes. Algunos parecían huesos. Bastantes, de hecho.
Cuando Gael regresó a la puerta estaba genuinamente asustado. ¿Qué podía haber pasado allí dentro? Miró al trasgo sin ocultar la mala cara que traía y se acercó a él levitando de nuevo.
―Creo que debería ime. ―Esperaba que al trasgo no le diera por entrar a curiosear… aunque su amigo habría visto mucho más que él durante aquella noche. Daba igual. Si Nia se había metido en algo turbio tampoco había tratado de ocultarlo―. Gracias por la información. Si ves a Nihil salúdala de mi parte ―añadió, sin saber bien por qué. Era una intentona por sacar a Nia de la conversación, porque no estaba seguro de querer enviarle un saludo a Nihil a través de otro de la secta―tal vez deberíamos… quedar pronto con nuestro maestro ―improvisó, aunque era cierto.
- Zarket
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●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
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●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
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Re: Botica de la náyade
09/08/14, 01:08 am
Se notó que al fuego fatuo no le gustaron nadas las noticias que traía conmigo. Normal, naturalmente no todos los días uno se enteraba que un amigo había estado a punto de morir, y que antes había matado (o hecho algo peor) a más de medio millar de personas. Asentí a su agradecimiento, respondiendo que no era nada. Cuando entró me acerqué unos pasos a la botica, intentando vislumbrar algo del interior y fracasando estrepitosamente. Por un momento me sentí tentado de usar niebla mágica, pero no tenía muchas ganas de malgastar ingentes cantidades de magia.
No tardó mucho en salir, visiblemente afectado por lo que había visto allí dentro. Su cara hizo que volviese a mirar con curiosidad hacia el edificio derruido, pero sus palabras hizo que me girara con una ceja alzada y la atención redoblada sobre él.
—¿La conoces? —inquirí, antes de recordar que me había pedido algo—. No te preocupes, se lo diré.
«Su maestro...». Aquello me había despertado curiosidad. Me preguntaba quién enseñaría a dos personas tan opuestas como Nihil y Koval.
No tardó mucho en salir, visiblemente afectado por lo que había visto allí dentro. Su cara hizo que volviese a mirar con curiosidad hacia el edificio derruido, pero sus palabras hizo que me girara con una ceja alzada y la atención redoblada sobre él.
—¿La conoces? —inquirí, antes de recordar que me había pedido algo—. No te preocupes, se lo diré.
«Su maestro...». Aquello me había despertado curiosidad. Me preguntaba quién enseñaría a dos personas tan opuestas como Nihil y Koval.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
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● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
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● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
09/08/14, 03:09 am
―Algo así ―respondió forzando una media sonrisa―. A través de Siloco, nada más. ―Estuvo a punto de añadir que no tenía nada que ver con la secta, pero para alguien perteneciente a ella podía ser interpretado como una ofensa. Qué putada debía ser transformarse marcado con algo así, pero aunque se muriera de curiosidad, el fuego fatuo no preguntaría nada al respecto. Le parecía falto de tacto.
―No era nada importante ―terminó por decir, quitándole importancia gesticulando con las manos―. Espero que nos volvamos a ver por ahí, Bastel, mismamente en la taberna. ―El tipo era más agradable de lo que hubiera pensado en un principio. Trató de, al menos, sonar simpático en la despedida―. ¡Hasta la vista!
La visita a la biblioteca tendría que esperar. Gael no sabía si debía hablar con los demás primero o con Nia primero. Pero los demás… era tan justo ponerlos al corriente como putada sumar una preocupación más. Por otro lado, temía que cuantos más se acercaran a Nia con preguntas más difícil sería hacerla responder.
Había puesto rumbo de vuelta al cuchitril y, cuando atravesó la puerta de la entrada, todavía no sabía qué hacer.
Sique en el cuchitril.
―No era nada importante ―terminó por decir, quitándole importancia gesticulando con las manos―. Espero que nos volvamos a ver por ahí, Bastel, mismamente en la taberna. ―El tipo era más agradable de lo que hubiera pensado en un principio. Trató de, al menos, sonar simpático en la despedida―. ¡Hasta la vista!
La visita a la biblioteca tendría que esperar. Gael no sabía si debía hablar con los demás primero o con Nia primero. Pero los demás… era tan justo ponerlos al corriente como putada sumar una preocupación más. Por otro lado, temía que cuantos más se acercaran a Nia con preguntas más difícil sería hacerla responder.
Había puesto rumbo de vuelta al cuchitril y, cuando atravesó la puerta de la entrada, todavía no sabía qué hacer.
Sique en el cuchitril.
- InvitadoInvitado
Re: Botica de la náyade
11/08/14, 04:36 am
Lil' Zombie se había sentado en un saliente de lo que antes había sido una fachada, que ahora apenas levantaba unos palmos del suelo. Llevaba el ojo podrido cubierto por una venda, y el flequillo le caía sobre esta, aplastado por el gorro con orejas que Nihil le había hecho ponerse. Tenía las rodillas flexionadas y cubiertas por los bajos de la enorme camisola blanca que llevaba, y en su boca bailaba nervioso el palo de un chupachup. Se lo sacó de la boca, observando el iris violeta que brillaba cubierto por su saliva.
-¿Te falta mucho?- le gritó a Nihil.
La hechicera escribía glifos en un círculo, dentro de otro círculo, dentro del inmenso crículo que rodeaba la botica. Él ya había olido los cadáveres hace tiempo, pero Nihil le había hecho contenerse hasta que el terreno estuviese despejado. Lil' no entendía para qué quería que le encontrase cadáveres que ya no debían tener ni carne en los huesos, pero ella sabría.
La súcubo comenzó a entonar un hechizo de versos enrevesados y sonidos guturales, que a Lil' le puso la piel de gallina. Se tapó los oídos rápidamente y cerró los ojos, no pudiendo ver la niebla verde espesa que salía de la boca abierta de Nihil y que supuraba también de las líneas dibujadas entre los escombros. Los cuerpos se fueron formando, saliendo de lo que quedaba de edificio pero sin dejar el crículo. Eran muchos, eran demasiados en opinión de Lil', más aún si ni siquiera eran aprovechables. Nihil dejó de cantar y los fue inspeccionándolos, descartando los que no quería. Los tocaba y volvían a convertirse en huesos y mugre. El ghoul se acercó a curiosear, y la súcubo le recibió con un sello de plata empapado en rojo.
-Ponselo en la nuca a los que yo vaya dejando.- ordenó.
Él accedió, a regañadientes. Volvió a meterse el ojo dulce en la boca y empezó a plantar el sello donde Nihil le había dicho. En algunos casos, tenía que saltar para alcanzar la nuca, y Nihil se reía de él con disimulo. Entre los dos terminaron en un tiempo razonable. Nihil chasqueó los dedos y el c´riculo dibujado echó a arder, consumiéndose hasta desaparecer. Luego dio una orden, en una lengua que sonaba a óxido y a polvo de tumba, y los cadáveres dieron un paso al frente. Otra orden, otro paso. Hasta que Nihil no necesitó usar esa lengua y los cadáveres se limitaron a seguirla. Un cortejo horrendo que dejaba huellas de hollín y piel chamuscada, caminando a paso militar detrás de la mujer. Lil' Zombie iba agarrado a su falda, mirando cada tanto hacia atrás con desconfianza, pero con una idea bastante clara de para quién iban a ser esos cuerpos.
-¿Te falta mucho?- le gritó a Nihil.
La hechicera escribía glifos en un círculo, dentro de otro círculo, dentro del inmenso crículo que rodeaba la botica. Él ya había olido los cadáveres hace tiempo, pero Nihil le había hecho contenerse hasta que el terreno estuviese despejado. Lil' no entendía para qué quería que le encontrase cadáveres que ya no debían tener ni carne en los huesos, pero ella sabría.
La súcubo comenzó a entonar un hechizo de versos enrevesados y sonidos guturales, que a Lil' le puso la piel de gallina. Se tapó los oídos rápidamente y cerró los ojos, no pudiendo ver la niebla verde espesa que salía de la boca abierta de Nihil y que supuraba también de las líneas dibujadas entre los escombros. Los cuerpos se fueron formando, saliendo de lo que quedaba de edificio pero sin dejar el crículo. Eran muchos, eran demasiados en opinión de Lil', más aún si ni siquiera eran aprovechables. Nihil dejó de cantar y los fue inspeccionándolos, descartando los que no quería. Los tocaba y volvían a convertirse en huesos y mugre. El ghoul se acercó a curiosear, y la súcubo le recibió con un sello de plata empapado en rojo.
-Ponselo en la nuca a los que yo vaya dejando.- ordenó.
Él accedió, a regañadientes. Volvió a meterse el ojo dulce en la boca y empezó a plantar el sello donde Nihil le había dicho. En algunos casos, tenía que saltar para alcanzar la nuca, y Nihil se reía de él con disimulo. Entre los dos terminaron en un tiempo razonable. Nihil chasqueó los dedos y el c´riculo dibujado echó a arder, consumiéndose hasta desaparecer. Luego dio una orden, en una lengua que sonaba a óxido y a polvo de tumba, y los cadáveres dieron un paso al frente. Otra orden, otro paso. Hasta que Nihil no necesitó usar esa lengua y los cadáveres se limitaron a seguirla. Un cortejo horrendo que dejaba huellas de hollín y piel chamuscada, caminando a paso militar detrás de la mujer. Lil' Zombie iba agarrado a su falda, mirando cada tanto hacia atrás con desconfianza, pero con una idea bastante clara de para quién iban a ser esos cuerpos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
17/09/14, 07:55 pm
The Blightbringer and Her Bird of Prey
-Y no dudes en volver si notas que no le hace efecto. A ciertas aves se necesitan mayores dosis.-dijo Nia despidiendose del cliente con la mano. El sonido de la campanita de la puerta al cerrarse fue como una especie de botón para la náyade. La tienda se habia quedado vacia. Decidió entonces que era un buen momento para un breve descanso y comprobar como estaban las cosas.
Se acercó a la puerta y colgó por fuera el cartelito que ponia "Volvemos Enseguida".
Ahora, por fin a solas, contempló el nuevo establecimiento por enesima vez. No solo habia reconstruido la botica sino que además la habia remodelado. Habia creado un segundo y tercer edificio. El segundo se trataba de la pajareria, donde se encontraba actualmente. Numerosas criaturas y animales de todo tipo descansaban y montaban jaleo a partes iguales. El aleteo de un loro se mezclaba con un croar de una rana en un pequeño estanque con nenufares mientras que a lo lejos habia un débil maullido de una especie de felino pequeño, una cria.
Entre todos estos sonidos la ulterana se sentia más cómoda que en el edificio de la botica en si. Por asi decirlo, se sentia menos sola. Pero por ahora debia volver a la botica.
A diferencia del tercer edificio, apartado de la mirada de la calle principal, la botica y la pajareria estaban conectadas y con una simple puerta se podia pasar de una a otra. La botica llevaba cerrada desde por la mañana debido a las últimas reformas que le quedaba por hacer a la náyade. Se cruzó con más de un obrero pero no le dedicó una segunda mirada a ninguno, pues su verdadero destino se encontraba bajando las escaleras, donde ningun obrero podia pasar ni donde la luz del sol llegaba si quiera.
♬
En las mazmorras de la botica, antes el sótano, habia instalado un fuerte hechizo que la insonorizaba de dentro para fuera y ningún sonido que se escurriese de entre las piedras húmedas y barotes. Antes, este lugar habia servido las veces de desván como de parte de la trastienda. Con la nueva modificación, la ulterana habia metido a ampliarlo, creando una serie de celdas y tres cuartos apartados. Las celdas tenian unos gruesos barrotes de acero templado con numerosas protecciones. Fuera lo que fuera que quisiera contener dentro, la náyade no tenia intención de que se escapase.
Un ligero goteo en la distancia se entremezclaba con el rechinar de maquinaria, amortiguado por paredes. La humedad era palpable. Los ojos de la ulterana eran dos puntos azules que cargaban la única luz que iluminaba aquel sitio.
De haberse sorprendido, seria el sonido de las cadenas arrastrandose el que oiria. Pero sin contar los sonidos del ambiente, no se oia nada. La propia ulterana moderaba su respiración para no hacer ruido, como si cualquier ruido lo suficientemente fuerte fuera a alterar aquel lugar de apariencia tan siniestra. Y entonces se dirigió hacia los cuartos.
Los tres cuartos, colocados dos de ellos enfrentados y el tercer y último al fondo, presentaban una fuerte puerta de acero remachado y sellado con numerosas protecciones mágicas. De nuevo, sea lo que escondiese tras esas puertas, la náyade no queria que saliera, pero, en el caso de los cuartos, además, requeria que nadie que no tuviese una llave concreta entrase tampoco. A diferencia de la puerta del cuarto del fondo, los dos cuartos enfrentados tenian una pequeña visera, para observar el interior sin tener que abrir la puerta.
Con cierta gracilidad, la niña sacó un juego de llaves de color platino. Eligió una de las más gruesas y la introdujo en la cerradura de la visera. Con fuerza, la desbloqueó y sin miramientos arrastró el pestillo de la visera hacia un lado, revelando la oscuridad del interior del cuarto.
Del interior no se podia adivinar nada, habia demasiada oscuridad. Lentamente, sin embargo, se pudo escuchar un sonido ritmico. Alguien resipiraba hondamente en su interior, parecia dormido, por el ritmo. La náyade se inclinó sobre la puerta, arrimando su pecho contra esta y contemplando através de la visera. Intentando dibujar la silueta del ser que guardaba.
No habia sido la resurrección de la Botica el único de los logros de la náyade durante aquellos cinco meses. No. La ambición de la niña deseaba mucho más que simplemente volver a reconstruir su hogar y negocio. No podria tener paz hasta que viera su venganza llevada a cabo.
Impaciente, tamborileó con las uñas sobre la supeficie de acero de la puerta. Primero discretamente, pero luego lo hizo obvio que deseaba llamar la atención de quien se encontraba dentro.
Al instante, el retintineo de cadenas se dejó oir. Una respiración que se alteraba y unos sonidos gruturales de esfuerzo. Las cadenas dieron una nueva sacudida, mientras una gran forma se adivinaba en la oscuridad, pero todavia sin definición. La gran forma tomó aire con dificultad, como si algo la estuviera estrangulando. Y, entonces, la criatura habló con balbuceos.
La niña pronto se apresuró a calmar a la criatura. Chistandole cariñosamente, le habló.
-Ya, calma... Estoy aquí. Ma está aqui...-dijo con una voz tierna.
La expresión de la náyade se habia vuelto completamente diferente. Normalmente, la ulterana tenia un brillo de energia y luz en sus ojos, pero en aquel entonces, sus ojos no reflejaban luz alguna, sumido en tal oscuridad. Su mirada era tierna, casi maternal. El sonido de cadenas reflejaba que, fuera cual fuera la criatura que estuviese dentro, estaba encadenada e intentaba acercarse a la puerta, a acercarse a la niña.
-Tienes que ser valiente, ¿de acuerdo?-le instó con una siniestra maternalidad.
El sonido de las cadenas combinado con una especie de protesta casi inaudible por parte de la criatura fueron la respuesta.
-Asi me gusta... Ahora, quedate quieto mientras Ma te pone la medicina.-
El sonido de arrastrar las cadenas fue la respuesta. La criatura sabia que debia ponerse de espaldas entonces y no moverse ni un centimetro. O sino, la náyade pincharia más veces hasta sentirse satisfecha.
La niña procedió a sacar una especie de aguja. Con magia, la hizo levitar a través de la ranura y con un pequeño hechizo de impulso, hizo que esta se clavase sobre la carne de la criatura encerrada. Esta, dejo escapar un breve lamento por el fugaz dolor que sintió pero enseguida se relajó, gracias a los efectos narcóticos de la droga.
Entre balbuceos, musitaba algo casi inaudible que sonaba como "Ma". La niña procedió a chistarle tiernamente de nuevo.
-Ma se va a ir de viaje hoy, pero mañana la volverás a ver. Ya verás, se pasará en un santiamén.-dijo a la criatura cuyos lamentos se habian tornado en los gimoteos de un perro abandonado. Un perro abandonado que acababa de ser drogado y que lentamente perdia la consciencia.-Ahora duerme mi pequeño. Duerme y hazte más fuerte y más grande. Por tu Ma.-dijo la ulterana al fin, a medida que la criatura se apaciguaba y los sonidos de cadenas se detenian. Mientras cerraba la visera, se pudo adivinar un brillo de demencia en los ojos de la ulterana que, con ambición, trazaba el siguiente paso de su plan para tomar su justa venganza.
Aunque no por ello, no se iba a privar de la incursión a la tierra de aquel día.
Continúa en la El Cuchitril.
-Y no dudes en volver si notas que no le hace efecto. A ciertas aves se necesitan mayores dosis.-dijo Nia despidiendose del cliente con la mano. El sonido de la campanita de la puerta al cerrarse fue como una especie de botón para la náyade. La tienda se habia quedado vacia. Decidió entonces que era un buen momento para un breve descanso y comprobar como estaban las cosas.
Se acercó a la puerta y colgó por fuera el cartelito que ponia "Volvemos Enseguida".
Ahora, por fin a solas, contempló el nuevo establecimiento por enesima vez. No solo habia reconstruido la botica sino que además la habia remodelado. Habia creado un segundo y tercer edificio. El segundo se trataba de la pajareria, donde se encontraba actualmente. Numerosas criaturas y animales de todo tipo descansaban y montaban jaleo a partes iguales. El aleteo de un loro se mezclaba con un croar de una rana en un pequeño estanque con nenufares mientras que a lo lejos habia un débil maullido de una especie de felino pequeño, una cria.
Entre todos estos sonidos la ulterana se sentia más cómoda que en el edificio de la botica en si. Por asi decirlo, se sentia menos sola. Pero por ahora debia volver a la botica.
A diferencia del tercer edificio, apartado de la mirada de la calle principal, la botica y la pajareria estaban conectadas y con una simple puerta se podia pasar de una a otra. La botica llevaba cerrada desde por la mañana debido a las últimas reformas que le quedaba por hacer a la náyade. Se cruzó con más de un obrero pero no le dedicó una segunda mirada a ninguno, pues su verdadero destino se encontraba bajando las escaleras, donde ningun obrero podia pasar ni donde la luz del sol llegaba si quiera.
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En las mazmorras de la botica, antes el sótano, habia instalado un fuerte hechizo que la insonorizaba de dentro para fuera y ningún sonido que se escurriese de entre las piedras húmedas y barotes. Antes, este lugar habia servido las veces de desván como de parte de la trastienda. Con la nueva modificación, la ulterana habia metido a ampliarlo, creando una serie de celdas y tres cuartos apartados. Las celdas tenian unos gruesos barrotes de acero templado con numerosas protecciones. Fuera lo que fuera que quisiera contener dentro, la náyade no tenia intención de que se escapase.
Un ligero goteo en la distancia se entremezclaba con el rechinar de maquinaria, amortiguado por paredes. La humedad era palpable. Los ojos de la ulterana eran dos puntos azules que cargaban la única luz que iluminaba aquel sitio.
De haberse sorprendido, seria el sonido de las cadenas arrastrandose el que oiria. Pero sin contar los sonidos del ambiente, no se oia nada. La propia ulterana moderaba su respiración para no hacer ruido, como si cualquier ruido lo suficientemente fuerte fuera a alterar aquel lugar de apariencia tan siniestra. Y entonces se dirigió hacia los cuartos.
Los tres cuartos, colocados dos de ellos enfrentados y el tercer y último al fondo, presentaban una fuerte puerta de acero remachado y sellado con numerosas protecciones mágicas. De nuevo, sea lo que escondiese tras esas puertas, la náyade no queria que saliera, pero, en el caso de los cuartos, además, requeria que nadie que no tuviese una llave concreta entrase tampoco. A diferencia de la puerta del cuarto del fondo, los dos cuartos enfrentados tenian una pequeña visera, para observar el interior sin tener que abrir la puerta.
Con cierta gracilidad, la niña sacó un juego de llaves de color platino. Eligió una de las más gruesas y la introdujo en la cerradura de la visera. Con fuerza, la desbloqueó y sin miramientos arrastró el pestillo de la visera hacia un lado, revelando la oscuridad del interior del cuarto.
Del interior no se podia adivinar nada, habia demasiada oscuridad. Lentamente, sin embargo, se pudo escuchar un sonido ritmico. Alguien resipiraba hondamente en su interior, parecia dormido, por el ritmo. La náyade se inclinó sobre la puerta, arrimando su pecho contra esta y contemplando através de la visera. Intentando dibujar la silueta del ser que guardaba.
No habia sido la resurrección de la Botica el único de los logros de la náyade durante aquellos cinco meses. No. La ambición de la niña deseaba mucho más que simplemente volver a reconstruir su hogar y negocio. No podria tener paz hasta que viera su venganza llevada a cabo.
Impaciente, tamborileó con las uñas sobre la supeficie de acero de la puerta. Primero discretamente, pero luego lo hizo obvio que deseaba llamar la atención de quien se encontraba dentro.
Al instante, el retintineo de cadenas se dejó oir. Una respiración que se alteraba y unos sonidos gruturales de esfuerzo. Las cadenas dieron una nueva sacudida, mientras una gran forma se adivinaba en la oscuridad, pero todavia sin definición. La gran forma tomó aire con dificultad, como si algo la estuviera estrangulando. Y, entonces, la criatura habló con balbuceos.
La niña pronto se apresuró a calmar a la criatura. Chistandole cariñosamente, le habló.
-Ya, calma... Estoy aquí. Ma está aqui...-dijo con una voz tierna.
La expresión de la náyade se habia vuelto completamente diferente. Normalmente, la ulterana tenia un brillo de energia y luz en sus ojos, pero en aquel entonces, sus ojos no reflejaban luz alguna, sumido en tal oscuridad. Su mirada era tierna, casi maternal. El sonido de cadenas reflejaba que, fuera cual fuera la criatura que estuviese dentro, estaba encadenada e intentaba acercarse a la puerta, a acercarse a la niña.
-Tienes que ser valiente, ¿de acuerdo?-le instó con una siniestra maternalidad.
El sonido de las cadenas combinado con una especie de protesta casi inaudible por parte de la criatura fueron la respuesta.
-Asi me gusta... Ahora, quedate quieto mientras Ma te pone la medicina.-
El sonido de arrastrar las cadenas fue la respuesta. La criatura sabia que debia ponerse de espaldas entonces y no moverse ni un centimetro. O sino, la náyade pincharia más veces hasta sentirse satisfecha.
La niña procedió a sacar una especie de aguja. Con magia, la hizo levitar a través de la ranura y con un pequeño hechizo de impulso, hizo que esta se clavase sobre la carne de la criatura encerrada. Esta, dejo escapar un breve lamento por el fugaz dolor que sintió pero enseguida se relajó, gracias a los efectos narcóticos de la droga.
Entre balbuceos, musitaba algo casi inaudible que sonaba como "Ma". La niña procedió a chistarle tiernamente de nuevo.
-Ma se va a ir de viaje hoy, pero mañana la volverás a ver. Ya verás, se pasará en un santiamén.-dijo a la criatura cuyos lamentos se habian tornado en los gimoteos de un perro abandonado. Un perro abandonado que acababa de ser drogado y que lentamente perdia la consciencia.-Ahora duerme mi pequeño. Duerme y hazte más fuerte y más grande. Por tu Ma.-dijo la ulterana al fin, a medida que la criatura se apaciguaba y los sonidos de cadenas se detenian. Mientras cerraba la visera, se pudo adivinar un brillo de demencia en los ojos de la ulterana que, con ambición, trazaba el siguiente paso de su plan para tomar su justa venganza.
Aunque no por ello, no se iba a privar de la incursión a la tierra de aquel día.
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