- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Maneki Neko - RV Gakuen
20/04/23, 12:52 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Era el último viernes del mes. Estaba amaneciendo y los primeros rayos del alba empezaban a filtrarse a través de las rendijas de la ventana. Tímidos pero decididos a indicar la llegada de un nuevo día.
Ethan no tardó mucho en incorporarse. Apago la alarma antes de que llegara a sonar y aún perezoso, fue a abrir las persianas. El fogonazo de luz repentino baño toda la habitación, lo que le hizo entrecerrar los ojos con cierta molestia. El buen tiempo no acompañaba su estado de ánimo, que lejos de estar alegre se notaba cansado.
Al poco ya estaba bajando a desayunar. Con una coleta maltrecha y unas ojeras que solo indicaba lo poco que había descansado se sentó en una de las mesas más alejadas. Aunque el joven nunca había sido un icono de la moda, hoy se notaba cierto esfuerzo en pasar desapercibido. Vestido con un chándal gris dos tallas mayor y una gorra del mismo tono que le ocultaba parte del rostro, ni siquiera sus zapatillas de normal coloridas acompañaban, siendo hoy de un impoluto y simple blanco. Era un conjunto idóneo para correr o para atracar a alguien, todo dependiendo del contexto.
Y aun así no podía evitar sentirse rodeado de miradas indiscretas. Los veteranos de la residencia ya conocían ese tipo de ritual, mientras que a los novatos se les avisaba de improvisto para que no molestaran.
Todos respetaban su espacio de tranquilidad, pero era inevitable que surgieran rumores ante semejante aura de misterio. Ethan aún conociendo de su existencia, simplemente optaba por ignorarlos. No quería saber nada acerca de ellos.
Recogió las cosas, se cargó la mochila al hombro y sin dirigirse a nadie se encaminó hacia la salida. Móvil en mano volvió a consultar el tiempo de la última semana. Unos días atrás había llovido. No en el campus, si no en el lugar al que se dirigía y eso significaba, que si de por si iba a ser una jornada larga, ahora resultaría extenuante.
Y mientras el joven se perdía entre sinuosas calles, el campus empezaba a llenarse de vida. Alumnos que iban y venían entre los jardines, facultades que abrían sus puertas y timbres que anunciaban el inicio de las primeras clases.
Era viernes y eso se notaba en el ánimo colectivo de quienes deseaban disfrutar del fin de semana.
Solo un par de horas después con las aulas abarrotadas y los profesores dando unas clases letárgicas, un silencioso móvil se encendía con la entrada de una curiosa llamada. Era, cuanto menos, infrecuente. Nohlem conocía el intento de respeto que el Londinense tenía por las clases. Si de por sí era extraño que llamase fuera de una quedada, más lo era que lo hiciera en horas lectivas.
Se sumó a la situación cuando aceptó la llamada y la primera respuesta que obtuvo fue un lastimoso balbuceo incomprensible. El intento resultó breve, acompañado de un silencio que solo se veía interrumpido por lo que parecía sonar como un ligero lloro. Le costó un segundo más el empezar a formular un inicio de conversación.
-Perdón yo… -Tras haberse calmado lo suficiente, otro silencio repentino volvió a golpear la llamada. Tratando con un éxito dudoso de contener la amalgama de emociones que recorría su garganta. Ethan apenas hablaba en un susurro, con una voz continuamente rota ante una situación que parecía superarlo-. No quiero molestar es solo… solo qué… Mierda, perdón.
No llegó a acabar. Se vio abruptamente interrumpido cuando perdió por completo la batalla y un llanto esta vez más notorio se hizo eco en la llamada. Siquiera había logrado terminar una sola frase, y la frustración que sentía le dio el último empujón que necesitaba para lograr finalizar una entre suspiros entrecortados. Que lejos de dirigirse al felino, lanzó al aire como una queja lamentable.
-Joder… ¿Dónde se silencia esta mierda?
Era el último viernes del mes. Estaba amaneciendo y los primeros rayos del alba empezaban a filtrarse a través de las rendijas de la ventana. Tímidos pero decididos a indicar la llegada de un nuevo día.
Ethan no tardó mucho en incorporarse. Apago la alarma antes de que llegara a sonar y aún perezoso, fue a abrir las persianas. El fogonazo de luz repentino baño toda la habitación, lo que le hizo entrecerrar los ojos con cierta molestia. El buen tiempo no acompañaba su estado de ánimo, que lejos de estar alegre se notaba cansado.
Al poco ya estaba bajando a desayunar. Con una coleta maltrecha y unas ojeras que solo indicaba lo poco que había descansado se sentó en una de las mesas más alejadas. Aunque el joven nunca había sido un icono de la moda, hoy se notaba cierto esfuerzo en pasar desapercibido. Vestido con un chándal gris dos tallas mayor y una gorra del mismo tono que le ocultaba parte del rostro, ni siquiera sus zapatillas de normal coloridas acompañaban, siendo hoy de un impoluto y simple blanco. Era un conjunto idóneo para correr o para atracar a alguien, todo dependiendo del contexto.
Y aun así no podía evitar sentirse rodeado de miradas indiscretas. Los veteranos de la residencia ya conocían ese tipo de ritual, mientras que a los novatos se les avisaba de improvisto para que no molestaran.
Todos respetaban su espacio de tranquilidad, pero era inevitable que surgieran rumores ante semejante aura de misterio. Ethan aún conociendo de su existencia, simplemente optaba por ignorarlos. No quería saber nada acerca de ellos.
Recogió las cosas, se cargó la mochila al hombro y sin dirigirse a nadie se encaminó hacia la salida. Móvil en mano volvió a consultar el tiempo de la última semana. Unos días atrás había llovido. No en el campus, si no en el lugar al que se dirigía y eso significaba, que si de por si iba a ser una jornada larga, ahora resultaría extenuante.
Y mientras el joven se perdía entre sinuosas calles, el campus empezaba a llenarse de vida. Alumnos que iban y venían entre los jardines, facultades que abrían sus puertas y timbres que anunciaban el inicio de las primeras clases.
Era viernes y eso se notaba en el ánimo colectivo de quienes deseaban disfrutar del fin de semana.
Solo un par de horas después con las aulas abarrotadas y los profesores dando unas clases letárgicas, un silencioso móvil se encendía con la entrada de una curiosa llamada. Era, cuanto menos, infrecuente. Nohlem conocía el intento de respeto que el Londinense tenía por las clases. Si de por sí era extraño que llamase fuera de una quedada, más lo era que lo hiciera en horas lectivas.
Se sumó a la situación cuando aceptó la llamada y la primera respuesta que obtuvo fue un lastimoso balbuceo incomprensible. El intento resultó breve, acompañado de un silencio que solo se veía interrumpido por lo que parecía sonar como un ligero lloro. Le costó un segundo más el empezar a formular un inicio de conversación.
-Perdón yo… -Tras haberse calmado lo suficiente, otro silencio repentino volvió a golpear la llamada. Tratando con un éxito dudoso de contener la amalgama de emociones que recorría su garganta. Ethan apenas hablaba en un susurro, con una voz continuamente rota ante una situación que parecía superarlo-. No quiero molestar es solo… solo qué… Mierda, perdón.
No llegó a acabar. Se vio abruptamente interrumpido cuando perdió por completo la batalla y un llanto esta vez más notorio se hizo eco en la llamada. Siquiera había logrado terminar una sola frase, y la frustración que sentía le dio el último empujón que necesitaba para lograr finalizar una entre suspiros entrecortados. Que lejos de dirigirse al felino, lanzó al aire como una queja lamentable.
-Joder… ¿Dónde se silencia esta mierda?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
25/04/23, 05:35 pm
Había pulsado todos los botones excepto el correcto. El grito de Ethan le tomó por sorpresa, quedando como un ciervo en mitad de la carretera de manera que ni con todos sus esfuerzos podría disimularlo. Él le había empujado a eso. Tenía razón, callado estaba mejor.
—Perdón —dijo en voz baja, sin energía.
Como un niño pequeño muy avergonzado al que habían regañado demasiado fuerte bajó la vista al suelo con miedo a moverse. Ni agachar la cabeza más de la pequeña inclinación en la que ya la tenía, ni mover un pie, nada, ningún gesto que pudiera empeorar lo que ya estaba mal. Ni siquiera sabía porqué había sido, si por pedir perdón, por insistir, por intentar salir del paso con las figuritas, por pedir perdón otra vez, por lo de Jasper, por no callarse… ¿por todo junto? Le picaban los ojos, pero se aguantaría.
La manera en la que Ethan había ido a por el segundo beso, sus suaves quejidos cuando la boca del varmano no hacía lo que quería, esas cosas se solapaban con el chico que había estado llorando y más con lo que ahora tenía delante. Lo entendía, de verdad que lo entendía. No se alejó cuando él se acercó a pesar de que tenía ganas de hacerlo, pero tampoco le miró a los ojos. Por ahí no iba a pasar. Sus pupilas tenían el grosor justo para verse grandes y aún distinguirse que eran rasgadas, los mismos ojos que había tenido cuando la llamada le había asustado en clase. Ya bastante la había cagado para que encima se diera cuenta de más.
—Más o menos —hizo un gesto robótico con la cabeza. Sonreía un poco pero apenas transmitía. En realidad se acordaba de poco antes, pero ahora...
A pesar de que si por él fuera se habría quedado de pie bajó hasta quedar sentado en el suelo; a fin de cuentas no quería delatar las ganas locas que tenía de irse de allí. Cogió un folio de colores demasiado alegres para su ánimo y… el horror. ¿Por dónde se empezaba? Joder, es que ahora mismo le preguntaban como hacer un barco de papel que era lo único que llevaba toda su vida haciendo y tampoco sabría como. Mierda. Antes que pedirle ayuda a Ethan buscó un tutorial en youtube. Cogió disimuladamente su teléfono y lo inclinó, lo justo para que el inglés no viese lo que hacía, le bajó la luz, se saltó la intro, lo dejó en el suelo refugiado tras su gabardina y, con el vídeo en el formato más pequeño a un lado, se puso a trabajar.
Sus manos se moverían despacio e intentaría darle al play lo menos posible, por si acaso, mientras un silencio impropio de él caía sobre sus hombros.
—Perdón —dijo en voz baja, sin energía.
Como un niño pequeño muy avergonzado al que habían regañado demasiado fuerte bajó la vista al suelo con miedo a moverse. Ni agachar la cabeza más de la pequeña inclinación en la que ya la tenía, ni mover un pie, nada, ningún gesto que pudiera empeorar lo que ya estaba mal. Ni siquiera sabía porqué había sido, si por pedir perdón, por insistir, por intentar salir del paso con las figuritas, por pedir perdón otra vez, por lo de Jasper, por no callarse… ¿por todo junto? Le picaban los ojos, pero se aguantaría.
La manera en la que Ethan había ido a por el segundo beso, sus suaves quejidos cuando la boca del varmano no hacía lo que quería, esas cosas se solapaban con el chico que había estado llorando y más con lo que ahora tenía delante. Lo entendía, de verdad que lo entendía. No se alejó cuando él se acercó a pesar de que tenía ganas de hacerlo, pero tampoco le miró a los ojos. Por ahí no iba a pasar. Sus pupilas tenían el grosor justo para verse grandes y aún distinguirse que eran rasgadas, los mismos ojos que había tenido cuando la llamada le había asustado en clase. Ya bastante la había cagado para que encima se diera cuenta de más.
—Más o menos —hizo un gesto robótico con la cabeza. Sonreía un poco pero apenas transmitía. En realidad se acordaba de poco antes, pero ahora...
A pesar de que si por él fuera se habría quedado de pie bajó hasta quedar sentado en el suelo; a fin de cuentas no quería delatar las ganas locas que tenía de irse de allí. Cogió un folio de colores demasiado alegres para su ánimo y… el horror. ¿Por dónde se empezaba? Joder, es que ahora mismo le preguntaban como hacer un barco de papel que era lo único que llevaba toda su vida haciendo y tampoco sabría como. Mierda. Antes que pedirle ayuda a Ethan buscó un tutorial en youtube. Cogió disimuladamente su teléfono y lo inclinó, lo justo para que el inglés no viese lo que hacía, le bajó la luz, se saltó la intro, lo dejó en el suelo refugiado tras su gabardina y, con el vídeo en el formato más pequeño a un lado, se puso a trabajar.
Sus manos se moverían despacio e intentaría darle al play lo menos posible, por si acaso, mientras un silencio impropio de él caía sobre sus hombros.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
25/04/23, 06:59 pm
Ethan era el vivo ejemplo de: Da consejos, que para mi no tengo. Después de casi 2 años como orientador en su residencia y parte de la organización del campus se había vuelto todo un experto en poder ayudar a otros alumnos. No eran pocos los que acudían a él, ya no solo por papeleos o dudas de alguna extraescolar, si no por problemas personales. Siempre escuchaba, y siempre trataba de buscar alguna solución por muy cansado que se encontrase ese día. Estaba acostumbrado a anteponer la felicidad de otros a su propio bienestar y esa erosión se advertía ahora. Que no solo era incapaz de lidiar con sus propias emociones, sino que encima, de toda la gente que podía salir afectada, estaba fastidiando al que más quería.
Respeto el silencio tan incómodo que se había generado, incapaz por primera vez en mucho tiempo de saber que hacer para solucionarlo. No tardó en arrepentirse de sus decisiones al ver que Nohlem le evitaba la mirada. ¨¿Por qué no te vas?, tienes todo el derecho a irte si quieres¨ El pensamiento rondo por su cabeza como un martillo que solo ejercía presión sobre la misma, golpeándole de forma rítmica para que no pudiera olvidarlo. No era porque él quisiera que se fuera, si no porque, viéndole sentado sentía que solo le estaba forzando a quedarse. ¿Pero qué podía hacer?
Hablar le imponía, asustaba romper aquel ambiente tan tenso. Aturullado de pensamientos intrusivos y con un dolor de cabeza que se estaba empezando a hacer palpable lo dejó estar. Tomó distancias con Nohlem por respeto a la situación y se fue a seguir despejando la tumba con cierta desgana. Como un trabajo forzado, que en parte sí lo era, pues se conocía así mismo y no iba a abandonar el lugar hasta que quedara mínimamente bonito.
Los minutos pasaron como una jarra de agua fría necesaria para limpiar sus nervios y en un momento dado Ethan (Que no era tan guay para tener reloj) fue a buscar su móvil entre los bolsillos, intrigado por saber qué hora era. Solo para darse cuenta de que llevaba abandonado en el suelo desde el inicio.
Contuvo la respiración al acercarse a la zona de Nohlem, principalmente por evitar que hasta un suspiro rompiera la ̈extraña tranquilidad ̈ y se sentó al otro lado, dándole parte de la espalda para seguir respetando el espacio de su amigo. Tomó el teléfono entre sus manos y lo desbloqueo con una ligera sonrisita recién ganada. Daba gracias a su fondo tan bien elegido por darle esos momentos temporales de alivio.
Joder, era verdad. Los mensajes. Con tanto ajetreo nunca había llegado a verlos. Sin pensarlo mucho abrió la conversación, le estaba preguntando si quería algo… Ya lo mencionó antes, tenía un regalo para él. Ethan ladeo un poco el rostro, sintiéndose horrible ante la situación y empezó a subir mensajes. Se deleito el alma un ratito corto, simplemente leyendo el chat absurdo. Aún conservaba un pulso dudoso, que procedió a dejarle en evidencia en uno de sus intentos de deslizar. Un milisegundo pulsando de más provocó que se abriera un video.
-ESTIMADO SEÑOIRIT
Con el pulso rozando la taquicardia consiguió cerrarlo rápidamente. No tenía narices para comprobar si se había oído o no. En vez de eso regresó al inicio del todo, a donde tenía unos mensajes que nunca contestó y cambió el acercamiento.
-Muchas gracias por el detalle
Puedo preguntr que es?
*Preguntar.
Respeto el silencio tan incómodo que se había generado, incapaz por primera vez en mucho tiempo de saber que hacer para solucionarlo. No tardó en arrepentirse de sus decisiones al ver que Nohlem le evitaba la mirada. ¨¿Por qué no te vas?, tienes todo el derecho a irte si quieres¨ El pensamiento rondo por su cabeza como un martillo que solo ejercía presión sobre la misma, golpeándole de forma rítmica para que no pudiera olvidarlo. No era porque él quisiera que se fuera, si no porque, viéndole sentado sentía que solo le estaba forzando a quedarse. ¿Pero qué podía hacer?
Hablar le imponía, asustaba romper aquel ambiente tan tenso. Aturullado de pensamientos intrusivos y con un dolor de cabeza que se estaba empezando a hacer palpable lo dejó estar. Tomó distancias con Nohlem por respeto a la situación y se fue a seguir despejando la tumba con cierta desgana. Como un trabajo forzado, que en parte sí lo era, pues se conocía así mismo y no iba a abandonar el lugar hasta que quedara mínimamente bonito.
Los minutos pasaron como una jarra de agua fría necesaria para limpiar sus nervios y en un momento dado Ethan (Que no era tan guay para tener reloj) fue a buscar su móvil entre los bolsillos, intrigado por saber qué hora era. Solo para darse cuenta de que llevaba abandonado en el suelo desde el inicio.
Contuvo la respiración al acercarse a la zona de Nohlem, principalmente por evitar que hasta un suspiro rompiera la ̈extraña tranquilidad ̈ y se sentó al otro lado, dándole parte de la espalda para seguir respetando el espacio de su amigo. Tomó el teléfono entre sus manos y lo desbloqueo con una ligera sonrisita recién ganada. Daba gracias a su fondo tan bien elegido por darle esos momentos temporales de alivio.
Joder, era verdad. Los mensajes. Con tanto ajetreo nunca había llegado a verlos. Sin pensarlo mucho abrió la conversación, le estaba preguntando si quería algo… Ya lo mencionó antes, tenía un regalo para él. Ethan ladeo un poco el rostro, sintiéndose horrible ante la situación y empezó a subir mensajes. Se deleito el alma un ratito corto, simplemente leyendo el chat absurdo. Aún conservaba un pulso dudoso, que procedió a dejarle en evidencia en uno de sus intentos de deslizar. Un milisegundo pulsando de más provocó que se abriera un video.
-ESTIMADO SEÑOIRIT
Con el pulso rozando la taquicardia consiguió cerrarlo rápidamente. No tenía narices para comprobar si se había oído o no. En vez de eso regresó al inicio del todo, a donde tenía unos mensajes que nunca contestó y cambió el acercamiento.
-Qwres que te lleve algo??
*que
*qieores
**qeries
*que
*qieores
**qeries
-Muchas gracias por el detalle
Puedo preguntr que es?
*Preguntar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
25/04/23, 09:37 pm
Le estaba saliendo horrible. Tenía el vídeo en una pantalla minúscula, a demasiada distancia de su rostro como para entender bien los dobleces y sin audio, ¿cómo iba a salirle bien? ¡Si ni con las clases y la paciencia del inglés podía! Hacer joyas era una cosa que le habían metido en vena desde hacía años, fundir y moldear metales minúsculos a los que encajarles piezas aún más pequeñas y valiosas era una cosa que llevaba, de alguna forma, mejor que ese estúpido trozo de papel. No se iba a poner a llorar delante de una servilleta con aspiraciones, ni de coña. No lo haría ni delante de su hermana, que era con quien más confianza tenía en este mundo, pero... ¿por qué era tan difícil aguantar?
No le salía, no se concentraba, Ethan no le había echado pero cuestión de tiempo que lo hiciese, en cuanto se hartase de que estuviera ahí haciendo bulto peleándose con un folio de flores rosas y peras amarillas. Nohlem se mordió el labio recreándose en su desgracia, pensando en que el beso había sido ¿el mejor de su vida? sí, pero sobre todo un error garrafal, que igual que no había tenido el coraje de declararse a Ethan menos podría hacerlo nunca después de eso, en cómo él tampoco le había dicho nada…
“Porque solo soy su amigo. Uno estúpido y baboso que se aprovecha de él cuando está mal. Como los subnormales que ligan con chamas borrachas. Encima en un cementerio…” no podía contarle nada de eso a Kahlo, para más inri. ¿Con qué cara lo hacía? Le tocaba comérselo solito. “Ya ni amigos porque seguro que ya no me habla” hizo uno de los pasos con demasiada fuerza, mochando el papel. No llegó a romperlo, pero tras eso se vería asimétrico y horrible. Más de lo que ya iba a, claro. Inspiró y exhaló lento, ruidoso, haciendo el esfuerzo manual de que ese pequeño gesto no le llenaran los ojos de lágrimas.
“La he liado, la he liado, la h…” su tren- no, su bola demoledora de pensamientos tuvo un accidente cuando Ethan se sentó al lado suya. El miedo le puso los huevos de corbata y la humedad de sus ojos se quedó en mero brillo, incluso si el chico no estaba haciendo nada. Se enfrascó más en su tarea, en completo y tenso silencio.
O bueno, lo habría sido de no ser por la voz de traductor brasileño leyendo en español. Lo reconocía… bueno, no, veía unos veinte reels de esos en su instagram al día, pero todos eran iguales. Además el audio no venía de su teléfono, sino del de Ethan. Cerraba el círculo de posibilidades. Se giró a verle, pero al estar de espaldas a él y cortarlo pronto Nohlem volvió a la… ¿grulla? de papel con un nuevo trajín de desgracias. Le había dado por error. A lo mejor tan por error como cuando él quería bloquear a alguien de what’sapp y terminaba dándole sin querer a videollamada. ¿Le iba a bloquear? ¿O a lo mejor estaba buscando material con el que mandarle más fuerte a la mierda en su conversación privada…? Dios, tendría para rato. Solo tenía que traducir sus putos vídeos.
Una notificación tapó el tutorial. Un nombre con corazones azules y amarillos, una flor de sakura y el emoji de un pato. Nohlem deslizó el dedo para leer sin abrir realmente la conversación -dios que tontería, lo tenía al lado, ¿que importaba el tic azul?- y… sonrió. Un poco nada más, pero el primer logro es que no fuera una sonrisa mecánica. Cogió el teléfono y abrió el chat.
-Es un secreto
Cuando termine aqui te lo doy
A menos que quieras que me vaya ya….
Entoces me lo quedo
Y el sticker de un gato con gorro de cumpleaños delante de un amasijo de atún a modo de tarta con una frase en español. Una breve exhalación por la nariz a modo de risa delataría que estaba sonriendo otro poco.
-Pone: celebrando que soy inutil
Mira
Dejó el móvil sobre sus piernas y, sin voltearse, acercó la mano con la grulla que había terminado al británico y la dejó en el suelo, en su campo de visión.
“Desastre” era poco.
Para que se notase mejor lo que era la cabeza y lo que era la cola Nohlem había tenido la genial idea de romperle un poco la cara para hacer un agujero que, según su lógica, era un ojo. Del otro lado no tenía porque por supuesto, solo había elegido el mejor perfil (que ya bastante malo era de por si) en un intento de hacerlo más reconocible. Tenía un ala más abierta que la otra y la cola en lugar de ser recta le hacía como un tirabuzón, porque había quedado mucho más larga que el cuello y de alguna manera tuvo que remediarlo. Por supuesto había un montón de pellizcos que enseñaban el color del papel por dentro, más cantosos gracias a las arrugas a pesar de que había intentado aplanarlos con los dedos.
Al menos el papel era bonito.
No le salía, no se concentraba, Ethan no le había echado pero cuestión de tiempo que lo hiciese, en cuanto se hartase de que estuviera ahí haciendo bulto peleándose con un folio de flores rosas y peras amarillas. Nohlem se mordió el labio recreándose en su desgracia, pensando en que el beso había sido ¿el mejor de su vida? sí, pero sobre todo un error garrafal, que igual que no había tenido el coraje de declararse a Ethan menos podría hacerlo nunca después de eso, en cómo él tampoco le había dicho nada…
“Porque solo soy su amigo. Uno estúpido y baboso que se aprovecha de él cuando está mal. Como los subnormales que ligan con chamas borrachas. Encima en un cementerio…” no podía contarle nada de eso a Kahlo, para más inri. ¿Con qué cara lo hacía? Le tocaba comérselo solito. “Ya ni amigos porque seguro que ya no me habla” hizo uno de los pasos con demasiada fuerza, mochando el papel. No llegó a romperlo, pero tras eso se vería asimétrico y horrible. Más de lo que ya iba a, claro. Inspiró y exhaló lento, ruidoso, haciendo el esfuerzo manual de que ese pequeño gesto no le llenaran los ojos de lágrimas.
“La he liado, la he liado, la h…” su tren- no, su bola demoledora de pensamientos tuvo un accidente cuando Ethan se sentó al lado suya. El miedo le puso los huevos de corbata y la humedad de sus ojos se quedó en mero brillo, incluso si el chico no estaba haciendo nada. Se enfrascó más en su tarea, en completo y tenso silencio.
O bueno, lo habría sido de no ser por la voz de traductor brasileño leyendo en español. Lo reconocía… bueno, no, veía unos veinte reels de esos en su instagram al día, pero todos eran iguales. Además el audio no venía de su teléfono, sino del de Ethan. Cerraba el círculo de posibilidades. Se giró a verle, pero al estar de espaldas a él y cortarlo pronto Nohlem volvió a la… ¿grulla? de papel con un nuevo trajín de desgracias. Le había dado por error. A lo mejor tan por error como cuando él quería bloquear a alguien de what’sapp y terminaba dándole sin querer a videollamada. ¿Le iba a bloquear? ¿O a lo mejor estaba buscando material con el que mandarle más fuerte a la mierda en su conversación privada…? Dios, tendría para rato. Solo tenía que traducir sus putos vídeos.
Una notificación tapó el tutorial. Un nombre con corazones azules y amarillos, una flor de sakura y el emoji de un pato. Nohlem deslizó el dedo para leer sin abrir realmente la conversación -dios que tontería, lo tenía al lado, ¿que importaba el tic azul?- y… sonrió. Un poco nada más, pero el primer logro es que no fuera una sonrisa mecánica. Cogió el teléfono y abrió el chat.
-Muchas gracias por el detalle
Puedo preguntr que es?
*Preguntar.
Puedo preguntr que es?
*Preguntar.
-Es un secreto
Cuando termine aqui te lo doy
A menos que quieras que me vaya ya….
Entoces me lo quedo
Y el sticker de un gato con gorro de cumpleaños delante de un amasijo de atún a modo de tarta con una frase en español. Una breve exhalación por la nariz a modo de risa delataría que estaba sonriendo otro poco.
-Pone: celebrando que soy inutil
Mira
Dejó el móvil sobre sus piernas y, sin voltearse, acercó la mano con la grulla que había terminado al británico y la dejó en el suelo, en su campo de visión.
“Desastre” era poco.
Para que se notase mejor lo que era la cabeza y lo que era la cola Nohlem había tenido la genial idea de romperle un poco la cara para hacer un agujero que, según su lógica, era un ojo. Del otro lado no tenía porque por supuesto, solo había elegido el mejor perfil (que ya bastante malo era de por si) en un intento de hacerlo más reconocible. Tenía un ala más abierta que la otra y la cola en lugar de ser recta le hacía como un tirabuzón, porque había quedado mucho más larga que el cuello y de alguna manera tuvo que remediarlo. Por supuesto había un montón de pellizcos que enseñaban el color del papel por dentro, más cantosos gracias a las arrugas a pesar de que había intentado aplanarlos con los dedos.
Al menos el papel era bonito.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
26/04/23, 06:11 pm
El mundo recobró color cuando recibió una respuesta. Tanto así que dejó escapar un suspiro de completo alivio mientras cogía el teléfono con más fuerza, ilusionado de que hubiera funcionado. Al menos Nohlem no estaba cabreado, bien. Porque se sentía horrendamente mal después de haberle gritado.
Los mensajes siguieron y en él floreció una sonrisa tímida. Preguntar por el regalo solo era una excusa, pero ver el tono de humor del felino le reconfortó gratamente.
-Escribiendo…
¨No hacía falta nada, si el mejor regalo eres tú¨ ….. Borrar. No podía escribir eso, debía evitar cualquier texto que pudiera generar confusión o dobles sentidos. ¨Joder, idiota ya se ha complicado bastante, no metas más la pata¨. Estaban mejor así verdad? Como amigos, solo como amigos.
Ethan dejó que aquella frase le atormentara mientras negaba sutilmente con la cabeza. El varmano no buscaba ese tipo de relación, lo sabía de primera mano. Tanto por anécdotas sueltas que le contaba Nohlem, como por haber conocido a las víctimas. No era la primera vez que alguna acudía a él entre lágrimas, ya fuera por intentar convencerlo de que hablara con el gato, como por no saber que se llevaban bien. De ambas formas siempre acababa con el mismo resultado: Por un lado completo alivio al enterarse de que Nohlem cortó la relación para que no fueran a más, como la inseguridad que le causaba que sucediera eso cuando una persona se le confesaba. Nah, prefería vivir con el dolor de no ser correspondido a decirle la verdad y que su amistad terminara.
-Ojalá sea un Enantyum porquf estoy hcho mierda.
Pero puedo espersw encantado
Quiero ver tu obra de arte.
Observó el curioso sticker agradeciendo la traducción instantánea (Ya estaba abriendo google) y entonces, se giró a visualizar la joyita. No pudo contener la primera risa, aunque lo intentó con las siguientes, convirtiéndolas en resoplidos entrecortados. Trataba de no hacerle sentir mal, pero jopetas como costaba aguantar.
Cuando tomó la figurita entre sus manos un aire nostálgico le invadió. Era una putisima mierda, pero solo por el cariño y el esfuerzo valía la pena.
-Espera un moenfeto
Un tap tap rítmico indicaba que estaba buscando algo en su galería de fotos. Bajando lo suficiente hasta encontrar lo que buscaba. Una imagen invadió parte de la conversación y para sorpresa de Nohlem se trataba de una rana de origami que poco más y parecía haber vivido la tercera guerra mundial. Le faltaba una pata y media, tenía tantas arrugas donde no debería que el papel en algunas zonas estaba deshilachado y apenas lograba mantener su forma gracias a unos vendajes de celo translúcido. El rostro era sólo visible gracias a sus dos ojitos de plástico y se veía vizca por los mismos.
-Está se llama Parches.
Qia nombre tiene la tuaa?
A mi me gusta, es nbonista
Me la puedo quedssar?
Ni siquiera trato de corregir todas las faltas que tenía. El pulso no le daba para tanto y si lo intentaba hacer se le quedaría una convo kilométrica. Al terminar de escribir se recoloco en el sitio, tratando de quedarse de medio lado. Por poder intentar ver a Nohlem disimuladamente. No había huevos para hablar, pero quería poder conocer parte de sus reacciones. La grulla en cambio, se quedó descansando en su regazo, colocada cuidadosamente para que no le pasara nada malo. Pensaba llevársela a casa.
Los mensajes siguieron y en él floreció una sonrisa tímida. Preguntar por el regalo solo era una excusa, pero ver el tono de humor del felino le reconfortó gratamente.
-Escribiendo…
¨No hacía falta nada, si el mejor regalo eres tú¨ ….. Borrar. No podía escribir eso, debía evitar cualquier texto que pudiera generar confusión o dobles sentidos. ¨Joder, idiota ya se ha complicado bastante, no metas más la pata¨. Estaban mejor así verdad? Como amigos, solo como amigos.
Ethan dejó que aquella frase le atormentara mientras negaba sutilmente con la cabeza. El varmano no buscaba ese tipo de relación, lo sabía de primera mano. Tanto por anécdotas sueltas que le contaba Nohlem, como por haber conocido a las víctimas. No era la primera vez que alguna acudía a él entre lágrimas, ya fuera por intentar convencerlo de que hablara con el gato, como por no saber que se llevaban bien. De ambas formas siempre acababa con el mismo resultado: Por un lado completo alivio al enterarse de que Nohlem cortó la relación para que no fueran a más, como la inseguridad que le causaba que sucediera eso cuando una persona se le confesaba. Nah, prefería vivir con el dolor de no ser correspondido a decirle la verdad y que su amistad terminara.
-Pone: celebrando que soy un inutil
Mira
Mira
-Ojalá sea un Enantyum porquf estoy hcho mierda.
Pero puedo espersw encantado
Quiero ver tu obra de arte.
Observó el curioso sticker agradeciendo la traducción instantánea (Ya estaba abriendo google) y entonces, se giró a visualizar la joyita. No pudo contener la primera risa, aunque lo intentó con las siguientes, convirtiéndolas en resoplidos entrecortados. Trataba de no hacerle sentir mal, pero jopetas como costaba aguantar.
Cuando tomó la figurita entre sus manos un aire nostálgico le invadió. Era una putisima mierda, pero solo por el cariño y el esfuerzo valía la pena.
-Espera un moenfeto
Un tap tap rítmico indicaba que estaba buscando algo en su galería de fotos. Bajando lo suficiente hasta encontrar lo que buscaba. Una imagen invadió parte de la conversación y para sorpresa de Nohlem se trataba de una rana de origami que poco más y parecía haber vivido la tercera guerra mundial. Le faltaba una pata y media, tenía tantas arrugas donde no debería que el papel en algunas zonas estaba deshilachado y apenas lograba mantener su forma gracias a unos vendajes de celo translúcido. El rostro era sólo visible gracias a sus dos ojitos de plástico y se veía vizca por los mismos.
-Está se llama Parches.
Qia nombre tiene la tuaa?
A mi me gusta, es nbonista
Me la puedo quedssar?
Ni siquiera trato de corregir todas las faltas que tenía. El pulso no le daba para tanto y si lo intentaba hacer se le quedaría una convo kilométrica. Al terminar de escribir se recoloco en el sitio, tratando de quedarse de medio lado. Por poder intentar ver a Nohlem disimuladamente. No había huevos para hablar, pero quería poder conocer parte de sus reacciones. La grulla en cambio, se quedó descansando en su regazo, colocada cuidadosamente para que no le pasara nada malo. Pensaba llevársela a casa.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
27/04/23, 01:20 am
El sentimiento de alivio era mutuo. De hecho mientras esperaba su respuesta Nohlem alzó la cabeza por encima del hombro para comprobar que estuviera respondiendo, aún si desde ese ángulo veía poco más que su espalda y sus hombros. El problema distaba de desaparecer y quien sabe si en la nueva calma del mañana volviera por él para morder, pero el simple hecho de que Ethan y él estuvieran hablando, aún en un formato tan peculiar estando a menos de un metro el uno del otro, significaban muchas buenas cosas, que con lo agorero que era no era poco.
No tenía medicinas encima, por desgracia, que con gusto se la ofrecería. Si hacía falta pasaría por una farmacia, e igual que Ethan iba a abrir el traductor él hizo lo mismo con google para encontrar una cercana. La risa que delató al británico de haber visto su amorfísima grulla le hizo despegar los ojos del mapa para echar la vista atrás una vez más, sonriendo de medio lado.
-Oyee
Que tiene sentimientos sabes??? La hice con todo mi cariño
Y el sticker de un gato triste.
Al recibir la foto Nohlem la pulsó dos veces a descargar creyendo que el archivo estaba corrupto o no se había bajado bien, algo que resultó no ser el caso. Le hizo zoom en distintos sitios, comprobando que no, no es que la foto fuera una mierda: es que el animal lo era. Se trataba de una… ¿rana? Estaba tan mal y se veía tan necesitada de acabar con su vida que creyó que lo mismo se trataba de la primera figurita que había hecho Ethan nunca.
—A la vaaaaina… —masculló.
-Y te ries de mi grulla?? Pero hola? Esta salamanquesa?
Se rió por lo bajo, lo suficientemente audible para Ethan. Ah, no había pensado ningún nombre. No tenía la imaginación para inventarse nombrecitos e historias, menos tras el mal rato que habían pasado. Miró arriba buscando la inspiración divina y la obtuvo.
-Se llama Nubarrón
Porque se lo trago un huracan y salio asi
Es todo tuyo
Bueno no, custodia compartida
Puedes ponerle unos ojos asi de fantasticos tmb a nubarron?
Y mencionó la foto.
—Enebonista —repitió, burlón sin que su tono lo sonase. La manera de escribir de Ethan estaba siendo una cosa. Le buscó por el rabillo del ojo y esta vez, para su sorpresa, sí le encontró, o por lo menos parte de sus facciones. Se arrastró lo justo en el suelo para rozar la espalda contra la suya, una pequeña solicitud de contacto que por su parte no iría a más, volteando el rostro lo más casual posible de vuelta al móvil—. Qued-sar.
Seguía nervioso por todo pero, igual que un niño, haría lo que fuera por ignorar el dolor venido del grito, cualquier cuquería con tal de dar la vuelta al folio y dejar las cosas como si nada hubiera sucedido. Siquiera no tan espantosas.
No tenía medicinas encima, por desgracia, que con gusto se la ofrecería. Si hacía falta pasaría por una farmacia, e igual que Ethan iba a abrir el traductor él hizo lo mismo con google para encontrar una cercana. La risa que delató al británico de haber visto su amorfísima grulla le hizo despegar los ojos del mapa para echar la vista atrás una vez más, sonriendo de medio lado.
-Oyee
Que tiene sentimientos sabes??? La hice con todo mi cariño
Y el sticker de un gato triste.
Al recibir la foto Nohlem la pulsó dos veces a descargar creyendo que el archivo estaba corrupto o no se había bajado bien, algo que resultó no ser el caso. Le hizo zoom en distintos sitios, comprobando que no, no es que la foto fuera una mierda: es que el animal lo era. Se trataba de una… ¿rana? Estaba tan mal y se veía tan necesitada de acabar con su vida que creyó que lo mismo se trataba de la primera figurita que había hecho Ethan nunca.
—A la vaaaaina… —masculló.
-Y te ries de mi grulla?? Pero hola? Esta salamanquesa?
Se rió por lo bajo, lo suficientemente audible para Ethan. Ah, no había pensado ningún nombre. No tenía la imaginación para inventarse nombrecitos e historias, menos tras el mal rato que habían pasado. Miró arriba buscando la inspiración divina y la obtuvo.
-Se llama Nubarrón
Porque se lo trago un huracan y salio asi
Es todo tuyo
Bueno no, custodia compartida
Puedes ponerle unos ojos asi de fantasticos tmb a nubarron?
Y mencionó la foto.
—Enebonista —repitió, burlón sin que su tono lo sonase. La manera de escribir de Ethan estaba siendo una cosa. Le buscó por el rabillo del ojo y esta vez, para su sorpresa, sí le encontró, o por lo menos parte de sus facciones. Se arrastró lo justo en el suelo para rozar la espalda contra la suya, una pequeña solicitud de contacto que por su parte no iría a más, volteando el rostro lo más casual posible de vuelta al móvil—. Qued-sar.
Seguía nervioso por todo pero, igual que un niño, haría lo que fuera por ignorar el dolor venido del grito, cualquier cuquería con tal de dar la vuelta al folio y dejar las cosas como si nada hubiera sucedido. Siquiera no tan espantosas.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
27/04/23, 11:26 am
Ethan esbozó una sonrisa de mayor tamaño a medida que la conversación avanzaba, y menos mal porque si se hubieran ido de allí enfadados ya habría sido la segunda noche en vela que le tocaba aguantar. Conociendo encima a los de su residencia, verle tan mal solo conseguiría que los rumores cobrarán mayor protagonismo y dios le librará de ello, porque la alternativa sería tener a una agrupación de gente a su alrededor, supervisando todo el rato para idear entre todos como animarle, y no, Ethan no tenía humor para ninguna.
Pero todo aquello no sucedería pues cada meme le sumaba un poquito de ánimo. No en sí por los stickers, que en general nunca entendía su humor, si no porque Nohlem volvía a hablar con coloquios en una conversación distendida. Cuando le respondió a la ranuja decidió omitir por el bien de ambos quien había sido su creador original, a pesar de que el dramatismo absurdo por cuidar los sentimientos de aquel infraser le estaba provocando un fuerte deja vu.
-Mh la hizo otrd persona que como tu es un negao
Pero tiends suerte, les tengo más aprecio asi
por el intento y tas
Decidió buscar entre sus emotes para complementar el chat. Gracias a unos estudiantes de primer año, Ethan había conocido unos sticker de pollitos que le resultaban entrañablemente tiernos y aún sin entender la correlación de porque se los enviaban, era de los pocos que aún conservaba. Si el dibujo era cuqui, se quedaba marcado con la estrellita. Desconocía lo lejos que el mote de mama pato se había esparcido por el campus, y que cada vez era un mayor número de estudiantes los que se consideraban así mismos como sus patitos. Algunos llevaban el apodo con honor, mientras que otros lo usaban para presumir del guía tan mono que les tocó al inicio del curso.
Así pues a Nohlem le llegó un pollito amarillo, de formas suaves y redondeadas, y dos alitas igual de pomposas que el cuerpo, con un corazón en un lateral que le dedicaba el animal.
-Nubarrs ?
Entonces, tenemos ahora un hijo?
Y sí tengo ojitos, perf solo si me cedes parte de la custodia
Yo md lo quedo entre semans
Bromeo con los mensajes mientras recordaba que él no tenía ese tipo de ojos, pero bueno, era añadir una parada a la vuelta para comprarlos. Cuando notó el leve contacto de espalda contra espalda animo a ello y se apoyó con más firmeza sobre la de Nohlem. Aceptar aquel gesto era pura complacencia, porque lo que deseaba era poder recuperar el tacto de sus manos juntas o el estar acurrucados pero sabía que era mejor así, para los dos, o al menos para él mismo.
-Oye no te rdias de mí!
roas*
riad**
riss***
……
Grabando audio...
Sumando al absurdo de la situación Ethan se acercó el móvil al rostro para empezar a hablar. ¿Le iba a mandar la respuesta grabada aún sabiendo que estaban al lado y le escuchaba perfectamente? Si.
-Oye que te oigo! Hago lo que puedo con lo que tengo un respeto. -El tono era obviamente un cabreo fingido, dramatismo puro que dejaba entrever la risa contenida del chico. -Además te recuerdo que tengo a tu hijo en mi dominio. Cuidado con lo que dices.
Nada más enviarle el mensaje, le regaló una foto de su regazo donde podía verse a la figura maltrecha descansando, como una amenaza velada dentro del humor. Ni loco le hacía nada a la pobre.
-Primde aviso, al segundo te empiezan a llegar pares.
Pero todo aquello no sucedería pues cada meme le sumaba un poquito de ánimo. No en sí por los stickers, que en general nunca entendía su humor, si no porque Nohlem volvía a hablar con coloquios en una conversación distendida. Cuando le respondió a la ranuja decidió omitir por el bien de ambos quien había sido su creador original, a pesar de que el dramatismo absurdo por cuidar los sentimientos de aquel infraser le estaba provocando un fuerte deja vu.
-Mh la hizo otrd persona que como tu es un negao
Pero tiends suerte, les tengo más aprecio asi
por el intento y tas
Decidió buscar entre sus emotes para complementar el chat. Gracias a unos estudiantes de primer año, Ethan había conocido unos sticker de pollitos que le resultaban entrañablemente tiernos y aún sin entender la correlación de porque se los enviaban, era de los pocos que aún conservaba. Si el dibujo era cuqui, se quedaba marcado con la estrellita. Desconocía lo lejos que el mote de mama pato se había esparcido por el campus, y que cada vez era un mayor número de estudiantes los que se consideraban así mismos como sus patitos. Algunos llevaban el apodo con honor, mientras que otros lo usaban para presumir del guía tan mono que les tocó al inicio del curso.
Así pues a Nohlem le llegó un pollito amarillo, de formas suaves y redondeadas, y dos alitas igual de pomposas que el cuerpo, con un corazón en un lateral que le dedicaba el animal.
-Nubarrs ?
Entonces, tenemos ahora un hijo?
Y sí tengo ojitos, perf solo si me cedes parte de la custodia
Yo md lo quedo entre semans
Bromeo con los mensajes mientras recordaba que él no tenía ese tipo de ojos, pero bueno, era añadir una parada a la vuelta para comprarlos. Cuando notó el leve contacto de espalda contra espalda animo a ello y se apoyó con más firmeza sobre la de Nohlem. Aceptar aquel gesto era pura complacencia, porque lo que deseaba era poder recuperar el tacto de sus manos juntas o el estar acurrucados pero sabía que era mejor así, para los dos, o al menos para él mismo.
-Oye no te rdias de mí!
roas*
riad**
riss***
……
Grabando audio...
Sumando al absurdo de la situación Ethan se acercó el móvil al rostro para empezar a hablar. ¿Le iba a mandar la respuesta grabada aún sabiendo que estaban al lado y le escuchaba perfectamente? Si.
-Oye que te oigo! Hago lo que puedo con lo que tengo un respeto. -El tono era obviamente un cabreo fingido, dramatismo puro que dejaba entrever la risa contenida del chico. -Además te recuerdo que tengo a tu hijo en mi dominio. Cuidado con lo que dices.
Nada más enviarle el mensaje, le regaló una foto de su regazo donde podía verse a la figura maltrecha descansando, como una amenaza velada dentro del humor. Ni loco le hacía nada a la pobre.
-Primde aviso, al segundo te empiezan a llegar pares.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
28/04/23, 07:44 pm
Si hacer animales feos era una competencia aquel que fuera su rival le había ganado. No insistió en conocer su autoría, conforme con que Nubarrón estuviera en el mismo podio de aquella cosa. No es que él tuviera mucho que decir de aquello, guardaba todas las figuritas de papel que Ethan le había hecho o regalado en una estantería que había pedido solo para eso.
—Nubarr-s —repitió en voz baja: seguiría leyendo todas las faltas que tuviera Ethan. La idea de que ese adefecio de papel fuera su hijo le sacó una sonrisa y un pequeño rubor, del cual buscó deshacerse masajeando sus mejillas.
-Si
Uuff seguro? Si se va con el padre aburrido entre semana y con el genial los findes… va a quererme mas a mi, sabes no?
Nohlem permitió descansar un poco más el peso para que Ethan no le empujara y hacerle de soporte. Ah, lo que daría por no haberla liado y dejar reposar su cabeza contra la suya… Bueno, demasiado tenía que agradecer que Ethan siguiera ahí en primer lugar.
—Perf. Eme de. Seman-ss —las risas se le iban cada vez más audibles—. Erredias. Roas. Riad. Riss… Espera —se fijó arriba, debajo de su nombre, el texto que delataba lo que su amigo estaba haciendo y se volteó un poco para verle—. ¿En serio estás- —dejó la réplica para escucharle. En el audio que le llegase se escucharía a sí mismo reirse, así como hablar por debajo de Ethan—. Eres tontísimo. ¡Eres tontísimo y no sabes escribir!
Por hacer el paripé Nohlem le dio play al audio y lo puso a todo volumen. Después de eso solo se podía dar más vergüenza ajena. Ante la amenaza se llevó una mano al pecho con gesto afligido, incluso si desde ahí nadie podía verlo.
Grabando audio…
—Te advierto que tengo dinero para muy buenos abogados, como le pase algo a nuestro hijo no vas a salir de la cárcel. O bueno mejor sí, que seguro que estar encerrado con ese malandro de Connor te gusta —resopló—. Pero a quien no... Ey, ¿Nubarrón? ¿Me oyes Nubarrón? ¡Papi te quiere! ¡Te llevaré a Disneyworld, no como el aburrido de tu padre que solo te obliga a terminar los deberes!
Y con una sonrisa comedida se grabó a sí mismo lanzándole un beso a la cámara, el cual le mandó en formato gif. Detrás, obviamente, se veía a Ethan. Joder vaya conversación de recuerdo más rara para un día como ese.
—Nubarr-s —repitió en voz baja: seguiría leyendo todas las faltas que tuviera Ethan. La idea de que ese adefecio de papel fuera su hijo le sacó una sonrisa y un pequeño rubor, del cual buscó deshacerse masajeando sus mejillas.
-Si
Uuff seguro? Si se va con el padre aburrido entre semana y con el genial los findes… va a quererme mas a mi, sabes no?
Nohlem permitió descansar un poco más el peso para que Ethan no le empujara y hacerle de soporte. Ah, lo que daría por no haberla liado y dejar reposar su cabeza contra la suya… Bueno, demasiado tenía que agradecer que Ethan siguiera ahí en primer lugar.
—Perf. Eme de. Seman-ss —las risas se le iban cada vez más audibles—. Erredias. Roas. Riad. Riss… Espera —se fijó arriba, debajo de su nombre, el texto que delataba lo que su amigo estaba haciendo y se volteó un poco para verle—. ¿En serio estás- —dejó la réplica para escucharle. En el audio que le llegase se escucharía a sí mismo reirse, así como hablar por debajo de Ethan—. Eres tontísimo. ¡Eres tontísimo y no sabes escribir!
Por hacer el paripé Nohlem le dio play al audio y lo puso a todo volumen. Después de eso solo se podía dar más vergüenza ajena. Ante la amenaza se llevó una mano al pecho con gesto afligido, incluso si desde ahí nadie podía verlo.
Grabando audio…
—Te advierto que tengo dinero para muy buenos abogados, como le pase algo a nuestro hijo no vas a salir de la cárcel. O bueno mejor sí, que seguro que estar encerrado con ese malandro de Connor te gusta —resopló—. Pero a quien no... Ey, ¿Nubarrón? ¿Me oyes Nubarrón? ¡Papi te quiere! ¡Te llevaré a Disneyworld, no como el aburrido de tu padre que solo te obliga a terminar los deberes!
Y con una sonrisa comedida se grabó a sí mismo lanzándole un beso a la cámara, el cual le mandó en formato gif. Detrás, obviamente, se veía a Ethan. Joder vaya conversación de recuerdo más rara para un día como ese.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
29/04/23, 05:48 pm
Las carcajadas de Nohlem invadieron el ambiente y no tardaron en contagiar a Ethan, quien aún de espaldas no podía evitar morirse de la risa al escuchar su audio. Dio un leve empujón aprovechando que estaban pegados como reprimenda, incapaz de retomar el chat ante el ataque repentino. ¿De verdad estaban discutiendo ahora sobre la custodia de su hijo?
Sí, lo estaban haciendo y él solo podía agradecer el haber recuperado la tontuna entre ambos. El felino desconocía lo mucho que le aportaba esa amistad. Joder, hace tan solo un año el chaval estaba tirado en su piso sin querer saber nada de nadie y ahora se le llenaban los findes con planes absurdos junto a su grupo de amigos. Tanto el burro de Connor como el flirteo humorístico de Nohlem le llenaba los días. No quería perder eso.
Cuando recibió el gif se quedó unos segundos observando en bucle. Replanteando en un momento todas sus decisiones. Ah, menudo lío mental tenía, mejor si no pensaba en ello y actuaba como siempre. Como el amigo estúpido que se reía hasta del casino más grande que le tirarán encima. Le habría encantado besar de forma sonora la pantalla como buena indirecta, e incluso enviarle una respuesta de él haciendo lo mismo pero acabo cuidándose en salud. Se guardó el video, tapó la cabecita de la grulla con una mano (Para que no escuchase) y se puso el audio que acaba de oír en persona.
-No le metas en esta discusión, él no puede oírte. -Tuvo que cancelar el audio porque empezaba a verse entrecortado por las risas al recordar el comentario de Connor, joder que si le gustaría compartir celda con el. Unos segundos después y más calmado empezó a grabar de nuevo. -EHEM, no metas al niño en esta discusión. Él no puede oírte, ni a tí, ni a tus chantajes emocionales. Cuando sea mayor habrá agradecido tener unos buenos estudios y una correcta educación… No al padre que le perdió de vista ligando con la sirenita en Disney World…
Lo mandó y dejó que la calma volviera a reinar.
Nah, tenía que rematar semejante dramatismo. En un momento, volvió a crear otro audio bastante más corto pues hablaba de forma atropellada.
-No me contactes más, hablaremos en los juzgados.
Una vez culminó el tercer acto, hizo lo único que podía hacer. Ethan fue hasta las opciones en la conversación y bloqueó el contacto. Rompiendo en una sonora risa como si fuera un niño incapaz de disimular sus propias fechorías.
Nohlem podía notar como el asiático se iba resbalando por su espalda, dejando ganar la batalla a todos los resoplidos que salían de él. Al menos el lugar había quedado decente, él se llevaba un nuevo regalo a casa y ya no había dramas entre ambos. (Ignorando fervientemente y dejando olvidado en una esquina de sus pensamientos todas las dudas que seguramente le asaltarán a al vuelta a casa)
-Ay… perdón, perdón. ¿Puedo saber ya cual es el regalo? Podemos irnos ya si quieres.
Le dijo con un hilo de voz medio tirado entre las piedras y la hierva del lugar, apenas apoyado ya sobre su espalda. Había deslizado tanto que prácticamente estaba tumbado en el suelo.
Sí, lo estaban haciendo y él solo podía agradecer el haber recuperado la tontuna entre ambos. El felino desconocía lo mucho que le aportaba esa amistad. Joder, hace tan solo un año el chaval estaba tirado en su piso sin querer saber nada de nadie y ahora se le llenaban los findes con planes absurdos junto a su grupo de amigos. Tanto el burro de Connor como el flirteo humorístico de Nohlem le llenaba los días. No quería perder eso.
Cuando recibió el gif se quedó unos segundos observando en bucle. Replanteando en un momento todas sus decisiones. Ah, menudo lío mental tenía, mejor si no pensaba en ello y actuaba como siempre. Como el amigo estúpido que se reía hasta del casino más grande que le tirarán encima. Le habría encantado besar de forma sonora la pantalla como buena indirecta, e incluso enviarle una respuesta de él haciendo lo mismo pero acabo cuidándose en salud. Se guardó el video, tapó la cabecita de la grulla con una mano (Para que no escuchase) y se puso el audio que acaba de oír en persona.
-No le metas en esta discusión, él no puede oírte. -Tuvo que cancelar el audio porque empezaba a verse entrecortado por las risas al recordar el comentario de Connor, joder que si le gustaría compartir celda con el. Unos segundos después y más calmado empezó a grabar de nuevo. -EHEM, no metas al niño en esta discusión. Él no puede oírte, ni a tí, ni a tus chantajes emocionales. Cuando sea mayor habrá agradecido tener unos buenos estudios y una correcta educación… No al padre que le perdió de vista ligando con la sirenita en Disney World…
Lo mandó y dejó que la calma volviera a reinar.
Nah, tenía que rematar semejante dramatismo. En un momento, volvió a crear otro audio bastante más corto pues hablaba de forma atropellada.
-No me contactes más, hablaremos en los juzgados.
Una vez culminó el tercer acto, hizo lo único que podía hacer. Ethan fue hasta las opciones en la conversación y bloqueó el contacto. Rompiendo en una sonora risa como si fuera un niño incapaz de disimular sus propias fechorías.
Nohlem podía notar como el asiático se iba resbalando por su espalda, dejando ganar la batalla a todos los resoplidos que salían de él. Al menos el lugar había quedado decente, él se llevaba un nuevo regalo a casa y ya no había dramas entre ambos. (Ignorando fervientemente y dejando olvidado en una esquina de sus pensamientos todas las dudas que seguramente le asaltarán a al vuelta a casa)
-Ay… perdón, perdón. ¿Puedo saber ya cual es el regalo? Podemos irnos ya si quieres.
Le dijo con un hilo de voz medio tirado entre las piedras y la hierva del lugar, apenas apoyado ya sobre su espalda. Había deslizado tanto que prácticamente estaba tumbado en el suelo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
29/04/23, 11:49 pm
Estaba tentadísimo a grabar a Ethan riendo, un audio sin más que eso, solo su risa y la propia en consecuencia. Santos, le adoraba, le adoraba demasiado como para arriesgarse a perderlo otra vez por dejarse llevar por sus estúpidos sentimientos. Incluso si eso era así para siempre y Ethan conseguía a alguien que le hiciera feliz, supuso que estaba bien.
Aunque tampoco era algo que estuviera pensando con frialdad.
—¿Que no puede oírme? —se volteó—. ¡¿Qué no?!
No quería ponerse a dar voces en un cementerio así que hizo gala de su buena educación y se contuvo, también como respeto al siguiente audio y ocurrencias del moreno. Se tapó la boca con un puño para reírse en este y de nuevo lo reprodujo con todo el volumen, con la novedad de que esta vez lo puso en x2 de velocidad. Ethan sonaba como una ardilla quejica. No dejó que terminase, y con un sonoro “¡Bah!” lleno de desdén lo cortó. Al siguiente no se molestó en darle play; ya estaba ocupado con la respuesta.
—Pues que sepas que nuestro hijo guardará mejor recuerdo del padre que le dio una infancia feliz y le permitió ser un niño, no un becario. ¡Y para tu información he ligado con Gastón y con Tiana! Tengo MUCHO mejor gusto y… —el silenció caló según se dio cuenta de algo. No veía la imagen de perfil de su receptor—. ¿Me has bloqueado? ¿¡Me has bloqueado!?
Se volteó a mirarle con el rostro cargado de sorpresa y ofensa, no fingidas pero sí exageradas, encontrándoselo casi por completo en el suelo. Pensó que estaba adorable, pero no era algo que le fuera a decir después de la tensión y mucho menos después de una jugada tan fea. A pesar de tener la boca muy abierta por el shock le estaba costando mucho no esbozar una sonrisa entremedias, y los pequeños bajones de su pecho indicaban la risa que se estaba aguantando.
—¡Serás-…! —se mordió el labio, volteó el rostro y negó varias veces con la cabeza, riendo solo entonces—. Vale. Pero me desbloqueas primero.
Se apartó para que la cabeza de Ethan terminara de chocar con el suelo sin previo aviso y se puso de pie. Se quitó el polvo del trasero y las piernas, se giró en su dirección y, con ambas manos en las rodillas se inclinó ligeramente sobre él, sonriendo. Le ofreció una para ayudarle a levantarse.
—Arriba Blancanieves.
Aunque tampoco era algo que estuviera pensando con frialdad.
—¿Que no puede oírme? —se volteó—. ¡¿Qué no?!
No quería ponerse a dar voces en un cementerio así que hizo gala de su buena educación y se contuvo, también como respeto al siguiente audio y ocurrencias del moreno. Se tapó la boca con un puño para reírse en este y de nuevo lo reprodujo con todo el volumen, con la novedad de que esta vez lo puso en x2 de velocidad. Ethan sonaba como una ardilla quejica. No dejó que terminase, y con un sonoro “¡Bah!” lleno de desdén lo cortó. Al siguiente no se molestó en darle play; ya estaba ocupado con la respuesta.
—Pues que sepas que nuestro hijo guardará mejor recuerdo del padre que le dio una infancia feliz y le permitió ser un niño, no un becario. ¡Y para tu información he ligado con Gastón y con Tiana! Tengo MUCHO mejor gusto y… —el silenció caló según se dio cuenta de algo. No veía la imagen de perfil de su receptor—. ¿Me has bloqueado? ¿¡Me has bloqueado!?
Se volteó a mirarle con el rostro cargado de sorpresa y ofensa, no fingidas pero sí exageradas, encontrándoselo casi por completo en el suelo. Pensó que estaba adorable, pero no era algo que le fuera a decir después de la tensión y mucho menos después de una jugada tan fea. A pesar de tener la boca muy abierta por el shock le estaba costando mucho no esbozar una sonrisa entremedias, y los pequeños bajones de su pecho indicaban la risa que se estaba aguantando.
—¡Serás-…! —se mordió el labio, volteó el rostro y negó varias veces con la cabeza, riendo solo entonces—. Vale. Pero me desbloqueas primero.
Se apartó para que la cabeza de Ethan terminara de chocar con el suelo sin previo aviso y se puso de pie. Se quitó el polvo del trasero y las piernas, se giró en su dirección y, con ambas manos en las rodillas se inclinó ligeramente sobre él, sonriendo. Le ofreció una para ayudarle a levantarse.
—Arriba Blancanieves.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
01/05/23, 12:27 am
El rostro de Ethan era el vivo reflejo de la mañana tan alocada que llevaban. Tras un sonoro quejido, más exagerado por el sobresalto que por el nulo golpe, se dejó reposar en el suelo, tal cual había caído. La capucha se le apelotonaba bajo la nuca y parte de la sien en forma de almohada provisional, y su flequillo se alocaba de tal forma que sus ojos apenas quedaban visibles tras la maraña. Sin humedad en el rostro, quedaba la sequedad extraña que ya no lograba que el pelo se le pegara, lo que conseguía que este hiciera un poco lo que quería. Tuvo que apartarlo con una de las manos para dedicarle una sonrisa burlona a Nohlem, sacando ligeramente la lengua para acompañar el gesto.
La imagen era conflictiva y es que a esa sonrisa, le acompañaban unas ojeras que remarcaban que hasta hace no mucho no estaba siendo un día feliz. Una mezcla entre alegría y cansancio que empequeñecía su mirada haciéndola incluso más entrañable. Era la viva imagen de la dualidad, solo que ahora al menos tenía ambas comisuras dibujando una mejor paisaje.
-AUCH! -Recrimino de forma exagerada a pesar de que el golpetazo había sido con bastante anterioridad. -Me lo pensaré según si me gusta o no el regalo. Gánate el desbloqueo Darling.
Antes de aceptar ninguna ayuda el joven se encargó de que su hijo amorfo estuviera a buen recaudo. Recogiendolo de su abdomen para guardarlo en la capucha, una vez ya estaba incorporándose. Tomó la mano de Nohlem con firmeza y, tras un segundo de expectación, dio un tirón repentino. Lo suficientemente brusco como para que se llevara el susto y lo suficientemente suave como para que no le tirara en el proceso.
Tras la broma y una risa contenida que volvía a invadir el ambiente, Ethan no tardó en incorporarse. Le costó cierto margen de tiempo soltar la mano, pues aunque quisiera negarlo, adoraba la sensación que le producía aquel contacto.
-Y en serio… ¿En serio Blancanieves? Tienes una princesa asiática y me pones a la alemana? Con lo que mola Mulan…
Negó con la cabeza en el sitio, fingiendo una ofensa que no sentía. La verdad es que se le habían ocurrido muchísimas fichas que poder responder, pero, de nuevo, era mejor no volver a caldear el ambiente. Estaba feliz con esa compañía, aunque tuvieran que tener un margen de seguridad.
En cuanto estuvieron de pie le insto a dirigirse a la salida. Quizá fue por distraerse del camino o, porque nunca pudo enseñar el sitio a nadie más pero hasta que llegarán a la entrada Ethan le haría de guía por el cementerio. Llevaba tanto tiempo asistiendo al lugar que se conocía la historia de algunos panteones o mausoleos, e incluso la vida pasada de otras tumbas a las que también se dedicaba a decorar en sus tiempos libres. No era el tour más entretenido, pero el asitico se encargaba de adornarlo con humor absurdo que también le reconfortaba a él. Pensar en otros fallecidos era una de sus muchas herramientas para que la despedida de su hermano se hiciera amena.
-¡Bueno y hasta aquí la visita más extraña que te voy a ofrecer en la vida! Prometo que la siguiente vez te invito a un sitio bonito.
Le dijo subiendo el tono de voz al haber conseguido salir del lugar. Ahorrándose el tener que seguir guardando respeto a los muertos... Bueno... el poco respeto que hubieran mantenido después de esa visita. Al menos, a pesar de todos los contratiempos Ethan seguía dedicándole un suave gesto de agradecimiento. Y si, seguía bloqueado.
La imagen era conflictiva y es que a esa sonrisa, le acompañaban unas ojeras que remarcaban que hasta hace no mucho no estaba siendo un día feliz. Una mezcla entre alegría y cansancio que empequeñecía su mirada haciéndola incluso más entrañable. Era la viva imagen de la dualidad, solo que ahora al menos tenía ambas comisuras dibujando una mejor paisaje.
-AUCH! -Recrimino de forma exagerada a pesar de que el golpetazo había sido con bastante anterioridad. -Me lo pensaré según si me gusta o no el regalo. Gánate el desbloqueo Darling.
Antes de aceptar ninguna ayuda el joven se encargó de que su hijo amorfo estuviera a buen recaudo. Recogiendolo de su abdomen para guardarlo en la capucha, una vez ya estaba incorporándose. Tomó la mano de Nohlem con firmeza y, tras un segundo de expectación, dio un tirón repentino. Lo suficientemente brusco como para que se llevara el susto y lo suficientemente suave como para que no le tirara en el proceso.
Tras la broma y una risa contenida que volvía a invadir el ambiente, Ethan no tardó en incorporarse. Le costó cierto margen de tiempo soltar la mano, pues aunque quisiera negarlo, adoraba la sensación que le producía aquel contacto.
-Y en serio… ¿En serio Blancanieves? Tienes una princesa asiática y me pones a la alemana? Con lo que mola Mulan…
Negó con la cabeza en el sitio, fingiendo una ofensa que no sentía. La verdad es que se le habían ocurrido muchísimas fichas que poder responder, pero, de nuevo, era mejor no volver a caldear el ambiente. Estaba feliz con esa compañía, aunque tuvieran que tener un margen de seguridad.
En cuanto estuvieron de pie le insto a dirigirse a la salida. Quizá fue por distraerse del camino o, porque nunca pudo enseñar el sitio a nadie más pero hasta que llegarán a la entrada Ethan le haría de guía por el cementerio. Llevaba tanto tiempo asistiendo al lugar que se conocía la historia de algunos panteones o mausoleos, e incluso la vida pasada de otras tumbas a las que también se dedicaba a decorar en sus tiempos libres. No era el tour más entretenido, pero el asitico se encargaba de adornarlo con humor absurdo que también le reconfortaba a él. Pensar en otros fallecidos era una de sus muchas herramientas para que la despedida de su hermano se hiciera amena.
-¡Bueno y hasta aquí la visita más extraña que te voy a ofrecer en la vida! Prometo que la siguiente vez te invito a un sitio bonito.
Le dijo subiendo el tono de voz al haber conseguido salir del lugar. Ahorrándose el tener que seguir guardando respeto a los muertos... Bueno... el poco respeto que hubieran mantenido después de esa visita. Al menos, a pesar de todos los contratiempos Ethan seguía dedicándole un suave gesto de agradecimiento. Y si, seguía bloqueado.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
01/05/23, 05:35 pm
—¿Qué vas, con lag? —le chinchó desde arriba. Vaya desgracia querer abrazarle por esa carita adorable que tenía y no poder hacerlo… Las condiciones para recuperar su contacto estaban ganadísimas, así que sonrió con suficiencia, sintiendo el calorcito en sus mejillas por aquel “darling”—. Me la jugaré a que te encan- ¡EH! —puso un pie por delante para no caer con el tirón, aunque fue más susto que riesgo real—. ¡Eres un…!
Riéndose entre dientes le ayudó a incorporarse con más brusquedad a modo de venganza, sin permitir que sus cuerpos chocasen al atraerle. No porque no quisiera precisamente, pero por prudencia. Él mismo abrió la mano para soltarle.
—Como te pasas conmigo, con lo bueno que yo soy… —dijo con tono afligido.
El comentario de las princesas Disney le hizo rodar los ojos. Joder, había tenido esa conversación con Kahlo mil veces, su hermana estaba empeñadísima en que Mulán no era una princesa y se ponía híper pesada y pasional con sus argumentos. Le haría un favor al moreno no retransmitiéndole su sabiduría.
—Mira, venga a insistir que no eres asiático para lo que te interesa pero bien que quieres ser Mulán ahora. Interesado. Además eres Blancanieves porque estabas tirado en el suelo como ella cuando se pincha con… no espera, esa era la bella durmiente.
Bueno, las dos se habían despertado con un beso. Aunque mejor eso no incluirlo en el ejemplo.
Por increible que pareciera con lo cagado que era él con nada relacionado a muertos y fantasmas, el tour por el cementerio no le resultó desagradable. De día era un sitio totalmente distinto a como los pintaban en las películas, y si le sumaba las historias tristes (y reales) que había detrás de cada escultura, de cada altar o ramo de flores colocado con cariño y las explicaciones tontas que el otro le iba contando el varmano se encontró disfrutando del paseo. Por supuesto ayudaba mucho la compañía, igual que la cálida certeza de que las cosas no habían terminado tan mal entre los dos.
—Oye, ha sido bonito. De verdad. Y hemos visto un montón de ardillas. Vale que no es un sitio de citas, pero… —echó un largo vistazo atrás. La paz de dentro desentonaba con el barullo de coches que se veía unas calles más abajo, dirección a la ciudad—. Me ha gustado. Si quieres que te acompañe más veces… —le miró de refilón e inclinó la cabeza en su dirección, dando a entender que podía contar con él—. ¡Bueno! ¡Ahora a que me desbloquees!
El coche estaba cerca del sitio y vaya si destacaba entre el resto. De lejos el deportivo rojo se veía flameante, pero una vez al lado desentonaba la raya mal encajada que había de la luna al techo descapotable, un par de centímetros abiertos que no terminaban de casar. ¿Al menos, eh, estaba bien ventilado? Sacó las llaves de su gabardina y abrió la puerta. Nohlem se metió para sacar la bolsa de papel que había en el asiento del copiloto y se la tendió a Ethan, apoyando la espalda en el vehículo para observar su reacción con una sonrisita confiada.
Dentro había una caja negra adornada a lo tradicional japonesa con una sola cinta verde, y dentro de la misma nueve mochis hechos a mano perfectamente presentados un poco más grandes que los normales: todos eran blancos, pero se notaban tonos más rosados y verdes en seis de ellos. Habían sido más caros que los que había comprado en otra ocasión, pero nada que supusiera un problema para él.
—Me dijo la señora que están rellenos de fresas. Sé que los verdes tienen matcha, los otros… ni idea. Creo que los blancos tienen pasta de judías.
Sabía que le gustaban los mochis, había mandado a Rick a averiguar el dulce favorito del chico en el pasado, pero siempre estaba el gusanillo de haber atinado un regalo o no.
Riéndose entre dientes le ayudó a incorporarse con más brusquedad a modo de venganza, sin permitir que sus cuerpos chocasen al atraerle. No porque no quisiera precisamente, pero por prudencia. Él mismo abrió la mano para soltarle.
—Como te pasas conmigo, con lo bueno que yo soy… —dijo con tono afligido.
El comentario de las princesas Disney le hizo rodar los ojos. Joder, había tenido esa conversación con Kahlo mil veces, su hermana estaba empeñadísima en que Mulán no era una princesa y se ponía híper pesada y pasional con sus argumentos. Le haría un favor al moreno no retransmitiéndole su sabiduría.
—Mira, venga a insistir que no eres asiático para lo que te interesa pero bien que quieres ser Mulán ahora. Interesado. Además eres Blancanieves porque estabas tirado en el suelo como ella cuando se pincha con… no espera, esa era la bella durmiente.
Bueno, las dos se habían despertado con un beso. Aunque mejor eso no incluirlo en el ejemplo.
Por increible que pareciera con lo cagado que era él con nada relacionado a muertos y fantasmas, el tour por el cementerio no le resultó desagradable. De día era un sitio totalmente distinto a como los pintaban en las películas, y si le sumaba las historias tristes (y reales) que había detrás de cada escultura, de cada altar o ramo de flores colocado con cariño y las explicaciones tontas que el otro le iba contando el varmano se encontró disfrutando del paseo. Por supuesto ayudaba mucho la compañía, igual que la cálida certeza de que las cosas no habían terminado tan mal entre los dos.
—Oye, ha sido bonito. De verdad. Y hemos visto un montón de ardillas. Vale que no es un sitio de citas, pero… —echó un largo vistazo atrás. La paz de dentro desentonaba con el barullo de coches que se veía unas calles más abajo, dirección a la ciudad—. Me ha gustado. Si quieres que te acompañe más veces… —le miró de refilón e inclinó la cabeza en su dirección, dando a entender que podía contar con él—. ¡Bueno! ¡Ahora a que me desbloquees!
El coche estaba cerca del sitio y vaya si destacaba entre el resto. De lejos el deportivo rojo se veía flameante, pero una vez al lado desentonaba la raya mal encajada que había de la luna al techo descapotable, un par de centímetros abiertos que no terminaban de casar. ¿Al menos, eh, estaba bien ventilado? Sacó las llaves de su gabardina y abrió la puerta. Nohlem se metió para sacar la bolsa de papel que había en el asiento del copiloto y se la tendió a Ethan, apoyando la espalda en el vehículo para observar su reacción con una sonrisita confiada.
Dentro había una caja negra adornada a lo tradicional japonesa con una sola cinta verde, y dentro de la misma nueve mochis hechos a mano perfectamente presentados un poco más grandes que los normales: todos eran blancos, pero se notaban tonos más rosados y verdes en seis de ellos. Habían sido más caros que los que había comprado en otra ocasión, pero nada que supusiera un problema para él.
—Me dijo la señora que están rellenos de fresas. Sé que los verdes tienen matcha, los otros… ni idea. Creo que los blancos tienen pasta de judías.
Sabía que le gustaban los mochis, había mandado a Rick a averiguar el dulce favorito del chico en el pasado, pero siempre estaba el gusanillo de haber atinado un regalo o no.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
02/05/23, 12:10 pm
Las palabras de Nohlem calaron fuerte en su corazón, en parte era molesto que fuera así porque solo sentía que se estaba enamorando un poquito más de la empatía del felino. Ahora bien, el que la visita no le hubiera resultado desagradable era todo un alivio. Ethan evitaba mencionar siquiera que visitaba un cementerio a sabiendas de la fama mal ganada que tenían esos lugares. La verdad es que el sitio era precioso y de día se volvía un lugar lleno de nostalgia y recuerdos pero entendía que el ambiente pudiera resultar cargado para algunas personas.
-¿Estás seguro? Quiero decir… no suelen ser visitas muy divertidas. -Bueno, que le iba a decir si ya lo había presenciado.- Aunque en general suelen ser más tranquilas. Traigo muchas flores, decoro otros sitios y luego pues me dedico a hacer figuritas hasta que me canso o se hace de noche.
Trato de cambiar la sensación que pudiera haberle dejado, era verdad que no todas las visitas eran tan amargas. Algunas incluso resultaban divertidas, aunque prefirió omitir que cuando se animaban es porque tendía a contarle sus días a una lápida de roca. Ah, si Nohlem supiera cuántas tardes le había hablado a su hermano sobre él… era un poco vergonzoso.
Cuando bajaron le hubiera encantado decir que el descapotable se veía precioso, pero un coche era un coche y la cercanía de uno siempre acababa dándole un malestar muy desagradable. Con el paso del tiempo pudo afrontar parte de su miedo y acercarse a las carreteras no se volvía un infierno como antes, aún así la tensión del muchacho resultaba muy palpable cuanto más cerca estaban del vehículo.
Tanto así que por mera inercia el joven se mantuvo un par de pasos alejado del mismo, solo acercándose cuando Nohlem sacó el regalo. Mientras el coche no hiciera ningún ruido podría mantenerse al lado y, la cajita no tardó en desviar su atención de la mejor forma posible. Ambos ojos le brillaron nada más entender que era, los Mochis que le daba Nohlem eran ambrosía de dioses. No los tristes prefabricados que se compraba él para picotear, no. Caseros, seguramente de algún lugar caro y exquisito. Los amaba, aunque nunca supo como fue que adivino sus gustos por ellos.
-Oh venga ya! -Sin poder evitar esbozar una sonrisa tonta, le devolvió un tono ofendido.- Te estabas quejando de que quisiera a Mulán y ¿me has comprado el dulce más japo que te has encontrado? Seguro que buscaste en Google: Dulces tradicionales japoneses. BAH! -Indiferente de ¨la clara indignación¨ abrió la cajita para coger uno de los rositas, dándole un pequeño bocado sin poder contener la emoción del momento con un ligero hmmm! -¿Quieres? Te lo permito aunque no seas asiático. Que yo tampoco, pero todo sea por ser una guerrera y no una tía llorica.
Le acercó la cajita para que él pudiera probar mientras le daba un segundo mordisco al que tenía en la otra mano. Lo estaba comiendo como si fuera un periquito en pos de saborearlo y no devorarlo de una. -Que por cierto, no sabes de veces que me he librado de la poli por fingir ser un turista japonés. Interés total vaya, pero eh al menos tengo la decencia de no mandarte memes de mierda escritos en kanji.
-¿Estás seguro? Quiero decir… no suelen ser visitas muy divertidas. -Bueno, que le iba a decir si ya lo había presenciado.- Aunque en general suelen ser más tranquilas. Traigo muchas flores, decoro otros sitios y luego pues me dedico a hacer figuritas hasta que me canso o se hace de noche.
Trato de cambiar la sensación que pudiera haberle dejado, era verdad que no todas las visitas eran tan amargas. Algunas incluso resultaban divertidas, aunque prefirió omitir que cuando se animaban es porque tendía a contarle sus días a una lápida de roca. Ah, si Nohlem supiera cuántas tardes le había hablado a su hermano sobre él… era un poco vergonzoso.
Cuando bajaron le hubiera encantado decir que el descapotable se veía precioso, pero un coche era un coche y la cercanía de uno siempre acababa dándole un malestar muy desagradable. Con el paso del tiempo pudo afrontar parte de su miedo y acercarse a las carreteras no se volvía un infierno como antes, aún así la tensión del muchacho resultaba muy palpable cuanto más cerca estaban del vehículo.
Tanto así que por mera inercia el joven se mantuvo un par de pasos alejado del mismo, solo acercándose cuando Nohlem sacó el regalo. Mientras el coche no hiciera ningún ruido podría mantenerse al lado y, la cajita no tardó en desviar su atención de la mejor forma posible. Ambos ojos le brillaron nada más entender que era, los Mochis que le daba Nohlem eran ambrosía de dioses. No los tristes prefabricados que se compraba él para picotear, no. Caseros, seguramente de algún lugar caro y exquisito. Los amaba, aunque nunca supo como fue que adivino sus gustos por ellos.
-Oh venga ya! -Sin poder evitar esbozar una sonrisa tonta, le devolvió un tono ofendido.- Te estabas quejando de que quisiera a Mulán y ¿me has comprado el dulce más japo que te has encontrado? Seguro que buscaste en Google: Dulces tradicionales japoneses. BAH! -Indiferente de ¨la clara indignación¨ abrió la cajita para coger uno de los rositas, dándole un pequeño bocado sin poder contener la emoción del momento con un ligero hmmm! -¿Quieres? Te lo permito aunque no seas asiático. Que yo tampoco, pero todo sea por ser una guerrera y no una tía llorica.
Le acercó la cajita para que él pudiera probar mientras le daba un segundo mordisco al que tenía en la otra mano. Lo estaba comiendo como si fuera un periquito en pos de saborearlo y no devorarlo de una. -Que por cierto, no sabes de veces que me he librado de la poli por fingir ser un turista japonés. Interés total vaya, pero eh al menos tengo la decencia de no mandarte memes de mierda escritos en kanji.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
04/05/23, 01:54 pm
—Bueno, yo no lo he pasado mal.
No se sentía correcto decir que lo había pasado bien, porque aunque era verdad que habían terminado a carcajada limpia también habían pasado por más baches que en una carretera vieja en plena montaña. Por descontado que no se arrepentía de haber ido, pero... mejor si tampoco pensaban mucho en sus acciones.
No se fijó en como Ethan evitaba el coche, pero si lo hubiera hecho se habría apartado en el momento. Por el contrario se mantuvo apoyado en este con una sonrisa espectante cada vez mayor. Ahí estaba ese brillito de ilusión que esperaba, incluso si sus palabras eran contrarias al mismo.
—Perdóneme si no le gustan al señorito Mulán, si lo prefiere a la próxima le regalo fish and chips que seguro es más de su agrado británico —exhaló una risa por la nariz—. Sí, seguro...
No le iba a decir que había recurrido a cierto detective privado en prácticas para averiguar su dulce favorito, casi mejor que creyera la respuesta estereotípica más simple y no se notaba tanto lo coladito que estaba por él. Se separó del coche para agenciarse un dulce; pilló uno de los verdes y lo estrujó entre los dedos para comprobar como de esponjoso era.
—¿Sabes que muere mucha gente en Japón por comer estas cosas? Lo leí al buscar un top 5 de dulces más japoneses que existen —dijo con una sonrisa de medio lado antes de morderlo. Al menos era verdad que lo había leído al buscar donde comprarlos. Masticaría con cuidado por eso—. ¿Cómo? —tragó y alzó las cejas, divertido—. ¿Librarte de la poli? ¿Tú? ¿Se puede saber que estabas haciendo para tener que hacer eso? Y perdona pero yo no reniego de mis raíces varmano-cubanas, mis memes de mierda son parte de mi cultura.
Le dio otro bocado al mochi hasta llegar a la fresa. Es verdad que la textura era rara y fácilmente atragantable pero estaba rico.
—Hm oye, a todo esto, ¿cómo piensas volver? —fingió distraerse con el dulce—. ¿Quieres que te acompañe? A mi... no me importa.
Por supuesto que quería acompañarle, así tuviera que ir al campus andando y tener que pillar un taxi solo para volver a por su coche. Nohlem era o muy buen amigo o un simp de manual. O puede que un mix de ambas.
No se sentía correcto decir que lo había pasado bien, porque aunque era verdad que habían terminado a carcajada limpia también habían pasado por más baches que en una carretera vieja en plena montaña. Por descontado que no se arrepentía de haber ido, pero... mejor si tampoco pensaban mucho en sus acciones.
No se fijó en como Ethan evitaba el coche, pero si lo hubiera hecho se habría apartado en el momento. Por el contrario se mantuvo apoyado en este con una sonrisa espectante cada vez mayor. Ahí estaba ese brillito de ilusión que esperaba, incluso si sus palabras eran contrarias al mismo.
—Perdóneme si no le gustan al señorito Mulán, si lo prefiere a la próxima le regalo fish and chips que seguro es más de su agrado británico —exhaló una risa por la nariz—. Sí, seguro...
No le iba a decir que había recurrido a cierto detective privado en prácticas para averiguar su dulce favorito, casi mejor que creyera la respuesta estereotípica más simple y no se notaba tanto lo coladito que estaba por él. Se separó del coche para agenciarse un dulce; pilló uno de los verdes y lo estrujó entre los dedos para comprobar como de esponjoso era.
—¿Sabes que muere mucha gente en Japón por comer estas cosas? Lo leí al buscar un top 5 de dulces más japoneses que existen —dijo con una sonrisa de medio lado antes de morderlo. Al menos era verdad que lo había leído al buscar donde comprarlos. Masticaría con cuidado por eso—. ¿Cómo? —tragó y alzó las cejas, divertido—. ¿Librarte de la poli? ¿Tú? ¿Se puede saber que estabas haciendo para tener que hacer eso? Y perdona pero yo no reniego de mis raíces varmano-cubanas, mis memes de mierda son parte de mi cultura.
Le dio otro bocado al mochi hasta llegar a la fresa. Es verdad que la textura era rara y fácilmente atragantable pero estaba rico.
—Hm oye, a todo esto, ¿cómo piensas volver? —fingió distraerse con el dulce—. ¿Quieres que te acompañe? A mi... no me importa.
Por supuesto que quería acompañarle, así tuviera que ir al campus andando y tener que pillar un taxi solo para volver a por su coche. Nohlem era o muy buen amigo o un simp de manual. O puede que un mix de ambas.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
04/05/23, 03:31 pm
Ethan se quedó sorprendido ante el dato, observando su mochi con nuevos ojos… Nah, estaban demasiado ricos. Le volvió a hincar el diente, siquiera aún iba por la mitad del dulce. Ya era triste que su amigo conociera más información que él sobre su ¨propia cultura¨ pero que se le iba hacer, al menos se iba con un dato de regalo.
-¡¡Bueno, suerte para nosotros no vivimos en Japón!! -Exclamó victorioso, como si de alguna forma esa información les salvará de cualquier posible ranking de muertes. Cuando el felino mencionó a la poli Ethan le dedicó un guiño burlesco. Queriendo hacerse completamente él interesante a pesar de que, en verdad, la mayoría de conflictos con la poli siempre sucedían por terceros: Como la vez que Connor golpeó a un gilipollas en una disco o la vez que Connor decidió tirarle el vaso de cristal a uno con el que se habían cruzado.. o cuando Connor se metió en contraría… Ah bueno, también tenía sus intentos de colarse en el cementerio por la noche. -Ah si tu supieras, en general estar siempre rodeado de liantes.
No replicó nada ante el comentario de los memes aunque dudaba que aquello fuera una tradición especialmente ¨cubana¨ teniendo en cuenta que alguno de ellos estaban en otros idiomas, como en brasileño. Nunca llegó a comprender muy bien el significado de los mismos, dando por supuesto que era un humor demasiado ¨avanzado¨ para él.
De igual manera no tardó en desviar la vista al final de la calle, donde descansaba una fila entera de bicicletas para coger. Él había llegado en una, en un paseito calmado de casi dos horas pero no veía correcto confesarselo a Nohlem. Primero porque le resultaba feo obligar a que cogiera una después de que viniera sin apenas explicaciones y segundo, porque dudaba que el gato pudiera seguirle el ritmo. No estaba diciendo que tuviera mala forma, ahora bien, la bicicleta era cansada y el bueno… Alguien con coche.
-Hay… Un bus cerca, nos deja a 10 minutos del campus, vaya. Si no te importa… -Dejó la frase al aire, era un tanto egoísta aceptar su propuesta cuando ya le había ayudado tanto, pero que le iba a hacer, quería disfrutar todo lo posible de su compañía.
Obviamente que el felino iba a aceptar. En cuanto le dio el visto bueno Ethan se guardó los mochis en su mochila y aprovecho el camino para terminarse el que estaba a medias. Aún no era hora de comer, así que para la suerte de ambos el transporte público apenas llevaba gente. En cuanto subieron, el londinense le guío hasta la parte trasera donde habían 2 asientos individuales. No le preguntó si prefería ventana pues, en general siempre se la guardaba para él por si acaso tenía que desconectar del viaje.
Vale que un autobús no fuera exactamente igual que un coche: iban con lentitud, eran muchísimo más grandes y de alguna manera resultaban seguros. Esos detalles le permitían ganar suficiente valor como para querer subirse a uno, pero no le quitaba el miedo que le generaba cuando comenzaban su marcha. Ethan se congelaba en el sitio, apoyado en la silla mientras su mirada divagaba entre la ventana o su compañero. Tan siquiera hablar era un esfuerzo extra pues su concentración se centraba de forma paranoica en cada ruido medianamente fuerte que generaba el vehículo. Joder, era todo un logro para su trastorno post traumatico el si quiera lograr estar sentado y en esa tensión generada tenía cierto margen para buscar distracciones, o al menos cierto consuelo.
Fue un movimiento semejante al que sufrió en el cementerio. Su mano se movía sola, desesperada por encontrar un agarre que fuera estable entre el vaivén del trayecto. El joven era alguien de contacto, criado en el consuelo constante de su hermano había adquirido ese deje de querer siempre compañía cercana. Alguien al que poder abrazar en momentos de necesidad, o en este caso, alguien a quien poder darle la mano. Dudo cuando sus yemas rozaron el dorso de Nohlem, girando el rostro para mirarle con una sonrisilla nerviosa. Ethan era pálido, pero ahora su piel había conseguido un límite nuevo de blancura, al final sí que le pegaba ser Blancanieves fíjate tu.
-Te molesta...¿si? -Sus ojos rogaban que le dejara a pesar de todos los esfuerzos que estaba uniendo para asemejarse a una persona decente y no a alguien aterrado. -Que si no da igual -Soltó una risita entre dientes, desinflándose del nerviosismo.- Es que me mareo un poco aún…
Mientras terminaba la frase sus dedos empezaban a juguetear con la cercanía, sin querer llegarse a enredar entre los contrarios por miedo a un rechazo que veía entendible. Por ahora se contentaba con la propia suavidad que le regalaba la caricia torpe que le estaba dando al varmano.
-¡¡Bueno, suerte para nosotros no vivimos en Japón!! -Exclamó victorioso, como si de alguna forma esa información les salvará de cualquier posible ranking de muertes. Cuando el felino mencionó a la poli Ethan le dedicó un guiño burlesco. Queriendo hacerse completamente él interesante a pesar de que, en verdad, la mayoría de conflictos con la poli siempre sucedían por terceros: Como la vez que Connor golpeó a un gilipollas en una disco o la vez que Connor decidió tirarle el vaso de cristal a uno con el que se habían cruzado.. o cuando Connor se metió en contraría… Ah bueno, también tenía sus intentos de colarse en el cementerio por la noche. -Ah si tu supieras, en general estar siempre rodeado de liantes.
No replicó nada ante el comentario de los memes aunque dudaba que aquello fuera una tradición especialmente ¨cubana¨ teniendo en cuenta que alguno de ellos estaban en otros idiomas, como en brasileño. Nunca llegó a comprender muy bien el significado de los mismos, dando por supuesto que era un humor demasiado ¨avanzado¨ para él.
De igual manera no tardó en desviar la vista al final de la calle, donde descansaba una fila entera de bicicletas para coger. Él había llegado en una, en un paseito calmado de casi dos horas pero no veía correcto confesarselo a Nohlem. Primero porque le resultaba feo obligar a que cogiera una después de que viniera sin apenas explicaciones y segundo, porque dudaba que el gato pudiera seguirle el ritmo. No estaba diciendo que tuviera mala forma, ahora bien, la bicicleta era cansada y el bueno… Alguien con coche.
-Hay… Un bus cerca, nos deja a 10 minutos del campus, vaya. Si no te importa… -Dejó la frase al aire, era un tanto egoísta aceptar su propuesta cuando ya le había ayudado tanto, pero que le iba a hacer, quería disfrutar todo lo posible de su compañía.
Obviamente que el felino iba a aceptar. En cuanto le dio el visto bueno Ethan se guardó los mochis en su mochila y aprovecho el camino para terminarse el que estaba a medias. Aún no era hora de comer, así que para la suerte de ambos el transporte público apenas llevaba gente. En cuanto subieron, el londinense le guío hasta la parte trasera donde habían 2 asientos individuales. No le preguntó si prefería ventana pues, en general siempre se la guardaba para él por si acaso tenía que desconectar del viaje.
Vale que un autobús no fuera exactamente igual que un coche: iban con lentitud, eran muchísimo más grandes y de alguna manera resultaban seguros. Esos detalles le permitían ganar suficiente valor como para querer subirse a uno, pero no le quitaba el miedo que le generaba cuando comenzaban su marcha. Ethan se congelaba en el sitio, apoyado en la silla mientras su mirada divagaba entre la ventana o su compañero. Tan siquiera hablar era un esfuerzo extra pues su concentración se centraba de forma paranoica en cada ruido medianamente fuerte que generaba el vehículo. Joder, era todo un logro para su trastorno post traumatico el si quiera lograr estar sentado y en esa tensión generada tenía cierto margen para buscar distracciones, o al menos cierto consuelo.
Fue un movimiento semejante al que sufrió en el cementerio. Su mano se movía sola, desesperada por encontrar un agarre que fuera estable entre el vaivén del trayecto. El joven era alguien de contacto, criado en el consuelo constante de su hermano había adquirido ese deje de querer siempre compañía cercana. Alguien al que poder abrazar en momentos de necesidad, o en este caso, alguien a quien poder darle la mano. Dudo cuando sus yemas rozaron el dorso de Nohlem, girando el rostro para mirarle con una sonrisilla nerviosa. Ethan era pálido, pero ahora su piel había conseguido un límite nuevo de blancura, al final sí que le pegaba ser Blancanieves fíjate tu.
-Te molesta...¿si? -Sus ojos rogaban que le dejara a pesar de todos los esfuerzos que estaba uniendo para asemejarse a una persona decente y no a alguien aterrado. -Que si no da igual -Soltó una risita entre dientes, desinflándose del nerviosismo.- Es que me mareo un poco aún…
Mientras terminaba la frase sus dedos empezaban a juguetear con la cercanía, sin querer llegarse a enredar entre los contrarios por miedo a un rechazo que veía entendible. Por ahora se contentaba con la propia suavidad que le regalaba la caricia torpe que le estaba dando al varmano.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
04/05/23, 11:20 pm
—Connor.
No hacía falta decir más. Eso más su sonrisita dejaba claro que ya sabía perfectamente a que se refería el inglés. Él solía huir a tiempo de tener que lidiar con la pasma cuando había movida con el canadiense (no es que lo hiciera a posta, ¿qué culpa tenía él de estar tan requerido las noches de fiesta?), pero alguna vez le había tocado hacer gala de su educación de asquerosito príncipe correcto y buenecito para evitar palabras mayores. Y a diferencia de Ethan, hacerse el latino no era su mejor baza. Puto Connor.
—Oookey. En guagua pues
Odiaba el transporte público con todo su ser: un montón de criaturas malolientes apretujadas en una caja de latón con ruedas o raíles que crujía, daba frenazos y se paraba cada 3 minutos era sin duda su peor versión de la barca de Caronte pero, ¿se iba a quejar? No. En otra ocasión lo habría hecho, todo el puto viaje.
Al menos el cacharro no cumplía con sus peores espectativas al no estar lleno de criaturas -malolientes o no- lo cual le quitaba problemas. Él no tenía idea del recorrido que tenían que hacer, ni de los tiempos y las paradas, así que seguiría al humano como un niño las faldas de su madre. Supuso que los autobuses no le daban miedo si había ofrecido ir en uno, así que se sentó a su lado ajeno a lo que estaba encerrando. El ratito en el que se puso cómodo sacó el móvil para revisar redes sociales, dando me gustas esporádicos a memes y stories sin sentirse molesto por el breve silencio que hubo entre los dos. Se saltó las stories de Tayron y Vanessa (tenían circulito verde, sabía perfectamente lo que eso significaba) y el pequeño susto por las cosquillas que le dio el tacto repentino de Ethan le hizo dar mandar corazones a un tochaco de texto que parecía un drama dada la ausencia de emojis y el exceso de “????!!!!” que había, que encima estaba en un idioma que ni reconocía. Pero por supuesto eso era lo de menos.
Miró al británico ligeramente confuso. ¿Quería cogerle la mano…? Nohlem estaba seguro de que habían “superado” la peor parte de sus cagadas (si por superado entendemos el mutuo acuerdo de no hablar sobre ello), pero ni de coña era suficiente como para esperarse un gesto así. Entonces la vio, la misma mirada asustada que le había dedicado en el cementerio nada más llegar, la misma, y con la misma petición de entonces. Si sus mejillas se encendían lo suficiente para notarse rojas o no, lo desconocía, pero desde luego se estaban calentando.
—Oh. No no, claro… —movió el brazo por comodidad y abrió la mano para que el moreno entrelazase sus dedos al gusto, sin atreverse a hacerlo él primero. Aah, joder. Su tacto le llenaba y le hacía tanto daño a la vez que no podía ser bueno. Y aún así vivía por esas punzadas agridulces—. Si… si te molestan los anillos me los quito. ¿Estás bien?
Examinó su rostro con curiosidad justa para no incomodarle, pero obviamente preocupado. A lo mejor no estaba tan hecho a los autobuses como creía.
—¿Quieres música para relajarte? Espera —dejó el móvil sobre sus piernas y, usando una sola mano porque se negaba a soltarle, buscó entre sus bolsillos hasta dar con el estuche de sus airpods. El primero se lo puso él, el segundo se lo ofreció a Ethan—. Toma. Si te marea tener solo uno te dejo los dos.
Volvió a guardar el estuche, abrió spotify y tras un scrolleo breve puso la primera canción tranquila que encontró entre sus más recientes. Casi todas las canciones que se veían en lista estaban en español, y esta no era una excepción: una salsa suave, de las que se bailaban despacio. El crugir del audio delataba que era una canción vieja (y tan vieja, el cantante se había muerto hace bastantes más años de los que él llevaba vivo), y es que sus gustos iban del reguetón más duro al jazz de hacía más de medio siglo. Lo más abundante era realmente lo segundo, aunque desde luego era una faceta suya mucho más discreta.
Ah. Pero no había pensado en la letra que tenía la canción. Aunque Ethan no la entendiese él sí. Putísimo Antonio Machín. 38 segundos después de su inicio le ofreció el móvil desbloqueado.
—Si quieres puedes poner tú lo que sea.
¿¡Por qué tenía que ser tan ñoño!? Miró en dirección contraria, por la ventana opuesta. Si es que encima se estaban dando la mano, por todas las flores de Liurnia, fijo tenía las orejas rojas. En realidad podía morirse de alegría ahí mismo.
No hacía falta decir más. Eso más su sonrisita dejaba claro que ya sabía perfectamente a que se refería el inglés. Él solía huir a tiempo de tener que lidiar con la pasma cuando había movida con el canadiense (no es que lo hiciera a posta, ¿qué culpa tenía él de estar tan requerido las noches de fiesta?), pero alguna vez le había tocado hacer gala de su educación de asquerosito príncipe correcto y buenecito para evitar palabras mayores. Y a diferencia de Ethan, hacerse el latino no era su mejor baza. Puto Connor.
—Oookey. En guagua pues
Odiaba el transporte público con todo su ser: un montón de criaturas malolientes apretujadas en una caja de latón con ruedas o raíles que crujía, daba frenazos y se paraba cada 3 minutos era sin duda su peor versión de la barca de Caronte pero, ¿se iba a quejar? No. En otra ocasión lo habría hecho, todo el puto viaje.
Al menos el cacharro no cumplía con sus peores espectativas al no estar lleno de criaturas -malolientes o no- lo cual le quitaba problemas. Él no tenía idea del recorrido que tenían que hacer, ni de los tiempos y las paradas, así que seguiría al humano como un niño las faldas de su madre. Supuso que los autobuses no le daban miedo si había ofrecido ir en uno, así que se sentó a su lado ajeno a lo que estaba encerrando. El ratito en el que se puso cómodo sacó el móvil para revisar redes sociales, dando me gustas esporádicos a memes y stories sin sentirse molesto por el breve silencio que hubo entre los dos. Se saltó las stories de Tayron y Vanessa (tenían circulito verde, sabía perfectamente lo que eso significaba) y el pequeño susto por las cosquillas que le dio el tacto repentino de Ethan le hizo dar mandar corazones a un tochaco de texto que parecía un drama dada la ausencia de emojis y el exceso de “????!!!!” que había, que encima estaba en un idioma que ni reconocía. Pero por supuesto eso era lo de menos.
Miró al británico ligeramente confuso. ¿Quería cogerle la mano…? Nohlem estaba seguro de que habían “superado” la peor parte de sus cagadas (si por superado entendemos el mutuo acuerdo de no hablar sobre ello), pero ni de coña era suficiente como para esperarse un gesto así. Entonces la vio, la misma mirada asustada que le había dedicado en el cementerio nada más llegar, la misma, y con la misma petición de entonces. Si sus mejillas se encendían lo suficiente para notarse rojas o no, lo desconocía, pero desde luego se estaban calentando.
—Oh. No no, claro… —movió el brazo por comodidad y abrió la mano para que el moreno entrelazase sus dedos al gusto, sin atreverse a hacerlo él primero. Aah, joder. Su tacto le llenaba y le hacía tanto daño a la vez que no podía ser bueno. Y aún así vivía por esas punzadas agridulces—. Si… si te molestan los anillos me los quito. ¿Estás bien?
Examinó su rostro con curiosidad justa para no incomodarle, pero obviamente preocupado. A lo mejor no estaba tan hecho a los autobuses como creía.
—¿Quieres música para relajarte? Espera —dejó el móvil sobre sus piernas y, usando una sola mano porque se negaba a soltarle, buscó entre sus bolsillos hasta dar con el estuche de sus airpods. El primero se lo puso él, el segundo se lo ofreció a Ethan—. Toma. Si te marea tener solo uno te dejo los dos.
Volvió a guardar el estuche, abrió spotify y tras un scrolleo breve puso la primera canción tranquila que encontró entre sus más recientes. Casi todas las canciones que se veían en lista estaban en español, y esta no era una excepción: una salsa suave, de las que se bailaban despacio. El crugir del audio delataba que era una canción vieja (y tan vieja, el cantante se había muerto hace bastantes más años de los que él llevaba vivo), y es que sus gustos iban del reguetón más duro al jazz de hacía más de medio siglo. Lo más abundante era realmente lo segundo, aunque desde luego era una faceta suya mucho más discreta.
Ah. Pero no había pensado en la letra que tenía la canción. Aunque Ethan no la entendiese él sí. Putísimo Antonio Machín. 38 segundos después de su inicio le ofreció el móvil desbloqueado.
—Si quieres puedes poner tú lo que sea.
¿¡Por qué tenía que ser tan ñoño!? Miró en dirección contraria, por la ventana opuesta. Si es que encima se estaban dando la mano, por todas las flores de Liurnia, fijo tenía las orejas rojas. En realidad podía morirse de alegría ahí mismo.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
05/05/23, 04:29 pm
Ethan agradeció el gesto soltando parte de la tensión acumulada en un ligero suspiro. Al principio acercó la mano con lentitud, dejando que un tacto suave abriera camino a un agarre sutil y tímido. No fue hasta que sufrieron una curva algo más cerrada que el apretón se volvió estable, buscando seguridad y no consuelo. Le sostenía la mano con firmeza, sin llegar a hacer daño, con un enlace seguro para evitar que pudiera romperse ante otro bache.
-No ... por favor. -Respondió con un hilillo de voz, concentrado en afianzarse en aquella seguridad que le brindaba. Para quitarse los anillos tendrían que separarse y ninguno de sus músculos, que se habían fijado en el sitio, querían permitir eso. Además, le gustaba cómo se sentían, le recordaban de forma constante que era Nohlem quien estaba a su lado. Nohlem y nadie más. -Estoy bien es.. estoy bien. Solo necesito unos minutos para acostumbrarme.
Mentía, era obvio. Toda la energía gastada en devolverle una sonrisa y fingir en el tono de voz que iba perfecto, se deshacía con cada ligero apretón que le daba. Ethan solo cogía el bus cuando no quedaba otra, y si sabía de antemano que tocaba hacerlo se ayudaba de unas esferas blancas muy simpáticas. El consuelo de tener un amigo (Y no cualquier amigo) al lado le permitía dejarse ver vulnerable, Nohlem le estaba mal acostumbrando a que pudiera darse el lujo de encontrar confort en ese escueto contacto y no se sentía con ganas de desaprovecharlo.
Cuando le ofreció el auricular lejos de rechistar se lo colocó rápidamente en la oreja contraria, para seguir escuchando al joven. No le respondió dando por sentado que solo el gesto servía como afirmación. La sorpresa por la música elegida le permitió salir un poco de su propio estupor, dibujando en su rostro el inicio de una risa que no llegó a vocalizar. Esperaba tanto alguna canción de reggaeton que ni de lejos se llegó a imaginar un gusto tan nostálgico, curioso cuanto menos. Aunque no entendía la canción, agradeció el ritmo lento y tranquilo. Dejándose mecer por la melodía para desconectar de su alrededor y que fueran los propios compases quienes le alejarán del ruido de la carretera.
Fue por ello, que aún tomando el móvil no le hizo caso. Dejó que la serenata avanzara a su propio ritmo a medida que él se dejaba reposar sobre el hombro del pelirrojo. Adoptando poco a poco la misma calma que le estaba regalando aquella canción y permitiendo que el agarre ganara de nuevo la suavidad del inicio.
Al llegar a su fin, se acercó el teléfono al rostro, rotando levemente la pantalla para que se pudiera acomodar a su nueva postura. Uh, ¿nuevo mensaje? Ethan deslizó la notificación sin leerla, pero entonces apareció otra, y otra, como si acabara de invocarlas al pulsar la primera: Correo, likes en instagram, conversaciones en whatsapp… ¿Cuántas notificaciones podía tener Nohlem? Ethan no leyó ninguna, dejándolas abandonadas en la barra, pensativo. Ya tenía una idea de que quería ponerle.
-Oye, si no te gusta dime y cambio porfa.
Esa canción le había calado desde el primer momento y en parte no dejaba de ver, que aun siendo situaciones completamente diferentes, ¿en parte no estaban un poco en las mismas?
¿Cuántas veces se había sentido solo Nohlem?
Atrapado en una casa donde nadie parecía comprenderlo, obligado a seguir un camino que querían sus padres, sufriendo discusiones continuas con la persona que más quería… Debía ser cansado rodearse de tanta gente para que, cuando cayera la noche, volvieras a sentir la misma soledad. Él la conocía bien, pero, había logrado disipar esas dudas en gran medida gracias a ese estupido felino.
Cerró los ojos, empezando a trazar pequeños círculos en la palma de Nohlem. Distraído por su propia canción y relajado por la cercanía que compartían. Era estupido por caer de forma voluntaria en aquel foso, ¿pero que le iba a hacer si le gustaba tanto? Sabía que el después dolería, quemaría tanto que tendría que pensárselo dos veces a la próxima. Hasta entonces, podían compartir ese pequeño momento en completa intimidad.
Solo ellos y la música que se regalaban mutuamente.
-No ... por favor. -Respondió con un hilillo de voz, concentrado en afianzarse en aquella seguridad que le brindaba. Para quitarse los anillos tendrían que separarse y ninguno de sus músculos, que se habían fijado en el sitio, querían permitir eso. Además, le gustaba cómo se sentían, le recordaban de forma constante que era Nohlem quien estaba a su lado. Nohlem y nadie más. -Estoy bien es.. estoy bien. Solo necesito unos minutos para acostumbrarme.
Mentía, era obvio. Toda la energía gastada en devolverle una sonrisa y fingir en el tono de voz que iba perfecto, se deshacía con cada ligero apretón que le daba. Ethan solo cogía el bus cuando no quedaba otra, y si sabía de antemano que tocaba hacerlo se ayudaba de unas esferas blancas muy simpáticas. El consuelo de tener un amigo (Y no cualquier amigo) al lado le permitía dejarse ver vulnerable, Nohlem le estaba mal acostumbrando a que pudiera darse el lujo de encontrar confort en ese escueto contacto y no se sentía con ganas de desaprovecharlo.
Cuando le ofreció el auricular lejos de rechistar se lo colocó rápidamente en la oreja contraria, para seguir escuchando al joven. No le respondió dando por sentado que solo el gesto servía como afirmación. La sorpresa por la música elegida le permitió salir un poco de su propio estupor, dibujando en su rostro el inicio de una risa que no llegó a vocalizar. Esperaba tanto alguna canción de reggaeton que ni de lejos se llegó a imaginar un gusto tan nostálgico, curioso cuanto menos. Aunque no entendía la canción, agradeció el ritmo lento y tranquilo. Dejándose mecer por la melodía para desconectar de su alrededor y que fueran los propios compases quienes le alejarán del ruido de la carretera.
Fue por ello, que aún tomando el móvil no le hizo caso. Dejó que la serenata avanzara a su propio ritmo a medida que él se dejaba reposar sobre el hombro del pelirrojo. Adoptando poco a poco la misma calma que le estaba regalando aquella canción y permitiendo que el agarre ganara de nuevo la suavidad del inicio.
Al llegar a su fin, se acercó el teléfono al rostro, rotando levemente la pantalla para que se pudiera acomodar a su nueva postura. Uh, ¿nuevo mensaje? Ethan deslizó la notificación sin leerla, pero entonces apareció otra, y otra, como si acabara de invocarlas al pulsar la primera: Correo, likes en instagram, conversaciones en whatsapp… ¿Cuántas notificaciones podía tener Nohlem? Ethan no leyó ninguna, dejándolas abandonadas en la barra, pensativo. Ya tenía una idea de que quería ponerle.
-Oye, si no te gusta dime y cambio porfa.
Esa canción le había calado desde el primer momento y en parte no dejaba de ver, que aun siendo situaciones completamente diferentes, ¿en parte no estaban un poco en las mismas?
¿Cuántas veces se había sentido solo Nohlem?
Atrapado en una casa donde nadie parecía comprenderlo, obligado a seguir un camino que querían sus padres, sufriendo discusiones continuas con la persona que más quería… Debía ser cansado rodearse de tanta gente para que, cuando cayera la noche, volvieras a sentir la misma soledad. Él la conocía bien, pero, había logrado disipar esas dudas en gran medida gracias a ese estupido felino.
Cerró los ojos, empezando a trazar pequeños círculos en la palma de Nohlem. Distraído por su propia canción y relajado por la cercanía que compartían. Era estupido por caer de forma voluntaria en aquel foso, ¿pero que le iba a hacer si le gustaba tanto? Sabía que el después dolería, quemaría tanto que tendría que pensárselo dos veces a la próxima. Hasta entonces, podían compartir ese pequeño momento en completa intimidad.
Solo ellos y la música que se regalaban mutuamente.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Maneki Neko - RV Gakuen
06/05/23, 12:28 am
Estaba tan carcomido por la vergüenza que no se le ocurrió mirar en dirección a Ethan durante toda la canción. La pausa para la instrumental le ayudó a no pensar en la letra, pero eso mismo le dio tiempo a ser más consciente del tacto y el calor que el chico transmitía, lo que no hacía sino aumentar las muchas ganas que tenía de suspirar como el adolescente que por pocos años ya no era. Cantó mentalmente, con la letra ardiéndole en la garganta como tantas veces le pasaba con cualquier canción que le gustaba, censurado por la situación y los nervios.
“…que eres en mi vida, ansiedad angustia, desesperación”.
Un soplido escapó de su nariz. Por suerte no tardaron en sonar los instrumentos de otra canción, canción que fue a morir gracias a la de Ethan. Nohlem le observó teclear por el rabillo del ojo con la leve tensión a que le saltara alguna notificación indebida, sintiendo que se liberaba de la maldición de no poder verle ahora que no había un señor del siglo pasado cantándole cosas ñoñas al oído.
—Confío en tus gustos, mamá pato —iba a clases de baile, no podía ser malo lo que pusiera. Se dejó caer un poco sobre el asiento, acomodándose en una actitud mucho más relajada gracias al sonido de la guitarra y las primeras armonías del cantante—. Suena bien.
El silencio se asentó entre ambos una vez más y su concentración se fue al paisaje de la ventana y a la letra de la canción. Ah, y él que creía que iba a tener una pausa. Cuando esta fue calando en su cara se quiso dibujar una sonrisa bobalicona, la cual se apresuró en borrar haciendo como que se rascaba la barbilla para arreglarse la barba… que con lo corta que era obviamente no pedía tanto. Dejó la mano ahí un buen rato para tapar el rubor y forzar los músculos a volver a su sitio con un masaje lento y distraído, pero su inquietud era incluso peor ahora, puesto que ya no era el único que entendía la canción. Vaya puntería tenía el chino.
Nohlem no se sentía solo, al menos no de forma consciente. No porque no lo estuviera, los pensamientos de Ethan estaban muy atinados, simplemente no gestionaba lo que sentía al punto de ponerle nombre. Hasta para sí mismo era ilógico pensar que alguien como él pudiera estar solo, por mucho que cuando peleaba con Kahlo no le quedaba casi nadie con quien hablar. Para él era mucho más fácil ver el reflejo de Ethan que el propio, en especial tras lo que había vivido hoy.
Las caricias le hicieron suspirar por la nariz al tiempo que un leve ronroneo ocupaba su garganta. Ah no, ni de coña. Carraspeó para matar el tic; ya se estaba esforzando bastante en verse casual como para que un vestigio evolutivo le echara por tierra la fachada, pero no podía aguantarla más. Otra canción romántica y moriría. O volvería a besarle la mano, y así es como había empezado a rodar la piedra antes. En la imposible combinación de relajado pero nervioso Nohlem le quitó el teléfono tan pronto la canción daba señales de fin.
—Mi turno —seguían sentados juntos en un autobús, compartiendo auriculares, cogidos de la mano y dando una imagen que no era al mundo, pero todo eso era más fácil de llevar con: EXACTO, reggaeton—. No te quejes por favor, necesito espabilarme —le sacó la lengua y cerró los ojos en cuanto empezó.
>>En la guagua se quedó el olol, de tu pelfuume —abrió un ojo para mirarle un instante, burlón, antes de seguir cantando—. Tú eres una bellaca yo soy un bellaco eso e’ lo que nos une. Ella sabe que está buenota y no la presuuumen, si yo fuera tu gato subiera una foto lo’ vierne’ y lo’ luuune —cantaba con una sonrisa, bajito y grave, lo justo para que con el sonido del motor solo Ethan y si acaso la señora que tenían delante pudieran oirle, pero si había posibilidad de que la vieja no se hubiera enterado tan pronto Bad Bunny le dio el relevo a un tío con una voz aguda horrorosa subió el tono en pos de imitarle. Pero por supuesto, sin mojarse a que su voz fuera un puto esperpento—. ¡Pa’ que toel muundo veeeea lo rica que tu estaaa’, que tu estaaaa’!
La risa le pudo. Sobre todo porque pronto se vería que aquella era la versión de DJ barato.
“…que eres en mi vida, ansiedad angustia, desesperación”.
Un soplido escapó de su nariz. Por suerte no tardaron en sonar los instrumentos de otra canción, canción que fue a morir gracias a la de Ethan. Nohlem le observó teclear por el rabillo del ojo con la leve tensión a que le saltara alguna notificación indebida, sintiendo que se liberaba de la maldición de no poder verle ahora que no había un señor del siglo pasado cantándole cosas ñoñas al oído.
—Confío en tus gustos, mamá pato —iba a clases de baile, no podía ser malo lo que pusiera. Se dejó caer un poco sobre el asiento, acomodándose en una actitud mucho más relajada gracias al sonido de la guitarra y las primeras armonías del cantante—. Suena bien.
El silencio se asentó entre ambos una vez más y su concentración se fue al paisaje de la ventana y a la letra de la canción. Ah, y él que creía que iba a tener una pausa. Cuando esta fue calando en su cara se quiso dibujar una sonrisa bobalicona, la cual se apresuró en borrar haciendo como que se rascaba la barbilla para arreglarse la barba… que con lo corta que era obviamente no pedía tanto. Dejó la mano ahí un buen rato para tapar el rubor y forzar los músculos a volver a su sitio con un masaje lento y distraído, pero su inquietud era incluso peor ahora, puesto que ya no era el único que entendía la canción. Vaya puntería tenía el chino.
Nohlem no se sentía solo, al menos no de forma consciente. No porque no lo estuviera, los pensamientos de Ethan estaban muy atinados, simplemente no gestionaba lo que sentía al punto de ponerle nombre. Hasta para sí mismo era ilógico pensar que alguien como él pudiera estar solo, por mucho que cuando peleaba con Kahlo no le quedaba casi nadie con quien hablar. Para él era mucho más fácil ver el reflejo de Ethan que el propio, en especial tras lo que había vivido hoy.
Las caricias le hicieron suspirar por la nariz al tiempo que un leve ronroneo ocupaba su garganta. Ah no, ni de coña. Carraspeó para matar el tic; ya se estaba esforzando bastante en verse casual como para que un vestigio evolutivo le echara por tierra la fachada, pero no podía aguantarla más. Otra canción romántica y moriría. O volvería a besarle la mano, y así es como había empezado a rodar la piedra antes. En la imposible combinación de relajado pero nervioso Nohlem le quitó el teléfono tan pronto la canción daba señales de fin.
—Mi turno —seguían sentados juntos en un autobús, compartiendo auriculares, cogidos de la mano y dando una imagen que no era al mundo, pero todo eso era más fácil de llevar con: EXACTO, reggaeton—. No te quejes por favor, necesito espabilarme —le sacó la lengua y cerró los ojos en cuanto empezó.
>>En la guagua se quedó el olol, de tu pelfuume —abrió un ojo para mirarle un instante, burlón, antes de seguir cantando—. Tú eres una bellaca yo soy un bellaco eso e’ lo que nos une. Ella sabe que está buenota y no la presuuumen, si yo fuera tu gato subiera una foto lo’ vierne’ y lo’ luuune —cantaba con una sonrisa, bajito y grave, lo justo para que con el sonido del motor solo Ethan y si acaso la señora que tenían delante pudieran oirle, pero si había posibilidad de que la vieja no se hubiera enterado tan pronto Bad Bunny le dio el relevo a un tío con una voz aguda horrorosa subió el tono en pos de imitarle. Pero por supuesto, sin mojarse a que su voz fuera un puto esperpento—. ¡Pa’ que toel muundo veeeea lo rica que tu estaaa’, que tu estaaaa’!
La risa le pudo. Sobre todo porque pronto se vería que aquella era la versión de DJ barato.
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