La fiesta de la mansión - RV Gakuen

Recuerdo del primer mensaje :



La casa estaba de las últimas dentro de la urbanización privada, pero incluso si alguno no tenía la dirección exacta sería fácil saber cual de todas era. Había tantas luces encendidas dentro y fuera del edificio que brillaba en la distancia. Según se fueran acercando al destino los invitados notarían la vibración de la música en el ambiente, que dadas las dimensiones de los terrenos del resto de viviendas no debería suponer un problema para los vecinos. A pesar de ser una urbanización antigua las calles parecían totalmente nuevas, casi todas las casas eran de estilo victoriano e iban de chalets a mansiones pasando por putos palacetes, y si bien la de los hermanos no era la más grande no se quedaba atrás en impresionante: parecía una casa señorial sacada de la Habana. Las verjas eran altas pero permitían ver el interior, bordeadas de arbustos de hibiscos, palmeras y otras plantas tropicales, un inmenso sauce llorón asomaba por detrás de la construcción y el portón estaba abierto de par en par en un exceso de confianza por la seguridad del vecindario. La imagen podría parecer de otra época si le restabas que estuviera sonando Bad Bunny a todo trapo o que en la calle ya hubiera varios coches de este siglo aparcados.

En las escaleras que daban a la puerta principal Kahlo atendía a los recién llegados mientras esperaba a que todos sus invitados apareciesen. La chica estaba perfectamente maquillada para la ocasión y llevaba el pelo -teñido de blanco como ya venía siendo habitual- recogido en un elaborado moño trenzado. Vestía con una camisa blanca con rayas muy abierta (no era a posta, el primer botón estaba a la altura en la que estaría el 3er o 4to botón en una camisa normal), unos pantalones de talle alto y unos zapatos con un poco de tacón. En las orejas llevaba los aros de oro más grandes que tenía, una cadena de oro que encajaba con el escote, uno o dos anillos por cada dedo de su mano izquierda, las uñas pintadas de un rojo muy oscuro y tantísimas pulseras y brazaletes como para que cualquier gesto que hiciera con esta sonase como el trineo de Papá Noel.
Al sol le faltaba muy poco para ocultarse del todo y la brisa hacía que apuntase a ser una noche de verano perfecta… si su hermano y sus amigos no la liaban.

Y pensando en el rey de Roma, apareció detrás suya. Vestía parecido a ella, aunque había rebajado el nivel de elegancia: una camisa veraniega negra con estampados de hojas de palma y flores rojas, de momento cerrada hasta arriba, unos pantalones marrones y unas vans negras. Llevaba dos anillos en cada mano, un colgante con una moneda de oro y sus aretes de siempre. Ya tenía pintalabios en la mejilla, y por lo pronto solo en la mejilla.

—¿Cuántos faltan?
—A mi que me cuentas, Nohlem. No me has dado una lista de gente —dijo lamiéndose el pulgar para borrarle el pintalabios como si de un niño manchado de helado se tratase—. Yo estoy esperando a los míos y diciéndole a tus amigos que se ahoguen en la piscina.
—I mi qui mi cuintis Nihlim- espera, ¿les estás diciendo qué?
A Kahlo se le escapó una risa con el tono preocupado que puso.
—Solo hazme el favor de no perderte tan pronto, que la gente llega y no sabe donde estás. Y si rompen algo es responsabilidad tuya.

Nota:

Le sacó la lengua a Tayron con la misma actitud infantil que él tenía al tirarle agua, antes de echarse a reír por toda la situación. La transformación de Adam en caballo había sido ya una cosa, pero que Tayron se subiera y empezara a declararle su amor a Colmillo estaba en el top de cosas random que habían pasado esa noche. Hasta el momento, al menos. A Amira no le gustaba el efecto de Adam porque prefería mantener la cabeza clara (y era muy hipócrita decir eso cuando llevaba no poca cantidad de alcohol en el cuerpo), pero ni siquiera podía preocuparse de las consecuencias a medio plazo de lo que estaba diciendo Tayron. Solo podía reírse, y vitorear cuando Colmillo respondió afirmativamente entre no se qué de una misión.

Pero por supuesto que aquello no iba a acabar bien, y no ya en el medio plazo. En cuanto Adam volvió a su aspecto humano Tayron obviamente empezó a pensar en lo que había dicho, y por supuesto, en su novia muerta. Uf. Menuda manera de matar el momento, aunque iba a tener que pasar antes o después teniendo en cuenta que no podía estar montado permanentemente sobre el pegaso. Aprovechó que Tayron no estaba interrogándola a ella con la mirada para evitar las preguntas, mientras ella le lanzaba una mirada de preocupación a Chromsa. No sabía bien qué leches iban a hacer ahora.

Kahlo pareció por fin acceder a hablar con Nohlem, aunque por mensajes por si lo pillaba haciendo algo... indebido. Connor por su parte se sentía cada vez más y más borracho, y poco podía hacer a parte de seguir hablando como un gilipollas. Y cada vez se notaba más que lo era.-Claro, joeer.. No queremos molestahlo en plena puta faena, ¿eh?- Diría el motero más incómodo de lo que había estado nunca por decir esa frase, mientras intentaba fingir sin éxito una sonrisa que más que una parecía que le habían dormido un lado de la cara. Colmillo aprovechó entonces para alejarlo un poco. El cambio de rumbo hizo que el motero se mareara un poco, y el alcohol en su cuerpo empezaba a ser un absoluto incordio.

Pero sus palabras fueron como un jarro de agua fría, y en parte le ayudaron a recuperarse del mareo. Aunque eso no quitaba la torpeza en su vocalización y su mente lenta y espesa como un pantano. Donde poco a poco se iba hundiendo más y más.

-¿QUÉ?- Fue lo único que pudo decirle a su amigo abriendo los brazos. Con una cara entre la sorpresa y la molestia por escuchar aquello. La presencia y apoyo de Colmillo le habían dado el valor necesario para haber tenido aquella idea, pero ahora que él parecía dudar... No podía evitar sentirse algo inseguro. <<Es el alcohol, es el puto alcohol de mierda...>> Se decía así mismo para razonar el por qué se sentía como si Colmillo lo acabara de abandonar en busca de tabaco.- Tenemos que hacerlo Gonnillo, son nuestros putos amihgosh. ¿No? ¿NOM?- El canadiense le puso ambas manos en los hombros, en un desesperado intento por convencerlo. Pero luego suspiró a medio camino entre el enfado y el cansancio. ¿Y si la estaban cagando? ¿Tendría razón Colmillo? ¿Le seguirían hablando Ethan y Nohlem si entraban a su cuarto a separarlos como si fueran la puta policía? ¿Tendría jodidamente la razón Colmillo? - HMMM... Ahora me haces dudar carbonazoh-. Diría el motero pinzándose la nariz con los dedos en señal de frustración, y sin entendérsele cada vez menos las palabras. El motero le echó una mirada a Kalho, la cuál parecía seguir chateando con Nohlem, antes de seguir hablando.- A ver qué nos dishe ésta ahora, ¿eh? ¿Henmano? Y si no sabe donde esta... vamos con Jayron-. Insinuaría el canadiense con una sonrisa bobalicona decidida.

Los chupitos de Colmillo y todas las cervezas que se había tomado eran una bomba a punto de explotar en su cuerpo. Y era evidente en su forma de hablar y en lo cada vez más y más estúpido que se sentía. Si quería parar a sus amigos no estaba en la mejor condición para ello. Un nuevo mareo le sobrevino a Connor, quien tuvo que mover la cabeza  para intentar despejarse un poco y apoyar una mano en el hombro de Colmillo. <<Necesito otra puta cerveza...>>.

Le miró en silencio, expectante. Parecía que Rick estaba nervioso por algo, pero no llegaba a comprender por qué. Para ella aquella sensación solo se la habría podido provocar aquella vulnerabilidad que había demostrado, pero él lo había hecho voluntariamente, ¿no? No entendía qué le comía la cabeza, y solo tenía la sensación de que Rick estaba pensando todo demasiado cuando debería apagar un poco los pensamientos y dejarse llevar por el momento.

Atendió a sus palabras sin dejar de mirarle, aunque no pudo evitar solar un bufido intentando contener una risa con lo de algo ahí arriba, porque no veía a ningún ente superior premiándola después de atropellar a un crio. Aquello era casualidad, claramente. La primera buena en toda la noche, y una de la que no se iba a quejar.

—¡Ah! Sí, claro. En verdad eran un poco una excusa para verte más, aunque me apetece que me enseñes a bailar de verdad —confesó —Y conozco muchos sitios a los que podemos ir… No te preocupes por los precios, puedo pagar yo, tengo dinero de sobra
El cat café donde trabajaba se lo iba a guardar para ella. No es que pensase que Rick precisamente se fuera a ir de la lengua, pero los rumores corrían rápido y eso era algo privado que no pensaba permitir que nadie supiera. A lo mejor en un futuro, si se llevaban muy bien y le consideraba digno de tal confianza…

Sacó el móvil y lo desbloqueó, siendo recibida por una notificación de “ya veo que estás ocupada :wink:” que le había mandado la misma amiga que hacía un rato le había preguntado donde estaba. Abrió la app de contactos y le dio a crear uno nuevo, para luego pasárselo a Rick.
—Antes de que se me olvide, dame tu número.

El ochrorio asintió entre risas por todo lo anterior a la afirmación de Adam. -Pues sí, sois muy monos- confirmó sonriente. Sin embargo lo bonito del momento acabó en cuanto el ruso volvió a su forma humana y, lógicamente, debajo de Tayron faltaba espacio. En cuanto empezó a caer la cara de Chromsa pasó rápido a la preocupación, que se hizo clara en cuanto el chico con cola de lémur cayó encima de su novio. -¡Por la Acromía! ¿Estáis bien?- preguntó acercándose a los dos. Se dirigió hacia su pareja por si necesitaba ayuda, aunque antes de que estuviera a su lado tanto él como Tayron salieron a la superficie ilesos, o al menos eso parecía. Suspiró con tranquilidad, escuchando los ánimos del pegaso aún después del accidente.

Aunque ya no era solo el ánimo, también estaba ese comentario pícaro que lo dejó totalmente sonrojado y con una sonrisa tonta. Había pensado muchas veces en que en algún día se casarían, pero que Adam lo verbalizara hacía que las mariposas de su estómago revolotearan con mucha más intensidad. Del cortecito, pues no le salían las palabras ya que estaba recreando a los dos en el altar en su cabeza, no se sumó a los vítores del ruso. Lo que sí hizo en cuanto éste se pegó a él, fue devolverle el contacto con un abrazo corto pero tierno y un besito en la mejilla, dejando después uno de sus brazo sujetando al chico. Para la pregunta, lo único que pudo responderle el fauno fue un: -Ni idea, la verdad.-

Pasado el efecto de la piel del pegaso, Tayron empezó a pensar mejor las cosas, aunque el ochrorio no se esperaba el cambio tan radical que tuvo. Aún con toda la tensión del belga, Chromsa no se habría preocupado tanto por el efecto que había tenido Adam (habiéndolo probado, entendía que la gente pudiera estar muy confusa después) de no ser por lo último que dijo. -Oh, no sabía...- respondió sombrío, apartando la mirada con un poquito de culpabilidad. Recordaba vagamente la historia de una alumna que había tenido un accidente, pero no tenía ni idea que estaba relacionada tan estrechamente con el chico. Buscó con la mirada fugazmente a Amira (porque a Adam sería demasiado cantoso teniendo a Tayron tan cerca), por si tenía alguna idea de qué hacer. La francesa parecía tan preocupada y confusa como él, así que poco iban a poder hacer ambos. Quería disculparse por haber animado a la posible nueva pareja, pero no tenía claro que Tayron quisiera seguir con un tema tan sensible. De momento dejaría sitio para que el ruso pudiera contestarle sobre sus poderes, todavía algo preocupado por lo ocurrido.

Adam seguía aún con la risa tonta, los gestos tontos, todo de él era muy muy tonto por el alcohol que, ya asentado en su estómago, lo ponían aun peor si cabía. Al pegaso no le importó la caida de culo que Tayron tubo en toda su cara, de hecho eso le hacía hasta gracia. Todo le hacía gracia a decir verdad y la brecha entre lo que quería o no quería hacer se cerraba más y más, no teniendo filtros ninguno y hablando casi como si tuviese en las venas el suero de la verdad.

Eso de hecho afectó en la reacción de Adam, cuando sintió los brazos de su pareja rodearlo. Se puso rojo, rojísimo, como un tomate cuando eso sucedió y cuando también recibió el beso en la mejilla. Su pareja, su bonito ochrorio estaba dándole cariño… Adam le dio una caricia en la mejilla mientras lo tuviese a su lado, besándolo un par de largos segundos para devolverle con bastantes intereses su cariño. Al acabar, exhaló con pesadez, muriéndose por seguir besándolo. El alcohol, aunque abundante, no fue lo suficiente como para dar un momento incómodo a su amor rodeado de hojas, estando todo lleno de personas.

—Me muero por darte mas besos, amor... —dijo aun así, en una mirada tierna y deseosa mientras acariciaba los dedos de su mano, la que agarraba el brazo del ruso.

Sin embargo, ese momento se vio roto por una reacción muy inesperada de Tayron. El chico de la cola rayada se convirtió en una vorágine de acusaciones, una tras otra culpando a Adam quien, mortificado y aferrándose a Chromsa, no pudo hacer otra cosa sino encogerse.

—N-no sabía que…

No le daba tiempo a justificarse, Tayron seguía y seguía. No quería hacer mal a nadie, ¿fue culpa suya lo de que el chico se deshinibiese aun más y dijese lo de casarse. Mencionar a su novia fallecida pesaba, eso si. Adam y la muerte no se llevaban bien, no quería saber nada y eso lo puso muy triste. El belga se disculpó, pero Adam en el momento de curiosidad de Tayron ya era una verdadera llorera, un mar de lágrimas medio disimuladas por el agua de la piscina pero no por sus ojos rojizos y labios apretados.

Era una montaña rusa de emociones.

—*sniff… sniff… * No-no-no pretendía hacerte nada tíiiio… Lo siento, soy gilipollas… lo siiento… Soy… imbécil… Porque como me toquen en… eeenn la otra forma *sniff * ees como… Como una droga de la felicidad, teee… te sientes bien sin motivo…. Era solo eso… perdona —dijo entre sollozos atropelladísimos por el alcohol, sensible como nunca y con la nariz casi taponada de tantos lloros.

No sabía donde meterse, refugiándose en el lado del fauno en un abrazo pegando su rostro con bastante fuerza en el pecho del otro mientras se sumergía un poco más en el agua y mirando a Tayron con culpabilidad, calmando un poco sus nervios.

—Si… debería haber avisado perdón tio… —ya por cuarta vez se disculpó—. Eso… eso es lo que puedo hacer en la otra forma, si te ha molestado, en serio, perdóname —quinta vez.

No podía negar que andaba algo tenso y el corazón le iba acelerado revelando esas verdades, aparte de que Rick era totalmente consciente de que podía ser bastante ñoño en el fondo. Le tranquilizaba que a Kalna no le molestara esa faceta suya, o al menos lo disimulaba muy bien.  También fue todo un alivio que pensara lo mismo sobre verse en otras ocasiones.

-Ya veo- dijo con una risilla apagada, sonriente -Me encantaría, hace tiempo que no enseño a nadie. Y no niego que tengo curiosidad por esos sitios- Terminó bromeando una pizca, aunque era en realidad una esperanza genuina: -Se de algunos lugares. No se si tienen tanto caché, pero tal vez te gusten- El neoyorquino pensaba que era lo suyo ya que iban a intercambiar gustos y experiencias. Le hacía ilusión incluso, aunque una pequeña parte de él estaba de los nervios por si a Kalna no le gustaban. También le daba algo de apuro que ella se encargara de todos los gastos. Una cosa es que pudiera y otra muy distinta es que estuviera cómodo aunque supiera que le sobraba. Ya encontraría la forma de hablarlo llegado el momento.

Le dio un poco de espacio cuando sacó el móvil por si tenía que contestar a algún mensaje y lo miró en cuanto lejos de ser aquello se lo estaba ofreciendo para que escribiera. -Ah, por supuesto. Dame un momento- le respondió levantando el índice para reforzarlo y no tardó en sacar su móvil también. Igual que ella, abrió un nuevo contacto y le pasaría su teléfono mientras tomaba el de la libense: -Lo mismo digo- añadiría con una leve sonrisa.

Rick no tardaría en añadir su número en los contactos de Kalna y en cuanto terminó se lo devolvió: -Ya estaría.-

Borrachera aparte, Airi estaba cada vez más convencide de que “Ernest” era buena gente. Tenía ganas de conocerlo en un momento mejor, así que verle por las redes podía darle una idea. Lamentablemente, cuando este quiso usar su teléfono se encontró con la sorpresa de que no era sumergible, algo que debería haber asumido razonable antes de tirarse al agua como lo había hecho.
—¿A lo mejor si lo pones en un poquito de arroz…? —sugirió tímidamente, dejándose eclipsar por la sugerencia de Räg, que era mucho más eficaz y factible en aquel momento. No podía negar que se le daban mejor los artefactos mágicos que los hechizos, como a su amigo.

Airi anotó las redes y el número de "Ernest" en las notas de su teléfono y después escuchó con curiosidad sus explicaciones. Aquel mundillo parecía muy divertido, y hasta tenían montado un club en el campus. Habían encontrado una oportunidad de oro en toda aquella situación surrealista.
—Nunca he jugado —respondió a su pregunta—, pero me encantaría probar. —Sus amigos parecían también interesados, siendo Tawar quien más lo exteriorizaba de los tres. Airi sonrió sin poder evitarlo, pegándosele su entusiasmo, y asintió con la cabeza cuando Räg les consultó—. ¡Vamos! Podemos pasarnos a mirar pronto cómo juegan. ¿Sería mucha molestia que nos fueseis explicando las reglas mientras lo hacéis? —preguntó a “Ernest”.

Sus dudas sea aferraban a ella con firmeza pero la respuesta de Maila acompañada de su sonrisa logró disiparlas. Fleur disfrutó de las manos entrelazadas, hechizada por la proximidad de su cuerpo y de cómo la mano de la hawaiana reposaba en su cadera.

—Me refiero a ambas cosas —susurró cerca de sus labios con total sinceridad. No reflexionó mucho más sobre el estado de Kahlo. Su novia tenía razón, si había problemas... más le valía a Connor y a Colmillo correr como si les fuera la vida en ello. Respecto al otro tema...

Los ojos de Fleur se entrecerraron, evaluando la situación con un aire divertido.

—¿Yo? ¿Si me lo estoy pasando bien? Ha sido un sueño veros juntas... —sus mejillas se encendieron y para evitar que Maila viera el sonrojo en su rostro decidió besarla de nuevo, esta vez con más lentitud y propinándole un pequeño mordisco en su labio inferior. Cuando se retiró para tomar distancias sus ojos casi parecían dilatados por alguna especie de ensoñación febril—. No quiero frenarlo, tampoco sé si quiero continuarlo. Pero me encantaría que me cuentes lo sucedido —en ese punto su tono de voz se tornó algo infantil, como si estuviera haciendo una pataleta. Las comisuras de sus labios alzadas por tener una sonrisa de oreja a oreja delataban lo contrario—. Oh, vamos... Maila... ¿Besa mejor que yo? —la provocó, pasando su dedo por la boca de la chica con un aire malicioso—. ¿Qué fue lo que me perdí mientras estaba en el baño?

Si Kahlo no se encontraba disconforme podía disfrutar y relajarse por una vez.

Viendo el panorama con el móvil estropeado Airi y Räg le propusieron cada uno una posibilidad de revivirlo. Arroz no tenía ahora mismo, pero tal vez un conjuro... -Ah, claro- respondió tendiéndole el teléfono sin tener claro que pudieran revivirlo, pero por intentarlo que no quedase. Siguió con curiosidad la burbuja que se iba formando hasta que el mjörní la devolvió a la piscina, dejando el dispositivo totalmente seco. Asintió a sus palabras cuando se lo dio y Erknest volvió a darle al botón para encenderlo. Esta vez la pantalla se encendió, mostrando la hora y la pantalla de desbloqueo, en la que tenía puesto como fondo un dibujo del Guerrero de la Luz bastante épico, si le preguntaban a él. Los ojos del chico se abrieron como platos, flipando del milagro que acababa de ocurrir. -¡WOW, ES INCREÍBLE!- exclamó como si fuera la primera vez que había visto magia. Levantó la vista a Räg y con la mano libre tomó momentáneamente una de las del lagarto para agitarla con bastante entusiasmo como agradecimiento: Muchísimas gracias, Räg. No se cómo pagártelo, acabas de salvarme de un buen marrón- En un primer momento de la emoción iba a darle un par de palmadas amistosas en la espalda, pero aún con el alcohol llegó a tiempo a la conclusión que no era la mejor idea con las espinas.

Con el teléfono arreglado fue mucho más fácil darle sus redes y su número, así que hubo más tiempo para hablar de lo verdaderamente importante: el rol. Le ilusionó muchísimo que estuvieran tan interesados en el tema. Parecía que le únique con experiencia era le repobladore, pero eso no quitaba que Rägjynn y Airi no tuvieran ganas de aprender. Erknest sonreía con cada confirmación de que se apuntaban a probar. -Cuanto me alegro, espero estar a la altura entonces cuando vengáis- dijo animado. -Entiendo el corte cuando no se sabe cómo es el grupo, pero te aseguro que somos todos muy majos. Os caeran genial. De hecho si supiera donde están os presentaría a alguno- contestó a Tawar, mésandose la barbilla con lo último. Desde que había llegado no había vuelto a ver ni a Chromsa, ni a Adam ni a Rick, aunque con lo grande que era la mansión era de esperar. -(Al menos espero que se lo estén pasando bien)- pensó.

No le dio muchas vueltas porque fue a responder la pregunta de le sanaí. -¡Por supuesto! No hay problema ninguno. De hecho cuando vamos cambiando de sistema se suele estar repitiendo las normas que hagan falta durante la partida, puede ser confuso jugar a cosas distintas en poco tiempo...- comenzó a explicar como todo un experto en la materia (o al menos es lo que se consideraba), aunque con aquello último dudó de haberla cagado. -No es que sean complicados, hay sistemas muy sencillos. Es solo que no viene mal recordarlas cuando se lleva tiempo sin jugar- se corrigió sin tardar demasiado, no fuera a ser que se echaran para atrás en el último momento. Volviendo al tono original, terminó por proponer: -El viernes que viene tenemos el inicio de un oneshot, así que si os interesa pasaros a ver estáis más que invitados.-

Hecha la invitación, se centró ya en dejar correr su lado más curioso. -Ciertamente. Ver los personajes que salen y las historias que van ocurriendo son de lo mejor de las partidas- señaló a Tawar, dándole la razón a su entusiasmo. -Entiendo que tú si has tenido más aventuras roleras. ¿A qué has jugado?- le preguntó con mucho interés.

Asintió a su propuesta de ir a otros sitios. Podían no ser especialmente caros ni nada y estar bien, y tampoco era que le importase tanto porque tenía la sospecha de que Rick era de esos que iba a querer pagar y tendría que ceder a algo que se ajustase al presupuesto de él alguna vez. Como si a ella no le sobrase el dinero como para invitarle a todo. Le costaba entender aquella mentalidad, porque ella tenía muy claro de que si (y los Grandes Felinos no lo quisieran) fuera tan pobre como para tener que vivir en el campus, o en algún pisucho compartido, y tener que venir a una fiesta en esta zona en el coche destartalado de otra persona, se aprovecharía de que quisieran pagarle las cosas.

En cuanto Rick le dio su móvil añadió su teléfono, poniendo en el nombre de contacto su nombre seguido del emoji de una corona y de un corazón amarillo. Le daba rabia que no fuera dorado, pero tendría que conformarse. En realidad su color favorito era el rojo, pero eso quedaba demasiado romántico para algo que probablemente no durase más de diez segundos en el móvil de Rick. Era una tontería, pero ella guardaba todos sus contactos con emojis y se le hacía raro no hacerlo.

Cuando Rick le devolvió su móvil y vio que en el nombre de contacto solo había puesto, bueno, su nombre, no pudo evitar negar suavemente con la cabeza con una sonrisa. Aquello resaltaba en una agenda llena de simbolitos de toda clase al lado de los nombres, e iba durar poco y nada. Rápidamente editó el nombre, añadiendo el emoji del detective. Ya por seguir con cómo se había guardado a ella misma iba a ponerle algún corazón, pero dudaba con qué color poner.

Amira parecía incómoda. Chromsa parecía incómodo. Y eso es todo lo que podía observar de ellos porque lejos de aportar algo a lo que estaba sucediendo entre él y el ruso optaron por expresar alguna frase escueta o guardar absoluto silencio. Tayron se sintió mal al instante. No pretendía hacer llorar al grandullón, solo hacerle saber que antes de drogar a alguien aunque fuera de felicidad, debía avisarle. Técnicamente él le había pedido montar pero... joder... en el desconocimiento.

—Oh mierda, no te rayes, lo de mi novia muerta está superado —dijo, con la mirada algo turbia todavía por el efecto del alcohol. Al menos no se sentía tan mareado como antes—. Vale, no está superado, si lo estuviera no tendría la necesidad de acostarme con gente para suplir mis carencias emocionales y no acabaría borracho como una cuba —se sinceró, en un extraño momento de lucidez—. Pero lo que quiero decir es que no es culpa tuya, al menos esa parte, la de ser una pastilla de éxtasis andante y montar a alguien bebido encima tuya sí, pero bueno... creo que tú también vas doblado.

Su cara se agrió cuando vio que el muchacho seguía llorando a moco tendido y se refugiaba en los brazos de su pareja para buscar cualquier tipo de afecto. No sabía cuál porque Chromsa le parecía un poquito seco.

—Oh, mierda Adam... me vas a hacer sentir como si fuera un bully, capullo —el lémur se acercó, nadando hasta él a modo de ranita y moviendo la cola como si hiciera del motor de una lancha. Su brazo se apoyó en el hombro del muchacho, quien le parecía más guapo ahora que no portaba ese polo horrible—. Lo siento... no era para tanto como me he puesto antes. ¿Hacemos un trato? ¿Dejamos de beber los dos durante un ratito y de paso me contáis como os conocisteis? Sois muy monos los dos juntos... —le guiñó un ojo al otro chico para que le siguiera el rollo, a ver si con alguna historia o anécdota remontaban el ambiente festivo.

—¿Qué hay de ti, Amira? ¿Alguna chavala que aprese tu romántico corazón parisino? No quería cortaros el rollo...

-¡Si, joder, claro que son nuestros amigos! -exclamó más alto de lo que había pretendido en un principio, porque ni borracho iba a ser cuestionado sobre su amistad-. Pero precisamente por eso... -comenzó de nuevo, volviendo al tono bajo de antes-. ¿Qué tal si confiamos en ellos? ¿Solo por hoy? Quizás mañana podamos verlo todo más jodidamente ¿claro? ¿despejado?

El propio Colmillo no estaba siquiera muy seguro de sus propias palabras, pero recordaba que su primera impresión sobre la situación antes de hablar con Connor había sido positiva y fueran a cagarla liándose o no, irrumpir donde estaban para tirarles de las orejas o algo así tampoco haría las cosas mejores.

-Eso, eso, a ver qué dice y si no vamos con... ¿quién? -preguntó volviéndose hacia Kahlo de nuevo quien parecía haber acabado de chatear con Nohlem, mientras guiaba en su dirección a Connor a la vez que le hacía claramente de apoyo.

Y ahí llegaban los reyes de la pipirrana. El alcohol estaba haciendo mella en el pelirrosa y cada vez era más evidente. No solo había escuchado algunas de sus voces y la forma de arrastrar el sonido, es que su andar era digno de quien está viendo sacudida su casa por un terremoto. No sabía que estrategia de patio escolar habrían montado en ese corrillo pero, alcohol aparte, su actitud estaba siendo la mar de sospechosa. Eso o se estaba rallando de más por las advertencias de su hermano. Como fuera, ahora tenía que decidirse sobre qué decirles: la verdad o una mentira piadosa, que no había hablado con él sino con otro porque no respondía o... Al carajo.

—Lo siento chicos, está ocupado. He conseguido hablar un poco con él pero ya no me sale en línea —y como prueba les enseñó fugazmente la conversación, sin miedo a que fueran tan versados en español como para entender nada—. Sé donde está, pero no quiero molestarlos —admitió con una ternura palpable, la cual no se molestó en cortar al sentir que daba puntos a su argumento. Aún no se creía el desenlace de la novela—. Lo siento. ¡Pero estoy segura de que mi hermano te puede enseñar a bailar después! —añadió mirando a Colmillo con una leve sonrisa. "Después" era un buen margen de tiempo—. No creo que pasen toda la noche encerrados en su... Es su fiesta, quiero decir, seguro que baja de aquí a un rato —se apresuró en continuar, maquillando el desliz que casi comete—. ¿No tenéis a otro que os enseñe mientras? Aunque... —miró a Connor—. Os veo un poco... perjudicado —pasó del plural al singular a posta—. Quizás lo mejor sería que os sentárais un poco a comer algo o beber agua, pero eso ya no es cosa mía.

El entusiasmo de Tawar sí que era contagioso y al ver la positiva absoluta de sus amigues, Räg ya no dudaría más. Se alegró también de haber arreglado el teléfono de Ernest y pronto a anotar su número en la agenda y aempezó a seguirle... Dándose cuenta de que tenía que editar el nombre del contacto, pues al ver sus redes sociales pudo comprobar que se escribía "Erknest". Suerte haberse dado cuenta antes de enviarle ningún mensaje con el nombre mal escrito.

—No me debes nada: ya has hecho mucho antes para ayudarnos. Quitarle un poco de humedad al móvil no es nada en comparación —le dijo con una sonrisa y quitándole importancia con un gesto.

El chico volvería a su discurso entusiasta sobre su hobby y, ahora que tenía claro lo que pensaban sus compañeres, le respondió sin dudas.
—Si no nos surge ningún inconveniente allí estaremos. ¿O tenéis algún compromiso ya? —añadió, por si acaso se estaba precipitando de todas formas.

Con su total desconocimiento no podía comentar nada de la exposición de Erknest sobre rol, pero confiaba en Tawar para ello.

Rick

Los dos se devolvieron sus respectivos teléfonos poco después. Rick miró el nuevo contacto que la libense había creado y no pudo evitar poner una sonrisita tonta que le subió un poquitín los colores. De normal solía guardar a sus contactos con o bien su nombre o algún mote si había confianza. No es que el neoyorquino se opusiera a usar emojis, pero nunca se le había pasado ponerlo en uno de ellos. Así que ver ya no solo la corona, sino el corazón era toda una novedad en la lista de números. Una novedad que le despertaba mariposas que no había esperado encontrar esa noche hasta hacía bien poco. -(Nunca viene mal un soplo de aire fresco)- se justificó mientras salía de la agenda. Lo dejaría así ¿Puede que se estuviera haciendo ilusiones por algo que tal vez no durase mucho? Podía ser, pero tenía ganas e ilusión por el camino que se estaba empezando a abrir entre ellos.

Por otra parte, luego de que el pavo le diera un momento de descanso, la inseguridad se plantó en su lugar por lo que pudiera pensar Kalna al comparar los dos contactos. Aún con el teléfono en la mano e intentando que no se notara su nerviosismo, dijo medio bromeando: -Tsh, ahora me sabe mal. Te juro que no soy tan soso. Es la falta de costumbre solamente- Se sentía tontísimo preocupándose por cada detalle. Para salvar la situación, añadió un poco más coqueto: -Pero no hay problema si quieres ponerle algo más. Puedo ayudarte a elegir si quieres.- Había visto que seguía con el móvil encendido, aunque no que estuviera justo editando ya su nombre.


Chromsa

El cariño que le dio al ruso no tardó en ser devuelto. La caricia de Adam le supo a gloria y, aunque no se negaba, sí que no se esperaba un beso algo más intenso. Ya llevaban un tiempo juntos y, aún sin tener ningún problema en mostrarlo, en ocasiones le daba un poco de corte cuando había más gente. Bastante menos entre sus amigos, más en casos como aquel. Las palabras de su novio lo derritieron de amor, enrojeciendo por completo. Ya que habían llegado hasta ahí, tal vez por un par más… -Bu-Bueno, eso se puede arre…- comenzó a proponer ayudado por lo poco de alcohol que había tomado, aunque antes de que pudiera acercarse a sus labios llegó la otra conversación


Para cuando quiso darse cuenta, si el fauno estaba preocupado de haber molestado, Adam lo estaba aún más. Los sollozos del ruso le sumaron a Chromsa un motivo más de preocupación y le pilló de improvisto tenerlo llorando en su pecho en cuanto volvió la mirada a él. Tuvo que hacer un pequeño esfuerzo para que ambos no acabaran sumergidos incluso. Con una pena creciente, acabó reaccionando y llevó su mano libre a la cabeza del chico, acariciándole con cariño el pelo para intentar calmarlo. -No pasa nada, está bien- le dijo calmado y lleno de ternura. Definitivamente, la bebida se le había ido de las manos, aquellos cambios de humor tan bruscos no los había visto nunca en él.

Lo bueno era que Tayron aceptó las disculpas sin problema. Al brujo le seguía sabiendo mal que hubiera hecho sacar (sin querer) un tema tan delicado al chico y que, tal como había dicho, no estaba cerrado, pero no iba a presionarlo por si podía ayudar. No tenían confianza suficiente y tampoco era el mejor lugar para una sesión de terapia. Por ello le alivió un poco que el de la cola de lémur quisiera cambiar a un tema más agradable, aunque lo que le sacó una buena sonrisa fue la invitación a Adam de parar con la bebida. -Bueno, fue toda una suerte que coincidiéramos- empezó a contar mirando por un momento al ruso con una sonrisilla. Para él fue un designio de la Acromía, pero no es algo que fuera contando por ahí así como así. Siguió relatando con ilusión mientras iba rememorando su historia: -Al empezar tercer año nos pusieron en la misma clase, nos sentaron juntos de hecho. Los primeros días no pasábamos de la cordialidad de ser compañeros: los buenos días al llegar, alguna duda con los apuntes... Lo normal. Pero ya entonces creo que había algo más. Poco a poco fuimos hablando más a menudo y en unas semanas ya éramos inseparables- Soltó una risilla entrañable con lo último. Aún recordaba como empezó los primeros acercamientos hasta que Adam cogió confianza, en cuanto hubo todo fue mucho más cómodo. -Llegó el momento en que las hojas se convirtieron en mariposas y... tenía más ganas de estar con él de lo que ya estábamos, pero no sabía como declararme. Lo estuvimos pensando un tiempo y en una cita que tuvimos en el parque al atardecer, justo en el puente que hay en el lago, reuní el valor para decírselo. Fue una coincidencia que tuviéramos la misma idea los dos.- Plantó un beso en la frente de su pareja, recordando lo gracioso que fue declararse justo a la vez. -Y desde entonces somos muy felices juntos.-

Chromsa tampoco quería acaparar toda la conversación, así que daría lugar a que el ruso también diera más detalles. Luego de que terminara, centró su atención en Amira. -Oh, cierto. ¿Hay alguien? ¿La conocemos?- preguntó a su amiga con bastante curiosidad.

Adam no sabía si Chromsa estaba bien con tener a su pareja pegada en su pecho. Adam se veía como un niño pequeño pero necesitaba su contacto, eso lo calmaba mucho a la hora de gestionar esos sentimientos tan pesados como un plomo producto del alcohol. Hablando de esos sentimientos, Tayron respondió acerca de su novia fallecida. En un principio dijo que lo supero pero al final… no. La mirada del ruso así como se alzó, bajó de nuevo en la depresión ebria absoluta. Lo último no lo escuchó demasiado, le pitaban los oidos. Eso si, lo de ir doblado sí que lo escuchó definitivamente y alzó su cara triste. Se sintió del culo cuando el de ojos amarillos se señaló a sí mismo como bully por su culpa.

—¡Nooo, un bully nooo Tayron! No quería deciir eso, de verdad de la buena —negó con la cabeza, gesto que le mareó mucho. Notaba como si su cerebro fuese de gelatina y las paredes de su cráneo estuviesen ardiendo. Cada rebote lo notaba y le dolia, respirando demasiado fuerte. Se limpió los ojos, tomando aire mientras Chromsa le acariciaba la cabeza. Gracias al cielo que el fauno estaba ahí, sus caricias eran como un hechizo muy relajante—. Mhm, voy a dejar de питьььь (beber). Creía que encajaría mejor en estaaa fiesta pero… pero сука quiero dejar de cagarla tú, voy a hacerte caso —asintió con una pesadez horrible en sus ojos, frotándoselos. Es la opción más inteligente, meterse más movidas sería una idea de bombero retirado. Además lo hacía por Chromsa.

Hablando de su novio, Tayron también preguntó el origen de la relación de pegaso y fauno. Adam no pudo evitar sonrojarse un poco, pillándole de sorpresa la pregunta. Ya no andaba tan triste, no había necesidad de ello además de que sus estados de ánimo eran explosivamente aleatorios. Estaba pensando muchas cosas pero hizo el esfuerzo de callar, le hacía muchísima ilusión escucharlo de los labios del fauno. Aun así no se despegaba de él, sintiendo como su corazón le daba vuelcos mientras escuchaba a Chromsa narrando la historia. De vez en cuando se le escapaban risillas de felicidad, recordando esos momentos tan bonitos y especiales en su cabeza.

—Menos mal que me hablaste, a mí me daba muchísima vergüenza. Gracias a tu intervención al fin pude relacionarme contigo en condiciones —sumó algo tímido, con sus mejillas extremadamente teñidas y devolviendo la mirada a Chromsa—. Jaja si, fuimos tu y yo a la vez. Si nosss hubiéramos enterado un poco antes no lo habríamos pasado tan mal —en cuanto recibió el beso en su frente casi le faltaba echar humo por su rostro ruborizado—. Te amo tío, te amo muchísssimo. No me canso de ti, ni de escucharte ni de tenerte cerca. Jaja, meee acuerdo cuando llegaste a mi casa. Estaba tan nervioso que... que limpié la habitación tresss veces, joder. ¡Hasta casi me da algo cuando escuché el timbre! Nunca olvidaré esa noche de juegos… Aunque yo era muy pesado con el Eldennn Ring, espero haber compensado conn los besos de después —ay, eso se le escapó mucho. Enterró de nuevo su cabeza entre sus brazos en señal de “perdóname”, aunque tuvo una sonrisa boba todo el tiempo. No pudo evitar sacar la cabeza de ahí y atacar a su novio con otro beso rápido en la mejilla, cerca de la comisura y hacerse sonar levemente en una risa divertida que solo el fauno escucharía. Se lo estaba pasando genial.

Ya un poco más relajado, en una postura más recta dispuso su brazo por encima de los hombros de Chromsa. Menos mal que hacían pie. Ahora era turno de Amira y no pudo estar más curioso.

—Como tengas noviaaa, Amira, me muero de verdad —aportó burlón, expectante a lo que la francesa tenía que decir. Siempre la vio como una chica bastante guapa y con una personalidad atractiva, seguro que algo hay por ahí o al menos eso estaba creyendo Adam, teniendo fe en todo momento.

Chromsa no parecía tener mucha más idea que ella sobre qué hacer, así que se limitó a encogerse de hombros de manera disimulada. Aquellos momentos incómodos eran algo a lo que no sabía como responder, y cuando Adam se derrumbó solo pudo suspirar. El alcohol no le había hecho bien, estaba claro, y ahora estaba sollozando abrazando a Chromsa. Si no hubiera sido por eso le hubiera dado un par de palmaditas en el hombro, para tranquilizarle, pero consideró que estand su pareja sería mejor que encontrase consuelo en el fauno.

La confesión lúcida de Tayron fue algo que no esperaba, pero no iba a decirle que a lo mejor debería ir a terapia (si no estaba yendo ya) en una fiesta. Por suerte el propio lémur fue el que cambió de tema, pasando a preguntar sobre cómo se habían conocido Adam y Chromsa. Amira conocía la historia, pero podría oírla mil veces. No es que ella fuera especialmente romántica, pero la relación que tenían sus dos amigos le calentaba el corazón.

Lo que sí que no esperaba era que la conversación virase a ella, o al menos no había esperado que eso ocurriese tan rápido. Notó la sangre moverse a sus mejillas, y trató de disimularlo sumergiéndose un poco más en el agua hasta que el comentario de Adam le hizo soltar una risa.
—¡Si tuviera novia serías el primero en saberlo! Pero no hay nadie, que va. Ojalá, con la cantidad de chicas guapas que hay por ahí.
Tampoco le dolía demasiado no tener pareja. Ya llegaría en algún momento, no iba a estresarse por ello.