La habitación de los abrazos

Un minarete de madera rojiza resaltada por el brillo de la omnipresente Luna, en bastante mejor estado que casi todos los edificios que habían visto hasta ahora como cosechados, se abrió a sus pies según descendían. Se posaron en la terraza de esta y en un gesto de la maga la puerta se abrió para ellos.

La guerrera saltó de la levitación a dejar que la gravedad hiciera lo suyo y tras aterrizar de manera sonora con ambos pies pego un par de saltitos rápidos casi haciéndose un borrón por la velocidad y colocada frente a dicha puerta exclamó:

—¡Bienvenidos a la Sede de los taumaturgos! Mi hogar durante los últimos cuatro años~ Pasad pasad. —Y la frivy en su excitación por el momento desapareció por la puerta.

Raelene los guiaría por los pasillos de cálidos colores y montones de puertas que eran las habitaciones, algunas de las cuales con el pomo rojo y un cartel con nombre. Les explico que esas últimas estaban cogidas por alguien pero que podían buscar ropa adecuada por el resto y escoger una para quedarse.

Tras andar un poco, una puerta abierta con un cartel decorado en el que los nombres Dama Abrazos y Raelene resaltaban.

La habitación estaba inundada de tonos pastel y era mucho más grande dado que ambas habían pagado por un hechizo de bolsa sin fondo. Estaba distribuido como uno frivy, con la cocina comedor fusionada al salón  que a su vez servía de dormitorio. Todo en una sala grande.
Lo que más llamaba la atención seguramente estaba en la esquina diestra alejada de la puerta pues había algo parecido a una piscina jacuzzi redonda donde cualquiera podía retozar a gusto, aunque ahora estaba vacía.
En el mismo lado pero pegada a la pared de la puerta había una gran cama que parecía lujosa y muy mullida con una almohada grande y varios cojines y peluches de todo tipo de criaturas posada en ella donde incluso con la nueva envergadura del ángel seguramente cogieran los cuatro.
Separando estos dos había una especie de pequeña pasarela elevada que daba a unas cortinas como si fuera una mini pasarela de moda y tras una cortina de un color burdeos claro un vestidor de amplios espejos.
A la izquierda y desde la pared de la puerta una concina modular con varios muebles y bien equipada era coronada por una islilla y unos taburetes.
Y las únicas salas separadas también a la izquierda pero en la esquina restante eran una despensa con varias cosas del hogar, y el baño de verdad con un par de váteres para hacer las necesidades y una bañera-ducha para un limpieza más privada.
En el centro de todo un gran círculo de suelo se hundía con dos escalerillas paralelas para encajar dos grandes sofás semicirculares de un marrón claro y una mesa circular de madera oscura que hacía contraste con la claridad general de la sala, haciendo las veces de mesa de comedor principal, escritorio y lugar de relax en general. El centro neurálgico de aquella vivienda.
Había bastantes jarrones y macetas con flores y plantas decorativas, aparte de cuadros con paisajes y estatuillas.

La guerrera había sacado un par de refrescos que abiertos podrían ver como burbujeaban.

—¿Que os parece? —preguntaron ambas casi al unísono.

—Ese es el cumplido más raro que le han hecho al piso —rio Abri.

Nery´s se sentía volar incluso cuando andaban tranquilamente por los pasillos. Incluso si ya no había vuelta atrás en muchos sentidos, incluso cuando sus cuernos rozaban los marcos de las puertas al agacharse y sus alas las paredes, incluso cuando todas ellas se veían ahora tan pequeñas... Estaba feliz de poder andar tranquilamente por fin. De estar de nuevo con sus amigas caminando como aquellos días por los rascacielos y de poder compartir todo aquello con la persona que le había devuelto las ganas de seguir adelante. De no rendirse pasara lo que pasara.

Rio suavemente cuando ella estalló así y habló varios piropos de la habitación.

—Así que ahí pusisteis el jacuzzi... —su voz estaba cargada de nostalgia. Claramente miraba a ciertos lugares de la habitación más que otros. Cosas que él mismo les había regalado en frivo que ahora tomaban forma como parte de un hogar y no solo como meros objetos.

—Ni te preocupes —le dijo Raelene tras conjurar para evitar daños y finalmente poniendo protecciones térmicas al sofá. Con un gesto de corte ancló el conjuro sobre ambos.

La guerrera de mientras empezó a sacar bebidas de la nevera poniéndolas en un equilibrio peligroso y dejándolas sobre la mesa. Varios refrescos y unas cervezas.

Pero en cuanto vieron como la finlandesa se desborda un poco con la situación todos se miraron al unísono.

El primero en reaccionar fue Nery´s. La rodeó de nuevo con los brazos y torpemente con las alas tirando algo de la mesa con el movimiento que fue levitado instantaneamente por Raelene. Formó un "lo siento" con los labios para la maga y acariciando la mejilla de Kiki le habló en un tono suave y calmado. Habían quedado por el momento ellos dos solos de nuevo, alejados de los problemas y las preocupaciones entre plumas aterciopeladas.

—Ey ey... No pasa nada por romper un poco hay... demasiadas cosas pasando. Pero lo arreglaremos todo, y nos acostumbraremos a los cuernos, a las garras y alas... Y siempre te puedes dar un baño con cubitos de hielo. —Bromeó besándola en la frente. —Vamos a limpiarnos tranquilamente... ponernos ropa cómoda, escuchar algo de rock sentaditos y dormir...
Abri apareció por arriba, colgada  apoyada en el cierre de alas. —¡Si quieres comodidades para todo tipo de cuernos  y uñas afiladas estas en la ciudad adecuada! —Canturreó con alegría. —No te preocupes, Rii está haciendo que las cosas sean incongelables por esa niebla tan bonita tuya.

—Si quieres beber algo te recomiendo mezclarlo con vodka preciosa —Se escuchó a la maga de fondo. —Venga ven a escoger un pijama. Y lo de donde os quedéis ya lo miramos luego de la bebida. —Raelene apartó las alas del grandullón y tomo una de las manos de Kiki directamente por las garras sin miedo, estas no parecieron poder hacerle nada. —Cielo, prepara el tocadiscos porfa.

Abri rápidamente fue hacia una estantería y comenzó a sacar vinilos. Al lado de esto con un botón se abrió una tapa de madera revelando un tocadiscos moderno con las carcasas de madera muy decoradas que pasaba cerrado por una caja bonita donde guardar cosas.

El ángel la miró de nuevo con una sonrisa calma. —¿Ves? Todo está bien. —Agachó la cabeza y le susurró un "te quiero" finalizado por un rápido beso en sus labios. Abrió sus alas del todo al fin para que saliera. Aquella aura de ser peligroso y dar miedo seguía envolviéndole, lo que hacía aquella sonrisa y mirada de ternura absoluta algo incluso más notable.

—Pero es que adoro su forma, y me lo has hecho tu~ —contestó entendiendo sin todas las palabras lo que le decía. Y devolvió cada beso y caricia perdiéndose en el momento como solo ella lograba que hiciese. Había echado tantísimo de menos aquellos golpecillos, esos manierismos... La había echado tanto de menos... Juraría que debería haberse acostumbrado tras todo este tiempo pero sin embargo cada vez lo llevaba más al límite, tan solo suspirando mientras su luz se volvía más intensa, tratando de expulsar ese calor interno cada vez que le apartaba. Y cuando ella le dio una cachetada por algún motivo extraño de su loca cabeza el no pudo si no más que reír.  Se sentía como aquella primera semana, aquellos primeros besos... Y sin embargo era un sentimiento más profundo para él, algo que había dejado una marca tan permanente como el hielo de sus garras sobre su piel.

La dejó ir de nuevo aunque a regañadientes, ya tendría noche para tenerla entre sus brazos.

Raelene no se consideraba la persona más paciente del mundo pero tenía experiencia de sobra en tratar con novias erráticas, así que simplemente recibió los besos con una risilla y la insistió para coger la ropa. Cuanto antes se bañaran antes podrían por fin empezar la fiesta de verdad, incluso aunque fuera una fiesta de tranquileo.

—Tranquila, tan solo ayúdanos a que el grandullón no haga alguna estupidez.

—¡Tenemos ambas! Así que escoge cuando vuelvas. —Le contestó Abrazos que estaba decantándose entre vinilos.

Subieron aquella pasarela que daba a una cortina violácea y la pasaron cerrándola un poco, aunque aún pasaba luz. Y a una palmada de la maga toda la sala quedó perfectamente iluminada sin que hubiera fuente de luz alguna encendida. Los tonos de la sala eran oscuros grises de la pared y grises claros en los muebles, con pintadas de color aquí y allá con un enorme taburete-puff de los que esperarías en tiendas de ropa. Había dos grandes espejos y un tocador que parecía cómodo y bien equipado.

La maga rápidamente la sentó en su sitio tras echarle un último vistazo por sus medidas. «Qué bien me vendría el pelirrojo...», pensó para sí. Dejando de prestarle atención empezó a rebuscar en los armarios concentrada en buscar un pijama cómodo, ropa interior decente y finalmente algún bikini para el jacuzzi. Para la parte de abajo sería mejor de su novia y la de arriba algo holgado de lo que tenía ella, aunque se temía que ningún sujetador de ellas le iba a valer a la finlandesa.

Se giró para mirarla y abrió bastante los ojos, sorprendida de verla en ropa interior. —Preciosa... el baño está al otro lado de la casa y —señaló a un pijama de aspecto mullido como con pelo y unas bragas moradas que tenían pinta de ser cómodas—, esta es tu muda. Pero bueno, no tenemos sujetadores lo suficientemente grandes para esas definitivamente... aunque para el jacuzzi puedes usar una camisa y pezoneras o ya que eres tan valiente no usar nada~ —bromeó mientras le sacaba la parte de abajo de un bikini color coral. —Ah, no te preocupes de mancharlo luego. —Dijo esta vez burlándose pero sin broma mientras se lo tendía todo junto a unas zapatillas de ovejita.

Afuera, el tocadiscos por fin echó a andar y la música comenzó a sonar. Si ella miraba por la franja entre las cortinas vería al ángel riendo por algo y como giraba la cabeza a las cortinas, tan solo para verla, sorprenderse y sonrojarse aumentando bastante la intensidad de la luz y desviando la mirada por respeto. Pudo observar como Abri se le abalanzaba para bailar y como por las expresiones de ambos esta seguramente la guerrera se estuviera burlando de él por avergonzarse así como la maga lo estaba haciendo con Kiki.

Como una hermana mayor que ve a un pequeño desastre en su familia simplemente sonrió con un suspiro, una ceja levantada y puso uno de sus brazos en jarra mientras miraba a la finlandesa y sus respuestas y reacciones.

Cuando cruzó en ropa interior la luz de Nery´s se disparó de intensidad opacando las repartidas por la sala y tartamudeando algo inteligible tratando de decirle algo pero quedándose trabado. La guerrera empezó a descojonarse a pleno pulmón mientras la música seguía a su rollo como si nada acabara de pasar y la maga salía con una muda para el ángel también entre risas por su reacción.

—Cálmate farolillo. Nos vas a dejar ciegas —bromeó.

—Y no de sacarnos un ojo —remató la guerrera estallando de nuevo en otra carcajada acompañada esta vez por la maga.

Ver al perfectísimo e inalcanzable Como así por alguien les resultaba enternecedoramente hilarante.

El grandullón se quejó indignado pero ambas  le abrazaron y Abri tiró de él para que siguieran bailando.

Mientras que la Jack frost se bañaba el ángel intentó que le pusieran al día pero cada vez ambas le cortaban y le mandaban a hacer algo para la fiesta.



Cuando salió de la ducha pudo ver como Raelene y Abri se habían puesto algo más cómodas. Llevabam ambas un pijama, Abri de animalitos  aleatorios y Raelene algo más simple aunque de tejido más gordo que parecía aislar más del frio.

—Luego te haremos ese pelo... —comentó la maga haciendo un gesto vago quitándole importancia a lo que habían hecho.

—Ya me encargo yo de eso. —Aseguró el Frivy mientras obviamente no dejaba de mirar el aspecto de la finlandesa y sus piernas desnudas. Ella siempre había estado abrigada por el torreón y le estaba pillando muy de sorpresa, por no decir todo el tiempo que llevaba aguantando... Eones para un frivy. Su luz titubeaba mientras intentaba mantener la calma y apartar su mirada de ella y sin más cogió su muda y se dirigió a bañarse.

Ambas observaron el comportamiento de la Jack frost con curiosidad y Abri encogiéndose de hombros ante la mirada interrogante de Raelene ambas decidieron dejarla tranquila mientras llenaban la mesa de botellas y comida.

El frivy no tardo nada en salir, dándole gracias a todo lo que existía y a la tecnología por agua caliente automática sin andar calentando cubos o gastando preciada magia. No se paró ni a pensar que quizás la caldera funcionase con esta, poco le importaba. Aunque le surgió un problema.

—Me podéis ayudar con... —sacudió las alas mojadas por instinto. —Estoy siendo incapaz de secarlas bien... —se había puesto un pantalón de pijama muy ancho que al fin le dejaba libertad aunque no le cubriera de rodilla para abajo. En la mano llevaba un montón de productos que podría adivinar Kiki que eran para el pelo y seguía con el torso desnudo y el pelo húmedo alborotado.

—Yo te hago la bebida~ —anunció la guerrera para Kiki tomando una botella de ron y un par de cosas más para hacer algún tipo de coctel.

—Sería quitarle la diversión a verte así usar magia... —Raelene miro a la finlandesa. — y no te preocupes, por aquí  ya ha pasado de todo en este piso como para asustarnos de que os pongáis cariñosos.

El ángel caminó hasta ellas bajando las escalerillas a los sofas. —Como alguien no me ayude os abrazaré con estas. —Refiriendose a las alas mojadas.


Sobre la mesa había ya un monton de aperitivos. Empanada, tabla de embutidos y un monton de cosas parecidas al sushi pero cada una con sus ingredientes que por la pinta debían ser frivys. Eran como mini bocaditos de cosas aleatorias. Cosas que parecían hummus y triángulos de maíz o picos de paz para mojar, mermeladas... Postres y dulces. Había bastante de muchas cosas.

—Aham, aham —se burló la maga un poco ante la negativa de Kiki Mientras se levantaba para ayudar a nery´s levitando un par de toallas. Podría haber usado un hechizo pero quería intentar verle como una bola de plumón como en dibujos animados.

La guerrera se puso a hacer el cóctel tranquilamente mientras riñó a la Jack Frost. —Ah no. Llevais en ese torreón mugrientis del asco una eternidad. Es hora de aplicar una buena mascarilla y algo de acondicionador. Como poco. A ambos. Hum. —Declaró firmemente al tiempo que cortaba algún tipo de fruta para el vaso y trituraba hielos en un bolsa con tan solo apretar la mano. Parecía ir bastante en serio con aquello de los cuidados.

El ángel se dejó hacer por la maga y para desilusión de esta las alas sí que habían ganado algo de volumen pero ni por asomo era tan cómico como ella esperaba. Chasqueó la lengua decepcionada y le gesticuló que ya podía irse. Él dejó los botes de mascarilla y acondicionador sobre la mesa y acudió a la llamada de Kiki, curioso de que quería y tratando de mantener la calma todo lo que podía cerca suya, aunque los titubeos de su brillo delataban el nerviosismo y la emoción.

Se sentó junto a ella queriendo tomarla de la mano pero fue detenido por aquella sorpresa. Sus palabras le chocaban, recordándole en aquel instante todo lo que había pasado antes de aquel día. Era algo que por unos instantes quiso amargarle la felicidad que sentía, pero las palabras de Kiki hacían que se fuera. Que poco a poco pudiera quizás conciliarse con aquello más y más. Después de todo, si ella estaba haciendo el esfuerzo, ¿qué excusa tenía el para no intentarlo al menos?

—Gracias... Y lo siento yo también. —La envolvió de nuevo acariciando su brazo y su espalda y esquivó los cuernos para besarla en la parte de atrás de la cabeza. Su luz se volvió tenue y constante. —Me comporté como un idiota de cabeza caliente y no supe manejar lo que sentía... tenías razón. Tengo que aprender a ser más independiente. A dejar las cosas ir y... —Miró hacia Raelene y Abrazos. Ambas la segunda estaba abrazada a la primera demandando mimos al ver la escena y las dos miraban con curiosidad y algo de cautela como se desarrollaban las cosas. — ...relajarme. —Abri sonrió y Raelene le asintió complacida. Era consciente de que era la segunda vez que ellos dos se metían en su burbuja pero a vista de que sus amigas solo parecían curiosas y... francamente disfrutando del drama decidió seguir, ignorándolas un poco. —Si no hubieras estado ahí las noches para calmarme... Si no me hubieras dado ánimos y ganas y razones para seguir adelante, no sé qué sería de mí. —Subió una de sus manos y tomó su barbilla para que le mirara a la cara. Y sin decir ninguna otra palabra más volvió a ir a besarla buscando con su otra mano una de las suyas para agarrarla.

El frio recorrió sus labios al toparse los de ella extendiéndose por su lengua y boca como si estuviera saboreando menta. Una sensación extraña que se le iba haciendo más adictiva a cada beso, a cada segundo que probaba sus labios. Dejarla ir era como siempre la parte más difícil. ¿Quien le hubiera dicho hacía un año que estaría tan deseoso de algo tan mundano en su mundo?

Se separó con aquella sonrisa estúpida y calmada que siempre ponía a su lado, y esa mirada en la que solo la veía a ella y nada más, ahora acompañada del fulgor naciente en sus pupilas. Por si el tamaño, los cuernos o las alas no dejaban claro que se había transformado eso era como el último detalle que lo cerraba, ojos mágicos que veían pese a generar su propia luz.

Los tres atendieron a más intentos de negar lo que acababa de pasar por su parte.

—Que mona eeees~ —canturreó la guerrera a su novia como si estuviera viendo un cachorrito de algo mientras la Raelene la acariciaba y mimaba en aquel abrazo entre ellas.

—Lo es. —Seguía alerta aún, en aquel modo de proteger a tu amiguo ante la nueva pareja a la que no conoces de nada. Sin embargo verla disculparse así, verlos a los dos llegar a acuerdos y tan solo ponerse amorosos hacía que bajase la guardia. Hablar las cosas y admitir cada uno lo suyo era una buena señal después de todo.

La guerrera miró a la maga ante la pregunta final pero esta le negó con la cabeza y comenzó a hablar.

—La verdad... no estoy segura. Algún tipo de demonio helado supongo o quizás mujer de las nieves. Un Yeti no pareces desde luego, —rio —y un skrymir no genera esa niebla a su alrededor ni tiene esos cuernos preciosos y garras.

—Peeero —Abrazos saltó a toda velocidad siendo prácticamente un borrón y volvió a la mesa con la caja grande que flotaba junto a ellas anteriormente. —¡Para eso esta esto! —Abrió la caja y revolvió dentro de ella produciendo sonidos cristalinos que indicaban la existencia de botellas ahí dentro.

Un pequeño estallido rebotó por encima de la música. El descorche de una botella de champan que la maga estaba ya vertiendo en cuatro pequeñas pero elegantes copas.

Abri sacó unos libros que parecían impecables, casi recién encuadernados. Todos ellos con la Luna roja como símbolo central pero con varias figuras monstruosas o etéreamente bellas en las portadas.

—Estoy segura de haber visto algo como tú por los compendios —retomó Raelene la palabra.
—Aunque no recuerde exactamente lo que eras se que está ahí.

Abrazos posó uno de los libros en frente de Kiki acercándose mucho a ella observando con detenimiento sus garras y cuernos.

—Es inmoral fijo —declaró dando un toquecito al libro que acababa de posar como reafirmándose y con una sonrisa orgullosa como si hubiera resuelto un caso.

El ángel alzó una ceja ante la palabra pero Raelene le hizo un gesto para que no se preocupara.

Las copas cargadas de champan volaron y la maga junto a ellas, flotando hasta posarse al lado de Nery´s. Abrazos se puso hombro con hombro con Kiki entusiasmada por la lectura.

—No te preocupes, seas lo que seas eres preciosa~ —le animó la guerrera.

Y envueltos  todos por las alas del ángel gigante las páginas se abrieron.

"Compendio de dones de índole inmoral, por Dama Al-nipal. "

En él había varias categorías.
"Acechadores, aquellos que persiguen a sus víctimas por otro motivo que su vida como precio. Requiriendo algo de ellas."
"Devoradores, aquellos que como precio deben consumir algo de sus víctimas, bien sea su cuerpo u otras partes intrínsecas a la persona como el alma."
"Ejecutores, aquellos cuyo precios constituye en sí en la muerte, sea de la manera que sea, de su víctima."
"Infectadores, aquellos que deben esparcir sustancias nocivas de toda índole. " "Infundidores, aquellos que deben generar sensaciones, ya sean físicas o mentales, en sus víctimas."
"Casos especiales, aquellos con requerimientos tan únicos o enrevesados que ni siquiera caen en una de las anteriores categorías. "