Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
+20
Lathspell
Bellota
Lops
Tak
Giniroryu
Yber
Merodeador
Seth
Aes
Zarket
Jack
Dal
Alicia
Rocavarancolia Rol
Naeryan
Evanna
Leonart
Poblo
Muffie
Red
24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/02/19, 01:05 am
Rox no rechazó la oferta de Evelhan Kaw. A pesar de todo, no se mostró reacio a la idea de que les acompañara (al menos a otros mundos como excursión), cayendo en que, a fin de cuentas, él no hacía las reglas. Asintió con una sonrisa y le dio las gracias en voz alta, tomando su palabra. Durante unos instantes tuvo la inquietud de preguntar por la Tierra, por la fecha exacta en la que podría volver a casa, pero prefirió callar y conformarse con el gesto. Si la respuesta no le complacía, posiblemente perdiese la felicidad con la que se había hecho, y prefería vivir en la ignorancia, preocupándose únicamente por su nuevo cuerpo por lo menos un par de días.
A la vuelta a la Sede se animó a participar en las carreras. Gracias a los nuevos cambios físicos de sus compañeros, Rox se encontraba lejos de ser la mitad de rápido que ellos, pero eso era lo de menos. Correr sin la necesidad de huir por las calles de Rocavarancolia, sin miedo alguno, era como que te dejasen pasear por el plató de la peor película de terror que has visto nunca. Reconoces los elementos que te han causado pesadillas, pero sabes que nada va a hacerte daño. Rox sabía que esto último no era 100% el caso, pero bajo la influencia de la Luna, el chute de energía y acompañados de un león gigante con cuernos, en su cabeza no cabía la posibilidad de ser sorprendidos por nada. A lo sumo, lo contrario. Aunque pudiera adelantar sin complicaciones a los brujos, se dejó ganar y llegó el último a posta, sin tener que fingir demasiado no poder más y estar agotado. Tanto tiempo encerrado en el torreón sin el ejercicio al que acostumbraba en la Tierra se hacía de notar en su resistencia y músculos. Simuló una mueca de decepción al ganarse el título de huevo podrido, aunque era obvio que le daba igual. El australiano estaba disfrutando como un crío de aquella nueva libertad.
Para cuando entraron, el cambiante estaba tan lleno de ánimos que no quedaba rastro de su enfado hacia los que esperaban en la Sede. Sin percances de por medio, ser el único adulto a cargo acompañados de un leopardo había terminado como una mera anécdota. A diferencia de otras veces, a la alegría no le siguieron malas noticias, como venía siendo costumbre. Justo lo contrario. Cuando Rena les contó la posibilidad de darle una pierna nueva a Eitne, los ojos se le iluminaron. Pam dio en el clavo después, sin embargo, sospechando que efectivamente no todos los favores eran gratis en la ciudad. Los irrenses no tardaron en explicarles la solución al problema, pero el cambiante no supo cómo tomarse exactamente aquella respuesta. Endeudarse sonaba poco amigable, por muy majos que pudieran ser los otros irrenses con los que habían hablado.
Llegaron nuevas dudas, dudas que no esperaba volver a pasar tan lejos de su planeta natal. Ahora desde luego no podía defraudar las grandes expectativas de sus padres, obligado a pasar por una carrera universitaria que no quería hacer, pero sí que tenía que preocuparse por encontrar un trabajo. Pero, ¿qué tipo de trabajos podía ofrecerle la ciudad? No solo era eso; le costaba pensar en trabajar para el mundo que le había arrebatado tanto, sobre todo cuando recién habían acabado su calvario. Pero tenían que hacerlo. Al menos, pensó, estarían ayudando al pequeño daeliciano.
Le sorprendió que Milo ya hubiera conseguido un posible puesto, y aunque le produjera cierto recelo todo el tema, bromeó con lo rápido que requerían sus dotes de hacker. Él por su parte, no sabía para qué exactamente podría serle útil a nadie, al menos no dependiendo de sus hilos hasta que supiera usarlos. Ni con esas, pudiendo transformarse en lo inimaginable, veía qué diantres podía hacer. El ejército desde luego no era una opción que se replantease.
A la vuelta a la Sede se animó a participar en las carreras. Gracias a los nuevos cambios físicos de sus compañeros, Rox se encontraba lejos de ser la mitad de rápido que ellos, pero eso era lo de menos. Correr sin la necesidad de huir por las calles de Rocavarancolia, sin miedo alguno, era como que te dejasen pasear por el plató de la peor película de terror que has visto nunca. Reconoces los elementos que te han causado pesadillas, pero sabes que nada va a hacerte daño. Rox sabía que esto último no era 100% el caso, pero bajo la influencia de la Luna, el chute de energía y acompañados de un león gigante con cuernos, en su cabeza no cabía la posibilidad de ser sorprendidos por nada. A lo sumo, lo contrario. Aunque pudiera adelantar sin complicaciones a los brujos, se dejó ganar y llegó el último a posta, sin tener que fingir demasiado no poder más y estar agotado. Tanto tiempo encerrado en el torreón sin el ejercicio al que acostumbraba en la Tierra se hacía de notar en su resistencia y músculos. Simuló una mueca de decepción al ganarse el título de huevo podrido, aunque era obvio que le daba igual. El australiano estaba disfrutando como un crío de aquella nueva libertad.
Para cuando entraron, el cambiante estaba tan lleno de ánimos que no quedaba rastro de su enfado hacia los que esperaban en la Sede. Sin percances de por medio, ser el único adulto a cargo acompañados de un leopardo había terminado como una mera anécdota. A diferencia de otras veces, a la alegría no le siguieron malas noticias, como venía siendo costumbre. Justo lo contrario. Cuando Rena les contó la posibilidad de darle una pierna nueva a Eitne, los ojos se le iluminaron. Pam dio en el clavo después, sin embargo, sospechando que efectivamente no todos los favores eran gratis en la ciudad. Los irrenses no tardaron en explicarles la solución al problema, pero el cambiante no supo cómo tomarse exactamente aquella respuesta. Endeudarse sonaba poco amigable, por muy majos que pudieran ser los otros irrenses con los que habían hablado.
Llegaron nuevas dudas, dudas que no esperaba volver a pasar tan lejos de su planeta natal. Ahora desde luego no podía defraudar las grandes expectativas de sus padres, obligado a pasar por una carrera universitaria que no quería hacer, pero sí que tenía que preocuparse por encontrar un trabajo. Pero, ¿qué tipo de trabajos podía ofrecerle la ciudad? No solo era eso; le costaba pensar en trabajar para el mundo que le había arrebatado tanto, sobre todo cuando recién habían acabado su calvario. Pero tenían que hacerlo. Al menos, pensó, estarían ayudando al pequeño daeliciano.
Le sorprendió que Milo ya hubiera conseguido un posible puesto, y aunque le produjera cierto recelo todo el tema, bromeó con lo rápido que requerían sus dotes de hacker. Él por su parte, no sabía para qué exactamente podría serle útil a nadie, al menos no dependiendo de sus hilos hasta que supiera usarlos. Ni con esas, pudiendo transformarse en lo inimaginable, veía qué diantres podía hacer. El ejército desde luego no era una opción que se replantease.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/02/19, 12:01 am
La vuelta a su nuevo hogar fue tan divertida como la excursión en sí. Adru pudo seguir dando rienda suelta a su exceso de energía corriendo junto a los demás, aunque era bastante más rápida que cualquiera de sus compañeros. El gamusino se sentía pletórico con su nueva capacidad y estaba deseosa de probar cuánta velocidad podría alcanzar. De vez en cuando daba la vuelta, pasando cerca de sus remanencias y dedicándoles una mirada curiosa antes de seguir su camino. Neil todavía tenía que explicarle para qué servían.
El humor de la edeel no hizo sino mejorar una vez de vuelta con los que se habían quedado. Todo eran buenas noticias aquel día –pues Adru ya se había olvidado del reencuentro con Hyun- y Rena y Eitne podrían recuperar sus miembros perdidos. El sinhadre festejó la alegría de la bestia del crepúsculo con algún que otro salto que no terminó con ella dándose con la cabeza en el techo por poco. También se habló de trabajo, y la sinhadre se preguntó si habría algún huerto en el que pudiera ayudar y al mismo tiempo que Neil pudiese cultivar flores y hacer apicultura.
Después de cenar una deliciosa comida preparada por su aurva, la mejor en mucho tiempo ya que no sabía mal como cuando estaban en el torreón, Adru llevó a Neil de la mano a elegir un buen cuarto para ambos. Se quedaron con uno que tenía dos camas y lo primero que hizo la edeel fue acercarlas aunque sin juntarlas del todo. Mientras seguía comiendo una porción del postre que había preparado el brujo de la cera se sentó en un taburete que había en su nuevo cuarto en pose desangelada para que Neil le leyese acerca de los gamusinos y le explicase en qué consistían las remanencias.
Los días siguientes los pasó principalmente poniendo en práctica lo que había aprendido escuchando a su aurva, a quien cada poco consultaba para asegurarse de que había entendido bien cómo funcionaban sus nuevos poderes. También tenía que seguir practicando con sus armas y a luchar con los puños y los pies como le había enseñado Ain, lo cual aprendió que se llamaba combate cuerpo a cuerpo. Aceptaba entrenar con cualquiera, aunque la edeel tenía ciertos problemas controlando su nueva fuerza y tal vez no fuese la pareja de entrenamiento más popular de la sede.
Aquella noche Neil le había dicho que tenía que contarle algo, por lo que se encontraba expectante en su cuarto, apoyada de espaldas al escritorio esperando a que el brujo le dijese qué tenía en mente.
El humor de la edeel no hizo sino mejorar una vez de vuelta con los que se habían quedado. Todo eran buenas noticias aquel día –pues Adru ya se había olvidado del reencuentro con Hyun- y Rena y Eitne podrían recuperar sus miembros perdidos. El sinhadre festejó la alegría de la bestia del crepúsculo con algún que otro salto que no terminó con ella dándose con la cabeza en el techo por poco. También se habló de trabajo, y la sinhadre se preguntó si habría algún huerto en el que pudiera ayudar y al mismo tiempo que Neil pudiese cultivar flores y hacer apicultura.
Después de cenar una deliciosa comida preparada por su aurva, la mejor en mucho tiempo ya que no sabía mal como cuando estaban en el torreón, Adru llevó a Neil de la mano a elegir un buen cuarto para ambos. Se quedaron con uno que tenía dos camas y lo primero que hizo la edeel fue acercarlas aunque sin juntarlas del todo. Mientras seguía comiendo una porción del postre que había preparado el brujo de la cera se sentó en un taburete que había en su nuevo cuarto en pose desangelada para que Neil le leyese acerca de los gamusinos y le explicase en qué consistían las remanencias.
Los días siguientes los pasó principalmente poniendo en práctica lo que había aprendido escuchando a su aurva, a quien cada poco consultaba para asegurarse de que había entendido bien cómo funcionaban sus nuevos poderes. También tenía que seguir practicando con sus armas y a luchar con los puños y los pies como le había enseñado Ain, lo cual aprendió que se llamaba combate cuerpo a cuerpo. Aceptaba entrenar con cualquiera, aunque la edeel tenía ciertos problemas controlando su nueva fuerza y tal vez no fuese la pareja de entrenamiento más popular de la sede.
Aquella noche Neil le había dicho que tenía que contarle algo, por lo que se encontraba expectante en su cuarto, apoyada de espaldas al escritorio esperando a que el brujo le dijese qué tenía en mente.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/02/19, 03:58 pm
La carrera de la vuelta a la sede fue muy divertida, a pesar de todo. Correr de noche por aquella ciudad y sentirse bien eran dos cosas que no pegaban. Nime había olvidado casi lo que era tener la calle para ella, la normalidad de jugar fuera de casa sin preocuparse. No se sentía tan segura como en Libo, pero seguía siendo un cambio enorme.
En su nueva casa los recibieron con buenas noticias. O, al menos, a ella no le preocupaba lo de endeudarse al no saber las consecuencias que podía traer no pagar. Pensaba que, mientras trabajasen, tendrían dinero, aunque sí se preguntaba cómo podría ganar dinero ella. Era más importante saber que Eitne podría volver a andar –de día– y Rena tener dos brazos. Visto así, la tecnología parecía tan milagrosa como la magia, y más o menos igual de incomprensible.
Los días empezaron a pasar sin que Nime supiese por dónde. Estaban en una época de adaptación, así que la niña no se exigía demasiado. La comida estaba a su alcance sin tener que ir a por ella, tenían todo lo necesario en el refugio, y no necesitaban hacer nada para subsistir. Era fácil poder relajarse por fin, y lo único realmente interesante que hizo la niña fue ir a la biblioteca a cambiar unos libros por otros. Lo que cogió, de hecho, fueron cuentos.
Su aparente falta de interés en dominar su transformación se debía a que todavía seguía enfadada con la desaparición de su capacidad para hacer magia. Siempre le había costado, pero ahora todo lo que le quedaban eran aquellos impactos que ni siquiera era capaz de dominar. Las veces que lo intentaba, que no eran pocas, no acababa de encontrar el mecanismo que los desataba. Mucho menos podría controlar su fuerza o dirección con precisión.
No se había abierto demasiado a la gente externa a su grupo en ese tiempo, pero tampoco solía tener esa necesidad, ya que lo raro era que la dejasen sola. Pero Nime tenía curiosidad por mucha gente que veía día a día, y no tardaría en tantearlos tarde o temprano. A pesar de ser considerados ciudadanos, todavía había muchas cosas que no sabían y aquello abría una brecha considerable entre ellos y la gente que se había transformado en años anteriores.
En su nueva casa los recibieron con buenas noticias. O, al menos, a ella no le preocupaba lo de endeudarse al no saber las consecuencias que podía traer no pagar. Pensaba que, mientras trabajasen, tendrían dinero, aunque sí se preguntaba cómo podría ganar dinero ella. Era más importante saber que Eitne podría volver a andar –de día– y Rena tener dos brazos. Visto así, la tecnología parecía tan milagrosa como la magia, y más o menos igual de incomprensible.
Los días empezaron a pasar sin que Nime supiese por dónde. Estaban en una época de adaptación, así que la niña no se exigía demasiado. La comida estaba a su alcance sin tener que ir a por ella, tenían todo lo necesario en el refugio, y no necesitaban hacer nada para subsistir. Era fácil poder relajarse por fin, y lo único realmente interesante que hizo la niña fue ir a la biblioteca a cambiar unos libros por otros. Lo que cogió, de hecho, fueron cuentos.
Su aparente falta de interés en dominar su transformación se debía a que todavía seguía enfadada con la desaparición de su capacidad para hacer magia. Siempre le había costado, pero ahora todo lo que le quedaban eran aquellos impactos que ni siquiera era capaz de dominar. Las veces que lo intentaba, que no eran pocas, no acababa de encontrar el mecanismo que los desataba. Mucho menos podría controlar su fuerza o dirección con precisión.
No se había abierto demasiado a la gente externa a su grupo en ese tiempo, pero tampoco solía tener esa necesidad, ya que lo raro era que la dejasen sola. Pero Nime tenía curiosidad por mucha gente que veía día a día, y no tardaría en tantearlos tarde o temprano. A pesar de ser considerados ciudadanos, todavía había muchas cosas que no sabían y aquello abría una brecha considerable entre ellos y la gente que se había transformado en años anteriores.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/02/19, 08:07 pm
A Rena se le contagió la alegría del daeliciano. Había aceptado la propuesta, y eso le quitaba de encima un gran peso que llevaba arrastrando desde el incidente durante la criba. Aunque fuera de forma insegura, aunque tuvieran dudas, empezaban a tener medios a su alcance para manejarse en la ciudad.
-Genial, cuando Milo vaya a ver a Krono para la entrevista puedes ir con él.
Ella aún tenía que aprender a controlar su transformación, no era el momento de ponerse con el tema de su brazo, y a eso se dedicó los días siguientes.
El ambiente de la Sede lo hacía todo más fácil, en especial la diferencia en la sensación de seguridad y tener la comida a su alcance, lo cual era una salvación pues Rena ahora comía casi tres veces más de lo normal.
No tuvo demasiadas oportunidades para socializar fuera de su grupo, pues pasaba la mayor parte del tiempo entrenando y estudiando, sin embargo se aseguraba de saludar y ser por lo menos agradable con todos los habitantes de la Sede con los que coincidía en las comidas o en las zonas comunes. Les habían dado una buena bienvenida y quería demostrar su agradecimiento.
Tendría tiempo de conocer gente nueva cuando borrase su primera tarea de la lista. Estaba ansiosa por hacerlo.
----------------------------
Al día siguiente de la excursión al cementerio y el encuentro de los irrenses:
Dos días de resaca era mucha resaca y Twix no podía permitirse perder más el tiempo así que por muy mal que se encontrase esa mañana, terminó de redactar los carteles de búsqueda de empleados. Hizo uno para la Sede y otro para Serpentaria. Le interesaban sobre todo los novatos, pues aunque había ahorrado un fondo para sueldos gracias a sus trapicheos y adelantos de trabajos antes de que empezase a ganar dinero con el negocio iba a tener que dar parte de ese sueldo en especie, y alguien que llevase ya un tiempo en la ciudad habría encontrado la forma de hacerse con lo que la veela podía ofrecer.
Llegó a la Sede temprano con la intención de invitar a Samika a un brunch en cuanto hubiesen acabado cada una con sus tareas. Sabia que en la entrada había un gran tablón de anuncios y ahí colgó el cartel, fijado con chinchetas de purpurina.
-Genial, cuando Milo vaya a ver a Krono para la entrevista puedes ir con él.
Ella aún tenía que aprender a controlar su transformación, no era el momento de ponerse con el tema de su brazo, y a eso se dedicó los días siguientes.
El ambiente de la Sede lo hacía todo más fácil, en especial la diferencia en la sensación de seguridad y tener la comida a su alcance, lo cual era una salvación pues Rena ahora comía casi tres veces más de lo normal.
No tuvo demasiadas oportunidades para socializar fuera de su grupo, pues pasaba la mayor parte del tiempo entrenando y estudiando, sin embargo se aseguraba de saludar y ser por lo menos agradable con todos los habitantes de la Sede con los que coincidía en las comidas o en las zonas comunes. Les habían dado una buena bienvenida y quería demostrar su agradecimiento.
Tendría tiempo de conocer gente nueva cuando borrase su primera tarea de la lista. Estaba ansiosa por hacerlo.
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Al día siguiente de la excursión al cementerio y el encuentro de los irrenses:
Dos días de resaca era mucha resaca y Twix no podía permitirse perder más el tiempo así que por muy mal que se encontrase esa mañana, terminó de redactar los carteles de búsqueda de empleados. Hizo uno para la Sede y otro para Serpentaria. Le interesaban sobre todo los novatos, pues aunque había ahorrado un fondo para sueldos gracias a sus trapicheos y adelantos de trabajos antes de que empezase a ganar dinero con el negocio iba a tener que dar parte de ese sueldo en especie, y alguien que llevase ya un tiempo en la ciudad habría encontrado la forma de hacerse con lo que la veela podía ofrecer.
Llegó a la Sede temprano con la intención de invitar a Samika a un brunch en cuanto hubiesen acabado cada una con sus tareas. Sabia que en la entrada había un gran tablón de anuncios y ahí colgó el cartel, fijado con chinchetas de purpurina.
SE BUSCA PERSONAL PARA TIENDA DE MODA
Emprendedora rocavarancolesa busca personal para un proyecto de negocio de boutique de moda y arreglos. Los puestos disponibles son:
-Costureros (Se requieren conocimientos básicos de costura)
-Artesanos, obreros y peones de obra
-Encargados de tienda/dependientes (se evaluará apariencia según estándares frivys)
Sueldo mensual y contrato por escrito (con sello y todo). Interesados pregunten por dama Isis en la torre Serpentaria.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
28/02/19, 03:16 am
—Gracias —Sox ni siquiera había tenido tiempo de plantearse nada, ni de preguntarse cuál sería el nombre de lo que tenía. Después de todo lo sucedido con la salida de la Luna sólo había sido capaz de pensar en dormir. El cuerpo se lo había pedido, igual que ahora algo dentro de él bullía, le reclamaba actividad. Músculos nuevos, sangre nueva que iba sustituyendo poco a poco a la anterior. Alzó las cejas ante las novedades del propio cuerpo de Eriel—. Luego salimos y escupes fuera de mi cuarto si quieres.
Se encaramó a la cama con el libro sobre las piernas cruzadas. Se desplazó un poco más hacia el lateral al darse cuenta de que ahora sus alas ocupaban más espacio, para hacerle hueco a su amigo.
—Cristales —repitió con recelo, y deslizó la yema de los dedos sobre la ilustración. La idea no le inducía mucha tranquilidad—. Aún no me ha salido ninguno.
>>Al menos no parece que sean muy grandes —observó con cierto alivio al fijarse mejor. La imagen le recordaba un poco a las motas que tenía Rad en la piel ahora, sólo que carentes de color. Encontrar un parecido, aunque fuera remoto, le fue reconfortante. Restauraba cierta normalidad a toda la noción de estar transformándose.
Dentrelar, rezaba con sencillez la nota a pie de página, comandante de los ejércitos de Rocavarancolia durante el reinado de Jeremías el Inacabado. La piel de Sox todavía no había alcanzado el negro puro de la criatura que aparecía pintada, pero las alas eran las suyas. El dibujo era antiguo y la criatura sobre el papel parecía irreal, salida de una de las gestas monumentales que contaba el libro de historia sobre Rocavarancolia. Algo que sólo podía existir dentro, en el tiempo pasado de la ciudad. Sox se sorprendió a sí mismo encontrándola majestuosa.
—Puedo afilarlas —se sorprendió en voz más alta de lo que pretendía, tras encontrar el pasaje referente a las alas. El texto refería que muchos ángeles negros las endurecían como escudo o para decapitar a sus enemigos, pero Sox lo achacó a exageraciones típicas de la gloria de Rocavarancolia. Recordó algo más que había dicho Eriel y lo buscó entre las páginas—. El precio de la magia...
Todo su cuerpo se tensó visiblemente conforme leía el párrafo. No oiría a Eriel al principio si intentaba llamar su atención, el ceño cada vez más fruncido.
—Hay un error —terció con rigidez—. Yo tenía magia antes de llegar aquí. La he tenido toda la vida.
Se encaramó a la cama con el libro sobre las piernas cruzadas. Se desplazó un poco más hacia el lateral al darse cuenta de que ahora sus alas ocupaban más espacio, para hacerle hueco a su amigo.
—Cristales —repitió con recelo, y deslizó la yema de los dedos sobre la ilustración. La idea no le inducía mucha tranquilidad—. Aún no me ha salido ninguno.
>>Al menos no parece que sean muy grandes —observó con cierto alivio al fijarse mejor. La imagen le recordaba un poco a las motas que tenía Rad en la piel ahora, sólo que carentes de color. Encontrar un parecido, aunque fuera remoto, le fue reconfortante. Restauraba cierta normalidad a toda la noción de estar transformándose.
Dentrelar, rezaba con sencillez la nota a pie de página, comandante de los ejércitos de Rocavarancolia durante el reinado de Jeremías el Inacabado. La piel de Sox todavía no había alcanzado el negro puro de la criatura que aparecía pintada, pero las alas eran las suyas. El dibujo era antiguo y la criatura sobre el papel parecía irreal, salida de una de las gestas monumentales que contaba el libro de historia sobre Rocavarancolia. Algo que sólo podía existir dentro, en el tiempo pasado de la ciudad. Sox se sorprendió a sí mismo encontrándola majestuosa.
—Puedo afilarlas —se sorprendió en voz más alta de lo que pretendía, tras encontrar el pasaje referente a las alas. El texto refería que muchos ángeles negros las endurecían como escudo o para decapitar a sus enemigos, pero Sox lo achacó a exageraciones típicas de la gloria de Rocavarancolia. Recordó algo más que había dicho Eriel y lo buscó entre las páginas—. El precio de la magia...
Todo su cuerpo se tensó visiblemente conforme leía el párrafo. No oiría a Eriel al principio si intentaba llamar su atención, el ceño cada vez más fruncido.
—Hay un error —terció con rigidez—. Yo tenía magia antes de llegar aquí. La he tenido toda la vida.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
28/02/19, 01:51 pm
La idea de buscar trabajo ya era algo que había medio discutido durante ese tiempo con Zobriel mientras evaluaban sus capacidades, por lo que para Pam no se le hizo algo demasiado novedosos. Cómo y dónde ya era otra cuestión, pues incluso si había gente que aprecia que le caían el trabajo del cielo, como descubrió acababa de ocurrir a Milo, el resto iban a tener que ingeniárselas un poco.
Podría de alguna forma obtener su propio dinero para sus gastos y a la vez colaborar para reunir el dinero del implante de la pierna de Eitne, pues no sabía como llevaban en esa ciudad que niños tan pequeños trabajasen, no le parecía ni tan mal.
<<Pero antes de todo necesito ser capaz de poder salir de entre estos cuatro muros sin que acabe queriendo vomitar >> sus antenas iban a ser un poco incordio para la búsqueda del trabajo sin duda alguna, su sensibilidad al movimiento o mas bien alas corrientes de aire, no era para tomársela a risa. Tal vez tuviese su utilidad una vez lograra acostumbrarse a ello, pero por el momento le aprecia mas un incordio que otra cosa.
No paso tampoco desapercibida para ella aquel anuncio que fue colocado en el torreón donde se buscaban empleados, entre ellos algo que ella podría hacer sin problema, cuyo oficio conocía bien y que no necesitaba manejo de sus nuevas habilidades corporales aun sin pulir, lo cual era bastante bueno. Comento a sus amigos sobre ir a ver al anunciador en cuanto se acostumbrase un poco a su cuerpo y Rox que había visto también el anuncio pareció también interesado.
Teniendo un poco ya organizada las cosas que debía hacer y como lidiar con ellas, los siguientes días pasaron para Pelusa de forma rápida entablando como mucho conversaciones con aquellos que mas conocía saludando apenas a quienes vivían en la sede y llevaban mas tiempo que ella en la ciudad. Se mantuvo intentando acostumbrarse a las alas que portaba en su espalda, como encontrar la mejor posición para dormir y a como estaban formadas. Quería familiarizarse un poco con su nuevo cuerpo y para ello volvió a visitar en esos días a los muñecos de entrenamiento a pesar de no hacerles mucha mella. No había mucho cambio pero era mejor eso que estarse quieta.
Una vez sus antenas dejaron de ser un total incordio incapacitarte para dejarla salir y pasaron a ser una simple molestia que le enviaba señales de su alrededor que aun no lograba leer, visitó la biblioteca para documentarse un poco sobre hechizos de magia, sobre la ciudad en general y su propia transformación con algo mas de detalle. Que aun no tuviera magia no significaba que no tendría en el futuro, o eso esperaba al menos, así que igual a cuando fue cosechada, pretendía aprender hechizos de utilidad para que cuando llegase el momento no tuviese que hacer todo el proceso de aprendizaje desde el inicio.
Fueron días fructíferos para Pelusa, o al menos quiso pensar así de ello y cuando salir ya no fue tan problemático, ni sus alas fueron una molestia total con las que a veces se tropezaba debido a que sus extremos rozaba sus pantorillas, decidió ir a encontrarse con quien había puesto el anuncio esperando que la búsqueda de empleados siguiera en pie.
-¿Vamos entonces Rox? Ahora que se un poco mejor como esta distribuido este sitio no nos costara encontrar Serpentaria - indico Pelusa, que se había hecho cargo precisamente el día anterior de preguntar a uno de los habitantes de la Sede, sobre donde se encontraba el otro torreón. No tenia idea de como iría todo, nunca había buscado trabajo en si no sabia como funcionaba un contrato por lo que ir con Rox le tranquilizaba en esos aspectos técnicos que no sabia que eran. Ya en cuestión de habilidad definitivamente ahí no dudaba de sus capacidades como costurera. No cuando prácticamente lo que vestía en ese momento había sido un arreglo de una camiseta larga de un sencillo color rosa pálido, para arreglarla en plan vestido para mantener las alas libres de la prisión de tela, y adecuarlo a su tamaño que había ido haciendo durante esos días poco a poco- Esperemos que siga en pie la oferta de trabajo y que me ayudes a lidiar con todo eso de contrato o lo que sea, que de eso no entiendo nada- aseguró Pelusa mirando a Rox mientras decidían a marcharse.
Sigue en Torre de Serpentaria
Podría de alguna forma obtener su propio dinero para sus gastos y a la vez colaborar para reunir el dinero del implante de la pierna de Eitne, pues no sabía como llevaban en esa ciudad que niños tan pequeños trabajasen, no le parecía ni tan mal.
<<Pero antes de todo necesito ser capaz de poder salir de entre estos cuatro muros sin que acabe queriendo vomitar >> sus antenas iban a ser un poco incordio para la búsqueda del trabajo sin duda alguna, su sensibilidad al movimiento o mas bien alas corrientes de aire, no era para tomársela a risa. Tal vez tuviese su utilidad una vez lograra acostumbrarse a ello, pero por el momento le aprecia mas un incordio que otra cosa.
No paso tampoco desapercibida para ella aquel anuncio que fue colocado en el torreón donde se buscaban empleados, entre ellos algo que ella podría hacer sin problema, cuyo oficio conocía bien y que no necesitaba manejo de sus nuevas habilidades corporales aun sin pulir, lo cual era bastante bueno. Comento a sus amigos sobre ir a ver al anunciador en cuanto se acostumbrase un poco a su cuerpo y Rox que había visto también el anuncio pareció también interesado.
Teniendo un poco ya organizada las cosas que debía hacer y como lidiar con ellas, los siguientes días pasaron para Pelusa de forma rápida entablando como mucho conversaciones con aquellos que mas conocía saludando apenas a quienes vivían en la sede y llevaban mas tiempo que ella en la ciudad. Se mantuvo intentando acostumbrarse a las alas que portaba en su espalda, como encontrar la mejor posición para dormir y a como estaban formadas. Quería familiarizarse un poco con su nuevo cuerpo y para ello volvió a visitar en esos días a los muñecos de entrenamiento a pesar de no hacerles mucha mella. No había mucho cambio pero era mejor eso que estarse quieta.
Una vez sus antenas dejaron de ser un total incordio incapacitarte para dejarla salir y pasaron a ser una simple molestia que le enviaba señales de su alrededor que aun no lograba leer, visitó la biblioteca para documentarse un poco sobre hechizos de magia, sobre la ciudad en general y su propia transformación con algo mas de detalle. Que aun no tuviera magia no significaba que no tendría en el futuro, o eso esperaba al menos, así que igual a cuando fue cosechada, pretendía aprender hechizos de utilidad para que cuando llegase el momento no tuviese que hacer todo el proceso de aprendizaje desde el inicio.
Fueron días fructíferos para Pelusa, o al menos quiso pensar así de ello y cuando salir ya no fue tan problemático, ni sus alas fueron una molestia total con las que a veces se tropezaba debido a que sus extremos rozaba sus pantorillas, decidió ir a encontrarse con quien había puesto el anuncio esperando que la búsqueda de empleados siguiera en pie.
-¿Vamos entonces Rox? Ahora que se un poco mejor como esta distribuido este sitio no nos costara encontrar Serpentaria - indico Pelusa, que se había hecho cargo precisamente el día anterior de preguntar a uno de los habitantes de la Sede, sobre donde se encontraba el otro torreón. No tenia idea de como iría todo, nunca había buscado trabajo en si no sabia como funcionaba un contrato por lo que ir con Rox le tranquilizaba en esos aspectos técnicos que no sabia que eran. Ya en cuestión de habilidad definitivamente ahí no dudaba de sus capacidades como costurera. No cuando prácticamente lo que vestía en ese momento había sido un arreglo de una camiseta larga de un sencillo color rosa pálido, para arreglarla en plan vestido para mantener las alas libres de la prisión de tela, y adecuarlo a su tamaño que había ido haciendo durante esos días poco a poco- Esperemos que siga en pie la oferta de trabajo y que me ayudes a lidiar con todo eso de contrato o lo que sea, que de eso no entiendo nada- aseguró Pelusa mirando a Rox mientras decidían a marcharse.
Sigue en Torre de Serpentaria
- Spoiler:
- Algo pero en un rosado mas apagado y con otro tipo de material mas simple y natural.
Vestido Pam
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
28/02/19, 02:10 pm
Conversación con Sox.
-Mejor escupo fuera de la Sede. Creo que si lo hago dentro alguno de los veteranos me lo haría tragar. Y no creo que pueda comer piedras - respondió riéndose.
El gárgola se sentó en el suelo a la espera de que su amigo leyese las páginas dedicadas a él.
- Sí, imagino que esos cristales empezarán a salirte cuando toda tu piel esté negra - supuso Eriel.- Mi transformación fue más corta, supongo que por mi petrificación.
Cuando el carabés leyó su precio de magia Eriel esperó unos momentos. Su desconcierto era palpable.
-Yo tampoco lo entiendo bien. Cuando éramos cosechados yo tenía magia, si la usaba mucho me cansaba pero con descanso volvía a poder hacerla. Ahora no, me siento vacío, como que me falta algo - trató de explicarse ligeramente confuso.- Noté que me vaciaba durante el derrumbe de Maciel, ya no me queda nada.
Eriel se levantó y se acercó a su amigo.
-¿Por qué? ¿Qué tienes que hacer tú para ganar magia? - le preguntó curioso. Seguro que no era tan malo pensó en su ingenuidad.
-Mejor escupo fuera de la Sede. Creo que si lo hago dentro alguno de los veteranos me lo haría tragar. Y no creo que pueda comer piedras - respondió riéndose.
El gárgola se sentó en el suelo a la espera de que su amigo leyese las páginas dedicadas a él.
- Sí, imagino que esos cristales empezarán a salirte cuando toda tu piel esté negra - supuso Eriel.- Mi transformación fue más corta, supongo que por mi petrificación.
Cuando el carabés leyó su precio de magia Eriel esperó unos momentos. Su desconcierto era palpable.
-Yo tampoco lo entiendo bien. Cuando éramos cosechados yo tenía magia, si la usaba mucho me cansaba pero con descanso volvía a poder hacerla. Ahora no, me siento vacío, como que me falta algo - trató de explicarse ligeramente confuso.- Noté que me vaciaba durante el derrumbe de Maciel, ya no me queda nada.
Eriel se levantó y se acercó a su amigo.
-¿Por qué? ¿Qué tienes que hacer tú para ganar magia? - le preguntó curioso. Seguro que no era tan malo pensó en su ingenuidad.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
01/03/19, 08:18 pm
A la noche
Tay sonrió dejando que el aire nocturno acariciara su rostro, lo cierto es que se sentía más activado y a gusto a esas horas del día que en plena tarde o mañana.
-Así que ahora eres más fuerte que yo- dijo intentando picarle para recuperar algo de buen humor. La intención en sus palabras dejaba claro que pensaba que antes Eriel no estaba a su altura. Disfrutaría si el nublino le respondía en el mismo palo- yo... ¿no te lo he contado?. Ohhh sí, soy el más bendecido de todos, un Dios de esos como tú dices- puso entonación como si ahora pudiera escupir fuego o le fueran a salir otro par de alas en la espalda. Pero la realidad era bien distinta- resulta que tengo control sobre los fantasmas. ¿A que no es gracioso?- dijo enfurruñado, aunque se puso mejor con las siguientes palabras de Eriel.
-¿De verdad? Prométemelo- le dijo dándole una palmada en el hombro- ahora la has cagado si luego te rajas, vas a ser mi chófer de mundos. Pero no pienses que te voy a dar un duro ¿no decían que las amistades no tienen precio?.
Tay sonrió dejando que el aire nocturno acariciara su rostro, lo cierto es que se sentía más activado y a gusto a esas horas del día que en plena tarde o mañana.
-Así que ahora eres más fuerte que yo- dijo intentando picarle para recuperar algo de buen humor. La intención en sus palabras dejaba claro que pensaba que antes Eriel no estaba a su altura. Disfrutaría si el nublino le respondía en el mismo palo- yo... ¿no te lo he contado?. Ohhh sí, soy el más bendecido de todos, un Dios de esos como tú dices- puso entonación como si ahora pudiera escupir fuego o le fueran a salir otro par de alas en la espalda. Pero la realidad era bien distinta- resulta que tengo control sobre los fantasmas. ¿A que no es gracioso?- dijo enfurruñado, aunque se puso mejor con las siguientes palabras de Eriel.
-¿De verdad? Prométemelo- le dijo dándole una palmada en el hombro- ahora la has cagado si luego te rajas, vas a ser mi chófer de mundos. Pero no pienses que te voy a dar un duro ¿no decían que las amistades no tienen precio?.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 03:11 am
—Sí —coincidió enseguida con el nublino, con una mezcla de ansias de comprender y resignación—. Eso mismo —no había sido capaz de enunciarlo hasta ahora en palabras, pero era exactamente lo mismo que había sentido él en algún punto entre la salida de la Luna y que el torreó se les cayera encima. Que se vaciaba. Algo de él se iba para no volver.
Sox le pasó el libro con cierta brusquedad para que lo comprobara por sí mismo.
—Dice que los ángeles negros tienen que matar para conseguir magia. Eso es lo que pone —la tercera persona regresó sin que lo advirtiera. De repente la criatura de la imagen era un engendro ajeno a sí mismo, una especie distinta e incomprensible entre la que el carabés quería interponer distancia—. Así que tiene que haber algún error.
Esperó con el ceño todavía fruncido a que su compañero leyese lo mismo que él. A su pesar se sentía defraudado al haberse despertado su interés para nada, y a la vez intuía un pozo sin fondo de desasosiego ante la posibilidad de que el texto no se equivocara. La incertidumbre, familiar como sólo se le había hecho en Rocavarancolia, de no saber cuál era la mejor opción.
—Tú buscaste directamente por el nombre, ¿verdad? —gárgola; todavía recordaba con claridad cómo le había llamado Tuétano. Deseó haber tenido él una directiva tan clara—. ¿En lo tuyo qué ponía?
Sox le pasó el libro con cierta brusquedad para que lo comprobara por sí mismo.
—Dice que los ángeles negros tienen que matar para conseguir magia. Eso es lo que pone —la tercera persona regresó sin que lo advirtiera. De repente la criatura de la imagen era un engendro ajeno a sí mismo, una especie distinta e incomprensible entre la que el carabés quería interponer distancia—. Así que tiene que haber algún error.
Esperó con el ceño todavía fruncido a que su compañero leyese lo mismo que él. A su pesar se sentía defraudado al haberse despertado su interés para nada, y a la vez intuía un pozo sin fondo de desasosiego ante la posibilidad de que el texto no se equivocara. La incertidumbre, familiar como sólo se le había hecho en Rocavarancolia, de no saber cuál era la mejor opción.
—Tú buscaste directamente por el nombre, ¿verdad? —gárgola; todavía recordaba con claridad cómo le había llamado Tuétano. Deseó haber tenido él una directiva tan clara—. ¿En lo tuyo qué ponía?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 03:29 am
Conversación con Tay de noche
-Por favor - respondió poniendo los ojos en blanco.- Podría ganarte en un pulso hasta dormido, ¿tú has visto estos músculos esculpidos en piedra? - le preguntó siguiéndole el juego.
La confesión de las capacidades del lémur arrancó una risa tímida al nublino que pronto se convirtieron en carcajadas incontroladas.
-A Sox y a Rad les va a dar un ataque cuando lo sepan - anunció entre risas.
Quitando aquello no era especialmente gracioso, más bien triste. Que tu novia volviera como fantasma quizá fuese malo, pero que tu don fuese controlarlos... aquello lo hacía peor.
- Claro que te llevaré a volar - respondió abriendo las alas y volviendo a cerrarlas.- Y si te terminas haciendo pesado no te preocupes, siempre te puedo tirar desde una altura considerable - comentó con cierta burla en la voz.
Conversación con Sox.
-¿Qué? - fue todo lo que acertó a preguntar.- Seguro que está mal. Quizá me haya equivocado y no seas esto. Es posible que me dejase llevar por las semejanzas en las alas - dijo queriendo animar a su amigo.- Podemos ir mañana a la biblioteca y buscar bien.
Pero en su fuero interno Eriel sabía que Sox se parecía demasiado al dibujo del libro como pata no ser su transformación. Claro que no iba a ser él quien le quitase las esperanzas a su amigo.
- Sí, está en este mismo libro - respondió pasando unas páginas. Localizó la parte que hablaba de él y le entregó de vuelta el libro.- Mira, éste soy yo - dijo.
-Por favor - respondió poniendo los ojos en blanco.- Podría ganarte en un pulso hasta dormido, ¿tú has visto estos músculos esculpidos en piedra? - le preguntó siguiéndole el juego.
La confesión de las capacidades del lémur arrancó una risa tímida al nublino que pronto se convirtieron en carcajadas incontroladas.
-A Sox y a Rad les va a dar un ataque cuando lo sepan - anunció entre risas.
Quitando aquello no era especialmente gracioso, más bien triste. Que tu novia volviera como fantasma quizá fuese malo, pero que tu don fuese controlarlos... aquello lo hacía peor.
- Claro que te llevaré a volar - respondió abriendo las alas y volviendo a cerrarlas.- Y si te terminas haciendo pesado no te preocupes, siempre te puedo tirar desde una altura considerable - comentó con cierta burla en la voz.
Conversación con Sox.
-¿Qué? - fue todo lo que acertó a preguntar.- Seguro que está mal. Quizá me haya equivocado y no seas esto. Es posible que me dejase llevar por las semejanzas en las alas - dijo queriendo animar a su amigo.- Podemos ir mañana a la biblioteca y buscar bien.
Pero en su fuero interno Eriel sabía que Sox se parecía demasiado al dibujo del libro como pata no ser su transformación. Claro que no iba a ser él quien le quitase las esperanzas a su amigo.
- Sí, está en este mismo libro - respondió pasando unas páginas. Localizó la parte que hablaba de él y le entregó de vuelta el libro.- Mira, éste soy yo - dijo.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 05:38 am
Tercer día tras la Luna.
Perfecto.
El dolor solo aceleraba las cosas, una alarma que hacía moverse al cuerpo y la mente. Se había acostumbrado a entrenar así con Sakrilt.
Asintió con la cabeza y se despidió de ambas.
-Gracias por la ayuda.
Al marcharse el nublino se dirigió hacia los pesos para comprobar sus fuerzas, o eso se decía, haciendo tiempo mirándolos, levantándolos, sumido en sus pensamientos, luchando contra sí mismo en pos de ir a mirar de una vez, en que se había transformado.
Al final, consiguió el libro y buscó sin ánimo que era. En las historias hacer algo era una manera de ganar más poder o mas magia, pero al parecer muchas de las transformaciones debían cumplir ciertos requisitos para poder recargar magia. Precio, lo llamaban. Pasaron las páginas y los minutos hasta que Barael topó una imagen parecida a lo que veía en el espejo de su habitación. Cerró el libro. No quería. Ya lo sabía. Pero y si... ¿Podría cambiar? ¿Resultar en algo bueno? ...
La luz volvió a bañar aquella imagen que casi aterraba al nublino. No era, desde luego, nada bello o elegante, una bestia brusca y tosca era más bien su descripción. No le gustaba. Sus ojos fueron atraídos por la palabra ornamentada que hacía de título. "Rapiña", no pudo si no asquearse. Robo con violencia, muy acertado para aquel aspecto. Aquello solo confirmaba sus sospechas.
Quería parar y dejar de leer pero se obligó a seguir, prefería acabar con esto ya.
Se arrepintió. Todo era más o menos como él pensaba, aunque si, tenía magia, pero debía doblarse al chiste de la Luna y robar para conseguirla.
Su mandíbula apretaba con fuerza mientras un par de lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas. Su mano estaba paralizada doblando los bordes del papel, conteniéndose para no arrancar aquella pagina, luchando en ira contra el impulso que le sugería hacer suyo aquel libro para poder destrozarlo.
¿Por qué? ¿Acaso era un castigo por haberse quitado la máscara? Siempre se había esforzado al máximo por hacer su camino, por aprender y ser alguien capaz proteger y ayudar a su familia incluso por proteger a los miembros del torreón, entonces porque...
De que...
¿De qué me ha servido esforzarme tanto?
Un sucio ladrón, un chiste perfecto, esa era su esencia. Se dio cuenta de que seguía en la sala común, rápidamente se llevo un brazo a la cara y apartando el libro con brusquedad se fue hacia su cuarto y se encerró allí.
El libro resbaló hasta el borde de la mesa cayendo por poco al suelo.
________________________________________________________________________________________________
Más tarde vio aquel anuncio colgado, ni siquiera él sabía porque decidió ir aquella tarde. Empezó ese mismo día, ella quería mano de obra barata y él distraerse, quizás hasta soñar con su viejo mundo. Los días pasaban, y cada vez sus hombros y piernas pesaban más. Recibía los golpes de su maestra sin quejarse, ejecutaba su trabajo con toda la maestría que su temprana edad y conocimientos le permitían, de vez en cuando, alguien hablaba con él... Podría jurar que solo el impulso de la Luna lo mantenía en pie, pero eso solo le hacía preguntarse que pasaría en cuanto esta se fuese del cielo. Poco a poco los libros fueron desapareciendo de su dormitorio, empezando por los de magia, hasta que en los últimos días solo volvía allí para ceder, dejar caer su peso en la cama y olvidarse de que existía.
Sigue en Plano de los sueños
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 02:23 pm
Rox prometió tomarse los primeros días para sí mismo. Incluso si la oferta de trabajo les hubiera llovido del cielo, Pam y él estuvieron de acuerdo en ir juntos más adelante, cuando se hubieran hecho al cuerpo, literalmente. Tenía demasiadas cosas nuevas que asumir, y aunque las condiciones en las que vivían hubieran mejorado sobremanera (lo cual le encantaba), seguía sintiéndose muy incómodo entre tanta gente nueva.
Por lo general se mostraba serio con cualquiera que no conociese o no fuese contemporáneo a su cosecha, no saludaba a menos que le saludaran a él, si alguien ajeno entraba en la misma zona en la que estuviese con sus compañeros todo su lenguaje corporal cambiaba drásticamente, y a veces tenía verdaderas luchas internas sobre si sonreír o no durante cualquier conversación con un veterano. El chico no quería que le creyeran mal agradecido, aunque se sentía en su derecho de seguir molesto. Con los días iría entendiendo que aquellas personas habían pasado por lo mismo que ellos, así como que la ley de no intervención venía de algo por encima de un puñado de críos secuestrados; aunque echarle la culpa al más cercano fuese más fácil, desde luego.
Del sitio en sí no tenía mayor queja que la falta de privacidad de las duchas, y eso que por su parte el resto solo vería un muñeco de trapo mojado, tamaño humano. Después de tantos meses viviendo en las condiciones del populacho de la Edad Media, cualquier detalle básico para una casa del primer mundo se le antojaba de hotel de cinco estrellas; no estaba el patio como para quejarse por nimiedades. Si no quería ver a nadie desnudo, simplemente tenía que mirar al suelo.
En lo referente a su cuerpo, pronto se dio cuenta de que solo y sin modelo poca cosa podía hacer. Cambiarse el pelo, la altura o pequeños rasgos era fácil, igual que lo era añadir un sexto dedo en sus manos, pero el cambiante quería mucho más, y para eso necesitaba dos cosas: o modelos vivos, o hincar los codos estudiando. Empezó pidiendo ayuda a sus amigos, siempre en la privacidad de su cuarto, delante del espejo y con ellos cerca como referente. Verse a sí mismo con el rostro de Rena, Milo o Adru era demasiado extraño, y tan pronto se acercaba remotamente a parecerse a ellos necesitaba deshacer su trabajo por la risa y la angustia que le daba. Todavía le costaba, no era precisamente rápido en ello, y dependía enormemente de una superficie donde reflejarse, pero ya lo consideraba un logro en superlativo.
Simultáneamente acudía a la biblioteca para echar allí las horas muertas, entre libros de anatomía terrestre, tanto humana como animal. Por muy guay que estuvieran los alienígenas y los monstruos, tenía que empezar por lo familiar. Estudiar nunca se le había dado bien, tenía la misma capacidad de atención para leer que la que tiene una mosca en una clase de trigonometría, pero para aquella tarea se descubrió a sí mismo verdaderamente enfrascado. Sabía que no debía volverse loco e irse de cabeza a la página de los delfines para ver cuando podía convertirse en Flipper, pero eso era como pedirle a un crío de 6 años que usase a otro pokémon que no fuese charizard para la Liga. El rubio podía pasarse media hora en la misma página, y eso solamente revisando los dibujos y fotografías que hubiera en esta, devanándose los sesos en comprender como funcionaban los músculos del animal en cuestión. Abocetaba en una libreta lo que veía para analizarlo mejor por partes, quedarse con la forma y de paso poner a prueba su nueva memoria fotográfica, y lo que empezó como una ayuda terminó convirtiéndose en su nueva fuente de procrastinación.
Nunca había dibujado especialmente bien, pero ahora le bastaba con una referencia para poder dibujar con relativa soltura. Aunque no tuviera su propio estilo, sabía donde colocar las líneas cuando el lápiz se posaba sobre el folio, y pronto no solo en el folio. En esas casi dos semanas y muchos ratos hundiendo la nariz en libros y procrastinando cada tantos, Rox se había cubierto el brazo izquierdo con todo tipo de seres vivos. Cada vez que volvía de la biblioteca llevaba algo nuevo. Primero había sido una serpiente, luego un par de plantas, luego una ballena, dos tiburones… animales relativamente simples. Guiaba el lápiz sin apretar sobre su piel, dejando que sus hilos siguieran el trayecto como si verdaderamente dejara tinta en ellos. Transformarse en no-humanoides le provocaba mucho respeto, sobre todo sabiendo que tan horrible podría verse las primeras veces y lo mucho que le costaría volver a ser bípedo luego, pero tenerlas en la piel era otro cantar.
Despertó hecho un cúmulo de hilos. Como cada noche, el cambiante se iba a dormir en su verdadera forma, no solo para recargar magia, sino para así obligarse a practicar y moldear su aspecto humano desde cero. A excepción de los rasgos faciales y el pelo, con los que necesitaba verse en el espejo sí o sí, ya le salía de forma bastante fluida. Al menos ya no tardaba hora y media.
Ese día había quedado con Pam para asomarse por Serpentaria y preguntar por el trabajo. Había pasado cierto tiempo desde que había aparecido el anuncio, pero tenían la esperanza de que no fuera demasiado tarde. Aunque se hubiera molestado en preguntar, no le había quedado muy claro cuales eran lo “estándares frivys”, así que se limitó al ideal de dependiente de moda de la Tierra: Llevaba unos vaqueros negros que él mismo había rasgado, un cinturón gris y una camiseta blanca sencilla, a medio meter entre el pantalón de forma descuidada a posta. Había leído que podía llevar su propia piel como ropa, pero estaba lejos de saber hacer algo parecido. No cambió su altura, pero sí se dio unos aires más maduros, como si tuviera 2 o 3 años más de los que tenía. Llevaba el pelo especialmente corto, así como el brazo izquierdo con sus respectivos tatuajes. A las malas, si algún detalle en su aspecto no le hacía especial gracia a la tal Dama Isis, Rox trataría de cambiarlo en el momento.
La mona del queso le esperaba abajo. El australiano no pudo evitar sonreír al verla.
—Te queda genial ese vestido, Pelusa. Vas monísima, valga la redundancia. —asintió a sus palabras, dándole la razón en ello, riendo después—. Ya, ojalá. Tampoco dependas mucho de mi, este es mi primer trabajo. Vamos igual de perdidos en esto. Mientras que no nos hagan un contrato de sangre...
Sigue en la Torre Serpentaria
(Las pintas que lleva ↓)
Por lo general se mostraba serio con cualquiera que no conociese o no fuese contemporáneo a su cosecha, no saludaba a menos que le saludaran a él, si alguien ajeno entraba en la misma zona en la que estuviese con sus compañeros todo su lenguaje corporal cambiaba drásticamente, y a veces tenía verdaderas luchas internas sobre si sonreír o no durante cualquier conversación con un veterano. El chico no quería que le creyeran mal agradecido, aunque se sentía en su derecho de seguir molesto. Con los días iría entendiendo que aquellas personas habían pasado por lo mismo que ellos, así como que la ley de no intervención venía de algo por encima de un puñado de críos secuestrados; aunque echarle la culpa al más cercano fuese más fácil, desde luego.
Del sitio en sí no tenía mayor queja que la falta de privacidad de las duchas, y eso que por su parte el resto solo vería un muñeco de trapo mojado, tamaño humano. Después de tantos meses viviendo en las condiciones del populacho de la Edad Media, cualquier detalle básico para una casa del primer mundo se le antojaba de hotel de cinco estrellas; no estaba el patio como para quejarse por nimiedades. Si no quería ver a nadie desnudo, simplemente tenía que mirar al suelo.
En lo referente a su cuerpo, pronto se dio cuenta de que solo y sin modelo poca cosa podía hacer. Cambiarse el pelo, la altura o pequeños rasgos era fácil, igual que lo era añadir un sexto dedo en sus manos, pero el cambiante quería mucho más, y para eso necesitaba dos cosas: o modelos vivos, o hincar los codos estudiando. Empezó pidiendo ayuda a sus amigos, siempre en la privacidad de su cuarto, delante del espejo y con ellos cerca como referente. Verse a sí mismo con el rostro de Rena, Milo o Adru era demasiado extraño, y tan pronto se acercaba remotamente a parecerse a ellos necesitaba deshacer su trabajo por la risa y la angustia que le daba. Todavía le costaba, no era precisamente rápido en ello, y dependía enormemente de una superficie donde reflejarse, pero ya lo consideraba un logro en superlativo.
Simultáneamente acudía a la biblioteca para echar allí las horas muertas, entre libros de anatomía terrestre, tanto humana como animal. Por muy guay que estuvieran los alienígenas y los monstruos, tenía que empezar por lo familiar. Estudiar nunca se le había dado bien, tenía la misma capacidad de atención para leer que la que tiene una mosca en una clase de trigonometría, pero para aquella tarea se descubrió a sí mismo verdaderamente enfrascado. Sabía que no debía volverse loco e irse de cabeza a la página de los delfines para ver cuando podía convertirse en Flipper, pero eso era como pedirle a un crío de 6 años que usase a otro pokémon que no fuese charizard para la Liga. El rubio podía pasarse media hora en la misma página, y eso solamente revisando los dibujos y fotografías que hubiera en esta, devanándose los sesos en comprender como funcionaban los músculos del animal en cuestión. Abocetaba en una libreta lo que veía para analizarlo mejor por partes, quedarse con la forma y de paso poner a prueba su nueva memoria fotográfica, y lo que empezó como una ayuda terminó convirtiéndose en su nueva fuente de procrastinación.
Nunca había dibujado especialmente bien, pero ahora le bastaba con una referencia para poder dibujar con relativa soltura. Aunque no tuviera su propio estilo, sabía donde colocar las líneas cuando el lápiz se posaba sobre el folio, y pronto no solo en el folio. En esas casi dos semanas y muchos ratos hundiendo la nariz en libros y procrastinando cada tantos, Rox se había cubierto el brazo izquierdo con todo tipo de seres vivos. Cada vez que volvía de la biblioteca llevaba algo nuevo. Primero había sido una serpiente, luego un par de plantas, luego una ballena, dos tiburones… animales relativamente simples. Guiaba el lápiz sin apretar sobre su piel, dejando que sus hilos siguieran el trayecto como si verdaderamente dejara tinta en ellos. Transformarse en no-humanoides le provocaba mucho respeto, sobre todo sabiendo que tan horrible podría verse las primeras veces y lo mucho que le costaría volver a ser bípedo luego, pero tenerlas en la piel era otro cantar.
_
Despertó hecho un cúmulo de hilos. Como cada noche, el cambiante se iba a dormir en su verdadera forma, no solo para recargar magia, sino para así obligarse a practicar y moldear su aspecto humano desde cero. A excepción de los rasgos faciales y el pelo, con los que necesitaba verse en el espejo sí o sí, ya le salía de forma bastante fluida. Al menos ya no tardaba hora y media.
Ese día había quedado con Pam para asomarse por Serpentaria y preguntar por el trabajo. Había pasado cierto tiempo desde que había aparecido el anuncio, pero tenían la esperanza de que no fuera demasiado tarde. Aunque se hubiera molestado en preguntar, no le había quedado muy claro cuales eran lo “estándares frivys”, así que se limitó al ideal de dependiente de moda de la Tierra: Llevaba unos vaqueros negros que él mismo había rasgado, un cinturón gris y una camiseta blanca sencilla, a medio meter entre el pantalón de forma descuidada a posta. Había leído que podía llevar su propia piel como ropa, pero estaba lejos de saber hacer algo parecido. No cambió su altura, pero sí se dio unos aires más maduros, como si tuviera 2 o 3 años más de los que tenía. Llevaba el pelo especialmente corto, así como el brazo izquierdo con sus respectivos tatuajes. A las malas, si algún detalle en su aspecto no le hacía especial gracia a la tal Dama Isis, Rox trataría de cambiarlo en el momento.
La mona del queso le esperaba abajo. El australiano no pudo evitar sonreír al verla.
—Te queda genial ese vestido, Pelusa. Vas monísima, valga la redundancia. —asintió a sus palabras, dándole la razón en ello, riendo después—. Ya, ojalá. Tampoco dependas mucho de mi, este es mi primer trabajo. Vamos igual de perdidos en esto. Mientras que no nos hagan un contrato de sangre...
Sigue en la Torre Serpentaria
(Las pintas que lleva ↓)
- ♪♫♬:
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 05:03 pm
A la noche
¿Qué si los había visto? Ahora que lo mencionaba Tay no podía dejar de mirarle el brazo y se vio tentado de perder contra Eriel solo por tocarle un poquito el bíceps. El belga también puso los ojos en blanco, pero con expresión divertida.
-!Hostia! Ya verás, te van a salir pretendientes por todos lados- le lanzó con sorna, pero no descartaba que fuera cierto- solo te falta ser menos fanático y los tienes en el bote- bromeó con sonrisa tonta.
A le mención de los carabeses el humano solo supo encogerse de hombros, era consciente de que tendría que lidiar con ello pero ni siquiera sabía si le daría uso a su nuevo don o... se limitaría a practicar para no hacerle daño a Dafne. Él tampoco se contentaba con la idea, no quería que nadie se hiciera una idea equivocada respecto a él. Estudiaría, aprendería y por último tomaría alguna decisión.
-Me da la sensación que sus ataques van a ser el menor de mis problemas, me preocupa más como puede tomárselo Dafne- no quería que la noruega se sintiera mal, ya tenían suficiente.
Tay soltó una carcajada visiblemente satisfecho y dejó que su cola se enroscara en torno al brazo con lentitud. Hacer eso le ayudaba a mantener un pelín mas el equilibrio que si la dejaba alzarse con relativa gracia.
-Quién sabe...- aventuró soñador- a lo mejor no hace falta y hay hechizos de vuelo. Que tú y Sox hayáis ganado alas no significa que vaya a quedarme atrás, no no- tenía que poder volar, debía existir algo así para terminar de hacer el tonto- no descansaré hasta ganarte en una carrera.
¿Qué si los había visto? Ahora que lo mencionaba Tay no podía dejar de mirarle el brazo y se vio tentado de perder contra Eriel solo por tocarle un poquito el bíceps. El belga también puso los ojos en blanco, pero con expresión divertida.
-!Hostia! Ya verás, te van a salir pretendientes por todos lados- le lanzó con sorna, pero no descartaba que fuera cierto- solo te falta ser menos fanático y los tienes en el bote- bromeó con sonrisa tonta.
A le mención de los carabeses el humano solo supo encogerse de hombros, era consciente de que tendría que lidiar con ello pero ni siquiera sabía si le daría uso a su nuevo don o... se limitaría a practicar para no hacerle daño a Dafne. Él tampoco se contentaba con la idea, no quería que nadie se hiciera una idea equivocada respecto a él. Estudiaría, aprendería y por último tomaría alguna decisión.
-Me da la sensación que sus ataques van a ser el menor de mis problemas, me preocupa más como puede tomárselo Dafne- no quería que la noruega se sintiera mal, ya tenían suficiente.
Tay soltó una carcajada visiblemente satisfecho y dejó que su cola se enroscara en torno al brazo con lentitud. Hacer eso le ayudaba a mantener un pelín mas el equilibrio que si la dejaba alzarse con relativa gracia.
-Quién sabe...- aventuró soñador- a lo mejor no hace falta y hay hechizos de vuelo. Que tú y Sox hayáis ganado alas no significa que vaya a quedarme atrás, no no- tenía que poder volar, debía existir algo así para terminar de hacer el tonto- no descansaré hasta ganarte en una carrera.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/03/19, 05:22 pm
Eriel soltó una carcajada divertido por la salida del belga.
-Como, ¿tú no te vas a poner a la cola de mis pretendientes? - preguntó esgrimiendo una sonrisa y lanzando una mirada significativa al nuevo apéndice del lémur.
Dirigió una larga mirada a su amigo mientras cavilaba una respuesta adecuada.
-Dudo que ella se moleste por tan poca cosa después de todo lo que hemos pasado. Pero de todas formas si necesitas hablar en algún momento mi puerta siempre está abierta - le dijo dirigiendo la vista hacia el horizonte.
-Por supuesto - respondió con burla.- Quizá algún día entonces, si me encuentro de buen humor, te dejaré ganarme en una carrera.
-Como, ¿tú no te vas a poner a la cola de mis pretendientes? - preguntó esgrimiendo una sonrisa y lanzando una mirada significativa al nuevo apéndice del lémur.
Dirigió una larga mirada a su amigo mientras cavilaba una respuesta adecuada.
-Dudo que ella se moleste por tan poca cosa después de todo lo que hemos pasado. Pero de todas formas si necesitas hablar en algún momento mi puerta siempre está abierta - le dijo dirigiendo la vista hacia el horizonte.
-Por supuesto - respondió con burla.- Quizá algún día entonces, si me encuentro de buen humor, te dejaré ganarme en una carrera.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/03/19, 03:05 pm
A la noche
-¿Dónde hay que apuntarse?- fingió buscar con la mirada entre risas- tus pretendientes no tendrían nada que hacer. Además, pensaba que tu corazón de piedra ya estaba pillado.
Tayron siguió la mirada del nublino hacia el horizonte y se quedó pensativo, como si aquellos edificios recortados con la luz roja de la Luna pudieran brindarle una respuesta clara, lo que quería decir, o lo que debía decir.
-Eriel- murmuró- gracias. Coño, para qué negarlo, voy a tener que hablar de esto con alguien, no tenemos por qué enfrentarnos a la mierda solos únicamente porque ahora vivamos con más gente- Se dejó apoyar en un codo y le dio la espalda a la Luna, el fulgor rojo proyectado sobre su cogote le daría un brillo extraño al cabello y la cola de lémur ahora extendida tomaría un tinte rojizo- el grupo sigue existiendo. Así que si tú necesitas hablar de alguna movida tuya o de tu hermano también estoy aquí ¿vale?- suspiró con pesadez- nos merecemos un poco de estabilidad ¿no crees?- dijo sin dejar de pensar cuál sería el siguiente problema que surgiría entre él y Dafne.
-¿Dónde hay que apuntarse?- fingió buscar con la mirada entre risas- tus pretendientes no tendrían nada que hacer. Además, pensaba que tu corazón de piedra ya estaba pillado.
Tayron siguió la mirada del nublino hacia el horizonte y se quedó pensativo, como si aquellos edificios recortados con la luz roja de la Luna pudieran brindarle una respuesta clara, lo que quería decir, o lo que debía decir.
-Eriel- murmuró- gracias. Coño, para qué negarlo, voy a tener que hablar de esto con alguien, no tenemos por qué enfrentarnos a la mierda solos únicamente porque ahora vivamos con más gente- Se dejó apoyar en un codo y le dio la espalda a la Luna, el fulgor rojo proyectado sobre su cogote le daría un brillo extraño al cabello y la cola de lémur ahora extendida tomaría un tinte rojizo- el grupo sigue existiendo. Así que si tú necesitas hablar de alguna movida tuya o de tu hermano también estoy aquí ¿vale?- suspiró con pesadez- nos merecemos un poco de estabilidad ¿no crees?- dijo sin dejar de pensar cuál sería el siguiente problema que surgiría entre él y Dafne.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
11/03/19, 10:28 pm
Las palabras de su amigo le infundieron ánimos inesperados; fortalecían la posibilidad de que sólo tuviera que buscar mejor. Por supuesto: a juzgar por la cantidad de personas con las que Sox se había cruzado en la sede de camino a las cocinas debía haber cientos de variantes de transformaciones. Necesitaría investigarlo más a fondo y aceptó la oferta del nublino de consultarlo al día siguiente.
—Mi cambio aún no ha terminado a fin de cuentas —señaló, más tranquilo, y aceptó de vuelta el libro. El cambio de Eriel tampoco estaba completo del todo, pero la imagen que le enseñó era inconfundible.
—Gárgola —murmuró para sí. Su mente todavía inmersa en su propio problema, sus ojos fueron directamente al apartado de "precio de la magia". Alzó las cejas—. ¿El fanatismo ajeno? ¿No hay ni un solo precio normal o qué? —sacudió la cabeza mientras lo leía con más detenimiento. "Y la locura que lo acompaña"... Había también registros de otras criaturas como él, cada cuál más perturbadora en los cultos que habían creado o fomentado. Sox decidió preguntar sin tapujos—. ¿Qué piensas?
Para él la respuesta era rápida, aunque no fácil. Se habría resignado a pasar sin magia.
Siguió leyendo las descripciones por encima. Le habría gustado detenerse más en ello, pero no era cuestión de aburrir a su amigo. Tomó nota mental de preguntarle al gárgola si se lo prestaba esa noche. La pulsión de la Luna hacía que le costara dormirse.
—Parece mentira que puedas volar con alas de piedra —comentó meditabundo. El libro lo confirmaba. Volvió a alargar la mano, con el permiso de su amigo, para probar su consistencia. Seguía siendo fría y lisa como la de una columna. A plena luz del día Eriel parecía una estatua viviente: colosal, pesada. Que pudiera elevarse parecía un imposible—. ¿Lo has intentado ya?
—Mi cambio aún no ha terminado a fin de cuentas —señaló, más tranquilo, y aceptó de vuelta el libro. El cambio de Eriel tampoco estaba completo del todo, pero la imagen que le enseñó era inconfundible.
—Gárgola —murmuró para sí. Su mente todavía inmersa en su propio problema, sus ojos fueron directamente al apartado de "precio de la magia". Alzó las cejas—. ¿El fanatismo ajeno? ¿No hay ni un solo precio normal o qué? —sacudió la cabeza mientras lo leía con más detenimiento. "Y la locura que lo acompaña"... Había también registros de otras criaturas como él, cada cuál más perturbadora en los cultos que habían creado o fomentado. Sox decidió preguntar sin tapujos—. ¿Qué piensas?
Para él la respuesta era rápida, aunque no fácil. Se habría resignado a pasar sin magia.
Siguió leyendo las descripciones por encima. Le habría gustado detenerse más en ello, pero no era cuestión de aburrir a su amigo. Tomó nota mental de preguntarle al gárgola si se lo prestaba esa noche. La pulsión de la Luna hacía que le costara dormirse.
—Parece mentira que puedas volar con alas de piedra —comentó meditabundo. El libro lo confirmaba. Volvió a alargar la mano, con el permiso de su amigo, para probar su consistencia. Seguía siendo fría y lisa como la de una columna. A plena luz del día Eriel parecía una estatua viviente: colosal, pesada. Que pudiera elevarse parecía un imposible—. ¿Lo has intentado ya?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
12/03/19, 06:58 pm
Eitne se fue a dormir tarde y contento. Tarde porque quería pasar todo el tiempo posible en forma de bestia (sin que esto afectara a su magia) y contento porque empezaba a ver la luz al final del túnel que era Rocavarancolia. Habían tardado meses, pero las recompensas por fin llegaban. La noticia que le había dado Rena era especialmente importante. Había aprendido a apañarse sin pierna, con y sin muletas, pero recuperar el pie le permitía pensar en el futuro no solo de noche, si no también de día. ¡Y con las manos libres! De repente su voz, los cascabeles y su luz tenue también eran importantes.
Los primeros días se le fueron aprendiendo magia para solventar su cojera, que ahora era temporal. Levitación, protecciones, hechizos menores y cosas básicas… Estaba descubriendo todo lo que no pudo aprender durante la cosecha por no haber visitado la biblioteca. Era algo gracioso y triste a la vez que no se hubieran acercado cuando vivieron tan cerca . A veces se preguntaba a cuántos habrían salvado con tantas herramientas, pero al final del día la positividad de la bestia del crepúsculo erradicaba cualquier pensamiento así.
Eitne aprovechaba cualquier motivo para hablar con sus amigos o con los nuevos, el niño parecía eléctrico, insaciable en cuanto a conversaciones triviales. Todo le interesaba: mundos de procedencia, problemas de las cosechas, colores preferidos, edades, juguetes de la infancia… Recibía con atención y agradecimiento cualquier detalle por estúpido que fuera, pues quería conocer a las personas con las que conviviría en una nueva etapa de su vida. No podían ser extraños entre sí.
De noche, salir era obligatorio. Eitne intentaba una y otra vez hacer uso de sus habilidades de “afinidación” para hacerse amigo de cualquier animal que se cruzara con él. Por suerte, no había recibido ningún ataque furtivo, pero sentía que estaba haciendo algo mal. No había conseguido establecer lazos con ninguno. No había progresos.
A lo largo del día, Eitne había hablado con Neil, que todavía se arrepentía de no haberse llevado las abejas del cementerio. La propuesta que le hizo fue un caramelo: la primera travesura que realizarían desde que la luna los había completado. Pasaría las horas de luz estudiando, utilizando su aura hipnótica y su voz dulce para recalcar de vez en cuando que no estaba haciendo nada importante, que no hacía falta que le prestaran mucha atención. Funcionaba regular y el niño no sabía hasta qué punto sus propias palabras no lo hicieron sonar sospechoso, pero él sentía que estaba pasando desapercibido.
Se hizo la noche y Eitne se activó, como siempre, con sus patas extra. Hasta la hora de salir, se encerró en las salas de entrenamiento para practicar la solidificación de su cuerpo semi-gaseoso. Todavía le costaba, pero las últimas noches había conseguido marcar los muñecos de entrenamiento con sus garras (¡y masticar y tragar sin que la comida se le cayera atravesando su boca!).
—Todo listo. No hay monstruos en la costa —susurró al grupo cuando se encontró con ellos en la puerta.
Una sonrisa nerviosa surcó su boca y dejó ver sus dientes de oscuridad líquida. La bestia del crepúsculo cambiaba el peso de sus cuartos izquierdos a sus cuartos derechos en un bailecillo inquieto, expectante por salir. Cuando se escabulleron, Eitne rezaba en silencio a su nuevo ser, rogándole que funcionara. Sobre todo a su afinidación.
Sigue en el Cementerio.
Los primeros días se le fueron aprendiendo magia para solventar su cojera, que ahora era temporal. Levitación, protecciones, hechizos menores y cosas básicas… Estaba descubriendo todo lo que no pudo aprender durante la cosecha por no haber visitado la biblioteca. Era algo gracioso y triste a la vez que no se hubieran acercado cuando vivieron tan cerca . A veces se preguntaba a cuántos habrían salvado con tantas herramientas, pero al final del día la positividad de la bestia del crepúsculo erradicaba cualquier pensamiento así.
Eitne aprovechaba cualquier motivo para hablar con sus amigos o con los nuevos, el niño parecía eléctrico, insaciable en cuanto a conversaciones triviales. Todo le interesaba: mundos de procedencia, problemas de las cosechas, colores preferidos, edades, juguetes de la infancia… Recibía con atención y agradecimiento cualquier detalle por estúpido que fuera, pues quería conocer a las personas con las que conviviría en una nueva etapa de su vida. No podían ser extraños entre sí.
De noche, salir era obligatorio. Eitne intentaba una y otra vez hacer uso de sus habilidades de “afinidación” para hacerse amigo de cualquier animal que se cruzara con él. Por suerte, no había recibido ningún ataque furtivo, pero sentía que estaba haciendo algo mal. No había conseguido establecer lazos con ninguno. No había progresos.
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A lo largo del día, Eitne había hablado con Neil, que todavía se arrepentía de no haberse llevado las abejas del cementerio. La propuesta que le hizo fue un caramelo: la primera travesura que realizarían desde que la luna los había completado. Pasaría las horas de luz estudiando, utilizando su aura hipnótica y su voz dulce para recalcar de vez en cuando que no estaba haciendo nada importante, que no hacía falta que le prestaran mucha atención. Funcionaba regular y el niño no sabía hasta qué punto sus propias palabras no lo hicieron sonar sospechoso, pero él sentía que estaba pasando desapercibido.
Se hizo la noche y Eitne se activó, como siempre, con sus patas extra. Hasta la hora de salir, se encerró en las salas de entrenamiento para practicar la solidificación de su cuerpo semi-gaseoso. Todavía le costaba, pero las últimas noches había conseguido marcar los muñecos de entrenamiento con sus garras (¡y masticar y tragar sin que la comida se le cayera atravesando su boca!).
—Todo listo. No hay monstruos en la costa —susurró al grupo cuando se encontró con ellos en la puerta.
Una sonrisa nerviosa surcó su boca y dejó ver sus dientes de oscuridad líquida. La bestia del crepúsculo cambiaba el peso de sus cuartos izquierdos a sus cuartos derechos en un bailecillo inquieto, expectante por salir. Cuando se escabulleron, Eitne rezaba en silencio a su nuevo ser, rogándole que funcionara. Sobre todo a su afinidación.
Sigue en el Cementerio.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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