Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
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Leonart
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24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
24/10/14, 02:11 am
Kudryavka
El ruso soltó una carcajada alegre en respuesta a las palabras del motivado irrense.
-¡Ese es el espíritu, si señor!-
Fue entonces cuando Cio le comunicó sus planes sobre ir a visitar Serpentaria y, casi como si un cubo de agua fría le hubiera caido en la cabeza al vánara, Kud llegó a la realización de que no se habia pasado por Serpentaria ni un solo día. No solo quedaban unos cuantos ex letarguinos a los que visitar (y cotillear sus transformaciones), sino que además se habia olvidado por completo de que Archi estaba tambien en la Torre Serpentaria.
>> ¿Pero puede vivir por su cuenta? ¿Se acordará de comer y esas cosas? Igh...
-¡Cl-Claro! ¡Te acompaño y así le enseño a Zira más sitios!-dijo y entonces palmeó la pequeña cabeza de la mona.-Por cierto, ¿sabes algo de Archi? Algo me dice que es capaz de encerrarse a estudiar magia y no ponerse a patear esta ciudad tan llena de aventuras.-le comentó con una sonora carcajada.
Y por "ciudad llena de aventuras" se referia a "monstruos cada vez más hinchados y peligrosos que los anteriores, idoneos para poner su fuerza a juicio".
El ruso soltó una carcajada alegre en respuesta a las palabras del motivado irrense.
-¡Ese es el espíritu, si señor!-
Fue entonces cuando Cio le comunicó sus planes sobre ir a visitar Serpentaria y, casi como si un cubo de agua fría le hubiera caido en la cabeza al vánara, Kud llegó a la realización de que no se habia pasado por Serpentaria ni un solo día. No solo quedaban unos cuantos ex letarguinos a los que visitar (y cotillear sus transformaciones), sino que además se habia olvidado por completo de que Archi estaba tambien en la Torre Serpentaria.
>> ¿Pero puede vivir por su cuenta? ¿Se acordará de comer y esas cosas? Igh...
-¡Cl-Claro! ¡Te acompaño y así le enseño a Zira más sitios!-dijo y entonces palmeó la pequeña cabeza de la mona.-Por cierto, ¿sabes algo de Archi? Algo me dice que es capaz de encerrarse a estudiar magia y no ponerse a patear esta ciudad tan llena de aventuras.-le comentó con una sonora carcajada.
Y por "ciudad llena de aventuras" se referia a "monstruos cada vez más hinchados y peligrosos que los anteriores, idoneos para poner su fuerza a juicio".
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/10/14, 06:15 pm
Miró a la mona en cuanto la mencionó. No sabía de dónde la había sacado, pero tampoco importaba demasiado. Nunca había visto a un animal como ese, pero parecía de una especie bastante amistosa. Si lo había encontrado en la ciudad, eso debía ser casi un milagro. «Va a cagarse en todo como crezca mucho».
―Le he visto toda la semana. Está haciendo un intensivo de magia avanzada, sí, pero aún se acuerda de hacer cosas mundanas. ―Se preguntó si el humano había estado últimamente tan aislado como él mismo para no haberse topado con Archi por la sede―. Aunque eso no incluye pasear, me temo. Pero podemos llevárnoslo cuando nos vayamos de “celebración”, aunque sea por la fuerza ―sonrió, divertido.
Sin embargo, durante la conversación había empezado a pensar en el motivo por el que sentía cierto reparo por ir a la sede, pero no sabía si mencionarlo en voz alta siquiera. Se había acordado mucho de Lara aquellos días, pero al no haber convivido con la ordesa directamente, ahora no sabía cómo comportarse con ella después de todo lo que había pasado. Aunque hubiera querido hacer algo por Lara, no habría podido. No le hizo preguntas a Kud, porque estaba aún menos informado que él, aparentemente, pero sí podía haberle preguntado por lo que haría al respecto.
―Decidido entonces, vayamos después de comer. Si no estás por aquí voy a tu habitación a llamarte.
Se levantó y recogió los platos que había manchado, dejándolos lavados al lado de la pileta. Ya no había escaqueo posible tras meses librándose de todo tipo de tareas de casa.
―Le he visto toda la semana. Está haciendo un intensivo de magia avanzada, sí, pero aún se acuerda de hacer cosas mundanas. ―Se preguntó si el humano había estado últimamente tan aislado como él mismo para no haberse topado con Archi por la sede―. Aunque eso no incluye pasear, me temo. Pero podemos llevárnoslo cuando nos vayamos de “celebración”, aunque sea por la fuerza ―sonrió, divertido.
Sin embargo, durante la conversación había empezado a pensar en el motivo por el que sentía cierto reparo por ir a la sede, pero no sabía si mencionarlo en voz alta siquiera. Se había acordado mucho de Lara aquellos días, pero al no haber convivido con la ordesa directamente, ahora no sabía cómo comportarse con ella después de todo lo que había pasado. Aunque hubiera querido hacer algo por Lara, no habría podido. No le hizo preguntas a Kud, porque estaba aún menos informado que él, aparentemente, pero sí podía haberle preguntado por lo que haría al respecto.
―Decidido entonces, vayamos después de comer. Si no estás por aquí voy a tu habitación a llamarte.
Se levantó y recogió los platos que había manchado, dejándolos lavados al lado de la pileta. Ya no había escaqueo posible tras meses librándose de todo tipo de tareas de casa.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/10/14, 06:51 pm
No pasaba nada cuando hablaba por escrito, pero me gustaba más cuando lo hacía mentalmente. Se la notaba cómoda y segura, y el hecho de que estuviera mejorando me alegraba bastante. Me sorprendió bastante que los nombres estuvieran tan relacionados con la clase social, pero quieras que no, al ser otro mundo... No debería haberme sorprendido, realmente. Pero era curioso.
—De niños se es muy cruel a veces... —mascullé, recordando fugazmente escenas similares de mi niñez, pero me olvidé del asunto según Marsi hablaba. Cuando acabó, me uní a su risa. Estaba encantada—. ¡Puedes reír telepáticamente! Cuando vayamos a Varmania, van a alucinar todos. Yo incluida cuando me enseñes a montar osogrifos. La de vueltas que da la vida... yo en casa ayudaba a mis padres en una reserva de animales, os podría llevar también —acabé, sonriendo.
Luego, sentada como estaba, me tumbé en el suelo.
—Tenemos que hablar así más a menudo. Y me alegro mucho de que vayas mejorando con la telepatía.
Después me levanté. Debería ir volviendo ya... ¡Eh! ¿Y si le decía de unirse a lo de Valek? ¿Mejor hablarlo con el vampiro primero, no? <<Por si acaso>> Decidí ir a preguntar, así que me levanté.
—Voy a salir dos minutos; ahora vuelvo y te digo una cosa.
* * * *
Volví al cabo de unos minutos. El vampiro lo había pensado un poco pero al final había aceptado. Le conté a Marsi lo de la oferta de "trabajo" que nos había hecho a cambio de información útil. Y luego ya sí que sí pensé en despedirme.
—Bueno, querida Marsi, tienes dos opciones: o me secuestras un poquito más, que no me resistiré, o vuelvo a Serpentaria.
—De niños se es muy cruel a veces... —mascullé, recordando fugazmente escenas similares de mi niñez, pero me olvidé del asunto según Marsi hablaba. Cuando acabó, me uní a su risa. Estaba encantada—. ¡Puedes reír telepáticamente! Cuando vayamos a Varmania, van a alucinar todos. Yo incluida cuando me enseñes a montar osogrifos. La de vueltas que da la vida... yo en casa ayudaba a mis padres en una reserva de animales, os podría llevar también —acabé, sonriendo.
Luego, sentada como estaba, me tumbé en el suelo.
—Tenemos que hablar así más a menudo. Y me alegro mucho de que vayas mejorando con la telepatía.
Después me levanté. Debería ir volviendo ya... ¡Eh! ¿Y si le decía de unirse a lo de Valek? ¿Mejor hablarlo con el vampiro primero, no? <<Por si acaso>> Decidí ir a preguntar, así que me levanté.
—Voy a salir dos minutos; ahora vuelvo y te digo una cosa.
* * * *
Volví al cabo de unos minutos. El vampiro lo había pensado un poco pero al final había aceptado. Le conté a Marsi lo de la oferta de "trabajo" que nos había hecho a cambio de información útil. Y luego ya sí que sí pensé en despedirme.
—Bueno, querida Marsi, tienes dos opciones: o me secuestras un poquito más, que no me resistiré, o vuelvo a Serpentaria.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/10/14, 08:02 pm
Kudryavka
El oir de parte de Cio que Archi andaba bien le fue en parte un alivio y en parte un poco molestia consigo mismo. Habia conseguido perder contacto con todo el mundo durante una semana y media en sus salidas de exploración por la ciudad combinadas con las intensivas horas de estudio.
-Suena bien.-le respondió con una sonrisa.
Habian quedado para salir después de comer, asi que Kud volvio a su cuarto con desayuno y empezó a recoger las cosas. Quiso el destino que Zira aun no controlase sus necesidades y que hiciera un verdadero estropicio "jugando" con sus propias heces. Tras regañar (y limpiar) a la mona, el aprendiz se dió una ducha el mismo para huir del mal olor y se visitió: Una camisa abierta de color ocre y unos pantalones pirata algo desgastados.
Esperó en la puerta junto a Zira, que en aquellos momentos saltaba frenéticamente entorno a él, excitada por la salida. Y cuando finalmente bajó Cio, salieron hacia serpentaria.
Sigue en Torre Serpentaria.
El oir de parte de Cio que Archi andaba bien le fue en parte un alivio y en parte un poco molestia consigo mismo. Habia conseguido perder contacto con todo el mundo durante una semana y media en sus salidas de exploración por la ciudad combinadas con las intensivas horas de estudio.
-Suena bien.-le respondió con una sonrisa.
Habian quedado para salir después de comer, asi que Kud volvio a su cuarto con desayuno y empezó a recoger las cosas. Quiso el destino que Zira aun no controlase sus necesidades y que hiciera un verdadero estropicio "jugando" con sus propias heces. Tras regañar (y limpiar) a la mona, el aprendiz se dió una ducha el mismo para huir del mal olor y se visitió: Una camisa abierta de color ocre y unos pantalones pirata algo desgastados.
Esperó en la puerta junto a Zira, que en aquellos momentos saltaba frenéticamente entorno a él, excitada por la salida. Y cuando finalmente bajó Cio, salieron hacia serpentaria.
Sigue en Torre Serpentaria.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/10/14, 11:28 pm
-Me encantaría visitar tu mundo...
El tiempo que Alice estuvo ausente le sirvió a Marsi para entrar en calor de nuevo. Había entrenado poco, en realidad, y si perdía el ritmo luego le costaría recuperarlo. Cuando la bruja volvió con una propuesta, Marsi lamentó no tener cara para poder hacer una mueca.
-No me fío. Y realmente el violinista me da la información que ahora mismo necesito, el resto la conseguiré por mi cuenta. Pero prometedme que tendréis cuidado.
Le insistió que quedasen después de la misión, para que en caso de que no saliese bien, Marsi pudiese ir en su ayuda, y no se quedó tranquila hasta que Alice le repitió varias veces que lo harían.
-Y siento no poder quedarme, uno de los veteranos me prometió una sesión de entrenamiento en la casa Gamides. Estoy aprendiendo a usar mi nueva visión en combate.
Podrían quedar para otro momento, y de hecho pensaban hacerlo. Marsi recogió sus cosas y se despidió de Alice, separándose en el pasillo, yendo una hacia su habitación.
El tiempo que Alice estuvo ausente le sirvió a Marsi para entrar en calor de nuevo. Había entrenado poco, en realidad, y si perdía el ritmo luego le costaría recuperarlo. Cuando la bruja volvió con una propuesta, Marsi lamentó no tener cara para poder hacer una mueca.
-No me fío. Y realmente el violinista me da la información que ahora mismo necesito, el resto la conseguiré por mi cuenta. Pero prometedme que tendréis cuidado.
Le insistió que quedasen después de la misión, para que en caso de que no saliese bien, Marsi pudiese ir en su ayuda, y no se quedó tranquila hasta que Alice le repitió varias veces que lo harían.
-Y siento no poder quedarme, uno de los veteranos me prometió una sesión de entrenamiento en la casa Gamides. Estoy aprendiendo a usar mi nueva visión en combate.
Podrían quedar para otro momento, y de hecho pensaban hacerlo. Marsi recogió sus cosas y se despidió de Alice, separándose en el pasillo, yendo una hacia su habitación.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/10/14, 12:41 am
Por ser impulsiva se me había olvidado que Marsi ya tenía un "mentor" dullahan, el violinista, así que me sentí tonta cuando la varmana me respondió negativamente al asunto de la misión. ¡Si lo hubiera pensado antes de actuar, habría visto el factor obvio! Con respecto a fiarnos o no del vampiro... Al menos la sangre de dhelian seguramente no le convendría, mientras que la mía...
—Prometido; en cuanto volvamos te avisamos como sea.
¿Podría cumplir la promesa? ¿Quizá me había confiado demasiado? ¿Quizá el verdadero peligro no fuera el vampiro sino el sitio al que iríamos? <<Agh, calla. Ya está decidido, ya lo veremos cuando vayamos>>
—¡Gamides! Me gustaría volver para... hum, ya sabes, por el bien de la ciencia —dije de broma—. Pues te deseo lo mejor con el entrenamiento y hasta otro ratito.
Luego nos despedimos y salí camino de lo que en una temporada larga tendría que considerar "casa". O si no la torre entera, al menos mi propia habitación... pero sin la parte deprimente.
Sigue en la Torre Serpentaria
—Prometido; en cuanto volvamos te avisamos como sea.
¿Podría cumplir la promesa? ¿Quizá me había confiado demasiado? ¿Quizá el verdadero peligro no fuera el vampiro sino el sitio al que iríamos? <<Agh, calla. Ya está decidido, ya lo veremos cuando vayamos>>
—¡Gamides! Me gustaría volver para... hum, ya sabes, por el bien de la ciencia —dije de broma—. Pues te deseo lo mejor con el entrenamiento y hasta otro ratito.
Luego nos despedimos y salí camino de lo que en una temporada larga tendría que considerar "casa". O si no la torre entera, al menos mi propia habitación... pero sin la parte deprimente.
Sigue en la Torre Serpentaria
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
02/12/14, 11:13 pm
Salto de Marsi:
Marsi se acostumbró a su nueva vida con tanta facilidad, que cuando se paraba a pensarlo le daban escalofríos. Por eso no se paraba demasiado a pensar. Mantenía la mente y el cuerpo ocupados siempre que podía, y teniendo las necesidades básicas como la comida y el techo cubiertas, pudo hacer algo que en la cosecha no podía ni imaginarse; dedicarse a sí misma, a pasar el rato, y a socializar.
En su propio mundo no había hecho ni de lejos tantos amigos como en Rocavarancolia, ni se había sentido tan cómoda rodeada de gente. Su ''precio'' y la mentirijilla al respecto de este, pasaron a un segundo plano. Los lazos con sus compañeros se hicieron más fuertes. Con Sura era con quien más tiempo pasaba, entrenaban juntas a diario, quedaban para comer y para desayunar, y Marsi se convirtió en la encargada de llevarle la comida al cuarto cuando mudaba, ya que la naga no estaba para nadie. No le importaba hacerlo, entrenar con alguien tan grande como Sura le estaba ayudando, y le había venido de perlas para practicar con sus nuevas armas. En apenas un par de semanas, había logrado sacarlas todas, al menos el número que el violinista le había dicho que podía sacar. Tenía un hacha arrojadiza, que cuando lograba materializar al detalle tenía grabados de runas en la hoja, un cuchillo de caza muy parecido al que había usado en su cosecha, una guja (arma que no había visto en su vida y que se le resistió horriblemente las primeras veces que lo usó, una espada de caballería y un látigo más largo y grueso que el suyo. Lo cierto es que las armas arrojadizas de niebla eran bastante útiles, pues podía materializarlas de vuelta sin ir a por ellas, pero era tedioso que se esfumasen cuando se cansaba demasiado en una pelea. Por ello se buscó un buen escudo físico, que no desaparecería por muy cansada que estuviese, e incluso pensó en pedirle a alguien con magia que se lo hechizase, o le grabase runas, pero no llegó a hacerlo.
Por las mañanas iba sin falta a la taberna, a practicar con el violinista. El manejo de la telepatía fue cada vez a mejor, iba cometiendo menos y menos fallos, hasta que se le hizo tan natural como respirar. Quedó una pequeña secuela, aún así, y es que, aparte de que su voz era más grave, al parecer, sus sentimientos más intensos solían escaparse entre las palabras mentales, con lo cual a veces era más amenazadora y agresiva de lo que en realidad pretendía. Mikk le decía que le añadía personalidad, pero ella no podía sino disculparse mil veces cuando ocurría. También había empezado a aprender magia, por insistencia del violinista, y lo hacía a escondidas para evitar preguntas incómodas. Su maestro respetaba su decisión de no ''cosechar'' magia, pero le había asegurado que era mejor cubrirse las espaldas, nunca se sabía lo que podía ocurrir en una batalla, y mejor asentar las bases cuanto antes. << Es un recurso que tienes ahí y que te puede salvar la vida, no lo desaproveches>>
Una nueva cosecha y un nuevo grupo de futuros monstruos llegó a la ciudad, cuando Marsi aún no había podido ni sacar a la luz lo que la identificaba como dullahan: su montura. Le resultaba frustrante, ya que ni siquiera sabía qué aspecto tendría, si debía ponerle nombre o si vendría con él ya puesto. No podía evitar imaginárselo como un ososgrifo, como su preferido allí en Varmania, el primero que montó con su padre, o la hembra color chocolate de Orianna. El violinista le había advertido que su montura podría ofenderse si ponías espectativas en ella, así que era más que probable que fuese su culpa. Había probado de todo: leer bestiarios por si alguna de las criaturas le transmitía algo, decir nombres al azar, intentar hablar con ella en su mente durante horas. No hubo señas, ninguna, hasta una tarde en la que entrenaba sola con su espada de caballería.
Había quedado para ir a la playa con sus compañeros, como solían hacer cada cierto tiempo, para comer allí y quedarse hasta la noche. El entremamiento se le estaba haciendo pesado, practicar con una espada de caballería desde el suelo era tediosos y complicado. Estaba pensando en esto, cuando un chillido infernal le hizo perder el ritmo y que su espada cayese, esfumándose antes de tocar el suelo. Miró a su alrededor en busca de la fuente del sonido, que le había parecido horriblemente cercano, pero seguía sola en la sala de entrenamiento. Dio una vuelta de reconocimiento, alerta, y siguió sin ver nada extraño. Cuando ya se disponía a salir, pensando que mejor debía tomarse un descanso, una sombra negra se abalanzó sobre ella. Un par de alas gigantescas, de humo negro, y un par de ojos amarillos y brillantes. La bestia chilló a un par de centímetros de su cara, y luego desapareció. Marsi se quedó sentada en el suelo, se había caído del susto. Un nombre hacía eco en su cabeza. Y ese fue su primer encuentro con Cárabo.
Marsi se acostumbró a su nueva vida con tanta facilidad, que cuando se paraba a pensarlo le daban escalofríos. Por eso no se paraba demasiado a pensar. Mantenía la mente y el cuerpo ocupados siempre que podía, y teniendo las necesidades básicas como la comida y el techo cubiertas, pudo hacer algo que en la cosecha no podía ni imaginarse; dedicarse a sí misma, a pasar el rato, y a socializar.
En su propio mundo no había hecho ni de lejos tantos amigos como en Rocavarancolia, ni se había sentido tan cómoda rodeada de gente. Su ''precio'' y la mentirijilla al respecto de este, pasaron a un segundo plano. Los lazos con sus compañeros se hicieron más fuertes. Con Sura era con quien más tiempo pasaba, entrenaban juntas a diario, quedaban para comer y para desayunar, y Marsi se convirtió en la encargada de llevarle la comida al cuarto cuando mudaba, ya que la naga no estaba para nadie. No le importaba hacerlo, entrenar con alguien tan grande como Sura le estaba ayudando, y le había venido de perlas para practicar con sus nuevas armas. En apenas un par de semanas, había logrado sacarlas todas, al menos el número que el violinista le había dicho que podía sacar. Tenía un hacha arrojadiza, que cuando lograba materializar al detalle tenía grabados de runas en la hoja, un cuchillo de caza muy parecido al que había usado en su cosecha, una guja (arma que no había visto en su vida y que se le resistió horriblemente las primeras veces que lo usó, una espada de caballería y un látigo más largo y grueso que el suyo. Lo cierto es que las armas arrojadizas de niebla eran bastante útiles, pues podía materializarlas de vuelta sin ir a por ellas, pero era tedioso que se esfumasen cuando se cansaba demasiado en una pelea. Por ello se buscó un buen escudo físico, que no desaparecería por muy cansada que estuviese, e incluso pensó en pedirle a alguien con magia que se lo hechizase, o le grabase runas, pero no llegó a hacerlo.
Por las mañanas iba sin falta a la taberna, a practicar con el violinista. El manejo de la telepatía fue cada vez a mejor, iba cometiendo menos y menos fallos, hasta que se le hizo tan natural como respirar. Quedó una pequeña secuela, aún así, y es que, aparte de que su voz era más grave, al parecer, sus sentimientos más intensos solían escaparse entre las palabras mentales, con lo cual a veces era más amenazadora y agresiva de lo que en realidad pretendía. Mikk le decía que le añadía personalidad, pero ella no podía sino disculparse mil veces cuando ocurría. También había empezado a aprender magia, por insistencia del violinista, y lo hacía a escondidas para evitar preguntas incómodas. Su maestro respetaba su decisión de no ''cosechar'' magia, pero le había asegurado que era mejor cubrirse las espaldas, nunca se sabía lo que podía ocurrir en una batalla, y mejor asentar las bases cuanto antes. << Es un recurso que tienes ahí y que te puede salvar la vida, no lo desaproveches>>
Una nueva cosecha y un nuevo grupo de futuros monstruos llegó a la ciudad, cuando Marsi aún no había podido ni sacar a la luz lo que la identificaba como dullahan: su montura. Le resultaba frustrante, ya que ni siquiera sabía qué aspecto tendría, si debía ponerle nombre o si vendría con él ya puesto. No podía evitar imaginárselo como un ososgrifo, como su preferido allí en Varmania, el primero que montó con su padre, o la hembra color chocolate de Orianna. El violinista le había advertido que su montura podría ofenderse si ponías espectativas en ella, así que era más que probable que fuese su culpa. Había probado de todo: leer bestiarios por si alguna de las criaturas le transmitía algo, decir nombres al azar, intentar hablar con ella en su mente durante horas. No hubo señas, ninguna, hasta una tarde en la que entrenaba sola con su espada de caballería.
Había quedado para ir a la playa con sus compañeros, como solían hacer cada cierto tiempo, para comer allí y quedarse hasta la noche. El entremamiento se le estaba haciendo pesado, practicar con una espada de caballería desde el suelo era tediosos y complicado. Estaba pensando en esto, cuando un chillido infernal le hizo perder el ritmo y que su espada cayese, esfumándose antes de tocar el suelo. Miró a su alrededor en busca de la fuente del sonido, que le había parecido horriblemente cercano, pero seguía sola en la sala de entrenamiento. Dio una vuelta de reconocimiento, alerta, y siguió sin ver nada extraño. Cuando ya se disponía a salir, pensando que mejor debía tomarse un descanso, una sombra negra se abalanzó sobre ella. Un par de alas gigantescas, de humo negro, y un par de ojos amarillos y brillantes. La bestia chilló a un par de centímetros de su cara, y luego desapareció. Marsi se quedó sentada en el suelo, se había caído del susto. Un nombre hacía eco en su cabeza. Y ese fue su primer encuentro con Cárabo.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/12/14, 05:15 am
El grandioso salto del apuesto y erúdito Aprendiz del Estilo del Mono, Kudryavka
El ruso no habia perdido el tiempo. En los cuatro meses y pico que habia estado viviendo en la sede, habia duplicado la carga de sus pesos y entrenaba casi el doble de tiempo que lo habia hecho antes. Vivia en un constante ajetreo, haciendo viajes por la ciudad, buscando bestias a las que enfrentarse o posibles rivales a los que retar en duelo. Y, aunque no ganaba tanto como le gustaria, el espíritu indomable del vánara le empujaba hacia adelante. No solia hablar tanto con nadie, y cuando lo hacia no paraba quieto. Se encargaba con Keiria de cuidar de Zira, que bien pronto dejó de ser un bebé y ya estaba suelta por la Sede y, aunque al principio hubo ciertas cosas que causaron problemas en la convivencia con otros en la Sede, lograron educar a la mona a comportarse y a tratar con los otros habitantes.
<<Por lo menos ya ha dejado de arrojar mierda a los desconocidos.>> Pensaba Kud.
Y no solo su entrenamiento fisico se habia recrudecido.Con bastante frecuencia, visitaba a Archi en Serpentaria y aprendia de él. El ruso encontraba que el ingeniero era un buen profesor, y no solo por como explicaba, sino porque con él aprendia mucho mejor y más rápido que por su cuenta. Se habia metido tanto en explorar sus nuevas posibilidades con la magia que en muchas ocasiones se quitaba horas de sueño mientras probaba sus nuevas capacidades mágicas y hechizos, después de un duro día de entrenamiento físico. Se habia centrado en hechizo que potenciasen su estilo de combate, hechizos que le permitiesen reposicionarse rápidamente y hechizos ofensivos que se centraban en una sola fuente de daño en forma de punta de lanza, más que en grandes destructores.
Aun así, con todo esto a sus espaldas, no habia encontrado un oponente serio en la ciudad. Tras ser humillado en su primer enfrentamiento con "la Kasera" como pasó a llamar a la licántropa, decidió esperar y hacerse más fuerte antes de retarla una segunda vez. Salia fuera a buscar contrincantes. En las tabernas lograba encontrar pelea casi siempre, pero no solian ser de un tipo respetable y seguras para su bienestar, así que dejó de buscar gresca en aquellos lugares. Esto se volvió una frustración para el vánara, el no saber en que posición se encontraba dentro del ranking de fuerza dentro de la ciudad, al no tener una clara referencia. Derrotar bestias y engendros por la ciudad habia dejado de ser un reto, aunque a algunos no les podia ni soplar encima, la inteligencia animal que poseian le quitaba todo el reto.
Siguió con sus entrenamientos con Keiria y Cio, notablemente orgulloso y apoyandoles en todo momento de sus avances. A si mismo, intentó participar en todo momento que se cocinase algo en la cocina, normalmente por parte de Keiria, pues su intención era tambien manejarse con destreza en la cocina.
Personalmente, su melena creció notable y salvajemente en poco tiempo, añadiendo más apariencia desgarbada al ruso. Además empezó a crecerle el vello en la barbilla, en la apariencia de una modesta perilla que pensaba dejar crecer bastante más. Eliminó todo rastro de camisetas dentro de su armario, salvo la vieja camiseta con la que llegó a la ciudad, ahora bastante estropeada y desgarrada. Seguia sin separarse de su bufanda, pero las gafas dejó de llevarlas. En ocasiones se recogia el pelo con la diadema, debido a la longitud de este le impedia ver bien de frente.
Aquel día, después de casi cinco meses en la ciudad, se volvian a abrir los portales para secuestrar a los cosechados. Aunque podria ser su oportunidad para viajar a un mundo vinculado, todo eso cambió cuando detectó al gran destacamento de transformados que se habia reunido en los portales, muchos de los cuales habia detectado que formaban parte de un solo grupo que ya habia visto en otras ocasiones y que sabia donde vivian, aunque faltaban algunos miembros. Aquello le dió una idea de la que, horas más tarde, se arrepentiria.
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El ruso no habia perdido el tiempo. En los cuatro meses y pico que habia estado viviendo en la sede, habia duplicado la carga de sus pesos y entrenaba casi el doble de tiempo que lo habia hecho antes. Vivia en un constante ajetreo, haciendo viajes por la ciudad, buscando bestias a las que enfrentarse o posibles rivales a los que retar en duelo. Y, aunque no ganaba tanto como le gustaria, el espíritu indomable del vánara le empujaba hacia adelante. No solia hablar tanto con nadie, y cuando lo hacia no paraba quieto. Se encargaba con Keiria de cuidar de Zira, que bien pronto dejó de ser un bebé y ya estaba suelta por la Sede y, aunque al principio hubo ciertas cosas que causaron problemas en la convivencia con otros en la Sede, lograron educar a la mona a comportarse y a tratar con los otros habitantes.
<<Por lo menos ya ha dejado de arrojar mierda a los desconocidos.>> Pensaba Kud.
Y no solo su entrenamiento fisico se habia recrudecido.Con bastante frecuencia, visitaba a Archi en Serpentaria y aprendia de él. El ruso encontraba que el ingeniero era un buen profesor, y no solo por como explicaba, sino porque con él aprendia mucho mejor y más rápido que por su cuenta. Se habia metido tanto en explorar sus nuevas posibilidades con la magia que en muchas ocasiones se quitaba horas de sueño mientras probaba sus nuevas capacidades mágicas y hechizos, después de un duro día de entrenamiento físico. Se habia centrado en hechizo que potenciasen su estilo de combate, hechizos que le permitiesen reposicionarse rápidamente y hechizos ofensivos que se centraban en una sola fuente de daño en forma de punta de lanza, más que en grandes destructores.
Aun así, con todo esto a sus espaldas, no habia encontrado un oponente serio en la ciudad. Tras ser humillado en su primer enfrentamiento con "la Kasera" como pasó a llamar a la licántropa, decidió esperar y hacerse más fuerte antes de retarla una segunda vez. Salia fuera a buscar contrincantes. En las tabernas lograba encontrar pelea casi siempre, pero no solian ser de un tipo respetable y seguras para su bienestar, así que dejó de buscar gresca en aquellos lugares. Esto se volvió una frustración para el vánara, el no saber en que posición se encontraba dentro del ranking de fuerza dentro de la ciudad, al no tener una clara referencia. Derrotar bestias y engendros por la ciudad habia dejado de ser un reto, aunque a algunos no les podia ni soplar encima, la inteligencia animal que poseian le quitaba todo el reto.
Siguió con sus entrenamientos con Keiria y Cio, notablemente orgulloso y apoyandoles en todo momento de sus avances. A si mismo, intentó participar en todo momento que se cocinase algo en la cocina, normalmente por parte de Keiria, pues su intención era tambien manejarse con destreza en la cocina.
Personalmente, su melena creció notable y salvajemente en poco tiempo, añadiendo más apariencia desgarbada al ruso. Además empezó a crecerle el vello en la barbilla, en la apariencia de una modesta perilla que pensaba dejar crecer bastante más. Eliminó todo rastro de camisetas dentro de su armario, salvo la vieja camiseta con la que llegó a la ciudad, ahora bastante estropeada y desgarrada. Seguia sin separarse de su bufanda, pero las gafas dejó de llevarlas. En ocasiones se recogia el pelo con la diadema, debido a la longitud de este le impedia ver bien de frente.
Aquel día, después de casi cinco meses en la ciudad, se volvian a abrir los portales para secuestrar a los cosechados. Aunque podria ser su oportunidad para viajar a un mundo vinculado, todo eso cambió cuando detectó al gran destacamento de transformados que se habia reunido en los portales, muchos de los cuales habia detectado que formaban parte de un solo grupo que ya habia visto en otras ocasiones y que sabia donde vivian, aunque faltaban algunos miembros. Aquello le dió una idea de la que, horas más tarde, se arrepentiria.
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す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
16/12/14, 10:39 pm
Tras vestirme en mi habitación bajo las escaleras para ir a la playa con el resto. Mientras las bajo tranquilamente recuerdo los meses que han pasado desde la salida de la luna y mi conversión en naga.
No fue fácil al principio pero los de letargo nos hemos apoyado todos al respecto de nuestras transformaciones. Estuve entrenando casi todo el tiempo, ayudaba a Marsi y a Cío a entrenar y realizaba el mío propio. Pelear con ambos me servía no solo para mejorar mi forma de moverme, con Cío aprendía evitar los golpes ya que la posibilidad de que uno estuviese electrificado no me hacía especial gracia, y gracias a Marsi entendía bien lo que era que un enemigo cambiase de armas de forma rápida.
Por otra parte pedí ayuda a Alice y Dhelian con la magia ya que ellos iban bastante más avanzados que yo, las runas las estudiaba por mi cuenta. Todo esto me estaba preparando para las pruebas de entrada del ejército que había ido a solicitar para después de la nueva cosecha.
Lo peor fueron las dos mudas, según el libro eran incómodas, no me imaginaba hasta que punto. Es una sensación que no me gusta nada, me siento desprotegida y me pongo muy arisca. Sólo Marsi tenía permiso para entrar en mi habitación e incluso a ella la toleraba poco tiempo, ella me traía comida una vez por día, lo cierto era que casi no tenía hambre, también me traía algún libro para leer, no tenía ni idea de lo que da para hacer en una semana sin salir de la habitación. Además de eso tuve que ajustar la humedad de la habitación para que la piel se desprendiese bien. En fin, un asco.
También recuerdo las noticias de la muerte de Dama Vípera, que me afectaron más de lo que pensaba. No porque la mujer fuera un dechado de virtudes o porque me cayese bien, me afectó porque por lo que yo sé me he convertido en la única naga de la ciudad. No tengo ni idea de qué la llevó a suicidarse pero me molestó enterarme de ello.
En definitiva, estos meses no han estado mal, pero podría haber sido mejor.
Sigo el olor de Marsi para ir con ella y me la encuentro sentada en el suelo.
-¿Qué haces ahí tirada Marsi? - pregunto porque me parece raro ver a la chica en el suelo de la sala de entrenamiento. Por cierto, tengo que darle las gracias por lo de la muda que aún ni se las he dado.
No fue fácil al principio pero los de letargo nos hemos apoyado todos al respecto de nuestras transformaciones. Estuve entrenando casi todo el tiempo, ayudaba a Marsi y a Cío a entrenar y realizaba el mío propio. Pelear con ambos me servía no solo para mejorar mi forma de moverme, con Cío aprendía evitar los golpes ya que la posibilidad de que uno estuviese electrificado no me hacía especial gracia, y gracias a Marsi entendía bien lo que era que un enemigo cambiase de armas de forma rápida.
Por otra parte pedí ayuda a Alice y Dhelian con la magia ya que ellos iban bastante más avanzados que yo, las runas las estudiaba por mi cuenta. Todo esto me estaba preparando para las pruebas de entrada del ejército que había ido a solicitar para después de la nueva cosecha.
Lo peor fueron las dos mudas, según el libro eran incómodas, no me imaginaba hasta que punto. Es una sensación que no me gusta nada, me siento desprotegida y me pongo muy arisca. Sólo Marsi tenía permiso para entrar en mi habitación e incluso a ella la toleraba poco tiempo, ella me traía comida una vez por día, lo cierto era que casi no tenía hambre, también me traía algún libro para leer, no tenía ni idea de lo que da para hacer en una semana sin salir de la habitación. Además de eso tuve que ajustar la humedad de la habitación para que la piel se desprendiese bien. En fin, un asco.
También recuerdo las noticias de la muerte de Dama Vípera, que me afectaron más de lo que pensaba. No porque la mujer fuera un dechado de virtudes o porque me cayese bien, me afectó porque por lo que yo sé me he convertido en la única naga de la ciudad. No tengo ni idea de qué la llevó a suicidarse pero me molestó enterarme de ello.
En definitiva, estos meses no han estado mal, pero podría haber sido mejor.
Sigo el olor de Marsi para ir con ella y me la encuentro sentada en el suelo.
-¿Qué haces ahí tirada Marsi? - pregunto porque me parece raro ver a la chica en el suelo de la sala de entrenamiento. Por cierto, tengo que darle las gracias por lo de la muda que aún ni se las he dado.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
02/01/15, 02:58 am
Tocó acostumbrarse a una nueva vida, y antes de que el irrense se diese cuenta ya estaba hecho. Eso no quería decir que todo fuese sobre ruedas, ni mucho menos. Cío se acostumbró a la nueva rutina, pero todo lo que había sucedido no le dejaba avanzar más allá. El raigaurum no sabía qué hacer con su vida, no sabía qué hacer sobre tantas cosas que no era en absoluto feliz. Sin saber qué le esperaba en su nueva vida, evitaba perder el tiempo preocupándose con ello, porque contaba con la formación intensiva a la que se estaba sometiendo para ocupar gran parte de su tiempo.
Las primeras semanas todavía estaba lidiando con el cambio. El dolor, controlar el nivel de carga, incluso evitar a la gente que protestaba por la nube que se había plantado de forma casi constante sobre la sede. Poco a poco era más sencillo, poco a poco se acostumbraba a lo que era, empezaba a ser natural. Evitaba estar demasiado cargado en todo momento, pero comenzó a admitir que era útil y necesario. Acostumbrarse a convivir con el dolor era realmente lo más duro de todo, y lo llevaba bastante mal. Los días en que su carga era alta se podía averiguar sencillamente advirtiendo su humor de perros.
Los entrenamientos a los que se sometía consistían, esencialmente, en peleas y magia. Visitaba con frecuencia Serpentaria, fotografiaba libros para poder estudiarlos en cualquier momento o tenerlos delante cuando practicaba, y ensayaba hechizos junto a sus compañeros de criba, aprendiendo de los más avanzados. Al cabo de varios meses distaba de saber de memoria una cantidad importante de conjuros, pero para el irrense ya era todo un logro. Se había centrado sobre todo en memorizar hechizos ofensivos, defensivos y de curación básica, y aun a pesar de su nivel, le quedaba todavía muchísimo por aprender.
En cuanto a los entrenamientos físicos, tenían lugar siempre en la sede. Con los de siempre –Kud, Keiria, Xalk– o con Sura era con quienes más practicaba, y ya no se centraba solamente en el uso del alfanje, sino que trató de aprender a moverse con armas nuevas y que pudieran resultar útiles de cara a su transformación. Le empezaron a interesar tanto redes como cadenas, además de armas de mango largo, del estilo de la que solía usar Keiria. Como le gustaba probar varias, no se había centrado demasiado en nada concreto. Agradecía ese aumento de fuerza que había traído consigo la transformación, de cara al uso de algunas armas, aunque no lo empezó a notar hasta que no se puso a entrenar en serio.
Los entrenamientos lo llevaban siempre a pensar en que tarde o temprano necesitaría actualizar sus brazos, y lo óptimo sería conseguir unos completamente personalizados. Pero era tan imposible como sonaba. No tenía dinero, no tenía material, no tenían médico. Todo lo que se podía hacer por el momento era modificar los que ya tenía, y dependía de la amabilidad de Archi para absolutamente todo. No podía pedir más teniendo aún una cuenta enorme sin saldar. Sin embargo, aunque no podía permitirse unos brazos personalizados, no podía evitar planificar como serían. Como mínimo lo que sí sabía era que le gustaría hacer cuanto antes en el brazo izquierdo lo mismo que en el derecho para poder dar descargas por ambos.
Nunca sacó el tema delante de Archi, salvo, claro está, el de cómo saldar la deuda que tenía con él. Descubrió así que el kairós tenía planes de futuro ya, a diferencia del raigaurum, y que su posible negocio le podría dar la oportunidad de trabajar para él y pagar lo que debía. Eso le quitó a Cío un gran peso de encima. Sobre todo porque no dejaba de acumular favores de Archi: reparaciones, hechizos –hasta le había arreglado la vista–, consejos… Era increíble como una persona de apariencia tan fría podía llegar a hacer tanto por los demás. Y tan poco por sí mismo, a veces, porque hasta Cío le decía en ocasiones que aflojase el ritmo al que trabajaba. Le preocupaba ver lo ensimismado que estaba con cualquier cosa que estudiase, siempre con la cabeza entre libros y olvidándose de todo lo demás.
Los entrenamientos lograron, al menos, hacer que el raigaurum recuperase un poco la seguridad para salir a las calles. Le gustaba alejarse y dar paseos, solo o en compañía, y la bahía se convirtió en su lugar favorito de recreo. Tendía a ir por la tarde, cerca de la puesta de sol, pero volvía siempre con día al refugio. Le encantaba sentarse en aquella playa fea y llena de basura a escuchar el mar y sentir en su piel los últimos rayos de sol. No era un lugar perfecto ni mucho menos, pero la brisa marina parecía llevarse consigo un montón de preocupaciones. Allí, incluso el cuerpo parecía dolerle un poco menos.
Por supuesto, no trató de tentar su suerte acercándose de nuevo a los navíos varados.
Por otro lado, el tiempo pasaba y el irrense continuaba sin encontrar un nuevo nombre que le sirviese. Siguió los consejos de Alice, y aun así nada le convencía. Buscó referencias, pensó en gente a la que había admirado, seres, palabras, leyendas… hasta que se dio cuenta de que quería llevar un nombre que solo fuese suyo. No quería ser el segundo, quería algo nuevo, algo que, como mínimo, él nunca hubiera oído antes. Y eso lo hacía todo aún más difícil. Mientras se seguían las tormentas de ideas se fue acostumbrando a que su nombre ya no era el suyo, aunque ese proceso había empezado hacía ya tiempo. Y más tiempo le llevó decidirse por completo. Había logrado sacar una serie de nombres que le gustaban, uno especialmente, pero no quiso preguntar a nadie su opinión, al ser algo tan personal, y acabó necesitando aún más días para tomar su decisión. Días que, en realidad, empleó en acostumbrarse a pensar en sí mismo con el nuevo nombre hasta acostumbrarse y poder decir que era suyo.
Finalmente una mañana se presentó de nuevo ante todos como Kin. Les pidió que olvidaran que había existido el nombre Cío, y aún más el de Tilecio para quienes lo hubieran conocido.
La estabilidad que había ido adquiriendo la vida de Kin tuvo sus días contados en cuanto se descubrió que Lara había desaparecido por completo de Serpentaria. Al raigaurum lo golpeó una culpabilidad como pocas veces había sentido, porque le había sido imposible acercarse a Lara, ayudarla, hacer algo por ella, a pesar de que lo deseaba. No había sido solamente su torpeza aun así, sino también la actitud de la propia Lara. Cada vez que pensaba en ella se le hacía un nudo en la garganta. Aquello empeoró después de su desaparición, y empezó a alargar sus paseos, recorriendo toda la ciudad por si alguna vez la encontraba. Aunque seguiría sin saber qué decirle como había sido el caso hasta ese momento.
Primero la Luna y después las estrellas desaparecieron del cielo evidenciando que el tiempo seguía pasando. La luz nocturna era fácil de echar de menos y, como cualquier rocavarancolés, Kin adoraba que la Luna estuviera en el cielo. Era la culpable de todo, pero cuando se alejó pensó que le faltaba algo. Y el cielo sin estrellas le hacía pensar en la cosecha. Pronto habría otra. Esperaba que los siguientes muchachos fuesen afortunados, y no sabía si prefería no toparse con ellos hasta que todo hubiese terminado una vez más.
Una idea que se había ido gestando durante aquellos meses en la cabeza del irrense era la de volver una vez más a su mundo de origen. Archi lo había visitado en varias ocasiones ya, pero Kin no tenía nada a lo que ir allí, ni medios, hasta que comenzó a tener la idea de querer recuperar sus pertenencias. Se sentía otra persona completamente diferente, y si malamente había encajado en Irraria toda su vida, ahora allí no era más que un extraño. Pero echaba de menos personas y cosas. Al menos lo segundo sí podía recuperarlo. No sabía cuándo, ni en qué circunstancias lo haría, si se dejaría ver o no. Pero quería hacerlo, y a poder ser que no fuese dentro de demasiado tiempo.
Las primeras semanas todavía estaba lidiando con el cambio. El dolor, controlar el nivel de carga, incluso evitar a la gente que protestaba por la nube que se había plantado de forma casi constante sobre la sede. Poco a poco era más sencillo, poco a poco se acostumbraba a lo que era, empezaba a ser natural. Evitaba estar demasiado cargado en todo momento, pero comenzó a admitir que era útil y necesario. Acostumbrarse a convivir con el dolor era realmente lo más duro de todo, y lo llevaba bastante mal. Los días en que su carga era alta se podía averiguar sencillamente advirtiendo su humor de perros.
Los entrenamientos a los que se sometía consistían, esencialmente, en peleas y magia. Visitaba con frecuencia Serpentaria, fotografiaba libros para poder estudiarlos en cualquier momento o tenerlos delante cuando practicaba, y ensayaba hechizos junto a sus compañeros de criba, aprendiendo de los más avanzados. Al cabo de varios meses distaba de saber de memoria una cantidad importante de conjuros, pero para el irrense ya era todo un logro. Se había centrado sobre todo en memorizar hechizos ofensivos, defensivos y de curación básica, y aun a pesar de su nivel, le quedaba todavía muchísimo por aprender.
En cuanto a los entrenamientos físicos, tenían lugar siempre en la sede. Con los de siempre –Kud, Keiria, Xalk– o con Sura era con quienes más practicaba, y ya no se centraba solamente en el uso del alfanje, sino que trató de aprender a moverse con armas nuevas y que pudieran resultar útiles de cara a su transformación. Le empezaron a interesar tanto redes como cadenas, además de armas de mango largo, del estilo de la que solía usar Keiria. Como le gustaba probar varias, no se había centrado demasiado en nada concreto. Agradecía ese aumento de fuerza que había traído consigo la transformación, de cara al uso de algunas armas, aunque no lo empezó a notar hasta que no se puso a entrenar en serio.
Los entrenamientos lo llevaban siempre a pensar en que tarde o temprano necesitaría actualizar sus brazos, y lo óptimo sería conseguir unos completamente personalizados. Pero era tan imposible como sonaba. No tenía dinero, no tenía material, no tenían médico. Todo lo que se podía hacer por el momento era modificar los que ya tenía, y dependía de la amabilidad de Archi para absolutamente todo. No podía pedir más teniendo aún una cuenta enorme sin saldar. Sin embargo, aunque no podía permitirse unos brazos personalizados, no podía evitar planificar como serían. Como mínimo lo que sí sabía era que le gustaría hacer cuanto antes en el brazo izquierdo lo mismo que en el derecho para poder dar descargas por ambos.
Nunca sacó el tema delante de Archi, salvo, claro está, el de cómo saldar la deuda que tenía con él. Descubrió así que el kairós tenía planes de futuro ya, a diferencia del raigaurum, y que su posible negocio le podría dar la oportunidad de trabajar para él y pagar lo que debía. Eso le quitó a Cío un gran peso de encima. Sobre todo porque no dejaba de acumular favores de Archi: reparaciones, hechizos –hasta le había arreglado la vista–, consejos… Era increíble como una persona de apariencia tan fría podía llegar a hacer tanto por los demás. Y tan poco por sí mismo, a veces, porque hasta Cío le decía en ocasiones que aflojase el ritmo al que trabajaba. Le preocupaba ver lo ensimismado que estaba con cualquier cosa que estudiase, siempre con la cabeza entre libros y olvidándose de todo lo demás.
Los entrenamientos lograron, al menos, hacer que el raigaurum recuperase un poco la seguridad para salir a las calles. Le gustaba alejarse y dar paseos, solo o en compañía, y la bahía se convirtió en su lugar favorito de recreo. Tendía a ir por la tarde, cerca de la puesta de sol, pero volvía siempre con día al refugio. Le encantaba sentarse en aquella playa fea y llena de basura a escuchar el mar y sentir en su piel los últimos rayos de sol. No era un lugar perfecto ni mucho menos, pero la brisa marina parecía llevarse consigo un montón de preocupaciones. Allí, incluso el cuerpo parecía dolerle un poco menos.
Por supuesto, no trató de tentar su suerte acercándose de nuevo a los navíos varados.
Por otro lado, el tiempo pasaba y el irrense continuaba sin encontrar un nuevo nombre que le sirviese. Siguió los consejos de Alice, y aun así nada le convencía. Buscó referencias, pensó en gente a la que había admirado, seres, palabras, leyendas… hasta que se dio cuenta de que quería llevar un nombre que solo fuese suyo. No quería ser el segundo, quería algo nuevo, algo que, como mínimo, él nunca hubiera oído antes. Y eso lo hacía todo aún más difícil. Mientras se seguían las tormentas de ideas se fue acostumbrando a que su nombre ya no era el suyo, aunque ese proceso había empezado hacía ya tiempo. Y más tiempo le llevó decidirse por completo. Había logrado sacar una serie de nombres que le gustaban, uno especialmente, pero no quiso preguntar a nadie su opinión, al ser algo tan personal, y acabó necesitando aún más días para tomar su decisión. Días que, en realidad, empleó en acostumbrarse a pensar en sí mismo con el nuevo nombre hasta acostumbrarse y poder decir que era suyo.
Finalmente una mañana se presentó de nuevo ante todos como Kin. Les pidió que olvidaran que había existido el nombre Cío, y aún más el de Tilecio para quienes lo hubieran conocido.
La estabilidad que había ido adquiriendo la vida de Kin tuvo sus días contados en cuanto se descubrió que Lara había desaparecido por completo de Serpentaria. Al raigaurum lo golpeó una culpabilidad como pocas veces había sentido, porque le había sido imposible acercarse a Lara, ayudarla, hacer algo por ella, a pesar de que lo deseaba. No había sido solamente su torpeza aun así, sino también la actitud de la propia Lara. Cada vez que pensaba en ella se le hacía un nudo en la garganta. Aquello empeoró después de su desaparición, y empezó a alargar sus paseos, recorriendo toda la ciudad por si alguna vez la encontraba. Aunque seguiría sin saber qué decirle como había sido el caso hasta ese momento.
Primero la Luna y después las estrellas desaparecieron del cielo evidenciando que el tiempo seguía pasando. La luz nocturna era fácil de echar de menos y, como cualquier rocavarancolés, Kin adoraba que la Luna estuviera en el cielo. Era la culpable de todo, pero cuando se alejó pensó que le faltaba algo. Y el cielo sin estrellas le hacía pensar en la cosecha. Pronto habría otra. Esperaba que los siguientes muchachos fuesen afortunados, y no sabía si prefería no toparse con ellos hasta que todo hubiese terminado una vez más.
Una idea que se había ido gestando durante aquellos meses en la cabeza del irrense era la de volver una vez más a su mundo de origen. Archi lo había visitado en varias ocasiones ya, pero Kin no tenía nada a lo que ir allí, ni medios, hasta que comenzó a tener la idea de querer recuperar sus pertenencias. Se sentía otra persona completamente diferente, y si malamente había encajado en Irraria toda su vida, ahora allí no era más que un extraño. Pero echaba de menos personas y cosas. Al menos lo segundo sí podía recuperarlo. No sabía cuándo, ni en qué circunstancias lo haría, si se dejaría ver o no. Pero quería hacerlo, y a poder ser que no fuese dentro de demasiado tiempo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
07/01/15, 11:46 pm
Y llegué. Ordené a las moles que se dispersaran y esperaran fuera. En cuanto entré y dejé las bolsas con la ropa de recambio (por si nos bañábamos) y la comida, miré con malicia a algunas de mis onyces más pequeñas, que me acompañaban por orden expresa. Habíamos discutido qué hacer al llegar y ya lo sabían. Actuaron con rapidez. El tema de la eficacia dependería de mis amistades. La cosa consistía en que unas diez onyces subirían a buscar a Sura, Kin, Kud, Keiria... Cualquiera que siguiera viviendo aquí. Llamarían a sus puertas y entregarían un mensaje si les dejaban pasar: "¡Hola! ¿Todo listo para ir a la Bahía?". También tenían que sonreír, pero eso dudaba mucho que lo hicieran.
Mientras, yo subí directamente a buscar a Marsi. A mitad de la escalera, cerca de su dormitorio, una onyce que se me había adelantado apareció entonces y me indicó que subiera a la sala de entrenamiento, así que subí. En cuanto llegué a la puerta, empecé a saludar, pero tuve que cortarme al ver la escena.
—¡Hoola... Eh... ¿Qué hacéis? ¿Pasa algo?
Mientras, yo subí directamente a buscar a Marsi. A mitad de la escalera, cerca de su dormitorio, una onyce que se me había adelantado apareció entonces y me indicó que subiera a la sala de entrenamiento, así que subí. En cuanto llegué a la puerta, empecé a saludar, pero tuve que cortarme al ver la escena.
—¡Hoola... Eh... ¿Qué hacéis? ¿Pasa algo?
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
08/01/15, 12:28 am
Marsi aún tenía el susto en el cuerpo cuando Sura entró en la sala de entrenamientos, y se giró para mirarla con ojos deshorbitados. Ya estaba más recompuesta para cuando llegó Alice, al menos lo suficiente como para ponerse en pie.
-<<Un... susto, nada grave.>>
Se recolocó la blusa y se aseguró de que su bolsa seguía en su sitio. Aún no había conseguido suficiente dinero para devolvérsela a Saren.
-<<Recordáis que os dije que tendría que tener una montura? Por eso de ser dullahan... Pues creo que acaba de manifestare. No sé qué animal podría ser, pero desde luego no era un osogrifo...>>
-<<Un... susto, nada grave.>>
Se recolocó la blusa y se aseguró de que su bolsa seguía en su sitio. Aún no había conseguido suficiente dinero para devolvérsela a Saren.
-<<Recordáis que os dije que tendría que tener una montura? Por eso de ser dullahan... Pues creo que acaba de manifestare. No sé qué animal podría ser, pero desde luego no era un osogrifo...>>
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
08/01/15, 12:38 pm
Antes de llegar a la Sede y para ahorrarse el buscar a sus amigos por todo el torreón, Dhelian pidió a sus estirges el echar un rápido vistazo en las ventanas y esperara allí. Así cuando Dhelian llegó al torreón una de la estirges se encontraba posada en uno de las ventanitas, probablemente observando a sus amigos allí adentro y tras asegurarse que las estirges se quedarían fuera, entró en el torreón Hugin sobre su hombro subiendo a la habitación donde se encontraban sus amigas.
-Hola a todas -saludo con buen humor aunque cortándose un poco al percibir apenas cierto ambiente de confusión, preocupándose- ¿Ocurrió algo?- pregunto acercándose a sus amigas, encontrar a Sura o a Marsi en uno de los cuartos de entrenamientos no era raro. No por nada en esos meses una había conseguido entrenar incluso ante la ausencia de piernas y la otra había logrado sacar con eficacia toda las armas que su transformación poseía, a excepción de la llamada montura que se le resistía, por su total dedicación. Marsi le explico lo dicho y su curiosidad aumento considerablemente. Marsi ya había mencionado a los osogrifos antes con una descripción bastante exacta de como lucían, por lo que lo primero que le vino a la cabeza, era preguntar como era su montura.
-¿La viste lo suficiente para poder describirla? Tal vez podamos hacer un boceto y buscar que clase de criatura tienes como montura.. o intentar llamarla de nuevo-añadió animado ante la noticia. Lamentaba un poco que esta no fuese un osogrifo como Marsi había querido, pero seguro que la montura seria magnifica, digna de alguien como Marsi que ya tenia experiencia comojinete-
-Hola a todas -saludo con buen humor aunque cortándose un poco al percibir apenas cierto ambiente de confusión, preocupándose- ¿Ocurrió algo?- pregunto acercándose a sus amigas, encontrar a Sura o a Marsi en uno de los cuartos de entrenamientos no era raro. No por nada en esos meses una había conseguido entrenar incluso ante la ausencia de piernas y la otra había logrado sacar con eficacia toda las armas que su transformación poseía, a excepción de la llamada montura que se le resistía, por su total dedicación. Marsi le explico lo dicho y su curiosidad aumento considerablemente. Marsi ya había mencionado a los osogrifos antes con una descripción bastante exacta de como lucían, por lo que lo primero que le vino a la cabeza, era preguntar como era su montura.
-¿La viste lo suficiente para poder describirla? Tal vez podamos hacer un boceto y buscar que clase de criatura tienes como montura.. o intentar llamarla de nuevo-añadió animado ante la noticia. Lamentaba un poco que esta no fuese un osogrifo como Marsi había querido, pero seguro que la montura seria magnifica, digna de alguien como Marsi que ya tenia experiencia comojinete-
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
10/01/15, 03:53 pm
Saludo con un gesto de la mano a Alice cuando aparece y atiendo a la respuesta de Marsi. Muevo la cola ligeramente, un indicador de que estoy pensando algo.
-Bueno, que se manifestara era lo que buscabas. Supongo que esto es un avance, y si te asusta sólo tienes que dejarle claro quien manda - sugerí con una sonrisa tratando de bromear.- Por cierto Marsi, quería agradecerte lo de estos últimos meses, siento ser tan insoportable con las mudas, pero no es algo pueda evitar fácilmente - mi sonrisa se ensanchó y luego me volví a Alice y al recién llegado Dhelian.- Cuando queráis nos vamos. Creo que si paso un día más únicamente entrenando me volveré loca.
-Bueno, que se manifestara era lo que buscabas. Supongo que esto es un avance, y si te asusta sólo tienes que dejarle claro quien manda - sugerí con una sonrisa tratando de bromear.- Por cierto Marsi, quería agradecerte lo de estos últimos meses, siento ser tan insoportable con las mudas, pero no es algo pueda evitar fácilmente - mi sonrisa se ensanchó y luego me volví a Alice y al recién llegado Dhelian.- Cuando queráis nos vamos. Creo que si paso un día más únicamente entrenando me volveré loca.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
10/01/15, 07:28 pm
<<¿Un susto...? ¿Sura la habrá asustado de broma? Esta chica...>> empecé a pensar, pero el nuevo caudal de pensamientos me cortó. Solo con que hubiera dicho “montura”, “manifestarse” y “no osogrifo” habría bastado... No. Solo con “manifestarse” habría bastado para que me olvidara de todo lo demás. ¿Cómo que si nos acordábamos? ¡Pues claro! ¡Su montura había aparecido por fin! ¿Qué sería? Bueno, al menos ya sabíamos qué no era. Pero no me apresuré a preguntar pues Dhelian también había llegado y había sido el primero en hablar. En cuanto acabó, añadí un par de cosas:
—Sh, calma, sin agobios. Ha tardado meses en aparecer; podría tardar unos segundos en volver o más meses. Lo de llamarla... Hum. ¿Tienes alguna forma para hacerlo? —dije con voz pausada. No quería agobiar a Marsi ni someterla a presión, ¡ni que los tres quisiéramos ver a la montura! Que sí, vale, yo quería y los demás seguramente también, pero con calma.
Ojalá sea un cerdo con alas o un gusano, que haga buena pareja con una naga que no se apaña con sus mudas —se burló una onyce, sentada en el canto de la puerta, pero solo para nosotras.
Una escolopendra gigante, mejor. O una sierpe. O un murciélago. Algo gigantesco y aterrador digno de su transformación —le respondió otra desde mi hombro.
Otra onyce, colgada del brazo opuesto, hizo un amago para decir algo más y quizá en el otro idioma, pero una mirada seria bastó para que cambiara de idea. Luego miré a mis amistades y pasé del gesto serio al sonriente que solía dedicarles. Y esperé.
—Sh, calma, sin agobios. Ha tardado meses en aparecer; podría tardar unos segundos en volver o más meses. Lo de llamarla... Hum. ¿Tienes alguna forma para hacerlo? —dije con voz pausada. No quería agobiar a Marsi ni someterla a presión, ¡ni que los tres quisiéramos ver a la montura! Que sí, vale, yo quería y los demás seguramente también, pero con calma.
Ojalá sea un cerdo con alas o un gusano, que haga buena pareja con una naga que no se apaña con sus mudas —se burló una onyce, sentada en el canto de la puerta, pero solo para nosotras.
Una escolopendra gigante, mejor. O una sierpe. O un murciélago. Algo gigantesco y aterrador digno de su transformación —le respondió otra desde mi hombro.
Otra onyce, colgada del brazo opuesto, hizo un amago para decir algo más y quizá en el otro idioma, pero una mirada seria bastó para que cambiara de idea. Luego miré a mis amistades y pasé del gesto serio al sonriente que solía dedicarles. Y esperé.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/01/15, 02:13 am
Pudo ver la curiosidad y la emocion en los rostros de sus compañeras. Dhelian se había unido a ellas al final de su explicación.
-<< Pues... no sé lo que era. Tenía garras, y un par de alas enormes, y ojos brillantes y saltones... Además emitía un sonido horrible, era como...>>- Marsi trató de reproducirlo en su cabeza, y transmitírselo a los demás. El recuerdo en imagen era difuso, y al tener una visión periférica le costaba mucho más transmitir recuerdos visuales, por lo que tendrían que conformarse con la descripción.
Quería ir a la biblioteca y empaparse de todos los bestiarios de la ciudad hasta dar con la criatura, pero la playa esperaba, y por muy montura que fuera no pensaba cancelar el plan. <<Sé paciente, Cárabo, nos encontraremos pronto...>>
-<< Bueno, no pensemos en eso, como dice Alice no sabemos cuando aparecerá otra vez. Voy a cambiarme y a por algo de picar, nos vemos en la puerta>>
Fue a su dormitorio y de un baúl sacó su único traje de baño, adquirido hace poco. Los de los mundo de sus compañeros eran demasiado reveladores, y por desgracia eran los más frecuentes, pero tuvo suerte de encontrar algo más parecido a los de su mundo. Se trataba de un culotte ceñido de cintura alta y un top deportivo, todo en verde militar. Se puso un blusón por encima, se calzó las botas, y cogió una bolsa con la tela que usaban de toalla en los picnic. De camino a la puerta llenó la bolsa de fruta, bizcochos, tortas y queso, y una bota de mosto.
-<< Ya está, podemos irnos>>
-<< Pues... no sé lo que era. Tenía garras, y un par de alas enormes, y ojos brillantes y saltones... Además emitía un sonido horrible, era como...>>- Marsi trató de reproducirlo en su cabeza, y transmitírselo a los demás. El recuerdo en imagen era difuso, y al tener una visión periférica le costaba mucho más transmitir recuerdos visuales, por lo que tendrían que conformarse con la descripción.
Quería ir a la biblioteca y empaparse de todos los bestiarios de la ciudad hasta dar con la criatura, pero la playa esperaba, y por muy montura que fuera no pensaba cancelar el plan. <<Sé paciente, Cárabo, nos encontraremos pronto...>>
-<< Bueno, no pensemos en eso, como dice Alice no sabemos cuando aparecerá otra vez. Voy a cambiarme y a por algo de picar, nos vemos en la puerta>>
Fue a su dormitorio y de un baúl sacó su único traje de baño, adquirido hace poco. Los de los mundo de sus compañeros eran demasiado reveladores, y por desgracia eran los más frecuentes, pero tuvo suerte de encontrar algo más parecido a los de su mundo. Se trataba de un culotte ceñido de cintura alta y un top deportivo, todo en verde militar. Se puso un blusón por encima, se calzó las botas, y cogió una bolsa con la tela que usaban de toalla en los picnic. De camino a la puerta llenó la bolsa de fruta, bizcochos, tortas y queso, y una bota de mosto.
-<< Ya está, podemos irnos>>
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/01/15, 07:29 pm
La descripción despertó aun mas la curiosidad de Dhelian, había visto algún que otro monstruo e bestiarios en esos meses y esa descripción desgraciadamente podía encajar con varios así que era difícil de decir. Esperaba que cuando Marsi definitivamente pudiera sacarlo se los mostrara, realmente le gustaría verlo.
Finalmente salio a colación el motivo de que se hubiesen reunido y Dhelian se preocupo un poco, acercándose al ventanuco de la sala de entrenamiento. "Fui preciso, muy preciso en lo que querían que me trajeran" pensó un poco preocupado pues no era la primera vez que pedía a al estirges traerle o llevarla alguna prenda de ropa, sobretodo cuando salia comer y se ensuciaba a tal grado que ni con hechizos de limpieza en la ropa se sentía limpio. Sonrió aliviado cuando vio ala estirges volar en su dirección sujetando fuertemente lo que les había pedido en sus garras, cuando llegaron a el Dhelian las tomo asegurando que estuviesen intactas, tuvo que hacerles un hechizo de limpieza pero por lo demás perfecto. La otra bolsa que traía era la que llevaba el circuito con el hechizo de conservación, guardándola nada mas recibirla: era su almuerzo.
- Vale, yo también me voy a cambiar ahora que tengo lo necesario, no me tardo- aseguró saliendo de allí para buscar el baño. Sentía aun cierto pudor ante la desnudez, al menos en lo que se refería a la parte inferior de su cuerpo. Ademas conocía sus amigas, no había necesidad de mostrarle tal imagen, por ello se puso el bañador negro rescatado del baúl de serpentaria n el baño y una camisa de tirantes verde oscuro, poniendo ya encima sus pantalones y la sudadera sin mangas. Tras estar listo volvió con el resto viendo que Marsi también esta lista, sonrió- Entonces, vamonos ya así podremos usar todas las horas de mañana para divertirnos.-añadió de buen humor mentras Hugin se acurrucaba en su capucha, aparentemente aburrida y hambrienta. Aun si antes de marcharse y presumiendo que tal vez no todo el mundo recibió el aviso, dejaron un mensaje en papel esperando que mas tarde alguien se apuntara, con eso hecho finalmente salieron.
Sigue en Bahía de los naufragios
Finalmente salio a colación el motivo de que se hubiesen reunido y Dhelian se preocupo un poco, acercándose al ventanuco de la sala de entrenamiento. "Fui preciso, muy preciso en lo que querían que me trajeran" pensó un poco preocupado pues no era la primera vez que pedía a al estirges traerle o llevarla alguna prenda de ropa, sobretodo cuando salia comer y se ensuciaba a tal grado que ni con hechizos de limpieza en la ropa se sentía limpio. Sonrió aliviado cuando vio ala estirges volar en su dirección sujetando fuertemente lo que les había pedido en sus garras, cuando llegaron a el Dhelian las tomo asegurando que estuviesen intactas, tuvo que hacerles un hechizo de limpieza pero por lo demás perfecto. La otra bolsa que traía era la que llevaba el circuito con el hechizo de conservación, guardándola nada mas recibirla: era su almuerzo.
- Vale, yo también me voy a cambiar ahora que tengo lo necesario, no me tardo- aseguró saliendo de allí para buscar el baño. Sentía aun cierto pudor ante la desnudez, al menos en lo que se refería a la parte inferior de su cuerpo. Ademas conocía sus amigas, no había necesidad de mostrarle tal imagen, por ello se puso el bañador negro rescatado del baúl de serpentaria n el baño y una camisa de tirantes verde oscuro, poniendo ya encima sus pantalones y la sudadera sin mangas. Tras estar listo volvió con el resto viendo que Marsi también esta lista, sonrió- Entonces, vamonos ya así podremos usar todas las horas de mañana para divertirnos.-añadió de buen humor mentras Hugin se acurrucaba en su capucha, aparentemente aburrida y hambrienta. Aun si antes de marcharse y presumiendo que tal vez no todo el mundo recibió el aviso, dejaron un mensaje en papel esperando que mas tarde alguien se apuntara, con eso hecho finalmente salieron.
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