Sede de los Taumaturgos
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Rocavarancolia Rol
21 participantes
- Rocavarancolia Rol
Sede de los Taumaturgos
02/08/11, 06:38 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Refugio para neotransformados. Se trata de un minarete de madera rojiza de cinco plantas decorado con cenefas y arabescos. El interior es amplio principalmente iluminado por antorchas. Se divide en dependencias individuales donde imperan los muebles de madera ignífuga, los colores cálidos y el cuero. También hay áreas comunes como una cocina, dos salas de entrenamiento bien equipadas, un pequeño estudio y un salón decorado con tapices que narran batallas importantes de la historia de la ciudad.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
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Adrune y Neil
Dama Saltamontes (PNJ)
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Rox
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Sinceridad
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- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Sede de los Taumaturgos
10/01/21, 07:01 pm
Neil se sentía bastante feliz de ver que sus amigos disfrutaban de la comida, pero en seguida su expresión cambió a un ceño fruncido cuando Rox llamó a sus pastelitos de calabaza "diabetes". El brujo sabía que, a diferencia de en otros mundos vinculados, en la Tierra había distintos idiomas y, por lo tanto, distintas formas de referirse a la misma cosa, pero hasta aquel momento nadie le había dicho que aquellos pastelitos también podían llamarse diabetes. Cuando Adru le habló, el aurva se sacudió sorprendido por la acusación.
-¡No, claro que no! -exclamó-. Creo que se refiere a los pastelitos. No sabía que en la Tierra se llamaban diabetes -se excusó rápidamente.
Él no era ningún mentiroso y si no les había dicho a sus amigos que había cocinado diabetes era simplemente porque no sabía que lo había hecho.
Al momento, Rox sugirió contar historias de miedo y al sinhadre se le escapó un gemido de consternación. Él ya se había resignado a que en algún momento de la noche eso ocurriría, pero había esperado tener un poco de tranquilidad primero, aunque la sugerencia de "jugar a las tinieblas" le dejó confuso y más aún después de la explicación de Sinceridad. Teniendo en cuenta que el plan era una velada de miedo, Neil no entendía por qué añadir un juego tan amable como un escondite a oscuras, cuando para él la oscuridad era totalmente lo contrario a lo aterrador. Tras darle un par de vueltas el aurva por fin entendió la intención del juego. Tan cómodo como siempre se encontraba con sus amigos a veces olvidaba que no venían del mismo mundo y que no tenían los mismos orígenes, por eso lo que un sinhadre encontraría poco terrorífico como buscar a alguien en la oscuridad, en otros mundos podría ser tenebroso.
-Vale, pero avísame cuando te toque contar historia a ti, ¿vale? -contestó a la petición de velas de su edeel antes de taparse los oídos lo mejor que pudo y cerrar los ojos con fuerza, negándose por completo a escuchar ni una de las historias de miedo que sus amigos pretendían contar.
Neil amaba profundamente a sus amigos, pero conocía muy bien sus limitaciones.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos
12/01/21, 01:12 pm
Al parecer aquellos caramelos en particular sí que se llamaban “diabetes” tal y como confirmó Nime y decidió coger uno de esos para lanzárselo tal y como ella quería, después de que lo hiciese Neil. Por supuesto mostró su aprobación al juego de las tinieblas, ya que sonaba realmente divertido.
Llegó entonces el momento de empezar con las historias de miedo y Rena fue la primera en relatarles acerca de un grupo de mineros atrapados. Adru no tenía miedo de la historia, ya que seguro que se trataba de un cuento para asustar a la gente y no algo real, pero le daba lástima pensar que a lo mejor la parte en la que los mineros se quedaron atrapados podía ser cierta.
Le llegó el turno a Sinceridad y, para su sorpresa, su relato sí que era real en cierto modo, ya que se trataba de una pesadilla que también había tenido Nime. Antes de que ocurriese todo el caos con la torre de los soñadores le habría costado entender como eso era posible, pero después de haber vivido aquello ya no le extrañó en lo más mínimo. Ese día sí que había sido terrorífico de verdad y recordarlo le hizo cambiar su expresión a una más sombría, a la vez que no prestaba del todo atención a lo que contaba la roquense. Llegó a escuchar el final, no obstante, y le hizo gracia el detalle de incluir su disfraz en la historia, devolviéndole la expresión alegre mientras se sacudía los pensamientos sombríos de la cabeza.
—¡Vale, creo que puedo ir yo! —Saltó hacia delante para ponerse en el sitio de narrar, pero inmediatamente tuvo que correr hacia su aurva para darle un toque en el hombro—. ¡Ya voy yo! ¡Las velas, por favor! Yo creo que puedes escuchar esta historia, Neil: ya verás, seguro que no te da miedo… O eso creo. Mira, te voy a contar una cosa a ti primero.
El gamusino le habló al oído para explicarle unas cosas que se le habían ocurrido y cuando acabó le guiñó el ojo antes de saltar de nuevo a escena.
Una vez tuvo las velas del brujo flotando a su alrededor el gamusino carraspeó y puso su “voz de narradora lúgrube”.
—Esta es la historia del chef calabaza. Una criatura que solo aparece la noche de Samhein. Una calabaza, la más grande de toda la ciudad, cobra vida gracias a un rayo que impacta en su tallo. Se arranca de sus raíces, le brotan de nuevo con forma de extremidades, y lo primero que hace es buscar un cuchillo de cocina para tallarse una cara aterradora. Mientras camina por la ciudad todas las velas del lugar se ven atraídas hacia la calabaza y esta vaga iluminada por su luz a través de las calles en busca de su próximo objetivo: una cocina.
Se cuela en la cocina mejor equipada que encuentre rompiendo la ventana y empieza a cocinar dulces y dulces y dulces… Los dulces tienen muy buena pinta, hay incluso diabetes entre ellos, y los habitantes del edificio se encontrarán un banquete delicioso como por arte de magia.
Cuando empiecen a comer, atraídos por el delicioso aroma del azúcar, no podrán parar —hizo una pausa para sacar un dulce del bolsillo y darle un mordisco sin cambiar la expresión seria de su rostro. Siguió hablando con la boca llena—. Y fuando menoz fe lo efperan… —Detrás del gamusino aparecería Neil de repente con los brazos extendidos y más velas a su alrededor. El brujo le pondría un dulce en la boca con ímpetu. Adru fingiría ahogarse y se tiraría de rodillas al suelo. Después se sacaría el dulce de la boca para poder seguir hablando y miraría al público—. ¡Te rellena de dulces para cocinarte a ti!
Neil usaría el arma de mentira de su disfraz para fingir que iba a atacarle. Le hubiese gustado usar un cuchillo de cocina de verdad para dar más efecto, pero no creía que el brujo de la cera fuese a estar de acuerdo y de todas formas les hubiese llevado más tiempo prepararlo.
El gamusino no sería capaz de aguantar mucho más y se levantaría de un salto con una gran sonrisa.
Llegó entonces el momento de empezar con las historias de miedo y Rena fue la primera en relatarles acerca de un grupo de mineros atrapados. Adru no tenía miedo de la historia, ya que seguro que se trataba de un cuento para asustar a la gente y no algo real, pero le daba lástima pensar que a lo mejor la parte en la que los mineros se quedaron atrapados podía ser cierta.
Le llegó el turno a Sinceridad y, para su sorpresa, su relato sí que era real en cierto modo, ya que se trataba de una pesadilla que también había tenido Nime. Antes de que ocurriese todo el caos con la torre de los soñadores le habría costado entender como eso era posible, pero después de haber vivido aquello ya no le extrañó en lo más mínimo. Ese día sí que había sido terrorífico de verdad y recordarlo le hizo cambiar su expresión a una más sombría, a la vez que no prestaba del todo atención a lo que contaba la roquense. Llegó a escuchar el final, no obstante, y le hizo gracia el detalle de incluir su disfraz en la historia, devolviéndole la expresión alegre mientras se sacudía los pensamientos sombríos de la cabeza.
—¡Vale, creo que puedo ir yo! —Saltó hacia delante para ponerse en el sitio de narrar, pero inmediatamente tuvo que correr hacia su aurva para darle un toque en el hombro—. ¡Ya voy yo! ¡Las velas, por favor! Yo creo que puedes escuchar esta historia, Neil: ya verás, seguro que no te da miedo… O eso creo. Mira, te voy a contar una cosa a ti primero.
El gamusino le habló al oído para explicarle unas cosas que se le habían ocurrido y cuando acabó le guiñó el ojo antes de saltar de nuevo a escena.
Una vez tuvo las velas del brujo flotando a su alrededor el gamusino carraspeó y puso su “voz de narradora lúgrube”.
—Esta es la historia del chef calabaza. Una criatura que solo aparece la noche de Samhein. Una calabaza, la más grande de toda la ciudad, cobra vida gracias a un rayo que impacta en su tallo. Se arranca de sus raíces, le brotan de nuevo con forma de extremidades, y lo primero que hace es buscar un cuchillo de cocina para tallarse una cara aterradora. Mientras camina por la ciudad todas las velas del lugar se ven atraídas hacia la calabaza y esta vaga iluminada por su luz a través de las calles en busca de su próximo objetivo: una cocina.
Se cuela en la cocina mejor equipada que encuentre rompiendo la ventana y empieza a cocinar dulces y dulces y dulces… Los dulces tienen muy buena pinta, hay incluso diabetes entre ellos, y los habitantes del edificio se encontrarán un banquete delicioso como por arte de magia.
Cuando empiecen a comer, atraídos por el delicioso aroma del azúcar, no podrán parar —hizo una pausa para sacar un dulce del bolsillo y darle un mordisco sin cambiar la expresión seria de su rostro. Siguió hablando con la boca llena—. Y fuando menoz fe lo efperan… —Detrás del gamusino aparecería Neil de repente con los brazos extendidos y más velas a su alrededor. El brujo le pondría un dulce en la boca con ímpetu. Adru fingiría ahogarse y se tiraría de rodillas al suelo. Después se sacaría el dulce de la boca para poder seguir hablando y miraría al público—. ¡Te rellena de dulces para cocinarte a ti!
Neil usaría el arma de mentira de su disfraz para fingir que iba a atacarle. Le hubiese gustado usar un cuchillo de cocina de verdad para dar más efecto, pero no creía que el brujo de la cera fuese a estar de acuerdo y de todas formas les hubiese llevado más tiempo prepararlo.
El gamusino no sería capaz de aguantar mucho más y se levantaría de un salto con una gran sonrisa.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos
13/01/21, 08:26 pm
Adru y Eitne se apiadaron de Nime y le lanzaron un pastelillo cada uno para cazarlo, por lo que a la niña le dio un ataque de risa cuando casi los tira al suelo.
—¡Es divertido! Deberíamos hacer un torneo de lanzar comida después de las historias de miedo —sugirió, ya dirigiéndose a la zona que habían bautizado como fuerte para sentarse entre sus amigos.
Se acomodó y se llevó a la boca algo que masticar mientras Rena contaba la primera historia de la noche. Nime estaba dispuesta a mantenerse estoica se contase lo que se contase, pero muy a su pesar debía de admitir que no era lo mismo escuchar aquellas historias en un cuarto iluminado que en uno cubierto de tinieblas.
Nime no conocía las minas, ni siquiera había encontrado más que algunas pequeñas cuevas marinas que no daban mucho miedo. Consiguió mantenerse indiferente durante la historia de Rena, y para mantener alejado el miedo se rio en voz alta de los comentarios de sus amigos, aunque ni siquiera supiera lo que era un otaku.
La siguiente historia, sin embargo, evocó el miedo que nunca la había abandonado, el que sentía desde que su vida ya no era sencilla y apacible. Contra ese miedo Nime no podía luchar, había plagado sus pesadillas durante demasiados meses, le había recordado que podía morir, y le había enseñado que no era nadie especial aunque hubiese sido elegida.
Nime había asentido con vehemencia cuando Sinceridad le propuso contar la pesadilla que habían compartido.
—¿Por qué no? ¡Es una buena historia de miedo! —Una que no quería recordar, pero cubrió la mentira con una enorme sonrisa maliciosa. Esperaba que, al menos, a los demás les diese tanto miedo como a ella, aunque era improbable que escucharlo fuese peor que haberlo vivido. Cuando Sinceridad acabó, se rió de la incorporación de su disfraz en la historia.
»Pasó como dijo ella. Fue muy real —comentó, sonando serena, como si aquello no fuese con ella.
En el turno de Adru, Nime ya empezaba a hacerse una idea de lo que podía contar, basándose en las historias del resto. Al empezar el gamusino su historia, Nime volvió a reír al escuchar que iba sobre el cocinero calabaza, precisamente porque no le daba ningún miedo, pero escuchó atenta. Su sonrisa bobalicona empezó a desaparecer a medida que llegaban al final de la historia, y la aparición estelar de Neil le causó un sobresalto que negaría ante cualquiera que le preguntase.
—Neil nunca sería capaz de hacer eso —dijo cuando acabó la historia—. Aunque casi me habéis convencido, ¡casi!
Nime se puso en pie entonces y reclamó el foco de atención.
—¡Me toca! —anunció—. Préstame una de estas —le pidió a Neil, agarrando una de las velas que todavía flotaban cerca del brujo y poniéndola frente a su pecho, esperando que proyectase algunas sombras dramáticas sobre su cara.
»Donde yo vivía había muchas leyendas de gente que se había muerto de formas raras y había vuelto para llevarse a otros con ellos, para vengarse… Por muchas cosas. —Nime tragó saliva. No le estaba saliendo tan bien como quería. Bajó un poco más la voz y obligó a sus compañeros a aguzar el oído para escucharla hablar—. Pescadores ahogados que arrastran las barcas hacia mar abierto durante las tormentas, soldados derrotadas que quiere recuperar su honor atacando a los vivos, gente atropellada por trenes que se aparecen para que otros descarrilen… Pero nadie tiene tantas ganas de vengarse de los vivos como el chico ampalador.
»El chico ampalador era el hijo más pequeño de una familia de pescadores a los que no les iba muy bien. No tenían mucho para comer y eran muchos hermanos, todos niños aun por encima. Sus padres estaban desesperados porque no podían ni pagar los tributos, así que le pidieron al chico que los acompañara un día al acantilado a coger plantas para comer. Él, extrañado de que no fuesen también a sus hermanos, fue con sus padres porque quería ayudar…
»Cuando llegaron al acantilado no había nadie, y el chico empezó a buscar hierbas… ¡Hasta que sintió un empujón hacia el borde! Mientras caía y caía solo vio a sus padres darse la vuelta y marcharse… ¡y entonces su cuerpo se clavó en una roca afilada que le sacó el corazón! —Nime solo alzaba la voz ligeramente cuando llegaba a las partes que consideraba chocantes de la historia, sin querer estropear el ambiente lúgubre.
»Y como no tenía corazón, después de varios días ampalado en la roca, cuando se convirtió en un espectro se armó con un puñal hecho de roca afilada y persiguió a su familia, la misma que se había deshecho de él. —En ese punto Nime alzó su propio puñal de cristal ensangrentado para que todos los viesen—. Primero hundió el barco de sus padres mientras pescaban lejos de la orilla, pero no paró ahí. Después asustó a sus hermanos hasta que se tiraron del acantilado, o los empujó al fuego o hacia un carruaje que pasaba por la calle.
»Dicen que sigue buscando gente de la que vengarse por todo lo que le pasó. Dicen que ni siquiera le importa ya que no tengan nada que ver con eso, porque perdió el corazón hace mucho, muuucho tiempo. Y como es un fantasma podría estar en cualquier lado, poseyendo a cualquiera… ¡incluso aquí mismo!
A la vez que Nime sopló para apagar la vela, mandó una serie de impactos suaves contra varios de sus amigos al azar. No sabía bien a dónde estaba apuntado, así que se aseguró de que no fuesen más fuertes que un pequeño manotazo.
—¡Es divertido! Deberíamos hacer un torneo de lanzar comida después de las historias de miedo —sugirió, ya dirigiéndose a la zona que habían bautizado como fuerte para sentarse entre sus amigos.
Se acomodó y se llevó a la boca algo que masticar mientras Rena contaba la primera historia de la noche. Nime estaba dispuesta a mantenerse estoica se contase lo que se contase, pero muy a su pesar debía de admitir que no era lo mismo escuchar aquellas historias en un cuarto iluminado que en uno cubierto de tinieblas.
Nime no conocía las minas, ni siquiera había encontrado más que algunas pequeñas cuevas marinas que no daban mucho miedo. Consiguió mantenerse indiferente durante la historia de Rena, y para mantener alejado el miedo se rio en voz alta de los comentarios de sus amigos, aunque ni siquiera supiera lo que era un otaku.
La siguiente historia, sin embargo, evocó el miedo que nunca la había abandonado, el que sentía desde que su vida ya no era sencilla y apacible. Contra ese miedo Nime no podía luchar, había plagado sus pesadillas durante demasiados meses, le había recordado que podía morir, y le había enseñado que no era nadie especial aunque hubiese sido elegida.
Nime había asentido con vehemencia cuando Sinceridad le propuso contar la pesadilla que habían compartido.
—¿Por qué no? ¡Es una buena historia de miedo! —Una que no quería recordar, pero cubrió la mentira con una enorme sonrisa maliciosa. Esperaba que, al menos, a los demás les diese tanto miedo como a ella, aunque era improbable que escucharlo fuese peor que haberlo vivido. Cuando Sinceridad acabó, se rió de la incorporación de su disfraz en la historia.
»Pasó como dijo ella. Fue muy real —comentó, sonando serena, como si aquello no fuese con ella.
En el turno de Adru, Nime ya empezaba a hacerse una idea de lo que podía contar, basándose en las historias del resto. Al empezar el gamusino su historia, Nime volvió a reír al escuchar que iba sobre el cocinero calabaza, precisamente porque no le daba ningún miedo, pero escuchó atenta. Su sonrisa bobalicona empezó a desaparecer a medida que llegaban al final de la historia, y la aparición estelar de Neil le causó un sobresalto que negaría ante cualquiera que le preguntase.
—Neil nunca sería capaz de hacer eso —dijo cuando acabó la historia—. Aunque casi me habéis convencido, ¡casi!
Nime se puso en pie entonces y reclamó el foco de atención.
—¡Me toca! —anunció—. Préstame una de estas —le pidió a Neil, agarrando una de las velas que todavía flotaban cerca del brujo y poniéndola frente a su pecho, esperando que proyectase algunas sombras dramáticas sobre su cara.
»Donde yo vivía había muchas leyendas de gente que se había muerto de formas raras y había vuelto para llevarse a otros con ellos, para vengarse… Por muchas cosas. —Nime tragó saliva. No le estaba saliendo tan bien como quería. Bajó un poco más la voz y obligó a sus compañeros a aguzar el oído para escucharla hablar—. Pescadores ahogados que arrastran las barcas hacia mar abierto durante las tormentas, soldados derrotadas que quiere recuperar su honor atacando a los vivos, gente atropellada por trenes que se aparecen para que otros descarrilen… Pero nadie tiene tantas ganas de vengarse de los vivos como el chico ampalador.
»El chico ampalador era el hijo más pequeño de una familia de pescadores a los que no les iba muy bien. No tenían mucho para comer y eran muchos hermanos, todos niños aun por encima. Sus padres estaban desesperados porque no podían ni pagar los tributos, así que le pidieron al chico que los acompañara un día al acantilado a coger plantas para comer. Él, extrañado de que no fuesen también a sus hermanos, fue con sus padres porque quería ayudar…
»Cuando llegaron al acantilado no había nadie, y el chico empezó a buscar hierbas… ¡Hasta que sintió un empujón hacia el borde! Mientras caía y caía solo vio a sus padres darse la vuelta y marcharse… ¡y entonces su cuerpo se clavó en una roca afilada que le sacó el corazón! —Nime solo alzaba la voz ligeramente cuando llegaba a las partes que consideraba chocantes de la historia, sin querer estropear el ambiente lúgubre.
»Y como no tenía corazón, después de varios días ampalado en la roca, cuando se convirtió en un espectro se armó con un puñal hecho de roca afilada y persiguió a su familia, la misma que se había deshecho de él. —En ese punto Nime alzó su propio puñal de cristal ensangrentado para que todos los viesen—. Primero hundió el barco de sus padres mientras pescaban lejos de la orilla, pero no paró ahí. Después asustó a sus hermanos hasta que se tiraron del acantilado, o los empujó al fuego o hacia un carruaje que pasaba por la calle.
»Dicen que sigue buscando gente de la que vengarse por todo lo que le pasó. Dicen que ni siquiera le importa ya que no tengan nada que ver con eso, porque perdió el corazón hace mucho, muuucho tiempo. Y como es un fantasma podría estar en cualquier lado, poseyendo a cualquiera… ¡incluso aquí mismo!
A la vez que Nime sopló para apagar la vela, mandó una serie de impactos suaves contra varios de sus amigos al azar. No sabía bien a dónde estaba apuntado, así que se aseguró de que no fuesen más fuertes que un pequeño manotazo.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos
15/01/21, 07:10 pm
Rena le lanzó una palomita a Rox por el chiste y no pudo evitar meterse con él un poco.
-¡Admítelo, te has cagado! -le retó entre risas.
Parecía que el resto de sus amigos iba a optar por los efectos especiales. La historia de Adru le hizo reír. Debía reconocer que un Neil caníbal era inquietante, por el enorme contraste con su personalidad. Pero precísamente por eso no podía tomárselo en serio.
-¡Noooo, no nos comaaas! -suplicó aun así, pugnando por aguantar las carcajadas. -No tengo buen sabor, y estarás sacándote pelos de la boca hasta que te hagas viejo.
La historia de Nime, debía reconocerlo, sí que le dio mal rollo. Una amenaza de la que no podías escapar, contra la que no podías luchar… le recordaba demasiado a los espíritus y espectros que ya había visto en la ciudad. Claro que el que el monstruo se llamase ampalador le quitaba bastante tensión a la historia. El golpe invisible la hizo sobresaltarse y de paso le tiró el bol de palomitas del regazo y estas se esparcieron por todas partes.
-¡Carajo! -maldijo, y maldijo otra vez al ver las palomitas. Suerte que no habían caído en el suelo.
-¡Admítelo, te has cagado! -le retó entre risas.
Parecía que el resto de sus amigos iba a optar por los efectos especiales. La historia de Adru le hizo reír. Debía reconocer que un Neil caníbal era inquietante, por el enorme contraste con su personalidad. Pero precísamente por eso no podía tomárselo en serio.
-¡Noooo, no nos comaaas! -suplicó aun así, pugnando por aguantar las carcajadas. -No tengo buen sabor, y estarás sacándote pelos de la boca hasta que te hagas viejo.
La historia de Nime, debía reconocerlo, sí que le dio mal rollo. Una amenaza de la que no podías escapar, contra la que no podías luchar… le recordaba demasiado a los espíritus y espectros que ya había visto en la ciudad. Claro que el que el monstruo se llamase ampalador le quitaba bastante tensión a la historia. El golpe invisible la hizo sobresaltarse y de paso le tiró el bol de palomitas del regazo y estas se esparcieron por todas partes.
-¡Carajo! -maldijo, y maldijo otra vez al ver las palomitas. Suerte que no habían caído en el suelo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos
19/01/21, 05:35 pm
Hubo reacciones variadas a su narración, pero se dio cuenta de que había sido buena idea meter el disfraz en el relato, y mucho mejor el final sorpresa para bajar la tensión por haber sido una pesadilla de la cosecha. Era algo que todos podrían haber experimentado, y toda la crisis con la torre aquella podía seguir fresca. ¿Quizá por eso Neil se tapó los oídos? Cuando acabó, se rió con las bromas de la pareja y agradeció con una sonrisa el gesto del irrense.
—Tranquilos, me pondré unos cascabeles por si el monstruo me controla e intenta comeros de noche —bromeó y le sacó la lengua a la bestia nocturna.
Después fue a sentarse como pudo con el disfraz a cuestas y se abrazó a un cojín. Quería escuchar las historias de los demás y no se hicieron esperar.
Adru les contó la leyenda de una calabaza carnívora que engordaba a sus víctimas para comerse a la gente, y Neil le ayudó con las velas y un poco de teatro. Le encantó, la verdad, y puso de su parte cuando tocaba reaccionar exageradamente o asustarse.
—Creo que por el bien de todos debería llevarme todos los dulces para que nadie os coma, me sacrificaré por vosotros —se rió mientras cogía un par de ellos.
Nime también tuvo la idea de las velas para crear ambiente y contó una de fantasmas asesinos.
—¡Oh no, me ha alcanzado! —exclamó cuando notó el hechizo, y luego se rió—. Esa me ha recordado a un fantasma que vaga por la ciudad... es de mi mundo. Es inofensivo pero grita e insulta mucho, creo que Tay le conoce.
—Tranquilos, me pondré unos cascabeles por si el monstruo me controla e intenta comeros de noche —bromeó y le sacó la lengua a la bestia nocturna.
Después fue a sentarse como pudo con el disfraz a cuestas y se abrazó a un cojín. Quería escuchar las historias de los demás y no se hicieron esperar.
Adru les contó la leyenda de una calabaza carnívora que engordaba a sus víctimas para comerse a la gente, y Neil le ayudó con las velas y un poco de teatro. Le encantó, la verdad, y puso de su parte cuando tocaba reaccionar exageradamente o asustarse.
—Creo que por el bien de todos debería llevarme todos los dulces para que nadie os coma, me sacrificaré por vosotros —se rió mientras cogía un par de ellos.
Nime también tuvo la idea de las velas para crear ambiente y contó una de fantasmas asesinos.
—¡Oh no, me ha alcanzado! —exclamó cuando notó el hechizo, y luego se rió—. Esa me ha recordado a un fantasma que vaga por la ciudad... es de mi mundo. Es inofensivo pero grita e insulta mucho, creo que Tay le conoce.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos
20/01/21, 02:49 am
—No creo que huelan tan mal, eso es difícil —respondió bajini a Milo. Le hizo la peseta a Rena con una sonrisilla cuando se burló de él, mas no desmintió los hechos.
La siguiente historia vino de Adru, lo cual le hizo relajar el cuerpo mientras este le susurraba cosas a Neil, no esperando sustos por su parte. La iluminación ayudaba mucho a crear ambientación, y aunque la historia en sí no diera miedo le mantuvo atento en todo momento. Plus para el gamusino, la inclusión de la diabetes casi consigue que una palomita se le fuera al pulmón. El giro de guión con Neil de asesino le hizo reírse de lo poco creíble que era, pero justo por ser tan inesperado funcionaba tan bien. Eso sí, ver a un chico tan blandito disfrazado de calabaza haciendo como que apuñala a alguien era algo muy cómico.
—Sarna con gusto no pica, ¡yo mientras tenga una muerte dulce me da igual lo que me hagan luego! —dijo tras Rena—. El chef calabaza te depila, tú por eso no te rayes.
La siguiente fue Nime y a decir verdad la libense sabía apañárselas de lujo para dar miedo, incluso ampalando gente. La historia le atrajo tanto que se sentó al borde del puff para escuchar más de cerca, enrollando su cola en la pierna de Milo como apoyo emocional. Al final él no recibió ningún golpe, pero el irrense sí, con lo que bastó con que sintiera su empujón y la maldición de osa para que pegase un repullo y volviese a pegar la espalda a su sitio. Al comprender lo que había pasado no pudo evitar sonreír.
—¿¡Quién se ha acojonado ahora!? —rió. Seguidamente le dedicó un aplauso a Nime—. ¡Diez sobre diez!
Como humano ese terror le resultaba más familiar, más clásico, pero precisamente por eso le gustó tanto. Los relatos de fantasma nunca fallaban y si Nime había puesto ese listón él también podía. Para no romper la cadena se levantó y cogió otra vela, como si aquello fuese el relevo de narrador. La puso delante suya, entre los dulces, para poder tener ambas manos libres.
—¡Ahora voy yo! —dijo con media sonrisa, reacomodándose en el sitio—. Donde yo nací había una pareja que siempre, sieeempre se estaba peleando por tonterías —empezó como quien cuenta un chismorreo—. Como tenían un hijo juntos nunca se separaron, pero cuanto más pasaba el tiempo peores eran sus discusiones —bajó el tono, con semblante serio—. Tanto que en una de esas el hombre mató a su esposa. Para que no se supiera limpió toda la sangre, las huellas y el arma y luego se deshizo del cuerpo, pero lo hizo TAN bien que no la encontraron nunca. La gente creyó que había desaparecido sin más, y como se llevaban tan mal pues… —se encogió de hombros— pensaron que los había abandonado y ya.
>>Después de eso el hombre se puso fatal. Le salieron más canas, se le quitaron las ganas de comer y de salir, no podía dormir por el peso de la culpa y cada día caminaba más encorvado —según hablaba de su pelo morado salieron mechones blancos, sus mejillas se redujeron, le aparecieron ojeras y se inclinó como si le doliera la espalda—. Pero lo más raro es que a su hijo, que tendría más o menos vuestra edad —añadió mirando a los pequeños— no le había afectado la desaparición de su madre. Actuaba como siempre, como si no hubiera pasado nada.
>>Al padre eso era lo que más le preocupaba, porque bueno, lo otro podía ser cosa del estrés, pero si el niño había visto algo entonces el problema era peor. Así que para quedarse tranquilo se sentó a hablar con él —Rox apoyó las manos sobre sus rodillas para dirigirse al público en tono suave, como si fueran el pequeño—. “Hijo, ¿no echas de menos a mamá?” El niño le miró raro… —frunció el ceño y arrugó la boca como si acabara de oír algo tonto—. Así que el padre siguió hablando: “mamá ya no está con nosotros. Se ha ido, pero no pasa nada por estar triste.”
Se puso recto en el sitio, deshaciendo los pequeños cambios a la vez que se juntaba a Milo.
—”Pero papá” —empezó con voz infantil llena de incertidumbre—. “No entiendo a qué te refieres…” —y bruscamente puso ambas manos sobre los hombros del irrense, forzándolo a encorvarse como él momentos antes mientras escondía la cabeza tras su espalda. Los demás verían como sus manos y uñas se alargaban hasta quedar esqueléticas, temblando bruscamente. Al asomarse, todavía ejerciendo presión sobre el chico y muy, muy cerca suya, su rostro sería el de una mujer más blanca que el hueso, de pómulos marcados y ojos muertos muy abiertos apenas visibles por la larga mata de pelo negro que los cubría. Con tono inocente remató—: “Si mamá siempre está contigo”.
A lo mejor se había pasado de rosca así que interrumpió la tensión dándole un beso en la mejilla a su pobre novio, tan sonoro y exagerado como los besos de abuela.
—¡AAAY MI MARIDO QUE GUAPO ESTÁ! —dijo con una exagerada voz nasal. Luego le dedicó una sonrisa de dientes ennegrecidos y encías demasiado rojas que se iría deshaciendo en el demonio guapo que era antes.
La siguiente historia vino de Adru, lo cual le hizo relajar el cuerpo mientras este le susurraba cosas a Neil, no esperando sustos por su parte. La iluminación ayudaba mucho a crear ambientación, y aunque la historia en sí no diera miedo le mantuvo atento en todo momento. Plus para el gamusino, la inclusión de la diabetes casi consigue que una palomita se le fuera al pulmón. El giro de guión con Neil de asesino le hizo reírse de lo poco creíble que era, pero justo por ser tan inesperado funcionaba tan bien. Eso sí, ver a un chico tan blandito disfrazado de calabaza haciendo como que apuñala a alguien era algo muy cómico.
—Sarna con gusto no pica, ¡yo mientras tenga una muerte dulce me da igual lo que me hagan luego! —dijo tras Rena—. El chef calabaza te depila, tú por eso no te rayes.
La siguiente fue Nime y a decir verdad la libense sabía apañárselas de lujo para dar miedo, incluso ampalando gente. La historia le atrajo tanto que se sentó al borde del puff para escuchar más de cerca, enrollando su cola en la pierna de Milo como apoyo emocional. Al final él no recibió ningún golpe, pero el irrense sí, con lo que bastó con que sintiera su empujón y la maldición de osa para que pegase un repullo y volviese a pegar la espalda a su sitio. Al comprender lo que había pasado no pudo evitar sonreír.
—¿¡Quién se ha acojonado ahora!? —rió. Seguidamente le dedicó un aplauso a Nime—. ¡Diez sobre diez!
Como humano ese terror le resultaba más familiar, más clásico, pero precisamente por eso le gustó tanto. Los relatos de fantasma nunca fallaban y si Nime había puesto ese listón él también podía. Para no romper la cadena se levantó y cogió otra vela, como si aquello fuese el relevo de narrador. La puso delante suya, entre los dulces, para poder tener ambas manos libres.
—¡Ahora voy yo! —dijo con media sonrisa, reacomodándose en el sitio—. Donde yo nací había una pareja que siempre, sieeempre se estaba peleando por tonterías —empezó como quien cuenta un chismorreo—. Como tenían un hijo juntos nunca se separaron, pero cuanto más pasaba el tiempo peores eran sus discusiones —bajó el tono, con semblante serio—. Tanto que en una de esas el hombre mató a su esposa. Para que no se supiera limpió toda la sangre, las huellas y el arma y luego se deshizo del cuerpo, pero lo hizo TAN bien que no la encontraron nunca. La gente creyó que había desaparecido sin más, y como se llevaban tan mal pues… —se encogió de hombros— pensaron que los había abandonado y ya.
>>Después de eso el hombre se puso fatal. Le salieron más canas, se le quitaron las ganas de comer y de salir, no podía dormir por el peso de la culpa y cada día caminaba más encorvado —según hablaba de su pelo morado salieron mechones blancos, sus mejillas se redujeron, le aparecieron ojeras y se inclinó como si le doliera la espalda—. Pero lo más raro es que a su hijo, que tendría más o menos vuestra edad —añadió mirando a los pequeños— no le había afectado la desaparición de su madre. Actuaba como siempre, como si no hubiera pasado nada.
>>Al padre eso era lo que más le preocupaba, porque bueno, lo otro podía ser cosa del estrés, pero si el niño había visto algo entonces el problema era peor. Así que para quedarse tranquilo se sentó a hablar con él —Rox apoyó las manos sobre sus rodillas para dirigirse al público en tono suave, como si fueran el pequeño—. “Hijo, ¿no echas de menos a mamá?” El niño le miró raro… —frunció el ceño y arrugó la boca como si acabara de oír algo tonto—. Así que el padre siguió hablando: “mamá ya no está con nosotros. Se ha ido, pero no pasa nada por estar triste.”
Se puso recto en el sitio, deshaciendo los pequeños cambios a la vez que se juntaba a Milo.
—”Pero papá” —empezó con voz infantil llena de incertidumbre—. “No entiendo a qué te refieres…” —y bruscamente puso ambas manos sobre los hombros del irrense, forzándolo a encorvarse como él momentos antes mientras escondía la cabeza tras su espalda. Los demás verían como sus manos y uñas se alargaban hasta quedar esqueléticas, temblando bruscamente. Al asomarse, todavía ejerciendo presión sobre el chico y muy, muy cerca suya, su rostro sería el de una mujer más blanca que el hueso, de pómulos marcados y ojos muertos muy abiertos apenas visibles por la larga mata de pelo negro que los cubría. Con tono inocente remató—: “Si mamá siempre está contigo”.
A lo mejor se había pasado de rosca así que interrumpió la tensión dándole un beso en la mejilla a su pobre novio, tan sonoro y exagerado como los besos de abuela.
—¡AAAY MI MARIDO QUE GUAPO ESTÁ! —dijo con una exagerada voz nasal. Luego le dedicó una sonrisa de dientes ennegrecidos y encías demasiado rojas que se iría deshaciendo en el demonio guapo que era antes.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Sede de los Taumaturgos
23/01/21, 09:07 pm
Milo sonrió ante el comentario de Rox, acomodándose en su cojín mientras Rena le lanzaba una palomita al rubio y Adru se adelantaba para anunciar que sería el siguiente narrador. Antes de empezar, sin embargo, correteó hasta donde su aurva mantenía ojos y oídos firmemente cubiertos para aparentemente pedirle ayuda con el atrezo.
—Son solo historias, Neil, aunque puedan asustar un poco estamos todos juntos y no va a pasarnos nada. —dijo para tranquilizarlo cuando su edeel le animó a escuchar su relato.
Al final el cuento del gamusino resultó ser bastante gracioso, pues aunque el tono lúgubre estaba muy logrado y la idea de un chef caníbal resultaba perturbadora no era capaz de imaginar al brujo de cera de aquella guisa. Aplaudió con fuerza cuando el peliazul intervino para el gran final y rió con ganas tras la súplica de la irrense.
—Y un relleno de dulces suaviza hasta la carne más dura. —añadió tras el cambiante, guiñándole un ojo burlón a su amiga mientras se parapetaba tras su bol de palomitas y Nime reclamaba el foco de atención.
La historia de la libense sí que logró estremecerle, no obstante, quizás por el hecho de estar con la guardia baja por las risas previas o porque simplemente era un muy bien hilado relato de fantasmas vengadores. El apodo de “chico ampalador” era un buen rebajador de tensión, pero el último efecto especial del demonio mineral empujó al moreno y le hizo olvidar el detalle gracioso. No es que el impacto tuviera mucha fuerza, pero el susto le había hecho botar en el sitio y la maldición de Rena solo agravó su propio sobresalto.
—Yo un poquito, la verdad… —le susurró a Rox cuando este le lanzó una pulla a la peliverde, ocultando tras la mano una sonrisa nerviosa.
La sonrisa le duró poco, sin embargo, pues en cuanto su novio empezó a hablar se diluyó en su rostro por completo. El tono familiar del cuento adquirió rápidamente tintes lúgubres cuando el humano describió el asesinato y como el hombre había limpiado sus huellas, pero lo que de verdad le daba fuerza a la historia era la actuación del cambiante. Era espeluznante verle alterar su aspecto mientras hablaba y la escasa luz solo ayudaba a transmitir esa sensación inquietante, pero no fue hasta que se vio involuntariamente arrastrado a participar en aquella representación que Milo se sintió verdaderamente asustado. Y un poco traicionado.
No le costó mucho “fingir” miedo cuando el australiano se le subió a la chepa, revolviéndose patéticamente bajo su peso mientras el otro le daba un sonoro beso en la mejilla. Si sus dientes no fueran tan negros quizás su sonrisa hubiera resultado hasta tranquilizadora a pesar del evidente pitorreo.
—A tu marido casi le da un infarto, cabrón. —susurró con una mueca, escapándosele la risa muy a su pesar en lo que la tensión empezó a abandonar su cuerpo.
—Son solo historias, Neil, aunque puedan asustar un poco estamos todos juntos y no va a pasarnos nada. —dijo para tranquilizarlo cuando su edeel le animó a escuchar su relato.
Al final el cuento del gamusino resultó ser bastante gracioso, pues aunque el tono lúgubre estaba muy logrado y la idea de un chef caníbal resultaba perturbadora no era capaz de imaginar al brujo de cera de aquella guisa. Aplaudió con fuerza cuando el peliazul intervino para el gran final y rió con ganas tras la súplica de la irrense.
—Y un relleno de dulces suaviza hasta la carne más dura. —añadió tras el cambiante, guiñándole un ojo burlón a su amiga mientras se parapetaba tras su bol de palomitas y Nime reclamaba el foco de atención.
La historia de la libense sí que logró estremecerle, no obstante, quizás por el hecho de estar con la guardia baja por las risas previas o porque simplemente era un muy bien hilado relato de fantasmas vengadores. El apodo de “chico ampalador” era un buen rebajador de tensión, pero el último efecto especial del demonio mineral empujó al moreno y le hizo olvidar el detalle gracioso. No es que el impacto tuviera mucha fuerza, pero el susto le había hecho botar en el sitio y la maldición de Rena solo agravó su propio sobresalto.
—Yo un poquito, la verdad… —le susurró a Rox cuando este le lanzó una pulla a la peliverde, ocultando tras la mano una sonrisa nerviosa.
La sonrisa le duró poco, sin embargo, pues en cuanto su novio empezó a hablar se diluyó en su rostro por completo. El tono familiar del cuento adquirió rápidamente tintes lúgubres cuando el humano describió el asesinato y como el hombre había limpiado sus huellas, pero lo que de verdad le daba fuerza a la historia era la actuación del cambiante. Era espeluznante verle alterar su aspecto mientras hablaba y la escasa luz solo ayudaba a transmitir esa sensación inquietante, pero no fue hasta que se vio involuntariamente arrastrado a participar en aquella representación que Milo se sintió verdaderamente asustado. Y un poco traicionado.
No le costó mucho “fingir” miedo cuando el australiano se le subió a la chepa, revolviéndose patéticamente bajo su peso mientras el otro le daba un sonoro beso en la mejilla. Si sus dientes no fueran tan negros quizás su sonrisa hubiera resultado hasta tranquilizadora a pesar del evidente pitorreo.
—A tu marido casi le da un infarto, cabrón. —susurró con una mueca, escapándosele la risa muy a su pesar en lo que la tensión empezó a abandonar su cuerpo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos
26/01/21, 05:40 pm
Cuando Sinceridad le sacó la lengua, el niño le guiñó los ojos, uno detrás de otro, y le dedicó una sonrisa amplia y oscura. Por lo demás, Eitne permaneció en silencio, escuchando con curiosidad genuina todas y cada una de las historias. La de Adru y Neil no le dio mucho miedo porque conocía al Chef Calabaza y sabía que era una grandísima persona con mucho amor por las cosas vivas y felices. Aun así, no pudo evitar soltar el aire de sus pulmones ante el susto sorpresivo de ver a Adru ahogándose. Después de que Neil la atacase con el arma falsa y acabase la historia, el niño aplaudió con entusiasmo.
—¡Neil! Siempre supe que no eras de fiar… —dijo con terror fingido, como la humana vecina de un asesino frente a las cámaras de televisión.
Luego vino la historia de Nime. Conociéndola, sabía que se iba a esforzar por darles miedo, y así fue. Lo que más inquietud le produjo al niño, sin embargo, fue la traición de los padres hacia su hijo.Más incluso que el pequeño impacto final que le abolló la cara brevemente.
—Vas a necesitar muchas diabetes para tapar ese agujero, Nime… —le susurró, divertido.
Finalmente, llegó el turno de Rox y, de nuevo, lo que peor cuerpo le produjo fue la idea del padre asesinando a su mujer. Para Eitne la familia era importantísima, tanto en Daelicia como aquí, y había crecido sin historias de terror tan… cercanas a la realidad. Los fantasmas no existían (antes), pero sí los maridos y los padres y los hijos. El susto final, con el cambio de aspecto, le sacó un pequeño chillido. Al final daba igual lo bien que empezara, siempre le sorprendía algo de las historias, y de alguna forma le gustaba. ¡Normal que lo hicieran todos los años!
—El marido se lo merecía un poco —decidió, poniéndose para su sorpresa del lado de la fantasma. Si el niño ampalado no hubiese hecho cosas feas a gente inocente, probablemente también habría dicho algo similar.
Cuando al niño le tocó su turno, pidió que apagaran todas las luces para que solo las nebulosas de su cuerpo y las líneas rosas de su humo iluminasen la estancia. Se sentó frente a sus amigos sobre sus cuartos traseros y se alzó a dos patas, tan enorme como pudo, para poder hacer ademanes con las zarpas delanteras. Su voz era grave y profunda, y esta vez, procuró no suavizarla como hacía normalmente, para no parecer un señor super viejo hablándole a un bebé.
—Hace menos de cien años, en una aldea vecina a la mía, una niña nació a espaldas del demiurgo. La pequeña salió de la barriga de su madre con la piel y el pelo blancos como la misma muerte y unos ojos rojos, enormes, que brillaban como la sangre que fluye por vuestros cuerpos. —La bestia del crepúsculo agravó la voz aún más, a la vez que añadía aquel detalle intercultural. El resultado distaba de lo que se habría esperado, pero continuó la historia—. Su madre y su padre se sintieron castigados y renegaron de ella, alegando que aquella criatura siniestra no era digna del dios que veneraban.
>>La abandonaron en el bosque, despojándola de alimento, de techo, de cariño y hasta de su propio nombre, y regresaron a casa fingiendo una muerte prematura, convencidos de que era lo que de verdad la esperaba a manos de cualquier animal del bosque. Sin embargo, el bosque vio a través de las hojas y guió a sus propios hijos para que cuidaran de ella. Los pájaros condujeron hasta la niña a una perra dulce que acababa de parir y esta la amamantó como si fuera parte de su camada. La niña creció fuerte, sana y salvaje. —Eitne intentó no desinflarse, pero comenzaba a darse cuenta de que la historia era muy larga—. Se encariñó con los perros y los pájaros y el bosque. ¡Vivía días enteros encima de los bherkales o le robaba la leche a las vhadkhas salvajes para emborracharse en la noche clara!
>>Fue feliz, hasta que un día, una mujer de piel oscura y pelo brillante se mostró ante ella. Le habló en un idioma que no era el del bosque y la miró con un terror que la niña salvaje jamás había visto en los ojos de ningún animal. Llena de curiosidad y buenas intenciones, la persiguió sin saberlo hasta el pueblo en el que nació, causando el horror….
El niño león hizo un mohín y soltó un gruñido.
—¡Jooo! Es que creo que no da miedo, solo pena... —se quejó, cortando el hilo de la historia y acelerando lo poco que quedaba mediante enumeraciones—. La cosa es que los aldeanos se sienten amenazados por su presencia y la matan con las hoces y los rastrillos y los cuchillos y las palas. La niña salvaje muere ante sus padres y los que habrían sido sus vecinos, pero los perros y los pájaros y los conejos defienden su cadáver y lo devuelven al que fue su verdadero hogar. La entierran bajo un árbol gigantesco y el bosque, para poder llorar la muerte de su hija, le pone el nombre que siempre se había merecido: Aldias… ¡Jolines! Pensaba que daba más miedo al principio pero no es verdad… ¡Y encima solo es otra historia de familias tontas! —se quejó—. Pero bueno, ¡fiiiiin!
Y se encogió de hombros, todavía a dos patas y con el aspecto de una lamparilla.
—¡Neil! Siempre supe que no eras de fiar… —dijo con terror fingido, como la humana vecina de un asesino frente a las cámaras de televisión.
Luego vino la historia de Nime. Conociéndola, sabía que se iba a esforzar por darles miedo, y así fue. Lo que más inquietud le produjo al niño, sin embargo, fue la traición de los padres hacia su hijo.Más incluso que el pequeño impacto final que le abolló la cara brevemente.
—Vas a necesitar muchas diabetes para tapar ese agujero, Nime… —le susurró, divertido.
Finalmente, llegó el turno de Rox y, de nuevo, lo que peor cuerpo le produjo fue la idea del padre asesinando a su mujer. Para Eitne la familia era importantísima, tanto en Daelicia como aquí, y había crecido sin historias de terror tan… cercanas a la realidad. Los fantasmas no existían (antes), pero sí los maridos y los padres y los hijos. El susto final, con el cambio de aspecto, le sacó un pequeño chillido. Al final daba igual lo bien que empezara, siempre le sorprendía algo de las historias, y de alguna forma le gustaba. ¡Normal que lo hicieran todos los años!
—El marido se lo merecía un poco —decidió, poniéndose para su sorpresa del lado de la fantasma. Si el niño ampalado no hubiese hecho cosas feas a gente inocente, probablemente también habría dicho algo similar.
Cuando al niño le tocó su turno, pidió que apagaran todas las luces para que solo las nebulosas de su cuerpo y las líneas rosas de su humo iluminasen la estancia. Se sentó frente a sus amigos sobre sus cuartos traseros y se alzó a dos patas, tan enorme como pudo, para poder hacer ademanes con las zarpas delanteras. Su voz era grave y profunda, y esta vez, procuró no suavizarla como hacía normalmente, para no parecer un señor super viejo hablándole a un bebé.
—Hace menos de cien años, en una aldea vecina a la mía, una niña nació a espaldas del demiurgo. La pequeña salió de la barriga de su madre con la piel y el pelo blancos como la misma muerte y unos ojos rojos, enormes, que brillaban como la sangre que fluye por vuestros cuerpos. —La bestia del crepúsculo agravó la voz aún más, a la vez que añadía aquel detalle intercultural. El resultado distaba de lo que se habría esperado, pero continuó la historia—. Su madre y su padre se sintieron castigados y renegaron de ella, alegando que aquella criatura siniestra no era digna del dios que veneraban.
>>La abandonaron en el bosque, despojándola de alimento, de techo, de cariño y hasta de su propio nombre, y regresaron a casa fingiendo una muerte prematura, convencidos de que era lo que de verdad la esperaba a manos de cualquier animal del bosque. Sin embargo, el bosque vio a través de las hojas y guió a sus propios hijos para que cuidaran de ella. Los pájaros condujeron hasta la niña a una perra dulce que acababa de parir y esta la amamantó como si fuera parte de su camada. La niña creció fuerte, sana y salvaje. —Eitne intentó no desinflarse, pero comenzaba a darse cuenta de que la historia era muy larga—. Se encariñó con los perros y los pájaros y el bosque. ¡Vivía días enteros encima de los bherkales o le robaba la leche a las vhadkhas salvajes para emborracharse en la noche clara!
>>Fue feliz, hasta que un día, una mujer de piel oscura y pelo brillante se mostró ante ella. Le habló en un idioma que no era el del bosque y la miró con un terror que la niña salvaje jamás había visto en los ojos de ningún animal. Llena de curiosidad y buenas intenciones, la persiguió sin saberlo hasta el pueblo en el que nació, causando el horror….
El niño león hizo un mohín y soltó un gruñido.
—¡Jooo! Es que creo que no da miedo, solo pena... —se quejó, cortando el hilo de la historia y acelerando lo poco que quedaba mediante enumeraciones—. La cosa es que los aldeanos se sienten amenazados por su presencia y la matan con las hoces y los rastrillos y los cuchillos y las palas. La niña salvaje muere ante sus padres y los que habrían sido sus vecinos, pero los perros y los pájaros y los conejos defienden su cadáver y lo devuelven al que fue su verdadero hogar. La entierran bajo un árbol gigantesco y el bosque, para poder llorar la muerte de su hija, le pone el nombre que siempre se había merecido: Aldias… ¡Jolines! Pensaba que daba más miedo al principio pero no es verdad… ¡Y encima solo es otra historia de familias tontas! —se quejó—. Pero bueno, ¡fiiiiin!
Y se encogió de hombros, todavía a dos patas y con el aspecto de una lamparilla.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sede de los Taumaturgos
27/01/21, 05:34 pm
Cuando Adru le dio el toquecito en el hombro, Neil abrió los ojos y levantó la cabeza separando las manos de sus oídos. Sabía que era muy infantil por su parte huir de esa manera de las historias de miedo, pero prefería disfrutar al completo de la velada con sus amigos sin tener que pensar en todos esos monstruos que se escondían tras la luz y de los que seguramente sus amigos hablarían en sus historias. No era como si viviendo donde vivía no estuviera ya bastante servido de monstruos.
El brujo se sintió aliviado cuando Adru le aseguró que podía escuchar esa historia, ya que veía un poco complicado concentrarse en no escuchar a la vez que concentrarse en mantener todas las velas en el sitio óptimo, más aún después de que su edeel le explicara cómo tenía que participar él. Tal y como dijo el gamusino, la historia no le dio miedo, sobre todo porque él era el protagonista de alguna manera y no es como si tuviera miedo de sí mismo, así que pudo seguir las instrucciones de Adru con tranquilidad manteniendo las velas flotando a su alrededor con él escondido detrás para luego salir dando un susto metiéndole un pastelito en la boca a su edeel y atacándole con un arma de mentira. Al principio le había parecido todo un juego divertido e inocuo, pero cuando vio a Adru riéndose al rededor del pastelito se preocupó un poco de haberle hecho daño o que se estuviera atragantando.
-¿Estás bien, Dru? -preguntó en voz baja sujetando a su edeel de un brazo por si necesitara ayuda, pero en seguida el gamusino le dio a entender que estaba todo bien.
Una vez se aseguró de que Adru estaba completamente bien, Neil pudo divertirse con la reacción de sus amigos, poniendo cara de asco cuando Rena le dijo que si se la comía estaría un buen tiempo sacándose pelos de la boca o poniendo cara triste cuando Eitne le dijo que siempre supo que no era de fiar. No obstante, cuando Nime pidió su turno y una vela prestada, Neil no perdió tiempo en colocar todas en su lugar excepto la que había puesto frente a la libense, antes de mantenerse tercamente con los oídos tapados y los ojos cerrados a pesar de las anteriores palabras tranquilizantes de Milo. El brujo de la cera sabía que eran simples historias que no podían hacerle daño y que aún así estaban todos sus amigos al rededor, pero por mucho que él lo supiera eso no significaba que su mente fuera a darse por aludida y no lo bombardearía en todo momento con imágenes horribles y pensamientos terroríficos.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos
28/01/21, 01:03 pm
El gamusino estaba satisfecho con las reacciones a su historia. En otras circunstancias tal vez le habría decepcionado no haber logrado dar miedo a nadie cuando estaba claro que el resto había conseguido provocar cierto desasosiego en mayor o menor medida. Pero para el edeel era mucho más importante que se divirtiesen, sobre todo si eso implicaba también a Neil. Con su narración había logrado que el aurva también participase y que le escuchase, cosa que no habría sido posible de haberse inventado una historia distinta. Además, el pequeño teatro de Rena le arrancó unas carcajadas.
—¡Claro! —le respondió al brujo de la cera con un gesto positivo cuando le preguntó si se encontraba bien.
Realmente no había habido ningún peligro: Neil se preocupaba en exceso.
Le tocó entonces el turno a Nime, que contó la historia del “ampalador”. Estaba casi segura de que aquella palabra no se decía así, pero le hacía mucha gracia como la decía la niña y no pensaba corregirle. La parte terrorífica para Adru era que unos padres pudiesen querer matar a su hijo, pero estaba claro que era una historia totalmente inventada. Le gustó el efecto final que le dio la libense, recibiendo uno de sus pequeños impactos. Aplaudió al terminar, incluso si nadie más lo hacía.
—Entonces, ¿tu disfraz es del “ampalador” de esa historia? —Le preguntó.
Sentía también curiosidad por el fantasma del que hablaba la roquense, aunque no parecía una persona muy agradable. De todas formas podía imaginarse que estar muerto no era muy divertido y a lo mejor por eso estaba de tan mal humor.
Fue el turno de Rox, quien por supuesto hizo buen uso de sus capacidades como cambiante. La actuación fue muy buena y, al igual que con las otras historias, no le gustó nada escuchar sobre otra familia que se hacía daño. Al final aquellos relatos sí le estaban dando miedo, pero por pensar que había tanta gente horrible en el mundo. Porque, bueno, eran inventadas, pero por lo general los cuentos se basaban en la realidad. Y ella había aprendido de la peor forma posible que existía gente muy cruel y odiosa.
Por otro lado, era muy difícil asustarle más allá de un sobresalto por lo repentino de algunos de los cambios de Rox, y tampoco dudó en aplaudirle por el espectáculo que acababa de dar. Además le hizo gracia la reacción y el comentario de Milo al final de la historia. También asintió hacia el daeliciano cuando dijo que el marido se lo merecía un poco.
El siguiente fue el propio Eitne en contar una historia. Otra historia sobre padres malvados. Parecía ser algo común, pero el gamusino tenía claro que no quería incluir aquella clase de cuentos a su repertorio personal. Tal y como dijo el propio niño, su historia le estaba dando bastante pena y no miedo, pero competir con las anteriores era muy difícil de todas formas, sobre todo por las capacidades de Rox. Lo cierto era que se había acabado distrayendo a menudo con el movimiento de las nebulosas sobre el león. En esa ocasión no aplaudió al final, no le parecía adecuado.
—Pobre Aldias, espero que los animales sigan cuidándole —comentó.
—¡Claro! —le respondió al brujo de la cera con un gesto positivo cuando le preguntó si se encontraba bien.
Realmente no había habido ningún peligro: Neil se preocupaba en exceso.
Le tocó entonces el turno a Nime, que contó la historia del “ampalador”. Estaba casi segura de que aquella palabra no se decía así, pero le hacía mucha gracia como la decía la niña y no pensaba corregirle. La parte terrorífica para Adru era que unos padres pudiesen querer matar a su hijo, pero estaba claro que era una historia totalmente inventada. Le gustó el efecto final que le dio la libense, recibiendo uno de sus pequeños impactos. Aplaudió al terminar, incluso si nadie más lo hacía.
—Entonces, ¿tu disfraz es del “ampalador” de esa historia? —Le preguntó.
Sentía también curiosidad por el fantasma del que hablaba la roquense, aunque no parecía una persona muy agradable. De todas formas podía imaginarse que estar muerto no era muy divertido y a lo mejor por eso estaba de tan mal humor.
Fue el turno de Rox, quien por supuesto hizo buen uso de sus capacidades como cambiante. La actuación fue muy buena y, al igual que con las otras historias, no le gustó nada escuchar sobre otra familia que se hacía daño. Al final aquellos relatos sí le estaban dando miedo, pero por pensar que había tanta gente horrible en el mundo. Porque, bueno, eran inventadas, pero por lo general los cuentos se basaban en la realidad. Y ella había aprendido de la peor forma posible que existía gente muy cruel y odiosa.
Por otro lado, era muy difícil asustarle más allá de un sobresalto por lo repentino de algunos de los cambios de Rox, y tampoco dudó en aplaudirle por el espectáculo que acababa de dar. Además le hizo gracia la reacción y el comentario de Milo al final de la historia. También asintió hacia el daeliciano cuando dijo que el marido se lo merecía un poco.
El siguiente fue el propio Eitne en contar una historia. Otra historia sobre padres malvados. Parecía ser algo común, pero el gamusino tenía claro que no quería incluir aquella clase de cuentos a su repertorio personal. Tal y como dijo el propio niño, su historia le estaba dando bastante pena y no miedo, pero competir con las anteriores era muy difícil de todas formas, sobre todo por las capacidades de Rox. Lo cierto era que se había acabado distrayendo a menudo con el movimiento de las nebulosas sobre el león. En esa ocasión no aplaudió al final, no le parecía adecuado.
—Pobre Aldias, espero que los animales sigan cuidándole —comentó.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos
31/01/21, 09:58 pm
Nime esperó expectante las reacciones a los empujones sorpresa de su habilidad, aguantándose la risa a duras penas. Aun si no cosechaba gritos exactamente, al menos había logrado más de un sobresalto, así que pronto pudo reírse a gusto y aceptar los elogios a la historia con una pequeña reverencia.
—¡Sí! Más o menos —le respondió a Adru—. No podía hacerlo igual, ni tampoco soy un chico… Pero por eso os conté esta historia de miedo, ¡la contaban mucho donde yo vivía!
Tras aquello Nime volvió a acomodarse y coger comida para asistir a los siguientes cuentos, todavía sonriendo, envalentonada y dispuesta a no asustarse con nada. Cuando Rox empezó su historia Nime se imaginó que también iba a ir de fantasmas vengativos, y escuchó con atención. Se preguntó qué haría el fantasma, y se sorprendió asustándose un poco, no por la historia sino por los efectos especiales de Rox. Claro que tampoco lo admitiría nunca. En lugar de eso se echó a reír. La reacción de Milo ayudó bastante.
—¡Véngate de tu marido! —le dijo al cambiante.
Tras eso le tocó el turno a Eitne, y Nime se preguntó qué clase de historia contaría el niño. Se le daba mejor asustarse que asustar a otros, probablemente. Aunque la historia empezó prometiendo, pasó a ser un relato bastante inofensivo. La niña no daba mucho miedo que se pudiese decir, y cuando Eitne se quejó de ello, Nime asintió en silencio. El final terminó siendo solo triste. Daba miedo si pensabas que la niña existió de verdad, tal vez, pero Nime no estaba segura de si ese era el caso.
—Jo, ¿y ya está? ¿Nadie se va a vengar de los aldeanos? Deberíamos mandar allí al chico ampalador y a la madre del cuento de Rox —se quejó, a la vez que metía un puñado de palomitas en la boca.
—¡Sí! Más o menos —le respondió a Adru—. No podía hacerlo igual, ni tampoco soy un chico… Pero por eso os conté esta historia de miedo, ¡la contaban mucho donde yo vivía!
Tras aquello Nime volvió a acomodarse y coger comida para asistir a los siguientes cuentos, todavía sonriendo, envalentonada y dispuesta a no asustarse con nada. Cuando Rox empezó su historia Nime se imaginó que también iba a ir de fantasmas vengativos, y escuchó con atención. Se preguntó qué haría el fantasma, y se sorprendió asustándose un poco, no por la historia sino por los efectos especiales de Rox. Claro que tampoco lo admitiría nunca. En lugar de eso se echó a reír. La reacción de Milo ayudó bastante.
—¡Véngate de tu marido! —le dijo al cambiante.
Tras eso le tocó el turno a Eitne, y Nime se preguntó qué clase de historia contaría el niño. Se le daba mejor asustarse que asustar a otros, probablemente. Aunque la historia empezó prometiendo, pasó a ser un relato bastante inofensivo. La niña no daba mucho miedo que se pudiese decir, y cuando Eitne se quejó de ello, Nime asintió en silencio. El final terminó siendo solo triste. Daba miedo si pensabas que la niña existió de verdad, tal vez, pero Nime no estaba segura de si ese era el caso.
—Jo, ¿y ya está? ¿Nadie se va a vengar de los aldeanos? Deberíamos mandar allí al chico ampalador y a la madre del cuento de Rox —se quejó, a la vez que metía un puñado de palomitas en la boca.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos
05/02/21, 06:52 pm
Las narraciones siguieron después de las pausas para las bromas, y entonces le tocó a Rox. La roquense fue entonces consciente del peso de un buen disfraz a la hora de contar o escenificar una historia cuando el cambiante fue modificando su atuendo y le dio el susto de su vida a Milo al final. Verle cambiar era una maravilla, pero en aquella ocasión le sobresaltó. Sinceridad había apretado con fuerza uno de los cojines por la expectación y a punto, pero a punto estuvo de lanzárselo al cambiante por acto reflejo cuando llegó al punto álgido y los demás reaccionaron al susto a su manera. Al final acabó entre risas gracias tanto a la reacción del irrense como a la forma de terminar la historia, y volvió a abrazar el cojín.
—Estoy con Eitne, el marido se lo merecía por malo —añadió cuando dejó de reírse.
Después le llegó el turno al daeliciano, y Sinceridad se apresuró para coger dulces en silencio para no molestar después. Era otra historia sobre una familia rota, pero le sorprendió ver que había esperanza para la niña del bosque que vivió con los animales... hasta que se torció todo. Si hubiera tenido ojos en la cara, se le habrían humedecido con el final del cuento.
—No te preocupes por el miedo, oye, a mí me ha gustado mucho y casi acabo llorando, la has contado bien —le sonrió cuando el chico se quejó.
Habría dado más miedo si, por ejemplo, les hubiera resbalado. Pero no era el caso. Lo que sí le hizo gracia fue el comentario de Nime.
—Debería dejar que el pulpo de mi disfraz se los comiera, por monstruos horribles.
La verdad era que sí le preocupaba el detalle común, el hecho de las familias rotas, los padres asesinos... Sus familiares eran defensores del Coro y no les había vuelto a ver desde que abandonó la ciudad, ni siquiera sabía si seguían vivos. Quizá era típico del folclore de sus mundos, pensó, o quizás lo que sucedía era que esos sucesos fueran más comunes en la sociedad de donde venían. En Roca Sagrada no lo era tanto a no ser que el Coro te señalase como sobrante de la sociedad... pero no era un tema del que quisiera inventar historias o recordar mucho en ese momento.
—¿Qué os apetece hacer ahora, había algo pensado? —preguntó mientras estiraba los brazos. El disfraz empezaba a ser molesto.
—Estoy con Eitne, el marido se lo merecía por malo —añadió cuando dejó de reírse.
Después le llegó el turno al daeliciano, y Sinceridad se apresuró para coger dulces en silencio para no molestar después. Era otra historia sobre una familia rota, pero le sorprendió ver que había esperanza para la niña del bosque que vivió con los animales... hasta que se torció todo. Si hubiera tenido ojos en la cara, se le habrían humedecido con el final del cuento.
—No te preocupes por el miedo, oye, a mí me ha gustado mucho y casi acabo llorando, la has contado bien —le sonrió cuando el chico se quejó.
Habría dado más miedo si, por ejemplo, les hubiera resbalado. Pero no era el caso. Lo que sí le hizo gracia fue el comentario de Nime.
—Debería dejar que el pulpo de mi disfraz se los comiera, por monstruos horribles.
La verdad era que sí le preocupaba el detalle común, el hecho de las familias rotas, los padres asesinos... Sus familiares eran defensores del Coro y no les había vuelto a ver desde que abandonó la ciudad, ni siquiera sabía si seguían vivos. Quizá era típico del folclore de sus mundos, pensó, o quizás lo que sucedía era que esos sucesos fueran más comunes en la sociedad de donde venían. En Roca Sagrada no lo era tanto a no ser que el Coro te señalase como sobrante de la sociedad... pero no era un tema del que quisiera inventar historias o recordar mucho en ese momento.
—¿Qué os apetece hacer ahora, había algo pensado? —preguntó mientras estiraba los brazos. El disfraz empezaba a ser molesto.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos
07/02/21, 03:52 pm
Acomodado entre sus amigos, con poca luz y la magia de la noche flotando en el ambiente Tayron se encontraba en su elemento. Al principio iba escuchando las historias sin más pero poco a poco fue pensando que en una ciudad como Rocavarancolia aquellos sucesos tenebrosos no serían para nada descabellados. El poder de Halloween y las gominolas se estaba apoderando de él y notó como su postura iba cambiando a una más encorvada y de escucha. Los relatos que más le erizaron la piel fueron los de Nime y Rena, por alguna razón.
El lémur aplaudía tras cada historia y por fin rompió su silencio cuando Sinceridad habló sobre el espíritu de su mundo.
—¡Sí que le conozco! —bramó, dejando claro con su tono y muecas lo que opinaba de él— se hace llamar Eterno, si alguna vez os pregunta por mí contadle que me he muerto entre horrible sufrimiento y que lloré como un bebé cuando me torturaban.
El grupo parecía querer pasar a otra cosa pero el belga pidió contar una
última historia de terror. Inspiró aire dramáticamente antes de hablar.
—Dejando de lado la tremenda falta de respeto por parte de Rox al contar historias de fantasmas en mi presencia aún hay algo que no habéis escuchado —comentó con una sonrisa— pero esta vez... yo no soy el portavoz —Tay se giró casi de espaldas, dejando que su cola enfundada en el calcetín con ojos, lengua y bigote de cartulina cobrara vida propia. Distorsionó la voz a una más grave después de acercar la cola de manera misteriosa a la luz de las velas— antes de nada debéis saber que esta leyenda pertenece al hogar natal de Panda Gris... debemos remontarnos a la antigua Bélgica... —se interrumpió, como si estuviera discutiendo consigo mismo. Aquello era elevar su nivel de estupidez y hacer el payaso a límites no explorados, pero así era él, idiota por naturaleza— ¡te dije que me mantuvieras en el anonimato!... ¡SSSSSilencio! —agitó la cola, e hizo un sonido lastimero— de acuerdo... prosiga Amo... . Bien, como iba diciendo debemos remontarnos a la antigua Bélgica, concretamente a la de 1978. Lucy era una niña de vuestra edad... —la cola se acercó a los más pequeños, danzando entre los presentes— a la que le encantaba jugar con muñecas. Uno de esos días fue al mercado y una anciana se acercó a ella, tendiéndole una envuelta en un trapo sucio, era un regalo, le susurró. Pues no pedía nada a cambio, la única regla era que debía peinarla y cortarle las uñas todos los días, o pasaría algo terrible. Lucy aceptó encantada y volvió a casa más contenta que una florecilla de verano pensando que aquella mujer de arrugado rostro solo quería ganarse unas risas al aprovecharse de su inocencia. Sin embargo y durante mucho tiempo Lucy obedeció sin pensarlo, y aseaba a la muñeca y le cortaba las uñas sin reparar en que no era normal que un objeto necesitase de esos cuidados. Por desgracia no fue así para siempre, la pequeña se fue haciendo mayor y un día olvidó la tarea. Al volver de la escuela el panorama era desolador, su madre yacía en el suelo de la cocina en medio de un charco de sangre y con heridas en el cuello, y su padre andaba muerto en la granja, pues decían los vecinos que su caballo se había vuelto loco y se había caído del sillín con un mal desenlace. En medio de todo el desastre Lucy encontró a la muñeca, sus uñas eran largas y afiladas y estaban cubiertas de sangre, sus tobillos estaban manchados de estiércol y barro.
De vez en cuando Tayron, o mejor dicho su cola tomaba una pausa.
—Nadie creyó su historia y la niña fue llevada a un orfanato pues no tenía a nadie con quién quedarse. Durante meses pudo olvidar su vida pasada, sintiéndose a salvo entre los muros fríos y húmedos del orfanato. Pero una noche todo cambió para siempre. La oscuridad era total y la niña solo podía escuchar los jadeos del resto de pequeños que dormían con ella en la habitación. Algo llamó a la puerta. "Lucy... déjame entrar" —Tayron imitó una voz fina, que en él sonaba bastante ridícula— el pomo de la puerta se giró... "Lucy... no tengas miedo solo quiero jugar contigo" Poco a poco iba escuchando sus pasos acercarse... "Lucy... ¿no éramos amigas?" —antes de acabar Tayron dejó unos momentos de silencio para crear suspense, recuperó su voz natural antes de girarse con un movimiento rápido y gritar— ¡¡¡LUCY DÉJAME MATARTE!!! —después se destornilló de risa sin poder a esperar la reacción de todos. El único motivo de montar toda la historia era el susto final de manera sonora pero no sabía si había terminado pasándose.
El lémur aplaudía tras cada historia y por fin rompió su silencio cuando Sinceridad habló sobre el espíritu de su mundo.
—¡Sí que le conozco! —bramó, dejando claro con su tono y muecas lo que opinaba de él— se hace llamar Eterno, si alguna vez os pregunta por mí contadle que me he muerto entre horrible sufrimiento y que lloré como un bebé cuando me torturaban.
El grupo parecía querer pasar a otra cosa pero el belga pidió contar una
última historia de terror. Inspiró aire dramáticamente antes de hablar.
—Dejando de lado la tremenda falta de respeto por parte de Rox al contar historias de fantasmas en mi presencia aún hay algo que no habéis escuchado —comentó con una sonrisa— pero esta vez... yo no soy el portavoz —Tay se giró casi de espaldas, dejando que su cola enfundada en el calcetín con ojos, lengua y bigote de cartulina cobrara vida propia. Distorsionó la voz a una más grave después de acercar la cola de manera misteriosa a la luz de las velas— antes de nada debéis saber que esta leyenda pertenece al hogar natal de Panda Gris... debemos remontarnos a la antigua Bélgica... —se interrumpió, como si estuviera discutiendo consigo mismo. Aquello era elevar su nivel de estupidez y hacer el payaso a límites no explorados, pero así era él, idiota por naturaleza— ¡te dije que me mantuvieras en el anonimato!... ¡SSSSSilencio! —agitó la cola, e hizo un sonido lastimero— de acuerdo... prosiga Amo... . Bien, como iba diciendo debemos remontarnos a la antigua Bélgica, concretamente a la de 1978. Lucy era una niña de vuestra edad... —la cola se acercó a los más pequeños, danzando entre los presentes— a la que le encantaba jugar con muñecas. Uno de esos días fue al mercado y una anciana se acercó a ella, tendiéndole una envuelta en un trapo sucio, era un regalo, le susurró. Pues no pedía nada a cambio, la única regla era que debía peinarla y cortarle las uñas todos los días, o pasaría algo terrible. Lucy aceptó encantada y volvió a casa más contenta que una florecilla de verano pensando que aquella mujer de arrugado rostro solo quería ganarse unas risas al aprovecharse de su inocencia. Sin embargo y durante mucho tiempo Lucy obedeció sin pensarlo, y aseaba a la muñeca y le cortaba las uñas sin reparar en que no era normal que un objeto necesitase de esos cuidados. Por desgracia no fue así para siempre, la pequeña se fue haciendo mayor y un día olvidó la tarea. Al volver de la escuela el panorama era desolador, su madre yacía en el suelo de la cocina en medio de un charco de sangre y con heridas en el cuello, y su padre andaba muerto en la granja, pues decían los vecinos que su caballo se había vuelto loco y se había caído del sillín con un mal desenlace. En medio de todo el desastre Lucy encontró a la muñeca, sus uñas eran largas y afiladas y estaban cubiertas de sangre, sus tobillos estaban manchados de estiércol y barro.
De vez en cuando Tayron, o mejor dicho su cola tomaba una pausa.
—Nadie creyó su historia y la niña fue llevada a un orfanato pues no tenía a nadie con quién quedarse. Durante meses pudo olvidar su vida pasada, sintiéndose a salvo entre los muros fríos y húmedos del orfanato. Pero una noche todo cambió para siempre. La oscuridad era total y la niña solo podía escuchar los jadeos del resto de pequeños que dormían con ella en la habitación. Algo llamó a la puerta. "Lucy... déjame entrar" —Tayron imitó una voz fina, que en él sonaba bastante ridícula— el pomo de la puerta se giró... "Lucy... no tengas miedo solo quiero jugar contigo" Poco a poco iba escuchando sus pasos acercarse... "Lucy... ¿no éramos amigas?" —antes de acabar Tayron dejó unos momentos de silencio para crear suspense, recuperó su voz natural antes de girarse con un movimiento rápido y gritar— ¡¡¡LUCY DÉJAME MATARTE!!! —después se destornilló de risa sin poder a esperar la reacción de todos. El único motivo de montar toda la historia era el susto final de manera sonora pero no sabía si había terminado pasándose.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos
08/02/21, 11:00 pm
Rox se rió con ganas de las reacciones -y más concretamente de la de Milo- al son de las risas de Nime y Sinceridad, enseñando colmillos según volvía en sí. A modo de disculpas le dio un torpe y breve abrazo al chico, removiendo su pelo como si de un niño se tratase.
—¡Esa es la gracia, que el marido se acojone un poco por haber sido tan rata! —se sentó de nuevo, aún con la risilla en la garganta—. No me odies, es que eras la víctima perfecta.
Optó por un rol inocente apoyando su cabeza contra Milo, acurrucándose cual gato mientras le robaba palomitas y escuchaba al siguiente narrador, Eitne. Los peques le estaban sorprendiendo bastante con sus formas de narrar, pues aún con su edad y a su manera lo hacían muy bien. Por desgracia el relato resultó ser más deprimente que otra cosa, y para el final en vez de miedo lo que había en su rostro fue una expresión triste digna de un emoji.
—Ha sido bonita... a su manera. Y es verdad, la has contado súper bien Eitne.
Tay tomó el relevo. Ante su primera queja el cambiante respondió acorde: despatarrándose en su asiento con el mejor aspecto de “chúpame un pie, me la suda” posible, falseando sacarse un moco de la nariz para lazárselo después. En cuanto el belga se giró para dejar que el calcetín hablara se reincorporó lo justo para estar cómodo y no perder el glamour, conservando eso sí, el aparente desinterés. Tanto que aunque prestase atención a los ojillos del calcetín no se le quitó la cara de aburrimiento.
En realidad la historia estaba chula, pero el pique natural que tenía con el belga haría que no lo admitiese. Ante el obvio final pensaba acabar con un sonoro bostezo, estirando alas, cola, brazos y piernas, y así lo habría hecho de no ser por el berrido del chaval.
—¡Cooolega! —exclamó echando la cabeza para atrás en el puf, agarrando el brazo de Milo con los ojos bien abiertos—. ¡Grita más alto, que creo que en la bahía no te han oído! —cogió una palomita y se la lanzó a la cocorota—. ¡Básico, que eres un básico!
—¡Esa es la gracia, que el marido se acojone un poco por haber sido tan rata! —se sentó de nuevo, aún con la risilla en la garganta—. No me odies, es que eras la víctima perfecta.
Optó por un rol inocente apoyando su cabeza contra Milo, acurrucándose cual gato mientras le robaba palomitas y escuchaba al siguiente narrador, Eitne. Los peques le estaban sorprendiendo bastante con sus formas de narrar, pues aún con su edad y a su manera lo hacían muy bien. Por desgracia el relato resultó ser más deprimente que otra cosa, y para el final en vez de miedo lo que había en su rostro fue una expresión triste digna de un emoji.
—Ha sido bonita... a su manera. Y es verdad, la has contado súper bien Eitne.
Tay tomó el relevo. Ante su primera queja el cambiante respondió acorde: despatarrándose en su asiento con el mejor aspecto de “chúpame un pie, me la suda” posible, falseando sacarse un moco de la nariz para lazárselo después. En cuanto el belga se giró para dejar que el calcetín hablara se reincorporó lo justo para estar cómodo y no perder el glamour, conservando eso sí, el aparente desinterés. Tanto que aunque prestase atención a los ojillos del calcetín no se le quitó la cara de aburrimiento.
En realidad la historia estaba chula, pero el pique natural que tenía con el belga haría que no lo admitiese. Ante el obvio final pensaba acabar con un sonoro bostezo, estirando alas, cola, brazos y piernas, y así lo habría hecho de no ser por el berrido del chaval.
—¡Cooolega! —exclamó echando la cabeza para atrás en el puf, agarrando el brazo de Milo con los ojos bien abiertos—. ¡Grita más alto, que creo que en la bahía no te han oído! —cogió una palomita y se la lanzó a la cocorota—. ¡Básico, que eres un básico!
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Sede de los Taumaturgos
12/02/21, 04:09 am
Milo refunfuñó cuando Rox se metió con él, ignorando las risas que había provocado su reacción con gesto altanero mientras se revolvía bajo la mano del humano. No le hacía mucha gracia ser el blanco de las bromas en un momento como aquel, pero al final terminó ablandándose bajo el toque del cambiante y se arrebujó en su asiento mientras pasaba el brazo sobre los hombros del chico.
—No soy la víctima perfecta, solo la que más cerca tenías… —murmuró aún así, metiéndose un puñado de palomitas en la boca con un último resoplido mientras dirigía su atención hacia Eitne.
El relato del pequeño empezó muy bien, o al menos todo lo bien que puede empezar una historia de miedo, pero a medida que el daeliciano avanzaba en su narración el cuento comenzó a tener un tinte muy triste. Fue la propia bestia del crepúsculo la que se dio cuenta de ello, haciendo un mohín y quejándose de que solo estaba dando pena, pero a pesar de todo continuó hasta el final.
—Esos aldeanos eran unos desgraciados, si que se merecen que todos los monstruos de las otras historias vayan a por ellos —secundó tras las palabras de sus amigos, asintiendo con vehemencia después de las declaraciones de Sinceridad y de Rox—. Estas hecho todo un cuentacuentos, Eitne, y a pesar de que es triste en el fondo es una historia preciosa. —le alabó, dedicándole una sonrisa al león desde el otro lado del círculo de cojines.
En ese momento la roquense preguntó si habían planeado algo más, pero antes de poder responderle Tayron declaró que quería contar una última historia de miedo y el silencio se extendió de nuevo por la habitación. Milo había decidido abstenerse de relatar nada, pues el listón estaba bastante alto y lo cierto es que no tenía muchas ideas, pero aplaudió internamente la decisión del belga mientras prestaba atención. Cuando el lemur sacó a escena su cola-calcetín, sin embargo, una sonrisa divertida agrieto la cara de expectación del brujo. Aunque el relato era bueno no podía tomárselo en serio si el narrador era una marioneta que discutía con su dueño, y cuando llegó el gran final no pudo evitar soltar una carcajada a coro con la del exmacielero.
—Pero eso ha sido un respingo, ¿verdad? —le susurró al australiano con una sonrisa burlona cuando lanzó la palomita al peliverde, pinchándole el costado con suavidad en venganza por lo de antes.
El brujo se puso en pie de un salto, esquivando cualquier posible represalia de parte de su novio con elegancia mientras aumentaba un poco la iluminación de la sala con una suave palmada.
—¿Jugamos entonces a tinieblas? Lo digo porque como pase un rato más ahí sentado me va a entrar sueño… —comentó—. ¿Cuáles son las reglas exactamente? —preguntó. Tenía una idea aproximada, pero un buen repaso serviría para refrescar la memoria y para que los que no conocían el juego no estuvieran muy perdidos.
—No soy la víctima perfecta, solo la que más cerca tenías… —murmuró aún así, metiéndose un puñado de palomitas en la boca con un último resoplido mientras dirigía su atención hacia Eitne.
El relato del pequeño empezó muy bien, o al menos todo lo bien que puede empezar una historia de miedo, pero a medida que el daeliciano avanzaba en su narración el cuento comenzó a tener un tinte muy triste. Fue la propia bestia del crepúsculo la que se dio cuenta de ello, haciendo un mohín y quejándose de que solo estaba dando pena, pero a pesar de todo continuó hasta el final.
—Esos aldeanos eran unos desgraciados, si que se merecen que todos los monstruos de las otras historias vayan a por ellos —secundó tras las palabras de sus amigos, asintiendo con vehemencia después de las declaraciones de Sinceridad y de Rox—. Estas hecho todo un cuentacuentos, Eitne, y a pesar de que es triste en el fondo es una historia preciosa. —le alabó, dedicándole una sonrisa al león desde el otro lado del círculo de cojines.
En ese momento la roquense preguntó si habían planeado algo más, pero antes de poder responderle Tayron declaró que quería contar una última historia de miedo y el silencio se extendió de nuevo por la habitación. Milo había decidido abstenerse de relatar nada, pues el listón estaba bastante alto y lo cierto es que no tenía muchas ideas, pero aplaudió internamente la decisión del belga mientras prestaba atención. Cuando el lemur sacó a escena su cola-calcetín, sin embargo, una sonrisa divertida agrieto la cara de expectación del brujo. Aunque el relato era bueno no podía tomárselo en serio si el narrador era una marioneta que discutía con su dueño, y cuando llegó el gran final no pudo evitar soltar una carcajada a coro con la del exmacielero.
—Pero eso ha sido un respingo, ¿verdad? —le susurró al australiano con una sonrisa burlona cuando lanzó la palomita al peliverde, pinchándole el costado con suavidad en venganza por lo de antes.
El brujo se puso en pie de un salto, esquivando cualquier posible represalia de parte de su novio con elegancia mientras aumentaba un poco la iluminación de la sala con una suave palmada.
—¿Jugamos entonces a tinieblas? Lo digo porque como pase un rato más ahí sentado me va a entrar sueño… —comentó—. ¿Cuáles son las reglas exactamente? —preguntó. Tenía una idea aproximada, pero un buen repaso serviría para refrescar la memoria y para que los que no conocían el juego no estuvieran muy perdidos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos
15/02/21, 02:08 am
Eitne se había quedado con mal sabor de boca por culpa de su propio cuento. No era que le hubiera dado miedo, sino que sintió que no estaba a la altura de los que habían contado antes. Asintió con carita de pena a Adru, empatizando con la pobre Aldias, y por suerte su expresión se alegró enseguida, conforme sus amigos le decían que, aunque no había dado miedo, lo había hecho bien.
—Jo, gracias… —dijo el león con timidez a Sinceridad, Rox y Milo—. ¡Y sí! —se animó tras Nime y el resto—. Esos pueblerinos se merecen unos fantasmas vengativos, la verdad —dijo, inconsciente de que quizá estaba feo delante de Tayron.
Después vino la historia del propio Panda Gris, o bueno… ¿De la cola de Panda Gris? Al principio, al niño le estaba haciendo muchísima gracia ver a Tayron representando las desventuras de la pobre Lucy con su muñeca asesina, pero justo por eso, se llevó el mayor susto de todos. Tayron había conseguido que bajara la guardia antes del tremendo grito de lémur que pegó. El león semisólido dio un respingo, estiró la cola y los pelos de la melena se le erizaron a la vez que gritaba:
—¡Ay, joder! Digo… ¡Jolines! —Joder era una palabra muy fuerte para Eitne. O, más bien, muy fuerte como para que los mayores la oyeran salir de su boca.
Por suerte, después de aquel susto venía un nuevo juego de Halloween sugerido por Milo tras una pregunta de Sinceridad. Sin embargo, Eitne sabía poco de las tinieblas, a pesar de que ahora mismo algunas formaban parte de su cuerpo.
—Me suena que había que esconderse, pero no sé más... —reconoció.
E inmediatamente pensó que necesitaría ayuda de Guille para quitarse el disfraz, o lo iban a ver todos toditos a cinco kilómetros de distancia.
—Jo, gracias… —dijo el león con timidez a Sinceridad, Rox y Milo—. ¡Y sí! —se animó tras Nime y el resto—. Esos pueblerinos se merecen unos fantasmas vengativos, la verdad —dijo, inconsciente de que quizá estaba feo delante de Tayron.
Después vino la historia del propio Panda Gris, o bueno… ¿De la cola de Panda Gris? Al principio, al niño le estaba haciendo muchísima gracia ver a Tayron representando las desventuras de la pobre Lucy con su muñeca asesina, pero justo por eso, se llevó el mayor susto de todos. Tayron había conseguido que bajara la guardia antes del tremendo grito de lémur que pegó. El león semisólido dio un respingo, estiró la cola y los pelos de la melena se le erizaron a la vez que gritaba:
—¡Ay, joder! Digo… ¡Jolines! —Joder era una palabra muy fuerte para Eitne. O, más bien, muy fuerte como para que los mayores la oyeran salir de su boca.
Por suerte, después de aquel susto venía un nuevo juego de Halloween sugerido por Milo tras una pregunta de Sinceridad. Sin embargo, Eitne sabía poco de las tinieblas, a pesar de que ahora mismo algunas formaban parte de su cuerpo.
—Me suena que había que esconderse, pero no sé más... —reconoció.
E inmediatamente pensó que necesitaría ayuda de Guille para quitarse el disfraz, o lo iban a ver todos toditos a cinco kilómetros de distancia.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sede de los Taumaturgos
16/02/21, 10:51 pm
Neil mantuvo sus oídos fuertemente tapados con sus manos, pero incluso así el grito de Tayron pasó a través de esa barrera dandole un susto.
-¡Ah! -gritó sorprendido dando un respingo.
Durante unos instantes, el aurva pensó que su corazón iba a salirse de su pecho por el susto y quiso mirar con enfado al lémur, pero no pudo porque su risa se le contagió muy rápido y terminó riéndose también con todos.
Por suerte para el brujo, la historia de Tayron había sido la última y ya no tendría que volverse a tapar los oídos porque iban a pasar a jugar a las tinieblas, como habían sugerido anteriormente.
-Es esconderse a oscuras, o algo así, ¿no?
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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