Embajada de Libo

-Creo que más bien fue una decisión desesperada -respondió Mánia. No conocía detalles, pero había sido informada de la situación en general -No hubo debates porque no hubo tiempo.

El Consejo no era conocido precisamente por su dinamismo, así que si habían tomado una decisión tan drástica y repentina la situación debía ser realmente mala. En parte era una de las cosas que más había asustado a la bruja.

-Quiero creer que me informarán de ello, pero no creo que tuviera mucho que decir en cuanto a la decisión -Le avergonzaba reconocerlo, pero a pesar de cuánto había luchado para demostrarse de utilidad para el reino, Mánia no sentía que el Consejo la tuviese muy en cuenta, o al menos no tan en cuenta como a ella le hubiese gustado a esas alturas -Siento no poder decir nada para tranquilizarte, Karime. Tengo tanto miedo como tú. No sé qué ha ocurrido y no sé qué podría hacer si Libo corriese la misma suerte que Sinhdro.

Mánia estaba seca de lágrimas. La rabia y la impotencia podían más en ella que la tristeza. Sin embargo sus manos temblaban, tanto que por mucho que agarrase los bajos de su camisón Karime podría notarlo si estaba atenta.

-No, no -dijo apresuradamente-. Eso no me preocupa.

Mánia había deducido con razón que estaba inquieta por Libo, pero si bien sufriría el cierre del portal de su mundo natal, no era eso lo que le había hecho tener pesadillas.

-Quiero decir, sí, claro que sí, pero no es eso... -titubeó, nerviosa y un poco desesperada por hacerse entender-. Si te informaran de que van a cerrar Libo, me lo dirías, ¿verdad? ¿Antes de que lo cerraran? ¿Con el tiempo suficiente para hacer un viaje? -preguntó nerviosa, agarrando las manos de Mánia, sin percatarse en su estado del temblor de la otra libense, en un intento de que la bruja supiera lo que no estaba diciendo.

Mánia dejó que Karime le tomase las manos y las apretó de vuelta para detener el temblor. Vlad las había dejado a solas para darles intimidad, ya que sabía lo mucho que odiaba la bruja mostrarse vulnerable ante otras personas. Aun así sintió la necesidad de mirar a su alrededor con disimulo para comprobar que nadie las escuchaba. Frunció el ceño.

-¿Qué quieres hacer?

Solo había dos posibilidades: Que la loba quisiera ir en busca de Ilol antes de que se cerrase el portal, o que quisiera ir para quedarse en Libo para siempre. Ambas opciones requerían planificación y una coordinación milimétrica entre ambas.

-Dime qué necesitas y te lo conseguiré -le aseguró mirándola a los ojos con determinación. Tal vez con un buen plan, llegado el momento le resultaría más fácil tomar una decisión.

La seguridad y determinación de Mánia aliviaron un poco el alma de Karime, cuyos hombros se destensaron levemente, pero hasta que no oyera el "sí" de la bruja no creía que pudiera tranquilizarse del todo.

-Ilol -contestó como si eso explicara todo-. Necesito saber que, en el caso de que el portal entre Rocavarancolia y Libo fuera a cerrarse, me ayudarías a traer a mi hermano -explicó a continuación, más solemne de lo que probablemente había estado en su vida. Aunque luego se removió un poco nerviosa en el sitio-. Entendería si no estuvieras de acuerdo o algo, creo que podría hacerlo sola siempre que me avisaras con tiempo. Yo solo... Si de mi dependiera, ahora mismo iría al palacio de la ciudad, cogería a Ilol y nunca más tendría por qué volver, pero hay una razón muy clara por la que no puedo hacerlo si quiero que la alianza entre Rocavarancolia y Libo se mantenga libre de conflictos -siguió explicando volviendo a la solemnidad anterior, aunque divagando un poco-. No me malinterpretes, la alianza me hace feliz. Poder volver cuando quiera, con tantos honores sobre mi que puedo elegir entre ellos cuál restregarle por la cara a mi madre en cada momento, poder visitar a mi padre. ¡Puedo seguir manteniendo mi amistad con Lima sin muchos problemas! Es una suerte que la mayoría de nuestros compañeros no tienen y estoy agradecida por ello, pero eso no quita que, al igual que tú trajiste a Maher, yo no puedo traer al mío. Y no es que tenga planes de hacerlo, como ya he dicho, estoy bien con la situación actual, solo quiero estar segura de que, llegado el momento, podré mantenerlo a mi lado y no perderlo.

Karime hubiera preferido no hablar tanto y poner de esa manera sus inseguridades sobre la mesa, pero el tema le hacía sentir bastante vulnerable y necesitaba saber que Mánia le ayudaría en una situación como esta. La loba ni siquiera quería pensar en todo lo que perdería si el portal se cerrara algún día. Lima, su padre, la cultura, la comida, los lugares de su infancia, la academia,... Pero estaba segura que si algo o alguien había que la destrozaría si lo perdiera, eso era Ilol.

No sabía si la respuesta de Karime suponía un alivio para ella o no. En cierto modo era más fácil para su conciencia, le permitía aparcar a un lado muchos de sus temores.

-Habrá que planificarlo bien, pero podemos hacerlo -respondió. -Podemos empezar hoy mismo si quieres, todavía no tengo ninguna cita. Pero supongo que sabes el riesgo que implica…

Obviamente que lo sabía: si el plan salía mal, Karime se quedaría al otro lado, pero al menos de una forma o de otra estaría con su hermano. No podía decirse que su caso con Maher fuese el mismo, pues eso tenía más que ver con una necesidad egoísta de compensar a su hermano por tantos años de abandono que un genuino amor fraternal. Le permitió unos segundos para que asimilara la respuesta y para que tomase una decisión, y en esos segundos cayó en algo. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?

-Sabes… Cuando cosechan a los humanos nadie de la Tierra les recuerda…

¿Y si Karime no tuviese que esperar a una catástrofe hipotética para traer a Ilol? El robo de un andrógino de la corte real no podía perjudicar a la alianza si nadie recordaba la existencia de ese andrógino.

Karime ni siquiera había sido consciente de lo muy tensa que estaba y el peso que llevaba sobre sus hombros hasta que no oyó las palabras de Mánia y todo cayó al suelo. Verla tan decidida a ayudarla fue un bálsamo para su alma. El miedo a no poder llevar a cabo ese plan se disipó al momento. Con la ayuda de la bruja, no creía que nada pudiera fallar.

-Sí, pero Ilol vale cualquier riesgo -contestó con decisión y sin dudar ni un segundo, como si aquella fuera la única verdad en la que podía confiar en el universo.

Decidida a planificarlo desde ese mismo minuto, la loba comenzó a pensar en todo lo que tendrían que hacer y planificar para darle forma y vida a ese plan de contingencia, con los últimos retales de la pesadilla de aquella noche en la que perdía a su hermano para siempre se iban desvaneciendo ahogados por la emoción y la seguridad de que haría todo lo que estuviera en su mano para mantener a su hermano cerca. Tan ensimismada estaba en sus planes mentales, que las palabras de Mánia tardaron en calar e su cabeza.

-Ilol no puede ser cosechado -dijo de forma casi ausente, pensando que sus oídos la habían traicionado y la libense no estaba insinuando lo que ella creía-. No tiene esencia y, aunque la tuviera, ya ha estado en contacto con el ciclo de la luna en varias ocasiones, no podría llevar una transformación a término. Siempre he sospechado que podría tener magia. Desde luego, tiene el potencial con la debida educación, pero no lo suficiente como para serle de interés al Consejo.

Karime era consciente de que había comenzado a divagar sobre sus ideas y teorías respecto a la esencia de Ilol o su posible magia, incapaz de permitir que la esperanza floreciera en su mente, aterrada ante la posibilidad de rozar la simple idea con los dedos para que se la arrebataran al momento.

Mánia soltó las manos de Karime y se llevó los dedos a los labios, pensativa. No, la solución era mucho más sencilla de lo que había pensado en un principio.

-Ilol no tiene esencia, pero eso solo lo sabemos nosotras, ¿verdad? -Sonrió para sí, luego se echó a reir -¡Karime, todo este agobio para nada! Nadie en Libo sabe quien tiene o no esencia, solo en Rocavarancolia tenemos los medios para saberlo. Puedo llevarme a Ilol en la siguiente cosecha si tú me lo pides y no pasará nada. Al Consejo le dará igual, no despierta ninguna sospecha.

De pronto se le había olvidado la posibilidad de que el portal de Libo se cerrase y todos sus conflictos internos.

Cuando Mánia soltó las manos de Karime estas quedaron suspendidas en el aire hasta que la bruja habló, que cayeron como un peso muerto a la vez que los ojos de la loba se abrían como platos. Durante un minuto completo, con la boca abierta y la mirada fija en Mánia, la mente de Karime funcionó a toda velocidad saltando entre varios pensamientos, ideas y posibilidades, no queriendo creer del todo las palabras de la bruja, pero ya aferrada a ellas inconscientemente.

-¿Estás segura de que al Consejo le dará igual si fingimos que Ilol tiene esencia? -preguntó con nerviosismo e incredulidad, deseando con todo su ser que así fuera-. La Reina Madre no tiene por qué saber si Ilol tiene o no esencia y no puede negarse si Rocavarancolia lo reclama. Y, cuando la criba termine... -Karime había comenzado a divagar de nuevo, con mil pensamientos amontonados en su cerebro-. Cuando la criba termine, podemos montar una pantomima. ¡Él puede volver a representar ser un libense transformado más! ¡Fingir su gloriosa vuelta! Podemos anclar algunos hechizos en él y que los suelte cuando necesite hacer el paripé de "oh, sí, mira, ahora soy mágico". De hecho, si mi teoría es correcta, ni siquiera necesitará anclarse hechizos, porque realmente creo que tiene alguna capacidad mágica y nadie en Libo tiene por qué saber si su nivel de magia llega o no al de un transformado con magia -. La licántropa se calló abruptamente en mitad de su divagación, volvió a mirar fijamente a Mánia con los ojos un poco humedecidos de la emoción y susurró como si decir aquello a un volumen más alto fuera a hacer que desapareciera-. Ilol puede venir a Rocavarancolia para quedarse. Podemos traerlo y que no tenga que volver.

El ataque de risa de la bruja parecía no querer irse. Mánia estaba contagiada del entusiasmo de Karime y encantada por la idea de tener a uno de sus mejores amigos permanentemente en la ciudad. También le hacía gracia la perspectiva de engañar de esa manera a la realeza de Libo. No es como si no los tuviesen metidos ya en un gran engaño, pero algo a nivel más personal y menos oficial se sentía como una travesura.

-Ilol ya tiene una habitación en mi palacete, puede quedarse aquí sin problema -ofreció.

Imaginaba que sería un gran cambio para Ilol renunciar al lujo del palacio real, pero esperaba que fuera muchísimo menos traumático de lo que fue para ella. Al fin y al cabo no iba a tener que pasar realmente por la criba.

-Dudo seriamente que al Consejo le importe, no rompemos ninguna de las leyes de secretismo actuales, pero por si acaso enviaré una misiva para preguntar.

Llamó a Vlad para que le llevase papel, tinta y su estirge mensajera, y de paso más comida y bebida para celebrarlo. Les esperaba una jornada emocionante planificando la cosecha falsa y durante una mañana por lo menos, la angustia sobre el futuro de Rocavarancolia quedó apartada a un lado.