Torreón Maciel (Archivo VIII)
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Rocavarancolia Rol
Lumichen
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alpeca
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Bellota
Alicia
Dal
Neith2
Aes
Naeryan
Lops
Jack
20 participantes
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
07/03/16, 11:12 pm
Sakrilt tenía muy claras sus prioridades al llegar al torreón: soltar donde primero viera el par de sábanas que cargaba —sin contar la que llevaba a modo de túnica cutre salchichera— y tirarse al sofá que vio el día anterior a descansar. No es que el trayecto desde las mazmorras hubiera sido duro ni nada: era puro cansancio acumulado, incomodidad que a lo largo de los días se elevaba exponencialmente y la dejaba con ganas de no hacer absolutamente nada de provecho —aunque de eso tiene siempre—.
Y de tal forma procedió en cuanto entró al Torreón Maciel. Estaba incluso de buen humor, pero rápidamente se le pasó al oír lo que comentaban el resto. Joder, si a ella se la pelaban limpiezas, escobas y «su puta madre en patera», que diría resumiendo todo su estado. «¿Es que no se cansan los monacos estos? Joder. Yo ya limpiaré otro día…». No le deis mucho crédito a este último pensamiento.
Mientras el resto seguía con su perorata sobre limpieza, con la idea de querer pasar desapercibida, se tiró encima del sofá sin decir ni una palabra, pies incluidos. Sí, está claro que la discreción no es su fuerte.
Y de tal forma procedió en cuanto entró al Torreón Maciel. Estaba incluso de buen humor, pero rápidamente se le pasó al oír lo que comentaban el resto. Joder, si a ella se la pelaban limpiezas, escobas y «su puta madre en patera», que diría resumiendo todo su estado. «¿Es que no se cansan los monacos estos? Joder. Yo ya limpiaré otro día…». No le deis mucho crédito a este último pensamiento.
Mientras el resto seguía con su perorata sobre limpieza, con la idea de querer pasar desapercibida, se tiró encima del sofá sin decir ni una palabra, pies incluidos. Sí, está claro que la discreción no es su fuerte.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
08/03/16, 08:29 pm
Siete esperaba tardar unas cuantas horas, pero lo cierto es que, acostumbrado a los campamentos temporales y no a los edificios de piedra, no sabía estimar la cantidad de trabajo que daban. Eso dijo, con toda sinceridad, cuando salió el tema.
Estuvo pronto dedicado a tareas de limpieza, no sin buena disposición pero aparentemente, no satisfaciendo las necesidades de otros. Incluso aunque no se lo dijeran, lo leía en su postura, en la forma de mirar algo que estaba a punto de dejar atrás. Se ofreció a cocinar.
- Tampoco se vuestros gustos, pero es más probable que quedeis satisfechos. Cuando pueda ver como quereis cada cosa, sabré imitarla en otra ocasión.
Ahora tenía material y espacio con el que trabajar. Siete tenía preferencia natural por el pescado. Olió con cuidado las especias para mezclar mentalmente los sabores y se puso manos a la obra después de mojarse las manos. Contó mentalmente el número de personas antes de separar ingredientes y estar seguro de que cubrirían las necesidades. Cantó una canción infantil mientras lo hacía, adaptando como podía la nueva letra. Las silabas le sorprendían siendo muy largas o muy cortas de pronto. Estaba de buen humor, y se veía perfectamente en la forma que entonaba. El nuevo comienzo le daba esperanza. Pescado, verdura, pan caliente y queso cortado estaban en la mesa al mediodía.
Estuvo pronto dedicado a tareas de limpieza, no sin buena disposición pero aparentemente, no satisfaciendo las necesidades de otros. Incluso aunque no se lo dijeran, lo leía en su postura, en la forma de mirar algo que estaba a punto de dejar atrás. Se ofreció a cocinar.
- Tampoco se vuestros gustos, pero es más probable que quedeis satisfechos. Cuando pueda ver como quereis cada cosa, sabré imitarla en otra ocasión.
Ahora tenía material y espacio con el que trabajar. Siete tenía preferencia natural por el pescado. Olió con cuidado las especias para mezclar mentalmente los sabores y se puso manos a la obra después de mojarse las manos. Contó mentalmente el número de personas antes de separar ingredientes y estar seguro de que cubrirían las necesidades. Cantó una canción infantil mientras lo hacía, adaptando como podía la nueva letra. Las silabas le sorprendían siendo muy largas o muy cortas de pronto. Estaba de buen humor, y se veía perfectamente en la forma que entonaba. El nuevo comienzo le daba esperanza. Pescado, verdura, pan caliente y queso cortado estaban en la mesa al mediodía.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
09/03/16, 07:45 pm
-Hay hueso de sobra allí como para hacer cuarenta peines, cuando nos mudemos y limpiemos te enseñaré a tallar en hueso. -Contestó a Dafne.
Una vez todo aclarado se fue a descansar mientras le enseñaba a Dafne como ir haciendo un peine con madera.
Ya había pasado bastante tiempo desde la última vez que había hecho nada y a la hora de dormir últimamente estaba que se subía por las paredes así que esa noche decidió dormir solo. Aunque no fuera mucho, le ayudaría a calmarse.
No pudo evitar fijarse en el comportamiento de su hermano hacia Mon, quizás para los demás seguía siendo simplemente un chico alegre, pero él lo notaba más feliz y sobre todo, más dispuesto a hacer cosas. No le quedo ninguna duda cuando después de dejar sus cosas y la comida a mano montaron el numerito del jabón. <<Espero que no le rompa el corazón, igual debería hablar con ella más tarde. Después de todo, él ya está en esa edad...>> Aunque de todas maneras se alegraba de que su hermano fuese más activo. Se fue abajo y subió el puente levadizo para que nada pudiera entrar y pudieran estar más relajados.
Todo necesitaba una limpieza, en especial el patio por lo que su sentido de "hay que trabajar duro" se activó y se puso manos a la obra sin falta, con un cubo de agua y un trapo se dispuso a hacerlo cuando vio a Sak vagueando. Mojo otro trapo, lo escurrió y se lo puso encima.
-A trabajar. -Su hermano podría reconocer aquella cara enfadada y aquella pequeña frase a la perfección. No aceptaba ninguna excusa en esta situación, no tener escobas no daba baza a ser menos productivos.
Empezó a limpiar el patio sin tapujos, con velocidad y eficacia, eliminando cagadas y polvo como si su vida dependiese de ello con la intención de acabar lo más pronto posible y continuar en donde hiciera falta, siempre dispuesto a trabajar algo más.
-Siempre que hagas lo que sea, procura hacerlo lo más perfecto posible en el menor tiempo que puedas. -Decía para si, recordando las enseñanzas de su abuelo.
Una vez todo aclarado se fue a descansar mientras le enseñaba a Dafne como ir haciendo un peine con madera.
Ya había pasado bastante tiempo desde la última vez que había hecho nada y a la hora de dormir últimamente estaba que se subía por las paredes así que esa noche decidió dormir solo. Aunque no fuera mucho, le ayudaría a calmarse.
No pudo evitar fijarse en el comportamiento de su hermano hacia Mon, quizás para los demás seguía siendo simplemente un chico alegre, pero él lo notaba más feliz y sobre todo, más dispuesto a hacer cosas. No le quedo ninguna duda cuando después de dejar sus cosas y la comida a mano montaron el numerito del jabón. <<Espero que no le rompa el corazón, igual debería hablar con ella más tarde. Después de todo, él ya está en esa edad...>> Aunque de todas maneras se alegraba de que su hermano fuese más activo. Se fue abajo y subió el puente levadizo para que nada pudiera entrar y pudieran estar más relajados.
Todo necesitaba una limpieza, en especial el patio por lo que su sentido de "hay que trabajar duro" se activó y se puso manos a la obra sin falta, con un cubo de agua y un trapo se dispuso a hacerlo cuando vio a Sak vagueando. Mojo otro trapo, lo escurrió y se lo puso encima.
-A trabajar. -Su hermano podría reconocer aquella cara enfadada y aquella pequeña frase a la perfección. No aceptaba ninguna excusa en esta situación, no tener escobas no daba baza a ser menos productivos.
Empezó a limpiar el patio sin tapujos, con velocidad y eficacia, eliminando cagadas y polvo como si su vida dependiese de ello con la intención de acabar lo más pronto posible y continuar en donde hiciera falta, siempre dispuesto a trabajar algo más.
-Siempre que hagas lo que sea, procura hacerlo lo más perfecto posible en el menor tiempo que puedas. -Decía para si, recordando las enseñanzas de su abuelo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
09/03/16, 10:57 pm
Lo del nuevo que había despertado fue muy raro. Antes habría esperado que las ratas de fuego les hubieran invadido el refugio a que uno de los inconscientes hubiera resucitado... ¿Porque cómo podían estar dormidos tanto tiempo sin comer? ¿Acaso esa gente tan extraña podía hibernar? No parecían tener muchas reservas así que la roquense lo dudaba, la verdad, pero algo se le escapaba. No le dio muchas vueltas y tan solo se dedicó a recoger lo necesario para el torreón después de haberse presentado.
El retorno al torreón... también fue curioso. Se armó un revuelo por limpiar que no entendía. Vale que necesitase pasar un par de veces unas ramitas y quitar telarañas y demás, pero nada urgente precisamente. O eso pensaba ella. Por eso se los quedó mirando mientras preguntaban y buscaban "escobas", que pronto vio qué eran: versiones más... hum... <<Eso es de sureños. Malditos sedentarios. Con lo fácil que es cortar unas ramitas y coger un poco de agua. ¿Y cuando no limpian, qué hacen con esa "escoba"? ¿Tenerla abandonada? Tss>> Estaba de broma, claro, le hacía gracia el asunto. No es que hubiera árboles cerca del torreón, así que aquellas cosas eran útiles y a las malas se podrían usar para espantar a los pajarracos de arriba.
se encogió de hombros y optó por la planta de abajo.
—Yo me encargo de la armería —informó antes de bajar.
Las armas y armaduras estaban cubiertas de polvo, telarañas, y algún que otro insecto (que se vio tentada a usar de aperitivo, pero la desconfianza le hizo descartarlos) había hecho de ellas su hogar, así que se armó con un trapo y un cuenco con agua y bajó. Así, de paso, empezaría a familiarizarse con todo lo que allí había. Que, por cierto, no sabía qué diantre eran las cosas que había en la armería, pero era obvio que todo estaba hecho para pelear o defenderse. Acostumbrada a cuchillos de piedra y lanzas de madera, aquel montón de armas era una maravilla, aún polvorientas. Empezó por lo que mejor conocía, aquellas alargadas y rematadas en punta afilada que recordaban a sus lanzas, o los cuchillos. Le habían dicho que aquel material duro y frío era metal, algo que salía de las piedras. No había entendido mucho de la explicación, suficiente tenía con la maravilla que cada objeto representaba. <<Menos mal que el Coro no está tan avanzado... si tuvieran cosas de estas nos habrían exterminado ya. Pero si me puedo llevar algunas a la vuelta... O si alguien sabe cómo fabricar ese metal tan raro...>> La pega es que no sabía cuándo volvería, así que lo dejó aparte.
Lanzas, cuchillos... Luego pasó a lo que habían llamado "espadas". Después de limpiar cada cosa, las cogía e intentaba figurarse cómo funcionarían según la forma y el peso, con extremo cuidado, obviamente. No estaban mal de peso, eran manejables y si alguno sabía usarlas creía que aprendería rápido. Finalmente, cuando acababa de limpiar y manipular cada una, las dejaba con las que más se le parecían: había decidido ordenar la armería según las semejanzas entre las armas y dejar las armaduras en otro sitio. Sobre esas... no veía cómo volar con aquellas piezas y placas de metal. Demasiado peso. Tampoco se veía volando si tenía que cargar con escudos y armas... Y no sacrificaría el vuelo a la hora de cazar, o al menos no pensaba hacerlo de momento.
Si alguien bajaba, la encontraría o bien pasando trapos por las hojas de metal o probando el peso, pero siempre tarareando alguna canción roquense. O incluso tamborileando en un escudo con varios cuchillos cuando descubrió que ese metal sonaba bien... Es más, allí había material de percusión de sobra para tocar algo, así que acabó vestida con algunas piezas de protecciones de cuero, varios cintos por el cuerpo (sin armas) y golpeando algún cuchillo contra algún escudo con remaches mientras bailoteaba y cantaba. No podía ver armas y no recordar los bailes alrededor de las hogueras cuando salían a cazar. Perder una oportunidad como aquella sí que era herejía, no las estupideces del Coro.
El retorno al torreón... también fue curioso. Se armó un revuelo por limpiar que no entendía. Vale que necesitase pasar un par de veces unas ramitas y quitar telarañas y demás, pero nada urgente precisamente. O eso pensaba ella. Por eso se los quedó mirando mientras preguntaban y buscaban "escobas", que pronto vio qué eran: versiones más... hum... <<Eso es de sureños. Malditos sedentarios. Con lo fácil que es cortar unas ramitas y coger un poco de agua. ¿Y cuando no limpian, qué hacen con esa "escoba"? ¿Tenerla abandonada? Tss>> Estaba de broma, claro, le hacía gracia el asunto. No es que hubiera árboles cerca del torreón, así que aquellas cosas eran útiles y a las malas se podrían usar para espantar a los pajarracos de arriba.
se encogió de hombros y optó por la planta de abajo.
—Yo me encargo de la armería —informó antes de bajar.
Las armas y armaduras estaban cubiertas de polvo, telarañas, y algún que otro insecto (que se vio tentada a usar de aperitivo, pero la desconfianza le hizo descartarlos) había hecho de ellas su hogar, así que se armó con un trapo y un cuenco con agua y bajó. Así, de paso, empezaría a familiarizarse con todo lo que allí había. Que, por cierto, no sabía qué diantre eran las cosas que había en la armería, pero era obvio que todo estaba hecho para pelear o defenderse. Acostumbrada a cuchillos de piedra y lanzas de madera, aquel montón de armas era una maravilla, aún polvorientas. Empezó por lo que mejor conocía, aquellas alargadas y rematadas en punta afilada que recordaban a sus lanzas, o los cuchillos. Le habían dicho que aquel material duro y frío era metal, algo que salía de las piedras. No había entendido mucho de la explicación, suficiente tenía con la maravilla que cada objeto representaba. <<Menos mal que el Coro no está tan avanzado... si tuvieran cosas de estas nos habrían exterminado ya. Pero si me puedo llevar algunas a la vuelta... O si alguien sabe cómo fabricar ese metal tan raro...>> La pega es que no sabía cuándo volvería, así que lo dejó aparte.
Lanzas, cuchillos... Luego pasó a lo que habían llamado "espadas". Después de limpiar cada cosa, las cogía e intentaba figurarse cómo funcionarían según la forma y el peso, con extremo cuidado, obviamente. No estaban mal de peso, eran manejables y si alguno sabía usarlas creía que aprendería rápido. Finalmente, cuando acababa de limpiar y manipular cada una, las dejaba con las que más se le parecían: había decidido ordenar la armería según las semejanzas entre las armas y dejar las armaduras en otro sitio. Sobre esas... no veía cómo volar con aquellas piezas y placas de metal. Demasiado peso. Tampoco se veía volando si tenía que cargar con escudos y armas... Y no sacrificaría el vuelo a la hora de cazar, o al menos no pensaba hacerlo de momento.
Si alguien bajaba, la encontraría o bien pasando trapos por las hojas de metal o probando el peso, pero siempre tarareando alguna canción roquense. O incluso tamborileando en un escudo con varios cuchillos cuando descubrió que ese metal sonaba bien... Es más, allí había material de percusión de sobra para tocar algo, así que acabó vestida con algunas piezas de protecciones de cuero, varios cintos por el cuerpo (sin armas) y golpeando algún cuchillo contra algún escudo con remaches mientras bailoteaba y cantaba. No podía ver armas y no recordar los bailes alrededor de las hogueras cuando salían a cazar. Perder una oportunidad como aquella sí que era herejía, no las estupideces del Coro.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/03/16, 12:56 am
Entrecerró los ojos, mirándolas de forma fija como si éstas le hubieran ofendido personalmente, una vez Eriel les señaló las marcas ennegrecidas del techo como inarreglables. “Ya veremos.”
—Desde luego—contestó a Mónica, mirando de reojo la cacareada pastilla con curiosidad. Tenía que ser muy buen agente limpiador si tanto bombo le estaba dando. No ató cabos en ese momento de que probablemente estaba sobrestimando su capacidad. Estaba acostumbrado a usar aerosoles, o hechizos, o pequeñas pastillas de magia concentrada que permitían limpiar un área grande en cuestión de segundos con una cantidad mínima.
Hallaron todo el material que necesitaban, por rudimentario que fuera, y al volver con lo que podía cargar de éste en mano Sox asintió ante la resolución de Siete. Podía ser productivo limpiar la cocina antes, sobre todo si aquel proceso iba a tardar más de un día; podía haber toda clase de gérmenes de comida vieja anidando ahí. El carabés ya llevaba, sin embargo, desde el primer día reprimiendo el impulso de querer quemar hasta los cimientos cualquier posible foco de infección (e incorrección, en general). El que la torre leprosa y las estirges siguieran ahí intactos era prueba de ello.
Subió las escaleras en dirección al dormitorio, que le pareció uno de los objetivos más prioritarios. Independientemente de si allí se había puesto alguien más se remangaría y se pondría a ello, dividiéndose el espacio con el compañero de turno si hacía falta para cubrirlo en menos tiempo.
Descubrió enseguida que limpiar a mano era una tarea ingrata que requería un tiempo y energías indecentes para el poco resultado que se obtenía. Aún así Sox se dedicó a ello de la forma concienzuda que le caracterizaba: si no estaba seguro de si algo estaba completamete bien, lo repasaba de nuevo. Barrer. Luego fregar con el agua del pozo y una fregona que improvisó enganchando un palo de prácticas de la armería a una sábana enrollada de las mazmorras. Luego un repaso con un trapo donde hubiera quedado algo. También le dio un repaso a las paredes e incluso al techo. Mirada crítica. Repetir si quedaba alguna mancha. Si tenía alguna duda sobre cuál era el método más eficiente para algo le preguntaba a Mónica, que parecía igual de entregada a su tarea.
Cuando estuvo moderadamente satisfecho con el resultado reunió toda la ropa de cama que le cupo en los brazos y la bajó al salón, de camino a llevarla al patio para airearla y comprobar si alguna necesitaba pasar por una limpieza exprés. En realidad estaba buscando una excusa para pasarlas todas por agua también.
—Hay ropa en baúles en el dormitorio —anunció a sus compañeros en cuanto dejó su carga en el sofá. Siete había cocinado algo y Sox se acercó para picotear. Se hizo un bocadillo con la selección que había hecho el idrino para poder terminarlo rápido—. ¿Pretendes asignarte la tarea de cocinar permanentemente? —le preguntó. Si era así era bueno saberlo para descontarle otras tareas en el futuro.
Aquello le hizo pensar. Ahora que tenían un lugar más permanente de residencia, y conocían mejor su entorno, ¿no iba a tener lugar ninguna clase de reparto? Sox necesitaba horarios y directrices para sentirse cómodo. Los demás, en cambio, parecían felices viviendo en el caos.
En días pasados los demás ya habrían podido darse cuenta de las costumbres de los carabeses al respecto de comer. El rubio comió en un tiempo récord y solo se había parado a hacerlo para conversar con Siete a la vez; si no habría continuado con su lista mental de tareas.
Hizo una parada por la armería para buscar cuerda que usar para tender, con el correspondiente saludo a Since y el preguntarle cómo le iba con la tarea. Una vez en el patio silbó de forma penetrante para no tener que buscar y preguntar a cada uno por separado.
—¿Alguien desocupado? Esto se tiende más rápido entre dos.
—Desde luego—contestó a Mónica, mirando de reojo la cacareada pastilla con curiosidad. Tenía que ser muy buen agente limpiador si tanto bombo le estaba dando. No ató cabos en ese momento de que probablemente estaba sobrestimando su capacidad. Estaba acostumbrado a usar aerosoles, o hechizos, o pequeñas pastillas de magia concentrada que permitían limpiar un área grande en cuestión de segundos con una cantidad mínima.
Hallaron todo el material que necesitaban, por rudimentario que fuera, y al volver con lo que podía cargar de éste en mano Sox asintió ante la resolución de Siete. Podía ser productivo limpiar la cocina antes, sobre todo si aquel proceso iba a tardar más de un día; podía haber toda clase de gérmenes de comida vieja anidando ahí. El carabés ya llevaba, sin embargo, desde el primer día reprimiendo el impulso de querer quemar hasta los cimientos cualquier posible foco de infección (e incorrección, en general). El que la torre leprosa y las estirges siguieran ahí intactos era prueba de ello.
Subió las escaleras en dirección al dormitorio, que le pareció uno de los objetivos más prioritarios. Independientemente de si allí se había puesto alguien más se remangaría y se pondría a ello, dividiéndose el espacio con el compañero de turno si hacía falta para cubrirlo en menos tiempo.
Descubrió enseguida que limpiar a mano era una tarea ingrata que requería un tiempo y energías indecentes para el poco resultado que se obtenía. Aún así Sox se dedicó a ello de la forma concienzuda que le caracterizaba: si no estaba seguro de si algo estaba completamete bien, lo repasaba de nuevo. Barrer. Luego fregar con el agua del pozo y una fregona que improvisó enganchando un palo de prácticas de la armería a una sábana enrollada de las mazmorras. Luego un repaso con un trapo donde hubiera quedado algo. También le dio un repaso a las paredes e incluso al techo. Mirada crítica. Repetir si quedaba alguna mancha. Si tenía alguna duda sobre cuál era el método más eficiente para algo le preguntaba a Mónica, que parecía igual de entregada a su tarea.
Cuando estuvo moderadamente satisfecho con el resultado reunió toda la ropa de cama que le cupo en los brazos y la bajó al salón, de camino a llevarla al patio para airearla y comprobar si alguna necesitaba pasar por una limpieza exprés. En realidad estaba buscando una excusa para pasarlas todas por agua también.
—Hay ropa en baúles en el dormitorio —anunció a sus compañeros en cuanto dejó su carga en el sofá. Siete había cocinado algo y Sox se acercó para picotear. Se hizo un bocadillo con la selección que había hecho el idrino para poder terminarlo rápido—. ¿Pretendes asignarte la tarea de cocinar permanentemente? —le preguntó. Si era así era bueno saberlo para descontarle otras tareas en el futuro.
Aquello le hizo pensar. Ahora que tenían un lugar más permanente de residencia, y conocían mejor su entorno, ¿no iba a tener lugar ninguna clase de reparto? Sox necesitaba horarios y directrices para sentirse cómodo. Los demás, en cambio, parecían felices viviendo en el caos.
En días pasados los demás ya habrían podido darse cuenta de las costumbres de los carabeses al respecto de comer. El rubio comió en un tiempo récord y solo se había parado a hacerlo para conversar con Siete a la vez; si no habría continuado con su lista mental de tareas.
Hizo una parada por la armería para buscar cuerda que usar para tender, con el correspondiente saludo a Since y el preguntarle cómo le iba con la tarea. Una vez en el patio silbó de forma penetrante para no tener que buscar y preguntar a cada uno por separado.
—¿Alguien desocupado? Esto se tiende más rápido entre dos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
13/03/16, 03:16 pm
Con alegría Tayron siguió el ritmo del grupo hasta llegar al torreón, la ilusión que tenía por continuar la cosecha en ese refugio era enorme y no podía estar más agradecido por haberlo encontrado. Pensaba que mantenerlo se convertía en un objetivo común, y especialmente él se esforzaría para hacer que aquello funcionara.
Por eso aunque le fastidió tener que hacerlo se vio obligado a limpiar, era cierto que tenía por costumbre darle un repaso al bar constantemente cuando sus abuelos se lo pedían y no era un chico desordenado, pero el hecho de limpiar lo trasladaba a su trabajo y no a la diversión como era Rocavarancolia, así que se haría a la idea de que su aventura era la aventura de mucha más gente, y aunque opinaba que la limpieza podía posponerse y sustituirla por un buen descanso se pondría manos a la obra.
Cuando llegó inspiró con fuerza y dejó las sábanas que algunos traían consigo de las mazmorras a un lado, empezó subiendo a los dormitorios en silencio y decidió darle un poco al suelo con agua, las sabanas estaban sucias y olía a humedad así que las paredes se llevaron también su parte. No le costó demasiado hacer un par de cosas más e incluso le cogió el gustillo una vez tomó el ritmo para hacerlo todo rápido pero con eficacia. No se cruzó con nadie pero sí que escuchó a el silbido que Sox profirió desde su situación y la noticia de que había ropa en los baúles.
-¡Estupendo!, dudo que haya de mi gusto pero siempre puedo acostumbrarme- dijo al tiempo que se fijaba en la idea del carabés, esbozó una mueca cuando clasificó esa tarea como aburrida, prefería cosas que requiriesen más fuerza o energía, como limpiar el suelo a lo bruto con dos paños, tender era...en otras palabras un asco, pero aún así y sin saber por qué se decantó por ayudarle.- yo me apunto, aunque no te prometo nada fuera de lo común- y era cierto puesto que aunque el belga era un chico independiente que sabía cuidar de sí mismo y mantener un sitio en condiciones las tareas que en su casa le eran asignadas se centraban en su fuerza, descargando cajas o desplegando mesas, tender o lavar por simple que fuese era cosa de su abuela.
Por eso aunque le fastidió tener que hacerlo se vio obligado a limpiar, era cierto que tenía por costumbre darle un repaso al bar constantemente cuando sus abuelos se lo pedían y no era un chico desordenado, pero el hecho de limpiar lo trasladaba a su trabajo y no a la diversión como era Rocavarancolia, así que se haría a la idea de que su aventura era la aventura de mucha más gente, y aunque opinaba que la limpieza podía posponerse y sustituirla por un buen descanso se pondría manos a la obra.
Cuando llegó inspiró con fuerza y dejó las sábanas que algunos traían consigo de las mazmorras a un lado, empezó subiendo a los dormitorios en silencio y decidió darle un poco al suelo con agua, las sabanas estaban sucias y olía a humedad así que las paredes se llevaron también su parte. No le costó demasiado hacer un par de cosas más e incluso le cogió el gustillo una vez tomó el ritmo para hacerlo todo rápido pero con eficacia. No se cruzó con nadie pero sí que escuchó a el silbido que Sox profirió desde su situación y la noticia de que había ropa en los baúles.
-¡Estupendo!, dudo que haya de mi gusto pero siempre puedo acostumbrarme- dijo al tiempo que se fijaba en la idea del carabés, esbozó una mueca cuando clasificó esa tarea como aburrida, prefería cosas que requiriesen más fuerza o energía, como limpiar el suelo a lo bruto con dos paños, tender era...en otras palabras un asco, pero aún así y sin saber por qué se decantó por ayudarle.- yo me apunto, aunque no te prometo nada fuera de lo común- y era cierto puesto que aunque el belga era un chico independiente que sabía cuidar de sí mismo y mantener un sitio en condiciones las tareas que en su casa le eran asignadas se centraban en su fuerza, descargando cajas o desplegando mesas, tender o lavar por simple que fuese era cosa de su abuela.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Re: Torreón Maciel
13/03/16, 09:17 pm
Al fin se encaminaron al lugar del que todos habían hablado, Dafne en esos momentos se encontraba expectante, deseando llegar a ese nuevo lugar, ya que sería el segundo edificio que había pisado en todo lo que llevaba en Rocavarancolia.
La noruega asintió felizmente cuando el nublino le informó que en el nuevo torreón había huesos que podrían servirle para hacer peines, y así fue en cuanto llegaron se pusieron manos a la obra.
Aquel lugar daba sensaciones de buscar aventuras, era más grande y había más habitaciones para cada uno. Lo malo sería que tuviesen que limpiar de nuevo, recordó todo lo que había hecho allí en las mazmorras para dejarlo todo reluciente por lo que en ese nuevo aposento el trabajo sería doble.
-Oh me encanta este lugar Tay, tenías razón-Dijo a su compañero mientras lo agarraba del brazo y miraba de un lado a otro observándolo todo.
Después se acercó a Sox y se quedó observando al baúl donde él estaba, el cual tenía diversas cosas, desde algunas prendas hasta armas bastante apañadas.
-Esto esta súper bien, al menos hay más cosas que en las mazmorras, y también por lo que parece es un lugar seguro-Afirmó la noruega mientras permanecía al lado del carabés.
Cuando algunos de sus compañeros dejaron las sábanas que traían de las mazmorras a un lado a la chica se le ocurrió que estaría bien ir preparando las camas, para que a la hora de dormir estuviesen todas bien puestas.
-¡Eh chicos!, que os parece... si alguno de vosotros me ayuda a hacer las camas .-Cuestionó mientras esperaba la aprobación de alguien
La noruega asintió felizmente cuando el nublino le informó que en el nuevo torreón había huesos que podrían servirle para hacer peines, y así fue en cuanto llegaron se pusieron manos a la obra.
Aquel lugar daba sensaciones de buscar aventuras, era más grande y había más habitaciones para cada uno. Lo malo sería que tuviesen que limpiar de nuevo, recordó todo lo que había hecho allí en las mazmorras para dejarlo todo reluciente por lo que en ese nuevo aposento el trabajo sería doble.
-Oh me encanta este lugar Tay, tenías razón-Dijo a su compañero mientras lo agarraba del brazo y miraba de un lado a otro observándolo todo.
Después se acercó a Sox y se quedó observando al baúl donde él estaba, el cual tenía diversas cosas, desde algunas prendas hasta armas bastante apañadas.
-Esto esta súper bien, al menos hay más cosas que en las mazmorras, y también por lo que parece es un lugar seguro-Afirmó la noruega mientras permanecía al lado del carabés.
Cuando algunos de sus compañeros dejaron las sábanas que traían de las mazmorras a un lado a la chica se le ocurrió que estaría bien ir preparando las camas, para que a la hora de dormir estuviesen todas bien puestas.
-¡Eh chicos!, que os parece... si alguno de vosotros me ayuda a hacer las camas .-Cuestionó mientras esperaba la aprobación de alguien
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/03/16, 01:36 am
Eriel se sorprendió por el arrebato de la humana, sabía que se iba a poner contenta pero él no imaginaba que sería tanto. Respondió a su abrazo y su beso en la mejilla con la cara varios tonos más oscuros de lo habitual. Cuando se separó de ella el chico se sentía un poco como flotando, durante varias horas se centró en limpiar cerca de ella para que viese que estaba cumpliendo con su trabajo esperando algún elogio por su parte.
Cuando Siete los llamó a comer Eriel se sorprendió a sí mismo dándose cuenta de que llevaba mucho tiempo centrado en limpiar, no se habia preocupado por la comida ni de quién la hacía, cosa rara en él. Decidiendo que se merecía un descanso y una buena comida el chico se sentó a la mesa elogiando el trabajo del idrino.
-Siete, la próxima vez pide ayuda, no vas a cocinar tú para todos nosotros, no te vas a comer todo el trabajo - dijo y se echó a reír por su propio chiste.
No había más que echar un vistazo al chico para ver que estaba de un humor inmejorable. Ayudó a recoger los platos y cargó un cubo con agua hasta la cocina para ayudar a Siete a limpiarlos.
Cuando Siete los llamó a comer Eriel se sorprendió a sí mismo dándose cuenta de que llevaba mucho tiempo centrado en limpiar, no se habia preocupado por la comida ni de quién la hacía, cosa rara en él. Decidiendo que se merecía un descanso y una buena comida el chico se sentó a la mesa elogiando el trabajo del idrino.
-Siete, la próxima vez pide ayuda, no vas a cocinar tú para todos nosotros, no te vas a comer todo el trabajo - dijo y se echó a reír por su propio chiste.
No había más que echar un vistazo al chico para ver que estaba de un humor inmejorable. Ayudó a recoger los platos y cargó un cubo con agua hasta la cocina para ayudar a Siete a limpiarlos.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/03/16, 01:05 pm
- No me importa ocuparme de esto- repuso a Eriel, al tiempo que contestaba la pregunta de Sox. Se giró a mirarlo, para que entendiese que estaba incluido en la conversación-. Si no hay quejas en mi forma de hacerlo, entonces, sí, puedo cocinar para todos- de vuelta a Eriel, con una sonrisa-. No hay tanta diferencia entre cocinar para mi que para todos. No somos un grupo tan grande. No he sentido necesitar ayuda, pero tampoco voy a rechazarla si llega.
Se sentó a comer él mismo, viendo que no pensaban unirse como tal para aquello y que Eriel bien podría ser su unica compañía. Sox estaba de pie y a punto de irse.
Las habilidades de cocina de Siete entraban en la media, lo suficiente para hacer platos agradables pero no tanto como para impresionar. El hambre, sin embargo, inclinaba la balanza en su favor, y los primeros bocados fueron especialmente placenteros. Seguía sin entender del todo las actitudes de sus compañeros por lo que hizo nota mental de preguntar más en el futuro. Si se atrevía.
Se sentó a comer él mismo, viendo que no pensaban unirse como tal para aquello y que Eriel bien podría ser su unica compañía. Sox estaba de pie y a punto de irse.
Las habilidades de cocina de Siete entraban en la media, lo suficiente para hacer platos agradables pero no tanto como para impresionar. El hambre, sin embargo, inclinaba la balanza en su favor, y los primeros bocados fueron especialmente placenteros. Seguía sin entender del todo las actitudes de sus compañeros por lo que hizo nota mental de preguntar más en el futuro. Si se atrevía.
-
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/03/16, 11:06 pm
Mientras iba con Vampy a la busca de unas escobas, se dedicó a acariciar el jabón con cariño, y cuando encontró las escobas se amarró el pelo en un moño especialmente tambaleante en la cima de la cabeza y se dispuso a sacar hasta la última brizna de basurilla que hubiera en el torreón.
Tras horas de incesante (y demasiado entusiasta) trabajo con la escoba y de todo un repertorio de canciones clásicas con las que estuvo martirizando a sus compañeros, desde “Un elefante se balanceaba” hasta “Así limpiaba, así, así” (incluyendo los grandes éxitos “Doce Punto y Mónica se fueron a pasear”), había pasado a limpiar el polvo de los sitios mirando suspicaz a sus compañeros y repasando lo que limpiaban ellos de un modo muy sutil, producto de años de práctica con su hermano, y anhelando y detestando a la vez el que se acercara el momento de gastar un pellizco de su amado jabón para darle un fregoteo decente al sitio. Sólo se detuvo para picar con desgana la comida que había preparado Tritón, preguntándole con voz estudiadamente despreocupada si se había lavado las manos antes de cocinar, y decidiendo mentalmente no arriesgarse demasiado y a la próxima supervisar el proceso del cocinado. Mientras picaba la comida y limpiaba, alternativamente, se abstrajo del mundo de un modo impresionante, de tal modo que sólo existían ella, la superficie a limpiar y su trapo o escoba (además de sus cancioncillas, aunque con el cambio de idioma habían perdido parte de su rima). Subió y bajó por todo el torreón con una energía que nunca habría supuesto tener en casa. En realidad no era gran cosa: había decidido que tras más de una semana viviendo “en la mierda más pura y absoluta” como decía ella, dejarse la piel en hacer de su nuevo hogar un precioso y reluciente lugar desinfectado era un esfuerzo básico que cumpliría con gusto, ya que en adelante sólo habría que repasar las habitaciones una vez por semana.
Cuando por fin vio el cuarto de baño y su bañera se detuvo unos momentos en el umbral de la habitación, sin saber muy bien qué decir o hacer, y casi de inmediato se puso a limpiar el lugar con renovadas energías, frotando la bañera con tanta alegría que la dejó reluciente. Después se asomó a la puerta y berreó esperando que la oyeran. -¡Me pido “primer” en darme un baño!
Corrió escaleras abajo y, a la velocidad de la luz para que nadie le mangara el sitio en el baño, seleccionó un par de prendas del baúl que sus compañeros habían indicado (una camiseta de hombre que le llegaba por la rodilla y unas deportivas que sólo eran una talla más que la suya, además de un par de calcetines), apartando lo que no le interesaba y finalmente corriendo del pozo al baño y del baño al pozo con un balde sin importarle que el agua que estaba recogiendo estuviera fría como el hielo y decidiendo obviar lo que hubiera podido haber en esa agua confiando en el poder limpiador del jabón. Una vez la bañera estuvo llena se metió en ella recibiendo las punzadas del agua fría con un suspiro de felicidad. -¡Por fin!- exclamó feliz mientras se enjabonaba de pies a cabeza. Cuando por fin salió de la bañera, después de haber vuelto a cantar “Los grandes éxitos de Mónica”, arrugada como una pasa, con los labios amoratados y metódicamente limpia, se sentía como una persona nueva.
-¡El mundo es maravilloso!- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja mientras bajaba las escaleras saltando, vestida con su nueva ropa (ya que la vieja la había lavado aprovechando su estancia en el baño y la llevaba húmeda, en el brazo, para tenderla), con el pelo empapado y suelto, el jabón guardado de nuevo en el bolso y después de haber limpiado de nuevo el cuarto de baño para el siguiente que quisiera pasar. –Me siento lista para casi cualquier cosa.
Tras horas de incesante (y demasiado entusiasta) trabajo con la escoba y de todo un repertorio de canciones clásicas con las que estuvo martirizando a sus compañeros, desde “Un elefante se balanceaba” hasta “Así limpiaba, así, así” (incluyendo los grandes éxitos “Doce Punto y Mónica se fueron a pasear”), había pasado a limpiar el polvo de los sitios mirando suspicaz a sus compañeros y repasando lo que limpiaban ellos de un modo muy sutil, producto de años de práctica con su hermano, y anhelando y detestando a la vez el que se acercara el momento de gastar un pellizco de su amado jabón para darle un fregoteo decente al sitio. Sólo se detuvo para picar con desgana la comida que había preparado Tritón, preguntándole con voz estudiadamente despreocupada si se había lavado las manos antes de cocinar, y decidiendo mentalmente no arriesgarse demasiado y a la próxima supervisar el proceso del cocinado. Mientras picaba la comida y limpiaba, alternativamente, se abstrajo del mundo de un modo impresionante, de tal modo que sólo existían ella, la superficie a limpiar y su trapo o escoba (además de sus cancioncillas, aunque con el cambio de idioma habían perdido parte de su rima). Subió y bajó por todo el torreón con una energía que nunca habría supuesto tener en casa. En realidad no era gran cosa: había decidido que tras más de una semana viviendo “en la mierda más pura y absoluta” como decía ella, dejarse la piel en hacer de su nuevo hogar un precioso y reluciente lugar desinfectado era un esfuerzo básico que cumpliría con gusto, ya que en adelante sólo habría que repasar las habitaciones una vez por semana.
Cuando por fin vio el cuarto de baño y su bañera se detuvo unos momentos en el umbral de la habitación, sin saber muy bien qué decir o hacer, y casi de inmediato se puso a limpiar el lugar con renovadas energías, frotando la bañera con tanta alegría que la dejó reluciente. Después se asomó a la puerta y berreó esperando que la oyeran. -¡Me pido “primer” en darme un baño!
Corrió escaleras abajo y, a la velocidad de la luz para que nadie le mangara el sitio en el baño, seleccionó un par de prendas del baúl que sus compañeros habían indicado (una camiseta de hombre que le llegaba por la rodilla y unas deportivas que sólo eran una talla más que la suya, además de un par de calcetines), apartando lo que no le interesaba y finalmente corriendo del pozo al baño y del baño al pozo con un balde sin importarle que el agua que estaba recogiendo estuviera fría como el hielo y decidiendo obviar lo que hubiera podido haber en esa agua confiando en el poder limpiador del jabón. Una vez la bañera estuvo llena se metió en ella recibiendo las punzadas del agua fría con un suspiro de felicidad. -¡Por fin!- exclamó feliz mientras se enjabonaba de pies a cabeza. Cuando por fin salió de la bañera, después de haber vuelto a cantar “Los grandes éxitos de Mónica”, arrugada como una pasa, con los labios amoratados y metódicamente limpia, se sentía como una persona nueva.
-¡El mundo es maravilloso!- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja mientras bajaba las escaleras saltando, vestida con su nueva ropa (ya que la vieja la había lavado aprovechando su estancia en el baño y la llevaba húmeda, en el brazo, para tenderla), con el pelo empapado y suelto, el jabón guardado de nuevo en el bolso y después de haber limpiado de nuevo el cuarto de baño para el siguiente que quisiera pasar. –Me siento lista para casi cualquier cosa.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
16/03/16, 01:14 am
Lorenzo
Una sonrisa de complice curvose en los labios del español ante la mención de si su arma tenia propiedades mágicas o más bien, la falta de ellas.
―No es la magia lo que busco apelar, Don Sox, sino a su alma.―aclaróle, pero dejole con el misterio para subir escaleras arriba.
No fue sino, cuando encontrose al nuevo neno despierto, que saludole con una profusa reverencia dando galardon de su parla. Pero de ahí, no hubo mucha conversación por parte del diestro, quien, perdido en sus pensamientos, trazaba ideas en su mente.
Una vez llegaron, comenzaronse a asentar. Quiso el español relajarse sobre el sofá y quitose las pesadas botas adustas de polvo, y dejolas a sus pies, para repantingarse sobre el sofá y ocultar su cara con el sombrero de ala ancha. Y asi, en un estado que ni vivo ni muerto, ni despierto ni dormido, el español patrioticamente siesteó un total de casi dos horas. Suerte para el, habia elegido inconscientemente, el saltarse la ardua limpieza que tardo el torreón, cosa que agradeceria a la virgencita de empel, pues las tareas del hogar no eran lo suyo.
Vistiose las botas y arreglose la pluma. Sin más, salio al patio y desenvainó a extranjera, quien entonces pasó a limar, limpiar y cuidar, mientras destajaba el aire, asi como el músico antes del concierto prueba su instrumento. No empeñandose demasiado, sentiase algo más cargado de energias y no dudó en usarlas entrenando, repitiendo plantas, alzados, guardias y compases a una velocidad que a ojos extraños, podria parecer que con clase bailaba.
Una sonrisa de complice curvose en los labios del español ante la mención de si su arma tenia propiedades mágicas o más bien, la falta de ellas.
―No es la magia lo que busco apelar, Don Sox, sino a su alma.―aclaróle, pero dejole con el misterio para subir escaleras arriba.
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No fue sino, cuando encontrose al nuevo neno despierto, que saludole con una profusa reverencia dando galardon de su parla. Pero de ahí, no hubo mucha conversación por parte del diestro, quien, perdido en sus pensamientos, trazaba ideas en su mente.
Una vez llegaron, comenzaronse a asentar. Quiso el español relajarse sobre el sofá y quitose las pesadas botas adustas de polvo, y dejolas a sus pies, para repantingarse sobre el sofá y ocultar su cara con el sombrero de ala ancha. Y asi, en un estado que ni vivo ni muerto, ni despierto ni dormido, el español patrioticamente siesteó un total de casi dos horas. Suerte para el, habia elegido inconscientemente, el saltarse la ardua limpieza que tardo el torreón, cosa que agradeceria a la virgencita de empel, pues las tareas del hogar no eran lo suyo.
Vistiose las botas y arreglose la pluma. Sin más, salio al patio y desenvainó a extranjera, quien entonces pasó a limar, limpiar y cuidar, mientras destajaba el aire, asi como el músico antes del concierto prueba su instrumento. No empeñandose demasiado, sentiase algo más cargado de energias y no dudó en usarlas entrenando, repitiendo plantas, alzados, guardias y compases a una velocidad que a ojos extraños, podria parecer que con clase bailaba.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
16/03/16, 11:28 pm
Tayron vino rápido, y además era alto. Estupendo.
—No hace falta. Con que esto quede en condiciones es un resultado aceptable —repuso, alzando la cuerda para que viese a qué se refería—. Aunque si conoces alguna forma extraordinaria de tender, compártela.
Había marcas en los muros del patio, advirtió. Aquella cuerda había sido usada antes por otros inquilinos para probablemente el mismo propósito. Le llamó la atención a Tayron sobre aquello y le indicó que buscara marcas similares en su lado del muro.
—Me gustaría poner un toldo. Es arriesgado colgar cosas para secar con una plaga de pájaros justo al lado —comentó cuando terminaron. Lorenzo parecía pretender ponerse a practicar cerca, y Sox le encomendó que tuviera cuidado para no hacerlo cerca de donde habían tendido las cuerdas.
Desde la puerta abierta pudo oírse bajar a Mónica, y el rubio esbozó una media sonrisa a carrillo mordido ante el drástico cambio de actitud. Sin embargo Sox, por mucho que se estuviera muriendo de ganas de recuperar un aspecto civilizado, se negó a priorizar placer antes que trabajo al oír que la bañera volvía a estar libre. Además sería un contrasentido limpiarse antes de volver a ponerse manos a la obra limpiando porquería. Esperaba, eso sí, que el que relevase a Mónica se diera prisa en llenarla para que pudieran volver a disponer del cubo.
También pudo oírse a Dafne, que les había acompañado mientras adecentaban el dormitorio, diciendo de hacer las camas. Sox supuso que estaría usando las sábanas que habían traído de las mazmorras, que sabían a ciencia cierta que estaban limpias, y miró a Tayron con una ceja alzada.
—¿Cambias de aires o te quedas? Antes de tender lo que había en las camas toca lavarlo todo. A conciencia.
No se le había escapado que ambos terrícolas gravitaban constantemente el uno hacia el otro. El carabés prefería no tener un compañero distraído.
—No hace falta. Con que esto quede en condiciones es un resultado aceptable —repuso, alzando la cuerda para que viese a qué se refería—. Aunque si conoces alguna forma extraordinaria de tender, compártela.
Había marcas en los muros del patio, advirtió. Aquella cuerda había sido usada antes por otros inquilinos para probablemente el mismo propósito. Le llamó la atención a Tayron sobre aquello y le indicó que buscara marcas similares en su lado del muro.
—Me gustaría poner un toldo. Es arriesgado colgar cosas para secar con una plaga de pájaros justo al lado —comentó cuando terminaron. Lorenzo parecía pretender ponerse a practicar cerca, y Sox le encomendó que tuviera cuidado para no hacerlo cerca de donde habían tendido las cuerdas.
Desde la puerta abierta pudo oírse bajar a Mónica, y el rubio esbozó una media sonrisa a carrillo mordido ante el drástico cambio de actitud. Sin embargo Sox, por mucho que se estuviera muriendo de ganas de recuperar un aspecto civilizado, se negó a priorizar placer antes que trabajo al oír que la bañera volvía a estar libre. Además sería un contrasentido limpiarse antes de volver a ponerse manos a la obra limpiando porquería. Esperaba, eso sí, que el que relevase a Mónica se diera prisa en llenarla para que pudieran volver a disponer del cubo.
También pudo oírse a Dafne, que les había acompañado mientras adecentaban el dormitorio, diciendo de hacer las camas. Sox supuso que estaría usando las sábanas que habían traído de las mazmorras, que sabían a ciencia cierta que estaban limpias, y miró a Tayron con una ceja alzada.
—¿Cambias de aires o te quedas? Antes de tender lo que había en las camas toca lavarlo todo. A conciencia.
No se le había escapado que ambos terrícolas gravitaban constantemente el uno hacia el otro. El carabés prefería no tener un compañero distraído.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Léthe0
Ficha de cosechado
Nombre: Daerhien
Especie: Daeliciano
Habilidades: Buena orientación, creatividad y artesanía.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
17/03/16, 11:02 pm
El camino hacia el torreón se lo pasó comiendo lo que le daba Mon; todo le parecía riquísimo, aunque siempre un tanto salado. Al llegar, observó cómo limpiaban y se limitó a imitarlos; a seguir a uno y otro en líneas paralelas a su recorrido, sonriendo si le miraban, cambiando de cuando en cuando de persona para que nadie se diese cuenta de que no sabía limpiar.
Cuando Sox avisó de la ropa en el baúl tan solo pensó en la pena que le daría dejar la que le hizo su padre. Intentó, aún así, darle una oportunidad y echarle un ojo a sus contenidos. Encontró varios ropajes en tonos ocres marrones y demás colores oscuros, casi todos rotos por algún lado u otro. Tal vez pueda arreglarlos, si tan solo encontrase aguja y un poco de hilo… - Decidió para sus adentros, recordando lo que había visto hacer a su padre.
Decidió buscar a Sox, quien había deducido como líder. Lo encontró fuera con Tayron, justo cuando acabaron de tender.
¡Hola! Esto… ¡Sox! ¿Puedo hacer algo más para ayudar? - Sugirió aún culpable por la mediocre limpieza que había realizado. - ¡Y por cierto! Le eché un ojo a la ropa del baúl y hay algunas prendas que están bastante feas, ¿Sabes dónde podría encotrar alguna aguja y un poco de hilo? ¡No todo tiene que ser tan feo en Rocavaran…colia. - Terminó, sus ojos suplicantes hacia los de Sox. Se tendría que cambiar de ropa tarde o temprano para lavar la suya, y sería incómodo encontrarse agujeros inesperados.
Cuando Sox avisó de la ropa en el baúl tan solo pensó en la pena que le daría dejar la que le hizo su padre. Intentó, aún así, darle una oportunidad y echarle un ojo a sus contenidos. Encontró varios ropajes en tonos ocres marrones y demás colores oscuros, casi todos rotos por algún lado u otro. Tal vez pueda arreglarlos, si tan solo encontrase aguja y un poco de hilo… - Decidió para sus adentros, recordando lo que había visto hacer a su padre.
Decidió buscar a Sox, quien había deducido como líder. Lo encontró fuera con Tayron, justo cuando acabaron de tender.
¡Hola! Esto… ¡Sox! ¿Puedo hacer algo más para ayudar? - Sugirió aún culpable por la mediocre limpieza que había realizado. - ¡Y por cierto! Le eché un ojo a la ropa del baúl y hay algunas prendas que están bastante feas, ¿Sabes dónde podría encotrar alguna aguja y un poco de hilo? ¡No todo tiene que ser tan feo en Rocavaran…colia. - Terminó, sus ojos suplicantes hacia los de Sox. Se tendría que cambiar de ropa tarde o temprano para lavar la suya, y sería incómodo encontrarse agujeros inesperados.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
21/03/16, 12:34 am
Eriel ayudó en todo lo que pudo sobre todo cerca de Mónica y no pudo evitar sonreír como un tonto cuando la chica se puso de buen humor tras su baño. Llegado un punto escuchó un estrépito en las mazmorras y una voz que cantaba, sabiendo quién era el chico intentó ignorarla como bien pudo aunque tenía que reconocer que no cantaba mal. Para la cena ayudó a Siete a hacerla y antes de acostarse en una de las camas cerca de su hermano se dio un baño de agua fría para relajarse tras un día extenuante.
Tras unos días en los que tan sólo habían salido a por comida el nublino se sentía harto de limpiar, necesitaba salir de allí pronto para no ahogarse. Ese mismo día se despertó de la peor pesadilla de su vida, cosa por la que se levantó antes que nadie por una vez en su vida.
En su cerebro y su retina tenía la imagen de una abominación y de su hermano muerto, y el dolor que había sentido cuando él mismo había muerto le parecía tan real...
Se sentó en un sillón tratando de no pensar en el sueño, cosa que era realmente difícil, pero al rato se levantó y se puso a hacer algo de desayunar para todos. Frió carne para que no se perdiese y recibió al resto con la mesa puesta y una expresión abstraída. Cuando hubo un buen número de ellos abajo anunció:
-¿Qué os parece si salimos a algún lado hoy? Podríamos ir a la playa un poco como hace días que sugirió Siete. Si os soy sincero empiezo a sentirme encerrado aquí y tengo que despejarme - no dijo nada de la pesadilla pero como seguía en su mente pensó que si se distraía con otra cosa quizá se olvidara de ella.
Tras unos días en los que tan sólo habían salido a por comida el nublino se sentía harto de limpiar, necesitaba salir de allí pronto para no ahogarse. Ese mismo día se despertó de la peor pesadilla de su vida, cosa por la que se levantó antes que nadie por una vez en su vida.
En su cerebro y su retina tenía la imagen de una abominación y de su hermano muerto, y el dolor que había sentido cuando él mismo había muerto le parecía tan real...
Se sentó en un sillón tratando de no pensar en el sueño, cosa que era realmente difícil, pero al rato se levantó y se puso a hacer algo de desayunar para todos. Frió carne para que no se perdiese y recibió al resto con la mesa puesta y una expresión abstraída. Cuando hubo un buen número de ellos abajo anunció:
-¿Qué os parece si salimos a algún lado hoy? Podríamos ir a la playa un poco como hace días que sugirió Siete. Si os soy sincero empiezo a sentirme encerrado aquí y tengo que despejarme - no dijo nada de la pesadilla pero como seguía en su mente pensó que si se distraía con otra cosa quizá se olvidara de ella.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
23/03/16, 02:58 am
Para su sorpresa interna Tayron insistió en quedarse y terminar la tarea, y ganó así puntos en la escala mental de Sox. Tocó lavar concienzudamente cada ítem de ropa de cama, frotando con ojo crítico con un trapo que le hacía las veces de esponja, y una vez pasada la inspección colgarlos sobre las cuerdas que habían tendido. El carabés dirigió una mirada suspicaz al tejado una vez terminaron, pero no parecía que los pájaros fuesen a bajar a arruinarles la tarea.
Quedaban las suficientes horas de sol para que se secasen y aún pudieran usarlas a la hora de acostarse, esperaba, aunque podía nublarse en cualquier momento. Con aquel cielo sin cúpula climática cualquier sabía. Sox chasqueó la lengua molesto.
Tendrían que encontrar también alguna forma de planchar que no fuese mágica. Sox se sentía ya improductivo ante tanta pérdida de tiempo por tener que buscar rodeos manuales a todo. Le gustaba resolver problemas, pero por analítica. No remiendos triviales que ocupasen su atención cuando ésta estaba mejor aprovechada en cuestiones más importantes.
Hablando de ocupar su atención, el recién despertado había acudido al patio a preguntarle algo. Daer (el carabés hacía especial énfasis en memorizar la información nueva). Sox se preguntó por qué le interpelaba a él en particular. No era como si hubiese (todavía) una lista de puntuaciones donde consultar quién iba el primero, y por tanto a quién era más fiable pedir información de aquel tipo. Sox supuso, igual que había hecho con Tayron en su momento, que en el mundo de Daer, al igual que en Carabás, la llamatividad física iba ligada a la posición de uno y que se había guiado por ese criterio.
(Hablando de lo cual, eso le recordaba en algún momento sus mechas y su color de ojos iban a desteñir. Fantástico.)
—Ah —lo que decía el daeliciano, sin embargo, hizo que en sus ojos reapareciese un brillo de interés. Le gustaba la gente que quería ser útil desde el primer momento. Se llegaba muy lejos, y rápido, en grupos compuestos por personas así—. Pregunta a Barael o a Dafne. Estaban trabajando en ello hace unos pocos días y deberían llevarlos encima.
Con un asentimiento a Tayron de reconocimiento al trabajo bien hecho el carabés entró de nuevo en el torreón, preguntándose si habría alguna lámina de metal a la que poder hacer un apaño y convertir en plancha. Se topó en su lugar de narices con Sakrilt. Había estado más concentrado en la búsqueda de instrumentos de limpieza cuando la clinger se había espatarrado en el sofá, y había tomado aquel gesto por un descanso momentáneo.
Craso error, pero también el de Sak al creer que aquel descanso indefinido iba a tomárselo sin impedimentos. Sox se plantó delante de ella, fregona improvisada en mano, sin saber que Barael había intentado lo mismo un tiempo antes.
—Vas a vivir aquí. Trabaja tu parte—le dijo, con la solidez (y también la delicadeza) de una losa de lógica.
La clinger terminó por arrimar el hombro en alguna tarea tarde o temprano, aunque Sox tenía la irritante sensación de que se trataba más de impulso de hacer algo que porque realmente creyese que fuera su deber. Sin embargo no era su obligación ir corrigiendo las motivaciones de todo el mundo, aunque las desaprobara. Al menos no cuando tenía otras tareas entre manos.
Sox durmió mal aquella primera noche, con la compañía de tantos murmullos y respiraciones de durmientes e insomnes en la misma habitación. Aun con las ojeras hasta el suelo, sin embargo, estaba levantado a primeras horas de la mañana al día siguiente.
Dormir en el sofá era detrimental para su espalda, por lo que aún en los días que siguieron continuó con aquel arreglo, pero tal vez más tarde pudiera apañar algo para que aquella situación no se extendiera mucho más. Tal vez trasladar su colchón a alguna habitación sin usar.
No era prioritario, sin embargo. Pensaría en ello cuando por fin no tuvieran que arreglar nada más en aquel endemoniado torreón de anticuario, tarea en la que emplearon los siguientes días. Sox se negaba a salir a cualquier parte más que a lo imprescindible mientras aquel lugar no quedase en condiciones óptimas, de modo que no participó en las excursiones a por comida ya que no se trataban de territorio nuevo. Constató que las marcas de quemaduras del salón estaban demasiado fijadas en la estructura como para borrarlas con simple mano de limpieza, pero en cuanto tuviese acceso a algún hechizo de moldeado iban a desaparecer en un parpadeo si de él dependía.
Agradeció profundamente la presencia de una bañera, y prefirió usarla con agua fría. Le despabilaba por las mañanas, y helarse era preferente a la pérdida de tiempo que suponía calentar el agua manualmente. (Aún así echaba de menos una ducha carabesa de forma casi dolorosa. Agua caliente. Grifos. Secado instantáneo. No tener que sorberse la nariz a escondidas de los demás)
La voz de Since ascendía habitualmente por las escaleras que llevaban a las mazmorras, o desde donde estuviera haciendo sus cosas. Dado que Sox no estaba llevando a cabo trabajo intelectual sino manual, aquello no le importunó. Mientras siguiera siendo armónica incluso le aliviaba un poco la mente.
Se tomó un rato de su tiempo un día para seleccionar de entre los baúles ropa que le sirviera. La dobló y la apartó, pensando en marcarla de alguna manera. Luego lo pensó mejor: era probable que dado el número de personas fuese imposible mantener un recambio completo de ropas, aparte de aquellas con las que habían llegado, exclusivo para cada uno.
Estaba cansado y no comprendía por qué.
—Supongo que es razonable —admitió a regañadientes ante la propuesta de Eriel. La tarde anterior les había sobrado tiempo, los ajustes últimos a la habitabilidad del torreón cosas que a los menos remilgados probablemente les habrían parecido superfluos. Se había habituado a la rutina de los días anteriores y ahora era reluctante a salir de ella. Tenía la sensación de que siempre había algo pendiente. Podía hacer una lista, si se centraba. Cuántas cosas había que renovar y arreglar sin parar cuando uno tenía que estar pendiente de un edificio entero sin magia, y no solo de su habitación en la residencia.
Comió su parte del desayuno rápido como acostumbraba. No había tenido tiempo de determinar si había alguna diferencia exacta respecto a la comida de su mundo, y tampoco los resultados de mezclarlas, de modo que aquellos días había comido lo que le habían servido. Otra cosa pendiente, otra cosa que se le había olvidado.
Maldita sea. ¿Cómo en un lugar donde no había nada académico que llevar al día lograban existir tantas cosas fuera de su control?
Quedaban las suficientes horas de sol para que se secasen y aún pudieran usarlas a la hora de acostarse, esperaba, aunque podía nublarse en cualquier momento. Con aquel cielo sin cúpula climática cualquier sabía. Sox chasqueó la lengua molesto.
Tendrían que encontrar también alguna forma de planchar que no fuese mágica. Sox se sentía ya improductivo ante tanta pérdida de tiempo por tener que buscar rodeos manuales a todo. Le gustaba resolver problemas, pero por analítica. No remiendos triviales que ocupasen su atención cuando ésta estaba mejor aprovechada en cuestiones más importantes.
Hablando de ocupar su atención, el recién despertado había acudido al patio a preguntarle algo. Daer (el carabés hacía especial énfasis en memorizar la información nueva). Sox se preguntó por qué le interpelaba a él en particular. No era como si hubiese (todavía) una lista de puntuaciones donde consultar quién iba el primero, y por tanto a quién era más fiable pedir información de aquel tipo. Sox supuso, igual que había hecho con Tayron en su momento, que en el mundo de Daer, al igual que en Carabás, la llamatividad física iba ligada a la posición de uno y que se había guiado por ese criterio.
(Hablando de lo cual, eso le recordaba en algún momento sus mechas y su color de ojos iban a desteñir. Fantástico.)
—Ah —lo que decía el daeliciano, sin embargo, hizo que en sus ojos reapareciese un brillo de interés. Le gustaba la gente que quería ser útil desde el primer momento. Se llegaba muy lejos, y rápido, en grupos compuestos por personas así—. Pregunta a Barael o a Dafne. Estaban trabajando en ello hace unos pocos días y deberían llevarlos encima.
Con un asentimiento a Tayron de reconocimiento al trabajo bien hecho el carabés entró de nuevo en el torreón, preguntándose si habría alguna lámina de metal a la que poder hacer un apaño y convertir en plancha. Se topó en su lugar de narices con Sakrilt. Había estado más concentrado en la búsqueda de instrumentos de limpieza cuando la clinger se había espatarrado en el sofá, y había tomado aquel gesto por un descanso momentáneo.
Craso error, pero también el de Sak al creer que aquel descanso indefinido iba a tomárselo sin impedimentos. Sox se plantó delante de ella, fregona improvisada en mano, sin saber que Barael había intentado lo mismo un tiempo antes.
—Vas a vivir aquí. Trabaja tu parte—le dijo, con la solidez (y también la delicadeza) de una losa de lógica.
La clinger terminó por arrimar el hombro en alguna tarea tarde o temprano, aunque Sox tenía la irritante sensación de que se trataba más de impulso de hacer algo que porque realmente creyese que fuera su deber. Sin embargo no era su obligación ir corrigiendo las motivaciones de todo el mundo, aunque las desaprobara. Al menos no cuando tenía otras tareas entre manos.
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Sox durmió mal aquella primera noche, con la compañía de tantos murmullos y respiraciones de durmientes e insomnes en la misma habitación. Aun con las ojeras hasta el suelo, sin embargo, estaba levantado a primeras horas de la mañana al día siguiente.
Dormir en el sofá era detrimental para su espalda, por lo que aún en los días que siguieron continuó con aquel arreglo, pero tal vez más tarde pudiera apañar algo para que aquella situación no se extendiera mucho más. Tal vez trasladar su colchón a alguna habitación sin usar.
No era prioritario, sin embargo. Pensaría en ello cuando por fin no tuvieran que arreglar nada más en aquel endemoniado torreón de anticuario, tarea en la que emplearon los siguientes días. Sox se negaba a salir a cualquier parte más que a lo imprescindible mientras aquel lugar no quedase en condiciones óptimas, de modo que no participó en las excursiones a por comida ya que no se trataban de territorio nuevo. Constató que las marcas de quemaduras del salón estaban demasiado fijadas en la estructura como para borrarlas con simple mano de limpieza, pero en cuanto tuviese acceso a algún hechizo de moldeado iban a desaparecer en un parpadeo si de él dependía.
Agradeció profundamente la presencia de una bañera, y prefirió usarla con agua fría. Le despabilaba por las mañanas, y helarse era preferente a la pérdida de tiempo que suponía calentar el agua manualmente. (Aún así echaba de menos una ducha carabesa de forma casi dolorosa. Agua caliente. Grifos. Secado instantáneo. No tener que sorberse la nariz a escondidas de los demás)
La voz de Since ascendía habitualmente por las escaleras que llevaban a las mazmorras, o desde donde estuviera haciendo sus cosas. Dado que Sox no estaba llevando a cabo trabajo intelectual sino manual, aquello no le importunó. Mientras siguiera siendo armónica incluso le aliviaba un poco la mente.
Se tomó un rato de su tiempo un día para seleccionar de entre los baúles ropa que le sirviera. La dobló y la apartó, pensando en marcarla de alguna manera. Luego lo pensó mejor: era probable que dado el número de personas fuese imposible mantener un recambio completo de ropas, aparte de aquellas con las que habían llegado, exclusivo para cada uno.
Estaba cansado y no comprendía por qué.
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—Supongo que es razonable —admitió a regañadientes ante la propuesta de Eriel. La tarde anterior les había sobrado tiempo, los ajustes últimos a la habitabilidad del torreón cosas que a los menos remilgados probablemente les habrían parecido superfluos. Se había habituado a la rutina de los días anteriores y ahora era reluctante a salir de ella. Tenía la sensación de que siempre había algo pendiente. Podía hacer una lista, si se centraba. Cuántas cosas había que renovar y arreglar sin parar cuando uno tenía que estar pendiente de un edificio entero sin magia, y no solo de su habitación en la residencia.
Comió su parte del desayuno rápido como acostumbraba. No había tenido tiempo de determinar si había alguna diferencia exacta respecto a la comida de su mundo, y tampoco los resultados de mezclarlas, de modo que aquellos días había comido lo que le habían servido. Otra cosa pendiente, otra cosa que se le había olvidado.
Maldita sea. ¿Cómo en un lugar donde no había nada académico que llevar al día lograban existir tantas cosas fuera de su control?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
24/03/16, 04:10 pm
Con verdadera disposición el belga se acercó a Sox para ayudarle en la tarea, sonrió cuando su compañero le invitó a explicar alguna idea que les permitiera acabar el trabajo más rápido, desgraciadamente nunca se había quedado lo suficiente al lado de su abuela como para copiar algunos de sus trucos. Negó con la cabeza y se dedicó a seguir las indicaciones del carabés una vez acabaron.
-Interesante- afirmó, había marcas al lado de las cuerdas y eso en su opinión era buena señal, junto con la ropa usada en los baúles Tayron también había llegado a la conclusión de que el torreón no era virgen.- no tiene por qué ser necesariamente un toldo, después de todo es frágil y esos picos están lejos de ser inofensivos, igual poner objetos brillantes para espantarlos puede ser buena idea- se atrevió a decir, su abuelo lo había hecho millares de veces con los pájaros de su mundo y ninguno habían robado un trozo de pan.
Un rato más tarde decidió quedarse para seguir ayudando, le apetecía ir con la noruega y charlar un rato pero una vez empezado algo no le gustaba dejarlo a medias. Así que lo siguiente le pareció más divertido, frotó y frotó y se manchó todas las manos de agua, como le entró calor se quitó su cazadora negra y continuó otra vez hasta que la ropa podría estar clasificada como aceptable para Mónica.
A Tayron también le agradó que el nuevo fuera activo, al fin y al cabo era curioso que Daer estuviese más dispuesto a colaborar que algunos de sus primeros compañeros. Y además, si el muchacho sabía coser más que mejor, porque probablemente le pediría algunos arreglos en el futuro.
Por su parte cuando el carabés reconoció su trabajo el belga respondió con una suave palmada en el hombro, justo como hacía con sus colegas. Salió cansado y tras ayudar levemente en algunos aspectos se echó en una cama cualquiera y dormió la mona. Estaba demasiado agotado como para caer en que deseaba dormir con Dafne, de todas formas eso era un aspecto que hablaría más tarde con ella, habían dormido juntos desde que llegaron a la ciudad y solo porque hubiesen cambiado de hogar no tenía que cambiar aquello.
Unos días después se despertó temprano y se dio una buena ducha para eliminar el mal olor corporal que le acompañaba últimamente, una vez aseado descendió con el pelo mojado a dónde el resto conversaba aún con la misma ropa con la que llegó pero sin su chaqueta.
-Que bárbaro- le dijo a Eriel con una sonrisa de oreja a oreja- la playa o cualquier otro lugar, el caso es salir porque parezco un gato encerrado en una caja de cartón, de vez en cuando hay que liberar al león- bromeó, pero calló cuando advirtió las ojeras de Sox- ¿Y a ti que te pasa?, pareces cansado- podía deberse a que el muchacho no había parado desde que llegó a Rocavarancolia, Tay no creía que el carabés fuese un chico nervioso pero esa continua eficacia e interés en hacerlo todo lo mejor posible podría agotarlo, o al menos eso es lo que al le parecía.
-Interesante- afirmó, había marcas al lado de las cuerdas y eso en su opinión era buena señal, junto con la ropa usada en los baúles Tayron también había llegado a la conclusión de que el torreón no era virgen.- no tiene por qué ser necesariamente un toldo, después de todo es frágil y esos picos están lejos de ser inofensivos, igual poner objetos brillantes para espantarlos puede ser buena idea- se atrevió a decir, su abuelo lo había hecho millares de veces con los pájaros de su mundo y ninguno habían robado un trozo de pan.
Un rato más tarde decidió quedarse para seguir ayudando, le apetecía ir con la noruega y charlar un rato pero una vez empezado algo no le gustaba dejarlo a medias. Así que lo siguiente le pareció más divertido, frotó y frotó y se manchó todas las manos de agua, como le entró calor se quitó su cazadora negra y continuó otra vez hasta que la ropa podría estar clasificada como aceptable para Mónica.
A Tayron también le agradó que el nuevo fuera activo, al fin y al cabo era curioso que Daer estuviese más dispuesto a colaborar que algunos de sus primeros compañeros. Y además, si el muchacho sabía coser más que mejor, porque probablemente le pediría algunos arreglos en el futuro.
Por su parte cuando el carabés reconoció su trabajo el belga respondió con una suave palmada en el hombro, justo como hacía con sus colegas. Salió cansado y tras ayudar levemente en algunos aspectos se echó en una cama cualquiera y dormió la mona. Estaba demasiado agotado como para caer en que deseaba dormir con Dafne, de todas formas eso era un aspecto que hablaría más tarde con ella, habían dormido juntos desde que llegaron a la ciudad y solo porque hubiesen cambiado de hogar no tenía que cambiar aquello.
Unos días después se despertó temprano y se dio una buena ducha para eliminar el mal olor corporal que le acompañaba últimamente, una vez aseado descendió con el pelo mojado a dónde el resto conversaba aún con la misma ropa con la que llegó pero sin su chaqueta.
-Que bárbaro- le dijo a Eriel con una sonrisa de oreja a oreja- la playa o cualquier otro lugar, el caso es salir porque parezco un gato encerrado en una caja de cartón, de vez en cuando hay que liberar al león- bromeó, pero calló cuando advirtió las ojeras de Sox- ¿Y a ti que te pasa?, pareces cansado- podía deberse a que el muchacho no había parado desde que llegó a Rocavarancolia, Tay no creía que el carabés fuese un chico nervioso pero esa continua eficacia e interés en hacerlo todo lo mejor posible podría agotarlo, o al menos eso es lo que al le parecía.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
26/03/16, 12:31 am
Para cuando Sox y Tay se pusieron a tender, el patio estaba entero limpio. Barael andaba con el torso desnudo debido al esfuerzo de haber limpiado tan fervientemente y de haber apartado los huesos a una esquina para que no estorbasen, además aún quedaba mucho por hacer. También llevaba el pelo algo mojado de tirarse agua limpia por encima. Comió deprisa haciéndose un bocadillo al igual que Sox con un poco de todo, sin molestarse en saborear mucho la comida de Siete pareciéndole esta agradable. Cosa que le dijo a él tal cual.
Esa misma tarde entrenó con Lorenzo a lo que Sinceridad se les unió, ya que tenían armas de verdad les hizo recalcar los fundamentos a ambos. Barael entrenaba con la espada bastarda, cargaba bastante sus brazos pero podía manejarla bien, sus brazos acostumbrados al trabajo duro y su firme agarre le permitían manejar aquella espada con una mano sin que se notara falta de fuerza, aunque aún estaba muy verde en técnica.
Antes de dormir se pego un buen baño, relajando el cuerpo en el agua fría, recordando su mundo, recordando a sus dos pequeños.
___________________________________________
Jabón, eso iba a escasear en breves, por mucho que Mónica racionara la única pastilla que tenían, eso sí, armas para regalar. Así que por las mañanas se iba con quien lo acompañase a buscar un barril en buen estado, había visto algunos en otras casas, pero estaban muy lejos como para arriesgarse a ir y traer uno desde allí. En ese mismo día, en esa misma salida a las cestas, empezó a coger grasa en abundancia.
Después de entrenar esa tarde, se reunió con Dafne para por fin enseñarle como se hace un peine, ya con herramientas de metal, aunque fueran simples cuchillos de diferentes formas, la cosa se hacía mucho más fácil, así como se hacía más fácil que ella se cortara, por lo que fue enseñándole de forma calmada poniendo mucho énfasis a que siempre tuviera cuidado. Al terminar él el suyo se lo dio y se ofreció a peinarla como hacía con Brina, usando el peine como adorno.
Los días pasaron y encontraron por fin un barril en condiciones, al llevarlo al torreón se apresuró a hacerle una base donde ponerlo, que se mantuviera estable sin que nada lo pudiera tirar y donde estuviera un poco elevado para facilitar la extracción, lo lleno de piedras del tamaño de un puño y fue llenándolo de cenizas de madera, cuando hubiera suficiente lo empezaría a llenar de agua dejándolo reposar durante tres días.
_________________________________________________________
Ese día noto como su hermano se levantaba demasiado pronto, se levanto después que él solo para comprobar que algo raro le pasaba, aunque le dejó a su aire, al menos lo haría durante la mañana. Se percató de que no habían ido todavía a ver si alguien más despertaba, pero desde luego el no iba a ser el que propusiera perder tiempo en eso, así como de que a Sox se le había pasado medir el tiempo exacto que les faltaba, pero si coincidia con las fiestas de su mundo, tenían tiempo de sobra. Asintió sin más a lo que su hermano dijo, desayunando preocupado por él.
Esa misma tarde entrenó con Lorenzo a lo que Sinceridad se les unió, ya que tenían armas de verdad les hizo recalcar los fundamentos a ambos. Barael entrenaba con la espada bastarda, cargaba bastante sus brazos pero podía manejarla bien, sus brazos acostumbrados al trabajo duro y su firme agarre le permitían manejar aquella espada con una mano sin que se notara falta de fuerza, aunque aún estaba muy verde en técnica.
Antes de dormir se pego un buen baño, relajando el cuerpo en el agua fría, recordando su mundo, recordando a sus dos pequeños.
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Jabón, eso iba a escasear en breves, por mucho que Mónica racionara la única pastilla que tenían, eso sí, armas para regalar. Así que por las mañanas se iba con quien lo acompañase a buscar un barril en buen estado, había visto algunos en otras casas, pero estaban muy lejos como para arriesgarse a ir y traer uno desde allí. En ese mismo día, en esa misma salida a las cestas, empezó a coger grasa en abundancia.
Después de entrenar esa tarde, se reunió con Dafne para por fin enseñarle como se hace un peine, ya con herramientas de metal, aunque fueran simples cuchillos de diferentes formas, la cosa se hacía mucho más fácil, así como se hacía más fácil que ella se cortara, por lo que fue enseñándole de forma calmada poniendo mucho énfasis a que siempre tuviera cuidado. Al terminar él el suyo se lo dio y se ofreció a peinarla como hacía con Brina, usando el peine como adorno.
Los días pasaron y encontraron por fin un barril en condiciones, al llevarlo al torreón se apresuró a hacerle una base donde ponerlo, que se mantuviera estable sin que nada lo pudiera tirar y donde estuviera un poco elevado para facilitar la extracción, lo lleno de piedras del tamaño de un puño y fue llenándolo de cenizas de madera, cuando hubiera suficiente lo empezaría a llenar de agua dejándolo reposar durante tres días.
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Ese día noto como su hermano se levantaba demasiado pronto, se levanto después que él solo para comprobar que algo raro le pasaba, aunque le dejó a su aire, al menos lo haría durante la mañana. Se percató de que no habían ido todavía a ver si alguien más despertaba, pero desde luego el no iba a ser el que propusiera perder tiempo en eso, así como de que a Sox se le había pasado medir el tiempo exacto que les faltaba, pero si coincidia con las fiestas de su mundo, tenían tiempo de sobra. Asintió sin más a lo que su hermano dijo, desayunando preocupado por él.
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