Conversación de Hyun y Rox

Recuerdo del primer mensaje :

El día anterior había sido un verdadero caos. Tanto que para entonces el medio australiano tenía la cabeza hecha una sopa de letras. El muro, el hechizo protector, los dioses, el llanto de Eitne, las ojos de las paredes, el rostro de Hyun al verle vendándose...
Irónicamente, de entre todas esas cosas, la que menos se quitaba de encima era la última. Puede que fuera por falta de conocimiento o reacción a las demás, porque nunca hubiera visto al huésped en acción o se hubiera acostumbrado a las lágrimas del daeliciano, porque se negase a repetir las palabras del nublino en su mente, o bien, por simple costumbre, a sabiendas de que expresiones como esa tenían un alto indicio a terminar mal.

El miedo que sentía era un tira y afloja. Un lado tiraba hacia esconderse, a evitar a su compatriota y hacer como que nada había sucedido. El otro, mucho más intranquilo, tiraba a todo lo contrario; hablar con Hyun para quitarse el malestar de encima, asegurarse de que no había reaccionado mal o por el contrario, que le veía como un a bicho raro y asumirlo lo más pronto posible. Aunque en un principio el primer lado sonase mucho más cómodo, la intranquilidad terminó venciendo. Después de todo lo sucedido Rox no podía simplemente ignorarle.

Con mucho cuidado buscó al coreano por el torreón. Su pierna derecha reaccionaba muy poco, a duras penas podía usarla como pata de palo, con lo que tenía que hacer equilibrios con todo su lado izquierdo y procurar ir pegado a las paredes para no caerse. Para cuando dio con Hyun, dudó. El juego del tira y afloja pareció remontar la revancha con más fuerza que antes, haciéndole olvidar el pequeño diálogo que se había preparado. Dar media vuelta era muy, muy apetecible, mas una vez le hubo visto no tuvo más remedio que continuar. No podía tenerle miedo para siempre.

—Hey, Hyun. —dijo, en a penas un hilo de voz. La sonrisa que le dedicó era una mezcla de incomodidad y pena—. ¿Cómo estas?

De momento solo preguntaría por él y por lo que le había pasado con el huésped. Lo básico con tal de buscar en él cualquier indicio que le indicase si estaba de mal o buenas con Rox.

- Ya ves.- respondió. Como si de verdad no fueran a empeorar. En contra de cualquier predicción propia.

Hyun miró entonces a la coreana extrañado. El nunca había sentido interés por viajar, aunque si lo pensaba cualquier parte de la tierra sonaba como el cielo comparado con rocavarancolia. De hecho se lamentó, estaba claro a que se refería Rox con arrepentirse, no pensaba que fueran a volver. Hyun sintió un nuevo vertigo, no le gustaba pensarlo, pero cada vez parecía más claro que no volverían. Eran niños que poco a poco morían agarrandose a cualquier clavo ardiendo por sobrevivir. El coreano se sacudio, tenía que alejarse de esas ideas.

- Si no contamos viajar a otro mundo, poco más que visitar a los abuelos de estados unidos de los que te hablé.- Comentó. Esos abuelos retrógrados que no paraban de meterse con su padre, que pedían una y otra vez que fueran a Estados Unidos ¿Y para qué? ni siquiera les soportaban a sus nietos. Cuando estaban allí era el momento en el que Baek y él estaban más unidos, contra un enemigo común; el enano del que hacía dos segundos se quejaba. Para Hyun era curioso cuantas cosas solía odiar, y no se engañaba, todavía las odiaba, todavía se llevaría fatal con Baek, pero Rocavarancolia le había dado mucho más que odiar. - Pero no es una cosa que despertara mi interes. Nada lo hacía - Reconoció.

- ¿Adonde te hubiera gustado ir en la tierra?- ¿Sería el tema correcto por el que seguir? Se planteaba viendo como el tono se volvía cada vez más triste.

Hyun consiguió arrancarle una suave risa con el comentario. Recordó con añoreza como se había sentido tan afortunado cuando recién llegaban a la ciudad. Un mundo entero por descubrir, totalmente distinto, con vida inteligente de muchas otras partes... De alguna forma u otra (aunque en menor medida), Rox seguía sintiéndose suertudo. Era un sentimiento difícil de explicar.

Miró al coreano, asintiendo. Ya le había hablado de su familia en Estados Unidos. Alzó una ceja, extrañado; que nada despertara su interés fue algo que no pasó por algo. No iba a negar que Hyun se le antojaba un tanto dramático.

—Algo tenía que haber, hombre. Todo el mundo tiene algo que disfrute hacer. —un pequeño suspiro salió de sus labios, centrándose de nuevo en la pregunta que le había hecho—. A muchísimas partes. Al Caribe, a Hawaii... o mejor la Polinesia entera. África y Europa enteras... No me gusta el frío, pero me habría gustado ver la aurora boreal.

El rostro se le iluminaba según añadía y pensaba en lugares. Para él pocos superaban a Australia, pero eso no quitaba sus ganas de ver el resto.

- Cuando se te dan tan bien tantas cosas, ninguna te provoca interés.- Bromeó acompañándolo con una risa.- Yo que se, me gustaba hacer el tonto con mi hermana, pero no pensé que se pudiera calificar de interés.-

Hyun no se había imaginado ni deseado en su vida visitar ningún sitio como los que decía la australiana. Pero ahora cuando los mencionaba con las ganas con las que lo hacía se le pegaba algo del entusiasmo y por unos segundos se lo planteo. Entonces recordó porqué no le gustaba viajar. El miedo. El miedo que le acompañaba toda su vida. No le gustaba dormir en sitios que no fuera su casa ni salir a calles que no conociera para superar sus ataques de pánico. Otra razón más para odiar la casa de sus abuelos. Quizás desde que había venido a rocavarancolia eso se hubiera vuelto insignificante, y ya no tendría problemas. Pero no funcionaba así, rocavarancolia no le había hecho más valiente, el miedo se acumulaba no se superaba. El coreano pensaba que podía decirse que ahora era más cobarde que antes si acaso.

- No puedes arrepentirte por algo que no te podrías haber pagado...- Comento más bajo al darse cuenta. - Osea, quiero decir que no es tu culpa no haber viajado suficiente. Quizás a la vuelta podamos.- Añadió viendo lo mal que había sonado. Y con ello mintió una vez más, esperando que sonar excesivamente positivo dejara claro que no iba con mala intención.

Rox siguió con una risa la del coreano, mucho más ajeno a todo lo malo gracias al cambio de ambiente. Escuchar reír a Hyun no eran algo habitual, y en momentos así dejaba de sentirse tan atrapado. Durante al menos un momento se olvidó de su cuerpo a medio paralizar, del torreón y Rocavarancolia.

—Tío, claro que es un interés. Todo lo que sea echar el rato y pasarla bien lo es.—sonrió. Esperaba que recordar a su hermana no le diera atisbos de nostalgia, como ya había sucedido otras veces que habían hablado de ella—. Y fijo tienes más, solo no te has parado a pensarlo.
Con disimulo, observó con curiosidad el rostro de Hyun durante un corto instante. Cada persona era un mundo, pero no tenía muy claro que clase de mundo era el suyo. Sea como fuese, saber que no estaban de malas tras el incidente de ayer era motivo suficiente para confiar en él. Ignoraba que todo lo malo estuviera interiorizado dentro del moreno.

—Lo peor es que sí que me lo habría podido permitir. Mis padres tenían pasta... otra cosa es que les diera la gana hacerlo, vaya. —se rió, no sin una pizca de pena. Había perdido la cuenta de cuantas veces les había pedido volver a Brisbane de visita, así fueran 5 días. Ya se conformaba con volver a la Tierra, con lo que encontraba sus berrinches pasados casi cómicos—. Tampoco les puedo culpar... Y lo de viajar lo tomaré como un trato. Pero solo si me enseñas Estados Unidos. —en tono bromista, remarcó:—  Sin abuelos.

Estiró lo que podía de su cuerpo para liberar la tensión que tenía acumulada desde ayer, así como los nervios más recientes. Un nuevo motivo para estar agitado le revolvía el estómago, y no quería que la angustia pudiera con él. Cuantas más vueltas le diera, peor sería, con lo que la mejor opción era soltarlo de una sola vez.

—Ah, Hyun, sobre lo de ayer... —Rox procuró hacer su tono lo más casual y desinteresado que pudo. Confiaba en que entendiese a que se refería: no hablaba del Huésped, ni de la discusión a puertas del torreón. Indagó en sus recuerdos—. Cuando nos presentamos te dije mi apellido y nombre, ¿verdad? Seo Rox. El apellido es coreano pero el nombre... no mucho. —soltó una carcajada suave, mas que nada como vía de escape. Aún así, el corazón se le subió a la garganta por una fracción de segundo—. Mi nombre entero es Roxanne. Me parecía justo que lo supieras. Casi nadie me llama así, pero...

Se encogió de hombro, sonriendo levemente. La mano izquierda había estado jugueteando de forma inquieta con su colgante, un gesto que, junto a su forma de mover el pie, demostraba que tan nervioso estaba en realidad.

- No te creas.- Dijo entre dientes, un poco avergonzado debido a una esperanza por parte de la otra humana que el sabía que no se merecía. Hyun había sido apuntado por su padre a muchísimas cosas y todas acabaron probandose desastrosas. ¿Que otro interés podía tener alguien tan inútil?

Al coreano le hizó gracia que Rox planteara el irse de viaje, y sobretodo a Estados Unidos. El coreano no había visto más que algunas partes de Tejas, las excursiones, como lo llamaba su madre, por su tierra de nacimiento.

- La experiencia americana no se vive de verdad sin un poco de racismo de los que se supone que son tu familia.- Volvió a bromear. Era agradable hablar de nuevo con el coreano <<la coreana>> como antes. De nuevo podía fingir un poco que no estaba tan mal, podía engañarse. Pero para sorpresa del chico la conversación así, no duró mucho más. El intento de Rox tratar el tema con tranquilidad no le funciono a Hyun que ahora se hayaba tenso, no necesitó decir mucho pues la coreana lo soltó de una vez. Un "Ya me había fijado" cuando comentó lo de su nombre extranjero fue su intento de tratar las cosas suavemente, pero le costaba. La incomodidad había vuelto, al menos en el interior de Hyun.

- ¿Osea que si que eres una chica?- Hyun iría preguntando las cosas poco a poco, temía elegir mal las palabras. Pero también le urgía saber por que les había mentido a todos y se resistía, no podía perder a su única amiga. Mientras, por dentro esperaba que no fuera un transexual, que hubiera cualquier otra razón o excusa. No quería que fuera de esos, esperaba que no fuera de esos.

Por muy habituales que le fueran esas situaciones y dudas en torno a su género, Rox notaba que jamás se acostumbraría a responderlas. Si cada persona era un mundo, debía de explicarse de una forma diferente con cada una; algunas le hacían el trabajo muy simple, mientras que otras... La sinceridad y la buena fe no siempre eran suficientes. El coreano tenía esperanzas en que Hyun supiera entender. Sim embargo, decir que no notaba la tensión de su compañero sería mentir.

Miró al techo, pensativo, hizo una mueca dudosa con la pregunta de Hyun y chasqueó la lengua. Luego sacudió la cabeza en gesto de "más o menos".
—No exactamente. Tampoco soy un chico como tal... —añadió, algo más bajo—. Mi cuerpo y sexo es el de una chica, pero mi género no lo es. Por casualidad, ¿has oído alguna vez el término No-Binario? O género fluido... con que conozcas cualquiera vale. Sino, no pasa nada. —tomó aire y suspiró antes de continuar, hablando despacio—. Yo soy de género fluido. No soy ni un chico ni una chica, sino algo más... dinámico. Una mezcla entre ambos, o ninguno. No es algo estático.—bajó la mirada, gestionando sus palabras—. Piénsalo como algo andrógino. Hay días que me reflejo mejor como chico, otros como chica, otros me da igual... y los pronombres varían según eso.

Apretó el puño en torno a su colgante. Cuando alguien no le aceptaba solo tenía que apartarlo de su vida, pero decirlo era sin duda mucho más fácil que llevarlo a la práctica, en especial si ya conocía o había convivido con dicha persona. Rox era consciente de lo muy tabuizado que estaba su género, así como todo el espectro NB, de como se les tachaba de "special snowflakes", de tanta gente afirmando que su género no existía... y detestaba todo aquello.
Y era más consciente aún de cuan cerrada podía ser la sociedad coreana.

Los sentimientos de Hyun no se mantuvieron encerrados en su seriedad mucho más. A cada segundo su cara mostraba más una mezcla entre lo extrañado y, en una parte mucho más pequeña, asqueado. Era como su padre decía, por mucho que le fastidiara coincidir, ya no sabían que inventarse que decir. En parte tenía ganas de señalar lo evidente <<Eres una chica; has nacido chica>>. Pero Hyun se limito a responder "no" a cada cosa que preguntaba, no conocía nada de eso, parecía mentira ¿Quién se habría inventado todos esos términos? Hyun relajó la cara, se dio unos segundos para pensarlo ¿Que podía decir?

- Bueno si tu lo dices será así. Entonces como te trato ¿Tengo que preguntarte según el día como te sientes? - El principio lo dijo relajado, seguía queriendo que Rox fuera su amigo. Sin embargo en su última pregunta se reflejaba un poco de su escepticismo, de la extrañeza que le causaba. Pero no tardo en recular.- A ver, no es lo más normal del mundo, y es la primera vez que escucho de esto. No se como debo tratarlo.

Las expresiones de Hyun no le aliviaban en lo más mínimo. Las veces que se atrevía a mirarle directamente al rostro dudaba, pero no podía dejarse minar. Había visto esa cara en tanta gente antes, en especial de compañeros de clase, que no suponía una sorpresa.
Cerró los ojos y respiró hondo. Si nunca había escuchado del tema es normal que tuviera preguntas o se mostrara incrédulo.

«Es menor que yo. Mucho le estoy pidiendo, y demasiado bien se lo está tomando.»

—Como siempre lo has hecho. No tienes que preguntarme nada. —respondió de forma firme, sin olvidar sonreír con suavidad posteriormente. No pretendía hacer de aquello un sermón—. No quiero que esto cambie tu visión de mi. Sigo siendo el mismo de siempre. Quizás más amargado y magullado que el primer día, pero el mismo. De momento solo te pediría que no usaras pronombres femeninos. Aún tengo que contárselo al resto, y... no es buen momento. Por ahora solo lo sabéis Milo, Rena y tú.

Procuró mantener contacto visual con Hyun según hablaba, en parte para fijarse en su reacción y de paso, fortalecer sus propias palabras y confianzas.

El coreano no abandono su escepticismo del todo, sin embargo lo acepto. Tenía que hacerlo, por mucho que le incomodara lo que Rox decía ser, seguía siendo la única persona con la que todavía hablaba, la única que le distraía lo más mínimo de sus sentimientos de mierda.

- Eso lo puedo hacer.- Cedió. Y dejó pasar tanto tiempo como lo haría la otra coreana, sin idea de que decir. Se había cortado del todo la conversación tranquila. Entonces por un segundo pensó en lo último dicho por su compañera, que fuera el tercero al que se lo contaba le hizo cierta ilusión, recupero algo el sentimiento de la conversación que estaban teniendo.

- ¿Es por esto que apenas contabas nada sobre tu vida?- Hyun intento sonar lo mejor posible. Ahora todo encajaba más, que a Rox le fuera mal en corea, todo lo reservado que era... Tras hacer la observación en alto, y aunque una vocecilla en su cabeza le recordó a Hyun que Rox solo se lo había confesado por haberla pillado, quitándole la escasa satisfacción que había sentido, prosiguió. Hyun ya quería volver a la charla tranquila de antes.

- Bueno, ahora me puedes contar sobre ésta; si quieres.

Rox no tenía porqué seguir conteniendo sus nervios. A pesar de la seguridad en su voz y lo bien que se había mantenido durante la charla, el medio australiano suspiró con fuerza y sonrió como si se hubiera quitado una bolsa de ladrillos de la espalda en cuanto Hyun estuvo de acuerdo. De haber tenido más movilidad, a lo mejor hasta habría dejado caer medio cuerpo al frente para dramatizar su alivio.
Murmuró un "gracias" según se ponía cómodo en su asiento, carcomiéndose en el fondo sobre lo muy triste que era tener que agradecer la aceptación. Si las cosas seguían así, puede que lograra reunir valor suficiente para tratar aquel tema con el resto del torreón más pronto de lo que imaginaba. En un subidón de positivismo y con la mente indagando en distintas formas de dar la noticia, el intervalo de silencio se le pasó sin percances hasta que el moreno volvió a hablar.

Al final el chico sí que se había dado cuenta. Lo cierto es que por mucho que se considerase alguien sociable, rehuía de forma casi involuntaria el hablar de sí mismo, de su familia o vida privada con recién conocidos... y otros coreanos. Puede que el rubio también tuviera ciertos prejuicios y resquemores después de todo, y aunque se avergonzara de ello no era algo que pudiera evitar. Se trataba casi de un método de supervivencia, de mantenerse a raya de aquellos que pudieran hacerle daño. Incluso entre sus amigos más cercanos podía mostrarse reacio a dar información de según que cosas, y es que omitir sus problemas y pensamientos era a veces una forma más sencilla de seguir adelante.

—Sí. Esa era una de las razones.—pegó la vista al suelo, entre dudoso y avergonzado. El sonido de sus uñas al chocar contra su colgante era como el goteo de un grifo—. No me gusta contar cosas sobre mi hasta que no conozco a la persona con la que hablo... me he encontrado a mucha gente cerrada de mente a lo largo de los años. Por eso prefiero esperar y saber como son. Lo siento. No sé, ahora que lo pienso suena bastante injusto.

Una mueca apurada se dibujó poco después en su rostro.

—Ay, ¡así a voz de pronto no se me ocurre que contarte! A ver, a ver... cosas que no te haya dicho, más o menos relevantes... Puf. —se pasó la mano por el pelo, viendo a ninguna parte mientras pensaba que decir. Tenía que compensar todo lo que le había contado Hyun sobre su vida a lo largo de esos meses—. Va. Con mis padres desde los doce o trece años tuve una relación de mierda. Mi madre era súper pasiva con todo lo que me sucedía y mi padre era más agresivo que pasivo. No les importaba tanto lo que me pasase o lo que hiciera, sino lo que diría el resto de la familia sobre mi. Si hubieras visto como se pusieron cuando me hice el tatuaje... Y en Corea era peor, porque al menos en Australia me pasaba todo el día en la calle y no tenía ni porqué verlos. Al mudarnos mis notas se volvieron una desgracia, pero daba un poco bastante igual; mi plan era entrar en una academia de baile al terminar bachiller, y sino, buscarme algún trabajo donde fuera para poder irme de casa. Madre mía, parezco como un adolescente problemático. —dejó escapar una pequeña carcajada—. En Australia tenía un grupo grande de amigos, y en Corea pues... tenía solo cuatro. Pero eran cuatro muy legales. Los echo de menos una barbaridad.

Hizo una pausa para recargar fuel y le dedicó una mirada a Hyun, encogiéndose de hombro y sonriendo. Había ido diciendo lo que se le pasaba por la cabeza sin meterse directamente en temas muy cruentos, pero al menos como "Principios de la sinceridad: resumen de mi vida (Vol 1)", no había estado tan mal.

Desde que lo sabía, oficialmente, Hyun veía todo lo que hacía la coreana muchísimo más femenino. Pero no. No debía pensar en ello. "Conversación tranquila" era el dogma que había puesto en modo repetición en su cabeza. Hyun estubo atento a todo lo que contaba su compañera, comentando, "si", "claro" y otros a cada rato. Un "dímelo a mi" a lo de ser adolescente problemático.

- Lo de las notas es un horror.- Dijo Hyun con un deje triste en sus palabras. Y luego siguió escuchando.

- Cuatro es una buena cantidad. En mi clase a nadie le importa nadie, y los grupos más grandes de amigos que veía eran una panda de capullos prepotentes. Cuatro, encima cuatro amigos buenos, son muchos.- Hyun cada vez se sentía más triste, la conversación se había vuelto demasiado nostálgica. Ahora pensaba en su equivalente a los cuatro amigos, su hermana. Suspiró.

- Bueno en corea tampoco vemos mucho a nuestros padres. No se tu, pero al volver por la noche mis padres, mi padre sobre todo, están durmiendo casi siempre.- Comento entonces.

- ¿Y tan bueno eres bailando? Digo ¿Crees que podrías trabajar en ello? Además, tu terminabas este año ¿No?- Hyun la había visto un par de veces, pero no tenía mucha idea de baile.

—Ya. Los grupos grandes tienden a ser así. Se mueven como un rebaño de ovejas.—comentó. Se preguntaba si su grupo de Australia también lo era a ojos de otros—. Con mis padres era al revés, era yo quien se dormía antes. Los dos volvían muy tarde del trabajo. La cosa es es que en Busan pasaba mucho tiempo en casa. Salía como tres veces menos que antes, por eso los veía más.

Tras darle un par de vueltas e inspeccionarlo con los dedos, soltó el colgante. Un pequeño rubor apareció en sus mejillas, acompañado de una sonrisa orgullosa. Junto con ciertos deportes, bailar era de esas cosas que le hacían sentirse realmente bueno en algo. Asintió a la última pregunta antes de responder a las demás.

—¡Creo que no se me da mal! —su sonrisa se ensanchó notablemente—. Llevo haciéndolo desde los nueve años más o menos. Mi madre me apuntó como actividad extra-escolar, y no lo dejé hasta que nos mudamos. Al principio solo era un hobby, pero cuantos más vídeos veía en Youtube de academias profesionales, ¡sobre todo las coreanas!, más me imaginaba ganándome la vida de ello. Son una pasada. Y mira, eso es algo que sí me gustaba mucho de Corea: que vivir de bailarín no es imposible.

La sonrisa que había mantenido se apagó al rato de recordar sus condiciones. Suponiendo que salieran de esa, Rox ya ni siquiera podía caminar como una persona normal y su brazo estaba muerto.

—¿Y tú? —se apuró en continuar—. ¿Tenías algo pensado? ¿Cuánto te quedaba para terminar?

Era curioso que su compañera lo tuviera tan claro, sobre todo tratándose de baile. La universidad parecía el único objetivo posible según su padre. Probablemente si al coreano no se le diera tan mal todo lo demás, se lo habría discutido, hubiera hecho como Rox y escaparía de sus padres y supuesto futuro impuesto. Pero no podía; y en cierto modo rocavarancolia le había liberado de su futuro, lo único bueno que le había dado. A rox se lo había quitado, y Hyun pudo ver como la coreana llegaba a la misma conclusión al apagarsele cualquier alegría. Habría preguntado si estaba bien, pero además de ser una pregunta que parecía tonta, no le dio tiempo. La coreana volvió a la conversación con la pregunta que menos quería el coreano.

- No se, no tengo ni idea. Supongo que la universidad, aunque no sabría que carrera estudiar y mucho menos creo que podría llegar a entrar con mis notas.- Quizás sonaba muy negativo pero sabía que era cierto. - Yo que se.- añadió como si ello suavizara el ambiente.

- Tres años.- terminó diciendo en respuesta a su última pregunta.

- Oye podemos seguir hablando arriba, no te esfuerces demás.- En parte quería cortar el tema, y por otro lado de verdad no se sentía cómodo manteniendo a la coreana herida fuera de su cama.