Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Tras llegar al torreón Dhelian se dispuso a entrenar un rato en la sala, necesitaba gastar energías y  distraer la mente, tras usar parte de la tarde en eso se dio un buen baño y bajo al la primera planta al escuchar el grito de Alice, totalmente hambriento. El brillo rojizo que podía verse en el patio por donde Surasara acaba de entrar y caerse, indicaba que esa dichosa luna ya estaba allí y que se había hecho de noche sin darse ni cuenta.

-Todo el equilibrio del que hacia galas últimamente perdido en un segundo- rió suave mientras entraba a la cocina y se sentaba viendo el banquete hecho por su amiga- Te luciste esta vez, parece una cena digna de gente rica -comento medio en broma, viendo un platillo que no conocía y que probo gustoso, su paladar se había adaptado bastante bien al cambio de sabor por lo que no había sido tan sufrido el comer- Gracias por la cena, Alice - añadió tras sentarse finalmente para empezar a comer con gusto, quedándose todo empachado y pesado tras comer tanto.  

Tras beber un buen trago de té intentando quitarse la pesadez, se reviso a si mismo intentando ver algún cambio tras la salida de la luna, como pelo cambiando de color, alguna cosa rara apareciendo, tal vez dolor...y no viendo ni sintiendo nada identificables alzo una ceja confundido

-¿Alice notas algo diferente? Me siento igual que siempre- murmuro un poco contrariado en cierta forma por haber estado semanas, meses inclusos comiéndose las uñas con la luna y ahora nada pasaba- Parece que exageramos demasiado....

Le había dado antojo a media tarde y a la hora de la cena no tuvo demasiada hambre, pero se obligó a comer por no hacerle el feo a Alice. Lo cierto es que le había salido bastante buena, y se regañó mentalmente por haber sucumbido a su capricho horas antes.

Llevaba la daga del incidente del circo colgando del cinturón, como ya se había vuelto costumbre, y estaba echada en un sofá con un libro descansando sobre su tripa hinchada. No se dio cuenta de lo tarde que se le había hecho hasta que la luz roja de la Luna llenó el salón, colándose por la puerta abierta del patio. Era más potente que las antorchas, incluso más que el fuego mágico de Alice. Marsi salió al patio para verla mejor.

Todo estaba tintado de sangre. La Luna Roja brillaba inmensa e imponente en el cielo. Era preciosa, pero algo en ella hacía que Marsi se sintiese indefensa y asustada. Estaba allí al fin, después de todos esos meses sobreviviendo. El corazón le iba a mil por hora por la inseguridad y la emoción. Se acercó un poco a sus compañeras.

-Yo me siento un poco..- Marsi fue a responder a Dhelian, pero su voz se cortó a media frase. De pronto todo se volvió negro.

La cabeza de Marsi cayó al suelo, sin dañarse gracias al suelo de tierra, y rodó por lejos de sus pies. La varmana seguía de pie, incapaz de oír ni ver lo que estaba ocurriendo, pero sintiendo en cierto modo la pérdida de peso sobre sus hombros.

Dhelian deseo nunca hacer esa pregunta. Marsi quizo responderla y esas fueron sus ultimas palabras. Dhelian grito cundo la cabeza de Marsi cayo de su lugar, sin nada que al cortase, como si hubiesen destapado una botella y la cabeza fuese el tapón. Sus ojos se abrieron de par siguiendo el recorrido de la cabeza de la varmana sin poder aun procesarlo.

-¡MARSI!- grito muerto del espanto, ¿¡que acababa de pasar!? ¿Aquello era algún tipo de broma de mal gusto? Eso no podía ser parte de los cambios, ¡estaba sin cabeza! ¡La gente no puede vivir sin cabeza! Habia muerto de la forma mas estúpida que pudiese existir y ni siquiera sabían como. Dhelian apenas tuvo tiempo de levantarse e intentar correr hacia Mari pero dar un solo paso en dirección al cuerpo de la chica fue imposible. Era como si tuviese una losa encima que no le dejaba avanzar.

Dhelian se sintió aterrado cuando noto que intenta volverse se hacia cada vez mas pesado y eso dudaba que fuese cosa de la comida, no era natural"¿¡Que...que esta pasando!? No...puedo moverme" pensó asustado mirando nerviosamente alrededor en un intento mudo de pedir ayuda escuchando de fondo un aleteo acercándose que no lograba identificar. Apenas había conseguido dar dos pasos desde su posición, cuando todo rastro de movimiento se paro.

La aparición repentina de las estirges en medio del salón le pusieron nervioso y de poder moverse, ya habría intentado librarse de ellas. Pero no podía, ni siquiera un poco. Y las estirges atacaban. "¡Muévete cuerpo! ¡Que alguien me ayude!" rogó desesperado sin darse cuenta que ni siquiera estaba diciendo eso en voz alta y no pudiendo ver mas que un pequeño espacio de habitación, allí donde Ozzchreanos intentaba librarse de las estirges. Aquello se repetía......las estirges venían a hacer realidad su pesadilla de meses atrás y el, de nuevo, no podía evitarlo.

Alice llama a cenar y por las caras del resto seguro que está muy bueno, pero el sabor de la sangre se impone, entre eso y el olor a putrefacción que me persigue como con desgana. Aún así le agradezco a la humana su esfuerzo y como poco a poco en silencio. El resto acaba mucho antes que yo habiendo comido mucho más.

Me levanto de la mesa con esfuerzo, no sé qué me pasa en las piernas, las noto como anquilosadas, ¿será la luna? Dos gritos prácticamente simultáneos hacen que me apresure al patio y la pierna vuelve a fallarme, no por debilidad, si no por que no se mueve tanto como yo espero y termino cayendo otra vez al suelo. <<Genial, dos veces en menos de una hora, sencillamente genial>>.

Aún en el suelo alzo un poco la mirada y veo la cabeza de Marsi a pocos palmos de mi cara. Me levanto del suelo tan rápido como puedo y veo que el cuerpo de la varmana aún sigue de pie. <<¿Cómo es posible?>>

-¿Qué es lo que ha pasado? - nadie llega a darme una contestación pues en ese mismo instante una bandada de pájaros irrumpe y nos empiezan a atacar.

Desenvaino las espadas dobles y arremeto contra todos los que puedo cortando donde sea, por suerte sé donde están mis amigos así qeu no les daré a ellos. Las malas noticias llegan cuando voy a esquivar un pájaro que viene directo a por mi y no puedo mover la pierna. No es que algo me esté agarrando, no es que la note dormida tampoco, noto mi pierna, pero aún así no se mueve. Pronto tampoco puedo mover la otra y multitud de golpes que tendría que estar esquivando me aciertan como si yo fuese una diana. Es definitivo, éste no es mi día.

Marsi podía notar los picotazos, los arañazos y el susurro de las plumas, pero no podía oir ni ver a las estirges. Durante un horrible instante, olvidó quien era y qué hacía allí, olvidó su nombre y su pasado, pero sus recuerdos volvieron pronto. Algo la arrastraba, intuía que a un lugar seguro. Las imágenes a su alrededor estaban difusas, sus sentidos se confundían, pero los estaba recuperando. Oía voces apuradas, aunque aún no podía distinguir bien lo que decían.

Estaba en Letargo. Era la Luna Roja y estaba en su torreón, donde había pasado muchos meses, donde estaban sus amigos, sufriendo con ella. Se llamaba Marsi, era varmana, y se le había caído la cabeza. Pero de alguna forma estaba viva. Fue repasando su identidad, e inconscientemente enviándola a las mentes de las personas a su alrededor. Distinguió a Naeleth mirándola, entre asustada y sorprendida, pero Gres la distrajo con una orden para que subiera a asegurar las ventanas.

Marsi se había acurrucado en un rincón, abrazando con fuerza su cabeza, aguardando a que volvieran sus sentidos. Temblaba, y si aún tuviera ojos, estaría llorando.

Las estirges atacaban su corazón debería estar latiendo a mil hora con semejante situación, pero no podio oírlo, no sentía el dolor un corazón palpitando a su máxima capacidad. No había nada, ni sonido ni dolor, parecía tan inmóvil como su propio cuerpo que a ojos Dhelian perdían su color natural hasta obtener el color de las piedras sin brillo del torreón. ¿Como era eso posible? Su corazón "No..no late..estoy...¿y aun...estoy vivo?" aquello era un sin sentido, un ser que no tiene corazón no tiene riego sanguíneo, no debería poder respirar ni moverse no puede respirar, ni moverse, cosa que para su sorpresa consiguió finalmente apartando a las estirges a manotazos.

Temblando se miro a si mismo, ni fijándose en el momento que Gres aparecía y ponía un cierto orden en el caos del torreón paralizando a las estirges. Dhelian miraba sus manos aterrado, no tenia pulso, no lo encontraba ¿estaba enfermo? ¿La luna le había echo enfermar de algún modo y por eso aquel color de piel y...y el no escuchar sus latidos?

-No...no tengo pulso...- murmuro sufriendo una crisis nerviosa mientras se jalaba del cabello con las manos, desesperado. Sus dedos se enredaron en el cabello que hasta hacia unas horas era brillante y suave, como si aquella luna maldita hubiese causado estragos en todo su cuerpo. Con un quejido de dolor consiguió desenmarañarse mirando las heridas que su cuerpo tenia por los picotazos de las estirges.

Y entre todo aquel desbarajuste emocional de ver que su cuerpo parecía enfermar de aquella forma que no lograba identificar, sus ojos vagaban por la habitación buscando el el destinatario del olor que le resultaba atan apetecible. Notar que dicho olor parecía provenía del mismo lugar donde reposaba el cuerpo picoteado de Drael le hizo perder el poco color que le quedaba.

Aquello era incluso peor que su pesadilla, no solo se había hecho realidad. El era un participante del juego.

No, no sentíamos nada raro. Solo oía más murmullo con palabras como "ya estamos aquíiii" o "menudo fastidio" o sinsentidos varios. Para colmo empecé a ver sombras que se cruzaban por el cielo, a través de este. Parecía que estuvieran cerca, pero negué la cabeza y me dije que no podía ser. Estamos aquí, so boba. <<No, estoy con mis amigos, no hay nadie más>> Menuda nos ha tocado... Qué.

Marsi. Marsi había respondido a lo de sentirse rara y en cuanto vi... Grité. ¡Venid, chicas, mirad! Grité y grité mientras me levantaba de un salto, me alejaba de la escena y, recobrando la cordura, me acerqué a la chica con torpeza. Mirad cómo grita por su novia. <<Tiene pulso...>> No podía ser, ¿cómo demonios?  Las sombras de antes me pasaron rozando y me giré, sobresaltada. Había varias figuras a mi alrededor, muy pocas pero suficientes como para asustarme.
—Qué demonios...

No me dio tiempo ni a pensar en espantarlas. De la nada, el cielo se llenó de... ¡Estirges! ¿Qué hacían aquí? No importaba porque tan rápido como llegaron se lanzaron a por nosotros. Conjuré un hechizo de protección básica con la idea de que me cubriera mientras entraba al torreón, pero entre tanto vi a las sombras interponerse entre las estirges y yo. No para bloquear ni cubrirme sino que distraían a algunas. Las que no, me alcanzaron e hicieron mella en las defensas tras unos cuantos picotazos. Por algún u otro motivo las sombras, me defendían. Aunque no dejaban de colar comentarios en mi cabeza. Pude coger mi espada y el escudo y cubrirme mejor.

El caos siguió hasta que conseguimos entrar todos en el torreón y bloquear la puerta. De alguna forma u otra, Marsi seguía viva. Los demás estábamos enteros, aunque heridos... <<Oh, no, ¡Drael!>> Aún quedaban estirges dentro, así que me desprendí de la espada y empecé a lanzar hechizos de parálisis. Sin embargo, para cuando me di cuenta, algunas sombras se habían lanzado contra mis amigos.
—¡No! ¡Dejad a mis amigos!—y a los demás—¡No sé qué son, os lo juro!

Pero si tú no tienes amigos.  

—¡No les ataquéis! ¡Quedaos quietas!

Algunas lo hicieron y se quedaron quietas a escasos centímetros de mis amigos burlándose de mí, mientras que, sin embargo, otras siguieron persiguiendo estirges.

Muchas de las estirges me ignoran al ver que no me puedo mover pero no cejo en mi empeño y a mis pies se va formando un pequeño cúmulo de aves muertas o heridas.

Hasta que llega el fuego. De pronto un dolor súbito me sobreviene a la altura de la cintura y se va extendiendo poco a poco. Quema, me quema por dentro y por fuera. Caigo al suelo soltando las espadas y al principio me resisto al dolor, pasará, pero no pasa, únicamente se vuelve más fuerte. No puedo evitarlo y empiezo a gritar de dolor.

No soy consciente de que he empezado a dar vueltas en el suelo tratando de apagar un fuego irreal. Según el dolor se extiende mis gritos de dolor pasan a ser chillidos agónicos. No sé cuanto tiempo pasa, pueden haber sido horas, incluso días. Y si sólo son segundos están siendo los más largos de mi vida. Apenas siento como me arrastran al interior.

Y de pronto todo acaba, la negrura me recibe.

A su alrededor todo era un caos, Gress había conseguido paralizar algunas estirges y Surasara había matado a otras pocas. El suelo de torroen era un mejunje de sangre y plumas. Drael estaba muerto, había extrañas sombras con las que Alice parecían estar peleando en un sinsentido gritándoles que pararan el ataque repentino que estaba realizando contra ellos, siendo obedecida por algunas de las sombras para sorpresa de Dhelian. Surasara estaba tirada por el suelo gritando de dolor. Aquello por fin lo hizo reaccionar y torpemente corrió hacia Surasara intentando ver qué era lo que le producía aquel dolor, si estaba herida.

La visión de lo que estaba pasando con la ulterana hizo que trastabillara hacia atrás no pudiendo creer la transformación que iba ocurriendo ante sus ojos de forma lenta pero firme. Las piernas, las piernas estaban desapareciendo…

A todo eso se le añadían el graznido de las estirges, el voleteo de estas que parecían resistirse a marcharse, y que aprecian atacar con mayor furia ante la presencia de otras estirges heridas y muertas, ensañándose especialmente con el cuerpo de la ulterana.

-¡¡Dejad de atacarnos!!-grito Dhelian desesperado intentando proteger el cuerpo de la chica y a punto de empezar paralizar a las estirges para que dejaran de atacar. Aquellos pájaros debían ser realmente inteligentes, pues tal vez viéndose amenazados les graznaron  se alejaron no sin antes picotear y arañar con sus garras a Dhelian de forma rencorosa. Aun así no se alejaron mucho, los pocos que quedaban sin heridas o paralizados, se subieron sobre la mesa del salón y sobre el espaldar del sofá, mirándoles con sus brillantes ojillos negros, como si esperaran la oportunidad para atacar de nuevo  y emitiendo sonidos de lamento por sus compañeros muertos. Como sabia que aquellos eran lamentos, era algo a lo que Dhelian no se paró a pensar aliviado de haber asustados a las aves.  Aun mirándolas desconfiando intento curarse a si mismo buscando a Alice con la mirada, impaciente.

-¡Alice! ¿Qué hacemos? ¿Dónde está Marsi?- pregunto al no ver el cuerpo de la chica por ningún lado, cuando recordaba que un rato antes, al inicio de toda aquella pesadilla el cuerpo estaba allí en pie, sin cabeza. No necesito respuesta, pues no tardo en localizarla. Ver el cuerpo de esta agazapado en un rincón abrazando su cabeza le hizo quedarse totalmente incrédulo. ¿Qué….estaba…pasando?  Era imposible seguir vivos en esas circunstancias, con un corazón que no latía y un cuerpo sin cabeza. ¿La luna tenia tal poder como para dar vida a los muertos? La cabeza de Dhelian hervía ante todo aquello. ¿Qué eran aquellas sombras y porque les habían atacado las estirges de Maciel? Eran demasiadas preguntas y aquel apetitoso olor proveniente del hueco de las escaleras le estaba revolviendo el estomago al saber quién era el que lo producía.

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Esperaba que para ese momento todos los del torreón hubiesen sufrido todos los cambios de la luna, encontrarlos a la mitad podía ser problemático y no le haría ser muy bienvenido. Pensativamente se paso la mano por el cabello blanco, habiendo ido con sus aspecto común para esa ocasión especial, mirando sus acompañantes ya frente al torreón.

-Bueno, voy a entrar, a ver si tienen la dignidad de abrirme sin dispararme -dijo encogiéndose de hombros con humor, levitando hacia el patio del torreón donde fue observado por un buena cantidad de estirges posadas en el muro. Las miro extrañado pues no era habitual verlas fuera de Maciel o al menos el no tenia costumbre de verlas. Tras eso  eso golpeo la puerta del patio- ¡Hey, los de ahí adentro, venimos a echaros una mano! Si nos dejáis pasar podríamos ayudaros un poco con vuestros cambios...- añadió para atraer la atención de los del torreón aunque ya viendo que posiblemente ni caso le harían, pero era mejor que entrar por las buenas. No es que le importase demasiado ser amable y buen samaritano, pero seria mas fácil conseguir las muestras de ese modo. Ademas, tal vez habría alguna tranformacion especialmente interesante y sentía curiosidad.

Stefan

Me encontré por casualidad con DL y Atol de camino al torreón, iba a ver si les podía echar una mano a los nuevos ciudadanos como ya habían hecho con nosotros anteriormente. En mi zurrón llevaba unas botellitas con líquido alquímico que tenían diversos usos.

Al ver el puente subido levitamos y acabamos en el patio, la puerta estaba cerrada así que DL la golpeó. Atol había decidido no venir dentro.

-¿Tú crees que nos recibirán bien? Si ya te digo que vine durante la cosecha y me echaron. Así que no sé yo cómo estarán de receptivos en la Luna...

Alice
Aprovechando que las sombras de alguna forma u otra me protegían, me había acercado a Marsi con el propósito de cubrirla en lo posible. Cuando Ozz sugirió de movernos, asentí y tras paralizar a otra estirge, exclamé:
—¡Los heridos al sótano! ¡Luego podemos volver a deshacernos del resto de estirges!—No me fiaba de que se hubieran quedado quietas ni un pelo. Luego me agaché junto a la varmana, tragándome cualquier mala sensación por la sangre que la cubría y la cabeza, y la ayudé a levantarse mientras le decía—Marsi, soy Alice. No sé si me oyes, pero estoy aquí. Vamos a ponernos a salvo, yo te guío.

La cogí por el hombro y la fui acompañando. A mitad de camino, unos golpes en la puerta del patio me sobresaltaron. Alguien nos hablaba desde fuera, ofreciendo ayuda.
—Yo no pienso abrirles... Allá vosotros.
Mátalos antes de que te maten o lo haremos nosotras.

Al menos no de momento y en semejante estado general. No, de momento me quedaría aquí abajo, cerca de Marsi y aún rodeada por las sombras. Seguían mirando raro a mis amigos, así que, dada la cercanía entre ellas y la varmana, les susurré:
—Alejaos de Marsi.
¿Quién es Marsi? ¿Lo sabéis?
Ni idea.
—La varmana...
¡Ah, la sin cabeza!
¿Estará muerta?
—Dejadla en paz.

Atol
Había llegado al torreón Letargo con Enredo y DL pero, al contrario que ellos, me había quedado fuera. No intervendría a no ser que fuera una situación límite como cuando salió nuestra Luna, donde sí era obvio que necesitábamos ayuda. No obstante, sí que me acerqué hasta el foso y observé el interior con niebla mágica. Estirges, sombras desconocidas y cosechados luchando, algunos heridos, otros muertos. <<¿Qué hacen aquí las estirges?>> Seguí observando, aunque no solo el torreón sino también las calles aledañas. Lo que hubiera atraído a esos pajarracos podría atraer a cualquier otra criatura y en ese caso sí podría verme implicado.

Dhelian

Debían moverse por mas que las estirges hubiesen decidido estarse quietas no le gustaba ni un pelo como les miraba.Y quería alejarse de Drael le inquietaba demasiado el sentirse atraído por el cadáver del pobre sinhadre por lo que se acerco a Surasara con intención de levitaría para bajarla al sótano, aunque dudaba que fuera a caber con la forma tan inmensa que parecía estar tomando frente a sus narices.

El golpeteo en la puerta y el escucha una voz desconoció le puso el vello de punta. No pensaba abrir, ni de ninguna maldita forma abriría, la luna había sido mucho peor de lo que hubiesen podido imaginar y si la luna había sobrepasado lo que creían, ¿quien decía que no seria un peligro también esa gente de fuera? Pero no podía dejar allí sola Surasara estando a medio transformar al parecer y sin protección alguna. Por lo que respiro hondo lanzando el hechizo de levitación sobre la utrerana para abajar a la seguridad del sótano.

-No podemos dejar que entren-murmuro desesperado intentando no fijarse en los ojos de las estirges siguiéndole, ¿porque no se iban de una maldita vez?.

Las aves en cuanto lo perdieron de vista comenzaron a graznar, echando el vuelo y lanzándose sobre el cuerpo de Drael y sobre sus compañeras muertas y paralizadas en un caos de plumas, picos y garras.

DL

-Que desconfiados- murmuro DL cuando vio que no le abrían y rascándose la nuca con pereza. Iba a tener que entrar como menos le gustaba, pero antes de hacer nada mas, invoco un hechizo de tinieblas para ver el estado del interior del torreón. Allí dentro había aun mas estirges, y cerca de la puerta un niño de piel grisácea a al defensiva protegiendo con su menudo cuerpo a una mujer tirada en el suelo- Vaya, aun hay gente cambiando, hay un chico gris y una chica tirada por el suelo...¿solo esos dos sobrevivieron? - hablo mas para si mismo que para su acompañante recorriendo edificio con la mirada intentando buscarlos en los cuartos y solo encotnrandose un cadáver en las escaleras, dos  chicas con transformaciones no identificables y finalmente a los sobrevivientes faltantes en las mazmorras. Dos chicas, una sin cabeza...dejandole mas que claro cual era su transformación cuando lo noto moverse; y la otra, no tenia idea de lo que era pues no había cambiado físicamente, bien podria ser una manga o algún tipo de bruja  Habia también otro chico que tampoco identificaba su tranformacion, si es que se había transformado ya. Para rematar la escena un montón de sombras sin forma especifica. Al grupo de las mazmorras se unió el chico gris y la chica que fue levitada hasta allí, dejando a Enredo y a el fuera del torreón.

-No piensan abrirnos y si entramos no intentaran atacar, están casi todos en las mazmorras metidos, así que ¿entramos de todos modos?-pregunto mirando al brujo tras hacer la inspección del torreón.