Torreón Maciel (Archivo V)
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Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/08/13, 07:53 pm
La actitud del Baurus ante su gesto conciliador molestó bastante a la ordesa, que había tratado de hablar con él con la mejor intención del mundo. <<No me puedo creer que se esté asustando de mí de verdad… >>.
-Mira, chico…-intentó sonar lo más amable posible, que no fue poco-. Entiendo que no estés acostumbrado a tener trato cotidiano con nada que se me parezca en tu entorno, pero ya podrías dejarte de superficialidades y aceptar que somos compañeros si tal. En mi mundo hay monos como vosotros, puede que incluso más inteligentes, y se les trata como a esclavos-explicó. Realmente Lara no era del tipo de ordeses que se encontraba a favor del trato que se daba a los monos del queso, su madre decía que era porque le faltaba madurar, aunque lo cierto es que a veces los envidiaba-. Y mírame, todavía no os he obligado a follar como conejos para que me sudéis el almuerzo de mañana. Cuando te metes de lleno en una aventura como esta no puedes ponerte remilgado con los pelos de tus colegas…
Y habría seguido su discurso de no ser por la llegada del grupo que fue en busca de la comida. El primero en pasar fue Shaco, que casi arrasa con el silencioso. El resto llegaron detrás y, obviamente para Lara, Archi cerraba el grupo de excursionistas. Suspiró, todavía algo alterada por la reacción de Baurus, y decidió no darle la tabarra al pobre, con lo visiblemente fatigado que venía.
En su lugar, se acercó a la cocina y curioseó el contenido de las cestas que habían traído. Carne, pescado, bichos, comida que no reconocía, comida que no le interesaba, líquidos extraños y requesón. <<No dan para que nos pongamos artísticos con el menú, pero con esto se mata el hambre que da gusto>>. Decidió vencer la tentación y esperar a que el ambiente se calmara (o descansara o lo que fuera que necesitase un ambiente como este) para poder comer. En su lugar, tras cruzársele en el campo visual un Cio perdido con un trapo frente a la ventana, decidió enseñar a este y ayudar a Keiria a limpiar.
Fue al patio a por un cubo de agua, tomándose su tiempo en admirar los restos óseos y lo llevó hasta la cocina. Allí llenó tanto vasos como personas había en el torreón y luego volvió a desplazar el cubo hasta donde estaba Cio, dejando los vasos para que cada uno se sirviera a su antojo. Al ser tan pequeñita, Lara tuvo que esforzarse horrores para cargar con el cubo, pero no pensaba dejar que sus compañeros la mirasen como a un ser inferior, al menos más allá de lo que respectaba a la altura.
-En vuestro mundo no sois muy de limpiar, ¿no?-le preguntó a Cio con una mueca divertida-. Necesitas esto para empapar el trapo-soltó el cubo en el suelo y lo pateo levemente-. Sino no harás nada. Y tampoco te recomiendo que juegues con los bichos. Pueden ser venenosos y tal-ya lo había visto antes de irse tonteando con una araña y Lara pensó que la advertencia no vendría mal.
Tras eso, se agenció un trapo y le explicó al irrense cómo se utilizaba. <<No tiene mucho misterio, espero que no sea demasiado corto de entendederas>>. Pensó resignada. Esperaba cualquier cosa de esta aventura, excepto gente así de incapacitada para limpiar cristales.
-Mira, chico…-intentó sonar lo más amable posible, que no fue poco-. Entiendo que no estés acostumbrado a tener trato cotidiano con nada que se me parezca en tu entorno, pero ya podrías dejarte de superficialidades y aceptar que somos compañeros si tal. En mi mundo hay monos como vosotros, puede que incluso más inteligentes, y se les trata como a esclavos-explicó. Realmente Lara no era del tipo de ordeses que se encontraba a favor del trato que se daba a los monos del queso, su madre decía que era porque le faltaba madurar, aunque lo cierto es que a veces los envidiaba-. Y mírame, todavía no os he obligado a follar como conejos para que me sudéis el almuerzo de mañana. Cuando te metes de lleno en una aventura como esta no puedes ponerte remilgado con los pelos de tus colegas…
Y habría seguido su discurso de no ser por la llegada del grupo que fue en busca de la comida. El primero en pasar fue Shaco, que casi arrasa con el silencioso. El resto llegaron detrás y, obviamente para Lara, Archi cerraba el grupo de excursionistas. Suspiró, todavía algo alterada por la reacción de Baurus, y decidió no darle la tabarra al pobre, con lo visiblemente fatigado que venía.
En su lugar, se acercó a la cocina y curioseó el contenido de las cestas que habían traído. Carne, pescado, bichos, comida que no reconocía, comida que no le interesaba, líquidos extraños y requesón. <<No dan para que nos pongamos artísticos con el menú, pero con esto se mata el hambre que da gusto>>. Decidió vencer la tentación y esperar a que el ambiente se calmara (o descansara o lo que fuera que necesitase un ambiente como este) para poder comer. En su lugar, tras cruzársele en el campo visual un Cio perdido con un trapo frente a la ventana, decidió enseñar a este y ayudar a Keiria a limpiar.
Fue al patio a por un cubo de agua, tomándose su tiempo en admirar los restos óseos y lo llevó hasta la cocina. Allí llenó tanto vasos como personas había en el torreón y luego volvió a desplazar el cubo hasta donde estaba Cio, dejando los vasos para que cada uno se sirviera a su antojo. Al ser tan pequeñita, Lara tuvo que esforzarse horrores para cargar con el cubo, pero no pensaba dejar que sus compañeros la mirasen como a un ser inferior, al menos más allá de lo que respectaba a la altura.
-En vuestro mundo no sois muy de limpiar, ¿no?-le preguntó a Cio con una mueca divertida-. Necesitas esto para empapar el trapo-soltó el cubo en el suelo y lo pateo levemente-. Sino no harás nada. Y tampoco te recomiendo que juegues con los bichos. Pueden ser venenosos y tal-ya lo había visto antes de irse tonteando con una araña y Lara pensó que la advertencia no vendría mal.
Tras eso, se agenció un trapo y le explicó al irrense cómo se utilizaba. <<No tiene mucho misterio, espero que no sea demasiado corto de entendederas>>. Pensó resignada. Esperaba cualquier cosa de esta aventura, excepto gente así de incapacitada para limpiar cristales.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/08/13, 10:19 pm
Le costó muchísimo no acelerar durante el trayecto de vuelta, pero era todo lo que podía hacer ante un grupo tan lento. Cuando por fin llegaron al torreón, y tras ver como el naranjito echaba a correr, la impaciencia de Xalkoth superó todos los limites posibles, y echó a correr también. A diferencia del que le había precedido, Xalkoth sí que tuvo el cuidado de no atropellar a nadie, aunque para ello tuvo que saltar por encima del derribado.
Sin retrasarse más dejó las cestas en la cocina. Ya habían perdido demasiado tiempo al buscarlas. Sería mejor ponerse manos a la obra y organizarlo todo, pero antes tendría que suspirar al comprobar los problemas que daba su nombre a varios. Solo el que estaba agotado parecía conocerlo entero y bien, algo que le hizo ganarse puntos para el clinger.
-Si, es Xalkoth, aunque ahora también acepto Xal y Xalk- Aclaró para todos, sobre todo para el naranjito. -Y no has jurado nada, al menos no verbalmente. Y mejor así porque jurar tu muerte es tan estúpido como suicidarse sin querer morir- Sin decir nada más se marchó a hacer sus cosas.
Lo primero que tendría que haber hecho sería analizar lo que hacían y no hacían los demás, para ir teniendo en cuenta sus habilidades y hacer un plan de trabajo en consecuencia, pero la curiosidad del clinger se impuso fácilmente, y lo que hizo al final fue explorar todo el torreón, curioseando todo lo que encontraba.
Así, tras revisar toda la parte superior, acabó metiéndose en el sótano, y encontrando la armería.
-¡Halaaa! ¡Cuantas armas! Su estado es cuestionable, pero servirán- Soltó al ver todo lo que allí había.
Pasó un buen rato en la sala, metiendo las manos en cada sitio con cosas que encontraba, a la búsqueda y organización de lo que estaba mejor, al mismo tiempo que iba tirando lo que no le gustaba o que no reconocía sin ningún remordimiento.
Cuando el clinger por fin se dio por satisfecho había dejado tantas cosas por los suelos que este apenas podía verse del desorden que había ahí montado. Todo para hacerse solo con un puñado de cuchillos arrojadizos que enganchó en el cinturón, junto a sus dos armas.
-Menudo desastre. Supongo que tendré que buscar a alguien que lo arregle. Bueno yo al menos encontré lo que buscaba-
De vuelta en la cocina muchos parecían enfrascados en labores de limpieza. Aunque los que parecían hacerlo mejor eran la del pelo rojo y la pastora. Inmediatamente los archivó como candidatos a dedicarse a estas labores de forma periódica. “Luego mandaré a una de las dos a que arregle el desastre de abajo”
Todavía quedaban muchas cosas por averiguar, y encima tenía hambre. “Esperaré por si alguien sabe cocinar, y si no pues comeré algo crudo. Luego toca analizar al resto”
Sin retrasarse más dejó las cestas en la cocina. Ya habían perdido demasiado tiempo al buscarlas. Sería mejor ponerse manos a la obra y organizarlo todo, pero antes tendría que suspirar al comprobar los problemas que daba su nombre a varios. Solo el que estaba agotado parecía conocerlo entero y bien, algo que le hizo ganarse puntos para el clinger.
-Si, es Xalkoth, aunque ahora también acepto Xal y Xalk- Aclaró para todos, sobre todo para el naranjito. -Y no has jurado nada, al menos no verbalmente. Y mejor así porque jurar tu muerte es tan estúpido como suicidarse sin querer morir- Sin decir nada más se marchó a hacer sus cosas.
Lo primero que tendría que haber hecho sería analizar lo que hacían y no hacían los demás, para ir teniendo en cuenta sus habilidades y hacer un plan de trabajo en consecuencia, pero la curiosidad del clinger se impuso fácilmente, y lo que hizo al final fue explorar todo el torreón, curioseando todo lo que encontraba.
Así, tras revisar toda la parte superior, acabó metiéndose en el sótano, y encontrando la armería.
-¡Halaaa! ¡Cuantas armas! Su estado es cuestionable, pero servirán- Soltó al ver todo lo que allí había.
Pasó un buen rato en la sala, metiendo las manos en cada sitio con cosas que encontraba, a la búsqueda y organización de lo que estaba mejor, al mismo tiempo que iba tirando lo que no le gustaba o que no reconocía sin ningún remordimiento.
Cuando el clinger por fin se dio por satisfecho había dejado tantas cosas por los suelos que este apenas podía verse del desorden que había ahí montado. Todo para hacerse solo con un puñado de cuchillos arrojadizos que enganchó en el cinturón, junto a sus dos armas.
-Menudo desastre. Supongo que tendré que buscar a alguien que lo arregle. Bueno yo al menos encontré lo que buscaba-
De vuelta en la cocina muchos parecían enfrascados en labores de limpieza. Aunque los que parecían hacerlo mejor eran la del pelo rojo y la pastora. Inmediatamente los archivó como candidatos a dedicarse a estas labores de forma periódica. “Luego mandaré a una de las dos a que arregle el desastre de abajo”
Todavía quedaban muchas cosas por averiguar, y encima tenía hambre. “Esperaré por si alguien sabe cocinar, y si no pues comeré algo crudo. Luego toca analizar al resto”
- Baurus
Ficha de cosechado
Nombre: Baurus
Especie: Terrícola
Habilidades: Agilidad, Rapidez mental, Nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/08/13, 10:29 pm
Sin saber que hacer, volví a escuchar a aquella niña monstruo dirigirse a mí. ¿Compañeros? ¿A qué se refiere? Yo no tengo compañero alguno y menos aquí... Clavé la mirada de nuevo en ella, y fue en ese instante en el que recordé las palabras de aquel joven ese día. "Una tierra de sueños y magia..." "Ven conmigo a Rocavarancolia y encontraras el lugar al que perteneces." Desvelé una ligera sonrisa en ese momento. Jé... No era una broma con lo de magia y sueños... ¿Significa eso que no me harán daño? ¿Significa eso que aquella Lara 37 tiene razón, y somos compañeros? Estaba bastante aturdido con todo aquello.
De repente escuché a alguien conocido detrás. Se trataba del "Mono Loco", que entró al torreón atropellándome y volviendo a caer al suelo, pero esta vez si me hice daño, llevándome una mano a la cabeza en señal de dolor. Abrí los ojos y los centré en aquel Mono. -¡Joder! ¡Qué demonios te pasa! ¡Gilipollas! Los del grupo que volvieron portaban cestas, en las que pude distinguir comida en ellas. Pero ya no tenía hambre. Me merecía ese golpe, y me merecía no probar bocado, aun que me consideren un compañero. La niña había abandonado el banco, y mientras los demás se centraban en poner orden una vez que habían llegado, salí del torreón y volví afuera. No llevaba las sábanas atadas, y perdí mi camisa atada también por el camino, pero ignoraba los escasos pinchazos provenientes de nuevo de las piedras. Escondí las manos en los bolsillos del pantalón rasgado y sucio, elevando la cabeza al cielo, con los ojos cerrados.
¿Estoy sintiendo lástima por tratarles así? No se... Siempre suelo ignorar a cualquiera, y me preocupo solo por mí. ¿Qué me pasa?...
-Tsk...
De repente escuché a alguien conocido detrás. Se trataba del "Mono Loco", que entró al torreón atropellándome y volviendo a caer al suelo, pero esta vez si me hice daño, llevándome una mano a la cabeza en señal de dolor. Abrí los ojos y los centré en aquel Mono. -¡Joder! ¡Qué demonios te pasa! ¡Gilipollas! Los del grupo que volvieron portaban cestas, en las que pude distinguir comida en ellas. Pero ya no tenía hambre. Me merecía ese golpe, y me merecía no probar bocado, aun que me consideren un compañero. La niña había abandonado el banco, y mientras los demás se centraban en poner orden una vez que habían llegado, salí del torreón y volví afuera. No llevaba las sábanas atadas, y perdí mi camisa atada también por el camino, pero ignoraba los escasos pinchazos provenientes de nuevo de las piedras. Escondí las manos en los bolsillos del pantalón rasgado y sucio, elevando la cabeza al cielo, con los ojos cerrados.
¿Estoy sintiendo lástima por tratarles así? No se... Siempre suelo ignorar a cualquiera, y me preocupo solo por mí. ¿Qué me pasa?...
-Tsk...
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
07/08/13, 11:35 pm
Tomó aire y finalmente se incorporó. Por el rabillo de sus ojos vio como el japonés se retorcia en el suelo, llevandose las manos a la cabeza y musitando lo que parecia una oración o algo por el estilo. No recordó haber visto esa costumbre japonesa en ningun anime asi que dudó de la verdadera raza del chico.
Fue el Edward Elric en baja forma quien se le acercó. Con el dolor de mandíbula todavia muy presente, le quitó importancia a sus disculpas. Pero ahí no se quedó la cosa, y el chico se vio empujado a recordarle cual era el verdadero nombre del clinger. Parpadeo varias veces, mientras intentaba asimilar lo que le decia. Se abstrajo de la sala y una chispa brotó en su mente. Se disculpó de la siguiente manera ante el irrense, con un tono de voz de complicidad que no pegaba nada.
-Lo siento. Se me resbaló la lengua.-dijo con una sonrisa de soslayo, esperando que este entendiera la referencia y que dijera su parte. Por desgracia no lo hizo y aquello desanimó mucho al ruso que pasó a repetirse mentalmente el nombre, intentando aprenderselo a fuerza de repetirlo.
A continuación, el japonés soltó un berrido. Ya se habia puesto de pie y dijo algo muy malsonante en su dirección. Parecia bastante enfadado. Por costumbre miró atrás suya pero no encontró a nadie. Algo confuso, paró de repetirse el nombre del clinger en su cabeza para mandarle callar.
-Calla Yoshi... Que no me dejas pensar...-
Para cuando volvio a su letania de repetición de nombre, este ya habia cambiado. Sonaba parecido pero el aprendiz estaba casi convencido de que era distinto. ¿Como podria tener tan mala memoria para ciertas cosas y sin embargo todavia podia acordarse que en el minuto quince segundo trenta y ocho en el capítulo veinticuatro que salio el veintidos de febrero de dosmil once a las nueve de la mañana en horario del sol naciente, el valiente caballero nipón se reencontraba con su querida Monstre Charmmant?
Se llevó las manos a la cabeza y soltó un grito exasperado. No lo comprendia. No queria comprenderlo. Era demasiado tonto para comprenderlo. No sabia cual era cual, pero una de esas tres opciones tenia que ser. El yoshi, que por entonces ya dudaba bastante de su nacionalidad, que pasó a ser falso!yoshi dejó la sala sin musitar una palabra más, mientras aun se frotaba la cabeza, cargandola de electricidad estática inutilmente. ¿Quizás estaba intentando invocar algun monstruo de duelo con afinidad electrica? Nunca lo sabria.
Ya habiendo reposado un rato, el hambre volvió a él, pero tambien apareció la curiosidad por explorar la armeria. Llevó sus cestas entonces a la cocina y, cogiendo un plátano de las cestas se dispuso a salir, pero algo captó su atención más al fondo de la cesta. De un color rosado, un melocotón le miró seductivamente. Sudores. Temblores. Alargó la mano para coger el rosado melocotón de la cesta pero entonces el plátano, despechado, se ofendió gravemente. no sabiendo como solucionar aquella peliaguda situación, determinó que haria equilibrios entre platanos y melocotones en su dieta, pues ninguna de las demás frutas le habia hablado... todavia...
Pero aquel dia era una excepción. Tenia hambre y se habia esforzado como el que más. Se merecia un bonus. Llevando el plátano y el melocotón, cada uno en una mano, se aventuró en las mazmorras y más dentro de la armeria. Dio un bocado al melocotón y su dulzura le supo a gloria. Mientras entraba, se cruzó por la puerta con el clinger que no le dedicó ni un saludo y se perdió en la salida del sótano. El joven ruso le dio otro bocado a su melocotón y se adentró en la cámara murmurando por lo bajo mientras que le lanzaba puñales asesinos por los ojos a la espalda del insectoide.
-Dinkleberg...-
Tuvo que mover los ojos mucho para analizar todas las piezas de armamento ahí reunidas. De aspecto bastante medieval, no tardó en darse cuenta que no habia ni un solo arma de fuego y que las armas de mayor letalidad presente eran las ballestas. Comiendo copiosamente de la rosada fruta, fue reuniendo armamento vario y colocandolo sobre el suelo, en un claro donde el desorden no habia hecho acto de presencia. Repartidos a su alrededor, habia armas de diversa índole. Lanzó el hueso del melocotón por encima de su hombro y dejó el plátano a su lado para después.
Primero las dagas sai. Se puso de pie e intentó poner una pose amenazante mientras las blandia en el aire en pos de imitar lo que habia visto en tantas y tantas peliculas de acción. Pero aquello no era lo suyo, no. Esas armas requerian mucha fuerza fisica y destreza. Él necesitaba un arma cuyo mecanismo lo hiciera todo o casi todo por él. A continuación se colocó las dos kotetsu a la espalda, con dos cintas de cuero por delante, que a su parecer, le daban un porte genial y chulo. De una manera muy elegante, las desenvainó, sujetando una en cada mano.
-¡CHIMICHANGA!-exclamó, imitando al famoso antiheroe de marvel. Maravillado tanto por el color, el sonido y el olor del acero comenzó a zarandearlas espasmódicamente a su alrededor en imprecisos y peligrosos cortes al aire hasta que una se le resbaló de las manos y le hizo un pequeño corte en la mejilla. El arma rebotó contra el suelo llenando la sala con el restallido del metal mientras el aprendiz, agazapado, ponia ambas manos sobre la herida mejilla. Con lágrimas al final de sus ojos, dejó escapar un lastimoso sonido que indicaba lo doloroso y sorprendido que se encontraba.
Tras un rato se recuperó, pringándose la cara con su propia sangre, y pasó al siguiente arma. Un arma legendaria, usada por uno de sus idolos favoritos Bruce Lee. El nunchakku. Seis segundos fue lo que tardó en golpearse a si mismo con el arma, dañando esta vez su nariz, provocando una pequeña hemorragia que se resbalaba por sus labios. Herido, pero no derrotado, quiso seguir probando armas. La siguiente, no era más que un palo de acero. Por su mecanismo podia adivinar que se componia de otras dos piezas que el ruso conocia muy bien. En general, conocia bastante bien el arma, pero algo cambió dentro de él. Su mirada se volvio vidriosa unos instantes al reconocer el arma. No se agachó a recogerla. No queria ni verla. Y ni si quiera sabia porque. No sabia que significaba aquel tipo de arma para él, pero solo le traia angustia a su pecho, como si estuviera una bola pesada atada con una cadena a este.
Solo por comprobar, se qutió la camiseta un momento para ver si tenia un agujero en el pecho. Suspirando aliviado de descubrir que no era un hollow, no paró de preguntarse porque sentia aquello por ese arma, el Bō, porque ese era su nombre, mientras pasaba a la última opción que le llamó la atención.
Y ni si quiera era un arma. Era un escudo de gigantescas proporciones. Parecia hecho de cobre pero por su dureza y peso pudo intuir que era de acero y simplemente llevaba un revestimiento de cobre o estaba pintado. Fuera lo que fuese, le gustó bastante. Era un escudo que hubiera servido a alguien de por encima de dos metros, no alguien como el aprendiz que era enclenque y flojucho. Sin embargo, el patrón grabado en la cubierta le recordó a aquella novela gráfica que contaba la historia sobre la batalla de trescientos espartanos contra un ejercito de millares de persas. Aunque historicamente incorrecto, era bastante épico y chulo y solo por eso, decidio que esa seria su arma. Llevarlo en las manos era costoso, debia emplear ambos brazos y al rato tenia que dejarlo contra el suelo, debido a su peso y al cansancio que ya traia el aprendiz de cargar con objetos pesados aquel día. Finalmente, su última opción fue echarselo a la espalda y con la doble cinta paralela por delante. Parecia que llevase un caparazón a la espalda. Visto así, le recordaba a aquella serie animada que contaba la historia sobre cuatro tortugas que, al entrar en contacto con una sustancia radioactiva, se volvian aprendices del ninjutsu. Se giró entonces en redondo, al darse cuenta de la eleccion de posibles armas que habia hecho y se desternilló, doblandose por la mitad. Las risotadas de mono inundaron el sótano durante unos instantes que fueron bastante largos para cualquiera que estuviera cerca, pero que al aprendiz se le pasaron en un momento.
Maugullado, herido y contento, el joven ruso salio por la puerta. No, no salio. El escudo era demasiado grande para caber de esa forma. El humano se vio obligado a ponerse de perfil para salir. Mirando de nuevo a la habitación, vio el único arma que no habia probado. El Bō no se habia movido un ápice de su estanteria, todavia desarmado, gritaba para que alguien encontrara sus otras partes en medio de aquel desorden. Cuando aquella sensación tan incómoda se volvio a apoderar de su pecho, el aprendiz rompió la mirada y se puso a andar, en dirección a la salida.
Salio al patio y se colocó su gran escudo a un costado, encorvado, era capaz de cubrir su cuerpo entero, como lo habia visto tanto en el cómic como en la pelicula. Con un gritito de emoción, comenzó a dar patadas al aire y a proclamar a cualquier ser, objeto o entidad en aquel patio, como parte de Esparta, todo esto, con una voz grave que no era la suya.
Fue el Edward Elric en baja forma quien se le acercó. Con el dolor de mandíbula todavia muy presente, le quitó importancia a sus disculpas. Pero ahí no se quedó la cosa, y el chico se vio empujado a recordarle cual era el verdadero nombre del clinger. Parpadeo varias veces, mientras intentaba asimilar lo que le decia. Se abstrajo de la sala y una chispa brotó en su mente. Se disculpó de la siguiente manera ante el irrense, con un tono de voz de complicidad que no pegaba nada.
-Lo siento. Se me resbaló la lengua.-dijo con una sonrisa de soslayo, esperando que este entendiera la referencia y que dijera su parte. Por desgracia no lo hizo y aquello desanimó mucho al ruso que pasó a repetirse mentalmente el nombre, intentando aprenderselo a fuerza de repetirlo.
A continuación, el japonés soltó un berrido. Ya se habia puesto de pie y dijo algo muy malsonante en su dirección. Parecia bastante enfadado. Por costumbre miró atrás suya pero no encontró a nadie. Algo confuso, paró de repetirse el nombre del clinger en su cabeza para mandarle callar.
-Calla Yoshi... Que no me dejas pensar...-
Para cuando volvio a su letania de repetición de nombre, este ya habia cambiado. Sonaba parecido pero el aprendiz estaba casi convencido de que era distinto. ¿Como podria tener tan mala memoria para ciertas cosas y sin embargo todavia podia acordarse que en el minuto quince segundo trenta y ocho en el capítulo veinticuatro que salio el veintidos de febrero de dosmil once a las nueve de la mañana en horario del sol naciente, el valiente caballero nipón se reencontraba con su querida Monstre Charmmant?
Se llevó las manos a la cabeza y soltó un grito exasperado. No lo comprendia. No queria comprenderlo. Era demasiado tonto para comprenderlo. No sabia cual era cual, pero una de esas tres opciones tenia que ser. El yoshi, que por entonces ya dudaba bastante de su nacionalidad, que pasó a ser falso!yoshi dejó la sala sin musitar una palabra más, mientras aun se frotaba la cabeza, cargandola de electricidad estática inutilmente. ¿Quizás estaba intentando invocar algun monstruo de duelo con afinidad electrica? Nunca lo sabria.
Ya habiendo reposado un rato, el hambre volvió a él, pero tambien apareció la curiosidad por explorar la armeria. Llevó sus cestas entonces a la cocina y, cogiendo un plátano de las cestas se dispuso a salir, pero algo captó su atención más al fondo de la cesta. De un color rosado, un melocotón le miró seductivamente. Sudores. Temblores. Alargó la mano para coger el rosado melocotón de la cesta pero entonces el plátano, despechado, se ofendió gravemente. no sabiendo como solucionar aquella peliaguda situación, determinó que haria equilibrios entre platanos y melocotones en su dieta, pues ninguna de las demás frutas le habia hablado... todavia...
Pero aquel dia era una excepción. Tenia hambre y se habia esforzado como el que más. Se merecia un bonus. Llevando el plátano y el melocotón, cada uno en una mano, se aventuró en las mazmorras y más dentro de la armeria. Dio un bocado al melocotón y su dulzura le supo a gloria. Mientras entraba, se cruzó por la puerta con el clinger que no le dedicó ni un saludo y se perdió en la salida del sótano. El joven ruso le dio otro bocado a su melocotón y se adentró en la cámara murmurando por lo bajo mientras que le lanzaba puñales asesinos por los ojos a la espalda del insectoide.
-Dinkleberg...-
Tuvo que mover los ojos mucho para analizar todas las piezas de armamento ahí reunidas. De aspecto bastante medieval, no tardó en darse cuenta que no habia ni un solo arma de fuego y que las armas de mayor letalidad presente eran las ballestas. Comiendo copiosamente de la rosada fruta, fue reuniendo armamento vario y colocandolo sobre el suelo, en un claro donde el desorden no habia hecho acto de presencia. Repartidos a su alrededor, habia armas de diversa índole. Lanzó el hueso del melocotón por encima de su hombro y dejó el plátano a su lado para después.
Primero las dagas sai. Se puso de pie e intentó poner una pose amenazante mientras las blandia en el aire en pos de imitar lo que habia visto en tantas y tantas peliculas de acción. Pero aquello no era lo suyo, no. Esas armas requerian mucha fuerza fisica y destreza. Él necesitaba un arma cuyo mecanismo lo hiciera todo o casi todo por él. A continuación se colocó las dos kotetsu a la espalda, con dos cintas de cuero por delante, que a su parecer, le daban un porte genial y chulo. De una manera muy elegante, las desenvainó, sujetando una en cada mano.
-¡CHIMICHANGA!-exclamó, imitando al famoso antiheroe de marvel. Maravillado tanto por el color, el sonido y el olor del acero comenzó a zarandearlas espasmódicamente a su alrededor en imprecisos y peligrosos cortes al aire hasta que una se le resbaló de las manos y le hizo un pequeño corte en la mejilla. El arma rebotó contra el suelo llenando la sala con el restallido del metal mientras el aprendiz, agazapado, ponia ambas manos sobre la herida mejilla. Con lágrimas al final de sus ojos, dejó escapar un lastimoso sonido que indicaba lo doloroso y sorprendido que se encontraba.
Tras un rato se recuperó, pringándose la cara con su propia sangre, y pasó al siguiente arma. Un arma legendaria, usada por uno de sus idolos favoritos Bruce Lee. El nunchakku. Seis segundos fue lo que tardó en golpearse a si mismo con el arma, dañando esta vez su nariz, provocando una pequeña hemorragia que se resbalaba por sus labios. Herido, pero no derrotado, quiso seguir probando armas. La siguiente, no era más que un palo de acero. Por su mecanismo podia adivinar que se componia de otras dos piezas que el ruso conocia muy bien. En general, conocia bastante bien el arma, pero algo cambió dentro de él. Su mirada se volvio vidriosa unos instantes al reconocer el arma. No se agachó a recogerla. No queria ni verla. Y ni si quiera sabia porque. No sabia que significaba aquel tipo de arma para él, pero solo le traia angustia a su pecho, como si estuviera una bola pesada atada con una cadena a este.
Solo por comprobar, se qutió la camiseta un momento para ver si tenia un agujero en el pecho. Suspirando aliviado de descubrir que no era un hollow, no paró de preguntarse porque sentia aquello por ese arma, el Bō, porque ese era su nombre, mientras pasaba a la última opción que le llamó la atención.
Y ni si quiera era un arma. Era un escudo de gigantescas proporciones. Parecia hecho de cobre pero por su dureza y peso pudo intuir que era de acero y simplemente llevaba un revestimiento de cobre o estaba pintado. Fuera lo que fuese, le gustó bastante. Era un escudo que hubiera servido a alguien de por encima de dos metros, no alguien como el aprendiz que era enclenque y flojucho. Sin embargo, el patrón grabado en la cubierta le recordó a aquella novela gráfica que contaba la historia sobre la batalla de trescientos espartanos contra un ejercito de millares de persas. Aunque historicamente incorrecto, era bastante épico y chulo y solo por eso, decidio que esa seria su arma. Llevarlo en las manos era costoso, debia emplear ambos brazos y al rato tenia que dejarlo contra el suelo, debido a su peso y al cansancio que ya traia el aprendiz de cargar con objetos pesados aquel día. Finalmente, su última opción fue echarselo a la espalda y con la doble cinta paralela por delante. Parecia que llevase un caparazón a la espalda. Visto así, le recordaba a aquella serie animada que contaba la historia sobre cuatro tortugas que, al entrar en contacto con una sustancia radioactiva, se volvian aprendices del ninjutsu. Se giró entonces en redondo, al darse cuenta de la eleccion de posibles armas que habia hecho y se desternilló, doblandose por la mitad. Las risotadas de mono inundaron el sótano durante unos instantes que fueron bastante largos para cualquiera que estuviera cerca, pero que al aprendiz se le pasaron en un momento.
Maugullado, herido y contento, el joven ruso salio por la puerta. No, no salio. El escudo era demasiado grande para caber de esa forma. El humano se vio obligado a ponerse de perfil para salir. Mirando de nuevo a la habitación, vio el único arma que no habia probado. El Bō no se habia movido un ápice de su estanteria, todavia desarmado, gritaba para que alguien encontrara sus otras partes en medio de aquel desorden. Cuando aquella sensación tan incómoda se volvio a apoderar de su pecho, el aprendiz rompió la mirada y se puso a andar, en dirección a la salida.
Salio al patio y se colocó su gran escudo a un costado, encorvado, era capaz de cubrir su cuerpo entero, como lo habia visto tanto en el cómic como en la pelicula. Con un gritito de emoción, comenzó a dar patadas al aire y a proclamar a cualquier ser, objeto o entidad en aquel patio, como parte de Esparta, todo esto, con una voz grave que no era la suya.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/08/13, 04:18 am
Inmersa en su tarea y en sus pensamientos, la pelirroja apenas era consciente de lo que le rodeaba, por eso no prestó atención al diálogo entre el humano de ojos rasgados y la pequeña ordesa. Cuando Keiria empezaba algo no se distraía con otras cosas, le dedicaba toda su atención a la tarea que tenía entre manos y hacía el trabajo mas ameno entreteniéndose con las ideas que le cruzaban por la mente. De esta forma llevaba a cabo en poco tiempo lo que le habría llevado horas innecesarias si remoloneara mas de la cuenta.
Ya casi había terminado con la primera planta cuando la expedición que había salido a por comida hizo acto de presencia. El primero en llegar fue Shaco, que entró como una exhalación y tropezó con Baurus, derribándole en el suelo. La ulterana observó la escena sin decir nada, esquivándoles a los dos con soltura cuando pasó fregando a su lado, y dedicándoles un gesto de saludo a los recién llegados. Traían unas cuantas cestas, llenas presumiblemente de comida, y como no habían comentado nada, supuso que no estaban repletas de los "manjares" que había anunciado el curioso piloto de bañeras. Mientras la pelirroja seguía con su trabajo, vio por el rabillo del ojo como Cío se unía a las tareas de limpieza, ayudado poco después por Lara. La muchacha no dijo nada, pero sonrió ligeramente agradeciendo la ayuda para si, ella no había pedido a los demás que se pusieran a adecentar aquel lugar, pero apreciaba el gesto solidario de sus compañeros. A Archi el paseó no le había sentado muy bien, pero prefirió dejarle respirar, y se dedicó a terminar de fregar para asentar los restos de polvo que pudieran quedar en la estancia.
No se le pasó por alto el follón que el bicho parecía estar montando en el piso de abajo, pero la única señal de que se había dado cuenta fue su ceño ligeramente fruncido. Ella no era quién para decirle nada a nadie sobre lo que debía o no hacer, así que se abstuvo de opinar y terminó con el suelo para después acercarse a la cocina, donde se dedicó a echar un vistazo a las reservas de que disponían. Había bastante variedad, e incluso desconocía la procedencia de algunos de los alimentos de las cestas, pero al echar un rápido vistazo a sus compañeros y percibir que las ganas de cocinar brillaban por su ausencia, Keiria se dispuso a preparar la cena con un suspiro. Negando con la cabeza se quitó el trapo que le cubría parcialmente el rostro, y salió al patio a lavarse las manos y a coger unos cubos de agua.
-No te hagas daño, pimpollo -le dijo a Shaco al verle practicar con un escudo de grandes dimensiones acompañado por una serie de gritos que la muchacha supuso de guerra allá en su planeta, tras lo cual regresó al interior del torreón.
Una vez en la cocina, Keiria dedicó unos minutos a pensar que preparar. Tras observar a sus compañeros unos instantes, la chica dedujo que los irrenses debían necesitar alimentos que aportaran mucha energía, porque mantener a pleno rendimiento un órgano que emitía la suficiente electricidad como para mover sus miembros mecánicos debía ser un gasto bastante elevado. Además había que tener en cuenta que hacía casi un día que nadie comía nada, por lo que se decidió por un estofado. La ulterana se dedicó a limpiar verdura y a trocearla junto con unos trozos de carne tras poner a calentar una gran cazuela con agua, y cuando esta empezó a hervir, echó todo en la olla y la tapó unos minutos.
El parche empezaba a molestarle, así que se lo quitó con cuidado y lo guardo en su bolsillo, aunque no pudo evitar mirar una vez mas alrededor de forma inconsciente, asegurándose que no había ningun ulterano a la vista. Era un gesto ridículo, pero se había acostumbrado, y las costumbres eran muy difíciles de olvidar. Parpadeó un par de veces para habituar su ojo oscuro a la luz y volvió a centrase en su tarea. Retiró la tapa con cuidado y añadió unas cuantas especias para aderezar la comida. Un rico olor estaba empezando a extenderse por el salón, pero la cena aun no estaba lista.
Ya casi había terminado con la primera planta cuando la expedición que había salido a por comida hizo acto de presencia. El primero en llegar fue Shaco, que entró como una exhalación y tropezó con Baurus, derribándole en el suelo. La ulterana observó la escena sin decir nada, esquivándoles a los dos con soltura cuando pasó fregando a su lado, y dedicándoles un gesto de saludo a los recién llegados. Traían unas cuantas cestas, llenas presumiblemente de comida, y como no habían comentado nada, supuso que no estaban repletas de los "manjares" que había anunciado el curioso piloto de bañeras. Mientras la pelirroja seguía con su trabajo, vio por el rabillo del ojo como Cío se unía a las tareas de limpieza, ayudado poco después por Lara. La muchacha no dijo nada, pero sonrió ligeramente agradeciendo la ayuda para si, ella no había pedido a los demás que se pusieran a adecentar aquel lugar, pero apreciaba el gesto solidario de sus compañeros. A Archi el paseó no le había sentado muy bien, pero prefirió dejarle respirar, y se dedicó a terminar de fregar para asentar los restos de polvo que pudieran quedar en la estancia.
No se le pasó por alto el follón que el bicho parecía estar montando en el piso de abajo, pero la única señal de que se había dado cuenta fue su ceño ligeramente fruncido. Ella no era quién para decirle nada a nadie sobre lo que debía o no hacer, así que se abstuvo de opinar y terminó con el suelo para después acercarse a la cocina, donde se dedicó a echar un vistazo a las reservas de que disponían. Había bastante variedad, e incluso desconocía la procedencia de algunos de los alimentos de las cestas, pero al echar un rápido vistazo a sus compañeros y percibir que las ganas de cocinar brillaban por su ausencia, Keiria se dispuso a preparar la cena con un suspiro. Negando con la cabeza se quitó el trapo que le cubría parcialmente el rostro, y salió al patio a lavarse las manos y a coger unos cubos de agua.
-No te hagas daño, pimpollo -le dijo a Shaco al verle practicar con un escudo de grandes dimensiones acompañado por una serie de gritos que la muchacha supuso de guerra allá en su planeta, tras lo cual regresó al interior del torreón.
Una vez en la cocina, Keiria dedicó unos minutos a pensar que preparar. Tras observar a sus compañeros unos instantes, la chica dedujo que los irrenses debían necesitar alimentos que aportaran mucha energía, porque mantener a pleno rendimiento un órgano que emitía la suficiente electricidad como para mover sus miembros mecánicos debía ser un gasto bastante elevado. Además había que tener en cuenta que hacía casi un día que nadie comía nada, por lo que se decidió por un estofado. La ulterana se dedicó a limpiar verdura y a trocearla junto con unos trozos de carne tras poner a calentar una gran cazuela con agua, y cuando esta empezó a hervir, echó todo en la olla y la tapó unos minutos.
El parche empezaba a molestarle, así que se lo quitó con cuidado y lo guardo en su bolsillo, aunque no pudo evitar mirar una vez mas alrededor de forma inconsciente, asegurándose que no había ningun ulterano a la vista. Era un gesto ridículo, pero se había acostumbrado, y las costumbres eran muy difíciles de olvidar. Parpadeó un par de veces para habituar su ojo oscuro a la luz y volvió a centrase en su tarea. Retiró la tapa con cuidado y añadió unas cuantas especias para aderezar la comida. Un rico olor estaba empezando a extenderse por el salón, pero la cena aun no estaba lista.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/08/13, 04:25 am
Archime observó a Shaco unos instantes, sin comprender su excusa para con el nombre de Xalkoth. Si de verdad creía que aquella era una explicación razonable para su error, el irrense se veía obligado a considerar seriamente si el chico tenía algún problema mental.
Pero aunque así fuera, la intervención de su congénere dirigéndole un insulto al presunto demente, le resultó desmedida debido a que Shaco no había chocado con él a propósito. Este último llamó al chico desconocido con el nombre de Yoshi, pero Archime no podía fiarse de la memoria de Shaco para los nombres, por lo que seguramente era equívoco y se veía obligado a preguntárselo él mismo.
Pero por ahora la importancia radicaba en solucionar la cuestión más antigua. Ippon era su primera víctima. Sin anunciar lo que iba a hacer, cuando consiguió recuperar el suficiente aliento y hubo analizado la interacción entre Lara 37 y Cío acerca de la limpieza, el biomecánico se levantó del sillón y se dirigió a la cocina, lugar en el que le parecía más probable encontrar lo que buscaba.
Observó los utensilios que colgaban de las paredes en la cocina y examinó todos los recipientes que contenían más, buscando la herramienta más adecuada. No había ningunas tijeras, pero sí cuchillos de diferentes tamaños. Eligió uno que tenía un tamaño y filo adecuados, a parte de presentar un estado aceptable y se hizo con una piedra de afilar que también había encontrado en su examen de la cocina. Se puso a la tarea de afilar el cuchillo, poniendo cuidado de hacerlo en la dirección correcta, y al terminar salió en busca de una superficie adecuadamente lisa y estable en la que ponerse a trabajar. No encontró nada que encajase con esa descripción en la planta baja, porque los muebles no eran una opción. No iba a estropear los pocos recursos de los que parecía disponer aquel refugio, aunque ya presentasen distintos grados de precariedad.
Salió al patio y no vio nada que le sirviese, pero se acercó al pozo para beber. A aquellas alturas no esperaba encontrarse con ningún motor que lo moviese, estaba claro que en Rocavarancolia el uso de la electricidad no estaba extendido o puede que fuese inexistente. Se fijó en la polea. Aquel método de extracción de agua era altamente primitivo para un mundo tan avanzado como Irraria, pero Archime no tuvo problemas en deducir instantáneamente como funcionaba siendo su profesión cual era. Le hubiese gustado comprobar el estado del mecanismo, pero no debía interrumpir lo que tenía pendiente.
Oyó un estrépito proveniente del piso inferior mientras volvía al salón y poco después Xalkoth subió con más armas colgadas de las que tenía anteriormente. Archime decidió entonces echar un vistazo abajo, aunque no fuesen armas lo que buscaba si estaban allí puede que fuese el lugar dedicado además al almacenaje de otro tipo de utensilios.
Pasó de largo la armería en la que vio fugazmente a Shaco y lugar que pensaba visitar en otro momento para curiosear. Al fin y al cabo solo había visto armas en los videojuegos. Pasó directamente a examinar las celdas que había a continuación y en ellas encontró lo que podía pasar por una mesa de trabajo. Si estaba destinada a tal fin no debía haber problemas en usar el cuchillo sobre ella. Archime, además, tomó nota de los materiales que había ido observando, seguramente podría darles uso en un futuro próximo.
Lo primero que hizo fue sacar una lija de uno de sus bolsillos. Lógicamente se trataba de una lija para metal, pero tendría que servir ya que no tenía nada mejor con lo que proceder. Con ella esquilmó algunas de las imperfecciones de la superficie de la mesa, procurando no ejercer demasiada presión para no dañarla. Sopló el serrín con cuidado, aunque aún así tosió un poco al levantarse el polvo y estornudó levemente. Se limpió la suciedad de las gafas con su trapo antes de continuar.
Lo siguiente que hizo fue sacar su propia ropa térmica y extenderla con la cremallera abierta sobre la mesa. Con cuidado, utilizó el cuchillo para recortar la parte del cuello, a la altura adecuada y ni más ni menos que la necesaria para que al colocársela cubriese la zona de la nuca. Con una superficie estable y aquella herramienta de filo, fue mucho más sencillo realizar el corte como debía y sin molestas imperfecciones.
Una vez consiguió el corte que quería a ambos lados de la cremallera, la subió para finalizar la separación de aquella parte de la prenda utilizando de nuevo el alicates para partir la cremallera en sí. Enrolló el resto de la ropa térmica y la dejó sobre la mesa por si necesitaba utilizarla más adelante y observó con ojo crítico su trabajo. Su expresión no varió en ningún momento, pero el ingeniero se dio por satisfecho al fin. Pero todavía faltaba entrengárselo a su destinatario y que lo cambiase por el trabajo mal hecho que todavía portaba, así que subió de nuevo a la planta baja para encontrar al pequeño Ippon.
Se acercó al niño, mostrándole el recorte que había hecho y llamó su atención tendiéndoselo.
—Debes cambiarte una vez más. Esta vez está adecuadamente recortado —le anunció.
Dejó el fruto de su trabajo sobre el mueble más cercano al chico y, aunque se aseguraría poco más tarde de que se lo ponía, decidió solventar otra de sus preocupaciones.
Escuchando de fondo los gritos incomprensibles de Shaco, se acercó al chico desconocido. Normalmente prefería que fuese otro el que preguntase, pero ya que nadie parecía dispuesto a hacerlo era mejor terminar cuanto antes.
—¿Cuál es tu nombre? —inquiró sin más, clavando su vista en el ordenador de su brazo, en el cual había vuelto a teclear mecánicamente para continuar su programación—. El mío es Archime, pero existe una clara preferencia por acotarlo en Archi —añadió dándose cuenta de que lo correcto era proporcionar también el suyo y que aquel grupo tenía tendencia a olvidarse de su morfología por lo que también decidió aclararle que acortarlo era una posibilidad.
Un olor a comida le distrajo de su objetivo inmediato y las tripas volvieron a rugirle. Enfocado como estaba en proporcionarle lo que debía al pequeño Ippon y en cuestionar al desconocido, no se había dado cuenta de que Keiriarei había abandonado sus labores de limpieza y ahora se encontraba en la cocina. Una vez obtuviese la información que necesitaba de aquel congénere de Shaco, entraría en la cocina para devolver el cuchillo a su sitio, tal vez la chica lo necesitase, se dijo. Aunque su estómago quería volver a la cocina por otros motivos.
Pero aunque así fuera, la intervención de su congénere dirigéndole un insulto al presunto demente, le resultó desmedida debido a que Shaco no había chocado con él a propósito. Este último llamó al chico desconocido con el nombre de Yoshi, pero Archime no podía fiarse de la memoria de Shaco para los nombres, por lo que seguramente era equívoco y se veía obligado a preguntárselo él mismo.
Pero por ahora la importancia radicaba en solucionar la cuestión más antigua. Ippon era su primera víctima. Sin anunciar lo que iba a hacer, cuando consiguió recuperar el suficiente aliento y hubo analizado la interacción entre Lara 37 y Cío acerca de la limpieza, el biomecánico se levantó del sillón y se dirigió a la cocina, lugar en el que le parecía más probable encontrar lo que buscaba.
Observó los utensilios que colgaban de las paredes en la cocina y examinó todos los recipientes que contenían más, buscando la herramienta más adecuada. No había ningunas tijeras, pero sí cuchillos de diferentes tamaños. Eligió uno que tenía un tamaño y filo adecuados, a parte de presentar un estado aceptable y se hizo con una piedra de afilar que también había encontrado en su examen de la cocina. Se puso a la tarea de afilar el cuchillo, poniendo cuidado de hacerlo en la dirección correcta, y al terminar salió en busca de una superficie adecuadamente lisa y estable en la que ponerse a trabajar. No encontró nada que encajase con esa descripción en la planta baja, porque los muebles no eran una opción. No iba a estropear los pocos recursos de los que parecía disponer aquel refugio, aunque ya presentasen distintos grados de precariedad.
Salió al patio y no vio nada que le sirviese, pero se acercó al pozo para beber. A aquellas alturas no esperaba encontrarse con ningún motor que lo moviese, estaba claro que en Rocavarancolia el uso de la electricidad no estaba extendido o puede que fuese inexistente. Se fijó en la polea. Aquel método de extracción de agua era altamente primitivo para un mundo tan avanzado como Irraria, pero Archime no tuvo problemas en deducir instantáneamente como funcionaba siendo su profesión cual era. Le hubiese gustado comprobar el estado del mecanismo, pero no debía interrumpir lo que tenía pendiente.
Oyó un estrépito proveniente del piso inferior mientras volvía al salón y poco después Xalkoth subió con más armas colgadas de las que tenía anteriormente. Archime decidió entonces echar un vistazo abajo, aunque no fuesen armas lo que buscaba si estaban allí puede que fuese el lugar dedicado además al almacenaje de otro tipo de utensilios.
Pasó de largo la armería en la que vio fugazmente a Shaco y lugar que pensaba visitar en otro momento para curiosear. Al fin y al cabo solo había visto armas en los videojuegos. Pasó directamente a examinar las celdas que había a continuación y en ellas encontró lo que podía pasar por una mesa de trabajo. Si estaba destinada a tal fin no debía haber problemas en usar el cuchillo sobre ella. Archime, además, tomó nota de los materiales que había ido observando, seguramente podría darles uso en un futuro próximo.
Lo primero que hizo fue sacar una lija de uno de sus bolsillos. Lógicamente se trataba de una lija para metal, pero tendría que servir ya que no tenía nada mejor con lo que proceder. Con ella esquilmó algunas de las imperfecciones de la superficie de la mesa, procurando no ejercer demasiada presión para no dañarla. Sopló el serrín con cuidado, aunque aún así tosió un poco al levantarse el polvo y estornudó levemente. Se limpió la suciedad de las gafas con su trapo antes de continuar.
Lo siguiente que hizo fue sacar su propia ropa térmica y extenderla con la cremallera abierta sobre la mesa. Con cuidado, utilizó el cuchillo para recortar la parte del cuello, a la altura adecuada y ni más ni menos que la necesaria para que al colocársela cubriese la zona de la nuca. Con una superficie estable y aquella herramienta de filo, fue mucho más sencillo realizar el corte como debía y sin molestas imperfecciones.
Una vez consiguió el corte que quería a ambos lados de la cremallera, la subió para finalizar la separación de aquella parte de la prenda utilizando de nuevo el alicates para partir la cremallera en sí. Enrolló el resto de la ropa térmica y la dejó sobre la mesa por si necesitaba utilizarla más adelante y observó con ojo crítico su trabajo. Su expresión no varió en ningún momento, pero el ingeniero se dio por satisfecho al fin. Pero todavía faltaba entrengárselo a su destinatario y que lo cambiase por el trabajo mal hecho que todavía portaba, así que subió de nuevo a la planta baja para encontrar al pequeño Ippon.
Se acercó al niño, mostrándole el recorte que había hecho y llamó su atención tendiéndoselo.
—Debes cambiarte una vez más. Esta vez está adecuadamente recortado —le anunció.
Dejó el fruto de su trabajo sobre el mueble más cercano al chico y, aunque se aseguraría poco más tarde de que se lo ponía, decidió solventar otra de sus preocupaciones.
Escuchando de fondo los gritos incomprensibles de Shaco, se acercó al chico desconocido. Normalmente prefería que fuese otro el que preguntase, pero ya que nadie parecía dispuesto a hacerlo era mejor terminar cuanto antes.
—¿Cuál es tu nombre? —inquiró sin más, clavando su vista en el ordenador de su brazo, en el cual había vuelto a teclear mecánicamente para continuar su programación—. El mío es Archime, pero existe una clara preferencia por acotarlo en Archi —añadió dándose cuenta de que lo correcto era proporcionar también el suyo y que aquel grupo tenía tendencia a olvidarse de su morfología por lo que también decidió aclararle que acortarlo era una posibilidad.
Un olor a comida le distrajo de su objetivo inmediato y las tripas volvieron a rugirle. Enfocado como estaba en proporcionarle lo que debía al pequeño Ippon y en cuestionar al desconocido, no se había dado cuenta de que Keiriarei había abandonado sus labores de limpieza y ahora se encontraba en la cocina. Una vez obtuviese la información que necesitaba de aquel congénere de Shaco, entraría en la cocina para devolver el cuchillo a su sitio, tal vez la chica lo necesitase, se dijo. Aunque su estómago quería volver a la cocina por otros motivos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/08/13, 06:05 am
Alguien se le acercó mientras se preguntaba cuántas horas le llevaría sacar brillo a la repisa con aquel harapo. La enana peludita se burló de su nula habilidad para limpiar, pero por el tono en que lo hizo ni siquiera le ofendió.
—Gracias —dijo sin más al recibir el cubo. «En mi casa había cosas un poco más sofisticadas para limpiar» pensó, obviando además que esa tarea no solía recaer sobre él—. ¿Venenosos? —preguntó extrañado cuando la chica mencionó a los bichos. Pensándolo bien, tenía constancia de insectos peligrosos en su mundo, «¿pero estas arañas diminutas? Imposible» —. No me pueden picar —comentó con una media sonrisa—, no en las manos.
Escuchó sin prestar atención la explicación que le dio la chica, asintiendo más o menos a cada frase que terminaba. «¿Me acaba de explicar cómo usar un simple trapo?» pensó antes de ponerse por fin al trabajo. El agua se enturbio rápidamente, lo que le obligó a buscar el pozo para cambiarla. En el patio encontró por fin la letrina, a la que se acercó a curiosear. «Tiene que ser una broma». Pero como no era tal, tuvo que aceptar que tampoco era lo peor de todo aquel asunto y volver al trabajo. La tarea era poco agradable, pero agradecida. Que se notara cierta mejoría en el aspecto del torreón ayudaba bastante. Lo que le molestaba era sobre todo que algunos se mantuvieran ociosos, como los dos acelerados de la excursión de las cestas, que eran felices jugando con armas tan arcaicas que solo las había visto en videojuegos y museos. Por lo menos Archi se había puesto a trabajar en el recorte para Ippon.
Tardó en darse cuenta de que la pelirroja ya no estaba ayudando a limpiar en la planta baja, tanto que el olor a comida ya llegaba claro desde los fogones. Curioso, se acercó a ver qué cocinaba. De todos los presentes prácticamente había demostrado ser la más útil.
—¿Qué es? —preguntó acercándosele por la espalda. Todavía no se había dado cuenta de que le faltaba el parche, y le sorprendió ver que no escondía ninguna herida, solamente un ojo sano de distinto color—. Ah… Pensaba que te faltaba, o algo así. —Señaló su cara, desconcertado. Le pareció que había sido un tanto bruto, así que se limitó a cambiar de tema—. Parece que aquí cada uno va un poco a su bola, pero gracias por todo y tal —dijo torpemente—, yo soy Cío, por cierto.
Los ojos se le desviaron a la olla que hervía prometiendo por fin una comida de verdad.
—Gracias —dijo sin más al recibir el cubo. «En mi casa había cosas un poco más sofisticadas para limpiar» pensó, obviando además que esa tarea no solía recaer sobre él—. ¿Venenosos? —preguntó extrañado cuando la chica mencionó a los bichos. Pensándolo bien, tenía constancia de insectos peligrosos en su mundo, «¿pero estas arañas diminutas? Imposible» —. No me pueden picar —comentó con una media sonrisa—, no en las manos.
Escuchó sin prestar atención la explicación que le dio la chica, asintiendo más o menos a cada frase que terminaba. «¿Me acaba de explicar cómo usar un simple trapo?» pensó antes de ponerse por fin al trabajo. El agua se enturbio rápidamente, lo que le obligó a buscar el pozo para cambiarla. En el patio encontró por fin la letrina, a la que se acercó a curiosear. «Tiene que ser una broma». Pero como no era tal, tuvo que aceptar que tampoco era lo peor de todo aquel asunto y volver al trabajo. La tarea era poco agradable, pero agradecida. Que se notara cierta mejoría en el aspecto del torreón ayudaba bastante. Lo que le molestaba era sobre todo que algunos se mantuvieran ociosos, como los dos acelerados de la excursión de las cestas, que eran felices jugando con armas tan arcaicas que solo las había visto en videojuegos y museos. Por lo menos Archi se había puesto a trabajar en el recorte para Ippon.
Tardó en darse cuenta de que la pelirroja ya no estaba ayudando a limpiar en la planta baja, tanto que el olor a comida ya llegaba claro desde los fogones. Curioso, se acercó a ver qué cocinaba. De todos los presentes prácticamente había demostrado ser la más útil.
—¿Qué es? —preguntó acercándosele por la espalda. Todavía no se había dado cuenta de que le faltaba el parche, y le sorprendió ver que no escondía ninguna herida, solamente un ojo sano de distinto color—. Ah… Pensaba que te faltaba, o algo así. —Señaló su cara, desconcertado. Le pareció que había sido un tanto bruto, así que se limitó a cambiar de tema—. Parece que aquí cada uno va un poco a su bola, pero gracias por todo y tal —dijo torpemente—, yo soy Cío, por cierto.
Los ojos se le desviaron a la olla que hervía prometiendo por fin una comida de verdad.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/08/13, 01:49 pm
Cuando acabó su clase magistral para Cio, y asombrada por su desconocimiento sobre la venenosidad de las arañas, Lara continuó sus labores de limpieza por separado para no ralentizar ni a Cio ni a sí misma. <<Al final parece que aprende rápido. No está mal...>>. Acabó subiendo al piso para adecentar las habitaciones y, cuando creyo haber acabado, se planto en el pasillo, frente a las escaleras. Durante unos segundos se vio tentada a subir. Quería ver a los pájaros de cerca, pero no quería poner en peligro a sus pequeños. Al final retrocedió y volvió abajo, utilizando como excusa el olor que se filtraba en sus narices.
Bajó a la cocina y vio a Keiria cocinando. Estuvo a nada de comentar algo sobre la buena pinta de la comida, pero antes se cruzó con la mirada de la mujer de dientes serrados y acabó diciendo algo totalmente distinto.
-Wow... ¡Tienes ojos de bruja dual!-exclamó lo que para ella era un piropo. Una vez se le pasó la sorpresa, metió casi literalmente sus narices en la olla. Por instinto, se relamió los labios y se llevó las manos a ambos lados de la bolsa marsupial. <<No recordaba tener tanta hambre>> pensó, consciente ahora de los ruidos que emergían de su barriga. Fue entonces cuando identificó el verdadero origen de los gruñidos y se fue al salón.
Dentro de su marsupio, uno de los niños que hasta hora había estado durmiendo, se puso a llorar. Lara lo sacó con mucho cuidado y lo cogió en brazos, asegurándolo bien.
-¿Qué te pasa a ti, pequeño mío? ¿Eh? ¿Eh? ¿Y quién es la cosa más bonita de este torreón mugriento con polvo y bichos?-su tono de voz rayaba casi lo ridículo, pero a Lara le importaba tres pimientos y a su bebé parecía calmarle. Lo acercó hasta su cara, frotó su naricilla contra la suya y le dio un beso en la frente con toda la delicadeza que sabía manejar. La ordesa siguió meciéndolo en brazos hasta que el llanto cesó del todo y, de seguido, comenzó a cantarle una nana con voz suave.
Si alguien prestaba atención, podría escuchar a Lara cantando, en versos sin ningún tipo de rima a causa del agua mágica, una canción que mezclaba boñigas de mono, chupaquesos, los Pezones y una lluvia de piedras; una de las nanas más típicas del Feudo 33 para mandar al nono a los más pequeños..
Bajó a la cocina y vio a Keiria cocinando. Estuvo a nada de comentar algo sobre la buena pinta de la comida, pero antes se cruzó con la mirada de la mujer de dientes serrados y acabó diciendo algo totalmente distinto.
-Wow... ¡Tienes ojos de bruja dual!-exclamó lo que para ella era un piropo. Una vez se le pasó la sorpresa, metió casi literalmente sus narices en la olla. Por instinto, se relamió los labios y se llevó las manos a ambos lados de la bolsa marsupial. <<No recordaba tener tanta hambre>> pensó, consciente ahora de los ruidos que emergían de su barriga. Fue entonces cuando identificó el verdadero origen de los gruñidos y se fue al salón.
Dentro de su marsupio, uno de los niños que hasta hora había estado durmiendo, se puso a llorar. Lara lo sacó con mucho cuidado y lo cogió en brazos, asegurándolo bien.
-¿Qué te pasa a ti, pequeño mío? ¿Eh? ¿Eh? ¿Y quién es la cosa más bonita de este torreón mugriento con polvo y bichos?-su tono de voz rayaba casi lo ridículo, pero a Lara le importaba tres pimientos y a su bebé parecía calmarle. Lo acercó hasta su cara, frotó su naricilla contra la suya y le dio un beso en la frente con toda la delicadeza que sabía manejar. La ordesa siguió meciéndolo en brazos hasta que el llanto cesó del todo y, de seguido, comenzó a cantarle una nana con voz suave.
Si alguien prestaba atención, podría escuchar a Lara cantando, en versos sin ningún tipo de rima a causa del agua mágica, una canción que mezclaba boñigas de mono, chupaquesos, los Pezones y una lluvia de piedras; una de las nanas más típicas del Feudo 33 para mandar al nono a los más pequeños..
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Baurus
Ficha de cosechado
Nombre: Baurus
Especie: Terrícola
Habilidades: Agilidad, Rapidez mental, Nociones de luchaPersonajes : Baurus Takanashi
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
08/08/13, 04:12 pm
Permanecí fuera lo suficiente como para relajarme por completo. Pero sabía que no era solo lo que necesitaba. Una parte de mi quería disculparse, pero la otra quería seguir pasando de ellos y volver al plan inicial. Lo que no sabía era cual de las dos ganaba.
Al rato escuché a otro del grupo dirigirse a mi. Parecía serio, y hablaba muy correctamente. Abrí los ojos y me volteé hacia él. Estaba pendiente de una especie de ordenador que portaba en el brazo.
Hola. Soy Baurus y... bueno, encantado de conocerte Archime. Suspiré y elevé de nuevo la cabeza al cielo. Tranquilo. Parece que no todos son monstruos. Soy un imbécil.
Me senté en el suelo, y suspiré de nuevo. La tranquilidad se rompió cuando escuché su estómago rugir como un animal salvaje. Solté una ligera risa, que supongo que escuchó. Giré la cabeza hacia él, e intenté que se fuera a comer y me dejara aquí.
Archime, si no te importa... Preferiría estar solo ahora, quiero pensar un poco... Tu ve a comer, que parece que lo necesitas. Nada más acabar la frase, cerré los ojos de nuevo, e intenté relajarme otra vez.
Al rato escuché a otro del grupo dirigirse a mi. Parecía serio, y hablaba muy correctamente. Abrí los ojos y me volteé hacia él. Estaba pendiente de una especie de ordenador que portaba en el brazo.
Hola. Soy Baurus y... bueno, encantado de conocerte Archime. Suspiré y elevé de nuevo la cabeza al cielo. Tranquilo. Parece que no todos son monstruos. Soy un imbécil.
Me senté en el suelo, y suspiré de nuevo. La tranquilidad se rompió cuando escuché su estómago rugir como un animal salvaje. Solté una ligera risa, que supongo que escuchó. Giré la cabeza hacia él, e intenté que se fuera a comer y me dejara aquí.
Archime, si no te importa... Preferiría estar solo ahora, quiero pensar un poco... Tu ve a comer, que parece que lo necesitas. Nada más acabar la frase, cerré los ojos de nuevo, e intenté relajarme otra vez.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/08/13, 06:13 pm
El tal Baurus parecía asustado por Lara, cosa que Ippon no llegaba a comprender del todo. Vale que fuese de otro mundo y que nunca hubiese visto a nadie como ella. Pero hasta ese momento, el irrense tampoco había conocido a nadie de otro plante. Y mucho menos tan adorable como la madre. Justo en ese momento, volvieron los que habían ido a por las cestas. Negó lentamente con la cabeza ante el descuidado Shaco que había empujado a Baurus y al insulto de este.
Cío se puso a limpiar con un trapo y, aunque Ippon no había tocado uno en su vida, se ofreció a ayudar. Con el agua que Lara 37 trajo en un cubo y un trapo se puso a limpiar de mala manera una de las ventanas del torreón. Su poca experiencia sumada a la falta de algo más moderno para limpiar hacían que el tiempo que tardó en acabar de limpiar la ventana fuese demasiado largo. Cuando el cristal quedó completamente limpio, Ippon observó el exterior unos segundos. Desde allí dentro parecía hasta bonito, acostumbrado a estar dentro «¿Entonces por qué me da miedo una vez fuera?». Se entretuvo un rato jugando con las arañas que encontraba hasta echarlas de torreón casi con lástima, acostumbrado como estaba tenerlas de mascota «Pero Xalkoth es mejor mascota que esta pequeña», se dijo mientras sacaba a otra pequeña araña del torreón.
Después, Archime llegó con un nuevo “collar” de aquella ropa térmica para que se lo cambiase, debido a que el otro estaba mal recortado. EL niño se lo cambió rápidamente con una sonrisa. —¡Muchas gracias, Archi! —exclamó, acortando el nombre por comodidad. Después se acercó a ver a Keiria, que ya estaba cocinando… y ya no llevaba el parche. Se quedó mirándola unos segundos antes de sacarla una foto más y empezar a preguntarle cosas. —Keiria, ¿qué estas cocinando? ¿Y por qué llevabas el parche si no te falta un ojo? Yo al menos creía que te faltaba. No deberías tapártelo, es bonito —le soltó, sin apenas dejarle tiempo a contestar entre pregunta y pregunta. Ni siquiera se le pasó por la cabeza pensar que podría resultar molesto; su curiosidad le podía.
Cío se puso a limpiar con un trapo y, aunque Ippon no había tocado uno en su vida, se ofreció a ayudar. Con el agua que Lara 37 trajo en un cubo y un trapo se puso a limpiar de mala manera una de las ventanas del torreón. Su poca experiencia sumada a la falta de algo más moderno para limpiar hacían que el tiempo que tardó en acabar de limpiar la ventana fuese demasiado largo. Cuando el cristal quedó completamente limpio, Ippon observó el exterior unos segundos. Desde allí dentro parecía hasta bonito, acostumbrado a estar dentro «¿Entonces por qué me da miedo una vez fuera?». Se entretuvo un rato jugando con las arañas que encontraba hasta echarlas de torreón casi con lástima, acostumbrado como estaba tenerlas de mascota «Pero Xalkoth es mejor mascota que esta pequeña», se dijo mientras sacaba a otra pequeña araña del torreón.
Después, Archime llegó con un nuevo “collar” de aquella ropa térmica para que se lo cambiase, debido a que el otro estaba mal recortado. EL niño se lo cambió rápidamente con una sonrisa. —¡Muchas gracias, Archi! —exclamó, acortando el nombre por comodidad. Después se acercó a ver a Keiria, que ya estaba cocinando… y ya no llevaba el parche. Se quedó mirándola unos segundos antes de sacarla una foto más y empezar a preguntarle cosas. —Keiria, ¿qué estas cocinando? ¿Y por qué llevabas el parche si no te falta un ojo? Yo al menos creía que te faltaba. No deberías tapártelo, es bonito —le soltó, sin apenas dejarle tiempo a contestar entre pregunta y pregunta. Ni siquiera se le pasó por la cabeza pensar que podría resultar molesto; su curiosidad le podía.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/08/13, 07:40 pm
El aprendiz siguio con sus golpetones de escudo al aire, luchando contra infinidad de enemigos invisibles para los demás, pero muy reales para él. Tres seres intimidantes se exponian ante él.
La voz de Keiriarei le sacó de su mundo imaginario. Se encontraba pisando el suelo fuertemente, como apagando una colilla con rabia. La chica le habia pedido que tuviese cuidado. Sin poder recurir a tiempo a Aluqa, sintio una mezcla de verguenza y necesidad de contestarla. Un ligero color apareció en sus mejillas mientras miraba al suelo, evitando entrar en contacto visual con la pelirroja con parche.
-Lo... Lo intentaré Señora Nick Fury...-respondió, casi más para el cuello de su camisa que para otra persona.
Vio por el rabillo del ojo como se alejaba la chica, internandose en el torreón de nuevo. Suspiró aliviado y se colapsó en el suelo, alzando el puño iracundo contra Aluqa que ese desternillaba en su interior.
>> Tienes que admitir que has puesto una expresión muy mona cuando te ha pillado in fraganti.
- Gruñido incomprensible. -
El ruso se sentó entonces en el suelo con una postura más cómoda. Edward Elric y el Falso!Yoshi parecian estar hablando en la lejania. Cogió el plátano y lo peló como sabia pelarlo, haciendo una presión moderada sobre la punta opuesta al tallo hasta que esta se segmentó en cuatro partes que pudo tirar de ellos, como si fueran una cremallera, para separar la piel del fruto. Le dio un gran bocado a su tentempie post-entrenamiento e hizo resonar al escudo tamborileando con las uñas en él.
-¿Shabeish?-dijo, con la boca llena, sin hablar particularmente a nadie.- Shiempre he querido sher un pashtelero...-tragó entonces.- Si. Un pastelero.-dijo, terminando por hoy las referencias al Artesano de la Guerra del Monte Targon.
Cuando se terminó el plátano se sentia positivamente animado para abrir una ruta. El sol empezaba esconderse y pronto no habria mucha luz para hacer nada. Tiró la piel de plátano por encima del muro y recogió su escudo, volviendolo a colocarlo sobre su espalda. Entró al torreón de nuevo al grito de "¡KOWABUNGA!" con una pierna extendida, como si hubiera dado una patada poderosa al aire.
Al instante, su nariz captó el olor de la cocina. El olor de la comida siempre era bien recibido en las fosas nasales del ruso que, como si fuera un sabueso, siguio el olor hasta su fuente, la cocina. En él logró encontrar a Keririarei, con quien habia decidido empezar ruta cuanto antes posible, para compensar lo que habia pasado antes durante su entrenamiento. Sin embargo, la presencia de Cio e Ippon le estorbaban para eso y no podia simplemente ignorarles. Suspiró internamente.
>> Con estas condiciones de trabajo no hay quien salte flag alguno...
Finalmente, dio un paso dentro de la cocina, caminando marcialmente y anunció que habia terminado de entrenar.
-¡Estoy a la espera de órdenes!-dijo, con postura militar muy seria. Rompio a reir al instante.-En verdad solo vengo a saber que se esta cocinando, pero si puedo ayudar en cualquier cosa, decídmelo.-
Se escurrió entre los tres lo suficiente para echarle un vistazo a lo que habia estado preparando la chica pelirroja. Un estofado. Simple pero eficaz. No podian andarse con quejas egoistas. Se echó para atrás con una sonrisa de oreja a oreja y reposó la cabeza detrás de los brazos extendidos sobre su nuca.
-¡Huele bastante bien!-comentó.
>> Meh... Los he visto mejores... - Risas -
Ya que solo eran tres presentes, la mayoria chicos y uno de ellos un niño, se animó a hablar más desde su propia persona, que desde ese alter ego confiado que le ayudaba a lidiar con la gente.
-Quizás deberiamos poner en común las cosas de nuestros mundos que puedan interesarnos a los demás como...-puso un tono de voz siniestro, despues de una pausa para añadir suspense.-"Cada veintitres dias, en noche de luna llena, nos transformamos en criaturas terribles e insaciables que solo buscan el horror y la ruina de los demás... Si... Nos convertimos en... Corredores de Bolsa"-y rompio a reir con su risa de mono.- O algo así, ¿entendeis?-
No se sabia explicar muy bien, pero esperaba que les hubiera entendido.
- Infome de Pelea:
Uno era bastante grueso y forzudo. Estaba envuelto en túnicas y llevaba una capucha. Sus manos, de tres dedos cada una y un color púrpura, agarraban fuertemente lo que parecia una farola de aspecto asiatico. No le costó mucho reconocer la figura de Jax, el maestro armero.
A la izquierda del maestro armero, se imponia sobre sus patas traseras un ser reptiloide, casi saurica, de aspecto y colores grisaceos. Repartidos por todo su cuerpo, habia unas láminas de metal, sirviendole de guantes, casco y cubriendole gran parte del lomo a modo de armadura. Aun así, por el aspecto, estas láminas parecian íntegras del ser, más que una simple armadura que se podia quitar y poner. Los azulados ojos de un Aggron salvaje eran fácilmente reconocibles.
A la derecha de Jax, una figura esbelta, de rasgos asiaticos, cortaba con la grosura de las otras dos figuras, imponiendose detrás de él un largo y liso pelo grisadeo. Aunque bello, en sus ojos se denotaba una maldad inconmensurable y prueba de ello era su arma, una larga espada de aspecto nipón que el ruso no tardó identificar con el nombre de Masamune. Sephiroth sonrió sádicamente antes de alzar el arma entre los dos y ordenar a las otras dos figuras colosales a atacar al joven aprendiz.
El primero en acometer fue el Aggron, cargando a dos patas, ligeramente inclinado haciendo resonar sus mandíbulas metálicas varias veces, preparando un letal Triturar . A mitad de la carga, una amenazante lanza espartana se materializó en el brazo derecho del chico, al igual que un casco griego de hoplita, aun a pesar de la incoherencia histórica. Asió la lanza con fuerza y la arrojó contra su atacante, clavándose superficialmente en el costado, sin que esto impidiera que siguiera avanzando. El aprendiz se hizo a un lado ágilmente para esquivar las fauces de este, pero lo que no habia intuido era el segundo ataque del pokemon de acero. La cola del Aggron brillaba intensamente, señal de que estaba preparando un Cola Férrea. No le dio tiempo a apartarse esta vez. Puso el escudo entre los dos y recibió el golpe con este. Tras un breve forecejeo, se separaron, el joven ruso ileso mientras unos escudos en miniatura flotaban alrededor de él formando un anillo defensivo. El avieso pokemon de acero no habia contado con la pasiva del aprendiz, Bloqueo.
Riendo de una manera un tanto diferente, saltó sobre el Aggron y usó su terrible técnica de Buscacorazones para causar un golpe letal sobre este. Rápidamente sustituyendo a su aliado caido en batalla, el Gran Maestre Armero cargó contra el joven aprendiz, blandiendo su letal farolillo mientras lo zarandeaba por encima de su cabeza, haciendo una floritura en espiral muy precisa.
El joven ruso empleó de nuevo su técnica de Buscacorazones, pero esta vez no funcionó igual, pues, aunque estaba seguro de que habia atravesado el cuerpo de Jax varias veces con su letal lanza, en su lugar habian aparecido numerosos letreros que rezaban "¡Esquivado!". Para cuando se quiso dar cuenta a tiempo, estaba bajo la técnica de Contraataque del Gran Maestre, jugando al gato y al ratón mientras era dañado gravemente por la pasiva de este.
En cuanto vio oportunidad de zafarse, el ruso rodó hacia un lado, alzó el escudo, y, acontinuación, se impulsó sobre sus cuartos traseros, propinando un poderoso golpetazo con el escudo, haciendo uso de su técnica Zénit de Aegis, aturdiendo a su rival el tiempo suficiente como para propinarle un golpe duro con la cola de la lanza en la cabeza, dejándole fuera de juego. Riendo de nuevo, se giró para enfrentarse a Sephiroth que tenia una mirada en parte perpleja y en parte enfurecida. El ruso sonreia de oreja a oreja. Era invencible. Se parapetó sobre el muro exterior de Maciel para caer justo encima del malvado portador de Masamune, recurriendo a su más poderosa técnica, el Salto Celestial, aterrizando con toda su bota sobre él mientras gritaba.
-¡ES-PAR-TA!-
La voz de Keiriarei le sacó de su mundo imaginario. Se encontraba pisando el suelo fuertemente, como apagando una colilla con rabia. La chica le habia pedido que tuviese cuidado. Sin poder recurir a tiempo a Aluqa, sintio una mezcla de verguenza y necesidad de contestarla. Un ligero color apareció en sus mejillas mientras miraba al suelo, evitando entrar en contacto visual con la pelirroja con parche.
-Lo... Lo intentaré Señora Nick Fury...-respondió, casi más para el cuello de su camisa que para otra persona.
Vio por el rabillo del ojo como se alejaba la chica, internandose en el torreón de nuevo. Suspiró aliviado y se colapsó en el suelo, alzando el puño iracundo contra Aluqa que ese desternillaba en su interior.
>> Tienes que admitir que has puesto una expresión muy mona cuando te ha pillado in fraganti.
- Gruñido incomprensible. -
El ruso se sentó entonces en el suelo con una postura más cómoda. Edward Elric y el Falso!Yoshi parecian estar hablando en la lejania. Cogió el plátano y lo peló como sabia pelarlo, haciendo una presión moderada sobre la punta opuesta al tallo hasta que esta se segmentó en cuatro partes que pudo tirar de ellos, como si fueran una cremallera, para separar la piel del fruto. Le dio un gran bocado a su tentempie post-entrenamiento e hizo resonar al escudo tamborileando con las uñas en él.
-¿Shabeish?-dijo, con la boca llena, sin hablar particularmente a nadie.- Shiempre he querido sher un pashtelero...-tragó entonces.- Si. Un pastelero.-dijo, terminando por hoy las referencias al Artesano de la Guerra del Monte Targon.
Cuando se terminó el plátano se sentia positivamente animado para abrir una ruta. El sol empezaba esconderse y pronto no habria mucha luz para hacer nada. Tiró la piel de plátano por encima del muro y recogió su escudo, volviendolo a colocarlo sobre su espalda. Entró al torreón de nuevo al grito de "¡KOWABUNGA!" con una pierna extendida, como si hubiera dado una patada poderosa al aire.
Al instante, su nariz captó el olor de la cocina. El olor de la comida siempre era bien recibido en las fosas nasales del ruso que, como si fuera un sabueso, siguio el olor hasta su fuente, la cocina. En él logró encontrar a Keririarei, con quien habia decidido empezar ruta cuanto antes posible, para compensar lo que habia pasado antes durante su entrenamiento. Sin embargo, la presencia de Cio e Ippon le estorbaban para eso y no podia simplemente ignorarles. Suspiró internamente.
>> Con estas condiciones de trabajo no hay quien salte flag alguno...
Finalmente, dio un paso dentro de la cocina, caminando marcialmente y anunció que habia terminado de entrenar.
-¡Estoy a la espera de órdenes!-dijo, con postura militar muy seria. Rompio a reir al instante.-En verdad solo vengo a saber que se esta cocinando, pero si puedo ayudar en cualquier cosa, decídmelo.-
Se escurrió entre los tres lo suficiente para echarle un vistazo a lo que habia estado preparando la chica pelirroja. Un estofado. Simple pero eficaz. No podian andarse con quejas egoistas. Se echó para atrás con una sonrisa de oreja a oreja y reposó la cabeza detrás de los brazos extendidos sobre su nuca.
-¡Huele bastante bien!-comentó.
>> Meh... Los he visto mejores... - Risas -
Ya que solo eran tres presentes, la mayoria chicos y uno de ellos un niño, se animó a hablar más desde su propia persona, que desde ese alter ego confiado que le ayudaba a lidiar con la gente.
-Quizás deberiamos poner en común las cosas de nuestros mundos que puedan interesarnos a los demás como...-puso un tono de voz siniestro, despues de una pausa para añadir suspense.-"Cada veintitres dias, en noche de luna llena, nos transformamos en criaturas terribles e insaciables que solo buscan el horror y la ruina de los demás... Si... Nos convertimos en... Corredores de Bolsa"-y rompio a reir con su risa de mono.- O algo así, ¿entendeis?-
No se sabia explicar muy bien, pero esperaba que les hubiera entendido.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/08/13, 11:00 pm
Archime sintió como se quitaba un peso de encima ahora que conocía el nombre del chico. Desvió su vista un instante hacia él cuando le dijo que fuese a comer y que quería estar solo. El irrense no dijo nada, pero tampoco tenía motivo alguno para contradecir a Baurus. Así pues, volvió a teclear en el terminal de su ordenador mientras se alejaba en dirección a la cocina.
El llanto de una de las crías de Lara 37 lo distrajo y observó como la madre calmaba a su hijo, pensando que tal vez aquella fuera le mejor oportunidad que tenía para abordar a la chica con lo que necesitaba saber. Archime no estaba acostumbrado a dirigirle la palabra a tanta gente en tan poco tiempo, pero tras un breve debate consigo mismo, ganó la parte de su mente que le impelía a analizarlo todo cuidadosamente antes de proceder. En este caso en como se debía repartir la comida, para lo que le faltaba información crucial.
—Disculpa, Lara 37, si te interrumpo— le habló a la madre acercándose un poco a ella pero sin alzar la vista de su ordenador—. Con el propósito de realizar unos cálculos más precisos respecto a la durabilidad y reparto del suministro alimenticio es necesario que indague acerca del período de desarrollo en el que se encuentran tus hijos —hizo una pausa durante la cual levantó la vista momentáneamente del holograma antes de continuar a lo suyo—. La situación requiere concretar. ¿Son tus crías todavía lactantes o ya están lo suficientemente desarrollados como para ingerir alimentos externos?
Archime dirigió entonces su casi inexpresiva mirada hacia el marsupial, parpadeando varias veces mientras esperaba su respuesta.
El llanto de una de las crías de Lara 37 lo distrajo y observó como la madre calmaba a su hijo, pensando que tal vez aquella fuera le mejor oportunidad que tenía para abordar a la chica con lo que necesitaba saber. Archime no estaba acostumbrado a dirigirle la palabra a tanta gente en tan poco tiempo, pero tras un breve debate consigo mismo, ganó la parte de su mente que le impelía a analizarlo todo cuidadosamente antes de proceder. En este caso en como se debía repartir la comida, para lo que le faltaba información crucial.
—Disculpa, Lara 37, si te interrumpo— le habló a la madre acercándose un poco a ella pero sin alzar la vista de su ordenador—. Con el propósito de realizar unos cálculos más precisos respecto a la durabilidad y reparto del suministro alimenticio es necesario que indague acerca del período de desarrollo en el que se encuentran tus hijos —hizo una pausa durante la cual levantó la vista momentáneamente del holograma antes de continuar a lo suyo—. La situación requiere concretar. ¿Son tus crías todavía lactantes o ya están lo suficientemente desarrollados como para ingerir alimentos externos?
Archime dirigió entonces su casi inexpresiva mirada hacia el marsupial, parpadeando varias veces mientras esperaba su respuesta.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/08/13, 11:26 pm
Lara seguía ocupada con calmando bebés, ajena al resto. Al llanto del primero, que parecía haberse calmado, habían acabado uniéndose el de los otros dos retoños que habían aguantado más tiempo dormidos. Lara los sujetaba a los tres entre los brazos de forma que la propia ordesa consideraba puro arte materno y los mecía canturreando cosas al azar. Cuando se le acabaron las nanas, decidió inventarse canciones sobre la marcha.
-Duermete, pequeño ordés, o tu madre se cabreará y no te dará de comer (...)-Tras lo que no tardó en catalogar como la mejor nana sobre las mazmorras de Rocavarancolia, Lara se vio interrumpida por Archi. <<Quién sabe, lo mismo en el futuro otras madres cantan mis canciones de cuna y se preguntan quién fue la fabulosa y bella autora que las compuso>>. De hecho incluso llegó a pensar que el soldadito mediano se acercaba para darle la enhorabuena. Obviamente no fue el caso.
El chico parecía interesado por sus bebés y la cantidad de comida que necesitaría para ellos. A pesar de la decepción inicial, por no venir a hablarle de su improvisación, Lara no tardó en verle la parte positiva a todo el asunto.
-Siguen con la lactancia-comenzó explicando-. Pero verás... Por... bueno, no soy la persona más científica, ¿sabes? Pero por cosas del interior corporal y tal-se señaló el cuerpo de forma grotesca con un pie-. Para que los niños consigan el... nutricionismo necesario, es.. necesario valga la redundancia, que la madre, es decir, yo, coma mucho requesón ordés. Hay en las cestas, se reconoce por su buen olor-trató de sonreír lo más sinceramente posible, para eclipsar su mentira píadosa. <<Estoy mintiendo por una buena causa>> se dijo. <<Además, la culpa es del requesón por estar tan rico>>. Y tras quitarle a su mala acción cualquier carga de negatividad, preguntó:-¿Alguna cosa más?-lo cierto es que quería acabar pronto con la conversación. Los niños seguían dando guerra y las miradas de Archi le empezaban a resultar incómodas, aunque achacara ese detalle a lo difícil que era de entender su cara. <<Podrían haberme hecho mal de ojo y no lo sabría, con esos ojillos menudos que tienen la mayoría>>.
-Duermete, pequeño ordés, o tu madre se cabreará y no te dará de comer (...)-Tras lo que no tardó en catalogar como la mejor nana sobre las mazmorras de Rocavarancolia, Lara se vio interrumpida por Archi. <<Quién sabe, lo mismo en el futuro otras madres cantan mis canciones de cuna y se preguntan quién fue la fabulosa y bella autora que las compuso>>. De hecho incluso llegó a pensar que el soldadito mediano se acercaba para darle la enhorabuena. Obviamente no fue el caso.
El chico parecía interesado por sus bebés y la cantidad de comida que necesitaría para ellos. A pesar de la decepción inicial, por no venir a hablarle de su improvisación, Lara no tardó en verle la parte positiva a todo el asunto.
-Siguen con la lactancia-comenzó explicando-. Pero verás... Por... bueno, no soy la persona más científica, ¿sabes? Pero por cosas del interior corporal y tal-se señaló el cuerpo de forma grotesca con un pie-. Para que los niños consigan el... nutricionismo necesario, es.. necesario valga la redundancia, que la madre, es decir, yo, coma mucho requesón ordés. Hay en las cestas, se reconoce por su buen olor-trató de sonreír lo más sinceramente posible, para eclipsar su mentira píadosa. <<Estoy mintiendo por una buena causa>> se dijo. <<Además, la culpa es del requesón por estar tan rico>>. Y tras quitarle a su mala acción cualquier carga de negatividad, preguntó:-¿Alguna cosa más?-lo cierto es que quería acabar pronto con la conversación. Los niños seguían dando guerra y las miradas de Archi le empezaban a resultar incómodas, aunque achacara ese detalle a lo difícil que era de entender su cara. <<Podrían haberme hecho mal de ojo y no lo sabría, con esos ojillos menudos que tienen la mayoría>>.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
09/08/13, 11:54 pm
Archime atendió a la explicación de Lara 37 en silencio y cuando la chica terminó de hablar, asintió quedamente antes de volver a desviar su mirada. Desconocía qué significaba "ordés" pero simplemente anotó la palabra para indagar en otro momento sobre ello. En aquel momento estaba ocupado reconcomiéndole el hecho de haber tenido que priorizar debido a las circunstancias el resolver sus cuestiones en un orden distinto al inicial. Tendría que convivir con ello hasta que no las resolviese todas porque estaba claro que aquel no era el mejor momento para continuar resolviendo la duda de Keiriarei, quien seguía cocinando la cena.
Observó con aprobación que Ippon ya se había colocado su nuevo collar térmico bien hecho y siguió al pequeño hacia la cocina. La observación de este le hizo alzar la vista hacia la cocinera y vio que efectivamente se había desprendido del parche que anteriormente cubría su ojo, revelando su heterocromía y confundiendo a Archime al respecto, pues sus suposiciones se basaban en que Keiriarei ocultaba su globo ocular por alguna malformación o porque llanamente le faltaba, motivo por el cual le iba a inquirir acerca de los avances biónicos en su mundo, si es que existían. No preguntó nada al respecto del ojo por el momento ya que ambos irrenses ya lo habían hecho, considerando innecesario repetir la cuestión dándose el caso.
Al grupo que se estaba formando en torno al almuerzo de apetecible olor se unió Shaco, al cual Archime se había limitado a observar de tanto en cuanto su extraño comportamiento, pero que presentó un tema de conversación al que tenía intención de atender. Por otra parte analizó por partes el ejemplo que dio, poco aclarador si lo que pretendía era compartir información sobre su mundo al igual que improbable según lo poco que sabía hasta ahora. Aún así asintió sin levantar la cabeza ante la propuesta, pero decidió permanecer en silencio por el momento. Si lo necesitaba ya añadiría información a lo que contasen Cío e Ippon sobre Irraria.
Observó con aprobación que Ippon ya se había colocado su nuevo collar térmico bien hecho y siguió al pequeño hacia la cocina. La observación de este le hizo alzar la vista hacia la cocinera y vio que efectivamente se había desprendido del parche que anteriormente cubría su ojo, revelando su heterocromía y confundiendo a Archime al respecto, pues sus suposiciones se basaban en que Keiriarei ocultaba su globo ocular por alguna malformación o porque llanamente le faltaba, motivo por el cual le iba a inquirir acerca de los avances biónicos en su mundo, si es que existían. No preguntó nada al respecto del ojo por el momento ya que ambos irrenses ya lo habían hecho, considerando innecesario repetir la cuestión dándose el caso.
Al grupo que se estaba formando en torno al almuerzo de apetecible olor se unió Shaco, al cual Archime se había limitado a observar de tanto en cuanto su extraño comportamiento, pero que presentó un tema de conversación al que tenía intención de atender. Por otra parte analizó por partes el ejemplo que dio, poco aclarador si lo que pretendía era compartir información sobre su mundo al igual que improbable según lo poco que sabía hasta ahora. Aún así asintió sin levantar la cabeza ante la propuesta, pero decidió permanecer en silencio por el momento. Si lo necesitaba ya añadiría información a lo que contasen Cío e Ippon sobre Irraria.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/08/13, 01:35 pm
Cío se le acercó mientras el estofado se espesaba a fuego lento, le preguntó sobre la cena y se sorprendió al descubrir su ojo, pero no había ningun signo de rechazo en su expresión, por lo que la ulterana agradeció que aquel rasgo físico no les afectara del mismo modo que a un habitante de su planeta.
-Yo soy Keiria, encantada -le sonrío, pero antes de poder decirle que había en la olla, la actividad en la cocina empezó a incrementarse. En apenas unos segundos, Lara e Ippon aparecieron allí, la primera casi metiendo la nariz en la olla y el segundo haciendo una batería de preguntas. La pelirroja no pudo evitar sentirse algo incómoda ante las referencias a su ojo oscuro, no estaba acostumbrada a que causara ningun tipo de admiración, y los halagos no terminaba de entenderlos.
-Estofado de carne y verduras, eso estoy cocinando -informó a ambos irrenses cuando la pequeña ordesa se alejó a atender a sus retoños-, un plato muy nutritivo. Es justo lo que necesitamos después de estar tanto tiempo sin comer.
En cuanto al tema de porqué ocultaba su ojo le costó mas tratar de explicarlo, aparte de que no se sentía muy cómoda haciéndolo.
-Es complicado -comenzó titubeante-. En mi mundo los rasgos físicos oscuros no están muy bien vistos... no se exactamente el porque, pero es así -se cayó al no saber como continuar, su padre no le había explicado del todo el odio que existía hacia los rebeldes y lo oscuro-. La otra ulterana que conocisteis en la plaza posiblemente me hubiera despreciado si hubiera visto mi ojo izquierdo. Podría incluso haber llegado al extremo de atacarme de algún modo, al fin y al cabo era una soldado del ejército del emperador -añadió sin demasiada emoción.
Atendió a los fogones mientras Shaco y Archi se unían al grupo poco a poco. Agradeció la apreciación del humano hacia a comida con un ligero asentimiento de cabeza y una pequeña sonrisa, y avivó ligeramente el fuego. Les pidió que pusieran la mesa ante el ofrecimiento de ayuda del pelinaranja, y cuando este empezó a contar cosas sobre su mundo en aquel tono siniestro, la muchacha no pudo evitar la risa al darse cuenta de que solo era un chiste.
-La cena esta lista -anunció mientras esperaba a que los demás terminaran de poner la mesa.
-Yo soy Keiria, encantada -le sonrío, pero antes de poder decirle que había en la olla, la actividad en la cocina empezó a incrementarse. En apenas unos segundos, Lara e Ippon aparecieron allí, la primera casi metiendo la nariz en la olla y el segundo haciendo una batería de preguntas. La pelirroja no pudo evitar sentirse algo incómoda ante las referencias a su ojo oscuro, no estaba acostumbrada a que causara ningun tipo de admiración, y los halagos no terminaba de entenderlos.
-Estofado de carne y verduras, eso estoy cocinando -informó a ambos irrenses cuando la pequeña ordesa se alejó a atender a sus retoños-, un plato muy nutritivo. Es justo lo que necesitamos después de estar tanto tiempo sin comer.
En cuanto al tema de porqué ocultaba su ojo le costó mas tratar de explicarlo, aparte de que no se sentía muy cómoda haciéndolo.
-Es complicado -comenzó titubeante-. En mi mundo los rasgos físicos oscuros no están muy bien vistos... no se exactamente el porque, pero es así -se cayó al no saber como continuar, su padre no le había explicado del todo el odio que existía hacia los rebeldes y lo oscuro-. La otra ulterana que conocisteis en la plaza posiblemente me hubiera despreciado si hubiera visto mi ojo izquierdo. Podría incluso haber llegado al extremo de atacarme de algún modo, al fin y al cabo era una soldado del ejército del emperador -añadió sin demasiada emoción.
Atendió a los fogones mientras Shaco y Archi se unían al grupo poco a poco. Agradeció la apreciación del humano hacia a comida con un ligero asentimiento de cabeza y una pequeña sonrisa, y avivó ligeramente el fuego. Les pidió que pusieran la mesa ante el ofrecimiento de ayuda del pelinaranja, y cuando este empezó a contar cosas sobre su mundo en aquel tono siniestro, la muchacha no pudo evitar la risa al darse cuenta de que solo era un chiste.
-La cena esta lista -anunció mientras esperaba a que los demás terminaran de poner la mesa.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/08/13, 02:15 pm
No le sonó mal el nombre de la chica para ser de otro mundo, pero no hizo ningún comentario al respecto. Más gente se acercó a la cocina entonces, por el olor de la comida, supuso. La peludita, aunque tuvo que irse enseguida porque una de sus crías empezó a hacer ruido, Ippon, el flipado de las armas y, un poco después, Archi. La explicación de la pelirroja le resultó extraña. En su mundo los rasgos se habían mezclado totalmente en los dos últimos milenios.
—No lo entiendo —dijo sin más—, ¿qué gana atacándote? ¿Es que ese ojo es peligroso para ella? —preguntó medio en broma, medio temiéndose que tuviera algún poder desconocido. Curado de espanto como estaba ya se esperaba cualquier cosa.
La intervención del chico que era como el cosechador, aunque estúpida, le pareció apropiada. Después de escuchar lo que había dicho la de los ojos de dos colores se dio cuenta de lo interesante que podía ser la diversidad de cada mundo. Por ejemplo, un poco más allá tenía a una madre que guardaba hijos demasiado poco formados en una bolsa, ¿qué más cosas tendría que contar aquella gente? Apartó la vista del bebé rosado cuando empezaron a pasar platos y cubiertos para poner en las mesas, y cuando terminaron se apoyó en el respaldo de una silla. La cena ya estaba lista.
—Poner cosas en común está bien, pero no sé ni por dónde empezar —dijo distraído mientras examinaba un cubierto antes de dejarlo ante una silla—. ¿Vosotros no tenéis órgano bioeléctrico?
Se sentaron a la mesa y repartieron el estofado, mientras la charla continuaba. Tenía una pinta excelente, pero cuando se metió el primer bocado en la boca paladeó notando algo en falta.
—Azúcar —murmuró. Después se levantó a revolver en las cestas. No sabía exactamente qué podía encontrar, pero desde luego saquitos de azúcar no había. Había un tarro con una sustancia de consistencia viscosa, a la que le metió una cuchara para cerciorarse de que era lo que parecía. El regusto dulce le convenció y se lo llevó a la mesa, repartiendo la miel sobre la porción de comida y revolviendo para que se mezclase—. Es dulce, ¿queréis? —preguntó mirando a Archi e Ippon.
—No lo entiendo —dijo sin más—, ¿qué gana atacándote? ¿Es que ese ojo es peligroso para ella? —preguntó medio en broma, medio temiéndose que tuviera algún poder desconocido. Curado de espanto como estaba ya se esperaba cualquier cosa.
La intervención del chico que era como el cosechador, aunque estúpida, le pareció apropiada. Después de escuchar lo que había dicho la de los ojos de dos colores se dio cuenta de lo interesante que podía ser la diversidad de cada mundo. Por ejemplo, un poco más allá tenía a una madre que guardaba hijos demasiado poco formados en una bolsa, ¿qué más cosas tendría que contar aquella gente? Apartó la vista del bebé rosado cuando empezaron a pasar platos y cubiertos para poner en las mesas, y cuando terminaron se apoyó en el respaldo de una silla. La cena ya estaba lista.
—Poner cosas en común está bien, pero no sé ni por dónde empezar —dijo distraído mientras examinaba un cubierto antes de dejarlo ante una silla—. ¿Vosotros no tenéis órgano bioeléctrico?
Se sentaron a la mesa y repartieron el estofado, mientras la charla continuaba. Tenía una pinta excelente, pero cuando se metió el primer bocado en la boca paladeó notando algo en falta.
—Azúcar —murmuró. Después se levantó a revolver en las cestas. No sabía exactamente qué podía encontrar, pero desde luego saquitos de azúcar no había. Había un tarro con una sustancia de consistencia viscosa, a la que le metió una cuchara para cerciorarse de que era lo que parecía. El regusto dulce le convenció y se lo llevó a la mesa, repartiendo la miel sobre la porción de comida y revolviendo para que se mezclase—. Es dulce, ¿queréis? —preguntó mirando a Archi e Ippon.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
10/08/13, 05:36 pm
La sensación de alivio que experimentó el clinger al comprobar que la pelirroja sabía cocinar, si bien no se noto externamente, fue considerable. Xalkoth apenas sabía preparar alimentos. Solo conocía lo básico para apañárselas si acababa varios días en la intemperie, y desde luego no utilizaba ni la mitad de los instrumentos de cocina que vio distribuidos. De hecho desconocía la función de la mayoría.
Los demás se fueron organizando de diferentes formas, algo que el clinger aprovechó para ir observando a cada uno, de forma nada disimulada, y así ir tomando notas mentales de sus capacidades.
A ojos externos se le podía observar mirando fijamente a los presentes, saltando de uno a otro a medida que consideraba que ya sabía bastante, o simplemente cuando se aburría.
Dedicó tiempo sobre todo a la pastora, observando a los retoños con evidente curiosidad. Sabía que muchos mamíferos criaban directamente a sus hijos en lugar de dejárselos al cuidado de personas mejor preparadas, y ahora se preguntaba si, al ser seres inteligentes los que le rodeaban, no verían lo poco eficaz que resultaba esa práctica.
Siempre es mejor dejar las labores de crianza a los que saben. Así se ahorra tiempo, Aunque por otro lado, tuvo que admitir que el hecho de poder guardar a los hijos dentro de uno mismo también tenía sus ventajas.
La aparición de uno de los metálicos y sus preguntas acerca de la lactancia no hicieron sino aumentar la curiosidad del clinger. Tanto que no solo los miraba fijamente, sino que se había empezado a acercar lentamente con la intención de poder escucharlo todo mejor. También tomo nota de las preguntas y comportamiento del chico. Su preocupación por los suministros y su disposición a preparar un racionamiento apropiado eran muestra de que su actitud era sin duda la correcta, a pesar de haber decidido salir antes sin estar preparado para ello. Con esto ya empezaba a ver qué tipo de labores podría asignarle.
A su vez se sintió aliviado de que los bebes aun fueran lactantes. De no haberlo sido, seguramente habría tenido que barajar la posibilidad de abandonarlos en caso de no recibir suministros continuados, y no creía que la madre fuera a estar de acuerdo.
Satisfecha su curiosidad acerca de la pastora y el otro desvió su atención en busca de cualquier cosa de interés, que vino a ser los ojos de la pelirroja, y por supuesto la cena.
-¡Halaaa!- Dijo mientras pegaba su cara a la de la ulterana. -¿Uno de cada color? ¿Y eso como se hace? Ah supongo que naciste así. Yo pensé en pintarme de gris los míos pero entonces no vería nada-
Desvió su atención hacia el estofado, metiendo las antenas para olisquear, pero sin llegar a tocarlo.
-Menuda estupidez lo de los ojos. Yo no entiendo que se quiera matar a alguien por eso. Si fuera algo que te limitara de alguna forma entonces sí que sería lógico, pero si no...-
No terminó la frase, aunque tampoco le quedaba mucho por decir. Había escuchado la pregunta del de los dos brazos metálicos y eso lo había convertido en su nuevo foco de atención.
-¿Órganos bioeléctricos? ¡¿Tenéis de eso?! ¡Entonces sois pilas con patas! ¿Dónde lo tienes? Déjame verlo ¡porfaaa!- Al mismo tiempo que hablaba se subió sobre el irrense de un salto, y comenzó a moverse por su torso y espalda buscando dónde podría estar.
Los demás se fueron organizando de diferentes formas, algo que el clinger aprovechó para ir observando a cada uno, de forma nada disimulada, y así ir tomando notas mentales de sus capacidades.
A ojos externos se le podía observar mirando fijamente a los presentes, saltando de uno a otro a medida que consideraba que ya sabía bastante, o simplemente cuando se aburría.
Dedicó tiempo sobre todo a la pastora, observando a los retoños con evidente curiosidad. Sabía que muchos mamíferos criaban directamente a sus hijos en lugar de dejárselos al cuidado de personas mejor preparadas, y ahora se preguntaba si, al ser seres inteligentes los que le rodeaban, no verían lo poco eficaz que resultaba esa práctica.
Siempre es mejor dejar las labores de crianza a los que saben. Así se ahorra tiempo, Aunque por otro lado, tuvo que admitir que el hecho de poder guardar a los hijos dentro de uno mismo también tenía sus ventajas.
La aparición de uno de los metálicos y sus preguntas acerca de la lactancia no hicieron sino aumentar la curiosidad del clinger. Tanto que no solo los miraba fijamente, sino que se había empezado a acercar lentamente con la intención de poder escucharlo todo mejor. También tomo nota de las preguntas y comportamiento del chico. Su preocupación por los suministros y su disposición a preparar un racionamiento apropiado eran muestra de que su actitud era sin duda la correcta, a pesar de haber decidido salir antes sin estar preparado para ello. Con esto ya empezaba a ver qué tipo de labores podría asignarle.
A su vez se sintió aliviado de que los bebes aun fueran lactantes. De no haberlo sido, seguramente habría tenido que barajar la posibilidad de abandonarlos en caso de no recibir suministros continuados, y no creía que la madre fuera a estar de acuerdo.
Satisfecha su curiosidad acerca de la pastora y el otro desvió su atención en busca de cualquier cosa de interés, que vino a ser los ojos de la pelirroja, y por supuesto la cena.
-¡Halaaa!- Dijo mientras pegaba su cara a la de la ulterana. -¿Uno de cada color? ¿Y eso como se hace? Ah supongo que naciste así. Yo pensé en pintarme de gris los míos pero entonces no vería nada-
Desvió su atención hacia el estofado, metiendo las antenas para olisquear, pero sin llegar a tocarlo.
-Menuda estupidez lo de los ojos. Yo no entiendo que se quiera matar a alguien por eso. Si fuera algo que te limitara de alguna forma entonces sí que sería lógico, pero si no...-
No terminó la frase, aunque tampoco le quedaba mucho por decir. Había escuchado la pregunta del de los dos brazos metálicos y eso lo había convertido en su nuevo foco de atención.
-¿Órganos bioeléctricos? ¡¿Tenéis de eso?! ¡Entonces sois pilas con patas! ¿Dónde lo tienes? Déjame verlo ¡porfaaa!- Al mismo tiempo que hablaba se subió sobre el irrense de un salto, y comenzó a moverse por su torso y espalda buscando dónde podría estar.
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