Torreón Maciel (Archivo VII)
+16
Dal
Muffie
Leonart
Giniroryu
Aes
Red
Tak
Shiogen
Merodeador
Evanna
Zarket
Alicia
Jack
Carmesí
Poblo
Rocavarancolia Rol
20 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
- Ver mensajes anteriores (click aquí):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/08/15, 09:13 pm
La respuesta de Twixy's le tranquilizo un poco, aunque también le dio la imagen de pokemon con aquella descripción. Empezaba a plantearse sino estaban sacados de esas ciudad aquellos bichos raros cuando escucho la voz de Ayne.
-No parece que quisiera atacarnos si paso de largo y de volver la escucharíamos- respondió no muy segura si preocuparse o no.Para que esa tortuga tuviera arboles sobre el caparazón debía ser realmente grande. << ¿Donde se puede meter un bicho de esa magnitud para que no lo hayamos visto hasta ahora? Si fuera acuático...pero siendo terrestre >> Fuese como fuese no parecía que fuese a molestarlos y de hacerlo lo escucharían.
-Yo...me iré dormir también, mañana si queréis podemos ver si la encontramos -dijo un poco cansada volviéndose acostar en la cama de la que no llegó a levantarse. No tardo en dormirse siendo lo ultimo que sintió el roce de la tobillera que habían creado aquella tarde. Criaturas parecidas a los pokemon, poblaron lo sueños de Samika durante toda la noche.
Al día siguiente salieron a buscar a la tortuga, pero contra todo pronostico teniendo en cuenta su tamaño, no consiguieron verla. La ciudad se le había tragado. Lo único que encontraron fueron edificios gigantescos, ya solo las puertas de estos eran mucho mas alta que todos ellos.
Durante lo siguientes día, Samika siguió con su rutina de entrenamiento físico y aprendiendo magia, pidiéndole en ocasiones a los que tenían la magia el entrenar esta. Y a poder ser ver si había alguna manera de usar dicha magia como protecciones cuando salieran y esas cosas.
Días despues de lo ocurrido con la tortuga, visitaron letargo para ver como les iba y contar lo sucedido. Su anécdota de la bahía y la tortuga quedo como un simple relato sin mayor relevancia en comparación con lo que escucharon de los letarguinos. Conocer de esa forma los motivos por los que fueron enviados a aquella ciudad y lo que ocurriría con ellos con la llegada de esa luna que apenas si recordaba del discurso de la fuente, fue un gran golpe para Samika.
Hasta ese momento había pensado que era como un tiempo de supervivencia y que luego, si llegaban vivos al final de aquella trayectoria obtendría lo que habían venido a buscar y podrían marchar. pero aquello solo parecía una verdad a medias, al menos para algunos, pues ella seguía sin obtener lo que buscaba. ¿O tal vez eso vendría con la llegada de la luna? No quería esperanzarse pues le daba miedo, y sinceramente, a esas alturas del partido, ya le daba un poco igual. No era nada tranquilizador escuchar con bastante exactitud lo que esa mujer les contó a sus compañeros. Básicamente les decía que se convertirán en monstruos o como mínimo que dejarían de ser lo que eran en esos momentos.
Samika estuvo silenciosa durante toda la conversación mientras escuchaba las palabras y conversaciones de los demás dándole mil y una vueltas a todos. Estaba molesta y mucho, se sentía engañada y deseaba culpar con todas sus fuerzas a Doce Puntos y a la ciudad, pero luego recordaba que ella fue la que escogió ir allí, drogada eso si, pero la elección fue suya y no pudo mas que sentirse realmente estúpida por confiar en un extraño que te prometes imposibles. Aquel seria el pago por su imprudencia.
Lo peor es que por mas que se enfadara, quisiera gritar o golpear a alguien, aquello de poco serviría. Esa luna, fuese realmente un astro o algo mas, no dejaría de aparecer por un berrinche suyo. El reloj ya estaba avanzando y no le quedaba otra que resignarse a lo que sucedería, porque no tenia otra, estaba acostumbrada a eso: Si te es imposible cambiar algo, te queda superarlo y vivir con ello.
Ese mes fue realmente largo para Samika, escuchar lo que ocurriría con ella y con todos fue un golpe a la moral del grupo, y aunque se tensaba en cuanto ocurría cualquiera cosa que se saliera de lo "normal" del día a día, lo sobrellevo con toda la madurez posible. No sabían como sería de todas formas, su gradual o a lo bestia, así que no podía sentirse del todo tranquila, por lo que propuso al grupo que si en cualquier momento sentía algo raro que lo mencionaran.Era mejor que ninguno se llevase sustos, que bastante tenia con toda la ciudad en contra.
Durante ese mes, Samika tomó especial interés en los libros que poseía y le pidió a Arik que leyera para ella siempre que podía, especialmente interesado en el bestiario y en el libro de la historia de ciudad. La mención de 'ángeles negros' y 'trasgos' tomaban ahora un nuevo significado para la humana, que hasta ahora solo los había visto como algo ajeno, como quien escucha cuentos de monstruos.
Aquello le hacia sentir incomoda incluso con sus compañeros y tal vez fue eso, y el haber estado leyendo con Arik el libro la noche anterior, que tuvo aquella horrible pesadilla. Samika despertó gritando con todas sus fuerzas, siendo su voz ahogada en su garganta como si realmente estuviera siendo ahorcada por la Twixy's de su sueño.
Posiblemente su grito despertó a sus compañeros, pero no le importó, incorporandose con rapidez, llevandose sus manos nerviosas y temblosos a su cuello. Tomaba aire en profundas y rápidas bocanadas, como si aun pudiera sentir la falta de oxigeno llegando a sus pulmones.
-No parece que quisiera atacarnos si paso de largo y de volver la escucharíamos- respondió no muy segura si preocuparse o no.Para que esa tortuga tuviera arboles sobre el caparazón debía ser realmente grande. << ¿Donde se puede meter un bicho de esa magnitud para que no lo hayamos visto hasta ahora? Si fuera acuático...pero siendo terrestre >> Fuese como fuese no parecía que fuese a molestarlos y de hacerlo lo escucharían.
-Yo...me iré dormir también, mañana si queréis podemos ver si la encontramos -dijo un poco cansada volviéndose acostar en la cama de la que no llegó a levantarse. No tardo en dormirse siendo lo ultimo que sintió el roce de la tobillera que habían creado aquella tarde. Criaturas parecidas a los pokemon, poblaron lo sueños de Samika durante toda la noche.
Al día siguiente salieron a buscar a la tortuga, pero contra todo pronostico teniendo en cuenta su tamaño, no consiguieron verla. La ciudad se le había tragado. Lo único que encontraron fueron edificios gigantescos, ya solo las puertas de estos eran mucho mas alta que todos ellos.
Durante lo siguientes día, Samika siguió con su rutina de entrenamiento físico y aprendiendo magia, pidiéndole en ocasiones a los que tenían la magia el entrenar esta. Y a poder ser ver si había alguna manera de usar dicha magia como protecciones cuando salieran y esas cosas.
Días despues de lo ocurrido con la tortuga, visitaron letargo para ver como les iba y contar lo sucedido. Su anécdota de la bahía y la tortuga quedo como un simple relato sin mayor relevancia en comparación con lo que escucharon de los letarguinos. Conocer de esa forma los motivos por los que fueron enviados a aquella ciudad y lo que ocurriría con ellos con la llegada de esa luna que apenas si recordaba del discurso de la fuente, fue un gran golpe para Samika.
Hasta ese momento había pensado que era como un tiempo de supervivencia y que luego, si llegaban vivos al final de aquella trayectoria obtendría lo que habían venido a buscar y podrían marchar. pero aquello solo parecía una verdad a medias, al menos para algunos, pues ella seguía sin obtener lo que buscaba. ¿O tal vez eso vendría con la llegada de la luna? No quería esperanzarse pues le daba miedo, y sinceramente, a esas alturas del partido, ya le daba un poco igual. No era nada tranquilizador escuchar con bastante exactitud lo que esa mujer les contó a sus compañeros. Básicamente les decía que se convertirán en monstruos o como mínimo que dejarían de ser lo que eran en esos momentos.
Samika estuvo silenciosa durante toda la conversación mientras escuchaba las palabras y conversaciones de los demás dándole mil y una vueltas a todos. Estaba molesta y mucho, se sentía engañada y deseaba culpar con todas sus fuerzas a Doce Puntos y a la ciudad, pero luego recordaba que ella fue la que escogió ir allí, drogada eso si, pero la elección fue suya y no pudo mas que sentirse realmente estúpida por confiar en un extraño que te prometes imposibles. Aquel seria el pago por su imprudencia.
Lo peor es que por mas que se enfadara, quisiera gritar o golpear a alguien, aquello de poco serviría. Esa luna, fuese realmente un astro o algo mas, no dejaría de aparecer por un berrinche suyo. El reloj ya estaba avanzando y no le quedaba otra que resignarse a lo que sucedería, porque no tenia otra, estaba acostumbrada a eso: Si te es imposible cambiar algo, te queda superarlo y vivir con ello.
Ese mes fue realmente largo para Samika, escuchar lo que ocurriría con ella y con todos fue un golpe a la moral del grupo, y aunque se tensaba en cuanto ocurría cualquiera cosa que se saliera de lo "normal" del día a día, lo sobrellevo con toda la madurez posible. No sabían como sería de todas formas, su gradual o a lo bestia, así que no podía sentirse del todo tranquila, por lo que propuso al grupo que si en cualquier momento sentía algo raro que lo mencionaran.Era mejor que ninguno se llevase sustos, que bastante tenia con toda la ciudad en contra.
Durante ese mes, Samika tomó especial interés en los libros que poseía y le pidió a Arik que leyera para ella siempre que podía, especialmente interesado en el bestiario y en el libro de la historia de ciudad. La mención de 'ángeles negros' y 'trasgos' tomaban ahora un nuevo significado para la humana, que hasta ahora solo los había visto como algo ajeno, como quien escucha cuentos de monstruos.
Aquello le hacia sentir incomoda incluso con sus compañeros y tal vez fue eso, y el haber estado leyendo con Arik el libro la noche anterior, que tuvo aquella horrible pesadilla. Samika despertó gritando con todas sus fuerzas, siendo su voz ahogada en su garganta como si realmente estuviera siendo ahorcada por la Twixy's de su sueño.
Posiblemente su grito despertó a sus compañeros, pero no le importó, incorporandose con rapidez, llevandose sus manos nerviosas y temblosos a su cuello. Tomaba aire en profundas y rápidas bocanadas, como si aun pudiera sentir la falta de oxigeno llegando a sus pulmones.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
29/08/15, 09:58 pm
Aquel mes fue una verdadera pesadilla.
La aparición de la tortuga gigante y el hecho de que hubiese pasado de largo había sido como un respiro para ellos, pero la noticia que los habitantes de Letargo les trajeron arruinó todo lo positivo de haberse encontrado con un milagro rocavarancolés que no haya intentado matarles.
Monstruos. Una vieja les había dicho que iban a convertirse en monstruos. Por supuesto, la parte que más aterraba a Twixy's era la de perder su belleza. ¿Y si le salían repugnantes tentáculos? ¿O piel viscosa? ¿Y si le crecía pelo en la cara? Un día llegó a imaginarse como la criatura amorfa que habían visto en el mar y acabó llorando a moco tendido. No quiso explicarle a nadie por qué lloraba.
Su estrategia para afrontar su miedo fue negarlo todo. Esquivó como la peste los bestiarios y el libro de historia de la ciudad que ojeaban sus compañeros. Huyó de todas las conversaciones sobre el tema, o las manipuló para acabar hablando de otra cosa, y por supuesto, no pensaba hacer el más minimo caso a la sugerencia de comentar cualquier cambio extraño que encontrase. No, ella no iba a convertirse en un monstruo. No podía ocurrir. Era absolutamente imposible. Y eso se repetía entre dientes mientras se cortaba su larga melena rojiza, que había crecido de forma asombrosa en muy poco tiempo. ¿Su excusa cuando apareció con unos rizos por encima de los hombros? Ya se había aburrido del pelo largo. Aparte, ocurrió algo muy curioso; revisar constantemente su cuerpo en busca de cambios que ocultar le provocaba ansiedad a la hora de mostrarse. Sus flirteos y juegos sexuales descendieron en intensidad y frecuencia, así como la piel que enseñaba con sus conjuntos.
Aquella noche había logrado dormir en su cama por fin. Tenía pesadillas, pero le daba miedo que sus compañeros le hiciesen preguntas, por lo tanto o pasaba las noches sin dormir o dormía en el sofá, y ya estaba empezando a levantar sospechas, por lo que se acostó en la cama de Lemus. Despertó por los gritos de Samika.
-¡Sami, Sami, ¿qué superpasa?!- preguntó agobiada tocándole el hombro para que viera que estaba allí.
La aparición de la tortuga gigante y el hecho de que hubiese pasado de largo había sido como un respiro para ellos, pero la noticia que los habitantes de Letargo les trajeron arruinó todo lo positivo de haberse encontrado con un milagro rocavarancolés que no haya intentado matarles.
Monstruos. Una vieja les había dicho que iban a convertirse en monstruos. Por supuesto, la parte que más aterraba a Twixy's era la de perder su belleza. ¿Y si le salían repugnantes tentáculos? ¿O piel viscosa? ¿Y si le crecía pelo en la cara? Un día llegó a imaginarse como la criatura amorfa que habían visto en el mar y acabó llorando a moco tendido. No quiso explicarle a nadie por qué lloraba.
Su estrategia para afrontar su miedo fue negarlo todo. Esquivó como la peste los bestiarios y el libro de historia de la ciudad que ojeaban sus compañeros. Huyó de todas las conversaciones sobre el tema, o las manipuló para acabar hablando de otra cosa, y por supuesto, no pensaba hacer el más minimo caso a la sugerencia de comentar cualquier cambio extraño que encontrase. No, ella no iba a convertirse en un monstruo. No podía ocurrir. Era absolutamente imposible. Y eso se repetía entre dientes mientras se cortaba su larga melena rojiza, que había crecido de forma asombrosa en muy poco tiempo. ¿Su excusa cuando apareció con unos rizos por encima de los hombros? Ya se había aburrido del pelo largo. Aparte, ocurrió algo muy curioso; revisar constantemente su cuerpo en busca de cambios que ocultar le provocaba ansiedad a la hora de mostrarse. Sus flirteos y juegos sexuales descendieron en intensidad y frecuencia, así como la piel que enseñaba con sus conjuntos.
Aquella noche había logrado dormir en su cama por fin. Tenía pesadillas, pero le daba miedo que sus compañeros le hiciesen preguntas, por lo tanto o pasaba las noches sin dormir o dormía en el sofá, y ya estaba empezando a levantar sospechas, por lo que se acostó en la cama de Lemus. Despertó por los gritos de Samika.
-¡Sami, Sami, ¿qué superpasa?!- preguntó agobiada tocándole el hombro para que viera que estaba allí.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/08/15, 07:05 pm
El tacto de Twixy's le sobresalto recordandole lo ocurrido en el sueño y se aparto bruscamente de su contacto, aun con el miedo del sueño. Tardo un poco en darse cuenta de su acción.
-L-lo siento Twix...perdona...solo fue una pesadilla, siento si te desperté - dijo sonriendo con timidez y sintiendo sudor frió bajando por su espalda. Era eso, una pesadilla, la verdadera Twixy's no le haría daño ni a ella ni a nadie, ni Hal tampoco. Habia sido un engaño de su subsconciente por leer tantas cosas de monstruos antes de dormir.
Se sereno un poco con ese pensamiento aunque seguía sintiéndose con cierto malestar y la respiración entrecortada.
-Creo que hoy pasare de entrenar y me daré un buen baño. Eso me hará sentir mejor, seguro- dijo, pidiéndole seguidamente a Twixy's que le calentara el agua. Su baño se alargo un poco mas de lo normal para ella, queriendo que el agua limpiara su cuerpo y su mente de preocupaciones por el sueño. Aquello le funciono bastante bien, pues tras salir del baño y vestirse con unas mallas negras negras y una sencilla camiseta azul de tirantas, bajo ala cocina, sintiendo de un mejor humor.
-Disculpad el grito de mas temprano, una pesadilla- dijo en disculpa a sus compañeros cuando vio a varias sombras en la cocina- ¿Que vamos a hacer hoy?- pregunto mientras se preparaba algo de desayunar. No tenían en inicio nada planeado, por lo que echaron mano del libro de mapas para ver que zonas habían visto y cuales les faltaba, entre ellas alguna que pudiera tener algún contenido que les pudiera ser útil y no fuer inicialmente peligrosa.
Fue Lemus el que dio con el lugar. Al parecer lo había visto desde las montañas pero no le había dado mayor importancia. Se trataba de un edificio similar a los palacios de la tierra y que venia no muy detalladamente mencionado en el mapa. Decidieron ir allí, no parecía un sitio peligroso inicialmente.
Samika desayuno bien antes de ir por sus armas al cuarto y llevandose algo de comer por si acaso, siendo igual que siempre unos poquitos los que saldrían. En esa ocasión, a diferencia de en la bahía, Lemus si iba con ellos.
-¿Ya estamos listo?.
-L-lo siento Twix...perdona...solo fue una pesadilla, siento si te desperté - dijo sonriendo con timidez y sintiendo sudor frió bajando por su espalda. Era eso, una pesadilla, la verdadera Twixy's no le haría daño ni a ella ni a nadie, ni Hal tampoco. Habia sido un engaño de su subsconciente por leer tantas cosas de monstruos antes de dormir.
Se sereno un poco con ese pensamiento aunque seguía sintiéndose con cierto malestar y la respiración entrecortada.
-Creo que hoy pasare de entrenar y me daré un buen baño. Eso me hará sentir mejor, seguro- dijo, pidiéndole seguidamente a Twixy's que le calentara el agua. Su baño se alargo un poco mas de lo normal para ella, queriendo que el agua limpiara su cuerpo y su mente de preocupaciones por el sueño. Aquello le funciono bastante bien, pues tras salir del baño y vestirse con unas mallas negras negras y una sencilla camiseta azul de tirantas, bajo ala cocina, sintiendo de un mejor humor.
-Disculpad el grito de mas temprano, una pesadilla- dijo en disculpa a sus compañeros cuando vio a varias sombras en la cocina- ¿Que vamos a hacer hoy?- pregunto mientras se preparaba algo de desayunar. No tenían en inicio nada planeado, por lo que echaron mano del libro de mapas para ver que zonas habían visto y cuales les faltaba, entre ellas alguna que pudiera tener algún contenido que les pudiera ser útil y no fuer inicialmente peligrosa.
Fue Lemus el que dio con el lugar. Al parecer lo había visto desde las montañas pero no le había dado mayor importancia. Se trataba de un edificio similar a los palacios de la tierra y que venia no muy detalladamente mencionado en el mapa. Decidieron ir allí, no parecía un sitio peligroso inicialmente.
Samika desayuno bien antes de ir por sus armas al cuarto y llevandose algo de comer por si acaso, siendo igual que siempre unos poquitos los que saldrían. En esa ocasión, a diferencia de en la bahía, Lemus si iba con ellos.
-¿Ya estamos listo?.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/08/15, 09:55 pm
La noche que aquella misteriosa tortuga apareció Kirés estaba sentado en la azotea y había podido verla de primera mano. No había hecho nada, simplemente se puso de pie y siguió mirándola hasta que se fue. El enderth no era supersticioso, y en ningún momento se le pasó por la mente que aquel curioso evento pudiera implicar que pasarían cosas buenas. Aun así le ayudó a confirmar algo que había estado poniendo en duda desde que dejó Dryfus: Había belleza en aquel mundo. Desde que había sido cosechado no había visto más que ruinas, muerte y más de lo mismo. Aparte de la biblioteca y la magia pocas cosas parecían ser buenas, incluso el mar no era más que una pobre cuenca sucia si se comparaba con los océanos de su mundo. Esta era la primera vez que contemplaba algo realmente hermoso desde que había llegado y aquello le hizo sentirse bastante bien, le recordaba que a pesar de todo lo que les pasaba allí todavía había cosas buenas para ellos en alguna parte. Sola había que buscarlas, y lamentablemente la ciudad no parecía tener la menor intención de ponérselas al alcance, sino lo contrario.
Pasó un mes, un mes de confusión y una mala época en general. Fueron sus compañeros de letargo los que les trajeron las noticias problemáticas: Tras tanto tiempo preguntándose cuál sería la razón para traerlos a todos a aquel lugar. Ahora por fin sabía la respuesta, y mientras varios de sus compañeros reaccionaron con horror kirés directamente no supo cómo tomarse aquello. Conocía las historias de su propia raza, y como en el pasado habían mutado distintas especies inicialmente inofensivas para convertirlas en máquinas de muerte y destrucción. Aquello se parecía mucho a lo que les habían contado. ¿Significaba eso que eran su ganado? Tenía sentido. Si podían viajar entre mundos desde luego era una buena idea recoger los mejores especímenes de cada uno y experimentar con ellos para lograr las mejores mutaciones. Pero eso los convertía a ellos, los cosechados en meras herramientas de usar y tirar… No fue el hecho de que fueran a transformarse lo que más le afectó. La mayoría de los Enderth eran orgullosos por naturaleza y Kirés estaba en este grupo. Confirmar el hecho de que desde el día que había conocido a su cosechador había sido engañado y usado, probablemente con el objetivo de librarse de él cuando acabaran lo que estuvieran haciendo con ellos simplemente no pudo tolerarlo. Normalmente mantendría sus emociones bajo control, si no fuera porque era lo que llevaba haciendo durante meses y aun siendo bueno controlandolas siempre hay un límite, y acababa de rebasarlo. Aquel día, por primera vez desde que vivía en el torreón kirés había perdido los nervios y arrancado en un ataque de ira. Sin decir ninguna palabra se había ido a por su lanza y luego al patio dando un portazo. Había trepado la azotea y se desahogó ensartado a la primera estigre que vio, una a la que le faltaba una pata y un ala y que se arrastraba por el suelo. La reacción del resto de aves no se hizo esperar. Habían tolerado la presencia del enderth solo por su condición de ave y porque no se acercaba más allá del borde de la azotea. Inmediatamente todas se habían lanzado sobre él con la clara intención de matarlo. Para sobrevivir kirés había tenido que saltar y huir planeando fuera del torreón. Sus compañeros lo encontrarían unas horas más tarde escondido en una casa en ruinas y con el cuerpo lleno de heridas, aunque las más graves ya se las había curado con magia. El enderth nunca más podría salir al patio o a la azotea sin ser atacado.
Tras aquel incidente Kirés llegó a la conclusión de que bloquear forzosamente sus emociones había sido un error y que a aquellas alturas el hacerlo para que los demás no pensaran mal de él había no sólo provocado su ataque de ira sino que le había hecho ser deshonesto con sus compañeros. Desde entonces se volvió algo más sociable y receptivo además de intentar ayudar o animar a la gente si notaba que no estaban bien, aunque con Twixy’s fracasó ya que la frivy esquivó todos los intentos del enderth de hablar con ella al respecto.
EL grito de Samika lo despertó inmediatamente. Esperándose lo peor se levantó inmediatamente e irrumpió en el otro cuarto armado con una daga y su ballesta de brazo. La lanza lamentablemente se encontraba en la armería y habría llevado demasiado tiempo bajar a buscarla.
–¿Qué sucede? –Preguntó tras comprobar que no había amenazas visibles en el lugar. Fue entonces cuando se dio cuenta de otro detalle. Normalmente llevaba la ballesta armada en el brazo izquierdo y el arma que tocara en la mano derecha. Esta vez se las había puesto justo al revés y empuñaba la daga con la izquierda y la ballesta con la derecha. Podría haber sido una simple equivocación, pero el enderth no era propenso a cometer ese tipo de errores. Lo más raro era que no le resultaba nada incómodo manejar ambas armas al revés.
–Que extraño –Dijo para sí mismo mientras se miraba ambos brazos.
Pasó un mes, un mes de confusión y una mala época en general. Fueron sus compañeros de letargo los que les trajeron las noticias problemáticas: Tras tanto tiempo preguntándose cuál sería la razón para traerlos a todos a aquel lugar. Ahora por fin sabía la respuesta, y mientras varios de sus compañeros reaccionaron con horror kirés directamente no supo cómo tomarse aquello. Conocía las historias de su propia raza, y como en el pasado habían mutado distintas especies inicialmente inofensivas para convertirlas en máquinas de muerte y destrucción. Aquello se parecía mucho a lo que les habían contado. ¿Significaba eso que eran su ganado? Tenía sentido. Si podían viajar entre mundos desde luego era una buena idea recoger los mejores especímenes de cada uno y experimentar con ellos para lograr las mejores mutaciones. Pero eso los convertía a ellos, los cosechados en meras herramientas de usar y tirar… No fue el hecho de que fueran a transformarse lo que más le afectó. La mayoría de los Enderth eran orgullosos por naturaleza y Kirés estaba en este grupo. Confirmar el hecho de que desde el día que había conocido a su cosechador había sido engañado y usado, probablemente con el objetivo de librarse de él cuando acabaran lo que estuvieran haciendo con ellos simplemente no pudo tolerarlo. Normalmente mantendría sus emociones bajo control, si no fuera porque era lo que llevaba haciendo durante meses y aun siendo bueno controlandolas siempre hay un límite, y acababa de rebasarlo. Aquel día, por primera vez desde que vivía en el torreón kirés había perdido los nervios y arrancado en un ataque de ira. Sin decir ninguna palabra se había ido a por su lanza y luego al patio dando un portazo. Había trepado la azotea y se desahogó ensartado a la primera estigre que vio, una a la que le faltaba una pata y un ala y que se arrastraba por el suelo. La reacción del resto de aves no se hizo esperar. Habían tolerado la presencia del enderth solo por su condición de ave y porque no se acercaba más allá del borde de la azotea. Inmediatamente todas se habían lanzado sobre él con la clara intención de matarlo. Para sobrevivir kirés había tenido que saltar y huir planeando fuera del torreón. Sus compañeros lo encontrarían unas horas más tarde escondido en una casa en ruinas y con el cuerpo lleno de heridas, aunque las más graves ya se las había curado con magia. El enderth nunca más podría salir al patio o a la azotea sin ser atacado.
Tras aquel incidente Kirés llegó a la conclusión de que bloquear forzosamente sus emociones había sido un error y que a aquellas alturas el hacerlo para que los demás no pensaran mal de él había no sólo provocado su ataque de ira sino que le había hecho ser deshonesto con sus compañeros. Desde entonces se volvió algo más sociable y receptivo además de intentar ayudar o animar a la gente si notaba que no estaban bien, aunque con Twixy’s fracasó ya que la frivy esquivó todos los intentos del enderth de hablar con ella al respecto.
EL grito de Samika lo despertó inmediatamente. Esperándose lo peor se levantó inmediatamente e irrumpió en el otro cuarto armado con una daga y su ballesta de brazo. La lanza lamentablemente se encontraba en la armería y habría llevado demasiado tiempo bajar a buscarla.
–¿Qué sucede? –Preguntó tras comprobar que no había amenazas visibles en el lugar. Fue entonces cuando se dio cuenta de otro detalle. Normalmente llevaba la ballesta armada en el brazo izquierdo y el arma que tocara en la mano derecha. Esta vez se las había puesto justo al revés y empuñaba la daga con la izquierda y la ballesta con la derecha. Podría haber sido una simple equivocación, pero el enderth no era propenso a cometer ese tipo de errores. Lo más raro era que no le resultaba nada incómodo manejar ambas armas al revés.
–Que extraño –Dijo para sí mismo mientras se miraba ambos brazos.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
31/08/15, 08:39 pm
La noticia que trajeron los letarguinos dejó congelado a Hal. Iban a mutar. Aquel astro (porque claramente no era un satélite) iba a enviar toneladas de radiación mágica hacia ellos, y no tenía ni idea de cómo iba a afectarles. Ahora, sin embargo, comprendía mucho mejor el nivel general de despoblamiento de la ciudad, y también la actitud y apariencia de los seres que le habían dado el discurso. Estaba claro que los rocavarancolenses residían realmente en algún otro mundo, y que aquella ciudad en ruinas para ellos era como una especie de campo de experimentación, o de divertimiento. Con ello se despejaba la incógnita de por qué en el libro de historia no se hablaba de los cosechados: la ciudad a la que se referían era otra. Probablemente el verdadero lugar donde vivían.
Se lanzó con ahínco sobre los libros, intentando descubrir una cosa, cualquiera, que pudiera salvarles del desastre que se avecinaba. Alguna pista sobre un refugio subterráneo seguro, un detalle que les condujese de vuelta a sus mundos... Pero no encontró nada, y poco a poco la desesperanza se fue apoderando de él. También tuvo, en ocasiones, algunos sueños. Sueños donde le salían nuevos miembros, o donde se convertía en una masa amorfa. Pesadillas de muerte, de una luz roja que traía consigo la desgracia y el sufrimiento. No sentía que aquello fuera justo. No tenía todavía ni catorce años... Y ya iba a acabar todo, bajo una falsa luna magiactiva.
El incidente de Kirés le asustó, y le dejó con el corazón encogido. Le recordó que la muerte no sólo les esperaba al final del camino, sino que les rodeaba en cada instante que estuvieran en aquel lugar. Les rodeaban infinitas amenazas, incluso en la falsa seguridad que proporcionaba el torreón. Visto esto llegó a la desesperada conclusión de que la única posibilidad que tenían de sobrevivir era descubrir una ruta de escape a cualquier otro mundo. Y con ello volvió a ponerse.
El grito de Samika lo pilló medio dormido. Asustado, se levantó veloz, buscando en su memoria algún hechizo potente para atacar o defender. Tardó un par de segundo en darse cuenta de que no había pasado nada, que lo único que había sucedido era que Samika había tenido una pesadilla.
Se sentó en su colchón, resollando un poco, sin saber muy bien qué hacer. Se limitó a volver a acostarse, haciéndose una minúscula bola y cerrando los ojos, pero sin volver a dormirse. Aun estando de espaldas al resto se encontraba demasiado pendiente a lo que oía como para conciliar un sueño que, de todas formas, ya había perdido.
Se lanzó con ahínco sobre los libros, intentando descubrir una cosa, cualquiera, que pudiera salvarles del desastre que se avecinaba. Alguna pista sobre un refugio subterráneo seguro, un detalle que les condujese de vuelta a sus mundos... Pero no encontró nada, y poco a poco la desesperanza se fue apoderando de él. También tuvo, en ocasiones, algunos sueños. Sueños donde le salían nuevos miembros, o donde se convertía en una masa amorfa. Pesadillas de muerte, de una luz roja que traía consigo la desgracia y el sufrimiento. No sentía que aquello fuera justo. No tenía todavía ni catorce años... Y ya iba a acabar todo, bajo una falsa luna magiactiva.
El incidente de Kirés le asustó, y le dejó con el corazón encogido. Le recordó que la muerte no sólo les esperaba al final del camino, sino que les rodeaba en cada instante que estuvieran en aquel lugar. Les rodeaban infinitas amenazas, incluso en la falsa seguridad que proporcionaba el torreón. Visto esto llegó a la desesperada conclusión de que la única posibilidad que tenían de sobrevivir era descubrir una ruta de escape a cualquier otro mundo. Y con ello volvió a ponerse.
El grito de Samika lo pilló medio dormido. Asustado, se levantó veloz, buscando en su memoria algún hechizo potente para atacar o defender. Tardó un par de segundo en darse cuenta de que no había pasado nada, que lo único que había sucedido era que Samika había tenido una pesadilla.
Se sentó en su colchón, resollando un poco, sin saber muy bien qué hacer. Se limitó a volver a acostarse, haciéndose una minúscula bola y cerrando los ojos, pero sin volver a dormirse. Aun estando de espaldas al resto se encontraba demasiado pendiente a lo que oía como para conciliar un sueño que, de todas formas, ya había perdido.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
31/08/15, 11:43 pm
Resultó ser un mal sueño. Samika le pidió que le calentase agua para el baño, y eso hizo. No quiso dejarla sola, sin embargo, así que esperó junto a la puerta del baño. Se quedó sentada en el suelo de piedra, con los brazos cruzados sobre las rodillas flexionadas. Miraba fijamente a la oscuridad del pasillo, protegida en su círculo de luz mágica (una simple llama anclada en una lámpara). Movió una pierna, y vio la luz cambiar sobre su piel. Lloró en silencio, como respuesta a todo el estrés emocional que había estado acumulando en las últimas semanas. Al oír que su amiga terminaba de bañarse, cogió su lámpara y se metió en un cuarto vacío, incapaz de afrontar la idea de tener que dar explicaciones.
Cuando salió el sol estaba como una rosa, en apariencia. Había hecho sus ejercicios como siempre y se había arreglado después de darse un baño. Para ese día se había puesto un jersey de hilo color arena con bastantes agujeros, pero que hacía el apaño, más sus vaqueros cortísimos y un pañuelo para el pelo. Habían decidido ir a un palacete que Lemus había localizado en un mapa. No sabían en qué estado lo encontrarían, pero nunca habían estado en esa parte de la ciudad, y Twixy's nunca había visto un palacete. Se cargó el escudo a la espalda y asintió, abriendo el portón de Maciel.
Sigue en Luna Alta.
Cuando salió el sol estaba como una rosa, en apariencia. Había hecho sus ejercicios como siempre y se había arreglado después de darse un baño. Para ese día se había puesto un jersey de hilo color arena con bastantes agujeros, pero que hacía el apaño, más sus vaqueros cortísimos y un pañuelo para el pelo. Habían decidido ir a un palacete que Lemus había localizado en un mapa. No sabían en qué estado lo encontrarían, pero nunca habían estado en esa parte de la ciudad, y Twixy's nunca había visto un palacete. Se cargó el escudo a la espalda y asintió, abriendo el portón de Maciel.
Sigue en Luna Alta.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
05/09/15, 08:27 pm
Después de aquella noche en la cual se había quedado atrapado, Ergot no volvió a dormir debajo de ningún sofá. Su decisión era tanto por una cuestión práctica como de simple fastidio. Le hubiese encantado ver a aquella tortuga de la que le habían hablado. A la mañana siguiente el repoblador se trasladó al piso superior, con nido de pelos y pelusas incluido. Al principio intento encontrar un hueco en donde esconderse pero ninguno le gustaba tanto como su sofá, luego intento ponerse en las alturas pero no tenía muy claro de cómo trasladar todo su nido a las vigas del techo. Al final la respuesta fue colocarse a los pies de la cama de Emmit, como un perrito. Y menos mal, que no se buscó ningún hueco, porque en los siguientes días y semanas creció aún más (aunque seguía siendo enano).
Aquel mes fue duro para Ergot en muchos sentidos, al principio la confusión de no saber lo que le pasaba y del por qué cambiaba le tenía aterrado, luego fue el miedo de saber porque cambiaba lo que le quitaba el sueño por las noches. Cuanto más acercaba aquella luna en aquel extraño artefacto peor se sentía. Cuando los otros les dieron la noticia de lo que les pasaría la pequeña planta no se enfadó, ni se entristeció, ni se sorprendió. Fue la resignación y un extraño alivio lo que le invadió mientras se miraba a sí mismo y a sus compañeros, y solo después fue cuando empezó a sentir miedo. Sentía receló hacia la transformación, siempre había sido un repoblador y no se imaginaba siendo ninguna otra cosa. Aveces se acercaba a sus compañeros para cotillear los dibujos sobre aquellas criaturas nunca se quedaba mucho rato, pues una extraña opresión en el pecho que no era más que una bola de angustia y estrés se formaba para torturarlo, pero siempre volvía a mirar, caía en la tentación igual que un fumador empedernido que lo intenta dejar.
Fue lo ocurrido a Kires lo que le hizo tomar la decisión de contar lo que le pasaba, Samika ya había pedido que dijesen si les pasaban o se sentían cosas raras por lo que una vez decidido no tardo mucho tiempo en mencionarlo. Nunca le comento a nadie porque se había trasladado al piso superior y fue durante una comida sin atreverse a levantar la vista cuando lo soltó “Ya no quepo debajo del sofá. Estoy creciendo… y nunca he conocido un repoblador tan alto.” Que conste en acta que sigue midiendo menos que una regla escolar de 30 centímetros. Una vez sincerado se sintió mejor consigo mismo, más libre, mas conforme a lo que les esperaba.
Durante la noche el grito de Samika le despertó, pero no hizo ademan de acercarse a ella, solo se dio la vuelta entre sus pelusas mientras intentaba volver a conciliar el sueño. Por mucho que le doliese estaba seguro de que no podría decirle nada para hacerla sentir mejor nique hacer para ayudarla. En ese momento era más útil no estorbar.
Esa mañana, como era habitual, se apuntó a la excursión del día.
Aquel mes fue duro para Ergot en muchos sentidos, al principio la confusión de no saber lo que le pasaba y del por qué cambiaba le tenía aterrado, luego fue el miedo de saber porque cambiaba lo que le quitaba el sueño por las noches. Cuanto más acercaba aquella luna en aquel extraño artefacto peor se sentía. Cuando los otros les dieron la noticia de lo que les pasaría la pequeña planta no se enfadó, ni se entristeció, ni se sorprendió. Fue la resignación y un extraño alivio lo que le invadió mientras se miraba a sí mismo y a sus compañeros, y solo después fue cuando empezó a sentir miedo. Sentía receló hacia la transformación, siempre había sido un repoblador y no se imaginaba siendo ninguna otra cosa. Aveces se acercaba a sus compañeros para cotillear los dibujos sobre aquellas criaturas nunca se quedaba mucho rato, pues una extraña opresión en el pecho que no era más que una bola de angustia y estrés se formaba para torturarlo, pero siempre volvía a mirar, caía en la tentación igual que un fumador empedernido que lo intenta dejar.
Fue lo ocurrido a Kires lo que le hizo tomar la decisión de contar lo que le pasaba, Samika ya había pedido que dijesen si les pasaban o se sentían cosas raras por lo que una vez decidido no tardo mucho tiempo en mencionarlo. Nunca le comento a nadie porque se había trasladado al piso superior y fue durante una comida sin atreverse a levantar la vista cuando lo soltó “Ya no quepo debajo del sofá. Estoy creciendo… y nunca he conocido un repoblador tan alto.” Que conste en acta que sigue midiendo menos que una regla escolar de 30 centímetros. Una vez sincerado se sintió mejor consigo mismo, más libre, mas conforme a lo que les esperaba.
Durante la noche el grito de Samika le despertó, pero no hizo ademan de acercarse a ella, solo se dio la vuelta entre sus pelusas mientras intentaba volver a conciliar el sueño. Por mucho que le doliese estaba seguro de que no podría decirle nada para hacerla sentir mejor nique hacer para ayudarla. En ese momento era más útil no estorbar.
Esa mañana, como era habitual, se apuntó a la excursión del día.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
13/09/15, 04:38 am
Después de ayudar al repoblador –lo que no se ganó risas sino burlas por parte de Ayne– aquella noche, no tardaron en irse a dormir. La tortuga, por supuesto, no volvió a aparecer ni al día siguiente ni ningún otro.
El grupo parecía más animado al dejar atrás el incidente del monstruo en el torreón, pero eso no duró mucho, porque el siguiente golpe no tardó en llegar, y no era nada fácil de asimilar. Tras un encuentro con los Letarguinos, escucharon por fin el propósito de su presencia en Rocavarancolia. En cierto modo, el saber más cosas no dejó de confundir a los sinhadres todavía más. Lo que les había dicho Jack cobraba sentido de nuevo, pero solo a medias. Les había dicho que la magia bullía en su interior, que tenían un potencial que desarrollar, y ellos lo habían relacionado con magia, a fin de cuentas el cosechador había dicho que podrían aprender a volar por sí mismos. Pero había mucho más en sus palabras, y lo que no encajaba era la comparación de rocavarancolia con una escuela de magia. Salvo quizá porque según la fuente de los letarguinos tras la Luna pasarían a ser ciudadanos de pleno derecho. ¿Pero qué sentido tenía si se volvían monstruosos –o no– según una macabra lotería?
Eara se resistió a creer de nuevo todas las palabras que había dicho la rocavarancolesa. Les habían ocultado toda la verdad la primera vez, y probablemente volverían a hacerlo. Si no, ¿qué propósito habría tenido negarles información? Podrían habérselo revelado todo durante el discurso de bienvenida, cuando ya no había posibilidad de regreso. No podían estar seguros de que toda la nueva información fuese verídica, y Eara se aferraba a esa creencia para no desesperarse tanto como lo parecían varios de sus compañeros. Entre ellos, Ayne. Había encajado mal las noticias, pero poco a poco empezó a adoptar el punto de vista de su aurva y, al igual que ella, llegó a la conclusión de que lamentarse o agobiarse no los iba a ayudar en nada.
Eara fue la que más se preocupó por sus compañeros, pero no sabía cómo ayudarlos. El incidente de Kirés fue lo que la hizo obligarse a ser menos pasiva y pedir también ayuda a su edeel para tratar de animar, o al menos distraer, a sus compañeros. Este, por su parte, no tenía problema en cuanto a socializar, pero había días en que los ánimos no estaban para conversaciones muy amenas.
La sinhadre, además, continuó poniendo sus esfuerzos en la magia. Aprendió a convocar pequeñas llamas para poder prender lo que fuese necesario en cualquier momento. También siguió practicando el corte, pero le resultaba muy frustrante, al igual que la sanación superficial, otro que trataba de dominar. Se frustraba mucho por lo poco útiles que parecían resultar sus progresos, pero se negaba a rendirse. Tal vez por eso había días en que se levantaba tan cansada como si no hubiese dormido en absoluto.
Ayne tuvo que hacer grandes esfuerzos para luchar contra aquella sensación de que todo iba mal, y buscar entretenimiento en lo que podía. Los entrenamientos, que seguía sin apreciar, y las lecciones al repoblador no eran suficientes para cubrir su tiempo libre. Cuando Eara estudiaba, a él no le quedaba más remedio que simplemente mirar. Seguía resultándole imposible hacer siquiera un simple chispazo. Solía terminar pensando en Sinhdro y en su casa, pero era un tema que prefería no sacar, porque solo servía para sentir nostalgia y recordar el error de haber creído en Jack.
Ayne se despertó sintiendo una profunda angustia. Lo primero en que reparó fue en Eara a su lado, respirando lenta y profundamente, y sintió un enorme alivio además de confusión. Se podía mover, Eara estaba bien, y él también. Solo había sido un sueño. Incluso necesitó probar su propia voz en un susurro para asegurarse de que todo estaba en su sitio.
Nunca había tenido un sueño tan vívido y real en su vida, ni siquiera solía recordar sus propios sueños, pero aquel lo había dejado agotado. Las sensaciones que le había producido continuaban volviéndolo loco, y se sentía absurdo por estar tan afectado por algo que no había sido real.
Terminó por despertar a Eara sin querer, quien se dio cuenta enseguida de que algo iba mal. Él le sonrió y fingió que no pasaba nada.
—Solo ha sido un mal sueño.
Ella no insistió, y tras un instante de silencio empezó a buscar su chaqueta para salir de la cama. El sol ya empezaba a salir y era más tarde de lo que solían levantarse tiempo atrás.
Tiempo después la gente se dispuso a salir del torreón, y prácticamente todos tenían interés en visitar el barrio al que se había previsto ir. El propio Ayne deseaba salir, pero decidió ceder su plaza porque al menos tres personas debían esperar en el torreón, y llevaba toda la mañana de un humor más agrio de lo habitual. Eara se había dado cuenta, pero aunque le preocupaba, suponía que era algo pasajero, así que había decidido simplemente esperar y dedicarse a hacer tareas mientras tanto.
Eara se encontraba subida a la mesa que hacía de encimera para limpiar las telarañas y grasa de la parte superior de las alacenas cuando, con un crujido, una de las patas cedió ante el peso, inclinando la superficie y provocando que la sinhadre cayese al suelo como un fardo, soltando un grito de sorpresa. Arik y Ayne se presentaron prácticamente a la vez, haciendo preguntas y armando mucho barullo. La ayudaron a ponerse en pie, mientras ella insistía en que no era nada. Sentía un dolor punzante en el pie derecho, que había recibido el grueso del primer impacto contra el suelo, y la rodilla y el muslo izquierdos, pero le parecían tolerables.
Cuando la sentaron en el sofá, su edeel no pudo evitar reñirle por hacer algo tan temerario como subirse a aquella mesa destartalada. Sonó más duro de lo que pretendía, porque se había asustado al escuchar el golpe y verla en el suelo. Incluso Arik debió intervenir para calmar un poco la situación.
Ya cuando los ánimos se fueron tranquilizando, Eara notó que el único dolor que no iba a menos era el que sentía en el pie derecho. De hecho, cada vez parecía doler más, y ardía. Alarmada, advirtió que estaba empezando a hincharse.
Fue una mañana movida para los tres cosechados. Siguiendo las instrucciones de la sinhadre determinaron qué era más probable que le hubiera sucedido, llegando a la conclusión de que tenía un esguince bastante serio. Incluso su tobillo había empezado a ponerse morado. El descubrimiento horrorizó a Eara, que sabía que no iba a ser sencillo de tratar. «¿Lo será con magia?» se preguntaba, «ojalá que sí». Ayne tampoco lo llevaba bien, pero no ganaban nada con alterarse, y si su aurva se lo había tomado lo mejor que podía, permaneciendo tranquila, él también debía hacerlo así.
Con un hechizo térmico, Eara congeló un poco de agua para poder ponerse hielo en el pie. Tal como estaba no debía moverse del sofá, y no quedó más remedio que cambiar puestos: mientras ella descansaba al cuidado de Arik, fue su edeel quien se puso el delantal y se ocupó de preparar la comida para que estuviese lista cuando regresasen los excursionistas. Tras un tiempo y unas cuantas preguntas a su aurva, el torreón empezó a oler a asado, concretamente uno más especiado que de costumbre. Aunque el sinhadre no era torpe en la cocina, nunca paraba de quejarse cuando se veía obligado a usar una.
La escena que encontrarían los excursionistas en cuanto Arik bajase el puente para ellos sería esa. Eara descansando en el sofá con la pierna derecha apoyada en una silla y con un saquito sobre el pie, y a su edeel de cocinero, sin disimular el agobio de aquella mañana en su expresión.
El grupo parecía más animado al dejar atrás el incidente del monstruo en el torreón, pero eso no duró mucho, porque el siguiente golpe no tardó en llegar, y no era nada fácil de asimilar. Tras un encuentro con los Letarguinos, escucharon por fin el propósito de su presencia en Rocavarancolia. En cierto modo, el saber más cosas no dejó de confundir a los sinhadres todavía más. Lo que les había dicho Jack cobraba sentido de nuevo, pero solo a medias. Les había dicho que la magia bullía en su interior, que tenían un potencial que desarrollar, y ellos lo habían relacionado con magia, a fin de cuentas el cosechador había dicho que podrían aprender a volar por sí mismos. Pero había mucho más en sus palabras, y lo que no encajaba era la comparación de rocavarancolia con una escuela de magia. Salvo quizá porque según la fuente de los letarguinos tras la Luna pasarían a ser ciudadanos de pleno derecho. ¿Pero qué sentido tenía si se volvían monstruosos –o no– según una macabra lotería?
Eara se resistió a creer de nuevo todas las palabras que había dicho la rocavarancolesa. Les habían ocultado toda la verdad la primera vez, y probablemente volverían a hacerlo. Si no, ¿qué propósito habría tenido negarles información? Podrían habérselo revelado todo durante el discurso de bienvenida, cuando ya no había posibilidad de regreso. No podían estar seguros de que toda la nueva información fuese verídica, y Eara se aferraba a esa creencia para no desesperarse tanto como lo parecían varios de sus compañeros. Entre ellos, Ayne. Había encajado mal las noticias, pero poco a poco empezó a adoptar el punto de vista de su aurva y, al igual que ella, llegó a la conclusión de que lamentarse o agobiarse no los iba a ayudar en nada.
Eara fue la que más se preocupó por sus compañeros, pero no sabía cómo ayudarlos. El incidente de Kirés fue lo que la hizo obligarse a ser menos pasiva y pedir también ayuda a su edeel para tratar de animar, o al menos distraer, a sus compañeros. Este, por su parte, no tenía problema en cuanto a socializar, pero había días en que los ánimos no estaban para conversaciones muy amenas.
La sinhadre, además, continuó poniendo sus esfuerzos en la magia. Aprendió a convocar pequeñas llamas para poder prender lo que fuese necesario en cualquier momento. También siguió practicando el corte, pero le resultaba muy frustrante, al igual que la sanación superficial, otro que trataba de dominar. Se frustraba mucho por lo poco útiles que parecían resultar sus progresos, pero se negaba a rendirse. Tal vez por eso había días en que se levantaba tan cansada como si no hubiese dormido en absoluto.
Ayne tuvo que hacer grandes esfuerzos para luchar contra aquella sensación de que todo iba mal, y buscar entretenimiento en lo que podía. Los entrenamientos, que seguía sin apreciar, y las lecciones al repoblador no eran suficientes para cubrir su tiempo libre. Cuando Eara estudiaba, a él no le quedaba más remedio que simplemente mirar. Seguía resultándole imposible hacer siquiera un simple chispazo. Solía terminar pensando en Sinhdro y en su casa, pero era un tema que prefería no sacar, porque solo servía para sentir nostalgia y recordar el error de haber creído en Jack.
x
Ayne se despertó sintiendo una profunda angustia. Lo primero en que reparó fue en Eara a su lado, respirando lenta y profundamente, y sintió un enorme alivio además de confusión. Se podía mover, Eara estaba bien, y él también. Solo había sido un sueño. Incluso necesitó probar su propia voz en un susurro para asegurarse de que todo estaba en su sitio.
Nunca había tenido un sueño tan vívido y real en su vida, ni siquiera solía recordar sus propios sueños, pero aquel lo había dejado agotado. Las sensaciones que le había producido continuaban volviéndolo loco, y se sentía absurdo por estar tan afectado por algo que no había sido real.
Terminó por despertar a Eara sin querer, quien se dio cuenta enseguida de que algo iba mal. Él le sonrió y fingió que no pasaba nada.
—Solo ha sido un mal sueño.
Ella no insistió, y tras un instante de silencio empezó a buscar su chaqueta para salir de la cama. El sol ya empezaba a salir y era más tarde de lo que solían levantarse tiempo atrás.
Tiempo después la gente se dispuso a salir del torreón, y prácticamente todos tenían interés en visitar el barrio al que se había previsto ir. El propio Ayne deseaba salir, pero decidió ceder su plaza porque al menos tres personas debían esperar en el torreón, y llevaba toda la mañana de un humor más agrio de lo habitual. Eara se había dado cuenta, pero aunque le preocupaba, suponía que era algo pasajero, así que había decidido simplemente esperar y dedicarse a hacer tareas mientras tanto.
Eara se encontraba subida a la mesa que hacía de encimera para limpiar las telarañas y grasa de la parte superior de las alacenas cuando, con un crujido, una de las patas cedió ante el peso, inclinando la superficie y provocando que la sinhadre cayese al suelo como un fardo, soltando un grito de sorpresa. Arik y Ayne se presentaron prácticamente a la vez, haciendo preguntas y armando mucho barullo. La ayudaron a ponerse en pie, mientras ella insistía en que no era nada. Sentía un dolor punzante en el pie derecho, que había recibido el grueso del primer impacto contra el suelo, y la rodilla y el muslo izquierdos, pero le parecían tolerables.
Cuando la sentaron en el sofá, su edeel no pudo evitar reñirle por hacer algo tan temerario como subirse a aquella mesa destartalada. Sonó más duro de lo que pretendía, porque se había asustado al escuchar el golpe y verla en el suelo. Incluso Arik debió intervenir para calmar un poco la situación.
Ya cuando los ánimos se fueron tranquilizando, Eara notó que el único dolor que no iba a menos era el que sentía en el pie derecho. De hecho, cada vez parecía doler más, y ardía. Alarmada, advirtió que estaba empezando a hincharse.
Fue una mañana movida para los tres cosechados. Siguiendo las instrucciones de la sinhadre determinaron qué era más probable que le hubiera sucedido, llegando a la conclusión de que tenía un esguince bastante serio. Incluso su tobillo había empezado a ponerse morado. El descubrimiento horrorizó a Eara, que sabía que no iba a ser sencillo de tratar. «¿Lo será con magia?» se preguntaba, «ojalá que sí». Ayne tampoco lo llevaba bien, pero no ganaban nada con alterarse, y si su aurva se lo había tomado lo mejor que podía, permaneciendo tranquila, él también debía hacerlo así.
Con un hechizo térmico, Eara congeló un poco de agua para poder ponerse hielo en el pie. Tal como estaba no debía moverse del sofá, y no quedó más remedio que cambiar puestos: mientras ella descansaba al cuidado de Arik, fue su edeel quien se puso el delantal y se ocupó de preparar la comida para que estuviese lista cuando regresasen los excursionistas. Tras un tiempo y unas cuantas preguntas a su aurva, el torreón empezó a oler a asado, concretamente uno más especiado que de costumbre. Aunque el sinhadre no era torpe en la cocina, nunca paraba de quejarse cuando se veía obligado a usar una.
La escena que encontrarían los excursionistas en cuanto Arik bajase el puente para ellos sería esa. Eara descansando en el sofá con la pierna derecha apoyada en una silla y con un saquito sobre el pie, y a su edeel de cocinero, sin disimular el agobio de aquella mañana en su expresión.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
13/09/15, 08:27 pm
La vuelta al torreón tuvo un mal sabor de boca para Hal. Había pasado miedo durante los últimos instantes del encuentro con la anciana, no lo podía negar. Y dejar allí a Emmit le había desagradado mucho. Sabía que aquello había estado mal, si bien era cierto que no había nada que ellos pudieran hacer para remediarlo. El retorcido juego de la anciana le parecía repulsivo, pero no podía sorprenderle. Además, sabía que Rocavarancolia (y, para qué negarlo, Carabás en un pasado lejano) había hecho cosas muchísimo peores.
Se encontraba agotado cuando llegó al torreón, incluso a pesar de no haber usado ningún hechizo. Esperó a que algún otro avisase al interior y luego entró, de los últimos. El carabés seguía cabizbajo y metido dentro de su cabeza, sin prestar ninguna atención a su entorno.
Quizás por eso sólo se dio cuenta de que allí habían tenido sus propios problemas cuando se tiró en un sillón. La visión del pie hinchado y amoratado de Eara le provocó una mueca de desagrado, por lo que desvió la mirada. La cara de Ayne tampoco ayudó a tranquilizar al joven.
Hal no pronunció una sola palabra, pero su mirada, bastante transparente, revelaba tanta curiosidad como hastío.
Se encontraba agotado cuando llegó al torreón, incluso a pesar de no haber usado ningún hechizo. Esperó a que algún otro avisase al interior y luego entró, de los últimos. El carabés seguía cabizbajo y metido dentro de su cabeza, sin prestar ninguna atención a su entorno.
Quizás por eso sólo se dio cuenta de que allí habían tenido sus propios problemas cuando se tiró en un sillón. La visión del pie hinchado y amoratado de Eara le provocó una mueca de desagrado, por lo que desvió la mirada. La cara de Ayne tampoco ayudó a tranquilizar al joven.
Hal no pronunció una sola palabra, pero su mirada, bastante transparente, revelaba tanta curiosidad como hastío.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
13/09/15, 10:34 pm
Samika no volvió a hablar, convirtiéndose su repulsa en tristeza tras las palabras de Ergot. Habían enojado a la anciana, pero ¿que esperaba ?¿que aplaudieran el tener por ahí hechizos que convertía al gente? Fue imprudente hablando así, lo admitía, pero no había podido soportarlo, aun así consciente de su error no puso mas pegas a que se fueran, gracias a dios no llegando a ver la lagrimas de savia de Emmit pero si el sonido de gritos ya a lo lejos a causa de su delicada audición. ¿Estaba dañando a Emmit por el trato que le habían dado? Se sintió asqueada.
Se mantuvo callado todo el camino sintiendo el peso de Ergot sobre su hombro. El repoblador era el mas cercano a este, por lo que era comprensible su tristeza.
-Siento lo que dije antes, sabéis que no soy tan impulsiva, pero...estaba harta, harta de la gente de este lugar...esto es una autentica mierda -murmuro, sintiéndose frustrada. Habia pasado prácticamente frente a los ojos de todos y nada habían podido hacer. Acababan de perder a un compañero, porque aunque siquiera vivo eso no era exactamente vida, de una forma tan faicl como inquietante.
No tardaron en llegar al torreón, Samika percatándose de la diferencia de la situación a la cercarse al sofá ver allí una cabellera osada en vez de una lila y el olor de la comida proviniendo de la cocina. Eara estaba ahí, con una pierna en alto Y Samika se preocupo.
-¿Que ha pasado? ¿Os han atacado o algo?- pregunto ya un poco angustiada, sentándose junto a la sinhadre. A esas alturas y con lo ocurrido, se esperaba ya de todo. No es como si el torreón no hubiese dado muestras antes de ser fácilmente expugnable por desconocidos.
Se mantuvo callado todo el camino sintiendo el peso de Ergot sobre su hombro. El repoblador era el mas cercano a este, por lo que era comprensible su tristeza.
-Siento lo que dije antes, sabéis que no soy tan impulsiva, pero...estaba harta, harta de la gente de este lugar...esto es una autentica mierda -murmuro, sintiéndose frustrada. Habia pasado prácticamente frente a los ojos de todos y nada habían podido hacer. Acababan de perder a un compañero, porque aunque siquiera vivo eso no era exactamente vida, de una forma tan faicl como inquietante.
No tardaron en llegar al torreón, Samika percatándose de la diferencia de la situación a la cercarse al sofá ver allí una cabellera osada en vez de una lila y el olor de la comida proviniendo de la cocina. Eara estaba ahí, con una pierna en alto Y Samika se preocupo.
-¿Que ha pasado? ¿Os han atacado o algo?- pregunto ya un poco angustiada, sentándose junto a la sinhadre. A esas alturas y con lo ocurrido, se esperaba ya de todo. No es como si el torreón no hubiese dado muestras antes de ser fácilmente expugnable por desconocidos.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
13/09/15, 11:54 pm
Twixy's no comprendía las palabras de la bruja, y estuvo pensando en ellas todo el camino, molesta. Pues claro que le importaban tres pepinos quienes fueran los demás árboles de la ciudad, no eran sus compañeros, no que les pasase o dejase de pasar le daba igual. ¿Acaso era tan raro? Lloraba por Emmit porque era Emmit, porque habían vivido juntos, habían compartido comida y habían corrido delante de abominaciones. Por ella como si ardía el resto del invernadero.
Se limpió las lágrimas antes de entrar en el torreón, respirando hondo. No iba a fingir que no pasaba nada, pero tampoco tenía ganas de que le vieran lloriqueando. Una vez dentro, se alegró sinceramente de encontrar una distracción. Eara se había hecho daño en el pie, así que fue directamente hacia ella en cuanto dejó sus cosas. Ya se ocuparían los demás de comunicar que habían perdido a Emmit.
-Pero cari, ¿qué te superha pasado?- preguntó, aún con señas de tristeza en la voz. Carraspeó un par de veces pero no volvió a repetir la pregunta.
Twixy's conocía bastantes hechizos de curación, había pasado muchas horas estudiándolos, pero no de medicina general. Era una persona sana que se había relacionado la mayor parte de su vida con personas sanas, y a pesar de su actividad física y su tendencia a llevar tacones, nunca había tenido un esguince. Las posibles complicaciones y problemas que podría dar el usar un hechizo equivocado en algo así le rondaban por la cabeza, por lo que no se atrevió a hacer nada más fuerte que un hechizo de curación general para aplacar el moratón que le había salido, uno vigorizante para el dolor y anclar uno térmico en un trapo. Necesitó varios intentos para cada hechizo porque le temblaban las manos y la voz.
Se limpió las lágrimas antes de entrar en el torreón, respirando hondo. No iba a fingir que no pasaba nada, pero tampoco tenía ganas de que le vieran lloriqueando. Una vez dentro, se alegró sinceramente de encontrar una distracción. Eara se había hecho daño en el pie, así que fue directamente hacia ella en cuanto dejó sus cosas. Ya se ocuparían los demás de comunicar que habían perdido a Emmit.
-Pero cari, ¿qué te superha pasado?- preguntó, aún con señas de tristeza en la voz. Carraspeó un par de veces pero no volvió a repetir la pregunta.
Twixy's conocía bastantes hechizos de curación, había pasado muchas horas estudiándolos, pero no de medicina general. Era una persona sana que se había relacionado la mayor parte de su vida con personas sanas, y a pesar de su actividad física y su tendencia a llevar tacones, nunca había tenido un esguince. Las posibles complicaciones y problemas que podría dar el usar un hechizo equivocado en algo así le rondaban por la cabeza, por lo que no se atrevió a hacer nada más fuerte que un hechizo de curación general para aplacar el moratón que le había salido, uno vigorizante para el dolor y anclar uno térmico en un trapo. Necesitó varios intentos para cada hechizo porque le temblaban las manos y la voz.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
14/09/15, 10:01 pm
Ergot a las palabras de la bruja no pudo más que asentir a modo de agradecimiento. Podía volver para cuidar de Emmit y eso era suficiente para él. Agradeció profundamente que no alargasen más aquel encuentro, pero no pudo evitar echar la vista atrás varias veces mientras se marchaban y a punto estuvo de volver junto a su amigo cuando vio las lagrimas de savia y aún más cuando escuchó los gritos, pero no lo hizo y eso le atormento todo el trayecto de vuelta al torreón.
Al volver a su hogar las malas noticias empezaron a acumularse y el repoblador intento asimilarlas lo mejor que pudo pero la visión de Eara herida fue como la patada deshonrosa que recibe el perdedor caído por K.O, innecesaria y aun así dolorosa. A pesar de ello Ergot intento no derrumbarse, de verdad que lo intento. Saltó al lado de la sinhadre en cuanto la vio, acercándose como había hecho algunos de sus compañeros, pero sin atreverse a mirarla a la cara.
-¡¿Eara que te ha pasado?! ¿Por qué? No, no es posible, tú también... pero-no - se le ahogaron las palabras en la garganta de la emoción y la crisis nerviosa que parecía estar sufriendo. Al darse cuenta de su estado y de lo que estaba haciendo intento serenarse y animar pero cuando volvió a hablar sus palabras seguían entre cortándose las unas a las otras, peleando por salir de su boca y ser las primeras en hacerlo: -Te vas a recuperar ya ya verás que sí, sí, sí, sí, tienes que hacerlo, seguro…- y acariciándole el cabello añadió:-te vas a curar, tu pie se va a curar y sino…-un risa nerviosa se escapó de sus labios- siempre podemos ponerte un injerto, así curamos a los arboles… -y al fin clavó su mirada en los ojos de Eara y dijo lo que más temía: -Emmit se ha convertido en árbol, Emmit ya no es Emmit, mi Emmit ya no está…
Ergot se puso a sollozar sin lágrimas y sin remedio.
Al volver a su hogar las malas noticias empezaron a acumularse y el repoblador intento asimilarlas lo mejor que pudo pero la visión de Eara herida fue como la patada deshonrosa que recibe el perdedor caído por K.O, innecesaria y aun así dolorosa. A pesar de ello Ergot intento no derrumbarse, de verdad que lo intento. Saltó al lado de la sinhadre en cuanto la vio, acercándose como había hecho algunos de sus compañeros, pero sin atreverse a mirarla a la cara.
-¡¿Eara que te ha pasado?! ¿Por qué? No, no es posible, tú también... pero-no - se le ahogaron las palabras en la garganta de la emoción y la crisis nerviosa que parecía estar sufriendo. Al darse cuenta de su estado y de lo que estaba haciendo intento serenarse y animar pero cuando volvió a hablar sus palabras seguían entre cortándose las unas a las otras, peleando por salir de su boca y ser las primeras en hacerlo: -Te vas a recuperar ya ya verás que sí, sí, sí, sí, tienes que hacerlo, seguro…- y acariciándole el cabello añadió:-te vas a curar, tu pie se va a curar y sino…-un risa nerviosa se escapó de sus labios- siempre podemos ponerte un injerto, así curamos a los arboles… -y al fin clavó su mirada en los ojos de Eara y dijo lo que más temía: -Emmit se ha convertido en árbol, Emmit ya no es Emmit, mi Emmit ya no está…
Ergot se puso a sollozar sin lágrimas y sin remedio.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/15, 02:29 am
El viaje de vuelta fue sombrío por decir algo. Habían perdido a alguien pero lo peor, al menos para Kirés, era el haber tenido que abandonarlo a su suerte aun sabiendo que seguía vivo y que probablemente seguiría estándolo, y el resultado de aquello era que el enderth había estado apretando su lanza hasta hacerse daño repetidas veces durante todo el recorrido.
Al llegar al torreón les recibieron más malas noticias, aunque al menos no eran tan malas como las que traían ellos. Eara se había lesionado, un esguince aparentemente, y aunque no era grave la sinhadre tendría que pasar en reposo bastante tiempo. El ave, al igual que Twixy’s, conocía el hechizo que podría curarla y además tenía suficientes conocimientos de anatomía para saber aplicarlo. El problema era que sus conocimientos se limitaban a su propia raza y a los clinger, por lo que tampoco se atrevió a intentarlo.
Fue entonces cuando Ergot habló, y escuchar al repoblador entrar en pánico creyendo peligrosa aquella lesión era suficiente para hacer reír a kirés. No lo hizo sin embargo, en aquel momento no era apropiado, pero si que intentó calmar a la planta andante.
–Tranquilo Ergot, lo de Eara está muy lejos de poner en peligro su vida. Mientras guarde reposo estará bien. –No siguió más, porque lo siguiente que se dijo fue lo de Emmit. Muy a su pesar Kirés respiró hondo, tomó asiento cerca y procedió a relatarles a los que se habían quedado lo sucedido en el palacete.
Al llegar al torreón les recibieron más malas noticias, aunque al menos no eran tan malas como las que traían ellos. Eara se había lesionado, un esguince aparentemente, y aunque no era grave la sinhadre tendría que pasar en reposo bastante tiempo. El ave, al igual que Twixy’s, conocía el hechizo que podría curarla y además tenía suficientes conocimientos de anatomía para saber aplicarlo. El problema era que sus conocimientos se limitaban a su propia raza y a los clinger, por lo que tampoco se atrevió a intentarlo.
Fue entonces cuando Ergot habló, y escuchar al repoblador entrar en pánico creyendo peligrosa aquella lesión era suficiente para hacer reír a kirés. No lo hizo sin embargo, en aquel momento no era apropiado, pero si que intentó calmar a la planta andante.
–Tranquilo Ergot, lo de Eara está muy lejos de poner en peligro su vida. Mientras guarde reposo estará bien. –No siguió más, porque lo siguiente que se dijo fue lo de Emmit. Muy a su pesar Kirés respiró hondo, tomó asiento cerca y procedió a relatarles a los que se habían quedado lo sucedido en el palacete.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/15, 03:28 am
Estaban todos un poco de los nervios, por suerte se encargaron de explicarles lo sucedido en el torreón y suspiro un poco aliviada. No es que fuese feliz que Eara estuviera herida, por supuesto que no y menos con un esguince que a saber como curaban ahora pues era algo delicado que de hacerlo mal podría dejarle una ligera cojera. Pero al menos no había sido un ataque de fuera, solo un accidente casero.
Aun así entendió al reacción de Ergot tras lo ocurrido en el invernadero y observo al repoblador acercarse a Eara, sintió como se formaba un nudo en el estomago tras su palabras sobre Emmit.
-Eara va a curarse, solo es un esguince no es algo mortal ni nada. Tenemos magia que puede curarla, no te preocupes -intento aliviar el disgusto del repoblador en parte pues no sabia que decir sobre Emmit- Cuando...vayas a visitarlo, iré contigo ¿vale?- murmuro pues aun no confiaba en la anciana. Emmit no se merecía aquello, quería a asegurarse de que estuviera bien aunque fuese una árbol. Encontrarían alguna forma de devolverlo a la normalidad mas adelante, seguro que si- Lo devolveremos a la normalidad...dijo que había una forma, al encontraremos -añadió queriendo calmarlo y de paso que el resto que había ido a aquella maldita excursión se preocupara. Aunque eso fuese a ser algo difícil. Emmit al menos seguía vivo, aunque fuese de aquella manera tan cruel.
-También debemos ir a la biblioteca, no veo buena idea tocar su pie sin tener algún libro de anatomía o algo así para asegurarnos que no se toca nada incorrecto al curarla -continuo intentando mantener la mente ocupada en las cosas que debían hacer, así al menos no recordaría de forma tan visceral lo sucedido con Emmit. Le resultaba tan tétrico estar inmunizando a las cosas que pasaban en aquella ciudad, ser capaz de pensar con cierta frialdad, como si fuese casi normal sufrir así, que sentía ganas de llorar. No debería estar acostumbrada a que ocurriera cosas malas, a que siempre pudiera ocurrirles algo cada vez que salían. No estaba seguros en ningún lado.
Ya ni siquiera era seguro que los frutos que comían no provinieran de algún árbol que alguna vez fue una persona.
Los siguiente días estuvieron un poco ajetreados. Con el accidente de Eara, debían cambiar su rutina. No fue hasta ese ida que el resto empezó a entender todo lo que trabajaba Eara en aquel lugar y dado que ninguno pensaba dejar que la joven moviera un dedo con su pie así, tuvieron que repartirse un poco las tareas de limpiar y cocinar. Samika no tuvo problemas en tomar los turnos para cocinar: desayunos, cenas y alguna de las comidas, cuando no iba junto a Ergot a ver a Emmit, siempre acompañados de alguien mas, Twixy's se apunto días después.
El estado del chico no vario, seguía convertido en un triste árbol, pero parecía que Dama Poda estaba cumpliendo en lo de cuidarlo. Samika no volvió a hablar con ella pero si mantenía una prudente distancia y se aseguraba de no pisar ningún suelo que su bastón no hubiera tocado con anterioridad. Mas de una vez abandono el invernadero, curioseando las habitaciones junto a Twixy's, pues estar tan cerca de Dama Poda le inquietaba.
También visitaron al biblioteca, aunque Samika no fue en esa ocasión, para encontrar algún libro de medicina, o de anatomía que pudiera ayudarles. Sus ojos poco valdrían allí y el ir le hacia recordar que fue Emmit quien le ayudo a encontrar su bestiario. Se quedo en el torreón aquel día haciéndole un poco de compañía a Eara, preguntándole un poco de cosas de su mundo, sobre los edeel y los aurva, intentando distraerla y de paso aprender un poco mas de esos mundos tan diferentes al suyo. Le hablo también de su familia, de que era la mas pequeña, la única chica y que tenia tres hermanos mayores, así como del lugar donde nació.
Esa noche Samika seria testigo indirecto, pues ella nunca se dio cuenta, del inicio de la cuenta a tras para la luna.
Aun así entendió al reacción de Ergot tras lo ocurrido en el invernadero y observo al repoblador acercarse a Eara, sintió como se formaba un nudo en el estomago tras su palabras sobre Emmit.
-Eara va a curarse, solo es un esguince no es algo mortal ni nada. Tenemos magia que puede curarla, no te preocupes -intento aliviar el disgusto del repoblador en parte pues no sabia que decir sobre Emmit- Cuando...vayas a visitarlo, iré contigo ¿vale?- murmuro pues aun no confiaba en la anciana. Emmit no se merecía aquello, quería a asegurarse de que estuviera bien aunque fuese una árbol. Encontrarían alguna forma de devolverlo a la normalidad mas adelante, seguro que si- Lo devolveremos a la normalidad...dijo que había una forma, al encontraremos -añadió queriendo calmarlo y de paso que el resto que había ido a aquella maldita excursión se preocupara. Aunque eso fuese a ser algo difícil. Emmit al menos seguía vivo, aunque fuese de aquella manera tan cruel.
-También debemos ir a la biblioteca, no veo buena idea tocar su pie sin tener algún libro de anatomía o algo así para asegurarnos que no se toca nada incorrecto al curarla -continuo intentando mantener la mente ocupada en las cosas que debían hacer, así al menos no recordaría de forma tan visceral lo sucedido con Emmit. Le resultaba tan tétrico estar inmunizando a las cosas que pasaban en aquella ciudad, ser capaz de pensar con cierta frialdad, como si fuese casi normal sufrir así, que sentía ganas de llorar. No debería estar acostumbrada a que ocurriera cosas malas, a que siempre pudiera ocurrirles algo cada vez que salían. No estaba seguros en ningún lado.
Ya ni siquiera era seguro que los frutos que comían no provinieran de algún árbol que alguna vez fue una persona.
Los siguiente días estuvieron un poco ajetreados. Con el accidente de Eara, debían cambiar su rutina. No fue hasta ese ida que el resto empezó a entender todo lo que trabajaba Eara en aquel lugar y dado que ninguno pensaba dejar que la joven moviera un dedo con su pie así, tuvieron que repartirse un poco las tareas de limpiar y cocinar. Samika no tuvo problemas en tomar los turnos para cocinar: desayunos, cenas y alguna de las comidas, cuando no iba junto a Ergot a ver a Emmit, siempre acompañados de alguien mas, Twixy's se apunto días después.
El estado del chico no vario, seguía convertido en un triste árbol, pero parecía que Dama Poda estaba cumpliendo en lo de cuidarlo. Samika no volvió a hablar con ella pero si mantenía una prudente distancia y se aseguraba de no pisar ningún suelo que su bastón no hubiera tocado con anterioridad. Mas de una vez abandono el invernadero, curioseando las habitaciones junto a Twixy's, pues estar tan cerca de Dama Poda le inquietaba.
También visitaron al biblioteca, aunque Samika no fue en esa ocasión, para encontrar algún libro de medicina, o de anatomía que pudiera ayudarles. Sus ojos poco valdrían allí y el ir le hacia recordar que fue Emmit quien le ayudo a encontrar su bestiario. Se quedo en el torreón aquel día haciéndole un poco de compañía a Eara, preguntándole un poco de cosas de su mundo, sobre los edeel y los aurva, intentando distraerla y de paso aprender un poco mas de esos mundos tan diferentes al suyo. Le hablo también de su familia, de que era la mas pequeña, la única chica y que tenia tres hermanos mayores, así como del lugar donde nació.
Esa noche Samika seria testigo indirecto, pues ella nunca se dio cuenta, del inicio de la cuenta a tras para la luna.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/15, 04:40 am
A Ergot intentaron consolarlo, le aseguraron tanto Samika como Kires que Eara se pondría bien y que no moriría por aquello. Pero no era eso lo que quería escuchar, claro que le gustaba saber que Eara iba a estar bien, pero era por Emmit por quien no podía parar de soltar gemidos y llantos sin sentido y sobre el que nadie hacia promesas de mejora, y en ese momento tal vez eso era lo que necesitaba el repoblador: una mentira piadosa, sin embargo nunca llego. En su lugar recibió un pequeño bálsamo de alivio con la promesa de Samika de acompañarlo al invernadero.
Después de aquel terrible día, Ergot no volvió a derrumbarse aunque si se pasó bastantes días alicaído y sin ánimos para estar o hablar con nadie.
Con Eara inmovilizada, el torreón se volvió un verdadero hervidero de actividad, repartiéndose las tareas de la sinhadre (que no eran pocas). El repoblador ayudaba en lo que podía pero se sentía bastante inútil en general, por lo que gran parte de su tiempo dentro del torreón lo pasaba haciendo de compañía silenciosa para Eara.
Los únicos momentos en los que el repoblador encontraba en verdadera paz y donde paliaba con eficacia el abatimiento era trabajando en el invernadero. Samika cumplió su promesa con suma eficacia. Y no solo ella lo acompaño, también se unieron Lemus, Kires y Arik a las visitas, y a los pocos días incluso Twixy’s se aventuró de nuevo al palacete. Ergot, contrariamente a sus compañeros que muchas veces se dedicaban a explorar el resto de las habitaciones, no salía del invernadero. El repoblador se pasaba la mayor parte del tiempo cuidando de Emmit: limpiándole las gotas de savia de los ojos, acariciándole las hojas, intentando aliviar los cortes de la poda, diciendo palabras bonitas, comprobando que tenía suficiente agua y luz, buscándole espacio extra para las raíces,…etc. Y aun a pesar de ello, el repoblador debía de reconocer que Dama Poda cuidaba de manera excelente de su mejor amigo. Muchas veces se encontraba con poca cosa que hacer aparte de darle mimos al árbol, por lo que el miedo a ser echado, por no tener nada más que hacer, le hacía ofrecer su ayuda a la anciana para alargar su estancia lo máximo posible junto a su amigo. Ayudaba a la bruja en todas las labores que se le ofrecían, y extrañamente las tareas le entretenían lo suficiente como para hacerle olvidar por unos momentos sus penas y angustias, la presencia de la anciana bruja a pesar de todo lo que había hecho no le desagradaba realmente y pronto se encontró deseando visitar el invernadero con más frecuencia y alargar sus visitas al máximo, empezó a pensar en aquel lugar junto a Emmit-árbol como su segundo hogar después de Maciel.
En cuanto al resto de salidas Ergot no participó, solo salía para ir al invernadero, por esa razón no se apuntó al viaje de la biblioteca y aun así tampoco lo hubiese hecho por su bajo nivel de lectura y porque la mayoría de libros son más grandes que él.
Pero aquella noche, tras otro largo día algo nuevo en el cielo nocturno le hizo alzar los ojos y escudriñar el cielo con más atención. Cuando se dio cuenta de lo que veía a través de la ventana, Ergot bajo al patio y comenzó a llamar al resto de sus compañeros con voz dubitativa. No sabía lo que aquello significaba pero comprendía que algo se avecinaba y si era cierto lo que les habían contado, seguramente dentro de unos días no sería una estrella lo que vería en el cielo.
-Antes no había una estrella… ¿verdad? Porque creo que me acordaría de algo tan bonito…-
Después de aquel terrible día, Ergot no volvió a derrumbarse aunque si se pasó bastantes días alicaído y sin ánimos para estar o hablar con nadie.
Con Eara inmovilizada, el torreón se volvió un verdadero hervidero de actividad, repartiéndose las tareas de la sinhadre (que no eran pocas). El repoblador ayudaba en lo que podía pero se sentía bastante inútil en general, por lo que gran parte de su tiempo dentro del torreón lo pasaba haciendo de compañía silenciosa para Eara.
Los únicos momentos en los que el repoblador encontraba en verdadera paz y donde paliaba con eficacia el abatimiento era trabajando en el invernadero. Samika cumplió su promesa con suma eficacia. Y no solo ella lo acompaño, también se unieron Lemus, Kires y Arik a las visitas, y a los pocos días incluso Twixy’s se aventuró de nuevo al palacete. Ergot, contrariamente a sus compañeros que muchas veces se dedicaban a explorar el resto de las habitaciones, no salía del invernadero. El repoblador se pasaba la mayor parte del tiempo cuidando de Emmit: limpiándole las gotas de savia de los ojos, acariciándole las hojas, intentando aliviar los cortes de la poda, diciendo palabras bonitas, comprobando que tenía suficiente agua y luz, buscándole espacio extra para las raíces,…etc. Y aun a pesar de ello, el repoblador debía de reconocer que Dama Poda cuidaba de manera excelente de su mejor amigo. Muchas veces se encontraba con poca cosa que hacer aparte de darle mimos al árbol, por lo que el miedo a ser echado, por no tener nada más que hacer, le hacía ofrecer su ayuda a la anciana para alargar su estancia lo máximo posible junto a su amigo. Ayudaba a la bruja en todas las labores que se le ofrecían, y extrañamente las tareas le entretenían lo suficiente como para hacerle olvidar por unos momentos sus penas y angustias, la presencia de la anciana bruja a pesar de todo lo que había hecho no le desagradaba realmente y pronto se encontró deseando visitar el invernadero con más frecuencia y alargar sus visitas al máximo, empezó a pensar en aquel lugar junto a Emmit-árbol como su segundo hogar después de Maciel.
En cuanto al resto de salidas Ergot no participó, solo salía para ir al invernadero, por esa razón no se apuntó al viaje de la biblioteca y aun así tampoco lo hubiese hecho por su bajo nivel de lectura y porque la mayoría de libros son más grandes que él.
Pero aquella noche, tras otro largo día algo nuevo en el cielo nocturno le hizo alzar los ojos y escudriñar el cielo con más atención. Cuando se dio cuenta de lo que veía a través de la ventana, Ergot bajo al patio y comenzó a llamar al resto de sus compañeros con voz dubitativa. No sabía lo que aquello significaba pero comprendía que algo se avecinaba y si era cierto lo que les habían contado, seguramente dentro de unos días no sería una estrella lo que vería en el cielo.
-Antes no había una estrella… ¿verdad? Porque creo que me acordaría de algo tan bonito…-
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/15, 12:40 pm
Por mal que pudiera sonar, el accidente de Eara había llegado en el mejor momento posible, porque le estaba dando a Twixy's la excusa perfecta para no pensar en Emmit. Su mente se acomodó rápidamente a la nueva rutina, y sus preocupaciones de a diario se limitaban a hacer que la sinhadre se sintiese bien y en librarse del mayor número de tareas posible. Tener magia era una ventaja en ese campo, pues tan solo tenía que ir de aquí para allá haciendo conjuros de limpieza, calentando cubos de agua o levitando lo que fuera, sin necesidad de cargar nada en peso ni mancharse las manos. Acababa agotada igualmente, pero Twix prefería mil veces la fatiga después de hacer magia que ponerse a limpiar a mano.
Los primeros días se negó rotundamente a pisar el invernadero. Le parecía arrastrarse frente a la bruja esa, aparte de que le daba pavor volver a encontrarse con el árbol que era Emmit ahora. Lemus les acompañó, lo que provocó en la frivy una rabieta silenciosa que le haría ignorar al humano un par de días, y pasar sus flirteos a Ayne. Acabó yendo, solo en ocasiones contadas, tras un par de pesadillas con ataques de monstruos y más compañeros perdidos, pero apenas pasó tiempo en el invernadero. No quería verle la cara a dama Poda, así que se perdía por las habitaciones explorando.
Descubrió que el lugar no estaba del todo abandonado, pues a pesar de que se habían llevado muchísimas cosas, como libros o ropa de cama,casi todas las habitaciones estaban más o menos limpias. Encontró ropa y joyas, que comparándolas con la decoración del edificio y la calidad del mobiliario, Twixy's dedujo que eran las más cutres que podían haberles dejado. Además, había muchos baúles y armarios cerrados a cal y canto, donde posiblemente guardaban lo bueno, a salvo de los intrusos. Se moría por saber quien vivía allí. Pero no iba a descubrirlo, y pasa consolarse se llevó un par de joyas y una bata de tela suave.
Remoloneó mucho menos para ir a la biblioteca. Fue, de hecho, de las primeras en apuntarse. Le escamaba conocer el hechizo para curar a Eara y no poder realizarlo por miedo a cagarla. Siguió a Kirés como un pollito por toda la biblioteca hasta que dieron un un libro de anatomía humana. Twix lo estudió incluso después de haber realizado con éxito la cura, pues en la vida se le había ocurrido buscar cómo era un cuerpo por dentro, y se sentía al mismo tiempo asqueada y fascinada por como parecían funcionar. Eara necesitó aun así un tiempo para reponerse del todo.
Aquella noche Twixy's se estaba cepillando el pelo, sentada en su cama con un espejo levitando frente a ella. Maldecía lo rápido que le estaba creciendo, ya le estaba sobrepasando los hombros. Vio la estrella por primera vez reflejada en el espejo, y dio un respingo. En un principio pensó que sería algún bicho luminoso que se les estaba acercando, o algo que se había colado en el torreón. Al girarse, comprobó que aquella cosa estaba estática en el cielo, y se acercó a la ventana para verla mejor. Nunca había visto nada así. La contaminación lumínica de Frivo les impedía apreciar las estrellas, y en toda la cosecha ninguna había querido mostrarse en el cielo. Twix sonrió para sí, disfrutando del brillo de la Emisaria, ajena a lo que representaba, y a todo lo que traía consigo.
Los primeros días se negó rotundamente a pisar el invernadero. Le parecía arrastrarse frente a la bruja esa, aparte de que le daba pavor volver a encontrarse con el árbol que era Emmit ahora. Lemus les acompañó, lo que provocó en la frivy una rabieta silenciosa que le haría ignorar al humano un par de días, y pasar sus flirteos a Ayne. Acabó yendo, solo en ocasiones contadas, tras un par de pesadillas con ataques de monstruos y más compañeros perdidos, pero apenas pasó tiempo en el invernadero. No quería verle la cara a dama Poda, así que se perdía por las habitaciones explorando.
Descubrió que el lugar no estaba del todo abandonado, pues a pesar de que se habían llevado muchísimas cosas, como libros o ropa de cama,casi todas las habitaciones estaban más o menos limpias. Encontró ropa y joyas, que comparándolas con la decoración del edificio y la calidad del mobiliario, Twixy's dedujo que eran las más cutres que podían haberles dejado. Además, había muchos baúles y armarios cerrados a cal y canto, donde posiblemente guardaban lo bueno, a salvo de los intrusos. Se moría por saber quien vivía allí. Pero no iba a descubrirlo, y pasa consolarse se llevó un par de joyas y una bata de tela suave.
Remoloneó mucho menos para ir a la biblioteca. Fue, de hecho, de las primeras en apuntarse. Le escamaba conocer el hechizo para curar a Eara y no poder realizarlo por miedo a cagarla. Siguió a Kirés como un pollito por toda la biblioteca hasta que dieron un un libro de anatomía humana. Twix lo estudió incluso después de haber realizado con éxito la cura, pues en la vida se le había ocurrido buscar cómo era un cuerpo por dentro, y se sentía al mismo tiempo asqueada y fascinada por como parecían funcionar. Eara necesitó aun así un tiempo para reponerse del todo.
Aquella noche Twixy's se estaba cepillando el pelo, sentada en su cama con un espejo levitando frente a ella. Maldecía lo rápido que le estaba creciendo, ya le estaba sobrepasando los hombros. Vio la estrella por primera vez reflejada en el espejo, y dio un respingo. En un principio pensó que sería algún bicho luminoso que se les estaba acercando, o algo que se había colado en el torreón. Al girarse, comprobó que aquella cosa estaba estática en el cielo, y se acercó a la ventana para verla mejor. Nunca había visto nada así. La contaminación lumínica de Frivo les impedía apreciar las estrellas, y en toda la cosecha ninguna había querido mostrarse en el cielo. Twix sonrió para sí, disfrutando del brillo de la Emisaria, ajena a lo que representaba, y a todo lo que traía consigo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/15, 09:05 pm
Cuando todos entraron en el torreón traían caras largas, y no fue hasta que cerraron la puerta detrás de sí que los que se habían quedado en el torreón se dieron cuenta de que faltaba una persona en el grupo. Eara casi dejó de sentir dolor al percatarse; quería preguntar qué había pasado, pero por algún motivo se preocuparon de averiguar qué le había pasado a ella primero. Solo le dio tiempo a explicar que se había caído y que no pasaba nada cuando Ergot empezó a ponerse catastrofista, además de soltar lo que había pasado. La sinhadre se quedó paralizada, y fue su edeel quien preguntó qué había pasado con los ojos muy abiertos. La historia los dejó aterrorizados… y podía repetirse, mientras aquella mujer loca siguiese haciendo lo que le viniese en gana.
Eara ofreció sus brazos al repoblador cuando lo vio sollozar. Le enterneció que se preocupara tanto por ella, aun si eso significaba que quisiera hacerle un injerto. De no ser por las circunstancias, probablemente la pareja sinhadre habría reído el comentario de Ergot. En cuanto a Ayne, aplazó todos los comentarios que había pensado hacer durante la comida para sonsacar a los demás qué les parecía. Lo sucedido con Emmit había dejado a todo el mundo mudo.
Costó acostumbrarse a ver el torreón todavía un poco más vacío, pero el tener que ayudar a Eara hacía de alguna manera los días un poco más movidos, al menos para el sinhadre, que pasó a ser prácticamente su soporte. Por eso dejó de asistir a las salidas a pesar de tener verdadera curiosidad por visitar el palacete y ver a Emmit con sus propios ojos, aunque lo cierto era que recelaba de pisar aquel lugar. Se entretuvo aquellos días, eso sí, con los presuntos celos de Twixy’s por Lemus prefiriendo ir al palacete. Le gustaba hacerse el ofendido por ser un segundo plato para sus coqueteos.
En cuanto a Eara, no se había planteado siquiera salir ya hasta que su pie se encontrase perfectamente curado, pero ni la curación total significaba que fuese a cambiar algo para ella. Por otro lado, no le gustaba depender de los demás ni quedarse sentada sin aportar nada al grupo. Los magos estaban estudiando para poder curarla y no sabía cómo agradecérselo. De lo que sí disponía era de más tiempo para estudiar magia, pero su energía se agotaba con la misma velocidad que siempre y no podía entrenar más de lo que solía. Continuó practicando los hechizos que había dejado de lado, como el corte o la levitación, y aprendió a encender una luz mágica. Sin embargo, al final terminó por centrar sus esfuerzos en enseñar a leer a Ergot y en leer libros en los que antes no habría tenido tiempo de profundizar.
Cuando consiguieron curar a la sinhadre, las cosas se relajaron un poco para Ayne, a quien ayudar en las tareas le resultaba terriblemente tedioso –y seguía escaqueándose en cuanto podía–, pero tampoco volvieron exactamente a su cauce. Aunque el esguince se había curado, no podían permitir a Eara forzarse, porque aquel tipo de lesiones eran recurrentes y todavía le dolía si apoyaba el pie de forma inadecuada. Al menos, al poder dejar sola a su aurva, Ayne pisó el palacete por primera vez. El lugar le encantó, pero le parecía tétrico que con aquel aspecto escondiese lo que escondía. En cuando a Emmit, al verlo no supo qué hacer. Allí no quedaba nada que cuidar o con quien hablar. Si había ido era por curiosidad morbosa, porque salvo que encontrasen la forma de revertir su estado, Emmit estaba sencillamente muerto para ellos.
Una noche oyeron la voz de Ergot llamando a todo el mundo desde el patio, y cuando se acercaron pudieron ver lo que estaba señalando. Eara soltó un "oh" por la sorpresa.
—No… claro que no estaba ahí. ¿Cómo es posible que aparezca de un día para otro? Solo parece una estrella, ¿podría ser otra cosa? —dijo Ayne, que la miraba escéptico.
—Sea lo que sea, es nostálgico ver una estrella en el cielo —añadió la aurva.
Eara ofreció sus brazos al repoblador cuando lo vio sollozar. Le enterneció que se preocupara tanto por ella, aun si eso significaba que quisiera hacerle un injerto. De no ser por las circunstancias, probablemente la pareja sinhadre habría reído el comentario de Ergot. En cuanto a Ayne, aplazó todos los comentarios que había pensado hacer durante la comida para sonsacar a los demás qué les parecía. Lo sucedido con Emmit había dejado a todo el mundo mudo.
Costó acostumbrarse a ver el torreón todavía un poco más vacío, pero el tener que ayudar a Eara hacía de alguna manera los días un poco más movidos, al menos para el sinhadre, que pasó a ser prácticamente su soporte. Por eso dejó de asistir a las salidas a pesar de tener verdadera curiosidad por visitar el palacete y ver a Emmit con sus propios ojos, aunque lo cierto era que recelaba de pisar aquel lugar. Se entretuvo aquellos días, eso sí, con los presuntos celos de Twixy’s por Lemus prefiriendo ir al palacete. Le gustaba hacerse el ofendido por ser un segundo plato para sus coqueteos.
En cuanto a Eara, no se había planteado siquiera salir ya hasta que su pie se encontrase perfectamente curado, pero ni la curación total significaba que fuese a cambiar algo para ella. Por otro lado, no le gustaba depender de los demás ni quedarse sentada sin aportar nada al grupo. Los magos estaban estudiando para poder curarla y no sabía cómo agradecérselo. De lo que sí disponía era de más tiempo para estudiar magia, pero su energía se agotaba con la misma velocidad que siempre y no podía entrenar más de lo que solía. Continuó practicando los hechizos que había dejado de lado, como el corte o la levitación, y aprendió a encender una luz mágica. Sin embargo, al final terminó por centrar sus esfuerzos en enseñar a leer a Ergot y en leer libros en los que antes no habría tenido tiempo de profundizar.
Cuando consiguieron curar a la sinhadre, las cosas se relajaron un poco para Ayne, a quien ayudar en las tareas le resultaba terriblemente tedioso –y seguía escaqueándose en cuanto podía–, pero tampoco volvieron exactamente a su cauce. Aunque el esguince se había curado, no podían permitir a Eara forzarse, porque aquel tipo de lesiones eran recurrentes y todavía le dolía si apoyaba el pie de forma inadecuada. Al menos, al poder dejar sola a su aurva, Ayne pisó el palacete por primera vez. El lugar le encantó, pero le parecía tétrico que con aquel aspecto escondiese lo que escondía. En cuando a Emmit, al verlo no supo qué hacer. Allí no quedaba nada que cuidar o con quien hablar. Si había ido era por curiosidad morbosa, porque salvo que encontrasen la forma de revertir su estado, Emmit estaba sencillamente muerto para ellos.
Una noche oyeron la voz de Ergot llamando a todo el mundo desde el patio, y cuando se acercaron pudieron ver lo que estaba señalando. Eara soltó un "oh" por la sorpresa.
—No… claro que no estaba ahí. ¿Cómo es posible que aparezca de un día para otro? Solo parece una estrella, ¿podría ser otra cosa? —dijo Ayne, que la miraba escéptico.
—Sea lo que sea, es nostálgico ver una estrella en el cielo —añadió la aurva.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.