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Rocavarancolia Rol
36 participantes
- Rocavarancolia Rol
Calles
11/05/14, 11:24 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Avenidas, plazas, callejas... Todo aquel barrio de Rocavarancolia de nombre y localización indeterminados.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Calles
20/11/14, 07:38 pm
Obviando el hecho de haber sido apuntado con armas más veces de lo que había sido apuntado jamás en toda su vida, Jace estaba de mejor humor que antes.
Los entonces presentes se trataban de extraterrestres, un detalle a tener en cuenta, pero no parecían ir a hacerle daño. Después de haber pasado por la cicatriz de Arax se podía creer cualquier cosa. La muñeca viviente de ojos cambia-color y el pirata de dientes de tiburón eran, dentro de lo que cabe, normales. Ahora, el tipejo que le llamó "simio" estaba el primero en su lista de gente a la que partirle la boca a la mínima excusa y oportunidad de ello. No se calló a la hora de responder a grito que se fuera a tomar por saco él y su peluca lila, pero este se limitó a desaparecer dentro de la estructura. No estaba seguro, pero Jace habría jurado ver una sonrisa por parte de Sekkeh, cosa que le subió la moral. Se ve que no era el único al que no le caía bien Roaxen.
Se contuvo por no dar saltos de alegría en lo que Kimbra bajó el arma. Ya no tenía que andar más tiempo solo por Rocavarancolia si al resto del grupo le parecía bien, y si no había oído mal, pronto podría comer algo. Les siguió dentro de la casa, a pesar de que no le hacía demasiada ilusión entrar en un lugar que parecía al borde del derrumbe, impaciente por conocer al resto: pero sobre todo, a los demás humanos.
Lanzaba vistazos frenéticos a todos lados hasta que apareció de nuevo en su campo de visión el de pelo morado, cuya presencia le hizo bajar toda emoción que tuvo segundos antes para dedicarle otra mala mirada y crujirse los nudillos, algo poco sensato considerando que el otro llevaba un arma mucho más letal que uno de sus derechazos. En seguida se encontraron con el resto de gente.
"Gente".
Tres siluetas hacían un semicírculo entorno a algo en el suelo.
Dos figuras eran humanoides. Una chica (o al menos eso parecía) de color blanquecino, un chaval que parecía enteramente humano y para su asombro, un dragón en miniatura. Tuvo que entornar los ojos para ver al ser, similar a un pájaro, que había tirado en el suelo. Lo primero que pensó es que era una arpía, como las que salían en las pelis de mitología griega, pero pronto se olvidó de esa idea. Se quedó embobado mirando la estampa, hasta el punto de olvidarse del cigarrillo que se le estaba consumiendo en los labios. Una pequeña quemadura le sacó de su ensimismamiento.
—Ho-hola. Yo Jace. Venir en son de paz.
Los entonces presentes se trataban de extraterrestres, un detalle a tener en cuenta, pero no parecían ir a hacerle daño. Después de haber pasado por la cicatriz de Arax se podía creer cualquier cosa. La muñeca viviente de ojos cambia-color y el pirata de dientes de tiburón eran, dentro de lo que cabe, normales. Ahora, el tipejo que le llamó "simio" estaba el primero en su lista de gente a la que partirle la boca a la mínima excusa y oportunidad de ello. No se calló a la hora de responder a grito que se fuera a tomar por saco él y su peluca lila, pero este se limitó a desaparecer dentro de la estructura. No estaba seguro, pero Jace habría jurado ver una sonrisa por parte de Sekkeh, cosa que le subió la moral. Se ve que no era el único al que no le caía bien Roaxen.
Se contuvo por no dar saltos de alegría en lo que Kimbra bajó el arma. Ya no tenía que andar más tiempo solo por Rocavarancolia si al resto del grupo le parecía bien, y si no había oído mal, pronto podría comer algo. Les siguió dentro de la casa, a pesar de que no le hacía demasiada ilusión entrar en un lugar que parecía al borde del derrumbe, impaciente por conocer al resto: pero sobre todo, a los demás humanos.
Lanzaba vistazos frenéticos a todos lados hasta que apareció de nuevo en su campo de visión el de pelo morado, cuya presencia le hizo bajar toda emoción que tuvo segundos antes para dedicarle otra mala mirada y crujirse los nudillos, algo poco sensato considerando que el otro llevaba un arma mucho más letal que uno de sus derechazos. En seguida se encontraron con el resto de gente.
"Gente".
Tres siluetas hacían un semicírculo entorno a algo en el suelo.
Dos figuras eran humanoides. Una chica (o al menos eso parecía) de color blanquecino, un chaval que parecía enteramente humano y para su asombro, un dragón en miniatura. Tuvo que entornar los ojos para ver al ser, similar a un pájaro, que había tirado en el suelo. Lo primero que pensó es que era una arpía, como las que salían en las pelis de mitología griega, pero pronto se olvidó de esa idea. Se quedó embobado mirando la estampa, hasta el punto de olvidarse del cigarrillo que se le estaba consumiendo en los labios. Una pequeña quemadura le sacó de su ensimismamiento.
—Ho-hola. Yo Jace. Venir en son de paz.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Calles
20/11/14, 08:27 pm
Recogió la bolsa que le pasó Sekkeh en la que había comida, interpretándolo correctamente como un gesto de apoyo a su postura, lo cual agradeció también sin mediar palabra. No sabía a dónde iban Kimbra y el intara, pero no podía acompañarles: tenía una discusión con Roaxen que zanjar de una buena vez. La idrina escuchó al capellán de brazos cruzados y manteniendo la expresión lo más neutra posible, aunque su descontento se coló vagamente en sus facciones a medida que Roaxen trataba de descalificar por completo su forma de pensar. Resopló sin poder evitarlo ante la mención de “guerra abierta”.
—Muy bien, si quieres tomarte todo esto como alguna especie de competición, tú mismo, Roaxen Tenvrai. Ya he dicho que no voy a abandonarlo y tan solo tenemos que comprobar qué opina la mayoría, porque ninguna palabra vale más que otra.
Irianna tenía la seguridad de que nadie más aparte del xolnita podía ser tan cruel como para pretender dejar a una persona que necesitaba ayuda y que se encontraba en la misma situación que ellos allí tirada.
Le tendió la bolsa al ave mientras observaba con desdén como el ulterano se perdía entre las ruinas.
—Coge lo que quieras del interior de esa bolsa, aunque tal vez prefieras esperar a comer más cómodamente en el torreón… ¿Te ayudo a levantarte?
Un tanto indecisa se acercó al pájaro y comenzó a agacharse. No podía estar del todo segura, pero su voz parecía masculina –al menos para su concepción de cómo solían sonar las voces masculinas- y trató de reprimir su inseguridad para centrarse en ayudarlo. Tal vez no fuese el pensamiento más apropiado, pero el hecho de que fuese tan físicamente diferente ayudaba en cierta manera a evitar pensar en él como un hombre. No obstante, no llegó a dar término a sus intenciones cuando la krabelinense y Sekkeh regresaron. Y lo hicieron en compañía pero no en la de Roaxen.
Irianna tan solo detuvo la mirada en el desconocido mientras se presentaba el tiempo estrictamente necesario que dictaba la educación. Aquel sí era claramente un hombre, con evidentes semejanzas con Devoss que lo distinguían como humano. Parecía que iban a tener que volver con otra persona más al torreón y era evidente que no podía, ni realmente pretendía, negarse después de la discusión que había mantenido con el xolnita. ¿Pero por qué tenían que ser hombres los dos? Debido a los derroteros por los que discurrió su pensamiento nada más verlo, la escritora no se dio cuenta hasta unos segundos después de la forma de expresarse tan extraña que había usado el fumador. ¿Tendría alguna deficiencia en el habla?
—Yo soy Irianna —se presentó sin ofrecerle la mano para estrechársela, justificando la omisión mentalmente en que él tampoco había hecho un gesto de saludo y que los separaba relativa distancia—. ¿Tú también… estás solo?
No mucho después el grupo se pondría en marcha de vuelta al torreón con dos nuevos miembros. Tal y como había supuesto nadie más alzó la voz para oponerse a acoger a Jace y al ave, aunque la idrina de todas formas afirmó que si tenían que tomar una decisión, debería incluirse a los que se habían quedado. <<Estupendo, cada vez vas a tener que convivir con más hombres>>. Irianna suspiró internamente y trató de evitar preguntarse por qué no podía opinar igual que Roaxen por una vez.
Sigue en el Torreón Letargo.
—Muy bien, si quieres tomarte todo esto como alguna especie de competición, tú mismo, Roaxen Tenvrai. Ya he dicho que no voy a abandonarlo y tan solo tenemos que comprobar qué opina la mayoría, porque ninguna palabra vale más que otra.
Irianna tenía la seguridad de que nadie más aparte del xolnita podía ser tan cruel como para pretender dejar a una persona que necesitaba ayuda y que se encontraba en la misma situación que ellos allí tirada.
Le tendió la bolsa al ave mientras observaba con desdén como el ulterano se perdía entre las ruinas.
—Coge lo que quieras del interior de esa bolsa, aunque tal vez prefieras esperar a comer más cómodamente en el torreón… ¿Te ayudo a levantarte?
Un tanto indecisa se acercó al pájaro y comenzó a agacharse. No podía estar del todo segura, pero su voz parecía masculina –al menos para su concepción de cómo solían sonar las voces masculinas- y trató de reprimir su inseguridad para centrarse en ayudarlo. Tal vez no fuese el pensamiento más apropiado, pero el hecho de que fuese tan físicamente diferente ayudaba en cierta manera a evitar pensar en él como un hombre. No obstante, no llegó a dar término a sus intenciones cuando la krabelinense y Sekkeh regresaron. Y lo hicieron en compañía pero no en la de Roaxen.
Irianna tan solo detuvo la mirada en el desconocido mientras se presentaba el tiempo estrictamente necesario que dictaba la educación. Aquel sí era claramente un hombre, con evidentes semejanzas con Devoss que lo distinguían como humano. Parecía que iban a tener que volver con otra persona más al torreón y era evidente que no podía, ni realmente pretendía, negarse después de la discusión que había mantenido con el xolnita. ¿Pero por qué tenían que ser hombres los dos? Debido a los derroteros por los que discurrió su pensamiento nada más verlo, la escritora no se dio cuenta hasta unos segundos después de la forma de expresarse tan extraña que había usado el fumador. ¿Tendría alguna deficiencia en el habla?
—Yo soy Irianna —se presentó sin ofrecerle la mano para estrechársela, justificando la omisión mentalmente en que él tampoco había hecho un gesto de saludo y que los separaba relativa distancia—. ¿Tú también… estás solo?
No mucho después el grupo se pondría en marcha de vuelta al torreón con dos nuevos miembros. Tal y como había supuesto nadie más alzó la voz para oponerse a acoger a Jace y al ave, aunque la idrina de todas formas afirmó que si tenían que tomar una decisión, debería incluirse a los que se habían quedado. <<Estupendo, cada vez vas a tener que convivir con más hombres>>. Irianna suspiró internamente y trató de evitar preguntarse por qué no podía opinar igual que Roaxen por una vez.
Sigue en el Torreón Letargo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Calles
25/11/14, 09:05 pm
Varios días después de renombrarse, Saria Omen había empezado a acostumbrarse a pasear a diario. Procuraba estudiar magia en Serpentaria, pero el descubrir que sus capacidades mágicas eran tan inferiores no había ayudado mucho a que aquello se convirtiera en un hábito. Le indignaba haberse quedado en tan poca cosa, como si la Luna hubiera querido reírse de ella, dejándola prácticamente sola con su mal fario. Poco a poco los paseos fueron a más y los estudios a menos y no tardaron en llegar los días en que Saria Omen tan solo fuera a Serpentaria a comer y a dormir.
La mala sombra no buscaba retos, ni enfrentamientos de ningún tipo (aunque en algún momento tuviera que espantar a alguna criatura). Quería sosiego para pensar, quería la brisa enredándole el pelaje y aclarándole las ideas. A veces buscaba un buen paisaje, otras se conformaba con seguir las calles derruidas hacia ningún sitio concreto. Cuando llegó a Rocavarancolia supo ver belleza entre las ruinas, mientras que ahora solo se veía a sí misma reflejada en ellas, pero quería acostumbrarse a aquella imagen.
Durante su último paseo, Saria Omen había acabado adentrándose en los callejones más peligrosos de la ciudad. Su nuevo instinto le pedía que corriera y los números que le asaltaban a la vista eran ligeramente mayores a los que solía ver, pero la nueva ordesa era terca hasta decir basta. El asfalto estaba lleno de basura y en algunos edificios se veían luces encendidas. Se sentía observada y no le gustaba ni gota. Con cuidado de evitar las posibilidades menos favorecedoras del camino, que a veces descansaban sobre personas tiradas sobre el suelo, Saria acabó llegando a un establecimiento en el que no se habría fijado de no ser por lo bajo que era el peligro en su interior.
Un cartel rezaba “Chatarrería” sobre la puerta, grabado en madera vieja y descolorida.
Desde luego el nombre no provocaba ningún interés en la mala sombra, pero la fortuna quiso que esta se asomara al interior y quedara maravillada. A través de los cristales de una ventana, Saria Omen descubrió varios móviles colgados del techo, piezas de armadura y armas viejas convertidas en ornamentación y otras muchas obras de arte que convertían los deshechos en materia prima.
Un sonido proveniente del interior la sobresaltó. Había pisadas acercándose y no le pareció una buena señal, pero los bajos porcentajes no fluctuaban de ninguna manera y aquello la convenció para no huir. La puerta del local se entreabrió y un rostro anciano se asomó al exterior. La ordesa le clavó los ojos, amenazante.
—Jovencito —la llamó aquella extraterrestre vieja, ignorando su gesto. Tenía la cara como una uva pasa pero su expresión era amable y los números que bailaban a su alrededor convencieron a la mala sombra de que era de fiar.
—Soy una mujer —replicó en un tono seco que no llegó a ser desagradable del todo. Su rostro se suavizó ligeramente.
La anciana achinó sus ojos marrones y sonrió a Saria Omen con más amabilidad que dientes.
—Perdona, hija mía… No tengo edad para estudiar los nuevos mundos que se enlazan a la ciudad —la ordesa casi sintió pena por ella. Inclinó la cabeza, aceptando su disculpa, y la dejó continuar hablando—. Te había visto asomarte a la puerta y me preguntaba si querrías pasar. No cobro por mirar, mujer —hizo hincapié en esa palabra—, ni siquiera a aquellos que cargan tal calamidad en sus ojos.
La mujer interrumpió su discurso para tomar el aire, estaba tan vieja que hablar seguido la cansaba, pero también parecía curiosa por ver cómo se tomaba la ordesa el hecho de que la hubiera calado tan pronto. A Saria Omen simplemente le parecía increíble lo bien que se la entendía, a pesar de todos los agujeros que cubrían su boca.
>>¿Cómo te llamas, mala sombra? —añadió de nuevo la mujer, con evidente fatiga tiñendo su voz desgastada.
La mala sombra no buscaba retos, ni enfrentamientos de ningún tipo (aunque en algún momento tuviera que espantar a alguna criatura). Quería sosiego para pensar, quería la brisa enredándole el pelaje y aclarándole las ideas. A veces buscaba un buen paisaje, otras se conformaba con seguir las calles derruidas hacia ningún sitio concreto. Cuando llegó a Rocavarancolia supo ver belleza entre las ruinas, mientras que ahora solo se veía a sí misma reflejada en ellas, pero quería acostumbrarse a aquella imagen.
Durante su último paseo, Saria Omen había acabado adentrándose en los callejones más peligrosos de la ciudad. Su nuevo instinto le pedía que corriera y los números que le asaltaban a la vista eran ligeramente mayores a los que solía ver, pero la nueva ordesa era terca hasta decir basta. El asfalto estaba lleno de basura y en algunos edificios se veían luces encendidas. Se sentía observada y no le gustaba ni gota. Con cuidado de evitar las posibilidades menos favorecedoras del camino, que a veces descansaban sobre personas tiradas sobre el suelo, Saria acabó llegando a un establecimiento en el que no se habría fijado de no ser por lo bajo que era el peligro en su interior.
Un cartel rezaba “Chatarrería” sobre la puerta, grabado en madera vieja y descolorida.
Desde luego el nombre no provocaba ningún interés en la mala sombra, pero la fortuna quiso que esta se asomara al interior y quedara maravillada. A través de los cristales de una ventana, Saria Omen descubrió varios móviles colgados del techo, piezas de armadura y armas viejas convertidas en ornamentación y otras muchas obras de arte que convertían los deshechos en materia prima.
Un sonido proveniente del interior la sobresaltó. Había pisadas acercándose y no le pareció una buena señal, pero los bajos porcentajes no fluctuaban de ninguna manera y aquello la convenció para no huir. La puerta del local se entreabrió y un rostro anciano se asomó al exterior. La ordesa le clavó los ojos, amenazante.
—Jovencito —la llamó aquella extraterrestre vieja, ignorando su gesto. Tenía la cara como una uva pasa pero su expresión era amable y los números que bailaban a su alrededor convencieron a la mala sombra de que era de fiar.
—Soy una mujer —replicó en un tono seco que no llegó a ser desagradable del todo. Su rostro se suavizó ligeramente.
La anciana achinó sus ojos marrones y sonrió a Saria Omen con más amabilidad que dientes.
—Perdona, hija mía… No tengo edad para estudiar los nuevos mundos que se enlazan a la ciudad —la ordesa casi sintió pena por ella. Inclinó la cabeza, aceptando su disculpa, y la dejó continuar hablando—. Te había visto asomarte a la puerta y me preguntaba si querrías pasar. No cobro por mirar, mujer —hizo hincapié en esa palabra—, ni siquiera a aquellos que cargan tal calamidad en sus ojos.
La mujer interrumpió su discurso para tomar el aire, estaba tan vieja que hablar seguido la cansaba, pero también parecía curiosa por ver cómo se tomaba la ordesa el hecho de que la hubiera calado tan pronto. A Saria Omen simplemente le parecía increíble lo bien que se la entendía, a pesar de todos los agujeros que cubrían su boca.
>>¿Cómo te llamas, mala sombra? —añadió de nuevo la mujer, con evidente fatiga tiñendo su voz desgastada.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Calles
11/12/14, 02:15 pm
De las muchas cosas que hicimos durante esos meses tras la Luna, una de esas fueron los entrenamientos conjuntos: Dhelian con sus estirges y yo con mis onyces. Mira que a nuestros dominios les costó tolerarse mínimamente, y aún les costaba, pero ya no parecían intentar siquiera comenzar disputas en nuestra presencia. Que las estirges entendieran a las onyces había sido un palo al principio, pero ya era cosa pasada. En cuanto a mi relación con ellas... Cada comentario suyo sobre mi supuesto poder absoluto tan solo me animaba a entrenar más duro. Si querían una Onyx poderosa, la tendrían.
Sus comentarios seguían siendo igual de tóxicos pero les había encontrado su lógica en lo que a la vida en Rocavarancolia se referían. Con mis amigos y compañeros de Serpentaria seguía siendo la de siempre, pero con el resto me había vuelto mucho más desconfiada, arisca y seca. También había conseguido cambiar mi atuendo a ropas enteramente negras, cuanto más oscuras mejor. Casi podría decir que lo único visible de mí o mis onyces en la oscuridad serían mis ojos verdes. Las había llegado a escuchar diciendo que ese color me quitaba toda la apariencia que me daba el negro, que me hacía parecer blanda, y realmente pensaba en cambiarles el color si había magia para ello, pero por otro motivo. En la Tierra siempre había querido tintarme, ver cómo quedaba, así que quizá cuando tuviera el dinero o los medios, cambiaría el conjunto completo. ¡Era una bruja! Había pensado en ponerme mechones violeta oscuro, por ejemplo. Ahora, la mejor ocurrencia en esos días respecto a la ropa fue usar a las onyces para ello. No que los primeros días saliera en ropa interior a la calle con las sombras como única vestimenta, porque las muy aguafiestas abandonaban sus sitios por fastidiar. Pero había conseguido que no lo hicieran. Era super cómodo y podía conseguir prendas bastante curiosas y elegantes si me esmeraba. No que tampoco lo hiciera a menudo, sino que era más para estar en Serpentaria o para ir de visita a la Sede.
En los entrenamientos con los dominios en la calle, por ejemplo, llevaba lo que se pondría cualquier humanoide para hacer deporte, casi siempre negra o de tonos oscuros y bastante cómoda. El pelo iba recogido por completo para que no pudiera molestar. Llevaba el escudo a la espalda y la espada al cinto como última medida, pues lo mío era la magia. Y las runas. Cuando las descubrimos en la cosecha me chocó lo complejas que eran en contraposición a lo que estaba acostumbrada en juegos terrícolas... Pero después de lo que había visto a Valek hacer con ellas y el hecho de saber que aunque brillara como bruja, físicamente era vulnerable, me dedicaría plenamente a magia y runas. Skarog nos había comentado cosas de algunas y otras runas que animaron a tomar esa decisión... Y otra más. En la cosecha había querido alejarme del típico rol de "mago de apoyo" de los juegos de rol, pero ¿qué tenía de malo? Algunos de mis amigos no podían hacer magia, así que podría echar una mano. Y también las onyces, aunque fueran más reacias a sacrificarse por ellos o por las estirges antes que por mí.
Precisamente eso quería intentar en esas jornadas de entrenamientos conjuntos. En la primera, hoy, pensaba proponer a Dhelian que usara a las onyces de la misma forma que yo hacía a la hora de caminar sobre el aire. Así que cuando llegamos a una calle espaciosa, me puse de brazos en jarras.
—Bueno, a ver... Dhelian, ¿qué te parece empezar dando un paseo? Tú por el aire y las onyces haciendo el camino. Recomiendo que vayas levitando por si acaso.
Inmediatamente, las onyces que me acompañaban se empezaron a agitar, nerviosas. El barullo de voces quejándose me habría sacado de los nervios los primeros días, pero ahora un simple basta sirvió.
—Basta. Haréis lo que yo os diga. Y no, las estirges no os atacarán por tocar a su brugho, ¿verdad? —terminé, mirando al daeliciano.
Sus comentarios seguían siendo igual de tóxicos pero les había encontrado su lógica en lo que a la vida en Rocavarancolia se referían. Con mis amigos y compañeros de Serpentaria seguía siendo la de siempre, pero con el resto me había vuelto mucho más desconfiada, arisca y seca. También había conseguido cambiar mi atuendo a ropas enteramente negras, cuanto más oscuras mejor. Casi podría decir que lo único visible de mí o mis onyces en la oscuridad serían mis ojos verdes. Las había llegado a escuchar diciendo que ese color me quitaba toda la apariencia que me daba el negro, que me hacía parecer blanda, y realmente pensaba en cambiarles el color si había magia para ello, pero por otro motivo. En la Tierra siempre había querido tintarme, ver cómo quedaba, así que quizá cuando tuviera el dinero o los medios, cambiaría el conjunto completo. ¡Era una bruja! Había pensado en ponerme mechones violeta oscuro, por ejemplo. Ahora, la mejor ocurrencia en esos días respecto a la ropa fue usar a las onyces para ello. No que los primeros días saliera en ropa interior a la calle con las sombras como única vestimenta, porque las muy aguafiestas abandonaban sus sitios por fastidiar. Pero había conseguido que no lo hicieran. Era super cómodo y podía conseguir prendas bastante curiosas y elegantes si me esmeraba. No que tampoco lo hiciera a menudo, sino que era más para estar en Serpentaria o para ir de visita a la Sede.
En los entrenamientos con los dominios en la calle, por ejemplo, llevaba lo que se pondría cualquier humanoide para hacer deporte, casi siempre negra o de tonos oscuros y bastante cómoda. El pelo iba recogido por completo para que no pudiera molestar. Llevaba el escudo a la espalda y la espada al cinto como última medida, pues lo mío era la magia. Y las runas. Cuando las descubrimos en la cosecha me chocó lo complejas que eran en contraposición a lo que estaba acostumbrada en juegos terrícolas... Pero después de lo que había visto a Valek hacer con ellas y el hecho de saber que aunque brillara como bruja, físicamente era vulnerable, me dedicaría plenamente a magia y runas. Skarog nos había comentado cosas de algunas y otras runas que animaron a tomar esa decisión... Y otra más. En la cosecha había querido alejarme del típico rol de "mago de apoyo" de los juegos de rol, pero ¿qué tenía de malo? Algunos de mis amigos no podían hacer magia, así que podría echar una mano. Y también las onyces, aunque fueran más reacias a sacrificarse por ellos o por las estirges antes que por mí.
Precisamente eso quería intentar en esas jornadas de entrenamientos conjuntos. En la primera, hoy, pensaba proponer a Dhelian que usara a las onyces de la misma forma que yo hacía a la hora de caminar sobre el aire. Así que cuando llegamos a una calle espaciosa, me puse de brazos en jarras.
—Bueno, a ver... Dhelian, ¿qué te parece empezar dando un paseo? Tú por el aire y las onyces haciendo el camino. Recomiendo que vayas levitando por si acaso.
Inmediatamente, las onyces que me acompañaban se empezaron a agitar, nerviosas. El barullo de voces quejándose me habría sacado de los nervios los primeros días, pero ahora un simple basta sirvió.
—Basta. Haréis lo que yo os diga. Y no, las estirges no os atacarán por tocar a su brugho, ¿verdad? —terminé, mirando al daeliciano.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Calles
11/12/14, 07:44 pm
(tiempo paralelo al salto)
Aquellos meses anteriores a la llegada de la siguiente criba fueron utilizados al segundo. Entre algunas de las cosas que realizo estaba el control de su dominio y de su transformación en general, así como el entrenamiento conjunto con Alice. Su dualidad le hacia se mas fuerte físicamente a un brujo normal pero también dificultaba la parte en la que ejercía control sobre las estirges. Por ello para Dhelian el intento de que estirges y onyces consiguieran tratarse sin intentos de asesinatos de por medio fue un trabajo arduo, pero conseguido al final. Al menos las estirges habían dejado de intentar atacar a las onyces cada vez que hacían algo que les disgustase y mantenían una relación cordial distante entre ellas.
Por otro lado y a un nivel más personal, su control sobre ellas se afianzo así como la confianza. Poco a poco empezó a conocer a cada una de las estirges que pululaban por la ciudad. Conforme iba cogiendo confianza con cada una de ellas, fue más fácil el que aceptaran hacer trabajo en equipo, entre ellas y con las onyces. Para ello y como un modo de tenerlas a todas controladas, uso a las estirges con las que mayor lazo poseía como intermediarias , consciente de que aquellas aves poseían un lazo social realmente fuerte y un nivel de comunicación que solo el podía llegar a entender, por lo que una orden suya era traspasada con facilidad de una a otra. Aquellas aves seguían haciéndole trastadas a menudo pero con el tiempo empezaron a tenerle cierto respeto. Aun mas cuando consiguió cambiarse su nombre, moviéndose a su alrededor siempre en grupos compactos de cinco o seis estirges que en caso de necesidad podían dividirse para llamar a mas de ellas, formando por ordenes suyas una red de información.
Su transformación le permitía tener liberta tanto de enfrentamiento físico como mágico, afianzado aquello con su dominio, pero tampoco podía confinarse pues seguía siendo más débil que un ghoul normal, en términos de fuerza física, y menos habilidoso que un brujo. Por lo que debía prepararse ante cualquier eventualidad y aquella era una de las cosas que podían servirle. Nunca se sabía si algún día el tener a estirges y onyce trabajando juntas podía salvarles la vida a Alice y a él o tal vez, a algún amigo.
-De acuerdo, es una buena forma de iniciar, así ellas también se acostumbran a tener que alzar a alguien más que a ti en el futuro- asintió echando el hechizo de levitación y viendo como sus estirges volaban sobre sus cabezas o se encontraban pasada en los edificios aledaño. Habían escuchado sus palabras claramente y no estaba tan poco muy de acuerdo en que confiase en las onyces, pero ahí estaba la cosa. La pregunta de Alice hizo que sonriera..
-No, no atacaran.- añadió mirando a sus estirges, respondiendo tanto a Alice como dando una orden clara y concisa a estas que se movieron nerviosamente ante el influjo del dominio sobre ellas. Cada vez les costaba un poco mas resistirse a ciertas ordenes-Mientras hacemos esos, pongamos a tus onyces y a mis estirges a trabajar en conjunto. Por ahora se han conseguido mantener cerca, pero nunca se han tocado, por así decirlo. Puedes sernos útil el trabajo en equipo- añadió antes de que observara a las estirges que les rodeaba-¿Qué te parece si mientras hacemos lo de las escaleras, hacemos una cooperación estirges mas onyce para que traigan algo hasta nosotros? Ellas son más rápidas que tus onyce tienen más fuerza conjunta.- añadió escuchado claramente la protesta de sus estirges que graznaron en descontento y alas que Dhelian silencio con un sonido bajo similar a un silbido, que hizo que parasen d graznar. Ya había aprendido que las estirges aceptaban mejor una orden de calma en su propia vocalización por lo que había estado ese tiempo practicando sonidos a emitir. Por suerte para él la lengua daeliciana de sus origines siempre fue musical, y aunque no recordar ni media de esta, emitir ciertos sonidos era más fácil, siempre supiera el significado. Aquel silbido era un simple “callad y obedecer” y era prácticamente el único sonido que sabia emitir correctamente.
Aquellos meses anteriores a la llegada de la siguiente criba fueron utilizados al segundo. Entre algunas de las cosas que realizo estaba el control de su dominio y de su transformación en general, así como el entrenamiento conjunto con Alice. Su dualidad le hacia se mas fuerte físicamente a un brujo normal pero también dificultaba la parte en la que ejercía control sobre las estirges. Por ello para Dhelian el intento de que estirges y onyces consiguieran tratarse sin intentos de asesinatos de por medio fue un trabajo arduo, pero conseguido al final. Al menos las estirges habían dejado de intentar atacar a las onyces cada vez que hacían algo que les disgustase y mantenían una relación cordial distante entre ellas.
Por otro lado y a un nivel más personal, su control sobre ellas se afianzo así como la confianza. Poco a poco empezó a conocer a cada una de las estirges que pululaban por la ciudad. Conforme iba cogiendo confianza con cada una de ellas, fue más fácil el que aceptaran hacer trabajo en equipo, entre ellas y con las onyces. Para ello y como un modo de tenerlas a todas controladas, uso a las estirges con las que mayor lazo poseía como intermediarias , consciente de que aquellas aves poseían un lazo social realmente fuerte y un nivel de comunicación que solo el podía llegar a entender, por lo que una orden suya era traspasada con facilidad de una a otra. Aquellas aves seguían haciéndole trastadas a menudo pero con el tiempo empezaron a tenerle cierto respeto. Aun mas cuando consiguió cambiarse su nombre, moviéndose a su alrededor siempre en grupos compactos de cinco o seis estirges que en caso de necesidad podían dividirse para llamar a mas de ellas, formando por ordenes suyas una red de información.
Su transformación le permitía tener liberta tanto de enfrentamiento físico como mágico, afianzado aquello con su dominio, pero tampoco podía confinarse pues seguía siendo más débil que un ghoul normal, en términos de fuerza física, y menos habilidoso que un brujo. Por lo que debía prepararse ante cualquier eventualidad y aquella era una de las cosas que podían servirle. Nunca se sabía si algún día el tener a estirges y onyce trabajando juntas podía salvarles la vida a Alice y a él o tal vez, a algún amigo.
-De acuerdo, es una buena forma de iniciar, así ellas también se acostumbran a tener que alzar a alguien más que a ti en el futuro- asintió echando el hechizo de levitación y viendo como sus estirges volaban sobre sus cabezas o se encontraban pasada en los edificios aledaño. Habían escuchado sus palabras claramente y no estaba tan poco muy de acuerdo en que confiase en las onyces, pero ahí estaba la cosa. La pregunta de Alice hizo que sonriera..
-No, no atacaran.- añadió mirando a sus estirges, respondiendo tanto a Alice como dando una orden clara y concisa a estas que se movieron nerviosamente ante el influjo del dominio sobre ellas. Cada vez les costaba un poco mas resistirse a ciertas ordenes-Mientras hacemos esos, pongamos a tus onyces y a mis estirges a trabajar en conjunto. Por ahora se han conseguido mantener cerca, pero nunca se han tocado, por así decirlo. Puedes sernos útil el trabajo en equipo- añadió antes de que observara a las estirges que les rodeaba-¿Qué te parece si mientras hacemos lo de las escaleras, hacemos una cooperación estirges mas onyce para que traigan algo hasta nosotros? Ellas son más rápidas que tus onyce tienen más fuerza conjunta.- añadió escuchado claramente la protesta de sus estirges que graznaron en descontento y alas que Dhelian silencio con un sonido bajo similar a un silbido, que hizo que parasen d graznar. Ya había aprendido que las estirges aceptaban mejor una orden de calma en su propia vocalización por lo que había estado ese tiempo practicando sonidos a emitir. Por suerte para él la lengua daeliciana de sus origines siempre fue musical, y aunque no recordar ni media de esta, emitir ciertos sonidos era más fácil, siempre supiera el significado. Aquel silbido era un simple “callad y obedecer” y era prácticamente el único sonido que sabia emitir correctamente.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Calles
14/12/14, 12:01 am
Lo pensé rápidamente y entonces asentí y respondí al daeliciano.
—Vale.
Dicho eso, me descolgué el escudo y miré a las pocas onyces que quedaron libres de estar con Dhelian.
—A ver, vosotras y las estirges que Dhelian diga. Coged el escudo entre varias, montad en las estirges y llevadlo hasta Dhelian. Dádselo cuidadosamente en la mano. Nada de tirárselo ni tonterías, ¿entendido?
¿Y por qué tenemos que montarnos en esos bichos? —inquirió una, molesta, pero sin hacerse entender por las estirges.
—Porque vuelan más rápido que vosotras. ¡Obedeced, vamos!
Las onyces, aunque reacias, obedecieron. Ahora faltaba ver a las estirges.
—Vale.
Dicho eso, me descolgué el escudo y miré a las pocas onyces que quedaron libres de estar con Dhelian.
—A ver, vosotras y las estirges que Dhelian diga. Coged el escudo entre varias, montad en las estirges y llevadlo hasta Dhelian. Dádselo cuidadosamente en la mano. Nada de tirárselo ni tonterías, ¿entendido?
¿Y por qué tenemos que montarnos en esos bichos? —inquirió una, molesta, pero sin hacerse entender por las estirges.
—Porque vuelan más rápido que vosotras. ¡Obedeced, vamos!
Las onyces, aunque reacias, obedecieron. Ahora faltaba ver a las estirges.
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My Only Escape Is Underground
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- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Calles
14/12/14, 12:16 am
Dhelian ya se encontraba intentando subir los primeros escalones de sombras echo por las onyce, con el hechizo de levitación puesto por si acaso, cuando escucho por ahí abajo la orden de Alice. Viendo que las onyces parecían que iban a obedecer se dirigió a dos de sus estirges pues una sola no podría llevar a las onyce y al escudo.
-Vosotras dos, llevareis a las onyce encima y las traeréis a ellas y al escudo. No podéis atacarla de ningún modo, ni picotazos, ni arañazos, ni empujones. -advirtió ala vez que ordeno mirándolas fijamente y consiguiendo un graznido de protesta de las dos estirges que miraron feo a las onyce. las palabras se tradujeron claramente en la mente de Dhelian "¿Porque nosotras? No queremos carga con esas pulgas negras"- Lo haréis aunque no queráis, ellas tiene mas fuerza que vosotras, así que vamos, traed el escudo.- ordeno con un voz clara y firme que las estirges no pudieron ignorar y soltando graznidos bajos que se traducían en maldiciones en la mente de Dhelian, se acercaron dando saltitos hasta donde estaban las onyce con el escudo dejando que se subieran sobre sus lomos antes de alzar el vuelo, ambas a la par con una distancia de separación para que sus alas no chocaran pero para que las onyces sobre su lomo pudieran sostener el escudo.
-Vosotras dos, llevareis a las onyce encima y las traeréis a ellas y al escudo. No podéis atacarla de ningún modo, ni picotazos, ni arañazos, ni empujones. -advirtió ala vez que ordeno mirándolas fijamente y consiguiendo un graznido de protesta de las dos estirges que miraron feo a las onyce. las palabras se tradujeron claramente en la mente de Dhelian "¿Porque nosotras? No queremos carga con esas pulgas negras"- Lo haréis aunque no queráis, ellas tiene mas fuerza que vosotras, así que vamos, traed el escudo.- ordeno con un voz clara y firme que las estirges no pudieron ignorar y soltando graznidos bajos que se traducían en maldiciones en la mente de Dhelian, se acercaron dando saltitos hasta donde estaban las onyce con el escudo dejando que se subieran sobre sus lomos antes de alzar el vuelo, ambas a la par con una distancia de separación para que sus alas no chocaran pero para que las onyces sobre su lomo pudieran sostener el escudo.
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Alice: magia y onyces. Espada o arco.
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Re: Calles
14/12/14, 03:52 am
Mientras llevaban a cabo la orden, eché a levitar y escaneé la zona con niebla mágica por si acaso. Me dirigí a un edificio en ruinas y bajé al tejado. Un par de onyces me acompañaban, así que me dirigí a una de ellas:
—Vuelve con Dhelian y tus compañeras, montad de nuevo en sus estirges y traedme mi escudo.
¿Se puede saber para qué sirve esto? ¡No somos tontas!
Sin alterarme, insistí y añadí detalles para que no fueran por libre.
—Dhelian y yo somos un equipo y vosotras y las estirges tenéis que serlo, para eso sirve. Ahora, ve, no intentéis nada raro. Traedme el escudo entero, intacto, y sin separaros de las estirges. No estaré aquí, así que tenéis que decirles a las estirges que sabéis dónde estoy. Pacíficamente. No podéis lastimarlas ni forzarlas. Una última cosa: repite exactamente todo lo que te he dicho a Dhelian para que entienda de qué va esto. Ve.
No hubo más quejas. La onyce sacudió sus dos cabezas, mosqueada, pero voló de vuelta. La única que quedaba me miraba como si le fuera a ordenar alguna estupidez, pero en su lugar, volví a levitar y, sin dejar de vigilar con la niebla mágica, busqué otro tejado en el que esperar a las onyces. Tendrían que buscarme y convencer a las estirges pacíficamente para encontrarme.
Confiaba en que cumplirían las órdenes dadas, pero prefería verlo. Mientras esperaba, seguí vigilando la zona y el edificio. Lo mejor que podía pasar, sinceramente, era que algo nos atacara y se esforzaran de verdad en trabajar en equipo. *Y de paso tendría más onyces a mi alcance si era cierto eso que decían de que la violencia les atraía.
*NfdR: como de momento no es algo seguro, lo dejo así.
—Vuelve con Dhelian y tus compañeras, montad de nuevo en sus estirges y traedme mi escudo.
¿Se puede saber para qué sirve esto? ¡No somos tontas!
Sin alterarme, insistí y añadí detalles para que no fueran por libre.
—Dhelian y yo somos un equipo y vosotras y las estirges tenéis que serlo, para eso sirve. Ahora, ve, no intentéis nada raro. Traedme el escudo entero, intacto, y sin separaros de las estirges. No estaré aquí, así que tenéis que decirles a las estirges que sabéis dónde estoy. Pacíficamente. No podéis lastimarlas ni forzarlas. Una última cosa: repite exactamente todo lo que te he dicho a Dhelian para que entienda de qué va esto. Ve.
No hubo más quejas. La onyce sacudió sus dos cabezas, mosqueada, pero voló de vuelta. La única que quedaba me miraba como si le fuera a ordenar alguna estupidez, pero en su lugar, volví a levitar y, sin dejar de vigilar con la niebla mágica, busqué otro tejado en el que esperar a las onyces. Tendrían que buscarme y convencer a las estirges pacíficamente para encontrarme.
Confiaba en que cumplirían las órdenes dadas, pero prefería verlo. Mientras esperaba, seguí vigilando la zona y el edificio. Lo mejor que podía pasar, sinceramente, era que algo nos atacara y se esforzaran de verdad en trabajar en equipo. *Y de paso tendría más onyces a mi alcance si era cierto eso que decían de que la violencia les atraía.
*NfdR: como de momento no es algo seguro, lo dejo así.
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Re: Calles
23/12/14, 02:17 pm
Dhelian aun se encontraba subiendo las escaleras que formaban las onyce, no por ello elimino el hechizo de levitación, pues en cierto momento vio a Alice alejarse al tiempo que la colaboración, onyce y estirge (onyrge) conseguían traer el escudo de la bruja sin mayores problemas aunque con algún que otro graznidos suave molesto de las aves.
Una de las onyce de Alice se le acerco desde cierta distancia y le comunico el mensaje de su amiga, esperaba con bastante exactitud y pareciendole una genial idea observo a sus estirges.
-Se que podéis entenderlas, así que escuchad, cambiaros vosotras dos- llamo a dos estirges mas sustituyendo a las dos que habían llevado el escudo, para hacer un pequeño intercambio pues todas debían aprende colaborar con las onyces. Hubo un par de graznidos de fastidio pero poco mas, el cambio se hizo rápido y con cierta soltura en pleno aire- Bien, ahora vosotras dos, llevareis a las onyce y al escudo hacia el lugar que indiquen - añadió mirándolas fijamente confiando en que Alice ya les había dejado claro a su propio dominio que debían ir a ella y no desviara sus estirges a propósito, así que le tocaba a el hacer lo mismo. De nuevo no podéis atacarlas, ni tirarlas a ellas o al escudo, ni tampoco desviaros, debéis ir a donde os digan. Incluso si algo os ataca, debéis llegar a salvo y hacer llegar el escudo a Alice-ordeno siendo lo mas claro posible, una de las estirges que cargaba el escudo grazno, interrogativa. "¿Hasta cuando haremos toda esta tontería? No somos bichos de carga" la estirge estaba realmente frustrada aunque no le desobedecía.
-Hasta que podáis colaborar decentemente. Si Alice y yo somos un equipo, vosotras también lo debéis ser, así que...menos quejas y mas volar- añadió con una leve risa pero dejando que no aceptaba la replica. Las estirges se mostraron contrariadas y dieron varios giros en el aire antes de por fin hacer caso de lo que las onyces les decía, lanzándose en un vuelo sincronizado hacia donde estas indicaban. Dhelian las vio alejarse, el tampoco podía ver donde estaba Alice en esos momentos por lo que esperaba que ambos dominios pudieran llegar a donde ella estaba sin intentar matarse, ahora que no eran vistas por ellos, o tirar le escudo en cualquier parte. "Seria todo un logro que no intenten tergiversar de alguna forma lo que decimos. Condenado dominio con inteligencia media"
*El resultado final de ese intento de colaboración fue un éxito. Se tardaron eso si en encontrar a Alice, no precisamente porque se hubiese escondido sino porque seguramente ambos dominios tuvieron algún que otro contratiempo en cuanto colaborar en el camino. Ya fuese culpa de onyces que dieron direcciones mal, o estirges que no hacían caso de a donde indicaban, fuese como fuera se tardaron un rato, pero llegaron sanas y a salvo y con el escudo.
Ese fue el primer intento de muchos, haciendo que las distancias que separaban ambos brujos fuese mayores así como la carga que debían llevar y el numero de estirges y onyces que debían colaborar. A mas cantidad mayor era la dificultad para que alguna parte del dominio no se rebelara, pero fue un buen entrenamiento durante aquellos meses anteriores a la siguiente criba.
El fin que pretendan conseguir es que ambos dominios pudieran trabajar en equipo a tan solo una orden de ellos, sin poner tantas trabas y por supuesto que esa colaboración les fuese útil tanto al brujo ghoul Evelhan Kaw como a la bruja llamada Onyx.
*Pendiente de edición si Shass lo indica.
Una de las onyce de Alice se le acerco desde cierta distancia y le comunico el mensaje de su amiga, esperaba con bastante exactitud y pareciendole una genial idea observo a sus estirges.
-Se que podéis entenderlas, así que escuchad, cambiaros vosotras dos- llamo a dos estirges mas sustituyendo a las dos que habían llevado el escudo, para hacer un pequeño intercambio pues todas debían aprende colaborar con las onyces. Hubo un par de graznidos de fastidio pero poco mas, el cambio se hizo rápido y con cierta soltura en pleno aire- Bien, ahora vosotras dos, llevareis a las onyce y al escudo hacia el lugar que indiquen - añadió mirándolas fijamente confiando en que Alice ya les había dejado claro a su propio dominio que debían ir a ella y no desviara sus estirges a propósito, así que le tocaba a el hacer lo mismo. De nuevo no podéis atacarlas, ni tirarlas a ellas o al escudo, ni tampoco desviaros, debéis ir a donde os digan. Incluso si algo os ataca, debéis llegar a salvo y hacer llegar el escudo a Alice-ordeno siendo lo mas claro posible, una de las estirges que cargaba el escudo grazno, interrogativa. "¿Hasta cuando haremos toda esta tontería? No somos bichos de carga" la estirge estaba realmente frustrada aunque no le desobedecía.
-Hasta que podáis colaborar decentemente. Si Alice y yo somos un equipo, vosotras también lo debéis ser, así que...menos quejas y mas volar- añadió con una leve risa pero dejando que no aceptaba la replica. Las estirges se mostraron contrariadas y dieron varios giros en el aire antes de por fin hacer caso de lo que las onyces les decía, lanzándose en un vuelo sincronizado hacia donde estas indicaban. Dhelian las vio alejarse, el tampoco podía ver donde estaba Alice en esos momentos por lo que esperaba que ambos dominios pudieran llegar a donde ella estaba sin intentar matarse, ahora que no eran vistas por ellos, o tirar le escudo en cualquier parte. "Seria todo un logro que no intenten tergiversar de alguna forma lo que decimos. Condenado dominio con inteligencia media"
*El resultado final de ese intento de colaboración fue un éxito. Se tardaron eso si en encontrar a Alice, no precisamente porque se hubiese escondido sino porque seguramente ambos dominios tuvieron algún que otro contratiempo en cuanto colaborar en el camino. Ya fuese culpa de onyces que dieron direcciones mal, o estirges que no hacían caso de a donde indicaban, fuese como fuera se tardaron un rato, pero llegaron sanas y a salvo y con el escudo.
Ese fue el primer intento de muchos, haciendo que las distancias que separaban ambos brujos fuese mayores así como la carga que debían llevar y el numero de estirges y onyces que debían colaborar. A mas cantidad mayor era la dificultad para que alguna parte del dominio no se rebelara, pero fue un buen entrenamiento durante aquellos meses anteriores a la siguiente criba.
El fin que pretendan conseguir es que ambos dominios pudieran trabajar en equipo a tan solo una orden de ellos, sin poner tantas trabas y por supuesto que esa colaboración les fuese útil tanto al brujo ghoul Evelhan Kaw como a la bruja llamada Onyx.
*Pendiente de edición si Shass lo indica.
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Rua piensa = #CD5C5C
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- Evanna
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Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
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Re: Calles
26/12/14, 02:12 am
A pesar de ya vivir en la ciudad desde hacía varios meses seguía sin conocer muchos de los lugares y establecimientos que en ella se encontraban. Su intención inicial era simplemente dar una vuelta y coger ideas para el trabajo que podría hacer, necesitaba dinero para poder colocarle las protecciones con runas que iba a diseñar para sus estirges. Estirges que eligieron precisamente ese momento mientras paseaban, hacer alarde de cuanto adoraban los objetos brillantes.
Antes de que Dhelian se diera cuenta, o que Hugin o Munin pudieran avisarle, estas decidieron practicar el saqueo lanzándose sobre alguien que avanzaba por la calle con toda la intención de robarle aquello que había atraído su atención.
Antes de que Dhelian se diera cuenta, o que Hugin o Munin pudieran avisarle, estas decidieron practicar el saqueo lanzándose sobre alguien que avanzaba por la calle con toda la intención de robarle aquello que había atraído su atención.
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Re: Calles
26/12/14, 05:05 pm
El objeto brillante era un collar de oro, con enormes pedruscos rojos, un viejo regalo que solía llevar en el bolsillo. Era la primera vez en mucho tiempo que salía a pasear, y se lo había llevado como amuleto, y como pago de un pequeño premio para sí mismo. Desgraciadamente su suerte seguía sin ser de las mejores de la ciudad, y durante un momento de duda se vio rodeado de estirges.
No perdió la calma, se envolvió en llamas, y sus ojos verde turbio siguió el revoloteo de las estirges a su alrededor, tratando de acercarse a él y al mismo tiempo de evitar el fuego. Se giró buscando de dónde habían salido, y vio a un chico, posiblemente el brujo novato que controlaba a aquellas malas bestias. Vestía prácticamente igual que él y llevaba el pelo cortado de forma parecida. No lo conocía de nada, debía ser un recién transformado. Volvió a guardar el colgante en el bolsillo.
-¿Por qué me has copiado el estilo?- le preguntó, frunciendo el ceño.
No perdió la calma, se envolvió en llamas, y sus ojos verde turbio siguió el revoloteo de las estirges a su alrededor, tratando de acercarse a él y al mismo tiempo de evitar el fuego. Se giró buscando de dónde habían salido, y vio a un chico, posiblemente el brujo novato que controlaba a aquellas malas bestias. Vestía prácticamente igual que él y llevaba el pelo cortado de forma parecida. No lo conocía de nada, debía ser un recién transformado. Volvió a guardar el colgante en el bolsillo.
-¿Por qué me has copiado el estilo?- le preguntó, frunciendo el ceño.
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Re: Calles
26/12/14, 07:11 pm
Ver al chico que sus estirges pretendía robar cubriéndose en llamas le asustó. Por suerte las estirges ante la visión del fuego intentaron no acercarse y Dhelian rápidamente se adelantó, para alejarlas de allí antes que salieran chamuscadas. Estaba a punto de disculparse con el otro temiendo algún tipo de represalia contra las aves, pero la pregunta le descoloco por completo.
-¿Eh? No te estoy copiando...no te conozco de nada, solo quise cambiar de estilo a uno que me gustara y este luce genial-respondió Evelhan seguro, parpadeando despacio al por fin notar que quitando los tonos de piel y pelo, su apariencia no eran muy diferentes. Si se obviaba la diferencia de estatura, que al lado del otro chico y de la mitad de la ciudad, era un canijo. Hugin voló para posarse en su hombro mirando al otro chico con precaución, su presencia allí mantenía a las estirges que lo sobrevolaban a raya.
-Me llamo Evelhan, Evelhan Kaw y siento que mis estirges te atacaran, les gusta demasiado los objetos brillantes -dijo mirando a estas con obvia critica. No podían ir por ahi intentando robar a la gente, tenían suerte de que el chico no hubiese decidido asarlas al instante. "¿Y de donde salió el fuego? Creo que no oí que pronunciara ningún hechizo" pensó observando al chico con obvia curiosidad, pero manteniéndose precavido.
-¿Eh? No te estoy copiando...no te conozco de nada, solo quise cambiar de estilo a uno que me gustara y este luce genial-respondió Evelhan seguro, parpadeando despacio al por fin notar que quitando los tonos de piel y pelo, su apariencia no eran muy diferentes. Si se obviaba la diferencia de estatura, que al lado del otro chico y de la mitad de la ciudad, era un canijo. Hugin voló para posarse en su hombro mirando al otro chico con precaución, su presencia allí mantenía a las estirges que lo sobrevolaban a raya.
-Me llamo Evelhan, Evelhan Kaw y siento que mis estirges te atacaran, les gusta demasiado los objetos brillantes -dijo mirando a estas con obvia critica. No podían ir por ahi intentando robar a la gente, tenían suerte de que el chico no hubiese decidido asarlas al instante. "¿Y de donde salió el fuego? Creo que no oí que pronunciara ningún hechizo" pensó observando al chico con obvia curiosidad, pero manteniéndose precavido.
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Re: Calles
26/12/14, 08:29 pm
Se confirmó que el chico era un brujo, pero no alcanzaba a ver de qué mundo podía ser. Parecía un nublino teñido, con la piel gris y tan canijo. Ladeó ligeramente la cabeza, inspeccionándolo a través de las llamas.
-Yo soy Zmey, Zmey Sardaur- se presentó, haciendo desaparecer el fuego que lo envolvía. y se adelantó un paso, ofreciéndole la mano a modo de saludo- Y es normal que no me conozcas... creo.
Si no le sonaba su nombre, posiblemente no se hubiese relacionado mucho con sus antiguos compañeros, o tal vez simplemente no habían hablado de él. Eso le provocó un leve pinchazo en el pecho.
-Imagino que eres superviviente de la última criba. Enhorabuena.
-Yo soy Zmey, Zmey Sardaur- se presentó, haciendo desaparecer el fuego que lo envolvía. y se adelantó un paso, ofreciéndole la mano a modo de saludo- Y es normal que no me conozcas... creo.
Si no le sonaba su nombre, posiblemente no se hubiese relacionado mucho con sus antiguos compañeros, o tal vez simplemente no habían hablado de él. Eso le provocó un leve pinchazo en el pecho.
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Re: Calles
26/12/14, 11:10 pm
Cuando el fuego dejo de cubrirlo dio un pequeño respingo sorprendido, lo había invocado igual que lo había hecho desaparecer sin pronunciar una palabra. Si existía ese tipo de magia era evidente que el no la conocía. Estiro la mano para saludarlo, ignorando la advertencia de Hugin de que podría hacer aparecer otra vez las llamas. No parecía que fuera atacarlo, se veía tranquilo e incluso se presentó.
-No, no me suena. Conozco a muy poca gente de cribas anteriores y a los que conozco bueno...no hablo mucho con ellos- añadió pensando en Skarog o Enredo, que era de algún modo con los que mas había tratado. Aun así, no había ahondado demasiado en conversaciones con ellos, mas centrado en su propia vida y en la de sus amigos.
-Lo soy si, aunque no diría realmente que soy un superviviente. De todos modos gracias, considero que llegué a la luna de milagro- añadió con una leve sonrisa y cierto humor negro solo entendible para el, acariciando el lomo de Hugin que parecía inquieta por la cercanía de Zmey. Seguramente el hecho de poder crear fuego de la nada, aparentemente, le intimidaba- ¿Eres de la anterior criba a la nuestra, por un casual?- pregunto dudando y osbervandolo detenidamente. No parecía mucho mayor que el, si era mas alto, mas musculado a pesar de ser delgado, y sintió un poco de envidia pues todo aquello era imposible de conseguir para el. "Que triste realidad ser un enano de por vida..." pensó mirándolo a el y luego a si mismo, esperando que su apariencia no evitara el que se le tomara en serio. Pues no es que intimidase demasiado realmente.
-No, no me suena. Conozco a muy poca gente de cribas anteriores y a los que conozco bueno...no hablo mucho con ellos- añadió pensando en Skarog o Enredo, que era de algún modo con los que mas había tratado. Aun así, no había ahondado demasiado en conversaciones con ellos, mas centrado en su propia vida y en la de sus amigos.
-Lo soy si, aunque no diría realmente que soy un superviviente. De todos modos gracias, considero que llegué a la luna de milagro- añadió con una leve sonrisa y cierto humor negro solo entendible para el, acariciando el lomo de Hugin que parecía inquieta por la cercanía de Zmey. Seguramente el hecho de poder crear fuego de la nada, aparentemente, le intimidaba- ¿Eres de la anterior criba a la nuestra, por un casual?- pregunto dudando y osbervandolo detenidamente. No parecía mucho mayor que el, si era mas alto, mas musculado a pesar de ser delgado, y sintió un poco de envidia pues todo aquello era imposible de conseguir para el. "Que triste realidad ser un enano de por vida..." pensó mirándolo a el y luego a si mismo, esperando que su apariencia no evitara el que se le tomara en serio. Pues no es que intimidase demasiado realmente.
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Re: Calles
28/12/14, 08:07 pm
El pájaro desconfiaba, se le notaba. Eran animales bastante expresivos y cualquier cosechado que hubiese puesto un pie en Maciel sabía no cabrear a las estirges, por lo que se retiró rápidamente en cuanto saludó a Evelhan.
-No estoy muy seguro... supongo que sí.
Había estado demasiado tiempo fuera de juego. Tenía una idea aproximada de cuánto tiempo había pasado, pero aún dudaba. La ciudad parecía exactamente igual que la última vez que la vio, y la primera cara nueva había sido lo que le había traído a la realidad. << ¿Me habrá echado alguien de menos?>>
Empezaba a sentirse incómodo, se había quedado sin cosas que decir y no era precisamente el mejor entablando conversaciones. Pasaba el peso del cuerpo de un pie a otro. Estuvo tentado de sacar el collar de su bolsillo y juguetear con él, pero paró a medio camino para no volver a llamar la atención de las estirges.
-Tal vez... debería irme ya. Ha sido un placer conocerte- le dedicó una media sonrisa y un suave gesto de despedida con la mano.
Buscó desde su sitio la callejuela que debía tomar, y se encaminó hacia ella, perdiéndose entre los edificios roñosos que precedían a la plaza de los colaespina.
-No estoy muy seguro... supongo que sí.
Había estado demasiado tiempo fuera de juego. Tenía una idea aproximada de cuánto tiempo había pasado, pero aún dudaba. La ciudad parecía exactamente igual que la última vez que la vio, y la primera cara nueva había sido lo que le había traído a la realidad. << ¿Me habrá echado alguien de menos?>>
Empezaba a sentirse incómodo, se había quedado sin cosas que decir y no era precisamente el mejor entablando conversaciones. Pasaba el peso del cuerpo de un pie a otro. Estuvo tentado de sacar el collar de su bolsillo y juguetear con él, pero paró a medio camino para no volver a llamar la atención de las estirges.
-Tal vez... debería irme ya. Ha sido un placer conocerte- le dedicó una media sonrisa y un suave gesto de despedida con la mano.
Buscó desde su sitio la callejuela que debía tomar, y se encaminó hacia ella, perdiéndose entre los edificios roñosos que precedían a la plaza de los colaespina.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Calles
08/01/15, 12:15 am
La respuesta de Zmey le descoloco un poco, pero no le dio mayor importancia que ese pensamiento vago de confusión. La conversación no duro mucho mas no es como si conocieran demasiado como para poder tener una larga conversación significativa. Ademas su estirges le habían interrumpido en quehaceres, fueses cuales fuesen.
-Igualmente, espero nos veamos en alguna otra ocasión- añadió despidiendo con una sonrisa, dejándolo seguir con su camino, mientras Hugin lo veía irse desde su hombro, sin apartar sus ojos negros de este hasta que se perdió de vista. "Eres demasiado confiado. Si eres así, morirás pronto" se quejó Hugin con un graznido, a pesar de que la emoción transmitida no era muy triste precisamente.
-No me seas pájaro de mal agüero. Para empezar la culpa de que me lo encontrara es vuestra, por intentar robarle. No volváis a hacerlo-advirtió Dhelian mirando a las estirges que volaban sobre sus cabezas. Estaba dispuesto a seguir con su recorrido por la ciudad, cuando una de las estirges que vigilaban le aviso de la llegada de una onyces antes de que llegaran junto a Dhelian con un mensaje de Alice-Cambio de planes, vamos a la Sede -añadió avisando a la onyce de que irían, para ponerse en marcha mientras Munin que volaba sobre su cabeza vigilando a las estirges que iban y venían, mando a un par de ellas por su ropa dándoles una descripción precisa de lo que quería. Las estirge nunca ponían quejas a las visitas a sus amigos, mas que algún que otro graznido de protesta ocasional. Algo bueno, cuando únicamente era el la que las entendía todo el tiempo.
Sigue en Sede de los Taumaturgos
-Igualmente, espero nos veamos en alguna otra ocasión- añadió despidiendo con una sonrisa, dejándolo seguir con su camino, mientras Hugin lo veía irse desde su hombro, sin apartar sus ojos negros de este hasta que se perdió de vista. "Eres demasiado confiado. Si eres así, morirás pronto" se quejó Hugin con un graznido, a pesar de que la emoción transmitida no era muy triste precisamente.
-No me seas pájaro de mal agüero. Para empezar la culpa de que me lo encontrara es vuestra, por intentar robarle. No volváis a hacerlo-advirtió Dhelian mirando a las estirges que volaban sobre sus cabezas. Estaba dispuesto a seguir con su recorrido por la ciudad, cuando una de las estirges que vigilaban le aviso de la llegada de una onyces antes de que llegaran junto a Dhelian con un mensaje de Alice-Cambio de planes, vamos a la Sede -añadió avisando a la onyce de que irían, para ponerse en marcha mientras Munin que volaba sobre su cabeza vigilando a las estirges que iban y venían, mando a un par de ellas por su ropa dándoles una descripción precisa de lo que quería. Las estirge nunca ponían quejas a las visitas a sus amigos, mas que algún que otro graznido de protesta ocasional. Algo bueno, cuando únicamente era el la que las entendía todo el tiempo.
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Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Calles
10/02/15, 08:31 am
La noche abrazaba Rocavarancolia y volvía aún más siniestros los recovecos de las peores zonas de la ciudad. Saria Omen había recibido su primer encargo de Nana Fina y se encontraba de pie en un callejón sin salida, en silencio, observando con su vista mejorada el cuerpo yaciente de una asreniana. La desaparición de la Luna en el firmamento dejaba como únicas fuentes de luz natural a los murciélagos flamígeros y la capa negra que la cubría de arriba abajo llevaba tejido en magia el hechizo de ofuscación. La mala sombra no pestañeaba, sus ojos se habían clavado con fuerza en el pecho de la asreniana, que aún subía y bajaba, y apenas se distraían con los catastróficos porcentajes que la bañaban.
Se agachó lentamente para mirar a la cara a su víctima y aspiró profundamente.
—Se te acabó la suerte —rezó en un susurro. <<Y mi mirada no ha tenido la culpa>>.
Saria Omen sacó un cuchillo de debajo de la capa, lo agarró con ambas manos por la empuñadura y posó con suma delicadeza la punta de este sobre el pecho de la asreniana. Dirigió una última mirada a la cara de la chica, sin un ápice de pena o remordimientos, e hizo acopio de toda su fuerza para lograr que la hoja de su arma atravesara la piel y el músculo y se colara entre las costillas. La sensación le desagradó y no pudo contener una ligera mueca de asco al ver cómo la sangre brotaba o la respiración de su víctima se volvía violenta e inútil. Pero el sentimiento que predominaba era el de satisfacción.
Aquel cadáver no era nadie, una pobre chiquilla sacada de su mundo sin rastro de luna en la sangre, pero para Saria Omen suponía la certeza de que podría cumplir su objetivo. Era la primera muerte, el primer paso. La mala sombra se levantó y murmuró el ensalmo de limpieza sobre sus manos y el arma que empuñaba. La dueña de aquella esclava pronto la echaría de menos y, no mucho más tarde, recibiría el mensaje que Nana Fina le había hecho llegar de forma anónima. La ordesa no entendía que ocurría entre su jefa y aquella vieja sarnosa de la que tanto se quejaba, pero no necesitaba entenderlo tampoco.
Agitó sus orejas en busca de cualquier sonido que indicara peligro y desvió la mirada a la boca del callejón para asegurarse de que estaba sola. Acto seguido se envolvió con la capa y echó a correr. El miedo de haber sido poco sigilosa no tardaría en acecharla, pero hasta entonces, la que una vez fue Lara se sentiría eufórica.
Se agachó lentamente para mirar a la cara a su víctima y aspiró profundamente.
—Se te acabó la suerte —rezó en un susurro. <<Y mi mirada no ha tenido la culpa>>.
Saria Omen sacó un cuchillo de debajo de la capa, lo agarró con ambas manos por la empuñadura y posó con suma delicadeza la punta de este sobre el pecho de la asreniana. Dirigió una última mirada a la cara de la chica, sin un ápice de pena o remordimientos, e hizo acopio de toda su fuerza para lograr que la hoja de su arma atravesara la piel y el músculo y se colara entre las costillas. La sensación le desagradó y no pudo contener una ligera mueca de asco al ver cómo la sangre brotaba o la respiración de su víctima se volvía violenta e inútil. Pero el sentimiento que predominaba era el de satisfacción.
Aquel cadáver no era nadie, una pobre chiquilla sacada de su mundo sin rastro de luna en la sangre, pero para Saria Omen suponía la certeza de que podría cumplir su objetivo. Era la primera muerte, el primer paso. La mala sombra se levantó y murmuró el ensalmo de limpieza sobre sus manos y el arma que empuñaba. La dueña de aquella esclava pronto la echaría de menos y, no mucho más tarde, recibiría el mensaje que Nana Fina le había hecho llegar de forma anónima. La ordesa no entendía que ocurría entre su jefa y aquella vieja sarnosa de la que tanto se quejaba, pero no necesitaba entenderlo tampoco.
Agitó sus orejas en busca de cualquier sonido que indicara peligro y desvió la mirada a la boca del callejón para asegurarse de que estaba sola. Acto seguido se envolvió con la capa y echó a correr. El miedo de haber sido poco sigilosa no tardaría en acecharla, pero hasta entonces, la que una vez fue Lara se sentiría eufórica.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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