Calle de las trampas

Contemplé el intercambio entre mi amigo y el hombre desconocido. Me sorprendió ver a Shizel cometiendo fallos en un diálogo, mi amigo tenía que estar verdaderamente nervioso, eso o el hombre sabía de que pie cojeaban los idrinos.

-Si me permite la observación usted tampoco se ha presentado - dije con tranquilidad.- Pero si tiene interés en saber mi nombre le diré que me llamo Enredo.

Miré a Shiz esperando transmitirle tranquilidad con mi mirada, ni siquiera estoy seguro de que me viese y posiblemente fue inútil, pero no sabía muy bien como hacer que se sintiese mejor con aquel hombre delante.

Escucho en silencio el intercambio de palabras entre esos hombre y Shizel. Era la primera vez que veía a alguien consiguiendo hacer dudar a Shizel en una conversación al punto de corregirse. Notar esas fallas en Shizel solo dejaba bien claro hasta que punto ese tipo le incomodaba y cual peligroso podía ser.

Encima habían llegado aparentemente tarde por muy poco si es que este no mentía. De haber llegado un poco antes posiblemente habrían encontrado al niño, aunque de ser así la situación habría sido incluso peor que la que tenían en esos momentos. No daba la impresión que fuesen salir de allí sin mas. Desde luego no sin presentarse al menos a juzgar por la mirada que este les dirigió a el mismo y a Enredo.

En otra situación aquello de presentarse le habría incomodado, por suerte había tenido tiempo para por fin encontrar un nombre, tras darle muchas vueltas. No esperaba que sus amigos se esteraran de esa forma, pensaba contárselos tras aquella inspección de las casas, pero ya daba un poco igual. Esperaba que al menos no mostrasen mucha sorpresa.

- Mi nombre es Dédalo -respondió mirando atentamente al hombre con tranquilidad en su voz pero no por ello relajándose ni engalanando tanto sus palabras- No teníamos pensado mantenernos en el anonimato, tan solo no preguntó - añadió sin dejar de ver al hombre cuyo nombre no conocía. Pues ciertamente el no se había presentado aun. El comportamiento de este le confundía y le hacia estar alerta apartes iguales. Tampoco le gustaba que Shizel estuviera tan fuera de lugar lidiando con el, como si este tuviera alguna desventaja o punto débil suyo en sus manos.

Las miradas de sus amigos no hicieron más que recordarle que confiaban en él. Shizel recordó cómo había reaccionado Enredo a dama Azahar y de haber podido habría sentido sudor frío.

>> "Nos vamos de aquí. Enseguida", dictaminó por el canal telepático mientras sus amigos se presentaban al recién llegado. Parpadeó apenas como reacción a la respuesta de DL, conteniéndose justo a tiempo para no fruncir el ceño en extrañeza. Tanto si se trataba de un nombre falso como si no, no le convenía mostrar desconcierto.

—Ah, mis disculpas —Lapis cogió el ala de su sombrero con una mano e hizo una breve floritura con él—. Me llaman Lapis Lázuli. Si todo sale bien pronto tendréis más noticias mías.
—¿Creía que prefería discreción? —objetó Shizel. Los ojos del humano, de un desconcertante color oro viejo, volvieron de nuevo a él.
—Me limito a trabajar entre bambalinas mientras aún es necesario. ¿Imagino que para ti no es nada nuevo, Desidia?
Shizel comprendió entonces por qué a veces la gente le comentaba lo frustrante que resultaba tratar con un idrino. Observación inquietante, educación que facilitaba dar rodeos. Ver esos rasgos en alguien que no debería tenerlos de forma natural le ponía nervioso.
—Respeto ese deseo. Nos marcharemos.
—Ah —los ojos de Lázuli destellaron de forma calculadora—. ¿Presumo que tus compañeros comparten esa misma decisión? Al fin y al cabo ya he terminado mi trabajo aquí. A veces una ojeada tras la cortina es buena para el público.

>>"No", Shizel hizo eco en el canal telepático de sus pensamientos, de forma tajante. Sin embargo no podía insistir en su negativa sin despertar sospechas.

La voz de Shiz hizo eco en mi mente, estuve completamente de acuerdo con mi amigo, ese hombre no parecía precisamente de los que me agradaran para tomar una copa. El nombre de DL me pilló un poco por sorpresa pero traté de suprimirla rápidamente, más tarde le preguntaría.

-Me encantaría señor - dije con respeto.- Pero yo mismo tengo un trabajo que desempeñar, y si nos disculpa nos gustaría marcharnos.

Llegamos a aquel punto de inflexión, si nos dejaba marchar no pasaría nada, si no lo hacía... Quién sabe lo que pasaría.

Estaba totalmente de acuerdo con Shizel en que quedarse mas tiempo allí no era buena idea, pero Lapis Lázuli no parecía estar del todo de acuerdo a juzgar por la invitación de ver lo que sea que estuviera haciendo. Al cambiante le interesaba saber lo que le había ocurrido a los niños pero no por ello iba a arriesgarse a meterse mas en asuntos peligroso.

-Terminamos lo que vinimos hacer y aunque agradezco su oferta, mi propio trabajo no se va a realizar solo, así que con su permiso dejaremos de molestarle -respondió Dédalo al ofrecimiento del humano, con sus ojos puestos en el pero indicando hacia la puerta a su espalda. Y tras decir eso, se dirigió hacia esta sin apartar sus ojos de este y con cada musculo de su cuerpo preparado para reaccionar instintivamente a cualquier intento de frenarlo o atacarle.

Ese tipo era peligroso y el que tenía tratos con el era Desidia, por lo que mejor era no poner en mas peligros a su amigo. Y a poder ser salir de una condenada vez de ese espeluznante sitio.

Lapis no pareció contrariado. Shizel deseó arrancarle otra reacción que aquella perenne sonrisa de suficiencia.
—Ah, muy bien —concedió—. Desearía deciros que ya sabéis dónde encontrarme si me necesitáis, pero como os he dicho es hora de cambiar de escenario. No obstante, volveréis a saber de mí muy pronto.

Hizo un remedo de reverencia, y desapareció por la misma puerta por la que había llegado. Tras él solo quedaron los ecos de las nanas que aún sonaban por encima de las cunas vacías.

Shizel tenía apretados los puños al verse marcharse. Quería saber qué había sucedido, pero no lo bastante fuerte como para desear averiguarlo con sus amigos delante.

No dejó que pasara mucho tiempo antes de reconducir la situación.
—Lamento el encontronazo —dijo con voz neutra. Había sido una pésima idea ir acompañado—. Marchémonos.

Observé al hombre marcharse con mi cuerpo aún en tensión, tensión que no desapareció hasta después de unos minutos.

-Ese tipo me da escalofríos - comenté.- Creo que deberías tener cuidado con él a partir de ahora Shiz, extrema las precauciones aunque sólo sea por si acaso - le dije con preocupación en mi voz.

En cuanto me tranquilicé sugerí salir de la casa y miré a DL componiendo una sonrisa.

-¿Con que Dédalo eh? - mi sonrisa se ensanchó.- ¿Alguien ha estado leyendo mitología humana?

No hubo nada que lamentar ya que Lapis se fue sin añadir mucho mas. A DL aun le fastidiaba un poco el haber dejado las cosas de aquella forma, seguía preguntándose que había ocurrido con los niños, pero no es como si pudieran hacer gran cosa. Ni siquiera Shizel era capaz de lidiar en una platica con aquel tipo.

-No lo lamentes, no esta de mas saber con que tipo de gente trabajas, es mas seguro a que te lo guardes todo, como si el trabajar con gente así, te hiciera a ti de la misma manera -respondió el cambiante como simple observación, saliendo del cuarto y de la casa. Sabía que no podía hablar sobre sus clientes y de lo que hacia con ellos por cuestiones de privacidad, pero si ya había ocurrido no hacía nada en lo que lamentarse. A DL aun le preocupaba, no olvidaba aquel ataque que Shizel había sufrido.

-Creo que deberemos tener cuidados todos. -añadió tras escuchar el comentario de Enredo- Aunque no sepamos los detalles, sabemos de el y de que algo hace. Eso para mucha gente puede ser mas que suficiente

Finalmente salieron de la casa y Enredo fue el primero en preguntar sobre su nombre.

-¿Existe alguien con ese nombre en la tierra? -pregunto mirándolo con sorpresa pues aunque había estado leyendo sobre los humanos en general para el viaje a la tierra, no había ahondando en mitología-Y yo que pensaba que me lo estaba inventando, es mas indigno de donde lo saque yo- respondió con una sonrisa divertida, dejando atrás aquella inquietante casa que había sido el nido de algún tipo de experimentación.

Sigue en Torre Serpentaria

Por suerte aquel lugar ya no representaba un peligro para ellos y podían buscar la entrada a los Bajos Fondos sin riesgo de caer en alguna de las incontables trampas que daban nombre a aquella calle mortífera. La idrina tenía desplegada su niebla tanto para buscar dicha entrada con más facilidad como para que no les pillase desprevenidos ninguna losa con algún circuito rúnico oculto o cualquier otra cosa que pudiese encontrarse en funcionamiento todavía por allí sin que tuvieran conocimiento de ello.

Irianna les había contado todo lo necesario a Jace y Kimbra, incluido el hecho de que contaban con un seguro extra en forma del comunicador con el que podrían avisar a los mercenarios de la Brecha de ser necesario, así como el amuleto de traslocación. No esperaba necesitarlo porque no pretendía que llamasen tanto la atención como para eso, pero lo cierto era que no estaba nada segura de hasta qué punto era peligrosa aquella investigación y no iba a dejar ninguna eventualidad sin contemplar.

—Gracias por acompañarme: la verdad es que no quería bajar ahí sola. Al menos no hasta saber a qué atenerme —les dijo a sus amigos mientras seguía pendiente de lo que captaba en la niebla—. Espero no tardar en dar con la entrada, deberíamos estar cerca…—Tras una pausa, decidió iniciar un poco de conversación ligera, pues no estaba segura acerca de ellos, pero la nebulomante se encontraba un tanto nerviosa aunque lo estuviese ocultando bastante bien—. ¿Qué tal os ha ido últimamente?

Irianna le había pedido el favor de acompañarla a los Bajos Fondos por una investigación sobre algo con alguienes por algo que eh- Qué coño se ib a acordar él, había dicho que sí sin dudar, todo fuera por ayudar y echar el rato. Necesitaba despejarse y salir de la rutina. Lo cierto es que le había hecho muchísima ilusión que Irianna acudiese a él junto con Kimbra, su compi de horrores, y queriendo ser el tío guay de la hostia que era no defraudaría a su amiga. Incluso si no tenía muy claro eso de las desapariciones y no se qué pistas. Se sentía como un cachorro sacado a pasear.

El dullahan le pidió a su montura que se quedase al margen del asunto, no solo porque temiese que el pájaro resultase perjudicado por las trampas que colmaban esa calle o que no cupiera por los pasadizos y callejuelas que daban a su destino, también porque era un bicho muy cantoso y en una película de investigación y suspense no pegaba un buitre gigante. Antes de las posibles yoyas o rebanar cabezas de tipos malos había que ser todo elegancia y sigilo.

Lo primero no lo tenía y lo segundo le venía por obligación solo porque no podía dar voces, que sino-.

“Nada nada, ni te ralles. No puede ser peor que los subterráneos. Digo yo. Y ahí tengo experiencia, je” bajaba mucho para cortar cabezas, sí, pero ese detalle mejor omitirlo.

No respondió en seguida a la pregunta de la nebulomante pues había algo negativo que le rondaba la cabeza (la misma que tenía escondida en una bolsa sin fondo atada al pantalón) que aún no quería decir: había cortado con Dama Isis. Quizás lo soltase un poquito más adelante, cuando estuviera más metidos en la conversación… ¿Quizás? ¿No? No es que le hubiera devastado la separación, había sido mutuo acuerdo por demasiadas diferencias y necesidades distintas, pero era tan reciente que dejaba mal sabor de humo. Le dio una patada a un casquete mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta aviadora.

“Bueh, ¡de puta madre la verdad!”
“Todo lo de puta madre que estás cuando acabas de cortar con tu novia a la que le importa más pasar semanas en su mundo con su alumna de los cojones que contigo” pensó para sí, y solo para sí. Su cuello expulsó una voluta de humo, fruto de una carcajada irónica.
“No me quejo” elaboraría un poco más, público. “Tío, ¿os he contado que tengo compi de vuelo? Y no digo cuando Pollo trinca al pringao’ de Sekk y lo revoloteamos a chopecientos metros, digo, ¡una chavala nueva! Es valkyria, ¡tiene un caballo alado y hemos quedado en que le voy a enseñar a montar! La mu’ tonta no había volado nunca” se rió “porque no tenía silla. Mimimi ¡Tío que pollas, a pelo! ¡Que yo me monté en Pollo nada más verlo y estuvo guapísimo! Me iba a esperar yo a montarme en mi bicho que vuela.”

Casi muere por no tener donde agarrarse y a picotazo limpio justamente por tirarle de las plumas pero sí, estuvo guapísimo.

“Pero muy legal la pava. Me la llevé hasta arriba del todo, donde hace frío, y estuvimos haciendo el cabra mientras nos seguía su pegado. Guapísimo. Es lesbiana. ¿Vosotras sois lesbianas?”

Aquello último les llegaría en un tono mucho más bajito, inocente casi. Los gajes de hablar pensando es que el filtro y el autocontrol se iban a la misma mierda, más aún en confianza. Y tampoco es que él pensase demasiado de serie.

Kimbra observó su alrededor con el ceño levemente fruncido y los iris rojos mientras miraba a su alrededor en busca de las trampas que daban nombre a la calle, pero sus ojos no tardaron en volver a su color natural cuando su primer barrido no dio señales de peligro. La niebla de Irianna sería prevención suficiente a partir de aquí.

-No tienes que agradecer -contestó mientras seguía mirando a su alrededor, esta vez en busca de la entrada-. Pedir que te acompañemos a un sitio como este es sabio y prudente. Al menos, si se hace caso de las habladurías sobre ese lugar.

La engendro había oído hablar más de una vez de los Bajos Fondos y sonaba un lugar sombrío y peligroso. No es que aquello no se aplicara a gran parte de Rocavarancolia, pero muchos de esos rumores lo catalogaban como el peor sitio, lo que ya de por sí decía lo suficiente.

Frunciendo de nuevo el ceño, Kimbra pasó la mirada por lo que ella llamaba para sí los lugares vacíos a su costado y al de Jace, donde deberían haber estado Ámarok y Pollo. Al igual que su amigo, había considerado que llevar a su bestia no habría sido conveniente, no si se quería pasar principalmente desapercibido o llamar el mínimo de atención, pero aún así a la Hija de Lunas le habría gustado llevar, sino a Ámarok, a algunas de sus bestias. Les dedicaba tanto tiempo que empezaba a considerarlas una extensión de sí misma.

-Mucho entrenamiento, mucha doma. Estoy disfrutando del Corral -contestó a la pregunta de su amiga, sin dejar de buscar la entrada con la mirada, pero las siguientes palabras de Jace le hicieron girar la cabeza hacia él-. ¿Silla? -preguntó con confusión, compartiendo la incredulidad del dullahan. ¿Por qué alguien querría esperar en montarse en su bestia voladora?

A pesar de su confusión, la krabelinense escuchó con atención las palabras del humano, planteándose la posibilidad de si podría presentarle a esta nueva amiga y si la valkyria vería demasiado intrusivas algunas preguntas sobre su caballo alado.

-No, soy krabelinense, Jace. Pensé que lo sabías -contestó a su última pregunta un poco preocupada porque el dullahan hubiera empezado a tener pérdidas de memoria, quizás relacionadas con la proximidad o la falta de ella a su cabeza, pensando que quizás se trataba de algún gentilicio desconocido para ella de alguno de los mundos vinculados más recientes.

"Quizás es como se denominan en alguna región de Mjörne. ¿O a lo mejor los lesbianos son los originarios de Zemlya?" pensó para sí, calibrando las posibilidades.

Siguió la trayectoria de la piedra que había pateado el dullahan con cierta tensión, aunque fuese improbable que cayese en ningún sitio peligroso a juzgar por lo que percibía en el banco de niebla. Nunca sabía si podía haber trampas que estuviesen hechas de tal forma que fuesen invisibles a su dominio. Si los fantasmas lo eran estaba segura de que no serían lo único.
—No es un buen lugar en el que hacer eso —le recordó a Jace cuando la pequeña roca todavía resonaba contra los adoquines—. Aunque por suerte no parece haber nada raro por aquí. Tampoco la entrada a los Bajos Fondos, eso sí.

La respuesta de Kimbra le hizo sonreír: le gustaba lo directa que era su amiga, siempre concluyendo lo más pragmático de cada situación, lo cual hacía que inevitablemente tuviese razón. Aun así, la idrina sí consideraba que tenía que agradecérselo, pero ya imaginaba que para la hija de lunas era una formalidad prescindible y se limitó a asentir. Le había enseñado muchas cosas que consideraba importantes, pero no pretendía inculcarle todas las normas sociales que la krabelinense no compartiese.

De ella tampoco le sorprendió la respuesta a su pregunta: simple y al grano, pero cierta. A Kimbra le gustaba su trabajo y lo podía notar incluso en sus gestos mucho más sutiles que los de Jace. En el dullahan notó algo, pero no sabía qué. ¿Sarcasmo? No es que pudiese indagar mucho más y ni siquiera estaba segura porque también era más difícil leerle que a otros a pesar de la comparación: a fin de cuentas el rostro siempre daba mucha información y su transformación implicaba dejar de tenerlo sobre los hombros.

Le causó cierta gracia como ambos parecían “indignados” ante la idea de que alguien no quisiese montar un animal sin silla, aunque estaba bastante segura de que por lógicas muy diferentes. La nebulomante no tenía nada que aportar a ese comentario, por lo que solo dejó escapar una pequeña risa.
—Ah, ¿has conocido a Amira? —le diría al darse cuenta de que si hablaba de una valkyria probablemente se tratase de ella. No había más en la torre Serpentaria y no le sonaba ninguna anterior—. Es una de mis clientes, de hecho —. Su pregunta a continuación, tan directa, le cogió un poco por sorpresa y miró hacia Jace con algo de extrañeza. El tiempo suficiente para que Kimbra se le adelantase respondiendo. Ante eso ya no pudo contener una risotada más sonora: la hija de lunas no conocía el significado de la palabra—. “Lesbiana” significa que te atraen las chicas siendo tú una —le explicó entre risas—. Y bueno, pues no… No lo soy. Soy bisexual —respondería sin más por su parte—. Es una chica muy guapa, pero si intentas hacer de celestina creo que es demasiado pronto: apenas la conozco. A ti no te voy a preguntar si eres lesbiana porque ya sé la respuesta —bromeó.

Inesperadamente aquella tontería le estaba divirtiendo mucho: antes de deshacerse de su problema no habría sido capaz de responder a una pregunta como aquella, que en realidad no tenía absolutamente nada de malo ni era un tema que tuviera que evitar. Le alegraba sentirse mucho más libre hablando con sus amigos sobre esos temas sin que le diesen taquicardias porque solo pudiese acordarse de cierto infraser. Si se acordaba de él era para volver a oír cómo había resonado en la noche idrina el bofetón que le había propinado.

Poco después, les indicaría que había dado por fin con la entrada al lugar. Eso sí que le podía poner todavía nerviosa: esperaba que su primera experiencia en los Bajos Fondos fuese tranquila, pero la reputación del lugar lo precedía.

"Hostia puta perdón" se apresuró en decir. No había pensado en lo catastróficas que podían ser sus acciones en una calle como esa. Menos mal que no paso nada. "¡ESA! ¡Amira! Ah coño. ¿Es tu clienta? ¿Para esto mismo que estamos haciendo? Fua no veas. Voy a quedar de puta madre."

Se suponía que ese pensamiento iba a ser privado. La respuesta de Kimbra le dejó con el culo torcido y una carcajada hecha humo, y eso que ya debería de conocerla para esperarse algo del palo.

"No joder, lo que dice Irianna, lesbiana es que te molan las tías. ¡Hostia eh! Pues-" pillado. Pillado y además por partida doble, en intenciones y en coña. La nube de Jace se volvió un remolino fastidiado, aunque reía a pesar de eso. "¡Pues que sepas que no! No iba a decir que soy lesbiano" mentira. "Yo también soy bi de esos. Bifrutas biodegradable y bisensual."

No era algo que Jace expresara abiertamente, y si lo hacía siempre era aclarando gustar más de chicas que de chicos o que él no se dejaba dar por culo, pero igual que un crío por llevar la contraria lo que fuera. La lógica inversa era muy efectiva con él. Se marcó una pose bien machota flexionando brazo cuyo músculo sería imposible de ver por el grosor de la manga, y frenó tras la idrina cuando llegaron a la entrada de los Bajos Fondos. Jace dio un par de saltitos en el sitio, calentando para lo que pudiera pasar ahí abajo. Esperaba que hubiera camorra, aunque mejor si no lo decía.

La respuesta de sus amigos dejó a la engendro menos confusa y a la vez más confusa que al principio.

-¿Atracción en qué sentido? -preguntó inclinando un poco la cabeza-. ¿Es una atracción física, como un tipo de hechizo? ¿O es una especie de metáfora? ¿Atracción como que te resulte agradable estar cerca de esas personas dependiendo de si son chicas o no en referencia a si tú lo eres? ¿Y qué tiene que ver eso con que alguien te mole? -siguió preguntando, usando las mismas palabras usadas por Jace cuyo significado sí conocía gracias a este-. ¿Bisexual es lo contrario que lesbiana?

Por un momento, Kimbra pensó que lo había entendido de alguna manera cuando el dullahan asoció la palabra bisensual, que entendió que era otra forma de decir bisexual, con la capacidad de la mayoría de seres vivos de descomponerse, pero rápidamente lo descartó como uno de esos comentarios que hacía Jace que, aunque la mayoría del tiempo no entendía, solían parecerle bastante graciosos cuando tenía la suerte de entender las referencias.

-Os pediría que me lo explicarais más tarde, si es algo muy complejo -pidió cuando llegaron a la entrada de los Bajos Fondos-. No me gustaría que mi curiosidad nos volviera a todos distraídos e imprudentes.

Tratar con Jace siempre era refrescante: el dullahan tenía poco filtro para sus estándares y, además, de vez en cuando se le escapaba algún pensamiento.
—Son un grupo bastante grande, así que no me extraña que no recuerdes los detalles —le aseguró. Para volver a reír a continuación con la interpretación que había hecho de su broma—. Perdona, ¿lesbiano? ¿Es eso algo que decís los humanos? —el término sonaba tan ridículo que apenas prestó atención a las palabrejas claramente inventadas que añadió después. Aunque esperaba que esa también lo fuera—. Intentaría seguirte el rollo con algún otro juego de palabras, pero creo que no puedo superarte ya. Lo podemos dejar en un choque biográfico —añadió a pesar de lo que acababa de decir, extendiendo y alzando una mano hacia su amigo.

Responder a Kimbra, no obstante, no era tan sencillo. Irónicamente, pues al contrario que con algunos comentarios de Jace, entendía por completo tanto todas las preguntas formuladas como el porqué de su confusión
—No, no… Hablamos de atracción sexual —Empezó por dejarle claro lo más básico del asunto—. Y… no, no es lo contrario. Son distintas orientaciones. Orientaciones sexuales, se llaman así. Uhm… ¿No conocéis ninguno de esos términos en Krabelin, entonces?

La verdad era que aquella era una de las cosas sobre las que nunca había hablado con la demonio rakshasa. Ella no había preguntado y la Irianna de hacía un tiempo hubiera sido demasiado vergonzosa al respecto como para sacar el tema de ninguna forma o intentar explicarlo correctamente. Eso había cambiado, pero no el hecho de que era un tema bastante complejo si de verdad la hija de lunas no comprendía nada en absoluto como parecía ser el caso. No le sorprendía particularmente porque conocía bien a Kimbra, tan solo no sabía si era algo propio de ella o su especie no solía manejar aquellos términos. Eso tampoco le hubiese extrañado teniendo en cuenta cómo funcionaba su reproducción.

Dejó escapar una risa contenida en un suspiro ante su conclusión.
—Pues en realidad quizás es mejor: no es un tema sencillo, no. Pero cuando quieras te explico lo que quieras, prometido.

A continuación centró toda su atención en la abertura en el suelo que tenían delante, invocando rápidamente un hechizo lumínico que les permitiese ver en aquella negrura. Unas toscas escaleras de piedra descendían más allá de donde podía ver, aunque si presentaban atención podían oír algún sonido proveniente de allí debajo de vez en cuando: algunos aparentemente menos preocupantes que otros. Cogió aire y volvió a suspirar, esta vez más sonoramente y como forma de infundirse valor a sí misma.
>>Vamos allá.
Empezaría a descender, asegurándose de mantener la iluminación al alcance de todos.

Sigue en los Bajos Fondos.