Calle de las trampas

Asintió meditabundo ante la respuesta de sus amigos. No sabía qué iba a encontrarse dentro, de modo que aún desconocía cómo se sentía respecto a su decisión de acompañarle.

Emuló las protecciones de Enredo, usando la magia obtenida de presenciar cómo el brujo se las aplicaba para convocar unas semejantes sobre DL. El idrino ahora tenía un aire ausente, con la mente ya puesta a unas cuantas cuadras de distancia, y la distancia impuesta por la apariencia diferente del cambiante ahora tuvo contrapartida por parte del idrino.

—¿Te envenaron? —alzó las cejas—. Espera, ¿estuvisteis en esta casa durante la cosecha?

Cuando estuvo listo pasó lentamente por el umbral de la puerta, y aun dentro patrulló toda la zona del recibidor para comprobar que el cordel de alarma simplemente no estuviese situado más adentro para despistar a los intrusos. No notó ninguna oposición en su escudo.

—Todo despejado —anunció. La siguiente frase salió en un tono más expresivo, dado que acababa de abrir la puerta que daba al salón—. ¡Vaya!

Era como si acabase de ver sustituidos sus ojos por sendas esmeraldas. Todo era tan verde que resultaba mareante, y Shizel se sintió sumergido en un ambiente diferente, como si hasta el aire fuese distinto. Tal vez se debiera a que el filtro estuviera funcionando, y eso no le gustó. Miró a su alrededor con desconfianza, como si así fuese a detectar algo previamente invisible en el aire.

Era evidente para el que Shizel mantenía las distancias y era comprensible por lo que no dijo nada al respecto, tendría tiempo luego para explicarle aquel cambio. Las palabras de Enredo sobre que fue envenenado le devolvieron a aquel momento y miro a este con sorpresa, pues era la primera vez que escuchaba eso, que el recordara.

-Recuerdo que fuiste rescatado de una de las casas carnívoras, pero no era algo como esto ¿o fuiste envenenado por alguien? -preguntó recordando lo que había ocurrido con Enredo en su cosecha y que había oído de sus propios compañeros de torreón en una de las tantas visitas que se hicieron. Que alguien pudiese tener interés en envenenar al brujo no era precisamente algo agradable de escuchar.

Vio como se echaban las protecciones tanto a ellos como a el mismo, pues su magia no daba para tanto. Se lanzo un hechizo de levitación adentrándose a la casa tras que Shizel les diera el visto bueno. Gracias al filtro no sentía diferencia alguna en el aire, pero igualmente le ponía la piel de gallina. El aire parecía limpio pero pesado y esa sensación se volvió peor al asomarse al salón. Tanto verde era un dolor, si hasta podría el confundirse con la casa en esos momentos.

-Este sitio es enfermizo, da la impresión de que la casa entera supurara veneno, paredes incluidas - murmuro con malestar, mirando alrededor sin tocar nada- El filtro desde luego esta funcionando, es agobiante -añadió mirando fijamente el lugar. La casa no era como las carnívoras, no estaba viva en si misma solo era una trampa gigante.

-Prueba a coger muestras de las paredes, porque del aire va a ser difícil -comentó DL acercándose a una segunda puerta que abrió con un sencillo hechizo, sin querer tocarla. No se fiaba un pelo de nada de lo que hubiese allí dentro. Tras la puerta, había una pequeña cocina de un color verde, aunque mas apagado y amarillento. No se adentró en la cocina sino que volvió con otros dos- Tiene varias habitaciones, tal vez deberíamos ver en varias, mejor verlo todo de una vez y no tener que volver a hacerlo por partes - añadió pues aunque no le hacia mucha gracia, ni le tranquilizaba estar mucho tiempo allí mejor era verlo todo para no tener que volver adentrarse en el futuro- No es probable...pero tal vez hayas diferentes tipos de veneno aquí dentro, podríamos tomar muestras de varios lugares. Si son el mismo, tienes mas con que trabajar- añadió mirando a Enredo a ver que opinaba sobre aquello y luego a Shizel. Este no había sentido magia alguna en su escudo y si alguna se activaba por casualidad se daría cuenta de inmediato.

-No, no entramos aquí - contesté a Shiz.- Ni me lo recuerdes, aún hay veces en las que tengo ganas de ir y volarla en pedazos. Si pudiera volvería atrás en el tiempo para darme una bofetada por caer en una trampa tan obvia - me reí.- Pero agua pasada no mueve molino, no tiene sentido preocuparse por lo que fue - me encogí de hombros.- Y no, la que me envenenó fue Urticaria, según ella para probarme -volví a encogerme de hombros.- Desde entonces llevo unos cuantos antídotos encima por si acaso.

Terminé de ponerme las protecciones y le cedí a Shiz el primer puesto para que comprobase si había hechizos dañinos. En cuanto entré comprobé el por qué de las reacciones de mis compañeros, el exterior era verde, pero que todo en el interior también lo fuera me mareó por unos instantes. No, no estoy hablando de que las paredes fuesen verdes o tuviera algún detalle de color verde, es que absolutamente todo era verde, incluido el sillón que se veía el salón, si en aquel lugar hubiese habido luz eléctrica me habría apostado a que también era de aquel color verde que me estaba empezando a dar náuseas. Por si fuera poco el filtro de aire reaccionó casi de forma inmediata lo que confirmó mis sospechas.

-Me gusta el color verde, pero esto es excesivo - comenté sobreponiéndome al mareo.- El color verde representa la vida, la esperanza, pero esto... esto es enfermizo - dije casi con asco.

-Lo que está claro es que en el aire hay veneno, si no la barrera no habría reaccionado de esa manera. Respecto a lo de poder coger muestras del aire se puede - dije de pasada.- Pero a no ser que toda la casa exude este veneno debería haber un foco donde se origina, de ahí me sería más fácil conseguir una muestra para estudiarla. Probemos a buscar en las habitaciones o en el sótano si tiene.

Una vez sus ojos se acostumbraron a la penumbra verdosa, lo cierto era que Shizel podía apreciar cierta belleza en ella. El ojo se acostumbraba a las gamas, y el que solo existieran de un único color evitaba disonancias.

—Ahora podrías —comentó con aire ausente. Y era cierto. Eran transformados, tenían los recursos y la inmunidad. Nadie menos poderoso que ellos, incluso de importarle, se quejaría.
¿Lo haría él? En sus días de cosechado el deseo de revancha era lo que le había impulsado a explorar, a hacerse más fuerte, a llegar a la Luna. Pero ahora había perdido aquella inercia, el deseo de darle un puñetazo a Miseria ahora le resultaba al recordarlo infantil y estúpido. No sentía tampoco deseos de vengarse, por tanto, de cualquiera de las otras trampas que Rocavarancolia le había tendido. La ciudad era mortal, y simplemente era así.

Alzó las cejas ante el resto del relato. Aquello no hacía más que probar su postura: cualquier persona debía adquirir como mínimo un poso de letalidad para sobrevivir allí. No era lógico sorprenderse al encontrarlo en los demás.

—Espera —le pidió a DL cuando sugirió explorar varias habitaciones. Era un buen apunte, pero no se sentía tranquilo sin más información. A continuación se dirigió a Enredo—. ¿Sabes a ciencia cierta si algo más aparte del aire está envenenado? —inquirió—. Y qué otra clase de protecciones tiene. No soy un detector eficaz para estas cosas —solo cuando era demasiado tarde.
Shizel quería curiosear ya que estaba allí, pero no se fiaba un pelo de aquella zona de Rocavarancolia. Y nadie le aseguraba que un hechizo de rastreo no hiciese otra cosa que detonar algún mecanismo potencialmente letal.

Pensó en lo que había dicho Enredo, y se preguntó cómo le habrían rescatado. Una vez hubieran solventado esos detalles y se hallasen explorando en una zona distinta daría voz a esa pregunta.

Me reí por el comentario de Shiz, lo había considerado un par de veces, pero lo cierto es que era estúpido y un comportamiento del todo infantil. Había salido vivo de allí y la experiencia me había enseñado a no meterme en casas sin la debida protección. Visto en retrospectiva había aprendido una valiosa lección.

-Pues no lo sé, pero podría comprobarlo con un hechizo. Respecto a qué otras protecciones puede tener estoy casi seguro de que sólo es venenosa, no debería explotar ni nada por el estilo - le contesté.- Quiero decir, la casa es letal sólo por entrar por lo que se cuenta, y por lo que me han comentado la mayoría han salido vivos para morir al rato.

-Pero no os preocupéis, si pasa lo peor tengo cosas que nos salvarán en caso extremo - comenté.- Pero no deberíamos llegar a ello, las protecciones que llevamos son buenas, y siempre y cuando no toquemos nada todo irá bien. Ahora sí, si algo os perfora la piel decídmelo de inmediato.

Shizel sintió un escalofrío recorriéndole la columna. "Tranquilizador", pensó, sin tener claro si lo hacía en broma o de veras, cuando Enredo les habló de medidas contra casos extremos.

Acordaron dispersarse para buscar focos, o en su defecto la carencia de éstos. Shizel optó por acceder al sótano de la casa, tratándose de la estancia más fría. Sin embargo estaba intranquilo, y constantemente utilizaba niebla mágica para comprobar si sus compañeros estaban a punto de acceder a una nueva habitación. Le ponía nervioso no estar ahí para testear con su escudo la posible presencia de maldiciones en los umbrales, y por tanto no aguantó mucho abajo. Al poco rato subía las escaleras, primero en busca de DL. Enredo disponía de antídotos y de más magia, se dijo; si algo le ocurría al cambiante era prioritario que estuviera en compañía.

Una vez estuvieran los tres juntos de nuevo, tras las preguntas de rigor sobre sus hallazgos, Shizel le preguntaría al brujo:
—¿Cómo te rescataron de la casa? Erais cosechados.

Apenas consiguió dar un paso fuera del salón cuando Shizel le paró y escucho atentamente las indicaciones de Enredo. Era bueno saber, dentro de todo lo malo, que la casa no explotaría.

-Sin saber de que esta compuesto el veneno de este lugar, cualquier antídoto que tengas solo surtirá un efecto temporal hasta que obtengas el indicado -comento DL. No es como si quisiera ser negativo o quitarle a Enredo la seguridad de que pudiera curarlos, simplemente era objetivo. Por mal que sonara. Aun así no tenía pensado herirse de ninguna forma- Al menos nos daría un tiempo extra -aseguro alejándose finalmente de sus amigos cuando decidieron inspeccionar la casa.

Subió hasta la segunda planta, o de forma mas concreta, hasta el ático de la casa. Este era bastante amplio, de techo no muy alto y estaba prácticamente a oscuras. La única ventana se encontraba tapiada desde dentro. Algo un poco curioso en realidad. ¿Quien se tomaría la molestia de tapar la ventana del ático de una casa trampa? << No me fije si las de abajo estaban tapadas también o no >> pensó intrigado.

No realizo hechizo alguno para iluminar la estancia, aquel lugar parecía mas viciado que el salón y no le despertaba confianza alguna. Parecía como si esperase una simple mecha para implosionar y no pensaba arriesgarse. No con su amigos en las plantas de abajo. Ademas, no es como si necesitara magia, pudiendo cambiar su propia visión para ver en la oscuridad. No había gran cosa en el ático, sino fuera porque era una casa venenosa, le parecería incluso normal su contenido.

La llegada de Shizel le distrajo de su inspección de la casa. Pero no se olvido de esto cuando fin se reunieron los tres y le comentó a Enredo lo visto. No sabia si significaría algo, pero desde luego el ático era lo mas mala espina le había dado de las habitaciones por las que había pasado.

-No se tu, pero si me estoy muriendo envenenado no me tomo la molestia de tapiar una ventana - dijo mordaz tras contarle al brujo sobre su pequeño descubrimiento.

Dicho eso escuchó atento la pregunta de Shizel que estaba curioso por como lograron sacar a Enredo de la casa durante su cosecha. Y viendo donde estaban ahora, que prácticamente vivían gracias a un hechizo, se preguntaba lo mismo.

-Sino recuerdo mal era una de las carnívoras -añadió el cambiante a la cuestión de Shizel, intrigado. Dudaba bastante que la casa hubiese dejado que cualquiera saliera o entrara fácilmente de ella como quien sale de compras o hace una visita.

-Es cierto, y eso sería si fuera un antídoto, pero lo que tengo sirve para purgar la sangre y funciona, aunque es desagradable y prefiero no usarlo, salvo si queréis permanecer en cama unos días - sonreí bromeando.

Nos separamos para buscar y no encontré absolutamente nada así que o bien estaba en otro punto de la casa o realmente la casa producía la miasma. Me reuní con los chicos y la pregunta de Shiz me pilló un poco por sorpresa.

-Sí, éramos cosechados - respondí escuetamente. Suspiré antes de seguir con la contestación.- La casa me atrapó en un momento de debilidad, fui un tonto que cayó en una trampa demasiado obvia. Fue Yrio - desde la muerte del piromante me negaba a llamarlo por el nombre que él había elegido, prefería recordarlo como el cosechado que había sido,- él me rescató de dentro, derribó la puerta y destruyó las cadenas que me apresaban con su magia. Es irónico que él salvase mi vida y yo no pudiese hacer lo mismo por él, ni siquiera pude agradecerle como es debido - mi voz se fue apagando y me volví hacia el ático ocultando la solitaria lágrima que me recorría la mejilla. El tema me traía malos recuerdos.

-No veo nada que se salga de la norma DL - comenté una vez en el ático.- La mayor concentración de veneno puede deberse a que la ventana está tapiada, pero eso no quiere decir nada - observé a mi alrededor.- Al final sí que va a ser que la casa emana el veneno, tomaré algunas muestras y podremos salir de aquí.

Se quedó en silencio mientras Enredo contaba como fue atrapado por la casa carnívora. Había escuchado esa historia antes pero no los detalles, así que oír que mencionaba a Zmey repentinamente le pilló con la guardia baja.

El que hablara de él le incomodó, haciendo que recordara aquella conversación que tuvo con Branniel y Saren tras la vuelta de la Tierra y por consiguiente, lo que les estaba escondiendo a sus amigos sobre Zmey. Desvió la mirada de Enredo, encontrándose sin embargo con la Shizel lo que solo logró tensarlo aun mas y que, inconscientemente, intentara no pensar en nada sobre la conversación de días atrás.

De no saber lo que sabia intentaría decir palabras de apoyo o consuelo a Enredo pero hacerlo le parecía demasiado hipócrita, por lo que tan solo calló. Esperaba poder tener pronto una conversación con Zmey, así por fin podría hablar a sus amigos sobre lo que les ocultaba y dejar de sentirse culpable.

DL agradeció internamente que Enredo volviera al tema del ático cuando fueron a inspeccionarlo.

-Mas bien me preguntaba porque hay una ventana tapiada en una casa como esta-dijo DL encogiéndose un poco de hombros sin darle mayor problemas y esperando que Enredo tomara las muestras que necesitara para que pudiera salir de ahí de una vez. Incluso con el filtro el ambiente le asfixiaba. Cuando finalmente terminaron con aquello salieron de la casa y tras deshacer el hechizo de filtro, DL por fin pudo respirar aire puro de verdad- Al fin, esa casa te pone los nervios de punta, es imposible relajarse ni con todas las protecciones encima.

>>-¿No había un lugar al que querías ir cuando termináramos aquí? -preguntó el cambiante a Shizel recordando la conversación de antes de entrar a la casa verde.

"Carnívora", repitió mentalmente cuando DL hizo aquella aclaración. Nunca había visto una en acción: solo lo que había oído de personas que sí se habían visto atraídas hacia ellas (o en su defecto atraído a otros hacia ellas). Shizel nunca había tenido claro qué método usaban hasta ahora que Enredo lo estaba relatando. Nunca habría apostado por un secuestro en un sótano: en su lugar habría supuesto que devoraban a su víctima en un maremágnum de madera manchada de sangre y carne mal masticada pudriéndose en el fondo del sótano.

Recordó cómo habían encontrado a YR en el río, en qué estado lo habían hecho. En ese momento había hecho bromas que más tarde le sabrían a mal gusto, pero dicho sabor era mejor que la náusea que había amenazado con invadirle. Se trataba de elegir entre ser maleducado o vomitar.
"Entonces nunca había visto a nadie mutilado", cayó en la cuenta.

Desconcierto, algo de diversión, finalmente agotamiento al no saber si enfadarse o agradecer el cambio que había sufrido desde entonces.
"¿Qué nos hace este lugar?"

Era irónico, y también algo amargo. Zmey había rescatado a Enredo, y ahora estaba muerto. Rocavarancolia seguía sin ser justa incluso tras la Luna. Guardó silencio y no le extrañó la tensión en la mirada de DL o la lágrima del brujo. Nunca era un recordatorio agradable, pero Shizel había aprendido a usarlo como estandarte, como declaración de intenciones. Nunca más, no a sus seres queridos.

El idrino estuvo de acuerdo con el cambiante: costaba respirar dentro de aquella casa. Tardó un poco en responder al recordatorio de DL.
—Sí —dijo con voz neutra por accidente, perdido en sus pensamientos—. Está aquí cerca.


La encontraron antes de lo que le habría gustado. No sabía qué esperaba encontrar en su interior, y se sintió en la obligación de advertírselo a sus acompañantes antes de entrar.
—Nunca he estado dentro. Sólo sé que... —se sintió algo ridículo diciendo aquello—. Se enamora de todo el que entra. La casa, quiero decir.

Recogí las muestras que necesitaba y las fui guardando en frascos herméticos sin llegar a tocarlas nunca, terminé y salimos de aquella casa.

-Que alegría volver a respirar aire puro, estar ahí dentro termina agobiando a cualquiera - sonreí una vez fuera, había apartado los malos pensamientos, no quería que me amargaran el día.- Tú guías esta vez Shiz.

Terminamos frente a una casa que nada más verla no me dio buena espina, aunque si he de ser sincero ninguna de las casa del barrio me las daba.

-¿Se enamora? - pregunté a todas luces sorprendido.- Me cuesta creer que un edificio pueda reproducir un sentimiento tan complejo, incluso con la magia. ¿Y hasta qué punto Shiz? ¿Lo sabes?

Por suerte su incomodidad paso desapercibida para Shizel y Enredo o al menos la confundieron con algo más, por lo que el cambiante pudo relajarse un poco. No le convenían que notaran anda extraño en él, porque no sabría mentir sin descubrir el pastel si le preguntaban.

No tardaron mucho en llegar a la casa guiados por Shizel. Esta le daba tanta, o puede que mas mala espina que la casa venenosa. Todas las casas de esa aquella tenían características diferentes y afectaba también distinto a las personas que se adentraran en ellas. La que tenían frente a el parecía en si menos peligrosa y mortal que la venenosa, pero era un poco mas macabra desde su perspectiva.

-Bueno, vimos casas que te cambian de sexo y a no ser que seas cambiante o uses magia, también es algo complejo – añadió arrugando el entrecejo tras el comentario de Enredo. Una casa enamoradiza no sonaba nada bien. Se corregía ante el hecho de que esta no pudiese matar también. Como transformado con origen foner, que algo así pudiera crearse con magia era inquietante, aparte de artificial. Quienes hubieran hecho aquella casa tenían una mente muy macabra- Dudo que sea un “amor” sano, así que tal vez… ¿es del tipo que no te deja salir? –pregunto mirando al  skrymir por intentar averiguar que sabía de esta y ya de paso por la conocía- ¿Y cómo sabes de esta casa?- pregunto un poco curioso. Era una casa compleja, así que tal vez se había sentido atraído a ella por todo ese tema del mentalismo, pero seguía sin encajarle del todo con la personalidad del idrino.

En otras circunstancias Shizel habría entrado al trapo de la discusión mágica que estaba teniendo lugar, pero en ese momento estaba demasiado preocupado con otras cosas. Solo cuando ambos le miraron con expectación se resignó al hecho de que era su deber dar una explicación, por concisa que fuera.

—No sé lo que hace exactamente ni cómo funciona. Acompañé a un cliente aquí —confesó de mala gana—. No llegué a entrar. Yo no, pero otra persona sí. Quiero ver cómo está. Solo eso.

Frases cortas, arrancadas a la fuerza de su garganta. Era consciente de que tenía el ceño algo fruncido y postura defensiva, pero no podía evitarlo y en aquellos momentos ni siquiera le importaba demasiado. El recuerdo de cosas que había hecho y el temor a lo que pudiera encontrar dentro le estaban incomodando tanto que todo aquello pasaba a un segundo plano.

—Vamos —resolvió antes de que tuvieran oportunidad de replicar inmediatamente, y giró el picaporte.

Esperaba pensar muchas cosas nada más acceder al interior. Pero desde luego no había anticipado que la primera fuese "qué acogedor." Shizel parpadeó un par de veces, perplejo.

-Bueno, sea lo que sea las protecciones que llevamos deberían protegernos - comenté antes de entrar tras Shiz en la casa.

Reconozco que me quedé bastante sorprendido, no me esperaba una casa tan normal. En cierta medida me recordaba a casa pero había cosas que no encajaban por supuesto. Abrí una puerta y me di de cara con una cocina, entré por curiosidad y me fijé en que parecía bien surtida, a parte de parecer completamente nueva. Me dio por abrir un par de armarios y encontré platos y cubiertos, todo bien organizado. La nevera estaba repleta de comida con bastante buena pinta, cerré y me fui a otra puerta. Parpadeé perplejo.

-¿Qué pinta una sala de operaciones al lado de la cocina? No, ¿directamente que pinta una sala de operaciones aquí? - dije en voz alta.

Volví con los chicos.

-Este lugar es raro, aunque no está mal supongo - hice una pausa y me dirigí a Shizel directamente.- ¿Decías que buscábamos a alguien?

Con la vaga explicación de Shizel, DL recordó lo que este le había contado días atrás sobre haber sido atacado y los peligros que conllevaban su trabajo como mentalista. Sabía que Shizel era lo suficientemente diestro e inteligente como para salir de cualquier atolladero pero no dejaba de ser preocupante que hiciera algo tan peligroso. En muchos sentidos.

Sobre todo cuando su incomodidad era tan evidente en alguien que sabia controlar hasta el más mínimo gesto. Fuese lo que fuese que dicho cliente le hubiese pedido no parecía hacerle mucha gracia.

Se aseguro de tener bien las protecciones antes de entrar en la casa, tan extrañamente acogedora en un lugar tan peligroso que resultaba bastante fuera de lugar. El hecho de atravesar una puerta que debía dar al salón y encontrar un portátil abierto con teclado táctil sobre la mesa de centro lo dejaba claro. No había por dónde empezar a hablar. Había una enorme pantalla de televisión fundida con la pared que funcionaba también como espejo, un enorme sofá negro, tras este una increíble estantería que ocupaba toda una pared llena de libros. Todo a simple vista muy cotidiano para cualquier con una tecnología avanzada media de origen pero que en ese lugar era desconcertante. Ni siquiera había corriente para hacer funcionar todo eso. Y como lo hubiera ya sería el remate de lo extraño.

Empezaba  entender un poco el funcionamiento de esa endemoniada casa. Salió del salón para encontrar con el resto, dejando la puerta abierta.

- Si ves raro una sala de operaciones, explícame qué demonios pinta un ordenador aquí y todo eso cuando no hay electricidad - comento DL tras salir del cuarto señalando hacia el interior por encima de su hombro. Estaba tan desconcertado por lo visto que ni sabía que decir. Esa casa era muy rara- Creo que empiezo a entender un poco como funciona esa casa -añadió viendo alrededor desconfiado-  Tú querías una sala para operar y yo, sinceramente, me gustaría volver a tomar un ordenador y trabajar con uno- añadió señalando la sala  por la que había salido- Tal vez esa sea la trampa, porque si no lo es no sé qué pinta todo eso aquí- añadió mirando alrededor. Fuese como fuese era una casa muy cabrona. Volvió su atención a Shizel.

- ¿Tienes alguna idea de donde podría estar a quien buscas? -pregunto no queriendo saber qué clase de trampa habría puesto la casa a quien sea que estuviera allí dentro.

Ambos habrían encontrado a Shizel en el umbral abierto de una puerta en el segundo piso. El skrýmir se había quedado allí parado durante un rato, aquel golpe bajo pillándole por sorpresa.

Era una copia fiel de su habitación en Idris. Shizel no había llegado a visitarla al regresar, precisamente por miedo a que le diese un arrebato de nostalgia y a arrepentirse en el último momento de su decisión. El mismo arrebato que le estaba invadiendo ahora mismo, haciéndole un nudo en la garganta.

Cerró de un portazo al oír las voces de sus amigos a su espalda, furioso con la casa por golpearle donde ya no debería dolerle y consigo mismo por caer.

—Un niño —respondió a Enredo, y aquello le hizo obligarse a centrarse en el objetivo de su misión—. Un niño idrino.
El cruce de brazos que llevó a cabo a continuación se asemejaba más bien a abrazarse a sí mismo. Se sentía nervioso, incómodo ya antes de entrar; pero ahora además se sentía vulnerable.
—Debería estar en alguna parte de esta casa. No sé por qué no ha salido ya.

A juzgar por los comentarios de sus amigos se hacía una idea de qué había querido decir Lapis: la casa parecía estar haciendo de todo por gustarles. Mientras no saliese, no tenía por qué haberle sucedido nada.
Y sin embargo, aquello solo lograba intensificar el mal presentimiento. ¿Por qué no había salido a su encuentro?

—Tal vez se haya asustado al oír intrusos y se haya atrincherado —repuso, intentando no irse a lo peor—. Sigamos buscando, a menos que prefiráis bajar de nuevo. Tengo entendido que todo debería ser inofensivo —admitió con recelo.

Había una puerta vidriada al final del pasillo. El skrýmir fue hacia ella y la abrió, y de nuevo se quedó paralizado a la entrada, aunque por motivos distintos.
No era un dormitorio: era una gigantesca guardería. Los últimos compases de una nana sonaban en el aire, el papel de pared era de color rosa pastel. Había móviles colgantes de mil colores que descendían desde lo alto del techo sobre cunas muy espaciosas, repletas de mantas tan suaves que dolía limitarse a mirarlas. Olía a leche calentita.

Pero no había niños.

Me reí con el comentario de DL.

-Te dejaría mi portátil pero aparte de estar en italiano supongo que a ti te resultaría completamente desfasado - le dije con una sonrisa.- y eso que era la mejor tecnología que había por aquel entonces.

-No te preocupes Shiz, seguro que no está muy lejos - comenté para dar ánimos.- ¿Hace cuanto que lo viste por última vez? - pregunté con interés.- Mera curiosidad - me apresuré a añadir.

Miré en un par de salas buscando al chico y no encontré más que lugares bastante comunes como un salón y un baño. Me acerqué al idrino y me asomé a la puerta que había abierto él.

-Anda Shiz, ¿planteándote ya la paternidad? - pregunté con un ligero tono de burla.- Bromas aparte este lugar da un poco de mal rollo ¿no?