Calle de las trampas

En otras circunstancias Shizel habría entrado al trapo de la discusión mágica que estaba teniendo lugar, pero en ese momento estaba demasiado preocupado con otras cosas. Solo cuando ambos le miraron con expectación se resignó al hecho de que era su deber dar una explicación, por concisa que fuera.

—No sé lo que hace exactamente ni cómo funciona. Acompañé a un cliente aquí —confesó de mala gana—. No llegué a entrar. Yo no, pero otra persona sí. Quiero ver cómo está. Solo eso.

Frases cortas, arrancadas a la fuerza de su garganta. Era consciente de que tenía el ceño algo fruncido y postura defensiva, pero no podía evitarlo y en aquellos momentos ni siquiera le importaba demasiado. El recuerdo de cosas que había hecho y el temor a lo que pudiera encontrar dentro le estaban incomodando tanto que todo aquello pasaba a un segundo plano.

—Vamos —resolvió antes de que tuvieran oportunidad de replicar inmediatamente, y giró el picaporte.

Esperaba pensar muchas cosas nada más acceder al interior. Pero desde luego no había anticipado que la primera fuese "qué acogedor." Shizel parpadeó un par de veces, perplejo.

-Bueno, sea lo que sea las protecciones que llevamos deberían protegernos - comenté antes de entrar tras Shiz en la casa.

Reconozco que me quedé bastante sorprendido, no me esperaba una casa tan normal. En cierta medida me recordaba a casa pero había cosas que no encajaban por supuesto. Abrí una puerta y me di de cara con una cocina, entré por curiosidad y me fijé en que parecía bien surtida, a parte de parecer completamente nueva. Me dio por abrir un par de armarios y encontré platos y cubiertos, todo bien organizado. La nevera estaba repleta de comida con bastante buena pinta, cerré y me fui a otra puerta. Parpadeé perplejo.

-¿Qué pinta una sala de operaciones al lado de la cocina? No, ¿directamente que pinta una sala de operaciones aquí? - dije en voz alta.

Volví con los chicos.

-Este lugar es raro, aunque no está mal supongo - hice una pausa y me dirigí a Shizel directamente.- ¿Decías que buscábamos a alguien?

Con la vaga explicación de Shizel, DL recordó lo que este le había contado días atrás sobre haber sido atacado y los peligros que conllevaban su trabajo como mentalista. Sabía que Shizel era lo suficientemente diestro e inteligente como para salir de cualquier atolladero pero no dejaba de ser preocupante que hiciera algo tan peligroso. En muchos sentidos.

Sobre todo cuando su incomodidad era tan evidente en alguien que sabia controlar hasta el más mínimo gesto. Fuese lo que fuese que dicho cliente le hubiese pedido no parecía hacerle mucha gracia.

Se aseguro de tener bien las protecciones antes de entrar en la casa, tan extrañamente acogedora en un lugar tan peligroso que resultaba bastante fuera de lugar. El hecho de atravesar una puerta que debía dar al salón y encontrar un portátil abierto con teclado táctil sobre la mesa de centro lo dejaba claro. No había por dónde empezar a hablar. Había una enorme pantalla de televisión fundida con la pared que funcionaba también como espejo, un enorme sofá negro, tras este una increíble estantería que ocupaba toda una pared llena de libros. Todo a simple vista muy cotidiano para cualquier con una tecnología avanzada media de origen pero que en ese lugar era desconcertante. Ni siquiera había corriente para hacer funcionar todo eso. Y como lo hubiera ya sería el remate de lo extraño.

Empezaba  entender un poco el funcionamiento de esa endemoniada casa. Salió del salón para encontrar con el resto, dejando la puerta abierta.

- Si ves raro una sala de operaciones, explícame qué demonios pinta un ordenador aquí y todo eso cuando no hay electricidad - comento DL tras salir del cuarto señalando hacia el interior por encima de su hombro. Estaba tan desconcertado por lo visto que ni sabía que decir. Esa casa era muy rara- Creo que empiezo a entender un poco como funciona esa casa -añadió viendo alrededor desconfiado-  Tú querías una sala para operar y yo, sinceramente, me gustaría volver a tomar un ordenador y trabajar con uno- añadió señalando la sala  por la que había salido- Tal vez esa sea la trampa, porque si no lo es no sé qué pinta todo eso aquí- añadió mirando alrededor. Fuese como fuese era una casa muy cabrona. Volvió su atención a Shizel.

- ¿Tienes alguna idea de donde podría estar a quien buscas? -pregunto no queriendo saber qué clase de trampa habría puesto la casa a quien sea que estuviera allí dentro.

Ambos habrían encontrado a Shizel en el umbral abierto de una puerta en el segundo piso. El skrýmir se había quedado allí parado durante un rato, aquel golpe bajo pillándole por sorpresa.

Era una copia fiel de su habitación en Idris. Shizel no había llegado a visitarla al regresar, precisamente por miedo a que le diese un arrebato de nostalgia y a arrepentirse en el último momento de su decisión. El mismo arrebato que le estaba invadiendo ahora mismo, haciéndole un nudo en la garganta.

Cerró de un portazo al oír las voces de sus amigos a su espalda, furioso con la casa por golpearle donde ya no debería dolerle y consigo mismo por caer.

—Un niño —respondió a Enredo, y aquello le hizo obligarse a centrarse en el objetivo de su misión—. Un niño idrino.
El cruce de brazos que llevó a cabo a continuación se asemejaba más bien a abrazarse a sí mismo. Se sentía nervioso, incómodo ya antes de entrar; pero ahora además se sentía vulnerable.
—Debería estar en alguna parte de esta casa. No sé por qué no ha salido ya.

A juzgar por los comentarios de sus amigos se hacía una idea de qué había querido decir Lapis: la casa parecía estar haciendo de todo por gustarles. Mientras no saliese, no tenía por qué haberle sucedido nada.
Y sin embargo, aquello solo lograba intensificar el mal presentimiento. ¿Por qué no había salido a su encuentro?

—Tal vez se haya asustado al oír intrusos y se haya atrincherado —repuso, intentando no irse a lo peor—. Sigamos buscando, a menos que prefiráis bajar de nuevo. Tengo entendido que todo debería ser inofensivo —admitió con recelo.

Había una puerta vidriada al final del pasillo. El skrýmir fue hacia ella y la abrió, y de nuevo se quedó paralizado a la entrada, aunque por motivos distintos.
No era un dormitorio: era una gigantesca guardería. Los últimos compases de una nana sonaban en el aire, el papel de pared era de color rosa pastel. Había móviles colgantes de mil colores que descendían desde lo alto del techo sobre cunas muy espaciosas, repletas de mantas tan suaves que dolía limitarse a mirarlas. Olía a leche calentita.

Pero no había niños.

Me reí con el comentario de DL.

-Te dejaría mi portátil pero aparte de estar en italiano supongo que a ti te resultaría completamente desfasado - le dije con una sonrisa.- y eso que era la mejor tecnología que había por aquel entonces.

-No te preocupes Shiz, seguro que no está muy lejos - comenté para dar ánimos.- ¿Hace cuanto que lo viste por última vez? - pregunté con interés.- Mera curiosidad - me apresuré a añadir.

Miré en un par de salas buscando al chico y no encontré más que lugares bastante comunes como un salón y un baño. Me acerqué al idrino y me asomé a la puerta que había abierto él.

-Anda Shiz, ¿planteándote ya la paternidad? - pregunté con un ligero tono de burla.- Bromas aparte este lugar da un poco de mal rollo ¿no?

No tardaron en encontrar a Shizel frente a otra habitación tras su inspección. DL observo atentamente a Shizel al verlo cerrar la puerta del cuarto, pero no dijo nada al respecto. A saber que habría visto.

La mención de que hubiera un niño idrino en aquel lugar le resulto bastante extraño. La casa no era muy grande y la única opción que veía posible es que este se estuviera escondiendo. Miraron en varios cuartos, pero nada y en el ultimo al que llegaron, la imagen de las cunas dejo totalmente desconcertado a DL. Desconcertante  e inquietante era lo primero que le venia a la mente con aquella visión. Cunas vacías y la aparente presencia de que no hacia mucho había alguien allí.

-Si este cuarto no esta puesto para ninguno de nosotros....¿para quien es? -pregunto receloso. El que no hubiera bebes allí le inquietaba tanto como el hecho de que pudiera haberlos. Enredo tenia muchísima razón, esa casa daba muy mal rollo- ¿Y el niño? Hemos mirado por toda la casa y no hay rastro de el- aseguró empezando a preocuparse por aquello. Lo único que se le ocurría es que la propia casa estuviera escondiéndolo en alguna pared falsa o algo así. Eso o simplemente ya no había niño. Y si era así, lo que podía haber pasado con el solo provocaba pensamientos funestos.

-Probare con la niebla mágica, tal vez la casa lo tenga escondido tras alguna pared o algo así -añadió realizando el hechizo, exprimiendo todas las posibles opciones antes de dar al niño idrino por desaparecido.

Reviso la casa de arriba abajo con la niebla mágica y allí no había ni un alma aparte de ellos tres. por no haber, no había ni ratas. Tan solo la obvia presencia de que allí habían vivido niños hacía no mucho, persistía. DL suspiró resignado a lo evidente, deshaciendo el hechizo antes de volver sus ojos otra vez violetas a sus compañeros.

-Aquí no hay nadie mas aparte de nosotros tres. -aseguró sin ninguna duda mas. El peor temor ya confirmado- Solo hay mas cuartos similares a este, con cunas mas grandes, juguetes y envoltorios de dulces por doquier - finalizó mirando específicamente a Shizel tras decir aquello, que era al fin de cuentas el que estaba mas interesado en aquel niño idrino.

Sabiendo eso se preguntaba que haría Shizel ahora, pues su interés por este podía ser simple curiosidad por su estado o tal vez algo mas de preocupación.

-¿Quieres buscarlo? -pregunto finalmente mirando fijamente al idrino- Podríamos intentar buscar su rastro, si quieres, aunque lo veo difícil.-añadió dándole una posible opción. Todo dependería del interés del skrymir por saber lo que había pasado allí. Fuese lo que fuese a DL ese lugar le ponía la piel de gallina y la certeza de saber que alguna vez hubo críos allí y estos ya no estaban, no le ayudaba a quitarse la desazón.

¿Que habría pasado con todos los habitantes de aquellas cunas y los dueños de los juguetes? ¿Y quien demonios traía críos sin esencia a esa condenada ciudad y para que? Posiblemente Shizel sabría quien era ese individuo, pero siendo cliente como era, no hablaría de el, por lo que hasta ahí se quedaba la información que tenían. No le hacia mucha gracia el dejar eso tal cual pero sin mas información, poco podían hacer.

El comentario de Enredo le habría hecho sonreír a su pesar, pero en otras circunstancias. Shizel contemplaba aún la guardería desde el umbral, estupefacto.
—No lo entiendo. No... —murmuró desconcertado—. No era tan pequeño. No era un bebé.
"Y no eran tantos", pensó. Había hecho otros trabajos casi idénticos para Lapis, pero ninguno de ellos era un infante de cuna.

Salió de su trance e informó al brujo de la fecha en que había llevado a cabo aquel trabajo. Ya habían pasado algunas semanas; podía significar cualquier cosa.
Debería sentirse aliviado de que no quedaran pruebas, fuesen estas las que fuesen: no estaba seguro de querer que sus amigos supieran los detalles escabrosos de su oficio. Pero aquella ausencia sobrenatural solo añadía fuelle al presentimiento de que algo marchaba mal allí.

Sintió el calorcito de la habitación en cuanto entró. Se extendía incluso al suelo bajo sus pies, a la temperatura justa para no resultar desagradable para nadie. Templada, como la leche de los biberones. Bajo las suelas de sus zapatos la moqueta dejaba escapar un levísimo frufrú.

Asintió ante lo que dictaminó DL, crecientemente nervioso. No lo expresaba vocalmente, pero cambiaba su peso de una pierna a otra con frecuencia y su mirada viajaba sin centrarse a distintos puntos de la sala. Resopló, tenso, en cuanto el cambiante dio su respuesta, y se contuvo para no comprobarlo él mismo. Sabía que su amigo era competente. Que fuese el skrýmir quien volviese a mirar no iba a proporcionarle la respuesta que deseaba.

Iba a contestar al foner, vacilante, cuando otra voz a sus espaldas, desde la puerta de la guardería central, lo hizo por él.
—Podríais, desde luego. Pero me pregunto qué pretendéis obtener con eso.
Shizel palideció. El tono de Lapis era tranquilo, pero ocultaba un deje acerado. Se giró con lentitud haciendo esfuerzos denonados por aparentar esa misma calma. Su silueta azul marino recortada contra el marco de la puerta, su cliente parecía calcado a la primera vez en que habían hecho tratos. La levita, el sobrero de copa. Solo faltaba la sonrisa, y de alguna forma eso resultaba el doble de intranquilizador.
—Me sorprendes, Desidia. Tenía entendido que los idrinos destacabais por vuestra discreción.
—No he revelado ninguna información. Me he limitado a investigar cabos sueltos, por mi cuenta —la voz del skrýmir sonaba firme por pura tensión.

Esperé pacientemente mientras DL hacía un barrido de la casa con la niebla mágica, con un poco de suerte el niño al que Shiz quería ver estaría por aquí. Pero no hubo suerte claro, casi nunca hay suerte en estas cosas.

-Me pregunto dónde estará o si estará bien... - pensé en voz alta. Cierto es que yo no conocía al chico, pero si para Shiz era importante para mí también lo era.

Una voz desconocida me sacó de mis ensoñaciones, miré al lugar del que procedía y me encontré con un hombre en el marco de la puerta. Pasé la mirada de él a Shiz, el encontrarme al idrino más pálido de lo habitual sumado a que aquel hombre lo había llamado por su nombre rocavarancolés me hizo sospechar que podía ser peligroso.

No dije nada pero evalué al desconocido, claramente humano y sin ningún cambio apreciable lo que me hizo pensar en que podía ser mago o algún tipo de brujo, incluso alguna transformación desconocida para mí. Si esto derivaba en una lucha no lo íbamos a tener fácil, pero pasase lo que pasase yo estaba listo para actuar.

La voz a su espaldas hizo que se tensara ligeramente, girándose despacio para ver al dueño de la voz. No estaba allí momentos antes y eso que acaba de hacer un barrido con la niebla mágica por toda la casa. Y este no le transmitía confianza alguna muy a pesar de que su actitud no mostrara hostilidad real.

No podría decir exactamente que transmitía aquel hombre, aparentemente humano, pero desde luego no era algo bueno. Darse cuenta de que Shizel lo conocía dejaba claro que ese tipo debía ser el cliente que llevaba todo el asunto del niño, fuese para lo que fuese. DL no intervino en la conversación, conocedor de su mayor falta de experiencia en tratar diplomaticamente con gente así, que escondía mas de lo que mostraba.

Tan solo lo observo atentamente, evaluándolo y llegando a una conclusión similar a la que el mismo Enredo había llegado. << Siempre no las ingeniamos para toparnos con gente peligrosa >> Por que cualquiera que tuviera turbios asuntos con niños, definitivamente era alguien peligroso. A pesar de eso, estaba preparado si se daba un enfrentamiento, que dada la postura de Shizel a su lado era algo posible.

—Ah, comprendo —el tono completamente plano de Lapis no corroboraba sus palabras—. ¿A qué se debe la visita pues? ¿Hubo alguna parte del trato que te pareció insatisfactoria?
—No es eso —admitió Shizel de mala gana, a sabiendas de que Lázuli sabía perfectamente que ése no era el caso. Maldita sea, ¿por qué hoy? Intentó rodear la cuestión—. Sentía curiosidad.
Lapis alzó una ceja.
—¿Curiosidad? Creía que en tu oficio es algo que es mejor dejar en casa.
—Inquietud —se corrigió el skrýmir a regañadientes. No le gustaba estar viéndose arrastrado dialécticamente a un debate donde el otro tenía las riendas, menos delante de sus amigos. No cuando ya le costaba bastante a él mismo cargar con determinadas cosas que había hecho, cosas que podían salir a la luz.

Lapis por fin sonrió, una sonrisa indulgente con un aire vagamente canino.
—Imagino por qué —dijo lentamente, y la sangre de Shizel se hizo más espesa en sus venas. No quería que la conversación avanzase más allá de ese punto.
—No llegué a saber qué pretendía hacer con mi encargo —el idrino intentó aparentar desinterés—. Pretendía echar un vistazo sin interferir, pero ya ve que no hemos encontrado nada.

—He estado utilizando este lugar, pero esa fase acaba de terminar. Me he llevado a los últimos hace escasos minutos —Lapis ahora viraba sus extraños ojos dorados en dirección a las otras dos personas presentes en la sala—. ¿Tus acompañantes desean permanecer en el anonimato? Dado que has desvelado mi lugar de trabajo, diría que deberíamos colocarnos en igualdad de condiciones.
Su sonrisa era de dientes blanquísimos pero no revelaba nada. Sus ojos, por el contrario, eran afilados y los examinaban sin ningún reparo.

Contemplé el intercambio entre mi amigo y el hombre desconocido. Me sorprendió ver a Shizel cometiendo fallos en un diálogo, mi amigo tenía que estar verdaderamente nervioso, eso o el hombre sabía de que pie cojeaban los idrinos.

-Si me permite la observación usted tampoco se ha presentado - dije con tranquilidad.- Pero si tiene interés en saber mi nombre le diré que me llamo Enredo.

Miré a Shiz esperando transmitirle tranquilidad con mi mirada, ni siquiera estoy seguro de que me viese y posiblemente fue inútil, pero no sabía muy bien como hacer que se sintiese mejor con aquel hombre delante.

Escucho en silencio el intercambio de palabras entre esos hombre y Shizel. Era la primera vez que veía a alguien consiguiendo hacer dudar a Shizel en una conversación al punto de corregirse. Notar esas fallas en Shizel solo dejaba bien claro hasta que punto ese tipo le incomodaba y cual peligroso podía ser.

Encima habían llegado aparentemente tarde por muy poco si es que este no mentía. De haber llegado un poco antes posiblemente habrían encontrado al niño, aunque de ser así la situación habría sido incluso peor que la que tenían en esos momentos. No daba la impresión que fuesen salir de allí sin mas. Desde luego no sin presentarse al menos a juzgar por la mirada que este les dirigió a el mismo y a Enredo.

En otra situación aquello de presentarse le habría incomodado, por suerte había tenido tiempo para por fin encontrar un nombre, tras darle muchas vueltas. No esperaba que sus amigos se esteraran de esa forma, pensaba contárselos tras aquella inspección de las casas, pero ya daba un poco igual. Esperaba que al menos no mostrasen mucha sorpresa.

- Mi nombre es Dédalo -respondió mirando atentamente al hombre con tranquilidad en su voz pero no por ello relajándose ni engalanando tanto sus palabras- No teníamos pensado mantenernos en el anonimato, tan solo no preguntó - añadió sin dejar de ver al hombre cuyo nombre no conocía. Pues ciertamente el no se había presentado aun. El comportamiento de este le confundía y le hacia estar alerta apartes iguales. Tampoco le gustaba que Shizel estuviera tan fuera de lugar lidiando con el, como si este tuviera alguna desventaja o punto débil suyo en sus manos.

Las miradas de sus amigos no hicieron más que recordarle que confiaban en él. Shizel recordó cómo había reaccionado Enredo a dama Azahar y de haber podido habría sentido sudor frío.

>> "Nos vamos de aquí. Enseguida", dictaminó por el canal telepático mientras sus amigos se presentaban al recién llegado. Parpadeó apenas como reacción a la respuesta de DL, conteniéndose justo a tiempo para no fruncir el ceño en extrañeza. Tanto si se trataba de un nombre falso como si no, no le convenía mostrar desconcierto.

—Ah, mis disculpas —Lapis cogió el ala de su sombrero con una mano e hizo una breve floritura con él—. Me llaman Lapis Lázuli. Si todo sale bien pronto tendréis más noticias mías.
—¿Creía que prefería discreción? —objetó Shizel. Los ojos del humano, de un desconcertante color oro viejo, volvieron de nuevo a él.
—Me limito a trabajar entre bambalinas mientras aún es necesario. ¿Imagino que para ti no es nada nuevo, Desidia?
Shizel comprendió entonces por qué a veces la gente le comentaba lo frustrante que resultaba tratar con un idrino. Observación inquietante, educación que facilitaba dar rodeos. Ver esos rasgos en alguien que no debería tenerlos de forma natural le ponía nervioso.
—Respeto ese deseo. Nos marcharemos.
—Ah —los ojos de Lázuli destellaron de forma calculadora—. ¿Presumo que tus compañeros comparten esa misma decisión? Al fin y al cabo ya he terminado mi trabajo aquí. A veces una ojeada tras la cortina es buena para el público.

>>"No", Shizel hizo eco en el canal telepático de sus pensamientos, de forma tajante. Sin embargo no podía insistir en su negativa sin despertar sospechas.

La voz de Shiz hizo eco en mi mente, estuve completamente de acuerdo con mi amigo, ese hombre no parecía precisamente de los que me agradaran para tomar una copa. El nombre de DL me pilló un poco por sorpresa pero traté de suprimirla rápidamente, más tarde le preguntaría.

-Me encantaría señor - dije con respeto.- Pero yo mismo tengo un trabajo que desempeñar, y si nos disculpa nos gustaría marcharnos.

Llegamos a aquel punto de inflexión, si nos dejaba marchar no pasaría nada, si no lo hacía... Quién sabe lo que pasaría.

Estaba totalmente de acuerdo con Shizel en que quedarse mas tiempo allí no era buena idea, pero Lapis Lázuli no parecía estar del todo de acuerdo a juzgar por la invitación de ver lo que sea que estuviera haciendo. Al cambiante le interesaba saber lo que le había ocurrido a los niños pero no por ello iba a arriesgarse a meterse mas en asuntos peligroso.

-Terminamos lo que vinimos hacer y aunque agradezco su oferta, mi propio trabajo no se va a realizar solo, así que con su permiso dejaremos de molestarle -respondió Dédalo al ofrecimiento del humano, con sus ojos puestos en el pero indicando hacia la puerta a su espalda. Y tras decir eso, se dirigió hacia esta sin apartar sus ojos de este y con cada musculo de su cuerpo preparado para reaccionar instintivamente a cualquier intento de frenarlo o atacarle.

Ese tipo era peligroso y el que tenía tratos con el era Desidia, por lo que mejor era no poner en mas peligros a su amigo. Y a poder ser salir de una condenada vez de ese espeluznante sitio.