Segundo sueño de Shaco

- Iba a tener una pesadilla de todos modos- susurra Pandora, balanceando los pies en el aire-. Las pesadillas son algo natural, pueden ser algo bueno. Hay cosas que solo se aprenden a las malas.- en su cabeza, Seon siente como esboza una sonrisa afilada. Todavía sigue-. Lo desagradable, lo turbio, son parte de cualquier historia. eso te decías. ¿Para que aceptarlo si en realidad lo rehuyes? ¿No participa Melodes en sueños desagradables? ¿No quieres verme en acción? Eres demasiado buena, demasiado suave. ¿Donde queda ese estómago? ¿Que te asusta de causar un poco de sufrimiento? No es real...nada de esto lo es, al final. Mañana al despertar, todo quedará en un sueño.

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Al principio todo es negrura. Los focos se encienden en orden de izquierda a derecha con su chasquido característico. A un lado, una tela pesada y granate se hace un lado Y Shaco se da cuenta de que está en un escenario. La multitud aplaude con entusiasmo y una melodía pegadiza anuncia el comienzo: el suelo se abre para hacer surgir una presentadora de tirabuzones anaranjados que sonrié con dientes perfectos. Lleva un vestido de falda sobrepuesta, negro con encajes blancos, y un gran lazo sobre la cabeza que le da aspecto de niña buena.  Dos tubos transparentes aparecen tras ella. En el izquierdo, Cio, en el derecho, Archi. Ambos son demasiado estrechos como para estar en ninguna postura que no sea de pie. Cio grita y golpea la mampara, pero ningun sonido sale hacia afuera, Archi solo tiene cara de susto.
- Bienvenidos a otra edición de ¿A quien abandonamos hoy?- vítores- Hoy concursando por su supervivencia...y quien sabe si la de sus amigos, tenemos a ________! ¿No es adorable?  ______ estoy encantada de tenerte aquí, sabes ya como va todo, ¿cierto? Tienes DOS botones frente a ti. Corresponden a los tubos que ves, que quedan enfrente de dichos botones. Es decir, a tu izquierda, tubo izquierdo e igual con el otro. Hoy Cio y Archi esperan tu decisión ¿Quien cae, quien se queda? ¡Solo puede quedar uno!

Los aplausos llenan la sala.

El destello de luz hizo que el aprendiz se sobresaltara. La transición de oscuridad a luz hizo que se tapara los ojos ante los focos y, de pronto, gente aplaudiendo. Aplaudiendole, pues estaba en un escenario. Se llevó una mano a la nuca y comenzó a reir nerviosamente a medida que el rubor le cubria.
Y entonces la vió. Una mujer preciosa, de pelo anaranjado y al instante se quedó boquiabierto, prendado de ella. Admiró su precioso pelo en tirabuzones, su traje negro y su sonrisa perfecta y se quedó unos instantes embobado mirandola de arriba abajo hasta que, de un respingo, se espabiló y, se fijó en lo que habia atrás. Cio y Archi estaban en una especie de tanques bacta. Ambos parecen bastante asustados y entonces el aprendiz susurró entre dientes.
-¿Qué se supone que es esto...-preguntó a los que, probablemente, estuviesen riendose de sus desgracias en el cuarto oscuro.-...Aluqa?-terminó por concluir, por la inclusión de la bella presentadora y luego sus amigos en tanques bacta. Pero Aluqa no llegó a contestar, probablemente por no arruinarle la "diversión" que le esperaba a continuación.

Pero la presentadora no le hizo esperar y, en efecto, corroboró sus sospechas. Habia un motivo claro siniestro de porque estaban aquellos dos en esos tubos. Al instante, la presentadora pareció menos guapa y, su sonrisa, menos perfecta y veraz. Se vio forzado a hablar. No iba a seguirles el juego. No sin antes saber más. Miró a los dos botones y luego alzó la cabeza, hacia el público. Una piedra golpeó su estómago. En el peor de los momentos, no conseguia sobreponerse a sus miedos.
-Y-Yo... Esto... E-Estoy considerando mis opciones... P-pero... ¿P-Podrias refrescarme la memoria y r-recordarme que pasa c-con aquel que c-cae?-optó por contestar, sudando profundamente.

El aprendiz se encogió desolado cuando se le informó del destino que correrian sus compañeros y, para más inri, se le añadió una cuenta atrás. Treinta segundos. Miró a los botones una vez. Veinte segundos. Miró a la presentadora a continuación. Diez segundos. Se pone a esprintar hacia los tubos. Cinco segundos.
-¡Esperad, ahora os saco de ahí!-suena su voz con un chillido. Una, dos veces golpea con sus puños, con furia. Se acaba el tiempo, pero no por ello para, golpea una y otra vez, en un intento de abrirles y sacarles de ahí, ignorando todo el daño que causa golpear los tubos.

El aprendiz aulló, partido por el dolor, pegó el rostro a uno de los tubos mientras sus amigos caian al vacio. Aullidos de dolor después, mostraron las imágenes de los dos irrenses destrozados, casi irreconocibles. Si aquello no terminó de destrozar al chico, el aplauso del público y el ver a dos personas en los tubos lo hizo. Cayó de rodillas y no se inmutó, mientras lloraba y moqueaba y sus puños sangraban. Miró con desesperación a Lara y a Ippon. Se dejó arrastrar mientras la situación le superaba.

De nuevo, veinte segundos quedaban. Debia tomar una elección o ambos moririan. Diez segundos.
-¡Estais todos enfermos!-gritó hacia el público henchido de rabia mientras cerraba ambos puños, clavandose las uñas hasta hacerse sangre. Cinco segundos. No le quedaba otra.

Aporreó el botón de Ippon, con la intención de que el peor de los destinos fuera para él. No dejó de mirarle en todo ese tiempo. No lo hizo por ningun otro motivo que no fuese número de vidas. Lara tenia a sus crias y cada una de ellas representaba el futuro, seis futuros contra uno. Por una parte, se sintió asqueado consigo mismo por haber elegido tan rápido. Por otra, esperaba que, por fin, aquella pesadilla terminase. Con gusto se habria cambiado en cualquier momento por Cio, Archi o Ippon.
-L-Lo.... Lo siento...-tiró de las esposas todo lo que pudo, alzando la mano hacia el tubo que era Ippon.-Lo... Siento... Mucho...-continuó repitiendo mientras se desmoronaba en más llanto. Si no hubiese elegido, ambos tubos habrian sido arrojados.

Entre más sollozos, vio en la pantalla a Lara llorando tambien. Estaba viva. Es lo que importaba. O no. El tercer premio le hizo intentar abalanzarse sobre la presentadora, hecho un verdadero animal, lastimandose aún mas las muñecas que tenian unas bruces moradas sangrantes de muy mal aspecto. Con la pausa de publicidad, la furia fue transformandose lentamente en penuria. Deprimido, estaba sentado en el suelo, completamente paralizado. Habia parado de llorar.

No fue hasta que entraron Keiria y Ri que no se percató de lo que ocurria a su alrededor. Aquello tenia que ser una mala broma. Con la garganta tomada, gritó hacia la presentadora.
-¡Dejadlas irse! ¡Matadme a mi!-chilló entre más lágrimas. No queria que nadie más muriese por su culpa.
Le importaba un bledo el resultado del concurso, que sentia por las chicas o que pasaria después. Ocho vidas habian sido sesgadas por su culpa y tan solo habia logrado dejar a una madre enterrar a sus cinco bebes a cambio. No queria que muriesen más.
-Por favor...-dijo desplomandose, llorando sendos lagrimones.-Por favor...-repetia cada vez con una voz más débil.

-¡Dejalas! ¡Dejalas! ¡Dejalas!-decia con furia en sus ojos llorosos. Cuando arañó la cara de Keiria fue simplemente demasiado y volvió a lanzarse como un animal sobre la presentadora. Esta vez un chorro de sangre manó de su muñeca. Se habia abierto la misma con tanto forcejeo con las esposas. Y dolia, vaya si lo hacia, pero seguia mirando a la presentadora desafiante, como un tigre furioso encerrado.-N-No...-comenzó diciendo entre jadeos y quejidos de dolor.-No... ¡No vuelvas a tocarles un pelo de la cabeza!-exclamó, abiertamente furioso. Ya le daba igual su mano. Forcejeaba cada vez más violentamente con sus esposas con la intención de arrancarselas si hiciera falta. No dejaria que les pasara nada. O al menos moriria en el intento, sin ningun remordimiento al respecto.

La voz de Ri y de Keiria, sin embargo, hizo que parase. Un pequeño gemido, seguido de un largo y desgarrador llanto salieron de la garganta del aprendiz.
-No me hagais elegir... No quiero que ninguna de las dos murais... No quiero... Perder a más gente... No quiero volver a estar solo...-Y de nuevo, se sumió en llantos, la mano engrilletada pendiendo de su prisión laxa y la muñeca y brazo cubierto de su propia sangre que manaba de su piel despellejada.

- Que conmovedor.
Shaco podría notar que las muñecas se le curaban rapidamente, pero tambien que ahora le apretaban mas y limitaban su movimiento. Anriel consiguió escupir la mordaza:
-Muerte subita, Shaco. No voy a sufrir. Rápido.- Un revés de la presentadora la tiró contra el suelo del escenario. Emitió un unico quejido ahogado y luego escupió algo de sangre. 20 segundos.- Ahora.

Le temblaba la barbilla. Las heridas de la muñeca le sanaban. No podia soltarse. No sabia que decir. Ri estaba preparada para morir y tambien lo estaba Keiria. No queria. No podia pensar. Se asqueaba de cualquier resultado usando la lógica. No podia imaginar ningun futuro sin cualquiera de las dos. Pero un futuro sin ambas era aun peor y más amargo. Y tenia él que ser el verdugo de alguna de ellas.

Ante aquella cruel viscitud, le quedaban veinte segundos con las que arrepentirse toda su vida. Veinte segundos en los que debia ser el verdugo. Ahora ya eran diez. Miró a Ri, con una mirada desolada.
-Ri... Lo siento mucho.-
Pero entonces tambien miró a Keiria.
-Keiria... Lo siento tambien.-soltó una risilla nerviosa.-Se que ninguna de las dos me vais a perdonar por esto... S-Soy debil, ¿sabiais? Normalmente voy de heroe y conciliador por la vida, pero en verdad soy un friki cualquiera que soñaba con ser astronauta.-admitió con otra risa nerviosa.-Os quiero.-un ligero rubor asomó su rostro.

-T-Tengo mi elección.-dijo, poniendose de pie y limpiandose las lágrimas. Eran cinco segundos los que quedaban. Los ojos de tigre brillaban con resolución propia y con cierto rastro de miedo.-Me elijo a mi, _______ y para ello gasto mi propia muerte súbita.- y, a continuación, el aprendiz se arrancó la lengua de un mordisco poderoso, llenandose la boca de sangre y, pronto, comenzó a ahogarse.

Cero.

El aprendiz aceptó su muerte acambio de las vidas de las dos chicas.