Segundo sueño de Elliot

02/09/11, 08:28 pm

Elliot tenía la misma sensación de realidad potenciada que la anterior vez, solo que esta no estaba en un lugar tan armonioso. La joven caminaba por las teclas agudas de un piano inmenso. Frente al instrumento musical y separado por un abismo había un tramo de tierra cubierta de tupida hierba con lo que parecía ser un campo de fútbol en su superficie. Elliot iba descendiendo la escala y vio que al fondo, donde estaban las notas más graves, había un puente que comunicaba con el campo de fútbol. Pero las teclas que pisaba sonaban muy bien. La claridad de su sonido y lo fácil que era tocarlo a pesar de su tamaño hechizaron a la cosechada.
Se oían unos gritos preovenientes del campo de fútbol, pero no merecían tanto la atención de Elliot.

02/09/11, 09:09 pm

"Oh, no" pensé cuando el aire inundó mis pulmones llenándolos de un dulce aroma tan conocido, tan apetecible, empalagoso y acaramelado como aterrador. El olor de los sueños. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo ¿Era esto un sueño? ¿De verdad? Había cambiado de mundo, había bebido de una fuente que me cambió de idioma, había visto desaparecer todos los muebles de un cuarto y entrado en una casa que me convirtió en un hombre... ¿Porque esto no iba a ser real? A lo mejor todo era un sueño... desde el principio. Sonreí. ¡Que tontería! Di un paso y, para mi asombro un sonido agudo hizo retumbar el ambiente. Levanté el pie con cuidado y volví a apoyarlo. La misma nota salió de la tecla. Un piano. ¡Que divertido! Miré a mi alrededor, cerciorándome de que no había nadie mirando. Fui dando pasitos y retrocediendo de vez en cuando, jugando con las teclas. De pronto vi una gran superficie verde al final del piano. ¿Que era eso? ¿Un campo de fútbol? Nunca me ha gustado el fútbol. Bueno, mas bien nunca me ha interesado. En cambio esto... ¡Me encanta! Sigo caminando, haciendo tronar todo a mi paso con notas cada vez mas graves. Comienzo a tocar una versión lenta de Sweet Dreams y mientas la melodía avanza, el ruido de fondo empieza a aclararse, y oigo gritos que provienen del campo de futbol. Levanto un poco la cabeza, curiosa por saber lo que pasa, pero no consigo ver mucho. ¡Bah! ¡Que les jodan! Si quieren algo ya vendrán... y se está tan bien aquí...

02/09/11, 09:31 pm

Los gritos se acentuaron, Elliot ya no podía ignorarlos más, tenía que ver qué era tan emocionante. En ese momento se dio cuenta de con qué jugaban los niños... La pelota no era tal sino una cabeza humana, de mujer... Inexplicablemente, Elliot la reconoció enseguida; era su madre. Aquellos niños estaban jugando al fútbol con la cabeza de su madre. Como para corroborarlo, un cuerpo decapitado cayó sobre el piano, a su interior. Intentó correr hacia ellos, pero un pie se le había quedado atrapado entre dos teclas

02/09/11, 10:11 pm

Mientras tocaba tranquilamente mi piano gigante, los gritos iban en aumento. ¡Malditos niños! ¿Es que no se van a callar nunca? ¿Porque demonios chillaban así? Con un suspiro de resignación me dirigí hacia allí, decidida a parar ese bullicio. ¡Para un rato tranquilo que tenía! Casi había llegado hasta ellos cuando algo me hizo parar en seco. Reprimí un grito y mis ojos se abrieron como platos. ¿¡Que demonios...!? Retrocedí un paso y una nota grave retumbó en mis oídos, como si quisiese hacer mas dramático ese momento. Mi corazón acompañó a ese sonido, como un tambor acelerado. Tragué saliva. No era cierto. No podía ser cierto. Pero, ahí estaban los niños, jugando tan tranquilos con una cabeza humana. Y no cualquier cabeza... no... ¡Era la de mi madre! Mientras esa realidad llenaba mis ideas y nublaba mis pensamientos, del cielo cayo algo, haciendo sonar unas pocas de teclas a la vez. Un cuerpo. Un cuerpo decapitado. Cogí aire y noté como el dulce olor me envenenaba las entrañas. Pude notar la ira, la rabia, la desesperación, el odio invadiéndome... notaba cómo el hielo recorría mi cuerpo mientras las llamas lamían mis venas. ¡Malditos hijos de puta! Mis labios se abrieron en una mueca de ira y dolor. Salí a correr hacia ellos, dispuesta a tirarlos por el precipicio si era necesario. Las notas que sonaban bajo mis pies parecían alentarme a ello conforme me acercaba. De pronto noté un tirón en la pierna y me di cuenta que mi pie estaba enganchado. Tiré un poco de él. ¡Mierda! ¡Joder! -¡Cabrones! - grité al sentirme impotente. Las lagrimas luchaban por salir, pero me obligué a no llorar. No. Nada de debilidades, no delante de ellos, no delante de mi madre.

02/09/11, 11:04 pm

Pero aquellos niños no eran unos desconocidos. Eran sus compañeros cosechados, pudo reconocer sus rostros al fijar la vista. ¿Pero por qué sus amigos jugaban de esa manera con la cabeza de su madre?
Algo la forzó a actuar. Jack había cometido algún tipo de falta o algo que se le pareciera y Vacuum, quien pertenecía al otro equipo, rebosaba rabia y estaba agrediendo al alemán ante la ignorancia del resto. Parecía que lo hiciera sólo para llamar la atención de Elliot, pero había algo que estaba claro: Si seguía iba a matarlo.
El puente que cruzaba el abismo estaba lo suficientemente cerca de la cosechada como para permitir que esta cruzase al campo de fútbol

02/09/11, 11:36 pm

Por fin soy capaz de sacar el pie de ahí, con un grito de desesperación. Miro de nuevo a los niños y me quedo blanca como el papel. Los niños no son otros que Vacuum, Jack y los demás... ¿Que hacen aquí? ¿Porque juegan con mi madre? Malditos, asquerosos, idiotas, sucios bastardos de mierda... Me quedo allí parada unos segundos mirándoles, asimilando la información en mi cerebro y tratando de controlar la ira que sacude mi cuerpo reclamando que les de una buena. De pronto se desata el infierno. Jack hace una falta y Vacuum se lanza contra el como un lobo hambriento. Comienza a pegarle con una furia que nunca había visto antes. Le va a matar. Los demás siguen jugando como si no pasase nada, ignorándoles. ¿Porque no les separan? ¡Que hagan algo! -¡Vacuum!- Grito enfadada, aunque no se si es por mi madre o por lo que está haciendo ahora. El chico no me hace caso, es más parece que cada vez le pega mas fuerte. ¡Mierda! ¡Si no se matan entre ellos, les ahogaré yo misma! Tengo que hacer algo, no puedo dejar que la rabia vuelva a dominarme. Los muertos están ya están perdidos, hay que luchar por los vivos. Salgó a correr y llego a su lado. Jack está tumbado en el suelo y el griego, encima de éste dándole golpe tras golpe. Me agacho y agarro a Vacuum por los hombros, interponiendome entre él y Jack. - ¡Para ya!¡Vas a matarle! - Le grito casi con lágrimas en los ojos. Otra vez me obligo a tragármelas. Le empujo hacia atrás con todas mis fuerzas, tirándolo de espaldas al suelo -¡Maldito idiota! ¡Deja de pegarle! - Le sujeto ambas manos a los lados de la cabeza. ¿Que le pasa a Vacuum? ¿Porqué está así? -¡Tranquilízate chico! - le grito, aunque la que se tiene que calmar realmente soy yo.

02/09/11, 11:48 pm

Algo se interpone entre Elliot y Vacuum; un cristal. El griego está inmóvil, pálido como un muerto dentro de aquél féretro de cristal... efectivamente, como un muerto. Pero aquél no era solo un ataúd, era una tecla blanca de piano. Elliot volvía a estar sobre el enorme piano, y cada tecla blanca, transparente, contenía a uno de sus compañeros. Pisó accidentalmente sobre el cristal y sonó una nota fatal, a la vez que el cuerpo de Vacuum se elevaba, pegándose contra la tapa. Si pisaba con más fuerza, el cuerpo reventaría...

03/09/11, 11:35 am

De pronto Vacuum deja de estar a mi alcance y entre nosotros se interpone un grueso y frio cristal. Me apartó rápidamente, asustada. El griego estaba absloutamente inmovil, como un muerto. La imagen me golpeó como una bola de demolición, derribando las barreras de auto control que me había impuesto. Por un instante me olvidé de mi madre, de mi enfado, me olvidé de todo. El aire quemaba al salir por mi garganta como si el fuego que me calcinaba antes estuviese escapando a través de mi boca. Le miré durante unos segundos, esperando cualquier movimiento, por mínimo que fuese, pero nada. -Oh no... - dije negando con la cabeza. - No, no, no, no. - La palabra se agolpaba en mi boca y en mis pensamientos. Tuve el impulso de golpear el cristal hasta hacerlo añicos para sacarle de ahí dentro y abofetearle hasta que se despertase, pero conseguí resistirme. Fue entonces cuando me fijé en lo que tenía alrededor. El campo de futbol había desaparecido y estaba en el piano otra vez. Pero este nuevo piano no me gustaba ni un poco. Dentro de cada tecla había una persona, uno de mis compañeros inertes. Conmocionada, di un paso y, sin querer pisé la tecla de Vacuum y el cristal se pegó contra el a la vez que emitía un sonido horrible. Levanté el pié y cai de culo hacia atrás, casi aplastando la tecla que había detrás mía. Gateé hasta el cristal de nuevo, con mucho cuidado de no tocarlo. Luego apoyé una mano en el crital y apreté ligeramente. El cuerpo volvía a elevarse. Solté el cristal despacio. Traté de buscar algún hueco por el que levantar el vidrio, pero no parecía haber ninguno. Me quedé allí santada, sin saber que hacer, mirando a vacio, tratando de no ponerme a gritar como loca.

03/09/11, 01:58 pm

Como si de algún extraño tipo de mensaje se tratara, la cabeza de su madre cayó sobre el piano. No parecía venir de ningún sitio.
Elliot trato de alcanzarla pero las teclas empezaron a interpretar una macabra melodía que lanzaba la cabeza de un lado a otro, como si se estuvieran burlando de ella. De momento era muy suave como para dañar los cuerpos dentro de los sarcófagos, pero fue cobrando intensidad y haciéndose cada vez más aguda, obligando a Elliot a avanzar por la galería de muertos. Vacuum, Nia, Alec, Helli, Jau, Jack, Norou, Caín... Al llegar a la tecla de Gael tropezó y aplastó el frágil cuerpo del niño. Pero la cabeza seguía huyendo de ella. Avanzó hasta colarse por una puerta al fondo del piano que Elliot no había visto. La última tecla contenía el cuerpo decapitado de su madre.
Y la macabra melodía seguía sonando con fuerza.

03/09/11, 05:50 pm

Un fuerte sonido me sacó de mis pensamientos y miré sobresaltada a mi alrededor. En la tecla que había a mi lado algo había caido haciendo sonar una nota. Seguí con la mirada el objeto que rebotaba una y otra vez sobre las teclas creando una melodía que retumbaba en mis oidos como una marcha fúnebre. El objeto era la cabeza de mi madre, saltando de un lado a otro por la acción de las teclas que se movían solas, aplastando levemente las urnas de crital. ¡No! ¡Por favor, no! Me puse de pie y salí a correr, saltando los sarcófagos transparentes para tratar de parar a esa cosa que parecía tener vida propia. . La melodía, que había empezado siendo un sonigo grave y atronador, se había convertido ya en un agudo chillido agónico, tan horrible que por unos segundos solo podía pensar en taparme los oidos para que parase. Antes de que pudiese darme cuenta, mis pies se liaron y caía directa hacia una de las teclas. No podía apartarme ni frenar la caida. Me pareció que me movía a cámara lenta, como si el universo quisiese hacer mas doloroso aun ese momento. El cristal aplastó a la personita que había en el ataud con un terrible sonido de huesos rotos. Gael era quien estaba allí dentro. No podía seguir mirando aquella grotesca imagen. Me puse en pie como pude, con lágrimas en los ojos y seguí mi camino tras la cabeza, tratando de olvidarlo todo. Llegué a la última tecla y tuve que reprimir un grito a ver el cuerpo de mi madre allí. Me mordí el labio, consumida por la rabia, la impotencia y el dolor que me arañaban por dentro. La cabeza se había metido por una puertecita, y sin dudarlo me avalancé hacia ella.

04/09/11, 04:34 pm

La cabeza rodaba por las cuerdas del piano, esquivando con absurda maestría los mazos que las pulsaban para crear esa macabra melodía. Rodó y rodó hasta colarse por un hueco, donde se perdió para siempre.
Elliot no tuvo tanta suerte a la hora de escapar de los furiosos martillazos. Su peso era demasiado como para que las cuerdas lo soportaran, y su pie resbaló entre dos. Antes de que tuviese tiempo de soltarse y escapar tras la cabeza uno de los mazos cayó sobre ella, aplastando su columna. El crujido que antes había oído del cuerpo de Gael se repitió, esta vez proveniendo de su propio cuerpo. Elliot despertó con el crujido resonando en sus oídos.

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