Cicatriz de Arax
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Rocavarancolia Rol
59 participantes
- Rocavarancolia Rol
Cicatriz de Arax
03/08/11, 11:05 am
Recuerdo del primer mensaje :
La cicatriz de Arax atraviesa la ciudad de este a oeste. Es una fosa común repleta huesos entre los que se mueven unos enormes gusanos ciegos con bocas repletas de afilados colmillos.
A su largo se han instalado recientemente varios puentes colgantes de unos dos metros de ancho. Aunque se tambalean considerablemente la madera es firme y está en buenas condiciones, así como las cuerdas.
A su largo se han instalado recientemente varios puentes colgantes de unos dos metros de ancho. Aunque se tambalean considerablemente la madera es firme y está en buenas condiciones, así como las cuerdas.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Cicatriz de Arax
09/11/11, 04:24 pm
Vlad bajó lentamente el brazo que sostenía el arco, observando cómo la flecha fallaba por poco. Se permitió una ligera mueca de desagrado, que duró poco más de medio segundo. Por aquello prefería el rifle. A una bala le afectan mínimamente las condiciones climáticas a aquellas distancias, y aplicaba en el arco unos cambios demasiado pequeños en la trayectoria. Cómo consecuencia, la flecha se clavó en el suelo sin herir a la obesa criatura.
Pero, mientras se preparaba para tomar otra flecha del carcaj de su espalda, asistió al repugnante espectáculo que aquel engendro les proporcionó. Comenzó a vomitar aquel líquido que guardaba en su interior, y su pestilencia le abrumó. Mientras de su boca brotaban chorros de sustancia verde, pegajosa y grumosa, se iba desinflando a buena velocidad. Con cada nueva arcada, eructaba aquel puré pestilente con un sonido vomitivo. La sustancia se deslizó entre las piedras, rebosante, para ir a caer a la cicatriz, cómo una pequeña cascada de espesa podredumbre. Ahora lo que había sido una redonda barriga se convertían en lorzas bacías que se pegaban a su esquelética complexión. Tras expulsar todo su interior, se volvió a erguir, amenazante, dirigiendo su demacrado rostro hacia ellos, clavando sus ojos lechosos y blanquecinos en nosotros, mientras su mandíbula temblaba ligeramente, abriéndose y cerrándose. De su boca aún chorreaba aquella sustancia, goteándole por la barbilla. Estaba seguro de que era en aquello en lo que les iba a convertir si los conseguía alcanzar. Aquel grupo de muchachos tenía suficiente carne cómo para volver a convertirlo en una oronda esfera de putrefacción andante.
Suponiendo lo que venía a continuación, se echó el arco a la espalda y volvió a tomar la caja bajo el brazo derecho, mientras desenfundaba su estoque con la mano izquierda.
Justo cuándo la criatura comenzó a correr tras de ellos, doblando o triplicando su velocidad anterior, si verse atado por los límites de su desechada obesidad, él miró por encima de su hombro, aún de frente a la cicatriz y a la criatura, para dirigirse a sus compañeros.
-Ahora, señoritas y caballeros, les sugiero que corran.
Tras decir esto, se volvió a encarar a la bestia que se aproximaba, con mandíbulas apremiantes por poder morder, a la espera de que todos comenzasen a huir.
Cuando pudo oír al último de ellos alejarse a toda velocidad por las calles, comenzó a correr él, cerrando la marcha, cubriendo la retaguardia.
¿Qué hubiera sucedido si le hubiera acertado a aquella criatura? Posiblemente hubiera reventado cómo un grano lleno de pus, pero con el mismo resultado. Odiaba fallar un disparo. De veras que lo detestaba. Maldito arco. Incluso prefería una ballesta. Se intentó tranquilizar. Habría sido peor, posiblemente. Posiblemente. Aquella palabra le daba vueltas en la cabeza. No estaba furioso, aquel sentimiento desgarrador no era propio de un caballero, y mucho menos por una nimiedad cómo aquella. Era difícil enfurecer al Conde Vladimir Ibrahimovich, su sangre fría lo hacía muy poco probable. Y confiaba en no tener que hacer tal cosa en un futuro cercano. Ni lejano, ya puestos. Pero había fallado, y estaba molesto. Se prometió a si mismo que la próxima vez acertaría su disparo. Y tenía la sensación de que no le faltarían oportunidades para probar su buena puntería en aquel mundo hostil. Otra cosa que le desagradaba era ser la presa. Él solía ser el que perseguía y el que huía. El que, al final, terminaba comiéndose al otro. Él era el cazador. Pero en aquel mundo no. Allí él y los otros eran el último eslabón de la cadena trófica. Y no le hacía ni pizca de gracia. Ya se encargaría de cambiar las tornas. Pero, por el momento, antes de subir escalones en la pirámide alimenticia, se impuso cómo prioridad no ser devorado. Le parecía una buena meta a corto plazo.
(Sigue en el Torreón Letargo)
Pero, mientras se preparaba para tomar otra flecha del carcaj de su espalda, asistió al repugnante espectáculo que aquel engendro les proporcionó. Comenzó a vomitar aquel líquido que guardaba en su interior, y su pestilencia le abrumó. Mientras de su boca brotaban chorros de sustancia verde, pegajosa y grumosa, se iba desinflando a buena velocidad. Con cada nueva arcada, eructaba aquel puré pestilente con un sonido vomitivo. La sustancia se deslizó entre las piedras, rebosante, para ir a caer a la cicatriz, cómo una pequeña cascada de espesa podredumbre. Ahora lo que había sido una redonda barriga se convertían en lorzas bacías que se pegaban a su esquelética complexión. Tras expulsar todo su interior, se volvió a erguir, amenazante, dirigiendo su demacrado rostro hacia ellos, clavando sus ojos lechosos y blanquecinos en nosotros, mientras su mandíbula temblaba ligeramente, abriéndose y cerrándose. De su boca aún chorreaba aquella sustancia, goteándole por la barbilla. Estaba seguro de que era en aquello en lo que les iba a convertir si los conseguía alcanzar. Aquel grupo de muchachos tenía suficiente carne cómo para volver a convertirlo en una oronda esfera de putrefacción andante.
Suponiendo lo que venía a continuación, se echó el arco a la espalda y volvió a tomar la caja bajo el brazo derecho, mientras desenfundaba su estoque con la mano izquierda.
Justo cuándo la criatura comenzó a correr tras de ellos, doblando o triplicando su velocidad anterior, si verse atado por los límites de su desechada obesidad, él miró por encima de su hombro, aún de frente a la cicatriz y a la criatura, para dirigirse a sus compañeros.
-Ahora, señoritas y caballeros, les sugiero que corran.
Tras decir esto, se volvió a encarar a la bestia que se aproximaba, con mandíbulas apremiantes por poder morder, a la espera de que todos comenzasen a huir.
Cuando pudo oír al último de ellos alejarse a toda velocidad por las calles, comenzó a correr él, cerrando la marcha, cubriendo la retaguardia.
¿Qué hubiera sucedido si le hubiera acertado a aquella criatura? Posiblemente hubiera reventado cómo un grano lleno de pus, pero con el mismo resultado. Odiaba fallar un disparo. De veras que lo detestaba. Maldito arco. Incluso prefería una ballesta. Se intentó tranquilizar. Habría sido peor, posiblemente. Posiblemente. Aquella palabra le daba vueltas en la cabeza. No estaba furioso, aquel sentimiento desgarrador no era propio de un caballero, y mucho menos por una nimiedad cómo aquella. Era difícil enfurecer al Conde Vladimir Ibrahimovich, su sangre fría lo hacía muy poco probable. Y confiaba en no tener que hacer tal cosa en un futuro cercano. Ni lejano, ya puestos. Pero había fallado, y estaba molesto. Se prometió a si mismo que la próxima vez acertaría su disparo. Y tenía la sensación de que no le faltarían oportunidades para probar su buena puntería en aquel mundo hostil. Otra cosa que le desagradaba era ser la presa. Él solía ser el que perseguía y el que huía. El que, al final, terminaba comiéndose al otro. Él era el cazador. Pero en aquel mundo no. Allí él y los otros eran el último eslabón de la cadena trófica. Y no le hacía ni pizca de gracia. Ya se encargaría de cambiar las tornas. Pero, por el momento, antes de subir escalones en la pirámide alimenticia, se impuso cómo prioridad no ser devorado. Le parecía una buena meta a corto plazo.
(Sigue en el Torreón Letargo)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Cicatriz de Arax
09/11/11, 05:27 pm
Cuando todos habíamos cruzado la pasarela, de uno en uno por miedo a que no soportase nuestro peso, Caillech parecía dispuesta a cortar las cuerdas que la sujetaban para evitar que el monstruo continúase persiguiéndonos. Estuve tentando a quejarme para que no lo hiciese pues no se veía ninguna otra forma de regresar. ¿Qué sería de nosotros atrapados al otro lado de la ciudad? Además, si no volvíamos nuestros compañeros del torreón no tendrían comida. Sin embargo comprendí que si fuese necesario quizás era la mejor opción que teníamos. Alicia se adelanta pareciendo dispuesta también a destruir el puente si fuese necesario. Ella le pregunta a Vladimir si podría acertarle al engendro con el arco. A lo que él responde con su habitual parrafada la cual resumo mentalmente en un "tal vez". Esto me recuerda que yo mismo tenía un arma colgada del cinto, sin embargo no se me había ni siquiera pasado por la cabeza utilizarla contra el monstruo cuando lo vimos por primera vez. Observo como Vlad se prepara para disparar un tanto vacilante por su manifiesta escasa familiaridad con el arma. La flecha sale volando y aterriza cerca del monstruo pero sin clavarse en su enorme cuerpo; el monstruo no parece inmutarse en absoluto. El conde parece frustrado por su intenfo fallido y se dispone a probar suerte de nuevo. No había empezado a colocar la flecha cuando el engendro que se había detenido cerca del borde de la fosa comienza a temblar. ¿Qué estaba haciendo? Para mi desgracia la respuesta llega enseguida. De repente el monstruo comienza a vomitar. Pero no sólo vomitaba lo que pudiera tener en el estómago o bilis, sino que comenzó a expulsar lo que parecían todas sus entrañas acompañadas de un asqueroso líquido verde. El olor del monstruo, el cual desde el otro lado de la fractura no llegaba demasiado, ahora se intensificó. Quería apartar la vista debido al tremendo asco que estaba sintiendo pero por algún motivo era incapaz. Me llevé instintivamente la mano a la boca y la nariz. Siento ganas de vomitar y de hecho varias arcadas amenazaron con convertirse en algo más sólido.
Caillech parecía estar pasándolo mal, ella tenía el sentido del olfato más desarrollado que nosotros. Escucho atentamente lo que decía aunque creo que todos habíamos llegado a la misma conclusión. Vladimir también nos insta a correr, pero no hacía falta tal advertencia. Mark y Caillech ya estaban corriendo cuando empecé a seguirlos. Sin mirar atrás, nos adentramos en una nueva parte desconocida para nosotros de Rocavarancolia.
(Sigue en el Torreón Letargo)
Caillech parecía estar pasándolo mal, ella tenía el sentido del olfato más desarrollado que nosotros. Escucho atentamente lo que decía aunque creo que todos habíamos llegado a la misma conclusión. Vladimir también nos insta a correr, pero no hacía falta tal advertencia. Mark y Caillech ya estaban corriendo cuando empecé a seguirlos. Sin mirar atrás, nos adentramos en una nueva parte desconocida para nosotros de Rocavarancolia.
(Sigue en el Torreón Letargo)
- InvitadoInvitado
Re: Cicatriz de Arax
23/11/11, 07:38 pm
Con una muestra, por deteriorada que estuviera, Cain pudo usar el hechizo detector que había aprnedido hacía ya tanto tiempo, pero que aun no había tenido oportunidad de utilizar. Pronto los pocos objetos de oro que había en la cicatriz empezaron a brillar, por supuesto él era el único que detectaba el brillo, él y sus criaturas... Sacó un pequeño papel, se hizo una incisión en el dedo y dibujó un círculo sencillo con su sangre. Lo lanzó al aire y varios diablillos alados salieron de él. Cain los envió a recoger los objetos de oro para así ahorrase el encuentro con los gusanos de la cicatriz. Los diablillos eran pequeños y rápidos, por lo que no les fue dificil colarse entre los huesos y recoger los objetos que su amo les pedía, evadiendo las dentelladas de los gusanos. Solo uno no tuvo tanta suerte, pues el objeto que llevaba era demasiado pesado y le dificultaba el moverse, no pudo esquivar al gusano y fue engullido por este. Cain soltó una maldición y despidió al demonio. El gusano solo había devorado el objeto de oro...
Repasó el botín varias veces. No era muy grande, pero le seviría. Lo metió todo en su bolsa y emprendió el camino de vuelta a casa.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Repasó el botín varias veces. No era muy grande, pero le seviría. Lo metió todo en su bolsa y emprendió el camino de vuelta a casa.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Cicatriz de Arax
01/12/11, 11:16 am
Todavía siento un ligero cosquilleo en la mano, no sé si por la llama de dos milisegundos o por la extraña necesidad que tenía de volver a intentarlo, cuando el resto de mis compañeros se ponen a hablar de comida. Lo cierto es que ayer apenas había comido nada y hoy con lo de despertarme tarde y la emoción del momento también había ignorado mis necesidades primarias. Mánia, que llegaba de dentro aparentemente de mejor humor que cuando entró, nos cuenta que había visto las bañeras voladoras y sabía en que dirección se fueron. No necesitamos pensarlo mucho antes de salir a buscar comida.
La marcha la encabezamos ella y yo. Mientras ella va señalando la primera dirección, yo busco con el olfato algún aroma familiar. Conforme avanzamos no tardo en reconocer el olor fuerte de eso que los humanos llamaron queso el otro día. Era un olor parecido al de la leche pero más intenso y algo diferenciado. Iba acompañado de varios olores más suaves que probablemente serían del resto de alimentos. Una vez tengo este olor de referencia, hago un gesto a mis compañeros para que me sigan y acelero el ritmo un poco más. Esta ciudad no es un sitio de recreo; menos tiempo fuera son más oportunidades de sobrevivir.
Cruzamos varias calles que ya me resultaban familiares, al menos olfativamente hablando, de la vez en que nos mudamos del Torreón Maciel hasta el Letargo. Estaban todas en ruinas y en un estado lamentable. Sin embargo, yo no había visto nada parecido nunca y me costaba imaginar como habría sido esa ciudad en tiempos mejores. Finalmente llegamos a la enorme zanja que ya cruzamos en nuestro viaje de mudanza. Aquí me cuesta algo más seguir el rastro, pues el olor se entremezcla con el de la sangre, el que produce el paso del tiempo en los restos óseos que anidan el lugar y un último olor nauseabundo que me produce un nudo en el estómago. Si hubiese tenido comida, ya estaría toda fuera. El rastro de comida parecía perderse entre los huesos, como si la bañera desapareciese por esa zona. Señalo más o menos el lugar donde esto ocurre a mis compañeros e, inmediatamente después, echo mano a la empuñadura de mi arma. Este sitio me inspira de todo menos confianza.
La marcha la encabezamos ella y yo. Mientras ella va señalando la primera dirección, yo busco con el olfato algún aroma familiar. Conforme avanzamos no tardo en reconocer el olor fuerte de eso que los humanos llamaron queso el otro día. Era un olor parecido al de la leche pero más intenso y algo diferenciado. Iba acompañado de varios olores más suaves que probablemente serían del resto de alimentos. Una vez tengo este olor de referencia, hago un gesto a mis compañeros para que me sigan y acelero el ritmo un poco más. Esta ciudad no es un sitio de recreo; menos tiempo fuera son más oportunidades de sobrevivir.
Cruzamos varias calles que ya me resultaban familiares, al menos olfativamente hablando, de la vez en que nos mudamos del Torreón Maciel hasta el Letargo. Estaban todas en ruinas y en un estado lamentable. Sin embargo, yo no había visto nada parecido nunca y me costaba imaginar como habría sido esa ciudad en tiempos mejores. Finalmente llegamos a la enorme zanja que ya cruzamos en nuestro viaje de mudanza. Aquí me cuesta algo más seguir el rastro, pues el olor se entremezcla con el de la sangre, el que produce el paso del tiempo en los restos óseos que anidan el lugar y un último olor nauseabundo que me produce un nudo en el estómago. Si hubiese tenido comida, ya estaría toda fuera. El rastro de comida parecía perderse entre los huesos, como si la bañera desapareciese por esa zona. Señalo más o menos el lugar donde esto ocurre a mis compañeros e, inmediatamente después, echo mano a la empuñadura de mi arma. Este sitio me inspira de todo menos confianza.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Cicatriz de Arax
01/12/11, 04:07 pm
Aún consternado por no haber logrado nada con la magia escucho lo que nos cuenta Mánia acerca de Libo. Ella dice ser un "andrógino", que nacían hombres y se convertían en mujeres. Era algo difícil de imaginar para nosotros. Había escuchado alguna vez que podía pasar algo similar en los humanos, un síndrome raro, pero desde luego no era lo mismo. ¿Pero entonces Mánia era un chico una chica? ¿Ambas cosas a la vez? Bueno, no importaba, ya me había acostumbrado a las rarezas desde que habíamos llegado a la ciudad. Sin embargo lo que no me gustaba era eso de que estuviera acostumbrada a ser tratada como alguien especial. Pero bueno, me digo, en esta ciudad pronto tendrá que cambiar su actitud o no le irá muy bien... Ya veremos qué ocurre de ahora en adelante. Esto también me hace pensar en Alicia. Todavía no me miraba ni me dirigía directamente la palabra. A mí ya no me importaba lo que había sucedido. Decidí que hablaría con ella hoy en cuanto tuviera ocasión porque me parecía que o me movía yo o así íbamos a estar hasta que Rocavarancolia terminase con nosotros.
Mánia entonces intenta hacer magia tambén, sin resultado. Se enfada mucho por ello y se va gritando. Aunque enseguida parece entrenerse con otro libro. Era el que había estado leyendo Cai... cuando pudiera yo también quería echarle un vistazo. Mientras obsevábamos la rabieta de Mánia, Alicia menciona que deberíamos salir a por comida, a lo que asiento. Entonces Mánia se acerca y nos dice que vio en que dirección iban las bañeras. Así pues, con las indicaciones de Mánia y Giz a la cabeza para orientarnos, salimos en búsqueda de alimentos.
Pronto nuestros pasos nos llevan de vuelta a la horrible grieta que habíamos tenido que atravesar ya en tres ocasiones. Yo había llevado el libro de mapas para ir conociendo los lugares por los que pasábamos y lo abrí por un mapa de Rocavarancolia bastante detallado.
-Cicatriz de Arax -leí en voz alta-. Así se llama este depósito de cadáveres.
Continuamos caminando, con Giz siguiendo el rastro de la comida. No llegamos a cruzar la cicatriz y caminamos por su borde hasta que Giz se detiene. Parece bastante nervioso ya que agarra la empuñadura de su arma. Yo insintivamente hago lo mismo. Según Giz el rastro terminaba allí, pero no veíamos la bañera. Sin embargo sí que había algo bastante interesante que ya habíamos podido vislumbrar en la distancia. Era un puente. Pequeño, pero parecía mucho más estable que la maltrecha pasarela de madera que habíamos tenido que cruzar en las otras ocasiones.
-Bueno, al menos ya sabemos por donde cruzar -me asomo desde el inicio del puente y es entonces cuando lanzo una exclamación-. ¡Mirad eso! ¡Ahí abajo!
La bañera con nuestra comida había aterrizado directamente al fondo de la cicatriz y estaba siendo ocupada por una suerte de gusanos enormes cuyas bocas estaban llenas de dientes de aspecto imponente.
-Me parece que esos tiernos animalitos se nos han adelantado -comento con un ligero escalofrío-. Yo creo que prefiero no molestarlos mientras comen. Por otro lado tampoco tenía pensado bajar ahí abajo.
Sigue en el Barrio Derruido.
Mánia entonces intenta hacer magia tambén, sin resultado. Se enfada mucho por ello y se va gritando. Aunque enseguida parece entrenerse con otro libro. Era el que había estado leyendo Cai... cuando pudiera yo también quería echarle un vistazo. Mientras obsevábamos la rabieta de Mánia, Alicia menciona que deberíamos salir a por comida, a lo que asiento. Entonces Mánia se acerca y nos dice que vio en que dirección iban las bañeras. Así pues, con las indicaciones de Mánia y Giz a la cabeza para orientarnos, salimos en búsqueda de alimentos.
Pronto nuestros pasos nos llevan de vuelta a la horrible grieta que habíamos tenido que atravesar ya en tres ocasiones. Yo había llevado el libro de mapas para ir conociendo los lugares por los que pasábamos y lo abrí por un mapa de Rocavarancolia bastante detallado.
-Cicatriz de Arax -leí en voz alta-. Así se llama este depósito de cadáveres.
Continuamos caminando, con Giz siguiendo el rastro de la comida. No llegamos a cruzar la cicatriz y caminamos por su borde hasta que Giz se detiene. Parece bastante nervioso ya que agarra la empuñadura de su arma. Yo insintivamente hago lo mismo. Según Giz el rastro terminaba allí, pero no veíamos la bañera. Sin embargo sí que había algo bastante interesante que ya habíamos podido vislumbrar en la distancia. Era un puente. Pequeño, pero parecía mucho más estable que la maltrecha pasarela de madera que habíamos tenido que cruzar en las otras ocasiones.
-Bueno, al menos ya sabemos por donde cruzar -me asomo desde el inicio del puente y es entonces cuando lanzo una exclamación-. ¡Mirad eso! ¡Ahí abajo!
La bañera con nuestra comida había aterrizado directamente al fondo de la cicatriz y estaba siendo ocupada por una suerte de gusanos enormes cuyas bocas estaban llenas de dientes de aspecto imponente.
-Me parece que esos tiernos animalitos se nos han adelantado -comento con un ligero escalofrío-. Yo creo que prefiero no molestarlos mientras comen. Por otro lado tampoco tenía pensado bajar ahí abajo.
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- InvitadoInvitado
Re: Cicatriz de Arax
01/12/11, 05:15 pm
Mánia observó la enorme brecha blanca que se abría en el suelo y se acercó al borde, para admirar mejor los huesos amontonados y las armaduras oxidadas que rellenaban la grieta. A Mánia siempr le habían fascinado los huesos, y las calaveras eran sus adornos preferidos. Quiso bajar a coger una pero estaba segura de que luego le sería muy difícil subir de nuevo... y el descubrimiento de Noel le borró la idea de la cabeza definitivamente.
-Gusanos- dijo asqueada viendo a las repugnantes y descomunales criaturas retorcerse entre los cadáveres y devorar las cestas de comida. El chico lagarto había dicho algo de que allí acababa el rastro, pero eso era imposible.- Había más, eran tres bañeras- aseguró, exprimiéndose el cerebro para recordar las direcciones que habían tomado las tres. Se alejó un poco de la grieta y comprobó el camino que habían seguido... Llegó a la conclusión de que sí, el rastro de esa bañera se había perdido en la brecha- La otra se fue en esa dirección- << ...creo>> dijo señalando una avenida de escombros- Hay que seguir. Había tres bañeras- volvió a repetir y se puso a buscar un sitio por el que cruzar la brecha. Repentinamente se sentía increíblemente importante...
Sigue en el Barrio Derruido.
-Gusanos- dijo asqueada viendo a las repugnantes y descomunales criaturas retorcerse entre los cadáveres y devorar las cestas de comida. El chico lagarto había dicho algo de que allí acababa el rastro, pero eso era imposible.- Había más, eran tres bañeras- aseguró, exprimiéndose el cerebro para recordar las direcciones que habían tomado las tres. Se alejó un poco de la grieta y comprobó el camino que habían seguido... Llegó a la conclusión de que sí, el rastro de esa bañera se había perdido en la brecha- La otra se fue en esa dirección- << ...creo>> dijo señalando una avenida de escombros- Hay que seguir. Había tres bañeras- volvió a repetir y se puso a buscar un sitio por el que cruzar la brecha. Repentinamente se sentía increíblemente importante...
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- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Cicatriz de Arax
01/12/11, 06:52 pm
Noel nos cuenta que el sitio se llama la Cicatriz de Arax. <<¿Cicatriz? ¿Una ciudad con heridas? >>. El nombre daba cierta idea de lo que pudo haber ocurrido en el lugar, pero no era el momento adecuado para divagar en esas cosas. Tras avanzar un poco encontramos un puente mucho más seguro para cruzar que los tablones de la otra vez, y en la parte baja, entre los huesos, se pueden divisar las cestas de la bañera de comida cuyo rastro seguíamos. Si cae siempre ahí, nos será imposible recogerla.
-No, será mejor que los dejemos con su festín si no queremos acabar como la carne en salazón de ahí abajo-Mánia nos recuerda que eran tres las que vio desde Letargo-. Una es esta y claramente está fuera de nuestro alcance y otra quizá fuera la que recogimos mientras estuvimos en Maciel-señalo a Mánia para explicarle por donde debía de dirigirse esa segunda bañera-. Así que solo nos queda una y esperemos que sea más sencilla de pillar.
Mánia nos señala la dirección de la tercera bañera y nos ponemos en camino. Pronto consigo recuperar el rastro, idéntico al que nos había traído hasta la cicatriz, y vuelvo a acelerar el ritmo mientras avanzamos entre casas derruidas y lo que parecían haber sido en su momento edificios tan impresionantes como la biblioteca o los torreones.
Sigue en el Barrio Derruido.
-No, será mejor que los dejemos con su festín si no queremos acabar como la carne en salazón de ahí abajo-Mánia nos recuerda que eran tres las que vio desde Letargo-. Una es esta y claramente está fuera de nuestro alcance y otra quizá fuera la que recogimos mientras estuvimos en Maciel-señalo a Mánia para explicarle por donde debía de dirigirse esa segunda bañera-. Así que solo nos queda una y esperemos que sea más sencilla de pillar.
Mánia nos señala la dirección de la tercera bañera y nos ponemos en camino. Pronto consigo recuperar el rastro, idéntico al que nos había traído hasta la cicatriz, y vuelvo a acelerar el ritmo mientras avanzamos entre casas derruidas y lo que parecían haber sido en su momento edificios tan impresionantes como la biblioteca o los torreones.
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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Cicatriz de Arax
01/12/11, 08:22 pm
Estoy un tanto enfada, y creo que el enfado no se me pasaría con facilidad. Jamás he aceptado bien el rechazo, no por lo menos desde que me pasó eso mismo con mi tribu. Aunque tampoco es que fuese la única rechazada por la magia. Ni Noel ni Mánia eran capaces de hacerlo, aunque era Noel, entre todos nosotros, quien había reaccionado mejor. Mánia y yo no. La comprendía perfectamente, a ninguna de las dos nos gustaba aquel sentimiento, nos daban ganas de arremeter contra alguien, romper algo, para liberar nuestra frustración. Es por eso que no me sorprendió que tirasé así el libro, con esas sañas, yo misma le tenía unas ganas impresionantes al libro, pero no lo hice porque no hubiese sido productivo destrozar el conocimiento por muy discriminativo fuese dicha información. Abierto para unos vetado para otros. Eso me enfurecía, me enfurecía que me hiciese eso sin ninguna provocación. Aunque la única muestra de ello fuese mis puños fuertemente cerrados, por lo demás parecía extrañamente inexpresiba. No mostrando ninguna emoción.
Como para relajar el ambiente, Noel le contó como era la Tierra, su tierra natal, y le preguntó a Mánia como era el suyo, quien le contestó. Una parte de mi mente seguía toda esa conversación, apilando toda esa información para poder analizarlo más detalladamente cuando estuvies más tranquila. Mientras que la otra parte aún seguía enfurruñando sin parar.
Esperaba que Giz contase algo de nuestro planeta, pues yo no estaba en esos momentos con el humor para historietas, pero Mánia se adelantó diciendo que debíamos ir a por comida, que ella sabía donde se encontraba, que tenía miedo. Nadie pensó dos veces. Tenían hambre. Y como no, yo fui con ellos. Una cosa era estar enfadada con la magia y otra distinta dejar que mis compañeros murieran por ello.
Caminamos por unas calles que ya conocía bastante bien hasta llegar en esa gigantesca brecha en el suelo, el cual al parecer se llamaba "Cicatriz de Arax", ni aunque fuese una herida de guerra o que la ciudad estuviese viva. Vaya nombre más extraño. Busqué con mi olfato la comida, por desgracia los seres que moraban en aquella cicatriz se estaban dando un buen festín con ella. ¿Cómo lo sabía? Uno, porque lo habían dicho mis compañeros. Y dos, porque una cosa era tener miedo a cualquier cosa que fuese similar a volar (como tirarse de una gran altura, pasar por un puente no muy seguro...) y otra vien distinta mirar hacia abajo en un precipicio, para eso no tenía problemas.
Como iba diciendo, aquí no encontraríamos comida, ya se habían asegurado de ello los asquerosos gusanos. Debíamos encontrar algún otro lugar donde aún no hubiese sido saqueado por monstruos y que aún quedase comida.
- Bien, pequeña, después de tí - le dije colocándome a su lado y haciendole un gesto para que cogiese la delantera.
En esta ocasión también tuvimos que ser guiadas por Mánia, era la única que sabía por donde podíamos encontrar lo que buscábamos.
Sigue en el Barrio Derruido.
Como para relajar el ambiente, Noel le contó como era la Tierra, su tierra natal, y le preguntó a Mánia como era el suyo, quien le contestó. Una parte de mi mente seguía toda esa conversación, apilando toda esa información para poder analizarlo más detalladamente cuando estuvies más tranquila. Mientras que la otra parte aún seguía enfurruñando sin parar.
Esperaba que Giz contase algo de nuestro planeta, pues yo no estaba en esos momentos con el humor para historietas, pero Mánia se adelantó diciendo que debíamos ir a por comida, que ella sabía donde se encontraba, que tenía miedo. Nadie pensó dos veces. Tenían hambre. Y como no, yo fui con ellos. Una cosa era estar enfadada con la magia y otra distinta dejar que mis compañeros murieran por ello.
Caminamos por unas calles que ya conocía bastante bien hasta llegar en esa gigantesca brecha en el suelo, el cual al parecer se llamaba "Cicatriz de Arax", ni aunque fuese una herida de guerra o que la ciudad estuviese viva. Vaya nombre más extraño. Busqué con mi olfato la comida, por desgracia los seres que moraban en aquella cicatriz se estaban dando un buen festín con ella. ¿Cómo lo sabía? Uno, porque lo habían dicho mis compañeros. Y dos, porque una cosa era tener miedo a cualquier cosa que fuese similar a volar (como tirarse de una gran altura, pasar por un puente no muy seguro...) y otra vien distinta mirar hacia abajo en un precipicio, para eso no tenía problemas.
Como iba diciendo, aquí no encontraríamos comida, ya se habían asegurado de ello los asquerosos gusanos. Debíamos encontrar algún otro lugar donde aún no hubiese sido saqueado por monstruos y que aún quedase comida.
- Bien, pequeña, después de tí - le dije colocándome a su lado y haciendole un gesto para que cogiese la delantera.
En esta ocasión también tuvimos que ser guiadas por Mánia, era la única que sabía por donde podíamos encontrar lo que buscábamos.
Sigue en el Barrio Derruido.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Cicatriz de Arax
13/12/11, 11:23 pm
Volé rápido y apenas tarde un rato en llegar a mi destino. La cicatriz de Arax, llena de osamentas, se extendía ante mi. Descendí hasta el borde lentamente, y me posé con cuidado, observando el panorama. El característico silencio del lugar inundo mis oídos, y el aire polvoriento lleno mis pulmones. Tenía que buscar una armadura, y aquel era un buen lugar para empezar. Alcé el vuelo de nuevo, dejando a Feliks en un lugar seguro, y protegido con unos cuantos hechizos, y me adentre en la cicatriz. Descendí con cuidado y la sobrevolé, buscando armaduras o similares, casi a ras de los huesos. No encontré muchas cosas, las interesantes o eran muy grandes o muy pequeñas, y las que me quedarían bien eran un desastre, entre lo herrumbrosas y deterioradas que estaban. La falta de resultados me frustro, cabreandome mas a cada minuto que pasaba. No solo era eso, era todo en general, los malos tragos de los últimos días se me estaban viniendo encima, y amenazaban con desbordarme, necesitaba una vía de escape, algo que me distrajera por completo, algo que apartara de mi cabeza todos los problemas. Sin darme cuenta de lo que hacía pose mis pies en las osamentas con fuerza, golpeando los huesos y haciendo que rodaran unos sobre otros, montando un buen escándalo. Apenas unos segundos después, el familiar sonido de los gusanos de la cicatriz, llego a mis oídos, y a mi cuerpo a través de las vibraciones de los huesos. Eran cuatro, y tenían hambre, ¿cuando no la tenían estos bichos?. En un principio me limite a esquivarlos, a desviarme de su camino en el último momento, como si estuviera jugando con ellos al pilla pilla, pero me estaba aburriendo, una vez que entre en calor quería mas.
-Vamos a jugar -dije en voz baja, mis ojos convertidos en espejos oscuros.
Cuando el primero de los gusanos salto hacia mi le esquivé con un giro brusco de las alas, lanzando mi puño cerrado contra un costado de su boca. El puño impacto de lleno, desviando al engendro de su trayectoria y haciéndole escupir una nauseabunda sustancia verde. No me centre en el, por que el segundo ya se me echaba encima. Lo esquive de nuevo, desenvainando esta vez la espada y lanzando un corte a lo largo del gusano. Mire la hoja asombrado mientras un sonido agudo, similar a un chirrido escapaba del gusano herido. La hoja era extraña, estaba horadada con grabados que la atravesaban de parte a parte, pero aun así parecía una hoja extremadamente firme. El aire parecía bailar en la hoja, deslizándose por los agujeros, en una danza que le hacía casi tangible. En un impulso extraño corte el aire en dirección al tercer gusano que se acercaba. Una luna de viento se formo ante mi, y salio disparada hacía el engendro. Un tremendo tajo se abrió en lo que debía ser su cara, y aunque no era muy profundo, la capacidad de la espada me dejo anonadado. Mire el arma asombrado, y no pude esquivar al último gusano a tiempo. Trate de apartarme, pero no fui rápido y me golpeo con fuerza, haciéndome caer contra el suelo. El frío acero de una espada atravesó mi pierna de parte a parte, y no pude evitar dejar escapar un aullido rabioso. Alcé el vuelo, tirando de la espada, y me la arranque en el aire, dejándola caer con una buena cantidad de sangre. La magia curativa empezó a hacer efecto, deslizándose sobre mi piel como cintas de plata, pero no era suficiente, necesitaba mas. Con los dedos aún manchados de sangre me llevé la mano a las alas, cogiendo un poco de polvo, y realicé el ritual oscuro. El gusano que tenía un corte a lo largo del cuerpo, se empezó a consumir, y toda su energía vital, en lenguas de un negro brillante, ascendió hasta mi, llenándome por dentro. Mis ojos, negros como la pez, brillaban siniestros. Sin decir nada, baje hasta abajo y espere. El gusano que me había golpeado se lanzó hacia mi, y son dejar de sonreír me deje tragar. Un hechizo protector me envolvió, protegiéndome de sus dietes y de sus jugos estomacales y le empecé a golpear desde dentro con hechizos de impacto. La visión desde fuera era sobrecogedora, la piel del gusano se extendía violentamente hacia afuera, tensándose como si fuera un tambor, hasta que con un último golpe, especialmente fuerte, el engendro estallo, sembrando de pedazos a zona a su alrededor. Yo salí de su interior envuelto en incandescentes llamas negras que me envolvían como un halo; y sin esperar mas, calcine a los otros dos gusanos reduciéndolos a meras cenizas que el viento arrastro. Me quedé en el aire, mientras mi respiración se calmaba poco a poco y las llamas se apagaban. Una vez baja la adrenalina me di cuenta de la estupidez de mis actos, y suspire con resignación, envainando la espada. Mis ojos, verdes de nuevo, recorrieron el estropicio que había montado... y no había encontrado armadura... Los sonidos de la refriega, detonaciones y chirridos, seguro que habían alertado a alguien, esperaba que no tuviera mas problemas por ello, aunque una parte de mi los deseaba...
-Vamos a jugar -dije en voz baja, mis ojos convertidos en espejos oscuros.
Cuando el primero de los gusanos salto hacia mi le esquivé con un giro brusco de las alas, lanzando mi puño cerrado contra un costado de su boca. El puño impacto de lleno, desviando al engendro de su trayectoria y haciéndole escupir una nauseabunda sustancia verde. No me centre en el, por que el segundo ya se me echaba encima. Lo esquive de nuevo, desenvainando esta vez la espada y lanzando un corte a lo largo del gusano. Mire la hoja asombrado mientras un sonido agudo, similar a un chirrido escapaba del gusano herido. La hoja era extraña, estaba horadada con grabados que la atravesaban de parte a parte, pero aun así parecía una hoja extremadamente firme. El aire parecía bailar en la hoja, deslizándose por los agujeros, en una danza que le hacía casi tangible. En un impulso extraño corte el aire en dirección al tercer gusano que se acercaba. Una luna de viento se formo ante mi, y salio disparada hacía el engendro. Un tremendo tajo se abrió en lo que debía ser su cara, y aunque no era muy profundo, la capacidad de la espada me dejo anonadado. Mire el arma asombrado, y no pude esquivar al último gusano a tiempo. Trate de apartarme, pero no fui rápido y me golpeo con fuerza, haciéndome caer contra el suelo. El frío acero de una espada atravesó mi pierna de parte a parte, y no pude evitar dejar escapar un aullido rabioso. Alcé el vuelo, tirando de la espada, y me la arranque en el aire, dejándola caer con una buena cantidad de sangre. La magia curativa empezó a hacer efecto, deslizándose sobre mi piel como cintas de plata, pero no era suficiente, necesitaba mas. Con los dedos aún manchados de sangre me llevé la mano a las alas, cogiendo un poco de polvo, y realicé el ritual oscuro. El gusano que tenía un corte a lo largo del cuerpo, se empezó a consumir, y toda su energía vital, en lenguas de un negro brillante, ascendió hasta mi, llenándome por dentro. Mis ojos, negros como la pez, brillaban siniestros. Sin decir nada, baje hasta abajo y espere. El gusano que me había golpeado se lanzó hacia mi, y son dejar de sonreír me deje tragar. Un hechizo protector me envolvió, protegiéndome de sus dietes y de sus jugos estomacales y le empecé a golpear desde dentro con hechizos de impacto. La visión desde fuera era sobrecogedora, la piel del gusano se extendía violentamente hacia afuera, tensándose como si fuera un tambor, hasta que con un último golpe, especialmente fuerte, el engendro estallo, sembrando de pedazos a zona a su alrededor. Yo salí de su interior envuelto en incandescentes llamas negras que me envolvían como un halo; y sin esperar mas, calcine a los otros dos gusanos reduciéndolos a meras cenizas que el viento arrastro. Me quedé en el aire, mientras mi respiración se calmaba poco a poco y las llamas se apagaban. Una vez baja la adrenalina me di cuenta de la estupidez de mis actos, y suspire con resignación, envainando la espada. Mis ojos, verdes de nuevo, recorrieron el estropicio que había montado... y no había encontrado armadura... Los sonidos de la refriega, detonaciones y chirridos, seguro que habían alertado a alguien, esperaba que no tuviera mas problemas por ello, aunque una parte de mi los deseaba...
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Cicatriz de Arax
15/12/11, 05:20 pm
El hecho de que el bibliotecario aparezca de la nada y vuelva a escabullirse, unido al hecho de que no podemos llevarnos más libros hace que mis ganas de perderme entre las estanterías desaparezcan por completo. Eso solo significaría encontrar más libros que me llamaran la atención y no podría llevarme, y, para eso, sinceramente prefiero no dar con ellos. En mi camino hacia la puerta veo el doloroso traspiés de Mánia y como su cabezonería le hace no aceptar ningún tipo de ayuda hasta que ella misma se cura las heridas. Esa terquería suya no siempre es buena, pero al menos la motiva a conseguir las cosas por ella misma. Al acercarme a ella le dedico una sonrisa y le revuelvo el pelo de la cabeza.
Salgo al exterior, impaciente por tomar el camino de vuelta. Ni siquiera estoy seguro del motivo de mi impaciencia, quizá la desilusión con lo de los libros o el hecho de no haber podido preguntarle nada al bibliotecario hayan influido. Tardamos en tomar el camino de vuelta, pues Alicia quería echar un mejor vistazo, y cuando comenzamos a desandar el camino, me pongo en cabeza siguiendo uno de los rastros que ya me resultaba tan familiares. Voy tan ensimismado en mis pensamientos que ni siquiera me doy cuenta de que en lugar de seguir el rastro hacia el torreón, había ido guiándome de nuevo por el olor de las cestas de comida. Cuando me doy cuenta, ya estamos demasiado lejos de Letargo, en una zona cercana al puente de la cicatriz de huesos. El alma se me cae al suelo << ¿Cómo narices he podido equivocarme de esta manera? >>. La respuesta es obvia, pero mi orgullo herido decide ignorarla para tratar de salir el paso.
-Eh... chicos...-freno en seco y llamo su atención, poco convencido-. Ya hemos llegado a la cicatriz, cómo habíamos quedado-les sonrío de manera algo forzada-. Así podremos intentar coger la co...-el sonido de algo parecido a una explosión me interrumpe y giro la cabeza a tiempo para ver como un gusano se desmenuza a lo lejos en el aire y de su interior sale un extraño ser en llamas. Los nervios y el miedo se apoderan de mí, mostrando a un Giz que avergonzaría al que una vez había vivido en el desierto-. Vale sé que no es el momento para decirlo pero me confundí de camino al salir de la biblioteca y os traje aquí sin querer y lo siento mucho mucho pero creo que lo mejor es que corramos lo más rápido que podamos-digo a toda carrerilla, antes de salir pitando por uno de los puentes más alejados, sin pensar hacia dónde podrían conducirnos. Tampoco tengo ni idea de qué clase de ser podría causar ese tipo de destrozos, pero lo que sí sé es que no tengo ninguna intención de averiguarlo.
Sigue en el Torreón Maciel.
Salgo al exterior, impaciente por tomar el camino de vuelta. Ni siquiera estoy seguro del motivo de mi impaciencia, quizá la desilusión con lo de los libros o el hecho de no haber podido preguntarle nada al bibliotecario hayan influido. Tardamos en tomar el camino de vuelta, pues Alicia quería echar un mejor vistazo, y cuando comenzamos a desandar el camino, me pongo en cabeza siguiendo uno de los rastros que ya me resultaba tan familiares. Voy tan ensimismado en mis pensamientos que ni siquiera me doy cuenta de que en lugar de seguir el rastro hacia el torreón, había ido guiándome de nuevo por el olor de las cestas de comida. Cuando me doy cuenta, ya estamos demasiado lejos de Letargo, en una zona cercana al puente de la cicatriz de huesos. El alma se me cae al suelo << ¿Cómo narices he podido equivocarme de esta manera? >>. La respuesta es obvia, pero mi orgullo herido decide ignorarla para tratar de salir el paso.
-Eh... chicos...-freno en seco y llamo su atención, poco convencido-. Ya hemos llegado a la cicatriz, cómo habíamos quedado-les sonrío de manera algo forzada-. Así podremos intentar coger la co...-el sonido de algo parecido a una explosión me interrumpe y giro la cabeza a tiempo para ver como un gusano se desmenuza a lo lejos en el aire y de su interior sale un extraño ser en llamas. Los nervios y el miedo se apoderan de mí, mostrando a un Giz que avergonzaría al que una vez había vivido en el desierto-. Vale sé que no es el momento para decirlo pero me confundí de camino al salir de la biblioteca y os traje aquí sin querer y lo siento mucho mucho pero creo que lo mejor es que corramos lo más rápido que podamos-digo a toda carrerilla, antes de salir pitando por uno de los puentes más alejados, sin pensar hacia dónde podrían conducirnos. Tampoco tengo ni idea de qué clase de ser podría causar ese tipo de destrozos, pero lo que sí sé es que no tengo ninguna intención de averiguarlo.
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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Cicatriz de Arax
15/12/11, 07:46 pm
Mánia le bufó a Giz cuando este le revolvió el pelo, y se lo alisó de nuevo con toda la dignidad de la que pudo hacer gala. Siguió a su guía abrazada al libro de mágia, con una de las garras desplegadas por si acaso. Las mangas largas de su blusa seguían cubriendo sus armas a pesar de los desgarrones ensangrentados que lucían bajo los hombros. A la andrógina parecía no imporatle lo más mínimo que su ropa se hubiese manchado de sangre, para ella el rojo de la vida no era molestia alguna y en el fondo incluso le gustaba el modo en que se vislumbraba su blanca piel a través de los cortes.
Mientras caminaba llegó un momento en que comenzó a extrañarse, pues no reconocía la calle por la que iban. Pasado un rato corroboró que , efectivamente, ese no era el camino hacia el torreón y habían acabado de nuevo en la cicatriz. Mánia le habría recriminado su fallo al lagarto de no ser por lo mucho que le gustaba aquel sitio. Se aproximó al borde para admirar los huesos hasta que vio a un gusano repugnante retorcerse entre ellos y... llamas negras... tozos de gusano volando por doquier y una figura oscura. Mánia no pudo ver bien como era, tan solo un resplandor rojo entre el fuego y algo que se le hacía inexplicablemente familiar...
La voz de Giz le hizo volver en sí y echar a correr con los demás hacia el puente, ahora con al libro bajo el brazo izquierdo para correr mejor y su hechizo predilecto en la mente listo para ser prnunciado en caso de que lo necesitase. No sabía adónde iban, las calle ni siquiera le sonaban, pero aun así siguió corriendo hasta quedarse sin aliento, con la imagen del ser grabada a fuego en sus retinas.
Sigue en el Torreón Maciel.
Mientras caminaba llegó un momento en que comenzó a extrañarse, pues no reconocía la calle por la que iban. Pasado un rato corroboró que , efectivamente, ese no era el camino hacia el torreón y habían acabado de nuevo en la cicatriz. Mánia le habría recriminado su fallo al lagarto de no ser por lo mucho que le gustaba aquel sitio. Se aproximó al borde para admirar los huesos hasta que vio a un gusano repugnante retorcerse entre ellos y... llamas negras... tozos de gusano volando por doquier y una figura oscura. Mánia no pudo ver bien como era, tan solo un resplandor rojo entre el fuego y algo que se le hacía inexplicablemente familiar...
La voz de Giz le hizo volver en sí y echar a correr con los demás hacia el puente, ahora con al libro bajo el brazo izquierdo para correr mejor y su hechizo predilecto en la mente listo para ser prnunciado en caso de que lo necesitase. No sabía adónde iban, las calle ni siquiera le sonaban, pero aun así siguió corriendo hasta quedarse sin aliento, con la imagen del ser grabada a fuego en sus retinas.
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- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Cicatriz de Arax
15/12/11, 10:06 pm
Abandonó, de mala gana, la biblioteca. Mientras caminaba detrás de la cola escamosa de Giz, que vigilaba con la mente puesta en otra parte, Alicia regresó a su costumbre de morderse el labio. Le gustaba mirar y ordenar sus pensamientos, porque estos surgían caóticos siempre, y necesitaban un poco de mimo y atención para tener sentido. Magia, magia, magia, magia, magia.... ella repetía la palabra abstracta en su mente. O tal vez solo la había pensado una vez y la idea le rebotaba con eco en el craneo. había espacio de sobra para que sucediese algo así; estaba en sequía de ideas (por eso retomaba las antiguas).
Para cuando se quiso dar cuenta, Giz hablaba, se había detenido. Y ellos no estaban donde tenían que estar.
La Cicatriz de Arax se extendía frente a ella. ~Pero...¿que hacemos aquí? ¡Este no es el camino!~ Miró a Giz, con un deje furibundo. En realidad, fue solo que su nueva expresión simpatica, había sido sustituída por la vieja y fría Alicia, con su viejo y frío malhumor No le gustaba aquel sitio, por mucho que Mánia pareciese tan fascinada con él que se acercase al borde. Acercó una mano al hombro de la niña, a punto de echarla hacia atrás. ¿No sabía que era peligroso? Un gusano recorrió la superficie de la fosa, Su piel se tensaba, se hinchaba, como si algo quisiese salir de dentro. Era una imagen espeluznante, que en pocos segundos terminó con una explosión de rojo y negro. Lo siguiente que supo, es que corrían hacia cualquier parte.
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Para cuando se quiso dar cuenta, Giz hablaba, se había detenido. Y ellos no estaban donde tenían que estar.
La Cicatriz de Arax se extendía frente a ella. ~Pero...¿que hacemos aquí? ¡Este no es el camino!~ Miró a Giz, con un deje furibundo. En realidad, fue solo que su nueva expresión simpatica, había sido sustituída por la vieja y fría Alicia, con su viejo y frío malhumor No le gustaba aquel sitio, por mucho que Mánia pareciese tan fascinada con él que se acercase al borde. Acercó una mano al hombro de la niña, a punto de echarla hacia atrás. ¿No sabía que era peligroso? Un gusano recorrió la superficie de la fosa, Su piel se tensaba, se hinchaba, como si algo quisiese salir de dentro. Era una imagen espeluznante, que en pocos segundos terminó con una explosión de rojo y negro. Lo siguiente que supo, es que corrían hacia cualquier parte.
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Cicatriz de Arax
15/12/11, 11:25 pm
Como suponía, la reacción de Mánia ante lo que le acababa de decir no fue muy madura. Durante unos momentos se perdió entre las estanterias sin que pudiésemos ver qué hacía. Volvió con una expresión indignada y con heridas en la piel. Agarró el libro de magia y caminó hacia la salida de la biblioteca. Puse cara de circunstancias y acto seguido me encogí de hombros. Ya se llevaría el otro libro en otra ocasión, me dije. En el fondo me sentía un poco culpable por haberle dicho que no se lo podía llevar. Al fin y al cabo aunque dada la situación era ridículo llevarse un libro así, Mánia no era de nuestro planeta y había vivido de una forma totalmente ajena a nosotros. En ese sentido comprendía mucho mejor el comportamiento extraño de Mánia que el de Vladimir, el cual parecía totalmente fuera de lugar en nuestro planeta y época. Mientras pensaba en ello le di el libro sobre plantas a Ethan para que lo llevara. Ya nos íbamos a ir, pero esperamos un poco más a petición de Alicia.
Una vez nos pusimos en marcha comenzamos a caminar hacia el torreón... o eso creíamos. Giz nos guiaba, como de costumbre, pero esta vez se tomó alguna que otra licencia en el camino de vuelta.
-No te preocupes, Giz, siempre podemos dar la vuel... -me detuve a media frase.
De pronto escuchamos un sonido extraño que nos hace volver la cabeza hacia el mismo sitio a todos. Justo para ver como del interior de uno de los enormes gusanos del fondo de la cicatriz aparece un ser de piel negra y alas rojas. << Como aquella chica del otro día... >>. Debía tratarse quizás de un ser de la misma especie... aunque este estaba envuelto en lo que parecían llamas oscuras. Nada más emerger del interior del gusano, haciéndolo estallar en mil pedezos, arremetió salvajemente contra otros gusanos haciéndolos estallar en llamas al mismo tiempo que blandía su espada. Durante un instante me quedé paralizado, no por el miedo sino por el espectáculo que esta contemplando. Aquel ser estaba haciendo magia, una magia fuera del alcanze de incluso Giz, quien parecía el más ducho de entre nosotros. Una vez más contemplé el combate fascinado y con los ojos brillantes. Sin embargo mis compañeros me sacaron de mi ensimismamiento con sus advertencias. Sí, debíamos correr, no sabíamos si después de los gusanos nosotros pudiéramos ser las próximas víctimas del ser de alas rojas. Aún mirando hacia atrás de vez en cuando, eché a correr tras mis compañeros.
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Una vez nos pusimos en marcha comenzamos a caminar hacia el torreón... o eso creíamos. Giz nos guiaba, como de costumbre, pero esta vez se tomó alguna que otra licencia en el camino de vuelta.
-No te preocupes, Giz, siempre podemos dar la vuel... -me detuve a media frase.
De pronto escuchamos un sonido extraño que nos hace volver la cabeza hacia el mismo sitio a todos. Justo para ver como del interior de uno de los enormes gusanos del fondo de la cicatriz aparece un ser de piel negra y alas rojas. << Como aquella chica del otro día... >>. Debía tratarse quizás de un ser de la misma especie... aunque este estaba envuelto en lo que parecían llamas oscuras. Nada más emerger del interior del gusano, haciéndolo estallar en mil pedezos, arremetió salvajemente contra otros gusanos haciéndolos estallar en llamas al mismo tiempo que blandía su espada. Durante un instante me quedé paralizado, no por el miedo sino por el espectáculo que esta contemplando. Aquel ser estaba haciendo magia, una magia fuera del alcanze de incluso Giz, quien parecía el más ducho de entre nosotros. Una vez más contemplé el combate fascinado y con los ojos brillantes. Sin embargo mis compañeros me sacaron de mi ensimismamiento con sus advertencias. Sí, debíamos correr, no sabíamos si después de los gusanos nosotros pudiéramos ser las próximas víctimas del ser de alas rojas. Aún mirando hacia atrás de vez en cuando, eché a correr tras mis compañeros.
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- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Cicatriz de Arax
16/12/11, 02:06 pm
Salgo detras de mis compañeros de la biblioteca con mi libro bajo mi mano. Había oido como aquel extraño ser de la biblioteca nos advertía que solo podíamos coger un solo libro, ni más ni menos. Eso era un verdadero fastidio. Yo que había llegado a encontrar entre sus paredes unos libros que habrían llegado a ser muy utiles para mi. Cinco libros, había encontrado cinco libros que versaban sobre estrategias de conbate, como luhar cuando las probabilidades estan en tu contra, otro sobre armas mágicas y hasta un par de ellos sobre la tortura. No, os asusteis, no me había vuelto en una Ranta que ama hacer daño a los demás. No. Lo veía interesante pues mostraba los puntos que podrían causar más daño a tu enemigo con las cosas tan insignificantes que jamás hubiese pensado que podría lograrse. Además, nunca se sabe cuando uno necesitaría tales conocimientos. Puede que algún día callese a nuestras manos un enemigo que posee la información que necesitamos para sobrevivir y que no nos lo quiera dar. En ese caso la única forma de conseguirlo sería hacer lo que el libro decía. No lo hubiera disfrutado, pero lo hubiera hecho. Estaba dispuesta a todo para vivir, aunque para ello tuviese que manchar aún más mi alma. Que le iba a hacer.
Al final no pude llevarme ninguno pues ya habíamos completado nuestro cupo de libros, pero me animé pensando que ya tendría ocasión de tomar alguno de los otros la próxima vez que fueramos allí. Así pues, deje los demás en una mesa que allí se encontraba para que la próxima vez lo pudiese encontrar más facilmente.
En todo el recorrido hacia la cicatriz dejé que Giz fuera el que nos indicara el camino mientras yo caminaba en la retaguardia con mi espada en una mano, la daga en la otra y mi libro, el rojo que había cogido en mi primera visita a aquel edificio, en la mochila que siempre llevaba encima, mientras me preparaba mentalmente al alarde de magia que pensaban hacer mis compañeros para conseguir la comida de allí.
Giz admitió que se había confundido de camino y después de eso todo fue muy rápido. Vi un ser extraño con alas tan rojas como la sangre que olía a peligro. No lo pensé dos veces comencé a correr junto con mis compañeros. No era estúpida, no pensaba luchar. Aún no estaba lo suficientemente preparada o por lo menos no me veía así yo por lo menos.
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Al final no pude llevarme ninguno pues ya habíamos completado nuestro cupo de libros, pero me animé pensando que ya tendría ocasión de tomar alguno de los otros la próxima vez que fueramos allí. Así pues, deje los demás en una mesa que allí se encontraba para que la próxima vez lo pudiese encontrar más facilmente.
En todo el recorrido hacia la cicatriz dejé que Giz fuera el que nos indicara el camino mientras yo caminaba en la retaguardia con mi espada en una mano, la daga en la otra y mi libro, el rojo que había cogido en mi primera visita a aquel edificio, en la mochila que siempre llevaba encima, mientras me preparaba mentalmente al alarde de magia que pensaban hacer mis compañeros para conseguir la comida de allí.
Giz admitió que se había confundido de camino y después de eso todo fue muy rápido. Vi un ser extraño con alas tan rojas como la sangre que olía a peligro. No lo pensé dos veces comencé a correr junto con mis compañeros. No era estúpida, no pensaba luchar. Aún no estaba lo suficientemente preparada o por lo menos no me veía así yo por lo menos.
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Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Cicatriz de Arax
18/12/11, 06:36 pm
Vac perdió la mirada entre los huesos y respiro con fuerza, inundando sus pulmones con el olor del fuego y de la muerte, le había gustado el combate, le había gustado el desafío que le habían planteado los gusanos, le había gustado la victoria y el derecho de reclamar la vida del enemigo, ganado en justo combate, aunque puede que la magia inclinara la balanza en su dirección desde el principio. Se encamino hasta donde había dejado a Feliks despacio, aun pensando en nada especial. Deshizo los hechizos que protegían al fénix y lo encaramo en su hombro, envainando su espada después. Alzó el vuelo de nuevo y sobrevolo la cicatriz, observando la ciudad a sus pies. Llego a percibir unas figuras que se alejaban corriendo de río de osamentas, en dirección sudoeste, parecían los nuevos cosechados, aunque a esa distancia no podría haberlo asegurado. Se pregunto como serían los nuevos cosechados y si habría alguno interesante mientras continuo su camino en dirección a casa.
-Muerte y fuego -susurro para si distraído-, magia y sangre...
Sacudió la cabeza y acelero el vuelo, tenía prisa por llegar, necesitaba dormir un poco.
Sigue en Burdel de Dama Espasmo
-Muerte y fuego -susurro para si distraído-, magia y sangre...
Sacudió la cabeza y acelero el vuelo, tenía prisa por llegar, necesitaba dormir un poco.
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- InvitadoInvitado
Re: Cicatriz de Arax
25/12/11, 02:11 pm
Mánia llegó en primer lugar. Avanzaba con un trotecillo ligero, parándose de vez en cuando para esperar a los demás, asegurándose de que no los perdía de vista. Iba con las garras desplegadas y el libro bajo el brajo, bien sujeto, pero ya había empezado a epnsar en una forma de llevarlo encima dejandole las manos libres. Caillech llevaba una mochila, ella podría buscarse algo parecido tambien...
En cuanto pudo divisar la brecha echó a correr hacia ella, emocionada por poder echar otro vistazo en el mar de huesos que albergaba. Cuando apensa le quedaban unos metros se paró en seco y miró en derredor, comprobando que no había ninguna criatura como la de la otra vez. Estaba todo desierto, todo en silencio... A Mánia no le daba buena espina, no era normal tanto silencio, aún así, se acercó con cautela al borde y se acuclilló para mirar al interior de la cicatriz. Su mirada se deslizó por los huesos distinguiendon las distintas partes de los esqueletos. Había tantas criaturas de tantos tamaños... Y seguro que todas eran preciosas. Era algo que solía decirle Madre cuando era pequeña; da igual lo horrenda que sea una criatura, se convertirá en obra de arte cuando quede en los huesos...
Una pequeña calavera llamó su atención. Estaba en bastante buen estado, limpia y reluciente y tampoco parecía pesada... Mánia miró hacia atrás buscando a los demás con la mirada, aun no habían llegado. << No creo que pase nada...>> Fijó la mirada en la calavera y empezó a pronunciar el hechizo de levitación. n cuanto la calavera empezó a emerger unos centímetros, la cicatriz se sacudió. Varias figuras empezaron a moverse por entre los huesos rápidamente, directos hacia la calavera. Mánia se asustó y se levantó de un salto, alejándose del borde. << Los gusanos>> Cualquier perturbación en el mar óseo alertaría a los gusanos. Mánia se mordió le labio y bufó, no le gustaban esas criaturas pero su cabezonería le pedía a gritos esa calavera. Mantuvo su posición a una distancia prudencial del borde, acercándose lo justo y necesario para poder ver bien su objetivo, dejó el libro a sus pies para tener las manos libres y se concentró. Cuando los gusanos se hubieron calmado de nuevo lo intentó otra vez. La calavera se movió y así lo hicieron los gusanos, pero Mánia no la soltó, sino que la mantuvo en suspensión, aguardando la llegada de la calma... Volvió a intentarlo, otros pocos centímetros, y de nuevo a esperar a que las bestias pasasn de largo. Por fin logró alzar la calavera por encima de los demás huesos, y solo quedaba atraerla hacia sí. Los brazos le temblaban de la tensión y tenía el corazón acelerado, trataba por todos los medios de no parpadear... La calavera llegó a sus brazos y Mánia se dejó caer sentada en el suelo, agotada pero feliz de haber logrado su objetivo. El cráneo parecía humano y era pequeño como el de un niño, estaba en perfecto estado, así que debía ser reciente, cosa que no preocupó en absoluto a Mánia. Le sacó brillo con la manga de su blusa y la giró para admirarla desde todos los ángulos.
-Es perfecta...- susurró, plantándole un beso en la frente. A su espalda oyó llegar a sus compañeros, así que se puso en pie, recogió sus cosas y se sacudió el polvo de la ropa- ¿Ahora qué?- preguntó ladeando la cabeza.
En cuanto pudo divisar la brecha echó a correr hacia ella, emocionada por poder echar otro vistazo en el mar de huesos que albergaba. Cuando apensa le quedaban unos metros se paró en seco y miró en derredor, comprobando que no había ninguna criatura como la de la otra vez. Estaba todo desierto, todo en silencio... A Mánia no le daba buena espina, no era normal tanto silencio, aún así, se acercó con cautela al borde y se acuclilló para mirar al interior de la cicatriz. Su mirada se deslizó por los huesos distinguiendon las distintas partes de los esqueletos. Había tantas criaturas de tantos tamaños... Y seguro que todas eran preciosas. Era algo que solía decirle Madre cuando era pequeña; da igual lo horrenda que sea una criatura, se convertirá en obra de arte cuando quede en los huesos...
Una pequeña calavera llamó su atención. Estaba en bastante buen estado, limpia y reluciente y tampoco parecía pesada... Mánia miró hacia atrás buscando a los demás con la mirada, aun no habían llegado. << No creo que pase nada...>> Fijó la mirada en la calavera y empezó a pronunciar el hechizo de levitación. n cuanto la calavera empezó a emerger unos centímetros, la cicatriz se sacudió. Varias figuras empezaron a moverse por entre los huesos rápidamente, directos hacia la calavera. Mánia se asustó y se levantó de un salto, alejándose del borde. << Los gusanos>> Cualquier perturbación en el mar óseo alertaría a los gusanos. Mánia se mordió le labio y bufó, no le gustaban esas criaturas pero su cabezonería le pedía a gritos esa calavera. Mantuvo su posición a una distancia prudencial del borde, acercándose lo justo y necesario para poder ver bien su objetivo, dejó el libro a sus pies para tener las manos libres y se concentró. Cuando los gusanos se hubieron calmado de nuevo lo intentó otra vez. La calavera se movió y así lo hicieron los gusanos, pero Mánia no la soltó, sino que la mantuvo en suspensión, aguardando la llegada de la calma... Volvió a intentarlo, otros pocos centímetros, y de nuevo a esperar a que las bestias pasasn de largo. Por fin logró alzar la calavera por encima de los demás huesos, y solo quedaba atraerla hacia sí. Los brazos le temblaban de la tensión y tenía el corazón acelerado, trataba por todos los medios de no parpadear... La calavera llegó a sus brazos y Mánia se dejó caer sentada en el suelo, agotada pero feliz de haber logrado su objetivo. El cráneo parecía humano y era pequeño como el de un niño, estaba en perfecto estado, así que debía ser reciente, cosa que no preocupó en absoluto a Mánia. Le sacó brillo con la manga de su blusa y la giró para admirarla desde todos los ángulos.
-Es perfecta...- susurró, plantándole un beso en la frente. A su espalda oyó llegar a sus compañeros, así que se puso en pie, recogió sus cosas y se sacudió el polvo de la ropa- ¿Ahora qué?- preguntó ladeando la cabeza.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Cicatriz de Arax
26/12/11, 11:49 pm
Mánia cogió la delantera, yo iba segunda en esta marcha, no porque no pudiese adelantar a pequeña con mis zancadas sino porque no lo deseaba. Ella sabía este camino, o debería de saberlo, aunque era posible que aún no se acordase de cada giro y vuelta que había que dar. Yo, en cambio, no necesitaba recordar dichas cosas, con solo memorizar el olor de un lugar concreto me bastaba para mi finalidad. Todo lo demás era secundario para mi.
Lo que si que estaba haciendo en esos momentos era olfatear en busca de algún ser que estuviera por los alrededores. Jamás me olvidaría de cuan mortifero que podría ser ente mundo, cuando bajabas minimimamente la guardia alli aparecí un nuevo horror dispuesto a devorarte viva. Algo que intentaba atrasar el máximo tiempo posible o hasta eludirlo. Cosa que parecía que cada día parecía dificultarse más, aunque algo me decía que esto no era más que un pequeña porción del horror que esta ciudad guarda en sus entrañas. Esperaba que esa vocecita mía no tuviera razón, cuanto más peligroso fuese el lugar menos probabilidades habría que viesemos la llegada de la Luna Roja. Una cosa que yo me había jurado llegar a ver. Para algo vine a este mundo de locos donde viven seres espantosos y la gente puede hacer magia, ¿no?
Vi como la pequeña se acercaba a la cicatriz y miraba algo que había allí con fascinación. Recordaba haberla oido decir que era bonito, que ese lugar donde olía a muerte era bonito. Jamás llegaría a entender su sentido de la belleza. Donde ella veía hermosura yo solo atinaba a ver horror, una muerte horrible que no quería para mi persona. La mire por unos momentos quieta, esperando que los demás nos alcanzasen, lo suficiente como para ver como lograba sacar de aquella brecha de muerte una calavera que por el olor y por la apariencia parecía muy reciente. Aparté la mirada a la par que intentaba alejar de mi mente cualquier idea que mi mente quisiera crear en mi interior, y lo logré.
Oí como los demás llegaban y les dirigí una cara que no denotaba el asco que sentí momentos antes al ver como besaba la calavera Mánia.
- Será mejor que pasemos lo antes posible - olfateé el aire -. No hace mucho ha habido movimiento por aqui y no quisiera que otro ser me volviera atacar. He llenado mi cupo respecto a eso para unos cuantos días - dije tranquilamente mientras les dirigía una mirada a todos y cada uno de ellos antes de proseguir -. Bien, ahora, antes de continuar debo preguntar quienes irán directos a nuestro torreón para preparalo y quienes vendrán conmigo a la biblioteca mágica o si, en cambio, todos iremos juntos. Vuestra es la elección - estas palabras iban dirigidas a mis compañeros de torreón pues los demás estaba claro que vendrían conmigo en busca de conocimiento.
Lo que si que estaba haciendo en esos momentos era olfatear en busca de algún ser que estuviera por los alrededores. Jamás me olvidaría de cuan mortifero que podría ser ente mundo, cuando bajabas minimimamente la guardia alli aparecí un nuevo horror dispuesto a devorarte viva. Algo que intentaba atrasar el máximo tiempo posible o hasta eludirlo. Cosa que parecía que cada día parecía dificultarse más, aunque algo me decía que esto no era más que un pequeña porción del horror que esta ciudad guarda en sus entrañas. Esperaba que esa vocecita mía no tuviera razón, cuanto más peligroso fuese el lugar menos probabilidades habría que viesemos la llegada de la Luna Roja. Una cosa que yo me había jurado llegar a ver. Para algo vine a este mundo de locos donde viven seres espantosos y la gente puede hacer magia, ¿no?
Vi como la pequeña se acercaba a la cicatriz y miraba algo que había allí con fascinación. Recordaba haberla oido decir que era bonito, que ese lugar donde olía a muerte era bonito. Jamás llegaría a entender su sentido de la belleza. Donde ella veía hermosura yo solo atinaba a ver horror, una muerte horrible que no quería para mi persona. La mire por unos momentos quieta, esperando que los demás nos alcanzasen, lo suficiente como para ver como lograba sacar de aquella brecha de muerte una calavera que por el olor y por la apariencia parecía muy reciente. Aparté la mirada a la par que intentaba alejar de mi mente cualquier idea que mi mente quisiera crear en mi interior, y lo logré.
Oí como los demás llegaban y les dirigí una cara que no denotaba el asco que sentí momentos antes al ver como besaba la calavera Mánia.
- Será mejor que pasemos lo antes posible - olfateé el aire -. No hace mucho ha habido movimiento por aqui y no quisiera que otro ser me volviera atacar. He llenado mi cupo respecto a eso para unos cuantos días - dije tranquilamente mientras les dirigía una mirada a todos y cada uno de ellos antes de proseguir -. Bien, ahora, antes de continuar debo preguntar quienes irán directos a nuestro torreón para preparalo y quienes vendrán conmigo a la biblioteca mágica o si, en cambio, todos iremos juntos. Vuestra es la elección - estas palabras iban dirigidas a mis compañeros de torreón pues los demás estaba claro que vendrían conmigo en busca de conocimiento.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
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