Cicatriz de Arax
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Rocavarancolia Rol
59 participantes
- Rocavarancolia Rol
Cicatriz de Arax
03/08/11, 11:05 am
Recuerdo del primer mensaje :
La cicatriz de Arax atraviesa la ciudad de este a oeste. Es una fosa común repleta huesos entre los que se mueven unos enormes gusanos ciegos con bocas repletas de afilados colmillos.
A su largo se han instalado recientemente varios puentes colgantes de unos dos metros de ancho. Aunque se tambalean considerablemente la madera es firme y está en buenas condiciones, así como las cuerdas.
A su largo se han instalado recientemente varios puentes colgantes de unos dos metros de ancho. Aunque se tambalean considerablemente la madera es firme y está en buenas condiciones, así como las cuerdas.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Cicatriz de Arax
28/03/23, 02:45 pm
El grupo por fin inició la marcha, azuzados por el deseo de no perder de vista la bañera voladora. Aquella ciudad era una completa ruina y el largo paseo que dieron solo confirmó esas sospechas. El motero andaba al frente, acompañado de Ethan, con decisión y paso ligero. No sabía exactamente qué hora era en ese lugar, pero tenían que encontrar el refugio cuanto antes. Cuando había que girar en algunas calles Connor asomaba rápidamente la cabeza antes de continuar el camino. Les habían avisado de los peligros de Rocavarancolia, así que intentaría no ser sorprendido de ninguna de las maneras posibles. Su pulso era algo acelerado, fruto de la adrenalina, pero su expresión corporal no delataba aquello. Su mente había entrado en modo automático, completamente centrado en vigilar todas las esquinas y recovecos, el mismo modo automático en el que entraba cuando estaba haciendo algún trabajo de la banda. Sin pensamientos externos irrelevantes, solo la orden que Eva le había dado y el objetivo de cumplirla. En este caso la orden se la había puesto él mismo: "Sobrevive pedazo de gilipollas... Sobrevive y vuelve a casa".
Sin embargo no siempre podía mantenerse así de centrado, y había veces que algo ajeno a su propio control aparecía de repente y amenazaba con estropearlo todo. En este caso esa puta amenaza se llamaba Damian, y a pesar de que le había advertido el niño volvía a tocar los cojones de nuevo con aquellos berridos y gritos. El motero se giró hacia el mocoso, y le faltaron dos segundos más para que le diera una colleja o lo elevara en el aire por la camiseta para reprenderle. Pero Nohlem lo intentó calmar antes de que a Connor le diera tiempo a hacer nada, de forma más diplomática y pacífica. A lo que se le sumó también Ethan, al que le dedicó la misma mirada de exasperación aunque cargada de más ira, en referencia a lo mucho que le molestaba Damian. <<A este enano lo que le hacen falta son dos putas hostias, no mimitos de mierda o jueguecitos de los cojones.>> Pensó mientras volvía su vista al frente y seguía andando. Si Damian volvía a gritar Connor tenía lista la mano para descargarla contra la cabeza del niño, en aquel caso sí estaba más que de acuerdo en que una buena colleja era la solución. No pensaba morir por culpa de que sus gritos alertaran a lo que sea.
-Es un puto espantapájaros, joder.- Le contestó a Abel sobre si aquel ser les daría problemas a la hora de coger la comida, no creyendo semejante gilipollez. Aunque luego lo sopesó mejor y era cierto que aquella idea del chico no era tan descabellada, teniendo en cuenta donde se encontraban.-Pero si resulta ser un cabronazo... lo reventamos a hostias. Tenemos que comer, ¿no?- Le diría echándole un rápido vistazo hacia atrás. Connor creía fervientemente que algunos del grupo debían cambiar rápidamente el chip de sus cabezas, si querían sobrevivir a esa ciudad.
Finalmente llegaron a una amplia zona, libre de callejuelas. Y aunque ya había experimentado grandes sorpresas desde que llegó a la ciudad: alienígenas, una fuente que te cambiaba el idioma, barcos y bañeras voladoras.... Nada se comparaba con la enorme impresión e impacto visual que provocaba esa gran grieta, mayor aún por la cantidad de huesos y esqueletos que poblaban su interior. Era un enorme abismo que alcanzaba hasta donde llegaba la vista, y Connor anduvo más lento mientras observaba cómo la bañera cruzaba la grieta y se alejaba de ellos.
-Joder...puta mierda...- Dijo el motero sin dejar de buscar algún sitio por donde cruzar en vano. Aquel lugar era sobrecogedor y Connor se asomó un poco al borde para ver su interior, movido por la curiosidad. Muchos de aquellos huesos era incapaz de reconocerlos como humanos, y otros muchos dejaban que jugara con la imaginación y pensara en la clase de titánicas criaturas que tenían que haberlos llevado en vida. De repente el perro humanoide gritó, y Connor se giró hacia su dirección para mirarlo con alerta, para después volver su vista a la grieta al escuchar su alarma.<<Gusanos... jodidos gusanos gigantes>>. Tras un rápido vistazo buscando pudo ver algo blanquecino y móvil, que en nada tenía que ver con los esqueletos de allí. El motero dio dos pasos atrás para alejarse del borde, con el ceño fruncido y preguntándose por primera vez si sería capaz de...sobrevivir a todo aquello.- Como se te ocurra hacer el gilipollas en el borde te juro que te vas a llevar tantas collejas como putos huesos hay abajo, Damian.- Le diría al niño italiano, con expresión autoritaria. Aniol era mucho menos alocado y sabía que no hacía falta que le dijera nada.
Connor se cruzó de brazos, con aire pensativo mientras escuchaba los comentarios e ideas del resto. En algún lugar tenía que haber algún puente o forma de cruzar, como sugirió Räg. Pero no le gustaba la idea de dejar a Aniol y Damian a solas con Serena, teniendo en cuenta el comentario que había dicho antes sobre dejarlos atrás a él mismo y a Ethan. Además acababa de darse cuenta de que se había atado varias telas para hacer de zapatos por haberse hecho un corte y no sería capaz de defender a los críos de nada.<<Ten cuidado Serena, lo mismo hay que dejarte atrás... subnormal de los cojones.>>.
-Separarnos sería una puñetera cagada.- Le dijo tanto al lagarto como al británico, negando con la cabeza sin estar de acuerdo.- Hagamos lo que hagamos deberíamos hacerlo todos juntos.- No le gustaba la idea de alejarse del resto, al menos en grupo podían defenderse mejor o salir corriendo mientras otro moría en su lugar. Por otro lado no parecía haber ningún puente a la vista, y eso significaba que si iban a buscarlo podrían tardar bastante en encontrarlo. Aquella grieta parecía cortar la ciudad entera en dos, a juzgar por su longitud.-Creo que tenemos que mandar la comida a tomar por culo, y buscar el jodido refugio.- Sugirió el motero observando la bañera, cada segundo mucho más lejos de ellos. Sus gritos hablando de la comida que llevaba se escuchaban cada vez menos claros y fuertes.
Connor creía que para cuando encontraran el puente ya habrían perdido de vista la bañera.
Sin embargo no siempre podía mantenerse así de centrado, y había veces que algo ajeno a su propio control aparecía de repente y amenazaba con estropearlo todo. En este caso esa puta amenaza se llamaba Damian, y a pesar de que le había advertido el niño volvía a tocar los cojones de nuevo con aquellos berridos y gritos. El motero se giró hacia el mocoso, y le faltaron dos segundos más para que le diera una colleja o lo elevara en el aire por la camiseta para reprenderle. Pero Nohlem lo intentó calmar antes de que a Connor le diera tiempo a hacer nada, de forma más diplomática y pacífica. A lo que se le sumó también Ethan, al que le dedicó la misma mirada de exasperación aunque cargada de más ira, en referencia a lo mucho que le molestaba Damian. <<A este enano lo que le hacen falta son dos putas hostias, no mimitos de mierda o jueguecitos de los cojones.>> Pensó mientras volvía su vista al frente y seguía andando. Si Damian volvía a gritar Connor tenía lista la mano para descargarla contra la cabeza del niño, en aquel caso sí estaba más que de acuerdo en que una buena colleja era la solución. No pensaba morir por culpa de que sus gritos alertaran a lo que sea.
-Es un puto espantapájaros, joder.- Le contestó a Abel sobre si aquel ser les daría problemas a la hora de coger la comida, no creyendo semejante gilipollez. Aunque luego lo sopesó mejor y era cierto que aquella idea del chico no era tan descabellada, teniendo en cuenta donde se encontraban.-Pero si resulta ser un cabronazo... lo reventamos a hostias. Tenemos que comer, ¿no?- Le diría echándole un rápido vistazo hacia atrás. Connor creía fervientemente que algunos del grupo debían cambiar rápidamente el chip de sus cabezas, si querían sobrevivir a esa ciudad.
Finalmente llegaron a una amplia zona, libre de callejuelas. Y aunque ya había experimentado grandes sorpresas desde que llegó a la ciudad: alienígenas, una fuente que te cambiaba el idioma, barcos y bañeras voladoras.... Nada se comparaba con la enorme impresión e impacto visual que provocaba esa gran grieta, mayor aún por la cantidad de huesos y esqueletos que poblaban su interior. Era un enorme abismo que alcanzaba hasta donde llegaba la vista, y Connor anduvo más lento mientras observaba cómo la bañera cruzaba la grieta y se alejaba de ellos.
-Joder...puta mierda...- Dijo el motero sin dejar de buscar algún sitio por donde cruzar en vano. Aquel lugar era sobrecogedor y Connor se asomó un poco al borde para ver su interior, movido por la curiosidad. Muchos de aquellos huesos era incapaz de reconocerlos como humanos, y otros muchos dejaban que jugara con la imaginación y pensara en la clase de titánicas criaturas que tenían que haberlos llevado en vida. De repente el perro humanoide gritó, y Connor se giró hacia su dirección para mirarlo con alerta, para después volver su vista a la grieta al escuchar su alarma.<<Gusanos... jodidos gusanos gigantes>>. Tras un rápido vistazo buscando pudo ver algo blanquecino y móvil, que en nada tenía que ver con los esqueletos de allí. El motero dio dos pasos atrás para alejarse del borde, con el ceño fruncido y preguntándose por primera vez si sería capaz de...sobrevivir a todo aquello.- Como se te ocurra hacer el gilipollas en el borde te juro que te vas a llevar tantas collejas como putos huesos hay abajo, Damian.- Le diría al niño italiano, con expresión autoritaria. Aniol era mucho menos alocado y sabía que no hacía falta que le dijera nada.
Connor se cruzó de brazos, con aire pensativo mientras escuchaba los comentarios e ideas del resto. En algún lugar tenía que haber algún puente o forma de cruzar, como sugirió Räg. Pero no le gustaba la idea de dejar a Aniol y Damian a solas con Serena, teniendo en cuenta el comentario que había dicho antes sobre dejarlos atrás a él mismo y a Ethan. Además acababa de darse cuenta de que se había atado varias telas para hacer de zapatos por haberse hecho un corte y no sería capaz de defender a los críos de nada.<<Ten cuidado Serena, lo mismo hay que dejarte atrás... subnormal de los cojones.>>.
-Separarnos sería una puñetera cagada.- Le dijo tanto al lagarto como al británico, negando con la cabeza sin estar de acuerdo.- Hagamos lo que hagamos deberíamos hacerlo todos juntos.- No le gustaba la idea de alejarse del resto, al menos en grupo podían defenderse mejor o salir corriendo mientras otro moría en su lugar. Por otro lado no parecía haber ningún puente a la vista, y eso significaba que si iban a buscarlo podrían tardar bastante en encontrarlo. Aquella grieta parecía cortar la ciudad entera en dos, a juzgar por su longitud.-Creo que tenemos que mandar la comida a tomar por culo, y buscar el jodido refugio.- Sugirió el motero observando la bañera, cada segundo mucho más lejos de ellos. Sus gritos hablando de la comida que llevaba se escuchaban cada vez menos claros y fuertes.
Connor creía que para cuando encontraran el puente ya habrían perdido de vista la bañera.
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manual
Re: Cicatriz de Arax
28/03/23, 06:47 pm
Si era cierto que en aquel mundo se podía conjurar cualquier tipo de magia, lo único que quería Serena era encontrar el modo de hacerse invisible.
El arreglo que había conseguido con la chaqueta no sirvió de mucho tras unos minutos y, aunque intentaba no apoyar la planta del pie, cada vez que lo hacía sentía que el corte volvía a abrirse de nuevo. Tampoco mejoraba la situación el hecho de que nadie tratara de ofrecerle ayuda. Era cierto que no quería sentir ningún tipo de compasión hacia ella y que, además, había hablado de manera bastante cortante, pero ¿de verdad nadie iba a proponer que pararan un rato? Se le estaban ocurriendo varios adjetivos -propios del vocabulario de Connor- cuando se tranquilizó al escuchar que Airi y Abel hablaban preocupados sobre ella. Es más, cuando al final alguien se dignó a prestarle ayuda, en lo que a Rick le pareció una propuesta disimulada, incluso se sintió agradecida. Sabía que estaba siendo totalmente incoherente con sus propios pensamientos, pero de poco serviría su orgullo si acababa sola en medio de aquella ciudad por no haber podido seguir el ritmo de los demás. Además, no pudo pasar por alto el hecho de que la actitud arrogante del chico había desaparecido, dirigiéndose a ella con cierto respeto y precaución en el tono de su voz.
Serena ya había decidido que estaba dispuesta a aceptar la ayuda de Rick, pero algo hizo que dejara de andar antes de que pudiera dirigirse a él. Tuvo que alzar la cabeza hasta encontrar la mirada de Kalna; había podido apreciar la altura de la chica desde que la había visto en las mazmorras pero ahora, tan cerca de ella, hacía que se sintiera más pequeña que nunca. Estaba preparada para recibir cualquier tipo de reproche por el espectáculo que estaba montando, pero su cuerpo entero se tensó en cuanto notó una de sus manos sujetándole la barbilla. Podía notar que sus mejillas habían comenzado a arder de manera inconsciente, ¿se habría dado cuenta Kalna? Una vez más, Serena tan solo quiso desaparecer. Además, el agarre de la chica ejercía la suficiente fuerza como para no permitirle apartar la cabeza, por lo que su única opción era tratar de mostrar el enfado que sentía a través de la mirada. Se dio cuenta de que estaba intentando transmitirle un mensaje de ánimo pero, ¿quién se creía que era para acercarse así?
—¿¡Qué!? —Serena la miró boquiabierta y negó con firmeza cuando le propuso llevarla subida a la espalda. ¡Como si ella fuera un saco!—. Esto… Gracias, pero aún puedo andar yo sola.
Lógicamente no podía o, al menos, no durante mucho más tiempo si no quería que aquel corte empeorara considerablemente. A una parte de ella le parecía demasiado tentadora la oferta; humillante, sí, pero también sensata teniendo en cuenta el estado de su pie. Sus dudas se disiparon cuando irremediablemente volvió a quedarse atrás y Kalna se acercó de nuevo a ella, esta vez de forma mucho más contundente.
—Está bien… Pero solo un rato, hasta que descanse un poco el pie —aclaró Serena, mientras Kalna se limitaba a sujetarla entre sus brazos y acomodarla sobre la espalda.
Se sentía ridícula, pero al menos Kalna no tenía palabras de consuelo para ella; estaba segura que, de haberlas recibido, habría vuelto a romper a llorar, y las pocas fuerzas que le quedaban habrían desaparecido. Sin embargo, la vergüenza que sentía fue disminuyendo poco a poco. La espalda de la chica era tan fuerte que Serena tuvo que acomodarse hasta encontrar una posición cómoda entre sus músculos. Mientras lo hacía, se aseguró de apretar con sus manos más de lo necesario, sabía que no le podría hacer daño a Kalna, pero quería vengarse del ridículo que le había hecho pasar. Apartó la vista del entramado de trenzas de la chica y distinguió un torreón que se erguía entre los edificios destruidos. No debía encontrarse a demasiados minutos andando, por lo que le pareció una buena opción como posible refugio. Más que comer, lo que necesitaba Serena era poder limpiarse la herida y reposar el pie.
El grupo dejó de andar al llegar a una gran grieta que parecía dividir el terreno en dos, y Kalna la dejó en el suelo de nuevo. No tardó en escuchar los gritos del perro y los comentarios de Ethan. ¿De verdad había gusanos gigantes? Estaba deseando acercarse para comprobarlo, pero decidió no arriesgarse al recordar que no podría salir corriendo en caso de peligro.
El lagarto se acercó a ella y le preguntó si quería quedarse con los niños. Decidió que lo incluiría en el grupo de las pocas personas que toleraba desde que había despertado en esa ciudad, al menos se dirigía a ella con respeto.
—No me importa quedarme con ellos. —Serena agradecía la confianza depositada en ella, aunque no le convencía tener que quedarse con el niño gritón maleducado—. Pero quizá es mejor idea acercarnos a aquel torreón y asegurarnos de encontrar refugio antes de que anochezca —señaló, ignorando a Connor y negándose a darle la razón.
El arreglo que había conseguido con la chaqueta no sirvió de mucho tras unos minutos y, aunque intentaba no apoyar la planta del pie, cada vez que lo hacía sentía que el corte volvía a abrirse de nuevo. Tampoco mejoraba la situación el hecho de que nadie tratara de ofrecerle ayuda. Era cierto que no quería sentir ningún tipo de compasión hacia ella y que, además, había hablado de manera bastante cortante, pero ¿de verdad nadie iba a proponer que pararan un rato? Se le estaban ocurriendo varios adjetivos -propios del vocabulario de Connor- cuando se tranquilizó al escuchar que Airi y Abel hablaban preocupados sobre ella. Es más, cuando al final alguien se dignó a prestarle ayuda, en lo que a Rick le pareció una propuesta disimulada, incluso se sintió agradecida. Sabía que estaba siendo totalmente incoherente con sus propios pensamientos, pero de poco serviría su orgullo si acababa sola en medio de aquella ciudad por no haber podido seguir el ritmo de los demás. Además, no pudo pasar por alto el hecho de que la actitud arrogante del chico había desaparecido, dirigiéndose a ella con cierto respeto y precaución en el tono de su voz.
Serena ya había decidido que estaba dispuesta a aceptar la ayuda de Rick, pero algo hizo que dejara de andar antes de que pudiera dirigirse a él. Tuvo que alzar la cabeza hasta encontrar la mirada de Kalna; había podido apreciar la altura de la chica desde que la había visto en las mazmorras pero ahora, tan cerca de ella, hacía que se sintiera más pequeña que nunca. Estaba preparada para recibir cualquier tipo de reproche por el espectáculo que estaba montando, pero su cuerpo entero se tensó en cuanto notó una de sus manos sujetándole la barbilla. Podía notar que sus mejillas habían comenzado a arder de manera inconsciente, ¿se habría dado cuenta Kalna? Una vez más, Serena tan solo quiso desaparecer. Además, el agarre de la chica ejercía la suficiente fuerza como para no permitirle apartar la cabeza, por lo que su única opción era tratar de mostrar el enfado que sentía a través de la mirada. Se dio cuenta de que estaba intentando transmitirle un mensaje de ánimo pero, ¿quién se creía que era para acercarse así?
—¿¡Qué!? —Serena la miró boquiabierta y negó con firmeza cuando le propuso llevarla subida a la espalda. ¡Como si ella fuera un saco!—. Esto… Gracias, pero aún puedo andar yo sola.
Lógicamente no podía o, al menos, no durante mucho más tiempo si no quería que aquel corte empeorara considerablemente. A una parte de ella le parecía demasiado tentadora la oferta; humillante, sí, pero también sensata teniendo en cuenta el estado de su pie. Sus dudas se disiparon cuando irremediablemente volvió a quedarse atrás y Kalna se acercó de nuevo a ella, esta vez de forma mucho más contundente.
—Está bien… Pero solo un rato, hasta que descanse un poco el pie —aclaró Serena, mientras Kalna se limitaba a sujetarla entre sus brazos y acomodarla sobre la espalda.
Se sentía ridícula, pero al menos Kalna no tenía palabras de consuelo para ella; estaba segura que, de haberlas recibido, habría vuelto a romper a llorar, y las pocas fuerzas que le quedaban habrían desaparecido. Sin embargo, la vergüenza que sentía fue disminuyendo poco a poco. La espalda de la chica era tan fuerte que Serena tuvo que acomodarse hasta encontrar una posición cómoda entre sus músculos. Mientras lo hacía, se aseguró de apretar con sus manos más de lo necesario, sabía que no le podría hacer daño a Kalna, pero quería vengarse del ridículo que le había hecho pasar. Apartó la vista del entramado de trenzas de la chica y distinguió un torreón que se erguía entre los edificios destruidos. No debía encontrarse a demasiados minutos andando, por lo que le pareció una buena opción como posible refugio. Más que comer, lo que necesitaba Serena era poder limpiarse la herida y reposar el pie.
El grupo dejó de andar al llegar a una gran grieta que parecía dividir el terreno en dos, y Kalna la dejó en el suelo de nuevo. No tardó en escuchar los gritos del perro y los comentarios de Ethan. ¿De verdad había gusanos gigantes? Estaba deseando acercarse para comprobarlo, pero decidió no arriesgarse al recordar que no podría salir corriendo en caso de peligro.
El lagarto se acercó a ella y le preguntó si quería quedarse con los niños. Decidió que lo incluiría en el grupo de las pocas personas que toleraba desde que había despertado en esa ciudad, al menos se dirigía a ella con respeto.
—No me importa quedarme con ellos. —Serena agradecía la confianza depositada en ella, aunque no le convencía tener que quedarse con el niño gritón maleducado—. Pero quizá es mejor idea acercarnos a aquel torreón y asegurarnos de encontrar refugio antes de que anochezca —señaló, ignorando a Connor y negándose a darle la razón.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Cicatriz de Arax
28/03/23, 08:15 pm
Con las tripas que le daban media vuelta con la de hambre que arrastraba, Damian no paraba quieto ni tenía intenciones de callarse. Daba botecitos y pequeños saltos, haciendo sonidos con la garganta que iban y venían con cada bote de su cuerpo. Como era un sitio nuevo para él, tambien le emocionaba como sería la comida que no eran cacahuetes. Lo que no reconocía lo imaginaba como verdaderos manjares deliciosos y gigantescos. Tal era su euforia que no le dedicaría ni un momento a la que estuvo herida del pie por el camino.
Nohlem se le acercó, era la primera vez que hablaba directamente a Damian quien lejos de ser discreto lo miro extrañado, sus ojos gritaban “que raro eres”. Verlo de cerca, sin embargo, hizo que el chico se centrase en sus rasgos no humanos. El hocico, las orejas, todo era gatuno pero muy sutil comparándolo con colmillo. En su tono hubo suavidad asi que Damian se paró por un momento a escucharlo.
Lo primero como que no lo entendió, tampoco veía peligro alguno por la zona, pero cuando mencionó que sus gritos espantarían al de la bañera. Ethan también se unió a la conversación y ellos dos pudieron ver que calaron sus palabras en el niño.
Dejó ir un pequeño grito ahogado, mortificado—. ¡Ah! ¿En serio? Mierda... —susurró asustado por quedarse sin comer, hablando muy bajito—. Vale, me callo. Lo juro. Lo prometo —selló una promesa colocando un dedo sonre sus labios. Tardaría bien poco en romperse pero, por lo pronto, consiguieron sellar temporalmente la bocaza del circense.
Habían llegado a lo que parecía ser una raja en el suelo, una enorme que se extendía bastante lejos. No pudo contener su curiosidad y, cercano a Connor, se asomó con él al abismo lleno de…
—Ostias… Eh, ¡¿Qué?! ¡Ayayay que cojones! ¿Qué son esas cosas, joder? Coño, qué es este sitio... —expresó con un repelús por todo su cuerpo. Eran huesos, huesos, muchísimos, acompañados de gusanos gigantescos que hicieron retroceder a Damian, algo perturbado por la visión. No era el único, los que miraban tambien eran invadidos por el mismo sentimiento. ¿Dónde lo habían mandado? Connor lo amenazó con no liarla como era costumbre pero Damian ya tuvo más respeto por la situación en la que estaban, se le notaba en la mirada más seria que antes. Conque esos eran los peligros a los que Nohlem y Ethan se referían, ¿habrían más cosas así, fuera de esa grieta?
—¡Yo quiero que vayamos juntos, eso es mejor! —revaloró la situación, entendiendo el peligro y acobardándose un poco. Él en su cabeza se veía capaz pero… no, no quería perder a gente con la que poder contar. También era la primera vez que empatizaba con el chucho, mirándolo algo asustado. Esos bichos han comido cosas de las que solo han dejado huesos. Abel, aquel chico que en un principio no lo asustó con el pelo por delante, también se retorció de asco. Era el perfecto ejemplo de que ya no era un juego. No eran huesos de mentira como alguno que tenían en el circo ni tampoco eran cosas que solo aparentaban ser perturbadoras, también hacían daño. Comen. Matan. Tragó esos sentimientos, podía hacerlo. Solo tenían que estar a salvo.
Por ello asintió a la sugerencia de Connor con rapidez. Le dolía estar sin comer pero que un bicho igual de peligroso lo atacase, esa idea le quitaba el hambre. No podían cruzar, asi que debían hacer algo. Solo quedaban dos opciones, derecha o izquierda. Suspiró un poco ante la idea de estar con la pelirroja y si no lo mandaban directamente haría oidos sordos y se pegaría a Ethan y al pelogallo.
—¡Si nos movemos rápido lo encontraremos, vamos de una puta vez venga! —el chico se impacientó, respondiendo a lo de buscar el refugio. Lo mismo dentro habría comida, camas como las de la prisión o quizás se encontrarían a Akeyo y por fin le daría sus poderes sin esperar tanto y volvería al circo en brazos de su mamá.
Nohlem se le acercó, era la primera vez que hablaba directamente a Damian quien lejos de ser discreto lo miro extrañado, sus ojos gritaban “que raro eres”. Verlo de cerca, sin embargo, hizo que el chico se centrase en sus rasgos no humanos. El hocico, las orejas, todo era gatuno pero muy sutil comparándolo con colmillo. En su tono hubo suavidad asi que Damian se paró por un momento a escucharlo.
Lo primero como que no lo entendió, tampoco veía peligro alguno por la zona, pero cuando mencionó que sus gritos espantarían al de la bañera. Ethan también se unió a la conversación y ellos dos pudieron ver que calaron sus palabras en el niño.
Dejó ir un pequeño grito ahogado, mortificado—. ¡Ah! ¿En serio? Mierda... —susurró asustado por quedarse sin comer, hablando muy bajito—. Vale, me callo. Lo juro. Lo prometo —selló una promesa colocando un dedo sonre sus labios. Tardaría bien poco en romperse pero, por lo pronto, consiguieron sellar temporalmente la bocaza del circense.
Habían llegado a lo que parecía ser una raja en el suelo, una enorme que se extendía bastante lejos. No pudo contener su curiosidad y, cercano a Connor, se asomó con él al abismo lleno de…
—Ostias… Eh, ¡¿Qué?! ¡Ayayay que cojones! ¿Qué son esas cosas, joder? Coño, qué es este sitio... —expresó con un repelús por todo su cuerpo. Eran huesos, huesos, muchísimos, acompañados de gusanos gigantescos que hicieron retroceder a Damian, algo perturbado por la visión. No era el único, los que miraban tambien eran invadidos por el mismo sentimiento. ¿Dónde lo habían mandado? Connor lo amenazó con no liarla como era costumbre pero Damian ya tuvo más respeto por la situación en la que estaban, se le notaba en la mirada más seria que antes. Conque esos eran los peligros a los que Nohlem y Ethan se referían, ¿habrían más cosas así, fuera de esa grieta?
—¡Yo quiero que vayamos juntos, eso es mejor! —revaloró la situación, entendiendo el peligro y acobardándose un poco. Él en su cabeza se veía capaz pero… no, no quería perder a gente con la que poder contar. También era la primera vez que empatizaba con el chucho, mirándolo algo asustado. Esos bichos han comido cosas de las que solo han dejado huesos. Abel, aquel chico que en un principio no lo asustó con el pelo por delante, también se retorció de asco. Era el perfecto ejemplo de que ya no era un juego. No eran huesos de mentira como alguno que tenían en el circo ni tampoco eran cosas que solo aparentaban ser perturbadoras, también hacían daño. Comen. Matan. Tragó esos sentimientos, podía hacerlo. Solo tenían que estar a salvo.
Por ello asintió a la sugerencia de Connor con rapidez. Le dolía estar sin comer pero que un bicho igual de peligroso lo atacase, esa idea le quitaba el hambre. No podían cruzar, asi que debían hacer algo. Solo quedaban dos opciones, derecha o izquierda. Suspiró un poco ante la idea de estar con la pelirroja y si no lo mandaban directamente haría oidos sordos y se pegaría a Ethan y al pelogallo.
—¡Si nos movemos rápido lo encontraremos, vamos de una puta vez venga! —el chico se impacientó, respondiendo a lo de buscar el refugio. Lo mismo dentro habría comida, camas como las de la prisión o quizás se encontrarían a Akeyo y por fin le daría sus poderes sin esperar tanto y volvería al circo en brazos de su mamá.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Cicatriz de Arax
29/03/23, 10:11 pm
Después de que Nohlem hablara con el pequeño gigante para que hablara más bajo (y conseguirlo), Tawar se aferró a su cabeza peluda para no caerse durante el camino. No se agarró a nada sino que repartió sus extremidades como pudo para mantener el equilibrio pero le costaba mirar a todo lo que había alrededor del grupo mientras seguían a la bañera con promesas de extrañas viandas. No entendía cómo podían salir semejantes estructuras de piedra del suelo ni por qué los demás las llamaban ruinas. ¿Acaso antaño habían lucido otro aspecto? ¿Cómo habrían sido? Entendía que los gigantes debían vivir dentro, pues tenían unos tamaños proporcionales a esas cuevas. Pero también... ¿brotaban del suelo? Tenían formas muy similares, quizás eran un mismo tipo de montaña... o quizás las podían horadar y trabajar con herramientas de gigantes. Y a todo esto, ¿dónde estaban los demás gigantes?
Tenía numerosas preguntas, pero se agolpaban una detrás de otra de tal manera que no fue capaz de enunciar ninguna. No hasta que el grupo se detuvo y empezaron de nuevo los improperios y los comentarios de frustración. Le repobladore se irguió entonces sobre las dos piernas para ver qué lechugas podridas estaba pasando...
—¿¡Pero qué es eso!?
Se acercó al borde con la frente de Nohlem y se puso de puntillas para poder mirar mejor adelante y a continuación a ambos lados. Un tremendo corte atravesaba la tierra de lado a lado hasta donde sus ojillos podían alcanzar. Para colmo, la bañera voladora se había marchado a la otra orilla.
—Quizás yo pueda saltar y trepar, se nos da bien... —aventuró, pero entonces escuchó que hablaban de "gusanos gigantes". Sabía lo que significaban ambas palabras, pero no quería asumir lo que entrañaba la suma de ambas. Qué rayos, Nohlem incluso se estaba acercando y le bastó un vistazo rápido para echarse hacia atrás y tirar de sus pelos—. ¡No he dicho nada, yo por ahí no paso! ¡No te acerques tanto! ¡Quietes todes, atrás! —gritaba y gritaba, aterrade.
No había llegado a ver los gusanos. Tampoco le temía al salto o a las alturas ni a lo escarpado de la pared opuesta. No. Lo que le había hecho tragar más saliva que nunca era la inmensa cantidad de esqueletos que había visto y el olor a muerte que despedía la grieta. No quería estar allí cerca ni un segundo más ni entendía cómo podían acercarse y asomarse tanto los demás. Si por Tawar fuera, la bañera se podía quemar.
Tenía numerosas preguntas, pero se agolpaban una detrás de otra de tal manera que no fue capaz de enunciar ninguna. No hasta que el grupo se detuvo y empezaron de nuevo los improperios y los comentarios de frustración. Le repobladore se irguió entonces sobre las dos piernas para ver qué lechugas podridas estaba pasando...
—¿¡Pero qué es eso!?
Se acercó al borde con la frente de Nohlem y se puso de puntillas para poder mirar mejor adelante y a continuación a ambos lados. Un tremendo corte atravesaba la tierra de lado a lado hasta donde sus ojillos podían alcanzar. Para colmo, la bañera voladora se había marchado a la otra orilla.
—Quizás yo pueda saltar y trepar, se nos da bien... —aventuró, pero entonces escuchó que hablaban de "gusanos gigantes". Sabía lo que significaban ambas palabras, pero no quería asumir lo que entrañaba la suma de ambas. Qué rayos, Nohlem incluso se estaba acercando y le bastó un vistazo rápido para echarse hacia atrás y tirar de sus pelos—. ¡No he dicho nada, yo por ahí no paso! ¡No te acerques tanto! ¡Quietes todes, atrás! —gritaba y gritaba, aterrade.
No había llegado a ver los gusanos. Tampoco le temía al salto o a las alturas ni a lo escarpado de la pared opuesta. No. Lo que le había hecho tragar más saliva que nunca era la inmensa cantidad de esqueletos que había visto y el olor a muerte que despedía la grieta. No quería estar allí cerca ni un segundo más ni entendía cómo podían acercarse y asomarse tanto los demás. Si por Tawar fuera, la bañera se podía quemar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Cicatriz de Arax
30/03/23, 01:02 am
“Oh, no me lo digas dos veces…” pensó ante la provocación del otro, y en seguida posó la vista en sus piernas creyendo que el juego de palabras vendría por algo.
El truco con el pequeño inquieto funcionó de maravilla, más de lo que hubiera esperado considerando lo caótico que era. Le guiñó un ojo a Damian para sellar el trato, y en cuanto este ya no miraba le dio las gracias en silencio al de la “mala pata” con una sonrisa, a tiempo de ver el intercambio de miradas entre él y Connor con una exhalación a modo de risa.
Incluso sin la alarma andante el camino fue horrible, y a más veía más se le caía el alma a los pies. Lo primero y más chocante era el estado de las “calles” y edificios, que exceptuando algún que otro en la distancia estaban todos hechos pedazos. Lo segundo e incluso peor era la ausencia de árboles. El terreno estaba yermo, con poco o nada de verde ahí por donde posaba la vista, y más que nunca hasta entonces se le apretó el corazón por volver a Varmania cuanto antes. Era lo más antinatural de todo, más incluso que estar andando al lado de un lobo bípedo, tener un duende en la cabeza o que el más alto se preocupase por un espantapájaros en una bañera. No quería que el paisaje le mermara de nuevo el ánimo, ni pensar en la locura que era el tema de su hermana, así que hizo lo propio y le tomó la palabra al chico de la coleta: era bastante más mono que las ruinas. Incluso Connor lo era… a su manera y si no le diera miedo posar la mirada en él más de 10 segundos. En general y para todos los varmanoides, si ignoraba las particulares narices no estaban tan mal. También se aseguró varias veces de que el resto les seguían, viendo como la pelirroja herida era cargada por la hija de Mónika con cierto alivio.
Aunque si creía que el camino era horrible no había adjetivo para el cañón que partía la tierra. Nohlem creyó de primeras que se trataba de un río, mas la idea cayó en descarte pronto al no escuchar agua y…
—Por todos los Santos y la madera de sus tumbas…
Con los ojos abiertos como platos se asomó detras de la primera avanzadilla con cuidado, quedando boquiabierto por la cantidad de huesos y el tamaño antinatural de algunos de ellos. Se quedó hipnotizado con el espectáculo e hizo gala de un mínimo de reflejos colocando una mano por encima de su frente para hacer de valla entre el vacío y Tawar, aunque hubiera distancia de sobra.
—No sé si… ¿Estás seguro…? ¿Segure? —se corrigió, algo confuso. Su pregunta murió con el grito del lobo y el respingo que le provocó, viendo efectivamente el asqueroso movimiento de los gusanos de los que les advertía. La imagen le heló la sangre, pero por alguna razón también hizo que no pudiese despegar los ojos de ellos. Quería saciar el morbo acercándose más para tener mejor detalle, pero Tawar se aseguró de que no lo hiciera tirándole del pelo—. ¡Ey ey, vale vale! ¡Que no me iba a tirar! ¡Tranquilidad!
En Varmania había insectos gigantes, así que aquellos no eran TAN horripilantes y extraños para él. En su mundo los ciempiés eran más grandes que él y para más inri, volaban. Desde su ignorancia los encontraba bastante peor que los que estaba viendo, claro que… no podía decir que hubiera estado tan cerca de ninguno vivo antes, y tampoco es que un “podría ser peor” lo hiciera menos espeluznante.
—Secundo eso de no separarnos… —añadió, volviendo allí donde Tawar no le dejase calvo, aún con los ojos en la grieta. No le hacía gracia dejar ir la comida, pero menos se la hacía acabar como en las novelas de terror que tanto le gustaban a su padre. No había otra. Su vista fue guiada por la pelirroja hasta una gran construcción aparentemente entera -necesitó las gafas para comprobarlo-, y aunque no quería cantar victoria era el mejor objetivo que podían ponerse ahora mismo. A menos que ya estuviera ocupada. O que el dueño no quisiera ayudar a un grupo de raritos. O peor, que tuviera hambre. Al sentir que estaba apretando los dientes de más hizo los pensamientos a un lado—. Como sea, vamos a acercarnos. Ya intentaremos dar con la bañera más tarde.
>>Oye, eh… No conozco tu nombre, lo siento —comentó por lo bajo a la pelirroja antes de seguir andando. Hablaba con delicadez y las orejas algo caídas; seguramente no fuera el momento, pero no podía dejarlo más tiempo—. ¿Vas bien? ¿Te has hecho mucho daño?
El truco con el pequeño inquieto funcionó de maravilla, más de lo que hubiera esperado considerando lo caótico que era. Le guiñó un ojo a Damian para sellar el trato, y en cuanto este ya no miraba le dio las gracias en silencio al de la “mala pata” con una sonrisa, a tiempo de ver el intercambio de miradas entre él y Connor con una exhalación a modo de risa.
Incluso sin la alarma andante el camino fue horrible, y a más veía más se le caía el alma a los pies. Lo primero y más chocante era el estado de las “calles” y edificios, que exceptuando algún que otro en la distancia estaban todos hechos pedazos. Lo segundo e incluso peor era la ausencia de árboles. El terreno estaba yermo, con poco o nada de verde ahí por donde posaba la vista, y más que nunca hasta entonces se le apretó el corazón por volver a Varmania cuanto antes. Era lo más antinatural de todo, más incluso que estar andando al lado de un lobo bípedo, tener un duende en la cabeza o que el más alto se preocupase por un espantapájaros en una bañera. No quería que el paisaje le mermara de nuevo el ánimo, ni pensar en la locura que era el tema de su hermana, así que hizo lo propio y le tomó la palabra al chico de la coleta: era bastante más mono que las ruinas. Incluso Connor lo era… a su manera y si no le diera miedo posar la mirada en él más de 10 segundos. En general y para todos los varmanoides, si ignoraba las particulares narices no estaban tan mal. También se aseguró varias veces de que el resto les seguían, viendo como la pelirroja herida era cargada por la hija de Mónika con cierto alivio.
Aunque si creía que el camino era horrible no había adjetivo para el cañón que partía la tierra. Nohlem creyó de primeras que se trataba de un río, mas la idea cayó en descarte pronto al no escuchar agua y…
—Por todos los Santos y la madera de sus tumbas…
Con los ojos abiertos como platos se asomó detras de la primera avanzadilla con cuidado, quedando boquiabierto por la cantidad de huesos y el tamaño antinatural de algunos de ellos. Se quedó hipnotizado con el espectáculo e hizo gala de un mínimo de reflejos colocando una mano por encima de su frente para hacer de valla entre el vacío y Tawar, aunque hubiera distancia de sobra.
—No sé si… ¿Estás seguro…? ¿Segure? —se corrigió, algo confuso. Su pregunta murió con el grito del lobo y el respingo que le provocó, viendo efectivamente el asqueroso movimiento de los gusanos de los que les advertía. La imagen le heló la sangre, pero por alguna razón también hizo que no pudiese despegar los ojos de ellos. Quería saciar el morbo acercándose más para tener mejor detalle, pero Tawar se aseguró de que no lo hiciera tirándole del pelo—. ¡Ey ey, vale vale! ¡Que no me iba a tirar! ¡Tranquilidad!
En Varmania había insectos gigantes, así que aquellos no eran TAN horripilantes y extraños para él. En su mundo los ciempiés eran más grandes que él y para más inri, volaban. Desde su ignorancia los encontraba bastante peor que los que estaba viendo, claro que… no podía decir que hubiera estado tan cerca de ninguno vivo antes, y tampoco es que un “podría ser peor” lo hiciera menos espeluznante.
—Secundo eso de no separarnos… —añadió, volviendo allí donde Tawar no le dejase calvo, aún con los ojos en la grieta. No le hacía gracia dejar ir la comida, pero menos se la hacía acabar como en las novelas de terror que tanto le gustaban a su padre. No había otra. Su vista fue guiada por la pelirroja hasta una gran construcción aparentemente entera -necesitó las gafas para comprobarlo-, y aunque no quería cantar victoria era el mejor objetivo que podían ponerse ahora mismo. A menos que ya estuviera ocupada. O que el dueño no quisiera ayudar a un grupo de raritos. O peor, que tuviera hambre. Al sentir que estaba apretando los dientes de más hizo los pensamientos a un lado—. Como sea, vamos a acercarnos. Ya intentaremos dar con la bañera más tarde.
>>Oye, eh… No conozco tu nombre, lo siento —comentó por lo bajo a la pelirroja antes de seguir andando. Hablaba con delicadez y las orejas algo caídas; seguramente no fuera el momento, pero no podía dejarlo más tiempo—. ¿Vas bien? ¿Te has hecho mucho daño?
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Cicatriz de Arax
30/03/23, 05:11 pm
Kalna contestó con lo que, de primeras, parecía algo normal para estándares terrestres. -Sí, se lo que son. Otra cosa es que difieran de aspecto en tu mundo, pero al menos en La Tierra existen.- dijo. Se entendía que también era un ave, así que dentro de todo lo más probable es que se parecieran, pero con todo lo que estaba viendo allí empezaba a cuestionarse lo que era "normal" en su mundo.
El comentario de Rick llamó la atención de varios en el grupo, que buscaron también alguna forma de ayudar a Serena. No había hablado demasiado con ellos, pero tanto Rägjynn como Airi parecían gente de fiar y con buenas intenciones, aunque al humano se le hacía raro todavía el aspecto del lagarto sobre todo. Parecía que la chica iba a aceptar la propuesta, aunque Kalna ofreció una alternativa. No estaba muy a favor de la falta de tacto que estaba mostrando, pero era innegable que había funcionado. Cuando la escocesa ya estaba subida, el chico se cruzó de brazos y esbozó una pequeña sonrisa antes de continuar la marcha. -Perfecto. Esperemos que en los refugios haya algo para curar la herida dentro de lo posible.- mencionó. Les habían prometido que existían, pero no había mencionado en absoluto ni cómo eran ni que habría dentro. Viendo los alrededores, bien podría ser una de aquellas ruinas.
Rick se quedó al final del grupo, estando más atento de los alrededores ahora que Kalna cargaba con la chica. Para suerte de todos, no apareció ningún peligro y luego de un rato llegaron a un lugar sobrecogedor. Una enorme fosa se extendía frente a ellos, demasiado profunda como para intentar bajar y cruzarla. No parecía haber puentes en ninguna parte y, por desgracia, la bañera seguía su camino en el otro lado. El neoyorquino chasqueó la lengua en resignación mientras se acercaba al precipicio para verlo mejor. Un mar de huesos que no parecía fácil de atravesar. Si todavía guardaba alguna posibilidad, el perro hizo ver algo aún peor. -(¡Vale, ni de coña pasamos por aquí!)- pensó impresionado al ver la marabunta de gusanos gigantes moviéndose entre los restos.
Dada la situación, empezaron a decidir qué hacer ahora. Él se unió al que parecía el grupo mayoritario: -Sí, no nos conviene separarnos. De momento no nos ha pasado nada en el camino, intentemos que siga así.- Habría empezado a mirar desde el borde si se divisaba algún puente aunque fuera en la lejanía, pero Serena señaló algo. El chico posó la mirada en un torreón a en el lado del abismo en el que estaban, algo lejos pero que parecía bastante más estable que las construcciones vistas hasta el momento. -¿Podría ser eso el refugio?- preguntó. Sí de verdad lo era, al menos tendrían un objetivo más fácil de cumplir. -Veo bien lo de ir allí. Cuanto antes tengamos un lugar seguro antes podremos planear el resto como conseguir la comida.-
El comentario de Rick llamó la atención de varios en el grupo, que buscaron también alguna forma de ayudar a Serena. No había hablado demasiado con ellos, pero tanto Rägjynn como Airi parecían gente de fiar y con buenas intenciones, aunque al humano se le hacía raro todavía el aspecto del lagarto sobre todo. Parecía que la chica iba a aceptar la propuesta, aunque Kalna ofreció una alternativa. No estaba muy a favor de la falta de tacto que estaba mostrando, pero era innegable que había funcionado. Cuando la escocesa ya estaba subida, el chico se cruzó de brazos y esbozó una pequeña sonrisa antes de continuar la marcha. -Perfecto. Esperemos que en los refugios haya algo para curar la herida dentro de lo posible.- mencionó. Les habían prometido que existían, pero no había mencionado en absoluto ni cómo eran ni que habría dentro. Viendo los alrededores, bien podría ser una de aquellas ruinas.
Rick se quedó al final del grupo, estando más atento de los alrededores ahora que Kalna cargaba con la chica. Para suerte de todos, no apareció ningún peligro y luego de un rato llegaron a un lugar sobrecogedor. Una enorme fosa se extendía frente a ellos, demasiado profunda como para intentar bajar y cruzarla. No parecía haber puentes en ninguna parte y, por desgracia, la bañera seguía su camino en el otro lado. El neoyorquino chasqueó la lengua en resignación mientras se acercaba al precipicio para verlo mejor. Un mar de huesos que no parecía fácil de atravesar. Si todavía guardaba alguna posibilidad, el perro hizo ver algo aún peor. -(¡Vale, ni de coña pasamos por aquí!)- pensó impresionado al ver la marabunta de gusanos gigantes moviéndose entre los restos.
Dada la situación, empezaron a decidir qué hacer ahora. Él se unió al que parecía el grupo mayoritario: -Sí, no nos conviene separarnos. De momento no nos ha pasado nada en el camino, intentemos que siga así.- Habría empezado a mirar desde el borde si se divisaba algún puente aunque fuera en la lejanía, pero Serena señaló algo. El chico posó la mirada en un torreón a en el lado del abismo en el que estaban, algo lejos pero que parecía bastante más estable que las construcciones vistas hasta el momento. -¿Podría ser eso el refugio?- preguntó. Sí de verdad lo era, al menos tendrían un objetivo más fácil de cumplir. -Veo bien lo de ir allí. Cuanto antes tengamos un lugar seguro antes podremos planear el resto como conseguir la comida.-
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Cicatriz de Arax
31/03/23, 11:23 am
Airi descubrió que los zapatos no eran necesarios tampoco para las especies de Rägjynn y el aarko, aunque hasta el momento no se había planteado si los necesitaban porque nunca había visto a ningún otro caminante de Sanai que necesitase zapatos, y ellos se parecían a los lagartos y los cánidos. Tras clarificar a qué se refería, Abel también ofreció su ropa, gesto que Airi apreció, pero que no llegó a ser necesario. La mujer del maquillaje excesivo le ofreció ayuda a la que estaba herida y, aunque inicialmente volvió a negarse a recibirla, tras caminar un poco más no le quedó otra que aceptarla. Airi admiraba la fortaleza de la mujer cubierta de oro y, gracias a aquel gesto, cambió un poco la opinión que se había formado previamente de ella.
La caminata por la ciudad fue tensa. Había cierta incertidumbre en el aire, miedo incluso, en el que Airi no quería caer. La primera impresión que se había formado de la ciudad seguía siendo cierta aun mientras caminaban hacia el Este. No todos los barrios por los que pasaban estaban igual de destruidos, pero la sensación de abandono era terrible. Aquella ciudad había estado llena de vida en algún momento, pero ya no era así. Tal vez solo era un escenario conveniente para hacerlos pasar aquellas pruebas, aprovechando que había sido abandonada, pero… ¿quiénes habían vivido allí? ¿Y por qué ya no lo hacían? ¿Acaso era peligrosa en algún sentido?
Pasó un buen tiempo en el que no encontraron nada de interés ni lugares en los que refugiarse. La bañera seguía sin detenerse y, por suerte, aún no la habían perdido de vista. No hasta que su marcha se vio interrumpida por lo que parecía una grieta que dividía el suelo en dos. De lejos parecía una formación natural, lo raro era que si se fijaba en las estructuras de las casas derruidas a su alrededor se notaba que se había abierto después de que estas fueran construidas. Algunas habían quedado partidas por la mitad.
—Supongo que la primera prueba es descubrir cómo cruzar este barranco —aventuró mientras se acercaban al borde. Cuando pudo ver por primera vez lo que reposaba al fondo de la grieta se calló por completo.
Un mar de esqueletos, grandes, pequeños y deformes, descansaba al fondo de la grieta. Aquello le horrorizó lo suficiente como para detenerse aún lejos del borde y taparse la boca con la mano. Era totalmente antinatural, pero aparte de eso, muchos esqueletos aún tenían acopladas lo que parecían piezas de armadura. Sus oídos captaron los gritos de Tawar y los de Szczenyak, que anunciaban que en la grieta había vida. Con cautela y el corazón en un puño, Airi se acercó al borde para observar. Aquellas criaturas eran escurridizas, pero pudo ver el lomo de uno antes de que se volviera a hundir entre los esqueletos. Su piel blancuzca le dio muchísimo asco. Aquellas criaturas podrían ser un problema, y desde luego no se atrevería a sugerir cruzar el foso descendiendo al mar de huesos tras verlos.
Se empezaba a hablar de qué hacer, si dividirse o no, buscar puentes o refugios, pero Airi seguía con la mirada clavada en los huesos. Ya no se veía a ningún gusano, pero quería saber mejor qué clase de criaturas eran. Se acercó al borde hincando las rodillas firmemente en el suelo y lanzó una piedra, pidiéndole perdón mentalmente a los fallecidos del fondo por la falta de respeto. Tras apenas un segundo, una cabeza de gusano emergió de entre los huesos allí donde la piedra había caído. A Airi se le heló la sangre al ver la fuerza con la que aquella cosa removía todo a su alrededor, y reculó sin pensarlo hacia el grupo.
—No, no, nada de dividirse —dijo aún con el miedo en el cuerpo, uniéndose a los que apoyaban esa idea. La grieta era un buen punto de referencia para volver a reunirse, ¿pero y si la perdían de vista? ¿Y si tardaban demasiado en volver? Al final, seguía siendo prioritario encontrar refugio antes de que llegase la noche.
Precisamente, la torre que había señalado la chica del pie herido prometía. Para ser un edificio tan alto estaba intacto, y además tenía una muralla. No perdían nada por acercarse a mirar, era menos tétrico que las casas a medio derruir que habían visto por el camino.
»Si pudiésemos entrar en esa torre podríamos tener mejores vistas de la ciudad para orientarnos, y ver desde arriba cómo de grande es esta grieta —sugirió. Si era necesario podrían intentar forzar la puerta. A lo mejor no era un buen refugio, pero sí servía de marcador que ver en la distancia para reencontrarse y como atalaya. No tenían muchas otras opciones, así que se pusieron en marcha hacia allí.
Sigue en el Torreón Sendar.
La caminata por la ciudad fue tensa. Había cierta incertidumbre en el aire, miedo incluso, en el que Airi no quería caer. La primera impresión que se había formado de la ciudad seguía siendo cierta aun mientras caminaban hacia el Este. No todos los barrios por los que pasaban estaban igual de destruidos, pero la sensación de abandono era terrible. Aquella ciudad había estado llena de vida en algún momento, pero ya no era así. Tal vez solo era un escenario conveniente para hacerlos pasar aquellas pruebas, aprovechando que había sido abandonada, pero… ¿quiénes habían vivido allí? ¿Y por qué ya no lo hacían? ¿Acaso era peligrosa en algún sentido?
Pasó un buen tiempo en el que no encontraron nada de interés ni lugares en los que refugiarse. La bañera seguía sin detenerse y, por suerte, aún no la habían perdido de vista. No hasta que su marcha se vio interrumpida por lo que parecía una grieta que dividía el suelo en dos. De lejos parecía una formación natural, lo raro era que si se fijaba en las estructuras de las casas derruidas a su alrededor se notaba que se había abierto después de que estas fueran construidas. Algunas habían quedado partidas por la mitad.
—Supongo que la primera prueba es descubrir cómo cruzar este barranco —aventuró mientras se acercaban al borde. Cuando pudo ver por primera vez lo que reposaba al fondo de la grieta se calló por completo.
Un mar de esqueletos, grandes, pequeños y deformes, descansaba al fondo de la grieta. Aquello le horrorizó lo suficiente como para detenerse aún lejos del borde y taparse la boca con la mano. Era totalmente antinatural, pero aparte de eso, muchos esqueletos aún tenían acopladas lo que parecían piezas de armadura. Sus oídos captaron los gritos de Tawar y los de Szczenyak, que anunciaban que en la grieta había vida. Con cautela y el corazón en un puño, Airi se acercó al borde para observar. Aquellas criaturas eran escurridizas, pero pudo ver el lomo de uno antes de que se volviera a hundir entre los esqueletos. Su piel blancuzca le dio muchísimo asco. Aquellas criaturas podrían ser un problema, y desde luego no se atrevería a sugerir cruzar el foso descendiendo al mar de huesos tras verlos.
Se empezaba a hablar de qué hacer, si dividirse o no, buscar puentes o refugios, pero Airi seguía con la mirada clavada en los huesos. Ya no se veía a ningún gusano, pero quería saber mejor qué clase de criaturas eran. Se acercó al borde hincando las rodillas firmemente en el suelo y lanzó una piedra, pidiéndole perdón mentalmente a los fallecidos del fondo por la falta de respeto. Tras apenas un segundo, una cabeza de gusano emergió de entre los huesos allí donde la piedra había caído. A Airi se le heló la sangre al ver la fuerza con la que aquella cosa removía todo a su alrededor, y reculó sin pensarlo hacia el grupo.
—No, no, nada de dividirse —dijo aún con el miedo en el cuerpo, uniéndose a los que apoyaban esa idea. La grieta era un buen punto de referencia para volver a reunirse, ¿pero y si la perdían de vista? ¿Y si tardaban demasiado en volver? Al final, seguía siendo prioritario encontrar refugio antes de que llegase la noche.
Precisamente, la torre que había señalado la chica del pie herido prometía. Para ser un edificio tan alto estaba intacto, y además tenía una muralla. No perdían nada por acercarse a mirar, era menos tétrico que las casas a medio derruir que habían visto por el camino.
»Si pudiésemos entrar en esa torre podríamos tener mejores vistas de la ciudad para orientarnos, y ver desde arriba cómo de grande es esta grieta —sugirió. Si era necesario podrían intentar forzar la puerta. A lo mejor no era un buen refugio, pero sí servía de marcador que ver en la distancia para reencontrarse y como atalaya. No tenían muchas otras opciones, así que se pusieron en marcha hacia allí.
Sigue en el Torreón Sendar.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Cicatriz de Arax
05/07/23, 04:32 pm
<<Ignóralas, ignóralas, ignóralas>>.
El mjörní repetía aquel mantra mientras abandonaban el torreón, manteniéndose cerca de Damian. El niño se le había pegado como ya se estaba convirtiendo en costumbre, pero lo cierto es que si no fuese así él mismo habría decidido caminar cerca de él. No era el motivo por el que lo hubiera hecho, pero por suerte Damian no portaba ninguna de aquellas armas tan peligrosas, a diferencia del resto. Si la espada de Kalna ya le había producido un considerable shock, la maza que portaba Connor le hacía pensar en accidentes muy desagradables que podían suceder con semejante instrumento de guerra. En realidad, si se paraba a pensar, solo le venían imágenes horribles a la cabeza sin importar de cuál se tratase, por ello se estaba obligando a poner su atención en cualquier otro lugar. O más bien lo estaba intentando, porque la intención se quedaba en eso al verse completamente rodeado de filos y otros elementos fabricados específicamente para hacer daño.
Por eso también caminó siguiendo a quien quiera que fuese delante de forma casi automática, ignorando inconscientemente el recorrido que hacía la bañera y ni se fijó que estaban llegando al enorme foso lleno de huesos hasta que ya lo tenían delante de las narices. Se obligó a prestar atención a sus alrededores entonces, gesticulando con su cuerpo y cabeza de forma un tanto exagerada también sin ser muy consciente, como si de ese modo pudiera sacudirse de forma literal el trance en el que se había sumergido durante el trayecto para poder empezar a prestar atención.
Aquella era una parte distinta que el día anterior no habían visto, eso lo tuvo claro de un solo vistazo y…
—¡Ah! ¿No es eso un puente? —señaló una estructura de madera que divisó a no tantos metros de su posición mientras rápidamente movía la mano a un intento de recolocar su camiseta, que se le estaba saliendo por fuera del hakama de forma molesta—. Deberíamos…darnos prisa antes de que perdamos la bañera de vista.
Su opinión sonaría menos segura de lo que debería: por una parte mientras hablaba volvió a imaginarse lo que podía ocurrir si corrían con aquellas armas a cuestas. Por otra, no tenía claro que él mismo pudiese correr muy adecuadamente: con una mueca de fastidio, se sujetó los laterales del hakama con intención de alzarlos con las manos en caso de que decidiesen echar a correr en ese mismo instante.
El mjörní repetía aquel mantra mientras abandonaban el torreón, manteniéndose cerca de Damian. El niño se le había pegado como ya se estaba convirtiendo en costumbre, pero lo cierto es que si no fuese así él mismo habría decidido caminar cerca de él. No era el motivo por el que lo hubiera hecho, pero por suerte Damian no portaba ninguna de aquellas armas tan peligrosas, a diferencia del resto. Si la espada de Kalna ya le había producido un considerable shock, la maza que portaba Connor le hacía pensar en accidentes muy desagradables que podían suceder con semejante instrumento de guerra. En realidad, si se paraba a pensar, solo le venían imágenes horribles a la cabeza sin importar de cuál se tratase, por ello se estaba obligando a poner su atención en cualquier otro lugar. O más bien lo estaba intentando, porque la intención se quedaba en eso al verse completamente rodeado de filos y otros elementos fabricados específicamente para hacer daño.
Por eso también caminó siguiendo a quien quiera que fuese delante de forma casi automática, ignorando inconscientemente el recorrido que hacía la bañera y ni se fijó que estaban llegando al enorme foso lleno de huesos hasta que ya lo tenían delante de las narices. Se obligó a prestar atención a sus alrededores entonces, gesticulando con su cuerpo y cabeza de forma un tanto exagerada también sin ser muy consciente, como si de ese modo pudiera sacudirse de forma literal el trance en el que se había sumergido durante el trayecto para poder empezar a prestar atención.
Aquella era una parte distinta que el día anterior no habían visto, eso lo tuvo claro de un solo vistazo y…
—¡Ah! ¿No es eso un puente? —señaló una estructura de madera que divisó a no tantos metros de su posición mientras rápidamente movía la mano a un intento de recolocar su camiseta, que se le estaba saliendo por fuera del hakama de forma molesta—. Deberíamos…darnos prisa antes de que perdamos la bañera de vista.
Su opinión sonaría menos segura de lo que debería: por una parte mientras hablaba volvió a imaginarse lo que podía ocurrir si corrían con aquellas armas a cuestas. Por otra, no tenía claro que él mismo pudiese correr muy adecuadamente: con una mueca de fastidio, se sujetó los laterales del hakama con intención de alzarlos con las manos en caso de que decidiesen echar a correr en ese mismo instante.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Cicatriz de Arax
05/07/23, 08:20 pm
Kalna asintió cuando Serena optó por seguir sus consejos y cuando afirmó que sí le gustaría usar la espada. Entre que seguía sus consejos y que había decidido salir a pesar de las heridas del día anterior (porque supuestamente le dolerían, ¿no? Ethan había dicho que todos los humanos sentían dolor) la chica era de momento la persona que le caía más en gracia. Parecía ser valiente, y tenía el orgullo propio de su mundo, y aquello se le hacía tan conocido y familiar que en las circunstancias en las que estaban casi le daba igual que no fuera noble. Casi.
No le estaba prestando demasiada atención al resto o a que armas elegían, observando la funda que correspondía a su espada. Frunció los labios ante la pésima calidad. Podía ser funcional, pero ya no solo era que no estuviera decorada o que no fuera bonita, es que parecía que habían elegido los materiales más baratos a propósito. ¿Dónde estaba toda la grandeza de Rocavarancolia? Porque desde luego ellos no estaban viendo nada de eso.
El estruendo de Abel la hizo girarse, con las pupilas ligeramente contraídas por el susto. Al menos no había sido nada «Menuda torpeza», pensó con acritud. Más le valía no ser así de torpe como tuvieran que enfrentarse a algo, porque le veía capaz de apuñalar al que tuviera más cerca, fuera aliado o no. Entendía la lógica que seguían respecto a huir y no luchar, pero no llegaba a compartirla. Había ido a probarse a sí misma, ¿qué demonios probaba si huía? Y salvo Connor ni siquiera estaban contemplando la posibilidad de que no pudieran salir corriendo.
No es que le diera tiempo a plantearse qué decir, pues pronto avisaron de que las bañeras habían salido, y no podían tardar mucho más en prepararse. Se ciñó la funda al cinto, con la espada dentro, y partió, colocándose de las primeras de manera automática. La verdad era que la ciudad era fea, gris y ruinosa. Si no hubiera sido porque había visto a rocavarancolesas llevando joyas y ropas lujosas pensaría que les habían engañado. Aquella parte de la ciudad estaría abandonada por algún motivo, pero se negaba a creer que gente con tanto poder viviera en una ciudad que se viera así de triste por todas sus zonas. No había tiendas, ni restaurantes, ni nada. Era como si estuviera muerta.
Ahora que tenían que buscar un sitio para cruzar el cementerio, se acercó más a este. No sabía qué le habían visto de raro sus compañeros el día anterior para tener tanta curiosidad, porque solo era un cementerio, pero al primer vistazo entendió parte: no todo lo que había allí era libense, o humano, o de nada que se pareciera a ninguno de ellos. Había esqueletos demasiado grandes, cráneos que no se parecían a nada que hubiera visto antes. Al menos no estaba presenciando a los gusanos que habían visto el día anterior.
—Parece que sí —respondió a Räg, al mirar en la dirección que señalaba y ver un puente colgante de madera. —. Pero nada de correr con armas, no queremos que ocurra un accidente.
Era algo muy obvio, pero la mayoría no habían usado nunca y a lo mejor no estaba de más establecer que aquellas cosas eran peligrosas, especialmente si no se tenía cuidado. Y lo había dicho en general, pero aquello iba con un nombre en mente «Lo mismo Abel le saca un ojo a alguien», y si no iba con dos era porque Damian no había llevado nada. Si había peligro y de verdad iban a tener que huir, entonces sí que no iba a quedar otra que correr con armas, pero entonces su mayor preocupación no iba a ser que se hicieran daño a sí mismos.
Aceleró ligeramente el paso, convirtiéndolo en una marcha muy suave. No quería perder la bañera volante y volver a quedarse sin comer, porque ya bastante mal estaba llevando un día sin comida como para que encima fueran dos. Cuando llegó al puente, sin embargo, se paró unos segundos. Parecía…estable. Parecía, porque no es que ella fuera arquitecta ni nada de eso, y no es que en Libo hubiera visto muchos puentes de ese estilo. Al menos las tablas y las cuerdas no parecían tener demasiado desgaste.
—Iré primero —afirmó. No sabía cuánto peso aguantaría, así que igual lo mejor era no pasar todos a la vez.
Los primeros pasos en la estructura ya le estaban dejando claro que aquello se movía demasiado para su gusto, y que aunque no tenía miedo a las alturas precisamente, igual mirar para abajo no era una buena opción. «Por los Grandes Felinos, que esto aguante».
No le estaba prestando demasiada atención al resto o a que armas elegían, observando la funda que correspondía a su espada. Frunció los labios ante la pésima calidad. Podía ser funcional, pero ya no solo era que no estuviera decorada o que no fuera bonita, es que parecía que habían elegido los materiales más baratos a propósito. ¿Dónde estaba toda la grandeza de Rocavarancolia? Porque desde luego ellos no estaban viendo nada de eso.
El estruendo de Abel la hizo girarse, con las pupilas ligeramente contraídas por el susto. Al menos no había sido nada «Menuda torpeza», pensó con acritud. Más le valía no ser así de torpe como tuvieran que enfrentarse a algo, porque le veía capaz de apuñalar al que tuviera más cerca, fuera aliado o no. Entendía la lógica que seguían respecto a huir y no luchar, pero no llegaba a compartirla. Había ido a probarse a sí misma, ¿qué demonios probaba si huía? Y salvo Connor ni siquiera estaban contemplando la posibilidad de que no pudieran salir corriendo.
No es que le diera tiempo a plantearse qué decir, pues pronto avisaron de que las bañeras habían salido, y no podían tardar mucho más en prepararse. Se ciñó la funda al cinto, con la espada dentro, y partió, colocándose de las primeras de manera automática. La verdad era que la ciudad era fea, gris y ruinosa. Si no hubiera sido porque había visto a rocavarancolesas llevando joyas y ropas lujosas pensaría que les habían engañado. Aquella parte de la ciudad estaría abandonada por algún motivo, pero se negaba a creer que gente con tanto poder viviera en una ciudad que se viera así de triste por todas sus zonas. No había tiendas, ni restaurantes, ni nada. Era como si estuviera muerta.
Ahora que tenían que buscar un sitio para cruzar el cementerio, se acercó más a este. No sabía qué le habían visto de raro sus compañeros el día anterior para tener tanta curiosidad, porque solo era un cementerio, pero al primer vistazo entendió parte: no todo lo que había allí era libense, o humano, o de nada que se pareciera a ninguno de ellos. Había esqueletos demasiado grandes, cráneos que no se parecían a nada que hubiera visto antes. Al menos no estaba presenciando a los gusanos que habían visto el día anterior.
—Parece que sí —respondió a Räg, al mirar en la dirección que señalaba y ver un puente colgante de madera. —. Pero nada de correr con armas, no queremos que ocurra un accidente.
Era algo muy obvio, pero la mayoría no habían usado nunca y a lo mejor no estaba de más establecer que aquellas cosas eran peligrosas, especialmente si no se tenía cuidado. Y lo había dicho en general, pero aquello iba con un nombre en mente «Lo mismo Abel le saca un ojo a alguien», y si no iba con dos era porque Damian no había llevado nada. Si había peligro y de verdad iban a tener que huir, entonces sí que no iba a quedar otra que correr con armas, pero entonces su mayor preocupación no iba a ser que se hicieran daño a sí mismos.
Aceleró ligeramente el paso, convirtiéndolo en una marcha muy suave. No quería perder la bañera volante y volver a quedarse sin comer, porque ya bastante mal estaba llevando un día sin comida como para que encima fueran dos. Cuando llegó al puente, sin embargo, se paró unos segundos. Parecía…estable. Parecía, porque no es que ella fuera arquitecta ni nada de eso, y no es que en Libo hubiera visto muchos puentes de ese estilo. Al menos las tablas y las cuerdas no parecían tener demasiado desgaste.
—Iré primero —afirmó. No sabía cuánto peso aguantaría, así que igual lo mejor era no pasar todos a la vez.
Los primeros pasos en la estructura ya le estaban dejando claro que aquello se movía demasiado para su gusto, y que aunque no tenía miedo a las alturas precisamente, igual mirar para abajo no era una buena opción. «Por los Grandes Felinos, que esto aguante».
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Cicatriz de Arax
08/07/23, 11:19 am
El resto del grupo no tardó en reunirse. La expectación se había sobrepuesto al cansancio general, con la esperanza de esta vez llegar a tiempo a la comida. En cualquier otro momento el griterío de Damian a esas horas le habría molestado un poco, pero verlo con tan buen ánimo era reconfortante. -(Tal vez no vaya a ser tan complicado pasar el año aquí)- pensó mirando al resto de los que saldrían. Le sorprendió que Nohlem decidiera quedarse al final, aunque con lo poco que había dormido y recordando cómo había llegado a la habitación no lo culpaba. Lo mejor es que descansara.
En cuanto el puente bajó, los primeros fueron avanzando. Rick se quedaría de los últimos, echando alguna que otra mirada disimulada a Serena para ver si entendía lo que estaba planeando. Sin quedarse muy lejos del resto, se giró hacia el grupito del torreón y se despidió acompañado de un gesto de la mano: -Nos vemos en un rato. Y prometo que iremos con cuidado.-
Volvían a estar fuera, en un mundo desconocido y en ruinas. Con las palabras de despedida en la mente, Rick estuvo atento durante el camino, tanto para escuchar cualquier cosa que pudiera indicar peligro como para ir fijándose en las construcciones. Más o menos el grupo iba junto, aunque ya que en la delantera iban Kalna, Connor y Ethan, decidió cubrir la retaguardia. Por si acaso. Aparte, también tenía asuntos de los que hablar con la escocesa que, con el secretismo que lo había llevado ella, mejor era hacerlo algo más apartado del resto.
-Bueno, si no lo ves mal... ¿Puedes decirme qué estoy haciendo?- preguntó discretamente a mitad de camino con genuina curiosidad y ni una pizca de picardía. Teniendo en cuenta que Abel parecía (era un decir, porque por cómo se escondía con el escudo era difícil saberlo) tener las mismas dudas que la chica, no le importaba que estuviera junto a los dos. Escuchó lo que Serena tenía que decir, con los ojos como platos en cuanto dijo las primeras acusaciones. -¿Un... traidor?- estaba perplejo. ¿Tan sospechoso parecía? Para destensar un poco el ambiente, y que se comprendiera que a pesar de todo no se tomaba a mal la sospecha que le había caído, soltó una risilla y dijo: -La deducción no está nada mal, pero me temo que no es el caso. Te juro que estoy tan perdido como la mayoría sobre este sitio.-
Ya que antes la había mencionado, decidió sacar su libreta y abrirla por las páginas que había anotado ayer. Sería más fácil convencerla si tenía pruebas reales. Le tendió la libreta para que pudiera leer. -Esto es lo de ayer. Son notas de algunos detalles de nosotros y lo que he podido ir fijándome de Rocavarancolia. Quiero descubrir por qué estamos aquí.- explicó con las manos en los bolsillos de la gabardina. -Puedes mirar el resto si quieres, pero está en inglés y... Bueno, ahora mismo soy incapaz de leerlo. Se hace raro después de haber estado hablándolo toda la vida.- añadió por si acaso la chica quería revisarlo.
La conversación fue cortada por el aviso de Räg. Rick miró al instante a donde apuntaba. Una sonrisa apareció en su rostro en cuanto vio el puente. De lo centrado que estaba no se había fijado que estaban ya en el barranco del día anterior, aunque esta vez podrían cruzar al otro lado. Estaba de acuerdo con lo que decía Kalna, no había necesidad de correr cuando iban con tiempo suficiente para seguir la bañera, que cada vez estaba más cerca. -Con que no nos paremos mucho no hará falta que corramos siquiera. Vamos bien- añadió confiado.
La primera que decidió pasar fue la libense. El puente era bastante precario y aunque se moviera más de lo que debería parecía aguantar bien. El neoyorquino hizo un pequeño suspiro al fijarse, no parecía que a nadie se le fuera a romper el puente a medio camino. -Tal vez si dejamos un poco de espacio podemos ir cruzando unos pocos a la vez- comentó después de pensarlo. -Id pasando, me quedo de los últimos para vigilar. No vaya a ser que justo ahora es cuando nos aparezca algo de entre los escombros.- No es que pensara que fuera a pasar, pero mejor estar prevenidos.
En cuanto el puente bajó, los primeros fueron avanzando. Rick se quedaría de los últimos, echando alguna que otra mirada disimulada a Serena para ver si entendía lo que estaba planeando. Sin quedarse muy lejos del resto, se giró hacia el grupito del torreón y se despidió acompañado de un gesto de la mano: -Nos vemos en un rato. Y prometo que iremos con cuidado.-
Volvían a estar fuera, en un mundo desconocido y en ruinas. Con las palabras de despedida en la mente, Rick estuvo atento durante el camino, tanto para escuchar cualquier cosa que pudiera indicar peligro como para ir fijándose en las construcciones. Más o menos el grupo iba junto, aunque ya que en la delantera iban Kalna, Connor y Ethan, decidió cubrir la retaguardia. Por si acaso. Aparte, también tenía asuntos de los que hablar con la escocesa que, con el secretismo que lo había llevado ella, mejor era hacerlo algo más apartado del resto.
-Bueno, si no lo ves mal... ¿Puedes decirme qué estoy haciendo?- preguntó discretamente a mitad de camino con genuina curiosidad y ni una pizca de picardía. Teniendo en cuenta que Abel parecía (era un decir, porque por cómo se escondía con el escudo era difícil saberlo) tener las mismas dudas que la chica, no le importaba que estuviera junto a los dos. Escuchó lo que Serena tenía que decir, con los ojos como platos en cuanto dijo las primeras acusaciones. -¿Un... traidor?- estaba perplejo. ¿Tan sospechoso parecía? Para destensar un poco el ambiente, y que se comprendiera que a pesar de todo no se tomaba a mal la sospecha que le había caído, soltó una risilla y dijo: -La deducción no está nada mal, pero me temo que no es el caso. Te juro que estoy tan perdido como la mayoría sobre este sitio.-
Ya que antes la había mencionado, decidió sacar su libreta y abrirla por las páginas que había anotado ayer. Sería más fácil convencerla si tenía pruebas reales. Le tendió la libreta para que pudiera leer. -Esto es lo de ayer. Son notas de algunos detalles de nosotros y lo que he podido ir fijándome de Rocavarancolia. Quiero descubrir por qué estamos aquí.- explicó con las manos en los bolsillos de la gabardina. -Puedes mirar el resto si quieres, pero está en inglés y... Bueno, ahora mismo soy incapaz de leerlo. Se hace raro después de haber estado hablándolo toda la vida.- añadió por si acaso la chica quería revisarlo.
La conversación fue cortada por el aviso de Räg. Rick miró al instante a donde apuntaba. Una sonrisa apareció en su rostro en cuanto vio el puente. De lo centrado que estaba no se había fijado que estaban ya en el barranco del día anterior, aunque esta vez podrían cruzar al otro lado. Estaba de acuerdo con lo que decía Kalna, no había necesidad de correr cuando iban con tiempo suficiente para seguir la bañera, que cada vez estaba más cerca. -Con que no nos paremos mucho no hará falta que corramos siquiera. Vamos bien- añadió confiado.
La primera que decidió pasar fue la libense. El puente era bastante precario y aunque se moviera más de lo que debería parecía aguantar bien. El neoyorquino hizo un pequeño suspiro al fijarse, no parecía que a nadie se le fuera a romper el puente a medio camino. -Tal vez si dejamos un poco de espacio podemos ir cruzando unos pocos a la vez- comentó después de pensarlo. -Id pasando, me quedo de los últimos para vigilar. No vaya a ser que justo ahora es cuando nos aparezca algo de entre los escombros.- No es que pensara que fuera a pasar, pero mejor estar prevenidos.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Cicatriz de Arax
08/07/23, 01:26 pm
Ya cuando por fin decidieron bajar el puente y salir, Damian no pudo estar más contento durante todo el viaje. Iba agarrado a su amigo Rag, tarareando algunas canciones sin mucho éxito y dando saltitos en el sitio. Las cosas no podían salir mejor para el chico: una cama para él, durmió como un rey, encontrarán comida, Aniol parecía de mejor humor. ¿Qué podría salir mal?
Por esa parte no entendía tantas armas. Si que estaban esos gusanos gigantes pero no eran un peligro si no los alcanzaban. Por ese lado prefería ir sin nada, para correr más deprisa y pillar su almuerzo más rápido que nadie. Algunos estaban de cháchara y lo que quería Damian era aligerar un poco, tirando de Rag de vez en cuando sin mucho éxito. En el camino no pudo evitar observar sus alrededores: edificios destruidos, escombros, ni una sola planta… Era un sitio extraño pero tampoco le pondría pegas a su excursión.
Al final se encontraron con la misma grieta gigante de antes. Damian no pudo evitar asomar un poco la cabeza y ver que todos esos esqueletos seguían ahí, sin hacer nada raro. ¿Podrían cruzar esta vez? De hecho, esa pregunta mental la respondió Rag señalando la solución a todos sus problemas.
—¡OHH! ¡Un puente, de puta madre! —afirmó, emocionado en el sitio. Él mismo quería ir el primero pero dado que la grandullona se propuso primero a él no le entraron ganas de discutir su decisión—. ¡Yo me pido segundo! Ve cruzando, luego me incorporo —extendió ambos brazos al dirigirse a Kalna, señalando el puente con mucha energía para que ella le tirase primero.
Esperó un rato, entendiendo el punto de Rick sobre dejar espacio. Es cierto que el puente era… una mierda pero confiaba en su propio peso nulo. Además, tenía mucho equilibrio y cruzarlo no sería un problema. Que se preocupen más los gigantones, su confianza era absoluta en sí mismo. Puso el primer pie en las tablas y fue cruzando en pasos normales y tranquilo, tarareando todavía esa canción inventada y mirando a los esqueletos de abajo.
—No veo ningún gusano, ¿estarán dormidos? ¿Duermen como nosotros? Nunca en mi puta vida vi bichos así, ¿en vuestros hogares hay animales así de putísimos feos? ¿Por qué ese cráneo tiene tres ojos? ¿Y ese no es jodidamente cabezón? —preguntó al aire de forma aleatoria, según le surgían las dudas sobre todo lo que veía—. ¡Venga vamos! ¡Aquí ya cabe otro! ¡Que yo no peso una puta mierda, venga! —se giró con una sonrisa enorme, e impaciente.
Por esa parte no entendía tantas armas. Si que estaban esos gusanos gigantes pero no eran un peligro si no los alcanzaban. Por ese lado prefería ir sin nada, para correr más deprisa y pillar su almuerzo más rápido que nadie. Algunos estaban de cháchara y lo que quería Damian era aligerar un poco, tirando de Rag de vez en cuando sin mucho éxito. En el camino no pudo evitar observar sus alrededores: edificios destruidos, escombros, ni una sola planta… Era un sitio extraño pero tampoco le pondría pegas a su excursión.
Al final se encontraron con la misma grieta gigante de antes. Damian no pudo evitar asomar un poco la cabeza y ver que todos esos esqueletos seguían ahí, sin hacer nada raro. ¿Podrían cruzar esta vez? De hecho, esa pregunta mental la respondió Rag señalando la solución a todos sus problemas.
—¡OHH! ¡Un puente, de puta madre! —afirmó, emocionado en el sitio. Él mismo quería ir el primero pero dado que la grandullona se propuso primero a él no le entraron ganas de discutir su decisión—. ¡Yo me pido segundo! Ve cruzando, luego me incorporo —extendió ambos brazos al dirigirse a Kalna, señalando el puente con mucha energía para que ella le tirase primero.
Esperó un rato, entendiendo el punto de Rick sobre dejar espacio. Es cierto que el puente era… una mierda pero confiaba en su propio peso nulo. Además, tenía mucho equilibrio y cruzarlo no sería un problema. Que se preocupen más los gigantones, su confianza era absoluta en sí mismo. Puso el primer pie en las tablas y fue cruzando en pasos normales y tranquilo, tarareando todavía esa canción inventada y mirando a los esqueletos de abajo.
—No veo ningún gusano, ¿estarán dormidos? ¿Duermen como nosotros? Nunca en mi puta vida vi bichos así, ¿en vuestros hogares hay animales así de putísimos feos? ¿Por qué ese cráneo tiene tres ojos? ¿Y ese no es jodidamente cabezón? —preguntó al aire de forma aleatoria, según le surgían las dudas sobre todo lo que veía—. ¡Venga vamos! ¡Aquí ya cabe otro! ¡Que yo no peso una puta mierda, venga! —se giró con una sonrisa enorme, e impaciente.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Cicatriz de Arax
08/07/23, 07:09 pm
-O los más suicidas. -Respondió a Connor en apenas un susurro, tan bajo que quedó como un murmullo inaudible al que ni Ethan prestó la atención necesaria.
Afuera del torreón les saludaba una brisa leve y un triste amanecer tan grisáceo como le tenía acostumbrado su hogar. A diferencia de otros, aquella temperatura le resultaba idónea, incluso acogedora siendo que a pesar de haberse dejado la chaqueta (Probablemente en el cuarto de Damian) no la echaba en falta. El viaje fue una mezcla emocional donde la tensión y la incertidumbre se veían dando la mano a una curiosidad y una frescura propia de quien llevaba tiempo sin salir de casa.
En Londres no encontraba ánimos, ni compañía, ni motivación alguna para escapar de las cuatro paredes que conformaban su hogar, pero ahí no estaba solo y no había mejor excusa que tener que buscar alimentos para forzarle a dar un buen paseo matutino. Era reconfortante, los minutos donde se distraía observando al resto del grupo podía imaginarse que eran algún tipo de excursión escolar mixta: Una de estas de verano donde las edades se entremezclaban y la mayoría de actividades se realizaban al aire libre. Solo los ruidos extraños, las sombras difusas que se movían entre callejones o la ilusión paranoica de haber visto algo en los tejados próximos le mantenía en vilo, atento a unas casas derruidas y unas vistas que dejaban bastante que desear.
El miedo era palpable, pues incluso en el confort de la compañía su corazón bombeaba con más fuerza de la necesaria. Tanto así que la distracción la encontró en otros. No era del todo efectiva para calmar una vista que se movía ágil y aterrada entre esquinas oscuras y derrumbamientos sospechosos pero el tarareo distraído de Damian, la charla lejana de Rick y Serena o incluso su propia voz dando indicaciones a Connor eran suficiente para intentar acallar el eco preocupado de su cabeza. Al pelirrosa le comentaba de todo por intentar no volver del silencio una situación abrumadora: Desde señalar callejones sin salida, marcar caminos entorpecidos o tirarle asustado del chaleco cuando juraría haber visto pasar una sombra fugaz en la periferia de su ojo.
Cuando Räg indicó que había un puente próximo siguió al resto de mejor humor. Con suerte ese trayecto se hacía ameno y sin tener siquiera gusanos a la vista todo apuntaba que quizá, las armas no iban a ser necesarias. Solo eran buenas noticias.
-Tened cuidado porfa. -Indicó al lagarto y al pequeño cuando siguieron el camino trazado por Kalna. Viendo a la chica el puente parecía lo suficiente estable como para no darles problemas así que esperó paciente hasta que ambos estuvieron cerca de la mitad para atreverse a ir él.
Echó una última mirada al canadiense con la sonrisa más incómoda del mundo y se adentro a las tablas de madera. Los primeros pasos los hizo dubitativo, apoyándose en las cuerdas que servían de ayuda a los lados del mismo y en cuanto vio que se movía menos de lo esperado empezó a ganar un ritmo normal y constante. La clave era no mirar el foso bajo sus pies, solo centrarse como punto fijo en la espalda de los que tenía delante.
-Okay, se puede... se puede... No da tanto miedo si no lo piensas mucho.
Afuera del torreón les saludaba una brisa leve y un triste amanecer tan grisáceo como le tenía acostumbrado su hogar. A diferencia de otros, aquella temperatura le resultaba idónea, incluso acogedora siendo que a pesar de haberse dejado la chaqueta (Probablemente en el cuarto de Damian) no la echaba en falta. El viaje fue una mezcla emocional donde la tensión y la incertidumbre se veían dando la mano a una curiosidad y una frescura propia de quien llevaba tiempo sin salir de casa.
En Londres no encontraba ánimos, ni compañía, ni motivación alguna para escapar de las cuatro paredes que conformaban su hogar, pero ahí no estaba solo y no había mejor excusa que tener que buscar alimentos para forzarle a dar un buen paseo matutino. Era reconfortante, los minutos donde se distraía observando al resto del grupo podía imaginarse que eran algún tipo de excursión escolar mixta: Una de estas de verano donde las edades se entremezclaban y la mayoría de actividades se realizaban al aire libre. Solo los ruidos extraños, las sombras difusas que se movían entre callejones o la ilusión paranoica de haber visto algo en los tejados próximos le mantenía en vilo, atento a unas casas derruidas y unas vistas que dejaban bastante que desear.
El miedo era palpable, pues incluso en el confort de la compañía su corazón bombeaba con más fuerza de la necesaria. Tanto así que la distracción la encontró en otros. No era del todo efectiva para calmar una vista que se movía ágil y aterrada entre esquinas oscuras y derrumbamientos sospechosos pero el tarareo distraído de Damian, la charla lejana de Rick y Serena o incluso su propia voz dando indicaciones a Connor eran suficiente para intentar acallar el eco preocupado de su cabeza. Al pelirrosa le comentaba de todo por intentar no volver del silencio una situación abrumadora: Desde señalar callejones sin salida, marcar caminos entorpecidos o tirarle asustado del chaleco cuando juraría haber visto pasar una sombra fugaz en la periferia de su ojo.
Cuando Räg indicó que había un puente próximo siguió al resto de mejor humor. Con suerte ese trayecto se hacía ameno y sin tener siquiera gusanos a la vista todo apuntaba que quizá, las armas no iban a ser necesarias. Solo eran buenas noticias.
-Tened cuidado porfa. -Indicó al lagarto y al pequeño cuando siguieron el camino trazado por Kalna. Viendo a la chica el puente parecía lo suficiente estable como para no darles problemas así que esperó paciente hasta que ambos estuvieron cerca de la mitad para atreverse a ir él.
Echó una última mirada al canadiense con la sonrisa más incómoda del mundo y se adentro a las tablas de madera. Los primeros pasos los hizo dubitativo, apoyándose en las cuerdas que servían de ayuda a los lados del mismo y en cuanto vio que se movía menos de lo esperado empezó a ganar un ritmo normal y constante. La clave era no mirar el foso bajo sus pies, solo centrarse como punto fijo en la espalda de los que tenía delante.
-Okay, se puede... se puede... No da tanto miedo si no lo piensas mucho.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Cicatriz de Arax
10/07/23, 06:10 pm
El grupo finalmente se reunió por completo y pronto salieron al exterior. El cielo se veía igual de apagado y gris que cuando salieron de las mazmorras, y aunque Connor estaba más acostumbrado a los días soleados con sus atardeceres naranjas aquella diferencia era una tontería cuando estabas en otro mundo, caminando por las calles con una maza y siguiendo con alienígenas una bañera voladora. Connor miraba en todas direcciones en busca de algún peligro. Estaban en un lugar inhóspito, y por lo que les habían dicho en la plaza estaba seguro de que más peligroso de lo que parecía. Dudaba que aquellas "pruebas" se redujeran a buscar comida, encontrarla y volver corriendo al torreón.
A pesar de que el motero parecía tranquilo por dentro estaba alerta, sin dejar ningún posible escondrijo sin observar. Tarea que era mucho más fácil con Ethan dándole indicaciones y avisándole sobre ello. De vez en cuando el británico le daba varios tirones del chaleco para llamar su atención, y aunque lo entendía no podía evitar molestarle. Aquella prenda era lo más preciado para él y tenía un significado enorme. Para los Wyverns no era algo tomado a la ligera dejar que alguien tocara sus chalecos, eso solía reservarse para los miembros del club y las parejas.- Eh, sin tocar el chaleco...- Le diría entre susurros, y a pesar de que Connor no lo veía necesario Ethan se disculpó y se apartó un poco algo avergonzado y dejando de dar indicaciones. El motero giraría la cabeza hacia él algo confundido, pero en lugar de decir nada se limitó a seguir indicándole posibles peligros como antes. Pronto llegaron a la misma gran grieta del día anterior, pero esta vez sí podían ver cómo cruzar tal y como señaló Räg. Había un puente de madera que pasaba de lado a lado, aunque la verdad es que no parecía muy fiable. Mientras tanto Damian iba gritando como de costumbre, pero la verdad es que el espantapájaros de la bañera hacía lo mismo, así que a esas alturas daba bastante igual...
-Joder, vaya puente de mierda.- Comentó Connor cambiándose la maza de mano y viendo cómo Kalna era la primera en empezar a cruzarlo, seguida de Damian y Räg. Durante unos segundos estuvo expectante, esperando que el puente no se cayera y pensando que el crío debería haberse quedado de los últimos por si acaso. Por suerte parecía estable y el neoyorquino tenía razón al decir que podían ir pasando más personas a la vez, así que cuando Ethan avanzó un poco lo siguió. Connor imitó a sus compañeros apoyándose en la cuerdas de ambos lados, y si bien no tenía miedo a las alturas no pudo evitar sentirse realmente incómodo al ver la cantidad de huesos de abajo. Ya los había visto antes, pero una cosa era eso y otra muy diferente estar encima de ellos y sus moradores. Consciente de la sonrisa incómoda y las palabras de Ethan se dirigió a él desde atrás.- Tranquilo, cojones... si te caes prometo hacer lo posible para abandonarte con los putos gusanos.- Le dijo con sorna para aliviar su tensión pero también la propia.
Tras varios pasos más se dio la vuelta para mirar a Abel, Rick y Serena quienes eran los únicos sin cruzar todavía.
-¡Pasad ya!- Les diría alzando algo la voz y haciendo señas con un brazo, para luego girarse y seguir caminando. Prefería tener la vista fija en la espalda del británico o en las cabezas de sus compañeros de más adelante, pero a veces no podía evitar que sus ojos se desviaran hacia abajo.- ¿Dónde están esos cabronazos?- Musitó entre dientes, con el ceño fruncido y sin dejar de buscar a aquellas terribles bestias blancas entre la gran cantidad de huesos depositados.
A pesar de que el motero parecía tranquilo por dentro estaba alerta, sin dejar ningún posible escondrijo sin observar. Tarea que era mucho más fácil con Ethan dándole indicaciones y avisándole sobre ello. De vez en cuando el británico le daba varios tirones del chaleco para llamar su atención, y aunque lo entendía no podía evitar molestarle. Aquella prenda era lo más preciado para él y tenía un significado enorme. Para los Wyverns no era algo tomado a la ligera dejar que alguien tocara sus chalecos, eso solía reservarse para los miembros del club y las parejas.- Eh, sin tocar el chaleco...- Le diría entre susurros, y a pesar de que Connor no lo veía necesario Ethan se disculpó y se apartó un poco algo avergonzado y dejando de dar indicaciones. El motero giraría la cabeza hacia él algo confundido, pero en lugar de decir nada se limitó a seguir indicándole posibles peligros como antes. Pronto llegaron a la misma gran grieta del día anterior, pero esta vez sí podían ver cómo cruzar tal y como señaló Räg. Había un puente de madera que pasaba de lado a lado, aunque la verdad es que no parecía muy fiable. Mientras tanto Damian iba gritando como de costumbre, pero la verdad es que el espantapájaros de la bañera hacía lo mismo, así que a esas alturas daba bastante igual...
-Joder, vaya puente de mierda.- Comentó Connor cambiándose la maza de mano y viendo cómo Kalna era la primera en empezar a cruzarlo, seguida de Damian y Räg. Durante unos segundos estuvo expectante, esperando que el puente no se cayera y pensando que el crío debería haberse quedado de los últimos por si acaso. Por suerte parecía estable y el neoyorquino tenía razón al decir que podían ir pasando más personas a la vez, así que cuando Ethan avanzó un poco lo siguió. Connor imitó a sus compañeros apoyándose en la cuerdas de ambos lados, y si bien no tenía miedo a las alturas no pudo evitar sentirse realmente incómodo al ver la cantidad de huesos de abajo. Ya los había visto antes, pero una cosa era eso y otra muy diferente estar encima de ellos y sus moradores. Consciente de la sonrisa incómoda y las palabras de Ethan se dirigió a él desde atrás.- Tranquilo, cojones... si te caes prometo hacer lo posible para abandonarte con los putos gusanos.- Le dijo con sorna para aliviar su tensión pero también la propia.
Tras varios pasos más se dio la vuelta para mirar a Abel, Rick y Serena quienes eran los únicos sin cruzar todavía.
-¡Pasad ya!- Les diría alzando algo la voz y haciendo señas con un brazo, para luego girarse y seguir caminando. Prefería tener la vista fija en la espalda del británico o en las cabezas de sus compañeros de más adelante, pero a veces no podía evitar que sus ojos se desviaran hacia abajo.- ¿Dónde están esos cabronazos?- Musitó entre dientes, con el ceño fruncido y sin dejar de buscar a aquellas terribles bestias blancas entre la gran cantidad de huesos depositados.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Cicatriz de Arax
10/07/23, 08:45 pm
Abel, escondido tras su escudo, apenas podía mirar al frente para ver el camino que seguían, por lo que se limitaba a seguir los pasos de Rick y Serena, y a rezar porque nadie le atacase por detrás, ya que era el último en la marcha del grupo. Además, había tenido que enfundar la espada, por un consejo/orden de Kalna que le había tocado bastante por su propia torpeza, y ahora se sentía más vulnerable ante cualquier posible enemigo.
Aunque no estaba seguro del todo, creyó escuchar a Serena llamar traidor a Rick, pero Abel hizo caso omiso a la conversación. De hecho, necesitaba aparcar ese tema para más tarde y confiar en sus compañeros, puesto que en esos momentos la posibilidad de que hubiese algun peligro en el exterior ocupaba todos sus pensamientos y preocupaciones, las cuales se multiplicaron cuando se enfrentaron al puente colgante.
Abel echó un vistazo por encima del escudo y notó que el puente no daba demasiada confianza, era inestable y lucía bastante frágil. Nunca le había tenido miedo a las alturas y ya había cruzado alguna vez por puentes de ese estilo en los bosques cercanos a su casa, pero la profundidad del foso y el peligro que suponía cruzar dicho puente eran cosas muy distintas. Es más, la estridente e inoportuna voz de Damian consiguió recordarle los monstruosos gusanos que serpenteaban entre la oscuridad del foso. Mientras, el niño pasaba sin preocupación alguna, como si se tratase de lo más natural del mundo. Tal visión horrorizaba a Abel.
De esta manera, sus compañeros fueron pasando uno a uno, pero el chico se quedó paralizado hasta que les llegó el turno a Rick, a Serena y a él mismo. Como Rick había demostrado ya sus intenciones de quedarse al final para vigilar y Abel se sentiría mal si hacía que Serena pasase antes que él, asumió que había llegado su turno.
Tenía mucho miedo, sobre todo de los gusanos, pero ya había llegado hasta ahí y no quería detenerse. Respiró hondo para tranquilizarse y se puso a un paso del puente. Estuvo un rato así, incapaz de decidirse, pero la voces de Connor y Damian le presionaba a continuar y al final su cuerpo decidió por él y pudo dar un primer paso.
Avanzaba poco a poco, mucho más lentamente que los que habían pasado antes que él y con los ojos casi cerrados. Si se paraba a pensarlo, no era lo más inteligente que uno podía hacer, pero no era capaz de continuar de otra manera.
Así, consiguió avanzar bastante sin que pasase nada y, sintiéndose más seguro, decidió abrir más los ojos para comprobar en qué punto se encontraba. De esta manera, pudo constatar que estaba más o menos por la mitad del puente, pero, por desgracia, también notó otras cosas; los huesos que se acumulaban en el fondo y también unos indescifrables movimientos que atravesaban la oscuridad. Le era imposible discernir si se trataba de la realidad o de pura sugestión, pero daba igual, ya que había perdido la compostura y era demasiado tarde para recuperarla. Abel había soltado el escudo, cerraba los ojos por completo y se hallaba agarrado con fuerza a las cuerdas del puente.
- A... Ayuda... - dijo el muchacho en la voz más alta que pudo y que, dadas las circunstancias, no era ni de lejos un grito.
Aunque le temblaban las piernas, seguía intentando moverse hacia el lado en el que se encontraban el resto de sus compañeros, pero su desplazamiento era tan mínimo que no se podía medir siquiera en pasos y Abel, siendo plenamente consciente del peligro que aquello conllevaba, no podía reaccionar.
Aunque no estaba seguro del todo, creyó escuchar a Serena llamar traidor a Rick, pero Abel hizo caso omiso a la conversación. De hecho, necesitaba aparcar ese tema para más tarde y confiar en sus compañeros, puesto que en esos momentos la posibilidad de que hubiese algun peligro en el exterior ocupaba todos sus pensamientos y preocupaciones, las cuales se multiplicaron cuando se enfrentaron al puente colgante.
Abel echó un vistazo por encima del escudo y notó que el puente no daba demasiada confianza, era inestable y lucía bastante frágil. Nunca le había tenido miedo a las alturas y ya había cruzado alguna vez por puentes de ese estilo en los bosques cercanos a su casa, pero la profundidad del foso y el peligro que suponía cruzar dicho puente eran cosas muy distintas. Es más, la estridente e inoportuna voz de Damian consiguió recordarle los monstruosos gusanos que serpenteaban entre la oscuridad del foso. Mientras, el niño pasaba sin preocupación alguna, como si se tratase de lo más natural del mundo. Tal visión horrorizaba a Abel.
De esta manera, sus compañeros fueron pasando uno a uno, pero el chico se quedó paralizado hasta que les llegó el turno a Rick, a Serena y a él mismo. Como Rick había demostrado ya sus intenciones de quedarse al final para vigilar y Abel se sentiría mal si hacía que Serena pasase antes que él, asumió que había llegado su turno.
Tenía mucho miedo, sobre todo de los gusanos, pero ya había llegado hasta ahí y no quería detenerse. Respiró hondo para tranquilizarse y se puso a un paso del puente. Estuvo un rato así, incapaz de decidirse, pero la voces de Connor y Damian le presionaba a continuar y al final su cuerpo decidió por él y pudo dar un primer paso.
Avanzaba poco a poco, mucho más lentamente que los que habían pasado antes que él y con los ojos casi cerrados. Si se paraba a pensarlo, no era lo más inteligente que uno podía hacer, pero no era capaz de continuar de otra manera.
Así, consiguió avanzar bastante sin que pasase nada y, sintiéndose más seguro, decidió abrir más los ojos para comprobar en qué punto se encontraba. De esta manera, pudo constatar que estaba más o menos por la mitad del puente, pero, por desgracia, también notó otras cosas; los huesos que se acumulaban en el fondo y también unos indescifrables movimientos que atravesaban la oscuridad. Le era imposible discernir si se trataba de la realidad o de pura sugestión, pero daba igual, ya que había perdido la compostura y era demasiado tarde para recuperarla. Abel había soltado el escudo, cerraba los ojos por completo y se hallaba agarrado con fuerza a las cuerdas del puente.
- A... Ayuda... - dijo el muchacho en la voz más alta que pudo y que, dadas las circunstancias, no era ni de lejos un grito.
Aunque le temblaban las piernas, seguía intentando moverse hacia el lado en el que se encontraban el resto de sus compañeros, pero su desplazamiento era tan mínimo que no se podía medir siquiera en pasos y Abel, siendo plenamente consciente del peligro que aquello conllevaba, no podía reaccionar.
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Cicatriz de Arax
11/07/23, 12:43 pm
Sintió alivio cuando Kalna le dijo que no hacía falta correr y específicamente mencionó el peligro de las armas al hacerlo. Por lo menos la persona que más sabía de aquellos instrumentos peligrosos estaba de acuerdo con dicha noción. La propia chica se ofreció a cruzar primero y el mjörní también agradeció esto en silencio. En realidad no estaba tan preocupado por el puente en sí, pues no le parecía que estuviese mal construido o se fuese a caer ni tenía acrofobia, pero después de haber visto los gusanos gigantes el día anterior… No tenía ni idea de si seguirían por allí o si intentarían atacarles, pero si alguien podría hacerles frente esa era Kalna. Tal vez Connor también.
La chica cruzó sin ningún problema, y en cuanto Damian manifestó su intención de ser el siguiente supo que le tocaba. Rick comentó algo con mucho sentido e incluso Damian esperó a oír su explicación, pero el niño era muy rápido y ya estaba poniendo un pie en el puente antes de que Rägjynn pudiese reaccionar. Se dio un poco de prisa, a fin de cuentas él si podía correr un poco porque no llevaba armas… aunque tenía que sujetarse el hakama para que no arrastrasen los bajos y tropezar con ellos.
—Gracias, Rick, espero que no haya ningún problema —le dijo al humano cuando pasó a su lado al poner el primer pie sobre el puente—. Ven conmigo, Damian —le ofreció su mano—. No se oye movimiento entre los huesos y no parecen estar los gusanos, pero hay que tener cuidado… —comentó mientras empezaba a cruzar los tablones junto al niño.
Aunque no le producía inseguridad el puente y Damian no hizo ningún movimiento que pudiera poner en peligro la integridad de este, no podía evitar mirar de reojo hacia abajo, sobre todo porque el humano no paraba de hacer preguntas acerca de los huesos que había allí abajo. Por supuesto, el mjörní no tenía respuesta para sus preguntas y solo le pudo decir que, concretamente gusanos de ese tamaño no había en Mjörne.
Pronto estuvieron al otro lado sin incidentes y, sin soltar la mano del niño salvo que este lo hiciera por su cuenta, se giró para comprobar cómo iban los que todavía tenían que pasar. Connor e Ethan ya estaban llegando, seguidos de Serena. Pero fue cuando cruzó Abel que se sobresaltó. El chico parecía estar teniendo problemas y miró hacia sus compañeros con preocupación.
—Abel, ¿te encuentras bien? El puente es seguro: te lo prometo —le dijo acercándose al inicio de su lado del puente y alzando un poco la voz para que pudiera oírle.
Haría amago de dirigirse hacia él, pero Rick ya se había puesto en marcha para ayudarle como cabía esperar. No creía que fuese a ocurrir nada, pero estaba preocupado por Abel. ¿Tenía acrofobia o su problema era otro?
La chica cruzó sin ningún problema, y en cuanto Damian manifestó su intención de ser el siguiente supo que le tocaba. Rick comentó algo con mucho sentido e incluso Damian esperó a oír su explicación, pero el niño era muy rápido y ya estaba poniendo un pie en el puente antes de que Rägjynn pudiese reaccionar. Se dio un poco de prisa, a fin de cuentas él si podía correr un poco porque no llevaba armas… aunque tenía que sujetarse el hakama para que no arrastrasen los bajos y tropezar con ellos.
—Gracias, Rick, espero que no haya ningún problema —le dijo al humano cuando pasó a su lado al poner el primer pie sobre el puente—. Ven conmigo, Damian —le ofreció su mano—. No se oye movimiento entre los huesos y no parecen estar los gusanos, pero hay que tener cuidado… —comentó mientras empezaba a cruzar los tablones junto al niño.
Aunque no le producía inseguridad el puente y Damian no hizo ningún movimiento que pudiera poner en peligro la integridad de este, no podía evitar mirar de reojo hacia abajo, sobre todo porque el humano no paraba de hacer preguntas acerca de los huesos que había allí abajo. Por supuesto, el mjörní no tenía respuesta para sus preguntas y solo le pudo decir que, concretamente gusanos de ese tamaño no había en Mjörne.
Pronto estuvieron al otro lado sin incidentes y, sin soltar la mano del niño salvo que este lo hiciera por su cuenta, se giró para comprobar cómo iban los que todavía tenían que pasar. Connor e Ethan ya estaban llegando, seguidos de Serena. Pero fue cuando cruzó Abel que se sobresaltó. El chico parecía estar teniendo problemas y miró hacia sus compañeros con preocupación.
—Abel, ¿te encuentras bien? El puente es seguro: te lo prometo —le dijo acercándose al inicio de su lado del puente y alzando un poco la voz para que pudiera oírle.
Haría amago de dirigirse hacia él, pero Rick ya se había puesto en marcha para ayudarle como cabía esperar. No creía que fuese a ocurrir nada, pero estaba preocupado por Abel. ¿Tenía acrofobia o su problema era otro?
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Cicatriz de Arax
11/07/23, 01:49 pm
No tardaron en seguir el ejemplo de Kalna e ir cruzando el puente a buen ritmo. Rick echaba de vez en cuando una mirada para ver cómo iban sus compañeros, pero sobre todo se centraban por el camino por el que habían llegado y sus alrededores. -(Todo despejado...)- pensó algo tranquilo, pero sin bajar del todo la guardia. Miró al mjörní cuando le agradeció lo que estaba haciendo antes de cruzar, a lo que respondió con una ligera sonrisa y una convicción plena que buscaba mantener seguridad: -Eso espero. Me aseguraré de que siga todo bien.-
Poco a poco el grupo fue pasando. Escuchó las mil y una preguntas que Damian hacía en voz alta, echando algún que otro vistazo al foso para comprobar los esqueletos tan variados de los que hablaba. Ciertamente había algunos bastantes extraños, ¿de qué diablos serían? Quitando a algunos de sus compañeros, lo más raro que había visto eran los gusanos de allí abajo y la mujer medio dragón que les dio el discurso ayer. ¿Habría más monstruos? No lo descartaba en absoluto.
Connor y Ethan tardaron un poco más en cruzar, pero en cuanto estuvieron al otro lado les avisaron. Rick hizo un gesto en la cabeza a Serena y Abel para que se adelantaran. La chica llegó sin problemas, pero Abel... El sonido del escudo cayendo en el suelo hizo que el neoyorquino se centrara en él. En cuanto pidió ayuda ya estaba entrando en el puente, con cierta prisa pero sin llegar a correr. Con todo ese tiempo ya había visto que del movimiento podía balancearse un poco y ni quería caerse ni quería que el chico se asustara más. -¡Aguanta, ya voy!- le avisó en voz alta mientras se iba acercando.
No tardó en llegar a su lado, con cuidado de no tropezar con el escudo. Estaba algo preocupado por el miedo que tenía en el cuerpo el chico, aunque esperaba que juntos pudiera terminar de cruzar. Le puso una mano en el hombro, intentando transmitirle algo de calma: -No pasa nada. No te vas a caer, lo prometo- Rick se adelantó un par de pasos, miró a Abel y le ofreció la mano derecha por si sentía más seguro así. -Venga, todavía tenemos una bañera que seguir.- dijo sonriente para que alejara sus temores. El chico aceptó la mano y poco a poco avanzaron hasta que terminaron junto al resto del grupo. -Muy bien hecho- le felicitó por haberlo conseguido.
>>-Dadme un momento- avisó al resto antes de volver de nuevo al puente. Estando solo, el neoyorquino decidió acelerar un poco y llegó hasta el escudo, el cual recogió y volvió de nuevo con todos. El canto de las bañeras sonaba muy cerca, tenía pinta que muy pronto pasaría por encima de ellos. Con más prisa aún, llegó y le devolvió la pieza a Abel. -Deberíamos seguir adelante, no vayamos a perderla ahora- dijo una vez estuvo todo el mundo listo, señalando al punto en el cielo que cada vez estaba más cerca.
Sigue en la Plaza de los Colaespina
Poco a poco el grupo fue pasando. Escuchó las mil y una preguntas que Damian hacía en voz alta, echando algún que otro vistazo al foso para comprobar los esqueletos tan variados de los que hablaba. Ciertamente había algunos bastantes extraños, ¿de qué diablos serían? Quitando a algunos de sus compañeros, lo más raro que había visto eran los gusanos de allí abajo y la mujer medio dragón que les dio el discurso ayer. ¿Habría más monstruos? No lo descartaba en absoluto.
Connor y Ethan tardaron un poco más en cruzar, pero en cuanto estuvieron al otro lado les avisaron. Rick hizo un gesto en la cabeza a Serena y Abel para que se adelantaran. La chica llegó sin problemas, pero Abel... El sonido del escudo cayendo en el suelo hizo que el neoyorquino se centrara en él. En cuanto pidió ayuda ya estaba entrando en el puente, con cierta prisa pero sin llegar a correr. Con todo ese tiempo ya había visto que del movimiento podía balancearse un poco y ni quería caerse ni quería que el chico se asustara más. -¡Aguanta, ya voy!- le avisó en voz alta mientras se iba acercando.
No tardó en llegar a su lado, con cuidado de no tropezar con el escudo. Estaba algo preocupado por el miedo que tenía en el cuerpo el chico, aunque esperaba que juntos pudiera terminar de cruzar. Le puso una mano en el hombro, intentando transmitirle algo de calma: -No pasa nada. No te vas a caer, lo prometo- Rick se adelantó un par de pasos, miró a Abel y le ofreció la mano derecha por si sentía más seguro así. -Venga, todavía tenemos una bañera que seguir.- dijo sonriente para que alejara sus temores. El chico aceptó la mano y poco a poco avanzaron hasta que terminaron junto al resto del grupo. -Muy bien hecho- le felicitó por haberlo conseguido.
>>-Dadme un momento- avisó al resto antes de volver de nuevo al puente. Estando solo, el neoyorquino decidió acelerar un poco y llegó hasta el escudo, el cual recogió y volvió de nuevo con todos. El canto de las bañeras sonaba muy cerca, tenía pinta que muy pronto pasaría por encima de ellos. Con más prisa aún, llegó y le devolvió la pieza a Abel. -Deberíamos seguir adelante, no vayamos a perderla ahora- dijo una vez estuvo todo el mundo listo, señalando al punto en el cielo que cada vez estaba más cerca.
Sigue en la Plaza de los Colaespina
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Cicatriz de Arax
12/11/23, 09:57 pm
Esperó en la habitación hasta que el resto estuvieran listos, casi sin moverse. Había pensado muchas cosas esa noche, sobre qué iban a hacer al día siguiente. Llevarla al cementerio era una cosa, pero no sabía si iban a querer decir algunas palabras de despedida. Ella no tenía ninguna, y aunque había hecho el esfuerzo de pensar en algún discurso, por corto que fuera, no conocía a la pelirroja casi de nada como para poder hacerlo. No pensaba decir palabras genéricas sobre lo mucho que la iba a echar de menos o lo buena persona que era, y menos cuando no creía en ellas. «Gracias por avisarnos del veneno, probablemente nos hayas salvado a todos» era lo único que le salía de manera genuina, pero no podía decir eso en un funeral.
Cogió en brazos a Serena, casi como si fuera uno de esos príncipes que rescataban en los libros infantiles que leía de pequeña, con más cuidado del que cabría esperar en alguien a quien todo aquello no le importaba más allá de cumplir una tradición. Asegurándose de que la sábana la cubría por completo, Kalna inició el camino hacia el cementerio en un silencio solemne, que a ella no le resultaba opresivo en ninguna forma.
No dedicó demasiadas miradas a sus compañeros durante el camino, sin querer encontrar en sus caras la debilidad a la que tan poco estaba acostumbrada. Incluso evitaba mirar a Rick, y eso que habían estado hablando la noche anterior. En su lugar pasó el breve camino entre el torreón y la grieta mirando al frente, dejando que el peso del cuerpo de Serena fuese lo único tangible en ese momento. Resultaba casi poético que la llevase ella. La había llevado hasta el torreón el primer día, cuando Serena se había cortado el pie y a penas podía andar, y ahora la iba a llevar en sus últimos momentos al lugar donde descansaría eternamente.
Cuando llegaron al cementerio miró abajo brevemente, antes de pasar la mirada por sus compañeros, deteniéndose un par de segundos más en Ethan, por ser al que más cerca tenía y por las figuritas de papel que había llevado. Esperaría un poco, por si alguien quería decir algunas palabras antes de tener que dejarla caer. Si nadie lo hacía, simplemente soltaría el cuerpo encima de la cicatriz.
«Adiós, Serena».
Cogió en brazos a Serena, casi como si fuera uno de esos príncipes que rescataban en los libros infantiles que leía de pequeña, con más cuidado del que cabría esperar en alguien a quien todo aquello no le importaba más allá de cumplir una tradición. Asegurándose de que la sábana la cubría por completo, Kalna inició el camino hacia el cementerio en un silencio solemne, que a ella no le resultaba opresivo en ninguna forma.
No dedicó demasiadas miradas a sus compañeros durante el camino, sin querer encontrar en sus caras la debilidad a la que tan poco estaba acostumbrada. Incluso evitaba mirar a Rick, y eso que habían estado hablando la noche anterior. En su lugar pasó el breve camino entre el torreón y la grieta mirando al frente, dejando que el peso del cuerpo de Serena fuese lo único tangible en ese momento. Resultaba casi poético que la llevase ella. La había llevado hasta el torreón el primer día, cuando Serena se había cortado el pie y a penas podía andar, y ahora la iba a llevar en sus últimos momentos al lugar donde descansaría eternamente.
Cuando llegaron al cementerio miró abajo brevemente, antes de pasar la mirada por sus compañeros, deteniéndose un par de segundos más en Ethan, por ser al que más cerca tenía y por las figuritas de papel que había llevado. Esperaría un poco, por si alguien quería decir algunas palabras antes de tener que dejarla caer. Si nadie lo hacía, simplemente soltaría el cuerpo encima de la cicatriz.
«Adiós, Serena».
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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