Subterráneos
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Rocavarancolia Rol
26 participantes
- Rocavarancolia Rol
Subterráneos
03/08/11, 11:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los subterráneos ocupan todo el subsuelo de la ciudad y están plagados de horribles criaturas. Se puede entrar en ellos desde cualquier punto de la ciudad y puedes salir en cualquier sitio.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Cientos de aberraciones se daban cita en las entrañas de la ciudad, algunas tan desconocidas para él como la fauna alienígena que podía poblar el planeta más lejano. Allí merodeaban los cadáveres pálidos que se alimentaban del tuétano de sus víctimas; los espectros errantes a la caza siempre de cuerpos que poseer… En las profundidades de Rocavarancolia todavía era posible encontrar a los descendientes de los seres humanos a los que Eradianalavela había injertado almas de bestias; o a los vampiros de Rádix, capaces de succionar la sangre, las vísceras y los huesos de sus víctimas con sólo tocarlas; y a criaturas aún más terroríficas que aquéllas. Y los peligros no se reducían sólo a monstruos:
bajo la ciudad había escapes de magia asesina, turbulentas nubes de humo venenoso procedentes de la combustión de residuos mágicos…
La inmensa gruta era de origen natural, un lugar húmedo y rebosante de ecos que avanzaba en
dirección oeste. No había más aportación visible de los moradores de Rocavarancolia que las columnas que aseguraban el techo. Las había a decenas, esparcidas sin pauta ni orden alguno, apiñadas en compactas manadas o velando solitarias por la integridad de la galería; eran de piedra negra, extraordinariamente finas. Se trataba a todas luces de columnas mágicas. A pesar de su número, su aspecto era demasiado frágil como para poder sostener por sí mismas el techo de la caverna y el peso de los edificios que se levantaban sobre ésta. Resultaba difícil concebir que Rocavarancolia quedara sobre sus cabezas.
El suelo estaba encharcado y chapoteaban a la carrera, salpicándose unos a otros.
- Naeryan
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Re: Subterráneos
22/12/12, 04:59 pm
Los poseídos reconocen la magia negra que alimenta los hechizos de Jack y sisean instintivamente. Los seres que habitan dentro de esos cuerpos se alimentan de esa magia, beben de ella, pero encerrados en el interior de esos frágiles cuerpos mortales no les confiere ninguna ventaja. Así pues uno de ellos es alcanzado de pleno por la llamarada, y su piel se calcina dejando al descubierto poco más que un amasijo rojo. Sin embargo el amasijo aún se mueve a ciegas, guiado por la voluntad del ser que lo posee y que es ajeno al dolor de dicho cuerpo.
Los demás huyen en desbandada, trepando a una velocidad escalofriante, como arañas, los pilares del subterráneo que aún quedan en pie. Cabeza abajo agarrado a los salientes del techo, uno de ellos profiere un bramido estremecedor en dirección a Jack, y de inmediato se convierte en un bulto borroso fruto de un hechizo de opacidad; los demás imitan su ejemplo. Moviéndose a velocidad vertiginosa por el túnel lleno de escombros, tratan de despistar a Jack mientras el cabecilla formula una explosión de luz mágica que ilumina toda la estancia, con el objetivo de cegar al vampiro.
El amuleto de Outhal, ahora perteneciente al vampiro que lo está utilizando, brilla como un farol en la oscuridad para aquellos que saben detectarlo. Y ha despertado la atención de algo que aguarda muy al fondo de aquellos pasadizos.
Los demás huyen en desbandada, trepando a una velocidad escalofriante, como arañas, los pilares del subterráneo que aún quedan en pie. Cabeza abajo agarrado a los salientes del techo, uno de ellos profiere un bramido estremecedor en dirección a Jack, y de inmediato se convierte en un bulto borroso fruto de un hechizo de opacidad; los demás imitan su ejemplo. Moviéndose a velocidad vertiginosa por el túnel lleno de escombros, tratan de despistar a Jack mientras el cabecilla formula una explosión de luz mágica que ilumina toda la estancia, con el objetivo de cegar al vampiro.
El amuleto de Outhal, ahora perteneciente al vampiro que lo está utilizando, brilla como un farol en la oscuridad para aquellos que saben detectarlo. Y ha despertado la atención de algo que aguarda muy al fondo de aquellos pasadizos.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Subterráneos
25/12/12, 04:35 am
El hechizo consigue destrozar a uno de los seres pero no es mortal, ya que un extraño amasijo rojo se libera de las cenizas para luego escabullirse. <<Qué demonios era eso...>> Y para más inri, los demás trepan a los pilares que aún quedan, huyendo posteriormente excepto uno al que encaro, respondiendo a su bramido con un siseo de amenaza que se convierte en uno de frustración cuando desaparece. Miro mis guanteletes, pensando en cambiar la estrategia, pero una explosión de luz me hace cubrirme con la mano izquierda y girarme, descubriendo el flanco izquierdo por unos segundos, pero me pego a la pared caminando hacia ese lado y me preparo para algún ataque directo. Pero no sucede tal cosa.
Logro acostumbrarme a la luz y busco a los malnacidos, sin éxito, aunque aún detecte sus vagos rastros en el túnel. Si la magia negra no funcionó, probemos otra cosa: busco un par de arandelas metálicas con los dedos corazón y tiro de estas, en el interior del guantelete, liberando unos hilillos de aceite que se escurren por ambas cuchillas y parte de los guanteletes, para luego prenderlas con un hechizo de fuego. Ahora yo ilumino el túnel, buscando a las criaturas mientras doy vueltas sobre mí, sin éxito.
-Que les jodan...
Mosqueado pero ávido de lucha, vuelvo a internarme en el ya no tan oscuro túnel, deseando encontrar algo para alimentarme o que presente batalla sin huir como los de antes. Lo malo es que hace unas horas ni se me habría ocurrido ir por aquí de forma tan... llamativa. Pero ya está hecho. <<Y míralo por este lado: quizá no huían sólo de mí, si no esperaban vencerme no me habrían emboscado, ¿no? Así que algo tiene que haber por aquí... >>
Logro acostumbrarme a la luz y busco a los malnacidos, sin éxito, aunque aún detecte sus vagos rastros en el túnel. Si la magia negra no funcionó, probemos otra cosa: busco un par de arandelas metálicas con los dedos corazón y tiro de estas, en el interior del guantelete, liberando unos hilillos de aceite que se escurren por ambas cuchillas y parte de los guanteletes, para luego prenderlas con un hechizo de fuego. Ahora yo ilumino el túnel, buscando a las criaturas mientras doy vueltas sobre mí, sin éxito.
-Que les jodan...
Mosqueado pero ávido de lucha, vuelvo a internarme en el ya no tan oscuro túnel, deseando encontrar algo para alimentarme o que presente batalla sin huir como los de antes. Lo malo es que hace unas horas ni se me habría ocurrido ir por aquí de forma tan... llamativa. Pero ya está hecho. <<Y míralo por este lado: quizá no huían sólo de mí, si no esperaban vencerme no me habrían emboscado, ¿no? Así que algo tiene que haber por aquí... >>
- Naeryan
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Re: Subterráneos
26/12/12, 05:34 pm
Antes que cualquier otra cosa, Jack siente el temblor. El retumbar de lo que parecen decenas de patas a la vez a lo largo del corredor frente a él, a frenética velocidad. No muy pesadas, ciertamente, pero demasiadas como para que eso consista un motivo de tranquilidad.
Lo siguiente que oye es el murmullo. Nueve voces a la vez, cada una murmurando una cosa distinta, en un caos tan enmarañado que es imposible comprender lo que dicen, aunque tiene una cadencia familiar.
Cuando la exigua luz del túnel alcanza al propietario de esas nueve voces, es posible ver que se trata de un ser esquelético, de piel rosácea y resbaladiza, que avanza a cuatro patas. O más bien avanzaría a cuatro patas de no poseer cerca de una docena de ellas, alternándose entre sí como las de una grotesca araña del tamaño de un humano. En los extremos de sus manos, donde debería haber dedos, se hallan apéndices muy semejantes a lombrices, que se mueven frenéticamente en una cadencia fija.
Pero sin lugar a dudas lo más destacable del engendro no se trata de ninguna de esas cosas. La razón de que hable con nueve voces se debe sencillamente a que posee nueve cabezas, cada una de ellas encaramada a lo más alto de nueve cuellos repugnantemente elásticos, entrelazándose entre sí en ocasiones, intercambiando mordiscos agresivos otras.
Y las nueve cabezas, todas al mismo tiempo, están recitando hechizos diferentes.
Una ráfaga de hechizos diferentes va al encuentro de Jack: dos cargas de consunción, una llamarada de intenso calor que se extiende por el túnel para luego ser apagada por una ráfaga de viento, y un sortilegio disolvente.
Lo siguiente que oye es el murmullo. Nueve voces a la vez, cada una murmurando una cosa distinta, en un caos tan enmarañado que es imposible comprender lo que dicen, aunque tiene una cadencia familiar.
Cuando la exigua luz del túnel alcanza al propietario de esas nueve voces, es posible ver que se trata de un ser esquelético, de piel rosácea y resbaladiza, que avanza a cuatro patas. O más bien avanzaría a cuatro patas de no poseer cerca de una docena de ellas, alternándose entre sí como las de una grotesca araña del tamaño de un humano. En los extremos de sus manos, donde debería haber dedos, se hallan apéndices muy semejantes a lombrices, que se mueven frenéticamente en una cadencia fija.
Pero sin lugar a dudas lo más destacable del engendro no se trata de ninguna de esas cosas. La razón de que hable con nueve voces se debe sencillamente a que posee nueve cabezas, cada una de ellas encaramada a lo más alto de nueve cuellos repugnantemente elásticos, entrelazándose entre sí en ocasiones, intercambiando mordiscos agresivos otras.
Y las nueve cabezas, todas al mismo tiempo, están recitando hechizos diferentes.
Una ráfaga de hechizos diferentes va al encuentro de Jack: dos cargas de consunción, una llamarada de intenso calor que se extiende por el túnel para luego ser apagada por una ráfaga de viento, y un sortilegio disolvente.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Subterráneos
27/12/12, 07:12 pm
Vaya, parece que no nos ha costado demasiado obtener nuestro primer trabajo. Es curioso cómo ha corrido la voz acerca de nuestro ofrecimiento, parece que acertamos a contactar con las personas adecuadas, o bien no hay muchos… ¿podríamos llamarnos cazarrecompensas? En ese caso, aún principiantes, pero por algo se empieza.
Este y otros pensamientos pueblan mi cabeza mientras sobrevuelo la ciudad con el resto del Cuchitril –descontando a los nublinos– y Wen, quien se quiso unir a nuestra primera misión. Buscamos una entrada a los subterráneos que nunca antes habíamos usado, pero el nigromante nos dio las suficientes indicaciones para llegar hasta esta y, luego, el lugar indicado para el exterminio.
Cuando llegamos a la entrada de la caverna, Gael y Giz conjuran sendas luces mágicas. Guiados por mí y el fuego fatuo a la vanguardia, llegamos sin incidentes a la galería indicada por el cliente, la que debemos limpiar de criaturas junto con los túneles que salen de esta. Sin que la prisa nos apremie, observamos el terreno y las alimañas que lo pueblan para, a continuación, proceder a un ataque en el que nos dispersamos por el cuarto. Antes de eso, por supuesto, convoco yo también luz mágica.
No me es demasiado difícil acabar con los seres de mi lado; de hecho, la mayoría huyen de la sola luz que convocamos. Procedo con un exterminio metódico mientras oigo el ruido que hacen los demás. Su caza también procede sin mayores problemas, pues en caso de que no fuera así con un grito de auxilio alguien le iría a socorrer en seguida. Esta clase de alimañas no suponen ningún problema para nosotros, pero hay que estar atentos… No olvido mi primera visita aquí, no es fácil, y de repente puede aparecer una criatura que le dé cien vueltas a la de aquella vez.
Por suerte, nosotros tampoco somos los de entonces.
Este y otros pensamientos pueblan mi cabeza mientras sobrevuelo la ciudad con el resto del Cuchitril –descontando a los nublinos– y Wen, quien se quiso unir a nuestra primera misión. Buscamos una entrada a los subterráneos que nunca antes habíamos usado, pero el nigromante nos dio las suficientes indicaciones para llegar hasta esta y, luego, el lugar indicado para el exterminio.
Cuando llegamos a la entrada de la caverna, Gael y Giz conjuran sendas luces mágicas. Guiados por mí y el fuego fatuo a la vanguardia, llegamos sin incidentes a la galería indicada por el cliente, la que debemos limpiar de criaturas junto con los túneles que salen de esta. Sin que la prisa nos apremie, observamos el terreno y las alimañas que lo pueblan para, a continuación, proceder a un ataque en el que nos dispersamos por el cuarto. Antes de eso, por supuesto, convoco yo también luz mágica.
No me es demasiado difícil acabar con los seres de mi lado; de hecho, la mayoría huyen de la sola luz que convocamos. Procedo con un exterminio metódico mientras oigo el ruido que hacen los demás. Su caza también procede sin mayores problemas, pues en caso de que no fuera así con un grito de auxilio alguien le iría a socorrer en seguida. Esta clase de alimañas no suponen ningún problema para nosotros, pero hay que estar atentos… No olvido mi primera visita aquí, no es fácil, y de repente puede aparecer una criatura que le dé cien vueltas a la de aquella vez.
Por suerte, nosotros tampoco somos los de entonces.
- Naeryan
Ficha de cosechado
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Especie:
Habilidades:
Re: Subterráneos
27/12/12, 07:27 pm
El sistemático exterminio de alimañas no agrada a los depredadores que han hecho de ese sector su coto de caza habitual. Una pareja de vlakai de envergadura excepcional anida en el techo junto a toda su prole. Toda ella es la primera en reaccionar, descendiendo en picado sobre aquellas nuevas amenazas. Los padres las siguen, desplegando perezosamente sus alas para luego atacar directamente a Wen, quizá intuyendo algo de su naturaleza ofidia, o quizá atraídos por las vibraciones de la gema que palpita bajo su pañuelo.
Cientos de alimañas menores se abalanzan sobre Gael y la luz que el simple cuerpo del fuego fatuo desprende, quemándose en el proceso pero dificultando su movilidad y visión. Viendo que es imposible pillar a Toima por sorpresa, una cohorte de lagartos venenosos opta por una estrategia de ataque en masa similar, tratando de derribarle para clavarle los colmillos.
Las noticias de la refriega parecen extenderse de pasadizo en pasadizo. Dos quimeras con cabeza de león, atraídas fuera de su cubil por la carnicería que está teniendo lugar, toman la iniciativa contra los dos objetivos físicamente más problemáticos, Adara y Noel, amagando continuos mordiscos contra sus alas con el propósito de inutilizarlas. Por lo demás, las otras alimañas procuran mantenerse prudentemente fuera del alcance de los lanzadores de hechizos, haciendo todo lo posible por pillarles por la espalda.
Cientos de alimañas menores se abalanzan sobre Gael y la luz que el simple cuerpo del fuego fatuo desprende, quemándose en el proceso pero dificultando su movilidad y visión. Viendo que es imposible pillar a Toima por sorpresa, una cohorte de lagartos venenosos opta por una estrategia de ataque en masa similar, tratando de derribarle para clavarle los colmillos.
Las noticias de la refriega parecen extenderse de pasadizo en pasadizo. Dos quimeras con cabeza de león, atraídas fuera de su cubil por la carnicería que está teniendo lugar, toman la iniciativa contra los dos objetivos físicamente más problemáticos, Adara y Noel, amagando continuos mordiscos contra sus alas con el propósito de inutilizarlas. Por lo demás, las otras alimañas procuran mantenerse prudentemente fuera del alcance de los lanzadores de hechizos, haciendo todo lo posible por pillarles por la espalda.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
27/12/12, 09:27 pm
Giz tenía sentimientos encontrados. Sabía que tenía que acabar con los animales que vivían ahí abajo y respetaría eso, pero por otro lado veía los subterráneos como una fuente de recursos para sus experimentos genemágicos. << Tal vez en otro momento y en otro lado... >>.
Pronto los habitantes de la zona a limpiar se hicieron ver y Giz entendió por qué habían pedido ayuda. La mayoría eran seres menores que en principio no parecían amenazantes. En principio. Cuando Giz vio como una camada entera de vlakais se cernía sobre comenzó a alertarse. Lo siguiente fueron los lagartos hacia Toima y un par de químeras. Gael estaba rodeado de bichos menores y solo Giz parecía haber pasado desapercibido, como si no lo hubiesen tenido en cuenta como una amenaza.
Ya que solo tenían que limpiar esta parte en concreto, decidió iluminar mejor la estancia con una palmada de luz, para ahuyentar también a los animalillos fotofóbicos. Casi sin parar a coger aire, enlazó ese primer hechizo con un par de barreras de inercia para hacer caer a los papás vlakai y se volvió intangible para evitarse un mal golpe. Después se acercó a Toima, que era el único sin magia, y lanzó un hechizo de impacto contra el grupo de lagartos. Abrió la gola y probó a gruñir enseñando los dientes, para que se alejaran. No creía que resultara demasiado intimidante, pero no quería tampoco gastar magia de manera innecesaria.
Sin dar tiempo a reacción alguna, acabó por acercarse a una de las aberturas que comunicaba la caverna con el resto de los subterráneos. Se volvió tangible y realizó un par de hechizos abrasivos, para taponar la entrada con las rocas que se desprendieran. Lo último que querían era que se autoinvitaran más seres a la fiesta.
Pronto los habitantes de la zona a limpiar se hicieron ver y Giz entendió por qué habían pedido ayuda. La mayoría eran seres menores que en principio no parecían amenazantes. En principio. Cuando Giz vio como una camada entera de vlakais se cernía sobre comenzó a alertarse. Lo siguiente fueron los lagartos hacia Toima y un par de químeras. Gael estaba rodeado de bichos menores y solo Giz parecía haber pasado desapercibido, como si no lo hubiesen tenido en cuenta como una amenaza.
Ya que solo tenían que limpiar esta parte en concreto, decidió iluminar mejor la estancia con una palmada de luz, para ahuyentar también a los animalillos fotofóbicos. Casi sin parar a coger aire, enlazó ese primer hechizo con un par de barreras de inercia para hacer caer a los papás vlakai y se volvió intangible para evitarse un mal golpe. Después se acercó a Toima, que era el único sin magia, y lanzó un hechizo de impacto contra el grupo de lagartos. Abrió la gola y probó a gruñir enseñando los dientes, para que se alejaran. No creía que resultara demasiado intimidante, pero no quería tampoco gastar magia de manera innecesaria.
Sin dar tiempo a reacción alguna, acabó por acercarse a una de las aberturas que comunicaba la caverna con el resto de los subterráneos. Se volvió tangible y realizó un par de hechizos abrasivos, para taponar la entrada con las rocas que se desprendieran. Lo último que querían era que se autoinvitaran más seres a la fiesta.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Subterráneos
27/12/12, 11:54 pm
Toima
Sabiendo la importancia de la misión, Toima prefirio que Tania se quedara en el cuchitril, aun a pesar que esta última, le dijo que queria hablar con él. Pactaron que lo harian a la vuelta. Para prepararse, Toima se volvio a poner los guanteletes que llevó en ulterania, ahora mucho más machacados y añadió una malla de cadenas que le cruzaba el pecho acabando en unos faldones de cuero reforzado en las piernas. Armado, se dispuso a salir con los demás. Las cadenas dejaban pasar a sus ojos quienes seguian vigilando constantemente su alrededor.
Los subterraneos, ese era el lugar de su primer trabajo. El grupo mercenario anduvo por el interior, habiendo entrado por un lugar que Toima nunca habia visto, se prepararon para las alimañas que se abalanzarian contra ellos en escasos segundos. Los ojos de Toima brillaron por un momento, al detectar la inmensa cantidad de movimientos que se dirigian hacia ellos. Dos destellos metálicos en sus manos brillaron mientras silbaron por el aire y se clavaban en el craneo de los lagartos. Sin descanso, más cuchillos aparecian en las manos de Toima que no descansaban, ayudadas por sus cuchillos y a veces con partes de su cuerpo, Toima acababa profesionalmente con cada una de las vidas de los lagartos que se acercaban a él. A intervalos, recogia los cuchillos de los cadaveres y los aprovechaba en otros, que pronto caian muertos al suelo. El ulterano reia, ensimismado en la masacre que estaba causando que no se dio cuenta en que situación estaban los demás. En cuanto pudo, algún cuchillo o dos se deslizaban de su mano para cercenar la cabeza de alguna de las bestias en las que sus compañeros estaban ocupados acabando. Toima por su parte tenia las manos llenas, y no podia hacer más por ellos. La mordedura de estos parecia bastante ponzoñosa y no se queria arriesgar.
Alguno de los más robustos aguantaron la mordedura de acero a distancia del ulterano asi que este se remitio a rematarles usando un mangual pesado de aspecto amenazador, perforando sus craneos y partiendo sus mandibulas hasta la muerte. El ulterano mataba a los animales sin un rastro de piedad, acabando rapidamente con sus vidas. Hizo girar su nueva arma en circulos mientras uno de los últimos, con el morro severamente dañado por el mordisco de la bola pinchuda, daba vueltas y dejaba que su viperina y ponzoñosa lengua se lamiera la sangre de este, pensando en como atacar al ulterano mientras este esperaba con una pose solemne, listo para atacar. Siendo un animal, no se lo pensó mucho y se abalanzó contra el albino que estaba listo para acabar con su vida. Pero algo extraño pasó. Algo placó al lagarto en el costado y le empotró contra una columna, haciendo que se quebrase del todo y que un escombro aplastara al animal. Se giró para comprobar como Giz, con gola expuesta, rugia amenazadoramente. Una risa feliz escapó de la garganta de Toima quien no tuvo el tiempo de darle las gracias al arseniano antes de que se le abalanzara otro de aquellos lagartos y atrapara su cabeza entre las cadenas, haciendo fuerza hasta decapitarle.
La voz de Toima resonó fuerte y ampliamente en los subterraneos.
-... ¡He terminado!-dijo felizmente, mientras en ese momento la muerte de Toima llegó hasta los Vlakai y los insectos que acosaban a Gael, para finalmente centrarse en las dos quimeras. Toima sacó de su arsenal un arma un poco peculiar. Dos pesadas bolas atadas por una cadena. las hizo girar por encima de su cabeza antes de lanzarlas hacia las patas de una de las quimeras, atrapandolas y derribandola en el acto, dejandola vulnerable para que los otros dos acabaran con ella.
En el arte de la violencia, Toima se creia el mejor y no tenia muchos motivos para que asi no fuera.
Sabiendo la importancia de la misión, Toima prefirio que Tania se quedara en el cuchitril, aun a pesar que esta última, le dijo que queria hablar con él. Pactaron que lo harian a la vuelta. Para prepararse, Toima se volvio a poner los guanteletes que llevó en ulterania, ahora mucho más machacados y añadió una malla de cadenas que le cruzaba el pecho acabando en unos faldones de cuero reforzado en las piernas. Armado, se dispuso a salir con los demás. Las cadenas dejaban pasar a sus ojos quienes seguian vigilando constantemente su alrededor.
Los subterraneos, ese era el lugar de su primer trabajo. El grupo mercenario anduvo por el interior, habiendo entrado por un lugar que Toima nunca habia visto, se prepararon para las alimañas que se abalanzarian contra ellos en escasos segundos. Los ojos de Toima brillaron por un momento, al detectar la inmensa cantidad de movimientos que se dirigian hacia ellos. Dos destellos metálicos en sus manos brillaron mientras silbaron por el aire y se clavaban en el craneo de los lagartos. Sin descanso, más cuchillos aparecian en las manos de Toima que no descansaban, ayudadas por sus cuchillos y a veces con partes de su cuerpo, Toima acababa profesionalmente con cada una de las vidas de los lagartos que se acercaban a él. A intervalos, recogia los cuchillos de los cadaveres y los aprovechaba en otros, que pronto caian muertos al suelo. El ulterano reia, ensimismado en la masacre que estaba causando que no se dio cuenta en que situación estaban los demás. En cuanto pudo, algún cuchillo o dos se deslizaban de su mano para cercenar la cabeza de alguna de las bestias en las que sus compañeros estaban ocupados acabando. Toima por su parte tenia las manos llenas, y no podia hacer más por ellos. La mordedura de estos parecia bastante ponzoñosa y no se queria arriesgar.
Alguno de los más robustos aguantaron la mordedura de acero a distancia del ulterano asi que este se remitio a rematarles usando un mangual pesado de aspecto amenazador, perforando sus craneos y partiendo sus mandibulas hasta la muerte. El ulterano mataba a los animales sin un rastro de piedad, acabando rapidamente con sus vidas. Hizo girar su nueva arma en circulos mientras uno de los últimos, con el morro severamente dañado por el mordisco de la bola pinchuda, daba vueltas y dejaba que su viperina y ponzoñosa lengua se lamiera la sangre de este, pensando en como atacar al ulterano mientras este esperaba con una pose solemne, listo para atacar. Siendo un animal, no se lo pensó mucho y se abalanzó contra el albino que estaba listo para acabar con su vida. Pero algo extraño pasó. Algo placó al lagarto en el costado y le empotró contra una columna, haciendo que se quebrase del todo y que un escombro aplastara al animal. Se giró para comprobar como Giz, con gola expuesta, rugia amenazadoramente. Una risa feliz escapó de la garganta de Toima quien no tuvo el tiempo de darle las gracias al arseniano antes de que se le abalanzara otro de aquellos lagartos y atrapara su cabeza entre las cadenas, haciendo fuerza hasta decapitarle.
La voz de Toima resonó fuerte y ampliamente en los subterraneos.
-... ¡He terminado!-dijo felizmente, mientras en ese momento la muerte de Toima llegó hasta los Vlakai y los insectos que acosaban a Gael, para finalmente centrarse en las dos quimeras. Toima sacó de su arsenal un arma un poco peculiar. Dos pesadas bolas atadas por una cadena. las hizo girar por encima de su cabeza antes de lanzarlas hacia las patas de una de las quimeras, atrapandolas y derribandola en el acto, dejandola vulnerable para que los otros dos acabaran con ella.
En el arte de la violencia, Toima se creia el mejor y no tenia muchos motivos para que asi no fuera.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
28/12/12, 02:27 am
La primera misión de los cuchitrileros llegó antes de lo que esperaban. Noel estaba ansioso por llevarla a cabo y el día siguiente al incidente en Nubla se dirigieron a los subterráneos de la ciudad, lugar que la mayoría ya había frecuentado en otras ocasiones y que era donde tenían que realizar el trabajo. No parecía una tarea especialmente difícil a priori, tan sólo "limpiar" una sala de dichos subterráneos de cualquier alimañana que la habitase. Siendo un grupo bastante amplio, el draco pensó que no debería resultarles demasiado problemático. Sin embargo, Wen había insistido en acompañarles esta vez a pesar de la negativa inicial por parte de algunos de los del grupo, incluído el propio Noel, y no podía evitar sentirse preocupado. Sabía que la chica podía defenderse, al fin y al cabo el draco ejercía como su maestro principal en los entrenamientos, pero llevaba mucho menos tiempo que el resto en la ciudad y Noel tenía muy presente lo que les había sucedido a Gael, Giz, Azura y él mismo la primera vez que bajaron a las profundidades de Rocavarancolia sin la preparación que ahora tenían. <<Bueno, no creo que pase nada, esta vez vamos un buen grupo y tenemos mucha más experiencia que entonces>>, pensó el draco cuando finalmente aceptó que la británica los acompañase cuando decidieron que le cederían una parte de la recompensa.
Entraron a los subterráneos por un hueco nuevo para el grupo y Noel tomó nota de su ubicación por si le fuese útil en un futuro. Había hecho varias visitas a los hombres bestia, la única fuente de magia accesible para él sin salir de la ciudad y quizás conocer nuevas rutas podría ser de ayuda. Esta vez tenía intención de dejar a los habitantes de las profundidades tranquilos, ya que el despliegue de gritos durante el incidente de Varanubliagálago le habían proporcionado una buena cantidad de poder mágico, tanta como nunca antes había tenido en sus reservas.
Encontraron la sala que les había indicado el nigromante y nada más entrar comenzaron a despachar a las alimañas de todo tipo que pululaban por la estancia. Los primeros monstruos no les supusieron ningún problema y Noel se centró en matar a toda criatura que estaba a su alcance propinándoles hachazos lo más certeros que le resultaba posible. Su habilidad con dicha arma había aumentado considerablemente desde la primera vez que la utilizó, pero todavía se manejaba mucho mejor con la espada, por lo que había decidido llevársela también por precaución.
Las cosas comenzaron a complicarse un poco cuando la refriega atrajo la atención de alimañas más peligrosas. Noel advirtió al grupo del revuelo que se estaba formando en las galerías cercanas cuando oyó sonidos de diversas naturalezas provenientes de dichas criaturas. Pronto la estancia fue invadida por los dispares seres y se lanzaron contra el grupo con dispares objetivos. Noel vio como Gael era acosado por cientos de criaturas, quizás atraídas por la luz o el calor que emitía el fuego fatuo, que aunque no eran especialmente feroces, su elevado número era problemático. Se acercó a su amigo por los aires y lanzó plumas desde su espalda en varias direcciones tratando de ralentizar y quizás matar a algunas de esas criaturas. Sin embargo, el nigromante no es el único que está en apuros y desde su elevada posición el draco ve como Toima se enfrenta a una hilera de lagartos. Se disponía a intentar ayudarlo, descendiendo al suelo para ello, cuando un chasquido a su espalda lo obliga a dar un salto hacia un lado, cayéndose al suelo y librándose por los pelos de un mordisco. El acoso de la quimera le dificultó volver a levantarse y cuando por fin lo consiguió, se vio junto a Adara que también estaba luchando contra un ser de iguales características. El objetivo de las quimeras parecían ser las alas del draco y la ángel negro, pues los dientes de estas se cerraron incontables veces a escasos centímetros de elllas. Centrado en esquivar las arremetidas, el draco no lograba asestarles ningún golpe a los engendros. Optó por agacharse y, cuando la quimera se lanzó hacia sus alas, se levantó de golpe interponiendo la cola en el avance de la criatura. Tuvo que reprimir un grito cuando los dientes se cerraron en torno a la carne, pero no perdió ni un instante y disparó las plumas de la cola directamente a la cara de la quimera, estando algunas en el interior de su boca. La quimera emitió un chillido y reculó durante unos instantes. Durante los segundos en los que se vio libre del acoso de la criatura, Noel pudo comprobar como un grupo de vlakais estaban atacando a Wen. Giz lanzó una barrera de inercia a los murciélagos gigantes, momento que el draco aprovechó para apuntar con algunas plumas de las alas a las criaturas, que estaban bastante próximas, y así intentar atrevesar ambas al mismo tiempo con el objetivo en mente de clavar una a la otra. No pudo ver el resultado de su ataque porque la quimera volvió a la carga. Enfurecida arremetió contra Noel con violencia y lo derribó. El draco maldijo por verse de nuevo en el suelo, pero en esa ocasión fue más rápido que su atacante y desenvainó la espada, asestando un mandoble directamente a las patas de la criatura. Con ello logró desestabilizarla y pudo volver a levantarse. Mientras tanto Toima parecía haber superado a sus atacantes y asestó un golpe a la otra quimera que la hizo caer. Noel no se lo pensó un instante más y se abalanzó desde el aire sobre la criatura, todavía con la espada en la mano, y la decapitó lanzándose en picado limpiamente. Con la muerte de una de las quimeras, el draco dedicó unos instantes a curarse la cola con un hechizo de restauración. Noel sonrió con malicia mientras volvía a la carga contra las criaturas que aún quedaban con vida. Sin duda era el tipo de trabajo que le gustaba realizar.
Entraron a los subterráneos por un hueco nuevo para el grupo y Noel tomó nota de su ubicación por si le fuese útil en un futuro. Había hecho varias visitas a los hombres bestia, la única fuente de magia accesible para él sin salir de la ciudad y quizás conocer nuevas rutas podría ser de ayuda. Esta vez tenía intención de dejar a los habitantes de las profundidades tranquilos, ya que el despliegue de gritos durante el incidente de Varanubliagálago le habían proporcionado una buena cantidad de poder mágico, tanta como nunca antes había tenido en sus reservas.
Encontraron la sala que les había indicado el nigromante y nada más entrar comenzaron a despachar a las alimañas de todo tipo que pululaban por la estancia. Los primeros monstruos no les supusieron ningún problema y Noel se centró en matar a toda criatura que estaba a su alcance propinándoles hachazos lo más certeros que le resultaba posible. Su habilidad con dicha arma había aumentado considerablemente desde la primera vez que la utilizó, pero todavía se manejaba mucho mejor con la espada, por lo que había decidido llevársela también por precaución.
Las cosas comenzaron a complicarse un poco cuando la refriega atrajo la atención de alimañas más peligrosas. Noel advirtió al grupo del revuelo que se estaba formando en las galerías cercanas cuando oyó sonidos de diversas naturalezas provenientes de dichas criaturas. Pronto la estancia fue invadida por los dispares seres y se lanzaron contra el grupo con dispares objetivos. Noel vio como Gael era acosado por cientos de criaturas, quizás atraídas por la luz o el calor que emitía el fuego fatuo, que aunque no eran especialmente feroces, su elevado número era problemático. Se acercó a su amigo por los aires y lanzó plumas desde su espalda en varias direcciones tratando de ralentizar y quizás matar a algunas de esas criaturas. Sin embargo, el nigromante no es el único que está en apuros y desde su elevada posición el draco ve como Toima se enfrenta a una hilera de lagartos. Se disponía a intentar ayudarlo, descendiendo al suelo para ello, cuando un chasquido a su espalda lo obliga a dar un salto hacia un lado, cayéndose al suelo y librándose por los pelos de un mordisco. El acoso de la quimera le dificultó volver a levantarse y cuando por fin lo consiguió, se vio junto a Adara que también estaba luchando contra un ser de iguales características. El objetivo de las quimeras parecían ser las alas del draco y la ángel negro, pues los dientes de estas se cerraron incontables veces a escasos centímetros de elllas. Centrado en esquivar las arremetidas, el draco no lograba asestarles ningún golpe a los engendros. Optó por agacharse y, cuando la quimera se lanzó hacia sus alas, se levantó de golpe interponiendo la cola en el avance de la criatura. Tuvo que reprimir un grito cuando los dientes se cerraron en torno a la carne, pero no perdió ni un instante y disparó las plumas de la cola directamente a la cara de la quimera, estando algunas en el interior de su boca. La quimera emitió un chillido y reculó durante unos instantes. Durante los segundos en los que se vio libre del acoso de la criatura, Noel pudo comprobar como un grupo de vlakais estaban atacando a Wen. Giz lanzó una barrera de inercia a los murciélagos gigantes, momento que el draco aprovechó para apuntar con algunas plumas de las alas a las criaturas, que estaban bastante próximas, y así intentar atrevesar ambas al mismo tiempo con el objetivo en mente de clavar una a la otra. No pudo ver el resultado de su ataque porque la quimera volvió a la carga. Enfurecida arremetió contra Noel con violencia y lo derribó. El draco maldijo por verse de nuevo en el suelo, pero en esa ocasión fue más rápido que su atacante y desenvainó la espada, asestando un mandoble directamente a las patas de la criatura. Con ello logró desestabilizarla y pudo volver a levantarse. Mientras tanto Toima parecía haber superado a sus atacantes y asestó un golpe a la otra quimera que la hizo caer. Noel no se lo pensó un instante más y se abalanzó desde el aire sobre la criatura, todavía con la espada en la mano, y la decapitó lanzándose en picado limpiamente. Con la muerte de una de las quimeras, el draco dedicó unos instantes a curarse la cola con un hechizo de restauración. Noel sonrió con malicia mientras volvía a la carga contra las criaturas que aún quedaban con vida. Sin duda era el tipo de trabajo que le gustaba realizar.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
28/12/12, 06:41 pm
El frío de los túneles y galerías de los subterráneos volvió a chocar contra la piel del fuego fatuo, recordaba bien esa sensación. Ese aire húmedo y quieto, maloliente incluso, era igual que un mal presagio, pero hacía tiempo que se había vuelto a auto convencer de que aquellos túneles no guardaban peligros de los que no pudieran escapar de ninguna manera. El grupo había avanzado un trecho, con Gael cubriendo las espaldas vestido con el vlakai que había cazado en su última incursión por los subterráneos. Poca cuerda quedaba ya para ese cadáver, por eso mismo había decidido bajar con él, a sabiendas de que lo perdería en el primer ataque que recibieran. Hacía meses que esperaba volver allí abajo para reponerlo. No le hacía gracia volver a empezar a aprender a volar con otra criatura.
Tal como esperaba, el vlakai se quedó en el camino, antes de llegar a su destino, con el primer ataque a la retaguardia. Abandonó la criatura rápidamente y recuperó la espada que cargaba para dar una estocada al animar que devoraba su presa. A partir de ahí el camino se le hizo mucho más largo, aunque no tardaron ya en llegar. Se sentía desprotegido y levitaba con dificultad, sus llamas parpadeaban más que de costumbre, y todo por la pobre cantidad de oxígeno que había allá abajo.
Cuando el exterminio comenzó, Gael agarró con fuerza la espada. Las criaturas apenas le dieron tregua para empezar, pues decenas de pequeñas criaturas se apiñaron a su alrededor, dificultando su visión y sus movimientos. Blandió la espada intentando quitarse de encima todo aquello, pero eran escurridizos para sus movimientos y visión mermados. Incluso aquellos que se acercaban demasiado y se achicharraban encontraban remplazo, además de causar dolor al fuego fatuo tras tocarle con sus pieles frías y a veces húmedas.
Entre toda aquella maraña de criaturas de vez en cuando podía apreciar las acciones de sus compañeros. Algunos intentaron ayudarle, pero todos tenían algo entre manos. Lo que más llamó la atención del chico fueron los vlakais que bajaron volando hacia Wen, aun así. Intentando hacerse oír pidió algo de clemencia con sus cuerpos.
-¡Esos vlakais son míos!
Pero a este paso no iba ni a poder ayudar para poder reclamarlos, pues difícilmente se podía mover y apenas levitaba. De seguir así no iba ni a poder utilizar magia. Quería conjurar algo, pero las criaturas entorpecían hasta para algo así. Sus compañeros estaban matando criaturas, así que debería poder huir a refugiarse en sus cuerpos. Toima iba dejando un rastro de cadáveres, a los que huyó rápidamente el muchacho. Pero fueron tantos de golpe que de pronto se sintió perdido, había abarcado demasiado. El brillo azul de los cadáveres poseídos volvió a atraer a las criaturas, aunque esta vez no podían hacer tanto daño. Aturdido por las posesiones, Gael trataba de pensar cómo deshacerse de aquellos pequeños acosadores, hasta que alguien fue más rápido que él y los eliminó a todos. Le hubiera agradecido el gesto al ulterano, pero cuando abandonó varias posesiones para pensar más claramente se dio cuenta de que los demás estaban muy ocupados con un par de quimeras. No duraron mucho. Y después se dio cuenta de otra cosa, estaba poseyendo un par de fantásticos vlakais, entre varias pequeñas criaturas más. Soltó un coro de gritos de júbilo y se acercó a sus compañeros desechando todos los cuerpos que no le interesaban, que cayeron inertes de nuevo en mitad de su antinatural avance.
Tal como esperaba, el vlakai se quedó en el camino, antes de llegar a su destino, con el primer ataque a la retaguardia. Abandonó la criatura rápidamente y recuperó la espada que cargaba para dar una estocada al animar que devoraba su presa. A partir de ahí el camino se le hizo mucho más largo, aunque no tardaron ya en llegar. Se sentía desprotegido y levitaba con dificultad, sus llamas parpadeaban más que de costumbre, y todo por la pobre cantidad de oxígeno que había allá abajo.
Cuando el exterminio comenzó, Gael agarró con fuerza la espada. Las criaturas apenas le dieron tregua para empezar, pues decenas de pequeñas criaturas se apiñaron a su alrededor, dificultando su visión y sus movimientos. Blandió la espada intentando quitarse de encima todo aquello, pero eran escurridizos para sus movimientos y visión mermados. Incluso aquellos que se acercaban demasiado y se achicharraban encontraban remplazo, además de causar dolor al fuego fatuo tras tocarle con sus pieles frías y a veces húmedas.
Entre toda aquella maraña de criaturas de vez en cuando podía apreciar las acciones de sus compañeros. Algunos intentaron ayudarle, pero todos tenían algo entre manos. Lo que más llamó la atención del chico fueron los vlakais que bajaron volando hacia Wen, aun así. Intentando hacerse oír pidió algo de clemencia con sus cuerpos.
-¡Esos vlakais son míos!
Pero a este paso no iba ni a poder ayudar para poder reclamarlos, pues difícilmente se podía mover y apenas levitaba. De seguir así no iba ni a poder utilizar magia. Quería conjurar algo, pero las criaturas entorpecían hasta para algo así. Sus compañeros estaban matando criaturas, así que debería poder huir a refugiarse en sus cuerpos. Toima iba dejando un rastro de cadáveres, a los que huyó rápidamente el muchacho. Pero fueron tantos de golpe que de pronto se sintió perdido, había abarcado demasiado. El brillo azul de los cadáveres poseídos volvió a atraer a las criaturas, aunque esta vez no podían hacer tanto daño. Aturdido por las posesiones, Gael trataba de pensar cómo deshacerse de aquellos pequeños acosadores, hasta que alguien fue más rápido que él y los eliminó a todos. Le hubiera agradecido el gesto al ulterano, pero cuando abandonó varias posesiones para pensar más claramente se dio cuenta de que los demás estaban muy ocupados con un par de quimeras. No duraron mucho. Y después se dio cuenta de otra cosa, estaba poseyendo un par de fantásticos vlakais, entre varias pequeñas criaturas más. Soltó un coro de gritos de júbilo y se acercó a sus compañeros desechando todos los cuerpos que no le interesaban, que cayeron inertes de nuevo en mitad de su antinatural avance.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Subterráneos
28/12/12, 07:35 pm
Eso es... Sin duda, con tres cabezas distribuidas por todo su cuerpo cuadrúpedo, las cuales recuerdan a un león, una cabra y una serpiente... una quimera, no me cabe la menor duda. Ruedo hacia la derecha para esquivar su primera arremetida, pero en el salto no tuve en cuenta la cabeza de reptil, que casi logra morderme después de que no lograra pillarme el león.
Me levanto al instante y lo primero que veo es a Noel acosado por otra quimera. Al poco me separo de este y atraigo a mi agresora aparte del resto de combates. Aunque con cierta reticencia, me acaba siguiendo al ver que yo no me acerco. Por mucho que lo intenta, no le dejo ni tocarme en mi retirada estudiada, estoy esperando... ¡Ahora! La quimera se retira una distancia de mí y carga como su primer embiste, aunque esta vez con menor velocidad y fuerza. Tomando algo de carrerilla, me lanzo en un vuelo veloz hacia ella en el que acabo impactando con la parte alta el cuello de la serpiente, a la que me quedo agarrada. Al instante endurezco las alas y penetro en la parte más blanda del apéndice una, dos, tres… a la quinta logro llegar al hueso, pero el monstruo se empieza a balancear de forma violenta, saltando, corriendo de forma errática hasta que finalmente decide tirarse de costado. Antes de que esto último suceda, salto y me quedo a su lado, con la cabeza de cabra tocando el suelo delante de mío.
Cuando se levanta la criatura, estoy agarrado al lomo de la misma, justo detrás de la cabeza de cabra, pero con la serpiente inerte en el suelo y manando sangre a borbotones, el engendro no puede hace mucha cosa para sacarme de allí, así que procedo a destrozar la cabeza de cabra, la cual se balancea violentamente en un intento de alcanzarme con los cuernos. En un ataque de desesperación, el monstruo impacta de costado contra la pared, provocando que me desprenda de él y me dé un fuerte golpe contra la roca. Sin darme tiempo a recuperarme, ruedo por el suelo para esquivar un zarpazo, un pisotón y otro más. Entonces me agarro al pelaje de su cuello y me alzo con la criatura. Aún agarrada, termino con la cabeza de cabra para luego centrarme en la frontal. Monto encima del engendro bien agarrada a su pelaje y voy perforando su rostro como si mis alas fueran las agujas de un escorpión, ante lo que no puede hacer gran cosa aparte de embestir contra la pared, pero esta vez el largo pelaje me permite aguantar encima de él. Mientras estoy en esto, un objeto arrojado por Toima impacta contra el monstruo y le hace caer, quedando este tendido en el suelo, ciego, manando sangre por las tres cabezas y, en definitiva: moribundo.
Sin dejarme tiempo para rematarle, me alzo y dirijo la vista al resto de la galería. En las zonas visibles casi no veo ninguna criatura, así que termino con la quimera y me dirijo hacia mis compañeros, eliminando en el camino cualquier alimaña rezagada y aún con ganas de guerra.
—Parece que hemos acabado con la galería central –digo a mis compañeros–, pero deberíamos revisar los túneles contiguos por si queda alguna alimaña peligrosa.
Me levanto al instante y lo primero que veo es a Noel acosado por otra quimera. Al poco me separo de este y atraigo a mi agresora aparte del resto de combates. Aunque con cierta reticencia, me acaba siguiendo al ver que yo no me acerco. Por mucho que lo intenta, no le dejo ni tocarme en mi retirada estudiada, estoy esperando... ¡Ahora! La quimera se retira una distancia de mí y carga como su primer embiste, aunque esta vez con menor velocidad y fuerza. Tomando algo de carrerilla, me lanzo en un vuelo veloz hacia ella en el que acabo impactando con la parte alta el cuello de la serpiente, a la que me quedo agarrada. Al instante endurezco las alas y penetro en la parte más blanda del apéndice una, dos, tres… a la quinta logro llegar al hueso, pero el monstruo se empieza a balancear de forma violenta, saltando, corriendo de forma errática hasta que finalmente decide tirarse de costado. Antes de que esto último suceda, salto y me quedo a su lado, con la cabeza de cabra tocando el suelo delante de mío.
Cuando se levanta la criatura, estoy agarrado al lomo de la misma, justo detrás de la cabeza de cabra, pero con la serpiente inerte en el suelo y manando sangre a borbotones, el engendro no puede hace mucha cosa para sacarme de allí, así que procedo a destrozar la cabeza de cabra, la cual se balancea violentamente en un intento de alcanzarme con los cuernos. En un ataque de desesperación, el monstruo impacta de costado contra la pared, provocando que me desprenda de él y me dé un fuerte golpe contra la roca. Sin darme tiempo a recuperarme, ruedo por el suelo para esquivar un zarpazo, un pisotón y otro más. Entonces me agarro al pelaje de su cuello y me alzo con la criatura. Aún agarrada, termino con la cabeza de cabra para luego centrarme en la frontal. Monto encima del engendro bien agarrada a su pelaje y voy perforando su rostro como si mis alas fueran las agujas de un escorpión, ante lo que no puede hacer gran cosa aparte de embestir contra la pared, pero esta vez el largo pelaje me permite aguantar encima de él. Mientras estoy en esto, un objeto arrojado por Toima impacta contra el monstruo y le hace caer, quedando este tendido en el suelo, ciego, manando sangre por las tres cabezas y, en definitiva: moribundo.
Sin dejarme tiempo para rematarle, me alzo y dirijo la vista al resto de la galería. En las zonas visibles casi no veo ninguna criatura, así que termino con la quimera y me dirijo hacia mis compañeros, eliminando en el camino cualquier alimaña rezagada y aún con ganas de guerra.
—Parece que hemos acabado con la galería central –digo a mis compañeros–, pero deberíamos revisar los túneles contiguos por si queda alguna alimaña peligrosa.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Subterráneos
28/12/12, 09:12 pm
O algo pesado se acerca o el túnel tiene vida propia, pero el suelo tiembla más y más según me adentro en el pasaje. Y no voy mal encaminado pues parece ruido de patas a gran velocidad, aunque los golpes no son pesados. ¿Algún gusano? Empiezo a pensar estrategias para enfrentarme a algo así, mosqueado por la imposibilidad de desangrarle, pero lo siguiente que escucho me saca de mis pensamientos: lo que sea, está hablando. Murmurando. Logro distinguir varias voces todas a la vez pero sin identificar palabra alguna.
Y por fin, nos vemos. O por desgracia, mejor dicho. <<Qué demonios eres>> Ahí tenemos las patas, una decena en concreto que usa para caminar, aunque no las usa todas. Es esquelética, de piel rosácea y las manos finalizan en apéndices <<Mira, al final algo de gusanos sí que había>> me permito reír mentalmente.
Las nueve voces provienen de nueve cabezas, con sus nueve cuellos, ¿elásticos? Daría asco el mero movimiento de su cuerpo de no estar entrenado. Pero lo peor es lo que descubro luego: también hacen magia. Justo cuando callan, siento un par de olas de energía hacia mí, sin duda dañinas, así que rápidamente retrocedo un par de metros y levanto el escudo mágico para evitar lo que sea que haya lanzado, aunque noto calor a mi alrededor y le miro furioso.
<<Si no lanzase hechizos, le dejaría inválido y luego seguiría hacia arriba pero... A por las cabezas y cuidado con los mordiscos y las manos, que a saber qué son las cosas esas>> Así pues vuelvo a por la magia negra, pero esta vez elijo el relámpago, para dirigirlo con mayor precisión a la base de los cuellos, y seguidamente me lanzo a por las patas delanteras dispuesto a cercenarlas con mis dagas llameantes. <<Y si prende entero, que arda>>
Y por fin, nos vemos. O por desgracia, mejor dicho. <<Qué demonios eres>> Ahí tenemos las patas, una decena en concreto que usa para caminar, aunque no las usa todas. Es esquelética, de piel rosácea y las manos finalizan en apéndices <<Mira, al final algo de gusanos sí que había>> me permito reír mentalmente.
Las nueve voces provienen de nueve cabezas, con sus nueve cuellos, ¿elásticos? Daría asco el mero movimiento de su cuerpo de no estar entrenado. Pero lo peor es lo que descubro luego: también hacen magia. Justo cuando callan, siento un par de olas de energía hacia mí, sin duda dañinas, así que rápidamente retrocedo un par de metros y levanto el escudo mágico para evitar lo que sea que haya lanzado, aunque noto calor a mi alrededor y le miro furioso.
<<Si no lanzase hechizos, le dejaría inválido y luego seguiría hacia arriba pero... A por las cabezas y cuidado con los mordiscos y las manos, que a saber qué son las cosas esas>> Así pues vuelvo a por la magia negra, pero esta vez elijo el relámpago, para dirigirlo con mayor precisión a la base de los cuellos, y seguidamente me lanzo a por las patas delanteras dispuesto a cercenarlas con mis dagas llameantes. <<Y si prende entero, que arda>>
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Subterráneos
29/12/12, 02:24 am
Un contundente hechizo escudo bloquea el relámpago de Jack. La piel del engendro es demasiado húmeda como para que las llamas prendan eficazmente, pero las dagas sí cumplen eficazmente con su objetivo de cercenar las patas delanteras. Los "dedos" con forma de lombriz cargaban la mayor parte del rápido ritmo de lanzamiento de hechizos al ser visiblemente más rápidos y elásticos que unos articulados; razón por la cual Jack gana unos valiosos segundos de indefensión en el tiempo en que el poseído múltiple tarda en trasladar el control de los hechizos a un par de patas más atrás, y en curarse precariamente los muñones.
La temperatura del subterráneo aumenta bruscamente fruto de la dispersión de los hechizos frustrados. El engendro ejecuta un par de campos de fuerza instantáneos, que hacen descender una lluvia de escombros sobre el pasadizo, escombros que luego se encarga de disparar hacia Jack con la fuerza de múltiples hechizos de impacto. Gracias a la falta de un par de sus miembros, ahora los hechizos son algo menos y más lentos.
[EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO...]
Las pocas alimañas que quedan se escurren como cucarachas por todas las grietas que encuentran, y el subterráneo queda momentáneamente desierto, siendo "momentáneamente" la palabra clave.
Un repentino terremoto sacude las paredes de la amplia estancia, y una de ellas no tarda en irse abajo. De ella emerge una nueva cohorte de seres, esta vez más grandes y problemáticos. Entre la marabunta se encuentran hombres bestia mezclados con poseídos, indicando que tal vez el propietario del encargo no es el primer nigromante en trajinar por esa zona. Los poseídos escupen feroces secuencias de sílabas, en ocasiones entorpeciendo a sus propios congéneres en sus hechizos: su principal estrategia, si es que tienen una, parece ser distraer a los lanzadores de magia con derrumbes de partes del subterráneo que atenten contra sus vidas, para así evitar que cubran a sus compañeros. Se ensañan especialmente con Gael: es un contrincante de posesión al fin y al cabo; y más tarde con Giz al ver que es el hechicero más activo.
Por su parte, todo un circo de animales quiméricos acompaña a los humanoides, una serie de animales que parecen salidos de la imaginación de un demente. Una decena de cánidos semejantes a zorros famélicos, con unos colmillos del tamaño de una mano extendida y casi de la altura de Giz, se apresuran a abalanzarse todos a una sobre Toima, dispuestos a arrancar de sus cuencas los delicados ojos que hay bajo su armadura. De momento, lo que logran es depositar profundos zarpazos sobre la cara del ulterano y feroces mordiscos sobre su pelo, al que intuyen lleno de vida, tratando de arrancarlo de cuajo.
Del boquete emerge una figura más imponente. Acaban de perturbar la zona de caza de un depredador relevante, y a éste no le ha hecho ninguna gracia.
Los cosechados tienen ante sí, pues, nada más y nada menos que a un dragón. No una criatura pura, por supuesto, sino a un sucedáneo, obtenido tratando de mantener la pureza de sus genes cruzando a sus antepasados con lagartos de considerable envergadura. El resultado es una criatura blancuzca, cuya cabeza llega hasta el considerable en altura techo de los subterráneos, con seis patas ya que las alas se han convertido también en apéndices con garras.
Este dragón está ciego, pero posee mecanismos de detección similares a los de Toima. La pestilencia que emana de su aliento no indica sólo que su dieta no es muy discrminatoria, sino que es un foco de infecciones bizarras andante.
El dragón emite un bramido estremecedor que hace temblar los cimientos del subterráneo, y seguidamente hace un barrido con la cola con el objetivo de llevarse a Wen, que sigue en forma de serpiente, por delante. De un mordisco también agarra por una de las alas a Adara.
La temperatura del subterráneo aumenta bruscamente fruto de la dispersión de los hechizos frustrados. El engendro ejecuta un par de campos de fuerza instantáneos, que hacen descender una lluvia de escombros sobre el pasadizo, escombros que luego se encarga de disparar hacia Jack con la fuerza de múltiples hechizos de impacto. Gracias a la falta de un par de sus miembros, ahora los hechizos son algo menos y más lentos.
[EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO...]
Las pocas alimañas que quedan se escurren como cucarachas por todas las grietas que encuentran, y el subterráneo queda momentáneamente desierto, siendo "momentáneamente" la palabra clave.
Un repentino terremoto sacude las paredes de la amplia estancia, y una de ellas no tarda en irse abajo. De ella emerge una nueva cohorte de seres, esta vez más grandes y problemáticos. Entre la marabunta se encuentran hombres bestia mezclados con poseídos, indicando que tal vez el propietario del encargo no es el primer nigromante en trajinar por esa zona. Los poseídos escupen feroces secuencias de sílabas, en ocasiones entorpeciendo a sus propios congéneres en sus hechizos: su principal estrategia, si es que tienen una, parece ser distraer a los lanzadores de magia con derrumbes de partes del subterráneo que atenten contra sus vidas, para así evitar que cubran a sus compañeros. Se ensañan especialmente con Gael: es un contrincante de posesión al fin y al cabo; y más tarde con Giz al ver que es el hechicero más activo.
Por su parte, todo un circo de animales quiméricos acompaña a los humanoides, una serie de animales que parecen salidos de la imaginación de un demente. Una decena de cánidos semejantes a zorros famélicos, con unos colmillos del tamaño de una mano extendida y casi de la altura de Giz, se apresuran a abalanzarse todos a una sobre Toima, dispuestos a arrancar de sus cuencas los delicados ojos que hay bajo su armadura. De momento, lo que logran es depositar profundos zarpazos sobre la cara del ulterano y feroces mordiscos sobre su pelo, al que intuyen lleno de vida, tratando de arrancarlo de cuajo.
Del boquete emerge una figura más imponente. Acaban de perturbar la zona de caza de un depredador relevante, y a éste no le ha hecho ninguna gracia.
Los cosechados tienen ante sí, pues, nada más y nada menos que a un dragón. No una criatura pura, por supuesto, sino a un sucedáneo, obtenido tratando de mantener la pureza de sus genes cruzando a sus antepasados con lagartos de considerable envergadura. El resultado es una criatura blancuzca, cuya cabeza llega hasta el considerable en altura techo de los subterráneos, con seis patas ya que las alas se han convertido también en apéndices con garras.
Este dragón está ciego, pero posee mecanismos de detección similares a los de Toima. La pestilencia que emana de su aliento no indica sólo que su dieta no es muy discrminatoria, sino que es un foco de infecciones bizarras andante.
El dragón emite un bramido estremecedor que hace temblar los cimientos del subterráneo, y seguidamente hace un barrido con la cola con el objetivo de llevarse a Wen, que sigue en forma de serpiente, por delante. De un mordisco también agarra por una de las alas a Adara.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Subterráneos
29/12/12, 05:53 pm
Tan pronto como me confío la sala se ve infestada por otro tipo de seres, más peligrosos si cabe que los anteriores… y un dragón. ¡Un dragón que ocupa casi toda la galería! Reacciono deprisa ante la nueva amenaza alzando el vuelo, pero el dragón me atrapa con sus fauces antes de que pueda llegar a levantar dos metros del suelo.
Aprieto los dientes. El ala perforada duele, duele mucho. “¡AAAGH!” Encima, el dragón me zarandea en su boca, debo salir ya de aquí, de aquí, ya… ¡Intangible, ya sé! Procedo a convocar lo mejor que puedo el hechizo y, después de unos intentos, logro al fin caer. Para evitar atravesar la roca, deshago el hechizo e intento frenar la caída con un hechizo de levitación cuando me falta poco para llegar al suelo. Evitada la caída, procedo a apartarme como pueda de la batalla para cubrirme tras mis amigos. Logro llegar perseguida por algunas criaturas, pero alguien detrás mío las despacha. Una vez estoy cubierta, procedo a curarme el ala derecha con un hechizo preventivo de curación nívea, seguido por uno de restauración para ayudar a cerrar la herida. Cuando se cierran las heridas, procedo a observar cómo está el campo y lanzarme hacia el frente más debilitado. Quiero matar a ese lagarto.
Aprieto los dientes. El ala perforada duele, duele mucho. “¡AAAGH!” Encima, el dragón me zarandea en su boca, debo salir ya de aquí, de aquí, ya… ¡Intangible, ya sé! Procedo a convocar lo mejor que puedo el hechizo y, después de unos intentos, logro al fin caer. Para evitar atravesar la roca, deshago el hechizo e intento frenar la caída con un hechizo de levitación cuando me falta poco para llegar al suelo. Evitada la caída, procedo a apartarme como pueda de la batalla para cubrirme tras mis amigos. Logro llegar perseguida por algunas criaturas, pero alguien detrás mío las despacha. Una vez estoy cubierta, procedo a curarme el ala derecha con un hechizo preventivo de curación nívea, seguido por uno de restauración para ayudar a cerrar la herida. Cuando se cierran las heridas, procedo a observar cómo está el campo y lanzarme hacia el frente más debilitado. Quiero matar a ese lagarto.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
29/12/12, 07:01 pm
Cuando las criaturas más peligrosas fueron despachadas, las pocas que quedaban comenzaron a huir y se hizo el silencio en la galería. Silencio que fue inmediatamente roto por un temblor seguido de un derrumbe que provocó que una de las paredes de la sala donde se encontraba el grupo se viniese abajo y a través de ella comenzasen a entrar una suerte de nuevas criaturas. Tras la polvareda que se formó incialmente, el draco pudo ver como toda clase de seres de dispar naturaleza se lanzaban al ataque contra ellos. Una especie de zorros extravagantes parecían haberla tomado con Toima, por lo que Noel se acercó al ulterano, con el hacha en la mano y comenzó a tratar de ayudarlo a desembarzarse de ellos. Se colocó a unos pasos del argos y clavó el hacha en la espalda de uno de los seres. Varias zarpas y dientes rozaron en varias ocasiones distintas partes de su carne, provocándole un sinfín de rasguños y alguna que otra herida leve. Otra de estas criaturas saltó hacia él y el draco interpuso su brazo cubierto de plumas duras entre los dientes de la criatura y su cabeza, logrando así minimzar los daños del mordisco. Lanzó un torrente de plumas de sus alas en varias direcciones, tratando de acertar en el máximo número de objetivos posible. El tiempo que pudo ganar lo utilizó en conjurar un campo de fuerza, asegurándose de que fuese lo suficientemente grande como para cubrirlos a todos.
El draco estaba tratando de coger por sorpresa a uno de los hombres bestia deformados cuando del boquete en la pared emergió una criatura de envergadura y apariencia bastante más problemáticas. Lo que parecía ser una especie de dragón blanco entró en la sala y Noel arrugó la nariz al llegarle el repugnante olor que despedía la criatura.
-Creo que nos ha tocado el premio gordo -comentó mientras el ser se acercaba cada vez más.
El posterior bramido que emitió el engendro blanco hizo retumbar el suelo y Noel alzó ligeramente el vuelo con las garras cubriéndole los oídos y apretando los dientes debido al estruendo ensordecedor. El gigantesco ser no dio tregua y enseguida se lanzó al ataque. El draco vio como la cola de éste se dirigía peligrosamente hacia Wen y desde su posición en medio del aire lanzó un hechizo de inmovilización hacia el apéndice en cuestión. Con el hacha nuevamente en las manos, se lanzó para descargar un corte limpio hacia la mitad de la cola del ser, donde todavía no era tan gruesa, con la intención de cortársela y así eliminar uno de los recusos del ser. Al mismo tiempo, Noel maldijo interiormente por no haberse negado más convincentemente a que la vouivre los acompañase. Estaban sin duda ante seres muy peligrosos de los cuales no se desembarazarían con facilidad. Quiso decirle a Wen que huyese de allí en cuanto pudiera, pero sabía que la sugerencia no iba a ser bien recibida. Mientras descargaba el arma contra la criatura, pudo ver que Adara había sido atrapada por las fauces del dragón. Por suerte la ángel negro actuó con rapidez y se libró de su depredador.
-¿Estás bien, Adara? -gritó Noel para hacerse oír por encima del estruendo de la refriega, utilizando por primera vez en mucho tiempo el nombre de su maestra en lugar del título que él mismo le había conferido-. Deberíamos tratar de atraer toda la atención de Malaliento hacia nosotros por ahora, los demás tienen sus propios problemas -le dijo a la ángel negro acercándose a ella.
El draco estaba tratando de coger por sorpresa a uno de los hombres bestia deformados cuando del boquete en la pared emergió una criatura de envergadura y apariencia bastante más problemáticas. Lo que parecía ser una especie de dragón blanco entró en la sala y Noel arrugó la nariz al llegarle el repugnante olor que despedía la criatura.
-Creo que nos ha tocado el premio gordo -comentó mientras el ser se acercaba cada vez más.
El posterior bramido que emitió el engendro blanco hizo retumbar el suelo y Noel alzó ligeramente el vuelo con las garras cubriéndole los oídos y apretando los dientes debido al estruendo ensordecedor. El gigantesco ser no dio tregua y enseguida se lanzó al ataque. El draco vio como la cola de éste se dirigía peligrosamente hacia Wen y desde su posición en medio del aire lanzó un hechizo de inmovilización hacia el apéndice en cuestión. Con el hacha nuevamente en las manos, se lanzó para descargar un corte limpio hacia la mitad de la cola del ser, donde todavía no era tan gruesa, con la intención de cortársela y así eliminar uno de los recusos del ser. Al mismo tiempo, Noel maldijo interiormente por no haberse negado más convincentemente a que la vouivre los acompañase. Estaban sin duda ante seres muy peligrosos de los cuales no se desembarazarían con facilidad. Quiso decirle a Wen que huyese de allí en cuanto pudiera, pero sabía que la sugerencia no iba a ser bien recibida. Mientras descargaba el arma contra la criatura, pudo ver que Adara había sido atrapada por las fauces del dragón. Por suerte la ángel negro actuó con rapidez y se libró de su depredador.
-¿Estás bien, Adara? -gritó Noel para hacerse oír por encima del estruendo de la refriega, utilizando por primera vez en mucho tiempo el nombre de su maestra en lugar del título que él mismo le había conferido-. Deberíamos tratar de atraer toda la atención de Malaliento hacia nosotros por ahora, los demás tienen sus propios problemas -le dijo a la ángel negro acercándose a ella.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
29/12/12, 09:56 pm
La galería queda en relativo silencio por unos instantes, que Gael aprovecha para recuperar la espada que blandía poco antes. Se había quedado atrapada entre una serie de cadáveres, así que volvió a su forma expuesta. La tomó con tan solo dos dedos, asqueado por los fluidos que cubrían su filo y empuñadura. Limpió rápidamente lo justo y necesario contra su ropa y regresó junto a los vlakais para evaluar sus daños. Apenas había echado un simple vistazo, y con el primer examen tuvo que conformarse, pues una pared comenzó a derrumbarse y una nueva horda de seres la atravesó. Se abalanzan sobre el grupo sin una pizca de miedo, y pronto el fuego fatuo se vio rodeado por hombres bestia que realizaban hechizos. Había claramente algo raro en ellos. No perdió tiempo y regresó a la posesión de los maltrechos cuerpos para ganar protección ante sus ataques. Pero de ese modo perdía toda su fuerza ofensiva. Trató de alzar el vuelo para observar mejor a sus atacantes, estaban totalmente descoordinados y no parecían ni saber bien qué hacían. El aprendiz de nigromante se dio cuenta enseguida de cuál era su naturaleza. Tuvo que trazar rápidamente un plan, uno de los vlakai no consiguió elevarse debido a sus alas destrozadas, y el otro no podría sostenerse mucho más.
Se dejó caer sobre sus atacantes y regresó a la forma expuesta para alzar rápidamente un escudo mágico alrededor de sí mismo. No pareció engañarlos ni por un instante retirando la posesión, localizaron el fulgor azulado enseguida. Apretando los dientes, el fuego fatuo decidió que era hora de despilfarrar magia, y comenzó a convocar una llamarada oscura. Una lengua fulgurante se materializó llevándose por delante a un pequeño grupo de bestias y calcinando sus cuerpos. Un horrible hedor a quemado inundó la galería. El instante de desconcierto causado fue vital para recuperar su espada de debajo de uno de los vlakais. La blandió entre él y las criaturas sin dejar de hilar un nuevo hechizo con la mano izquierda. La primera embestida fue acompañada de otra llama, esta vez un hechizo de menor nivel pero que también causaba quemaduras. No podía permitir que sus reservas mágicas se vieran reducidas a nada como la última vez.
Mientras clavaba, desgarraba, esquivaba y renovaba sus defensas mágicas, una nueva criatura ensombreció a todo lo que allí había. Un dragón, un verdadero dragón, pensó en un primer momento. Incluso en medio de la batalla, se imaginó poseyendo el enorme cuerpo, le encantaría quedárselo. Era blanquecino, pestilente… pero tenía varias características anómalas para su especie. Ocupado en su lucha no podía detenerse a admirar la criatura, pero se percató de que más bien parecía una quimera, y no se alegraba precisamente de la presencia de los transformados allí abajo. Por el rabillo del ojo Gael veía cómo atacaba a sus compañeros que se encontraban más cerca, y deseó poder librarse de los insistentes hombres bestia y los demás pequeños monstruos para poder ir a ayudar. Le embestían por cualquier flanco, y aunque había tomado medidas contra la magia, no podía esquivar golpes que no veía venir. Como podía, iba convocando llamas que alejaban momentáneamente a las bestias para después abrirse paso a espadazos.
Se dejó caer sobre sus atacantes y regresó a la forma expuesta para alzar rápidamente un escudo mágico alrededor de sí mismo. No pareció engañarlos ni por un instante retirando la posesión, localizaron el fulgor azulado enseguida. Apretando los dientes, el fuego fatuo decidió que era hora de despilfarrar magia, y comenzó a convocar una llamarada oscura. Una lengua fulgurante se materializó llevándose por delante a un pequeño grupo de bestias y calcinando sus cuerpos. Un horrible hedor a quemado inundó la galería. El instante de desconcierto causado fue vital para recuperar su espada de debajo de uno de los vlakais. La blandió entre él y las criaturas sin dejar de hilar un nuevo hechizo con la mano izquierda. La primera embestida fue acompañada de otra llama, esta vez un hechizo de menor nivel pero que también causaba quemaduras. No podía permitir que sus reservas mágicas se vieran reducidas a nada como la última vez.
Mientras clavaba, desgarraba, esquivaba y renovaba sus defensas mágicas, una nueva criatura ensombreció a todo lo que allí había. Un dragón, un verdadero dragón, pensó en un primer momento. Incluso en medio de la batalla, se imaginó poseyendo el enorme cuerpo, le encantaría quedárselo. Era blanquecino, pestilente… pero tenía varias características anómalas para su especie. Ocupado en su lucha no podía detenerse a admirar la criatura, pero se percató de que más bien parecía una quimera, y no se alegraba precisamente de la presencia de los transformados allí abajo. Por el rabillo del ojo Gael veía cómo atacaba a sus compañeros que se encontraban más cerca, y deseó poder librarse de los insistentes hombres bestia y los demás pequeños monstruos para poder ir a ayudar. Le embestían por cualquier flanco, y aunque había tomado medidas contra la magia, no podía esquivar golpes que no veía venir. Como podía, iba convocando llamas que alejaban momentáneamente a las bestias para después abrirse paso a espadazos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
30/12/12, 06:21 pm
Giz sintió que había desperdiciado un tiempo (y esfuerzo) valioso al cerrar una de las entradas en cuanto vio derrumbarse una pared cercana. Estaba claro que aquí los túneles no permitían el paso a las alimañas, sino que eran las propias alimañas las que los abrían para pasar.
Lo que entró por el agujero fue algo así como una gran fuente de recursos. Una fuente de recursos asesinos, puntualizando. La mayoría de esos seres apestaban a genemagia y por tanto, interesaban al asreniano. Especialmente los zorros gigantes que amenazaban a Toima y más tarde el dragón blancuzo. Sin embargo, con los primeros especímenes habían entrado unos seres humanoides que Giz no había tenido demasiado en cuenta hasta que un intenso dolor escaló su pierna y vio las rocas que aprisionaban su pie derecho. Un cosquilleo en la gola le advirtió de la naturaleza mágica de su particular cepo y de lo que vendría después. Se volvió intangible justo a tiempo de evitar un derrumbe aún más problemático que el que le había pillado el pie y se alejó cojeando a una zona alejada de bichos.
Se volvió tangible nuevamente y, tras alzar varias barreras a su alrededor, se concentró en curarse. Soltó varias maldiciones en lo que duró el conjuro para soldar los huesos y luego se incorporó con energías renovadas, gracias a los hechizos aleatorios que trataban de echar abajo sus defensas.
Sin descuidar sus defensas, se acerco al tumulto de hechiceros de cuarta y fue petrificando temporalmente a todo aquel que se le cruzaba por delante. Cuando veía que tenía suficientes para montarse su propio puestecillo de esculturas, fue desmoronando sus cabezas con hechizos de impacto, mientras dirigía con más o menos puntería algunas bolas de luz azul eléctrico contra los que intentaban aproximarse.
En un arranque de perfeccionismo, aunque sobretodo por el bienestar de sus fosas nasales, Giz barrió el olor a carne quemada producido por las llamaradas de Gael, instaurando en la zona un aroma mezcla de distintas plantas. Después conjuró varias llamas brillantes a su alrededor y silbó varias veces en dirección al fuego fatuo, que parecía tener problemas con los seres más menudos y persistentes. Con un poco de suerte, atraería a alguno de esos bichos y lo dejarían un poco más tranquilo.
Seguía esperando una oportunidad para recoger muestras, pero ya se hartaría cuando hubiera acabado todo este jaleo.
Lo que entró por el agujero fue algo así como una gran fuente de recursos. Una fuente de recursos asesinos, puntualizando. La mayoría de esos seres apestaban a genemagia y por tanto, interesaban al asreniano. Especialmente los zorros gigantes que amenazaban a Toima y más tarde el dragón blancuzo. Sin embargo, con los primeros especímenes habían entrado unos seres humanoides que Giz no había tenido demasiado en cuenta hasta que un intenso dolor escaló su pierna y vio las rocas que aprisionaban su pie derecho. Un cosquilleo en la gola le advirtió de la naturaleza mágica de su particular cepo y de lo que vendría después. Se volvió intangible justo a tiempo de evitar un derrumbe aún más problemático que el que le había pillado el pie y se alejó cojeando a una zona alejada de bichos.
Se volvió tangible nuevamente y, tras alzar varias barreras a su alrededor, se concentró en curarse. Soltó varias maldiciones en lo que duró el conjuro para soldar los huesos y luego se incorporó con energías renovadas, gracias a los hechizos aleatorios que trataban de echar abajo sus defensas.
Sin descuidar sus defensas, se acerco al tumulto de hechiceros de cuarta y fue petrificando temporalmente a todo aquel que se le cruzaba por delante. Cuando veía que tenía suficientes para montarse su propio puestecillo de esculturas, fue desmoronando sus cabezas con hechizos de impacto, mientras dirigía con más o menos puntería algunas bolas de luz azul eléctrico contra los que intentaban aproximarse.
En un arranque de perfeccionismo, aunque sobretodo por el bienestar de sus fosas nasales, Giz barrió el olor a carne quemada producido por las llamaradas de Gael, instaurando en la zona un aroma mezcla de distintas plantas. Después conjuró varias llamas brillantes a su alrededor y silbó varias veces en dirección al fuego fatuo, que parecía tener problemas con los seres más menudos y persistentes. Con un poco de suerte, atraería a alguno de esos bichos y lo dejarían un poco más tranquilo.
Seguía esperando una oportunidad para recoger muestras, pero ya se hartaría cuando hubiera acabado todo este jaleo.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Subterráneos
31/12/12, 06:47 pm
El dragón deja de sentir de pronto la presencia de Adara, no sólo entre sus fauces sino en toda la sala. Amaga mordiscos al azar tratando de capturar a su presa de nuevo, pero en vano. Sus intenciones frutradas, y con la cola inmovilizada por el hechizo y más tarde cercenada por la mitad, alarga uno de los largos brazos (el que en un tiempo pretérito constituía una de sus alas ahora atrofiadas) y arremete contra el siguiente objetivo volador, Noel, enviándolo contra la pared de un soberbio golpe.
Hace tiempo que sus antepasados habían ido perdiendo la resistente cota de escamas propia de los dragones debido a los sucesivos cruces, y las plumas del draco que le alcanzan abren grietas en su resbaladiza piel blanca. El hedor a quemado y posteriormente vegetal obra de Gael y Giz le confunde, y por eso la siguente embestida, que originalmente habría aplastado al draco contra la pared, va a parar en su lugar a una columnata de la sala, derrumbándola y obligando temporalmente tanto a elementos amigos como enemigos a buscar refugio.
Las alimañas se lanzan a embestir todas a la vez contra el campo de fuerza de Noel, que pronto empieza a resquebrajarse ante tantos empujes a la vez. Las que se han quedado dentro se ven en desventaja, y de los canes mutantes apenas queda media docena. Los poseídos no poseen grandes reservas de magia de por sí, y su incapacidad para colaborar les dificulta aún más la tarea. Gael y Giz han diezmado a más de un tercio de ellos y ahora se han vuelto más precavidos, bordeando en torno al campo de fuerza desde dentro esperando a que caiga para poder salir. No conocen apenas ningún hechizo de defensa y se limitan a seguir lanzando ofensivas aleatorias no ya sólo contra el fuego fatuo y el goliat, a los que ven demasiado cubiertos, sino a por los componentes más físicos de la pelea como son Wen y Toima.
Una nueva embestida del dragón acaba por destrozar dicho campo, y el animal escupe una gran oleada de saliva verde en lugar de fuego hacia los intrusos. Dicha saliva, además de oler a demonios, tiene componentes paralizantes si está el tiempo suficiente en contacto con la piel.
Viendo que llevan las de perder, buena parte de los poseídos emprenden la retirada a través del túnel por el que han venido. Los pocos cánidos que quedan siguen ahí, enloquecidos por la pelea, y muerden con ferocidad a todo aquel que se les pone a tiro.
Hace tiempo que sus antepasados habían ido perdiendo la resistente cota de escamas propia de los dragones debido a los sucesivos cruces, y las plumas del draco que le alcanzan abren grietas en su resbaladiza piel blanca. El hedor a quemado y posteriormente vegetal obra de Gael y Giz le confunde, y por eso la siguente embestida, que originalmente habría aplastado al draco contra la pared, va a parar en su lugar a una columnata de la sala, derrumbándola y obligando temporalmente tanto a elementos amigos como enemigos a buscar refugio.
Las alimañas se lanzan a embestir todas a la vez contra el campo de fuerza de Noel, que pronto empieza a resquebrajarse ante tantos empujes a la vez. Las que se han quedado dentro se ven en desventaja, y de los canes mutantes apenas queda media docena. Los poseídos no poseen grandes reservas de magia de por sí, y su incapacidad para colaborar les dificulta aún más la tarea. Gael y Giz han diezmado a más de un tercio de ellos y ahora se han vuelto más precavidos, bordeando en torno al campo de fuerza desde dentro esperando a que caiga para poder salir. No conocen apenas ningún hechizo de defensa y se limitan a seguir lanzando ofensivas aleatorias no ya sólo contra el fuego fatuo y el goliat, a los que ven demasiado cubiertos, sino a por los componentes más físicos de la pelea como son Wen y Toima.
Una nueva embestida del dragón acaba por destrozar dicho campo, y el animal escupe una gran oleada de saliva verde en lugar de fuego hacia los intrusos. Dicha saliva, además de oler a demonios, tiene componentes paralizantes si está el tiempo suficiente en contacto con la piel.
Viendo que llevan las de perder, buena parte de los poseídos emprenden la retirada a través del túnel por el que han venido. Los pocos cánidos que quedan siguen ahí, enloquecidos por la pelea, y muerden con ferocidad a todo aquel que se les pone a tiro.
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